Está en la página 1de 2

El teísmo moral de Kant La entraña humanista del cristianismo

Author(s): José Gómez Caffarena, Cristiandad and Desclée de Brouwer


Source: El Ciervo, Año 33, No. 399 (MAYO 1984), p. 47
Published by: Ciervo 96, S.A.
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40811660
Accessed: 15-03-2016 04:56 UTC

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/
info/about/policies/terms.jsp

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content
in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship.
For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.

Ciervo 96, S.A. is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to El Ciervo.

http://www.jstor.org

This content downloaded from 141.218.1.105 on Tue, 15 Mar 2016 04:56:12 UTC
All use subject to JSTOR Terms and Conditions
UN AUTOR SE CONFIESA

J. Gómez Caf farena


habla de
El teísmo moral de Kant
(Ed. Cristiandad)

La entraña humanista del cristianismo


(Ed. Desclée de Brouwer)
ha sido pretendida la coincidencia de la mo.Tras echar al mundo una criatura tan osada, me
aparición de los dos libros. Pero tiene sentido queda *oguardar, con cierto susto y con modestia,
el que hable de ellos conjuntamente. Cada las relaciones de los entendidos. Reservándome, na-
uno puede leerse por sí y sin conocer el otro. Y son turalmente, el reafirmarme, rectificar o puntualizar.
verosímilmente muy diversos los mundos de lectores
***
que tendrán. Pero los dos libros tienen unas constan-
tes comunes y nadie que lea uno de ellos se extrañará
demasiado si lee también el otro; incluso lo compren- Vuelvo al tema de la articulación de mis dos li-
derá mejor. bros. La clave está expresada en el término "huma-
nista". Porque como humanista conceptúo la filoso-
Me alegro de indicar, en todo caso, una clave auto- fía de Kant. ("La fe en Dios -escribo de él en la
biográfica que ofrezco en el capítulo 13 de La entra- página 134- es, en su raíz, fe en el hombre"). Y,
ña humanista del Cristianismo: cómo me he plantea- en cuanto a mi libro sobre el Cristianismo, lo abro
do y creo haber resuelto la compatibilidad (no obvia) con un exabrupto provocadoramente humanista:
del ser creyente cristiano y filósofo. (A ninguna de "Creer o no creer en el hombre, ¿no es ésta la cues-
estas dos vertientes de mi vida podía renunciar.) Mi tión?". Me apunto, pues, a un humanismo militan-
deuda con Kant en la estructuración de la solución te e incluso me atrevo -no sin cierta ingenuidad-
es enorme. Era justo que, aunque siempre en mis a convocar a él. Es decir, a una apuesta por el hom-
otros libros me había referido a él, le dedicara un es- bre que somos y por la viabilidad de nuestro pro-
tudio expreso, centrado precisamente en su pensa- yecto solidario.
miento religioso, su "teísmo moral".
¿Es el Cristianismo como yo lo presento? Estoy,
*** desde luego, convencido de que mi interpretación
es sustancialmente adecuada; si no, no la habría es-
Con los textos kantianos ando a vueltas desde 1959, crito. Pero estoy muy lejos de dogmatizar. Así co-
poco después de comenzar mi trabajo como profesor mo -sin negarlos en modo alguno- prescindo de
de filosofía. En aquellos años menos atareados de mi commemorar sistemáticamente los dogmas cristia-
vida le pude dedicar muchos centenares de horas, a nos (y, por ello, considero mi género más filosofía
veces veranos enteros. Los resultados sólo los publi- del Cristianismo que teología sistemática), mucho
qué en forma muy parcial y provisional. En dos co- menos aún pretendo el absurdo de fabricar dogmas
yunturas más recientes (el 250 aniversario en 1974 y propios. Mis apelaciones son a la historia cristiana,
el bicentenario de la Crítica de la Razón Pura en 1981), sobre todo a la originaria, a las ciencias humanas
me forzó un poco más la demanda académica. Era ya de vez en cuando y, más que nada, a la reflexión
natural hacer el esfuerzo complementario y sacar filosófica de corte existencial, basada en mi propia
el libro. Pero reconozco que debo el impulso decisivo experiencia de hombre y de creyente.
al cariñoso aliento de algunos amigos, de los que en
otro tiempo me oyeron en clase. Sospecho que -según he comprobado repetida-
mente en mis contactos personales con otros cre-
Para mí era un desafío importante el encontrar yentes de hoy- lo que escribo podrá resultar para
una imagen unitaria de Kant. Por ello, mi libro quie- muchos una interpretación particularmente válida
re ante todo serle fiel: no dar mi pensamiento a pro- y estimulante del Cristianismo que viven. Me ale-
pósito de Kant (cosa que he hecho y haré en otros graré enormemente de ello. Aspiro también a que
sitios), sino el auténtico pensamiento de Kant. Pien- esa interpretación ayude a la comprensión del Cris-
so que ha sido frecuentemente mal entendido porque tianismo por aquellos que ya no se sienten cristia-
ha sido leído con perspectivas extrañas. No sé si se- nos pero siguen valorando la aportación humanis-
rá excesiva mi presunción de haber logrado una afi- ta de la tradición de Jesús. Y aspiraría asimismo a
nidad peculiar, que me permite una mejor com- que los lectores más tradicionales comprendan que
prensión. No pretendo el absurdo de que mi libro no mi interpretación no es reduccionista y enriquezcan
tenga filtro subjetivo, sino sólo que "mi filtro" es su propia visión.
mejor, por ser más afín. Ya en lo temperamental,
me siento incluible con Kant en el tipo cosmovisio- Algo más todavía sobre esto último. Subrayar
nal que Dilthey denominó "idealismo de la libertad". la entraña humanista no es negar la entraña trascen-
Participo ulteriormente con Kant la persuación de dente. Al contrario. En la polémica entre "hori-
la relevancia de la fe. Y he aprendido de él el insusti- zontalismo" y "verticalismo" sólo acierta quien lle-
tuible papel de una "fe racional". Esto no anula ga a ser verticalista de puro horizontal y horizonta-
la distancia que nos separa, por la centralidad en mí lista de puro vertical. Con lo que, en definitiva,
de la fe cristiana. Cómo veo la relación de la fe cris- evidencia lo inadecuado de tal imagen geométrica
tiana y la fe racional, lo desarrollo en la Conclusión para expresar el sencillo símbolo de Jesús: "herma-
del libro, unas paginas (230-244) que puede ser de nos, porque hijos del mismo Padre". Pero eso, para
las más útiles a quien busque entenderme y situarme. quienes provenimos de un clima amaneradamente
El Teísmo Moral de Kant pretende, en todo caso, verticalista, es ya haber redescubierto la entraña hu-
ser una aportación objetiva a la historia del Criticis- manista del Cristianismo.

El Ciervo - 47

This content downloaded from 141.218.1.105 on Tue, 15 Mar 2016 04:56:12 UTC
All use subject to JSTOR Terms and Conditions

También podría gustarte