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Sorprende que más de 17 años después no se haya estrenado en España una película
sobre la peor masacre que sufrimos. Ni la versión oficial ni ninguna de las no oficiales
inspiró a los guionistas y directores que prefieren volver una y otra vez a 1936. El
segundo jueves de marzo de 2004 no les debe parecer suficientemente lejano.
Con lo que sí contamos es con un guion que se registró siete años antes. Supimos de él
en marzo de 2005. Pero ni llegó a película ni probablemente llegará. ¿Cómo explicar
tantas semejanzas con lo que ocurrió el 11-M? Al menos una de ellas, la segunda que les
reseño en este artículo, me parece muy inquietante.
Yallovió, pero historias como las que podrán leer a continuación jamás dejarán de
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sorprenderme.
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¿Primera coincidencia?
El 6 de marzo de 2005, el diario El Mundo publicó una información que comenzaba con
el siguiente párrafo:
“Un director de cine tiene registrado desde 1997 un guion que hoy se disputan varias
productoras y que describe un atentado con Goma 2 en la estación de Atocha, con 47
muertos y cuya autoría se atribuye en un principio a ETA”.
El once de marzo de 2004, siete años después de que se registrara ese guion en el
Registro General de la Protección Intelectual del entonces Ministerio de Educación y
Cultura, uno de los cuatro trenes de Cercanías que estallaron ese día en el Corredor del
Henares estalló en la Estación de Atocha y, como en el guion que se registró en 1997,
también, y en un principio, el gobierno de entonces culpó a la banda terrorista ETA.
Primero se nos dijo que el explosivo que habían utilizado los etarras era Titadyn, después
lo desmintieron y nos aseguraron que se trataba de la Goma 2 que un grupo de
terroristas islámicos había robado en una mina asturiana.
Nochebuena con sus familias», dijo el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes.
También en el guion de esta historia se habla de gente que viaja a Madrid en tren
para pasar la Nochebuena, y también se habla de ETA.
«Imagínate lo que pensé el día que me enteré de lo de ETA en Chamartín, y el día que oí
lo del atentado en Atocha, fue bastante fuerte», recuerda X.L.F., que aún guarda en la
memoria el momento en que se reunió con sus amigos y les dijo conmocionado: «¡Pero
si eso lo tengo escrito yo en un guion para una película!»".
Imposible no es, las casualidades existen y pueden llegar a ser muchas, más cuando se
analiza un crimen hasta la saciedad, pero, ¿no les sorprende las dos que les he reseñado,
especialmente la segunda?
No solo nos informaron de que ETA intentó atentar, también en el Corredor del Henares
y en la Navidad de 2003, en un tren que llegó a la Estación de Chamartín. Meses después
nos contaron que se evitó otro atentado de ETA, también en el Corredor del Henares,
gracias a que la Guardia Civil neutralizó en Cañaveras en la madrugada del 29 de febrero
de 2004 dos furgonetas con los explosivos que los etarras trasladaban a Madrid entrando
por Alcalá de Henares.
Por tanto, fueron dos los intentos de atentados etarras que las fuerzas de Seguridad del
Estado neutralizaron pocos meses antes del 11-M. Y, por favor, no olviden que antes de
la masacre ya habían acusado al Gobierno de Aznar de inventarse intentos de
atentados etarras en el Corredor del Henares. El 11 de marzo de 2016 lo resumí en este
artículo de aquí titulado: De las bombas que no estallaron el 11-M.
“En 2001, cinco años después de haber escrito la historia y tres antes del horror del 11-
M, a X.L.F. le ocurrió algo que ha ocurrido y seguirá ocurriendo a muchas personas: el
disco duro de su ordenador dijo basta, se escachifolló y dio lugar a que todos los
archivos que su propietario tenía guardados se volatilizaran en el aire, incluido el
guion protagonista de esta historia.
Suautor se dirigió al Registro de la Propiedad Intelectual de Barcelona para solicitar
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una
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copia del mismo «por ser un bien preciado para mí», tal y como escribió entonces
en el impreso de petición (Aquellos dos negros inviernos era, en aquel entonces, el único
guion que su autor tenía escrito y registrado).
Todo siguió su curso normal, hasta el día en que a X. le llamaron diciendo que ya podía
pasar a recoger su copia. Cuando la tuvo entre sus manos, se quedó estupefacto. Las 94
páginas del relato habían sido subrayadas por una mano desconocida. Esto, que parece
baladí, no lo es tanto si se tiene en cuenta que el acceso a los archivos del Registro de la
Propiedad Intelectual está restringido a los propios autores de las obras y a los jueces
que lo consideren necesario en el curso de una instrucción”.
En cualquier caso, ¿cómo explicarnos que el juez instructor no investigara todo lo que
rodea a un guion en el que más de siete años antes se escribió gran parte de lo que
sufrimos el segundo jueves de marzo de 2004? No solo lo que sufrimos, muy
especialmente, lo que sirvió para acusar al Gobierno de inventarse atentados de ETA
después de que se impidiera una matanza etarra en un tren que llegó en una Navidad a la
estación de Chamartín.
ETA no atentó el 11-M. Creo que ya nadie puede valorar seriamente la autoría etarra,
pero, los que no nos conformamos con la versión oficial, no debemos olvidar todo lo que
ayudó al Gobierno del PP -más allá del… ¿error? del Titadyn- a acusar a ETA y perder por
mentiroso las elecciones sin ni siquiera convocar el pacto antiterrorista. Sin duda, Aznar
quiso creer lo que más le convenía, pero fue mucho lo que le ayudó a caer en tan
funesto error y quedar como el más mentiroso y más siniestro de los presidentes.
¿Tan poco nos importa la memoria de las víctimas para no investigar todo lo que rodea al
guion que adelantó, no solo gran parte de lo que vivimos siete años después, también
mucho de lo que nos contaron?