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17 DE NOVIEMBRE DE 2020.

MENDOZA ÁLVAREZ MIGUEL ÁNGEL


DR. RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

ENSAYO: POSICIÓN ACERCA DEL ABORTO

El aborto ha sido y es un tema y un hecho, de controversia, de polémica que,


hacia nuestros días, se ha investido de importancia y trascendencia a la hora de
desarrollar las conversaciones en búsqueda de políticas de salud, de integridad
humana, de bienestar social, y de desarrollo sexual. Podemos mencionar al
respecto, una cantidad de opiniones que, a mi parecer, aúnan en la importancia y
en la relevancia que concierne a la conversación de este instante.

Para dar inicio a este texto es necesario dar pie a un par de conceptos que, para
dar una opinión, es importante que estén latentes a lo largo de nuestro análisis.

 Primero, hay que dar paso a definir la preñez: se comprende como el ciclo
evolutivo que cursa la concepción.
 Luego, hay que definir qué es la concepción: se refiere al momento preciso
en que una mujer se encuentra embarazada, es decir va a concebir.
 Por último, el aborto: se refiere a la muerte del producto de la concepción
en cualquier momento de la preñez.

Asimismo, debemos mencionar con cierta claridad, los hechos importantes de este
tema. En primer término, hay que decir que al respecto del aborto y de las
opiniones en contra, se refieren con precisión al cuidado y la protección de la vida
intrauterina, ya que esta es el principal sujeto en las hipótesis del delito que ha
sido llamado como feticidio (mismo que supone un hecho evidente: acabar con la
vida de un feto humano). Al contrario de esto, y en su contraposición,
mencionamos la idea abortista que permite ver este acto como una interrupción,
para esta idea durante las primeras semanas del embarazo el embrión o el feto no
está lo suficientemente desarrollado para equipararlo a la vida de una persona,
entonces se menciona al embrión como la etapa inicial del desarrollo de la
concepción, y este pasa a ser un feto hasta la octava semana.
17 DE NOVIEMBRE DE 2020.
MENDOZA ÁLVAREZ MIGUEL ÁNGEL
DR. RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

Para hacer más clara esta distinción podemos decir que el feto es concebido y
protegido por la ley como un humano, como una vida humana, mientras que el
embrión carece de este carácter, es solo el producto de la concepción. Entonces
podemos decir que el carácter de feto se lo brinda la visibilidad de los elementos
que componen nuestra existencia fisiológica.

Ahora, es necesario entrar a la objetividad de nuestro tema del presente escrito,


para lo cual es importante hacer alusión a la primera reflexión al respecto del
aborto: una de las opiniones que me parece más lucidas es la que promueve el
aborto como una cuestión de salud pública, sobre todo en regiones con altos
índices de pobreza, ya que en estos países la búsqueda del aborto suele
presentarse como un hecho clandestino y sin garantías, lo que por evidencia pone
en riesgo la salud de las mujeres de estas localidades. Es cierto, el aborto, en un
caso hipotético de permisión, debe promover además, íntegramente la salud de
las ciudadanas quienes obtén por llevar a cabo estas intervenciones médicas. Es
decir, el aborto debe suscitarse como una garantía a la salud que el estado debe
brindar a favor de la integridad de las mujeres quienes son depositarias de este
derecho.

Por otro lado, una de las ópticas que es importante mencionar, y al respecto de la
materia que aunamos en este escrito, se refiere al aborto como un derecho
humano a decidir sobre su maternidad y por supuesto, sobre su cuerpo, asimismo
se adjuntan a esta visión los hechos de el libre desarrollo de la sexualidad, y la
decisión sobre la salud física y mental de las mujeres. Hay que ser certeros y
precisos al momento de entrar en este debate, la idea de la maternidad si bien, en
determinado momento se correlaciona con la paternidad, el acto de parir a un ser
humano le corresponde a quien es sujeto de este hecho, a las mujeres. No
podemos intervenir en la libre decisión del cuerpo ajeno, de las decisiones ajenas,
de la vida ajena.
17 DE NOVIEMBRE DE 2020.
MENDOZA ÁLVAREZ MIGUEL ÁNGEL
DR. RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

A su vez, es inminente presentar la contraparte de estas miradas al aborto, para


ello, doy paso a los argumentos antiaborto, que si bien tienen una base religiosa,
no carecen de objetividad pues consideran que todas las vidas son sagradas y
deben ser protegidas; esto se asemeja al derecho a la vida, a la vida digna y de
calidad. Entonces los antiaborto defienden su postura mencionando que el
embrión y el feto son una vida humana, y priorizan su derecho a nacer por encima
del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Para esta idea
solo estaría permitido abortar en los supuestos de riesgo de muerte para la madre,
pero no en caso de malformaciones o de enfermedad del futuro bebé.

Después de estos comentarios, me corresponde brindar mi opinión acerca de este


tema. Pienso que, para apreciar este tema, es necesario hablar desde el punto
objetivo de los derechos, para esto pienso dar mi comentario al respecto de los
Derechos Humanos, quienes suponen que aun considerando que al feto como
persona, y por tanto buscar el reconocimiento de sus derechos, la madre tendría
en cierta circunstancia el legitimo derecho a decidir sobre su cuerpo, y sobre su
maternidad. Entonces, es necesario implementar al aborto como un hecho seguro,
de calidad y como garantía, que se fomente su uso responsable, y sobre todo, que
el camino que lleve a las mujeres a cometerlo, esté investido de educación sexual
de alta calidad. Asimismo, pienso que el realizarse este acto se debe considerar la
situación de la mujer, el tiempo de concepción, la situación integral de la mujer, y
por supuesto la práctica y clínica en que se realizará. Con estos elementos que
menciono hay que procurar delicadamente analizar los intereses, y la pretensión
para realizar el aborto, y así, crear una estadística tomando en cuenta quienes son
las más propensas a acudir, y quizá en esta parte podamos encontrar mayores
soluciones o implementaciones, según sea el resultado.

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