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Meditación: El Corazón de Cristo.

Esta meditación tiene unos puntos muy sencillos en su expresión. Contemplar al Corazón
de Cristo vuelto hacia el Padre y vuelto hacia los hombres. Y en segundo lugar, considerar
cómo está nuestro corazón vuelto hacia El Padre, hacia Cristo y hacia los hombres.

1. Corazón de Cristo vuelto hacia el Padre:


Por la sumisión de su Voluntad a la del Padre: “No se haga mi voluntad, sino la Tuya”.
Por la búsqueda de la Gloria del Padre: “Padre, yo te he glorificado sobre la
Tierra”(Jn17,4)”
Por la entrega a la misión: “He llevado a cabo la obra que me encomendaste” (Ib 4).
Por la búsqueda del agrado del Padre: “Yo siempre hago lo que es del agrado e mi Padre”
(Jn8,29).
Por un sentimiento de gratitud: “Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra”
(Lc10,21).
Por la intimidad filial de su oración: “Yo te alabo, Padre”. Y postrado en tierra oraba:
Abba, Padre”. “Cuando oréis decid así: Padre”. “En tus manos, Padre, encomiendo mi
espíritu”.

2. Corazón de Cristo vuelto hacia los hombres:


Para atraerlos a sí. “Al que venga a mí yo no lo echaré fuera” (Jn6,37).
Corazón universal: “Venid a mi todos”. A todos quiere salvar
Corazón manso y humilde: “Aprende de. mi que soy manso y humilde de corazón”
(Mt11,29).
Corazón misericordioso: “Yo tampoco te condeno”(Jn8,11). “Perdónales, Padre, porque no
saben lo que hacen” (Lc23,34).
Corazón compasivo: “Y al ver a las turbas que lo seguían tuvo compasión de ellas, porque
eran como ovejas sin pastor:(Mt9,36).
Corazón servidor: “El Hijo del hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir” (Marcos
10,45). “Y se puso a lavar los pies de los discípulos” (Jn13,5).
Corazón sacrificado: “Por ellos yo me santifico a mí mismo” (Jn17,19). “Tomas y comed,
tomar y bebed, esto es mi cuerpo... tomad y bebed esta es mi sangre derramada por
muchos” (Mt26,26-28).
Corazón que vino del cielo para quedarse con nosotros: “Me voy y vuelvo a vosotros  a
prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para
que donde estoy yo estéis también vosotros” (Jn14,3-4).
Corazón de hermano, de Padre, de amigo, de médico, de maestro. “Vosotros sois mis
amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su señor; pero os he llamado amigo”(Jn15,14-15).
Corazón de Buen Samaritano; de Cirineo
Corazón de Buen Pastor (Jn10,11-16).
Amigo de sus enemigos: “¿Amigo, a qué has venido?” (Mt 26,50).
Corazón que lloró, se entristeció, se dolió, se sintió solo, abandonado, incomprendido,
traicionado. “En aquel tiempo, aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la
ciudad, lloró sobre ella” (Lc19,41). 
Corazón que no abrió la boca ante los que le acusaban, le condenaban, le crucificaban. “Y
al ser acusado por los principales sacerdotes y los ancianos, nada respondió”(Mt27,12).
“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca”(Is53,7).Corazón que se entregó porque quiso.
“Maltratado, voluntariamente se humillaba”(Is53,7). Porque amó hasta el final.(Jn13,1).
Corazón que fue todo nuestro, en todo lo que vivió, predicó, sufrió, realizó. De nada tenía
necesidad; pero quiso tener necesidad de cada uno de nosotros. ”Por amor a nosotros se
hizo pobre” (2Co8,9).

3. Así nuestro corazón tiene que estar vuelto hacia el Padre, hacia Cristo, y hacia los
hombres.
Mi corazón vuelto hacia el Padre: Su gloria, su voluntad, su agrado, mi gozo. Y por eso le
rindo adoración, obediencia, acción de gracias, servicio, respeto, confianza, temor de
ofenderle. Dios en todo: en el principio, en el medio y en el fin.

Mi corazón vuelto hacia Cristo: Centro, criterio, y modelo


Cristo, imán de mi corazón. Meta de mi carrera. Cumbre de mis aspiraciones. Cristo y yo,
fundidos en una misma personalidad; en una misma manera de ser y de existir. “Para mí el
vivir es Cristo”(Fil 1,21).
Como discípulo en la escuela del Maestro, me aplica a aprenderlo; a seguirlo de cerca; no
sólo hasta el partir del pan, sino hasta apurar el cáliz de la pasión.
Que mi vida tenga el sabor de Cristo: “Christum sapere”.
Vivir a Cristo “en salida”, en ascenso continuo. Hasta alcanzarlo a Él. “No es que ya lo
haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido
alcanzado por Cristo” (Fil3,12).

Mi corazón vuelto hacia los hombres, mis hermanos, coherederos de la Gloria que nos
espera” (Ro8,17). Vuelto hacia los demás por el amor, la caridad, la pasión por servirles, la
oración, la mano tendida, el perdón generoso, la comprensión, el apoyo, el respeto, la
alegría, la preferencia. Cuanto más se es superior, tanto más se es servidor, nos enseña
Cristo.

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