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Universales lingüísticos: evolución y tipología 10 de diciembre de 2019

Profesores Felipe Hasler y Matías Jaque

Prueba parcial

Nombre: Alejandra Decap

Puntaje: __/60

Nota: ___

Lea atentamente las siguientes preguntas y conteste de forma explícita y sucinta. Utilice
Times New Roman, tamaño 12, interlineado simple. La prueba puede contestarse en 3
páginas; procure no extenderse más allá de 7 páginas. Incluya en sus respuestas referencias
explícitas a la bibliografía leída. Cada pregunta tiene un máximo de 10 ptos.

1. Realice un contraste entre la metodología del programa de investigación


funcionalista y formalista en torno a los universales.

Un universal lingüístico es un rasgo o propiedad compartido por todas las lenguas


(Mairal, 2003). Son generalizaciones interlingüísticas que se desarrollan desde la
gramática sincrónica, pero también poseen una dimensión diacrónica. En torno a los
universales lingüísticos, pueden agruparse dos grandes metodologías de estudio,
que, si bien no constituyen campos homogéneos, pueden distinguirse en cuanto
enfoque y modelo de estudio: el formalismo y funcionalismo. Ambas responden no
solamente a los universales sino a orientaciones generales del estudio del lenguaje,
respondiendo a diversas escuelas y tradiciones teóricas (Mairal, 2003).

Para el método formalista, en términos sucintos, los universales son similitudes


constatadas en las lenguas que pueden explicarse en la medida que se explica la
capacidad cognitiva humana o el conocimiento del lenguaje mediante la
competencia lingüística*. Realiza una caracterización de relaciones formales entre
elementos gramaticales independientes de la semántica y la pragmática. Está
directamente ligado a la posición de la gramática generativista, cuyo principal
exponente es Chomsky, considerando primero que todos los seres humanos poseen
la competencia comunicativa, una característica biológica dado el desarrollo
cerebral y cognitivo de nuestra especie (Soto, 2001).

Para el método funcionalista, la forma está supeditada a la función, por lo que las
regularidades de las lenguas se desprenden de forma natural del hecho que las
lenguas son ante todo y, sobre todo, mecanismos de comunicación. Sostienen que es
imposible separar la forma del valor simbólico del lenguaje (Mendívil, 2003),
puesto que la función de trasladar/comunicar significado es la responsable de la
forma y la estructura. Para el funcionalismo no existe la autonomía que suponen los
formalistas entre gramática y actuación, ya que no existen realmente principios o
reglas puramente gramaticales.

Como puede observarse, ambos sistemas abarcan aspectos importantes del análisis
de los universales y se oponen en términos teóricos en algunos casos (Soto, 2001),
generando una tensión evolutiva entre ambos.

Si bien ambas metodologías incorporan la modalidad hipotético deductiva, los


campos de análisis son diferenciados; el formalismo enfrenta el problema con
modelos de gran abstracción, entendiendo los fenómenos del lenguaje como objetos
acotados y autónomos, analizando el lenguaje como forma de
conocimiento/cognición escindida de la actuación lingüística de los hablantes
(Mairal, 2003). En ese entendido, para el formalismo el lenguaje es un tipo de
conocimiento que constituye un sistema representacional de tipo computacional que
puede modelarse formalmente (Soto, 2001).

En tanto, el funcionalismo realiza caracterizaciones que dan cuenta del lenguaje en


uso, considerando el papel de los factores sociales y comunicativos de la lengua en
estudio; es decir, analiza el lenguaje como forma de comunicación (Mendívil,
2003).

2. Defina y ejemplifique los universales absolutos e incondicionales.

Greenberg (1996) tipifica los universales en absolutos, estadísticos, implicativos e


incondicionales. Los universales absolutos incondicionales son aquellos que se
presentan en todas las lenguas estudiadas y aparecen de forma incondicional, es
decir, no requieren de otra característica adicional para manifestarse. Se formula de
la siguiente forma: “Todas las lenguas tienen la propiedad X” (Mairal, 2003).

Los universales absolutos e incondicionales son pocos (Mairal, 2003), y podemos


ejemplificar algunos desde la fonología y la morfosintaxis. Desde la fonología,
puede afirmarse como universal absoluto incondicional que todas las lenguas tienen
vocales y consonantes, que todas las lenguas tienen consonantes oclusivas, y que
todas las lenguas tienen una vocal baja [a]. Desde la morfosintaxis, puede afirmarse
que todas las lenguas tienen nombres y verbos, y una construcción negativa (Mairal,
2003).

3. ¿Qué lugar tiene la comunicación en el desarrollo de la teoría funcionalista del


lenguaje? ¿En qué influye dicho lugar en la empresa de investigar los universales
lingüísticos?

Para el funcionalismo, abstraer el lenguaje de las funciones que este desempeña y


no considerarlo como instrumento de la comunicación, trasmisión de sentido y
significado para satisfacer fines de las relaciones humanas, resta al entendimiento
del fenómeno del lenguaje (Soto, 2001). Para el funcionalismo, las idealizaciones
del formalismo, y su escisión de forma y contenido no sirven para un análisis
científico de la lengua. Observan que es en la actuación del hablante, en el acto
comunicativo, donde se manifiestan las estructuras lingüísticas y estas se ajustan a
nuevas funciones y significaciones; es en la actuación y comunicación donde la
gramática emerge y cambia (Mairal, 2003); es en la comunicación donde el lenguaje
se adquiere, transmuta y evoluciona.

Desde la postura funcionalista se sostiene que las estructuras gramaticales están


sujetas al factor de la cognición, comunicación, al cerebro y su capacidad de
procesamiento del lenguaje, a la interacción social y la cultura, donde la semántica y
la pragmática forman un continuum. La función comunicativa del lenguaje
constituye la clave del análisis. Así, el significado forma parte de un sistema
conceptual general y no de un componente modular específico, entendiendo las
construcciones gramaticales como emparejamientos de forma y sentido desde un
status cognitivo real (Soto, 2001).

En torno a las aproximaciones que realiza el funcionalismo sobre los universales


lingüísticos, cabe destacar primero que realizan una crítica a la orientación
generativista-formal y oponen una tipológica-funcional, tomando los planteos de
Greenberg (Mairal, 2003). Greenberg establece una tipología diacrónica, factores de
comparación dinámica y analiza los mecanismos de cambio. Como método de
estudio parten de obtener un corpus de lenguas lo más grande posible, entendiendo
que es imposible abarcarlas todas (tanto por falta de información como por
extinción). Los universales entonces se extraen de expresiones concretas de las
lenguas en estudio, no los explica desde el innatismo relativo al generativismo; los
explica desde factores cognoscitivos, funcionales y pragmáticos (Mairal, 2003). La
explicación funcionalista es que los universales facilitan la recuperación del
contenido semántico a partir de la estructura sintáctica (Soto, 2001).

4. Explique la relación entre el concepto de universal lingüístico asumido por el


generativismo y el problema de la adquisición del lenguaje.

Para el generativismo, el concepto de universal lingüístico tiene directa relación con


la idea de innatismo o de la universalidad de la competencia lingüística en los seres
humanos. Dicha competencia no sería aprendida, sino que responde a una capacidad
genética. Esto significa que los universales lingüísticos para esta teoría representan
rasgos naturales del lenguaje, derivado de su dispositivo biológico y no responden a
factores culturales, sino que existen con independencia de ellos. La cognición
humana incorpora sistemas donde los universales lingüísticos son estructuras
propias de la facultad del lenguaje y cuyos principios de organización no hacen
referencia a factores externos al sistema. Esto ocurre dado que el cerebro humano
operaría con sistemas de pensamiento de dominio específico, donde el órgano
biológico específico dedicado al procesamiento del lenguaje responde de manera
independiente a la cultura, estableciendo una clara arquitectura de la cognición
(Soto, 2001).

Desde el generativismo, hablando de la capacidad innata del lenguaje, se


problematiza el proceso de adquisición de la lengua en sus aspectos fonológicos y
sintácticos, ligado al desarrollo cognitivo en la infancia, identificando un “periodo
crítico” en la ontogenia del lenguaje, relacionado a los cambios biológicos que
ocurren durante el crecimiento humano, resultado de la maduración del cerebro. Se
identifica este periodo crítico desde los 0-12 años, considerando que posterior a ello
se va debilitando paulatinamente la capacidad de adquisición de lenguas. La
gramática mental tiene directa relación con elementos genéticos: la gramática
universal (Soto, 2001).

5. Explique la prioridad del concepto de lengua-I en el enfoque chomskiano, frente a


las lenguas entendidas como códigos socialmente compartidos (lengua-E).

Para el enfoque generativista/chomskiano, el centro del análisis está enfocado en la


competencia lingüística, lengua mental o lengua I: la lengua que el hablante tiene
internalizada, con conocimiento gramatical y normas de uso (Soto, 2001). Es el
estado mental de noción que alguien alcanza y se manifiesta en su conducta
lingüística o actuación. Es una capacidad singular de la mente humana, innata.

La lengua I es el dominio y el conocimiento lingüístico humano, mientras que la


lengua E es el producto o concreción de dicho conocimiento. La gramática sería
entonces para Chomsky una teoría de la lengua I, del objeto que se investiga
(Mairal, 2003). La lengua I entonces representaría “aquellas características de la
mente/cerebro del hablante para hablar una lengua y que hacen que la estructura de
una lengua sea la que es y no otra” (Mairal, 2003). Con ello, liga la disciplina de la
lingüística y la teoría gramatical al ámbito de la psicología y biología entendiendo
que mente y cerebro son una sola cosa.

6. Indique en qué sentido puede decirse que el enfoque formalista, en particular el


defendido por Chomsky, es “modularista”. De acuerdo a lo discutido en clases,
establezca un contraste con la visión fodoriana del concepto de módulo.
La teoría de la “modularidad de la mente” responde a una noción sobre la cual el
cerebro posee un determinado número de sistemas o módulos, cada uno con sus
propiedades distintivas, y dicha relación aplicaría también para la estructura del
lenguaje. Es una facultad diferenciada que opera con sus propias pautas y reglas y
se define con principios mentales específicos (Soto, 2001). La noción de Chomsky
sobre el lenguaje podría calificarse de modularista puesto que entiende el cerebro y
la mente como una unidad, donde existe un órgano biológico específico (módulo)
dedicado al procesamiento del lenguaje, estableciendo una relación unilateral entre
lenguaje y pensamiento, distinta a la que postulan los relativistas lingüísticos.

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