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Vila Alba Ortegay Campos
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otras personas (Ávila & Toledo, 2014). Globalmente, los estudios previamente
mencionados nos llevaron a identificar algunos problemas inherentes a la
determinación del valor subjetivo de las recompensas que, en futuras
investigaciones abordaremos con preparaciones de laboratorio usando humanos,
ratas y palomas.
A continuación se describirán varias investigaciones, hechas en el laboratorio
de los autores, en las cuales se ha enfatizado a la “abstención” como un aspecto
definitorio de la conducta autocontrolada y su antónimo la impulsividad. Conforme
a la definición de “abstención”, los sujetos no eligen entre pares de recompensas
que recibirán después; por el contrario, se “abstienen” o no de emitir una conducta
consumatoria en presencia de un estímulo reforzante (ER) que tienen disponible.
Si emiten la conducta consumatoria en presencia del estímulo reforzante (ER)
muestran conducta impulsiva; por el contrario, si los sujetos no emiten la conducta
consumatoria entonces muestran conducta autocontrolada. En este contexto, el
término consumir se refiere a tomar el estímulo reforzante (ER) que está presente
y comerlo si es comestible o manipularlo si es un reforzador condicionado.
Dado que, el paradigma que se ha seguido en estos estudios se documentó
originalmente con palomas (cf. Col, Coll & Schoenfeld 1982/1990; y Coll 1983) los
primeros dos estudios que se describirán se condujeron con estos sujetos
experimentales, y un tercer estudio se condujo con humanos. Posteriormente, en
un intento por probar la generalidad entre procedimientos para estudiar el
autocontrol, se describirán dos investigaciones en las cuales se estudió la
conducta autocontrolada siguiendo la estrategia de comparar auto-reportes, con
reportes de otras personas y con tareas de ejecución.
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dispensador con alimento durante 3 s (por brevedad ER1) y este último podía
presentarse de nuevo después de que terminaba el ciclo conforme a la siguiente
contingencia. Si el sujeto se “abstenía” de consumir el ER1, el ciclo T terminaba, se
iluminaba la tecla central del panel de la caja y después de que el sujeto emitía
una operante a la tecla se presentaba el ER2 el cual podía consumir. Sin embargo,
si el sujeto intentaba consumir el ER1, se retiraba el dispensador de la cámara
experimental y al final del ciclo T se cancelaba la presentación del ER2. El criterio
para decidir si los sujetos habían o no mostrado conducta autocontrolada fue que
ganaran más del 80% de los ER2 disponibles durante cada sesión.
Cole et al., (1982/1990) sugirieron que añadir la oportunidad de emitir una
conducta incompatible con comer en presencia del ER1 podía facilitar la adquisición
de la conducta autocontrolada. Por ejemplo picar una tecla de respuesta iluminada
que se presenta al mismo tiempo que el ER1, podría ser una conducta distractora
que facilita la adquisición y el mantenimiento de la conducta autocontrolada.
Siguiendo esta sugerencia González, Ávila, Juárez y Miranda (2011) averiguaron
los efectos de introducir una tarea incompatible con comer en tres palomas
privadas de alimento y expuestas al procedimiento reportado por Cole, et al. Los
autores programaron ciclos T de 64 s conforme a los cuales se presentó un
dispensador de comida durante 3 s (ER1) dentro de cada ciclo. El dispensador
podía presentarse durante otros 3 s (ER2) después de que terminaba el ciclo T
conforme a la misma contingencia que emplearon Cole et al. Los autores
presentaron el ER1 3 s antes de que terminara el ciclo T y conforme a un diseño
ABA, programaron un cambio de color en la tecla de respuesta (por brevedad,
tecla distractora o EN) para señalar (condición A) o no señalar (condición B) las
presentaciones del ER1. Encontraron que en las dos condiciones experimentales A
el número de interrupciones al ER1 fue relativamente bajo en comparación con el
número de presentaciones del EN con al menos un picotazo (R>0); el cual fue
notablemente más alto. Los autores interpretaron este hallazgo como evidencia de
que añadir una tarea distractora; por ejemplo, picar una tecla iluminada en
presencia del ER1 facilitó la adquisición de la conducta autocontrolada de
“abstenerse” de comer grano disponible en palomas privadas de alimento. Sin
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embargo, una de las críticas a este estudio fue que quizás el ejemplo de conducta
que estaban analizando los autores no era un caso de conducta autocontrolada.
Por el contrario, su procedimiento se podía reducir a uno de entrenamiento en
automoldeamiento a picar a una tecla bajo una contingencia Pavloviana EN- ER2
(cf. Brown & Jenkins, 1968).
Para clarificar las dudas respecto a la viabilidad del procedimiento empleado
por González et al., (2011) como uno conducente a la adquisición y el
mantenimiento de la conducta autocontrolada, Ávila, Juárez y González (2012)
averiguaron la contribución del entrenamiento preliminar del picoteo a la tecla
iluminada (EN o tecla distractora) y del orden de presentación del EN a la
ocurrencia del fenomeno. Específicamente, los autores expusieron a palomas al
siguiente procedimiento. Se empleó un diseño factorial 2 x 2 en el cual el primer
factor fue el entrenamiento preliminar o ausencia del mismo a picar una tecla de
respuesta y el otro factor fue el orden de presentación de la tecla distractora
conforme a un diseño ABA o BAB similar al empleado en el estudio anterior. Se
expuso a tres palomas a cada condición experimental. La sesión experimental
consistió de 50 ciclos T de 64 s con una presentación del dispensador de comida
durante los últimos 3 s de cada ciclo (ER1). Una vez finalizado el ciclo T, se
presentaba otra vez durante 3 s el dispensador de alimento (ER2) conforme a la
misma contingencia empleada antes. Ávila et al., (2012) encontraron que el
entrenamiento preliminar facilitó la adquisición y el mantenimiento de la conducta
autocontrolada en las palomas expuestas al diseño ABA, las cuales mostraron
menor número de interrupciones al ER1 en comparación con las palomas
expuestas al diseño BAB. Para estas últimas palomas el número de interrupciones
al ER1 fue muy alto. Este último resultado se tomó como evidencia de que la
conducta autocontrolada no había ocurrido. Los autores concluyeron que, como
reportó González et al., (2011), el entrenamiento en una tarea incompatible (e,g.,
picar en una tecla iluminada) con el consumo de la recompensa esperada es
necesario para adquirir la conducta autocontrolada de “abstenerse” de consumir
una recompensa disponible. También concluyeron que la ocurrencia del picoteo a
la tecla distractora puede descartarse como el resultado de una contingencia
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Pavloviana; por el contrario, es una variable importante para la ocurrencia de la
conducta autocontrolada definida como “abstenerse” de consumir una recompensa
disponible.
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ganados por cada participante en cada sesión. Este porcentaje se conceptualizó
como un indicador de la conducta autocontrolada dado que mientras mayor el
número de ER2 ganados mayor “abstención” a interrumpir las presentaciones del
ER1 durante la sesión (e.g., Cole et al., 1982/1990). Palacios et al., (2010)
encontraron que los participantes interrumpieron más frecuentemente el ER1
conforme se alargó su duración; mostraron menos conducta autocontrolada. Por
otro lado, los participantes mostraron mayor variabilidad en su conducta de
interrumpir o no el ER1 conforme aumentó la duración del ciclo T. Los autores
sugirieron que la ocurrencia de la conducta autocontrolada puede depender de
parámetros temporales como el tiempo que un sujeto tiene que esperar para
consumir una recompensa. También concluyeron que la duración del ER1 podría
contribuir a la adquisición de la conducta autocontrolada.
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cuestionario de reporte de la conducta autocontrolada de los niños quienes
también contestaran un cuestionario de auto-reporte de su conducta
autocontrolada. La premisa que guió este método fue que tanto la ejecución de los
niños como su auto-reporte se podrían deducir del reporte de sus padres o sus
compañeros de clase, quienes son parte de su ambiente social inmediato.
Específicamente, los autores averiguaron la correlación entre la ejecución en la
tarea por computadora empleada en el estudio de Palacios et al., los auto-reportes
de la conducta autocontrolada y los reportes de los padres y compañeros sobre la
conducta autocontrolada de los niños. Ávila y Ortega encontraron correlaciones
positivas y confiables entre la opinión de los padres y la de los compañeros, tanto
respecto de la conducta autocontrolada como la conducta impulsiva de los niños.
Asimismo, se confirmó la generalidad entre especies y entre clases de
reforzadores, del procedimiento de autocontrol originalmente reportado por Cole et
al., (1982/1990) y por González, et al., (2011) con palomas y por Palacios et al.,
con humanos. Sin embargo, Ávila y Ortega también encontraron que la ejecución
de los niños en la tarea por computadora mostró una ausencia de correlación con
los auto-reportes, los reportes de los padres o de los compañeros de clase.
Estudios inéditos
Estudio 1.- Interacción entre el ambiente social y la conducta autocontrolada
En el primero de los estudios inéditos que se reportan en este capítulo
Ortega y Ávila siguieron la estrategia empleada en su estudio previo y avanzaron
en la operacionalización de la influencia del ambiente social sobre la conducta
individual siguiendo la estrategia de la sociometría. Específicamente, se pidió a
niñas que contestaran un cuestionario de auto-reporte con 23 afirmaciones de
conducta autocontrolada y 10 de conducta impulsiva (cf. Ávila & Ortega, 2012).
Posteriormente, se les pidió que indicaran de la lista de grupo el número de lista
de tres de sus compañeras con las que más le gustaba convivir (Nominaciones
Positivas) y tachar el número de lista de tres de sus compañeras con las que no le
gustaba convivir (Nominaciones Negativas). Estos datos se utilizaron para calcular
el estatus sociométrico de las niñas de la siguiente manera. Se calculó una
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dimensión de Impacto Social (IS) sumando las Nominaciones Positivas y
Negativas (NP + NN) que recibió cada niña. También se calculó una dimensión de
Preferencia Social (PS) restando las Nominaciones Negativas de las
Nominaciones Positivas (NP-NN) que recibió cada niña. Expresando ambas
dimensiones como puntajes Z en un eje de coordenadas cartesianas, se identificó
el estatus sociométrico de cada participante en popular, controversial, promedio,
ignorado o rechazado (cf. Coie, Dodge & Copotelli, 1982). Tercero, las niñas
contestaron un cuestionario de patrones de interacción social que consistió en
cinco afirmaciones de autocontrol y cinco de impulsividad tomadas al azar de las
23 afirmaciones del cuestionario de auto-reporte. Brevemente, en el extremo
izquierdo de una hoja estaban escritos los nombres y números de lista de las
participantes junto a 10 columnas numeradas consecutivamente del lado derecho.
Cada participante debía identificar a las compañeras de clase que realizaran las
conductas descritas en cada una de las diez afirmaciones y poner una marca en la
columna correspondiente a su nombre. Posteriormente, se analizaron las
frecuencias de las nominaciones que recibió cada niña en cada una de las diez
afirmaciones del Cuestionario de Patrones de Interacción Social, y se obtuvo la
sumatoria de nominaciones de conductas impulsivas y autocontroladas para cada
niña con base en el reporte de sus compañeras. En la Tabla 1 se muestran estos
datos para las niñas agrupadas en los diferentes estatus sociométricos.
Tabla 1. Medias de las nominaciones en cada una de las diez afirmaciones que obtuvieron las niñas de cada
estatus sociométrico. P= popular, R= rechazado, C= controversial, I= ignorado, M= promedio.
R5 LE RESULTA DIFÍCIL SEGUIR LAS REGLAS 6.13 16.33 9.22 6.00 7.24
R6 INTERRUMPE A LOS DEMÁS EN SUS ACTIVIDADES 6.00 11.83 7.26 3.67 5.59
R7 SE DISTRAE FÁCILMENTE DE SUS TAREAS/DEBERES 8.00 17.17 10.59 8.00 9.12
R8 NO PERMANECE QUIETA CUANDO ESTÁ SENTADA 8.13 14.00 10.30 8.67 8.24
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Se encontró que las niñas Populares y las niñas Promedio recibieron la
media de nominaciones más alta en el patrón de conducta “Trabaja para lograr
sus metas” (m= 13.60 y m= 10.59; respectivamente). Por su parte, la media de
nominaciones más alta para las participantes Rechazadas y Controversiales fue
en el patrón de conducta “Se distrae fácilmente de sus tareas/deberes” (m= 17.17,
m= 10.59, respectivamente). Con respecto a las participantes con un estatus
sociométrico de Ignoradas, a pesar de haber obtenido más nominaciones en
conductas de autocontrol, las medias de sus nominaciones son más bajas en
comparación a las calculadas para las niñas Populares, Rechazadas y
Controversiales. En resumen, se encontró que las niñas Populares obtuvieron
nominaciones opuestas a las de las participantes Rechazadas. Específicamente,
el comportamiento de las niñas Populares es percibido por su grupo social
principalmente como autocontrolado mientras que la conducta de las niñas
Rechazadas es descrita principalmente como impulsiva. Por su parte, las niñas
Promedio y las Controversiales se percibieron indistintamente como impulsivas o
autocontroladas.
Finalmente, se calculó el coeficiente de correlación de Pearson entre los
resultados del cuestionario de auto-reporte y los datos del cuestionario que
contestaron las compañeras de clase respecto de la conducta autocontrolada o
impulsiva de las participantes clasificadas conforme a su estatus sociométrico. Se
encontró para las niñas clasificadas en el estatus sociométrico Rechazados una
correlación de .87 (p<.05) entre el auto-reporte y el cuestionario de Patrones de
Interacción Social pero sólo con respecto a su conducta impulsiva. Por otro lado,
para el estatus sociométrico Controversiales y Promedio se obtuvieron
correlaciones significativas entre el auto-reporte y el cuestionario de Patrones de
Interacción Social, tanto para la conducta autocontrolada (r= .39, p<.05) como la
impulsiva (r= .49, p<.05), respectivamente.
Una conclusión parsimoniosa de este estudio es que globalmente todavía
no se encuentran correlaciones altas y estadísticamente significativas entre las
pruebas de auto-reporte y de reporte de los compañeros. Sin embargo, este
estudio ofreció algunas pistas sobre un problema intrínseco a los intentos por
10
comparar la ejecución de los sujetos o sus auto-reportes con los reportes de sus
compañeros. Esto es, tanto en el estudio de Ávila y Ortega (2012) como en el
estudio inédito previamente descrito, se adaptaron cuestionarios de auto-reporte
inspirados en definiciones de la conducta autocontrolada que muestreaban dos o
más dimensiones de la misma. Por lo tanto, los resultados parcialmente
significativos reportados en estos estudios pueden deberse a que las tareas de
ejecución muestrearon ejemplos de conducta autocontrolada fundamentalmente
diferentes de los muestreados en los cuestionarios de auto-reporte.
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cuestionario tiene un alpha de Cronbach de 0.66. Los sujetos tenían que
responder en este cuestionario de la misma manera que en el anterior.
Después de contestar los cuestionarios, se expuso a los sujetos a una
prueba de elección entre pares de recompensas que difirieron en magnitud y
demora de entrega. La tarea tuvo una duración de 15 minutos y consistió en 4
ensayos de elección forzada y 15 de elección libre. En los ensayos de elección
forzada se alternó la presentación de dos teclas de respuesta; elección inmediata,
EI y elección demorada ED. En los ensayos de elección libre ambas teclas
estaban disponibles y para la tecla EI la magnitud de la recompensa fue de 6 s y
se entregó después de una demora de 1 s. Para la tecla ED la magnitud de la
recompensa fue de 18 s de duración del video y estuvo disponible 30 s después
de que se eligió. Al inicio de los ensayos de elección libre los participantes veían el
monitor iluminado de gris con la tecla de respuesta EI a la izquierda y la tecla ED a
la derecha del mismo. Si el participante elegía la tecla EI la pantalla cambiaba de
fondo gris a fondo azul durante la demora programada y posteriormente se
presentaba el video con la magnitud programada. Una vez que terminaba el video
el monitor se iluminaba con fondo negro el cual señalaba el intervalo entre
ensayos. Por el contrario, si el sujeto elegía la tecla ED la pantalla cambiaba de
fondo gris a fondo verde durante la demora programada que terminaba con la
presentación del video con la duración especificada. Conceptualizamos este
procedimiento como uno de ensayo por ensayo y la duración de cada ensayo se
mantuvo fija en 48 s tanto para la elección de la recompensa chica e inmediata
como la recompensa grande y demorada. Así, para garantizar la misma duración
de cada ensayo de elección, en los ensayos en los cuales el sujeto eligió la
recompensa chica e inmediata se añadió el intervalo entre ensayos previamente
descrito para igualar su duración con los ensayos en los cuales se eligió la
recompensa grande y demorada.
Finalmente, se expuso a los participantes a un procedimiento de Ajuste de la
Magnitud en el cual se les presentó en el monitor de la computadora dos
cantidades de dinero, $500 disponibles inmediatamente después de su elección y
$1000 que se entregaban después de 1 mes, 3 meses, 6 meses, 1 año, 6 años y
12
12 años. La magnitud de la recompensa demorada se mantuvo fija en $1000. El
valor de la recompensa inmediata iniciaba con un valor de $500 y variaba en los
siguientes ensayos conforme a las elecciones de los participantes. Si en el primer
ensayo el participante elegía la recompensa demorada, la recompensa inmediata
incrementaba su valor a $750, de manera que en el siguiente ensayo el
participante debía elegir entre $750 inmediatos o $1000 demorados. Por el
contrario, si el participante elegía en el primer ensayo la recompensa inmediata,
esta disminuía; es decir, su siguiente elección era entre $250 inmediatos o $1000
demorados. Este procedimiento se repetía hasta que el participante realizaba seis
elecciones en cada una de las diferentes demoras y se obtenían seis puntos de
indiferencia.
El índice de autocontrol obtenido para cada participante en los dos
cuestionarios de auto-reporte y en las pruebas de ejecución se transformaron a
porcentajes para facilitar la comparación entre las pruebas. Posteriormente, se
analizó la correlación global entre las escalas y se encontró una correlación
significativa de .55 entre ambas. En la Tabla 2 se muestra un primer análisis de las
correlaciones entre la escala de elección y sus factores con las dos tareas de
ejecución.
Tabla 2. Correlaciones entre el puntaje global de la escala de Elección y sus factores con las dos tareas de
ejecución
Falta de Falta de Actuación
Dedicación Impetuoso
previsión premeditación espontánea
Tarea de
-0.040 -.425* -.387* 0.042 0.033
ejecución
Ajuste de la
.409* 0.127 0.097 .398* -0.166
Magnitud
**p<.01
*p<.05
Tabla 3. Correlaciones entre el puntaje global de la escala de Abstención y sus factores con las dos tareas de
ejecución
Conclusión de Conclusión de Conclusión de
actividades de periodos de actividades
responsabilidad espera aversivas
Tarea de ejecución 0.120 -0.303 -0.118
Ajuste de la Magnitud 0.170 0.137 0.027
**p<.01
*p<.05
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Conclusión
A los autores de este capítulo les gustaría concluir el mismo con una
descripción del enfoque conceptual que ha dirigido la investigación general en su
laboratorio y los estudios específicos que se presentaron en este manuscrito.
Parafraseando a Keller y Schoenfeld (1950) y a Schoenfeld (1993) un hecho bien
establecido en la teoría de la conducta es que gente que la rodea la conducta de
una persona se moldea a partir de su experiencia cotidiana con el ambiente físico
y la. Esta experiencia, en lugar de ser privada y subjetiva es conducta verbal y no
verbal ostensible moldeada por la sociedad y esta última interviene virtualmente
en todo lo que una persona puede aprender. La sociedad enseña a las personas a
usar sus sentidos para percibir las propiedades del mundo físico que lo rodea; le
enseña el carácter finito de los eventos físicos, el concepto de tiempo y espacio,
etc. La gente que rodea a un individuo le enseña cómo se espera que se
comporte, en qué circunstancias y porque. La persona aprende a percibirse de
maneras específicas, a asumir roles y responsabilidades sociales bien definidos.
En breve, la sociedad le enseña un lenguaje a la persona y mediante él moldea su
pensamiento, sus ideas y virtualmente todas las maneras que tiene para
interactuar consigo mismo y con el mundo físico y social que le rodea. Cada
persona desarrolla los patrones de conducta que llamamos su “personalidad” por
medio de la sociedad y con esta guía desarrolla “su conducta autocontrolada o
impulsiva”.
Conforme al enfoque previamente descrito todos los estudios presentados
en este manuscrito representan nuestros intentos por clarificar los métodos que se
han empleado en el análisis de la conducta para materializar la influencia de la
sociedad sobre la ocurrencia de la conducta autocontrolada en las personas. Así,
en nuestros estudios que siguieron la definición de conducta autocontrolada como
un caso de elección confirmamos algunos efectos y documentamos otros nuevos
con los procedimientos de descuento temporal y probabilístico del valor relativo de
recompensas. Con respecto al énfasis de este manuscrito, que fue contribuir a la
comprensión de la conducta autocontrolada como un caso de “abstención”,
demostramos la necesidad de explicitar conducta incompatible con la conducta de
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consumir un reforzador disponible (González, et al., 2011) y la necesidad del pre-
entrenamiento explícito en la emisión de esta conducta incompatible (Ávila et al.,
2012); en ambos casos sobre la ocurrencia de la conducta autocontrolada de
resistir la tentación o “abstenerse” de consumir la recompensa. Demostramos la
generalidad entre especies, de animales a humanos del paradigma básico para
estudiar conducta autocontrolada como un caso de “abstención” (Palacios et al.,
2010). Documentamos la contribución del grupo social de referencia, usando el
método de los reportes y la sociometría a la ocurrencia de la conducta
autocontrolada en sujetos individuales (Ávila & Ortega, 2012; Ortega & Ávila,
estudio inédito). Clarificamos el problema de la falta de congruencia entre los auto-
reportes, la ejecución en tareas individuales y los reportes de otras personas para
averiguar la ocurrencia de la conducta autocontrolada en sujetos individuales
(Campos, Ortega & Ávila, estudio inédito). Finalmente, encontramos que el
problema de la correspondencia o ausencia de la misma entre diferentes métodos
que se emplean para medir conducta autocontrolada se puede abordar elaborando
cuestionarios de auto-reporte, reporte o pruebas de ejecución que muestren las
mismas dimensiones específicas de la conducta autocontrolada.
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NOTAS
1.- Este manuscrito se preparó con apoyo del proyecto PAPIIT IN 303213
otorgado por la DGAPA de la UNAM al primer autor. Los autores agradecen a
Dalia Jardines por su colaboración en la revisión final del manuscrito. Los autores
pueden ser contactados en Laboratorio de Análisis Experimental de la Conducta,
Edificio C, 2do piso, cubículo C206 Facultad de Psicología Universidad Nacional
Autónoma de México. Av. Universidad 3004, México D.F, 04510 correo
electrónico: raulas@unam.mx
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