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Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien
dice, se pica, y ya no puede parar. No sé si a ustedes les ha pasado, pero a mí la mera verdad sí. Infinidad de veces. Mamá
decía que era porque yo soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela.
Dicen que Tita era tan sensible que desde que estaba en el vientre de mi bisabuela lloraba y lloraba cuando esta picaba
cebolla; su llanto era tan fuerte que Nacha, la cocinera de la casa, que era medio sorda, lo escuchaba sin esforzarse. Un día
los sollozos fueron tan fuertes que provocaron que el parto se adelantara. Y sin que mi bisabuela pudiera decir ni pío, Tita
arribó a este mundo prematuramente, sobre la mesa de la cocina, entre los olores de una sopa de fideos que estaba
cocinando, los del tomillo, el laurel, el cilantro, el de la leche hervida, el de los ajos y, por supuesto, el de la cebolla.
Este inusitado nacimiento determinó el hecho de que Tita sintiera un inmenso amor por la cocina y que la mayor parte de
su vida la pasara en ella, prácticamente desde que nació, pues cuando contaba con dos días de edad, su padre, o sea, mi
bisabuelo, murió de un infarto. A Mamá Elena, de la impresión, se le fue la leche. Como en esos tiempos no había leche
en polvo ni nada que se le pareciera, y no pudieron conseguir nodriza por ningún lado, se vieron en un verdadero lío para
calmar el hambre de la niña.
Nacha se ofreció a hacerse cargo de la alimentación de Tita. Ella se consideraba la más capacitada para «formarle el
estómago a la inocente criaturita», a pesar de que nunca se casó ni tuvo hijos. Ni siquiera sabía leer ni escribir, pero eso sí,
sobre cocina tenía tan profundos conocimientos como la que más. Mamá Elena aceptó con agrado la sugerencia, pues
bastante tenía ya con la tristeza y la enorme responsabilidad de manejar correctamente el rancho, para así poderles dar a
sus hijos la alimentación y educación que se merecían, como para encima tener que preocuparse por nutrir debidamente a
la recién nacida. Por tanto, desde ese día, Tita se mudó a la cocina y entre atoles y tés creció de lo más sana y rozagante.
[…]
Autor - Laura Esquivel
De acuerdo con el texto anterior responde las siguientes preguntas
1. ¿Cómo se llamaba la cocinera de la casa? a) Su mamá sufrió una impresión muy grande y se
a) Elena le fue la leche.
b) Nacha b) Su mamá murió a los pocos días de nacer Tita.
c) Laura c) Su mamá la rechazaba y no quiso amamantarla.
d) Tita d) Su mamá estaba muy enferma y no tenía
2. ¿Por qué Tita no recibió lactancia materna? fuerzas para amamantarla.
“Y sin que mi bisabuela pudiera decir ni pío, Tita arribó a este mundo prematuramente […]”
“Como en esos tiempos no había leche en polvo ni nada que se le pareciera, y no pudieron conseguir nodriza por
ningún lado, se vieron en un verdadero lío para calmar el hambre de la niña”.