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LOS REGÍMENES MILITARES

Las fuerzas Armadas se aliaron


con el Partido Nacional
(institución ya desvinculada de la
influencia de Tiburcio Carías
Andino) para administrar el país.
La "infiltración comunista" fue la
justificación utilizada para
derrocar al gobierno democrático.
La represión se dirigió no sólo
contra los políticos liberales sino también contra dirigentes obreros, campesinos y
estudiantiles. En el año 1965, con el propósito de proporcionarle una fachada de
legitimidad al régimen militar, se celebraron elecciones para formar la Asamblea Nacional
Constituyente, las cuales fueron calificadas como fraudulentas por la oposición. Este
cuerpo legislativo, de nuevo en elecciones de segundo grado, escogió al Coronel Oswaldo
López Arellano - previamente ascendido al generalato- como presidente de la República.
Su estilo autoritario y excluyente continuó muy presente, hasta el punto que consiguió
controlar cerca del 90 por ciento de los gobiernos locales. La oposición, en la que estaban
incluidos los dirigentes empresariales de San Pedro Sula con aspiraciones políticas e
inscritos en la corriente reformista del Partido Liberal, entabló alianzas con líderes obreros
y decretó una huelga general el18 de septiembre de 1968. El detonante fue la aprobación,
por parte del gobierno, del Protocolo de San José, que establecía un impuesto del 30 por
ciento para las importaciones de fuera del área centroamericana, Y otros impuestos
adicionales. La reacción del régimen presidido por López Arellano fue declarar ilegal la
huelga e implantar el estado de sitio por treinta días, así como la clausura temporal de dos
diarios, con lo que logró neutralizar esta inédita alianza obrero-empresarial. La ciudadanía
hondureña ha vivido bajo regímenes caudillistas y dictatoriales por más de treinta y cinco
años en el último siglo de su historia. Las fuerzas de la oligarquía criolla y de las botas
militares han sido una de las principales formas de dominio gubernamental. Antes de que el
general Tiburcio Carías Andino ganara la presidencia en 1933, pasaron varios gobernantes
de tipo caudillezco como Luis Gutiérrez (1920-24) y jefes de estado producto de golpes de
Estado, como el del General Vicente Tosta, quien entregó el poder a Miguel Paz Barahona
(1925- 1929), sucediéndole Vicente Mejía Colindres (1929- 1933). El caudillo y militar
Tiburcio Carías entregó la presidencia hasta 16 años más tarde, en 1948, cuando los
Estados Unidos “hacen entender a Tiburcio Carías que sería inútil tratar de amarrarse más
al poder utilizando métodos que hasta entonces le habían dado éxito.” [André Marcel d’
Ans, Honduras Emergencia difícil de una nación, de un Estado. Después de la dictadura del
caudillo y General Tiburcio Carías, y los golpeados gobiernos de Manuel Gálvez (1949 –
1954), depuesto antes de completar su período por su Vicepresidente, Julio Lozano Díaz, en
un “golpe de teatro”, Honduras Emergencia difícil de una nación, de un Estado. y Ramón
Villeda Morales, el 3 de octubre, 10 días antes de las nuevas elecciones presidenciales el
General Oswaldo López Arellano, da otro golpe militar, estableciendo dos períodos
continuos de gobierno militar: de 1963 a 1971 y de 1972 a 1975, con un corto intervalo
(abril de 1971- al de diciembre de 1972) cuando eligieron como Presidente “de papel” a
don Ramón Ernesto Cruz, bajo los condicionamientos militares. Ya antes, en octubre de
1956, cuando era ex Teniente Coronel de Aviación, Oswaldo López Arellano participó en
una coalición de oficiales que sacaron al presidente Julio Lozano Díaz y entregaron el
poder a una junta Todos estos golpes militares se dan con el apoyo del sector civil más
conservador, distinguiéndose el grupo que controla al Partido Nacional, fundado por el
General Tiburcio Carías en 1916, principal opositor al Partido Liberal al que pertenece el
Dr. Villeda Morales, quien es considerado un socialista por las reformas y decretos ley que
establece a favor de sectores laborales. Así se reinicia otra dictadura militar dirigida por
Oswaldo López, a quien se le obliga a salir del poder por los mismos militares el 22 de abril
de 1975 comandados por el militar de carrera, General Juan Alberto Melga. El General
Melgar es golpeado por otro de la Junta Militar el 8 de agosto de 1978. Esta vez la Jefatura
de Estado se le entrega al General Policarpo Paz García quién es luego proclamado
presidente de la República el 27 de enero de 1980. Entrega la Presidencia el 27 de enero de
1982. El próximo Golpe de Estado se da el 28 de junio del 2009, donde se establece un
gobierno cívico militar. La mayoría de oficiales militares que ocupan altos cargos de las
instituciones del Ejecutivo son oficiales en retiro o retirados y algunos profesionales civiles
educados en colegios y centros militares. El recuento anterior suma un poco más de 19
años, si contamos que lo menos que el actual gobierno de facto va a mantenerse en el poder
es de tres meses. Este tiempo, sumados a los 16 años de dictadura del General Carías
Andino, resultan 35 años de poder militar en los últimos 76 años. Esto sin contar con casi
doce años, entre 1982 y 1994, de poder militar tras el trono, después de haberse reiniciado
el período de democracia formal con la nueva Constitución y la elección del Dr. Roberto
Suazo Córdova (1982-1985), Por ejemplo, el periodo cuando el General Álvarez Martínez,
quien ocupó la de las fuerzas armadas entre 1981 y 1984. Acusado por diversas
organizaciones humanitarias de ser el responsable de más de 80 desapariciones
comprobadas y otras centenas sin pruebas concretas. Es decir que si incluimos esos doce
años de poder militar se ha tenido 47 años de poder militar. Es decir, la ciudadanía ha
vivido bajo la bota militar y el caudillismo arcaico un 62% de los últimos 76 años de vida
política. No obstante, desde 1982 se repite reiteradamente que el pueblo hondureño ama y
defiende el sistema democrático. habría que saber a cuál democracia se han referido
quienes proclaman ese apego. Al conocer quiénes lo pregonan, se puede deducir la
democracia a la cual se refieren. En el contexto político actual estas distinciones deben ser
mucho más evidentes ahora que antes del reciente golpe de Estado.

La Guerra entre Honduras y El Salvador

Hacia 1969 vivían en Honduras entre


250,000 y 300,000 salvadoreños, la
mayoría de ellos en forma ilegal. La
rígida estructura social de El Salvador, lo
reducido de su territorio, el
acaparamiento de tierras agrícolas por
parte de una élite exportadora de café,
azúcar y algodón, el carácter represivo de
los regímenes de ese país (evidenciado,
de manera dram ática, con la matanza de
miles de campesinos en 1932), la abundancia de tierras nacionales y ejida1es en Honduras
y lo escaso de su población en relación a su área, indujeron a miles de salvadoreñ05 a
dirigirse al vecino estado en busca de trabajo y tierra. Los intentos hondureños por
controlar esa corriente inmigratoria no tuvieron éxito, a pesar de los convenios firmados por
ambos países. Ante las presiones de los sectores agrarios, López Arellano optó por iniciar la
deportación masiva de aquellos que no pudieran demostrar legalmente su permanencia en
territorio nacional, así como la entrega de predios a campesinos hondureños por
nacimiento. Otro factor que coadyuvó a la creciente tensión entre las dos repúblicas fue el
hecho de que determinadas áreas de la frontera terrestre común eran reclamadas por ambas
naciones, hecho agravado por la indefinición de la línea divisoria en los llamados bolsones.
A los aspectos demográficos del conflicto bélico, además de los de tenencia de la tierra e
indefinición fronteriza, debe agregarse el hecho de que ambos países contaron con un
desigual desarrollo económico. El Salvador poseía una base industrial más desarrollada que
Honduras y un comercio bilateral favorable a su balanza de pagos. La frontera con El
Salvador defendida por la comisión de (880: y en el mapa de la derecha, las líneas de
ataque del ejército salvadoreño en) 969. Durante la guerra con Honduras: en éste se
diferencian los ataques y objetivos.

EL REFORMISMO MILITAR

En marzo de 1971 se celebraron elecciones,


en las que triunfó el candidato del Partido
Nacional, Ramón Ernesto Cruz. Las
expectativas en torno a este experimento
bipartidista pronto se vieron frustradas.
Continuaron prevaleciendo el sectarismo
político, la corrupción y un enfoque
meramente legalista de una dinámica social
cada vez más compleja, particularmente en el
mundo agrario. Fue así que, nuevamente, las
Fuerzas Armadas y su líder, López Arellano, derrocaron otro régimen constitucional el 4 de
diciembre de 1972. Pero esta vez los militares iniciaron la nueva etapa de dominio
castrense bajo una óptica reformista, impulsando la modernización de la estructura
productiva del agro y la industria. Se emitió una nueva ley de Reforma Agraria que
sustituyó a la decretada durante la administración Villeda. Se fortaleció el sector financiero
orientado a la industria y a la vivienda. Se crearon nuevas empresas. Estatales, una de ellas
encargada de la administración y de la explotación de los bosques. Pero, también debido a
los préstamos contraídos en el exterior, creció rápidamente la deuda externa; pero aun,
algunos de esos fondos no fueron canalizados hacia proyectos de envergadura (sobre todo,
a la construcción de la represa Francisco Morazán), sino que terminaron en cuentas
bancarias privadas. Los niveles de corrupción de "cuello blanco y verde" se elevaron
dramáticamente. El año 1974 fue trágico. El Huracán Fifí provocó la muerte de miles de
ciudadanos hondureños (como lo haría en 1998 el Mitch, afectando especialmente a la costa
norte). La creciente oposición de las empresas bananeras y de los terratenientes locales, así
como de un sector de las Fuerzas Armadas fue aumentando. El Proceso Democratizador.
Los Gobiernos Civiles Los comicios celebrados el día 20 de abril de 1980 fueron honestos,
pese a que a partir de julio de 1978 se habían producido una serie de cambios en las
alcaldías que habían otorgado el control del 90 por ciento de los gobiernos municipales y
Gobernaciones políticas al Partido Nacional; lo que parecía paso previo a un nuevo fraude,
fue contrarrestado por las gestiones del presidente estadounidense, el demócrata Jimmy
Cartero La "Década perdida" El resultado del voto popular favoreció al Partido Liberal vida
se impuso al miedo y a la muerte. Las elecciones de noviembre de 1989 favorecieron al
Partido Nacional, lo que reveló el cansancio y la desilusión del electorado con respecto a
los liberales, cuyas políticas sociales, concretadas en la administración Villeda, eran ya
cosa del pasado. Paradójicamente, los nacionalistas, tradicionalmente identificados con el
conservadurismo, presentaron ahora a la nación doctrinas neoliberales, cuyos efectos se
hacen sentir hasta ahora.

https://nuso.org/articulo/la-cuestion-militar-el-golpe-de-estado-en-honduras-como-desafio-
a-la-democracia-y-al-sistema-interamericano/

https://www.monografias.com/trabajos25/gobiernos-militares-honduras/gobiernos-
militares-honduras

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