INTRODUCCIÓN
valles de la costa central particularmente en
Generalmente se han empleado dos o más
medidas de control con la finalidad de manejar
las pestes (insectos, ácaros, enfermedades,
nemátodos y malezas). Los agricultores
hicieron uso de una "manejo racional'.' o de un
"manejo integrado de plagas", aun cuando no
lo llamaron así.
El término "Manejo Integrado de Plagas y
Enfermedades" (MIPE) fue usado en 1956.
Sin embargo, en la actualidad la tendencia es
incidir en el "Manejo Integrado de los
Cultivos", donde las pestes en general son
componentes de este manejo.
A inicio del siglo pasado la población humana
en el mundo no tuvo la demanda por alimentos
tal como se presenta en la actualidad. Los
rendimientos de muchos cultivos se
mantuvieron en niveles bajos; los productos de
las cosechas mayormente se emplearon para el
autoconsumo.
Las plagas fueron toleradas por métodos
naturales y culturales, a veces con el uso de
insecticidas y fungicidas naturales. Con el
incremento de la población humana,
aumentaron los requerimientos de
alimentación para una población cada vez más
creciente. Las prácticas tradicionales de
control se tornaron inadecuadas por los
modelos o patrones modernos de producción.
Las primeras técnicas empleadas para el
control de plagas y enfermedades interferían
poco con sus enemigos naturales.
Consecuentemente muchas pestes no
alcanzaron niveles severos de daños debido a
las prácticas de control natural y cultural.
El primer grupo de insecticidas fueron los
organoclorados, siendo el DDT uno de los más
conocidos y usado para combatir insectos
vectores relacionados con la salud humana.
Finalizada la segunda guerra mundial,
"organoclorados" fueron empleados para el
control de plagas agrícolas. En el Perú, estos
insecticidas se usaron a partir de 1946 en
Cañete en
cultivos como el algodonero. La aplicación de
pesticidas orgáno sintéticos, condujo a un
espectacular éxito en el control de plagas, y
fueron consideradas como la última respuesta
al manejo de plagas.
Después de algunos años de una alta
dependencia o de aplicaciones repetidas de
plaguicidas para la protección de cultivos y
animales en la costa central del Perú, algunos
efectos secundarios de la nueva tecnología de
control de plagas se tornaron evidentes. Esto
incluyó el desarrollo de resistencia a ciertos
plaguicidas, aparición de nuevas plagas y
resurgencia de poblaciones de plagas
primarias debido a la eliminación de sus
enemigos naturales por los pesticidas de
amplio espectro usados, y la contaminación
del medio ambiente con residuos de
plaguicidas cuya degradación era muy lenta.
El desastre ocurrido en los valles de la costa
central del Perú indujo a la implementación de
otras medidas de control cuya tendencia fue la
de recobrar el equilibrio ecológico en estos
valles, lo cual se había perdido por el uso
indiscriminado de estos plaguicidas orgánicos
sintéticos. Posterior al uso de estos
plaguicidas, se ha prestado considerable
atención al "manejo integrado de plagas",
luego de reconocer que el empleo de un solo
método de control, particularmente el uso de
plaguicidas es contraproducente.
Luego de la introducción del DDT, algunos
entomólogos como Ripper (1944) indicaron
que los insecticidas podrían también matar
enemigos naturales y resultar en la resurgencia
de las poblaciones plagas. Más tarde Carson
(1962), enfocó su atención y en se acepta que
el concepto de manejo integrado está
involucrado dentro de un concepto más amplio
que es el manejo del cultivo.
 FASES DE LA PROTECCION DE CULTIVOS EN
ELPERU
El desarrollo y modernización de la
agricultura ha llevado consigo que los
métodos de protección igualmente cambien,
habiendo conducido finalmente durante este
proceso histórico, al desarrollo e
implementación del "M I P E".
Smith (1969), clasificó la protección de
cultivos agrícolas del algodón, en cinco
fases, las que a su vez son aplicables a otros
cultivos como los frutales en general, caña
de azúcar, etc. Más recientemente con otros
cultivos como el espárrago, por ejemplo.
I Fase de subsistencia. -
El cultivo generalmente corresponde a una
agricultura de subsistencia, esto es
minifundios agrícolas tanto de la costa,
sierra como de la selva peruana.
Los pequeños agricultores generalmente no
usan insumos modernos tales como
fertilizantes (usan materia orgánica siempre
y cuando esté disponible), pesticidas
sintéticos, variedades mejoradas (por lo
general seleccionan su mejor semilla de su
propio campo) y el cultivo es bajo secano
en la mayoría de casos, tal como ocurre
especialmente en los andes peruanos.
Los rendimientos son bajos y no forman
parte del mercado de exportación, sino
que se consume en forma local. No existe
un programa organizado para la protección
de cultivos.
La protección descansa en el empleo de
variedades nativas, prácticas culturales
tradicionales que no interfieren con el
control biológico natural Sólo
ocasionalmente se emplean plaguicidas. Es
frecuente observar el desarrollo de
policultivos.
En el área andina es común observar
agricultores que en pequeñas parcelas
siembran en forma asociada o intercalada
papa,
haba, maíz, arveja, etc.
Similar tendencia se observa en áreas
agrícolas de la selva peruana. En la costa
las áreas son relativamente mayores y parte
del producto cosechado es empleado para el
autoconsumo y otra parte para el mercado
local.
II Fase de explotación. -
Los programas de protección de cultivos se
desarrollan para proteger nuevas áreas,
nuevas variedades o mercados. En resumen,
se introduce en gran escala nueva
tecnología e insumos modernos. Las nuevas
variedades, elementos centrales del cambio,
rinden mejor que las nativas, sin embargo,
frecuentemente son de menor resistencia a
plagas y enfermedades.
Los agricultores invierten en fertilizantes y
plaguicidas para que las nuevas variedades
expresen su potencial genético. Los
rendimientos se incrementan en forma
espectacular y los productos cosechados
son vendidos en el mercado nacional e
internacional. La irrigación y siembra
continua frecuentemente acompañan a ésta.
Casi siempre los pesticidas llegan a ser los
principales elementos usados por los
agricultores para controlar las plagas.
Estos se usan de manera intensiva, con
frecuencia en forma calendarizada o como
tratamientos preventivos sin importar si la
plaga está o no presente.
Se da mayor énfasis a los monocultivos. El
primer ejemplo de monocultivo en la costa
peruana fue el algodonero en algunos valles
de la costa en los primeros 50 años del siglo
pasado. En los últimos años se han
generado cultivos hortícolas nuevos como
el espárrago, alcachofa, pimiento piquillo,
páprika, otros pimientos, cebolla dulce, etc.
En el caso de frutales se están sembrando
áreas cada vez mayores de tangelos, palto
Hass y se tratan de introducir algunos de
ellos hacia ecosistemas nuevos como es el
caso de la alcachofa sin espinas a valles de
la sierra peruana. Todos ellos con fines de
exportación hacia mercados internacionales
muy exigentes en cuanto se refiere a la
calidad desde el punto de vista sanitario.
Es ampliamente conocido en el caso del
espárrago que Prodiplosis longifila, es una
de las plagas claves de este cultivo, que no
se presenta en otro país del mundo y que en
nuestro medio se ha adaptado muy bien a
todas las variedades de espárrago
sembrados en todos los valles de la costa
peruana. Otros insectos como Copitarsia
decolora, Heliothis virescens entre otros
lepidópteros, infestan severamente a este
cultivo, siendo motivo de aplicaciones cada
vez más frecuentes de plaguicidas para su
control.
III Fase de crisis. -
Después de varios años en la fase de
explotación y uso masivo de plaguicidas, se
presentan diferentes situaciones.
Se requieren aplicaciones más frecuentes,
siendo necesarias dosis más altas para
mantener un control efectivo. La excesiva
dependencia de los plaguicidas produce
efectos
secundarios indeseables. Aparecen biotipos
de insectos tolerantes o resistentes a los
insecticidas.
La destrucción de los enemigos naturales
resulta en rápidos rebrotes de plagas. Tanto
las especies que requieren aplicaciones
como las que anteriormente no eran
importantes necesitan tratamientos
frecuentes. Los costos de fitoprotección
suben tan drásticamente que el agricultor
presiente que su bienestar está en peligro.
Recientemente algunos cultivos de
exportación como el pimiento piquillo y la
páprika, se están efectuando aplicaciones de
plaguicidas con una mayor frecuencia para
el control de algunas plagas como Heliothis
virescens, que solo bajo ciertas
circunstancias adquiere importancia en
algunas zonas algodoneras del país.
Se desarrollan otros problemas tales como
la degradación ambiental al producirse
daños a la flora y fauna. Ocasiona la
aparición de plagas en cultivos no tratados
y la producción puede estar amenazada. La
ganadería puede ser afectada, se produce la
reducción de peces y otros crustáceos en
ríos y lagos. En algunos ríos de la costa
peruana se ha producido una drástica
reducción de peces y batracios como
consecuencia de la contaminación química
de los mismos. Surgen problemas de
envenenamiento en humanos.
IV Fase de desastre. –
El uso de plaguicidas aumenta los costos de
producción hasta el punto de que el cultivo
no puede crecer ni comercializarse. Las
aplicaciones repetidas de pesticidas, y con
frecuencia cuando se combinan, producen
cosechas inaceptables para los procesadores
o el mercado. Los problemas económicos
enfrentados por los agricultores, o los
extensos problemas sociales, llegan a ser
tan severos que se hace imposible
continuar la producción del cultivo
con las técnicas actuales que resultan
inoperantes.
Esta fase se presentó en la década del 40 y
parte del 50 del siglo pasado en el cultivo
del algodonero en algunos valles de la costa
central del Perú.
La siembra de tomate en el valle de lea y
áreas aledañas es otra muestra de la alta
dependencia de plaguicidas para el control
de plagas. Las condiciones c1imáticas
prevalecientes (fenómeno el Niño) entre
1997 y 1998 determinaron que algunos
insectos tales como Euschistus convergens,
Prodiplosis longifila, Tuta absoluta,
Pseudoplusia includens, etc., adquirieran la
categoría de plagas claves causando severos
daños de forma tal de que el cultivo se
tornó antieconómico, Esto se agravó debido
a la presencia de la "mosca blanca" Bemisia
argentifolii, que además de causar daños
directos; así como el desarrollo del hongo
de la fumagina se convirtió en el transmisor
de una enfermedad virosica que determinó
que no se pudiese cultivar tomate durante
todo el año en lea a pesar de las excelentes
condiciones para este cultivo. En la
actualidad sólo se puede sembrar entre el
invierno y la primavera o bajo condiciones
de invernadero.
La alta infestación por estas plagas se debió
sobre todo al excesivo uso de mezclas de
insecticidas órgano fosforados, la
aplicación tipo Calendario, y al
desconocimiento del empleo de plaguicidas
desde un punto de vista selectivo tal como
se indica en el manejo integrado de
cultivos.
A inicios de este siglo en la irrigación
Chavimochic, debido al uso masivo de
plaguicidas, especialmente del metamidofos
en el cultivo de espárrago para el control de
Prodiplosis longifila y larvas del follaje, se
produjo una alta infestación por la mosca
blanca Bemisia argentifolii la que no pudo
ser controlada con diversas prácticas
incluidas el control químico y biológico.
Solamente un cambio drástico en las
condiciones ambientales y en el
pensamiento de los agricultores determinó
que esta plaga retornara a la categoría de
potencial.
V Fase de Manejo Integrado. -
Los programas de control de plagas se
diseñan para aprovechar los factores
ecológicos y la compatibilidad de las
medidas de control. Ayudas sofisticadas
como computadoras y sistemas de muestreo
en el campo auxilian al agricultor, técnico o
profesional en protección de cultivos en la
toma de decisiones.
Los países en desarrollo que están
implantando o revisando los esquemas de
protección de cultivos, se benefician de los
errores de otros y adoptan diferentes
conceptos de manejo de plagas con el fin de
evitar problemas de control que con toda
seguridad se presentan. En el Perú luego de
las experiencias anteriormente señaladas se
orientó hacia el manejo integrado de plagas
tal como ocurrió con el algodonero a partir
de 1956. Luego de los desastres en el caso
del tomate en lea, en la actualidad solo se
cultiva entre el invierno y la primavera. En
el caso de Chavimochic determinó que se
intentara desarrollar un programa de
MIPE, sin tomar en cuenta al cultivo.
CONCEPTOS DE MANEJO
INTEGRADO DE PLAGAS Y
ENFERMEDADES
El manejo de plagas, especialmente de
insectos y enfermedades, no es un concepto
nuevo para la entomología aplicada. Este
enfoque al control de plagas, que busca la
compatibilidad de los métodos de control,
se ha denominado de varias maneras.
El Control Integrado, que originalmente se
aplicaba al empleo de agentes biológicos de
control con la intervención del control
químico, tiene en la actualidad un
significado más amplio conociendo, se le
conoce como "Manejo Protector de las
Especies Nocivas o Manejo de Plagas" y en
él se evaluaron todas las técnicas
disponibles, consolidándolas en un
programa unificado para manejar las
poblaciones de plagas de tal manera de
evitar el daño económico y minimizar los
efectos secundarios adversos (NAS,1969).
Según Smith y Reynolds (1966), el "MIPE",
es un sistema de manejo que en el
contexto del medioambiente y la dinámica
de poblaciones de éstas, utiliza todas las
técnicas y métodos disponibles de una
manera compatible, tanto corno sea
posible para reducir las poblaciones de las
plagas, manteniéndolas a niveles por
debajo de aquellas que causen perjuicio
económico. El manejo integrado alcanza
este ideal armonizando las técnicas de una
manera organizada, haciendo compatible
las prácticas de control y combinándolas
dentro de un sistema multifacético, flexible
y evolucionario.
Esta definición incorpora la necesidad de
un entendimiento del contexto económico
y social en el que la estrategia de manejo
es aplicada y una apreciación del ciclo de
vida de las especies plagas, así corno
también el uso de un rango apropiado de
medidas de control.
Rabb (1970), indica que el manejo de
plagas, es la reducción de estos problemas
por acciones seleccionadas después que se
han comprendido los sistemas vitales de las
plagas así como se ha previsto, tan precisa
corno fuera posible, las consecuencias
ecológicas y económicas de estas acciones
para el bienestar de la humanidad.
El manejo integrado de plagas viene a ser
la optimización del control de éstas en
forma económica y ecológicamente
sensata. Esto se logra aplicando múltiples
tácticas en forma compatible con la
finalidad de mantener
el daño de la plaga a un nivel
económicamente inferior al daño que
produce mientras se protege al hombre de
los riesgos que le pueden ocasionar, así
corno a los animales, plantas y al
ambiente. Desde el punto de vista agrícola,
el manejo de plagas debe asegurar el
desarrollo de la agricultura y un ambiente
viable. Para la salud pública, debe
garantizar la protección del hombre y sus
animales domésticos, así como la
conservación del ambiente en forma
adecuada en la que puedan vivir con un
mínimo de riesgo.
El manejo integrado de plagas, por lo
tanto, representa una filosofía
comprometida con la combinación de
técnicas de control, en un sistema de
cultivo particular, para el complejo total de
especies plagas (malezas, aves, mamíferos,
patógenos, nematodos e insectos) con la
finalidad de proporcionar una estrategia
coherente para el manejo de plagas (Dent,
1993).
El manejo de plagas es fundamentalmente
diferente de otras propuestas de control de
plagas, debido a que utiliza técnicas de
control en forma integrada, hace uso al
máximo de los factores de mortalidad
natural, y se aplican medidas de control
específicos sólo cuando y donde sea
necesaria. Un aspecto esencial del manejo
de plagas es su flexibilidad en la toma de
decisiones, tales como aplicar un
determinado insecticida, dar riegos
pesados o ligeros, liberar insectos
benéficos o no, basados en la situación que
se presenta en el campo.
NECESIDAD DE ENFOCAR EL
PROBLEMA DE PLAGAS EN UN
SISTEMA DE MIPE
Las plagas constituyen un importante
factor detrimental de la producción
agrícola. En la lucha contra las plagas los
agricultores peruanos han recurrido desde
la destrucción o recojo manual de los
insectos hasta la aplicación de poderosas
sustancias químicas que es la característica
de la agricultura moderna intensiva de las
últimas décadas.
El uso de plaguicidas, sin embargo, ha
producido una serie de efectos colaterales
indeseables. Con frecuencia las
poblaciones desarrollan tolerancia o
resistencia a los plaguicidas, de manera
que puede ser hasta imposible controlarlos
económicamente. En otros casos se
observa un rápido incremento de la plaga
después de la reducción inicial,
sobrepasando a veces los niveles iniciales
de la infestación (resurgencia). Otras
veces, poblaciones de insectos fitófagos
que se mantenían a niveles bajos se
incrementan a niveles económicos
(aparición de nuevas plagas). Los
insecticidas pueden permanecer sobre la
planta o el suelo, o ser 'llevados por el aire
y el agua, creando problemas de residuos
tóxicos y contaminación ambiental.
Sin embargo, los plaguicidas son sólo uno,
aunque importante, de los varios
perturbadores del ecosistema agrícola.
Otros factores que afectan la situación de
las plagas, dentro de los cambios
provocados por el hombre, están la
introducción de nuevos cultivos o
variedades para mejorar la cantidad y
calidad de las cosechas, el uso de
fertilizantes con el propósito de
incrementar los rendimientos, el riego y
otras prácticas culturales. Todas estas
acciones pueden producir resultados
indeseables que pueden neutralizar y hasta
anular los beneficios que se esperaban de
su aplicación.
La alternativa del control biológico como
única medida, no es satisfactoria en la
mayoría de casos:
1. Es dudoso que haya agentes
biológicos eficientes para todos los
problemas de plagas. Ejemplo
Dysdercus peruvianus (algodonero)
Tuta absoluta (tomate),
Copitarsia decolora (espárrago),
Heliothis virescens (Pimiento), Thrips
tabaci (cebolla), etc.
2. El complejo sistema del control
biológico es fácilmente alterado, sea
por aplicaciones de plaguicidas,
condiciones c1imáticas o estado
fenológico del cultivo, por lo tanto, las
poblaciones de plagas pueden alcanzar
temporalmente ni veles económicos o
el grado de control que se alcanza es
insuficiente por las condiciones
económicas prevalecientes.
El MIPE trata principalmente con
poblaciones, comunidades y ecosistemas,
de modo que la concepción debe ser
fundamentalmente ecológica. Las otras
disciplinas ofrecen información valiosa
relativa a agentes y métodos específicos de
control; sin embargo, la decisión final sobre
el uso de cualquier método o combinación
de métodos se hace sobre bases ecológicas
y con conocimiento amplio de la dinámica
de las poblaciones plagas que van a ser
controladas.
La base del MIPE, es la manipulación
programada de los varios procesos que
influyen en el "nivel de daño económico"
de manera que se minimice el efecto
económico de la plaga. El daño económico
que causa una plaga está dado por el valor
del cultivo y el rendimiento. El
rendimiento es el producto de la
interacción de la población de la plaga con
la planta.
Diferentes variedades de plantas y la
misma variedad bajo distintas condiciones
de crecimiento pueden variar su tolerancia
en el "grado o intensidad de daño" de la
misma población plaga. Este aspecto está
relacionado con la resistencia de la planta
y es una de las interacciones que
puede ser manipulada. Todos los otros
procesos se relacionan con el tamaño
de la población plaga.
RESISTENCIA DE LOS INSECTOS A
LOS INSECTICIDAS
La resistencia genéticamente adquirida por
los insectos contra los insecticidas, sigue
siendo una de las principales barreras que
evitan el empleo eficaz de estos agentes
químicos. La existencia de este fenómeno
se investigó por primera vez en
Comstokaspis perniciosa (Comstock), en
1914, debido a que este insecto fue
seleccionado para la aplicación de cal
sulfurosa; luego en 1916, se estudió en
AonidielIa aurantii (Maskell) y Saissetia
oleae (Oliver), seleccionadas para
fumigación con cianuro de hidrógeno. En
1946 ya se había detectado resistencia en un
total de 11 especies, entre los cuales se
mencionaba a Cydia pomonella (L.),
resistente al arseniato de plomo; el trips de
los cítricos Scirtothrips citri (Moulton) y el
del gladiolo, Thrips simplex (Morrison),
resistentes al tartrato antimonílico de
potasio y Rhagoletis completa Cresson,
resistente a la criolita.
La resistencia de los insectos a los
insecticidas comenzó a investigarse con la
atención científica que merecía hasta
después de la Segunda Guerra Mundial,
. cuando el recién descubierto insecticida
"maravilla", el DDT, ya no pudo controlar
las cepas resistentes de la mosca común,
lvfusca domesticp L., en Suecia y
Dinamarca en 1946; el mosquito Culex
pipiens L., en Italia, y Aedes sollicitans
(Walker) en Florida en 1947; Cimex
lectularius L., en Hawaii en 1947, y
Pediculus humanus humanus L., en Corea y
Japón en 1951. Con la proliferación de
nuevos insecticidas y la ampliación de sus
campos de aplicación, el número de casos
resistentes ha crecido en forma
exponencial.
CASOS DE RESISTENCIA DE
PLAGAS A INSECTICIDAS EN EL
PERÚ
Los primeros casos de resistencia fueron
observados en las especies plagas del
algodonero Así Aphis gossypii Glover
había desarrollado resistencia al BHC;
Anomis texana Riley (gusano de la hoja del
algodonero) al toxafeno, y Heliothis
virescens (Fabricius) al DDT.
Posteriomente se constató la resistencia de
Dysdercus peruvianus Guerin (arrebiatado)
al BHC (Cisneros, 1995). Diversas plagas
de la papa han desarrollado resistencia a
los
insecticidas. Según Campos (1976),
Tuta absoluta (Meyrick) había desarrollado
resistencia al DDT (1950), paratión etílico
(1952-1963), Tamarón (1971-1974);
Azodrín (1974), Endrition + Azodrin
(1975); Endri tia n + Tamarón (1975);
Decis, Belmark, Birlane y Cidial (1976). La
polilla de la papa Phthorimaea operculella,
desarrolló resistencia a los insecticidas
cloradas, fosforados, carbamatos y
piretroides.
La mosca minadora Liriomyza huidobrensis
Blanchard, igualmente ha desarrollado
resistencia a la mayoría de insecticidas
clorados, fosforados y piretroides en la
costa del Perú.
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
DEL MIPE
1. El manejo integrado es un enfoque que
promueve al máximo el uso de los
factores de mortalidad natural,
complementados, cuando sea necesario,
por medidas artificiales de control.
2. Las medidas artificiales de control, en
especial el uso de plaguicidas
convencionales debe efectuarse solo
cuando los umbrales de daño económico
puedan ser superados, y
3. El manejo integrado no es dependiente
de una sola táctica o medida de control.
Smith y Falcon (1973), discutieron lo que
no es manejo integrado:
1. Manejo integrado no es de confiar sólo
en los predatores o parasitoides, aun
cuando los enemigos naturales se
utilizan y fomentan tanto como sea
posible en el manejo integrado.
2. No es lo que se llama el control
biológico clásico, aunque bajo ciertas
circunstancias esta tecnología puede
aliviar muchos problemas ocasionados
por las plagas.
3. No es el uso del método de liberación de
machos estériles, o el uso de feromonas,
el uso de hormonas de insectos u otros
métodos de control basados en los
aspectos biológicos pero no probados y,
generalmente no evaluados aunque
eventualmente se puede usar tales
técnicas en manejo integrado.
4. No es la eliminación o prohibición de
ningún pesticida químico, aunque en un
sistema de manejo integrado dado,
puede ser necesario restringir el uso de
algunos o de la mayoría de plaguicidas y
no usar otros.
5. No es el desarrollo sobre un periodo
largo de tiempo de un sistema de control
de plagas completamente nuevo, el cual,
entonces, se establece en lugar del
antiguo sistema; más bien el proceso de
implantar un sistema de manejo
integrado, involucra una serie de pasos
sucesivos que gradualmente modifiquen
el sistema previo.
Ejemplos de Manejo Integrado de Plagas
en el Perú
Cañete (Perú)
Según Smith y van den Bosch (1967), este
fue uno de los programas más significativos
que se desarrolló para el control de plagas
del algodonero en nuestro país. Este
programa dado a conocer en una reunión
internacional en Washington, fue el
resultado de una severa crisis generada en
el valle. Wille (1952), un entomólogo con
una gran orientación eco lógica, muy pronto
comprendió la naturaleza básica del
problema e inició estudios conducentes a un
programa de control de plagas.
El valle de Cañete es esencialmente un
agroecosistema independiente. Es uno de la
serie de valles costeños formados a orillas
de un río que desciende de los andes y
desemboca en el océano pacífico. En la
zona baja se siembran diversos cultivos. La
mayoría de valles del Perú tienen un clima
único, caracterizado por la casi completa
ausencia de lluvias. Todos los cultivos son
conducidos bajo riego. Así cada valle es
literalmente un agroecosistema
independiente aislado de los demás.
El valle de Cañete es uno de los
agroecosistemas más avanzados
tecnológicamente. Originalmente estuvo
mayormente cultivado con caña de azúcar;
sin embargo, en la década de 1920, se hizo
un cambio al cultivo de algodón. Alrededor
de las dos terceras partes del valle
(aproximadamente 15,000 ha), se
sembraron con algodón. Las operaciones
agrícolas en este valle eran las más
altamente mecanizadas de nuestro país.
Otras técnicas agrícolas, agronómicas,
hortícolas y de protección de plantas
también habían sido adaptadas a la
producción de cultivos en el valle. Sin
embargo, fue la adopción de los modernos
insecticidas orgánicos sintéticos para el
control de las plagas del algodón, el que
condujo al valle al borde' del desastre
económico y finalmente a su salvación a
través de un programa de manejo de
plagas orientado ecológicamente.
La historia del valle de Cañete, constituye
un ejemplo clásico de los problemas que
puede generar el control de plagas que
ignora la ecología y confía en el control
unilateral con insecticidas de amplio
espectro. Una vez que se inició el control
de plagas con insecticidas, el valle de
Cañete fue sentenciado al desastre debido a
ciertos factores peculiares de este valle. El
más importante de éstos es su status de
oasis o isla, circundado por zonas áridas y
suelos biológicamente empobrecidos.
Como resultado la biota completa del valle
fue repetidamente expuesta a estas
sustancias tóxicas.
Esto tuvo dos efectos críticos: (l) una gran
mortalidad de predadores y parasitoides, lo
cual liberó a las especies plagas
principales, así como también a las plagas
potenciales del control por sus enemigos
naturales, y (2) rápida selección de
resistencia de los insectos a los
insecticidas.
Ambos ocurrieron con gran rapidez y con
efectos desbastadores. Por ejemplo, aún
cuando el uso de insecticidas orgánicos
sintéticos, principalmente DDT, BHC y
Toxafeno, no fue iniciado sino hasta 1949,
la resistencia a estos insecticidas se había
desarrollado alrededor de 1955. Entre 1949
y 1956, se realizaron aplicaciones
intensivas de estos insecticidas inclusive
aplicados a dosis elevadas que, luego de un
breve periodo de entusiasmo y control de
casi todas las plagas, terminó en un fracaso
completo, dejando en la ruina a muchos
agricultores.
En la campaña 1955-1956, la ineficiencia
del control químico era evidente, las plagas
habían adquirido resistencia a los
insecticidas, algunas que eran afectadas
resurgían rápidamente y además
aparecieron nuevas plagas que causaban
daños. Además, el intervalo entre
aplicaciones fue progresivamente acortado
de un rango de 8 a 15 días, a sólo 3 días.
Entre 1943 Y 1949, se conocían como
plagas del algodón en este valle a
Anthonomus vestitus, Anomis texana,
Aphis gossypii, Heliothis virescens,
Mescinia peruella, Pinnaspis strachani y
Dysdercus peruvianus; sin embargo, entre
1949 y 1956 además de las especies
anteriormente citadas, surgieron como
plagas Argyrotaenia sphaleropa, Platynota
sp., Pseudoplusia includens, Tallula
atramentalis,
Phenacoccus sp., y Bucculatrix
thruberiella, que inicialmente carecían de
importancia económica. Luego del
desarrollo y éxito del programa de manejo
integrado (1956 - 1963) a la lista inicial
sólo se añadió Tallula atramentalis. De esto
se deduce que hasta antes del uso de los
insecticidas orgánicos sintéticos las plagas
conocidas eran siete, con el uso intensivo se
incrementó a 13 y finalmente se redujo a
ocho.
Papel fundamental en el éxito de este
programa fue la implementación de la
Reglamentación del Cultivo del
Algodonero en el valle de Cañete, el cual
fue aprobado por el Ministerio de
Agricultura, el que estipulaba varios
cambios en las prácticas de control de
plagas, así como también la adopción de
ciertas prácticas culturales relacionadas a la
producción del algodón. Además de los
problemas mencionados en el párrafo
anterior, la fauna benéfica se había
eliminado· del valle y el rendimiento por
hectárea en 1955 cayó a los niveles más
bajos en más de una década.
Algunas de las estipulaciones fueron:
1. Eliminación de la producción de
algodón en los terrenos marginales.
2. Prohibición de la soca en las nuevas
zonas algodoneras del valle.
3. El "cultivo en seco" obligatorio en la
parte del valle en que se permitía la soca
para así causar la máxima mortalidad a
la pupas de Heliothis virescens.
4. La prohibición del uso de
insecticidas orgánicos sintéticos excepto
con el permiso de una comisión especial
y el retorno a los plaguicidas anteriores,
por ejemplo, arseniato de calcio o plomo
y sulfato de nicotin.
5. La repoblación del valle con insectos
benéficos introducidos de otros valles
del país o del extranjero.
6. El establecimiento de fechas de siembra
y fechas de eliminación de rastrojos, o
de la quema de los residuos del cultivo
de la aplicación del primer riego.
Como resultado de este programa hubo una
reducción marcada en la severidad del
problema con las plagas del algodonero. El
complejo de plagas previamente inocuas
que habían surgido como problemas
durante el periodo de uso de los
insecticidas orgánicos dejaron de ser
plagas. La intensidad de la infestación por
las plagas claves disminuyó, lo cual
resultaba en una reducción en los costos de
control de plagas. Sin embargo lo más
importante para los productores de este
valle fue el marcado aumento en los
rendimientos del algodonero alcanzado
bajo este sistema, los cuales llegaron a sus
más altos rendimientos en la historia de la
producción del valle, con un promedio de
789.1 kg de fibra por ha en el periodo de
1957 a 1963 en contraste con un promedio
de 603.8 kg en la era del uso de los
insecticidas orgánicos sintéticos.
EJEMPLOS DE MIPE EN OTROS PAÍSES
Smith y van den Bosch (1967), citan los
siguientes ejemplos que se dieron en:
California (Estados Unidos)
El término "control integrado", se usó por
primera vez en California en 1954 y fue
introducido para explicar el método de
integrar dos tácticas de control, el biológico
y el químico en un sistema de manejo de
plagas de un gusano dañino a la alfalfa
Colias eurytheme; sin embargo en corto
tiempo el término se extendió más por el
programa que se estableció para controlar
el "pulgón manchado de la alfalfa"
Therioaphis maculata. Esta plaga fue
introducida' accidentalmente a Norte
América y fue descubierta en California en
1954. En dos años la plaga se había
difundido por las principales áreas
productoras de alfalfa de este estado y se
tomó tan abundante que amenazaba la
propia existencia de la industria.
Inicialmente los enemigos naturales fueron
incapaces de controlar al pulgón y se inició
un programa de emergencia de control
químico utilizando órgano fosforados de
amplio espectro. Poco después se
introdujeron tres especies de parasitoides y
éstos, junto con la acción de los predadores
nativos, particularmente los coccinélidos, y
una enfermedad causada por hongos,
redujeron significativamente las
poblaciones de áfidos. Sin embargo, la
acción depresiva de este complejo de
enemigos naturales no pudo llegar a tener
su máximo impacto debido a la
interferencia causada por el uso de
insecticidas de amplio espectro. Lo que
sucedió en el evento fue el uso extensivo
del control químico lo cual trajo como
consecuencia el desarrollo de resistencia
del pulgón a los órganos fosforados, un alto
grado de control y un marcado aumento en
el daño causado por la plaga.
A los entomólogos involucrados, les
parecía que la solución al problema debía
descansar en el desarrollo de un control
químico selectivo. Se efectuaron
experimentos con tal fin, y rápidamente
encontraron un control químico electivo
que fue puesto en práctica. En un año se
inició un programa de control integrado y el
control biológico combinado con el control
químico electivo,
alcanzó su pleno efecto y la crisis pasó.
Posteriormente los fitomejoradores
desarrollaron variedades de alfalfa
resistentes al pulgón manchado y esto
eliminó casi totalmente esta especie como
plaga en california.
Nicaragua (Centro América)
En Nicaragua el desarrollo comercial de la
industria algodonera empezó en 1949.En la
época de crecimiento del cultivo, e1 área
inscrita para la siembra aumentó
rápidamente alcanzando alrededor de
70,000 ha en 1967 y con un promedio de
148,000 ha en el periodo de 1965 - 1970 .
Sin embargo, en 1968 se inició un descenso
en la superficie inscrita que resultó en una calendario, pues éstas se basaban en
reducción del 40% en el área de algodón recuentos.
entre 1968 y 1971. 2. Se esperaba el mayor tiempo posible
para realizar la primera aplicación con
En cuanto al rendimiento de la fibra en esta la finalidad de preservar y utilizar al
misma época de crecimiento, se observó máximo la fauna benéfica.
que el promedio se incrementó de 501 kg / 3. Se hacían crianzas y liberaciones de
ha en la década de 1951 a 1960, a 780 kg / Trichogramma.
ha en la década de 1961 a 1970. Si se 4. Se trataba de usar insecticidas
divide este último periodo en dos partes se selectivos o se usaba los de amplio
observa que el promedio en el rendimiento espectro pero en una forma selectiva.
de fibra bajó de 780 kg / ha en la segunda 5. Se puso énfasis en la importancia del
mitad de la década. Las razones a las que se manejo de suelos, las fechas de siembra,
debe la baja en el rendimiento del algodón programas de fertilización, destrucción
fueron varias; sin embargo Falcón (1971), de rastrojos, etc.
al analizar el caso enfatizó que una de las
razones más significativas eran los daños
atribuidos a las plagas.
En su análisis observó que en los 20 años
de la existencia de la industria algodonera
en Nicaragua: (1) el número de plagas
había aumentado, (2) el costo de control
había incrementado y oscilaba entre el 20%
y el 50% de los costos de producción, y (3)
se era más difícil controlar las plagas. En
1956 había seis especies plagas principales
y con un promedio de 8 aplicaciones de
pesticidas al año, con un rango de 0 a 12.
En 1965 la lista de plagas importantes
había aumentado a siete y el número
promedio de aplicaciones de insecticidas
era alrededor de 28 con un rango de 20 a 40
por año. En 1970 la lista de plagas
principales se extendió a ocho, sin
embargo, el número de aplicaciones bajo a
un promedio de 22 con un rango de 14 a 32
por año.

En 1967, se inició en Nicaragua los

trabajos sobre el control integrado y, en
1968, se pusieron en práctica ciertos
conceptos del control integrado que
aparentemente fueron efectivos puesto que
se esperaba que el rendimiento de 1971
sería de 800 kg / ha de fibra. Los cambios
que hicieron en el sistema de control de
plagas fueron los siguientes:
l. Se reemplazaron las aplicaciones tipo