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UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ

CONTADURÌA PÙBLICA Y AUDITORÌA


CURSO: Redacción de Informes Técnicos

INSTRUCCIONES: A continuación, se le presenta un cuento, el cual contiene errores


ortográficos y de redacción, analícelo detenidamente y reescríbalo nuevamente corrigiendo los
errores ortográficos y de redacción que a su consideración contiene. Puede reescribirlo a mano o en
un documento Word.

Al concluirlo, ingresar a la plataforma de canvas y en el área de Tareas/Modulo I en el espacio “Ejercicio


No. 1 corregir errores ortográficos y de redacción”, suba su documento. El ejercicio deberá trabajarlo
individualmente.

CUENTO DE LA MUELA Y LOS PASTELES


Juan de Timoneda

Un rrústico, deceoso de ber al rei, pensando que hera más que honbre, se dispidió de su amo
pidiéndolo su soldada. Llendo camina a la corte y ciendo el camina larga, se le acavó el dinero.
Llegado ha palacio pudo ber al rei, y viendo que hera honbre como él, dijo:

– ¡Ih, qui por ber ha hun ombre e gustado todo lo qui tenía, que nu mi qeda sino midio rreal en mi
pader!

Y del henojo que le hentró, lo henpezó ha dolor una miela y como hademás le haquejava un ambre
atrox, no savía qué remedia tomar, porque desía:

– Si yo me zaco la miela, y doy este midio rreal, me quedaré muerto de ambre. Si mo como el medio
rreal, me seguirá doliendo la miela.

Con esta contuenda arrimóse ha la tabla de un paztelero por írsele los hojos tras los pazteles que
zacaba. Y acazo binieron ha pasar por allí dos lacallos, y como le biesen tan envebido en los pazteles,
por vurlarse de élla dijeron:
– Viyano, ¿cuántas pazteles se atreberías ha comer en una comida?
– ¡Pardiez! me comería quinientas.
– ¡Quinientos! Líbrenos Dios, del diablo.
– ¡De poco se expantan ustedez! Y ellos que
no y él que sí, dijeron:
– ¿Qué hapuestas ha que no te las comes?

– ¿Qué, señores? Que si no me los como me saquéis hesta primera muela


–y señaló la que le dolía.

Todos de acuerdo y contentos, el viyano enpezó ha comer pazteles muyha su savor. Cuando ya
estubo harto, se paró y dijo:

– He perdido, señores.
Los otros, muy rregocijados y chacoteando, yamaron a un barvero y lezacaron le muela en medio
de grandes aspabientos del viyana.

Los lacallas para vurlarse todabía más le desían:

¿Havéis bisto heste nesia vilyano que por artarse de pastelez se deja harrancar un muela?

Respondió él:
– Mayor necedaz es la buestra, que me havéis matado el hanbre y,hademás, me havéis
sacado un muela que a estado doliéndome toda la mañana.
Al hoír esto, los que estavan presentes hecháronse ha rreír de la vurla que la viyano les havía echo.
Las lacallos hecharon mano ha su volsa, pagaron y, de hafrentados que estavan, volbieron las
espaldaz y se fueron.
Juan de Timoneda

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