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0BLIGACIONES NATURALES Y DEBERES MORALES (*)

S E C C I O N T E R C E R A

"Derecho comparado"

_____________

(*) Este trabajo corresponde a la Sección Tercera de nuestro libro


"Obligaciones naturales y Deberes morales"
2

CAPITULO I

INTRODUCCIÓN

Hemos expresado ya en otro de nuestros trabajos que quien


incursiona por el Derecho Comparado no puede limitarse a citar los
textos, sin ningún orden, sino que debe preocuparse en agrupar "las
legislaciones positivas vigentes, según el sistema que han adoptado"
1
.
Más aún, muchas veces no es suficiente la mención de las
normas de un Código, ni de las leyes que lo complementan o modifican,
porque la jurisprudencia y la doctrina desempeñan un papel muy
importante para conocer realmente el derecho de un país. Verbigracia,
en la materia que nos ocupa hay algunos ordenamientos legales que
permanecen absolutamente mudos, y sin embargo doctrina y jurispruden-
cia han construído y aplicado una teoría de las obligaciones natu-
rales, o utilizan esa denominación para aceptar los "deberes morales"
como causa válida de una promesa vinculante, que engendra una
obligación civil perfectamente exigible. Consideramos suficiente este
ejemplo para demostrar las dificultades que siempre se presentan en
todo estudio de Derecho Comparado.
Dentro de los derechos continentales distinguimos el
sistema del Código civil francés, que dispone sólo de manera
incidental, en una norma, que no puede repetirse lo que se ha pagado
en cumplimiento de una obligación natural, única referencia que hay
en todo el Código a dichas obligaciones. En este grupo hacemos lugar

1
. "La lesión en los actos jurídicos", Imp. de la Univ. Nacional,
Córdoba, 1965 (distribuye ed. Zavalía).
3
a aquellos países que carecen de toda referencia a las obligaciones
naturales, pero cuya jurisprudencia y doctrina han seguido los pasos
del ordenamiento jurídico francés, razón por la cual sus soluciones
son muy similares.
Trataremos luego del Código alemán, que ya no habla de
obligación natural, sino de "deberes morales", y de los ordenamientos
que lo han tomado de modelo, como el Código suizo de las Obligacio-
nes, y el Código del Brasil.
El derecho italiano merecerá nuestra atención en cuanto
parece establecer un punto de contacto entre el sistema francés y el
alemán, ya que sus normas, bajo la leyenda "obligación natural",
tratan del cumplimiento de deberes morales, y un camino en cierto
sentido semejante ha seguido el nuevo Código portugués de 1967.
En la primera versión de nuestro trabajo no pudimos tomar
en consideración los países que se agrupaban dentro del llamado
"sistema socialista" de derecho, porque padecíamos de una carencia
casi total de fuentes para su estudio, por lo que debimos limitar
nuestra búsqueda al "common law" y a los llamados derechos continen-
tales. Posteriormente hemos conseguido traducciones al francés, o
inglés, de los códigos civiles de Hungría (1959), Checoslovaquia
(1964), Polonia (1964), y de la República Federal Socialista de Rusia
soviética (1964), lo que nos ha permitido, al reelaborar el libro en
1987, tomar en consideración esos cuerpos legales y dedicarles un
capítulo especial.
Mantenemos ese capítulo, pese a que en fecha más reciente
se ha producido el derrumbe del sistema político socialista en esos
países, porque no tenemos noticias de cambios en su legislación
civil, al menos en lo que hace al derecho de obligaciones y, además,
porque dentro del sistema socialista debe integrarse el nuevo Código
de Cuba, en vigencia desde 1988, país que todavía conserva ese
sistema político. En ninguno de estos cuerpos legales se encuentran
mencionadas las obligaciones naturales, pero encontramos normas que
establecen la irrepetibilidad de lo pagado, en especial con relación
a las deudas prescriptas, y esos dispositivos se encuentran princi-
palmente en los títulos o capítulos dedicados al "enriquecimiento sin
causa".
Por último nos detendremos en el "sistema hispanoamericano"
4
2
. Empleamos esta terminología, tan cara al desaparecido comparatista
SOLÁ CAÑIZARES 3, porque en pocas instituciones como en ésta se nota
tanto la unidad del sistema. Con mucho acierto señala SOLÁ CAÑIZARES
que "los grandes Códigos civiles hispanoamericanos fueron, sobre
todo, el Código de Chile, de Andrés Bello, y el Código argentino de
Vélez Sársfield, todavía vigentes" 4, y precisamente en materia de
obligaciones naturales Vélez Sársfield ha seguido a Bello 5, razón por
la cual las dos grandes codificaciones de la América latina -y las
que han tomado a estos cuerpos legales como modelo- coinciden en la
solución propuesta.
Quizás el orden que hemos adoptado sea un poco arbitrario,
y hubiese sido más lógico en una exposición del derecho comparado
comenzar por lo que llamamos "sistema hispanoamericano", por ser el
más próximo a la doctrina clásica romanista y exponer luego los
derechos continentales, en los cuáles se ha ido marcando una
evolución hacia el concepto de deber moral, para terminar contras-
tando estos sistemas con el common law; pero esta estructura, que
desde un punto de vista lógico nos parecía irreprochable, no
compaginaba bien con la finalidad del trabajo.
En efecto, preparada esta monografía para opositar una
cátedra de Derecho Civil en la República Argentina, la exposición del
derecho nacional debía constituir su coronamiento, y no aparecer
entremezclada con el análisis de los ordenamientos vigentes en el

2
. En la primera versión de nuestro trabajo hablábamos de
"iberoamericano", pero como en este tema tanto Portugal, como Brasil,
toman un camino diferente, hemos preferido la denominación de
"hispanoamericano", porque la similitud que permite diferenciar un
"sistema", se presenta entre países con raíces jurídicas y culturas
exclusivamente hispánicas.
3
. Felipe de Solá Cañizares: "Iniciación al Derecho Comparado",
p. 233, ed. Consejo Sup. de Invest. Científicas, Barcelona, 1954.
Conf. René David: "Tratado de Derecho Civil Comparado", p. 257 y ss.,
ed. Rev. de Der. Privado, Madrid, 1955.
4
. Felipe de Solá Cañizares, obra citada, p. 233, nota 1.
5
. El propio Vélez Sársfield lo expresa claramente en la nota al
artículo 515 del Código civil argentino, cuando nos dice: " ...
Creyendo justa la observación de Duranton sobre la falta que advierte
en los Códigos, respecto de las obligaciones naturales, tomamos lo
dispuesto en el de Chile, el único en que se encuentran leyes
positivas sobre dichas obligaciones".
5
extranjero. Por eso nuestro estudio de Derecho Comparado se ha
ajustado al siguiente plan:
1) "Common law";
2) Sistema francés;
3) Sistema germánico e italiano;
4) Sistema socialista; y
5) Sistema hispanoamericano.
Luego, como una sección aparte, finalizamos analizando el
derecho argentino, que se encuentra inserto en el sistema hispanoame-
ricano.
CAPITULO II

SISTEMA ANGLOAMERICANO

El sistema angloamericano, llamado también con frecuencia


del "common law" -utilizando la acepción más amplia de estos
vocablos- está construído sobre la base de los precedentes. Se
presenta así con características muy similares a las del derecho
romano, como un conjunto de especies litigiosas, resueltas por los
magistrados, más que como un sistema teórico construído por doctrina-
rios.
Para determinar los principios que rigen el sistema hay que
estudiar toda esa masa de precedentes y procurar deducir de ellos los
lineamientos generales. En vinculación con el tema que nos preocupa
queremos señalar especialmente dos puntos:
a) El primero es que existen muchas sentencias que no admiten la
repetición del pago, cuando ese pago ha tenido como fundamento una
deuda prescripta, una obligación contraída por un incapaz, o los
saldos de deuda que quedaban a cargo de un concordatario o fallido 6.
Se trata de hipótesis similares a las que nosotros calificamos de
"obligaciones naturales", y el resultado práctico es muy semejante,
por lo menos en lo que se refiere al principal de sus efectos: la
"soluti retentio".
Más aún: en dos de estas hipótesis se admite otro efecto,
que correspondería a lo que nosotros llamamos novación, es decir la
transformación de estas obligaciones, que estaban desprovistas de
acción, en una obligación perfectamente exigible, mediante la
"promesa de pago". Nos referimos específicamente a la deuda prescrip-

6
. Esta información nos fue suministrada por el Prof. Campbell,
en la Sesión de Derecho Comparado, Primavera de 1966, Estrasburgo.
7
ta 7, y también a la parte de deuda que ha sido remitida por un
concordato, pero esto último solamente en algunos de los Estados Uni-
dos de Norteamérica.
En estos casos la promesa debe hacerse por escrito, y
cuando se trata de la deuda prescripta, se brinda la explicación de
que esta promesa es válida, pese a tener una "past consideration",
porque la prescripción sólo extingue la acción, pero no el derecho,
y que el deudor puede siempre renunciar a la prescripción, que no
pertenece al derecho substancial, sino al derecho procesal. En
Inglaterra hay una ley (Limitation Act, de 1939), que impone esta
solución.
b) Pero la mención a la novación nos ha llevado, precisamente,
muy cerca del segundo punto que queríamos considerar, y es el
vinculado con los "deberes morales".
La principal función de los "deberes morales", como lo
hemos señalado reiteradamente en otros capítulos de este libro, no es
la de servir de fundamento a la irrepetibilidad del pago, sino que su
promesa de cumplimiento constituye una causa válida de una obligación
civilmente exigible. En el derecho continental algunos autores han
querido encontrar aquí una especie de novación del "deber moral",
pero nosotros estimamos que esta afirmación es inaceptable, porque no
encontramos una obligación preexistente que se extinga para dar
nacimiento a otra nueva.
¿Cómo se resuelve el punto en el "common law"? El problema
se plantea en el terreno contractual, y ello nos obliga a analizar
algunas características propias del derecho angloamericano, para
saber qué requisitos deben cumplirse para que los contratos sean
válidos. Estos requisitos pueden resumirse en los siguientes:
1) Offer;
2) Acceptance;
3) Consideration;
4) Intention to creat legal relationship.
Y esto, traducido a los conceptos que nos son comunes,
significaría aproximadamente lo siguiente: 1) Oferta; 2) Aceptación:
3) Causa y 4) Propósito de establecer una relación jurídica.

7
. Ver Pollock: "Contrats", p. 144 y Williston: "Contrats", Nº
128 y ss.
8
Debemos detener nuestra atención en lo relativo a la
"consideration", pues si bien hemos traducido esta noción por su
equivalente más próximo, que es nuestra noción de causa, no son
completamente asimilables 8 y precisamente en las diferencias que
encontramos entre una y otra, se va a fundar la falta de aplicación
de los deberes morales en el sistema angloamericano.
Para que haya verdaderamente "consideration", deben
llenarse las siguientes condiciones:
1) Real bat not adequate; es decir que debe haber una "conside-
ration" real, aunque no haya equivalencia entre las prestaciones. Por
pequeña que sea la "consideration", en relación a la prestación que
brinda la otra parte, será sin embargo válida.
2) Not inmoral; no se acepta como "consideration" la prestación
de un hecho ilícito, prohibido o inmoral.
3) Must more from de promise; condición que se traduce en el
hecho de que la equivalencia no debe ser fijada por un tercero.
4) Not moral; es decir que la simple atención a deberes morales
no sirve de "consideration".
5) Present or future; no se acepta como "consideration" una
prestación ya pasada, o "past consideration".
Retengamos las dos últimas características que son las que
presentan interés para el problema que estudiamos, y tratemos de
ilustrarlas con algunos ejemplos tomados de los "cases". Verbigracia,
se ha negado valor a la "moral consideration" en las siguientes
hipótesis:
a) Promesa hecha después de la cesación del concubinato, aunque
hubiese existido seducción.
b) Promesa de alimentos a un pariente necesitado.
c) Promesa de cumplir las intenciones del difunto, no expresadas
formalmente en el testamento.
d) Promesa de resarcir daños a los que no se estaba obligado
jurídicamente.
Para fundar el rechazo de la "moral consideration" suele

8
. Van Bemmelen nos dice que "la teoría inglesa de la considera-
tion no tiene nada que ver, históricamente, con las causas especiales
del derecho romano, ni con la teoría medieval... sobre la causa
especial necesaria a la validez de todas las obligaciones" ("Nociones
fundamentales del derecho civil", trad. al castellano de Navarro de
Palencia, 2ª ed., Reus, Madrid, 1923, p. 153).
9
argüirse, entre otras cosas, que si se la aceptara se podría
convertir cualquier promesa -carente de toda "consideration"- en un
deber jurídico, pues bastaría formularla dos veces, para que fuera
exigible. En, efecto; la primer promesa crearía un deber moral de
cumplirla; la segunda promesa tendría como "consideration" este deber
moral, ¡y sería civilmente exigible!
En cuanto a la "past consideration", no se admite, por
ejemplo, que en atención a servicios ya prestados, se formule luego
una promesa de remunerarlos, y que esa promesa sea vinculante.
Existen, sin embargo, casos de excepción, en los cuales se
acepta que una "past consideration" sirva de base a una promesa
jurídicamente vinculante, y son los ya citados de deudas prescriptas
o promesas efectuadas por el concordatario o fallido, de pagar el
saldo. Pero, en tales supuestos, se acepta la "past consideration"
porque no es una simple "moral consideration", sino que con anterio-
ridad existía una verdadera obligación jurídica en la que -como
hemos dicho- solamente se ha extinguido la acción para exigir su
cumplimiento.
Para finalizar, ilustremos el tópico con algún precedente:
en "Eastwood v. Kenyon" (Queen's Bench, 1840), decía Lord Denman que,
aunque haya un deseo explicable de "reconocer a todas las obligacio-
nes fundadas en la conciencia (conscientious engagements), podría dar
lugar a consecuencias dañosas para la sociedad; una de las cuales
sería la de que frecuentemente se daría preferencias a tales
prestaciones espontáneas sobre las prestaciones nacidas de deudas
civiles. De ello resultaría una multiplicación de pleitos y tales
prestaciones voluntarias de servicios se multiplicarían en perjuicio
de los verdaderos acreedores".
Otra especie que puede presentar interés para nosotros es
la planteada en "Schnell v. Nell" (Supreme Court of Indiana, 1861).
Muerta Teresa Schnell, dejó en su testamento sumas de dinero a tres
legatarios (200 dólares a cada uno); pero el testamento era nulo,
porque en el momento de morir esta señora no poseía individualmente
ningún bien y, por tanto, todos los bienes muebles e inmuebles
correspondían a su esposo, Zacarías Schnell.
El viudo, para acatar la voluntad de su difunta esposa,
extiende un documento a favor de los legatarios, donde expresa que,
en atención a que su mujer había sido siempre una esposa cariñosa y
10
le había ayudado eficazmente a adquirir su patrimonio mobiliario e
inmobiliario, se comprometía a entregar a los beneficiarios la sumas
legadas en el testamento nulo.
Reclamado el cumplimiento de la promesa por los beneficia-
rios, la Corte resuelve que allí había una "moral consideration" que
no era suficiente para fundar una promesa jurídicamente vinculante.
Contrastemos esta solución con la que se daría en el
derecho continental -de tipo francés o germánico- donde los
magistrados resolverían, sin vacilar, que hay causa suficiente para
exigir el cumplimiento de la obligación surgida de la promesa,
fundada en el deber moral de pagar los legados hechos en un testamen-
to nulo.
Las limitaciones que espacio y tiempo imponen a esta obra
nos impiden extendernos más en el estudio del sistema angloamericano,
que consideramos de sumo interés, pero no creemos conveniente
terminar sin extraer algunas conclusiones que justifiquen el
desarrollo que le hemos dedicado:
a) En el derecho angloamericano se encuentran precedentes de
obligaciones no munidas de acción, cuyo pago voluntario es válido y
que pueden servir de base a una promesa escrita de pago, que equivale
en cierta medida a una novación. Se trata de una figura muy parecida
a nuestras obligaciones naturales.
b) No se admiten los deberes morales o de conciencia como
"consideration" de una promesa obligatoria, es decir que no pueden
desempeñar el papel que tienen en el derecho continental, como causa
de una obligación exigible.
CAPITULO III

SISTEMA FRANCÉS (Obligaciones naturales)

1) Francia

El proceso de codificación en Francia es demasiado conocido


para que nos detengamos en él. Recordemos solamente que su Código,
sancionado en 1804, fue el principal modelo tenido en vista por todos
los códigos del siglo pasado.
Respecto a las obligaciones naturales sólo se encuentra una
mención aislada en el párrafo segundo del artículo 1235:
"... Todo pago supone una deuda; lo pagado sin deberse está
sujeto a repetición.
No se admite ésta con respecto a las obligaciones naturales
cuando hayan sido cumplidas voluntariamente".
Doctrina y jurisprudencia se esfuerzan, desde el momento de
la sanción del código, en tratar de determinar cuáles son las
mencionadas obligaciones naturales y sus efectos. Procuremos trazar
rápidamente un bosquejo de la evolución que ha sufrido este problema
en el derecho francés.

a) Primera etapa
Los exégetas y comentadores del Código civil interpretan
que las obligaciones naturales a que hace referencia el artículo 1235
en su párrafo segundo, son algo muy similar a la figura construída
por la doctrina clásica de los romanistas, y buscan en ella sus
ejemplos, características y efectos.
Se considera que constituyen verdaderas obligaciones
jurídicas, netamente diferenciadas de los deberes morales, y que se
distinguen de las obligaciones civiles sólo en que están privadas de
acción para exigir su cumplimiento; pero se procura asimilarlas en
12
sus otros efectos: verbigracia, se sostiene que el cumplimiento de la
obligación natural es un verdadero pago, y que este pago es un acto
a título oneroso y no una liberalidad, como ocurriría si se cumple
con un deber moral 9. Se considera que, a semejanza de lo que sucede
con las obligaciones civiles, pueden ser afianzadas, y asegurado su
cumplimiento con hipotecas, prendas y cláusulas penales. En una
palabra, sobre la base de esa sola mención se construye todo un
sistema, muy próximo al de la doctrina romanista.
La obra que constituye el exponente más destacado de esta
posición es la de los profesores de la Universidad de Estrasburgo,
AUBRY y RAU 10. La construcción alcanza un rigor lógico casi perfecto.
Se distingue claramente las "obligaciones", de los "deberes morales",
que no inciden en el campo jurídico, y dentro de las "obligaciones",
noción técnica, se establecen los rasgos diferenciales entre la
obligación civil y la obligación natural.
Estas construcciones, junto con la doctrina romanista, han
tenido gran influencia sobre el sistema de derecho hispanoamericano,
cuyos códigos regulan detalladamente la obligación natural y
distinguen de forma neta esta institución de los deberes morales.
Es tan perfecto y convincente el sistema que aún en la
actualidad encuentra muchos sostenedores y vemos cómo autores del
prestigio de BONNECASE 11 han prestado su apoyo a esta teoría
rejuveneciéndola.
Los tratadistas que enfocan de esta manera las obligaciones
naturales, distinguen en ellas dos tipos o categorías:
a) Relaciones obligatorias que comienzan siendo civiles, y luego
degeneran, es decir que el derecho -por razones de utilidad social-
las priva de acción, convirtiéndolas en obligaciones naturales.
b) Otras obligaciones son desde el primer momento naturales, y
suelen llamarse también obligaciones civiles abortadas, en razón de
que no han podido nacer como tales debido a que el legislador lo ha

9
. En el Capítulo III de la Sección Primera de este libro
formulamos la crítica a la contraposición entre pago y liberalidad
(ver especialmente el punto 3).
10
. Charles Aubry y Charles Rau: "Cours de droit civil français",
4ª ed., París, 1869.
11
. Julien Bonnecase: "Supplément au Traité théorique et pratique
de droit civil" de Baudry-Lacantinerie, T. V, París, 1930.
13
impedido en atención a que padecen un vicio de forma, o que existía
una incapacidad de parte del deudor. Por lo demás, en ambos tipos hay
un verdadero vínculo jurídico que produce todos los efectos de las
obligaciones, ya que pueden ser pagadas, novadas, garantizadas, etc.
Pero el sistema clásico incurre también en algunos excesos.
Al tratar de fundamentar la obligación natural, expresa que ella se
basa en la razón y la equidad, sin apelar para nada a la moral.
Procura trazar una línea demarcatoria infranqueable entre la moral y
el derecho, y rechaza totalmente que los deberes morales puedan tener
cabida dentro del ordenamiento jurídico.
Este divorcio absoluto -que nosotros no aceptamos-
provocará en Francia una reacción, que estudiaremos luego, pero lo
más importante es que su inadecuación con la realidad lleva al
sistema a enfrentarse con el siguiente problema: hay ciertos deberes
morales o de conciencia que producen algún efecto jurídico, entre los
cuales el más frecuente es el de autorizar la "soluti retentio" de lo
que se ha dado en virtud de esos deberes. ¿Dónde se les encuentra
ubicación?
Si se afirma una total separación entre la moral y el
derecho, y estos deberes morales producen efectos jurídicos, ¡no
corresponden al campo de la moral, sino al del derecho! Y, ¿cuál es
la figura jurídica más próxima? Las obligaciones naturales, uno de
cuyos efectos es la "soluti retentio". Entonces se procurará asimilar
en cierta manera los deberes de conciencia o sociales, a las
obligaciones naturales; pero como se advierte que entre unos y otros
hay diferencias, se los denominará "obligaciones naturales impro-
pias".
No se crea que esta solución es nueva; recuérdese que -
aunque por razones diferentes- ya la hemos encontrado en la doctrina
romanista. Interesa, pues, señalarla porque por este camino los
deberes morales o de conciencia se van a encontrar emparentados con
las obligaciones naturales, a pesar de que los efectos jurídicos que
producen una y otra figura son netamente distintos.
Además la construcción sufre fisuras en su estructura
lógica y tambalea un poco con la admisión en la categoría de las
obligaciones naturales de estos "deberes", que no tienen las
características propias de una obligación en sentido técnico.
14
b) Segunda etapa
La reacción se hace sentir a principios de siglo. Primero
PLANIOL 12, y luego RIPERT, en su tan celebrada obra "La règle morale
dans les obligations civiles" 13, encuentran que el fundamento de las
obligaciones naturales y deberes morales es el mismo: en ambos casos
la moral accede al campo del derecho.
Esta corriente moralizadora del derecho, tan justamente
alabada, es una reacción contra las tendencias anteriores que
procuraban separar totalmente ambos órdenes normativos pero, como
toda reacción, incurre en exceso. Precisamente en este caso asistimos
a las consecuencias de uno de esos excesos: la asimilación total del
deber moral por las obligaciones naturales priva a estas últimas de
sus características distintivas; ya no se encontrará en ellas una
verdadera relación jurídica de carácter obligatorio, un vínculo
anterior al cumplimiento.
RIPERT no desconoce que este cambio de enfoque vacía a la
obligación natural de su contenido clásico, pero cree que esto es
beneficioso. Considera que toda obligación natural se funda en un
deber moral; en consecuencia, piensa que el juez, cuando deba tomar
en cuenta un deber moral lo calificará de obligación natural y
encuentra en ello "una fórmula cómoda para introducir el deber moral
en la vida jurídica" 14.
Se produce de esta manera una total confusión, que se
refleja en el lenguaje de la jurisprudencia, que hablará indistinta-
mente de obligaciones naturales y de deberes morales; bajo una y otra
denominación tratará casos que pertenecen a especies de característi-
cas diferentes. Por ejemplo, se referirá a "deberes morales" novados
o afianzados, cuando en realidad se está ocupando de hipótesis
típicas de "obligaciones naturales", puesto que reúnen todas las
características técnicas de la relación jurídica obligatoria. En
otros casos hablará de "obligaciones naturales" y estará tratando de

12
. Marcel Planiol: "L'assimilation progressive de l'obligation
naturelle et du devoir moral", Rev. Crit., 1913, p. 152 y ss.
13
. Georges Ripert: "La règle morale dans les obligations
civiles", obra laureada por el Institut Dupin en 1930, 4ª ed.,
Pichon, París, 1949.
14
. Georges Ripert, obra citada, p. 395.
15
un simple deber moral, donde no se presentan los elementos esenciales
de una obligación, pero cuya promesa de cumplimiento dará origen a
una acción (casos de seducción, o alimentos al hijo adulterino); es
decir, estaremos frente a algo totalmente distinto de la obligación
natural en su noción técnica.
Esta confusión de ideas que se advierte en la jurispruden-
cia, se refleja también en la doctrina, donde encontramos numerosos
trabajos y tesis 15 en los que se sostienen los criterios más
dispares. Mencionaremos de paso la brillante y paradojal de SAVATIER
16
; este autor sostiene que toda obligación civil tiene fundamento
moral y por ello es perfecta. En cambio la obligación natural está
desprovista de acción porque la ley la reprueba, es decir que se
trataría de un deber moral que sufre la enemistad de la ley. ¡Esto
significa poner en un mismo plano las obligaciones ilícitas e
inmorales, y las obligaciones naturales!
Con agudeza el profesor de Toulouse, Gabriel Marty, resume
en pocas líneas la diferencia sustancial que hay entre estas dos
concepciones, señalando que la concepción clásica "se caracteriza en
el fondo por la idea de que la obligación natural es una obligación
imperfecta, pero siempre una obligación... que preexiste a su
ejecución o su reconocimiento" 17, mientras que la segunda tendencia
conduce a una asimilación de la obligación natural con los deberes
morales, que se tornan exigibles; ello constituye una amenaza para la
noción misma de obligación natural, porque "si se desarrollan
lógicamente estas ideas, ya no existe la obligación natural, sino una
obligación civil que nace de la voluntad implícita (en caso de
ejecución) o expresa (en caso de reconocimiento) y que tiene por
causa la ejecución de un deber moral o de conciencia" 18.

15
. Ver obras citadas en la Bibliografía.
16
. René Savatier: "Des effets et de la sanction du devoir moral
en droit positif français", tesis, Poitiers, 1916.
17
. Ver Gabriel Marty y Pierre Raynaud: "Droit Civil", Sirey,
París, 1956, T. I, Nº 272, p. 407.
18
. Obra citada en nota anterior, p. 408.
Esta conclusión, como lo reconoce el propio Marty en su obra,
está inspirada en las ideas expuestas por Dupeyroux en su estudio
sobre la teoría del acto a título gratuito (tesis doctoral, Toulouse,
1955, publicada por L.G.D.J., París, 1955).
16
Vemos así que, junto a las clásicas hipótesis de obligacio-
nes naturales, cuyo cumplimiento es el pago de una relación que
preexistía, aparecen las "promesas" de pago de una "obligación
natural", que sirven como causa a una obligación civil exigible. Los
hermanos MAZEAUD explican este efecto diciendo:
"... al prometer ejecutar el deudor de una obligación
natural adquiere un compromiso. Este compromiso sería nulo si no
tuviera causa. Pero hay una: la obligación natural; si el deudor
se ha comprometido a pagar, es que estaba obligado a ello. El
compromiso de pagar asumido por el deudor de la obligación
19
natural hace nacer a su cargo una obligación civil válida" .

c) Tercera etapa
La última etapa de este proceso se encuentra en la obra de
GOBERT 20. Las conclusiones a que llega la mencionada autora son la
consecuencia lógica -aunque quizás no esperada por RIPERT- de la
teoría que asimila totalmente obligaciones naturales y deberes
morales.
Vaciada la obligación natural de su sentido técnico, y
convertida en el manto que sirve para cubrir la entrada de los
deberes morales en el campo jurídico, resultaba forzoso plantearse el
interrogante: ¿cuál es el valor práctico y la función que realmente
cumple la obligación natural en el sistema francés?
Michelle GOBERT realiza un estudio minucioso de
todos los casos que corresponden a los supuestos "clásicos" de la
obligación natural, para llegar a la conclusión de que la categoría
es totalmente innecesaria, pues para llegar a las mismas soluciones
son suficientes las normas del pago indebido. En este aspecto, según
la autora, la obligación natural cumple un papel aparente, que es
realmente inútil y no justifica la existencia de la figura.
Sin embargo hay otros supuestos, a su criterio, en que las

19
. Henry, León y Jean Mazeaud, y François Chabas: "Leçons de
Droit civil", 9ª ed., T. I, vol. 1, Montchrestien, París, 1989, Nº
367, p. 436.
20
. Michelle Gobert: "Essai sur le role de l'obligation nature-
lle", Sirey, París, 1957.
17
"obligaciones naturales" cumplen un papel real 21 y -la conclusión
asombrosa- ¡en ese caso su función es deformante!
Cuando el juez tropieza dentro del derecho positivo con
normas que impiden ciertas soluciones moralmente justas, recurre a la
noción de "obligación natural" para alcanzar el resultado deseado,
que de otra forma no hubiera podido lograr. Ilustra este aserto con
ejemplos como la promesa de alimentos al hijo adulterino no reconoci-
do; de acuerdo a los preceptos del derecho de familia francés 22, mal
podía el juez condenar al padre a pasarle a ese hijo una pensión
alimenticia, pues no se admitía el reconocimiento 23; pero, manifes-
tando que esa promesa es el cumplimiento de una "obligación natural",
se rodea el obstáculo para obtener un resultado moralmente satisfac-
torio y justo 24.
Lo mismo ocurre en materia de liberalidades; si se aplican
estrictamente las normas sobre las formas de las donaciones, las
promesas de dote no serían válidas por defecto de forma; pero el juez
las considera como el cumplimiento de una "obligación natural" y
afirma que, por tal causa, no constituyen una liberalidad, sino un
pago y no están sometidas a las exigencias de forma de las donaciones
25
.
En definitiva, esta autora considera que la noción de
obligación natural, en su concepto clásico, es inútil, y que la
verdadera función que desempeña -en su aplicación jurisprudencial-
es deformante del derecho, ya que está destinada a tornar exigibles
las promesas de cumplimiento de "deberes morales", lo que significa
en última instancia reconocer la voluntad unilateral como causa

21
. En verdad, más que a las obligaciones naturales se refiere
aquí a la función que desempeñan los "deberes morales" o de concien-
cia admitidos por la jurisprudencia como base de compromisos
obligatorios.
22
. Ver artículo 335 del Código civil francés, que prohibía el
reconocimiento de los hijos adulterinos.
23
. La obligación alimentaria, en este caso, tendría causa
ilícita, pues estaría fundada en una relación adulterina reprobada
por la ley.
24
. Michelle Gobert, obra citada, p. 145.
25
. Michelle Gobert, obra citada, p. 87-121.
18
válida de obligaciones civilmente exigibles 26.
La conclusión puede resultar turbadora, pero merece que los
juristas le dediquen atención, pues señala un hecho de sumo interés,
que se vincula con el papel que desempeña la noción de "deber moral",
cuando dichos deberes inciden en el campo del derecho. La incesante
búsqueda de la justicia tropieza a veces con limitaciones impuestas
por algunas normas positivas, pero el magistrado encargado de
aplicarlas, en su afán de dar una solución correcta, busca otros
caminos, acude a otras normas o principios jurídicos, que le permitan
llegar a resultados justos.
¿Qué conclusión nos deja el estudio del derecho francés?
Sobre la base de una sola mención a las "obligaciones naturales",
doctrina y jurisprudencia han construído toda una teoría de esta
institución, asimilada primero a la concepción clásica del derecho
romano; luego se han colado de rondón los "deberes morales",
confundidos -casi diríamos disfrazados- bajo la misma denominación,
y como si se tratase de aplicar la misma norma, pero con un efecto
totalmente diferente: ser la causa de un compromiso válido y
exigible.
Hoy coexisten ambas instituciones.

2) Otros países que han seguido el sistema francés

Se ha dicho, con razón, que el Código civil francés ejerció


durante el siglo pasado un magisterio ecuménico. Numerosas legisla-
ciones, en todas partes del globo, han seguido sus pasos y lo han
tomado como ejemplo.
En lo que se vincula con la materia que nos interesa, es
decir las obligaciones naturales, vemos también que en algunos países
que originariamente tomaron como modelo al Código de Napoleón,
posteriormente se han seguido otros caminos; es lo sucedido en Suiza,
donde originariamente cada cantón se daba su legislación civil, razón

26
. Bajo el título de "perturbación del orden jurídico positivo",
la autora afirma que a la deformación de distintas instituciones, se
agrega otra de carácter mucho más general: "por intermedio de la
obligación natural se ha prácticamente consagrado una fuente de
obligaciones que teóricamente el derecho francés ignora: el compromi-
so por declaración unilateral de voluntad", (Gobert, obra citada, p.
86).
19
por la cual, antes de que se sancionase el primer Código Federal de
las Obligaciones en 1881, encontrábamos en los antiguos códigos
civiles de algunos cantones una reproducción exacta de las normas del
Código francés; ello sucedía, por ejemplo, en el de Neuchatel (art.
1006), y en el de Valais (art. 1117).
Por su parte en nuestro continente el más antiguo de los
Códigos sudamericanos, el de Bolivia, sancionado en 1830, que entró
en vigencia en abril de 1831, imitaba al modelo francés sin ninguna
originalidad. Aunque en el año 1845 fue abrogado y sustituído por
otro, la vigencia del nuevo fue efímera; pronto se reimplantó el
primitivo código de 1831, cuyo artículo 826 expresaba:
"Todo pago supone una deuda; lo que se ha pagado indebida-
mente se puede repetir. No hay lugar a la repetición en las
obligaciones naturales que se han ejecutado voluntariamente".
Pero en la actualidad Bolivia se ha apartado del sistema,
incorporándose a aquellas legislaciones que hacen mención a la
irrepetibilidad del "deber moral", como lo veremos oportunamente.
Resultaría labor ímproba, y quizás poco fructífera,
pretender estudiar de manera detallada el derecho vigente en cada uno
de los países que han seguido el sistema francés, pues sus normas,
aplicación jurisprudencial e interpretación doctrinaria, presentan
gran parecido con lo ocurrido en Francia; por ello en la mayor parte
de los casos nos limitaremos a mencionar esos ordenamientos con cita
del texto legal vigente.

a) Bélgica
En Bélgica todavía está en vigencia el Código Napoleón; no
hay, pues, diferencia legislativa con Francia y el tratamiento que
doctrina y jurisprudencia han dado a las obligaciones naturales ha
sido sustancialmente idéntico.

b) Mónaco
El artículo 1090 de su Código civil reproduce textualmente
al artículo 1235 del Código civil francés.

c) Haití
Esta antigua colonia francesa, al lograr su independencia
se dió en 1826 un Código civil que sigue muy de cerca al Código
20
Napoleón, razón por la cual no es menester ningún comentario
especial.

d) República Dominicana
Su Código civil es prácticamente una traducción al
castellano del Código civil francés. Incluso las normas llevan en
muchos casos los mismos números, de manera que el único dispositivo
vinculado con las obligaciones naturales que encontramos en este
cuerpo legal es el artículo 1235:
"Todo pago supone una deuda: lo que se paga sin ser debido
está sujeto a repetición. Ésta no procederá respecto a las
obligaciones naturales que han sido cumplido voluntariamente".

d) Quebec
A mediados del siglo XVIII, después de una serie de
acciones bélicas, Francia reconoció la dominación británica del
Canadá (Tratado de París, 1763), pero los esfuerzos de los ingleses
por asimilar a los colonos franceses no tuvieron éxito y debieron
reconocerles facultades para mantener instituciones propias (Acta de
Quebec, 1774).
Estas diferencias entre las provincias anglófonas, y las
francófonas, ha perdurado y mientras en las primeras tiene aplicación
el common law, en el Canadá francés se mantiene en vigencia un
sistema jurídico de tipo "romanista".
La primera vez que nos ocupamos de este problema el Código
vigente databa de 1866, y se inspiraba fundamentalmente en el Código
francés de 1804.
En materia de obligaciones naturales el artículo 1140,
ubicado en el capítulo que se ocupa del pago, reproducía literalmente
el artículo 1235 del código francés, con una pequeñísima modificación
en el primer párrafo:
"Todo pago supone una deuda; lo pagado sin que exista una
deuda está sujeto a repetición.
La repetición no se admite respecto a las obligaciones
naturales que han sido cumplidas voluntariamente".
21
Pero, como bien lo señalaba BAUDOIN 27, en el Código de
Quebec encontrábamos otra norma, en materia de fianza, que hacía
referencia expresa a las obligaciones naturales:
"Art. 1932.- La fianza no puede existir más que si hay una
obligación válida.
Se puede, sin embargo, afianzar la obligación puramente
natural, así como aquellas en que el deudor principal puede
hacerse liberar en virtud de una excepción que le es puramente
personal, por ejemplo en el caso de minoridad".
Dos eran los aspectos de interés de esa norma: a) que se
hablaba de uno de los efectos de las obligaciones naturales, que por
ser relaciones jurídicas válidas son susceptibles de ser afianzadas,
y b) que se suministraba un ejemplo de obligación natural, al
mencionar las contraídas por los menores.
La doctrina canadiense mencionaba también como normas que
consagraban hipótesis de obligaciones naturales a los artículos 1927
y 1928, que se referían a las deudas de juego, que no están provistas
de acción para exigir judicialmente su cumplimiento, pero que si han
sido pagadas por la parte perdidosa, ésta no podía repetir 28.
Resulta también de interés ver que la jurisprudencia de
Quebec ha hecho frecuente aplicación de la noción de obligaciones
naturales, siguiendo una evolución semejante a la que señalamos en
Francia, para culminar dando cabida a los "deberes morales o de
conciencia" y admitir que la promesa de cumplirlos puede engendrar
29
efectos civiles y servir de base a una obligación civilmente
exigible.
En 1991, por ley del 4 de junio, la Asamblea Nacional ha
adoptado un nuevo Código, y el 18 de diciembre de 1992 dictó la ley
sobre aplicación de estas reformas, y por decreto del 19 de mayo de
1993 se dispuso que el mencionado cuerpo legal entrase en vigencia el
1º de enero de 1994.
Vemos así que el artículo 1140 ha sido sustituído por el

27
. Jean-Louis Baudoin: "Les obligations", ed. Yvon Blais,
Montreal, 1983, Nº 18, p. 28 y ss.
28
. Obra y lugar citados en nota anterior.
29
. Ver los numerosos fallos que cita Baudoin en las páginas 28
y 29 de su obra.
22
1154, que le ha introducido ligeras modificaciones; por ejemplo ya no
se habla más de "deuda", sino de "obligación", y se ha agregado en el
segundo párrafo un "sin embargo", de manera que la norma actualmente
expresa:
"Art. 1154.- Todo pago supone una obligación; lo pagado sin
que exista una obligación está sujeto a repetición.
La repetición, sin embargo, no se admite respecto a las
obligaciones naturales que han sido cumplidas voluntariamente".
Pareciera que de esta forma se acentuase la exigencia de
que preexista una obligación, para que nos encontremos técnicamente
frente a un pago; y se destaca también el carácter excepcional de la
irrepetibilidad de lo pagado en virtud de una obligación natural.
Pero, a nuestro entender, en lo sustancial la solución legal no se
altera.
También el antiguo artículo 1932, en materia de fianza, ha
sufrido algunos retoques en su segundo párrafo; dispone actualmente
el:
"Art. 2340.- La fianza no puede existir más que si hay una
obligación válida.
Se puede afianzar la obligación cuyo deudor principal
podría hacerse liberar invocando su incapacidad, a condición de
que el hecho fuese conocido, y también la obligación natural ".
Dos son los aspectos que debemos resaltar de estar reforma;
en primer lugar, para que sea válida la fianza estipulada para
garantizar la obligación contraída por un incapaz, es menester que
las partes sepan que existía tal incapacidad. En segundo lugar, el
orden dado actualmente a las dos hipótesis contenidas en el segundo
párrafo del artículo 2340, tiende a diferenciarlas netamente y
desvincular la incapacidad de los casos de obligaciones naturales, de
manera que ya no es válida la observación que efectuábamos al
comentar la anterior norma. Ahora no podemos sostener que las
obligaciones contraídas por el incapaz constituyan una especie dentro
de las obligaciones naturales.
Finalmente, con relación al juego y la apuesta, los
artículos 1927 y 1928 han sido reemplazados por los artículos 2629 y
2630. Aunque la redacción de las nuevas normas difiere bastante de
las anteriores, el efecto que consagran de irrepetibilidad de lo
pagado, posiblemente permitirá a la doctrina canadiense continuar
23
encontrando en ellas hipótesis de obligaciones naturales.
Por último, no hemos encontrado en el nuevo Código norma
alguna que haga referencia a los deberes morales o de conciencia,
pero estimamos que la jurisprudencia mantendrá la posición que ya
había adoptado, de manera que los utilizará como causa válida que
justifique la exigibilidad civil de su promesa de cumplimiento.

e) Holanda
El Código civil de los Países bajos era muy antiguo; databa
de 1838 y era casi una traducción del Código civil francés. Su
artículo 1395 disponía:
"Todo pago supone una deuda; lo que se pagó sin deberse
está sujeto a repetición.
No se admite ésta con respecto a las obligaciones naturales
cuando hayan sido cumplidas voluntariamente".
Este dispositivo adoptaba una solución que permitía
englobar al derecho holandés dentro del sistema francés; pero es
menester señalar que desde hace más de tres décadas, a impulsos del
profesor MEIJERS se comenzó a trabajar en la elaboración de un nuevo
Código, destinado a comprender todo el derecho privado. A su
fallecimiento la labor fue proseguida por una comisión integrada por
profesores universitarios y magistrados 30.
Cuando publicamos por primera vez este trabajo los dos
primeros libros habían sido ya aprobados por el Parlamento, pero
todavía no habían entrado en vigencia. De acuerdo a las informaciones
con que contábamos, el tema de las obligaciones se consideraba en el
proyecto del libro VI, y esa parte de la obra había recibido una
marcada influencia del derecho alemán.
En mayo de 1992 hemos sabido que todo el Código había sido
aprobado, y había entrado en vigencia aproximadamente un par de años
antes e incluso que existía una traducción al francés que, lamenta-
blemente, no hemos podido conseguir 31. Desconocemos, por tanto, cual

30
. Ver G.E. Langemeijer: "La réforme du code civil néerlandais",
en Revue Internationale de Droit Comparé, año XVII, enero-marzo 1965,
Nº 1, p. 55-72.
31
. Estos datos nos fueron suministrados por un profesor holandés
que participaba en el Congreso Internacional de Derecho Registral
efectuado en Torremolinos en mayo de 1992.
24
es la situación actual del derecho holandés en materia de obligacio-
nes naturales.

f) Venezuela.
El moderno Código de Venezuela, de 1942, parece haber
seguido en este punto el sistema francés, ya que en nuestra búsqueda
hemos encontrado el artículo 1178, que dispone:
"Todo pago supone una deuda; lo que ha sido pagado sin
deberse está sujeto a repetición.
La repetición no se admite respecto de las obligaciones
naturales que se han pagado espontáneamente".
Aunque no supiésemos que es un Código reciente, bastaría un
detalle para darse cuenta de ello; el uso del adverbio "espontánea-
mente" para determinar el modo en que debe efectuarse el pago. Se
aparta así del modelo francés, que al hablar de lo pagado "volunta-
riamente" ha dado origen a muchas discusiones doctrinarias.
En efecto, un acto para ser voluntario no debe estar
viciado por el error, y la mayor parte de la doctrina francesa, al
estudiar el requisito de la voluntariedad del pago -cuando se cumple
una obligación natural- ha sostenido que ese pago debe haberse
efectuado con pleno conocimiento de que la obligación no era
exigible, para que se cumpla el requisito de la voluntariedad y sea,
en consecuencia, irrepetible.
Por el contrario, si el deudor desconocía que la obligación
era natural, y pagaba por error, entiende esta doctrina que no
estamos frente a un cumplimiento voluntario y que puede repetirse lo
pagado.
El problema ha sido muy debatido y en contra de tal
interpretación se ha señalado que en esta hipótesis la voluntariedad
consistiría en la ausencia de los otros vicios del consentimiento, y
en especial que el pago no haya sido "forzado", sino espontáneo,
porque quien paga una obligación natural no incurre en error
esencial, en razón de que está cumpliendo la prestación exigida por
un vínculo jurídico existente y real.
Esta solución -a nuestro entender la más correcta-
proviene del derecho romano, y es la que ha predominado en la
doctrina italiana al comentar el artículo 1237 del viejo Código de
1865. Es también la que prevalece en el sistema hispanoamericano, que
25
no considera como error esencial el pago de una obligación natural,
desconociendo la falta de exigibilidad.
Para obviar estos problemas los códigos más modernos
sustituyen el adverbio "voluntariamente" por "espontáneamente" 32.

32
. Ver Código civil italiano de 1942, art. 2034.
CAPITULO IV

CÓDIGOS QUE NO MENCIONAN LAS OBLIGACIONES NATURALES

Tomaremos como ejemplo más demostrativo el derecho español,


que culmina con el Código civil de 1889, por la influencia que ha
tenido en varios Códigos americanos, alguno todavía en vigencia, como
el de Puerto Rico.

1) España
a) Antecedentes históricos

Al tratar de las Leyes de Partida en el Capítulo VI de la


Sección Segunda, hemos señalado que la doctrina española de su época
casi no se ocupó de esas normas 33, y que los comentarios que les hizo
Gregorio LÓPEZ en la Glosa son brevísimos.
Recién a comienzos del siglo XIX, y como consecuencia del
movimiento doctrinario que provocó la sanción del Código francés,
aparecen algunos trabajos que tratan con más extensión y sistemática
el problema de las obligaciones naturales 34.
Es sabido que el proceso de codificación en España se

33
. Ver José Luis Lacruz Berdejo: "Las obligaciones naturales",
en "Estudios de Derecho Civil", Bosch, Barcelona, 1958, p. 168; este
trabajo ha sido reproducido en "Estudios de Derecho privado común y
foral", Colegio de Registradores, Madrid, 1992, T. II, p. 3 a 27.
Nuestras citas se continuarán refiriendo al libro mencionado en
primer término.
34
. Lacruz Berdejo menciona los estudios de Laserna y Montalbán,
Gutiérrez, Viso y Fernández Elías, pero afirman que sus exposiciones
"se limitan a citar, con comentarios tomados de autores franceses, el
texto fundamental de las Partidas en que la obligación natural se
define" (obra citada en nota anterior, p. 169).
27
extendió desde comienzos del siglo XIX hasta la sanción del Código de
1889; uno de los jalones de esa larga tarea es el proyecto de 1851,
en el que tuvo destacada participación don Florencio GARCÍA GOYENA.
Relata en las "Concordancias..." 35 que la Comisión de codificación
le encargó la confección de un anteproyecto de regulación de las
obligaciones naturales, con miras a ser incorporado en el futuro
36
Código .
GARCÍA GOYENA cumplió con el encargo y su propuesta fue
debatida en la sesión del 25 de noviembre de 1846, pero la Comisión
creyó innecesario incorporar las normas proyectadas, estimando que
con las previsiones que se incluían en materia de fianza y de pago
indebido "estaba provisto a todos los casos de obligación natural sin
37
nombrarla" .

b) El Código civil. Doctrina y jurisprudencia


De allí surge que en el Código vigente no encontremos
ninguna mención de las obligaciones naturales, ni siquiera incidental
como la hay en el Código francés. Esto, sin duda, plantea un problema
a magistrados y tratadistas, pero unos y otros procuran encontrar
vestigios de las obligaciones naturales en varios textos, y sobre su
base reconstruir la institución dentro del ordenamiento jurídico
español.
La búsqueda, como es lógico, se dirige hacia hipótesis en
las cuales se dan los principales efectos de las obligaciones
naturales: irrepetibilidad del pago, o posibilidad de afianzar o
novar una obligación que carece de acción para exigir su cumplimien-
to.
La bibliografía sobre la materia es abundante, ya que casi
todos los tratados y manuales se ocupan del tema. Algunos se limitan
a aceptar la presencia de las obligaciones naturales dentro del
sistema español, y sobre la base de las hipótesis a que hacemos
referencia tratan de construir una doctrina general de dichas

35
. Florencio García Goyena: "Concordancias, motivos y comenta-
rios del Código civil español" (reimpresión de la edición de Madrid,
1852), Zaragoza, 1976, comentario al art. 1025, p. 548 y ss.
36
. Obra y lugar citados en nota anterior.
37
. Obra citada en nota 35, p. 551.
28
obligaciones, afirmando que "la obligación natural sigue vigente, no
sólo en la letra de algunos códigos, sino en los capítulos de las
principales obras jurídicas" 38, que suelen caracterizarlas como "una
categoría intermedia entre el simple deber moral y la obligación
jurídica perfecta" 39; otros, como PÉREZ y ALGUER 40, niegan terminan-
temente que pueda admitírselas y afirman que el silencio del Código
equivale a su rechazo, expresando que no es necesario recurrir a la
noción de obligación natural para explicar los casos de irrepeti-
bilidad de pago, o en que se dan otros efectos pese a la falta de
acción; más aún, ni siquiera creen que esos casos se ajusten al
concepto clásico de obligación natural.
Esa corriente negativa se acentúa a partir de trabajos como
los de RODRÍGUEZ ARIAS 41 y MARTÍN BALLESTERO 42.
El primero define la obligación natural como "el deber
jurídico de irrepetibilidad, que constriñe al deudor, que ha
efectuado un pago no exigible civilmente, en cumplimiento de una
justa causa, cuyo vínculo existía al margen del derecho positivo, por
haberse establecido al amparo de la moral social" 43.
El segundo sostiene que en la actualidad la obligación
natural recibe del Derecho romano sólo el nombre y que "como causa
del vínculo producido por aquella ejecución voluntaria de la misma,

38
. Ver Federico Puig Peña: "Tratado de Derecho civil español -
Teoría general de las obligaciones", T. IV, vol. 1, ed. Rev. Der.
Privado, Madrid, 1951, p. 90.
Agrega este autor que "se observa el inicio de una corriente
favorable a la obligación natural, que llega a constituir, como dice
Castán, uno de los procedimientos técnicos más destacados para lograr
la espiritualización del derecho civil".
39
. Ver Jaime Santos Briz: "Derecho civil. Teórico y práctico -
Derecho de Obligaciones", T. III, ed. Rev. Der. Privado, Madrid,
1975, p. 121.
40
. Ver las notas de estos juristas en la traducción de Ennecce-
rus.
41
. Ver Lino Rodríguez Arias Bustamante: "La obligación natural.
Nuevas aportaciones a la teoría comunitaria del derecho", Reus,
Madrid, 1953.
42
. Luis Martín Ballestero y Costea: "La obligación natural",
Temis, Zaragoza, Nº 6, 1959, p. 11 y siguientes.
43
. Autor y obra citados en nota 41, p. 159 (punto 6º, in fine).
29
implica el reconocimiento y la asunción jurídica de un deber moral
que vivifica al derecho positivo y que a éste en modo alguno puede
serle extraño" 44.
Estas afirmaciones significan borrar totalmente las
obligaciones naturales, y sustituirlas por el concepto de deber
moral, siendo que una y otra figura son perfectamente diferenciables,
y pueden coexistir, como lo exponemos en la última sección de esta
obra 45.
Incluso RODRÍGUEZ-ARIAS explica que se trata de un "deber"
porque no se dirige a sujeto determinado, sino a todo aquel que se
halle en una situación jurídica dada 46, lo que significa desconocer
la realidad de los hechos en las hipótesis en que efectivamente hay
obligación natural, como sucede por ejemplo en las obligaciones
prescriptas: ¡en esos casos tanto la persona del deudor, como la del
acreedor, están perfectamente determinadas ! 47.
Por eso insistimos: cuando existe una relación con todos
los elementos esenciales propios de una obligación, y tanto los
sujetos (acreedor y deudor), como el objeto (prestación), están
perfectamente determinados, la falta de exigibilidad no suprime la
existencia del vínculo, ya que hay un débito que no se ha extinguido.
En esos casos estamos frente a una obligación natural.
Pero, dejemos de lado estas disquisiciones sobre problemas
que ya hemos expuesto, y sobre los que retornaremos más adelante, y
veamos rápidamente cuáles son las normas del Código civil español que
han servido para sostener la existencia de las obligaciones naturales
en dicho ordenamiento. Dispone el artículo 1935:
"Las personas con capacidad para enajenar pueden renunciar
la prescripción ganada ...".
Como esta renuncia puede consistir en el pago de una deuda

44
. Trabajo citado en nota 42, p. 22.
45
. Ver Sección Cuarta de este libro, Capítulo de Conclusiones,
última conclusión.
46
. Obra citada en nota 41, p. 159 (punto 1º).
47
. Ver Sección Primera de esta obra, Capítulo II, punto 2.
30
prescripta, se ve aquí el cumplimiento de una obligación natural 48.
También suele encontrarse un caso de obligación natural en
la imposibilidad de repetir el pago que se hubiese efectuado en
virtud de una deuda de juego o apuesta prohibidos (artículo 1798),
máxime porque el artículo 1801 dispone expresamente que:
"El que pierde en un juego o apuesta de los no prohibidos,
queda obligado civilmente ...".
Muchos autores españoles advierten, acertadamente, que aquí
no puede tratarse del cumplimiento de una obligación natural, sino
que se niega la repetición en virtud de la ilicitud de la causa 49.
Se trata, pues, de un caso de aplicación de la regla "nemo auditur
propriam turpitudinem allegans".
Recordemos, además, que GARCÍA GOYENA, al redactar el
proyecto que mencionamos más arriba 50, no incluyó las deudas de juego
entre los casos de obligación natural, y expresaba de manera
terminante: "Claro es que de los contratos contra la moral o buenas
costumbres no puede nacer obligación natural, ni ninguno de sus
efectos" 51.
Con relación a los juegos "no prohibidos" podemos mencionar
una sentencia del Tribunal Supremo del 23 de febrero de 1988, citada
por CANO MARTÍNEZ 52; en ella se expresa que:
" ... los juegos de suerte, envite o azar declarados
legales y practicados en lugares autorizados al efecto, ya no
pueden seguir considerándose prohibidos y, en consecuencia,
obligan a pagar al que pierde y, por ello, el que gana tiene
derecho y acción para exigir lo ganado...".
En el criterio del Tribunal Supremo no interesa ya tanto la
naturaleza del juego, a que hace referencia el artículo 1800 del

48
. Ver Diego Espín Cánovas: "Manual de Derecho Civil español -
Obligaciones y Contratos", vol. III, 6ª ed., Ed. Rev. de Der.
Privado, Madrid, 1983, punto e), p. 34.
49
. Ver, por todos, Espín Cánovas, obra citada en nota anterior,
p. 32 y 33.
50
. Ver obra y lugar citados en notas 35 a 37.
51
. Obra citada, comentario al art. 1025, p. 550.
52
. José Ignacio Cano Martínez de Velasco: "La obligación
natural", Bosch, Barcelona, 1990, p. 67.
31
Código civil 53, sino las actuales condiciones de vida, en virtud de
las cuales esos juegos son "objeto propio de actividad pública" y "la
nueva situación jurídica de los juegos legalizados conforme a la
realidad social del tiempo presente".
El fallo califica a la normativa del Código de "parca y
añeja"; en realidad el primer párrafo del artículo 1801, que
mencionamos más arriba, al dar fuerza obligatoria civil a las deudas
contraídas practicando juegos "no prohibidos" legalmente, va más allá
que la propia sentencia, que trata de otra categoría, los juegos
"autorizados", hipótesis en la cual no pueden caber dudas que estamos
frente a una causa válida para dar nacimiento a obligaciones civiles
54
.
Lo que sí es interesante -dentro de la normativa del
Código- es que se permite afianzar la obligación contraída por un
menor 55, como también novar las obligaciones viciadas por una nulidad
56
, aunque el maestro CASTÁN afirma que estos supuestos "no tienen en
realidad conexión clara con la teoría de las obligaciones naturales",
entendiendo que "mientras no sea impugnada es obligación perfecta,
que engendra acción, y si es anulada no se convierte en imperfecta,

53
. "Art. 1800 (Código civil español).- No se consideran
prohibidos los juegos que contribuyen al ejercicio del cuerpo, como
son los que tienen por objeto adiestrarse en el manejo de las armas,
las carreras a pie o a caballo, las de carros, el juego de pelota y
otros de análoga naturaleza".
54
. Cano Martínez llega a la conclusión de que "se declaran
lícitos los juegos de envite o azar, ... permitidos reglamentariamen-
te y practicados en lugares especialmente autorizados, por lo que
aquéllos producen obligación civil perfecta en contra del perdedor",
trabajo citado, p. 69.
55
. "Art. 1824 (Código civil español).- La fianza no puede
existir sin una obligación válida.
Puede, no obstante, recaer sobre una obligación cuya nulidad
pueda ser reclamada a virtud de una excepción puramente personal,
como la de la menor
edad. ...".
56
. "Art. 1028 (Código civil español).- La novación es nula si
lo fuere también la obligación primitiva, salvo que la causa de la
nulidad sólo pueda ser invocada por el deudor, o que la ratificación
convalide los actos nulos en su origen".
32
sino que desaparece en absoluto" 57.
No nos ocuparemos aquí del análisis de esos argumentos,
porque lo hacemos con detenimiento al analizar el derecho argentino;
pese a ello creemos necesario acotar que las obligaciones viciadas de
nulidad no engendran acción, ya que si se deduce ante la justicia una
"pretensión", el juez deberá declarar que quien la intenta "carecía
de acción", en razón del vicio mismo que afectaba a la relación.
Ocupándose de la posibilidad de novar una obligación
natural, en el derecho español, DIEZ PICAZO observa con su caracte-
rística agudeza:
" ... En mi opinión, no cabe ninguna duda de que a través
de un negocio jurídico idóneo la llamada obligación natural
puede transformarse, por decirlo así, en una auténtica obliga-
ción civil. Lo único que ocurre es que es muy dudoso que este
negocio jurídico pueda ser considerado como un negocio novativo.
..." 58.
En realidad la crítica está dirigida a algunos casos que se
citan como ejemplo de novación de una obligación natural, en los
cuales sólo hay un reconocimiento, en virtud del cual se "fortalece"
el vínculo y se vuelve a estar frente a una obligación civil.
Recuerda entonces DIEZ PICAZO que la característica de la novación es
que "se extinga una obligación anterior y nazca una nueva", pero que
si la obligación natural deja de poseer este carácter para pasar a
ser una obligación civil "el régimen jurídico de la novación no
parece aplicable" 59.
Advertimos, sin embargo, que la novación de una obligación
natural en civil puede tener un alcance más amplio, y no limitarse a
"robustecer" el vínculo jurídico, sino operar también sobre otros
elementos esenciales, sea porque sustituye la prestación originaria
por otra, o porque provoca el cambio de sujetos acreedor o deudor,
además de dotar de exigibilidad a la obligación. Como se ve, pueden
presentarse verdaderos cambios "novatorios", que darán nacimiento a

57
. José Castán Tobeñas: "Derecho civil español, común y foral -
Obligaciones", T. III, 11ª ed., Reus, Madrid, 1974, p. 100.
58
. Luis Diez Picazo: "Fundamentos del derecho civil patrimo-
nial", Tecnos, Madrid, 1970, p. 335.
59
. Obra y lugar citados en nota anterior.
33
una obligación civil basada en la primitiva obligación natural que se
extingue.
Se presenta también como ejemplo de obligaciones naturales
a las deudas prescriptas 60, razonando sobre la base de los artículos
1935 y 1901, en especial en cuanto el primero de ellos admite la
posibilidad de renunciar a la prescripción ya ganada.
Quien paga una obligación prescripta está cumpliendo una
prestación que no era ya exigible, pero el pago será irrepetible,
pues reconocerá una "justa causa" (artículo 1901).
Sin embargo juristas de gran prestigio ponen en tela de
juicio esta caracterización, y afirman con énfasis que las obligacio-
nes prescriptas están dotadas de acción y siguen siendo civiles. Así
DIEZ PICAZO, luego de expresar que, a su juicio, "es innegable la
existencia de un deber de pagar las deudas aunque éstas hayan
prescripto y aunque su prescripción proporcione al deudor un medio
para hacerlas inexigibles" 61, razona sobre la base del "no funciona-
miento automático de la prescripción", para llegar a la conclusión de
que las deudas prescriptas tienen en el ordenamiento español "una
eficacia diferente de las que producen las meras obligaciones
naturales" y que por tal razón "el pago o el reconocimiento de una
deuda prescripta no supone el pago o el reconocimiento de una
obligación natural, sino de una auténtica obligación civil " 62.
En sentido similar se expide ALBALADEJO 63, para quien "la
obligación prescripta sigue siendo una obligación civil, si bien
debilitada porque no puede imponerse al deudor su cumplimiento", y al
tratar de la prescripción expresa que "al pasar cierto tiempo
inactivo o irreconocido el derecho, el ordenamiento lo deja a la
buena voluntad del sujeto pasivo, retirando al titular el poder de

60
. Ver Espín Cánovas (obra citada, p. 35); Castán Tobeñas (obra
citada, p. 100); Puig Peña (obra citada, p. 92); Santos Briz (obra
citada, p. 123).
61
. Luis Diez Picazo, obra citada, Nº 391, p. 338 y 339.
62
. Obra y lugar citados en nota anterior.
63
. Manuel Albaladejo: "Derecho civil - Obligaciones", T. II,
vol. 1º, 5ª ed., Bosch, Barcelona, 1980, § 55, p. 356.
34
imponerlo" 64, y estima que quien paga una obligación prescripta "no
puede considerarse que realice un acto de liberalidad, sino que
cumple un deber" 65.
También MARTÍNEZ CALCERRADA arguye que como lo que el
derecho concede al deudor es una "excepción", el acreedor puede
accionar exigiendo el cumplimiento, "por lo que en sí la obligación,
aunque prescripta, es civil y perfectamente exigible, a diferencia de
la obligación natural" 66.
Se recurre aquí otra vez -como suele hacerse también
respecto a las obligaciones que nacen de un acto viciado de nulidad-
al argumento de que el acreedor tiene acción para reclamar el
cumplimiento, confundiendo la acción con la "pretensión accionable",
que es un derecho subjetivo de carácter procesal, que permite
presentarse ante el juez -aunque se carezca de acción y de derecho-
para reclamar un pronunciamiento, en el que precisamente se dirá que
"el derecho no existía", o que "la acción estaba enervada" por la
prescripción. Para no repetir argumentaciones, remitimos a lo que
exponemos sobre estos puntos al tratar del derecho argentino.
Hemos dejado para considerar en último término el artículo
1901, que es la pieza clave dentro del Código español para dar cabida
a los deberes morales, aunque se los siga rotulando como "obligacio-
nes naturales". Esta norma, la última de la sección dedicada al
"cobro de lo indebido", establece como regla general la restitución
de lo que se pagó cuando nada se debía, salvo que aquél a quien se le
pida la devolución pruebe que "la entrega se hizo a título de
liberalidad o por otra justa causa".
Se trata, como dice LACRUZ BERDEJO, de una fórmula vaga y
flexible" y precisamente se la elogia por estas características
sosteniendo que:
"La ventaja de esta vaguedad es que así el concepto de
obligación natural puede ajustarse a las condiciones de tiempo

64
. Autor y obra citados en nota anterior: "Introducción y Parte
General", T. I, vol. II, 5ª ed., Bosch, Barcelona, § 107, Nº 3, p.
484.
65
. Autor y obra citados en nota anterior, § 107, Nº 12, p. 519.
66
. Luis Martínez Calcerrada: "Problemática de las obligaciones
naturales", en "Estudios de derecho patrimonial", ed. Montecorvo,
Madrid, 1984, p. 141.
35
y lugar, pues queda al arbitrio del juez el determinar más
concretamente lo que sea la justa causa" 67.
Por este camino, bastante similar al recorrido por el
derecho francés, se ha ido dando entrada a los deberes morales bajo
la denominación de obligaciones naturales; la tendencia ha sido
resistida por algunos autores como ROCA SASTRE 68, pero ha encontrado
consagración en la doctrina del Tribunal Supremo que, en una famosa
sentencia de fecha 17 de octubre de 1932, sobre la que volveremos más
adelante, debiendo juzgar un caso de seducción, resuelve que la
promesa de pagar una pensión a la mujer, luego abandonada, tiene su
base en un evidente deber moral, y engendra -en definitiva- una
obligación civil perfectamente exigible. Niega, en la especie, que
haya mediado liberalidad, sosteniendo que se trata de una obligación
natural, basada en un deber moral.
El lenguaje de la sentencia incurre en el error, bastante
frecuente, de confundir obligaciones naturales con deberes morales,
aunque sus efectos jurídicos sean netamente diferentes; pero lo
indiscutible es que, con ese rótulo se admite en el derecho español
a los deberes morales como causa válida para dar nacimiento a una
obligación civil exigible.
La diferencia entre la obligación natural y el deber moral
está muy claramente expuesta por Federico de CASTRO y BRAVO, cuando
nos dice que "la valoración de la obligación moral como causa tiene
un origen distinto al de la obligación natural" 69.
Permítaseme aquí una digresión y unas palabras de agradeci-
miento al maestro, cuyo espíritu continúa presente entre nosotros.
Cuando preparé este libro en 1966 me encontraba realizando estudios
en Madrid, y el maestro tuvo la gentileza de permitirme consultar los
manuscritos de su obra sobre "El negocio jurídico", entonces inédita.
Al leer el capítulo que dedica a las "obligaciones morales" terminé
de comprender la diferencia sustancial entre las dos figuras que me

67
. José Luis Lacruz Berdejo, trabajo citado en nota 32, p. 185.
68
. Ver Ramón María Roca Sastre y José Puig Brutau: "Estudios de
Derecho Privado - Obligaciones y Contratos", T. I, Madrid, 1948, p.
288.
69
. Federico de Castro y Bravo: "El negocio jurídico", Inst. Nac.
de Estudios Jurídicos, Madrid, 1967, § 278, p. 218.
36
encontraba investigando y, en especial, la función que desempeñan los
"deberes morales" como causa del negocio jurídico 70, que no se reduce
a la mera irrepetibilidad de lo pagado espontáneamente, sino que se
extiende a justificar la exigibilidad de promesas que sólo tenían
como base el deber moral.
La mayor parte de las confusiones, vacilaciones, dudas y
discrepancias que afloran en la doctrina española -y también en la
de otros países- se deben a que no se distingue adecuadamente la
"obligación natural" (relación que es una verdadera obligación, con
todos sus elementos esenciales, aunque el vínculo se encuentre
debilitado y por ello el acreedor no pueda exigir su cumplimiento),
del "deber moral" (que limita su función a actuar como causa de un
negocio válido, que engendrará obligaciones civiles y, por tanto,
exigibles.
El principal de los fallos que suele citarse como de
aplicación del concepto de obligación natural es el ya mencionado
caso resuelto por el Tribunal Supremo en octubre de 1932, en el cual
una joven huérfana, que a los 16 años fue seducida por un médico de
40, y luego de convivir algún tiempo y tener varios hijos fue
abandonada 71. Se presentaron como pruebas varias cartas del ex-
amante, en una de las cuales se expresaba textualmente: "Mientras yo
trabaje y tenga vida, tú recibes todos los meses de cincuenta a
sesenta duros fijos".
El tribunal de primera instancia y la audiencia territorial
desecharon la demanda, pero el Tribunal Supremo hizo lugar al
recurso, estimando que la causa de la obligación no era ilícita, ya
que la promesa de pensión no se realizó en contemplación de un pacto
concubinario, sino que se colocaba en el "plano normal de la
obligación natural reconocida civilmente con carácter compensatorio,
que es de plena recepción en Derecho justo y normativo" 72.
A nuestro criterio, aunque la solución es justa, en este

70
. Autor y obra citados en nota anterior (en especial Cap. IX,
p. 217 a 225).
71
. Ver Luis Diez Picazo: "Estudios sobre la jurisprudencia
civil", Tecnos, Madrid, 1973, Vol. 1, p. 411, "Vara Núñez c/ Márquez
Tirado".
72
. Ver en obra citada en nota anterior, p. 413.
37
caso no estamos frente a la aplicación de los principios propios de
las obligaciones naturales, sino ante un "deber moral", cuya promesa
de cumplimiento es causa válida para dar nacimiento a una obligación
civil, plenamente exigible.
Soroa, en su tesis inédita 73, recuerda que este fallo tiene
como antecedente otra sentencia del 9 de mayo de 1914. En la especie,
herido un joven mortalmente en un accidente de caza, el padre y el
hermano firman un documento por el cual se comprometen a pagar una
pensión a M, que se encontraba embarazada por obra del accidentado.
Luego se resisten a cumplir la obligación asumida y el Tribunal
Supremo resuelve, casando la sentencia de instancia, que "no hay
razones de ningún género que excluyan el derecho a percibir la
pensión a M".
También aquí los "estímulos de conciencia" que, según el
mentado documento, "los obligaban más que cuantos vínculos creara el
derecho", constituyen un deber moral que sirve de causa válida a la
obligación, cuya exigibilidad es reconocida por el fallo.
En conclusión, el análisis que hemos realizado del derecho
español, a través de su doctrina y jurisprudencia, ilustra claramente
como, a pesar del silencio que guarda su Código sobre las obligacio-
nes naturales y los deberes morales, en la práctica se ha seguido una
evolución que en sus grandes lineamientos es similar a la del derecho
francés.

c) Compilaciones forales
No puede considerarse completo un estudio del derecho
español si no se hace referencia a sus compilaciones forales que
prevalecen sobre lo dispuesto por el Código civil en los puntos que
ellas regulan específicamente. Cuando en épocas del dominio moro los
distintos reinos cristianos comenzaron a aglutinarse alrededor de la
corona de Castilla, para enfrentar unidos la tarea de la Reconquista,
aunque se forjó la unidad política de la nación, cada reino conservó
su individualidad jurídica, manteniendo sus fueros y costumbres.
La firme actitud de los foralistas fue la que en el siglo

73
. Ver Manuel de Soroa y Suárez de Tangil: "Las obligaciones
naturales en Derecho Comparado y en Derecho español", tesis doctoral,
Madrid, 1975 (inédita), p. 191 y 192.
38
pasado demoró la sanción del Código civil, aprobado recién en 1888,
y obtuvo que su aplicación tuviese carácter supletorio; ya a mediados
de este siglo 74 se ordenó la constitución de las comisiones encarga-
das de redactar los proyectos de las distintas compilaciones, y entre
1959 y 1967 se promulgaron las de Vizcaya y Alava, Cataluña,
Baleares, Galicia y Aragón.
Ninguna de ellas hace referencia a las obligaciones
naturales, pese a la raíz romanista de sus costumbres, por lo que en
este punto se han encontrado en situación similar al resto del
territorio español.

d) Compilación navarra
La última compilación en aprobarse fue la de Navarra, el 1º
de marzo de 1973; es también la más extensa, ya que la integran 596
leyes, distribuidas en tres libros y, a diferencia de las restantes
compilaciones, no se ha limitado a incorporar los tradicionales
dispositivos consuetudinarios, sino que -como lo dice en la
Exposición de Motivos- ha procurado "ofrecer soluciones jurídicas de
gran actualidad", justificando este proceder de la siguiente manera:
" ... no deja de ser significativo que precisamente una
región que ha sentido y defendido la unidad política de España
haya sabido presentar sin timideces una formulación de su propio
derecho civil, afirmando con ello la vitalidad de todos los
ordenamientos forales como vía para un concertado progreso del
derecho de nuestra Patria".
Vemos así que la ley 510, bajo el título de "obligaciones
naturales", habla del cumplimiento de un "deber moral", excediendo
sin duda la figura de corte romanista, que pudo haber encontrado
aplicación por el rango preferente que para la interpretación e
integración del fuero navarro se da, en la ley 1, a la tradición
jurídica navarra, con mención expresa del Derecho romano "para las
instituciones o preceptos que la costumbre o la presente Compilación
hayan recibido del mismo". El primer párrafo de la mencionada ley 510
expresa:
"Obligaciones naturales.- No será repetible el pago cuando
se haya hecho en cumplimiento de un deber moral, o impuesto por

74
. Decreto del 23 de mayo de 1947.
39
el uso, aunque no sea judicialmente exigible. El reconocimiento,
la novación, la compensación y la garantía de las obligaciones
naturales producen efectos civiles."
A este dispositivo debe agregarse el contenido en la ley
538 que establece la inexigibilidad de las sumas prestadas a un menor
de edad, pero dispone que si esa deuda se pagase voluntariamente será
irrepetible 75, hipótesis típica de obligación natural aunque la
Compilación no le haya dado ese nombre de manera expresa.
Si indagamos en los antecedentes que condujeron a la
incorporación de estos textos en la actual Compilación navarra 76,
veremos que inicialmente (Fuero Recopilado, y Dictamen al Fuero) no
hicieron más que recoger la tradición romana de las obligaciones
naturales y recién en la Recopilación Privada, junto a los efectos
clásicos de la figura, y bajo su denominación, se introduce el giro:
"cumplimiento de un deber moral" que, como bien señala ESPÍN CÁNOVAS,
denota una clara influencia del Código civil italiano de 1942 77.
Esta simbiosis acentúa la confusión entre la figura clásica
de la obligación natural, y la moderna concepción de los deberes
morales, cuyos efectos y función -insistimos- son netamente
diferenciables.

2) Puerto Rico

Aquí se ha sentido netamente la influencia española, porque


hasta que Puerto Rico pasó a poder de los Estados Unidos de Norteamé-
rica, en virtud de disposiciones del Tratado de 1898 que puso fin a
la guerra con España, tenían plena vigencia las leyes hispanas, entre

75
. "Ley 538.- Préstamo al hijo de familia.- El que presta a un
hijo de familia no emancipado que vive en compañía de su padre, si
prestó sin consentimiento de éste, carece de acción para reclamar la
cantidad prestada, incluso después de desaparecer las causas de la
incapacidad; pero si la cantidad es pagada voluntariamente, no habrá
lugar a la repetición de la misma como indebida. ..."
76
. Ver Francisco Salinas Quijada: "Derecho Civil de Navarra -
Obligaciones y contratos", T. IV, vol. 1º, ed. Gómez, Pamplona, 1974,
p. 110 y ss.
77
. Autor y obra citados en nota 48, Nº 7, p. 40: "La norma
sanciona ampliamente los efectos de la obligación, que aparece
identificada con los deberes morales o sociales, situándose en la
misma línea del Código italiano de 1942 ...".
40
las que debe mencionarse el Código civil de 1889.
En 1902 se efectúa una revisión del Código, introduciéndose
muchas normas tomadas del Código civil de Luisiana, pero la reforma
es poco afortunada, pues se descuida la unidad del sistema y con
frecuencia las nuevas normas chocan con el resto del ordenamiento
jurídico, o con costumbres tradicionalmente arraigadas 78. Además, la
posterior sanción de muchas leyes modificatorias, exige actualizar el
Código por medio de compilaciones que tiendan a ordenarlas. Esta
labor se cumple en tres oportunidades: en los años 1911, 1930 y 1941,
pero entre todas merece señalarse especialmente la de 1930, que
introduce verdaderas renovaciones, entre las que merecen destacarse
el afán de buscar una mejor coordinación en las instituciones, que
evite desajustes y contradicciones, y el hecho de que el texto del
Código, a partir de ese momento, es bilingüe, en español e inglés.
El ordenamiento de Puerto Rico presenta características de
especial interés para los estudiosos del derecho; se vive en la
actualidad en ese país una experiencia novedosa, ya que han entrado
en contacto instituciones de dos sistemas netamente diferentes: el
"common law" y el derecho continental. ¿Prevalecerá alguno de ellos
sobre el otro? ¿Serán fecundas estas influencias recíprocas?
Pero, dejando de lado estas referencias históricas, si bien
que indispensables para comprender el sistema vigente en Puerto Rico,
digamos que su Código, siguiendo al español, tampoco tiene ninguna
norma que mencione a las obligaciones naturales.

3) Otros países que no mencionan las obligaciones naturales


Panamá y Guatemala

En ninguno de estos cuerpos legales hemos encontrado normas


que mencionen las obligaciones naturales o los deberes morales.
El Código de Panamá tiene fuerte influencia del español 79;
la obra más moderna en materia de obligaciones que hemos podido

78
. Notas tomadas de Félix Ochoteco Jr. en su "Estudio prelimi-
nar" al Código civil de Puerto Rico, Instituto de Cultura Hispánica,
Madrid, 1960.
79
. Ver nuestro: "Codificación civil y Derecho comparado", cap.
5, apartado VIII, Nº 73 a 75, p. 150 a 153.
41
consultar es la de RODRÍGUEZ ARIAS 80, y en ella no se encuentra
referencia alguna a las obligaciones naturales, pese a que su autor,
de origen español, había publicado en su patria un importante estudio
sobre el tema 81.
Creemos, sin embargo, que el artículo 1643, reproducción
casi textual del 1901 del Código español, con su alusión final a otra
"causa justa" 82, podría servir de base para la recepción doctrinaria
y jurisprudencial de los deberes morales.
Por su parte el Código de Guatemala, que tiene mayor
originalidad, al tratar del enriquecimiento sin causa, incluye en el
artículo 1625 una mención a la irrepetibilidad de lo que "se hubiese
satisfecho según equidad", que quizá pueda emparentarse también con
la noción del "deber moral" como causa de una atribución patrimonial.
Dice la mencionada norma:
"No se puede recobrar lo pagado que no habiéndose podido
exigir con arreglo a las leyes se hubiere satisfecho según la
equidad.
Tampoco se puede recobrar lo que se hubiese dado con objeto
de alimentos o por causa de piedad, si en el acto de la entrega
no se hizo reserva de reclamar el pago".
Lamentablemente no contamos con doctrina que interprete
esta norma, ni con jurisprudencia que la haya aplicado, para saber
cuál es su real alcance dentro del sistema jurídico guatemalteco.

80
. Lino Rodríguez-Arias Bustamante: "Derecho de Obligaciones"
(según los códigos civiles y la jurisprudencia española y panameña),
ed, Rev. Der. Privado, Madrid, 1965.
81
. Ver trabajo citado en nota 41.
82
. "Art. 1643 (Código civil de Panamá).- Se supone que hubo
error en el pago cuando se entregó una cosa que nunca se debió o que
ya estaba pagada o se entregó más de lo que se debía; pero aquél a
quien se pida la devolución puede probar que la entrega se hizo a
título de liberalidad o por otra causa justa".
CAPITULO V

SISTEMA GERMÁNICO

CÓDIGOS QUE HABLAN DE DEBERES MORALES

1) Alemania

No parece necesario recordar aquí cuál fue el proceso de


codificación alemana, ni su valor técnico y la influencia que ha
ejercido en el movimiento legislativo del presente siglo; son hechos
tan conocidos que puede omitirse su relato.
En la materia que nos ocupa advertimos que en el B.G.B
desaparece toda mención a las obligaciones naturales. Se apela, en
cambio, al concepto de deberes morales en el artículo 814, que
expresa:
"La prestación efectuada con el fin de ejecutar una
obligación no puede ser reclamada si el autor de la prestación
ha sabido que no estaba obligado a la prestación o si ella
correspondía a un deber moral o de conciencia o a un motivo de
conveniencia" 83.
Lo curioso del caso es que la doctrina alemana al estudiar
el problema de la clasificación de las obligaciones, continúa
distinguiendo entre las obligaciones civiles y las naturales, aunque
a estas últimas las denomina "imperfectas" 84. Especialmente sobre la
base de la irrepetibilidad del pago, aunque reconociendo también la

83
. En otras traducciones suele decirse "condiciones de decoro",
lo que viene a coincidir con la traducción que puede darse a la
versión francesa del Código griego.
84
. Ver Ludwig Enneccerus y H. Lehmann: "Tratado de Derecho Civil
- Derecho de Obligaciones", T. II, vol. I, Bosch, Barcelona, 1944, Nº
3, p. 12.
43
posibilidad de que se produzcan otros efectos jurídicos, se recons-
truye la teoría de las obligaciones naturales, y se citan una serie
de ejemplos que enumeraremos brevemente:
a) Las deudas prescriptas. Sin embargo ENNECCERUS dice que
podría dudarse que se trate de una obligación natural 85, pues a su
entender el crédito es accionable, ya que si el deudor no opusiese la
excepción, el juez lo condenaría a pagar 86.
b) Suele considerarse también como obligaciones naturales o
imperfectas las correspondientes al pago del saldo de deuda remitido
en un concordato.
c) El caso más importante es el que surge del artículo 814, que
lleva a considerar válido el pago efectuado en virtud de un deber
moral, aunque hubiese mediado error por parte de quien efectuó la
prestación, y haya realizado el pago creyendo estar civilmente
obligado.
En cambio, aunque a veces se las menciona, son mucho más
discutibles las hipótesis correspondientes al pago de deudas de
juego, apuesta o loterías prohibidas por el Estado y de los créditos
correspondientes a corretajes matrimoniales. La mayor parte de la
doctrina se inclina a creer que en tal caso el fundamento de la
irrepetibilidad reside en la ilicitud misma del acto.
En cuanto a los efectos de estas obligaciones imperfectas,
vemos que se niega puedan servir de base a una compensación legal,
pero se acepta en cambio que "pueden compensarse por contrato las
obligaciones naturales" 87. Se acepta también la posibilidad de ceder
las obligaciones naturales 88, y de que esta figura sirva de base a
89
una asunción de deuda , pero en este último caso el acreedor tampoco

85
. Ver Enneccerus - Lehmann, obra citada, Nº 3, p. 14, párrafo
a.
Ideas similares, como hemos visto, desarrollan autores españoles
para negar que las obligaciones prescriptas puedan ser consideradas
obligaciones naturales.
86
. Ver nuestra crítica a esta opinión al estudiar el derecho
argentino.
87
. Enneccerus - Lehmann, obra citada, Nº 69, p. 333, nota 1.
88
. Obra citada en nota anterior, Nº 79, p. 380, párrafo 4.
89
. Enneccerus - Lehmann, obra citada, Nº 85-I, p. 405, párrafo
I.
44
tendría acción contra quien asume la deuda.
Pero, lo que presenta más interés en el derecho alemán es
que se ha dado cabida a la nueva expresión de "deberes morales o
motivos de decoro".
Se procura reemplazar con ella el viejo concepto de
obligación natural, y el artículo 814 parece conceder a estos deberes
morales solamente un efecto: la irrepetibilidad de lo que se ha
pagado en virtud de ellos; pero no es ésta su verdadera función. Como
en realidad bastaría la falta de error, o espontaneidad en el pago,
para fundamentar la "soluti retentio", la doctrina -desde antiguo-
señala que, al apelarse a la noción de deber moral, se ha querido
indicar que estos deberes son una "causa adquirendi" suficiente y
que, por tanto, cualquier atribución patrimonial que se realice en
virtud de ellos o -lo que es más importante- la promesa de
cumplirlos, no constituye una donación, sino un verdadero pago y no
debe reunir las formalidades requeridas para las donaciones 90.
En definitiva, ¿qué significado tienen estas afirmaciones?
Lisa y llanamente se concede a los deberes morales efectos jurídicos
muy distintos de las obligaciones naturales, puesto que ya no se
trata simplemente de la "soluti retentio", sino que tales deberes se
constituyen en causa suficiente para generar obligaciones civiles
perfectamente exigibles.
Estas normas, consagradas en el derecho alemán, siguen un
camino paralelo al que recorren en Francia la doctrina y la jurispru-
dencia. La diferencia -curiosa- es que aquí, bajo el nombre de
"deberes morales", subsiste la figura de las obligaciones naturales,
con casi todos sus efectos, aunque la doctrina las denomine obliga-
ciones imperfectas.

2) Suiza

Quizás deberíamos haber mencionado a Suiza en primer


término, al estudiar el sistema germánico, pues al parecer el primer
antecedente de la incorporación a un texto legal de los "deberes
morales" se encuentra en el viejo Código Federal de las Obligaciones,

90
. Andreas Von Thur: "Tratado de las Obligaciones", trad. al
castellano de W. Roces, Reus, Madrid, 1934, T. I, p. 24 y 25.
45
91
de 1881 que, como lo destaca GIORGI , adopta esa expresión en su
artículo 72, que dispone:
"No se puede repetir lo que se ha dado en virtud de una
deuda prescripta o en cumplimiento de un deber moral".
Ese texto sirvió de antecedente al nuevo Código de las
Obligaciones, que es de comienzos de este siglo 92, y cuyo artículo
63 dispone:
"Pago de lo indebido. 1. El que haya pagado voluntariamente
lo que no debía, no puede reclamarlo si no prueba que lo pagó
creyendo, por error, que debía lo que pagaba.
2. No habrá lugar a la reclamación si lo que pagó fue para
saldar una deuda prescripta o para cumplir un deber moral..." 93.
La norma contiene dos hipótesis que nos interesan directa-
mente: el pago de una deuda prescripta, que es un caso típico de lo
que denominamos obligaciones naturales, pues la relación preexiste y
posee todos los elementos esenciales de una obligación; y lo pagado
en virtud de deberes morales, que son causa válida de una atribución
patrimonial irrepetible y, algo más, ya que en definitiva doctrina y
jurisprudencia conceden a los deberes morales virtud generadora de
obligaciones civiles.
Se encuentran también en el Código suizo de las obligacio-
nes otros dispositivos que no admiten la repetición de lo pagado en
virtud de un objeto ilícito, o deuda de juego; nos referimos a los
artículos 66 y 514, que disponen, respectivamente:
"Art. 66.- Repetición excluída. No habrá lugar a repetición
de lo que se hubiese dado para lograr un objeto ilícito o

91
. Giorgio Giorgi: "Teoría de las Obligaciones", trad. al
castellano, Reus, Madrid, 1928, T. I, Nº 67 bis, p. 69: " ... el
Código suizo sustituyó las palabras obligaciones naturales del Código
francés, con las de deberes morales, adoptando así la opinión
propuesta por nosotros en 1876. ..."
92
. Fue sancionado el 30 de marzo de 1911, y entro en vigencia
el 1º de enero de 1912.
93
. El texto francés de estos dos primeros parágrafos del
artículo 63, expresa:
"Paiement de l'indu. 1. Celui qui a payé volontairement ce qu'il
ne devait pas ne peut le répéter s'il ne prouve qu'il a payé en
croyant, par erreur, qu'il devait ce qu'il a payé.
2. Ce qui a payé pour acquitter une dette prescripte ou pour
accomplir un devoir moral ne peut être répété".
46
contrario a la moral" 94.
"Art. 514.- Reconocimiento de deuda y pago voluntario. ...
2.- No habrá lugar a la repetición de lo pagado voluntariamente
salvo que la ejecución regular del juego o la apuesta haya sido
impedida por un caso fortuito, por el hecho de la otra parte, o
que esta última haya sido culpable de maniobras desleales" 95.
Aquí el rechazo de la "condictio indebiti" está fundada en
la regla "nemo auditur..." y -en coincidencia con la doctrina que
sostenemos en otra parte de este libro- los autores suizos conside-
ran que las deudas de juegos prohibidos, al igual que las previstas
en el artículo 66, no pueden en manera alguna considerarse obligacio-
nes naturales, o deberes morales, sino que se trata de relaciones
obligatorias con causa ilícita 96.
La incorporación de los deberes morales, en reemplazo de
las obligaciones naturales, no provoca -sin embargo- su total
desaparición, pues la doctrina suiza afirma con mucho acierto que "es
necesario distinguir los deberes morales, que surgen de una regla
ética, de las obligaciones naturales, que se basan en una relación
contractual" 97, lo que en realidad está apuntando a la diferencia
sustancial entre ambas instituciones: el deber moral, fundado en
consideraciones éticas, puede ser admitido como causa válida de
atribuciones patrimoniales, o de futuras relaciones jurídicas
exigibles; la obligación natural es una relación ya existente "que
goza de una protección jurídica limitada, porque le falta fuerza
98
ejecutoria" .

94
. "Répétition exclue. Il n'y a pas lieu à répétition de ce qui
a été donné en vue d'atteindre un bat illicite ou contraire aux
moeurs".
95
. "Art. 514.- Reconnaissance de dette et paiement volontaire.-
... Il n'y a lieu a répétition de paiements volontaires que si
l'exécution régulière du jeu ou du pari a été empêchée par un cas
fortuit, par le fait de l'autre partie, ou si cette dernière s'est
rendue coupable de manoeuvres déloyales".
96
. Ver Maurice Aubert: "La répétition des prestations illicites
ou immorales", Nouv. Bib. de Droit et Jurisp., Lausanne, 1954, p. 33
y ss.
97
. Autor y obra citados en nota anterior, p. 177.
98
. Th. Guhl: "Le droit féderal des Obligations", trad. de Des
Gouttes, Zurich, 1947, p. 28 (citado por Aubert, p. 177).
47
Los tribunales suizos continúan aplicando la noción de
obligación natural e, inclusive, lo hacen respecto a deudas con causa
ilícita, afirmando que en tal caso aunque "la repetición está
excluída en virtud de la disposición excepcional del artículo 66,
Código de las Obligaciones...", "pero la pretensión no se ha
extinguido, sino solamente se la ha privado del derecho de hacerla
valer en justicia" 99, utilizando incluso en el mismo fallo que
mencionamos la expresión "obligación natural" , cuando afirma que
conforme al artículo 514 del Código de las obligaciones, la promesa
de restitución coloca "en lugar de la antigua obligación natural, una
obligación ejecutoria 100.
Es cierto que un sector de la doctrina niega que en tales
hipótesis pueda sostenerse la existencia de una "obligación natural"
101
, pero la exclusión del calificativo de "obligación natural" a las
deudas con causa ilícita significa aceptar la existencia de otras
hipótesis de obligaciones naturales, a pesar de su falta de mención
expresa en los textos legales, aunque otros autores consideren que
esta denominación, ligada con el Derecho romano, ya no tiene sentido
y prefieran sustituir esa denominación por la de "obligaciones
imperfectas" 102.

3) Grecia

El actual Código griego fue aprobado el 15 de marzo de


1940, y su último artículo fijaba como fecha de entrada en vigor el

99
. Tribunal Federal, fallo del 11 de octubre de 1948, Recueil
Officiel, tomo 75, vol. II, p. 293 y Journal des Tribunaux, 1959, p.
301 (citado por Aubert).
100
. Fallo citado en nota anterior, Journal des Tribunaux, 1950,
p. 394 (citado por Aubert).
101
. Tal lo opinado por Rusch (citado por Aubert), y por el
propio Aubert (obra citada, p. 178).
102
. Ver Andreas Von Thur: "Tratado de las Obligaciones", trad.
al castellano de Roces, Reus, Madrid, 1934, T. I, § 3, p. 23:
"Existen ciertas obligaciones a las que, por razones especiales,
se priva de la posibilidad normal de imponerse en juicio por medio de
acción..." "...en los derechos actuales se dan, además, casos nuevos
de este fenómeno, juzgamos más acertado usar otra expresión: la de
obligaciones imperfectas".
48
1º de julio de 1941.
La participación de Grecia en la Segunda Guerra mundial, y
su ocupación por las fuerzas alemanas, hizo que se postergase su
vigencia 103, y recién comenzase a aplicarse al finalizar el conflicto
104
.
Cuando escribimos originariamente nuestro trabajo en 1966
no contábamos con un ejemplar de ese cuerpo legal, y acudimos a datos
suministrados en trabajos de derecho comparado, en los que se
mencionaba el artículo 944 como norma vinculada con el tema que
estudiábamos, con el texto que entonces reprodujimos 105. Posterior-
mente hemos conseguido una versión francesa de las leyes griegas,
publicada por el Instituto Helénico de Derecho internacional y
extranjero 106; en ella vemos que la norma no era el artículo 944,
como se expresa en nuestro anterior trabajo, sino el 905, que
dispone:
"La reclamación de lo indebido queda excluída respecto a lo
que se ha pagado en virtud de un deber moral, o por razones de
decoro" 107.
Tal como lo expresáramos, la codificación civil griega
presenta una fuerte influencia del derecho germánico, en especial en
materia de obligaciones; de allí la referencia a la irrepetibilidad
de lo pagado en cumplimiento de deberes morales.

4) Turquía

103
. Decreto ley Nº 34, del 13 de mayo de 1941.
104
. El art. 1º, parágrafo 1, del decreto ley del 7 de mayo de
1946, fija como fecha de entrada en vigencia el 25 de febrero de ese
año.
105
. "La reclamación de lo indebido se excluye cuando el pago se
ha hecho por razones especiales de índole moral o por razones de
caballerosidad".
106
. Traducción al francés de Pierre Mamopoulos, Atenas, 1956.
107
. La versión francesa expresa: "La réclamation de l'indu est
exclue pour ce qui a été payé par devoir moral particulier ou pour
des raisons de bienséance".
El vocablo "bienséance", que ahora traducimos por "decoro", es
el que en nuestro anterior trabajo se traducía como "caballerosidad",
y entre sus otros significados tiene los de "decencia" y "honradez".
49
Es bien sabido que Turquía, en su afán de modernizar y
occidentalizar el país, adoptó en bloque las legislaciones de países
europeos, tratando de escoger en cada materia la que consideraba más
avanzada 108.
En el punto que nos ocupa ha seguido al Código suizo de las
Obligaciones, siendo sus artículos 62 y 65 traducción literal de los
artículos 63 y 66 suizos, que hemos transcripto más arriba.

5) Marruecos

El Código marroquí se ocupa de la irrepetibilidad de


ciertos pagos en su artículo 73, que dispone:
"Si el pago se ha hecho en cumplimiento de una deuda
prescripta o de una obligación moral, no hay derecho a repetir,
cuando el que efectuó el pago tenía capacidad para disponer a
título gratuito, aunque hubiese creído erróneamente que estaba
obligado a pagar o ignorara que la deuda había prescripto".
Parece interesante destacar que se equipara estos pagos a
"liberalidades".

6) Méjico

Los autores mejicanos nos relatan la evolución que ha


seguido la figura en los distintos Códigos civiles que ha tenido ese
país.
El primero de ellos, que data de 1870, contenía una serie
de normas vinculadas a la irrepetibilidad de los pagos de obligacio-
nes que no eran civilmente válidas 109, que permiten afirmar la
existencia de "obligaciones naturales", con características propias,

108
. Ver nuestras "Notas sobre el derecho civil turco", Bol. de
la Fac. de Der. y C. Sociales, Córdoba, año XXXV, 1971, p. 311,
reproducidas como Cap. 3 en "Codificación civil y Derecho Comparado",
ed. Zavalía, Buenos Aires, 1994, p. 55.
109
. En especial los artículos 1818, 1819 y 1820, en materia de
fianza, como también los artículos 2900, 2902 y 2904, con relación a
las deudas de juego.
50
distintas a las obligaciones civiles 110.
El Código de 1884 hace desaparecer las normas contenidas en
los artículos 1819 y 1820, y suprime la parte final del 1818, con lo
que desaparece todo sustento para hablar de obligaciones naturales
111
. Resulta clara la voluntad del legislador de suprimir la figura,
y el mantenimiento de la irrepetibilidad del pago de deudas de juego
tiene su fundamento en la ilicitud de la causa que las generó.
Llegamos así al Código vigente desde 1928, que es uno de
los más interesantes de América. Su artículo 1894 dispone:
"El que ha pagado para cumplir una deuda prescripta o para
cumplir un deber moral, no tiene derecho a repetir".
Algunos autores mejicanos se inclinan a creer que de esta
forma se suprime la noción de "obligación natural", debido a su
escasa trascendencia 112; otros, como BORJA SORIANO, nos dicen que el
artículo se ha inspirado en el Derecho suizo, con lo que da cabida a
las obligaciones civiles imperfectas, junto a los deberes morales,
avalando esta posición con la reproducción de textos de Schneider y
Finck, Von Thur, y Rossel 113.
ROJINA VILLEGAS, por su parte, se inclina a pensar que se
trata de relaciones civiles imperfectas, que sólo conceden "la
facultad de recibir el pago, pero no la de exigirlo" 114, agregando:
"Antes del cumplimiento el derecho no se ocupa de esas
relaciones, ni menos aún las califica de jurídicas. Simplemente
se trata de una situación negativa, irrelevante desde el punto
de vista jurídico" 115.
En su opinión esas relaciones sólo adquieren relevancia

110
. Conf. Manuel Borja Soriano, Teoría General de las Obligacio-
nes, Porrúa, Mexico, 1959, T. II, p. 225-226, y Rafael Rojina
Villegas, "Derecho Civil
Mexicano, T. 5, Vol. 1, p. 88.
111
. Conf. autores citados en nota anterior (Borja Soriano, p.
227 y Rojina Villegas, p. 90).
112
. Ver Luis Muñoz, "Derecho Civil Mexicano", T. III, Obligacio-
nes y Contratos, Ediciones Modelo, Mexico D.F., 1971, p. 46.
113
. Ver Borja Soriano, obra citada, p. 229 y ss.
114
. Obra citada, p. 94.
115
. Obra citada, p. 95.
51
jurídica a partir de su cumplimiento; hasta ese momento se trataría
simplemente de un deber "cuya naturaleza anterior no importa ni debe
interesar al derecho" 116.
Para concluir esta breve síntesis del derecho mejicano,
parece conveniente señalar que en materia de deudas de juego
distingue entre los juegos prohibidos y los permitidos. Estos últimos
dan origen a obligaciones civiles, con un plazo de prescripción muy
breve 117, mientras que los juegos prohibidos no dan acción para
reclamar lo ganado porque la obligación tendría causa ilícita, y si
hubiese mediado pago voluntario, el deudor podría reclamar la devo-
lución de parte de lo abonado. Así lo dispone el:
"Art. 2765.- El que paga voluntariamente una deuda proce-
dente del juego prohibido, o sus herederos, tiene derecho de
reclamar la devolución del cincuenta por ciento de lo que se
pagó. El otro cincuenta por ciento no quedará en poder del
ganancioso, sino que se entregará a la Beneficencia Pública".
Como se advierte el legislador mejicano da a las deudas de
juegos prohibidos un trato muy distinto al de las obligaciones
naturales y sanciona a los dos partícipes del juego. El ganador no
tendrá ningún beneficio, ni siquiera en el caso de que se le hubiese
pagado voluntariamente la deuda; el perdedor no salvará el total de
lo que entregó, sino solamente la mitad, y el resto se destinará a
fines de bien público.

7) Perú

El Código de 1936 sigue también el lineamiento trazado por


las legislaciones que optaron por los "deberes morales" en reemplazo
de las obligaciones naturales. Vemos así que el artículo 1285 de ese
cuerpo disponía:
"No se puede repetir lo que se pagó en virtud de una deuda
prescripta, o para cumplir deberes morales o de solidaridad

116
. Autor citado, p. 95-96.
117
. "Art. 2767.- El que pierde en un juego o apuesta que no
estén prohibidos, queda obligado civilmente, con tal que la deuda no
exceda la vigésima parte de su fortuna. Prescribe en treinta días el
derecho para exigir la deuda de juego a que este artículo se
refiere".
52
social, ni para obtener un fin inmoral o ilícito".
Se ha justificado la redacción dada a esta norma sostenien-
do que de esta manera se superaba al anterior Código, no acogiendo la
concepción de las obligaciones naturales y dando entrada en cambio a
los deberes morales o de conciencia, de acuerdo a la orientación que
en este punto siguen los Códigos modernos 118.
En la Exposición de Motivos se expresaba que de acuerdo a
lo dispuesto en este artículo "no se puede repetir lo pagado en
virtud de una deuda prescripta, o para obtener un fin torpe, inmoral
o ilícito; y, finalmente, que es irrepetible el pago de lo que se
hubiese dado para cumplir deberes morales o de solidaridad social;
siendo ésta la única expresión legislativa de las antiguas obligacio-
nes naturales" 119.
Aparece allí el giro "solidaridad social", que es quizás lo
más novedoso de la norma, y se ha mantenido luego en el Código de
1984, de donde será tomado por el Proyecto argentino de 1992, como lo
veremos en su momento 120.
En muchos cuerpos legales se habla de deberes "morales o sociales",
o de "orden moral o social", pero no conocemos ninguno que, con
anterioridad al Código peruano de 1936, haya invocado la "solidaridad
social", y no creemos que esta idea pueda equipararse a la expuesta,
dentro del sistema socialista, por el Código polaco, cuando reemplaza
los "deberes morales" por "las reglas de vida en sociedad".
Ferrer Muñoz brinda algunos ejemplos de casos en que se
habría aplicado el principio de la irrepetibilidad de lo pagado en
cumplimiento de deberes morales. Así, por ejemplo se ha dicho que "no
procede la demanda de la abuela de un menor de edad, dirigida contra
el padre de éste, para que le reembolse lo que ha gastado para
121
alimentos de dicho menor" , y también que "no procede la demanda de

118
. Ver Fernando Guzmán Ferrer, Código Civil, Lima, 1977, T.
III, p. 860.
119
. Fragmento de la Exposición de Motivos, reproducido por
Guzmán Ferrer.
120
. Segundo párrafo del artículo 1544, que cita como fuente el
art. 1275 del Código actualmente vigente en Perú.
121
. Rev. J. P., 1965, p. 1089 (citada por Ferrer Muñoz, T. III,
p. 860).
53
quien recogió a un menor abandonado, para que el padre de éste le
pague lo que gastó en concepto de alimentos del menor" 122.
El nuevo Código, en vigencia desde 1984, mantiene en esta
materia el mismo camino y su artículo 1275, ubicado en el capítulo
destinado al pago indebido, expresa:
"No hay repetición de lo pagado en virtud de una deuda
prescripta, o para cumplir deberes morales o de solidaridad
social o para obtener un fin inmoral o ilícito.
Lo pagado para obtener un fin inmoral o ilícito corresponde
a la institución encargada del bienestar social".
El párrafo que se ha agregado tiende a sancionar a los dos
partícipes en el acto inmoral o ilícito, de manera que ninguno de
ellos se enriquezca con su inconducta. La regla se inspira en lo
dispuesto por el art. 1895 del Código de Méjico 123 y fue propuesta
124
por Felipe Osterling Parodi .

8) Bolivia

El viejo Código de Bolivia, el más antiguo de los de


América del Sud, que databa de 1831, era casi una traducción del
Código de Napoleón y debía clasificarse en ese grupo.
En 1975, y dentro de la llamada "codificación Banzer", se
aprobó un nuevo Código, que entró en vigencia el 1º de abril de 1976.
Dentro del título dedicado al pago indebido encontramos dos
normas que se vinculan con el objeto de nuestro estudio, pero ya no
se habla más de obligaciones naturales, sino de "deberes morales o
sociales", y de "prestación inmoral".
Posiblemente en estas normas hay mucha influencia de la
doctrina italiana, pero como circunscribe su aplicación a los
"deberes morales", sin mención alguna a las obligaciones naturales,
la hemos incluído en el sistema germánico. En primer lugar encontra-

122
. Rev. J. P., 1968, p. 334 (ob. y lugar citados en nota
anterior).
123
. En el Código de Méjico se restituye la mitad a quien efectuó
el pago, y el otro cincuenta por ciento se destina a la beneficencia
pública.
124
. Ver su obra: Las Obligaciones (Bib. "Para leer el Código
Civil", Vol. VI, p. 166, Lima, 1988.
54
mos el artículo 964, que dispone:
"Deberes morales o sociales. I. Las prestaciones hechas
espontáneamente por persona capaz, en cumplimiento de deberes
morales o sociales, no pueden repetirse.
II. Esos deberes y cualquier otro respecto al cual la ley
no concede acción y excluye repetición, no producen otros
efectos".
Señalamos la elección del vocablo "espontáneamente", como
hemos visto ya en muchos códigos modernos. El otro punto a destacar
es que se limitan los efectos a la "soluti retentio" y la irrepetibi-
lidad.
¿Llegarán a conceder la doctrina, o la jurisprudencia, a
estos deberes morales la función de causa que valide a "promesas de
cumplimiento"? No podemos saberlo, aunque este camino sería lógico,
dentro desarrollo evolutivo que experimenta la figura.
El Código ha diferenciado bien estas prestaciones, de las
que, aunque presenten también la característica de irrepetibilidad,
están reprobadas por la ley en razón de la inmoralidad en que se
fundan. Expresa así el artículo 965:
"Prestación inmoral. El pago hecho en cumplimiento de una
obligación cuya finalidad es contraria a las buenas costumbres,
no se puede repetir".
En estos casos el pago no se ha efectuado en cumplimiento
de una obligación natural, ni de un deber moral, sino que se funda en
una causa ilícita. La razón de la irrepetibilidad encuentra asiento
en la vieja regla "nemo auditur", ya que la justicia no puede prestar
su auxilio a quienes han obrado inspirados por una causa torpe.
CAPÍTULO VI

ORDENAMIENTOS JURÍDICOS QUE SUPERPONEN LAS DENOMINACIONES DE


OBLIGACIÓN NATURAL Y DEBER MORAL

1) Italia

Parece oportuno iniciar el estudio de este grupo de códigos


con el análisis del derecho italiano. Su primer Código civil, del año
1865, había sufrido una fuerte influencia del modelo francés y en
materia de obligaciones naturales contenía la misma mención inci-
dental, con idéntica redacción, en el artículo 1237:
"No se admite la repetición de las obligaciones naturales
que han sido voluntariamente pagadas" 125.
La tradición romanista, con más fuerza quizá en Italia que
en otros países latinos, lleva pronto a la doctrina a edificar una
doctrina de la obligación natural construida sobre los moldes
clásicos, en la que se agregan a la "soluti retentio" todos los otros
efectos que hemos señalado se adscriben a las obligaciones naturales.
Mientras la mayor parte de la doctrina francesa cree que el
pago se ha efectuado "voluntariamente" cuando no ha mediado error por
parte del solvens, es decir cuando tenía pleno conocimiento de que la
deuda no era exigible, la doctrina italiana -en cambio- sostiene
casi unánimemente que ese requisito se refiere a la espontaneidad y
falta de coacción en el pago 126, y que el desconocimiento de que la
deuda era exigible no constituiría un error esencial.

125
. "Art. 1237 (Código civil italiano de 1865).- La repetizione
non e ammessa riguardo alla obbligazioni naturali che si sono
voluntariamente soddisfatte".
126
. Se expiden en este sentido, con distintos argumentos, Giorgi
(T. 1, § 45 y 46), Pacchioni (Cap. V, § 7) y Ruggiero (Instituciones
de Derecho Civil, tomo II, § 101, p. 639-40, y § 69, p. 18).
En posición aislada Pacifici-Manzoni adhiere a la interpretación
dominante en la doctrina francesa (citado por Galli).
56
Pero ya en el siglo pasado autores como GIORGI 127 niegan
terminantemente que sobre la base del artículo 1237 del antiguo
Código italiano pudiera construirse una teoría de las obligaciones
naturales. Sostiene GIORGI que al utilizar tales términos el
mencionado artículo no quiere significar otra cosa que "obligaciones
morales o de conciencia dotadas de contenido patrimonial" 128. Afirma
también rotundamente que el único efecto de estas obligaciones es la
"soluti retentio", y que no se produce ningún otro de los efectos que
suelen atribuirse a las obligaciones naturales.
Para la concepción del mencionado autor, que lleva en
germen el concepto del deber moral impuesto por la doctrina moderna,
es indiferente el hecho de que estas obligaciones "vayan o no
acompañadas de acción", y agrega que "es harto evidente que la
irrepetibilidad del pago se verifica también si la obligación
extinguida, además de ser de conciencia, lleva consigo acción" 129.
Se prepara así el camino para "el deber moral" como causa
de obligaciones civiles exigibles, dotadas de acción. Quizás GIORGI
no ha comprendido esto con total claridad, pero ha advertido que el
concepto de "deber moral" cumplía una función muy distinta al de la
"obligación natural".
Su opinión ha tenido influencia no sólo en la doctrina
italiana, sino también extranjera, y en la evolución legislativa. Él
mismo señalaba que sus ideas fueron recogidas por el Código Federal
suizo de las Obligaciones de 1883, que precedió al actual de 1912, y
que incluyó ya los términos "deberes morales", en reemplazo de
"obligaciones naturales".
El debate se proyecta largo tiempo sobre la doctrina y
jurisprudencia italianas. ¿Qué consecuencias produce esto? Unos
tratan de mantener intacta la vieja concepción de la "obligación
natural", con sus características y efectos propios y -por tal
razón- rechazan que pueda confundírsela con los deberes morales;

127
. Giorgio Giorgi: "Teoría de las Obligaciones", trad. al
castellano, Reus, Madrid, 1928, T. I, p. 53 y nota 2.
128
. El requisito del "contenido patrimonial" es fruto de la
concepción de Bonfante, en varios de sus trabajos, quien señala que
Giorgi agregó a su fórmula la característica del "contenido patrimo-
nial" en la 7ª edición (Florencia, 1907, Nº 54, p. 55, nota 1).
129
. Giorgio Giorgi, obra y lugar citados en nota 127.
57
pero, al propio tiempo, rehusan admitir los deberes morales.
Otros, en su afán de dar cabida a los deberes morales, no
aceptan la denominación de obligaciones naturales, con los efectos
que les atribuía la doctrina clásica, y reduciendo su campo de acción
a la "soluti retentio" abren una puerta de entrada a los deberes
morales, aunque después les concederán efectos jurídicos distintos,
pues también en Italia la promesa de cumplir un deber moral lo
convertirá en obligación exigible.
En resumen, la evolución es muy similar a la ocurrida en
Francia, donde la obligación natural y el deber moral, pese a ser
figuras jurídicas distintas, son tratadas en conjunto y es frecuente
que se confundan estos conceptos.
La superposición de ambas figuras, confundiendo sus límites
y funciones, se proyecta en el nuevo Código de 1942, cuyo artículo
2034 emplea la leyenda "obligaciones naturales", y en el texto trata
de los deberes morales:
"Obligaciones naturales. No procede la repetición de lo que
ha sido entregado espontáneamente en ejecución de deberes
morales o sociales, salvo que la prestación haya sido cumplida
por un incapaz..." 130.
Para reforzar más la idea el Código determina que a ese
tipo de obligaciones no se les concede otro efecto que la "soluti
retentio", es decir que se les priva de las otras consecuencias
jurídicas que caracterizaban a las obligaciones naturales (ver
segundo párrafo del artículo 2034).
¿Ha terminado esto con las discusiones? De ninguna manera;
la doctrina no puede dejar de ver que hay supuestos que corresponden
a la existencia de una verdadera relación jurídica obligatoria,
aunque el vínculo se encuentre debilitado, y otros casos en que la
atribución patrimonial se efectúa sólo con el ánimo de satisfacer
imperativos de conciencia, sin que exista ninguna otra de las
características que sirven para individualizar una obligación.
Así algún autor ha sostenido que en el artículo 2034

130
. "Art. 2034 (Código civil italiano de 1942).- Obligazioni
naturali. Non è ammesa la ripetizioni di quanto e stato spontaneamen-
te prestato in esecuzioni di doveri morali o sociali, salvo que la
prestazione sia stata eseguita da un incapace. ..."
58
podemos distinguir dos grupos de obligaciones naturales 131, uno que
comprendería aquellos que están expresamente previstos como tales por
el legislador, entre los que menciona el pago de las deudas prescrip-
tas (artículo 2940), la disposición fiduciaria (artículo 627) y las
deudas de juego (artículo 1993 y siguientes), y un segundo grupo que
incluiría a todo lo que entre en el amplio concepto de deber moral y
social.
Subsiste también la discusión sobre si tales atribuciones
patrimoniales constituyen, o no, una donación, o si son verdaderos
pagos 132. Además, la doctrina se encuentra dividida sobre si la
promesa de cumplimiento de estos deberes genera una obligación
civilmente exigible.
En definitiva, el cambio de terminología operado no ha
resultado suficiente para clarificar los problemas; no ha desapareci-
do la figura de la obligación natural; no se la ha sustituído por el
concepto de deber moral, que no es un sinónimo; y ni siquiera se ha
podido distinguir adecuadamente las obligaciones naturales de los
deberes morales.
Pese a todo esta normativa ha influído en codificaciones
posteriores, como la portuguesa, que estudiaremos a continuación.

2) Portugal

El viejo Código de 1867, obra del marqués de Seabra, no


mencionaba en absoluto las obligaciones naturales, por lo que debería
haber sido clasificado junto con el derecho español, y otros
133
semejantes ; pero el panorama ha variado con la sanción de un nuevo

131
. Ver Gustavo Adolfo Nobile: "La obligación natural en la más
reciente jurisprudencia italiana", trad. al castellano, apéndice del
trabajo de Rodríguez Arias, p. 166.
132
. Consultar, entre otros, a Giorgio Oppo: "Adempimento e
liberalità", para quien el cumplimiento de un deber moral no tiene
carácter oneroso, ni gratuito, sino que es neutro.
133
. La doctrina consideraba que existían dos casos típicos de
obligaciones naturales, a saber: a) las provenientes de un préstamo
hecho al menor sin autorización del representante legal (art. 1535)
y las deudas de juego, cuando no fuese un juego de azar (art. 1542),
pero más allá de estas dos hipótesis existían dudas sobre si era
posible generalizar la figura (ver Antunes Varela, obra citada, Nº
166, p. 495).
59
código el 25 de noviembre de 1966, que ha entrado en vigencia el 1º
de junio de 1967.
El nuevo cuerpo de leyes sigue, en general, la orientación
germánica, aunque en esta materia se advierte la misma modalidad que
hemos señalado al ocuparnos del derecho italiano: se acentúa el
tratamiento superpuesto de las obligaciones naturales y los deberes
morales.
Esta confusión se nota ya en la Exposición de Motivos del
Proyecto, donde se manifiesta que "en cuanto a las obligaciones
naturales el Proyecto explícitamente localiza su origen en deberes
cuya sede está, y se mantiene, fuera de la ley escrita (deberes de
orden moral o social, como les llama el legislador), pero cuya
existencia es relevante para el derecho" 134.
Durante la tarea preparatoria del Código uno de los
135
integrantes de la Comisión, el profesor VAZ SERRA , publicó un
trabajo que estimamos debe ser tomado muy en cuenta como antecedente
para interpretar las normas adoptadas por el nuevo cuerpo legal.

a) Concepto
El nuevo Código trata este problema en el Libro Segundo,
dedicándole una sección, que lleva la leyenda de las "Obligaciones
naturales" y comprende los artículos 402 a 404. La primera de estas
normas suministra la noción de la figura diciendo:
"Art. 402.- La obligación se llama natural cuando se funda
en un mero deber de orden moral o social, cuyo cumplimiento no
es judicialmente exigible, pero corresponde a un deber de
justicia".
Comentando esta norma poco después de la publicación del
Código, dijimos que en ella se entremezclan el deber moral con la
obligación natural, sin trazar una línea diferencial, y afirmamos que
la confusión es mayor que en el código italiano, pues éste no les
concede más efecto que la "soluti retentio", mientras que el Código
portugués, al referirse a su régimen en el art. 404 pareciera

134
. "Projecto de Código civil", Exposición de Motivos, p.
XXXIII, Ministerio da Iustiça, Lisboa, 1966.
135
. Adriano Paes da Silva Vaz Serra: "Obrigaçao natural", Bol.
Ministerio da Iustiça, Nº 53.
60
considerarlas verdaderas figuras obligatorias en sentido técnico,
pues dispone que "estarán sujetas al régimen de las obligaciones
civiles" con excepción, por supuesto, de la posibilidad de exigir
coactivamente el cumplimiento de la prestación.
Se nos ha reprochado -quizás con razón- no haber
comprendido "el alcance que reviste la parte final del artículo 402,
cuando restringe la obligación natural a los deberes de justicia" 136,
sosteniendo que "para que haya obligación natural, es necesario que
exista un deber moral o social específico, entre personas determina-
das, cuyo cumplimiento sea impuesto por los dictámenes de la
137
justicia" .
De esta forma la doctrina portuguesa tiende a distinguir en
los "deberes morales" dos funciones: una, la correspondiente a las
típicas obligaciones naturales, en las cuales su cumplimiento es un
verdadero pago; otra, la de servir de fuente a "donaciones" o
liberalidades, que no son de manera alguna el cumplimiento de
obligaciones naturales 138. Si este concepto, que no consideramos en
manera alguna incorrecto, llega a prevalecer, se habrá consagrado en
el derecho portugués dos tipos de deberes morales: unos, que cuando
reúnen los elementos propios de una obligación, técnicamente
hablando, se someten al régimen de las obligaciones naturales; otros,
genéricos, que sirven de fuente a liberalidades, y donde cabrá
preguntarse, ya que por el momento la doctrina no da respuesta a
ello: ¿su promesa de cumplimiento, tendrá fuerza obligatoria y podrá
ser reclamada coactivamente?.
Los propios autores portugueses advierten algunas de las
dificultades a que conduce esta mención de los "deberes morales",

136
. Ver Joao de Matos Antunes Varela: "Das obrigaçoes em geral",
Liv. Almedina, Coimbra, 1970, p. 498, nota 12.
137
. Autor y obra citados en nota anterior, p. 498.
138
. "Si hay un deber genérico de caridad (dar limosna a los
pobres) o de beneficencia, por más apremiante que sea (prestar
auxilio a las víctimas de un cataclismo), si hay un puro deber social
de cortesía (obsequios de aniversario, de noviazgo o de bautismo), si
la prestación está inspirada por un simple motivo o deber cívico de
utilidad pública (contribuciones entregadas a una fundación destinada
a la construcción de casas para pobres, habrá donación o habrá un
donativo conforme a los usos sociales (art. 940, 1 y 2), pero no hay
cumplimiento de una obligación natural" (Antunes Varela, obra citada,
p. 497).
61
reconociendo que ellos no han sido definidos por la ley, ni podían
serlo 139, agregando que "cabe por tanto un amplio arbitrio a los
tribunales. Ellos deberán determinar, en cada caso, si existe o no un
deber que justifique la calificación de obligación natural" 140, y el
más alto tribunal portugués así lo ha expresado: "Corresponde a la
competencia del Supremo calificar una obligación como natural o
141
civil" .
La doctrina menciona como casos típicos de obligaciones
naturales las deudas prescriptas 142, la prestación de alimentos
efectuada a favor de parientes que no tienen derecho a exigirlos, y
las deudas de juego.
En este terreno resulta interesante mencionar una resolu-
ción por la cual se establece que "en las zonas de juego instituídas
según el art. 63 del Decreto Nº 14.643 del 3 de diciembre de 1927, el
juego y la apuesta son contratos productores de efectos civiles" 143.
La lectura de un resumen de opiniones de autores portugue-
ses, contenida en un Código Civil anotado 144, nos crea la impresión
de que doctrina y jurisprudencia se han orientado a interpretar de
manera restrictiva la figura de las obligaciones naturales; vemos así
que se ha dicho que "las obligaciones naturales constituyen casos
intermedios entre los puros deberes de orden moral o social y los

139
. Ver Fernando Andrade Pires de Lima y Joao de Matos Antunes
Varela: "Código civil anotado", Coimbra Editora, 1967, Vol. I,
comentario al art. 402, p. 265.
140
. Obra y lugar citados en nota anterior.
141
. Ac. STJ, 10 mayo 1983, Bol. Ministerio da Iustiça, Nº 327,
p. 636.
142
. Aunque estiman que esto sucede cuando se ha invocado la
prescripción (ver Antunes Varela, obra citada, p. 498 y nota 13).
Esta interpretación, como el mismo autor debe reconocerlo, está
en pugna con lo dispuesto por el parágrafo 2 del art. 304, que admite
la irrepetibilidad de quien pagase la deuda prescripta ignorando la
existencia de la prescripción, lo que demuestra que es innecesario la
invocación previa para que pueda afirmarse que la deuda ha prescrip-
to.
143
. Ac. R.E. del 8 de julio de 1980, Bol. Ministerio da Iustiça,
Nº 302, p. 329.
144
. Ver Abilio Neto y Herlander Martins: "Código civil anotado",
6º ed., Liv. Petrony, Lisboa, 1987.
62
deberes jurídicos. Los primeros fundamentan liberalidades, y los
últimos dan lugar a obligaciones civiles munidas de acción" 145 y que
"para la existencia de una obligación natural se exige que el deber
de una persona para con otra no sólo surja de la conciencia moral,
sino algo más, que se vincule también con la conciencia jurídica. Si
consistiese en un simple deber de caridad, dedicación o amor, aunque
fundado en la moral, se traduciría en una liberalidad" 146, y los
tribunales han sostenido que "la criada y la concubina de quien es
víctima de un accidente de circulación, no tiene derecho a alimentos,
ni siquiera como obligación natural" 147.

b) Efectos
El artículo 403 establece como primer efecto la irrepetibi-
lidad del pago de las obligaciones naturales, cuando haya sido
efectuado espontáneamente, y sin ninguna coacción 148. De esta forma
se completan los rasgos que caracterizan la figura, por una parte
inexigibilidad, por la otra, irrepetibilidad 149.
Señalemos por último que al disponer al artículo 404 que
"en todo lo que no se relacione con la realización coactiva de la
prestación" las obligaciones naturales "están sujetas al régimen de
las obligaciones civiles", con la salvedad de "disposiciones
especiales de la ley", debemos suponer, entonces, que además de
pagarlas se podrá novarlas, afianzarlas, asegurarlas con prenda o
hipoteca, etc., efectos que en general la legislación comparada sólo
concede en favor de las "obligaciones naturales" propiamente dichas,

145
. Almeida Costa, "Dir. das Obrigaçoes, 3ª ed., p. 141, citado
por Neto y Martins, Código civil anotado, p. 210.
146
. Almeida Costa, citado por Neto y Martins.
147
. Ac. R.L. del 5 diciembre 1973, Bol. Ministerio da Iustiça,
Nº 232, p. 166, citado por Neto y Martins, Código civil anotado, p.
210.

148
. "Art. 403 (Código civil de Portugal). Irrepetibilidad de lo
indebido. 1. No puede repetirse lo que fuere pagado espontáneamente
en cumplimiento de una obligación natural, excepto si el deudor no
tuviese capacidad para efectuar la prestación. 2. La prestación se
considera espontánea cuando está libre de toda coacción."
149
. Conf. Castro Mendes, "Teoria geral", T. I, p. 147, citado
por Neto y Martins, Código Civil Anotado, p. 211.
63
y no se presentan en los "deberes morales".
ANTUNES VARELA, analizando estos efectos, excluye no
150
solamente la posibilidad de compensarlas , solución que estimamos
151
correcta, sino también la de novarlas , considerando que es
incompatible con el espíritu de la ley cualquier tipo de coerción,
aunque sea constituída por el propio deudor, ya que debe mantenerse
la espontaneidad en el cumplimiento. El argumento no resulta del todo
convincente, máxime cuando el mismo intérprete admite efectos
jurídicos vinculantes a otros "deberes morales", aunque considere que
en tales casos se está frente a liberalidades.

3) Brasil

También en América se ha hecho sentir la influencia de las


legislaciones de tipo germánico, como lo notamos en el Código de
Brasil de 1917.
En materia de obligaciones naturales ha seguido más de
cerca el modelo suizo, como lo demuestran -a nuestro entender- los
artículos 970 y 971, pero lo tratamos en este capítulo porque junto
a la idea de un régimen propio de los deberes morales mantiene la
denominación de obligaciones naturales. Vemos así que el artículo 970
dispone:
"No se podrá repetir lo que se entregó para pagar una
obligación prescripta, o en cumplimiento de una obligación
natural".
Justificando esta norma se ha dicho que "el deudor está
obligado a pagar, pero su deber es moral, no existiendo deber
jurídico de pagar" 152. Como vemos, la doctrina entiende que aquí
tienen cabida los deberes morales o de conciencia, considerando que
la irrepetibilidad es característica de todo deber moral espontánea-
153
mente cumplido .

150
. Obra citada, p. 507.
151
. "Das obrigaçoes em geral", p. 508.
152
. Ver Álvaro Villaça Azevedo: "Teoria geral das obrigaçoes",
2ª ed., Hemeron editora, San Pablo, 1978, p. 75.
153
. Manoel Ignacio Carvalho de Mendonça, "Doutrina e Pratica das
obrigaçoes", Rio de Janeiro, 1938, T. I, Nº 39, p. 139.
64
El artículo 971 tampoco permite repetir lo que se ha dado
"para obtener un fin ilícito, inmoral o prohibido por la ley", e
incidentalmente se ocupa del tema el artículo 1187, al tratar de la
revocación de las donaciones.

4) Etiopía

Sólo a título de curiosidad nos ocuparemos del Código de


Etiopía de 1960, que fue el fruto del esfuerzo de un destacado
especialista en Derecho Comparado: René David. Después de la
revolución que destronó al Negus e implantó un gobierno de tipo
socialista no hemos conseguido datos sobre si ese cuerpo legal
continúa en vigencia, ni cual es el grado de aplicación efectiva de
sus normas. La versión con que contamos es una edición francesa,
supervisada por el propio David 154 y tiene la virtud de ser quizás
más correcta que la propia publicación realizada en la Gaceta
Oficial, pues como lo señala el profesor francés en la Nota Introduc-
toria, se salvan algunos errores u omisiones que se habían deslizado
en esa publicación oficial y que debieron luego ser motivo de la
publicación de una fe de erratas.
La publicación en la Gaceta oficial se realizó en la lengua
del país (amharique) y en inglés, pero el anteproyecto se había
elaborado en idioma francés, y la publicación que consultamos -
efectuada por encargo del propio Ministerio de Justicia etíope,
aunque sin carácter de publicación oficial- tomó como base ese texto
francés 155.
En el prolijo índice por materias que contiene el Código,
encontramos la mención de dos normas vinculadas con las "obligaciones
naturales", el artículo 2166, que se encuentra en la Sección dedicada
al pago indebido, y el artículo 2433, en el Capítulo de la donación.
La primera de esas normas dispone:
"Causa suficiente. 1. Si el pago ha sido hecho en ejecución
de una deuda prescripta o de una obligación moral, no hay lugar
a repetición.

154
. "Code civil de l'Empire d'Ethiopie de 1960", L.G.D.J.,
París, 1962.
155
. Ver la "Note Introductive" de René David.
65
2. La repetición es admitida sin embargo, en este caso, si
el que ha pagado no tenía capacidad de disponer a título
gratuito".
Señalamos que a pesar de figurar en el índice como
"obligación natural", el texto ha optado por el concepto de "deber
moral"; por otra parte el segundo párrafo podría dar lugar indirecta-
mente a pensar que estos "pagos" tienen el carácter de liberalidades,
por la capacidad que se exige a quien los efectúa, para que sean
realmente válidos e irrepetibles. Pero, en contraposición con esta
idea, el artículo 2432 dispone de manera expresa:
"Obligaciones naturales. No constituye una donación el pago
hecho en cumplimiento de un deber moral".
En este Código, como en otros cuerpos legales modernos, se
acentúa la asimilación de los deberes morales con las obligaciones
naturales, sin distinguir adecuadamente la distinta función que
pueden cumplir unos y otros.

5) Senegal

En primer lugar deseamos señalar que Senegal es uno de los


países en que se ha hecho efectiva la unificación de las Obligaciones
Civiles y Comerciales. El Código se ha ido elaborando y aprobando de
manera parcial: la primera parte, que consta de 256 artículos, regula
la relación obligatoria en general, y fue aprobada por ley del 10 de
julio de 1963; la segunda trata de los contratos en particular,
cuenta con 570 artículos y obtuvo sanción por ley del 13 de julio de
1966; ambas entraron en vigor de manera conjunta el 1º de enero de
1967. Con posterioridad, en junio de 1976, se ha aprobado una tercera
parte, que se ocupa de las garantías de los acreedores; está
integrada por aproximadamente 250 artículos, que se han numerado
desde el 827 hasta el 1077, y ha entrado en vigencia el 1º de
noviembre del año 1976. Tenemos noticias de que se continuaba
trabajando en una cuarta parte, destinada a la regulación de las
sociedades 156, pero todavía no sabemos si el proyecto ha sido
aprobado y entrado en vigencia.

156
. Datos suministrados por Jean-Pierre Tosi, en su obra "Le
droit des obligations au Sénégal", L.G.D.J, París, 1981.
66
En lo que a nosotros nos interesa vemos que el Código
dedica una Sección, con dos artículos, al pago de las "obligaciones
naturales", aunque en el texto de esas normas habla además de
"obligación moral", como si se tratase de un concepto sinónimo. Dice
al respecto el artículo 192:
"Definición.- La ejecución de una obligación moral, hecha
con la intención de pagar, con plena libertad y conocimiento de
causa, por una persona capaz de obligarse contractualmente, es
válida y constituye el pago de una obligación natural".
A continuación se ocupa de los "efectos", y de manera muy
escueta expresa que "el pago de una obligación natural es irrepeti-
ble" (artículo 193).
La doctrina senegalesa que hemos podido consultar entiende
que se trata de verdaderas obligaciones, aunque se encuentren
desprovistas de acción para exigirlas compulsivamente 157, y que su
cumplimiento es un verdadero pago. Pero entienden también que la
promesa de ejecutar una obligación natural la transforma en obliga-
ción civil 158, y adhieren a las teorías que encuentran el fundamento
de las obligaciones naturales en los "deberes de conciencia".

6) Paraguay
En 1876 Paraguay adoptó como Código civil la obra de don
Dalmacio Vélez Sársfield, que estuvo en vigencia durante algo más de
un siglo de manera que en materia de obligaciones naturales su
derecho debía estudiarse dentro del sistema hispanoamericano.
Mediado el presente siglo, en 1959 se iniciaron los
trabajos tendientes a dotarse de leyes civiles propias; se nombró una
Comisión de Codificación 159 y uno de sus miembros, Luis de Gásperi,
elaboró un Anteproyecto que en muchos aspectos tomaba inspiración en

157
. Ver Tosi, obra citada, Nº 862, p. 314.
158
. Tosi, obra citada, Nº 864, 2º, p. 315.
159
. La Comisión de Codificación fue designada por Decreto-ley Nº
200, del 2 de julio de 1959, e integrada por Decreto Nº 6021, del día
31 del mismo mes y año, bajo la presidencia del Dr. J. Eulogio
Estigarribia.
67
el Código italiano de 1942, a la sazón el más moderno de los Códigos
160
. Después de presentado el Anteproyecto la Comisión Nacional de
Codificación se dedicó a estudiarlo, planteándose dos alternativas:
su aprobación a libro cerrado, o simplemente tomarlo como base,
introduciéndole todas las enmiendas que se considerasen oportunas. Se
tomó el segundo camino y el proyecto definitivo fue convertido en ley
el 18 de diciembre de 1985 y entró en vigencia el 1º de enero de
1987.
Señalemos, en primer lugar, que se han hecho desaparecer
del Código las normas dedicadas a las obligaciones naturales,
inspiradas en el Derecho romano, sistematizadas por Bello en el
Código de Chile y adoptadas por Vélez para el Código argentino y por
Tristán Narvaja para el uruguayo, que daban fisonomía propia a un
grupo de códigos hispanoamericanos 161. Queda solamente en el título
destinado al pago indebido, dentro del libro tercero, un artículo, el
1820, que excluye la repetición de "lo pagado espontáneamente
cumpliendo deberes morales o sociales":
"No procede la repetición de lo pagado espontáneamente
cumpliendo deberes morales o sociales, salvo caso de incapacidad
del que pagó. Tampoco procede la repetición de la prestación
cumplida con finalidad contraria a la ley o a las buenas
costumbres".
SAPENA PASTOR, en su estudio sobre las "Fuentes..." del
nuevo Código 162 señala como antecedente el artículo 2459 del
Anteproyecto, lo que a nuestro criterio es un error, ya que si se ha
inspirado en alguna norma del trabajo de De Gásperi, sería en el
163
artículo 2456 . Lo que sí es cierto es que ya De Gásperi, en la

160
. Nos ocupamos con detenimiento del proceso de renovación del
Código civil paraguayo en nuestro libro "Codificación civil y Derecho
comparado", Parte
Quinta, Capítulos 10, 11 y 12.
161
. ver nuestro "Deber moral y obligación natural. Estudio de
Derecho Comparado", Cuadernos del Instituto de Derecho Civil,
Universidad Nacional de Córdoba, año 1967, Nº 1-4, p. 99 y ss.
162
. Ver Raúl Sapena Pastor: "Fuentes próximas del Código civil",
ed. El Foro, Asunción, 1986, p. 298.
163
. "Art. 2456 (Anteproyecto de De Gásperi).- La prestación
efectuada indebidamente con el objeto de cumplir una obligación, no
puede ser repetida si
68
Sección Segunda del Libro Segundo de su Anteproyecto suprimió el
título dedicado a las obligaciones naturales, camino que en definiti-
va es el adoptado por el nuevo Código. La actitud de De Gásperi era
congruente con las enseñanzas que había impartido desde la cátedra y
en el libro, donde sostenía que "la noción de obligación natural debe
desaparecer del Código porque no corresponde, fuera de la soluti
retentio, a las realidades del moderno ordenamiento jurídico" 164.
Pues bien, si cotejamos la nueva norma con el artículo 2034
del Código civil italiano advertiremos fácilmente cuál ha sido la
verdadera fuente de inspiración del legislador paraguayo.
La novedad introducida en el Código actual es que se ha
sistematizado la acción de enriquecimiento, que antes solamente se
aceptaba en razón de una interpretación doctrinaria y jurispruden-
cial.
Además, eliminadas del Código las obligaciones naturales,
se introduce como sustitutivo el artículo 1820, con su mención a la
improcedencia de repetir lo que se pagó en cumplimiento de deberes
morales o sociales.
SILVA ALONSO, en su obra sobre Obligaciones 165, dedica un
capítulo a las "obligaciones imperfectas" 166. Expresa allí su
creencia de que, pese a que el nuevo Código no define las obligacio-
nes naturales, "resulta claro, sin embargo, que los textos permiten
sostener que el Código acepta la existencia de esta clase de
obligaciones y las regula" 167, para concluir afirmando:
"La obligación natural se nos aparece de esta manera como
una figura autónoma del Derecho de las Obligaciones, con
caracteres propios. Las obligaciones naturales son deberes
morales que entrañan la exigencia ética de cumplimiento del

el deudor sabía que no estaba obligado a hacerla o si la prestación


respondía a un deber moral o una consideración de conveniencia ...".
164
. Luis de Gásperi, con la colaboración de Augusto M. Morello:
Tratado de Derecho Civil. Obligaciones en General, Tea, Buenos
Aires, 1964, T. II, Nº 738, p. 130.
165
. Ramón Silva Alonso: "Derecho de las Obligaciones en el
Código civil paraguayo", 4ª ed., Intercontinental, Asunción, 1994.
166
. Obra citada en nota anterior, Capitulo V, p. 179 a 187.
167
. Obra citada, p. 185.
69
deudor respecto del acreedor pero que carecen de acción. Su
energía jurídica no llega a conferirles acción, pero precisa-
mente por el fundamento ético en que se apoyan si el deudor las
ejecuta, operan la irrepetibilidad del pago" 168.
Las palabras del profesor paraguayo ratifican nuestra
opinión de las dificultades que crea este sistema que superpone y
confunde las obligaciones naturales con los deberes morales, ya que
no distingue adecuadamente las diferencias de estructura que existen
entre ambas figuras, en especial los distintos efectos de una y otra,
ya que los deberes morales funcionarán, repetimos, como causa que da
validez a las promesas de cumplimiento, y les otorga la fuerza
coactiva de obligaciones civiles, aspecto que jamás aparece en las
obligaciones naturales.

168
. Ver obra citada, p. 186 y 187.
CAPITULO VII

SISTEMA SOCIALISTA

La denominación de obligación "natural", muy ligada a la


concepción filosófica del "derecho natural", no resulta sin duda
aceptable a los juristas de países cuyo derecho se inserta en un
sistema socialista.
No pueden, sin embargo, sustraerse al hecho indiscutible
que hay ciertas relaciones jurídicas que, aunque carezcan de
exigibilidad, justifican un pago válido e irrepetible. Como la
mayoría de los códigos de estos países incluyen la noción de "pago
indebido" dentro del concepto más amplio de "enriquecimiento sin
causa", las normas que den solución a la irrepetibilidad del pago en
este tipo de obligaciones se encontrarán, principalmente, en ese
capítulo. Nos ocuparemos de estos cuerpos legales por orden cronoló-
gico.

1) Hungría
El Código civil de la República Popular Húngara fue
aprobado por la Asamblea Legislativa en 1950 169, y entró en vigencia
el 1º de mayo de 1960 170. Contamos con una traducción de sus normas
al francés, efectuada por Pál Sebestyén 171
Hemos efectuado una prolija búsqueda en el mencionado
cuerpo legal, sin encontrar ninguna mención de las obligaciones natu-
rales, ni de los deberes morales. Tampoco hemos hallado los casos de

169
. Ley IV de 1959.
170
. Decreto-ley Nº 11, de 1960.
171
. Corvina, Budapest, 1960.
71
irrepetibilidad en el capítulo dedicado al enriquecimiento sin causa
172
, pero encontramos, sí, numerosos dispositivos que se vinculan con
la "inexigibilidad" de algunas obligaciones, como el artículo 204,
que se refiere principalmente a las deudas de juego; el inciso 3 del
artículo 270, que trata de la invalidez de una fianza dada para
garantizar un crédito inexigible judicialmente; el inc. 2 del
artículo 297, que dispone que no son compensables las deudas que
carecen de acción para su reclamación judicial; y el inciso 1 del
artículo 325, que se ocupa de la inexigibilidad de las deudas
prescriptas.
En cambio no hemos hallado ninguna norma que prevea qué
sucede si se paga espontáneamente una de esas obligaciones inexigi-
bles.

2) Checoslovaquia

El Código civil checoslovaco fue aprobado por ley Nº 40,


del 26 de febrero de 1964, y entró en vigor el 1º de abril del mismo
173
año .
Trata del enriquecimiento sin causa en el Capítulo tres, de
la Sexta Parte, artículos 451 a 459.
En lo que se vincula con nuestro estudio dispone el
artículo 455:
"1º) La aceptación del pago de una deuda prescripta o de
una deuda que era nula solamente por defectos de forma, no
constituye enriquecimiento sin causa" 174.
Se trata de dos hipótesis típicas de obligaciones,
naturales, que hunden sus raíces en el derecho romano y son recepta-
das, sin darles ese nombre, en esta norma que admite la validez de

172
. Capítulo XXXII, artículos 361 a 364.
173
. Contamos con el texto en inglés, publicado en el Bulletin of
Czechoslovak Law, Volumen XXXII, Nº 1-2, y con una traducción al
castellano, efectuada a partir del texto en inglés en 1977, en el
Centro de Investigación de Derecho Comparado de la Universidad
Nacional de Córdoba, que estaba entonces bajo mi dirección, por la
señorita Delia Ferreira, en cumplimiento de sus tareas como becaria.
174
. El texto inglés expresa: "Art. 455.- 1. Acceptance of the
settlement of a prescribed debt or a debt wich is invalid only due to
a lack of form shall not constitute undue enrichment".
72
esos pagos, y consagra también su irrepetibilidad, al expresar que en
tales hipótesis "no hay enriquecimiento sin causa", lo que significa
admitir la existencia de la obligación que justifica la prestación,
aunque dicha obligación no fuera exigible.
A continuación el inciso 2º del mismo artículo se refiere
a las deudas de juego, también irrepetibles, pero pone énfasis en el
hecho de que son inexigibles ante la justicia:
"2º) De la misma manera, la aceptación del pago de una
deuda de juego, o de una apuesta, y la aceptación de la devolu-
ción de dinero prestado para un juego o apuesta, no constituye
enriquecimiento sin causa, pero esos pagos no podrán ser
reclamados ante un tribunal" 175.
Pareciera que al diferenciar la hipótesis aflorase la idea
de que en ella nos encontramos frente a casos de aplicación de la
regla "nemo auditur...".

3) Rusia

El Código civil de la "República Soviética Federativa


Socialista Rusa" fue sancionado en junio de 1964, y entró en vigencia
el 1º de octubre de ese mismo año 176.
El capítulo 42 de este cuerpo legal, artículos 473 y 474,
está dedicado al enriquecimiento sin causa, estableciendo en la
primera de estas normas el deber de restituir, y enumerando en la
segunda casos en los que no procede la restitución. La hipótesis
contemplada en el inciso segundo del mencionado artículo 474, es un
caso típico de obligación natural: la deuda prescripta, cuyo pago no
estará sujeto a repetición:
"2) Lo entregado en cumplimiento de una obligación, después
de expirado el plazo de prescripción, cuando dicho pago esté
permitido por la ley".

175
. "Art. 455.- ... 2º) Similarly, acceptance of payment from a
game or a bet made between individuals, and return of money lent for
a game or bet, shall not constitute undue enrichment; however, such
payment may not be claimed in court".
176
. Tenemos la traducción al francés efectuada por René Dekkers,
publicada en Bruselas.
73
Nos parecen, sin embargo, de mayor interés las hipótesis
contempladas en los incisos 3 y 4, que también configurarían
hipótesis de "obligaciones naturales", inexigibles, pero cuyo
cumplimiento es demostrativo de la existencia del deber, lo que hace
irrepetible el pago. El interés radica, a nuestro entender, en la
novedad de los casos previstos, ya que no conocemos antecedentes
legislativos que puedan haber servido de antecedente al legislador
ruso. Veamos lo que disponen los mencionados incisos:
"3) El pago de más, o por una causa desaparecida con
posterioridad, de una retribución como autor, o de una recompen-
sa por un descubrimiento, una invención o una sugestión de
racionalización, si el pago fue realizado voluntariamente por la
organización, sin error de cuenta de su parte y sin mala fe por
parte de quien lo recibió".
La hipótesis se vincula con modalidades típicas de la
organización socialista, donde se otorgaban premios o recompensas a
quienes contribuían a la racionalización de la producción, sea con
ideas de organización, sea con inventos o descubrimientos.
"4) Lo pagado de más en concepto de reparación de daños
causados a la salud, o por la muerte, si el pago fuese realizado
sin mala fe por parte de quien lo recibió".
Aquí nos encontramos con la hipótesis de la indemnización
de daños corporales, donde más allá de los montos fijados por la ley
o los tribunales, el autor del daño puede considerarse moralmente
obligado a otorgar una indemnización mayor, caso en el cual el pago
sería irrepetible. En este caso no estaríamos precisamente frente a
una obligación natural, sino en un caso de lo que en nuestros
sistemas jurídicos denominamos "deber moral". La única duda que nos
queda es: ¿qué resolverían los tribunales rusos, si en lugar de haber
ya pagado, se estuviese únicamente frente a una "promesa" de pago?

4) Polonia

El Código civil polaco es un cuerpo de derecho privado


unificado, que viene a reemplazar a los antiguos códigos de obliga-
74
ciones, y de comercio 177 y a las leyes que en materia de derecho
civil se habían ido dictando de manera escalonada 178 para sustituir
los dispositivos del viejo código; fue aprobado por la Dieta el 23 de
abril de 1964, y entró en vigencia el 1º de enero de 1965 179.
Han quedado fuera del Código materias tales como los
derechos intelectuales del autor o inventor, la propiedad de las
aguas y el derecho minero, el transporte y la legislación sobre
cheques y letra de cambio. El cuerpo legal está dividido en cuatro
libros, del cual interesa principalmente a nuestro estudio el
tercero, destinado a las obligaciones y contratos, cuyas disposicio-
nes son más de la mitad del total del Código.
El Título Quinto del Libro Tercero está dedicado al
enriquecimiento sin causa, y en él encontramos tres normas, los
artículos 411, 412 y 413 que regulan casos de irrepetibilidad de
pagos, que pueden considerarse en alguna manera vinculados con las
"obligaciones naturales", aunque no se emplee tal denominación. Vemos
así que el profesor CZACHÓRSKI, uno de los más conocidos y destacados
civilistas polacos, comentando las nuevas normas del derecho civil,
ha dicho:
"En el sistema polaco sólo por excepción puede el acreedor
estar desprovisto de acción; se trata de los casos en que
estamos frente a obligaciones sin sanción (obligaciones natura-
les); el ejemplo más típico es el de la obligación entre sujetos
no socialistas 180, que prescribe en el plazo indicado por la

177
. El Código de las obligaciones databa de 1933, y el de
Comercio de 1934.
178
. En orden cronológico, entre agosto de 1945 y noviembre de
1946, se habían regulado las siguientes materias: 1) personas; 2)
matrimonio; 3) derecho de familia; 4) tutela; 5) regímenes matrimo-
niales; 6) sucesiones; 7) derechos reales o de cosas; 8) registro
inmobiliario y 9) disposiciones generales de derecho civil (datos
tomados de la "Noticia histórica" de Jan Wasilkowski, colocada como
"Introducción" en la edición que mencionamos en nota siguiente).
179
. Contamos con una versión al francés, traducida del polaco
por Maciej Szepietowski, bajo la dirección de Witold Czachórski y Jan
Wasilkowski, editada por Wydawnictwo Prawnicze, Varsovia, 1966.
180
. Vale decir que no sean personas físicas, sino organismos del
Estado.
75
181
ley" .
Pues bien, el art. 411, después de ocuparse en el parágrafo
1º de las condiciones generales de la irrepetibilidad, para los casos
en que no ha mediado error en el pago, trata en los parágrafos 2º y
3º de casos especiales de en que la "soluti retentio" está concedida
en hipótesis que pueden asimilarse a las clásicas obligaciones
naturales o a los modernos deberes morales:
"... § 2. Cuando el cumplimiento de la prestación satisface
las reglas de la vida en sociedad ".
Dentro de la concepción filosófica que inspira a los
sistemas socialistas, no se ha querido apelar a la noción de "deber
moral", eligiéndose en su reemplazo el "standard" jurídico de las
"reglas de la vida en sociedad". Creemos, sin embargo, que se trata
de conceptos perfectamente asimilables, pues las "reglas" consagran
"deberes", y la forma de vida en sociedad corresponde a las viejas
"mores" romanas, es decir, en último término, la "moral".
A continuación se ejemplifica otra hipótesis de irrepetibi-
lidad: las obligaciones prescriptas:
" ... § 3. Cuando la prestación ha sido efectuada para
satisfacer una pretensión prescripta, salvo que la pretensión
misma haya sido extinguida por la prescripción".
A nuestro criterio la primera parte se refiere al caso
típico de la obligación prescripta, que queda desprovista de acción
para reclamar su cumplimiento; el segundo párrafo, que contiene una
salvedad, se vincula con hipótesis de "caducidad", que ponen fin al
derecho mismo del acreedor, y en los que no queda ningún remanente,
ni tan siquiera una obligación natural.
El artículo 413 trata de las obligaciones surgidas de un
juego o apuesta, consagrando primero la irrepetibilidad de lo pagado
(parágrafo 1), salvo que se trate de un juego prohibido 182. Se
diferencia así entre lo que simplemente carece de causa, pero no
justifica la repetibilidad, y lo que tiene causa ilícita: el juego

181
. Ver Witold Czachórski: "Droit civil", en "Introduction à
l'étude du droit polonais", Éditions Scientifiques de Pologne,
Varsovia, 1967, p. 147.
182
. "Art. 413. § 1. Celui qui effectue une prestation ayant pour
cause un jeu ou pari ne peut en demander la restitution, à moins que
ce jeu ou pari n'ait été interdit".
76
prohibido.
Esto tiene graves consecuencias, porque si se ejercitan
acciones de repetición cuando el pago se efectuó en miras a cumplir
un acto prohibido por la ley, la consecuencia será que la prestación
se confisque en provecho del Estado 183 (artículo 412).
El inciso segundo del artículo 413, después de sentar la
regla de que las deudas provenientes de juego o apuesta no gozan de
acción, la concede, es decir admite que se está frente a obligaciones
civiles, cuando se tratase de juegos organizados o autorizados por el
Estado:
"Art. 412.- ... § 2. La pretensión que surge de un juego
o apuesta no puede ser reclamada judicialmente, salvo en el caso
en que ese juego o apuesta esté organizado o autorizado por un
órgano competente del Estado".

5) Cuba

Cuba, al igual que Puerto Rico, fue una de las últimas


colonias españolas en América, razón por la cual alcanzó a tener
vigencia en su territorio el Código español de 1889. Después de la
guerra de España con Estados Unidos, y un período de ocupación,
adquirió su independencia.
Desde ese momento, hasta el cambio de sistema político
provocado por la revolución socialista de Fidel Castro, el Código
civil en vigencia era el propio Código español, y su doctrina y
jurisprudencia se inspiraban en las de la Madre Patria.
Recién en 1988 comienza a regir un nuevo Código civil 184,
que toma como modelo las legislaciones de corte socialista. Hemos
realizado una minuciosa búsqueda en su articulado, sin encontrar
norma alguna que mencione las obligaciones naturales, ni los deberes

183
. "Art. 412. La prestación realizada voluntariamente teniendo
como causa actos prohibidos por la ley, o contrarios a las reglas de
la vida en sociedad, o la ejecución de un acto jurídico cuyo fin es
contrario a la ley o a las reglas de la vida en sociedad, será
confiscada en provecho del Estado. Si el objeto de la prestación se
hubiera gastado o perdido, se confiscará el valor de ese objeto".
184
. La ley 59, que sanciona el nuevo Código cubano, es del 16 de
julio de 1987, y fija un plazo de 180 días para su entrada en
vigencia.
77
morales, y no tenemos información sobre la doctrina o jurisprudencia
que pueda haber originado el nuevo cuerpo legal. Sin embargo, de
manera similar a lo que sucede en otros códigos del sistema socia-
lista, al tratarse del enriquecimiento indebido 185, incluye una norma
que se refiere a la irrepetibilidad de las deudas prescriptas, es
decir a uno de los casos más característicos de obligación natural:
"Art. 103.- La obligación de restituir se extingue si la
prestación se ha efectuado para satisfacer una deuda prescrita
o que por cualquier otra causa no es exigible jurídicamente".

185
. Capítulo V, del Título IV, artículos 100 a 103.
78

CAPITULO VIII

SISTEMA HISPANOAMERICANO (Obligaciones naturales)

1) Chile

El tantas veces elogiado Código de Chile constituye la


culminación de un proceso de elaboración que comenzó en 1831, y
terminó en diciembre de 1855, con la promulgación de la ley que
ordenaba su vigencia a partir del 1º de enero de 1857.
Sus méritos intrínsecos, y aun metodológicos, han sido poco
conocidos en Europa hasta mediados de este siglo, pese a que es el
primer ordenamiento que reacciona contra la distribución en tres
libros, impuesta por el Código civil francés, y distribuye las
materias con mayor corrección en cuatro libros186, ejemplo que es
seguido por numerosos códigos hispanoamericanos, e incluso por el
Código civil de España de 1889, que se aparta así no solamente del
modelo francés, sino también del plan trazado en los proyectos de
1821 y 1851 187, aunque es menester señalar que el poco conocido
proyecto español de 1836 distribuía también las materias en cuatro

186
. No se crea que fincamos la importancia de la innovación en
el número de libros, sino en la distribución de materias; pero como
éste no es un trabajo de metodología de la codificación, no podemos
ahondar el problema.
Hemos expuesto nuestro pensamiento sobre este tema en "Codifica-
ción civil y derecho comparado", Zavalía, Buenos Aires, 1994, Cap. 5,
Nº 45, p. 127 y 128.
187
. Ver el "Anteproyecto de 1882-1888", con estudio preliminar
de Manuel Peña Bernaldo de Quirós, en Homenaje al Centenario de la
Ley de Notariado, Sección Documentación, Reus, Madrid.
79
188
libros .
El Código chileno ha desempeñado en América un papel de
gran importancia, y el prestigio de la obra de Andrés BELLO hizo que
Colombia y Ecuador lo adoptasen íntegramente, al menos durante un
tiempo, hasta que sancionaron sus propios Códigos civiles, y aún
entonces la influencia de este monumento legislativo fue notoria,
tanto sobre el plan, como sobre el lenguaje de los nuevos ordenamien-
tos.
También ha sido tomado en consideración por los legislado-
res de Argentina y Uruguay, y en especial podemos recordar las
palabras de Vélez Sársfield, en la nota con que acompañó el proyecto
del primer libro del Código civil argentino 189, donde hacía referen-
cia al Código de Chile como uno de los antecedentes consultados y
expresaba que, a su juicio, era muy superior a muchos códigos
190
europeos .
Pues bien, el Código de Chile trata de las obligaciones y
contratos en el Libro Cuarto, y una de las novedades más importantes
que introduce con respecto al Código Napoleón, es el retorno a la
doctrina romanista, en punto a la distinción entre obligaciones
civiles y naturales, problema al que dedica el Título III de dicho
libro, que comprende los artículos 1470 a 1472, y lleva la leyenda
"De las obligaciones civiles y de las meramente naturales".
Recuerda Fueyo Laneri que la inclusión de las obligaciones
naturales fue una "decisión de última hora" 191, pues no aparecen en
los proyectos de 1842 y 1847, y recién se las encuentra como normas
finales del Título I en el proyecto de 1853, para adquirir indepen-

188
. Ver Juan Francisco Lasso Gaite, "Codificación civil. Génesis
e historia del Código", en Crónica de la codificación española, 4-1,
Ministerio de Justicia, 1970, p. 116 a 149, y nuestro "Codificación
civil y Derecho comparado", p. 103.
189
. Nota de remisión del proyecto del primer libro, 21 de junio
de 1865, dirigida al Ministro de Justicia, Dr. Eduardo Costa.
190
. El profesor chileno Fernando Fueyo Laneri decía que "es una
obra de perfección, tanto considerada al promulgarse en 1855 como en
nuestros días" (ver "Las obligaciones meramente naturales en el
Código civil chileno", en "Congreso Internacional Andrés Bello y el
Derecho", p. 272).
191
. Ver Fueyo Laneri, trabajo citado en nota anterior, Nº 6, p.
275.
80
dencia y la jerarquía de que se les dedique un título aparte "en el
último proyecto, también llamado inédito" 192. Sin duda el aporte de
Bello en esta materia es decisivo para dar forma a lo que hemos deno-
minado "sistema hispanoamericano"; tomando como fuente el derecho
romano y las Leyes de Partida sistematiza la figura de forma
completa, definiéndola, estableciendo sus efectos, y enumerando los
casos de aplicación de una forma que no se encuentra en ninguna obra
de legislación anterior y que servirá de modelo inspirando a muchas
posteriores, pues no sólo lo seguirán los legisladores de Argentina
y Uruguay, sino que estas normas se reproducirán textualmente en
Ecuador, Colombia, El Salvador y Honduras, como lo hemos señalado
reiteradamente.

a) Obligación civil, obligación natural y deber moral


En primer lugar los autores chilenos tratan de deslindar
bien el campo de cada una de las figuras que mencionamos. PRIETO
RAVEST 193 distingue en primer lugar la relación jurídica obligatoria
de tipo civil, que se caracteriza: a) porque hay una determinación
precisa de los sujetos (acreedor y deudor); b) la prestación que se
debe ejecutar también está determinada 194; c) además, el acreedor
dispone de un medio jurídico, la acción, para compeler al deudor al
cumplimiento de la obligación.
En el otro extremo, el mismo autor que hemos mencionado,
encuentra una serie de deberes que no son de ninguna manera exigi-
bles, y en los cuales no están determinados ni los sujetos, ni la
prestación a efectuar, pero que son motivo de atribuciones patrimo-
195
niales válidas "en pro de la armonía de vida" , y que son los
llamados deberes morales o de conciencia 196.

192
. Ver autor y lugar citados en nota anterior.
193
. Enrique Horacio Prieto Ravest: "Teoría general de las
obligaciones", Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1959, p. 19.
194
. Advertimos que no menciona otro elemento que nosotros
consideramos esencial: la causa.
195
. Prieto Ravest, obra citada, p. 20.
196
. En igual sentido ver Ramón Meza Barros: "Manual de Derecho
civil - obligaciones", Ed. Jurídica de Chile, 6ª ed., Santiago, 1979,
Nº 48, p. 43.
81
Finalmente se ocupa de las obligaciones naturales, que
constituyen una verdadera relación jurídica, "con idénticas determi-
nantes que la obligación civil", pero en las cuales "el acreedor no
está en posesión de un medio legal para obligar al deudor a ejecutar
la prestación" 197.
A diferencia de los deberes morales, las obligaciones
naturales constituyen un verdadero vínculo jurídico, que no solamente
autoriza al acreedor a retener lo que ha recibido en virtud de ellas,
sino que producen otros varios efectos entre los que podemos
mencionar la posibilidad de asegurarlas con garantías personales o
reales (artículo 1472), o novarlas (artículo 1638), y la jurispruden-
cia chilena dice que son obligaciones naturales aquellas que "el
legislador, luego de haberles restado la eficacia ordinaria por
hallarse bajo una presunción de inexistencia, llega a sancionarlas
después porque el libre cumplimiento de ellas, una novación volunta-
ria, o cualquier acto del que resulte la confesión de la efectividad
de la deuda, prueba al legislador que su presunción fallaba en este
caso" 198.
Veamos ahora cómo define el Código chileno a las obligacio-
nes naturales, y las distingue de las civiles:
"Art. 1470.- Las obligaciones son civiles o meramente
naturales.
Civiles son aquellas que dan derecho para exigir su
cumplimiento.
Naturales, las que no confieren derecho para exigir su
cumplimiento, pero que, cumplidas, autorizan para retener lo que
se ha dado o pagado en razón de ellas..."
Fueyo Laneri, con el entusiasmo de quien siente una
merecida admiración por la obra de Bello, dedica largas páginas a
elogiar el empleo del adverbio de modo meramente 199, afirmando que
"apunta a un énfasis en lo natural, relacionado lisa y llanamente con
Derecho natural, al que Bello no desdeñó...", y que a las obligacio-
nes naturales se les había dado distintas denominaciones, pero que

197
. Prieto Ravest, obra citada, p. 20.
198
. Rev. de Leg. y Jurisp., T. 21, sec. 1ª, p. 257.
199
. Fueyo Laneri, trabajo citado, en especial Nº 15 y siguien-
tes, p. 279 y siguientes.
82
"... jamás se dijo que eran meramente naturales" 200.
Sin procurar desmerecer el acierto lingüístico de Bello,
debemos recordar que "meramente" es sinónimo de "solamente" 201, y que
ya en el siglo XIII las Partidas de Alfonso X el Sabio, que el propio
Fueyo señala como fuentes en las que bebió Bello, hablaban de
"solamente naturales", como lo hemos señalado en el Capítulo VI de la
Sección Segunda de este libro.
En realidad pareciera que, tanto en el concepto de las
Partidas, como en el de Andrés Bello, se asienta la idea de que toda
norma jurídica tiene un ingrediente de derecho natural; dentro de
este concepto se acepta que la mayor parte de las obligaciones
contienen simultáneamente elementos de derecho civil y natural, pero
algunas específicamente, que están desprovistas de acción, son por
ello obligaciones "solamente" naturales, en el lenguaje de las
Partidas; o "meramente" naturales, en el lenguaje de Bello.
La carencia de coercibilidad no las priva de su carácter
jurídico, aunque este aspecto se reduzca a lo "natural" 202. Esta
calificación preanuncia las teorías que van a distinguir en el
vínculo obligacional dos facetas: el puro débito (elemento de derecho
natural), y la responsabilidad (elemento de derecho civil). Cuando,
como sucede de ordinario, se presentan juntos ambos elementos,
estamos frente a una obligación civil, en la que al débito se suma la
posibilidad de exigir coactivamente su cumplimiento (responsabili-
dad); cuando se carece de acción, pero hay débito, estamos frente a
las obligaciones "meramente naturales".

b) Efectos de las obligaciones naturales

Irrepetibilidad del pago. Suele mencionarse siempre como el


principal efecto de las obligaciones naturales el hecho de que su
pago es válido y no puede repetirse, aunque -insistimos- este
efecto no es suficiente por si solo para caracterizar una hipótesis
como encuadrada dentro de las obligaciones naturales.

200
. Ver Fueyo Laneri, trabajo citado, p. 280.
201
. Ver Diccionario de la Lengua Española, 21ª ed., Espasa-
Calpe, Madrid, 1992, voz "meramente", p. 961.
202
. En el sentido de "derecho natural".
83
El artículo 1470 del Código civil chileno exige, para que
el pago de la obligación natural sea válido, que concurran dos
requisitos: 1) que sea "voluntario", y 2) que el deudor, al efectuar
el pago, tenga la libre administración de sus bienes, es decir que
sea una persona plenamente capaz 203.
Ya hemos visto que la palabra "voluntario" ha dado siempre
mucho trabajo a la doctrina, pues hay quienes entienden que para que
haya pago voluntario no debe mediar ningún vicio del consentimiento
(error, dolo, violencia) y, sobre todo, el deudor debe tener cabal
conocimiento de que paga una obligación natural, que no le es
exigible 204. Esta interpretación -exagerada a nuestro parecer- ha
sido corregida adecuadamente por quienes creen que aquí el adjetivo
"voluntario" se refiere a la libertad o espontaneidad en el pago.
Corrobora este aserto el artículo 2296, ubicado en el capítulo que
trata del pago de lo no debido, y que niega la repetición cuando el
pago ha sido efectuado en cumplimiento de una obligación natural 205.
En igual sentido se expide la doctrina colombiana, cuyo artículo 2315
es similar a la norma chilena que mencionamos 206.

Novación. Otro efecto importante y característico de las


obligaciones naturales es que pueden ser novadas. El Código civil de
Chile lo autoriza en el artículo 1630, que dispone:
"Para que sea válida la novación es necesario que tanto la
obligación primitiva como el contrato de novación sean válidos,
a lo menos naturalmente".
Es decir que la obligación natural puede servir válidamente

203
. "Art. 1470 (Código civil chileno).- ... Para que no pueda
pedirse la restitución en virtud de estas cuatro clases de obligacio-
nes, es necesario que el pago se haya hecho voluntariamente por el
que tenía la libre administración de sus bienes.
204
. Ver Alessandri Rodríguez y Somarriva Undurraga, T. III, Nº
56.
205
. "Art. 2296 (Código civil chileno).- No se podrá repetir lo
que se ha pagado para cumplir una obligación puramente natural de las
enumeradas en el artículo 1470".
206
. Conf. Guillermo Ospina Fernández: "Las obligaciones
naturales (estudio de derecho colombiano)", Nº 12, trabajo que hemos
podido consultar en copia dactilográfica que nos fue suministrada por
gentileza de su autor.
84
207
de causa en una novación .

Falta de acción. Si se procura entablar una acción contra


una persona que sólo está obligada naturalmente, el juicio terminará
con su rechazo por improcedente, ya que el acreedor no goza de acción
para reclamar ante los tribunales el cumplimiento de una obligación
natural, pero esta sentencia no extinguirá la relación, que continua-
rá viva en su carácter de obligación natural, según lo previsto en el
artículo 1471:
"La sentencia judicial que rechaza la acción intentada
contra el naturalmente obligado, no extingue la obligación
natural".
Esta norma ha encontrado aplicación en un viejo fallo que
dispone que el acreedor tiene derecho a retener lo que se hubiera
dado en pago de una obligación natural "aun en el caso de que una
sentencia judicial la hubiera rechazado" 208.

Garantías. Puede asegurarse el cumplimiento de las


obligaciones naturales:
"Art. 1472.- Las fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas
penales constituídas por terceros para seguridad de estas
obligaciones, valdrán".
Por supuesto que estas cauciones deben haber sido otorgadas
para afianzar una obligación que ya es natural, porque si se dan para
afianzar una obligación civil, cuya acción se extingue posteriormen-
te, se extinguirán también todas las cauciones que se habían dado, ya
que las obligaciones accesorias siguen la suerte de lo principal.
Discrepamos aquí con la doctrina sustentada por una vieja
sentencia chilena, para explicar una solución cuyo fondo compartimos
plenamente. Se trata de la siguiente hipótesis: una persona constitu-
ye una hipoteca para garantizar la fianza solidaria de un menor;
posteriormente se anula la fianza, por incapacidad del menor, pero se
declara la validez de la hipoteca constituída por el tercero. La

207
. En igual sentido en el derecho colombiano, cuyo Código
reproduce esta previsión en el artículo 1689 (ver Ospina Fernández,
trabajo citado, Nº 18).
208
. Gaceta de 1887, semestre 2, sentencia 1953, p. 1182, citada
por Prieto Ravest, en nota 24, p. 23.
85
solución es correctísima, pero no el argumento que se da para
fundarla, cuando dice el tribunal que "esa incapacidad hace degenerar
la obligación en simplemente natural, y en tal caso las garantías
constituídas tienen valor" 209. En realidad lo que ocurre es que la
obligación ha sido natural "ab initio", y la hipoteca ha sido
otorgada desde el primer momento para asegurar el cumplimiento de una
obligación natural.
Precisamente, ya hemos visto que si una persona afianza una
deuda civil, y la deuda prescribe (es decir se transforma en
obligación natural), el acreedor no podrá dirigirse contra el fiador,
ya que éste puede hacer valer la prescripción. En cambio, si se
afianza una deuda ya prescripta, se podrá exigir el cumplimiento de
la fianza, aunque la deuda principal no sea exigible.

c) Casos de obligaciones naturales


El artículo 1470 suministra un catálogo de obligaciones
naturales. Se ha discutido si dicha enumeración es taxativa o
meramente ejemplificativa. PRIETO RAVEST entiende que el propósito de
Bello ha sido brindarnos una enumeración taxativa 210, que agote las
hipótesis de obligaciones naturales, y para avalar esta afirmación
relata los siguientes hechos:
1) Debe ponerse de relieve que en los primeros proyectos
elaborados por el autor del Código no existía un título especial
dedicado a las obligaciones naturales, y tan sólo se encontraban
dispersos, a lo largo de la obra, una serie de casos especiales de
aplicación. De aquí puede inducirse que el codificador, al agrupar
estas normas en un título, dedicado especialmente a las obligaciones
naturales, quiso comprender allí todo lo relativo al tema.
2) Al referirse al pago de lo no debido incluye una disposición
que impide repetir lo que se haya pagado en virtud de una obligación
natural (artículo 2296), cuya letra es bastante clara 211, pues
especifica que se trata de las obligaciones enumeradas en el artículo
1470, dando a entender que aparte de esa enumeración no existe

209
. Gaceta de 1865, semestre 2, sentencia Nº 1518, p. 632,
citada por Prieto Ravest, nota 23, p. 23.
210
. Ver Prieto Ravest, obra citada, p. 23 y 24.
211
. Ver su texto en nota 205.
86
ninguna otra norma que contenga hipótesis de obligaciones naturales
irrepetibles.
Por nuestra parte creemos que estas argumentaciones pueden
reforzarse con lo expresado literalmente por el último párrafo del
artículo 1470, cuando a continuación de los cuatro incisos que
enuncian las distintas hipótesis de obligaciones naturales reconoci-
das por el Código civil chileno, dice que "para que no pueda pedirse
la restitución en virtud de estas cuatro clases de obligaciones...",
lo que parece limitar las hipótesis de obligaciones naturales a los
cuatro ejemplos mencionados en ese artículo 212.
FUEYO LANERI considera también que se trata de un sistema
cerrado, que, a su criterio, refleja el clasicismo jurídico de Bello,
"que busca precisión a priori", y que cuando en el artículo 1470 dice
"tales son", significa que "son aquellas señaladas en el Código y no
213
otras" , aunque matiza su posición expresando:
"Por supuesto que al margen de ese artículo 1470 se
contemplan algunas otras. Pero en un caso y otro están fijadas
o establecidas por la ley, no tan ampliamente como si aplicára-
mos en forma directa un concepto indeterminado o flexible" 214.
La verdad es que una enumeración taxativa atenta contra la
vida misma de la institución, pues impide una prudente evolución que
la mantenga en contacto con las necesidades cotidianas 215.
La doctrina chilena no puede dejar de reconocer este hecho
y busca el camino para admitir la existencia de otras hipótesis de
216
obligaciones naturales . Dicen, entonces, los autores chilenos, que

212
. En sentido similar se ha expedido Claro Solar, T. X, Nº 24
(citado por Meza Barros).
213
. Ver Fueyo Laneri, trabajo citado, p. 289.
La interpretación que da Fueyo a la expresión "tales son"
coincide con la que expusimos en 1967 en "Las obligaciones naturales
en el Derecho civil argentino", Biffignandi, Córdoba, p. 20 y nota
23.
214
. Ver Fueyo Laneri, trabajo y lugar citados en nota anterior.
215
. Ya hemos hecho referencia a este problema al analizar la
lección del derecho romano, en la Sección Segunda de este libro.
Ver en sentido coincidente, en el derecho colombiano, el trabajo
de Ospina Fernández que hemos citado, Nº 12.
216
. El mismo problema se plantea a la doctrina argentina, que
sale del paso manifestando que los términos "tales son", que
87
las instituciones jurídicas se distinguen por sus efectos 217, y toda
vez que encontramos un caso en que se produzcan efectos análogos
habremos tropezado con una obligación natural, aunque no esté
incluída en el catálogo que nos brinda el artículo 1470. Se esfuer-
zan, pues, en buscar en el Código otros casos de obligaciones
naturales, y para ello atienden preferentemente a la "soluti
retentio", que si bien es uno de los efectos principales de la
obligación natural, no es -sin embargo- el único y no basta para
caracterizar la figura.
Si centramos nuestra atención únicamente en la "soluti
retentio", para considerar como obligaciones naturales todos los
casos en que se da este efecto, nos haremos merecedores a la crítica
-ya formulada en la doctrina francesa- de que la obligación natural
es innecesaria y basta con las reglas del pago indebido, para saber
si procede o no la repetición. Creemos, pues, que la tentativa de
extender el ámbito de aplicación de las obligaciones naturales sobre
la base de la enumeración de hipótesis de "soluti retentio", es
improcedente y perniciosa.
Reproducimos, sin embargo, la nómina que ha confeccionado
la doctrina chilena y que menciona PRIETO RAVEST en su obra 218,
aunque introduciremos pequeñas variantes en el orden, para poder
criticar algunas de las hipótesis mencionadas.
1. Ruptura de esponsales. Los artículos 98 y 99 del Código
se refieren a los esponsales y disponen que estas promesas de
matrimonio no producen ningún efecto jurídico; su ruptura no da lugar
a indemnización ni reclamación alguna, ni siquiera en el caso de que
se hubiese estipulado una multa, pero se expresa en el artículo 99
que "si se hubiese pagado la multa, no podrá pedirse su devolución".
2. Intereses no estipulados. Si el deudor no ha estipulado
el pago de intereses, y sin embargo los paga, el artículo 2208
dispone que no puede repetir lo pagado, ni tampoco imputar esa suma
a capital.

encabezan la enumeración, indican su carácter ejemplificativo o


enumerativo.
217
. Conf. Barros Errazúriz, Curso de Derecho civil, T. II, Nº
30, y Alessandri, "Apuntes", p. 35 (citado por Meza Barros).
218
. Prieto Ravest, obra citada, p. 24.
88
Estas dos hipótesis tienen de común con la obligación
natural la imposibilidad de repetir lo que se pagó, pero no se da
ningún otro de los efectos propios de las obligaciones naturales. Si
analizamos la estructura de la relación en ambas hipótesis, veremos
que la que más se acerca a un caso de obligación natural es la
primera, pues están perfectamente determinados los sujetos (acreedor
y deudor), el objeto (monto de la multa), y la causa (incumplimiento
de la promesa); mientras que en el segundo caso (falta de estipula-
ción de intereses), no hay objeto determinado, ni puede decirse que
sea de la esencia del contrato de préstamo el pago de intereses. A lo
sumo podríamos encontrar en esta hipótesis una aproximación al
cumplimiento de un "deber moral", que justifica la atribución
patrimonial fundada en ese deber.
Por lo demás, en ambos casos serán de aplicación las reglas
del pago de lo no debido, y el pago será irrepetible porque no ha
mediado la condición del error (artículo 2295), y no porque tenga
como fundamento una obligación natural.
3. Aceptación beneficiaria de una herencia. Según PRIETO
RAVEST la doctrina suele considerar también como una hipótesis de
obligación natural el caso en que una persona acepta una herencia con
beneficio de inventario y luego paga todas las deudas de su causante,
a pesar de que excedan el monto del acervo hereditario.
En realidad, como bien lo señala el mencionado autor
chileno, no se trata tampoco de un caso de obligación natural, sino
de renuncia tácita a la separación de patrimonios que había logrado
con la aceptación beneficiaria.
4. Causa ilícita. Suele decirse que el artículo 1468
contiene también un supuesto de obligación natural. Dispone la
mencionada norma:
"No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un
objeto o causa ilícita a sabiendas".
La jurisprudencia chilena interpreta la expresión "a
sabiendas" en el sentido de que exige en cada caso concreto el
conocimiento real y efectivo de la ilicitud del acto, que era la
causa del pago, "concepto que no puede confundirse con el del
conocimiento general de las leyes que debe suponerse en los habitan-
tes de la República".
5. Deudas de juego. Por último, el artículo 2260, que se
89
refiere a la hipótesis del pago de deudas de juegos prohibidos,
manifiesta:
"El juego y la apuesta no producen acción, sino solamente
excepción.
El que gana no puede exigir el pago.
Pero si el que pierde paga, no puede repetir lo pagado a
menos que se haya ganado con dolo".
Decimos que se trata de los juegos prohibidos, porque el
artículo 2263 concede acción para reclamar en juegos o apuestas
permitidos.

Creemos que en las hipótesis 4 y 5 la imposibilidad de


repetir el pago no se funda en la existencia de una obligación
natural, sino en la aplicación de la regla "nemo auditur...", que
impide accionar judicialmente basándose en una causa torpe. Así como
el acreedor no podría reclamar el pago de la deuda, el deudor tampoco
será escuchado por el juez si quiere pedir la devolución de lo que
entregó, y ello como sanción por la ilicitud del objeto perseguido.
En realidad, al mencionar estas hipótesis como casos de
obligaciones naturales se incurre en un viejo error, que advertimos
por primera vez en cierta doctrina romanista que pretendía encontrar
una categoría de obligaciones naturales en aquellas que estaban
privadas de acción por una prohibición de la ley, pero que aparte de
eso contenían "un vínculo jurídico perfecto".
A nuestro entender no hay tal "vínculo jurídico perfecto";
la ley repudia las "obligaciones ilícitas", y las sanciona. Tanto la
falta de acción, como la imposibilidad de repetición, obedecen a la
misma causa: el derecho considera inaceptable la relación, y no
atiende ningún reclamo de quienes pretendan hacer valer esa relación
como vínculo jurídico.

d) Momento en que nacen las obligaciones naturales

Tratemos ahora de clasificar los cuatro casos de obligacio-


nes naturales enumerados en el artículo 1470. Podemos formar dos
grupos; el primero comprenderá aquellas obligaciones que nacen como
obligaciones naturales (incisos 1 y 3), y el segundo las que
comenzaron siendo civiles, pero posteriormente han perdido la acción,
90
219
transformándose en obligaciones naturales (incisos 2 y 4) .

Obligaciones que nacen siendo naturales. En el Código civil


chileno encontramos dos supuestos de este tipo; ambos tienen una
característica común: el acto que las causa está afectado de un vicio
que origina su nulidad 220. Precisamente, algunos autores chilenos
basan su clasificación en esta característica 221, pero creemos que el
método es incorrecto, pues no recurren a criterios homogéneos para
formar los distintos grupos, ya que para formar uno de ellos se
atiende a la validez o nulidad del acto generador, y para caracteri-
zar el otro, a la pérdida de su primitivo carácter de obligaciones
civiles. Nosotros, en cambio, procuramos utilizar siempre el mismo
criterio diferencial: el momento en que nace la obligación natural.
Analicemos ahora los dos casos a que hacemos referencia:

1. Incapacidad: Es la hipótesis contemplada en el inciso


primero del artículo 1470:
" ... Las contraídas por personas que, teniendo suficiente
juicio y discernimiento son, sin embargo, incapaces de obligarse
según las leyes, como la mujer casada en los casos en que le es
necesaria la autorización del marido y los menores adultos" 222.
Para completar y refirmar el pensamiento expresado en este
artículo es necesario concordarlo con la norma del artículo 1447, que
dispone:
"Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y
los sordomudos que no pueden darse a entender por escrito.
Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales, y no

219
. Conf. Ramón Meza Barros, obra citada, Nº 54, p. 46.
220
. Fueyo Laneri recuerda que a las hipótesis contempladas en
los incisos 1º y 3º del artículo 1470 se las ha denominado "obliga-
ciones civiles anulables" (trabajo citado, p. 290).
221
. Ver Prieto Ravest, obra citada, p. 20.
222
. Por ley Nº 7612, del 21 de octubre de 1943, se suprimieron
las cuatro últimas palabras de este inciso, que decían: " ... no
habilitados de edad" (la última edición oficial del Código chileno
que hemos podido consultar es la actualizada al 31 de julio de 1981,
aprobada por Decreto Nº 1261, del 16 de septiembre de ese año).
En otros Códigos, como el de Colombia, subsiste el inciso sin
modificación.
91
admiten caución. ..."
La solución es lógica, porque las personas absolutamente
incapaces carecen totalmente de discernimiento, y por ello sus actos
se reputan como faltos de voluntariedad 223.
Ocupándose siempre de este inciso 1º la doctrina chilena
expresa, a nuestro entender con acierto, que los vicios de la
voluntad (error, fuerza, dolo), aunque engendren la nulidad del acto,
no dejan subsistente una obligación natural 224. Destacamos este punto
porque algunos autores argentinos 225 han sostenido que en esta
hipótesis también estamos frente a obligaciones naturales. Oportuna-
mente trataremos de refutar esa tesis, pero adelantamos que, a
nuestro entender, no sólo es contraria a la letra del artículo, sino
que se opone a la razón misma de la nulidad (vicio de la voluntad),
y a sus efectos (restitución de las cosas al estado anterior a la
sentencia que la declara).
Esta extensión de las hipótesis de obligaciones naturales,
procurando comprender otros casos de nulidad tiene su raíz en el
error que campea en el criterio clasificador, como lo señalábamos más
arriba. No debemos equivocarnos; no todas las nulidades van a dejar
subsistente una obligación natural.
Pero, insistimos: la doctrina chilena ha seguido en este
punto el camino correcto, al interpretar un texto similar al del
Código civil argentino.
Pasando a otro punto, debe señalarse que la enunciación que
hace el inciso 1º de personas dotadas con juicio y discernimiento,
pero incapacitadas por las leyes para obligarse, no es exhaustiva, y
pueden encontrarse casos semejantes, como el de los disipadores
interdictos (artículo 1447, párrafo 3º), es decir los pródigos 226.
Al clasificar la hipótesis de este inciso 1º entre las

223
. Pablo Rodríguez Grez afirma que aquí hay una "nulidad
virtual absoluta" que, por tal razón, no da nacimiento tan siquiera
a obligaciones naturales (ver "Inexistencia y nulidad en el Código
civil chileno", Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1995, p. 205).
224
. Conf. Prieto Ravest, obra citada, p. 21, nota 18, y Meza
Barros, obra citada, Nº 55, p. 47.
225
. Ver Pedro León: "Obligaciones naturales y deberes morales",
Cuadernos del Instituto de Derecho Civil, Córdoba, 1957, Nº 7, p. 5.
226
. Conf. Meza Barros, obra citada, Nº 56, p. 47.
92
obligaciones que nacen siendo naturales, hemos anticipado la solución
que da la doctrina chilena al problema del momento en que comienza a
existir como tal. A veces se ha discutido este punto, sosteniéndose
erróneamente que la obligación comienza a ser natural recién después
de haberse declarado la nulidad. Esta posición, errónea a todas
luces, no sólo es contraria a la letra del artículo 1470, que habla
de obligaciones contraídas por la mujer casada y el menor adulto, sin
agregar ningún otro requisito, sino que choca también con otras
disposiciones del Código civil chileno, como la del artículo 2375,
inciso 1º, que se refiere a la hipótesis de que una obligación
natural haya sido afianzada:
"Art. 2375.- Las acciones concedidas por el artículo 2370
no tendrán lugar en los casos siguientes:
1º) Cuando la obligación del principal deudor es puramente
natural, y no se ha validado por la ratificación o por el lapso
de tiempo...".
Es decir que el fiador de una obligación natural, que paga
al acreedor, no puede actuar contra el deudor natural si éste no "ha
validado" la obligación. ¿Qué significa esto, en definitiva? Pues,
se trata de una obligación natural proveniente de un acto afectado
por una nulidad, que no ha sido convalidado; pero, para que pueda ser
convalidado no debe haber sido anulado, es decir que se habla de
obligación natural con anterioridad a la anulación. Ello es perfecta-
mente lógico, porque después de anulado el acto lo normal es que no
subsista ninguna obligación, ya que las partes deben restituirse lo
que han recibido y las cosas vuelven al estado anterior (artículo
1687).

2. Vicios de forma. La segunda hipótesis de obligaciones


que nacen directamente como naturales, es el de las provenientes de
un acto que adolece de vicios de forma, prevista en el inciso tercero
del artículo 1470:
" ... 3º) Las que proceden de actos a que faltan las
solemnidades que la ley exige para que produzcan efectos
civiles, como la de pagar un legado impuesto por un testamento
que no se ha otorgado en la forma debida...".
Recordemos primeramente que ésta es una de las hipótesis en
que las Partidas sirvieron de modelo a Bello, en especial para el
93
ejemplo del legado.
El principal problema que se ha planteado la doctrina
chilena respecto a este inciso es el de la extensión que debe darse
a la palabra "acto", entendiendo de manera casi unánime que debe
reducirse a los actos unilaterales, excluyendo a los bilaterales o
contratos. ¿Por qué este temor? Hay una razón práctica: el contrato
de compraventa de bienes inmuebles exige la formalidad de la
escritura pública, pero la costumbre impone que, con mucha frecuen-
cia, se otorguen instrumentos privados, que no pueden inscribirse en
los registros de la propiedad, y que constituyen en realidad una
promesa de extender la escritura pública correspondiente.
Si se considera que en este caso nace una obligación
natural, por falta de formalidades, no habría ninguna acción para
compeler al vendedor a otorgar la escritura pública, acción que sin
embargo conceden las leyes procesales chilenas, que autorizan al
juez, en caso de negativa del vendedor, a extender él mismo la
escritura, subrogándolo.
Para afirmar más esta interpretación se agrega que la
palabra "acto" es usada en las leyes de Partida, y en el proyecto de
García Goyena, que han sido fuentes del Código civil chileno, con el
significado de acto jurídico unilateral.
Pese a ello autores como MEZA BARROS entienden que la
expresión "acto" es genérica, y que el inciso 3º del artículo 1470 no
la restringe, de manera que se refiere tanto a los actos unilatera-
227
les como bilaterales .

Obligaciones civiles, transformadas luego en naturales.


Encontramos también aquí dos hipótesis contempladas por el Código
chileno:
1. Obligaciones prescriptas, mencionadas en el inciso 2º
del artículo 1470 228.
La prescripción extingue la acción para exigir el cumpli-
miento de la deuda, pero deja subsistente e intacto el crédito, como
una obligación natural, que puede ser pagada válidamente.

227
. Ver Meza Barros, obra citada, Nº 61, p. 50 y 51.
228
. "...2º) Las obligaciones civiles extinguidas por la
prescripción".
94
Aquí se plantea el problema de cuál es el momento en que se
opera la transformación de la obligación civil en natural: ¿cuando ha
transcurrido el plazo de prescripción que fija la ley?, o ¿cuando el
juez ha declarado operada la prescripción?
PRIETO RAVEST se inclina por la segunda solución 229,
alegando que en caso contrario se produciría la confusión de dos
instituciones: renuncia de la prescripción, y cumplimiento de una
obligación 230. La objeción no parece tener gran relevancia; por otra
parte, puede mediar una renuncia a la prescripción sin que haya pago
efectivo, realizada por un deudor insolvente y, en tal caso, nos
preguntamos: sus fiadores, que eran fiadores de una obligación civil
y que de acuerdo a la posición de PRIETO RAVEST continuarían
siéndolo, mientras la prescripción no fuese declarada judicialmente,
¿están obligados a pagar? No; la respuesta, dentro de las normativa
legal vigente en Chile es categóricamente negativa ya que bien prevé
el artículo 2496 que "el fiador podrá oponer al acreedor la prescrip-
ción renunciada por el principal deudor".
Esta solución legal es aplicación directa del principio de
que la fianza, como obligación accesoria, se extingue cuando se
extingue la obligación principal; y ésta se ha extinguido por la
prescripción, que transformó la obligación civil en natural por el
solo transcurso del tiempo, sin necesidad de declaración judicial 231.
Otra cosa muy distinta es que el juez no pueda declarar de oficio la
prescripción, sino que debe mediar petición de parte 232.

229
. Ver Prieto Ravest, obra citada, p. 22.
230
. En igual sentido se pronuncian Alessandri y Somarriva, obra
citada, T. III, Nº 52.
231
. Conf. en el derecho chileno Claro Solar, obra citada, T. X,
p. 55 y 56, y Meza Barros, obra citada, Nº 64, quien nos dice que
"transcurrido el plazo y cumplidos los requisitos legales, el deudor
habrá adquirido una excepción perentoria para oponer a la demanda del
acreedor" (p. 52).
En sentido coincidente, en el derecho colombiano, Guillermo
Ospina Fernández considera que no es menester que se haya declarado
judicialmente la prescripción: "basta que el acreedor no haya
ejercitado su derecho en el término señalado por la ley para que la
obligación se transforme en natural" (trabajo citado, Nº 9).
232
. Exponemos extensamente nuestra opinión sobre el particular
al ocuparnos del problema en el derecho argentino. Remitimos a lo
allí dicho, en especial en nota .
95
2. Falta de prueba. El inciso 4º se refiere las obligacio-
nes "que no han sido reconocidas en juicio por falta de prueba".
Estamos también aquí frente a una hipótesis en la que Bello
tomó como fuente a las Partidas.
Los autores chilenos citan, respecto a este inciso, un caso
jurisprudencial interesante: uno de los condóminos, obrando en nombre
de sus copropietarios, encarga a un corredor de bienes raíces la
venta de una propiedad. Posteriormente el negocio fracasa por
oponerse algunos de los condóminos a las condiciones de esa enajena-
ción; el corredor de bienes raíces demanda a todos los copropietarios
por el pago de las comisiones correspondientes al trabajo que había
efectuado, y pierde el pleito porque no puede probar que la orden de
venta hubiese emanado de todos los copropietarios. Después de la
sentencia los copropietarios pagan al corredor sus comisiones, pero
transcurrido un tiempo pretenden reclamar la devolución de la suma
pagada. Esta demanda es rechazada por los tribunales, sosteniendo que
los condóminos, al pagar, habían dado cumplimiento a una obligación
natural, ya que el corredor había perdido el pleito por falta de
prueba.
Podemos concluir este análisis insistiendo en que la obra
de Bello, con marcados ribetes de originalidad, crea un modelo que va
a ser imitado por media docena de códigos, dando de esta manera
nacimiento a lo que hemos denominado "sistema hispanoamericano".
Creemos propicia la oportunidad para rendir nuestro homenaje de
admiración a la obra del genial venezolano.

2) Otros Códigos hispanoamericanos que se inspiraron en el Código de


Chile

Hemos dicho ya que varios países de Sud y Centroamérica han


seguido fielmente el sistema del Código civil de Chile. Nos limitare-
mos, pues, a efectuar una breve referencia a la codificación de cada
país, y a las normas vigentes en materia de obligaciones naturales,
que son casi idénticas a las del Código chileno. Lo mismo podemos
decir en cuanto a la ubicación metodológica de la materia, ya que
todos tratan las obligaciones naturales en el Libro IV, Título III,
bajo la leyenda "De las obligaciones civiles y de las meramente
naturales", es decir la misma ubicación y denominación que en el
96
código que les sirvió de modelo.

a) Colombia
Después de su independencia y hasta el momento de la
codificación mantuvo en vigor las antiguas leyes españolas. Hay que
recordar que en el período comprendido entre 1858 y 1886, Colombia se
organizó como Estado federal, y en esa época cada uno de los Estados
federados tuvo su respectivo Código civil;
todos siguieron muy de cerca al Código civil de Chile. Recién en 1873
se sanciona un Código Federal, que consiste en la adopción del Código
chileno con una sola modificación, en lo relativo al matrimonio.
Después de una guerra civil, sobrevenida en 1885, Colombia
adopta la forma unitaria de gobierno y por ley de 1887 se da un nuevo
Código civil 233; pero, salvo escasas modificaciones, no difiere del
Código Federal de 1873 234.
En lo que respecta a las obligaciones naturales los
artículos 1527 a 1529 reproducen textualmente los artículos 1470 a
1472 del Código civil chileno. Sólo encontramos dos diferencias:
1. En el inciso 1º del artículo 1527 se mantiene la
primitiva redacción del Código de Chile, hablando de los menores
adultos no habilitados de edad 235; pero cabe señalar que los
habilitados de edad hoy no existen en Colombia, en virtud de lo
dispuesto por la ley 27 de 1977.
2. En el artículo 1529, al hablar de las garantías
otorgadas por terceros, en lugar de emplear la preposición "por", la
sustituye por "en", y dice textualmente:
"Las fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas penales,
constituídas en (sic) terceros para seguridad de estas obliga-

233
. Por ley 57 de 1887 se establece que "los términos territo-
rio, prefecto, Unión, Estados Unidos de Colombia, presidente del
Estado, que se emplean en el Código civil se entenderán dichos con
referencia a las nuevas entidades o funcionarios constitucionales,
según el caso requiera" (art. 1º de la mencionada ley), y se
incorpora al Código el Título III de la Constitución (arts. 16 a 52).
234
. Estas notas han sido tomadas de un estudio de Alfonso Uribe
Misas, incluídas en la edición del Código civil de Colombia efectuada
por el Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, 1963.
235
. Recordamos que esta última frase ha sido suprimida en Chile
por una ley posterior.
97
ciones, valdrán".
Destacamos que la expresión "sic" no la hemos agregado
nosotros, sino la edición del Código efectuada por Temis 236.
La doctrina colombiana, al comentar estas normas, recurre
con frecuencia a citas de autores chilenos 237, lo que está plenamente
justificado por el vínculo de filiación que existe entre ambos
cuerpos legales.
Con respecto a las obligaciones contraídas por la mujer
casada, señala OSPINA FERNÁNDEZ que en la actualidad ya no se las
puede considerar obligaciones naturales, pues el artículo 5 de la ley
238
28 de 1932 le reconoce capacidad para administrar sus bienes ,
razón por la cual quedará obligada civilmente.
En lo que se refiere al momento en que una obligación civil
se transforma en natural por prescripción, es interesante señalar que
OSPINA FERNÁNDEZ opina que "basta que el acreedor no haya ejercido su
derecho durante el término señalado por la ley" 239, sin que sea
menester la declaración judicial previa de la existencia de la
prescripción, por considerar que ni la ley, ni POTHIER, que ha sido
la fuente tomada en consideración por Bello al redactar esta norma,
exigen la sentencia judicial 240.
Es importante señalar que la doctrina colombiana se inclina
a considerar que la enumeración de las obligaciones naturales
efectuada por el artículo 1527 no tiene carácter taxativo 241,
considerando que debe seguirse el ejemplo de la doctrina y jurispru-
dencia francesas, de manera que "siempre que una persona pague un
deber moral desprovisto de acción civil con la conciencia de que se

236
. Código Civil, compilado por Jorge Ortega Torres, 9ª edición,
Temis, Bogotá, 1983, p. 351.
237
. Ver, por ejemplo, Guillermo Ospina Fernández: "Régimen
general de las obligaciones", 4ª ed., Temis, Bogotá, 1984, p. 217 a
228. Allí, junto a autores franceses como Josserand, Planiol y
Ripert, aparecen citadas las obras de Alessandri Rodríguez y
Somarriva Undurraga, y la de Claro Solar.
238
. Ospina Fernández, obra citada, p. 220.
239
. Obra citada, p. 222.
240
. Obra y lugar citados en nota anterior.
241
. Conf. Ospina Fernández, obra citada, p. 223.
98
encuentra obligada, debe interpretarse como pago de una obligación
natural" 242. De esta forma se cuela en el ordenamiento colombiano el
"deber moral", aunque nada se diga sobre la función que puede tener
como causa generadora de una obligación civil, cuando no se trata
exclusivamente de "pago", sino de una simple promesa de cumplimiento,
que de acuerdo a la teoría clásica de la obligación natural sería
inexigible.
De manera similar a lo que sucede en Chile, hay quienes
señalan que el propio Código consagra otras hipótesis de obligaciones
naturales 243, más allá de las enumeradas en el art. 1527, mencionando
el caso de los esponsales 244 y el del pago de intereses no estipula-
dos 245. La primera hipótesis es la que presenta mayor interés, porque
el art. 110 establece que la promesa de matrimonio, o esponsales, "es
un hecho privado que las leyes someten enteramente al honor y
conciencia del individuo, y que no produce obligación alguna ante la
ley civil". En la norma siguiente se dispone que si se ha fijado una
multa para el caso de incumplimiento, no podrá exigirse su pago, pero
si hubiese sido pagada, "no podrá pedirse su devolución". PÉREZ VIVES
considera que estos casos abren la puerta a la admisión de las
modernas teorías que consagran la irrepetibilidad de lo pagado en
cumplimiento de deberes morales 246.
No nos extendemos más porque nos hemos ocupado del punto al
tratar el derecho chileno y remitimos a lo allí dicho, que es
aplicable al ordenamiento colombiano.

242
. Obra y lugar citados en nota anterior.
243
. Ver Álvaro Pérez Vives, "Teoría general de las obligacio-
nes", 2ª ed. Themis, Bogotá, 1955, Nº 266, p. 9 y 11.
244
. Arts. 100 y 111 (en especial el 2º párrafo).
Estas normas reproducen los artículos 98 y 99 del Código
chileno.
245
. "Art. 2233.- Si se han pagado intereses, aunque no estipula-
dos, no podrán repetirse ni imputarse al capital".
Esta norma tiene como antecedente el art. 2208 del Código de
Chile, al que reproduce textualmente.
246
. "Nosotros creemos que nada impide la plena aplicación de la
teoría moderna que ve en la obligación natural un deber de conciencia
a cuyo cumplimiento el juez ha creído conveniente concederle efectos
civiles" (Obra citada, Nº 266, p. 12.
99
b) Ecuador
También adoptó el Código chileno con escasas variantes.
Luego, en 1912, se sancionó un Código civil, en el cual los artículos
1460 a 1462 reproducían textualmente las normas del Código chileno
que ya hemos comentado.
Posteriormente se han introducido otras modificaciones y de
247
acuerdo al texto ordenado que hemos podido consultar , esas normas
llevan hoy los números 1513 a 1515.

c) El Salvador
El Código civil fue sancionado en 1859, y su primera
edición se efectuó en Nueva York en 1860.
La propia comisión redactora del proyecto reconoce que ha
seguido el plan y método del Código civil de Chile, por considerarlo
el más completo; como que en su formación se consultaron varios
"códigos de Europa y América" 248.
Los artículos 1341 a 1343 reproducen fielmente el modelo
chileno; sólo se encuentra un pequeño agregado en el último de los
artículos mencionados que reza:
"Art. 1343.- Valdrán las fianzas, hipotecas, prendas y
cláusulas penales constituídas por terceros para seguridad de
una obligación natural comprendida en alguna de las cuatro
clases expresadas en el artículo 1341, con tal que al tiempo de
constituirlas hayan tenido conocimiento de la circunstancia que
invalidaba la obligación principal ".
Es decir que la garantía debe servir no solamente para
asegurar una obligación que ya es natural, sino que también este
hecho debe ser conocido por quien ofrece la garantía.

d) Honduras
En 1904 se designó una Comisión encargada de elaborar un
Código civil que reemplazase al de 1898 que, a su vez sustituyó al
derogado de 1880. El 1º de febrero de 1906 esa Comisión produjo un

247
. Código civil (actualizado a mayo de 1987), conforme a la 7ª
edición oficial, Corporación de estudios y publicaciones, Quito.
248
. Nota de la Comisión Redactora, citada por Mauricio Guzmán en
su estudio preliminar al Código civil de El Salvador, editado por el
Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, 1959.
100
extenso informe que en varias partes elogia al Código chileno, y "su
plan científico", aunque no haya sido ésta la única fuente que tomó
en consideración 249. Por su parte la Asamblea Constituyente había
facultado al Poder Ejecutivo a poner en vigencia el Código a partir
del 1º de marzo de 1906.
Poco agregaremos respecto a este cuerpo legal ya que, en
materia de obligaciones naturales, se ha producido aquí el mismo
fenómeno que en los tres países anteriores, siguiéndose de cerca el
modelo chileno.
Las normas contenidas en los artículos 1372 a 1374 son
idénticas a las que ya hemos analizado al comentar el Código chileno
y los restantes que lo tomaron como ejemplo.

3) Uruguay

En 1866 el gobierno encargó a la Comisión Codificadora


revisar el Proyecto de Código Civil de Eduardo Acevedo, con las
correcciones que le había introducido Tristán Narvaja; la Comisión
concluyó sus tareas en diciembre de 1867, explicando en un detallado
informe que el proyecto que presenta fue "compuesto por el doctor don
Tristán Narvaja, revisado, discutido y aprobado artículo por artículo
por la Comisión" 250.
El proyecto recibe aprobación por ley Nº 917, del 23 de
enero de 1868, y luego de algunas prórrogas en la fecha fijada para
su aplicación, entra en vigencia el 1º de enero de 1869 251. El Código
sufre modificaciones en 1893 252, y otras en 1914 253, que influyen
ambas en la numeración, por lo que algunas ediciones suelen indicar,

249
. Por la fecha de elaboración del trabajo ya va a tenerse en
cuenta, y en algunos casos tomarse como modelo, el Código español de
1889.
250
. Informe de la Comisión del 31 de diciembre de 1867, elevando
el Proyecto al Gobernador Provisorio, Brigadier general don Venancio
Flores.
El informe está suscripto por Manuel Herrera y Obes, Antonio
Rodríguez Caballero, Joaquín Requena y Tristán Narvaja.
251
. Ver ley Nº 987.
252
. Ley Nº 2247.
253
. Ley Nº 4485.
101
además del número que actualmente tiene la disposición legal, el que
tuvo en el texto original, y el que le correspondió de acuerdo a la
ley de 1893.
El problema se encuentra tratado en el Libro III, Título
II, sección única del capítulo IV, que lleva como leyenda "De las
obligaciones naturales con relación a sus efectos", y comprende los
artículos 1441 a 1446 254.
El Código oriental presenta algunas características
propias, pues trata de conjugar en esta materia dos modelos, el
chileno y el argentino 255. Divide en dos normas a la primera que se
encuentra en ambos códigos, separando el enunciado teórico que
distingue las obligaciones naturales, por una parte 256, y la
enumeración de los distintos casos de obligaciones naturales, por
otra 257.

254
. En el texto original, de 1869, eran los artículos 1402 a
1407; con la reforma de 1893 llevaron los números 1415 a 1420, pero
el contenido de estas normas se mantuvo sin variantes.
255
. En efecto, pese a que a la fecha de sanción del Código
uruguayo todavía no se había completado la obra de Don Dalmacio Vélez
Sársfield, la Comisión codificadora tuvo en cuenta el proyecto
argentino, y lo expresa en el Informe del 31 de diciembre de 1867,
citando en varias oportunidades el proyecto de Vélez como uno de "los
antecedentes sobre los que se ha elaborado la obra".
256
. "Art. 1441 (Código civil del Uruguay).- Las obligaciones son
civiles o meramente naturales.
Civiles son aquellas que dan derecho a exigir su cumplimiento.
Naturales las que, producidas por la sola equidad, no confieren
acción para exigir su cumplimiento; pero que cumplidas autorizan para
retener lo que se ha dado o pagado en razón de ellas".
257
. "Art. 1442 (Código civil de Uruguay).- Son obligaciones
naturales:
1º) Las contraídas por personas que, teniendo suficiente juicio
y discernimiento, son, sin embargo, incapaces de obligarse según las
leyes; como la mujer casada en los casos en que le es necesaria la
autorización del marido, y los menores púberes no habilitados de
edad.
2º) Las que proceden de actos o instrumentos nulos por falta de
alguna solemnidad que la ley exige para su validez.
3º) Las obligaciones civiles extinguidas por la prescripción.
4º) Las que no han sido reconocidas en juicio por falta de
prueba o cuando el pleito se ha perdido por error o malicia del Juez.
5º) Las que se derivan de una convención que reúne las condicio-
nes generales requeridas en materia de contratos; pero a las cuales
la ley por razones de utilidad general, les ha denegado toda acción,
como las deudas de juego.
102
Al confeccionar una nómina de obligaciones naturales
incluye cinco supuestos, citando en último lugar las obligaciones
provenientes de deudas de juego, ejemplo tomado del Código civil
argentino, y cuya inclusión consideramos desacertada, pues no se
trata verdaderamente de una hipótesis de obligación natural, sino de
deuda ilícita. Del código argentino está tomada también la referencia
final del inciso 4º al pleito perdido por error o malicia del juez;
en el inciso 3º, en cambio, al tratar de los vicios de forma ha
suprimido el ejemplo de los legados que se encuentra tanto en el
código chileno, como en el argentino.
El artículo 1443 reproduce el artículo 1471 de Chile, que
no existe en la ley argentina 258; en cambio, el artículo 1444
concuerda con el artículo 517 del Código civil argentino, que no se
encuentra en la ley chilena 259.
Luego dispone el artículo 1445:
"El efecto de las obligaciones naturales es que, cuando el
pago de ellas se ha hecho voluntariamente por el que tenía
capacidad para hacerlo, no puede reclamar lo pagado".
Esta norma concuerda con el artículo 516 del Código
argentino, y con el párrafo final del artículo 1470 chileno. Utiliza,
como ellos el vocablo "voluntariamente", que deberá ser interpretado
como pago espontáneo, sin admitirse que se alegue el error respecto
a su carácter de civil o natural, para pretender repetir. Este
precepto debe ser concordado con lo que en materia de cuasicontratos
se dispone para regular el pago por error, en especial las previsio-
nes del artículo 1313:
"No se podrá repetir lo que se ha pagado para cumplir una
obligación puramente natural de las enumeradas en el Capítulo IV
del siguiente título".
Con relación a las deudas de juego hay previsiones
especiales, como la de art. 2176, que insiste en su irrepetibilidad,
y el art. 2170 que no permite que se las pueda compensar, "ni

258
. "Art. 1443 (Código civil de Uruguay).- La sentencia que
rechaza la demanda intentada contra el naturalmente obligado, no
extingue la obligación natural.
259
. "Art. 1444 (Código civil de Uruguay).- La ejecución parcial
de una obligación natural no le da el carácter de obligación civil,
ni el acreedor puede reclamar lo restante de la obligación".
103
convertir por novación en una obligación civilmente eficaz".
Por último, en concordancia con el artículo 1472 chileno,
y el 518 argentino, el artículo 1446 de Uruguay dispone:
"Las fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas penales
constituídas por terceros para seguridad de las obligaciones
naturales, valen y puede pedirse el cumplimiento de esas
obligaciones accesorias".
Para completar esta disposición se encuentra, en materia de
cláusula penal, el artículo 1365, y en materia de fianza el artículo
2105 260.

4) Costa Rica

En más de una oportunidad hemos señalado las dificultades


con que tropieza el investigador en sus estudios de Derecho compara-
do, por la escasez de datos a su alcance, que le impiden con
frecuencia contar con las fuentes legales, y la doctrina o jurispru-
dencia del país, lo que puede llevarlo a cometer graves errores de
interpretación.
En nuestro primer trabajo sobre el tema, al no haber
encontrado ninguna norma en el Código civil de Costa Rica, colocamos
a ese país entre los que carecían de dispositivos sobre obligaciones
naturales. Habíamos cometido una equivocación, pues dentro del libro
tercero, destinado a las obligaciones, el capítulo II del título
primero, lleva la leyenda: De las obligaciones civiles y naturales,
y los dos artículos de ese título se ocupan, aunque de forma breve,
de la materia que estudiamos.
La primera de esas normas, el artículo 634, se limita a
enunciar el efecto básico de la irrepetibilidad, pero no enumera
hipótesis de aplicación, ni hace referencia al requisito de la
espontaneidad del pago, ni a la posibilidad de constituir garantías

260
. "Art. 1365 (Código civil de Uruguay).- La cláusula penal es
válida aun cuando se agrega a obligación cuyo cumplimiento no puede
exigirse judicialmente, pero que no es reprobada por el derecho".
"Art. 2105 (Código civil de Uruguay).- La fianza no puede
existir sin que acceda a una obligación civil o natural".
104
o novarlas 261.
262
BRENES CÓRDOBA cita un caso en que el Tribunal Superior
se ha ocupado del tema manifestado que:
" ... Lo que distingue a una obligación natural de cual-
quier otra es: el ser lícita, su no coactividad, o sea no poder
ser exigible judicialmente; y que los efectos jurídicos son
únicamente en el pago: esto es, si se cumple voluntariamente no
puede repetirse lo pagado" 263.
Pero, esta incoercibilidad de la obligación natural no
impide que pueda transformarse en una obligación civil "cuando el
deudor, que goza de plena capacidad para obligarse, se compromete de
modo formal a satisfacer lo debido" 264, posición que en alguna medida
viene a enrolarse en la corriente que acuerda a los deberes morales
la función de causa válida de una obligación civilmente exigible, y
que en el derecho costarricense puede encontrar sustento en lo
dispuesto por el artículo 635, cuando expresa:
"Las obligaciones civiles contraídas en satisfacción de una
natural, se regirán, en el fondo y en la forma, por las reglas
de las obligaciones provenientes de título oneroso".

5) Filipinas

A pesar de que no es un país hispanoamericano, dos son las


razones fundamentales que nos han impulsado a incluirlo dentro de
este sistema. La primera es que también contiene una regulación
detallada de las obligaciones naturales. La segunda, el hecho de
haber sido una colonia española, y la fuerte influencia que en su

261
. "Art. 634 (Código civil de Costa Rica).- Las obligaciones
naturales no confieren derecho para exigir su cumplimiento; pero
cumplidas, autorizan para retener lo que se ha recibido en razón de
ellas".
262
. Alberto Brenes Córdoba: "Tratado de las Obligaciones", 6ª
ed. )revisada y puesta al días por Gerardo Trejos), ed. Juricentro,
San José, 1990.
263
. Ver 1988, Tribunal Superior Primero Civil, Nº 965-R,
Ejecutivo prendario de S.B.D.A. contra S.O.T. (citado por Brenes
Córdoba, ob. cit., p. 32, nota 8).
264
. Conf. Brenes Córdoba, obra citada, Nº 50 bis, p. 34.
105
ordenamiento jurídico ha hecho sentir la Madre Patria, aunque durante
el período de dominación norteamericana se han agregado elementos de
un sistema jurídico extraño.
El Código civil filipino dedica a este problema el título
tercero del Libro IV, que contiene ocho artículos. Veamos que
disponen estas normas.

a) Definición
"Art. 1423.- Las obligaciones son civiles o naturales.
Las obligaciones civiles producen acción para obtener su
cumplimiento.
Las obligaciones naturales, por no estar fundadas en el
derecho positivo, sino en la equidad y el derecho natural, no
conceden acción para exigir su cumplimiento, pero si el obligado
las ha cumplido voluntariamente, permiten la retención de lo que
ha sido entregado o concedido. Algunas de las obligaciones
naturales están expresadas en los artículos siguientes."
De esta norma merece destacarse la claridad con que
expresa, en su último párrafo, que la enumeración de hipótesis que
efectúa el código es meramente ejemplificativa. No solamente adopta
la solución adecuada, sino que también elimina las dudas, facilitando
el trabajo interpretativo de la doctrina y jurisprudencia. En lo
demás coincide con otras disposiciones ya estudiadas.

b) Obligaciones prescriptas
"Art. 1424.- Cuando el derecho al ejercicio de una acción
derivada de obligación civil se ha extinguido por el transcurso
del tiempo, el obligado que cumple voluntariamente el contrato
no puede recuperar lo que ha entregado o el valor del servicio
prestado."
"Art. 1425.- Cuando sin el consentimiento o contra la
voluntad del deudor, una tercera persona paga una deuda que el
obligado no tiene necesidad jurídica de pagar por haber pres-
cripto la acción correspondiente, pero después el deudor
restituye voluntariamente el importe a la tercera persona, el
obligado no puede recuperar lo que ha pagado".
Ambas normas se refieren a supuestos de prescripción y
ponen de manifiesto que el transcurso del tiempo sólo extingue la
106
acción para exigir el cumplimiento. La obligación subsiste como
natural.

c) Incapacidad
"Art. 1426.- Cuando un menor cuya edad está comprendida
entre los dieciocho y los veintiún años ha celebrado un contrato
sin el consentimiento de su padre o tutor; pero después de la
anulación del contrato devuelve voluntariamente toda la cosa o
precio recibido a pesar de no haber obtenido de ello ningún
beneficio, no se tiene derecho a pedir la devolución de la cosa
o precio así restituído."
Este artículo, leído aisladamente, puede hacer pensar que
el Código civil filipino ha optado por la solución de que la
obligación natural de los menores nace recién después de haberse
anulado el acto. Sin embargo la conclusión sería errónea, pues
veremos que el cumplimiento voluntario -aunque no haya mediado
anulación- también es válido como cumplimiento de una obligación
natural (artículo 1427). Lo verdaderamente interesante es que, en
ambas hipótesis el menor -que es un incapaz- puede efectuar un pago
válido, a condición de que tenga más de 18 años.
"Art. 1427.- Cuando un menor cuya edad está comprendida
entre los dieciocho y los veintiún años ha celebrado un contrato
sin el consentimiento de su padre o tutor, y paga voluntariamen-
te una suma de dinero o entrega una cosa fungible en cumplimien-
to de la obligación, no podrá pedir su restitución al acreedor
que la haya gastado o consumido de buena fe".
Quizás podamos preguntarnos: ¿por qué esta profusión de
detalles y condiciones? Es que en Filipinas también ejerce en la
actualidad una gran influencia el sistema angloamericano. Y cuando el
legislador se decide a dictar normas que deben enfrentarse con los
precedentes (y también con la desconfianza y desagrado con que miran
los jueces esta actitud, que consideran una intromisión en sus
funciones propias), debe redactar leyes sumamente profusas y
contemplar todos los detalles posibles, para evitar que los magistra-
dos las desvirtúen en su aplicación práctica.

d) Deudas no reconocidas en juicio


"Art. 1428.- Cuando después de haber fracasado el ejercicio
107
de una acción dirigida al cumplimiento de una obligación civil,
el demandado la cumple voluntariamente, no puede pedir la
restitución de lo que ha entregado o el pago del servicio que ha
prestado".
Es el caso tan conocido de las deudas que no han podido ser
probadas en juicio, o que han sido desconocidas por "error o malicia
del juez", según manifiesta el artículo 515, inciso 4, del Código
civil argentino, utilizando una expresión que es muy criticada por la
doctrina.

e) Defectos de forma
Por último, los dos artículos finales se refieren al pago
de las deudas del causante por el heredero, que es válido aunque
exceda el monto de los bienes recibidos (artículo 1429), y al
testamento nulo por defecto en las formas:
"Art. 1430.- Cuando un testamento es declarado nulo por no
haberse ajustado su celebración a las formalidades exigidas por
la ley, pero uno de los herederos intestados, después de pagar
las deudas del causante, paga un legado ajustándose a una
cláusula del testamento defectuoso, el pago es eficaz e irrevo-
cable."
Lo interesante en la solución de este artículo es que el
pago de la obligación natural que surge de la cláusula de un
testamento nulo, no puede ser opuesto a los herederos del causante y,
respecto a ellos, podría decirse que reviste el carácter de liberali-
dad, si aceptásemos la distinción entre actos onerosos y gratuitos
respecto a los pagos.
Debemos señalar, finalmente, que el Código civil filipino
sólo concede a las obligaciones naturales el efecto de la "soluti
retentio", y no menciona ningún otro de los efectos propios de este
tipo de obligaciones.
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CAPITULO IX

CONCLUSIONES

Después de haber recorrido en nuestro estudio los sistemas


jurídicos vigentes en distintos países, creemos poder resumir el
resultado de nuestras investigaciones afirmando:
1.- Los llamados "deberes morales" y las "obligaciones natura-
les" son dos figuras jurídicas distintas, que no deben confundirse
por las siguientes razones:
a) El deber es general e indeterminado; la obligación, en
sentido técnico, es un vínculo jurídico entre dos sujetos determina-
dos (acreedor y deudor), al que deben sumarse como elementos
esenciales la causa, y una prestación determinada.
b) En la base de todo deber jurídico hay siempre un deber moral;
pero no todo deber moral engendra un deber jurídico.
2.- La "obligación natural" contiene los elementos esenciales de
una obligación jurídica, aunque su vínculo esté debilitado por la
falta de acción.
a) El primer efecto de las obligaciones naturales es la "soluti
retentio", pero no es el único.
b) Estas obligaciones pueden ser extinguidas no solamente por el
pago, sino también por novación, y puede asegurarse su cumplimiento
mediante fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas penales.
3.- En los "deberes morales" no se encuentran los elementos
esenciales de una obligación en sentido técnico, ya que con frecuen-
cia están indeterminados los sujetos, o la prestación. Son numerosí-
simos, pero no todos inciden en el campo jurídico; cuando lo hacen
sus principales efectos son los siguientes:
a) Dan origen a la "soluti retentio" (que es lo que suele
109
provocar su confusión con las obligaciones naturales).
b) La promesa de pago de un deber moral engendra una verdadera
obligación civil, exigible, es decir munida de acción (esta es la
nota diferencial, pues jamás las obligaciones naturales podrán
producir este efecto).
4.- Como el campo de aplicación de estas figuras no se superpo-
ne, pueden tener cabida ambas en un mismo ordenamiento jurídico, y
eso es lo que ocurre en la práctica de muchos países, como lo hemos
podido apreciar.
a) En Francia, y los códigos que han seguido su sistema, donde
sólo se encuentra una mención incidental a la irrepetibilidad del
pago en virtud de una obligación natural, se cobija bajo la misma
denominación a los deberes morales como causa generadora de obliga-
ciones. Lo mismo ocurre en España y otros países, cuyo código ni
siquiera menciona a las obligaciones naturales.
b) En Alemania, y otros países que han adoptado el sistema
germánico y sustituyen la mención a las obligaciones naturales por la
de "deberes morales o sociales", pese a que no hay ninguna norma
expresa que conceda fuerza vinculante a la promesa de cumplirlos,
éste suele ser el principal efecto que les atribuyen la doctrina y
jurisprudencia. Además, y pese a haberlas silenciado expresamente, la
doctrina reconstruye la figura de las obligaciones naturales, a
partir de los deberes morales.
c) Siguiendo este camino, los códigos más modernos, como los de
Italia y Portugal, bajo el título de "obligaciones naturales", hablan
de una figura que se funda en "deberes morales", expresando que su
efecto es la irrepetibilidad de lo pagado. Pero aquí también un
sector de la doctrina hace nacer una verdadera obligación civil de la
promesa de pago de estos deberes morales.
d) Aun en los países cuyos códigos pertenecen al sistema
hispanoamericano, y han legislado la figura de acuerdo a la construc-
ción clásica del derecho romano, en la praxis jurisprudencial se ha
admitido que la promesa de cumplimiento de un deber moral tiene
fuerza obligatoria.
e) Sólo en el "common law" no se aceptan los deberes morales
como "consideration" suficiente que haga nacer una obligación que
justifique un pago.
5.- Para finalizar con la confusión existente desde antaño entre
110
estas dos figuras, convendría legislarlas separadamente, incluyendo
además de las normas relativas a la irrepetibilidad del pago, y
efectos jurídicos de las obligaciones naturales, otra disposición,
ubicada en las "fuentes de las obligaciones", que expresara lo
siguiente:
"La promesa de cumplimiento de un deber moral o de concien-
cia da nacimiento a una obligación civilmente exigible".
Esta norma expresaría cabalmente el verdadero efecto
jurídico que se reconoce a la figura en la praxis jurisprudencial, y
en la doctrina científica de casi todos los sistemas legislativos.

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