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Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos
también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la
[a]
carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
[b] [c]
quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado
a la diestra del trono de Dios. NBLA
Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe,
quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos
hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 2 Esto
lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al
[a]
gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba.
[b]
Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos,
despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con
perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando
la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. NVI
¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el
pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia. Pongamos toda
nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos
cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que,
después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de
Dios. TLA
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios. RVR60
OBSERVACIONES
1. Fe
πίστις tiene el sentido de a. «confianza», «certeza», luego b. «confiabilidad» y c. «garantía» o
«seguridad» en el sentido de una prenda o juramento, con los dos matices de «confiabilidad»
y «prueba».
πιστεύω como «tener esperanza». La relación entre la fe y la esperanza resulta clara en
Romanos 4:18 y Hebreos 11:13. Cuando la fe va dirigida hacia lo que es invisible, entraña
confianza. Sólo la fe, no los sentidos, puede percibir la realidad celestial y captar el futuro
prometido (Heb. 11:1). Cuando la πίστις es específicamente fe en Cristo, la esperanza se
menciona por separado; pero esa esperanza contiene un elemento de confianza creyente (1
Ts. 1:3; 1 Co. 13:13; 1 P. 1:21).
2. Por tanto
Conjunción. En consecuencia, a lo que se dijo anteriormente acerca de los héroes de la fe.
1. Testigos
martus o martur (μάρτυς, 3144), de donde proviene la voz castellana mártir, uno que da
testimonio mediante su muerte. Denota a uno que puede certificar o certifica aquello que ha
visto u oído, o conoce. Heb 12.1: «una nube de testigos», de aquellos mencionados en el cap.
11, aquellos cuyas vidas y acciones dieron testimonio del valor y efecto de la fe, y cuya fe
queda registrada en la Escritura. (VINE)
Se refiere generalmente a algo o a alguien que da testimonio de cosas vistas, oídas, pactadas o
experimentadas. Dar testimonio puede ser algo pasivo (como cuando uno está presente en
calidad de espectador o asistente, Gén. 21:30; Rut 4:7; Heb. 12:1) o activo (cuando uno
presenta evidencias como testigo). El significado y el uso convencional pertenecen a la esfera
legal, pero también se pueden referir al ámbito moral. Dar testimonio también podría indicar
el contenido y/o el significado del testimonio. Además, este tal vez pueda aludir a los hechos
sobre los cuales una persona está firmemente convencida mediante la fe y por los que estaría
dispuesta a morir. En este último sentido, dicha persona sería considerada mártir. La
diferencia entre testigo (marturion, marturia) y mártir (martus) solo consiste en el grado de
testimonio, ya que ambas palabras son cognados del mismo verbo griego que significa “yo
testifico/doy testimonio” (martureo). (DBIH)
2. Despojémonos
apotithemi (ἀποτίθημι, 659), sacar de uno [apo, de, (partitivo), y tithemi, véase PONER],
siempre usado en la voz media en el NT. Se usa metafóricamente en Ef 4.22, de despojarse del
viejo hombre; Heb 12.1, de despojarse de todo peso. poner a un lado, dejar de lado. Denota,
en la voz media, sacarse de encima, arrojar afuera. Se usa figuradamente de las obras de las
tinieblas (Ro 13.12: «desechemos»; Ef 4.25: «desechando»; Stg 1.21: «desechando»; 1 P 2.1
(VINE)
ἀποτίθημι apotídsemi; de 575 y 5087; poner lejos, separar, alejar (lit. o fig.): —dejar,
desechar, despojarse uno, poner. (STRONG)
3. Peso
onkos (ὄγκος, 3591), denota bulto o masa; de ahí, metafóricamente, estorbo, peso (Heb 12.1)
(VINE)
ὄγκος onkos; de lo mismo que 43; masa (como doblándose o encorvándose por su carga), i.e.
carga (estorbo): —peso. (STRONG)
4. Asedia
euperistatos (εὐπερίστατος, 2139), utilizado en Heb 12.1, y traducido «que (nos) asedia»,
significa, lit.: «estar bien (esto es, fácilmente) alrededor» (eu, bien; peri, alrededor; statos,
estar; esto es, asediando fácilmente). Se puede traducir más ajustadamente como «que
fácilmente nos asedia» (la VM lo traduce «que estrechamente nos cerca»). Describe al pecado
como poseyendo ventaja a favor de poder prevalecer. (VINE)
5. Paciencia
jupomone (ὑπομονή, 5281), lit., permanecer bajo (jupo, bajo; meno, permanecer). Se traduce
«paciencia» de un modo casi invariable. «La paciencia, que crece solo bajo las pruebas ( Stg
1.3), puede ser pasiva, esto es, en el sentido de sobrellevar algo, como: (a) en pruebas en
general (Lc 21.19; que debe ser entendido mediante Mt 24.13; cf. Ro 12.12; Stg 1.12); (b) en
pruebas que recaen en el servicio del evangelio (2 Co 6.4; 12.12; 2 Ti 3.10); (c) bajo disciplina,
que es la prueba contemplada como procedente de la mano de Dios nuestro Padre ( Heb 12.7);
(d) bajo aflicciones no merecidas (1 P 2.20); o activa, esto es, en el sentido de persistencia,
perseverancia, constancia, como (e) en bien hacer (Ro 2.7: «perseverando en bien hacer»; lit.,
«con la paciencia del bien obrar»); (f) en dar fruto (Lc 8.15: «con perseverancia»; RV: «con
paciencia»); (g) en correr con paciencia la carrera que nos ha sido propuesta (Heb 12.1). »La
paciencia perfecciona el carácter cristiano (Stg 1.4), y por ello la comunión en la paciencia de
Cristo es la condición sobre la que los creyentes serán admitidos a reinar con Él ( 2 Ti 2.12; Ap
1.9). Para esta paciencia, los creyentes son «fortalecidos con todo poder» (Col 1.11), «con
poder en el hombre interior en su Espíritu» (Ef 3.16). »En 2 Ts 3.5, la frase «la paciencia de
Cristo» es susceptible de tres interpretaciones: (a) la espera por la venida de Cristo; así es
como parafrasea la Versión Autorizada Inglesa; (b) que puedan tener paciencia en sus
sufrimientos como la tuvo Cristo con los suyos (cf. Heb 12.2), (c), que ya que Cristo está
«esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies» (Heb 10.13),
igualmente puedan ellos ejercer paciencia en sus esperanzas del triunfo del Señor y la
liberación de ellos. En tanto que se debe evitar una exégesis demasiado rígida, puede ser
permisible parafrasear de la siguiente manera: «que el Señor os enseñe y capacite a amar
como Dios ama, y a ser pacientes como Cristo lo es»» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y
Vine, pp. 222, 285). En Ap 3.10, «la palabra de mi paciencia» es la palabra que habla de la
paciencia de Cristo, y sus efectos en la producción de paciencia de parte de aquellos que son
de Él (véase más arriba sobre 2 Ts 3.5). Véanse CONSTANCIA, PERSEVERANCIA, PERSEVERAR.
(VINE)
Resistencia activa a la oposición, no una resignación pasiva. Paciencia y paciente se usan para
traducir varias palabras hebreas y griegas. La paciencia es resistencia, perseverancia,
tolerancia y longanimidad. Dios es paciente (Rom. 15:5). Fue lento para la ira en relación con
los hebreos (Ex. 34:6; Núm. 14:18; Neh. 9:17; Sal. 86:15; Is. 48:9; Os. 11:8,9). Estos se
rebelaban con frecuencia, pero Dios trató pacientemente con ellos. La parábola de Jesús sobre
los labradores describe la paciencia de Dios con Su pueblo (Mar. 12:1-11). Él es paciente con
los pecadores y les da tiempo para arrepentirse (Rom. 2:4), en especial en la aparente demora
del regreso de Cristo (2 Ped. 3:9,10). El pueblo de Dios debe ser paciente. El salmista aprendió
esa conducta al enfrentarse a la prosperidad de los impíos (Sal. 37:1-3,9-13,34-38). Los
cristianos deben enfrentar la adversidad con paciencia (Rom. 5:3-5), la cual es un fruto del
Espíritu (Gál.5:22). El
amor cristiano es paciente (1 Cor. 13:4,7) y también deben serlo los ministros (2 Cor. 6:6). Los
cristianos necesitan paciente resistencia al enfrentarse a persecución. Hebreos enfatiza la
resistencia como alternativa para no retroceder durante la adversidad (Heb. 6:9-15; 10:32-39).
Jesús es el gran ejemplo de resistencia (Heb. 12:1-3). La perseverancia es parte de la madurez
(Sant. 1:2-4). La perseverancia de Job es ejemplo para los cristianos que sufren (Sant. 5:11).
Juan resalta con frecuencia la paciente resistencia de los cristianos (Apoc. 2:2,19; 3:10; 13:10;
14:12). En definitiva, la paciencia cristiana es un don de Dios (Rom. 15:5,6; 2 Tes. 3:5). (DBIH)
6. Carrera
agon (ἀγών, 73) se traduce «carrera» en Heb 12.1, uno de los modos de concurso atlético,
siendo este el significado secundario de la palabra. Véanse BATALLA, CONFLICTO, LUCHA.
(VINE)
ἀγών agón; de 71; prop. un lugar de asamblea (como si conducida), i.e. (por impl.)
competencia, concurso (realizado allí); fig. esfuerzo o ansiedad: —batalla, carrera, conflicto,
lucha, oposición, pelear.
ἀγωνία agonía; de 73; lucha, conflicto (prop. el estado), i.e. (fig.) angustia: —agonía.
ἀγωνίζομαι agonízomai; de 73; luchar, lit. (competir por un premio), fig. (contender con un
adversario), o gen. (esforzarse para lograr algo): —esforzar, -se, luchar, pelear, rogar.
(STRONG)
JUEGOS DEPORTIVOS Los griegos y los romanos eran amantes de los deportes. Por tanto,
dondequiera que se extendiera el dominio cultural de los griegos y el control político de los
romanos, se levantaban ESTADIOS y GIMNASIOS. De ahí que los autores del Nuevo
Testamento empleen figuras del mundo deportivo en sus ilustraciones, sin aprobar en
absoluto los aspectos religiosos del gimnasio (cf. 1 Mac 1.15; 2 Mac 4.7–17). El termino griego
agon se utiliza para referirse al atletismo en general. Pablo lo empleo a menudo para referirse
a la vida cristiana o a un aspecto de ella. Para el apóstol, el cristiano libra una lucha, combate o
pelea semejante a la del atleta (Flp 1.30; Col 2.1; 1 Ts 2.2). Al menos una vez esta palabra se
usa en sentido de ≪carrera≫ (Heb 12.1), pero el termino corriente traducido ≪carrera≫ es
dromos (Hch 20.24; 2 Ti 4.7). El corredor no corre a lo loco (1 Co 9.24), ni en vano (Flp 2.16),
sino más bien hacia una meta (Flp 3.14). El cristiano debe hacerlo en igual forma pues su meta
es Jesús, en quien debe tener fijos los ojos (Heb 12.2). Pablo afirma que nosotros sostenemos
una lucha tenaz con las fuerzas del mal, la que compara con la lucha grecorromana (pale, de
donde se origina el vocablo palestra), pero nuestro adversario no es sangre ni carne sino los
poderes espirituales (Ef 6.11s). Para Pablo hay un ≪boxeo espiritual≫ (1 Co 9.26). El cristiano
no golpea al aire sino su CUERPO, pero no el cuerpo físico (Pablo no era masoquista ni
GNOSTICO), sino el ≪cuerpo del pecado≫ (Ro 6.6) que tiene que ser destruido. El que ganaba
la carrera o la lucha recibía un premio (1 Co 9.24), una CORONA (stefanon) de hojas de olivo,
pino o laurel que, aunque era de alta estima, pronto se marchitaba. En cambio, la corona del
cristiano es incorruptible (1 Co 9.25). Pablo comparo la disciplina necesaria para el cristiano
con aquella a la que debía someterse el buen atleta (1 Co 9.25). El corredor se despojaba de
todo peso que pudiera embarazarle y retardar su paso (Heb 12.1), y el atleta tenía que jugar
de acuerdo con las reglas establecidas (2 Ti 2.5). Las lecciones espirituales eran obvias. Los
juegos olímpicos se realizaban en un estadio lleno de espectadores, de los cuales algunos eran
ilustres. De manera similar, el corredor cristiano corre delante de muchos héroes de la fe (Heb
12.1; cf. 11.1–40). En el estadio había heraldos que llamaban a los atletas a que comparecieran
en la pista o en la palestra, y los animaban en la carrera o en la lucha. El cristiano es tanto
atleta como heraldo y sufre la vergüenza cuando al llegar su turno pierde la carrera después
de haber alentado a otros (1 Co 9.27). (DBIH)
7. Autor
8. Consumador
Oprobio