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UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE (ULAC)

Tendencias de la Economía Global y Digital


Doctorante: M.Sc. Osmel J. Lorenzo V.
C.I. N° 14.283.697

TAREA SESIÓN 02
RESPUESTA INTERROGANTES

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda ONU 2030 se crearon a


fin de buscar el bienestar de las personas, el planeta y la prosperidad; para lo cual se considera
como elemental, la erradicación de la pobreza usando de manera sostenible los recursos naturales,
es decir, se busca la satisfacción de las necesidades actuales como lo plantea Brundtland (1987)
“sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias” (p. 15); en
virtud de lo cual las empresas B, las cooperativas y las empresas sociales pueden contribuir en su
consecución, e incluso ya lo hacen. Estas organizaciones cumplen un papel clave desde su
concepción, dado que, sus orígenes están relacionados con la búsqueda de soluciones a problemas
sociales y ambientales; bajo una nueva visión de éxito económico que coloca los intereses de los
mercados y de las empresas en el mismo peldaño que los inherentes a la sociedad.
Por ejemplo, las empresas B, son organizaciones rentables que consideran como primordial en el
desarrollo de sus negocios las relaciones que establecen con sus trabajadores, clientes y
comunidades, siendo de su interés el impacto que generan en la humanidad antes que su
desempeño financiero o calidad de productos y servicios (Agarwal, Bersin, Lahiri, Schwartz y
Volini, 2018. Citados por Ojeda y Meléndez, 2020).
Las empresas B a través de sus operaciones brindan un buen trato a las personas y al
planeta, demostrando en su accionar que los negocios pueden traducirse en cambio social, sin
menoscabo del crecimiento económico que beneficie a los accionistas. Incluso, estas empresas de
triple impacto (económico, ambiental y social) colegian bien con los 17 ODS, en función a que
fomentan el “crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, así como el empleo pleno
y productivo, el trabajo decente para todos”; al tiempo que con sus acciones ambientalistas
concibe una serie de medidas para “combatir el cambio climático y sus efectos” (Organización
Internacional del Trabajo OIT y Alianza Cooperativa Internacional ACI, 2014; Organización de
Naciones Unidas ONU, 2015, p. 7 y 8).
Representan una evolución del capitalismo, que para el siglo XXI crea un bienestar
compartido y duradero para todos los interesados, en este caso, para los accionistas, los
trabajadores, los consumidores, las comunidades adyacentes y el planeta en general. Siendo los
resultados económicos una herramienta de negocio tan importante como los aportes de la
organización a la sostenibilidad del planeta en su accionar, lo que concuerda con lo establecido

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en los 17 ODS, donde los intereses de las personas y el ecosistema cobran relevancia en la
subsistencia humana.
Nacen en el ámbito de Sistema B, que puede ser concebida como movimiento o
organización sin fines de lucro cuya perspectiva gira en torno a una economía sustentada en el
bienestar de los seres humanos y de la naturaleza, buscando la construcción de un ecosistema que
fortalezca a las empresas B. Creando valor integral para las personas a nivel mundial y para el
planeta tierra; ampliando el propósito de las instituciones hasta llevarlas a alcanzar un impacto
positivo a nivel económico, social y ambiental; que pueda contribuir a alcanzar los ODS trazados
en la Agenda 2030 de la ONU (Sistema B, s.f.).
Sistema B surge en América Latina y al establecer relaciones con BLab, organización sin
fines de lucro que nace en Estados Unidos y Canadá en el año 2006 con el objetivo de redefinir el
sentido del éxito en la empresa; promueve un movimiento global que busca la creación o
transformación de organizaciones cuya base sea el bienestar de las personas, la tierra y las
sociedades. Y en este menester, trata de que cada ciudad entienda la necesidad de unirse y
formarse para ayudar a cada vecino, organización o empresa y ser un actor fundamental del
cambio y en consecuencia contribuir al logro de los 17 ODS. Existiendo para el 2012, 10
Sistemas B nacionales, uno Internacional y 7 Comunidades B Locales; una con más de 500
empresas B en la región, que contribuyen con una mejor economía al facturar 5.000 millones de
dólares anuales; además, de impulsar proyectos y nuevas opciones de estudio para la educación
universitaria; promoviendo el tema a través de festivales y eventos (Sistema B, s.f).
Traduciéndose en una opción viable que posibilita el alcance de los ODS, y que pueden
contribuir a una sociedad ambientalista que promueva la sostenibilidad de los recursos naturales a
través del tiempo.
Destacando en el movimiento B, la existencia de una plataforma a través de la cual se
difunde a nivel mundial el uso de la fuerza del mercado con el fin de dar solución a problemas
sociales y ambientales, resaltando ejemplos de empresas B y su impacto en las comunidades,
propiciando la formación de las asociaciones privadas y de cada individuo en lo que significa
gestionar una organización de este tipo; existiendo además un reconocimiento para las 10
empresas B certificadas con mejor desempeño (Sistema B, s.f); lo que puede ayudar en alcanzar
el 4to ODS, es decir “Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las
oportunidades de aprendizaje permanente para todos” (ONU, 2015, p. 4). Aunque es claro, que
este tipo de enseñanza produce un aprendizaje propio del movimiento B, que implica negociar
considerando lo humano junto a lo financiero en el mismo nivel de importancia, ósea sin dejar de
ganar a nivel económico, social y ambiental.
Por consiguiente, los entornos como el Sistema B y las empresas B pueden aprovecharse
como dispositivos necesarios para lograr la transición hacia la transformación empresarial;

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reconociendo el decoro de la empresa privada en vías de negocios sostenibles que, logren una
mejor economía sin descuidar su labor social y ambiental (Ojeda y Meléndez, 2020).
Suministrando puestos de trabajos dignos y sueldos bien remunerados que propicien una mejor
calidad de vida, así como la adquisición de una alimentación que fortalezca la nutrición de los
que interactúen en dicho entorno de trabajo, lo que concuerda con el 2do y 8vo ODS. Es el
objetivo alcanzar una nueva economía más humana, y para ello es fundamental educar para el
futuro, para la transformación y para el cambio de la mano de múltiples organizaciones, y de cada
integrante de la sociedad.
Por otro lado, las cooperativas en la actualidad se han convertido en empresas sostenibles
y participativas, centradas en las personas y en los valores, que fomentan las prácticas de
inclusión social, al tiempo que se perfilan como opciones ideales para ir tras el triple balance de
objetivos económicos, sociales y ambientales que persigue el desarrollo sostenible (ACI, 2020).
Las mismas buscan el progreso económico de los socios, así como, trabajan en pro de su
bienestar sociocultural aunado al hecho de que en los últimos años han enfocado esfuerzo en
proteger el ambiente. Brindando a los integrantes de las comunidades adyacentes, incluyendo
jóvenes e indígenas, una oportunidad de empleos remunerados apropiadamente que coadyuvan en
una mejor calidad de vida; lo que puede ayudar a alcanzar el 8vo ODS que enfatiza la necesidad
de “Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y
productivo, y el trabajo decente para todos” (ONU, 2015, p. 7), y es que este, es un paso
importante para lograr reducir los índices de pobreza instalados en cada nación desde hace algún
tiempo.
De allí que, el 12% de la población mundial sea cooperativista, una asociación voluntaria
de personas que buscan satisfacer sus necesidades y aspiraciones a nivel económico, social y
cultural gestionando de manera democrática una serie de recursos en pro de un beneficio
colectivo (OIT, 2002. Citado por OIT y ACI, 2014; ACI, 2020), y en la búsqueda de mayores
oportunidades para todos apoyan las infraestructuras y servicios comunitarios, lo que incluye la
creación de centros de salud y escuelas. Sin dejar de mencionar, que están presentes en países
desarrollados y subdesarrollados donde se han conformado con objetivos diversos, que
coadyuvan en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes traduciéndose en una posibilidad
de alcanzar el logro de los 17 ODS como se explica a continuación:
El primer ODS enfatiza la necesidad de “Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo
el mundo” (ONU, 2015, p. 2), y para ello es claro que las naciones a nivel mundial han de trazar
políticas inherentes a aumentar las plazas o puestos de empleos que beneficien a todos los
sectores de la población, invirtiendo en la creación de cooperativas y en la formación de
microempresarios, entre otras medidas. Erigiéndose estas asociaciones colectivas en nuevas
oportunidades de trabajo para sus socios, y para otras personas, quienes encuentran en la unión un

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medio para combatir la pobreza y el acceso a servicios tan básicos como el suministro de agua en
zonas rurales y aisladas. Enfatizando en este contexto, que cada ser humano bajo esta figura
puede considerar crear su propia oportunidad económica.
Sin lugar a dudas, las cooperativas son asociaciones que brindan a sus socios
oportunidades económicas que no conseguirían por sí solos, lo que puede contribuir a empoderar
a los más desfavorecidos para que puedan defender sus intereses; y algo muy importante los
riesgos individuales se traducen en colectivos inyectando seguridad a los más empobrecidos que
ven sus riesgos compartidos; además de estar favorecidos al tener acceso a activos con los cuáles
podrán trabajar para ganarse la vida. Llamando poderosamente la atención en este contexto, las
organizaciones presentes en países pobres como en Rwanda, donde accionistas de una
organización cooperativa y sindical de conductores de moto-taxis se benefician de préstamos para
la compra de motocicletas que les permiten trabajar y ganarse el sustento diario, sin necesidad de
dejar sus ganancias en manos de los inescrupulosos empresarios que cobran por el alquiler tarifas
altas, una acción que permite la lucha contra la pobreza (OIT y ACI, 2014).
Ejemplificándose así el alcance de los beneficios de formar parte de una cooperativa, las
cuales pueden contribuir de diferentes formas a alcanzar los ODS. Otro ejemplo que lo ilustra y
que es citado por OIT y ACI (2014) es el de Tanzania y Sri Lanka, donde las cooperativas de
ahorro y crédito y las de carácter multiactivas otorgan a sus socios pequeños préstamos con el
objetivo de que logren trabajar por cuenta propia en diversos ámbitos, como lo son: venta
minorista, agricultura, cría de ganado; proporcionando capital circulante y préstamos en pro del
crecimiento de las pequeñas empresas. Acción muy loable que puede repercutir no solo en el
sustento del socio, sino que promociona la creación de emprendimientos que benefician a las
comunidades al ofrecerles productos agrícolas, cárnico, entre otros a bajo precio, y en zonas
adyacentes a sus hogares; aspecto que puede coadyuvar en el logro del 1er ODS que refiere a la
lucha contra la pobreza y en correspondencia con el 2do.
El 2do ODS indica la necesidad de “Poner fin al hambre, conseguir la seguridad
alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible” (ONU, 2015, p. 2). Y es
claro que, si las cooperativas proveen empleos, también contraen el compromiso de pagar sueldos
apropiados a sus trabajadores, y gracias a estos ingresos los mismos combaten la estreches
económica, mejorando su alimentación. Además, al compartir gastos e intereses pueden operar en
sectores diversos y prioritarios como son: el agrícola, pesquero, cárnico u otro que beneficie sus
necesidades sociales, sin detrimento del ambiente. Aun cuando es relevante destacar, que la
inflación galopante que reina en algunos países limita la adquisición de alimentos de alta calidad
a bajos precios, en virtud de la dolarización monetaria que hace imposible una mejor nutrición de
la población incluyendo a los socios de estas empresas.

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Otro aspecto al que las cooperativas pueden contribuir es al alcance de una agricultura
sostenible, destacando que las mismas en conjunto tienen un 32% de la cuota del mercado
mundial del sector agropecuario, y lo que es más asombroso, aquellas que hacen énfasis en la
protección del ambiente y en la sostenibilidad del planeta diversifican su accionar al gestionar el:
agua, turismo, la producción de alimentos locales de calidad e incluso la agricultura orgánica; lo
que las califica como un instrumento idóneo para ir en pro de la seguridad alimentaria, razón por
la cual cada estado debe formar a la comunidad en iniciativas como estas o en emprendimientos
que innoven al ofrecer nuevas formas de producir, respetando los recursos naturales y
coadyuvando en la disminución del calentamiento global (OIT y ACI, 2014).
Es claro que, las cooperativas son entes que contribuyen y pueden seguir colaborando
para que los ciudadanos tenga a su alcance productos alimenticios a menores precios, lo que
beneficia la nutrición de aquellos que participan como socios o clientes; más por si solas no
pueden garantizar el fin del hambre ni la sostenibilidad agrícola, se necesita del esfuerzo de todos
y cada uno de los habitantes del globo terráqueo para tan solo mejorar las condiciones existentes,
no olvidando que fue el mismo hombre que en su ansia de poder y riquezas se olvidó de sus
hermanos para destruir el ecosistema donde se desenvuelve, poniendo en peligro la supervivencia
humana.
Para la ACI (2020) las cooperativas agrícolas, así como los pequeños productores
miembros pueden accesar a suministros, infraestructuras, mercados, precios razonables,
formación y tecnologías por medio del poder colectivo, lo que no podrían hacer por sí solos, y
estos detalles convergen en pro de la reducción del hambre; aspecto que debe considerarse a la
hora de trazar estrategias en el alcance de los ODS.
El 3er ODS sostiene que es necesario “Garantizar una vida saludable y promover el
bienestar para todos y todas en todas las edades” (ONU, 2015, p. 3). Objetivo al cual pueden
contribuir a alcanzar las cooperativas, en relación a que brindan a sus socios y comunidad en
general consultas para adultos y niños, exámenes de laboratorio, odontología, ecos, entre otros;
cuyo fin es ayudarlos a que tengan a su alcance y a menor costo asistencias de salud que
promuevan una mejor condición de vida. Y es precisamente en este ámbito donde se procura la
formación de cada miembro en diversos tópicos que les ayudarán a participar activamente en la
gestión de la organización; incluso hay países donde estas asociaciones brindan financiamiento a
la asistencia sanitaria, así como proveen apoyos a enfermos de SIDA en sus propios hogares (OIT
y ACI, 2014).
En correspondencia a uno de sus principios “la educación, formación e información”, las
cooperativas pueden asistir al logro del 4to ODS “Garantizar una educación de calidad inclusiva
y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos” en virtud a su
labor en el ámbito educativo (ONU, 2015, p. 4). Algunas crean escuelas, otras por su parte

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ofrecen ayudas a sus socios para que puedan cubrir los gastos de educación de sus hijos a lo largo
de sus estudios; existen aquellas que dispensan becas escolares, construyen aulas o mejoran
infraestructuras existentes; además de ser centros de aprendizaje permanentes que pueden
impulsar la cultura formativa como base para la superación; además de instaurar concursos
educativos o financiar materiales escolares, entre otras acciones. En Tanzania, por ejemplo, la
comercialización cooperativa mejorada de leche y café ayuda a los integrantes de la misma a
sufragar los gastos educativos de sus hijos, un logro para esas familias que pueden educarse para
el futuro (OIT y ACI, 2014).
Iniciativas que pueden replicarse en otras zonas y beneficiar a más ciudadanos que ven un
obstáculo en la carencia de recursos destinados a formar a sus hijos y prepararlos para el futuro.
Sin lugar a dudas, las cooperativas se perfilan como una opción en el logro de una educación
inclusiva para todos en cualquier lugar del mundo, que favorezca el aprendizaje de los más
desfavorecidos como un medio permanente de inclusión social y laboral.
Al mismo tiempo, las cooperativas tienen como principio una afiliación de sus miembros
abierta y voluntaria, ofreciendo a hombres y mujeres las mismas oportunidades, lo que puede
aportar un granito de arena en el alcance del 5to ODS que es “Alcanzar la igualdad entre los
géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas” (ONU, 2015, p. 5). Aumentando la posibilidad
de participación de las féminas en las economías y sociedades locales, impulsando su
empoderamiento en la creación de sus propios negocios, y brindándole la oportunidad de ocupar
puestos de gran responsabilidad desde donde pueden demostrar sus destrezas en diversas tareas.
Teniendo una importante presencia a nivel mundial en asociaciones de consumidores, de trabajo,
financieras, agroturismo, entre otras, siendo un factor clave en la productividad de los países
donde operan, y por lo tanto un paso en su inclusión en el desarrollo de las familias (ACI, 2020).
Otro aspecto al cual contribuyen y pueden seguir efectuando aportes las cooperativas es
en el logro del 6to ODS “Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el
saneamiento para todos” (ONU, 2015, p. 6); y es que existen asociaciones cooperativas que
brindan a las poblaciones adyacentes a sus centros el suministro de agua y de alcantarillado,
como medida de subsistencia, y que si llegan a ampliarse o crearse nuevas asociaciones
cooperativistas en el área pueden aumentar los beneficios a las comunidades lejanas que sufren
por la falta del vital líquido.
Por ejemplo, en África, específicamente en Ghana, Etiopía y Sudáfrica varias
asociaciones han usado sus ganancias para perforar pozos y en la formación de grupos locales
que les den mantenimiento, favoreciendo a la población; y aunque parezca paradójico en Estados
Unidos, cerca de 3300 cooperativas suministran agua a colectividades pequeñas suburbanas y
rurales de forma sostenible y a un costo razonable, sin olvidar que también apoyan la lucha contra
incendios, el regadío y la eliminación de agua residual (OIT y ACI, 2014).

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Existen, además, cooperativas que trabajan en el área de la energía generándola y
distribuyéndola a sus consumidores, destacando su creatividad en desarrollar nuevas fuentes de
carácter renovables, como es el caso de la solar y la eólica. Detalle que de extenderse su alcance
puede colaborar a alcanzar el 7mo ODS, “Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables,
sostenibles y modernas para todos” y al mismo tiempo con el 9no “Desarrollar infraestructuras
resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación” (ONU,
2015, p. 7).
Cuando se forma una cooperativa para generar energía y se innova en nuevas fuentes, es
claro que han de crearse infraestructuras renovadas sobre las cuales operar, una industria
sostenible que fomenta el ingenio, el respeto por la naturaleza donde cada trabajador entiende que
se busca el bienestar colectivo, siendo tarea de todos, la sostenibilidad del planeta. Incluso estas
tendencias cooperativistas en materia de energía, y las antes mencionadas, en educación, salud,
servicios básicos, producción, entre otras, pueden colaborar en “Reducir las desigualdades entre
países y dentro de ellos” como indica el 10mo ODS, en vías de “Conseguir que las ciudades y los
asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” como menciona el
11vo ODS (ONU, 2015, p. 7 y 8).
Cuando realmente, cada país pueda ofrecer a sus habitantes: servicios básicos de calidad,
una educación inclusiva, sistemas de salud eficientes, así como oportunidades de empleo que
mejoren su calidad de vida, es entonces cuando se logrará que los asentamientos humanos sean
sostenibles, seguros y resilientes. De allí que, muchos empresarios cooperativistas trabajen de
forma mancomunada en garantizar beneficios sociales y ambientales que procuren la
sostenibilidad de los recursos naturales al tiempo que fomenten “pautas de consumo y de
producción sostenibles”, para lo cual toman medidas que a largo, mediano o corto plazo pueden
favorecer el combate por “el cambio climático y sus efectos” accionando a favor del ambiente
(ONU, 2015, p. 8).
Aunado a lo anterior, existen cooperativas creadas para impulsar consumos más
responsables estableciendo como parte de su modelo de negocios los valores de la
responsabilidad social y económica; diversificando su producción en respeto por el medio
ambiente; otras dictan foros o crean eventos que den a conocer qué hacer ante el calentamiento
global, como tratar con la naturaleza proponiendo la creación de emprendimientos novedosos
cuyo fin básico sea el respeto por el ecosistema planetario.
En Indonesia, existen cooperativas forestales que van tras el uso sostenible de las especies
tropicales de madera dura, pudiendo de esta manera trabajar en el mercado internacional del
mueble y obtener ingresos de un modo sostenible que ayuda a los socios a ganarse la vida al
tiempo que cuidan de la biósfera. Experiencias que de replicarse a otros países y sectores pueden
cooperar en la consecución de los ODS 13, 14 y 15, estos dos últimos intrínsecamente

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relacionados con la conservación y uso sostenible de los ecosistemas marítimos y terrestres, y por
tanto con la lucha por detener y revertir la degradación de la tierra, así como la pérdida de la
diversidad biológica (OIT y ACI, 2014).
Sin lugar a dudas, es la diversidad de emprendimientos y de cooperativas y los fines que
persigue lo que contribuye con el comercio internacional, así como con el desarrollo de negocios
más equitativos y de carácter proteccionistas, que respetan la sociedad y el medio ambiente; son
estos 3 millones de asociaciones que accionan en sitios apartados del globo terráqueo para
financiar negocios, suministrar agua y energía a zonas remotas, e incluso para la producción y
distribución de alimentos, quienes se constituyen en uno de los motores de la nueva economía.
Una donde la sostenibilidad del planeta es esencial y por ende, la gestión de tales asociaciones
puede contribuir y desde ya lo hacen con la lucha de las naciones por alcanzar el logro de los 17
ODS de la Agenda ONU 2030.
Incluso, existe la Alianza Cooperativa Internacional (ACI o ICA), la cual hace posible que
un total de 312 organizaciones pertenecientes a 109 países se agrupen a nivel mundial y nacional
en todos los sectores de la economía, lo que incluye: agricultura, banca, consumo, pesca, salud,
vivienda, seguros, e industria y servicios; proporcionando una voz global coordinada con
gobiernos y organizaciones en pro de la sociedad y del medio ambiente; un ente propicio que da
paso al establecimiento de estatus de creación de nuevos emprendimientos en cualquier lugar
donde tenga alcance, y que apuesta al aporte cooperativista como un medio para alcanzar los 17
ODS.
La ACI (2020) considera una prioridad estratégica transversal los 17 ODS, en relación a
los cuales ha establecido en su nuevo plan estratégico 2020-2030 un camino centrado en las
personas, y desde ya ha comenzado a interactuar con medios de comunicación así como con
organizaciones multilaterales, entre las que cuentan: las Naciones Unidas, la Organización
Internacional del Trabajo, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Junta de Normas Internacionales
de Contabilidad y el B20, entre otros, en aras de lograr su propósito.
Además, como elemento básico de su conformación desarrolla eventos y acuerdos entre
cooperativas en pro del desarrollo sostenible, brindando a diferentes asociaciones los mecanismos
y herramientas necesarias para ser más competitivos sin olvidar su aporte al hábitat natural,
posibilitando en consecuencia la convergencia entre factores de desarrollo. Creando también, una
plataforma denominada Cooperativas para 2030, donde se puede conseguir información del tema,
así como estrategias para contribuir a la sostenibilidad del planeta, informando de logros
alcanzados en dicho espacio (ACI, 2020). Y con el ejemplo también se puede ayudar a alcanzar
los 17 ODS, cobrando un valor incalculable la labor realizada por esta organización cuyo norte es
el bien común, lo que incluye la preservación de los recursos y las diferentes especies naturales.

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Ámbito, donde es práctico contestar la interrogante ¿por qué se dice que Mondragon tiene
más compromiso social que Google y Amazon, al estar en puesto 11 en el mundo? Y es que, este
grupo cooperativo español ha sabido gestionar sus labores a fin de mantenerse financieramente
saludable anteponiendo el bienestar de las personas antes que las ganancias, y al ser el grupo
cooperativo industrial más grande del mundo, y maniobrar en todos los continentes con más de
80.000 personas su responsabilidad con la sociedad es más grande en virtud a que debe buscar el
beneficio de un mayor número de socios, de la comunidad en general y del planeta. Marco en el
cuál posee la responsabilidad de mantenerse competitivo al tiempo que debe ofrecer empleos de
alta cualificación, salarios dignos a sus trabajadores, desde los más modestos hasta los que
ejercen la directiva, como ha venido sucediendo hasta ahora donde el que mayor sueldo devenga
no supera los seis sueldos del empleado que menos percibe económicamente hablando (Mundo
Cooperativo, 2020; Creciendo Unidos, 2020; Irizar y MacLeod, 2008).
Y es que el gigante del cooperativismo ha logrado mantenerse a flote y con una gran
rentabilidad de los negocios anteponiendo los intereses colectivos a los financieros, y en medio
de una serie de problemas de ámbito mundial, donde destacan la pandemia mundial, el COVID-
19, el cambio climático, la desigualdad de ingresos e incluso las recesiones económicas su
objetivo es seguir trabajado por el bienestar común sin rendirse ante las pruebas, en virtud de que
muchos cooperativistas dependen de su accionar; es equiparable a una gran familia mientras
mayor sea el número de integrantes mayor será el compromiso de los padres con su manutención
y sobrevivencia. Esta potencia de los negocios opera bajo otra modalidad adquiriendo el
compromiso de trabajo cooperativo con responsabilidad social y en pro del bienestar de los seres
vivos (Mundo Cooperativo, 2020).
Incluso el CIRIEC llamado inicialmente “Centro Internacional de Investigación e
Información sobre la Economía Colectiva” promociona noticias, investigaciones internas de
iniciativa propia o patrocinadas por terceros que luego pueden publicarse o presentarse en
eventos, incluso ha usado ambas vías para dar a conocer el compromiso social que posee
Mondragon, así como las cooperativas en general y las empresas sociales. Destacando en un
informe del 2018 al gigante del cooperativismo y su compromiso con el futuro, que se traduce en
más Cooperativismo, en la voz de Arantza Laskurain, secretaria general de la Corporación y
directora de Consumo de la Cooperativa Eroski (CIRIEC, 2020).
Realizando para el presente año, el XVIII Congreso Internacional de Investigadores en
Economía Social denominado “La Economía Social: herramienta para el fomento del desarrollo
sostenible y la reducción de las desigualdades” donde se indicó, a pesar de los estragos del
COVID-19; que la economía social se sigue perfilando como un medio propicio para la
sostenibilidad del planeta. Incluso ACEBA al participar destacó el rol de las Entidades de Base
Asociativa sanitarias (EBAs) como instrumento en la gestión de los servicios públicos sanitarios,

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y ante los positivos resultados asistenciales y económicos alcanzados por la misma, la considera
como una opción para brindar soluciones profesionales ante problemas territoriales y/o
estructurales del sistema público de salud (CIRIEC, 2020).
Información que conduce a resaltar las fortalezas de las empresas sociales, entes que
pueden servir de apoyo en la consecución de los 17 ODS, por cuanto las mismas se conforman
pensando en los derechos de las personas, en sus necesidades además de tratar de preservar el
medio ambiente, lo que puede contribuir a disminuir los efectos del calentamiento global previsto
en la Agenda 2030 de la ONU, y al buscar el desarrollo sostenible de las comunidades dan origen
a iniciativas que introducen en el sistema económico el accionar de valores como la igualdad,
sostenibilidad y comunidad.
Son estas empresas sociales fuente de trabajo para un grupo significativo de trabajadores,
elemento clave que puede contribuir en la lucha contra la pobreza, así como en la obtención de
empleos remunerados que hagan posible la subsistencia ante la miseria que impera actualmente
en muchos países, lo que permite evidenciar que desde ya participan de manera activa en el logro
de los ODS. Perfilándose como otra opción para la productividad sustentada en principios
sociales y ambientales que convergen en la sostenibilidad del planeta y de sus recursos naturales.
Sin olvidar que, existen emprendimientos que trabajan en pro de la innovación, educación, y
producción bajo una economía social, convirtiéndose en incubadoras o entes que gestionan
recursos para apoyar otras agrupaciones; e incluso algunas organizaciones de este tipo se dedican
a brindar espacios de formación e inclusión en el trabajo para personas con discapacidad;
elementos que, unidos a un buen modelo de negocio sostenible, pueden contribuir con el logro de
los ODS.
Las empresas sociales poseen un papel en la sociedad actual siendo relevantes en el
desarrollo económico responsable y sostenible, usando el mercado para encontrar la solución que
plantea para los desequilibrios sociales. Ofreciendo la oportunidad de empoderamiento de
indígenas, mujeres, jóvenes y adultos, que ven en estas asociaciones una opción para innovar,
para trabajar, para ser proactivos. Por lo cual, si se manejan correctamente y buscan coordinar
con los gobiernos políticas públicas que favorezcan su creación, podrán desempeñar un papel
clave en el logro de los ODS. Tal y como lo enunciara el director general de Unión Europea,
Acción Exterior y Cooperación, al referenciar las propuestas recogidas en el Plan de Acción de la
nación, quién indicó que las mismas “incluyen el fomento de cooperativas y empresas sociales y
solidarias, especialmente en materia de energías limpias, de economía circular y de comercio
justo, favorecer el empleo de colectivos desfavorecidos, personas con discapacidad o
inmigrantes.” (Ucomur, 2020, p. 4 y 5). Es decir, que este directivo reconoce el potencial que
tienen estas organizaciones de carácter social en el beneficio de la humanidad, y del ambiente.

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Para ilustrar el potencial de las empresas sociales y como pueden contribuir con el logro
de los ODS es pertinente evocar el ejemplo de Granja Porcón en Perú, con 53 miembros
indígenas. Comenzó reforestando con la ayuda del gobierno y de ONG con árboles de pino
alrededor de 7,000 hectáreas; más adelante pudo diversificarse, creando los departamentos de
silvicultura, turismo (que abarca zoológico, cabañas, restaurantes y paseos a caballo), productos
lácteos, agricultura, piscicultura y ganadería; que en la actualidad les ha permitido crecer hasta
establecer asociaciones con dos compañías multinacionales en pro de nuevos proyectos; creando
para el 2014 unos doscientos puesto de trabajo permanentes y el mismo número para los
temporales, que les ha ayudado a luchar contra la pobreza, la exclusión, al tiempo de obtener una
mejor calidad de vida, que incluye techos de madera para sus hogares, servicios básicos en la
comunidad, entre otras ventajas (Vázquez-Maguirre, 2019).
En conclusión, las empresas B, las cooperativas y las empresas sociales son iniciativas
que gestionadas correctamente pueden combinar lo social, con lo ambiental y económico en aras
de obtener un nuevo modelo económico sostenible con el tiempo que contribuya a satisfacer las
necesidades de consumo de los seres humanos actuales, protegiendo al mismo tiempo los
recursos que sostendrán en el futuro las próximas generaciones, y que ayudarán a disminuir de
manera significativa los efectos del calentamiento global, elemento de gran preocupación en el
mundo. De igual manera, su aporte en la lucha contra la pobreza y la exclusión queda
documentado en los anales del CIRIEC y de otras organizaciones de carácter investigativo e
informativo, traduciéndose su accionar en rentabilidad de los negocios y al mismo tiempo en un
impacto positivo para el ambiente o las sociedades aledañas, que pueden contribuir en el logro de
los ODS.
Sin lugar a dudas, empresas B, cooperativas y empresas sociales en general pueden
convivir y dar origen a emprendimientos que creen renovados puestos de trabajo, así como
oportunidades de negocios innovadores que ayuden a las comunidades a tener acceso al agua,
electricidad, servicios de aguas negras, sistemas de salud, alimentos nutritivos y saludables, entre
otros. Incluso, la República Bolivariana de Venezuela quién ha tenido representantes en algunos
congresos de talla internacional, requiere fortalecer este tipo de iniciativas aún cuando posee una
serie de cooperativas conformadas; en razón a que carece del movimiento y de las organizaciones
denominadas Sistema B, presente en casi todos los países de América Latina; existiendo tan solo
unas pocas agrupaciones que se perfilan con las características necesarias y los deseos de
convertirse en empresas B.
Debe ser el deseo de todos formarse en estas nuevas iniciativas que forman parte de la
nueva economía, y de esta manera innovar en esta materia ofreciendo ideas para la explotación de
negocios que vayan en pro de producir valores sociales, económicos y ambientales causando un
triple impacto que coadyuve en el desarrollo sostenible, tal y como lo hace actualmente

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Mondragon y otras organizaciones a nivel mundial, nacional y local. Todos unidos pueden
repercutir de manera positiva en el ecosistema natural y al mismo tiempo ayudar a disminuir los
índices de pobrezas que afligen a gran parte de la población en países subdesarrollados, y en
zonas remotas de los desarrollados, concordando con los ODS.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Agarwal, D., Bersin, J., Lahiri, G., Schwartz, J. y Volini, E. (2018). Citizenship and social
impact: society holds the mirror. Deloitte Insights:
https://www2.deloitte.com/us/en/insights/focus/human-capital-trends/2018/corporate-
citizenship-social-impact.html
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