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RITUAL DEL

BAUTISMO

SEGÚN EL RITO ANTIGUO


Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de
la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

El pueblo responde: Amén.

Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:

La gracia de nuestro Señor Jesucristo,


el amor de Dios Padre
y la comunión del Espíritu Santo
estén con todos ustedes
O bien:

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre,


y Jesucristo el Señor,
estén con todos ustedes.
O bien:

El Señor esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.
También pueden usarse otras fórmulas de saludos propias de cada tiempo.

TIEMPO DE ADVIENTO

El Señor, que viene a salvarnos,


esté con todos ustedes.
O bien:
Que la salvación que está cerca de nosotros porque llega
Cristo,
los haga crecer en la esperanza que no defrauda
y esté ahora y siempre con ustedes.
O bien:
El Señor todopoderoso,
el que era, el que es y el que vendrá,
acreciente en vosotros el deseo de su Venida
y esté siempre con ustedes.
TIEMPO DE NAVIDAD

La paz y el amor de Dios, nuestro Padre,


que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra
salvación,
estén con todos ustedes.
O bien:
Que la gracia del Señor Jesús,
el Verbo hecho carne en María siempre virgen,
permanezca siempre con ustedes.
O bien (Sagrada Familia):
Bendigamos a Dios
que nos reúne en la Familia de Jesús,
y que su amor de Padre
esté constantemente con ustedes.
O bien (Octava de Navidad):
Que la gracia y la paz de Cristo, el Señor,
Hijo de Dios e hijo de María,
estén con todos ustedes.
O bien (Epifanía):
Que el Dios invisible,
hecho visible en Jesucristo, su Hijo hecho hombre,
se les manifieste plenamente,
y que el resplandor de su luz
permanezca ahora y siempre con ustedes.
TIEMPO DE CUARESMA

La gracia y el amor de Jesucristo,


que nos llama a la conversión,
esté con todos ustedes.
O bien:
Que el Espíritu de Dios
nos ayude a responder dócilmente a su llamado penitencial,
y que su gracia salvadora
permanezca con cada uno de ustedes.
O bien:
Que el Señor Jesús los encamine hacia el amor de Dios Padre
y les dé la perseverancia
para renovar su compromiso bautismal,
y que su amor misericordioso
descienda y esté con todos ustedes.
O bien:
De parte de Dios Padre y de Jesucristo,
que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su
sangre,
gracia y paz a todos ustedes.
O bien (Domingo de Ramos):
Sean bienvenidos a esta celebración,
y que Cristo muerto y resucitado
por nuestra salvación y la del mundo entero
permanezca ahora y siempre con ustedes.

TIEMPO PASCUAL

El Dios de la Vida,
que ha resucitado a Jesucristo
rompiendo las ataduras de la muerte,
esté con todos ustedes.
O bien:
Bendito sea Dios,
que en su gran misericordia
nos hizo renacer por la Resurrección de Jesucristo;
que su gracia salvadora esté siempre con ustedes.
O bien:
Hemos resucitado con Jesús:
que la esperanza de ser glorificados con él
acreciente nuestra alegría
y permanezca constantemente con ustedes.
O bien:
Que el gozo y la paz
de nuestro Buen Pastor resucitado
nos acompañe en esta celebración,
y estén con cada uno de ustedes.
O bien:
Jesús resucitado vive entre nosotros.
Que su presencia salvadora
nos anime en este tiempo pascual
y permanezca con todos ustedes.
O bien (Ascención del Señor):
Que Jesús resucitado y glorificado a la derecha del Padre
interceda por nosotros
y permanezca con cada uno de ustedes.
O bien (Domingo de Pentecostés):
Que el Espíritu de Jesús resucitado
descienda abundantemente
sobre nosotros y sobre todo el mundo,
y que sus dones nos renueven y estén siempre con ustedes.
TIEMPO «DURANTE EL AÑO»

El Señor, que dirige nuestros corazones


para que amemos a Dios,
esté con todos ustedes.
O bien:
La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre,
y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
O bien:
El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
nos llena con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos ustedes.
O bien:
Queridos hermanos:
«Que Dios los llene de alegría y de paz en la fe»
y que su Espíritu Santo esté constantemente con ustedes.

El sacerdote o el diácono, u otro ministro, puede hacer una monición muy breve para
introducir a los fieles en la Misa del día.

Acto penitencial

El domingo, especialmente en el tiempo pascual, en lugar del acto penitencial habitual, en


algunas ocasiones puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del
Bautismo, como aparece en el Apéndice II.

A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:

I
Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús,
que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien:
Humildes y penitentes, como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo,
y pidámosle que tenga piedad de nosotros,
que también nos reconocemos pecadores.
O bien:
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros
y nos reconcilia con el Padre.
Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento,
para acercarnos a la mesa del Señor.
O bien:
Pidamos perdón a Dios de todo corazón.
O bien, pero sólo en los domingos, y durante la octava de Pascua:
En el día en que celebramos la victoria de Cristo
sobre el pecado y sobre la muerte,
confesemos nuestra necesidad de la misericordia del Padre
para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos hacen en común la fórmula de la
confesión general:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión;

Y, golpeándose el pecho, dicen:


por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego, prosiguen:

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,


a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Sigue la absolución del sacerdote.

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde: Amén.

2
O bien (segunda forma del acto penitencial):
El sacerdote invita a los fieles al acto penitencial con una de las invitaciones anteriores u otras
breves palabras.

Se hace una breve pausa de silencio. Después el sacerdote dice:


Señor, ten misericordia de nosotros.

El pueblo responde: Porque hemos pecado contra ti.


El sacerdote prosigue:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.

El pueblo responde: Y danos tu salvación


Sigue la absolución del sacerdote:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la Vida eterna.
El pueblo responde: Amén.

3
O bien: (tercera forma del acto penitencial):

El sacerdote invita a los fieles al acto penitencial con una de las invitaciones anteriores u otras
breves palabras.
Se hace una breve pausa en silencio.
Después el sacerdote o el diácono, u otro ministro, empleando éstas u otras invocaciones,
con el Señor, ten piedad (Kyrie eléison ), dice:

Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón:


Señor, ten piedad.

El pueblo responde: Señor, ten piedad.


El sacerdote:
Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.

El pueblo: Cristo, ten piedad.


El sacerdote:
Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Señor, ten piedad.

El pueblo: Señor, ten piedad.


Sigue la absolución del sacerdote:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde: Amén.
También pueden usarse las invocaciones siguientes u otras semejantes.

 TIEMPO DE ADVIENTO

Tú que viniste al mundo para salvarnos: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.
Tú que nos visitas continuamente con la gracia de tu
Espíritu: Cristo, ten piedad
R. Cristo, ten piedad.
Tú que vendrás un día a juzgar nuestras obras: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que vienes a visitar a tu pueblo con la paz: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que vienes a salvar lo que está perdido: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que vienes a crear un mundo nuevo: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que eres el Salvador prometido: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que eres el Salvador anunciado: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que eres el Salvador esperado: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

O bien:
Luz del mundo, que vienes a iluminar a los que viven en las
tinieblas del pecado: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Buen pastor, que vienes a guiar a tu rebaño por las sendas
de la verdad y de la justicia: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Hijo de Dios, que volverás un día para dar cumplimiento a
las promesas del Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

TIEMPO DE NAVIDAD

Hijo de Dios, que, nacido de María te hiciste nuestro


hermano: Señor ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra
debilidad: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola
familia: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Rey de la paz y Santo de Dios: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Luz que brillas en las tinieblas: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Imagen del hombre nuevo: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

EPIFANÍA

Tú que te has manifestado a los pueblos: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.
Tú que te has desposado con tu Iglesia: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que en el Jordán te manifestaste como el Hijo muy
amado:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

TIEMPO DE CUARESMA

Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal: Señor, ten


piedad
R. Señor, ten piedad.
Tú que venciste la tentación con la Palabra de Dios: Cristo,
ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que nos llamas a compartir tu victoria: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que perdonas nuestros pecados: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que nos llamas a hacer penitencia: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que confiaste a la Iglesia el signo de tu perdón: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

TIEMPO PASCUAL

Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu


resurrección: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que has renovado la creación entera con tu resurrección:
Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que das la alegría a los vivos y la vida a los muertos con
tu resurrección: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú, el Primogénito de entre los muertos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, el vencedor del pecado y de la muerte: Cristo, ten
piedad
R. Cristo, ten piedad.
Tú, la resurrección y la vida: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que resucitaste lleno de gloria: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que nos haces pasar de la muerte a la Vida: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que nos llamas a vivir como resucitados: Señor, ten
piedad
R. Señor, ten piedad.

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Tú que eres el sumo sacerdote de la nueva Alianza: Señor,


ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que nos edificas como piedras vivas en el templo santo
de Dios: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que has ascendido a la derecha del Padre para
enviarnos el don del Espíritu: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

O bien:
Tú que volviste junto al Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que fuiste glorificado para siempre: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que nos haces ascender al Cielo contigo: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Tú que resucitaste por obra del Espíritu Santo: Señor, ten


piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que nos enviaste el Espíritu vivificador: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que nos devolverás la vida gracias al Espíritu: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.

TIEMPO «DURANTE EL AÑO»

Tú que eres el camino que conduce al Padre: Señor, ten


piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que eres la verdad que ilumina a los pueblos: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que eres la vida que renueva el mundo: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que eres la plenitud de la verdad y de la gracia: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que te has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que has venido para hacer de nosotros tu pueblo santo:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que no has venido a condenar, sino a perdonar: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un
pecador que se arrepiente: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que perdonas mucho a quien mucho ama: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.

O bien:
Tú que has venido a buscar al que estaba perdido: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que has querido dar la vida en rescate por todos: Cristo,
ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que reúnes a tus hijos dispersos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Tú que ofreciste el perdón a Pedro arrepentido: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú que prometiste el paraíso al buen ladrón: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú que perdonas a todo hombre que confía en tu
misericordia: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
O bien:
Defensor de los pobres: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Refugio de los débiles: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Esperanza de los pecadores: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Siguen las invocaciones: Señor, ten piedad (Kýrie eléison), si no se han dicho ya en alguna


de las fórmulas del acto penitencial.

V. Señor, ten piedad.            R. Señor, ten piedad.


V. Cristo, ten piedad.            R. Cristo, ten piedad.
V. Señor, ten piedad.            R. Señor, ten piedad.
Se pueden tomar las melodías del Gradual Romano.

A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno:


Gloria a Dios en el Cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre:
Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros:
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:

Antífona de entrada          Ef 4, 24

Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de


Dios: justicia y santidad verdaderas.

Oración colecta
Oh Dios, que nos haces participar
del misterio de la muerte y la resurrección de tu Hijo,
concédenos que,
fortalecidos por el Espíritu de la adopción filial,
caminemos siempre en novedad de vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA:

LECTURA DEL PROFETA EZEQUIEL (36,24-28) 


      Me vino esta palabra del Señor: Os recogeré de entre las
naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a
vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que
os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he
de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un
espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y haré que caminéis según mis preceptos, y que
guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra
que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré
vuestro Dios. 

Palabra de Dios: R/ Te alabamos, Señor.

SALMO. Sal 26, 1. 4. 7-10. 13-14

   - V/. El Señor es mi luz y mi salvación.

   - R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

   - V/. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El


Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.

   - V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la


casa del Señor por los días de mi vida, gozar de la dulzura del
Señor contemplando su templo. R/.

   - V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la


vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el
Señor. R/

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS


ROMANOS 6, 3-9
Hermanos: Los que por el Bautismo nos incorporamos a
Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el Bautismo
fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como
Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
[Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte
como la suya, lo estará también en una resurrección como la
suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido
crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra
personalidad de pecadores y nosotros libres de la esclavitud
al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del
pecado.] Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que
también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte
ya no tiene dominio sobre él.

Palabra de Dios: R/ Te alabamos, Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO


28, 18-20

En aquel tiempo, acercándose Jesús a los once discípulos les


dijo: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id
y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y
enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo.  Palabra del Señor. R/ Gloria a ti, Señor Jesús.

BREVE HOMILIA
EN LA PUERTA DE LA IGLESIA

Sacerdote: N., ¿Qué pides a la Iglesia de Sacerdote: N., Quid petis ab Ecclésia Dei?
Dios?
Padrino: La fe. Padrino: Fidem.
Sacerdote: ¿Qué es lo que te da la fe? Sacerdote: Fides, quid tibi præstat?
Padrino: La vida eterna. Padrino: Vitam ætérnam.
Sacerdote: Si quieres, pues, entrar en la Sacerdote: Si ígitur vis ad vitam íngredi,
vida eterna, guarda los mandamientos. serva mandá ta. Díliges Dó minum Deum
Amará s al Señ or Dios tuyo con todo tu tuum ex toto corde tuo, et ex tota á nima
corazó n y con toda tu mente, y al pró jimo tua, et ex tota mente tua, et pró ximum
como a ti mismo. tuum sicut teípsum.

El sacerdote sopla tres veces suavemente en la cara del infante y, dirigiéndose al demonio, en cuyo
poder está aquella alma por el pecado original, le dice imperiosamente:

Sal de éste (ésta), espíritu inmundo, y da Exi


lugar
abaleo
Espíritu
(ea), immú
Santonde
Consolador.
spíritus, et da locum Spirítui S

Hace en seguida el Sacerdote la señal de la Cruz en la frente y pecho del infante, diciendo:

Recibe la señ al de la Cruz, tanto en la fren✠Accipe


te comosignum
en el pe
Crucis
✠cho;tam
asume
in fron
la fe✠de
te, los
quam
celestiales
in cor✠de,
precs

El Sacerdote prosigue diciendo:

Oremos: Os pedimos, Oh Señ or, que escuchéis


Orémus:
con bondad
Precesnuestras
nostras, plegarias
quæsumus, y guardéis
Dó mine,con
cleménter
vuestro
R. Amén.
R. Amen.

1
Pone el Sacerdote la mano sobre la cabeza del bautizando, como significado que Dios le protegerá; y
teniéndola extendida, dice:

Oremos: Omnipotente y eterno Dios, PadreOrémus:


de nuestro
Omnípotens,
Señ or Jesucristo;
sempitérne
dignaos
Deus,
mirar
Pater
a este
Dó mini
siervonov
R. Amen.
R. Amén.

Si no hay sal bendita disponible, entonces, el sacerdote bendice la sal en primer lugar:

Te exorcizo, creatura de la sal, en el Exorcízo te, creatú ra salis, in nó mine Dei


nombre de Dios ✠ Padre todopoderoso, en ✠ Patris omnipoténtis, et in caritá te
la Caridad de Nuestro Señ or ✠ Jesucristo, Dó mini nostri Jesu ✠ Christi, et in virtú te
en el poder del Espíritu ✠ Santo. Te Spíritus ✠ Sancti. Exorcízo te per Deum ✠
exorcizo por el Dios ✠ vivo, por el Dios ✠ vivum, per Deum ✠ verum, per Deum ✠
verdadero, por el Dios ✠ santo, por el sanctum, per Deum ✠, qui te ad tutélam
Dios humáni géneris procreá vit, et pó pulo
✠ que te ha creado para la preservació n del veniénti ad credulitátem per servos suos
género humano, y ha mandado que fueses consecrári præcépit, ut in nó mine sanctæ
consagrada por sus siervos para el bien del Trinitá tis efficiá ris salutá re
pueblo que abraza la fe, que, a fin de que sacraméntum ad effugándum inimícum.
en nombre de la Santísima Trinidad, te Proínde rogámus te, Dó mine Deus noster,
conviertas en saludable sacramento para ut hanc creatú ram salis sanctificá ndo
ahuyentar al enemigo. Por tanto, te sanctí✠fices, et benedicéndo bene✠dícas,
rogamos, Oh Señ or, Dios nuestro, que al ut fiat ó mnibus accipiéntibus perfécta
santificar nosotros esta creatura de la sal, la medicína, pérmanens in
santi✠fiques y que al bendecirla la viscéribus eó rum, in nó mine ejú sdem
ben✠digas, para que a cuantos la reciban Dó mini nostri Jesu Christi, qui ventú rus
les sirva de perfecta medicina, est judicáre vivos et mó rtuos, et sæculum
permaneciendo en su corazó n, en nombre per ignem.
de el mismo Jesucristo, Señ or Nuestro,
que vendrá a juzgar a vivos y muertos, y
el mundo por el fuego.
R. Amén. R. Amen.

2
Pone el Sacerdote un poquito de sal en la boca del infante, para significar que, así como la sal
preserva de la corrupción, le preserve Dios de la corrupción del pecado; y dice:

Sacerdote: N., recibe la sal de la sabiduría; seate


Sacerdote:N.,accipesalsapiéntiæ:
propiciació n para la vida eterna.
propitiá tio sit tibi in vita
R. Amén. R. Amen.
Sacerdote: La paz sea contigo. Sacerdote: Pax tecum.
R. Y con tu espíritu. R. Et cum spíritu tuo.

Con el poder que de Dios ha recibido, el Sacerdote increpa imperiosamente al demonio con estas
Oremos: Oh Dios de nuestros padres, Dios Orémus:
Creador deDeus
toda
patrum
verdad,
nostró
os pedimos
rum, Deus
humildemente
univérsæ cóque
ndit
R. Amén.
R. Amen.
palabras:

Yo te conjuro, espíritu inmundo, en el Exorcízo te, immú nde spíritus, in nó mine


nombre del ✠ Padre, y del ✠ Hijo, y del Pa✠tris, et Fi✠lii, et Spíritus ✠ Sancti, ut
Espíritu ✠ Santo, a que salgas y que te éxeas, et recédas ab hoc fá mulo (hac
apartes de este siervo (esta sierva) de Dios fá mula) Dei N.: Ipse enim tibi ímperat,
N. Reprímate É l, oh maldito condenado, maledícte damnáte, qui pédibus super mare
Aquél que a pie enjuto caminaba sobre el ambulá vit, et Petro mergénti déxteram
mar y alargó la mano a Pedro cuando se porréxit.
iba sumergiendo.

3
Así, pues, oh maldito diablo, reconoce tu justa
Ergo,
condenació
maledícten,diá
y honra
bole, recognó
a Dios vivo
sce senténtiam
y verdadero;
tuam,
honre

Otra señal de la Cruz hace el Sacerdote sobre la frente del infante, al mismo tiempo que conjura de
nuevo al espíritu maligno, y dice:

Y tú , maldito diablo, no te atrevas nunca a profanar


Et hoc signum
esta señ
sanctæ
al de Cru
la ✠✠Cruz,
cis, quod
que yo
nosacabo
frontideejus
poner
dams
R. Amén. R. Amen.

Pone la mano sobre la cabeza del infante en señal de que no le faltará la asistencia de Dios y,
teniéndola extendida, dice:

Oremos: Señ or santo, Padre omnipotente, eterno


Orémus:Dios,
Ætérnam,
autor deactoda
justíssimam
luz y verdad;
pietáos
temsuplico
tuam que
dépre
de
R. Amén. R. Amen.

El infante permanece aún fuera de la iglesia, en el pórtico, pues no es digno de entrar en ella. Ahora
el Sacerdote, después de los exorcismos que ha dirigido contra el maligno espíritu, pone el extremo
izquierdo de la estola sobre el infante y le conduce hacia la pila para recibir la gracia bautismal. Al
mismo tiempo dice:

Sacerdote: N., entra en el templo de Dios, a fin


Sacerdote:
de que tengas
N., ingrédere
parte con
in templum
Cristo en Dei,
la vida
ut há
eterna.
beas parte
R. Amén. R. Amen.

4
DENTRO DE LA IGLESIA

Entrados en la iglesia, mientras caminan hacia la pila donde se ha de practicar el Bautismo rezan el
Credo y Padrenuestro, practicando así un acto de fe pidiendo gracia a Jesús, cuyo discípulo va a
ser dentro de poco el infante.

Creo en Dios, Padre todopoderoso, CreadorCredo


del cielo
in Deum,
y la tierra.
PatremCreo
omnipoténtem,
en Jesucristo, su
Creató
ú nico
rem
Hijo,
cæli
nue
e

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado


Pater noster,
sea tu nombre.
qui es in Venga
cælis, sanctificétur
a nosotros tunomen
reino. Há
tuum.
gaseA
ANTE EL BAPTISTERIO

Exorcismo solemne. Un poco antes de llegar a la pila, de espaldas a la puerta del baptisterio, el
Sacerdote exorciza y conjura otra vez al demonio, diciendo:

Yo te conjuro, espíritu inmundo, en nombreExorcízo


de Dios te,
✠ Padre
omnisomnipotente,
spíritus immúynde,
en nombre
in nó mine
de Jesucrist
Dei ✠ P
R. Amén.
R. Amen.

Luego el Sacerdote, con el pulgar de la derecha e imitando a Jesús, que con esta ceremonia curó al
sordomudo, toma un poco de saliva para tocar las orejas y la nariz del infante. (Este rito podría
omitirse si lo aconsejase una causa racional).

É feta (tocando la oreja derecha), que É phpheta (tocando la oreja derecha), quod
significa: Abríos (tocando la izquierda). est: Adaperíre (tocando la izquierda).

En olor (al lado derecho) de suavidad (al In odó rem (al lado derecho) suavitá tis (al
lado izquierdo). lado izquierdo).

Y tú , diablo, huye, porque se acerca el Tu autem effugáre, diá bole: appropinquábit


juicio de Dios. enim judícium Dei.

Antes de proceder al Bautismo, el Sacerdote en nombre de Dios, exige que el bautizando renuncie a
satanás y a todas sus obras. Y así pregunta al infante llamándole por su propio nombre, contestando
por él sus padrinos:

Sacerdote: N., ¿Renuncias a Sataná s? Sacerdote: N., Abrenú ntias Sátanæ?


Padrino: Renuncio. Padrino: Abrenú ntio.
Sacerdote: ¿Y a todas sus obras? Sacerdote: Et ó mnibus opéribus ejus?
Padrino: Renuncio. Padrino: Abrenú ntio.
Sacerdote: ¿Y a todas sus pompas? Sacerdote: Et ó mnibus pompis ejus?
Padrino: Renuncio. Padrino: Abrenú ntio.

6
El padrino o la madrina descubren la cabeza del infante y un poco del pecho y de la espalda. El
Sacerdote moja el pulgar con el óleo de los catecúmenos y con él unge al infante en el pecho y en la
espalda, formando una cruz en cada parte, diciendo:

Yo te unjo ✠ con el Ó leo de la salvació n en Ego


Jesucristo
te línionuestro
✠ Ó leoSeñ
salú
or,tispara
in Christo
que tengas
Jesula
Dóvida
minoeterna.
nostr
R. Amén.
R. Amen.

Limpia el Sacerdote con un poco de algodón o estopa su pulgar y las partes ungidas del infante.

7
EN EL BAPTISTERIO

Las ceremonias hasta aquí realizadas no son más que una preparación para el acto del Bautismo.
Deja el Sacerdote la estola morada, señal de penitencia, y toma la estola blanca. Entra en el
presbiterio, y con él los padrinos llevando al infante. Ante la pila, donde éste ha de recibir el
Bautismo, el Sacerdote hace las siguientes preguntas, llamando por su nombre al infante, a las que
responde en su nombre el padrino:

Sacerdote: N., ¿Crees en Dios Padre Omnipotente,


Sacerdote:
Creador
N., Credis
del Cielo
in Deum
y de la
Patrem
tierra?omnipoténtem, Cre
Padrino: Creo.
Padrino:
Sacerdote: ¿Crees en Jesucristo, su ú nico Hijo Credo.
y Señ or nuestro, que nació y padeció ?
Sacerdote: Credis in Jesum Christum, Fílium ejus ú nicum,
Padrino: Creo. Padrino: Credo.
Sacerdote: ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa
Sacerdote:
Iglesia Credis
Cató lica,
in Spíritum
la ComunióSanctum,
n de lossanctam
Santos, el
Ecclésiam
perdó n
Padrino: Creo. Padrino: Credo.

Y sigue la última pregunta, definitiva, resolutiva, decisiva. Dice el Sacerdote al infante, llamándole por
su nombre:

Sacerdote: N., ¿Quieres ser bautizado? Sacerdote: N., Vis baptizá ri?
Padrino: Sí, quiero. Padrino: Volo.

Los padrinos toman al infante, el cual tendrá la cabeza desnuda y la cara hacia abajo. El Sacerdote
con una concha toma del agua bautismal, y la derrama tres veces sobre la cabeza, en forma de cruz,
diciendo al mismo tiempo las palabras sacramentales:

Sacerdote: Sacerdote:

N., YO TE BAUTIZO N., EGO TE BAPTÍZO


EN EL NOMBRE DEL PA✠DRE, IN NÓ MINE PA✠TRIS,
Y DEL HI✠JO, ET FÍ✠LII,
Y DEL ESPÍRITU ✠ SANTO. ET SPÍRITUS ✠ SANCTI.

El infante es ya cristiano; ha recibido el Sacramento regenerador: se le ha comunicado la vida divina,


la gracia, se le ha perdonado el pecado original, es miembro de la Iglesia Católica y tiene derecho al
Cielo.

8
En seguida el Sacerdote moja el pulgar con el santo Óleo del Crisma y unge al infante en la
extremidad de la cabeza, en forma de cruz, diciendo:

Dios omnipotente, Padre de nuestro Señ or Jesucristo,


Deus omnípotens,
que te haPater
regenerado
Dó mini con
nostri
el agua
Jesu Christi,
y el Espíritu
qui teS
R. Amén. R. Amen.
Sacerdote: La paz sea contigo. Sacerdote: Pax tibi.
R. Y con tu espíritu. R. Et cum spíritu tuo.

Después que el Sacerdote ha limpiado con algodón su pulgar y la parte ungida del infante, pone sobre
él la vestidura blanca para indicar que ha de guardar toda su vida la gracia que acaba de recibir.

Recibe la vestidura blanca que puedas llevar


Accipe
limpia
vestem
y puracá
ante
ndidam,
el tribunal
quamde
pérferas
nuestroimmaculátam
Señ or Jesucris
a
R. Amén.
R. Amen.

Da el Sacerdote una vela encendida al niño, o al padrino, en su nombre, para significar el buen
ejemplo de vida cristiana, que ha de dar siempre, procurando no mancillar nunca su alma con el
pecado.

Recibe la vela encendida, y guarda sin pecado tu Bautismo;


Accipe guarda losardéntem,
lá mpadem mandamientos
et de Dios, para
R. Amén. irreprehensíbilis custó di Baptismum tuum: serva Dei m

R. Amen.

Terminadas todas las ceremonias del santo Bautismo, el Sacerdote despide al recién bautizado con
unas palabras que recuerden las que Jesús solía dirigir a sus Apóstoles:

N., Vete en paz, y el Señ or sea contigo. N., Vade in pace, et Dó minus sit tecum.
R. Amén. R. Amen.

Oración sobre las ofrendas

Oremos

Te pedimos, Señor,
que, juntamente con los dones que te presenta tu Iglesia,
aceptes como ofrenda espiritual
a quienes, configurados a Cristo, tu Hijo, por el bautismo
[y confirmados con la señal del crisma]
has agregado a tu pueblo sacerdotal.
Por Jesucristo nuestro Señor.

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

EN verdad es justo darte gracias y exaltar tu nombre,


Padre santo y misericordioso,
por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.

Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos


por el sacramento del nuevo nacimiento.

Tú has querido que del corazón abierto de tu Hijo


manara para nosotros el don nupcial del Bautismo,
primera Pascua de los creyentes, puerta de nuestra salvación,
inicio de la vida en Cristo, fuente de la humanidad nueva.

Del agua y del Espíritu


engendras en el seno de la Iglesia, virgen y madre,
un pueblo de sacerdotes y reyes,
congregado de entre todas las naciones
en la unidad y santidad de tu amor.

Por este don de tu benevolencia tu familia te adora


y, unida a los ángeles y a los santos, canta el himno de tu
gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:


CC
por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de manera que se conviertan para nosotros
en el Cuerpo y + la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse
claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas
palabras.
Él mismo, cuando iba a ser entregado a su pasión,
voluntariamente aceptada,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:


tomó pan, dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora,


haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:


tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo


genuflexión.

 Luego dice una de las siguientes fórmulas:


CP
Éste es el Misterio de nuestra fe.

O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
O bien:
CP
Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

O bien:
CP
Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Salvador del mundo, sálvanos,
que nos has liberado por tu cruz y resurrección.
 Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC
Así, Padre,
al celebrar ahora
el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.

C1
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;

y con el Papa N.,
con nuestro Obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

INTERCESIONES PARTICULARES

En la Misa del Bautismo de niños:

Acuérdate también de nuestro hermano N. y N.


(de aquellos hermanos nuestros)
que hoy has hecho renacer del agua y del Espíritu Santo,
librándolos del pecado;
tú que los has incorporado, como miembros vivos,
al cuerpo de Cristo,
inscribe también sus nombres en libro de la vida.

C2
Acuérdate también de nuestros hermanos
que se durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José,
los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

Junta las manos.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, elevándolos, dice:


CP o CC
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas,
dice:

Llenos de alegría por ser hijos de Dios, 


digamos confiadamente 
la oración que Cristo nos enseñó:
O bien:
El amor de Dios ha sido derramado 
en nuestros corazones 
con el Espíritu Santo que se nos ha dado; 
digamos con fe y esperanza:

O bien:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, 
signo de reconciliación 
y vínculo de unión fraterna, 
oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:


Padre nuestro, que estás en el cielo, 
santificado sea tu nombre; 
venga a nosotros tu reino; 
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; 


perdona nuestras ofensas, 
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, 
y líbranos del mal. 

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males, Señor, 


y concédenos la paz en nuestros días, 
para que, ayudados por tu misericordia, 
vivamos siempre libres de pecado 
y protegidos de toda perturbación, 
mientras esperamos la gloriosa venida 
de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos.


El pueblo concluye la oración aclamando:

Tuyo es el reino, 
tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor. 

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:

Señor Jesucristo,
que dijiste a tus Apóstoles: 
«La paz os dejo, mi paz os doy», 
no tengas en cuenta nuestros pecados, 
sino la fe de tu Iglesia, 
y conforme a tu palabra, 
concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.

Tú que vives y reinas 


por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén. 

El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:

La paz del Señor esté siempre con vosotros.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu. 

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:

Daos fraternalmente la paz.

O bien:
Como hijos de Dios, intercambiad ahora 
un signo de comunión fraterna.

O bien:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.

O bien:
En el Espíritu de Cristo resucitado, 
daos fraternalmente la paz.

Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al


diácono.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte
del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,


unidos en este cáliz, 
sean para nosotros
alimento de vida eterna. 

Mientras tanto se canta o se dice:

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, 


ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, 


ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, 


danos la paz.

Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias


veces. La última vez se dice: danos la paz. 

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto una de las dos
oraciones siguientes:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, 


que por voluntad del Padre, 
cooperando el Espíritu Santo, 
diste con tu muerte la vida al mundo, 
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, 
de todas mis culpas y de todo mal. 
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos 
y jamás permitas que me separe de ti.

O bien:
Señor Jesucristo, 
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre, 
no sea para mí un motivo de juicio y condenación, 
sino que, por tu piedad, 
me aproveche para defensa de alma y cuerpo 
y como remedio saludable. 

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco


elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios, 


que quita el pecado del mundo. 
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade una vez:

Señor, no soy digno


de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme. 

El sacerdote dice en secreto:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.

Después toma el cáliz y dice en secreto:

La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo. 

Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno
de ellos:

El Cuerpo de Cristo.

El que va a comulgar responde:

Amén.

Y comulga.

El diácono y los ministros que distribuyen la Eucaristía observan los mismos ritos. 

Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar. 


Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de
comunión. 

Acabada la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la


patena sobre el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo
en la credencia después de la misa.

Si el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:

Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio 


el alimento que acabamos de tomar, 
y que el don que nos haces en esta vida 
nos aproveche para la eterna. 
Después el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar
unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza. 

Antífona de comunión         1 Jn 3, 1
Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos
de Dios, pues ¡lo somos!

Luego, de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:

Oremos

Oración después de la comunión


Te pedimos, Señor,
que, alimentados con el sacramento
del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo
y en el amor de los hermanos,
de tal modo que alcancemos con ardiente caridad
la plenitud del Cuerpo de Cristo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser
que este silencio ya se haya hecho antes.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la


comunión.

La oración después de la comunión termina con la conclusión breve.


Si la oración se dirige al Padre:

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Si la oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:


Él, que vive y reina por los siglo de los siglos.

Si la oración se dirige al Hijo:

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

Amén.

 Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el


pueblo y dice:

El Señor esté con vosotros.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

 BENDICION SOLEMNE

V/. El Dios, que por la resurrección de su Unigénito


os ha redimido y adoptado como hijos,
os llene de alegría con sus bendiciones.
R/. Amén.

V/. Y ya que por la redención de Cristo


recibisteis el don de la libertad verdadera,
por su bondad recibáis también la herencia eterna.
R/. Amén.

V/. Y, pues confesando la fe


habéis resucitado con Cristo en el bautismo,
por vuestras buenas obras
merezcáis ser admitidos en la patria del cielo.
R/. Amén.

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, 


Padre, Hijo X y Espíritu Santo, 
descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, despide al pueblo
con una de las fórmulas siguientes:

Glorificad al Señor con su vida. 


Podemos ir en paz.

O bien, especialmente en los domingos de Pascua:

Anunciad a todos la alegría del Señor resucitado. 


Podemos ir en paz.

El pueblo responde:

Demos gracias a Dios. 

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