EVALUACIÓN PSICOLÓGICA EN EL CONTEXTO JURÍDICO-FORENSE DE PERÚ
Hugo Morales Córdova
Profesor Auxiliar del Departamento Académico de Psicología Investigador del Grupo de Investigación en Drogas, Seguridad y Convivencia Ciudadana Pontificia Universidad Católica del Perú
En el Perú la Psicología Jurídica y Forense ha tenido un lento desarrollo desde sus
inicios, precedida y desarrollada fundamentalmente por médicos psiquiatras y por psicólogos con formación psicoanalítica durante los años 60 y 70. Posteriormente se produjo un aletargamiento por varias décadas con relación a su consolidación como un campo del quehacer psicológico científico y profesional, a diferencia de otros países como México, Colombia, Cuba, Brasil y Chile, donde sus gremios se han organizado en capítulos dentro de sus respectivos Colegios Oficiales de Profesionales (“Orden”) de la Psicología, y han realizado congresos y actividades de incidencia en su campo de trabajo. En los últimos años, varias organizaciones profesionales independientes, Universidades con Facultades y Escuelas de Psicología, así como el Colegio de Psicólogos del Perú, han reconocido la necesidad de impulsar este campo de trabajo altamente especializado de la Psicología Científica. De este modo, se han creado diplomaturas y segundas especialidades en Psicología Forense en algunas Universidades de Lima (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Universidad Nacional Federico Villarreal y Universidad César Vallejo), Grupos de Investigación en Psicología Forense (Pontificia Universidad Católica del Perú y Universidad Femenina del Sagrado Corazón); así como encuentros académicos.
Es así, que actualmente se viene realizando el XVIII Congreso Latinoamericano de
Psicología Jurídica y Forense y el I Congreso Peruano de Psicología Jurídica y Ciencias Forenses durante los días 17, 18 y 19 de noviembre de 2016 en la ciudad de Lima, Perú; organizado por el Instituto Peruano de Psicología y Ciencias Jurídicas. De la misma forma, del 27 al 29 de setiembre del 2017, se realizará en la ciudad de Chiclayo, Perú; el I Congreso Iberoamericano de Psicología Aplicada al ámbito Jurídico; organizado por la Asociación Peruana de Psicología Jurídica y Forense y la Red Iberoamericana de Asociaciones Nacionales de Psicología Jurídica y Forense. En esta presentación, compartiremos uno de los ámbitos de trabajo de la Psicología Jurídica peruana actual, en donde venimos innovando en materia de evaluación de la delincuencia juvenil. Este campo corresponde en mucho a lo que Vicente Garrido Genovés denomina Psicología Criminológica, y es el campo de la evaluación del riesgo de violencia y reincidencia. Esta es una práctica de trabajo altamente especializada que ha permitido mejorar el tratamiento correccional en muchas partes del mundo, y que se basa en evidencia científica. El avance de la investigación y la práctica de la evaluación del riesgo en las últimas décadas ha permitido la progresión desde una evaluación del delincuente juvenil basada en la noción de peligrosidad y el juicio clínico no estructurado, hacia aproximaciones de evaluaciones estructuradas basadas en evidencia científica sobre factores de riesgo y de protección, así como otras de tipo actuarial. Estas evaluaciones no son de naturaleza psicológica, por lo que pueden ser aplicadas por profesionales no psicólogos, y se basan en estimar la probabilidad en que una persona puede actuar violentamente bajo la presencia de determinados factores de riesgo específicos. En muchos países de América Latina no existen sistemas racionales y objetivos para evaluar el nivel de riesgo de violencia o reincidencia en jóvenes, puesto que no existen instrumentos apropiados o adaptados que contribuyan a este propósito. Los operadores judiciales y sociales, basan sus juicios sobre el comportamiento delictivo de los jóvenes a partir de apreciaciones de juicio experto o de pruebas psicológicas que no han sido adaptadas en esta población. La evaluación del riesgo permite una mejor asignación de los adolescentes al tipo de medida socioeducativa que le corresponde, basándose no solo en criterios legales (como la gravedad del delito, etc.), sino también en criterios de riesgo criminógeno que permitan ajustar el tratamiento que necesite al tipo de sanción que recibirá. Esta tecnología del comportamiento es ampliamente aplicada en los EEUU, Canadá y Europa a través de los llamados sistemas de evaluación de juicio clínico estructurado- actuarial del riesgo de reincidencia. Este tipo de evaluación permite evidenciar las áreas del desarrollo personal que concentran un mayor riesgo de violencia entre los adolescentes, para intervenirlas a través de programas que se encuentren ajustados a tales niveles de riesgo, con el fin de alterarlos (reducirlos) neutralizándolos, y favoreciendo una mayor reinserción social para el adolescente, contribuyendo con ello a la mejora de la seguridad ciudadana de la región.