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Biblioteca Básica Jabasqueña

MdMuúpniaArias G., AnaLauJ. *

y Ximenatfepúlveda 0. (compiladoras)

Tabasco
Textos de su historia
Volum en 1
Biblioteca Bastealabasqueña \

Tabasco
Textos de su historia
Volumen 1

* ADC-Vi9-
7
Md&u^enia Arias G, Ana LatiJ .
y Ximena ^epúlveda O (compiladoras)

Tabasco
Textos de su historia
Volumen 1

rx.nr.rr
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
JOSÉ MARÍA LUIS MORA
GOBIERNO DEL ESTADO DE TABASCO
Villahermosa 1985
CATALOGACIÓN EN PUBLICACIÓN
972.63
A753 Arias Gómez. Ma. Eugenia.
Tabasco: textos tie su historia /
FT Ma. Eugenia Arias Gómez, Ana Lau
Jaiven y Ximena Sepúlveda Otaíza. —
Villahermosa. Tab.: Gobierno del Es­
O J l (o 'í tado de Tabasco, Instituto de Investi­
r zi gaciones “José Ma. Luis Mora”, 1985.
1304 p„ 2v. (Serie: Biblioteca
Básica Tabasqueña).
ef
I. Tabasco - Historia - Siglos
Ni IklSio xvi-xix. I. Lau Jaiven, Ana. II. Sepúl­
veda Otaíza, Ximena. III. t.
Catalogación en publicación:
ICT. Coordinación Estatal de Biblio­
tecas.

Primera edición, 1985


Derechos reservados
conforme a la Ley © 1985

Instituto de Investigaciones
Dr. José María Luis Mora
Plaza Valentín Gómez Parías, 12
Mixcoac 03910, México. D. F.

Gobierno del Estado de Tabasco


Instituto de Cultura de Tabasco
Calle Sánchez Magallanes, Fraccionamiento
Portal del agua, lote I. CP 86000
Villahermosa, Tabasco
México

Diseño general y carátula: Carlos Gayou

ISBN 968-889-010-3 (general)


ISBN 968-889-015-4 (vol. I)

Impreso en México
Contenido
Introducción 13

Advertencia 21

El espacio 23

La tierra pródiga 23
Las regiones 38

Últimos momentos de la tutela 63

La gente 63
Composición racial 63
Los indígenas 64
La servidumbre 65
Entre plagas y filibusteros 66
Época de Fernando VIL (Última del periodo colonial) 69
La protesta de un cunduacanense 70
Se agitan los ánimos 107
La cabeza insurgente 108
Se proclama la Independencia 110
Otra versión sobre el movimiento 112
Reflexión sobre la Independencia 113
Una bandera del Ministerio de Guerra 116

El primer lustro de vida independiente 119

Alborozo por Iturbide 119


La diputación provincial 122
Apoyo al Plan de Casamata 123
Obediencia al Congreso Nacional y al Supremo Poder Eje­
cutivo 125
Rechazo a la invitación de la república yucateca 127
Un yucateco en favor de la agricultura de la provincia 131
Por sus habitantes, terreno y cacao 135
El primer congreso local 137
Civilismo frente a militarismo 138
Atmósfera cargada y la consecuente guerra 142
La primera constitución 145
Poblamiento y demarcación 147
La estadística más antigua 151
La primera imprenta y El Argos 153

Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo 154

Entre brumas 154


El trasfondo económico 201
Célebre decreto sobre eclesiásticos 226
Expulsión de españoles 231
Administración de Correos 234
Los periódicos 239
De pie, viene el gobernador 242
Los efectos: Memoria de Gobierno 243
La segunda constitución 264

Bajo la férula del centralismo 267

El Plan de Cuernavaca, piedra angular del centralismo 267


Canto fúnebre al federalismo 269
Voluntariado contra los texanos 272
Cunduacán y Comalcalco, los Voluntarios de la Patria 273
Constitución y administración centralistas 278
¡Federación o muerte! 280
La escuadrilla texana y extensión del movimiento 283
Los visitantes 287
El territorio del Departamento 318

Disidencia contra el centralismo 321

Bases y junta restauradora. Elecciones 321


Invitación de Sierra O’Reilly para formar una república 332
Se reconoce la unión nacional 334
Acerca de la tierra 338

Dos cubanos toman las riendas 375


Adopción de las Bases de Tacubaya. La junta departamen­
tal 375
Cubano contra cubano 379
Las Bases Orgánicas. Ascenso de Ampudia 384
Regreso de Sentmanat 393
¿Qué pasó con Ampudia? 403
Impulsos económicos 407
La Educación 419
La Prensa 429
Un vistazo al territorio 450
La Federación y Santa Anna 471
El rangelismo. Ruptura con el gobierno general 471
Rompimiento y guerra de los coletos 480
En respuesta al acontecer nacional 483
En busca del beneficio económico 489
Una anédota sobre la burocracia 496
Cuando las invasiones 497
La primera huella invasora 497
Un pronunciamiento entre las invasiones 509
Estado de Tabasco. Sus revoluciones. Los verdaderos auto­
res de ellas. Los habitantes no toman en ellas parte. Carácter
y costumbres pacíficas de los tabasqueños. Riqueza de su
suelo. Perjuicios que han recibido. Remedios de estos males 521
Segunda llamada: el invasor en acción 525

Entre componendas, la constante de las guerras 555-

Regresos, reorganización y enemistades 555


Carta de un visitante chiapaneco 558
La comandancia: manzana de la discordia 562
Exceso de fortuna y de desgracia 573
El padre Jarauta en La Valenciana y D. Miguel Bruno en
Tabasco 575
Vestigios brunistas 587
La memoria de Lino Merino 591

El Estado al arribo del medio siglo 601

Hacia la conciliación 601


Tabasco afirma sus límites 623

Exposición dirigida por el Superior Gobierno del estado al


soberano Congreso Constituyente de la nación para que de­
marque y extienda los límites actuales con los estados de
Chiapas, Yucatán y Veracruz 623
Organización del estado 633
Límites con Chiapas y Tehuanlepec 637
La "Laguna del Negro" y la historia de "Puerto Escondido" 639

En defensa de la Constitución (1857-1860) 641

Un gobierno pacífico antes de la convulsión 642


Los bandos políticos se enfrentan 644
Rebelión contra el orden constitucional 647
Arrebatos personales 654
Se prepara la paz 665
Ciertamente, los tahasqueños
cultos leerán con envidia las historias
de otros estados, trazadas ya
por doctas y elegantes plumas,
ya por modestos pero bien
documentados escritores. ¿Acaso
nuestra tierra no puede ofrecer
nada a este respecto?
M a n u e l M estre G higliazza
Introducción

El trabajo que hoy presentamos es resultado de uno de los


proyectos del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis
Mora, encaminado a producir, desde una perspectiva regional,
antologías, bibliografías comentadas, cronologías y síntesis histó­
ricas, que permitan a maestros, alumnos y público en general pro­
fundizar en el conocimiento del desarrollo histórico de sus es­
tados.
La historia regional ha aumentado el número de sus adeptos
en los últimos años. No está por demás señalar que el calificati­
vo “regional” comprende las semejanzas de población, caracterís­
ticas físicas, economía, costumbres, etc., del espacio geográfico
historiado. Se han realizado estudios que van desde la microhis-
toria de una comunidad o un pueblo, hasta el análisis concreto
de áreas culturales. Con estos esfuerzos se busca enriquecer las
versiones ya existentes, incorporando de manera prioritaria la
historia regional a la nacional.
La historiografía es un recurso indispensable y permanente
del quehacer intelectual del sujeto de la historia, independiente­
mente de la forma en que se interprete el pasado. Escribir la
historia es un medio para encontrarnos y defendernos; por lo tan­
to, cada generación explica la verdad desde su propia circunstan­
cia, con el fin de alcanzar su justificación histórica. Un mayor
conocimiento de lo propio estimulará el sentido de pertenencia,
tan necesario para fortalecer nuestra identidad nacional a partir
de lo regional.
La presente antología reúne textos que brindan una visión his­
tórica de Tabasco. Se abarca el siglo xix y las dos primeras dé­
cadas del xx, desde los últimos momentos en que la entonces pro­

13
Arias G. / Lau J. ¡ Sepúlveda O.

vincia estaba bajo la tutela española, hasta la renovación del Pacto


Federal, al promulgarse la Constitución estatal en 1919. La se­
lección de los materiales persigue el rescate y salvaguarda de la
producción historiográfica local, a fin de que los tabasqueños re­
creen su pasado a través de las obras de sus coterráneos.
Cabe aclarar que ésta no es una investigación analítica, sino
una aproximación a los hechos más representativos del acontecer
tabasqueño, en lo referente a la vida política, económica, religio­
sa, cotidiana, a las costumbres y tradiciones del pueblo.
Existen escasas fuentes primarias que permitan la reconstruc­
ción de la época que abordamos. Sin duda, para el siglo xix, es
fundamental el manejo del Compendio histórico, geográfico y es­
tadístico del estado de Tabasco, de Manuel Gil y Sáenz, cuyos
anotadores, Rómulo Becerra Fabre y Justo Cecilio Santa Anna,
corrigieron y aumentaron la obra. La recopilación documental y
hemerográfica legada por Manuel Mestre Ghigliazza permitió
acercarnos a la primera mitad del siglo xix; en tanto que, para
el resto de la centuria, fueron de gran utilidad los apuntes de
León Alejo Torre y el informe de Gregorio Méndez. Para el ocaso
del porfiriato y la Revolución nos valimos de informes de gober­
nadores, memorias, recuerdos, de la monografía de Rosendo Ta-
racena y de algunos trabajos de Francisco J. Santamaría.
Además de las fuentes básicas ya mencionadas, utilizamos ma­
teriales de autores como Bernardo del Águila, Jorge Gurría La­
croix, Manuel González Calzada, Antonio Hernández Ferrer,
Mario Domínguez Vidal y Diógenes López Reyes; la obra de este
último resultó indispensable para la primera etapa del trabajo.
En busca de los elementos necesarios para integrar la antolo­
gía visitamos las principales bibliotecas de la ciudad de México y
de Tabasco; constatamos, con gusto, que el gobierno del estado
se ha interesado en el rescate de las obras más importantes de su
historia, pues en casi todas las bibliotecas consultadas se encon­
traron nuevas ediciones de obras clásicas.
Los procesos particulares de la entidad marcaron la pauta ini­
cial para estructurar este trabajo, que respeta un orden cronoló­
gico y temático. En ocasiones, la abundancia o escasez de fuen­

14
Introducción

tes determinaron la extensión y el tratamiento que se dio a los


capítulos.
La obra consta de 20 capítulos, con un número variable de sub­
temas. Hemos considerado pertinente incluir, a manera de apén­
dice, notas biográficas de los autores compilados.
A medida que fuimos conociendo la bibliografía existente, nos
percatamos de que los autores que escribieron y rescataron los
aconteceres de su estado no tenían en mente, en la mayoría de
los casos, hacer la Historia. A partir de lo que conocían y recor­
daban, dejaron huella de un pasado que se perdía. Generalmente,
fueron aficionados, con amor por lo propio; no podemos, por lo
tanto, pedir cientificidad. Gracias a ellos conocemos la vida del
estado según los aspectos que, desde su punto de vista, eran rele­
vantes: la geografía, el clima, las inundaciones, las epidemias, las
tradiciones, la chismografía local, sin olvidar lo que, durante el
siglo xix, estaba en el candelero: el poder y la política. Hemos
procurado que el material reunido equilibre todos estos diversos
factores: resultó inevitable que el hilo conductor fuera la políti­
ca, aderezada por el trasfondo económico y social.
La antología se inicia con la presentación de un marco geográ­
fico actual, que permite al lector conocer y comparar, a lo largo
del texto, los cambios y permanencias que ha tenido el espacio
de la entidad. La tierra tabasqueña está bañada por ríos. Los más
caudalosos, el Grijalva y el Usumacinta, son navegables y por
tanto, determinantes para el desarrollo económico y el contacto
cultural de los habitantes. El clima, tropical y húmedo, y las abun­
dantes lluvias han favorecido el desarrollo agrícola que, junto
con la fauna y la flora, han satisfecho las primeras necesidades
del tabasqueño.
Hace mucho tiempo el desarrollo de la provincia de Tabasco
estuvo limitado en parte por las escasas vías de comunicación te­
rrestre. Sin embargo, el comercio impulsó su economía gracias a
las vías ribereñas naturales; sus destinos eran Campeche, Vera­
cruz, Yucatán, Cuba y Nueva Orleáns.
En virtud de su lejanía respecto al centro de la Nueva España,
Tabasco quedó en el olvido y abandonado a su suerte. Durante

15
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

el siglo xvi, la Provincia estuvo unas veces bajo la tutela de la


Audiencia de México y otras de la de Guatemala; después, sus
administraciones religiosa y temporal estuvieron bajo la férula de
la Provincia o Intendencia de Mérida de Yucatán. La dependen­
cia respecto a esta última o a zonas circunvencinas trajo como
consecuencia el atraso de Tabasco a lo largo de su vida colonial.
Las demandas de los tabasqueños encontraron eco en la voz
del cunduacanense presbítero José Eduardo de Cárdenas, quien,
en 1811, presentó la Memoria a favor de la Provincia de Tabasco
como diputado ante las Cortes de Cádiz.
Tabasco no fue escenario de la lucha por la independencia; sin
embargo, en 1821 ésta se proclamó paralelamente al resto del
país. A partir del primer lustro de la vida independiente, los
sucesos en Tabasco fueron reflejo del acontecer nacional; no obs­
tante, hay momentos aislados que tuvieron significación en su
proceso particular.
La inestabilidad por la que atravesó nuestro país en su intento
por conformarse como nación, se asociaba a la lucha entre libe­
rales y conservadores. Hemos de tomar en cuenta, entonces, al
estado o departamento de Tabasco que, precariamente organiza­
do en las tres primeras décadas de vida independiente, fue esce­
nario de la turbulencia entre centralistas y federalistas. Los ta­
basqueños adoptarían uno u otro de los sistemas aludidos, teniendo
vaivenes políticos de acuerdo con acontecimientos locales o na­
cionales. A pesar de las crisis políticas particulares, percibimos
un continuo esfuerzo por defender y desarrollar la economía ta-
basqueña que sentaría las bases de la futura prosperidad del
estado.
Durante el siglo pasado, en la primera mitad de los años cua­
renta, Tabasco defendió el sistema federalista e, incluso, por
breve tiempo, fue disidente del gobierno general. Paralelamente
encaminó sus esfuerzos a proteger y liberar de gravámenes al cul­
tivo del tabaco, del cacao y de los tíntales, pilares de su comercio.
La invasión norteamericana de 1846-1847 movilizó a Tabasco.
El bloqueo del puerto de Frontera y las ocupaciones de la capital
y otros puntos del territorio generaron en la población un sentí-

16
Introducción

miento nacionalista. Este hecho marca un hito en el desarrollo


histórico del estado.
La conformación de una nación soberana, republicana y demo­
crática sería la propuesta que orientaría a los liberales desde la
segunda mitad del siglo xtx. La revuelta, iniciada en Ayuda, fue
el punto de partida de década y media de disturbios encaminados
a reforzar este ideal democrático. La unificación del país bajo
esta premisa fue obra conjunta de los hombres que, en cada es­
tado, promovieron el cambio.
Los liberales, tanto tabasqueños como del resto del país, com­
partían la creencia de que México estaba por debajo de su pro­
greso económico potencial, debido a la influencia del clero, la
milicia y los conservadores, contra quienes dirigieron sus ataques.
En la década de los años cincuenta y sesenta, si bien la entidad
estuvo alejada de la batalla ideológica que libraban en otros sitios
los hombres de la Reforma, recibió la influencia de los estados
vecinos. Tabasco fue escenario de luchas entre conservadores y
liberales; fueron las ideas de estos últimos las que predominaron
entre los tabasqueños.
El fortalecimiento del ideal liberal presentó características es­
pecíficas, pues se convirtió en una lucha entre grupos que, aun­
que sostenían un proyecto similar, mantenían diferencias en las
formas de llevarlo a cabo.
La ambición por el poder, signo distintivo de la mayoría de los
gobernadores tabasqueños y sus corifeos, sólo sería dejada de lado
ante la amenaza exterior y para proteger su territorio.
La tranquilidad aparente que trajo consigo el porfirismo se re­
flejó en el estado. El desarrollo económico se aceleró a costa del
empobrecimiento de campesinos y peones, hasta llegar a una ver­
dadera esclavitud. Muchos de los autores recuerdan con nostalgia
esta época, los avances tecnológicos que se dieron, la sencillez de
la vida citadina y el gobierno del general Bandala que reproduce
en Tabasco la continuidad porfirista. Otros, en cambio, nos rela­
tan cómo las continuas reelecciones propiciaron el surgimiento de
una oposición que pretendía, al atacar a Bandala, hacer mella en
la dictadura de Díaz.

17
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

La revolución maderista tuvo eco en Tabasco, aunque no fue


tan significativa como en el norte, en cuanto a batallas y despla­
zamiento de hombres. La transición no fue abrupta. El maderismo
en el estado, como en el resto del país, no se tradujo en una trans­
formación real; los cambios fueron básicamente en el orden
político. Más adelante, la lucha contra el huertismo unió a la po­
blación; no obstante, para algunos la verdadera revolución se
manifestó en el estado en 1914. Sin embargo, una vez que Huerta
abandonó el poder, las luchas entre los constitucionalistas locales,
Domínguez y Greene, llevaron a Tabasco a un largo periodo de
luchas intestinas que tendría una pausa al proclamarse la Cons­
titución de 1919, momento con el cual concluye esta antología.
Interesadas en que las nuevas generaciones tabasqueñas se
reconozcan en sus hombres y en su tierra, ofrecemos este trabajo.

18
Tratándose de mi tierra nada es
de desdeñarse, para que llegado el
caso, no falte al historiador artista
ningún color en su pateta,
cuando quiera pintar el acabado cuadro
de lo que fue Tabasco durante
ciertos periodos y en todo
orden de ideas . . .

M a n u e l M e s t r e G higliazza
Advertencia

La función de los prólogos y prologuillos en cursivas es doble:


por un lado, proporcionar una visión del acontecer local o nacio­
nal que explique el asunto que se trate y, por otro, situar crono­
lógicamente algunos documentos. Los títulos y subtítulos que tam­
bién aparecen en cursivas pertenecen a las compiladoras.
Los datos que aparecen a pie de página, señalados con un as­
terisco, consignan la ficha bibliográfica o hemerográfica a la cual
corresponde el fragmento antologado. La palabra “ (selección)”
señala que en el texto no se ha respetado el orden que sigue el
autor.
Las notas que llevan (N. del C.) son nuestras. Aquéllas que
dicen (N. de M.M.G.) provienen de Manuel Mcstre Ghigliazza;
las que carecen de aclaración pertenecen al aparato crítico de los
autores.

21
E i espacio

LA TIERRA PRÓDIGA
J u l ie t a C a m po s y
E n r iq u e G o n z á l e z P e d r e r o *

En mí se han amado las fuerzas del


origen/ el fuego y el aire, la tierra
y el mar . . .
C arlos P e l l ic e r

Los cuatro elementos


En Tabasco la naturaleza es excepcional. Selvas, pastos y agua
cubren su suelo. Ni la codicia ni la irresponsabilidad han conse­
guido arrasar la selva que todavía prolifera en las riberas del Usu-
macinta y en aquellas regiones donde el acceso es difícil. Grandes
pastizales sirven de alimento al ganado y el agua, que atraviesa la
región encauzada por el lecho de dos grandes ríos: el Grijalva y
el Usumacinta, se deposita en vastas lagunas, o llueve copiosa­
mente sobre las tierras de Tabasco que suelen inundarse con tal
abundancia de precipitación. Fértil y pródigo es el suelo de Ta­
basco: permitirle producir todo lo que ese suelo estaría dispuesto
a dar debe ser un propósito de sus habitantes. También el subsue­
lo de Tabasco es rico, pero la riqueza del petróleo presenta dos

* Tabasco: las voces de la naturaleza, monografía estatal, 2a. ed.. Con­


sejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, México, 1983, p. 13-55
(selección).

23
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rostros: oro negro suele llamársele y, en efecto, tiene a la vez el


resplandor del oro y lo oscuro de la contaminación.
Las primeras civilizaciones del mundo crecieron alrededor de
los grandes ríos. Tabasco forma parte de la vasta región del Sur­
este de México que ha sido llamada “la Mesopotamia americana”,
donde floreció hace más de mil años la cultura olmeca.
Así como el Tigris y el Eufrates bañaban las tierras de Meso­
potamia, el Grijalva y el Usumacinta bañan las tierras de Tabas­
co. Gracias a su privilegiada geografía en Tabasco se dan, y de
ahí su asimilación permanente con la naturaleza, los cuatro ele­
mentos de que hablaban desde los orígenes de la civilización Oc­
cidental los primeros filósofos griegos: el agua, la tierra, el fuego
y el aire. El hombre de Tabasco es la síntesis de esos elementos.
A veces, sin embargo, alguno prevalece: si es la tierra, el arrai­
go domina el carácter y el tabasqueño no puede vivir sin la patria
chica. Y aun cuando esté lejos sigue en Tabasco, pensando en la
tierra, hablando, comiendo y viviendo como si no hubiera salido
de aquí. El agua marca la transparencia de los hombres de este
rumbo. Imposible el disimulo. Piensan claro, hablan claro. El
agua le da al tabasqueño su franqueza, brusca en apariencia,
afectuosa y auténtica en verdad. El fuego, que nuestro subsuelo
guarda en sus entrañas (en el fluido oro negro que es petróleo),
se vuelve pasión en el tórrido carácter tabasqueño. Pasión que
tiene signo positivo si sirve para impulsar empresas, proyectos,
obras de creación, aventuras del espíritu. Y que estorba si se
vuelve estéril terquedad, apasionamiento irracional, intolerancia
para las opiniones o las ideas de los demás. El aire es el signo del
vuelo y rige nuestra sensibilidad tan generosa en la expresión
poética.

El nombre de Tabasco
En el capítulo XI de su Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España, Bernal Díaz refiere la llegada a un río “que se
llama Tabasco porque el cacique de aquel pueblo se decía Tabas-

24
El espacio

co. . El río se llamará en lo sucesivo Grijalva, advierte, en ho­


nor de su descubridor español. Río y territorio tenían nombre,
pues, a la llegada de los españoles. El cacique, llamado, Taabs
Coob, era hermano de Moch Coob, señor de Champotón.
El presbítero Manuel Gil y Sáenz alude a la segunda vez que
los españoles pisaron tierra tabasqueña: al ser recibidos con vio­
lencia por los naturales se habrían sentido engañados. Algún
español, conocedor de la lengua maya, llamaría al territorio taz-
coob, refiriéndose a ese engaño.
Don José Narciso Rovirosa advierte que tales versiones son
inexactas. Prefiere la de don Alberto Correa: Tabasco vendría
de Tlapalco: lugar donde la tierra está húmeda. Señala Rovirosa
la posible etimología: llalli, tierra: paltic, cosa mojada o húmeda;
co, en. En la tierra húmeda: Tabasco, que en el nombre llevaría
(de ser correcta esta versión) la más perfecta descripción de su
naturaleza.
En todo caso, el nombre de Tabasco no fue elegido por los
españoles; los indígenas llamaban así a este territorio y la palabra
es de origen nahua. Así lo advierte Francisco J. Santamaría, quien
opta por otro origen etimológico: Tabasco vendría de tlapachtli,
de llalli: tierra y pachtli, malhojo, hierba que cuelga, como el heno,
de los árboles. A ese ¡¡asile que cuelga de los árboles en las ri­
beras de nuestros ríos suelen llamarlo barba de viejo los tabas-
queños: “estrías verdiosas, con apariencia de musgo, de un verde
botella acuoso, que bajan hasta mojar sus delicadas puntas en las
aguas. . ." lo describe Santamaría, advirtiendo que ha servido
siempre entre nosotros para adornar los Nacimientos. Según esta
etimología, la más reciente, Tabasco sería: “tierra del pastle”.

Tabasco en el mapa de México


Nuestro estado se encuentra situado entre los 17°14' y 18°14' de
latitud norte y los 9T y 94°07' de latitud oeste. Enclavado en
la región sureste del país, en la llanura costera del Golfo, limita
al norte con el Golfo de México, al este con el estado de Campe­

25
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

che y con Guatemala; al sur con el estado de Chiapas y Guate­


mala, y al oeste con Veracruz. Ocupa una superficie territorial de
aproximadamente 25 000 km2,1 aunque en la actualidad no exis­
te una cifra oficialmente aceptada. 191 km de costa tabasqueña es
bañada por el Golfo de México.

Agua por todas partes


En Tabasco el agua es tan abundante que llega a haberla en de­
masía. Se concentra aquí la tercera parte de los recursos hidráu­
licos del país. Grandes albuferas y numerosas lagunas de agua
dulce se hallan diseminadas por todo el territorio. Son numerosos
los afluentes cuyas aguas, mansas y de poca profundidad, bañan
la región en todas las direcciones. Los ríos más caudalosos son el
Usumacinta — el más grande de la República— y el Grijalva,
ambos parcialmente navegables. Todo gira en tierras de Tabasco
en torno al agua. Cuenta la leyenda que a un personaje de nues­
tro estado que visitaba la ciudad de México le preguntaron un
día cómo era Tabasco. Él contestó que más que tierra tenía agua;
tomó una hoja en blanco, sacó su pluma fuente y de un golpe
virtió toda la tinta azul de su pluma sobre el papel y respondió:
“Así es mi tierra: ¡Agua por todos lados!”
El sistema fluvial de Tabasco se constituye con los caudales del
Usumacinta-y del Grijalva, con sus numerosos afluentes, que des­
embocan en el Golfo de México. Sólo quedan fuera de este siste­
ma el río Tonalá, que sirve de límite entre Tabasco y Veracruz, al
oeste de Huimanguillo, los pequeños ríos de la Chontalpa que se
alimentan del exceso de aguas de lluvia acumuladas en los popa-

1 Autores diversos han dado cifras distintas de la extensión de Tabasco


que, a manera de ejemplo, consigno: “Antonio García Cubas señala 30 680
km-, Alberto Correa 30 000; Christen 27 000; Schulz 26 100 o 23 900;
Gutiérrez Eskildsen 25 337 y Aguilera Martínez 23 9 0 6 ... Sin embargo,
cálculos hechos por García Cubas arrojan una extensión de 39 935 km2,
aunque el gobierno del licenciado De la Flor, dio como superficie 25 300
km2." Cf. Mendoza H. Ramón; Breve historia de Tabasco-, Villahermosa,
Tabasco, México 1955. p. 20.

26
El espacio

los (pantanos) y el río González, brazo desprendido del río Mez-


calapa a fines del siglo xix, que sale al mar por la Barra de Chil-
tepec.
Las cuencas del Usumacinta y del Grijalva se originan en las
montañas de Los Altos, en Guatemala, muy cerca una de otra.
Luego se separan, al atravesar Chiapas y derramarse por la lla­
nura de Tabasco, hasta reunirse al final en un solo brazo, poco
antes del puerto de Frontera.
El Usumacinta (mono sagrado) es, como ya dijimos, el más
grande de los ríos de México. Dos corrientes concurren para
darle origen: el río Salinas y el río de La Pasión, a los que luego
se une el Lacantún. En Huehuetenango, Guatemala, donde nace,
los múltiples arroyos y manantiales que lo generan en lo alto de
la sierra se confunden con los que van a nutrir el Grijalva. El
Salinas viene de alturas de más de 2 000 metros y el río de La
Pasión se desliza entre colinas suaves y llanuras, hasta que con­
fluyen ambos y se integra el Usumacinta. El Lacantún, consti­
tuido por el Lacanjá, el Tzendales y otras corrientes, baja de la
sierra de Chiapas y se vuelve también su tributario. El Usumacin­
ta marca la frontera entre Guatemala y México durante un largo
trecho.
El Alto Usumacinta fluye 200 km a partir de la unión del Sa­
linas y La Pasión: en su margen izquierda se encuentran las rui­
nas de Yaxchilán. Los famosos raudales de Anaité, El Cayo,
Piedras Negras y San José y los desfiladeros que el río abrió
entre las montañas impiden la navegación en un tramo de 50
km hasta Boca del Cerro, a 12 km de Tenosique, imponente
acantilado de casi 300 m de altura que encajona por ambos la­
dos el curso del río. El Bajo Usumacinta comienza en Boca del
Cerro y recibe 60 km después del Tenosique el más caudaloso
de sus afluentes: el San Pedro, procedente del Pelén guatemal­
teco. En su recorrido por territorio tabasqueño ya no tropezará
con ningún obstáculo montañoso. Más allá de Balancán recibirá
el tributo del río Chacamax, que llega de la sierra de Palenque
y, pasando Emiliano Zapata, vuelve a enriquecerse con numero­
sos arroyos hasta que su propio caudal se bifurca en varios bra­
zos, uno de los cuales es el río Palizada, que irá a salir a la

27
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Laguna de Términos. Después de Jonuta, se le desprende el río


San Pedro y San Pablo, que servirá de límite entre Tabasco y
Campeche, hasta desembocar en el Golfo por la Barra de San
Pedro.
El gran brazo principal del Usumacinta recibe aguas de lagunas
y arroyos y del propio Grijalva, hasta abrirse en dos corrientes
que en seguida volverán a reunirse en el punto conocido como
Tres Brazos con el río Grijalva: juntos saldrán al mar por la
Barra de Frontera. En su desembocadura, los dos grandes ríos
alcanzan un ancho de alrededor de 1.5 km. En su recorrido,
desde la unión del Salinas con La Pasión hasta Tres Brazos, el
Usumacinta se ha deslizado a lo largo de 612 km: 200 en su cau­
ce alto y 412 en el bajo.
También el Grijalva nace en Huehuetenango, Guatemala, para
luego fluir entre las montañas chiapanecas, recibiendo numerosos
afluentes en su accidentado recorrido, entre ellos el Suchiapa.
Todavía en Chiapas se le llama Mezcalapa, cuando forma los rau­
dales de Mal Paso (donde se construyó en 1966 la gran presa
Nezahualcóyotl), Tres Bocas, Malpasito y Piedra Grande; pasa
al sur del cerro Mono Pelado (límite entre Chiapas, Veracruz y
Tabasco) y penetra en territorio tabasqueño. Todavía a fines del
siglo xvi, el Mezcalapa seguía un curso distinto; por el hecho
que hoy se conoce como Río Seco, conducía sus aguas hacia
el mar, hasta derramarse por la Barra de Dos Bocas (donde des­
agua también El Bellote, brazo de la laguna de Mecoacán). Pro­
bablemente a fines del siglo xvn (según descripciones y mapas
de la época) el río tomó rumbo hacia el este para optar por el
curso que ahora recorre. José Narciso Rovirosa recoge una leyen­
da según la cual los indígenas de la región lograron modificar el
curso del río en 1675 y evitaron así las incursiones piratas en la
región de la Chontalpa. No es posible comprobarlo. De cualquier
manera, el antiguo cauce fue abandonado y al sur de Cárdenas,
el río tomó rumbo hacia el este, dirigiéndose a Villahermosa.
Los cambios en su curso continuaron, sin embargo. A fines del
siglo xix se abrió una salida en la margen izquierda del río Carri­
zal, desviando hacia el río González buena parte del caudal del
Mezcalapa. En 1932. el rompimiento del Samaría provocó una

28
El espacio

gran inundación en la Chontalpa. En 1940 y 1952 nuevos rompi­


mientos causaron desastres. Por fin, la construcción de la presa
Nezahualcóyotl (o de Mal Paso) en 1966 controló considerable­
mente el caudal del Mezcalapa.
Después de recibir el tributo del Pichucalco o Ixtacomitán, el
Mezcalapa se enriquece con un generoso caudal: el río de la Sie­
rra, nacido en la meseta central de Chiapas, y adopta el nombre
de Grijalva. Cuando el río de la Sierra penetra en tierras de Ta­
basco se le conoce como río Oxolotán y, poco más adelante, re­
cibe el caudal del Tapijulapa. Así enriquecido atraviesa Tacotalpa
y toma ese nombre, pasa por Jalapa y recibe poco después la
contribución del más importante de sus afluentes, el Teapa, im­
petuoso en sus orígenes montañosos y sosegado ya en la llanura
tabasqueña. El Puyacatengo junta sus aguas a las del río de la
Sierra y es así como el Grijalva, ya muy enriquecido, llega a
Villahermosa, para seguir su curso rumbo al mar. Todavía en
ese trayecto final, recibirá la aportación de los ríos Chilapilla y
Chilapa, que son los dos brazos del río Tepetitán o Tulijá, el
último de los grandes caudales que se incorporan al Grijalva,
procedente también de Chiapas. A través del Tulijá le llegan al
Grijalva las aguas del Puxcatán o Macuspana, de la misma pro­
cedencia.
Tras esa larga travesía, el río Grijalva confluye en Tres Brazos,
84 km después de Villahermosa, con los dos brazos del Usuma-
cinta: 12 km más abajo pasarán juntos el puerto de Frontera
para salir por fin al Golfo de México, 7 km después, por la Ba­
rra de Frontera. Este brazo común de los dos ríos, que entonces
no recibía aún el caudal del Mezcalapa, fue el que los españoles
bautizaron con el nombre de Juan de Grijalva [•. .]
El delta de Tabasco cubre una superficie de 18 000 km-, Pedro
A. González, autor de Los ríos de Tabasco, fundamental obra de
consulta donde pueden ampliarse los datos aquí recogidos, ad­
vierte en 1906: "nos encontramos aquí con un fenómeno de trans­
porte y sedimentación verdaderamente excepcional, más intenso,
digámoslo así, que en cualquier otro lugar del planeta”.*
- González. Pedro A.. Los ríos ilc Tabasco. Consejo Editorial del Go­
bierno de Tabasco. México. 1981. p. 96.

29
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Trópico húmedo
El clima de Tabasco es tropical húmedo. La temperatura ascien­
de de los 10°C, en los meses más fríos —enero y diciembre— ,
hasta los 42°C en los más colurosos y puede decirse que, en vir­
tud de la escasa altura de la región con respecto al nivel del mar,
las temperaturas permanecen uniformes. El promedio anual es de
25°C.
El promedio de lluvias en Tabasco se cuenta entre los más al­
tos del mundo (2 750 mm). La temporada de lluvias abarca la
mayor parte del año: de junio a marzo, es decir, lo que en
otras latitudes se diferencia en tres estaciones: verano, otoño
e invierno. Sólo la primavera es seca en nuestra tierra, y eso
relativamente. En verano llueve con más intensidad: son las llu­
vias torrenciales conocidas como turbonadas; cuando el calendario
marca el otoño y el invierno, por aquí empiezan a soplar los “nor­
tes”, que se traducen en prolongadas lluvias, menos impetuosas
que las del verano, que pueden durar varias semanas.
Los ríos y las lagunas alcanzan su máximo nivel de agua entre
los meses de septiembre y noviembre: entonces se producen las
inundaciones, cuyo efecto en la agricultura fue en otras épocas
desastroso y que siguen afectando a muchos terrenos de cultivo,
aún después de la construcción de la presa de Mal Paso.

Eres el agua grande de mi tierra


La tormenta dinámica del ocio tropical
El hombre en ti ahora es la piedra que habla
entre el reino animal y el reino vegetal
C arlos P e l l ic e r

Llanuras de aluvión
Los suelos están constituidos, esencialmente, por materiales de
acarreo de los ríos. También lo ha dicho Pellicer con una metá-

30
El espacio

fora: “Ésta es la parte del mundo./ en que el piso se sigue cons­


truyendo”. Y, en otras palabras, lo ha descrito Rosario Gutiérrez
Eskildsen: “Esta planicie se formó de los deslaves que los ríos
caudalosos, como brazos potentes, hicieron de las montañas de
Chiapas: tierra tropical con tantos ríos y arroyos como estrellas
hay en el cielo, geológicamente es una enorme cantidad de arenas
de aluvión, abandonadas por las corrientes que la surcan”. Pre­
dominan en Tabasco los suelos arcillosos: terrosa o tropicales
rojos y los arbumíferos café, café rojizo y amarillo de bosque.
La mayor parte del territorio es una planicie que se extiende a ­
la vista, sin obstáculo alguno, hasta el horizonte. Hay al sur, sin
embargo, algunas elevaciones que forman parte de la Meseta
Central de Chiapas Entre los montes o cerros más importantes
se cuentan: el Madrigal, que tiene aproximadamente 1 000 m
de altura sobre el nivel del mar; La Campana, La Corona y Poa-
ná en Tacotalpa; Coconá en Teapa; Mono Pelado en Huiman-
guillo; y El Tortuguero en Macuspana.
La constitución de los suelos tabasqueños — que en su mayor
parte son llanuras de aluvión—• los hace inmejorables para la agri­
cultura, sobre todo de cultivos perennes tales como el cacao, el
plátano y el coco.
La naturaleza fue, pues, pródiga con Tabasco, el lugar más
rico de la República en recursos hidráulicos. José Eduardo de
Cárdenas daba testimonio de ello, a principios del siglo xix: “La
feracidad de su terreno regado con bellos ríos y riachuelos es tal
y tan varia en preciosas producciones, que puede parangonarse
con los países más fecundos. . . Allí vive de asiento la primave­
r a. . . ” La flora, la fauna y el petróleo integran, con el agua, las
riquezas naturales de nuestro estado. Pero no hay que olvidar que
si flora y fauna son recursos renovables y si el agua, esa gran
fuente de energía, seguirá prodigando sin cesar sus favores y tam­
bién sus eventuales infortunios a los tabasqueños, el petróleo es
un recurso no renovable, es decir, que acabará por agotarse.
De ahí la necesidad de aprovechar los beneficios que ahora
produce para fortalecer y consolidar la riqueza permanente de
Tabasco: la agricultura, la ganadería y la pesca; la industria bene­

31
Arias G, / Lau J. / Sepúlveda O.

ficiadora de la materia prima que producimos (cacao, copra,


plátano, azúcar, carne, pescado, etc.); la incipiente industria tu­
rística, etc. Siendo nuestra tierra tan rica y nuestras aguas tan
abundantes no se justifica que, todavía, muchos tabasqueños pa­
dezcan desnutrición por una insuficiente dieta alimentaria.

Entre selva y sabana


Seis tipos de vegetación se dan en Tabasco: la tupida selva de
tierra adentro; la sabana; la selva menos compacta que bordea
la costa; las formaciones bajas propias de las playas; los mangla­
res y la vegetación de pantano. La selva tropical cubre buena
parte de nuestro territorio. En otros tiempos lo llenó casi en su
totalidad. A la llegada de los españoles, ya los habitantes del delta
del Mezcalapa habían desmontado grandes extensiones de selva
en la Chontalpa, para ganar tierras de cultivo. El pa'o de tinte
fue casi liquidado después por tres siglos de explotación; el cedro
y la caoba fueron talados, ya en este siglo, hasta agotarlos prác­
ticamente. La sabana, propia para el ganado, existía ya en el si­
glo xvi, propiciada acaso por el fuego que los naturales usaban
para cazar venados y conejos, pero a partir de entonces fue fo­
mentada para ganar terreno para la ganadería. A lo largo de la
costa se extendía una formación boscosa menos elevada que la del
interior pero muy tupida: los “tíntales”, que abundaron allí y des­
aparecieron por la tala, lo mismo que los de la selva de tierra
adentro.
Arbustos y plantas herbáceas forman un cinturón a lo largo de
las playas, incluyendo icacos, majagua, uva caleta y otras plantas
resistentes a los vientos y la sal marina. Los manglares abundan
en las lagunas costeras y cerca de la desembocadura de los ríos:
hay mangle rojo, negro y blanco. El blanco sirve para hacer
carbón y postes para las cercas. La corteza del mangle rojo pro­
porciona tanino, pero en Tabasco no ha sido explotado. En los
pantanos se dan dos tipos de formaciones: la mucalería, integra­
da por arbustos bajos y leguminosos y la pópale ría, que cubre la

32
El espacio

mayor parte de las tierras pantanosas con vegetación herbácea y


-plantas acuáticas. En la breve temporada sin lluvias, se queman
las partes desecadas de los pantanos para mejorar el pasto para
el ganado o para facilitar la captura indiscriminada de la tortuga.
La flora de Tabasco es variadísima en árboles, arbustos y hier­
bas. Abundan los árboles frutales como el zapote (el mamey de
otros rumbos), el tamarindo, la pitahaya, el nance, el chicozapo-
te, la guaya, la jondura, la pomarrosa, el guayabo, la anona (chi­
rimoya), el mango, el caimito, el papayo, el marañón, la guaná­
bana, el naranjo, el toronjo y el limonero, el árbol del pan, el
cocotero, el plátano, el zapote prieto y el delicioso chinín, así
como el aguacate; todos ellos más o menos corpulentos y con fru­
tos de sabor inigualable. El cafeto merece también ser nombrado,
pues de él se extraen unas semillas que al ser tostadas y molidas
producen una deliciosa bebida: el café. Del tronco del árbol del
cacao cuelga su espléndido fruto. Las plantaciones ofrecen una
acogedora sombra gracias a las matas de “madre” que cobijan al
cacao. Tubérculos como la yuca y el macal, hierbas como la
chaya, el chipilín y el momo (hierba santa) y chiles como el
“amashito” son propios de esta tierra.
Crecen en nuestro territorio numerosos árboles ornamentales:
la palma real alcanza los 20 m de altura y tiene, en su parte
superior, un majestuoso penacho que la hace aparecer como una
sombrilla natural; hay framboyanes que incendian con sus llama­
radas color naranja el verdor de nuestro paisaje, el guayacán de
bella flor amarilla y el macuilis que se llena de flores lilas en
primavera. La centenaria y majestuosa ceiba, que en épocas re­
motas fue venerada por nuestros antepasados, ha logrado subsistir
pese a los embates de los depredadores. Subsisten árboles de
maderas preciosas, cedro y caoba, en exiguas cantidades.
Así es Tabasco. Un paisaje de selva exuberante que alterna con
vastas extensiones de sabana donde pasta el ganado. Colinas sua­
ves, lagunas, ríos, riachuelos y arroyos. Árboles enormes, de fmto
y de flor, bejucos que se enredan en los tallos y heléchos que pro-
liferan en la umbría humedad de la selva o en las márgenes de
arroyuelos y ríos. Oigamos al naturalista José Narciso Rovirosa:
“Todos los troncos, jóvenes o ancianos, prestan hospedaje a una

33
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

población de liqúenes, musgos, hongos, heléchos, orquídeas, bro-


meliáceas, amarilidáceas, aroideas y cactáceas, que cubren a veces
por completo la corteza formando especies de colonias, las cuales
aumentan y se renuevan cada año y no desaparecen sino en el
momento en que la fuerza de los huracanes derriba el árbol pro­
tector, estremeciendo la tierra y aniquilando con su estrepitosa
caída los arbolillos de las nuevas generaciones.”

Fauna de tierra, de aire y de agua


La fauna tabasqueña, tanto acuática como terrestre, es variada
y fascinante. La mayoría de la población animal está estrecha­
mente vinculada con la vegetación selvática que cubrió, en otra
época, casi todo nuestro territorio. Ahora sólo se da, en aquellas
condiciones originales, en las riberas del Usumacinta, entre Te-
nosique y Balancán, muy escasamente habitadas por el hombre.
La cacería y los desmontes, para albergar el ganado, han diezma­
do la fauna propia de la vegetación selvática. Sin embargo sub­
sisten, aunque en menor abundancia, casi todas las especies que
antaño poblaron nuestras tierras. Aquí se puede contrastar la
elegancia de la garza y la belleza multicolor del loro y el papa­
gayo, con el temible aspecto de serpientes ponzoñosas que reptan
disimuladas entre la hierba al acecho de algún despistado animal;
la dulzura de los trinos del zenzontle, la calandria, el ruiseñor y el
cardenal, con los gritos de los monos —ya escasos— que saltan
de rama en rama; la agilidad del venado y el ocelote, con la tor­
peza de la tortuga, en todas sus variedades: la jicotea, el pochi-
toque, el guao y el chiquiguao.
En los lugares más apartados uno podía contemplar antes el
espectáculo de soñolientos lagartos que tomaban el sol en los pla­
yones que forman los grandes ríos en su recorrido, o en los pan­
tanos que abundan en la zona. En la selva se escucha aún el
canto de pájaros, que a ciertas horas del día y antes de que entre
la noche pueblan el silencio y, cuando ya todo ha quedado oscu­

34
El espacio

ro, son sapos y grillos los que nos recuerdan que todo está vivo
a nuestro alrededor.
Como es propio de los climas tropicales húmedos, numerosos
insectos habitan estas tierras. Las hormigas, en su afán por con­
seguir alimento y por construir o resguardar su hormiguero, ha­
cen alarde de tal coordinación y conjunción de esfuerzos para
alcanzar su meta, que merecerían ser imitadas por el hombre.
También las abejas dan la imagen de una organización ideal.
Moscas y mosquitos, en cambio, pueden llegar a ser una verdadera
plaga y un atentado a la salud de los hombres. Luciérnagas y co­
cuyos (o cucayos) brillan en la oscuridad: pequeñas luces que
se pierden entre árboles y arbustos y que se reflejan en las aguas
de lagos y ríos. Las mariposas polícromas pueden confundirse
con los múltiples colores de la vegetación. Las perniciosas garra­
patas, azote del ganado, y la tarántula, arácnido dañino, a la que
por aquí le dicen “yerba”, deben ser combatidas.
Interminable sería una lista que incluyera todas las aves que
habitan en Tabasco. Las hay de múltiples tamaños y colores; de
dulces y melódicos trinos y otras cuyas voces mueven más a la
melancolía como el tecolote y la lechuza; abundan aves acuáticas
como el martin pescador, la grulla, el pelícano y diversas especies
de patos, incluyendo el “pijije” criollo; aves parlanchínas como
la cotorra; el loro, la chachalaca y la tutupana; otras con certero
vuelo como el gavilán; de vistoso plumaje como el quetzal, el
tucán y el guacamayo; de rapiña, como el zopilote y el quebran­
tahuesos. Las garzas, infatigables compañeras del ganado, liberan
a las reses del tormento de las garrapatas.
Abundan en Tabasco mamíferos de las más diversas caracte­
rísticas: desde una pequeña ardilla que mide no más de 40 cm,
hasta un tapir que alcanza dos metros de longitud. Los mo­
nos y las ardillas son los principales mamíferos habitantes de
la selva. Quedan pocos zaraguatos en los manglares cercanos a
la costa y en la selva del Usumacinta; abundan más los pequeños
monos-araña. En los inmensos pastizales vive y se reproduce el
ganado bovino, de distintas razas, aunque es el cebú el que mejor
se ha adaptado al calor tabasqueño. El borrego Tabasco soporta
también los rigores de nuestro clima.

35
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

Entre los felinos, además del gato común que con frecuencia
suele ser la mascota de una familia, podemos hallar todavía mag­
níficos ejemplares de ocelotes (tigrillos) mientras que el jaguar
casi ha desaparecido. La cacería indiscriminada de estas especies
amenaza con extinguirlas completamente.
No demasiado grandes pero sumamente ágiles son los venados
que aquí habitan. El venado “cola blanca”, que llegó del norte,
reside aún en las fronteras entre selva y sabana y entre los ar­
bustos de las zonas pantanosas pero también está amenazada su
sobrevivencia por la captura excesiva. En ríos y lagos podemos
observar a las juguetonas nutrias o perros de agua.
El jabalí, conocido también como pécari, es un raro espécimen
que se semeja mucho al cerdo doméstico; posee una gran veloci­
dad y generalmente anda en manadas guiadas por un líder, el
jabalí “tamborcillo”. Pero son pacíficos y sólo atacan cuando
son agredidos, caso en el que pueden resultar sumamente peligro­
sos. También abundan el puerco de monte (tepezcuintle), el ar­
madillo o jueche y el conejo, mientras que el tapir o danta casi
ha desaparecido.
Las serpientes, en su gran mayoría, son temibles por lo activo
de su veneno y en nuestra tierra existe una gran variedad de
ellas, de entre las que destacan la nauyaca, el coral o coralillo
y la víbora sorda. La masacúa y la boa constrictor no son vene­
nosas. Contra lo que suele creerse, la serpiente no es animal trai­
cionero; muerde sólo si es atacada o perturbada, pero jamás lo
hace porque sí.
Las especies acuáticas abundan en los innumerables ríos y la­
gunas, además de las que habitan en el mar. Deliciosas al paladar
son las distintas variedades de mojarras, los huauchinangos, los
pargos, el robalo, las sardinas, las chemas, las truchas, los jureles,
las lisas, el bagre, el cazón, el camarón, la “pigua” o langostino
de agua dulce y el ostión.
Especial interés merece el manatí, ese animal casi mítico, que
la imaginación de los conquistadores confundió con las sirenas.
Este obeso mamífero — en ocasiones llega a pesar hasta 700
kg— más que una sirena parecería una vaca acuática. Pese a que
se trata de un animal inofensivo se ha visto terriblemente diez­

36
El espacio

mado y ya es casi imposible admirarlos. Misioneros y navegantes


lo describieron, porque a todos parecía un animal fantástico por
su apariencia y sus costumbres. Ya en 1677, dice del manatí un
dominico francés que iba volviéndose raro; que tenía mala vista
pero excelente oído, que se alimentaba de hierbas acuáticas y
que, una vez satisfecho, dormía plácidas siestas en las riberas,
roncando y ofreciéndose como presa fácil. Aquel misionero cuen­
ta que la hembra amamanta a sus hijos y que entre la madre
manatí y sus pequeños se da un verdadero afecto; durante meses
la madre lleva al hijo junto a ella, bajo uno de sus brazuelos.
William Dampier, un filibustero inglés que participó en las corre­
rías por Campeche y Tabasco, y luego escribió un Viaje alrede­
dor del mundo que lo hizo famoso, recuerda que aquí abundaban
en la boca de los ríos y en los arroyos y que, donde era escasa la
profundidad, todo el lomo flotaba fuera del agua mientras ellos
“pastaban a placer”.
Haciendo referencia a los animales raros, no puede pasarse por
alto al singular pejelagarto, que debe su nombre a una extraña
apariencia: la cabeza parece de lagarto pero el cuerpo es de pez.
Hay quien dice que se trata del “eslabón perdido” entre peces y
saurios: parece, es verdad, un vestigio prehistórico. Evoca tam­
bién aquellos remotos tiempos la iguana, “nostálgica de siglos”
como diría Pellicer, cuya rugosa piel se confunde con troncos y
piedras.
Anfibios, el lagarto y el garrobo (iguana grande, de color ama­
rillo oscuro) todavía habitan, aunque ya muy mermados, las már­
genes de ríos, lagunas y pantanos. Entre los reptiles, la tortuga
se consume mucho — especialmente el pochitoque, capturada en
los pantanos en tiempo de seca.

El subsuelo
Abundan bajo esta tierra los minerales no metálicos: azufre, ca­
lizas, arcillas aluminosas y dolomita. El azufre aparece asociado
a los yacimientos de petróleo. Las fábricas de cemento aprove­

37
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

chan las calizas mientras que la materia prima del aluminio espera
todavía el momento de ser explotada en gran escala. La dolomita
sirve para hacer fertilizantes y se usa también en la siderurgia y
en la industria de la pintura.
Desde tiempos remotos, los indígenas masticaban el chapopotl
para limpiarse la dentadura. Aquel negro y espeso líquido tam­
bién les servía para impermeabilizar sus canoas. Pero pasaron
varios siglos hasta que, en 1873, empezó a explotarse la pródiga
riqueza petrolífera de nuestro subsuelo. Actualmente Tabasco
produce el 75% del petróleo de México.

LAS REGIONES
Agua de Tabasco vengo
y agua de Tabasco voy,
De agua hermosa es mi abolengo;
y es por eso que aquí estoy
dichoso con lo que tengo
C arlos P e l l ic e r

La Región de los Ríos


Siguiendo el curso del Usumacinta conoceremos esta región de
nuestro territorio que tiene una extensión de 10 426.61 km2, es
decir, el 42.3% del total de nuestro estado. Está formada por
cinco municipios: Tenosique, Balancán (que colindan con Gua­
temala), Emiliano Zapata, Jonuta y Centla. El 56% de la po­
blación de esta zona se dedica a la actividad ganadera.
Nuestro viaje se inicia abordando una embarcación imaginaria
en la frontera de Tenosique con Guatemala. El río, que ha mar­
cado los límites entre Guatemala y Chiapas, corre todavía un
trecho entre Chiapas y Tabasco hasta adentrarse por fin en terri­
torio tabasqueño. Sólo en un tramo de 50 km antes de Boca del
Cerro tendremos que abandonar la embarcación para explorar

38
El espacio

la selva: es allí donde se suceden los raudales que vuelven peli­


grosa la travesía. Nos acompañan las palabras del poeta: “Agua
de las primeras aguas, tan remota, que al recordarla tiemblan
los heléchos. . . ” y es el río mismo el que canta:

Pudrió el tiempo los años que en las selvas pululan.


Yo era un gran árbol tropical.
En mi cabeza tuve pájaros;
sobre mis piernas un jaguar.

En el municipio de Tenosique el más remoto, se conserva la


mayor concentración de espesura selvática que nos queda y allí
tienen su refugio, también, numerosas especies de nuestra fauna
silvestre.

Tenosique
Tenosique quiere decir “casa del deshilador o del hilandero”. La
ciudad cabecera toma el nombre del municipio. Ubicada en la
margen derecha del Usumacinta contaba, en 1978, con 45 652
habitantes aproximadamente.
El paisaje que se ofrece a nuestros ojos es la proliferación del
bosque tropical. La vegetación es frondosa. Los árboles inmensos
—que han sobrevivido a la tala inmoderada— llegan a medir
más de 30 m de altura y constituyen una gran riqueza. Todavía
quedan cedros, caobas y macuñis.
Abundaron en otra época los árboles de chicozapote de donde
se extraía el chicle. Por eso había en la región varias monterías
chicleras (chiclerías). Los chicleros eran contratados en Tenosi­
que y Balancán; al principio de la temporada de lluvias, se inter­
naban en la selva, en donde trabajaban a destajo (a tanto el
quintal de chicle), por ciclos semanales, hasta completar cerca
de los ocho meses del año. Los trabajadores se alimentaban de
frijol, arroz y pozol, y sólo eventualmente variaban su dieta,
cuando lograban alguna pieza de caza como faisanes y cojolites,

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Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

armadillos (jueches), venados, tepezcuintles y, cuando la necesi­


dad apretaba, aun llegaban a comer carne de zaraguato. Esa
situación prevaleció prácticamente hasta que se agotaron aquellos
árboles resinosos.
Las pendientes son escasas. La zona es primordialmente plana,
con ligeros lomeríos que jamás sobrepasan los 50 m de altura,
salvo un pequeño macizo montañoso al sur. Tenosique es, sin
lugar a dudas, uno de los municipios que más contrastes ofrece.
Podemos admirar la selva exuberante y apretada y enormes ex­
tensiones de pastizales que se escapan de nuestro horizonte visual.
En la selva habitan animales silvestres y en las llanuras el ganado
apacible. Hay tierras sumamente feraces en donde se cultiva caña
de azúcar, frijol y maíz, y tierras inundadas que permanecen im­
productivas.
Un malecón sombreado de framboyanes permite pasearse apa­
ciblemente por la ribera del Usumacinta. Una breve travesía por
el río sugiere la fascinación de un “viaje a los orígenes” : la selva
se precipita sobre las aguas en una espesura umbría; grandes igua­
nas se confunden con las rugosidades de troncos anfibios, que
cabalgan entre el río y la tierra; toronjos y naranjos ofrecen sus
frutos tentadores como árboles del paraíso y, a medida que re­
montamos la corriente, todo el ruido de nuestra época se va
quedando atrás. Boca del Cerro y Pomoná, cercanos, fueron en
otros tiempos puntos de peregrinación de la cultura maya en la
ruta hacia Palenque, distante de Tenosique unos 100 kilómetros.
Los ríos, única vía de comunicación, no siempre ofrecían al
navegante un remanso tranquilo: remontarlos podía ser toda una
aventura. Ahora las avionetas hacen el trayecto en unos cuantos
minutos y desde el aire puede contemplarse el fantástico cañón
de Boca del Cerro con una perspectiva que jamás soñaron nues­
tros abuelos. Cada año se realiza una competencia náutica: el
Maratón del Usumacinta, que parte de Tenosique y culmina en
Villahermosa. La región más recóndita del territorio tabasqueño
está hoy perfectamente comunicada con el resto del estado y, en
consecuencia, con todo el país. Los antiguos campamentos chi-
cleros y las monterías se colonizaron entre 1959 y 1970 con

40
El espacio

campesinos de otros municipios, con indígenas de Chiapas (Tzel-


tales y Choles) y campesinos michoacanos, que habitan ahora la
sierra de Tenosique, limítrofe con Chiapas y Guatemala.

Balancán
Siguiendo nuestra exploración de la Región de los Ríos entrare­
mos como el sol, por el oriente, en Balancán (balam, tigre; can,
serpiente). A lo largo y ancho de toda esta región se abre una
planicie con suelos sumamente feraces. Tres pequeños poblados
nos recibirán en las márgenes del Usumacinta: Multé, Netzahual­
cóyotl (antes Santa Anna) y Misicab. Poco más adelante se su­
marán las aguas del arroyo Chinal, procedentes de dos lagunas
importantes: Agua Fría y Tamarindo. Son hermosos los playones
de arena limpia que se descubren cuando las aguas bajan, propi­
cios para la natación y la merienda en día de descanso.
La vegetación típica de esta zona es la sabana: una gran ex­
tensión de tierra cubierta por crecida y espesa hierba, propia para
alimentar al ganado. La actividad principal es, justamente, la ga­
nadería: en 1979 había 200 000 cabezas de ganado en el muni­
cipio. Se ha desarrollado el cultivo del arroz, para el que resultan
muy adecuadas estas tierras.
Los habitantes de Balancán recuerdan con nostalgia los densos
conglomerados de bosques de frondosos árboles de maderas pre­
ciosas. La tala arbitraria e irracional nos arrebató buena parte
de aquella gran riqueza, de modo que la caoba y el cedro ya casi
no existen en la región. Ahora se abren los potreros donde antes
se cerraba la espesa floresta. En San Pedro hay vestigios mayas
importantes y vale la pena visitar el Museo Regional de Balan­
cán por sus esculturas y cerámicas mayas.

Emiliano Zapata
Emiliano Zapata, el tercer municipio de nuestro recorrido, cuen­
ta también con grandes extensiones de pastizales —pangóla, es­

41
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

trella africana, egipto— que han desplazado a los bosques mile­


narios. La actividad ganadera es la más importante de la zona. La
agricultura se ha desarrollado poco, como en Tenosique y Ba-
lancán. Sin embargo, la siembra de sandía se ha intensificado por
iniciativa de agricultores procedentes del centro del país. La pesca
es una actividad representativa: existe un centro de recepción
pesquera y una cooperativa de pescadores. El pejelagarto, muy
apreciado y abundante en otras épocas, eventualmente escasea y
no siempre resulta accesible para todas las mesas tabasqueñas.
El río toca, por su lado norte, a la cabecera municipal, peque­
ña ciudad fundada con el nombre de San Agustín, después lla­
mada Montecristo y, desde 1927, Emiliano Zapata. Una estatua
ecuestre del caudillo del sur se alza a la entrada de la ciudad.

Jonuta
Ya en Jonuta, contemplaremos el desprendimiento del río San
Antonio y, un poco más adelante, la formación del caudaloso río
Palizada que atraviesa Campeche para salir a la Laguna de Tér­
minos.
Jonuta es región prolífica en lagunas: Plátano, Laguna Grande,
Arrastradero, Playa Larga, Paseo de Caballos, El Sauce, Coro-
zo, Ranchón, Macutes. La pesca proporciona bagre, guabina,
mojarra y robalo al campesino que, para refrescarse, prepara con
el agua de la laguna su tradicional jicara de pozol. Con alguna
producción agrícola, Jonuta es también municipio ganadero como
los demás de la Región de los Ríos. Navegando por el río se
observan vestigios de centros ceremoniales mayas. Los cerros de
Jonuta (cuyos) son testigos de un rico pasado histórico.

Centla
A Centla, por donde entró Juan de Grijalva, nos conduce el río
en su desembocadura. Allí se acercan, hasta confluir, dos brazos

42
El espacio

del Usumacinta y el Grijalva que se derraman, por la barra del


Frontera, en el Golfo de México. El municipio de Centla cuenta
con grandes extensiones de playas. La más importante por sus
servicios turísticos fue durante mucho tiempo Miramar; ahora se
añaden otras: Pico de Oro y El Bosque.
Frontera es actualmente un centro camaronero; allí se empaca
y se embarca camarón. Desde el siglo pasado. Frontera fue
puerto de entrada y salida de valiosos productos. En barcos que
venían de Europa para cargar palo de tinte o de Campeche, lle­
gaba un espléndido lastre: la teja y las losetas de barro pulido
procedentes de Marsella, que darían un acabado característico a
los techos y los pisos de las casas tabasqueñas. Por Frontera salía
a Norteamérica el chicle (resina del árbol de chicozapote) y la
preciosa madera de las selvas de Tenosique. En Frontera se cul­
tivaban, para la exportación, limón y toronja excepcionales y de
allí salía el plátano (1920-1940) en largas filas de “chalanes” o
lanchones con destino a Mobile, Nueva Orleáns y Galveston.
La plaza principal de Frontera estaba bordeada de casas de
madera, al estilo de las ciudades norteamericanas del sur y del
oeste. Barcos de grandes ruedas con aspas, parecidos a los que
hacían la travesía del Misisipí, recorrieron desde 1881 toda la
Región de los Ríos, tocando Ciudad del Carmen, en Campeche
y pasando, por supuesto, por Villahermosa. El Sánchez Már­
mol era el más rápido: hacía, en cuatro horas, la subida de Fron­
tera a Villahermosa. El Carmen fue el último.

CARACTERISTICAS GENERALES DE LA REGIÓN


DE LOS RIOS

Orografía: Terrenos planos con pequeños lo­


meríos no mayores de 40 m.
Hidrografía: Sobresalen por su importancia los
ríos Grijalva, Usumacinta, San Pe­
dro y San Pablo. Abundan las lagu­
nas.

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Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Ubicación: Se encuentra en la parte oriental


del estado.
Municipios que la integran: Tenosique, Balancán, Emiliano Za­
pata, Jonuta y Centla.
Actividad principal: Ganadería.
Vegetación: Selva y sabana.
Clima: Cálido húmedo.
Temperatura media anual: 26.31°C.
Precipitación pluvial: 2 343 mm.
Extensión territorial: 10 426.61 km-.

La Región de la Sierra
En Tabasco empieza la Sierra Madre o Mesa Central de Chiapas
justamente aquí, en la región denominada de la Sierra. Pero no
se trata de una región montañosa similar, por ejemplo, a las de
Oaxaca o Guerrero. Aunque los cerros que aquí se encuentran
pertenecen a la gran cordillera, ninguno de ellos sobrepasa los
1 000 m de altura sobre el nivel del mar. Cuatro son los mu­
nicipios que ocuparán nuestra atención: Macuspana, Teapa, Ta-
cotalpa y Jalapa, que en su conjunto, cubren una extensión de
4 060.77 km2. '

Teapa
Comencemos por el municipio de Teapa (“río de piedras” )
que, por su relativa altura, es el más fresco de Tabasco. Aquí
empiezan las primeras estribaciones de la sierra; de esa sierra que
al adentrarse en territorio chiapaneco alcanzará grandes alturas y
que en territorio tabasqueño no pasa de elevaciones muy mode­
radas. Entre los cerros importantes del municipio se encuentran:
Cerro Gordo, Azufre y Coconá, que se distingue por sus grutas
de extraordinaria belleza. Un espectáculo de luz y sonido las con­
vierte en uno de los principales atractivos turísticos de la zona.

44
El espacio

Adentro veremos cómo descienden las aguas del Arroyo Hondo a


través de un sinnúmero de pequeñísimas cascadas [. ..]
El municipio, que abarca una extensión de 680 km2, se encuen­
tra bañado por las aguas de tres ríos: el Teapa, que tiene su ori­
gen en el estado de Chiapas donde nace con ímpetu furioso, para
irse amansando luego poco a poco; el Puyacatengo, que confluye
con el anterior un poco antes de desembocar en el Tacotalpa; y
el río Pichucalco. El Puyacatengo ofrece un hermoso balneario
natural, frecuentado por las familias en los “pasadías” o días de
campo. Todos son de agua cristalina y lecho pedregoso. Así dia­
logaba con el Teapa, a fines del siglo xtx, Joaquín Pedrero Cór­
doba:
¡Oh, transparente v bullicioso río!
¡Cuántos recuerdos a mi mente traes!
¡Cómo pudiera contemplar tus ondas!
¡Cómo escuchar tu cántico salvaje!

Abundan los manantiales de aguas cálidas y sulfurosas: “El


Azufre” es un balneario natural provisto de todos los servicios.
Dice la historia que esta zona fue dada en encomienda a Ber­
nal Díaz del Castillo y que, en ese entonces, contaba con más de
mil casas. El municipio cuenta ahora con más de 26 900* habi­
tantes, de los cuales 55.7% (14 983) radica en la cabecera mu­
nicipal y el resto se encuentra disperso en 127 poblados de me­
nos de 1 000 habitantes.
En el centro de la ciudad de Teapa se localiza un jardín y
frente a él queda la fachada de una vieja iglesia dinamitada por
los años treinta, cuando las diferencias de opinión se manifesta­
ron a veces con más violencia que tolerancia.
En Teapa se cultiva cacao desde la época prehispánica, pero
fue en la época colonial cuando cobró enorme importancia el
cultivo de cacao en esta zona. Las incursiones piratas a la Chon-
talpa provocaron el traslado de muchos españoles e indígenas
hacia la sierra, donde se establecieron en el siglo xvn numerosos

* Datos de 1978.

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Arias G. / Lau J. ¡ Sepúlveda O.

huertos de cacao. A mediados del xix la producción de Teapa


era mayor que la de la Chontalpa y, aunque a fines del siglo esa
proporción ya había vuelto a modificarse, el cultivo del cacao no
ha dejado de florecer a lo largo de este siglo.
En muchas fincas se cosecha plátano [. . .] La ganadería es
importante actividad económica en Teapa.
Este municipio tiene una de las precipitaciones más altas del
mundo.

Tacotalpa
Hacia el este de Teapa, siguiendo una carretera pavimentada,
llegaremos al segundo municipio de la región: Tacotalpa, de
794.77 km2, humedecido por las aguas del río de la Sierra que
nace en el estado de Chiapas. Fue ésta la capital de Tabasco
cuando los piratas asolaban nuestro territorio internándose a tra­
vés de los ríos. Tacotalpa significa “Tierra de las malezas”.
Los cerros El Madrigal, Campana, Murciélago, Monte Que­
mado y Cora de Ipahaná se encuentran en este municipio. Allí
la vegetación es abundante, de selva alta y espesa. Los paisa­
jes boscosos persisten a pesar de la tala practicada para utilizar
los suelos en la actividad ganadera, la que más se ha extendido
en el municipio. Baste recordar que, para 1978, las áreas dedica­
das a la ganadería sumaban un total de 40 500 ha, mientras
que las dedicadas a la agricultura sumaban sólo 11 673. Es im­
portante la producción de plátano, así como la de maíz, frijol,
café y arroz [. . . ]
Sería imperdonable pasar por Tacotalpa sin detenerse en el pin­
toresco pueblecito de Tapijulapa, que se encuentra en una escar­
pada ribera junto a la unión de los ríos Amatán y Oxolotán; el
primero de corriente cristalina y el segundo de sulfurosas aguas
[...] ' ^ ~
Es impresionante la vista desde lo alto de Tapijulapa hacia el
río y la ribera del lado opuesto. Hay también, en este municipio,
el bellísimo espectáculo de múltiples caídas de agua que, al for­
mar sus 18 fuentes, desembocan en una suerte de alberca natural.

46
El espacio

Existen, en los límites con el estado de Chiapas, comunidades


indígenas choles y zoques con población aproximada de 14 000
habitantes.
Más allá de Tapijulapa, invadidas por la selva, se conservan
las ruinas de un convento dominico del siglo xvn, el de Oxolo-
tán, único convento construido en Tabasco en los tiempos de la
Colonia. La ausencia de edificios coloniales, tan notoria en terri­
torio tabasqueño, se debe al olvido en que se mantuvo a éste
durante tres siglos: las inundaciones, las enfermedades debidas
a los excesos del clima y los ataques piratas, evitaron el creci­
miento de los núcleos de población y las edificaciones perdurables.
Tapijulapa, por su etimología, significa “río que crece” ; Oxolo-
tán vendría de ocelotl (tigre) y flan (lugar).

Jalapa
De vuelta de nuestro recorrido por Teapa y Tacotalpa iremos a
Jalapa. Tres ríos y múltiples arroyos bañan el suelo jalapeño,
sumamente fértil, apropiado para la siembra del maíz, frijol,
arroz, caña de azúcar, café, piña y plátano. Primordialmente ga­
nadero en la actualidad, llegó a ser en otra época el principal
productor de arroz de Tabasco. Aunque Jalapa se ubica dentro
de la Región de la Sierra es, principalmente, una planicie. En Ja­
lapa se produce un delicioso dulce de naranja que se envuelve
en hoja de maíz (joloche) que se consume en Villahermosa para
deleite de los capitalinos.

Macuspana
La última etapa de nuestro viaje por la Región de la Sierra culmi­
na en Macuspana, municipio rico en ganado y sede de Ciudad
Pemex, con sus múltiples yacimientos petroleros: Fortuna Na­
cional, Morales, Hormiguero, José Colomo, Sarlat, Pigua, Usuma-
cinta y Vernet.

47
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

En Ciudad Pemex existen plantas de absorción, de tratamiento


de aguas y termoeléctricas. Pero, si bien es cierto que la riqueza
económica del municipio se basa en la industria petrolera, y que
a ella se debe en gran parte el desarrollo propio de la región,
también lo es que la selva magnífica antaño, ha sido devastada
en aras del desarrollo ganadero e industrial. En Macuspana se
cultiva plátano, cacao y caña de azúcar.
Y así como abunda el oro negro abunda, también, un oro
transparente y cristalino: el agua. Macuspana cuenta con 27 la­
gunas, entre las cuales destacan: El Pajonal, El Deshecho, Mana-
tinero, La Palma, Sabanas Nuevas, Tulijá, Mixteca, Morelos y
San Juanito. Bañan sus tierras los ríos Macuspana, Tulijá, Pux-
catán, Tepetitán y Chilapa y los arroyos Maluco y San Francisco.
En ese mar de aguas interiores abundan especies comestibles como
el robalo y la tortuga que constituyen un deleite para las perso­
nas de buen apetito y de gusto exigente. En el ejido Las Palomas
se encuentra un balneario, el de Agua Blanca, con encantadoras
pozas naturales.
Pero dejemos por un momento las aguas y volvamos la vista
hacia los cerros. Situados 17 km al sur de la ciudad de Macus­
pana, parecen gigantes que están habituados a las planicies. Se
trata, sin embargo, de pequeñas elevaciones no mayores de 1 000
m de altura sobre el nivel del mar. Entre ellos podemos contar
El Tortuguero, El Encajonado y El Campanero; un poco hacia el
sureste se encuentran los cerros Paloma, Limón y Manatinero.
Finalmente, y colindando con el estado de Chiapas, se ubica el
cerro Tepezintila. Cerca de El Tortuguero se encuentra la im­
portante fábrica de cemento A pasco.
Existen comunidades chontales y choles. Los chontales habitan
el centro del territorio y son aproximadamente 35 000. Los po­
blados más importantes son Benito Juárez (antes San Carlos) y
Aquiles Serdán (antes San Fernando). Estas dos poblaciones se
fundaron con indígenas procedentes de Olcuatitán y Ocuiltzapo-
tan, del antiguo territorio de Nacajuca. En el siglo xvm emigra­
ron por los daños que causaba en sus milpas (sementeras) el
ganado de los hacendados. Los choles viven en la franja territo-

48
El espacio

rial del municipio que limita con el estado de Chiapas y son apro­
ximadamente 5 000 que viven en siete comunidades.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
REGIÓN DE LA SIERRA

Orografía: En esa región se encuentran las


elevaciones más importantes de la
entidad. Entre ellas destacan El
Madrigal, Campana, Murciélago,
Monte Quemado y Cora de Ipaha-
ná, en Tacotalpa; Gordo, Azufre y
Coconá, en Tcapa; y El Tortuguero,
El Encajonado, El Campanero, Pa­
loma, Limón, Manatinero y Tepe-
zintila, en Macuspana.
Hidrología: Sobresalen los siguientes ríos: Te-
petitán y Tulijá que, penetrando
desde Chiapas, reciben las aguas del
Macuspana o Puxcatán y después se
continúa en el Chilapa y el Chila-
pilla; el río Tacotalpa que también
recibe el nombre de río de la Sierra
y tiene como afluente al río Puya-
catengo; el río Teapa; el río Pichu-
calco o Ixtacomitán que está cerca
de los límites con el estado de Chia­
pas. Todos estos ríos confluyen en
el Grijalva.
Entre las lagunas importantes están:
Sitio Grande, El Deshecho, Mana­
tinero, La Palma, Sabanas Nuevas,
Tulijá, Mixteca, Morelos y San Jua-
nito.
Ubicación: Colinda con el estado de Chiapas.

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Arias G. / Lau J. / Sepùlveda O.

Municipios que la integran: Teapa, Jalapa, Macuspana y Taco-


talpa.
Actividad principal: Ganadería y agricultura; explotación
petrolera; industria de cemento.
Vegetación: Selva media perennifolia con altura
de 15 a 30 m; selva baja perenni­
folia con altura de 5 a 15 m; pas­
tizales.
Clima: Cálido húmedo.
Temperatura media anual: 24.97°C.
Precipitación pluvial anual: 3 711 mm.
Extensión territorial: 4 0-60.77 km-.

La Región del Centro


El municipio del Centro
Ubicado geográficamente en el centro del estado, es a la vez la
sede de los poderes, es decir, el centro de la vida política. El
21% de la población tabasqueña se concentra allí.
Situado en terreno plano, es bañado por el río Grijalva, que
recibe el aporte del Mezcalapa y varios de sus brazos. Lagunas
como San Francisco, Estancia Vieja, Del Negro, El Pajonal y
La Lagartera se encuentran dentro de sus límites.
La producción ganadera es aquí la tercera del estado, alrede­
dor de 146 000 cabezas. La agricultura abarca 76 282 ha y los
cultivos principales son el plátano, el cacao y el coco. También
se produce frijol, maíz y frutales en pequeña escala.
Este municipio es el más industrializado. Dentro de la gran in­
dustria pueden clasificarse cuatro plantas: de aceite, de asbesto,
una industrializadora de carne de res y una fábrica de pan. Hay
16 industrias medianas y 381 pequeñas. El comercio está muy
desarrollado, coq más de 2 000 establecimientos.
También el turismo tiene su centro en este municipio, que
cuenta con hoteles de todas las categorías, restaurantes, museos,

50
El espacio

centro de convenciones y carreteras que conducen a todos los


puntos del estado que ofrecen atractivos para los visitantes.

Villahermosa
Villahermosa, en las márgenes del Grijalva, es la capital del es­
tado y cabecera del municipio del Centro. Pequeña y apacible
hasta hace pocos años, ha crecido en dimensiones y en población,
adquiriendo todo el aspecto de una urbe moderna. Algunas calles
de la zona comercial de Villahermosa han sido remodeladas, pro­
curando buscar un aspecto colonial, y el tránsito de vehículos ha
sido prohibido en ellas. En estas calles, ahora adoquinadas y
peatonales, hay restaurantes y comercios. Agradables bancas pro­
pician el descanso en Juárez y Aldama, a la sombra de amables
framboyanes en crecimiento. Los negros zanates, conocidos de los
paseantes, vuelan entre las copas y, durante el verano, son des­
plazados por golondrinas que descienden entonces en alegres par­
vadas.
Madero es la avenida principal del centro de la ciudad antigua:
conserva algunas viejas casas de un solo piso, con techo de teja,
ventanas con herrería y patio central. Viviendas semejantes pue­
den encontrarse en algunas otras calles del centro de Villahermo­
sa. sobre todo en Sáenz, donde casi todas las casas conservan
su viejo sello. La Casa de los Azulejos, en 27 de febrero y Juá­
rez, se distingue entre las construcciones antiguas. La ciudad en
el siglo xix y principios del xx se dividía en barrios: La Punta o
Concepción, Esquipulas y Santa Cruz. A fines del siglo pasado,
Atasta y Tamulté eran poblados cercanos a Villahermosa, donde
algunas familias pasaban temporadas: ahora están incorporadas
a la ciudad. Hay en Atasta una hermosa ceiba, que mereció un
poema de Carlos Pellicer.
Hasta el último cuarto del siglo xix, Villahermosa fue el prin­
cipal puerto de Tabasco, a pesar de encontrarse a más de 100
km de la desembocadura del río. De 1885 a 1888, un cambio
en el curso del Mezcalapa disminuyó considerablemente el cau­

51
A rías G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dal que fluía hacia el Grijalva y, en 1902, la erupción del vol­


cán Santa María (en Guatemala) provocó azolvamientos por
depósito de las materias expulsadas en el lecho del río. Frontera
fue sustituyendo a Villahermosa como puerto de Tabasco, hasta
que sobrevino, alrededor de 1940, el desplome del comercio ba­
nanero.
De los 17 municipios que integran el estado, es el del Centro
uno de los que más ha progresado en términos económicos. Pero
si bien el comercio y los servicios se han incrementado notable­
mente, también es cierto que el desarrollo trae consigo nuevos
problemas que reclaman nuevas soluciones.
Al iniciarse en Tabasco la explotación del petróleo comenzaron
a llegar técnicos y especialistas. No se hizo esperar la afluencia
de una corriente migratoria procedente de otros estados, en bus­
ca de trabajo. La población de Villahermosa sobrepasa hoy los
200 000 habitantes. Esa afluencia de mano de obra no crearía
tantos problemas si el sistema productivo fuera capaz de absor­
berla. No es así y existen el subempleo, la inflación y los proble­
mas de dotación de servicios.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
REGIÓN DEL CENTRO
Orografía: Conformación irregular, con esca­
sas elevaciones que no sobrepasan
los 30 m de altura.
Hidrología: El río Mezcalapa recibe el aporte
del Tacotalpa antes de entrar a Vi­
llahermosa; un poco más al norte,
se le une la confluencia de otros
dos brazos del Mezcalapa: Samaria
y Carrizal. Con el nombre de Gri­
jalva,> sigue
J O
su curso hasta Frontera
y el Golfo.
Lagunas principales: San Francis­
co, Estancia Vieja, San Antonio,
La Encantada, Laguna del Negro,
Guao, La Lagartera y El Pajonal.

52
El espacio

Ubicación: Se localiza en la parte central del


estado; aquí se encuentra su capi­
tal: Villahermosa.
Municipios que la integran: Centro.
Actividad principal: Comercial y de servicios.
Vegetación: Selva media perennifolia de 15 a 30
m de altura, pastizales y pequeñas
áreas de popales.
Clima: Cálido húmedo.
Temperatura media anual: 26.6°C.
Precipitación pluvial anual: 1 882 mm.
Extensión territorial: 1 765.88 km2.

La región de la Chontalpa
La Chontalpa es, territorialmente hablando, la segunda en im­
portancia de las cuatro regiones que eonstituyen nuestro estado,
ya que ocupa el 34.08 por ciento del total de la superficie es­
tatal: 8 407.74 km2. Superada en extensión solamente por la
Región de los Ríos, agrupa a siete municipios — Huirnanguillo,
Cárdenas, Nacajuca, Jalpa, Cunduacán y Paraíso— algunos de
los cuales son los de mayor riqueza petrolera en Tabasco.
Fue ésta la región del florecimiento olmeca (La Venta se en­
cuentra en Huirnanguillo) y la frontera poniente de la cultura
maya que dejó en Comalcalco el testimonio de un gran centro
ceremonial del Periodo Clásico. Hay vestigios del Preclásico, del
Clásico y del Posclásico, sin explorar, en diversos puntos de la
Chontalpa.
Para los antiguos habitantes del Valle del Anáhuac, la Chon­
talpa era el confín del Imperio nahua y el principio de la región
extranjera. Comerciantes y embajadores de los aztecas llegaron
más allá de lo que hoy es nuestro estado pero el territorio de
Tabasco no estuvo sometido a su dominio. La Chontalpa estaba
muy poblada cuando llegaron los españoles. El Mezcalapa fluía
entonces en línea casi recta hacia el mar por el cauce, ahora inac­

53
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tivo, del Río Seco. En su delta deben haber sido buenas las con­
diciones para la agricultura. Bernal Díaz describió a la Chontalpa
como “densamente poblada y llena de huertos de cacao”. El ca­
cao se exportaba entonces al Altiplano de México y a Yucatán.
Cimatán (hoy Barrio de Cunduacán), al sur de la Chontalpa, era
uno de los grandes centros de intercambio comercial con aztecas
y habitantes de la península.

Hialmanguillo
Es el municipio más occidental de Tabasco, limítrofe con Vera­
cruz. Cerca del mar, en las márgenes del Tonalá, se encuentra el
islote de La Venta, zona arqueológica cuyos vestigios de la anti­
gua cultura olmeca han aportado inapreciables datos a arqueó­
logos e historiadores para profundizar en el estudio de la más
vieja civilización mesoamericana. Las bellezas naturales del muni­
cipio no desmerecen de su prestigio arqueológico: lagunas como
la del Rosario y Los Limones son dignas de ser visitadas; en
ellas se puede nadar y pescar. Las cascadas que han sido bauti­
zadas con el nombre del padre del poeta, Carlos Pellicer de las
Flores, deleitan al viajero acalorado por los rigores del clima ta-
basqueño.
La Venta es ahora zona de explotación petrolera. En la costa,
frente a Sánchez Magallanes, hay plataformas para extraer petró­
leo de pozos que se encuentran en el mar.
Huimanguillo se abre en grandes extensiones de sabanas, que
debido a sus pastos naturales de 1.5 m de altura resultan magní­
ficos para la ganadería, actividad que actualmente ocupa un lugar
preponderante en el municipio. El cultivo más desarrollado en
Huimanguillo es el de la pina, para el que son muy propicias
estas tierras [ .. . ]
La topografía de la Chontalpa es primordialmente plana, con
ligeras pendientes aquí y allá que jamás sobrepasan los 40 m
de altura. El cerro Mono Pelado constituye una frontera natu­
ral entre los estados de Tabasco, Veracruz y Chiapas. La otra
frontera natural es el río Tonalá, limítrofe con Veracruz.

54
El espacio

Cárdenas
Pero sigamos el río Mezcalapa que, después de recibir como
afluentes al río Plátano y al arroyo Cumuapa, entra al municipio
de Cárdenas, que debe su nombre al más ilustre tabasqueño de
los tiempos de la Colonia: don José Eduardo de Cárdenas. El
suelo de Cárdenas es sumamente fértil. Un alto grado de nutrien­
tes lo califica entre las mejores tierras que pueden destinarse a
actividades agrícolas. El cacao, que floreció antes, ya se cultiva
poco. Las actividades ganaderas son importantes. La planta bene­
ficiadora de cacao fabrica productos derivados del cacao, que no
sólo procede de Cárdenas sino también de los municipios vecinos.
E! Plan Chontalpa surgió en 1965 para habilitar a la región de
la Chontalpa dentro de un proyecto de desarrollo agropecuario.
La Comisión del Grijalva tenía, desde 1951, amplias facultades
para llevar a cabo obras de tres tipos: 1) las fundamentales, o
sea las de protección, como presas de control y encauzamiento,
canales de riego y drenaje; 2) las de ingeniería sanitaria, como
agua potable, alcantarillado, desecación de pantanos, campañas
contra plagas, etc., y 3) las conexas, esto es, vías de comunica­
ción, trabajos de fomento agrícola, etcétera.
El Plan Chontalpa fue proyectado para utilizar y repoblar los
terrenos que, en otra época, constituyeron la margen izquierda
del Mezcalapa (hoy Río Seco). El suelo, abonado por el río hace
mucho tiempo, es más pesado y peor drenado que donde hay co­
rrientes activas. Ya desde los cincuenta, la Comisión del Grijalva
construyó seis canales de drenaje para hacerlos más propicios para
la agricultura. El Plan Chontalpa pretendía incorporar a la produc­
ción 350 000 ha, que se dividirían en secciones de 5 000 ha cada
una, para otorgarse en propiedad ejidal a 500 familias de cam­
pesinos sin tierras de las zonas más pobladas del estado. Cada
familia tendría derecho al uso de una parcela de 10 ha. Toda
la maquinaria, proporcionada por el gobierno, sería de uso co­
lectivo. Los cultivos proyectados fueron: arroz, cacao, maíz,
plátano y frutos cítricos. En su aplicación, el Plan Chontalpa ha
pasado por diversas etapas y ha tropezado con dificultades, que
han exigido ajustes y modificaciones.

55
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Las características topográficas de la Chontalpa propiciaban


desde tiempos inmemoriales inundaciones permanentes. En 1964
se concluyó la construcción de una de las presas más importantes
de la República Mexicana: la presa Netzahualcóyotl, en Mal
Paso, Chiapas, que alivió considerablemente el problema de las
inundaciones. Sin embargo, no lo resolvió del todo.
El municipio afronta ahora, además, los riesgos de la indus­
trialización forzada. En efecto, desde la llegada de PEMEX a Cár­
denas, la cabecera municipal ha crecido desordenadamente sin
una estructura vial definida. El desarrollo de la industria petro­
lera registrado en esta región se ha convertido en foco de atrac­
ción para un sinnúmero de tabasqueños y de no tabasqueños en
busca de trabajo, lo que ha contribuido al desbordamiento de los
asentamientos humanos hacia la periferia de lo que originalmente
constituía la ciudad de Cárdenas [. . .]
De 1970 a 1979, la ciudad de Cárdenas creció de 23 000 a
85 000 habitantes. La situación para los habitantes de la cabece­
ra municipal tiende a tornarse caótica por el desequilibrio entre
demanda y dotación de servicios públicos.
En el municipio la contaminación ha afectado la economía, oca­
sionando desajustes sociales. La zona más afectada es la de las
comunidades de El Alacrán y El Golpe debido al dren que rompe
la barra natural de “panteones” ocasionando un alto grado de sa­
linidad.
La estratégica situación geográfica de Cárdenas y el incremento
sustancial del poder de compra de la población plantean, sin embar­
go, excelentes perspectivas de desarrollo en los ámbitos agropecua­
rio e industrial. Todo dependerá de la explotación y organización
racionales de los abundantes recursos humanos y naturales.
Por otra parte, este municipio posee hermosísimas lagunas: El
Pajaral, con bellas isletas cubiertas de manglares que son visita­
das por variadas especies de pájaros que encuentran allí refugio
al atardecer: El Carmen y La Machona que, juntas, forman la
segunda laguna por sus dimensiones en territorio tabasqueño.
Son tres los ingenios azucareros en el municipio: Santa Rosalía
y Benito Juárez (dentro del Plan Chontalpa) y Nueva Zelandia.

56
El espacio

Cunduacán
El tercer municipio de la región de la Chontalpa que toca el Gri­
jalva, con sus brazos Samaria y Carrizal, es Cunduacán: “lugar
que tiene ollas”. Se le conoce como “la Atenas de Tabasco” por
haber dado al estado muchos hombres de cultura. Cunduacán es,
como la generalidad de los municipios tabasqueños, una planicie
con suelos fértiles y altamente productivos para diversos culti­
vos. Desde la época prehispánica se cultiva el cacao: “ . . .un aro­
mático fruto que fuera el principal artículo de comercio chontal
y que era considerado como unidad de valor e intercambio: cier­
tamente ha sido el dinero más delicioso en la historia de la eco­
nomía. . . Los conquistadores españoles no encontraron en Ta­
basco los metales preciosos que ambicionaban, y siguió siendo el
cacao fuente principal de riqueza a grado tal, que en muchas
ocasiones las incursiones de los piratas ingleses no tenían otro
objeto que el saqueo de la cosecha en la Chontalpa”.3
La comercialización del cacao se realiza a través de la Unión
Regional, que abastece tanto al mercado nacional como al extran­
jero. Por lo que toca al renglón ganadero es importante mencio­
nar que constituye una de las actividades que más ingresos genera
al municipio. Como en toda la Chontalpa, abunda el petróleo.
Las participaciones económicas que recibe el municipio por este
renglón han permitido una transformación sustancial en la cabe­
cera municipal que hoy cuenta con todos los servicios necesa­
rios.
A pesar de que Cunduacán duplicó su población de 1970 a
1976 (de 4 397 a 9 000 habitantes) sus niveles de bienestar no
se han deteriorado, al implementarse un proyecto de colaboración
entre el municipio y PEMEX que lo ha dotado de todos los ser­
vicios, incluyendo vivienda.
Dejamos ahora el Mez.calapa para dirigirnos hacia la parte
noreste de la región, donde se localizan los cuatro municipios res­
tantes: Nacajuca, Jalpa de Méndez, Paraíso y Comalcalco.
Los suelos de esta zona, aunque sumamente fértiles y aptos

Tabasco caudaloso. México, Ed. Dos Puntos, Papeles 1.

57
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

para cultivos como el coco, plátano, mango, caña de azúcar, ca­


cao, maíz, frijol, arroz y hortalizas, presentan el grave problema
de las inundaciones provocadas por las abundantes precipitacio­
nes pluviales.

Nacajuca
Nacajuca muestra, más aún que el resto del paisaje tabasqueño,
el aspecto de una gran planicie sin relieve alguno. No es aquí
frondosa la vegetación. El municipio de Nacajuca es cruzado por
tres ríos: el Nacajuca — que es un brazo desprendido del Mezca-
lapa— , el Tula y el González, que le sirve de límite oriental.
Nacajuca ofrece sus artesanías de sombreros de palma. Es la
tierra de los tamborileros: indígenas chontales que preservaron,
con sus toques ceremoniales, la remota tradición de su cultura.
Los cultivos de esta zona, principalmente el frijol, le dieron fama
en otra época: se decía que el frijol de Nacajuca era el mejor del
mundo. En pequeña escala, ese buen frijol se sigue produciendo.
En Nacajuca, donde más del 70% de la superficie está cons­
tituida por pantanos y lagunas, se puso en marcha, desde 1977,
un proyecto: los “Camellones Chontales”, para rescatar tierras
para el cultivo, aprovechando además el agua de los canales
para la producción piscícola. El sistema consiste en la siembra
de diversos cultivos en el bordo (camellón) y en la cría de peces
en los canales. El proyecto tiene grandes perspectivas dado que
estas zonas en algunos casos están por debajo del nivel del mar
(olla de la Chontalpa). Los camellones constituyen una alterna­
tiva para el manejo del pantano, además de ser fuentes de pro­
ducción para el autoconsumo de comunidades indígenas sin tierras
aptas para el cultivo.
La población chontal del municipio es de 15 000 habitantes.
Las principales comunidades son: Tucta, Mazateupa, Tapotzingo,
Guatacalca, Guaytalpa, Tecoluta, Olcuatitány Oxiacaque, nombres
todos de origen nahua. Los indígenas los designan con nombres
chontales: probablemente, antes de la llegada de los españoles

58
El espacio

se hablaban las dos lenguas, por razones religiosas y/o comer­


ciales.

Jalpa
(De Xalli, arena, y pan, encima: sobre la arena.) Cuna de Gre­
gorio Méndez, la cabecera del municipio lleva su nombre y re­
monta su fundación a los tiempos prehispánicos. Situado en un
llano arenoso, el municipio de Jalpa es atravesado por el río Cux-
cuchapa y el Nacajuca, azolvado y cubierto por lirio acuático.
Hay una laguna: San Agustín.
La agricultura es la actividad principal, con predominio de
dos cultivos de plantación: cacao y coco. La ganadería cubre
8 500 ha, con un número aproximadamente igual de cabezas
de ganado. La pesca abarca numerosas especies y cubre necesi­
dades de autoconsumo. Carece de desarrollo industrial y sólo
cuenta con pequeños comercios destinados a la venta de alimen­
tos en su mayoría.
Para elevar los niveles de empleo y de bienestar, que son bajos
en Jalpa, se requiere volver intensiva la ganadería y aumentar los
rendimientos de los cultivos de plantación, fomentando a la vez
horticultura y fruticultura. En Jalpa prosperarían agroindustrias
dedicadas a la fermentación de cacao, la producción de quesos,
la deshidratación de leche y otros semejantes.

Paraíso
El municipio de Paraíso es la mejor región para el cultivo de la
palma de coco: los nortes no azotan con fuerza y es menor aquí
la pérdida del fruto. Sin embargo, el hallazgo de petróleo ha
desplazado las plantaciones de coco. El puerto de Dos Bocas,
que dará salida al petróleo de Tabasco y de Campeche, se cons­
truye actualmente. Los conflictos suscitados entre el beneficio que
representa la obra para la economía nacional y los perjuicios lo­

59
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cales que ha ocasionado plantean una vez más un problema esen­


cial: es necesario encontrar los medios para que, en casos como
este, los beneficios también repercutan en la zona afectada, cana­
lizando recursos hacia obras de interés social.
Abundan aquí las lagunas: Mecoacán, Tupilco, Coapa y Arras­
tradero. Frente a la Barra de Chiltepec, desembocadura del río
González, se pesca sábalo, pez vela, robalo y camarón. El clima
es delicioso a orillas de este río, donde siempre corre la brisa.
En el municipio de Paraíso hay balnearios cada vez más provistos
de servicios a donde acuden los habitantes de Villahermosa, Cár­
denas, Comalcalco y demás poblaciones cercanas. En El Bellote
y Puerto Ceiba es posible disfrutar de los magníficos mariscos de
la zona y contemplar uno de los más bellos paisajes del estado.
Puede añadirse que en Paraíso también se cultiva cacao, aunque
en menor escala que el coco.

Comalcalco
En Comalcalco (“la casa de los comales”) se localizan, a sólo
3 km de la cabecera municipal, ruinas mayas en proceso de res­
tauración. Se trata de una ciudad maya-chontal, del Clásico Tar­
dío (siglos vil y v iii d.C.), cuyos monumentos fueron construidos
con ladrillo cocido usando como argamasa el polvo de concha
de ostión.
Se cultiva en Comalcalco el mejor cacao de Tabasco. Allí se
fabrica, en pequeñas industrias familiares, un delicioso chocolate
casero y la mayoría de la producción se envía a Cárdenas para su
procesamiento en gran escala. Abunda el petróleo en este muni­
cipio y, como consecuencia de la actividad petrolera, su pobla­
ción creció de 15 000 a 30 000 habitantes de 1970 a 1976.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
REGIÓN DE LA CHONTALPA
Orografía: Conformación casi completamente
plana; no cuenta con elevaciones
mayores de 40 m de altura.

60
El espacio

Hidrología: Sobresalen los siguientes ríos: Mez-


calapa, que da origen a los ríos Sa­
maría y Carrizal; Tonalá, que sirve
de límite con el estado de Veracruz
y tiene como afluentes al río Zana-
pa, Chicozapote y Blasillo; Gonzá­
lez, que desemboca en la Barra de
Chiltepec.
Entre las lagunas destacan: Rosa­
rio, Mecatepec, Arenal, Caracol, La
Machona, (La del) Carmen, Hori­
zonte, La Palma, Boca Grande, San
Agustín, Mecoacán y Las Flores.
Ubicación: Se localiza en el extremo occidental
del estado.
Municipios que la integran: Cunduacán, Comalcalco, Paraíso,
Huimanguillo, Jalpa, Cárdenas y
Nacajuca.
Actividad principal: Agricultura, ganadería y explota­
ción petrolera.
Los principales cultivos de la zona
son cacao y coco.
Vegetación: Selva alta perennifolia con altura de
30 m, selva media perennifolia con
altura de 15 a 30 m, selva secun­
daria, pastizales, manglares y popa­
les.
Clima: Cálido húmedo.
Temperatura media anual: 26.13°C.
Precipitación pluvial anual: 1 898 mm.
Extensión territorial: 8 407.74 km2.

Terminamos así el recorrido por tierras tabasqueñas. No dema­


siado extenso por las dimensiones de su mapa político, Tabasco
es un núcleo de riqueza dentro del vasto territorio de México. De
las vetas que guarda su subsuelo sale buena parte del petróleo
nacional. En sus sabanas pasta el ganado que proporciona pro-

61
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

teínas a muchos mexicanos. El control de las inundaciones y la


aplicación racional de una política de desarrollo agrícola seguirán
contribuyendo a obtener los máximos rendimientos que nuestro
suelo puede llegar a producir.
Tabasco mira al futuro. Sabe que hay mucho todavía por hacer
y que su tierra privilegiada y el don de sus aguas son promesas
reales si sabemos extraer de ellas todo lo que pueden damos. La
meta es muy clara: incorporar a la gran mayoría de la población
tabasqueña, mediante el trabajo y el esfuerzo organizado, a los
beneficios que puede rendir este suelo generoso.

62
Ú itiirnos momentos
de la tutela

LA GENTE
R o b e r t W est e t a l .*

Composición racial
Para fines del periodo colonial, eran tres los principales elementos
raciales que componían la población de Tabasco. De acuerdo
con los censos de 1794, el 55 por ciento de la población total era
de indios; el 38 por cierto era de mestizos, y el 7 por cierto era de
blancos (españoles y otros europeos). El elemento mestizo esta­
ba formado principalmente por la mezcla de dos razas: la negra-
blanca-india, llamada de los pardos, y la mezcla de indio y blanco
conocida como mestiza. Entre las mezclas de sangre, los llamados
“pardos” constituían mayoría, llegando hasta el 30 por ciento y
más de la población total, en tanto que los mestizos sumaban me­
nos del 8 por ciento.
Existe muy poca información sobre número, tiempo de su in­
greso, y el empleo de esclavos negros en Tabasco. Los españoles
llevaron unos cuantos durante el siglo xvi, y durante la década
de 1570 se encontraban unos 60 esclavos en Santa María de la
Victoria [ . . . ] Cuando menos se introdujeron suficientes para
formar el considerable elemento de los pardos mediante la mez­
cla de las razas negra, india y blanca para fines del periodo co­
lonial. Los pardos generalmente hacían mayoría entre las milicias
locales de las poblaciones que se usaban para proteger a los ha­
bitantes contra las incursiones de los piratas, y para atacar los
campamentos de los taladores de bosques ingleses en el área de

° Las tierras bajas de Tabasco en el Sureste de México, Gobierno del


Estado de Tabasco. Villahermosa. 1976, p. 127.

63
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

la Laguna de Términos. No obstante ser personas libres, esas gen­


tes eran consideradas, por lo general por los españoles, como de
condición social inferior, y también con frecuencia se les acusaba
de ladrones y vagos [. . .] Como en otras partes de la Costa del
Golfo de México, el elemento pardo' de Tabasco persistió como
parte importante de la población, ya bien avanzado el siglo xix
[...] - '
Según una breve descripción geográfica de Tabasco, hecha en
1754, la Chontalpa todavía era vigorosamente india. Pero dentro
de la misma, tres poblados contenían una población española y de
mestizos considerable: Cunduacán, el poblado más grande de la
Chontalpa; Nacajuca, el centro administrativo del área; y Jalpa.
Sin embargo, los españoles y los mestizos integraban la mayoría
de las gentes que habitaban el distrito de la Sierra y vivían prin­
cipalmente en los poblados e inmediaciones de Tacotalpa, Teapa,
Jalapa, Astapa, Jugua y Macuspana. Villahermosa estaba casi com­
pletamente habitada por españoles y por pardos. Hasta los núcleos
más pequeños de población a lo largo del Usumacinta, no obs­
tante ser principalmente indios, contenían un considerable número
de mestizos. En Jonuta, pueblo principal del Usumacinta, los par­
dos excedían a los indios en número [. . .] En el área de los
ahualulcos, hasta el año de 1792, los poblados de Huimanguillo,
Mecatepec, y Tecominoacán estaban habitados principalmente
por indios que todavía hablaban una corrupción del náhuatl. Sin
embargo, Ocuapán, el poblado más grande de los ahualulcos y
centro administrativo, contenía pocos indios, ya que la mayor par­
te de sus habitantes eran pardos que, habiendo sido acusados de
algún delito habían huido de la Chontalpa y otras regiones de Ta­
basco para evitar ser aprehendidos.

Los indígenas
M a n u e l M e s t r e G h ig l ia z z a *

Los indígenas de Tabasco no dieron qué hacer con tumultos o re­

* “Introducción", en Manuel Mestre Ghigliazza, (compilador), Docu-

64
Últimos momentos de la tutela

beliones al gobierno de la Provincia. [. . . ] amén de los combates


contra los piratas, dentro y fuera del territorio de Tabasco [,]
eran la carne de cañón de siempre. El cristianismo los libró única­
mente de la piedra del sacrificio, pero su obra en punto a moral,
a difusión de sólida enseñanza religiosa nada dejó edificado, sino
que substituyó una idolatría por otra. Su fracaso e ' icativo en los
indígenas tabasqueños es hasta hoy claramente visiole. [. . .]
Resumamos. En una región fértilísima, que con ello podía in­
demnizar a sus habitantes de las variadas inclemencias del suelo,
[. . . ] pero cuyos tesoros aun no se avaloraban debidamente, vi­
vían sesenta mil almas. Indios que mutatis mutandis guardaban
igual condición a principios del siglo xix que a fines del xvi; pe­
ninsulares naturalmente poco o nada cultos, como que a Tabasco
no iban de aulas salmantinas o complutenses; criollos y mestizos
entregados a diversas labores, pero vegetando en densa obscuri­
dad intelectual, como que no poseían centros docentes de ninguna
clase: tal era el agregado social que los acontecimientos de 1810
iban a llamar a la independencia y a la vida autónoma: tal la masa
de donde saldrían los futuros ciudadanos tabasqueños.

La servidumbre
J u sto C e c il io S anta A n n a *

( . . . ] En la segunda mitad del siglo xviii , al abolir los reparti­


mientos de indios el ilustre Monarca español Carlos III, se había
perdido en Tabasco hasta la memoria de ellos, ya que el sistema
de servidumbre adeudada los vino a sustituir ventajosamente.
Este sistema fue naturalmente echando raíces, y poco a poco
se introdujeron prácticas y reglas que vinieron a formar una es­
pecie de derecho no escrito o meramente consuetudinario, que

méritos y datos para la historia de Tabasco, Universidad Juárez Autónoma


de Tabasco, México. 1984, vol. I, p. XXVI-XXXVII (selección).
* Notas para la historia de la agricultura en Tabasco, Consejo Editorial
del Gobierno del Estado de Tabasco. México. 1979, p. 56.

65
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

regía las relaciones del amo y del sirviente durante los últimos años
del Gobierno colonial y los primeros de la República.
También debemos mencionar entre los mozos de labranza, a
los esclavos negros que, como aparece del expediente de un litigio
habido durante los años corridos de 1580 a 1584, constituían en
aquella época la servidumbre de varias fincas de campo, ubicadas
en las márgenes de los ríos “Grijalva”, “Dos Bocas” y “Chacala-
pa”. Los negros esclavos nunca fueron, por lo demás, muy nu­
merosos en Tabasco, y cuando se abolió la esclavitud en la Repú­
blica por Decreto de 15 de septiembre de 1829, ya casi no existía
entre nosotros, no sólo porque los negros eran escasos, sino por­
que algunos hacendados que tuvieron noticia oportuna de que se
daría dicha ley, los mandaron antes de su promulgación a Cuba
y los vendieron allí; hecho éste, que no necesita comentarios.

ENTRE PLAGAS Y FILIBUSTEROS


R ó m u l o B ec e r r a F a bre y
J u sto C e c il io S anta A n n a *

Los primeros años de] presente siglo fueron ciertamente de dolo-


rísima prueba para Tabasco, pues, [. . .] cuando la provincia co­
menzaba a dar mayor amplitud y desarrollo a su producción
agrícola y a ensanchar en cierto modo su antes limitado comer­
cio, tuvo que sufrir grandes plagas de trascendencia tal que en
mucho tiempo no pudo recobrar la situación relativamente prós­
pera a que había llegado a fines del siglo último.
Entre los diversos males enumerados por el Sr. Gil y Sáenz co­
mo otras tantas causas del atraso en que estuvo sumida nuestra
antigua provincia durante la dominación española, ninguno nos
parece mayor que el del filibusterismo, que hacía tan peligrosa

* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio histórico, geográfico y estadís­


tico del Estado de Tabasco, notas de Rómulo Becerra Fabre y Justo Ce­
cilio Santa Anna, 2a. ed.. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de
Tabasco, México, 1979. (Serie Historia, 7), p. XXIX.

66
Últimos momentos de la tutela

la navegación de las aguas del golfo a lo largo de nuestro litoral y


alejaba, por ende, de Tabasco todo comercio, dificultando las co­
municaciones con el exterior.
La vecindad de los ingleses establecidos en Laguna de Térmi­
nos fue funestísima para la provincia y causa extrañeza la inex­
plicable indiferencia con que la Metrópoli veía nuestros males,
dejándonos a merced de hordas de forajidos que constantemente
asolaban nuestras costas y aun invadían el territorio y saqueaban
las principales poblaciones, siendo una constante amenaza para las
rancherías costaneras, manteniendo en alarma perpetua a la pro­
vincia entera, cuya historia correspondiente a la época de la do­
minación española, se reduce a una interminable y desastrosa
lucha sostenida contra los piratas.

R égu lo C o r tés L ázaro *

De 1804 a 1810, la provincia fue asolada por una plaga de lan­


gosta y en años anteriores había sufrido una serie de incendios en
sus poblaciones más importantes, cuyas pérdidas ascendieron a
medio millón de pesos.
Al iniciarse el siglo xix, además del cacao, se cultivaba en Ta­
basco el café, la caña de azúcar, la pimienta y la vainilla, y se ex­
plotaba intensamente los bosques de palo de tinte.
El cacao era transportado por embarcaciones campechanas a
Veracruz y Tampico, mientras que la mayor parte del palo de
tinte era exportado a Francia, país que a cambio, enviaba vinos,
aceites y otros productos de consumo.
En [1804], los renglones de explotación más importantes son
el cacao, el palo de tinte, el café, el tabaco en rama, la pimienta,
la canela, el aguardiente de caña, la zarzaparrilla, una poca de
vainilla y cueros de res. El importe de la venta del cacao asciende
a seiscientos cincuenta mil pesos; en 1803 por el mismo concepto
entraban a la provincia cuatrocientos setenta mil doscientos vein-

* Ensayo histórico preparado para el Comité Promotor de Desarrollo


del Estado de Tabasco, s.p.i., p. 45-47 (selección).

67
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tiseis pesos; en ese mismo año, la exportación del palo de tinte


era cuatro veces más a la del primer año que aquí se señala.
En ese tiempo entraban a Tabasco sal de Yucatán, jabón y harina
de Puebla, azúcar, ropa, anís y algunas conservas de Chiapas. Del
extranjero llegaban géneros de hilo, blancos, crudos y listados, en
tejidos de algodón estampados, algunos artículos de lujo y aba­
rrotes.
El puerto por el que se realiza el intercambio comercial de la
provincia es el de Frontera.1 Aquí se encuentran establecidas una
cadena de tiendas de comerciantes franceses, alemanes, ingleses
y yucatecos. Es entonces cuando se inicia el auge de esta ciu­
dad fronteriza.

Las rutas
R obert W est et a l *

Con la terminación de la piratería, después de 1750, el comercio


de Villahermosa por mar se desarrolló rápidamente, pero todavía
era relativamente insignificante. Por ejemplo, entre 1786 y 1793,
sólo 35 buques, principalmente procedentes de Veracruz y de Cam­
peche llegaron a Villahermosa, haciendo un promedio de menos
de 5 naves al año. Gran parte de las naves llevaban mercancías de
Europa y del centro de México, y cargaban cacao y productos
forestales, tales como el palo de tinto o maderas preciosas para la
ebanistería [. . .]
Durante los últimos años del periodo colonial y por la mayor
parte del siglo xix, sin embargo, las rutas por tierra hacia el centro
de México estaban en tan malas condiciones, que el bajo Grijalva
y las rutas por mar hacia Veracruz y Campeche se conviertieron
en el principal contacto de Tabasco con el mundo exterior.
[. . .] El comercio por tierra con Tabasco continuó hasta bien
entrado el siglo xix, no obstante el deterioro de los caminos. Un

1 Sería hasta 1826 cuando se designó como Guadalupe de la Frontera;


antes se llamaba San Fernando de la Victoria. (N. del C.)
* Las tierras bajas de Tabasco. . op cit., p. 135 (selección).

68
Últimos momentos de la tutela

buen número de arrieros ocupados en esta actividad comercial


era nativos del área de Michoacán llamada Cotija en la parte cen­
tral de México; y por consiguiente, el queso blanco procedente
del área del Balsas, los artículos de cuero de Cotija y las sillas de
montar, lo mismo que los utensilios de madera y de cobre de los
tarascos, fueron llegando a Tabasco [. ..]

ÉPOCA DE FERNANDO VII


(Última del periodo colonial)
M a n u e l G il y Sá e n z *

Grandes acontecimientos surgen en esta última época del período


colonial; agriábanse las desavenencias de Cárlos IV con su hijo
D. Fernando VII. y Napoleón el grande que quería tener influencia
sobre los demas tronos de la Europa, so pretesto de arreglar las
diferencias habidas entre el padre y el hijo, los hizo ir á Francia
dejándolos cautivos en Ballona, poniendo poco después en el tro­
no de España á su hermano José Bonaparte. El grito de indigna­
ción de la nación Española, levantóse hasta el cielo, protesta y
embraza sus armas contra el usurpador, celebra la paz con In­
glaterra, é instala en Madrid la junta central para que gobernára
en la ausencia y cautividad del legítimo Soberano.
Tabasco apenas sabe la infausta noticia de los sucesos de Ba­
llona, cuando á fines de Julio de 1808 jura á Fernando VII [aun­
que con la aceleración que motivaron las circunstancias,] hacién­
dose después solemnemente en cada cabecera de partido en que
con profucion se votó dinero, y hasta los platones de plata, y se
reconocen sucesivamente á las autoridades legítimas de la madre
península, sin vacilación, moracidad ó restricción alguna. El Dr.
Cárdenas entonces encabeza al Clero por impedimento del Vica­
rio incápite Sr. Quiroga que asistía á su moribunda madre, y
jurando á Fernando VII, predica en la solemne función de Iglesia,

* Compendio. . op. cit., p. 155-157 (selección).

69 ú i- b .. L ,
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que en obsequio de aquel Soberano consagró el ilustre Ayunta­


miento de la Capital de la provincia.
En 1809 se verifica en Villa-Hermosa la solemne instalación
de su primer Ayuntamiento.
En 1810 este Ayuntamiento elige al Dr. Cárdenas diputado á
las cortes generales en la Isla de León llamadas extraordinarias,
y en 1811 emprende su viage para España en unión del diputado
de Chiapas. Sale de Villa-Hermosa una escolta de honor de ca­
ballería acompañando á los ilustres viajeros hasta una legua y
media de esta población. En 1808 el Presbítero Dr. D. José
Eduardo de Cárdenas y Romero, en nombre del pueblo Tabas-
queño firmaba la carta fundamental en las Cortes generales y
extraordinarias de España, presentando sus memorias.

LA PROTESTA DE EN CUNDEACAMENSE
J orge G u r r ía L a c r o ix *

El ayuntamiento de Villahermosa había de conferir al doctor Cár­


denas el máximo honor recibido en vida, elegirlo en 1810 diputado
por la provincia de Tabasco en las Cortes generales y extraordina­
rias que se reunirían en Cádiz. Para cumplir con su comisión partió
hacia España en unión del diputado de Chiapas, Manuel de Lla­
no. Cárdenas prestó su juramento de ley en la sesión de las
Cortes de 27 de febrero de 1811.
Su mejor contribución consistió en la presentación ante las Cor­
tes de una Memoria sobre la Provincia de Tabasco. Comprende to­
dos los aspectos de la Provincia, desde su descripción geográfica,
hasta hacer mención de todos los problemas por los que ésta atra­
vesaba, señalando, al final, la forma en que debían resolverse para
un mejor funcionamiento, en todos los órdenes.

* En José Eduardo de Cárdenas, Memoria a favor de la Provincia de


Tabasco, edición facsimilar de la de Cádiz, año 1811, Introd. Jorge Gurría
Lacroix, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, México,
1979, p. V (selección).

70
Últimos momentos de la tutela

MEMORIA A FAVOR DE LA PROVINCIA DETABASCO


J osé E duardo de C árdenas*

Esta memoria se presentó á S.M. el mismo día de su fecha


[julio 24 de 1811]: dióse cuenta en sesión pública, y pasó á la
comisión de ultramar por unanimidad de votos. Hay más de ochen­
ta días que se trabaja sobre la materia; y el autor, [ . . . ] , espera el
resultado para ponerlo en noticia de la provincia por quien re­
presenta.

Señor
La provincia*de Tabasco sumida hay obra de tres siglos en una
inmérita obscuridad, consiguiente quizas á su situación local, y
á la escasez de recursos para dirigir sus clamores al trono, elevada
hoy por V. M. al alto grado que se le ha concedido en la repre­
sentación nacional, se toma la licencia de enderezar por mano de
su diputado la presente Memoria. No se acerca á V. M. con ánimo
de quejarse por la indiferencia y ^abandono con que ha sido mala­
mente tratada, ni viene á jactarse de sus servidos y lealtad acen­
drada: pues sus quejas no pueden curar males que ya da por pa­
sados; y sus jactancias recaerían sobre hechos que prescriben de
por vida y sin excusa la religión, la piedad y la justicia.
Y si yo, Señor, en nombre de dicha mi provincia me atrevo á
exponer sencillamente: lo que ella es, y ha sido; y lo que quiere
y pide ser con los medios á ello conducentes, es con el grande
objeto de que V. M. consuma en ella, no la obra de su regenera­
ción, pues nada ha sido en el orden político; sino la obra de su
existencia en sociedad, poniendo en movimiento el poder soberano
que en V. M. reside para darle robustez, y aun la ultima mano a
esta su nueva criatura.
Parece no fuera de propósito que en el informe del anterior y
actual estado de Tabasco debe entrar por via de preámbulo, aun­
que sea de una manera perfunctoria, alguna cosa de su corogra­
fía é historia natural y moral, y de la fundación de su capital por

* Ibiíiem, p. 3-90 (selección).

71
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

los Españoles. La tal qual noticia de sus méritos y no interrumpi­


dos servicios irà interpolada según venga à cuento por huir el
fastidio que causan menudísimas divisiones. Desde luego lo ex­
tremadamente irregular de su localidad en el globo, no permite
demarcación geogràfica exacta en pocas palabras, y actualmente
ni en muchas por la falta de observaciones; pero como esta exac­
titud no es menester, yaya á ojo de buen varón la siguiente.
1" Tabasco yace con aproximación entre los 17 y 20 grados de
latitud boreal, y entre los 280 y 283 Vi de longitud, fixado el pri­
mer meridiano en Garachico de Tenerife. Confina por el O. con
el partido de Aguáldeos sujeto à la subdelegaron de Acayucam,
por el E. con Yucatán, por el S. corriendo ácia el OSO. con
Chiapa; por el N. ya tirando al N. E. ya al NO. y casi hasta el
ONO. es parte su costa de la meridional del golfo de México.
Tiene sus 65 leguas castellanas de E. à O. y cosa de 60 de N. à
SSE. con inclinación al S. Su menor anchura será de 20 leguas
haciendo un sesgo de NO. á OSO.
2? La feracidad de su terreno regado con bellos rios y riachuelos
es tal y tan varia en preciosas producciones, que puede parango­
narse con los paises mas fecundos; y quien sabe si les llevará la
palma à querer disputarle la primacía. Tabasco produce quanto
hay de mas estimable por las Américas en el reyno vegetal; y en el
animal puede surtir abundantemente curiosidades raras y notables,
aun no escritas, al mas rico y exquisito gabinete. Sospéchome tam­
bién por no leves fundamentos de las catas echadas por mí en un
viage que hice al reyno de Guatemala, que su serrania encadenada
con las de dicho reyno ofrecerá bastante materia à las especulacio­
nes y tentativas de un sabio mineralogista, y à los experimentos de
un laborioso químico. Allí vive de asiento la primavera, y à no ser
el calor excesivo por tiempos, y muchas las lluvias en el estío, se
diria [. . .] [quej Allí la naturaleza en lozanía inmarcesible, y mag­
níficamente pomposa reyna con imi'erio absoluto; pues por dicha
todavía las manos atrevidas de la ignorancia no se han llegado mu­
cho à ella para ajar su primitiva hermosura; ni se la han realzado
por su mala suerte la atinada inventiva del industrioso agricultor pe­
rito, y el buen gusto de aquellas artes que nacieron precisamente

72
Últimos momentos de la tutela

para servirla y obsequiarla. ¡Qué compasión, Señor, el ver despre­


ciada tanta genuina y original riqueza por esos necios Tántalos,
solo sedientos de la convencional y meramente representativa, qual
es la moneda!
31-’ Cuenta la provincia como sesenta mil habitantes, y por lo
general, sin excepción de clases ni castas, dedicados á la labranza
ó cria de ganado mayor; pues el ovejuno y cabrío es muy poco aun­
que de buena calidad. El carácter de los hijos del pais es religioso,
dócil, sencillo y festivo; y tan liberal que frisa con lo pródigo: con­
tado será el Tabasqueño que sufra dignamente la nota de
avaro. Cierto que son desidiosos; pero el problema de si este vi­
cio pernicioso es por genialidad ó por falta de dirección, deberá
remitirse al tiempo próximo futuro para que lo resuelva. El luxo
devastador, [. ..] no se conoce por allá. Todos aman el aseo; pero
sin artificio: desean parecer bien sin perecer por ello. [. :.]
El número de sus poblaciones, entre grandes, medianas y villo-
rros, pasa de cincuenta. No tiene en ellas edificios de los que se
dicen soberbios. Todos son harto humildes, aunque muchos bas­
tante cómodos con relación al pais y al clima. La suntuosidad, que
en mi corto alcance es privativa de las casas de Dios, y con mucha
rebaxa también de las nacionales y otras obras publicas, como son:
los palacios reales, casas consistoriales, colegios, hospitales, mura­
llas, puentes, caminos &c., ha sido invento de la humana elación,
y por lo mismo detestable en todo pueblo que adora pecho por
tierra á Jesucristo. Muy mal se compadece, Señor, entre buenos
católicos, el ver á muchos hermanos nuestros desnudos ó envuel­
tos en la miseria, y muchas casas de particulares vestidas por fuera
de mármoles, y por dentro de ricos tapices y pinturas, y costosa­
mente amuebladas. En el dia mas que nunca debe chocar a un buen
patriota esta repugnancia entre usos y entre máximas, entre pulidos
y peynados petimetres, y entre hambrientos y andrajosos soldados.
Del número dicho de pueblos excluyo lo que por allá llaman ri­
beras, y vienen á ser unas cordilleras de ranchos de labor, semen­
teras de cacao y caña de azúcar á las orillas de los rios. Todas estas
expresadas poblaciones y sus comarcas están divididas en nueve
secciones ó partidos, cada uno de ellos con su distrito señalado, y
su respectiva cabecera.

73
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

4l->La capital de Tabasco fue fundada quando menos el año de


1519, aunque yo conjeturo que sucedió un año antes: fue funda­
da, digo, por Hernán Cortés á las orillas del mar, y con el titulo
de la villa de Santa María de la Victoria, en reconocimiento á la
Madre de Dios, de la que alcanzó de los Indios el dia de la Encar­
nación del Divino Verbo; victoria que fue como prenda de la re­
ducción del imperio Mexicano. Con motivo de las primeras inva­
siones de los ingleses, capitaneados por el astuto Drak, [Drake]
para mejor defensa y seguridad se trasladó dicha villa á las már­
genes del famoso Grixalva en el lugar que hoy se llama San Juan
Bautista de Villahermosa, sito á 24 leguas de la barra principal.
Esto fue por los años de 1596, y en dicho lugar se conserva una
imagen de bulto de Nuestra Señora, y hay tradición de que es la
misma que veneraban los españoles en. la antigua villa, celebrándole
fiesta solemne el dia 25 de marzo desde las vísperas. Esta festividad
se ha restablecido; y en ella, según nuestra costumbre, hay paseo de
Real Pendón, que sirve de acto rememorativo á los Tabasqueños
de la época feliz en que rayó al nuevo mundo, [. . . ]
Villahermosa, pues, viene á ser el centro del gobierno y su plan­
ta, la de los militares y políticos con inmediata sujeción al vireynato
de México y su Real Audiencia. Por lo tocante á nuestro erario
nacional, que hasta hoy se ha llamado Real Hacienda, la adminis­
tración principal de Tabasco se maneja con el Intendente de Yu­
catán, de modo que por un método extraño estos negocios baxan
á Yucatán, y de aquí suben, volviendo por Tabasco, á la super­
intendencia general de N. E. que está en México; y de aquí, re­
trocediendo por Tabasco, van á Yucatán para inteligencia del
Intendente, y de aquí por fin vienen á parar á Tabasco. Hasta
para explicar como esto sucede excita la risa! Seguramente que
quien planteó esta dirección tan extraviada ignoraba la geogra­
fía de aquellos paises, pues no debemos pensar de él que la enta­
blase de intento tan en deservicio de la corona y del común por
esas idas y venidas, subidas y baxadas, retrogradaciones y esta­
ciones, que consumen el tiempo y el dinero infructuosamente.
5? Hasta fines del siglo pasado gobernaba en lo civil un alcalde
mayor de letras, ó sino las tenia, se asesoraba de un facultativo

74
Últimos momentos de la tutela

con el titulo de teniente de alcalde mayor, que daba á las causas


el debido curso y término; pero por los años de 1776, variado el
gobierno según la planta actual, varió también el método. Casi
desde entonces carece Tabasco de asesor, y hace unos 24 años
que no hay en él ni un escribano siquiera: asi que el Gobernador
lego, es Juez, es Letrado, es Escribano, y quanto mas ser quiera,
como que tiene en sus manos el bastón, la pluma y la espada. En
cada uno de los ocho partidos hay un Juez Real puesto por el
gobierno, á veces sin mas requisito que el de una carta. En el de la
capital, residencia precisa del gobernador, ya no hay este juez;
pues desde la instalación de su Ayuntamiento, verificada en el año
de 1809, administran la justicia ordinaria dos alcaldes electivos,
aunque su jurisdicción se limita á solo Villahermosa y Suburbios,
y no á todo el partido. Debe observarse que cada uno de los ocho
jueces dichos es un mero encargado amovible á arbitrio del gober­
nador, y viene á ser en una palabra punto inénos que auto mato,
pues nada executa so la pena de alta indignación, sino con arre­
glo á las órdenes inapeables del gefe que lo invistió como de
prestado. De años atras acordó la Real Audiencia de México,
que estos jueces subalternos lo fuesen con título en forma, á pro­
puesta del gobierno y con las facultades necesarias; pero ni por
el pensamiento se les ha pasado á los gobernadores, como que
llevan mas para sí, el llevar á efecto un acuerdo tan político y
acertado por preventivo de muchos abusos. Para el instrumento
publico de la menor monta y para qualquier paso judicial por
escrito necesitan los jueces estos de comisión peculiar del gober­
nador, á quien desde luego le hacen poca fuerza los atrasos, per­
juicios, y gastos de las partes, que de 30, 40 y mas leguas están
precisadas á ocurrir por si ó por apoderados á la capital para tales
minucias.
6“ ¿Y necesitaré yo, Señor, de otra cosa mas que de esta sen­
cilla narrativa, para que V. M. se haga cargo del modo y tér­
mino en que anda por Tabasco y por otras provincias de América,
que están en el mismo paralelo, del modo y término, digo, en que
anda por allá la administración de justicia? ¿Será necesario el
avanzarme á decir, qual no quisiera, que por lo insinuado super­

75
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ficialmente no es de extrañar en tales jueces el verlos á tiempos


y á ciegas poner las manos autoritativamente en el incensario? No,
Señor, que es demasiado perspicaz y previsiva la vista de V. M.
para que yo le gaste el tiempo, ó bien difundiéndome sobre tan
enfadosa materia, que toda se descubre con solo apuntarla, ó bien
entrándome en pormenores que me acarreasen la nota de que
mudaba oficio, haciendo del actor ó fiscal.
79 No es menor obstáculo al recto y expedito uso de la jus­
ticia en Tabasco, la gran facilidad con que todo delinqüente puede
huir a los Agualulcos; partido limítrofe y de extraña jurisdicion se­
gún he dicho. La linea divisoria, Señor, puede llamarse verdade­
ramente matemática: no hay mojones estables, y el sitio de los
verdaderos anda en cuestión mucho tiempo hace; mas este nego­
cio, de no poca consideración, casi desde que se suscitó duerme
en un profundo sueño. Traspuestos los reos sin ningún trabajo
de Tabasco á Agualulcos, y de Agualulcos a Tabasco, ya no al­
canzan los brazos de los respectivos jueces territoriales, que andan
de ordinario en competencias; y asi se eluden escandalosa y ridicu­
lamente las providencias mas serias y urgentes, llegándose á ver el
poder executivo, que debe estar en continua acción como la luz,
enervado 6 neutralizado; y por fin, declarado paralitico, queda
con dolor de los buenos y gozo de los malos indecentemente abis­
mado en inercia preternatural y ruborosa.
8^ Paso ya á delinear muy por encima el quadro de Tabasco
en su parte militar. Esta fuerza es mixta de infantería y lanceros
de á caballo, y consta ya de diez compañías, que componen mas de
mil hombres: los lanzeros costean sus caballos. No hay alli arti­
lleros, como era regular, y aun absolutamente necesario. La fun­
dación de este cuerpo juzgo ser anterior al año de 1596, y se
reformó baxo el pie de milicias provinciales, con goce de fuero
en lo absoluto el año de 1793. Los individuos de ellas todos son
pardos libres, al mando sí de oficiales españoles de acreditada
limpieza de sangre, y con título en forma, y real confirmación. De
sargento para abaxo todos son labradores, ó artesanos, ó jornale­
ros; y de consiguiente mozos robustos, esforzados y briosos, y
capaces de tolerar con igualdad de ánimo los trabajos de la guerra.

76
Últimos momentos de la tutela

Hay ademas una lucida compañía de caballería ligera de volun­


tarios distinguidos españoles, que están equipados á su costa, ex­
cepto las armas, y viven diseminados en toda la provincia; pero
prontos á reunirse quando lo exigen las circunstancias. Toda esta
tropa se halla al mando de un comandante con grado de teniente
coronel y de dos ayudantes, haciendo el primero las funciones de
sargento mayor. El subinspector llamado provincial, es el gober­
nador. Los dos ayudantes tiran siempre sueldo, y de pocos años
á esta parte lo gozan los que al mando de un oficial van men­
sualmente destacados á la barra principal: los demas no lo tienen
aunque esten de servicio en otros destinos por lo interior de la pro­
vincia. A mi salida se estaba organizando una compañía de Vo­
luntarios distinguidos de Fernando 7? (cuyos progresos y actual
estado ignoro) baxo el pie de las que se han levantado en ambas
Españas.
9*? Todos estos militares pardos, y asimismo quantos hai de esta
casta que no son militares contribuyen con sendos duros anuales
para sostener vigías en las quatro barras que tiene la provincia,
para cárceles públicas, para casas de correo y administración de
rentas, y casa mata: y ántes del 93 se hacian todos los servicios sin
el menor gravámen del erario. El año de 712 la provincia en masa
contribuyó á la pacificación de los indios Cendales de Chiapa
sublevados, que perturbaban peligrosamente la tranquilidad pu­
blica, y hacian mil estragos. Ella ha sostenido guarda-costas desde
el año de 1596, en que ayudó con mucha gloria suya á lanzar á
los ingleses de la isla de Tris, llamada hoy presidio del Carmen,
después de haberlos desalojado con valor intrépido de su propio
suelo. Ella, la que á principios de 700 auxilió poderosamente en
la reducción de los indios bárbaros y crueles de la provincia de
Pstenitzá, y ella la que en todo tiempo, desde que está baxo el
feliz dominio de la España, ha hecho los esfuerzos y sacrificios po­
sibles para el mejor y mas pronto servicio de la madre patria, y en
su defensa.
No está en el arbitrio de quien abrigue en su corazón algunas
reliquias de humanidad, y por poco reflexivo que se suponga, el
contener su admiración y jubilo, al ver á esos pobres soldados, si

77
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

acaso merecen tal nombre, abandonar oficiosos y de buena gana


sus casas, mugeres, hijos, familias, y quanto poseen, para ir por
turnos á hacer su mes de guarnición, caminando alegres, y á pie
muchas veces, con el agua y el lodo sobre el jarrete, y aun á la
cintura las 30, 40 y mas leguas. Y ¿qué afectos no se excitarán
en el espectador quando llegue á saber, que siendo los víveres por
cuenta de ellos, y no sufragando el sueldo para lo preciso, les es
forzoso empeñarse, é ir después de su destacamento á extinguir
la deuda con el sudor de su frente? ¡Qué militares, tan beneméritos
y tan generosos quan indebidamente obscurecidos! Al fin no han
tenido estrella de nacer en otro pais: son Tabasqueños.
10° Ya que los actuales servicios de mi provincia para soste­
ner la justicia de nuestra causa son tan análogos á lo militar ¿me
será licito, Señor, pasar en silencio los contraidos por ella en la
presente revolución? Si los callara me haría reo de alta traycion
contra mi patria, y digno ciertamente de la común execración. En
fines de julio de 808, es decir, llegada apénas la infausta noticia
de los sucesos de Bayona, todo Tabasco clamó á una por su ado­
rado Fernando 79 nuestro Señor. Desde entonces, aunque sin las
ceremonias que después se hicieron, fue jurado en cada uno de los
nueve partidos, y reconocidas sucesivamente las autoridades legí­
timas de la madre península, sin vacilación, morosidad ó restric­
ción alguna. Desde entonces todos á porfia se unieron paladina y
resueltamente á defender á qualquier costa los derechos de nues­
tra religión, patria y rey, sin declinar á ningún partido; desde en­
tonces clamaron unánimes contra el tirano de la Europa, [Na­
poleón Bon aparte],
Y solamente en el partido de Cunduacan, donde soy cura, pasa­
ron de sesenta los piadosos novenarios solemnes celebrados con
este objeto: ¡con qué fervor se practicó allí el triduo de publicas
penitencias y oraciones prescritas en toda la diócesis por edicto del
benemérito prelado! [. . .] los Tabasqueños haciendo reseña de su
lealtad están contribuyendo y contribuirán con voluntarios dona­
tivos, superiores á su actual posibilidad.
119 Y séame permitido el preguntarlo: ¿Ha oido acaso V. M.
estos servicios y contribuciones de Tabasco? Yo por lo ménos no

78
Últimos momentos de la tutela

los he visto referidos en ningún papel publico, quando leo en


ellos con mucha complacencia mia las mas pequeñas dadivas
de individuos de otras partes de América. ¡Hasta en esto parece
mi provincia singularmente desgraciada! Yo que tengo la honra
mui distinguida de estar hablando con V. M. desde septiembre de
808, contribuyo anualmente con 100 reales vn., y al medio mes
de mi arribo á Cádiz puse en la tesorería en plata labrada, que
heredé de mis padres, el valor de mas de 11680 y ¿en qué cir­
cunstancias? en las de haber entrado en mi poder bienes gravados
por mi casa en servicio del Rey y de la Patria; y tan gravados, que
sus productos apénas alcanzan por ahora á la satisfacción de las
pagas y á su subsistencia y preciso adelantamiento. Y ¿cómo lo
hago? quedándome para mi escasa subsistencia y la de mi nume­
rosa familia con solos 300 duros anuales, de 800 que me dexa
libres mi beneficio, y atenido á los cortos esquilmos de mis hacien­
das. Esto, Señor, no lo digo por vano alarde; pues sé que debo
hacerlo en conciencia; ni ménos por ensalzar á mi patria, que toda
ella está vivamente persuadida de tan imprescindible obligación
[. ..] Digolo solamente para demostrar á V. M. el poco aprecio
que se ha hecho de mi provincia; de mi provincia, Señor, que como
insinué sus voluntarios donativos sobre su actual posibilidad. Si,
porque los ofrece quando casi asolada con la devastadora lan­
gosta que desde mediados de 804 hasta el próximo pasado de
810 la ha puesto tan consunta y trocada, que quien la vio y admi­
ró su amenidad perpetua, y vigor, si la viera ahora puede ser que
dudase de si aquello era ó no era Tabasco; quando repetidos in­
cendios en varias de sus considerables poblaciones, acaecidos estos
últimos años, le han devorado el valor de medio millón de pesos
fuertes, y ocasionado grandes gastos, mayores que los ordinarios
en la pronta y precisa construcción de edificios; y quando una
horrible peste, jamas allí vista ni oida, le ha arrebatado al sepulcro
gran parte de la flor de sus hijos, y le ha dexado en los tocados de
ella que escaparon unos miseros despojos ó amojamados esque­
letos. Asi, asi, Señor, cumple con sus sagradas obligaciones la pro­
vincia de Tabasco, sepultada no sé por qué en un profundo olvido;
y así continuará desempeñándose honrosamente, por mas que la

79
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dura y fria insensibilidad estóyca no se digne lanzar sobre ella una


insultante mirada [. . .]
12? Entro ya en una materia demasiado odiosa para mi, y con
toda voluntad le daría à otro el pincel, por ver si sacaba un retrato
al natural enteramente diverso del que he de dibuxar en sus prin­
cipales lineamentos à solo un primer toque. Al ir à hablar del
estado eclesiástico de Tabasco, según actualmente se halla, qui­
siera ser mudo; pero la gravísima obligación que carga sobre mi,
como representante por mi provincia, y me pone en la clase de
persona pública, me està impeliendo victoriosamente à decir lo
que debo, y lo que las instrucciones que traigo me prescriben.
[. . . ] Observaré si religiosamente el no descender à particularida­
des, sino quando me vea absolutamente comprometido con la
verdad, [. . . ] A mas de que no va à hablar el cura de Cunduacan
como cura, aunque pudiera hacerlo, sino el diputado de Tabas­
co; y el podatario, quando hace uso de los poderes que se le con­
fian, debe hablar por boca agena.
13? Hecha esta salva, digo, Señor, que el estado de mi provin­
cia en lo eclesiástico es harto deplorable, y que para su reforma
necesita una de aquellas medicinas, que por arriesgadas en la apli­
cación claman por un mèdico eminente y consumado. Antes diré
en breve su mètodo gubernativo, que es en esta forma: un vicario
in càpite, ò provincial, que regenta el gobierno sobre los individuos
del clero esparcido en todo Tabasco, y juzga las causas eclesiásti­
cas en lo contencioso y en primera instancia, como un comisio­
nado por el diocesano, cuya sede està en Mérida de Yucatán à
120 leguas de distancia; un promotor fiscal que consulta en los
negocios; y en cada cabeza de partido un cura que es vicario fo­
ràneo y juez eclesiástico en su feligresía, con el nùmero de tenien­
tes de cura que estima precisos el propietario. Referido esto breve­
mente, voy à mi informe. La distancia de qualquier punto de la
provincia à la sede episcopal es un grandísimo estorbo para ocu­
rrir à muchos males, en tal manera, que à pesar del zelo y vigilan­
cia pastoral de los reverendos obispos, ò ignoran estos males por
maquinaciones de los tracistas, llamados à la francesa intrigantes,
ò quando llegan à saberlo es demasiado tarde para que alcance el

80
Últimos momentos de la tutela

remedio, que por entonces aplicado trae consigo muchas veces


disensiones ruidosas y funestas. Van por tanto las enfermedades
de mal en peor, hasta aquel punto que llamó discretamente la an­
tigüedad con el sobrenombre de sagradas, es decir, incurables.
Los pastores inmediatos ó médicos subordinados, que son los pá­
rrocos, se ven sin los oportunos auxilios, rodeados de dificultades
que Ies es imposible allanar, y sin agentes intermedios de confian­
za y secreto; por lo qual informan en postrero recurso al dioce­
sano. Este, [. . . ] carece de anteojo que le haga discernir con cla­
ridad y distinción las circunstancias que rodean el caso; y puesto
que en el ínterin corre el tiempo, van contrainformes reservados,
llueven cartas de recomendación, se atraviesan presentes á hur­
tadillas, y viene el zeloso cura á quedar en descubierto, desacredi­
tado con la superioridad, desavenido con los feligreses complica­
dos en el asunto, y el negocio progresivamente en peoría; pues en
esto solo se parece muy mucho el vicio á la virtud: si no crece,
mengua por instantes. [. . .]
14? La misma distancia alegada también está en oposición con
el provecho de los Tabasqueños en la carrera de las letras y en el
orden eclesiástico. Becas de merced en el único seminario que hay
en el obispado, capellanías, curatos, prebendas y otros acomodos
ventajosos por Yucatán no llegan á ellos; porque no son de la
matriz, y quando les toca alguna cosa es á costa de grandes sacri­
ficios. Ni en esto son culpados los reverendos obispos y prela­
dos, pues están casi constreñidos á dar la preferencia á los de
Yucatán; como que teniéndolos mas á la vista se dan á conocer
estos mejor, y necesariamente los primeros. Cosa es bien notable
el que no se cuente entre los prebendados un solo Tabasqueño
desde la erección de aquella catedral hasta el dia, como también el
que ninguno haya optado á alguno de los pingües beneficios que
tiene dicha provincia, quizas por que tales colocaciones se habrán
considerado esencialmente ligadas á los de aquel pais, 6 á los de
acá de la península, con exclusión de los naturales de Tabasco, ó
porque estos habrán sido de inferior mérito y de ménos recomen­
dables circunstancias, que será lo mas cierto. Pero sea lo que fuere,
es muy poco, 6 casi ninguno, el usufruto que redunda en bien de

81
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

los Tabasqueños, si se colaciona con los no escasos emolumentos


que anualmente tributan á la mitra, cabildo eclesiástico, y clero
de Yucatán en sola la intacta masa de diezmos, porque no se de­
falcan los dos novenos para curas contra lo establecido por el 3?
concilio provincial Mexicano. Puede que en favor de esta inobser­
vancia, disfrazada con el trage de costumbre, veamos alegarse la
prescripción. Mas omitiendo esto, quiero llamar la atención de
V. M. á solas dos cosas: una, al perjuicio que padece Tabasco
con que le vengan de Yucatán los curas, sus tenientes y domésticos;
y otra, á la relaxacion de la disciplina eclesiástica, que se nota en
gran manera, y se notará mas en lo sucesivo, á quedarse las cosas
como están.
15? En quanto á lo primero, Señor, debe decirse francamente
que mi provincia soporta un yugo, no como quiera gravísimo, sino
que va tocando en la raya de intolerable. Un acerbo de graváme­
nes la tiene oprimida baxo un peso mas enorme que el del [vol­
cán] Etna, y sobre oprimida, esclava y gimiendo entre la miseria
y la ignominia. Es hecho constante, comprobado por la experien­
cia no interrumpida de mas de un siglo, que los Yucatecos, que
vienen á hacerse cargo de las parroquias de Tabasco, solo miran
estos destinos como infimos escalones para subir á los mas altos
de su provincia. No entro en la discusión de si estas miras sean 6
no bastardas, por opuestas á la santa severidad de los cánones;
pero si afirmo, que de esto proviene el mal; pues dichos curas al
cabo de algunos años de servicio, habiendo venido pobres y em­
peñados, se toman á su patrio suelo bastantemente desahogados,
y aun ricos. Y estos bienes ¿donde se adquirieron, y á costa de
quienes? Es á mas de esto notorio que dichos párrocos y sus mi­
nistros, ó traen consigo sus familias, ó no las traen. Si lo segundo,
estas se mantienen no escasamente en Yucatán á expensas de ellos;
y si lo primero, se presenta á la consideración de qualquiera una
serie de daños, que va en aumento como una progresión ascen­
dente. Cada consanguíneo del cura toma precisamente algún arbi­
trio para hacerse de principal, y embarbascado ó paladeado en
sus negocios y ganancias, viene á ser una maligna y perniciosa san­
guijuela, que baxo la sombra del pastor chupa la sangre de las

82
Últimos momentos de la tutela

ovejas. De aquí los continuos choques con los jueces, y las inter­
minables discordias, rencillas, y desazones con los particulares;
cuyo remedio será ya tardío, aunque es indispensable aplicarlo.
Conglobadas las sumas de estas parciales extracciones, ô san­
grias que se dan à cada partido, digo con firmeza: que de Tabasco
un año con otro salen para Yucatán, sin esperanza de regreso, lar­
gos treinta mil pesos fuertes, bien por via de los curas en mucha
parte, bien por medio de sus familiares; pero no entran [. ..] para
subvención de la indigencia ni tres mil\ [ . . . ] .
fió 1’] Descenderé ya à la segunda cosa, que por de suma impor­
tancia no pide otra recomendación que la que lleva consigo. Esta
es, decia yo, el descuido en la disciplina eclesiástica, que para los
individuos del clero de Tabasco es, sino desconocida, à los ménos
algo abandonada; y lo será mas en descuidándonos de que reciba
la forma conveniente. Andan por allá muchos eclesiásticos secu­
lares, y de quando en quando algunos regulares, que aun por su
trage no se conoce lo que son. Admirábame yo para conmigo, y
créame V. M. que no padezco escrúpulos; ántes tengo para mí
ser tal vez uno de los que deban reformarse: admirábame yo, digo,
de un tal desorden, que condenan los venerables concilios provin­
ciales de América, acordes con los de la respetable España; pero
veo con intimo dolor de mi corazón, que aun por acá necesita uno
y otro clero de reformas grandes y urgentes. [. . .]
El hábito [. . .1 exceptuando los casos de enfermedad, necesi­
dad y otros semejantes, se mira como embarazoso, y solo usual
para el sacrificio y demas funciones litúrgicas; de manera que en
las mas respetables y numerosas concurrencias se ven eclesiásti­
cos presentarse de corto, arrastrados por una inveterada costum­
bre, que no les muestra desde luego lo que realmente son á la
vista de quantos saben como ha de ser el porte exterior de los mi­
nistros del altar. ¿De donde, Señor, habrá venido à infestar nues­
tra España peninsular y ultramarina semejante estilo o usanza,
que como un agente estupefactivo, adormece à lo menos el es­
píritu de gravedad y modestia edificativa, tan deseada justamente
en los individuos del clero? f. . .]
Usos, costumbres, ideas, frasismos, y un todo va en nosotros,

83
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

como si respirásemos dentro de la atmósfera parisiense. A no


haber la disculpa de que tales procedimientos son efecto casi ne­
cesario del roce de muchos años con esos que temamos por ínti­
mos aliados y amigos, [. . .]
Se podia asegurar fuera de exageración que nuestro ayre, tono,
Ienguage y modales eran un insulto directo à V. M. como que en
ello se daba margen abierta al rapaz y rapante enemigo, para que
allá en los raptos de su furibunda política nos cuente por suyos
dentro de poco, supuesto que tenemos ganado el corazón. [. . .]
Perdone V. M. esta importuna digresión, y sírvase, si puede, di­
simular el que algunos la vean como extravio, o llámese frenesí
de la imaginación exaltada de un español americano, que ignora­
ba hasta hoy experimentalmente el estado moral de la madre pa­
tria. [. . .] No solo en el trage sino en la conducta se distinguen
notablemente algunos eclesiásticos de Tabasco ó transeúntes: hay
quienes se burlan aun en público de toda autoridad, y à título de
la sotana, que apenas usan, como si el vestido eclesiástico fuese
capa de crímenes, se suponen exentos de las leyes canónicas y civi­
les quando su misma vestimenta en que fian les inculca, muda è
incesantemente, aquella máxima política y fundamental del Após­
tol : todo viviente racional debe estar sujeto à las supremas autori­
dades. Ha sucedido, Señor, en otro tiempo, que à un eclesiástico
estúpido á quien conocí, intimado por el vicario provincial de que
se abstuviese, como notoriamente inepto, de subir al pùlpito, lo
viese Tabasco retornar de Yucatán con su gran despacho en forma
de predicador general del obispado. Dexo aquí caer el velo, [. . .].
[17()] El comercio de Tabasco pudiera ser y haber sido de mu­
chas ventajas à nuestro erario público, à no estar por el sistema
mezquino de la antigua política ministerial y mercantil, [ . . . ] .
Han pensado no pocos estadistas sistemáticos, ó quien sabe si
testas de ferro temáticos, que al tráfico para bien guiarlo se le
deben poner arrimos ó trabas, al modo que à ciertos vegetales, á
fin de mejor cultivarlos ó no malograrlos; pero esto es un error
palmario y craso, por no apellidarlo con su propio nombre de
grosero. El arte mercantil à semejanza de la hidrosofía en su va­
riedad de ramos debe considerar las materias comerciales como

84
Ültimos momentos de la tutela

un gran depósito de aguas, que es preciso pesar, nivelar, elevar ó


deprimir, y repartir con dirección oportuna en todos sentidos.
[. . . ] Árboles hay en América, cuyos extendidos brazos se des­
gajan solos por lo enorme de su peso; y hemos visto, vemos, y
verá la posteridad, pueblos, provincias y reynos enteros, que se
han arruinado, arruinan y arruinarán por su misma excesiva opu­
lencia. Un igual perjuicio amenaza á aquel comercio que anhele
por el inmenso acopio [ . . . ] .
[18l)] Tiempo ha que goza Villahermosa el nombre de puerto
menor, único en toda la provincia; digo el nombre, pues no dis­
fruta las gracias anexas á tal denominación, quando con justo
sentimiento de los habitantes de Tabasco están en pacifica po­
sesión de ellas los de Yucatan, quienes ó por Campeche ó por
Sisal, también declarados puertos menores, dan salida á los fru­
tos y efectos del pais sin pagar derechos ¡desigualdad chocante
que huele, Señor, á opresión tiránica! Y si Tabasco en estos últi­
mos años, (años de desolación y exterminio con las plagas de in­
cendios, peste, langosta, hambre y presa de sus frutos por los bu­
ques británicos, hasta mediados de 808) si en estos últimos años,
repito, ha girado activa y pasivamente como medio millón de du­
ros anuales ¿qué seria sin esas restricciones y cargas que lo aíslan
y agravan, aun despojándolo de los privilegios que le son conce­
didos de años atras?
[ 19(,1 Como este punto necesita desenvolverse un poco mas, voy
á hacerlo con la posible concision. Por real orden de 22 de no­
viembre de 792 se declaró á Villahermosa puerto menor, y se le
concedieron todas las franquicias que por real decreto de 28 de
febrero de 789 están otorgadas á los puertos de esta clase. La
citada orden de 92 y las posteriores de 23 de abril de 93, 19 de
marzo, 26 de septiembre y 19 de diciembre de 96, libertan á
Villahermosa de todo derecho incluso el de la alcabala, tanto de
'os frutos y efectos de acá de nuestra metrópoli, como de los de
allá, para dar á los puertos menores, son formales palabras de las
reales órdenes que deberían escribirse con letras de oro, la exten­
sion posible según sus circunstancias locales, y el estado de la
agricultura y población. Pero ¿á quien no pasmará la puntuali­

85
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dad con que en mi provincia se han cumplido estas reales dispo­


siciones. [. . . ] La obediencia ha sido tan pronta, tan sumisa y
tan exemplar, que no hay mas que pedir. Oigase sino, para co­
mún asombro: en Tabasco todo fruto y efecto, asi de nuestra
España peninsular, como del reyno de México procedentes de
Veracruz, están pagando en su introducción por Villahermosa un
11 por ciento, á saber: 5 de almoxarifazgo y 5 de alcabala, de
modo que casi ha cesado el comercio marítimo directo con Vera­
cruz: y á cerca del tráfico declarado libre de la Habana con
Tabasco, sucede lo mismo con corta diferencia; pues de la im­
portación de frutos y efectos de dicha isla, se paga en Villaher­
mosa un 9 por ciento, esto es, 6 de aicabala y tres de almoxari­
fazgo; y ya insinué arriba que de la exportación de frutos y efec­
tos de mi provincia pagan los labradores que allí venden, 6 los
compradores, un 6 por ciento. Mas, ¡ah! Señor, que los leales y
sumisos Tabasqueños, á pesar de estas extorsiones, acaban de dar
á V. M. un testimonio relevante de su fidelidad á toda prueba, y
noble patriotismo. [. . .]
[20*?] Tabasco entre tanto sufre todo esto, y atentamente mira y
remira á Yucatán, de quien por ahora es un esclavo, en grande
auge y esplendor, para lo que contribuye cada bienio á lo menos
con 160 pesos fuertes, que se invierten en pagas de militares y
empleados de Campeche y del presidio del Cármen, sacados de
los sobrantes de sus caxas; fuera de los caudales que se le ex­
traen para dicha provincia, conforme á quanto he referido, cuyo
total por el cálculo mas baxo llegará á 600 pesos fuertes anuales.
Y ¿quales las compensaciones? Las del vil tributario, Señor, que
á vuelta de los pechos pagados con el sudor de su frente, reciben
un quedo entendido, y nada mas, para que la sumisión generosa
del contribuyente haga su esclavitud mas dura y deplorable. ¡Ven­
tajoso trueque, dar riquezas para comprar cadenas! [. . .] Y esto
no es, Señor, lo mas lastimoso y deplorable: lo que da horror y
grima es, que muchas provincias de ámbas Américas, cada una
baxo su respectivo yugo de fierro, corren la mismísima infeliz
suerte que Tabasco. Variaré de materia, que aunque poco agra­
dable, por fin es otra.

86
Últimos momentos de la tutela

[21C>1 La industria con aplicación á la agricultura y economía


rural y doméstica es en Tabasco punto menos que desconocida.
A excepción de pocas prácticas apreciables, que ha ido enseñando
la casual experiencia, no se sabe allí el modo de mejorar los te­
rrenos, y de hacer fructuosos los lagos y pantanos, harto co­
munes y perniciosos á la salud publica, por los hálitos mortíferos
que cunden la atmósfera. Tampoco cuidan del cultivo de plantas
exóticas útilísimas, como son: el garbanzo, lenteja, espliego, ro­
mero, espárragos y otras hortalizas, que estoy convencido por re­
petidos experimentos, hechos por mi dirección, de que se dan
admirablemente. Ya se ve que la portentosa fertilidad del pais,
y las tierras sembradías tan de sobra ocasionan este descuido; y
como por otra parte los habitantes están bien hallados con lo in­
dígeno, muy poco ó nada penan por lo extrangero. Mas el próvi­
do agricultor no circunscribe su trabajo al breve recinto de sus
lares, ántes bien se dedica afanoso á que sean sus tareas y sudores
tan fecundos, que atiendan á las necesidades de los vecinos, de los
lejanos, y, si posible fuese, de todo lugar donde habiten hombres.
Los hilados, telares, tintes, cordages y corambres son allí muy ra­
ros y por malos métodos; los que rectificados con el establecimien­
to de talleres, bien surtidos de máquinas y utensilios necesarios,
serán de mucha utilidad, y de bastante ahorro á la Nación. Las
otras artes útiles y preciosas se hallan también allí en su niñez, y
es indispensable sacarlas de mantillas. Omito hablar de los ofi­
cios de peluqueros, modistas, perfumadores &c. &c. pues que vis­
tos por ámbos lados, y de frente y espaldas, los juzgo superfluos.
Habiendo en Tabasco de sobra las primeras materias de muchas
de las artes y oficios, cuya perfección ó institución allí se desea,
debe el gobierno con zelo y paternal cuidado no omitir diligencia
alguna para el efecto, y verá el mundo lo útil que ha de ser Ta­
basco á la patria, y la posteridad será el fiador de esta mi profe­
cía. Parece bastante lo referido para conocimiento del estado en que
se hallan allí la industria y artes. Déxase entender que no trato
de las que se nombran buenas, pues allí son mas buenas por mas
deseadas.
[22Q] Pudiera pasar por alto el informar á V. M. sobre la cultura

87
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

e ilustración de mis compatriotas por andar esto allá à la par con


las buenas artes; pero como hay vivos deseos de adquirir luces,
y esto es asunto muy serio, muy importante, y en favor y honra
de la Monarquía, debo siquiera apuntar alguna cosa. Los pudien­
tes, no en metálico (que siempre escasea) sino en raíces, hacen
todo esfuerzo à su cariño y facultades por desprenderse de sus
hijos y alejarlos de si las 120 y las 200 y mas leguas, para pro­
porcionarles una escasa y pésima instrucción por un mètodo que
estraga los buenos ingenios, y que seria mejor no adquirirla; pues
como decía frequentemente nuestro Séneca el filósofo, vale mas
no saber nada que mal saber. Y poco fuera que, echando el pecho
al agua, devorasen los buenos padres mil mortales tártagos, y
despreciasen pérdidas considerables en sus fondos, si no viesen
volver à sus hijos muy distantes de los principios de subordina­
ción, recogimiento y virtud que mamaron con la leche, y en que
fueron educados en su tierna edad; educados, si asi quiere de­
cirse, agreste è inurbanamente, en caso de que al doblez, ligereza,
y perversidad de espíritu se le pudiese llamar, según la frase usual
de los libertinos, urbanidad y franqueza. Jamas por jamas se ha
empeñado el gobierno polìtico à fuerza de fuerzas, como debia, en
promover infatigablemente la pública instrucción, aunque no fue­
se mas que en el bien leer y escribir nuestra lengua, en rudimentos
de aritmètica, àlgebra y geometria, en principios sólidos de doc­
trina cristiana y buena crianza, y en algunos brevísimos elemen­
tos de historia sagrada y nacional. Esta carga, que es principal­
mente suya, procura echarse toda à espaldas y expensas de los
párrocos agobiados con personales ocupaciones, [. . .] Así des­
cargado à su parecer el gobierno de tanto peso, ya no vuelve à
pensar en tal cosa, sino quando se presenta coyuntura de inco­
modar à algún beneficiado por qualquiera extraña desavenencia
inconexa con la materia. Tal se halla en mi provincia la pública
enseñanza; de manera que no sé si diga ser un milagro el que los
Tabasqueños de corta fortuna sepan mal explicar sus ideas en un
lenguage inculto y enteramente bàrbaro, quando por otra parte da
lástima y compasión ver à algunos sin cultivo hablar muy regu­
larmente, y dar sus pinceladas en lo histórico, poètico y moral; y

88
Últimos momentos de la tutela

en alguna cosa sobre nociones tísicas y matemáticas, económicas


y rústicas, con solo la fuerza de su talento y aplicación privada.
Mas ¡ah, Señor, que es un grave dicho de los antiguos: sin pezón
no crece el fruto!
[23“] Los mismos Indios muchos de ellos amables por sus bue­
nas calidades y disposiciones nativas; ¡os mismos Indios, reputa­
dos con irremisible injuria à la humanidad por semibrutos, y que
solo deben llamarse incultos, pues que cierta y lastimosamente lo
están sin culpa suya; los mismos Indios, digo, aman y muy mucho
el saber: y como dotados de la luz natural de la razón, son inci­
tados de la misma dulzura de las artes y ciencias, de suyo provo­
cativas à su goze, [. . . ].
Ellos, Señor, baxo de sus techos pobres, ó pequeñísimos tugu­
rios, en las horas que deberían consagrar al descanso, después de
una larga fatiga de sol à sol, y en clima tan caluroso, se esmeran
en dar doctrina como pueden á sus hijuelos, y zelan sobre su ins­
trucción en leer y escribir, siendo los primeros que no escasean el
castigo por la menor falta, y que solicitan colocarlos en casas de
españoles europeos ó americanos con la mira de que aprendan; à
pesar de que suele costarles bien caro este su paternal desvelo.
Mas ¿de qué servirán estas disposiciones ventajosas, si ni hay
maestros hábiles, ni aun libros elementales para el efecto? Apren­
der sin libros es sacar agua con zaranda. [. . .] En resolución:
dando una ojeada por todo Tabasco, ansioso por la buena enseñan­
za, parece que puede pedirle prestadas con alguna alteración, aun­
que con bastante analogía, las sagradas expresiones à un santo y
sabio rey, para mover con ellas el corazón y ànimo bondadoso de
V. M. à fin de que acuda à remediar su mucha indigencia de lu­
ces: mi espíritu, Señor, falto del riego de la disciplina es como la
àrida tierra sin mìnima gota de agua.

§ II

Siendo pues así, como lo es, Señor, todo lo hasta aquí dicho
¿qué no querrá ser, y qué no le pedirá Tabasco á V. M. para me­
jor servirle con todas las fuerzas que en adelante pueda? [ . . . ] .

89
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Un Estado monárquico, como el que hemos jurado, debe ser


una vastísima familia de unánimes sentimientos en todas las gran­
des y pequeñas porciones que la componen, y en cada uno de sus
individuos regulados por leyes sabias, cuyo cimiento incontrasta­
ble sea la ùnica verdadera religión, que hemos jurado también
conservar y sostener à costa de qualesquiera sacrificios; y estando
à la cabeza un padre ò rey, cuyo exercicio sea el que se observen
ilesas dichas leyes, sin inclinarse nunca à la diestra ni à la sinies­
tra. Si alguna provincia particular, si algún pueblo ò corta familia
pretende distinciones que no le correspondan, y solicita mayorías
y privilegios sobre otras, perturba visiblemente la unión, trastorna
el orden, y debe por tanto el monarca moderarle su deseo, y con­
tenerla en los limites de la equidad y justicia. Mas esto nunca se
opone à que se le concedan à esta ò aquella provincia ciertos ho­
nores y tales quales prerogativas que exijan las circunstancias que
la rodean, sus señalados servicios, ò las mayores ventajas que pue­
dan acarrear á todo el cuerpo nacional dicha concesión ò preemi­
nencia otorgada. [. . . ] procuraré ser breve, y en lo posible se­
guiré el orden de las materias por el de los números antecedentes.
19 Y en primer lugar, ya que me ha sido difícil mal describir
geogràficamente à Tabasco, siendo estos conocimientos, no solo
útiles sino necesarios, me pienso que V. M. debe mandar para
quanto mas ántes se pueda: que en el ministerio de Indias haya
un juego completo de mapas exactos de cada provincia de Amé­
rica: y que en cada capital donde resida audiencia haya à lo mé-
nos la colección de los de las provincias de su distrito. Es indu­
bitable el provecho que traerá esta disposición llevada à debido
efecto. Yo, Señor, à mis solas he tenido que reirme de muchas
providencias, descabelladas por ignorarse crasamente la corogra­
fía y la topografía, sin las quales son nada los grandes mapas que
manejamos en el dia. Vaya un exemplo: al seguir en ellos las mar­
chas que se nos refieren de los exércitos, damos con un lugar, un
valle; una altura ò breñal, que los partes nos dicen; pero que no
se encuentran en la carta. Y ¿qué? El general que nunca ha ca­
minado el terreno que pisa ¿aguardará à tomar conocimiento de
él en los críticos momentos de atacar ò ser atacado? ¡Qué sé yo

90
Ültimos momentos de la tutela

si habremos perdido algunas funciones por esta ignorancia ó tor­


peza! Es preciso que quien gobierna sepa medir á palmos la ex­
tension de su territorio. [. . .].
2? Tabasco, como dotado de una tan asombrosa fertilidad, pide
de justicia que el gobierno ponga conato en que se promuevan
quantas producciones útiles pueda dar°de si su terreno para co­
mún provecho. Entonces, Señor, se verán girar por todas partes
sus cacaos de excelente calidad, su café tan bueno como el
de Moca, que es el mas celebrado, su vaynilla, sus azucares, su
palo de tinte incomparable, sus morales que surten un amarillo
primoroso, su pita suavísima ó ixtle, apta para todo género de
cordage, su algodón, su añil ó indigo, su achiote que suple muy
bien por el azafran y lo excede en virtudes, su pimienta que es la
mejor que se conoce, sus maderas exquisitas, sus gomas; y con
particularidad la elástica nombrada por allá ule, sus plantas me­
dicinales, como la cañafistola, zarza parrilla, xalapa, el güiro, y
una especie de quina llamada copalchi de singulares propiedades,
sus tintas finísimas que se extraen de varias plantas desconocidas
por la Europa, su xabon vegetable que por varias experiencias
hechas á mi vista, no solo asea la ropa, sino que la preserva de
la polilla, su finísimo almidón extraido de la yuca nombrada
mansa, pues no usan allá de la brava; y su aromático, suavísimo,
y deleitoso tabaco, sembrado á hurto por prohibido; y en cuyo
lugar se abastecen las tercenas del pésimo de Yucatan, para que
allí se convierta en basuras con no poco perjuicio del erario, y con
el del publico á quien se le vende lo que no se le habia ofrecido,
y á un precio exhorbitante; véanse sino las ordenanzas de su es­
tanco: por fin se verán girar su arroz y diversas clases de frexol
ó judihuelo de un gusto suave y agradable. Y pregunto ahora:
lodo este manantial inagotable de riquezas al paso que redundaría
en bien de los Tabasqueños ¿no le rendiría á la Nación ventajo­
sísimas utilidades? Quien esto niegue, seguramente que no ve á
la clara la luz del medio dia. Pero ¿qué medios oportunos podrán
tomarse para promover y adelantar en Tabasco la agricultura?
I. . .]. Yo no sé, Señor, por qué especie de funesta magia es cons­
telación de los agricultores el vivir en la obscuridad y como con­

91
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

fundidos en la hez del pueblo. No llamo agricultores, sino á los


que por sí mismos especulan, dirigen, observan y aun manejan sus
plantíos; pues los mayorazgos que viviendo á sus anchas se man­
tienen del afan de mayordomos y operarios, ni son labradores,
ni tal vez muchos de ellos saben especulativamente lo que es la
agricultura, [. . .] ¡Vaya, Señor, léjos de nosotros la insaciable
avaricia de los metales que llamamos preciosos, sacados de las
profundas cavernas, neciamente antepuestos à los que nos da de su
seno en la superficie nuestra común madre la tierra prolixa y
dignamente cultivada! [. . .] Juzgo pues [. . .] que es oportuní­
simo y aun necesario: el establecimiento de sociedades de agricul­
tura en todas las provincias de ámbas Españas. Sus estatutos bue­
no es que se formen en cada provincia con intervención del go­
bierno; pues no son adaptables en todos paises unas mismas reglas.
Sea si la general : una plena libertad de cultivarse en cada provincia
quanto en ella prospere; de lo contrario nos pondríamos en con­
tinua lucha con los esfuerzos de la naturaleza y del arte, inducidos
bárbaramente los habitantes de un pais à la dura necesidad de bus­
carse en otros lo que en el suyo podrían tener abundantemente; y
esto, Señor, sino es tiranía, es à lo ménos directamente contrario
á las ideas liberales de V. M. Y sirva pues de corona en obsequio
de la agricultura, un decreto semejante: A todo agricultor que
promueva constantemente el mejor laborío de lo indigeno y exóticc
en cada pois una distinción nacional de honor.
3° En òrden à los moradores de Tabasco, lo que no dudo su­
ceda también en otras provincias de América, debo informar à
V. M. de una corruptela que urge evitarse conforme se vaya pu-
diendo, porque el cortarla de sùbito perjudicaría à algunos pobres
desvalidos. Muchos infelices por allá arman sus tristes chozas en
sitios remotos de los pueblos, viviendo en la mayor miseria, ateni­
dos à mantenerse hasta con calabaza, y casi desnudos. Estas gen­
tes, ni asisten à la celebridad de los dias festivos, ni en muchos
años cumplen con la confesión y comunión pascual, carecen de
enseñanza; y en dos palabras, pasan su vida sin ley ni rey, al mis­
mo tiempo que hay dueños de haciendas tan necesitados de bra­
zos, que pierden parte de sus cosechas por no tener con quienes

92
Últimos momentos de la tutela

recogerlas todas, y dexan de adelantar y conservar en buen estado


sus labores por la misma falta. Los dichos infelices, que por lo
común andan de levante y sin domicilio, no solo se dañan grave­
mente a si mismos sin echarlo de ver, sino que son perjudicialísi-
mos á toda sociedad. Ellos si acaso tienen algún trato es con los
malhechores, que consumen su tiempo huyendo de la justicia; y
baxo de aquellas pequeñísimas cubiertas de paja, se ocultan gran­
dísimos criminales y horrible monstruosidad de vicios execrables,
que por indecentes, al explicarse los llamamos nefandos, expre­
sándolos mejor negativamente. Por tanto, extermínense, Señor, esas
guaridas de salvages ó de fieras; y oara conseguirlo felizmente,
haga V. M. que se le dé á la orden la posible energía, y que los
jueces respectivos sean responsables en caso de omisión ó conni­
vencia. Repártanse y coloqúense esos miseros hermanos nuestros
en las haciendas, particularmente recomendados á sus dueños, para
que sean tratados con la debida humanidad; con lo que tendrá
esa ayuda la agricultura, y esos mas individuos la nación. Establéz­
case pues por ley general y sin excepción: „que todo individuo á
quien su padre no le quiera ó no le pueda dar educación y algún
honesto exercicio, sea considerado como hijo de la patria, baxo
la tutela ó curaduría de los jueces.” [. . .] Iré, Señor, a otro asun­
to, [ .. .].
4? De aquí á siete años habrá trescientos cumplidos que se
fundó en Tabasco la primera población española de N. E. y que
en ella se le erigió á Dios el primer templo. ¿No dolerá á quien
vea con ojos desapasionados la milagrosa adquisición de tan vas­
tos y ricos dominios, el saber que la primera población española
de aquel continente esté sin el justo y debido titulo de ciudad?
¿Qué lugar de América podrá disputarle á Tabasco el derecho que
tiene de que su capital sea ciudad, y con el nombre de muy noble
y muy leall ¿Será posible que ó la patria, ó bien el domicilio de
aquella gran política, erudita y hermosa india de real estirpe Doña
Marina [ . . . ] . Podremos sufrir los españoles Tabasqueños, sin
avergonzarnos, que otras poblaciones de América se gloríen con
esta preeminencia, y que la capital de un Tabasco, madre ó nutriz
del principal móvil de la conquista, carezca injustamente de ella?

93
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Los primogénitos, Señor, que por otra parte no han desmerecido


la paternal bendición, ántes bien se han hecho acreedores á la
mejora, no deben ser pospuestos en concurso de sus hermanos; y
hallándose Tabasco en este caso, pide el distintivo de muy noble
y muy leal ciudad para su población principal, que es Villahermo-
sa, y con el nombre que le puso Cortés de:„ Santa„Maria de la
Victoria” ; y pide así mismo que V. M. la confirme en el uso de las
armas que ha gozado de tiempo inmemorial; pues como un incen­
dio devoro los papeles de mayor antigüedad, no hay vestigios de
tal cosa en los archivos. Solamente se conserva un monumento de
ellas, sacado de un antiguo pendón, y es enteramente conforme á
él la copia que acompaño. Juzgo que el campo de gules de los
quatro quarteles del escudo del medio, lo dió la casualidad de ser
la tela carmesí. Son notables también los dos mundos de azur car­
gados de cruz sobre las columnas laterales de Hércules, y los
quatro escudos enteros, contrapuestos cada dos por la diagonal
que en campo de plata representan de derecha á izquierda un brazo
armado de brazal y empuñando espada; y de izquierda á derecha
una india coronada con los pechos descubiertos, y en las manos
sendos ramilletes de flores. Paréceme aun mas notable el que estos
escudos carezcan de morrión ü otro ornato; pues los remates que
se perciben sobre el gefe son adornos espurios hechos á capricho
del bordador, ó tal vez serán plumas mal formadas con alusión
al adorno favorito de los indios. Lo que tengo por indubitable es,
que la india coronada alude á Tabasco, como que era provincia
que tenia reyezuelo; los pechos de fuera y ramilletes de flores
dan margen á conjeturar que se explica en ello la feracidad de mi
provincia; el brazo armado expresa el poder español, y los cam­
pos de plata la lealtad sin mancha de España y de Tabasco. Pero
sea lo que fuere de esto que someto al juicio de los versados en las
leyes y alusiones del blasón, en caso de que V. M. como lo suplico,
acceda á esta solicitud de mi provincia, pido por mi parte que
á estas armas ó á las que tuviese a bien V. M. señalar, se añadan
ó atlantes ó lambrequines de sinople con fondo de oro pleno ó
de gules pleno, ó sembrados de armiños que exornen ó cubran los
cascos de los quatro escudos de las diagonales, en significación de

94
Últimos momentos de la tutela

la soberana autoridad de V. M. y su protección acia Tabasco.


También pido que pues toda la provincia le profesa una tierna y
cordial devoción à la inmaculada Madre de Dios, se añada el collar
de la real y distinguida orden española de Carlos III. Esto se
entiende en quanto al pendón.
Esto y lo que voy à pedir de mas, cuesta poco y vale mucho,
por lo que alegaré en favor de mi ulterior petición. Ella se reduce
à que V. M. les conceda el titulo de villas à las principales po­
blaciones de Tabasco, con facultad de eligirse entre los vecinos
los miembros de sus ayuntamientos, porque estos empleos vena­
les, como hasta aquí han sido, son de ningún provecho al común,
y no pocas veces en su daño. La prepotencia de los que mas tienen
es fecundo origen de tramas y disturbios perniciosísimos en las
familias. No digo por esto que los que están en posesión de dichos
encargos se depongan: manténgalos norabuena: pero sepan en lo
sucesivo que solo han de obtenerlos quienes merezcan la pública
confianza, y quizas con tal conocimiento cuidarán mejor del des­
empeño de sus obligaciones. Hemos acostumbrado llamar à los
regidores Padres de la patria, y desdice de tan sagrado nombre to­
da mira personal, y aun el menor interes por la elevación de indi­
viduos de esta ò aquella familia, ùnicamente por estar enlazados
con dichos padres, aunque esten ellos destituidos de mèrito in­
trìnseco. Si un español no està penetrado de vivos deseos del bien
de la patria con preferencia al suyo propio es hijo espurio
de ella [ . . . ] .
Esta medida, que en nada grava a la corona, para explicar mi
aserto de lo mucho que importa, irà práctica è insensiblemente
instruyendo à los vecinos electos en los ramos de policía, y nece­
sidades públicas de cada población principal y su distrito: así se
irán desarraygando los vicios dominantes; se les hará guerra abier­
ta à los vagos, ociosos y mal entretenidos, dándoselos à conocer
à los jueces; se promoverán los progresos de la agricultura y artes
útiles, y sobre todo la buena enseñanza de la juventud. Y con
esto solo, Señor, ¿á qué grado no llegará con el tiempo cada pe­
queña cabecera ò villa, y su territorio? Dada una especie de carti­
lla ò tratadillo elemental con aprobación de V. M. que sirva de

95
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pauta à los ayuntamientos que digo, se plantificará con la ma­


yor facilidad un género de gobierno en esas pequeñas repúblicas
[. . .] Toda la dificultad consistirá en la atinada elección de lo que
deba establecerse, y à pesar del deseo que tengo de que se entresa­
case lo que pudiera ceder en nuestro bien, confieso sin rubor que
mis luces son muy cortas para tanta empresa, que pide vastedad de
talento y nociones políticas, meditación profundisima y tiempo
considerable. [. . .] debe ordenarse por ley general: el que en toda
población de América que sea cabeza de partido se erija un ayun­
tamiento electivo, que zele sobre el bien público, que colecte auxi­
lios en favor de la patria, y que elija sus alcaldes ordinarios para
la recta administración de justicia, señalándole distrito limitáneo
à otro igualmente arreglado.
En orden à la administración de Hacienda entiendo que Tabas­
co debe tener la suya peculiar, sujeta à la superintendencia de
México, si acaso ha de seguir el plan de intendencias, ô à lo ménos
una subalterna à la intendencia de Vera-Cruz, para excusar las
insufribles demoras que hay hoy dia en tales asuntos. Negocios de
esta naturaleza, que consumen todo un año por lo ménos, que­
darían corrientes en tres ó quatro meses. (Véase el núm. 4° de la
primera parte de esta memoria.) Digo lo mismo por lo que res­
pecta á instrumentos de compras de tierras realengas &c. ¡Quán-
tos y quántos se habrán abstenido de celebrar compras y ventas,
en lo que el Estado hubiera percibido no poco, por no meterse en
el intrincado laberinto de las idas y venidas que expuse en dicho
número! Y ¡quántos y quántos que se han visto precisados à ven­
der ô comprar en pública almoneda han tenido que sufrir dos ter­
ceras partes mas de expensas quando ménos! Y ¿qué títulos puede
alegar Yucatán mas que los de la arbitrariedad ciega, para que
acerca de estos negocios de pública y privada utilidad domine en
Tabasco? [ . . . ] .
Sobre esta materia de nuestra hacienda nacional, que mas que
nunca debemos cuidar, añadiré esta reflexión. Ya que vino V. M.
en permitirle à Tabasco, como que está en la América, el que
siembre libremente el tabaco bonísimo que cria, algunos guardas

96
Últimos momentos de la tutela

que tiran sueldo son superfluos, y se reduciría á un método mas


sencillo el cobro de los derechos nacionales. Aquel gobierno es
mejor, que sin dexar de atender á quanto sea de su obligación, es
menos complicado y mas expedito; y por lo mismo me sospecho
que las intendencias son enteramente superfluas, como los guardas
de Tabasco, y quizá de todas partes en el caso dicho. Ignoro las
utilidades que haya traído al Estado el plan de intendencias, y
afirmo que antes de la visita que hizo al reyno de México D. Jo­
sef de Galvez, estaba la corona ménos pobre y empeñada, que
á los fines del reynado del Señor D. Carlos 39 Las intendencias
ocasionan mas gastos, pero no han producido mas fondos: no se­
ria muy difícil hacerse el cotejo; y caso de que en algunas cuentas
de nuestra hacienda pública aparezcan mas sumas á favor de ella,
no se debe esto á las intendencias, sino á la mayor extensión ulte­
rior del comercio y producciones que adeudan derechos. Lo cier­
to es que, hecho el cotejo que digo, sube á mucho mas el monto
de sueldos ahora, que el año de 760 por exemplo. Asi que, fixese
por ley inviolable: el simplificar la administración del erario na­
cional, ya ahorrándose empleados, y ya formándose las veredas
mas breves que se puedan para evitar gastos y demoras. [ . . . ] .
5? De lo que expuse en el número 59 se deduce sin violencia,
que el gobierno de Tabasco necesita reformarse en un todo [. . .].
El Rey ó primer móvil pues expide sus órdenes, que supongo ajus­
tadas, y van rodando de pueblo en pueblo como sobre un plano
horizontal; y en no tomándose la providencia de que otros moto­
res subordinados vayan recuperando la fuerza que se pierde con
el roce de la colusión y la pesantez de la morosidad, dichas órde­
nes paran en nada, y remedan á las que se llaman fuerzas muertas
por constantemente eludidas. De esta doctrina clara, que por aco­
modarme al estilo físico-matemático reynante, va un poco embro­
llada, infiero seis teoremas, cuya verdad puede encontrarse especu­
lativamente sobre principios canonizados por V. M. 19 Que se
establezca en cada capital donde haya Audiencia una junta de
sabios y buenos españoles, que velen sobre la observancia de las
leyes y curso de los negocios. 29 Que en cada provincia ó gobierno
subalterno se cree un comisario, sujeto en un todo exclusivamente

97
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

á la Audiencia del distrito, que al menos por trimestres de cuenta


á dicha junta del estado de los negocios ocurridos. 3? Que solo
los letrados obtengan el gobierno poñtico de las provincias, y si
puede ser que sean togados. 4° Que en cada provincia haya el
numero competente de escribanos; y que se simplifiquen las for­
mulas de los instrumentos públicos, poniéndolas en términos cla­
ros y precisos. 5° Que se reduzcan los trámites de los juicios ordi­
narios entre partes, si posible es, á quatro escritos: pedimento,
respuesta, réplica y contestación con sus necesarias probanzas, y
nada mas; salvos los casos que presenten de suyo las causas com­
plicadas. 6*? Que haya en lo militar un gefe que gobierne su fuerza
por separado, y que no le sea licito intervenir en lo poñtico aun
sobre sus subditos, sin asesorarse. Bastón, espada y pluma en una
mano embarazan enteramente, y dan ocasión á que los pueblos
vean con odio á qualquier potentado que todo lo reúna en
si mismo. La grandeza colosal solo en el soberano es conforme
y legitima; en el súbdito chocante y espuria.
69 Aplicando estas seis proposiciones al gobierno de mi pro­
vincia, creo quedará todo remediado. Un comandante para lo mi­
litar; un corregidor letrado para lo político y judicial, y que sea
presidente nato del ayuntamiento de la capital; dos alcaldes elec­
tivos que se alternen por meses ó como se convengan, en cada
cabeza de sus nueve partidos, cuya autoridad se extienda á todo
el respectivo; dos escribanos en la capital, uno de gobernación y
guerra, y otro de cabildo, teniendo también el suyo, ó uno para
cada dos, las dichas cabezas de partido, son á mi entender los
ministros públicos suficientes. Debo advertir que hay en Tabasco
la costumbre laudable de elegir los Partidos sus diputados anuales,
para que representen al gobierno en esta parte económica lo que
concierna al bien común de cada uno de ellos. Hasta el dia estos
diputados por lo común han seguido las aguas del gobierno; pero
en lo sucesivo podrán habilitarse, dándoles plena libertad, á fin
de que en favor del común, á quien representan, promuevan quan­
to tenga relación con la policía y pública felicidad, y con el ade­
lantamiento de la educación, agricultura, y artes. Creo para mi,
Señor, que quanto mas se invente con el objeto de gobernar las
provincias de América, es ó inútil, ó inadaptable. [ . . . ] .

98
Últimos momentos de la tutela

A dichas proposiciones podrá hacerse una objeción, que voy á


desvanecer antes de concluir con lo que debo exponer acerca del
gobierno de Tabasco, y es: que si se adoptase lo que ellas contie­
nen, habrían de abolirse los vireynatos de acá y de allá, según el
plan en que están. Convengo en ello sin dificultad, y en las cir­
cunstancias en que nos hallamos no hace fuerza el que se objete
qualquier sistema de gobierno hasta aquí plantado, si lo que se
propone lo mejora. Soy libre en mis opiniones, y no las depondré
mientras no se me demuestre su falsedad, ó no se me expongan
otras de mas probabilidad y conveniencia. Son los vireyes de ordi­
nario unos hombres que ni entienden nuestra política, ni saben
nuestra legislación, y que ignoran por lo general las costumbres,
genio y carácter de los que van á gobernar; y aunque en todos
sus juicios deben asesorarse, poco Jes importa quando se les anto­
ja, el no conformarse con el dictámen, sino es que previendo el que
se haya de dar, validos de su casi ilimitada autoridad, hacen que
á su paladar se tuerza por fas ó por nefas. Y si esto son los vireyes
¿de qué sirven? lo diré brevemente: de aumentar gastos al erario
con los sueldos exhorbitantes que gozan, y de dar á los pueblos un
pernicioso exemplo de Iuxo y grandeza escandalosa. [. . .].
[. . . ] En la bien ordenada monarquía no debe haber mas que
un rey sujeto á las leyes fundamentales, asi como en el sistema
planetario no hay mas que un sol que obedece las que el criador
le impuso. Esos ministros, vireyes y grandes, que á la cabeza de
gabinetes, vireynatos y señoríos, exercen en lo absoluto un poder
ilimitado, ya no son ni ministros, ni vireyes, ni señores, sino otros
tantos reyes; [. . .].
[. . . ] Sea pues ley de Estado nuestra, [. .. ] El establecer sin
excepciones: que ninguno reasuma en s'i mismo lo legislativo, exe-
cutivo y judicial, aunque sea por comisión, ni mucho menos junte
alguno de estos tres atributos de la soberanía al mando mi­
litar. [. . .]
7^ Dixe en el numero 7^ de la primera parte que era un estorbo
grandísimo para la recta administración de justicia la facilidad
con que los reos se trasponen de la jurisdicción de mi provincia á
la de Agualulcos, y de la de estos á aquella; pues las lindes que

99
Arias G. ¡ Lau J, / Sepúlveda O.

hay no pueden resguardarse sino con una gran muralla, [ . . . ] .


Y ¿qué remedio pues? [. . .] Agregúese á Tabasco todo lo que
media entre los actuales limites y el caudaloso rio de Tonalá;
espacio que solo constará de 17 leguas, en el que hay quando mas
cinco poblaciones, y de ellas sola una considerable, que es Huai-
manguillo. La naturaleza parece que ha fixado los términos, y
por lo mismo los debía adoptar la política. Es también tradi­
ción, y no mal fundada, de que los Agualulcos estaban com-
prehendidos en la jurisdicción de mi provincia, y hay reliquias
de la tal noticia; pues en la administración de real hacienda han
estado y están sujetos á la principal de Tabasco, lo que es muy
verosímil no tenga otro origen, sino el de que ellos en lo antiguo
serian parte integrante de la alcaldía mayor, que según llevo ex­
puesto, era el pie en que allí entonces se regia.
Debo contestar á dos reclamos que podrán hacérseme: uno del
subdelegado de Acayucan, y otro del cabildo eclesiástico de Oaxa­
ca. Reclamará el primero por la posesión en que está de gobernar
en los Agualulcos, y es lo que tiene algún viso de razón; y el se­
gundo pretextará el quebranto de la masa decimal partible, dedu­
cidos los novenos,1 entre el reverendo obispo y capitulares. [ . . . ] .
Hace un siglo que no se ve en Agualulcos visita episcopal, ni aun
en estos últimos años en que se le concedió á dicho prelado obispo
auxiliar. [ .. .] es verdad que Oaxaca dista doscientas leguas de
camino, por lo común impracticable; pero si esta razón es discul­
pa legítima para no visitar ni confirmar, es poderoso argumento
y sin réplica á mi favor; pues por Tabasco pueden visitarse fácil­
mente los Agualulcos. El año de 804 quando mi prelado visitó
á Tabasco se inundó de ellos mi parroquia, anhelando viejos, jó­
venes y niños por confirmarse, como en efecto lo alcanzaron.
[. . .] También aqui tengo que añadir, que bien podrá mi pro­
vincia dar á la mitra de Oaxaca los un mil pesos anuales, que
quizas reclamará, con tal que se le agreguen los Agualulcos, para

1 Estos novenos se refieren al diezmo. Por cédula real se estableció que


el diezmo eclesiástico se dividiera en cuatro partes. De éstas, dos se frac­
cionaron en nueve, tocando 2/9 al rey, 3/9 para la construcción de cate­
drales y hospitales y 4/9 para pagar salarios de curas (N. del C.).

100
Últimos momentos de la tutela

obviar con esto el extravio de no pocos de sus indios y sirvientes


de otras castas, que cargados de deudas se acogen allí sin espe­
ranza de volver al patrio suelo, abandonando mugeres, hijos y
parientes, y burlándose de la justicia y de sus acreedores. Esto,
Señor, es muy común y muy pernicioso, por lo qual es muy ur­
gente el remediarlo; y yo no encuentro otro arbitrio que el pro­
puesto, con lo que V. M. será mejor servido, y los moradores de
Agualulcos mejor gobernados en lo espiritual y temporal.
8‘-> Para la mas perfecta organización de aquellas milicias, tan
beneméritas por todos aspectos, era de desearse que en cada cabe­
za de partido hubiera un garzón ó sargento, aunque fuese retira­
do, que en los dias festivos instruyese á los milicianos en las evo­
luciones y en el nuevo manejo del fusil, como que es mas expe­
dito por mas sencillo, y mas oportuno para defenderse y ofender.
Pues que allí no pueden reunirse ni desenvolverse grandes masas
de exércitos, esto lo estimo por bastante, ni entiendo que sea la
mejor tropa la que esté mas adornada con plumages, penachos,
hileras de botones caracoleados, ojaladuras ü otras zarandajas
que afeminan, por lo que huelen á femenil compostura. [ . . . ] .
Ciertamente oigo decir ¡qué tropa tan lucida! ¡qué brillante!
quando veo hileras de hombres dirigidos por oficiales odoríferos,
y todos matizados con tirillas de paño ó terciopelo, filetes, lechu-
gueados &c. de varios colores; quisiera que donde brillasen y lu­
ciesen fuesen en el campo del honor, y que el matiz de sus ropas
en el dia lo hiciera la enemiga sangre mezclada con la propia en
defensa de nuestra divina religión, patria y trono, oliendo siempre
á pólvora. No estamos, Señor, en tiempo de traer galas, sino de
arrastrar lutos, [. . .].
Una semejante manera de portarse en lo exterior quienes de
oficio son nuestra defensa, haria que todo el cuerpo militar mu­
dase enteramente de semblante, si se tratase igualmente de la re­
forma de costumbres en sus individuos; [ . . . ] .
9y y 10? A fin de concluir en pocas palabras mi informe sobre
lo que pide Tabasco á V. M. en orden á su fuerza militar, suplico
á su nombre, que se le envíen algunos artilleros para adiestrar á
sus hijos, que se apliquen á ello en el exercicio del cañón, que es

101
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cosa muy necesaria en la barra principal, y tal vez en algunos pun­


tos de la provincia. No sabemos si pueden acometer acaso algunas
partidas de los sublevados de N. E. y el estar preparados para un
porvenir, es consejo prudente. Seria asimismo cosa muy satisfacto­
ria para mi provincia el que V. M. mandase hacer notorio á aque­
llos mis leales paisanos lo gratos que le son sus actuales y pasados
servicios, y que serán mirados siempre con la debida considera­
ción, y tratados como hijos fieles, que por adictos á nuestra común
madre la patria, se hacen acreedores al aprecio del pueblo espa­
ñol. ¡Oh, y qué honra para Tabasco esta sola muestra de la esti­
mación paternal de V. M.! [ . . . ] .
11? Sobre el actual patriotismo de mi provincia nada me ocurre
que decir, pues lo dexo todo al arbitrio de V. M.
12? Paso ya á proponer los medios de procurarse la reforma
de Tabasco en lo eclesiástico. Asiento si de antemano que el reve­
rendo obispo que en el dia gobierna es por el cumulo de pren­
das, [. . .]. Sirva esto, Señor, de un publico testimonio de mi gra­
titud hácia un príncipe eclesiástico, que entre otras muchas honras
con que me ha distinguido, se dignó de su bello motivo conceder­
me la no menor para mi de ser su capellán y familiar, y sirva tam­
bién para desvanecer juicios que algún genio suspicaz y maligno
se adelante á formar, viendo lo que Tabasco pretende alcanzar de
V. M. á representación mia. Sobre este negocio se me ha hecho
una particularísima recomendación, de la que en mi conciencia no
puedo desentenderme, pues conozco que cede en mejoría de mi
provincia, y del servicio de Dios y de V. M.
14? y 16? Tabasco pues, Señor, le suplica quan encarecida­
mente puede, que tome empeño su soberanía en que alli se erija
sede episcopal, cuidará la provincia de sostener al prelado que se
le dé, y cree que con solo este favor que se le otorgue, cesarán
en muy corto tiempo los inconvenientes y quebrantos indicados
arriba desde el nüm. 14 hasta el 16. El obispado de Yucatán, sin
Tabasco, cuenta mas de seiscientas mil almas, y tiene mas exten­
sión que esta nuestra madre España. [. . . ] solo haré unas breves
reflexiones como de paso.
1? Las diócesis de enorme extensión ¿podrán estar perfecta­

102
Últimos momentos de la tutela

mente atendidas, y en ellas podrán curarse de pronto los males


que vayan pululando? 2? ¿Podrán distribuirse con rapidez los bie­
nes espirituales y aun temporales, que sin excepción de personas
debe el buen obispo repartir á su rebaño? [. . . ] 3? Los obstáculos
que se opongan serán superados por la industria del buen gobier­
no y el tiempo, y de consiguiente no deben arredrar á V. M.
[. . . ] la iglesia puede subsistir sin catedrales ni canónigos, pero
no sin obispos, curas ó presbíteros, diáconos é inferiores ministros
que la sirvan, sostengan y amplifiquen. [ . . . ] . Tenemos necesidad
de un concilio nacional que arregle y purifique la iglesia y el clero
de una y otra España. [ . . . ] .
17?-20? No sé que cosa de algún momento se pueda oponer á
lo que dixe sobre el comercio desde el nüm. 17? hasta el 20? Los
comerciantes ilustrados deben convenir en ello, como que toda
esta doctrina es el fundamento sobre que estriba el buen comercio.
Solo se opondrán aquellos que están en la clase de traficantes con­
tra la voluntad del cielo, y que en pocos años con cortos princi­
pales han acopiado millones, no sé como, ni sobre qué leyes. [. . .]
He leido en cierto papel una especie subversiva del bien común
con respecto á esta materia, que parece tomada del famoso Ma-
quiavelo. Pretende el autor sobre cimientos de arena probar: que
el medio mejor de conservar la estrecha armonía entre los espa­
ñoles de acá y los de Indias es manteniendo á aquellos en una
rigurosa dependencia de los de acá en todo lo tocante á comercio;
y que de lo contrario los españoles americanos se separarían de la
madre peninsula. ¿Oué español americano al oir esto no se llenará
de una justa indignación? ¿Las Américas ligadas á un comercio
enteramente exclusivo del de las naciones amigas y aliadas, y
España libre para comerciar con ellas? Esto es cosa dura, y opues­
ta al derecho común. ¿Donde están pues las ideas liberales tan
decantadas? Luego ya la América española no es parte integrante
de España como lo tiene declarado V. M. Luego por acá hay quien
piense que los españoles americanos no tenemos enlaces con estos
nuestros hermanos, como ellos mismos dicen, ni por identidad de
origen, ni por reciproca confraternidad, ni por uniformidad de
leyes, ni por unidad indivisible de la santa religion que profesa­

103
Arias G. / Lau J. ¡ Sepúlveda O.

mos. Luego los españoles de allá estamos sujetos á los de acá por
lo que contribuimos; y los de acá solo nos tienen sujetos por su
interes. [ . . . ] . ¡Bella sociedad! ¡Excelente unión! ¿Que? ¿los
españoles americanos somos los conquistados; ó los descendientes
de los conquistadores, tan españoles como los de acá. Nuestros
mayores llevaron la religión allá, y quizas en premio de sus servi­
cios y los nuestros, hechos acá y allá, tenemos sus descendientes
mas derecho á una justa y equitativa libertad de comercio, que
quantos haya de acá que no lleven otra mira que el asunto de sus
particulares ganancias. Señor, la santa y noble ira que ha encen­
dido en mi semejante escrito, por el poco favor que nos hace á
los españoles americanos, me ha hecho vaciar estas ideas de tro­
pel y sin orden; [ . . . ] .
Los tribunales de comercio, para hablar más á proposito, que
con el nombre de Consulados tenemos justamente establecidos,
deben entender desinteresadamente en los asuntos de comercian­
tes, y en constituir y fixar los principios sobre que se cimenta todo
el bien que del tráfico le resulte á nuestra nación. Y ¿será por
ventura la incumbencia de ellos el estancar entre veinte ó mas
casas los efectos, señalándoles sus precios, y prohibiendo que á
mas cómodos los expendan otros, sean nacionales ó extrangeros?
Si en esto incumben los consulados, son monopolistas, y deben
exterminarse por públicos usureros; pero si los consulados, aten­
diendo á nuestro verdadero bien, como creo lo hacen y deben
.hacerlo, tratan solamente de traernos con comodidad lo que nos
falta, y de dar cómoda salida á lo que nos sobra, ellos son dignos
de alabanza, y merecen distinguirse y conservarse á toda costa,
dándoles amplia facultad para que los individuos que están baxo
su protección comercien donde quieran, estableciendo cada uno
de dichos tribunales sus reglas, según la extensión de su tráfico,
y sus locales circunstancias.
Con esto solo se cierra el portillo á los contrabandos, [. .. ] Y
el gravísimo daño, Señor, que causa este tráfico subrepticio ¿po­
drá calcularse fácilmente? Yo juzgo que él solo en pocos años es
capaz de arruinar el buen comercio, y que en todo el ámbito de la
monarquía le usurpa al cabo del año sumas quantiosisimas. Mo-

104
Últimos momentos de la tutela

déteme pues los derechos quanto mas se pueda, y dénseles á los


comerciantes toda la amplitud y libertad necesarias, boxo leyes
prudentes .y equitativas. Así se regenerará el Estado dentro de un
corto periodo en esta parte; y que Tabasco, Señor, logre de un tal
beneficio, pues como dixe en su lugar, aun de los privilegios que
le están concedidos por terminantes superiores órdenes ninguno
ha gozado à pesar de varios reclamos. Esto lo digo refiriéndome
al tiempo en que salí de mi provincia, è ignoro si ya en ello se
habrá hecho novedad.
21^ De todas las mutaciones que he propuesto deben hacerse
en Tabasco à petición suya, se derivarán naturalmente los adelan­
tamientos y establecimientos, de lo que concierne à industria y
artes. Acerca de la ilustración es excusado el decirlo, pues eri­
gida allí sede episcopal, será el primer cuidado del pastor la fun­
dación de un colegio en la capital quando mènos. Y para evitar
el que allí se entablen malos métodos de enseñar, me parece muy
del caso que V. M. intime por ley: que en todos los colegios se
enseñen debidamente las primeras letras; las gramáticas española
y latina, y si puede ser también la griega; la retòrica y poética;
la historia sagrada y nacional; la doctrina cristiana fundamental­
mente; una buena y culta filosofìa, entrando como partes de ella,
que lo son, la aritmética común y especiosa, la geometría y geo­
grafía; y con la posible extensión la ética y teología natural; y à
los que tiran por la iglesia la polèmica, mìstica, moral y exposi­
tiva; derechos canònico y civil con la tintura necesaria de historia
eclesiástica y cronología. Todo esto por elementos durante el
tiempo de estudios, que no debe baxar de quince años, pues luego
cada alumno según su inclinación, se engolfará en la facultad à
que mas se dedique. He omitido de intento hablar de la enseñan­
za de cirugía, medicina, y farmacia, porque tengo noticias de una
juiciosa propuesta hecha à V. M. por el benemérito è ilustrado
patriota Dr. D. Francisco Florez Moreno, y que adoptándose,
como es de esperar, puede cada provincia de N. E. sostener en el
colegio que se funde en México dos colegiales hijos suyos, para
que después de suficientemente instruidos vuelvan à servir à su
patria.
23*? [. . .] Señor, si en mí no hay poder para que de sueños pa-

105
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

sen à realidades, lo hay ciertamente en V. M. Zánjense los ci­


mientos sin pérdida de tiempo, que ya, baxo los auspicios y órde­
nes de V. M., se irà elevando esta grandiosa fábrica, à esfuerzos
del trabajo y la constancia. [ . . . ] .
Concluiré ya, Señor, pues contra mi voluntad y genio le habré
fatigado con lo difuso de esta memoria: y dándome V. M. licencia
para enderezarle este ùltimo razonamiento, echaré el sello à la
comisión que traigo, en obsequio de mi provincia, y según mis
sanas intenciones en bien de todo el Estado. Los héroes españo­
les, que acaudillados del incomparable Hernán Cortés dieron ca­
sualmente en Tabasco, [. . .]. Se apoderaron por fin los nuestros
de aquel nuevo y opulentísimo mundo, y no sé como se olvidaron
de Tabasco. ¿Tendrá disculpa este olvido? Yo soy español Tabas-
queño, y me pienso que sí la tiene, por lo que hirió fuertemente en
todos ellos la extrañeza de tantas cosas que fueron descubriendo,
y por los nuevos y árduos empeños en que iban entrando. Pero
aunque en aquel tiempo era disculpable el olvido, ni en lo sucesivo,
ni al presente me parece que lo es, considerando, como es debido,
la lealtad constante y servicios de aquellos súbditos de V. M. des­
de entonces hasta el dia. Y ¿quien podrá impedirle à V. M. el
reparar esta especie de injuria política, que se le ha hecho à Ta­
basco? Yo he dicho mal, pues debia decir: que si V. M. se ha
reunido para el urgente reparo de toda nuestra monarquía, està
altamente empeñado en que à mi provincia, su primogènita en
N. E., le toque parte de la reforma, y comience ella à salir de la
obscuridad en que sin razón ha estado sepultada. Ni será regular
que habiendo V. M. extendido su brazo para levantarla, hacién­
dole el honor de que vea como enagenada à un representante suyo
en el seno de V. M. se quede la obra sin concluir, pues seria men­
gua. Es preciso que haya tocado vivamente el corazón de V. M.
la tristísima y desagradable .pintura de su Tabasco conforme es
hoy, y ha sido desde que es todo de V. M. y que conmovidas sus
paternales entrañas, trate longánimo de otorgarle lo que quiere y
pide ser en quanto haya lugar, para el mas brillante esplendor del
Estado, y para la sòlida y perdurable felicidad de mas de 25 mi­
llones de hijos, que divididos, aunque unánimes, en dos mundos,
vienen à ser las dos niñas de los ojos de V. M.

106
Últimos momentos de la tutela

Si yo, Señor, en quanto llevo expuesto he pasado, sin advertir­


lo, de los limites á que debia reducirme, estoy presto á lo que
V. M. me prevenga para enmendarlo á vista de todos: y si los
medios que he indicado no son de la aprobación de V. M. desde
que yo lo sepa, tampoco serán de la mia.
El Señor, árbitro supremo de los reynos, asista a V. M., y de
lo alto de su trono le envie las luces necesarias, que para el acierto
nos ordenó V. M. desde su instalación le implorásemos con humil­
des votos y plegarias. Cádiz y julio 24 de 1811.
Señor.

SE AGITAIS LOS ÁNIMOS


M a n u e l G il y Sá e n z *

Durante el movimiento de independencia, nuestra entidad inicial­


mente participó enviando tropas que se unieron a las de Yucatán;
ambas se dirigieron a Veracruz bajo el mando del coronel Francis­
co de Heredia y Vergara. Por otro lado, al regresar José Eduardo
de Cárdenas a Tabasco, logró que se publicara la Constitución de
Cádiz en 1821; al mismo tiempo se creó una diputación provincial.

En Tabasco habian ya dos partidos, el de la corona y el de los


independientes. En este concepto es ya de suponerse que los áni­
mos andaban muy agitados, y para mantener el orden se arre­
glaron cuatro brigadas de la costa y una compañía de los volun­
tarios españoles fieles, vecinos, y al mando dei Capitán D. Juan
de Molina, pues en 1811 habia yá un cuerpo de infantería nom­
brado de Fernando VII.
El 4 de Mayo de 1814, Fernando VII (que salió de su cautivi­
dad,) abolió por su decreto de ese dia la constitución que habia
hollado su poder y disolvió las cortes. Aquí en Tabasco se habian

* Compendio. . op. cit., p. 158.

107
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

distinguido algunos patriotas, que habían pegado el grito de viva


la independencia. El Sr. D. José M. Jiménez encabeza esos patrio­
tas, y el gobernador Heredia lo pone en un calabozo. Pero bien
pronto el rey [1820] se vé obligado por el partido constitucionalista
á aceptar y jurar la carta fundamental de 1812 [ . . . ] .
Según una tradición, primero enterraron aquí en la plaza de
armas en Tabasco en un pilar la constitución, y después la saca­
ron en triunfo.

La cabeza insurgente
R ó m u l o B e c e r r a F abre y
J u st o C e c il io S anta A n n a *

El Capitán D. José María Jiménez Jefe del partido insurgente


en Tabasco nació en Villa-hermosa, siendo sus padres el Coronel
D. Francisco Jiménez (español) y de Antonia Garrido natural
de Jalpa, no hizo más estudios que los primarios, aprendiendo
algo de latín y humanidades en la cátedra privada de un clérigo
amigo de su padre.
Desde los primeros años de su juventud se hizo notar por su
despejadísimo ingenio, por su averción hácia las ideas políticas y
religiosas reinantes en su época y sobre todo por un valor á toda
prueba nunca desmentido, contándose de él anécdotas en las cua­
les siempre se le hace aparecer como un hombre enérgico y vale­
roso, capáz de llevar á cima las empresas mas arriesgadas.
En cuanto á su poca sumisión á la iglesia, puede decirse que fué
el escándalo de la sociedad mogigata y supersticiosa de su tiempo,
refiriéndose á propósito de esto que una vez en la cual, no sabe­
mos con qué motivo, tuvo que confesarse, llegó con sus argumen­
tos á confundir y acorralar de tal suerte al sacerdote que le escu­
chaba que, con ser este de los más ladinos, cediendo no obstante
á un impulso irresistible, se levantó del confesionario y abrazando
al Señor Jiménez le dijo: “Si Ud. hubiera estudiado teología, ni

* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . op. cit., p. XXX.

108
Últimos momentos de la tutela

Calvino ni Lutcro le igualaran.” Lo cual da la medida del carác­


ter y de la inteligencia del iniciador del movimiento de insurrec­
ción contra el Gobierno colonial en Tabasco.
Desde que la idea de la emancipación de la Metrópoli comenzó
á extenderse por el país, el Capitán Jiménez la acojió con calor y
entusiasmo no disimulado, haciéndose por tal motivo sospechoso
al Gobierno de la provincia, que lo sujetó á perpetua vigilancia
sin perderle nunca de vista, pero cuando supo aquel la proclama­
ción del plan de Iguala, no pudo ya contenerse más, y, reuniendo
á todos los patriotas de Villa-hermosa, comenzó á celebrar reu­
niones secretas y á madurar el plan que debía dar al traste con el
Gobierno colonial.
Fueron sin embargo descubiertos sus proyectos perturbadores,
del orden, merced á la necia indiscreción de un amigo suyo, y el
Gobernador le envió en Agosto de 1821 con grillos y esposas preso
al Punto militar que se hallaba en la barra del Grijalva, con des­
tino á San Juan de Ulúa. Afortunadamente en esos días se presentó
un corsario frente á la barra y la embarcación en que debía ser
conducido el Sr. Jiménez no pudo salir temiéndose que fuera
apresada. Veinte días más tarde, la misma guarnición del Punto
militar facilitó la evasión del patriota que nos ocupa y la de su
hijo D. José Víctor el mismo que más tarde fué Gobernador del
Estado y por muchos años Jefe del partido liberal avanzado de
Tabasco.
Cuando padre é hijo remontaban el río con objeto de levantar
fueras en las poblaciones rurales y marchar en seguida sobre la
Capital de la provincia, encontraron el correo que conducía la
orden de libertad que el Teniente Coronel Fernández Jefe de las
fuerzas insurgentes que acababan de apoderarse de Villa-hermosa,
había decretado en nueve de Septiembre de aquel mismo año.
Posteriormente el capitán Jiménez se afilió al partido republi­
cano como desafecto al emperador Ilurbide y tomó parte en la
conspiración que se formó para derrocar al gobernador Rincón,
el cual le encarceló y le hizo sufrir numerosas privaciones, hasta
que el mismo Rincón fué destituido y preso por los liberales triun­
fantes en Tabasco.

109
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Se proclama la Independencia
M a n u e l G il y Sá e n z *

Los hechos se iban agrupando en términos que el gobernador D.


Ángel de Toro no podía sofocar la opinión pública que en favor
de la independencia bullía y se demostraba en todos los puntos de
la provincia. Ya en México las cosas habían tomado altas pro­
porciones. Pero Tabasco sin imprenta, su espíritu público como
encarcelado, aceptando gobernadores que muchas veces a su dis­
gusto recibía; tan solo estaba de espectador en esa lucha de Tita­
nes; cuando se asoma por el camino real con cuatrocientos jaro­
chos D. Juan N. Fernández y este trae la noticia del éxito feliz
que había tenido en México la guerra de insurrección por medio
de los tratados de Córdoba, que constituía la victoria del plan de
Iguala debido al Sr. D. Agustín de Iturbide.
En este concepto se sitúa Fernández desde Huimanguillo, y más
tarde desde Atasta, y venciendo los obstáculos y dificultades ges­
tionados con el Sr. Toro, entra Fernández a San Juan Bautista de
Villa-hermosa el 8 de septiembre de 1821, en cuyo día se pro­
clama la Independencia Mejicana y se jura el Plan de Iguala y
tratados de Córdoba, bajo las tres garantías de Religión, Inde­
pendencia y Unión; quedando desde ese día el pueblo Tabasque-
ño unido al Mejicano, habiendo reconocido Tabasco a España
trescientos dos años seis meses. Se hace cargo Fernández de los
mandos, político y militar, y pone en libertad a los patriotas.
Luego después se fue para Campeche el Sr. D. Ángel de Toro,
último gobernador del periodo colonial.

R ó m u l o B ec er ra F a b r e y
J u st o C e c il io S anta A n n a **

Como documento histórico importante, damos aquí la siguiente

* Ibidem, p. 159.
** En Ibidem, p. XXXIII.

110
Últimos momentos de la tutela

nota dirigida a Iturbide por el comandante de la lia . División


del Ejército trigarante, con motivo de la ocupación de Tabasco.
“Comandancia en gefe de la lia . División del Ejército triga­
rante.— La Provincia de Tabasco, una de las integrantes de este
imperio y que por la riqueza de sus productos ha sido vista siem­
pre con grande interés, llamó toda mi atención desde que ocupé
felizmente la Villa de Alvarado y una línea extensísima de la costa
de Sotavento. Me preparaba a esta expedición en mayo, con una
fuerza de 600 hombres; persuadido de las ventajas que ocasionaba
la libertad de un territorio pingüe y de que Veracruz ha sacado su
subsistencia y toda clase de recursos. [. . . ]
“Conocidos los talentos militares e ideas patrióticas del Capitán
D. Juan Nepomuceno Fernández, le confié esta empresa, hacién­
dolo marchar desde Cosamaloápam con una fuerte división a Co­
rral Nuevo, Acayúcan y Coatzacoalcos, que fueron luego presas
de su valor. Hice que sin pérdida de momento se dirigiera a Ta­
basco, ya engrosadas sus tropas con los nuevamente adictos, y
hoy mi General, me cabe la indecible satisfacción de participar a
V.S. que el 31 del mes anterior se ha proclamado y jurado el sis­
tema de Independencia en Villa-hermosa, capital de la Provincia,
y en la mayor parte de ella con regocijo universal de aquellos
habitantes que bendicen a V.S. como el héroe y libertador de la pa­
tria. El benemérito Fernández tomó 300 fusiles, la plaza, y cuenta
con 200 hombres más, que unidos al resto de aquella denodada divi­
sión, marcharon sobre el Mayor de Plaza, que con unos cuantos se
fugó a Campeche, seguido del odio y execración universal.
“La campaña es gloriosísima, y el Capitán Juan Nepomuceno
Fernández es superior a todo elogio y muy digno de las gracias
que V.S. quiera concederle. Me lisonjé General, de ver cumplidos
mis deseos, de que la patria haya sido servida a medida de volun­
tad en asunto tan interesante a su futura felicidad.
“Dios guarde a V.S. muchos años. Jalapa, 30 de septiembre de
1821.— Antonio López de Santa Anna.—Sr. D. Agustín de Itur-
bide, primer Jefe del Ejército Imperial de Tres Garantías”.

111
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Otra versión sobre el movimiento


J osé M a . de la F uente*

Entre tanto el Capitán Fernández, cumpliendo con las órdenes de


Santa Ana, a principios de Agosto ocupó a Acayucan y luego a
Coatzacoalcos, y a fines del mismo mes llegó a Huimanguillo,
y de allí pasó a Atasta; y de esta población entabló negociaciones
con el Gobernador D. Ángel del Toro, el cual, en vista de estar
ya insurreccionda toda la Provincia, y no contando en la capital
ni con el pueblo ni con la guarnición, pues todos manifestaban
abiertamente sus simpatías por la independencia, se vió precisado a
capitular y como nadie quiso seguirlo, se fue él solo para Campe­
che, y el Capitán D. Juan Nepomuceno Fernández ocupó la capi­
tal de Tabasco el día 31 de Agosto de 1821, asumiendo el mando
político y militar de aquella Provincia.
El padre D. Manuel Gil y Saenz, en su historia de Tabasco,
dice: que Fernández, a quien titula coronel, hizo su entrada a San
Juan Bautista el 8 de septiembre de 1821; pero en esto comete
el ilustrado historiador dos errores bien manifiestos, aunque muy
disculpables, pues él mismo confiesa que se guía por la tradición,
porque no encontró documentos en que apoyarse.
Alamán, lo mismo que Zamacois, dice: que Fernández era Ca­
pitán, y que hizo su entrada a Villa Hermosa de San Juan Bau­
tista el 31 de Agosto de 1821, cuyas opiniones acepto porque las
creo mejor fundadas, como voy a demostrarlo.
En la época a que vengo refiriéndome, Santa Anna era Teniente
Coronel, y si Fernández hubiera sido Coronel, es claro que no
habría estado subalternado a él, mientras que siendo Capitán era
muy natural el que estuviera a sus órdenes.
En cuanto a que la toma de la capital de Tabasco, por Fer­
nández, no fue el día 8 de Septiembre como lo asienta equivoca­
damente el padre Gil, sino el 31 de Agosto, es un hecho fuera de
toda duda, no sólo porque así lo afirman Zamacois y Alamán,

* “Una bandera del Ministerio de la Guerra”, en Manuel Mestre Ghiglia-


zza, Documentos y d a to s.... op. cit.. vol. 1, p. 112-115.

112
Últimos momentos de la tutela

sino porque así lo afirma el mismo Santa Anna en el parte que


dio al Gobierno; así se deduce claramente también de la fecha de
7 de Septiembre que se ve en la bandera de que me ocupó, que
sin duda alguna es la fecha en que se juró en aquella capital el
Plan de Iguala; y si la entrada de Fernández hubiera sido el día
8, como lo asienta el padre Gil, no habría manera alguna de ex­
plicar el que se hubiera jurado la independencia un día antes de
la entrada del Ejército Trigarante; mientras que habiendo sido la
entrada de éste el 31 de Agosto, como en efecto lo fue, se explica
perfectamente y sin ningún esfuerzo, el que en una semana haya
habido tiempo suficiente para improvisar la bandera y hacer todos
los preparativos necesarios para aquella solemnidad; y se explica
también que en el corto período de siete días, y careciéndose, como
entonces debe haberse carecido en aquella lejana tierra de los
elementos necesarios para ello, sólo pudiera hacerse una tosca
imitación de la bandera, aunque sujetándose en cuanto se pudo al
modelo dado por Iturbide para las banderas de los Regimientos.

Reflexiones sobre la Independencia


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

La lucha por la Independencia no tuvo en Tabasco paladines de


fuerza y decisión; en su mayoría todos se volvían en loas y ala­
banzas al monarca español, al virrey y a los jefes realistas. Cuando
se tenían noticias de algún descalabro insurgente, la prisión o fu­
silamiento de algún jefe de la rebelión como Hidalgo, Allende,
Morelos, Matamoros, Mina, etc., al saberse por la estafeta estos
tristes acontecimientos, repicaban las campanas del Principal, tam­
bores y clarines recorrían las calles de la villa convocando al pue­
blo para que se reuniese en la Plaza Mayor para oír los nuevos
comunicados enviados por el virrey o el Capitán General de Yu­
catán y se organizaba una manifestación de realistas fieles, con

* Historia de Tabasco, Consejo Editorial del Gobierno del Estado, Méxi­


co, 1980. (Serie Historia), p. 143.

113
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

música, cohetes y antorchas recorriendo las principales calles de


la población para terminar con baile y holgorio, en la plaza. El
pueblo bajo, indígena, seguía indiferente a estas procesiones, sin
comprender en la mayoría de los casos el motivo de tales arreba­
tos; ignorantes, degradados por siglos de miseria y explotación,
no era considerado como un ser consciente, capaz, era un paria,
una cosa, más bien un estorbo. Tal fue la triste situación por la
que atravesó el pueblo de Tabasco durante esa dura época llama­
da colonial. Otras provincias de la Nueva España gozaron de
consideraciones y privilegios que en la nuestra, los humildes de
Tabasco, desconocieron por completo, todo fue servidumbre, ex­
plotación, obscurantismo y miseria.
El glorioso 8 de septiembre de 1821 fue la iniciación, la auro­
ra de una nueva era para la olvidada provincia de Tabasco, pero
aún le faltaba quitarse la tutela yucateca. Su liberación de España
fue un paso gigantesco en su vida institucional; ya iría poco a
poco recobrando su albedrío hasta llegar a ser dueño de sus pro­
pios destinos. El paria se alza y se transforma en algo firme, va
con paso recto y digno en su ruta de luz y redención. Nuevos hori­
zontes de dignidad y grandeza lo guían hacia un merecido bien­
estar, y el paria, el bárbaro y fiero Chocoh1 se hace ciudadano
libre y consciente, ya es un ser, un hombre, es algo, el porvenir
es suyo y forjará su propio destino.

M a n u e l M e s t r e G h ig l ia z z a *

¿Qué repercusión tuvo en la apartada Provincia de Tabasco el


grito rebelde que lanzara el inmortal cura de Dolores? Faltan
datos positivos para saberlo, como que aun no han sido interro­
gados los archivos. En lo militar sí es visto que durante la épica
lucha nacional, no corrió la sangre por los ubérrimos campos de

1 Nombre de uno de los grupos prehlspánicos que habitaron Tabasco;


según la tradición eran descendientes del puma. Eran también los llamados
“chontales”. Su principal centro era Chocohtán (N. del C.).
* Documentos y datos. . op. cit., vol. 1, p. XXXVII-XLIV (selección).

114
Ultimos momentos de la tutela

la Provincia. El comisionado oficial de ella, Capitán de Milicias


Miguel Duque de Estrada, pudo a los ocho años de insurrección,
ponderar ante la real majestad [. . .] la quietud de Tabasco, el
que “en medio de pueblos que se despedazan sabe conservar la
paz y fidelidad á su Soberano, y á la vista de contagiosos ejem­
plos ha tenido bastante circunspección para conservar con pureza
sus doctrinas sanas de la moral y de la política.” Y aun dijo y
aseguró más: que Tabasco “continuará siendo la envidia de los
pueblos vecinos que han perdido culpablemente su reposo y el
dechado de fidelidad hacia Vuestra Majestad.” [. . .] Tres años
más tarde un obscuro militar enviado por el Coronel Antonio
López de Santa Anna, llevaba a efecto una expedición incruenta,
y plantaba finalmente en la vieja Villahermosa el flamante pen­
dón de las Tres Garantías.
Si pues los hijos de Tabasco no figuran en el martirologio de la
Independencia, ¿sentíanse mal hallados con su condición social y
política, y hubo siquiera aleteos de almas que pugnasen por volar
libremente? Cuando los dos espíritus más cultos y clarividentes de
la Provincia, Cárdenas y Santa-María, se apagaron, el uno de­
jándonos en su último acto político una condenación de los patri­
cios de Apatzíngan, adunada con una protesta de férvida lealtad
al reconocidamente [. . .] Femando VII, [. . .] y el otro sirviendo
aun al Gobierno español en el luctuoso período y protestando
también su ardiente amor al régimen [• . .] ¿qué podríamos espe­
rar de aquel pueblo ignorante, de aquellos hacendados y merca­
deres atentos a su negocio, sin pizca de cultura ni horizonte inte­
lectual, qué de aquella sociedad donde en tres siglos no habían
germinado ni raquíticas plantas de elemental instrucción pública?
Los pocos datos que tenemos a la vista, hasta hoy por otros
documentos no contradichos, nos revelan la ciega y feliz sumisión
de nuestro pueblo a los monarcas hispanos y a sus representantes
en la Colonia. Las rumbosas fiestas de Tacotalpa en la jura de
Carlos IV, aquel real cornudo de triste remembranza, las actas
que las poblaciones levantaron, y no a punta de bayoneta, des­
bordantes de amor al suspirado Fernando y de odio a los que pug­
naban por hacer la Patria; el unánime alborozo de los sanjuanen-
ses cuando el Gobernador Heredia les comunicó la captura del

115
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

monstruo Francisco Javier Mina, nos ilustran bastante a este res­


pecto, [. Empero, no nos ruboricemos demasiado al leer los
rendidos conceptos de aquellas actas, al evocar el recuerdo de
aquellas suntuosas fiestas. Nuestros antepasados eran tan igno­
rantes como sinceros: salvo contadísimos disidentes que cuidaban
de externar sus creencias y opiniones, todos amaban a aquellos
reales y sagrados ídolos: para todos eran objeto de veneración
respetuosa. [. . .].
[. . . ] Podemos comprobar que en [los tres primeros lustros de
vida independiente], el progreso político y social de Tabasco, fran­
camente hablando, era casi nulo: había cambiado la fachada del
edificio, pero dentro se albergaban las mismas tristezas y obscu­
ridades [como] el gobierno colonial, agravadas por la pérdida del
único bien de entonces: la paz y la confianza públicas. Los es­
fuerzos de los pocos hombres bien intencionados vinieron estre­
llándose contra la ignorancia de las masas, el interés de variados
poderosos y la envidia eterna de políticos, politicastros y caudillos,
ávidos de vivir siempre en la cumbre del poder público y las más
de las veces con innobles designios. ¿Si toda la República andaba
mal, como marcharía Tabasco, el que ha parecido siempre el hijo
desheredado de la Patria? [. . .].

UNA BANDERA DEL MINISTERIO


DE GUERRA
J osé M a . d e la F uente*

A últimas fechas, y debido a la amabilidad del Sr. Gral. D. José


María Mier, Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina,
conocí una curiosa bandera del tiempo de Iturbide que existe des­
de hace algunos años en el mencionado Ministerio, y de ella voy
a ocuparme en este artículo.
Esta bandera es de tafetán de seda corriente, y mide 167 centí­

* En Ibidem, vol. 1, p. 109-115 (selección).

116
Últimos momentos de la tutela

metros de largo por 160 de ancho; sus franjas son diagonales y el


orden en que están los colores es: rojo, en la parle superior, verde
en el centro y blanco en la parte inferior; en cada una de sus fran­
jas tiene una estrella de seis puntas las cuales tienen un diámetro
de 33 centímetros; la estrella que está sobre la franja verde es de
color rojo, blanca, la que está en la franja roja y verde la
de la franja blanca: estas estrellas son de raso, recortadas y su­
perpuestas sobre las franjas y adornadas con una cinta de pasa­
manería de seda de color verde y blanco, la que les sirve de cene­
fa; y el mismo adorno tiene un disco de raso blanco que está
superpuesto también en el centro de la franja verde: esta aplica­
ción tiene un diámetro de 50 centímetros y en él está pintada una
corona imperial color de oro con el centro rojo, la cual mide 28
centímetros de alto, sin contar el mundo y la cruz que le sirven
de remate; 43 centímetros en su parte más ancha y 25Vi cen­
tímetros en la parte que corresponde a la entrada de la cabeza.
Formando un círculo alrededor de la corona hay un rótulo de
letra negra, el cual en la parte superior dice: “Religión, Indepen­
dencia, Unión’’, y en la inferior: “Regimiento Infantería". En la
parte inferior de la franja blanca se ve una inscripción de letra
de carta y tinta negra, que dice: “Sete, 7 de 1821. Tabeo”.
[. . . ] La bandera que se conserva en el Ministerio de Guerra
es del tiempo del Plan de Iguala y que perteneció a un cuerpo de
infantería del Ejército Trigarante. ¿Qué Regimiento fue este? No
creo difícil averiguarlo con sólo hacer una ligera reminiscencia his­
tórica.
Reinando Carlos IV, el coronel Amestoy,1 Gobernador de Ta­
basco, levantó el primer cuerpo cívico de aquel territorio, el que
se formó de españoles residentes en él, y se denominó “Caballe­
ría Ligera”.
Pocos años después, cuando se supo en Tabasco el pronuncia­
miento de Hidalgo en Dolores, se formaron cuatro brigadas cívi­
cas que se denominaron 1?, 2^, 3? y 4? Brigadas de la Costa, y a
la vez se crearon, para defensa de la capital, las Compañías Mi­

1 Gobernó Tabasco de 1791 a 1793 (Nota de M . M .G . )•

117
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

licianas, los Pardos Libres y la Compañía de Españoles volunta­


rios fieles, al mando del Capitán D. Juan de Molma; y en 1811
llegó a guarnecer aquella plaza una parte del Regimiento de In­
fantería de Fernando VII.
Tales eran las fuerzas que guarnecían a Tabasco en aquella
época, y en tal estado se encontraban en 1821 cuando el teniente
coronel D. Antonio López de Santa Ana, estando en Cosamaloá-
pam, mandó al Capitán D. Juan Nepomuceno Fernández que con
cuatrocientos caballos que tenía a sus órdenes fuera a insurreccio­
nar la costa hasta Tabasco, de donde era Gobernador y Coman­
dante militar el coronel D. Ángel del Toro, [. . .].
He dicho que las fuerzas que en aquella época guarnecían la
capital de Tabasco, eran: parte del Regimiento de Infantería de
Fernando VII, las compañías de Españoles Fieles, los Pardos Li­
bres y las Compañías Milicianas. El Regimiento de Fernando VII,
como todos los cuerpos de línea, tenían sus banderas propias, las
que siguieran usando hasta noviembre de 1821, en que la Junta
Suprema Gubernativa dispuso que adoptaran la bandera tricolor
con las armas del Imperio; así es que por todas estas razones la
bandera que se conserva en el Ministerio de la Guerra no pudo
haber pertenecido a este cuerpo; tampoco pudo haber sido de los
Pardos Libres, ni de la compañía de Españoles Fieles, porque am­
bas fuerzas eran de Caballería y la inscripción que ostenta la
bandera dice: “Regimiento Infantería”, y como de esta arma,
aparte del Femando VII, solo había las Compañías Milicianas,
es indiscutible y evidente que a estas Compañías perteneció la
bandera de que tratamos; fuerza que, al adoptar el Plan de Igua­
la, de conformidad con lo prevenido en el artículo 19 del mismo
Plan, ascendió a la categoría de tropa de línea, y tuvo por con­
siguiente, el nombre de “Regimiento de Infantería”, arma a la que
pertenecía.
México, Abril 4 de 1907.

118
¿LI primer lustro
de vida independiente

ALBOROZO POR ITVRBiDE


M a n u e l G il y Sá e n z *

Como el pueblo tabasqueño se había incorporado al mejicano


por el juramento del plan de Iguala y tratado de Córdoba, era
indispensable que siguiese todas las fases políticas y transacciones
por las que México pasara.
Érase indispensable concebir que una vez lanzada la carta de
1812, arrojábase también la escisión de estos pueblos de la pe­
nínsula madre. Tal eran a la par los acontecimientos que se venían
amontonando y verificándose; bullían por do quier los partidos;
las pasiones se agitaban, los clubs secretos se multiplicaban para
ver qué forma de gobierno convenía darle a la nación. Tal era
también la actitud en que estábamos, después del triunfo; éramos
independientes, es verdad, y estábamos en el punto de partida;
debíamos marchar, y fue preciso optar en términos que lo exigía
la imperiosa oportunidad y circunstancias. Proclámase pues el
imperio, llamando, según el plan de Iguala (24 de febrero de
1821), en su art. 4<-> para Emperador a D. Fernando VII, [mien­
tras tanto] gobernó una Rejencia al país; [. . .]
Gobernando aquí en Tabasco el Teniente Coronel D. Juan N.
Fernández, acabábase de organizar en México un Gobierno pro­
visional, estableciéndose la Rejencia, cuyo Presidente lo era el
generalísimo D. Agustín de Iturbide; [ . . . ] se publicó solemne­
mente la acta de la Independencia del Imperio mejicano, y entre
otras cosas expidióse la convocatoria para un Congreso constitu­
yente, el cual fue instalado el 24 de febrero de 1822 [. . .]

6 Compendio. . . . op. cil., p. 161-163 (selección).

119
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Fernández, [. . .] cometió violencias con determinadas perso­


nas, las que informaron contra de él, a la Rejencia; y fue causa
que un jefe nombrado Leyton, recibiese órdenes superiores para
aprehenderlo y remitirlo a México; esto sucedía [en] abril de
1822, quedando Leyton gobernando a la Provincia.
D. Manuel Ma. Leyva Leyton, estuvo muy poco tiempo en el
poder, y lo vino a reelevar el Coronel de ingenieros D. José An­
tonio Rincón, el cual encontró al país en violentas aspiraciones,
cuyo cuadro se repintaba en todas las provincias, pues en el mis­
mo México se sucedían hechos graves y de trascendencias; que
de una revolución precoz y rápida, de 1822 a 1823; a la Rejencia
sucedía el primer Congreso constituyente. El plan de Iguala y
tratados de Córdoba, disgustaron a D. Femando VII, y los re­
probó; entonces Iturbide subía el último peldaño del imperio me­
jicano, siendo proclamado, reconocido, ungido y jurado por Em­
perador. [21 de julio de 1822],
En Tabasco se juró a Iturbide, [. . .]

Los jefes Manuel María Leyton y José Rincón


felicitan al emperador de México Agustín I
por su exaltación al trono.*
Señor: Apenas llegó á nuestras manos ayer [. . .] el extraordina­
rio que dirigió á esta Comandancia General el Coronel D. Ma­
nuel Rincón, que manda la plaza de Veracruz, noticiándonos el
plausible suceso de haber sido V. M. I. proclamado por el pue­
blo unido al Ejército, Emperador de esta América Septentrional,
[. . .] de común acuerdo, dimos las disposiciones más ejecutivas
para la proclamación de V. M. I. con la solemnidad que en aque­
llos cortos momentos pudo facilitar los recursos de esté país, que
se verificó en la plaza mayor de esta Capital, al frente dé' su bi­

* Gaceta del Gobierno Imperial de México, México, 30 de julio de 1822,


en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . . op. eit., vol, 1,
p. 117-119 (selección).

120
El primer lustro de vida independiente

zarra guarnición, tremolándose en ella el Pabellón Imperial Tri­


garante, y en cuyo evento prorrumpió Leytón el discurso si­
guiente:
“Soldados: La América Septentrional es ya feliz, pues se ha
reconocido por Emperador á nuestro adorado Generalísimo el Sr.
D. Agustín de Iturbide: sedle siempre fieles á su augusta perso­
na, cual lo habéis acreditado, y vivid firmemente persuadidos
que vuestro Comandante general con la última gota de sangre que
circule por sus venas, está pronto á demostrar que es el único
digno de ceñir la augusta Corona del Septentrión. Unios conmigo
para felicitarlo, y repetid: Viva nuestro querido Emperador el
Sr. D. Agustín I: Vivan las Cortes Mexicanas, y vivan todos los
ciudadanos de este vasto Imperio, que poseídos de las finaltrópi-
cas ideas que les ha enseñado su jamás bien ponderado primer
Gefe, han sabido conciliar la libertad que disfrutan, con la Reli­
gión, Independencia y Unión, bases principales del sabio Plan de
Iguala.” [. . . ] concurrieron las Corporaciones, empleados, oficia­
lidad militar y el inmenso pueblo de las demás clases del estado,
asegurando á V. M. I. que los continuados vivas y aclamaciones
nos acreditan sobre manera que tan feliz acontecimiento llenó
completamente de alborozo y regocijo los corazones [. . .]
En seguida se iluminó por la noche toda la población, se ador­
naron los balcones, ventanas y puertas con lucidas colgaduras, y
esta mañana se cantó en la Iglesia parroquial una solemne misa
y Te Deum en acción de gracias al Todopoderoso, con asistencia
de las autoridades y cuerpos civiles, eclesiásticos y militares, con
triple salva de artillería, y de la infantería que se apostó á la par­
te exterior de la principal puerta del Templo, habiéndose circu­
lado con rapidez á los tres partidos de que se compone esta Pro­
vincia, con el objeto de que impuestas las demás Corporaciones,
practicasen iguales demostraciones religiosas y públicas, en tanto
que se recibiesen las órdenes superiores en materia de tan alta
consideración, asegurando á V. M. I. que no contentos con esto,
oficiamos igualmente al Exmó. Sr. Capitán general de la Provincia
de Yucatán, Gobernador del Presidio del Carmen y Costas Late­
rales, para que promulgándose por todas partes no quedase un
pequeño punto en que no sea proclamada V. M. I.

121
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Dígnese, pues, V. M. I. admitir benigno esta respetuosa insi­


nuación que le hacen unos súbditos fieles de V. M. I. como un
tributo propio del homenaje que se le debe á su grandeza, y del
indecible amor y adhesión que tenemos á V. M. I. con los más
grandes deseos de que el Dios de los Ejércitos proteja á V. M. I.,
lo haga feliz, y bajo su paternal patrocinio lo sea toda la América
Septentrional; suplicando á V. M. I. reciba gustoso y afable los
nobles sentimientos de la Oficialidad y Tropa de esta guarnición
y honrado vecindario.
Nuestro Señor guarde la más importante vida de V. M. I. los
muchos años que ha menester el Septentrión para su felicidad.
Villahermosa de Tabasco, junio 9 de 1822, [. . .]
Manuel María Leytón.— losé Rincón.

LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

La creación de la Diputación Provincial, del Ayuntamiento Cons­


titucional de Villahermosa y la elección de diputados por Tabasco
para el Congreso Constituyente se dieron paralelamente, y fueron
de relevancia para la vida política de la entidad. Cabe aclarar
que, por una serie de dificultades, los representantes tabasqueños
no asistieron al Congreso que se instaló el 24 de febrero de 1822
en la capital del Imperio; como veremos más adelante, fue hasta
1824 cuando Tabasco tuvo representación nacional.

[. . .] El diputado por Yucatán, don Manuel Crescencio Rejón


propuso en la sesión, de mediados de 1822, del Congreso Cons­
tituyente, que la provincia de Tabasco se separase de Yucatán,
y tuviese Diputación Provincial.

* Historia. . . , op. cit., p. 149-150.


1 El Congreso fue reinstalado a principios de marzo de 1823 y terminó
sus sesiones a fines de octubre de ese año. (N. del C.)

122
El primer lustro de vida independiente

El Emperador Iturbide disolvió a fines de octubre de este año


de 1822 el primer Congreso Constituyente,1 nombrando una nue­
va Legislatura, que se denominó Junta Instituyente, que tomó
posesión el 2 de noviembre de ese mismo año. Una de las prime­
ras disposiciones de la Junta, fue la de que Tabasco tuviese su
Diputación Provincial.
El 30 de noviembre [de 1822] se elige esa [. . .] Diputación
Provincial [. . .] conforme a la Constitución de 1812 [. . .] La
Diputación se instaló el 1" de enero de 1823, en los altos del
Principal [. . . ]

APOYO AL PLA1S DE CASAMATA


M a n u e l G il y Sá e n z *

[. . .] [cuando el] imperio luchaba con mil escollos y los ánimos


turbulentos chispeaban é iba ardiendo el fósforo de la discordia:
las Logias Mazónicas se agrupaban por todas partes; la política
en general hacia descollar tres partidos: los Tturbidistas aspiraban
al engrandecimiento y al triunfo de su héroe; los republicanos
rechazaban á Iturbide y á la sanción de las fórmulas monárqui­
cas, y los Borbonistas intentaban nulificar la independencia. En
este caos estaba el imperio, cuando el dia dos de Diciembre de
1822 se anuncia en Méjico, que el joven general D. Antonio
López de Santa-Ana habia proclamado la República en las are­
nas de Veracruz. Este grito conmovió á la nación, dando márgcn
á que en los partidos, unos se sobresaltaran, y otros se apresta­
ran á la lucha para derrocar al imperio y sepultar la parte del
plan de Iguala y tratados de Córdoba, que servían de fundamen­
to á la administración. Gruezas fuerzas se destacan sobre Vera­
cruz, y dos meses no completos duran las hostilidades; unas
cuantas escaramuzas tienen lugar, y el 2 de Febrero, sitiados y
sitiadores, amigos y enemigos se adhirieron al plan de Casa­
Mata; [. . . ]

9 Compendio. . op. cil.. p. 163-167 (selección).

123
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

[. . . ] el Congreso reconocido como asamblea nacional por di­


versas juntas provinciales y por las tropas, que adoptaron el plan
de Casa Mata. El [19] de Marzo de 1823, se presenta al Congre­
so el Ministro de Relaciones, llevando la acta de abdicación, en
la que el Emperador D. Agustín de Iturbide, decía: “Que protes­
taba, que cuando aceptó la corona habia hecho el mayor de los
sacrificios, porque no ignoraba, que al subir al trono, no solo per­
día su repozo sino el amor del pueblo: que desde el momento que
previo el resultado de la revolución á la que debían atribuirse las
circunstancias, se decidió á abdicar la corona que le pesaba ya so­
bre las sienes: que si habia retardado este acto, era por esperar
que estuviera establecida una autoridad competente y reconoci­
da: que esta autoridad era el Congreso, y que desde aquel dia
entregaba en sus manos el Poder Ejecutivo, haciendo de él total
renuncia.”
Tal es, pues, la historia del imperio mejicano en esta época:
Tabasco hasta entonces estaba de mero espectador; pero aun
inquieto en estos rápidos cambios: no tenia gran peso en la ba­
lanza de la cosa pública, pues cual pequeña Provincia todavía por
este tiempo, no se le consideraba con la categoría de un Estado;
y si tuvo representación, esto lo gestionó en su favor el Sr. Rejón,
Diputado de Yucatán.
Habiendo abdicado Iturbide y proclamádose la República, los
Estados todos secundaron el movimiento de Casa-Mata. La asam­
blea nacional expidió la acta constitutiva de la Federación meji­
cana; y en este estado de cosas, Tabasco se apresta y pone en
movimiento todos sus resortes para llegar á los fines consignados
en la acta federativa. Entonces, aquí en la Provincia, habia una
Diputación provincial, como igualmente un ilustre Ayuntamien­
to, el cual estaba compuesto [entre otros por] Santiago Duque de
Estrada [. . .] Manuel José Martí, [. ..] José Urbina de Gálvez,
[. . .] Manuel Zapata, Marcelino Gil [y] José María Ruiz [. . .]
Largas páginas de episodios políticos podrían escribirse en las
épocas que se siguen: Caido el imperio mejicano, el Sr. Coronel
de ingenieros D. José Antonio Rincón, siguió con los mandos
político y militar: entonces Tabasco se pronuncia, esto es, el 9

124
El primer lustro de vida independiente

de Abril de [1823], por el plan de Casa Mata y por la Federa­


ción; pues dice D. Lorenzo de Zavala: “Que las Diputaciones de
Guadalajara y Yucatán, comenzaron por declararse Poderes Le­
gislativos, dando una existencia política é independiente á sus
“Provincias, que llamaron Pistados Soberanos, y á ejemplo de
“ellas las demas. Se estableció la independencia del Poder Judi­
c ia l, la organización del Poder Ejecutivo y Legislativo, la Reli­
g ió n Católica, como la única y esclusiva religion de Estado, y
“los fueros del clero y de la milicia, con otros artículos secunda­
r io s .” (Véase á Zavala-Ensayo histórico sobre las revoluciones
de Méjico.)

OBEDIENCIA AL CONGRESO NACIONAL


Y AL SUPREMO PODER EJECUTIVO*
José Rincón, jefe político de la Provincia, la Diputación Provin­
cial y diversas autoridades locales reconocieron al gobierno ge­
neral que se estableció tras la caída de ¡turbidé. Para 1823, el
Poder Ejecutivo estaba conformado por un triunvirato: Celestino
Negrete, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo. He aquí el acta de
la capital:

ACTA
En Villahermosa, capital de la provincia de Tabasco, a los 25
días del mes de mayo de 1823 años, [. . . ] reunidos en esta casa
y sala de la Excma. Diputación provincial [. . .] los sres. gefe
político comandante general [ . . . ] , los vocales de la referida
Excma. Diputación, los del ilustre ayuntamiento de esta dicha
capital, y comisionados regidores de los catorce nobles ayunta­

* “Oficio del Jefe Superior Político de la Provincia de Tahasco José


Rincón al Ministro de listado, adjuntándole el Acta levantada en Villaher­
mosa con motivo del juramento de obediencia al Supremo Poder Ejecutivo,
prestado por las autoridades”, Gaceta del Gobierno Supremo de México,
México, 3 de julio de 1823, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y
datos. . . , op. cit., vol. 1, p. 123-126 (selección).

125
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mientos de los pueblos cabeceras de partido, con asistencia del


sr. cura párroco interino D. Francisco Beltrán, e individuos em­
pleados en la hacienda nacional y correos, en acto público, se
procedió la ratificación del solemne juramento de obedecer lo s .
decretos del Soberano Congreso Constituyente Mexicano y del
Supremo Poder Ejecutivo, bajo la forma siguiente. Colocada una
imagen de Jesucristo crucificado y un misal romano sobre una
mesa adornada, el sr. gefe político puso la mano derecha sobre
los santos evangelios, y el sr. vocal de cano D. Antonio Serra
y Aulet le interrogó: ¿Os ratificáis por Dios y sus santos evan­
gelios en el solemne juramento de obedecer los augustos decretos
del Soberano Congreso Constituyente Mexicano y su Suprerno Po­
der Ejecutivo? A que respondió: Sí me ratifico y juro: El sr. cura
referido continuó: Si así lo hiciereis Dios todopoderoso os pre­
mie, y si no os lo demande. Concluido este primer acto, el sr. gefe
político recibió el juramento á los sres. vocales de esta Excma.
Diputación provincial, D. Antonio Serra, D. Lorenzo Ortega, ad­
ministrador de la hacienda nacional, D. José Puich, D. Nicanor
Hernández Bayona y D. Pedro López; á los sres. alcaldes y regi­
dores de esta referida capital D. Santiago Duque de Estrada, D.
José Solana, D. José Eusebio Magdonel, D. Juan Balier, D. Felipe
Carenzi, D. Apolinario Moreno, D. Antonio Gálvez, D. Antonio
Pereira y D. José Álvarez, síndico procurador; á D. Benancio
Borrego y D. Felipe Zurita, comisionados por el Ayuntamiento
de Tacotalpa; á D. Isidoro Pedrero por el de Teapa; á D. José
María Estrada y D. Joaquín Sandoval por el de Macuspana; á D.
Juan Caraballo por el de Jonuta; á D. Lorenzo Abreu por el de
Balancán; á D. Buenaventura Zurita y D. José Antonio Calcáneo,
por el de Jalapa; á D. Leandro Vinagre y D. Cirilo Madrigal por
el de Jalpa; á D. Ignacio Prado, por el de Chichicapa; á D. José
del Carmen Sastré y D. Ramón Burelo por el de Cundoacán; á
D. Eustaquio Gómez y D. José Estevan Ruiz por el de Nacajuca;
á D. José María Díaz del Castillo y D. José María Rodríguez por
el de los Cacaos; á Francisco de la Rosa por el San Antonio; á
D. Apolinario Moreno y D. José Álvarez, suplentes nombrados
por el ilustre ayuntamiento de esta capital de orden del sr. gefe

126
El primer lustro de vida independiente

político por no haber parecido los de Usumacinta, y á D. Juan


Balier y D. Antonio Gálvez, suplentes asimismo, nombrados por
falta de los de Tepetitán. Y concluido este acto, el sr. gefe polí­
tico con los demás concurrentes, vitoreó por el Soberano Congre­
so y Supremo Poder Ejecutivo, todo con el mayor orden y de­
coración; con lo cual se concluyó esta acta que firmaron los
sres. susodichos, conmigo el secretario de que doy fe.—Siguen las
firmas de los que se acaban de nombrar.—Juan Estevan Campos,
pro secretario.
El zelo del referido gefe político se extendió á mandar antici­
padamente oficios á todos los ayuntamientos de la provincia para
que dieran su voto, en cuanto á reconocer al soberano Congreso
y Supremo Poder Ejecutivo; en cuya virtud, reunidos todos los
ayuntamientos en sus respectivos pueblos, no sólo juraron unáni­
mes reconocer á uno y otro, sino que mandó cada uno de ellos
dos diputados á la capital de Tabasco, para que allí lo hiciesen
con la solemnidad que queda referida en la acta precedente [. . . ]

RECHAZO A LA INVITACIÓN DE
LA REPÚBLICA YUCATECA*
Desde mayo de 1823, Yucatán decidió mantenerse unido a Mé­
xico aunque bajo las bases de una república federal, es decir, se
proclamaba por un gobierno liberal y representativo. El primer
Congreso Constituyente yucateco se reunió en agosto de ese año
y ratificó el espíritu federalista de la incorporación. Veamos la
actitud tabasqueña ante la propaganda de sus vecinos:
En la sala capitular de la villa y puerto de San Juan Bautista
de Villa-hermosa, capital de esta provincia de Tabasco, á los doce
días del mes de julio de 1823 años, [. . .] [. . .] Habiéndose con­
gregado los señores comandante general y gefe superior político

* "Acta de la junta celebrada en la capital de la provincia de Tabasco”,


El Sol, México, 25 de agosto de 1823, en Manuel Mestre Ghigliazza, Do­
cumentos y datos. . . op. cit., vol. 1, p. 126-129 (selección).

127
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de ella coronel D. José Rincón, presidente y vocales de este ilus­


tre ayuntamiento, [. . .] y tomando cada uno su respectivo asien­
to, manifestó su señoría el sr. presidente el motivo de haberlos
convocado en cabildo estraordinario, que es el de consultar con
este ilustre cuerpo las providencias que debe tomar para evitar las
funestas consecuencias que resultan de los pasquines alarmantes
y otros papeles subversivos que se han fijado en varias casas,
aquellos con ánimo de atentar contra su persona y empleo, y estos
pretendiendo reducir á los habitantes de esta villa, y aún de la
provincia, á que se adhieran al gobierno republicano de la pro­
vincia de Yucatán, cuando tenemos reconocido y jurado al sobe­
rano congreso constituyente mexicano y supremo poder ejecutivo;
para cuyo efecto propuso varios puntos y son los siguientes:
19—Preguntó á cada vocal [. . . ] sobre si sabian que hubiese
movimiento en los pueblos de esta provincia con deseo de unirse
al citado gobierno republicano de Yucatán; á cuya pregunta ma­
nifestó cada individuo de esta corporación, con energía y patrio­
tismo, que no sabían hubiese ninguna conmoción en dichos pue­
blos según las relaciones que cada uno tiene con los vecinos de
estos: que con este motivo conocen que el ánimo de todos los
habitantes, así de esta capital como de los demás pueblos de la
provincia, es el de no unirse al dicho gobierno de Yucatán, por
tener jurado al soberano congreso mexicano y supremo poder
ejecutivo, como antes se dice: y que conocen muy bien, atendien­
do á los buenos sentimientos que manifiestan los habitantes de
esta dicha provincia, en lo general, que el movimiento que se ad­
vierte en esta capital sólo pende de cuatro ó cinco individuos,
según un cálculo prudente, que no tienen otro objeto que alterar
los ánimos pacíficos de estos nobles habitantes y convertir la
tranquilidad de esta provincia en una triste anarquía para conse­
guir sus perversas ideas.
29—Que sobre los libelos infamatorios que han puesto contra
la persona de su señoría y su autoridad como primera superior
de la provincia, no siendo otro el objeto que exasperarlo y lan­
zar su persona, y sobre cuyo interesante asunto consultó su seño­
ría á esta ilustre corporación las providencias que debe tomar
para contener semejantes desórdenes, se acordó con madura re­

128
El primer lustro de vida independiente

flexión: que siendo enteramente infundados dichos libelos infa­


matorios, y prohibidos por las leyes antiguas y modernas bajo de
severas penas á semejantes autores, y que la intención de estos
cuatro ó cinco individuos mal entretenidos, que en todos tiempos
no se han empleado en otra cosa que en alterar la tranquilidad
pública, mayormente en el presente; por tanto, por unanimidad
de votos fué de parecer este ilustre ayuntamiento que su señoría
el sr. presidente, como gefe superior político de esta provincia y
á quien está encargado el cuidar de la tranquilidad pública en lo
interior y esterior, [. . . ] y en cumplimiento de las posteriores
soberanas órdenes y del supremo poder ejecutivo que tiene reci­
bidas, conviene mucho tome las más serias y eficaces providen­
cias para hacerse respetar y si posible es, lanzar de esta provincia
á esos individuos perturbadores de la tranquilidad pública y ene­
migos del buen orden, mayormente á aquellos que con particula­
ridad procuran seducir á que á esta provincia le conviene adhe­
rirse al gobierno republicano de dicha provincia de Yucatán, con
bastante desprecio del soberano congreso constituyente mexicano
y supremo poder ejecutivo, faltando al juramento que las corpo­
raciones de toda esta provincia, por medio de sus representantes
prestaron en esta capital con la solemnidad que exige acto tan
augusto. En cuya consecuencia hizo presente uno de los individuos
de este ilustre ayuntamiento: “que saliendo de la sala de justicia,
á poca distancia de ella, se le unió un ciudadano vecino de esta
villa, á quien le oyó vertir palabras de adhesión á la república de
Yucatán, en términos que llegó á proferir que los papeles del con­
greso mexicano debían ser despreciables por ser informales: que
Tabasco no debía permanecer sin unirse a otra provincia; que por
sí sola no valía nada; [. . .]
39— Igualmente preguntó el sr. presidente al ilustre ayunta­
miento que si sabe que los vecinos de esta población y provincia
sean adictos al sistema de Yucatán y adheridos á ella. Espusieron
sus individuos: que son muy raros los que tiene afectos, pues en
lo general conocen las ningunas ventajas, y sí muchas calamida­
des, que sin duda alguna les resultarían de esta unión; y que es­
tán decididos enteramente á obedecer las deliberaciones del sobe­

129
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rano congreso mexicano, en cuyo juramento se ratifican los


individuos de esta corporación.
4?—Preguntó también su señoría el sr. presidente sobre que si
¡as providencias que ha tomado para mantener el buen orden y
tranquilidad, así de esta capital como el de la provincia, son con­
formes á las órdenes soberanas y supremas de México, con las de
la exma. diputación provincial y demás ayuntamientos de esta
comprensión. Espusieron los individuos de él que las consideran
muy conformes á las leyes liberales que nos rigen y sin despotis­
mo, por ser sólo el objeto del sr. presidente cumplir exactamente
aquel1as soberanas órdenes, y de conservar la tranquilidad de
este suelo tabasqueño, que por todos lados pretenden los enemi­
gos del orden desquiciar de sus límites, para tener lugar sus per­
versas ideas que traen consigo semejantes convulsiones.
5C’— Espuso el sr. presidente que como gefe político y coman­
dante general de esta provincia estaba en comunicación oficial
con los pueblos de ella, sin que estos tuviesen la más leve altera­
ción, y sí obedientes, en fuerza del juramento que tienen pres­
tado, [. . .]
6?—También hizo presente S. S. el sr. presidente al ilustre ayun­
tamiento, que si la estada de su persona á la cabeza del gobierno
de esta provincia causaba las desavenencias de esta población,
según se advierte, le dijese cada individuo con franqueza su sen­
tir, para hacer dimisión de ambos mandos, entregando el político
á la exma. diputación provincial y el militar al oficial de mayor
graduación, pues él deseaba sólo la felicidad de la provincia; á
cuya esposición el dicho caballero regidor decano tomó la palabra
y dijo: “Que conociendo de positivo lo útil que era la persona del
sr. presidente á la cabeza del gobierno de esta provincia, de nin­
gún modo pudiera admitírsele la dimisión de los dichos mandos,
sino tener su persona como cosa sagrada, pues conocía que de
ella pendía la entera felicidad de Tabasco, la seguridad de sus
habitantes y la conservación del orden público” ; en lo que se
ratificaron los demás vocales con energía y patriotismo.
7?—Igualmente S. S. manifestó á este ilustre ayuntamiento una
carta que le dirigió el comandante de armas de Macuspana, Capi­
tán D. José Rovirosa, de fecha 8, del corriente, [. . .] y supuesto

130
El primer lustro de vida independiente

que S. S. le ha contestado, está satisfecho este ayuntamiento de


que en nada alterará á los habitantes de dicho pueblo de Macus-
pana.
8?— También manifestó el impreso [. . .] que se leyó en alta
voz por mí el infrascrito secretario; y penetrados del mayor en­
tusiasmo todos los individuos de esta ilustre corporación, de las
poderosas razones que contiene dicho impreso, espusieron quedar
satisfechos, y que les servirá de bases para sus deliberaciones y
toda de esta provincia. Y por último, se acordó que de esta acta
se saquen los testimonios necesarios para que el sr. presidente dé
cuenta á la exma. diputación provincial y circule á los demás
ayuntamientos de esta provincia para los fines que son concer­
nientes en obsequio de la tranquilidad de ella. Con lo cual se dió
por concluida, firmándola los sres. presidente y vocales, de que
yo el secretario doy fe.—José Rincón.— José Eusebia Magdó-
nel.— José María Ruiz.— Juan Balier.— Felipe Carenzi.— Apoli-
nario Moreno.— Antonio Pereyra.— Marcelino Gil.— José Álva-
rez.— M acedo nio Gutiérrez.— José María Echaláz, secretario

VIS YVCATECO EIS FAVOR ÜE


LA AGRICVLTVRA DE LA PROVINCIA*
Manuel C. Rejón, liberal yucateco, propagó sus ideas federalis­
tas por Tabasco y Campeche. Promovió la creación de la Dipu­
tación Provincial en Tabasco y, más tarde, la formación del esta­
do. Fue significativo su empeño en favor de la agricultura de la
entonces provincia ante el Congreso Nacional.
Sesión del Congreso Mexicano del 21 de agosto de 1823.
[. . .] El Diputado por Yucatán, D. Manuel Crescencio Rejón,
dijo: En el artículo 1? de este dictámen, que el Congreso tiene
ya aprobado, se previene que los plantíos ya existentes en fruto de
café, cacao, olivo y uvas, empiecen á disfrutar de la exención

* El Sol, México, 22 y 23 de agosto de 1823, en Manuel Mestre Ghi-


gliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 1, p. 139-143 (selección).

131
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de diezmos, primicias y alcabalas desde la fecha del decreto. El


que se discute es respectivo de aquél, y ordena que los plantíos
de cacao que en adelante se establezcan en la Provincia de Tabas­
co, gozarán de este privilegio, continuando gravados los que ya
fructifican con esas pesadas contribuciones que desalientan al in­
feliz agricultor. Jamás esperé que fuese tal la desgracia de Tabas­
co, que cuando se tratase de aliviar la carga que llevan sobre sus
hombros los agrícolas de las provincias mexicanas, se pretendiese
que los de aquella la continuasen sufriendo. ¿Será, acaso, que les
principios que movieron al Congreso á conceder esas exenciones,
no comprenden á los infelices tabasqueños? Si los impuestos con­
tienen los progresos de la industria agrícola, si las gabelas cortan
el vuelo á la producción, no solamente en los abrasados climas
de la zona tórrida, sino en los helados de los polos, ¿qué razón
hay para que esta verdad no comprenda á la provincia de Tabas­
co, en donde hay tanta necesidad de promover la agricultura,
como en las demás de la Nación? Si el Congreso llegase á aprobar
este artículo [. . .] aquella provincia podía perder la esperanza
de ser protegida por esta asamblea. Jamás, Señor, habéis dirigido
vuestros ojos á esos infelices pueblos para aliviar sus desgracias
y remediar en parte los males que los aquejan. Solamente os
habéis acordado de Tabasco cuando disteis la ley de elecciones
para el nombramiento de los futuros Diputados. Tabasco tuvo
representante en las Cortes extraordinarias de España; pero para
las ordinarias, no solamente no se le colocó en el número de las
provincias que debían nombrar Diputados, pero ni siquiera se le
designó una con que pudiese reunirse para elegirlos. En la convo­
catoria expedida para la reunión del actual Congreso, se le man­
dó unirse con Yucatán para hacer las elecciones; mas el tiempo
que mediaba entre las elecciones de Partido y las de Diputados
era tan corto, que aun cuando hubiesen querido concurrir sus
electores en Mérida, jamás lo hubieran podido conseguir. De aquí
resultó que no hubiesen intervenido los tabasqueños en la elec­
ción de los actuales Diputados, y de aquí indispensablemente ha
nacido una serie de desgracias para estos pueblos. No quiero refe­
rir los males que han sufrido sus habitantes por no consternar al
Congreso: sólo reclamo la protección que les debemos dispensar.

132
El primer lustro de vida independiente

Cuando se hallaba el Congreso rodeado de inquietudes y sobre­


saltos f . . . ] hice una proposición solicitando el establecimiento de
una Diputación provincial en Tabasco: se mandó pasar á una
comisión, en donde paraba cuando se disolvió la Representación
Nacional. Ni aun este bien mereció esa provincia de las manos de
Vuestra Soberanía: la Junta Instituyente dió el decreto. ¿Y será
posible que ahora se desentienda el Congreso del paternal cuida­
do que debe tener con todas sus provincias? ¿No se compadecerá
de sus desgracias? ¿No tomará bajo su protección á unos pueblos
que han estado abandonados á su miseria?
Entiendo que puede tener algún fundamento la comisión para
solicitar que los plantíos de cacao, existentes en fruto continúen
pagando alcabalas, exceptuando los que se fuesen estableciendo
en adelante. Pero ¿qué razón hay para que no queden exentos de
pagar diezmos y primicias, cuyos productos se destinan para
cuatro ó cinco canónigos de Mérida que han solicitado las canon-
gías por vivir en la molicie, después de haber acopiado gruesas
sumas en los curatos que antes han tenido? ¿No sería esto hacer
una restricción, una exclusiva odiosa? Concluyo, pues, Señor, opo­
niéndome al artículo por injusto y ageno de la protección que
debe dispensar el Congreso á una desgraciada provincia.
El Sr. D. Carlos María de Bustamante dijo: que apoyaba el
dictamen de la comisión, pues la franquicia que se había conse­
guido era precisamente para proteger los nuevos plantíos y no
para los antiguos. Indicó que esto se daba entender cuando se usa­
ba la palabra novales; y que cuando en Tabasco abundaba el
cacao y los plantíos eran numerosos, no había necesidad que se
quitasen esas contribuciones para que se diese principio á su pro­
ducción.
El Sr. D. Francisco Tarrazo hizo presente: que aunque el se­
ñor preopinante se había encargado de contestar á la reflexión del
Sr. Rejón, no había podido desvanecerla, pues previniéndose en el
artículo 2?, aprobado por el Congreso, que los plantíos de cacao
y café ya existentes en fmto, empezasen á disfrutar del privilegio
ordenado en el 19 desde la fecha de este decreto, no había razón
convincente, y satisfactoria que pudiese justificar la restricción
que presenta la comisión por lo respectivo á los plantíos de cacao

133
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

en Ja provincia de Tabasco. Agregó que aun cuando estos fuesen


numerosos, no por eso se les debía negar esa protección que tanto
se requiere para el fomento de los ramos indicados, mucho más
cuando el cacao no solamente era artículo de consumo interior,
sino también de exportación. Concluyó diciendo que el Congreso
no debía excluir de esta gracia á los agricultores tabasqueños.
El Sr. Fagoaga expuso: Que convenía con las ideas de los se­
ñores Rejón y Tarrazo, y que todo lo indicado era una prueba
inequívoca de que la comisión no tenía razón alguna en qué apo­
yar su dictamen, como otra vez lo había dicho. Añadió que sien­
do el cacao un artículo que puede concurrir en los mercados
extranjeros, merecía una singular protección, aun cuando hubie­
sen muchos plantíos, pues que esta no era razón para que estu­
viese exento, según el artículo del privilegio concedido al que se
producía en las demás provincias de la Nación.
El Sr. Villalva, insistiendo en las ideas del señor Bustamante,
significó que el artículo debía volver a la comisión para que lo
redactase en otros términos.
El Sr. Mayorga dijo: Que la comisión hubiera querido desde
un principio eximir al cacao de Tabasco de esas contribuciones;
pero creyendo que no faltarían señores Diputados que se opusie­
sen, como con tenaz resistencia lo había hecho el señor Fagoaga,
se abstuvo de hacerlo. Hizo presente que la comisión quería úni­
camente promover los nuevos plantíos de los frutos indicados;
pero como el cacao de Tabasco era una producción que hacía
tiempo se conocía en ella, y artículo que se cultivaba con exten­
sión, no quiso comprenderla en el. privilegio que se había conce­
dido a las demás provincias.
El Sr. Tarrazo, habiendo pedido la palabra para deshacer un
equívoco, expuso: que teniendo la lana tanto consumo en la na­
ción mexicana, y siendo una primera materia tan abundante,
había merecido de la comisión el privilegio que niega al cacao de
Tabasco por ser allí sus plantíos numerosos.
Después de haber hablado los señores Bustamante (D. Javier)
y Esteva, oponiéndose el primero a las ideas del señor Rejón y
apoyándolas el segundo, se declaró el punto suficientemente dis­
cutido y fue reprobado el artículo.

134
El primer lustro de vida independiente

Habiendo insinuado un señor diputado que se preguntase si


volvería a la comisión, el señor Rejón dijo: que le parecía que
debía quedar suprimido el artículo y que no creía que la comisión
tuviese que presentar otro que substituyese al reprobado, pues que
siendo este restrictivo del segundo, este último debía quedar vi­
gente.
Se acordó su supresión.

POR SUS HABITANTES, TERRENO


Y CACAO*
La primera representación tabasqueña al Congreso General de la
República fue la del diputado José Ma. Ruiz de la Peña,' quien
asistió desde la sesión de enero de 1824. Su participación y la de
Manuel C. Rejón fueron fundamentales para la formación del
estado de Tabasco. Para entonces, continuaba el triunvirato en el
Poder Ejecutivo.
Congreso Mexicano, sesión del 29 de Enero de 1824.—
Se puso a discusión una parte del artículo 2? que dice: “Ta­
basco formará otro Estado de la Federación”.
A excitación del Sr. D. Valentín Gómez Farías, dijo el Sr. Ruiz
de la Peña: que Tabasco tiene más de sesenta mil habitantes de
población, un terreno feracísimo y las producciones de cacao, que
es muy estimado aun en Europa, azúcar, pimienta, café, de que se
consume mucho en los Estados Unidos, zarzaparrilla y otras: lo
cual, y su situación ventajosa para el comercio, hacen aquella
Provincia capaz de formar un Estado.
El Sr. Valle notó: que habiéndose propuesto la Comisión por
base para demarcar los Estados el territorio de las Intendencias,

* Ápuiht Mexicana, México, 19, 24 y 30 de enero de 1824, en Manuel


Mestre Ghigliazza, Documentos y ñatos. . . , op. cit., vol. 1, p. 207-209.
1 José María Ruiz de la Peña fue presbítero y cura de Cunduaeán; murió
en la ciudad de México (julio de 1824), a los seis meses del surgimiento
del estado. (N. del C. )

135
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

se hubiese apartado de ese sistema en el caso de que se trata; pero


dijo que no era esa la objeción que tenía que hacer contra el ar­
tículo, sino la escasez de población y luces en Tabasco, cuya
provincia no tuvo representación en las Cortes de España, sino
en las Constituyentes, y no tuvo Diputación Provincial hasta el
año pasado. Por todo lo cual fué de sentir que permaneciera en
clase de Territorio hasta que pueda ser Estado.
El Sr. Rejón contestó á la primera reflexión del Sr. preopinan­
te, que la Comisión había tenido por parte al demarcar los Esta­
dos, no descontentará á las Provincias que tenían Gefe Político,
Diputación Provincial y todo lo demás que constituye lo que se
llama Provincia, prescindiendo de los territorios de las intenden­
cias. A la segunda reflexión satisfizo diciendo que Tabasco tenía
hombres para su Legislatura así como lo tienen los otros Estados;
que aunque estos no pudiesen llenar todas las atribuciones de un
Legislador con toda la exactitud correspondiente, no debía extra­
ñarse, pues en todo el territorio de la Federación, apenas se en­
contrarán algunos que pudiesen tener el acopio de luces que se
necesitan para dictar leyes, consecuencia necesaria de la tiranía
del Gobierno Español. Se extendió manifestando que su pobla­
ción era de más de sesenta mil almas, y que su comercio de pro­
piedad era más opulento que el de Yucatán. Concluyó exponiendo
que no se creyese que trataba de abatir al Estado que tenía el ho­
nor de representar, pues que si era verdad que el comercio de pro­
piedad de Tabasco era mayor que el de Yucatán por sus renglo­
nes territoriales, también era cierto que el comercio de economía
de Yucatán era íntimamente superior al de Tabasco.
El Sr. Barbabosa añadió á lo expuesto por el Sr. Rejón, que Ta­
basco por su comercio marítimo ha adquirido la ilustración sufi­
ciente, cuanto no tienen otros muchos pueblos de la Federación.
Habló también de la población, fertilidad y producciones de aquel
país.
El artículo fué aprobado.

136
El primer lustro de vida independiente

EL PRIMER CONGRESO LOCAL


M a n u e l G il y Sá e n z *

Tabasco elije sus Diputados para su primer Congreso constitu­


yente, que lo fueron: el Presbítero D. Manuel Ayala, D. Manuel
Antonio Ballester, Salas, Femando de los Toyos, Alfaro, Estra­
da &9; y el 3 de Mayo de 1824, este Congreso constituyente, del
Estado libre, independiente y Soberano, elegido con arreglo á la
ley de su instalación y á la acta constitutiva de la Federación
mejicana, se declaraba por su art. 19 instalado legítimamente y
en plena actitud de ejercer sus funciones. [. . . ]

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

[. . . ] [cesaba] desde esa fecha la segunda Diputación Provincial


que se había instalado el lo. de enero de ese año, siendo su pre­
sidente don Pedro Pérez Medina, español (de las Islas Canarias).
El Congreso levanta el acta de su instalación conforme al Acta
Constitutiva de la Federación Mexicana, y declaró en su artículo
lo. estar instalada legítimamente y en plena aptitud de ejercer sus
funciones. Expide su ley orgánica y decreta que el primer vocal
de la cesante Diputación Provincial, don Pedro Pérez Medina
siguiese con el mando político del Estado mientras la Legislatura
nombraba al jefe del Poder Ejecutivo de Tabasco. En efecto, el
8 del mismo mes de mayo, el Congreso Constituyente tabasqueño
elige como gobernador provisional al señor don Agustín Ruiz de
la Peña, natural de Cunduacán, y como su teniente o vice, es nom­
brado el capitán de milicias tabasqueñas, don Manuel Gurría, de
Teapa. Ese mismo día 8, ante la Legislatura Constituyente juró
el gobernador electo, don Agustín Ruiz de la Peña. El coronel
don José Antonio Rincón quedó únicamente con el mando mili­
tar, representando al gobierno de la Federación Mexicana.

* Compendio. . op. cit., p. 167-168.


** Historia. . . , op. cit., p. 153.

137
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

M a n u e l M e s t r e G h ig l ia z z a *

La Legislatura de Tabasco primero, y luego los votos del pueblo


habían elevado al Poder Ejecutivo a Agustín Ruiz de la Peña, y
aquí anoto una de las originalidades de nuestra historia local. El
partido popular que acaudillaba Ruiz de la Peña estaba fuerte­
mente aliado a los ricos españoles de la Provincia, a los mismos
que, si no mienten las crónicas, habían hecho cruda guerra a
algunos de los gobernantes de aquella durante la última década
del virreinato, porque no se plegaron a favorecer sus negocios
mercantiles. El partido que después fué centralista, era al contra­
rio, por convicción o por interés político, enemigo de los penin­
sulares, o mejor dicho, de su incontrastable influjo en la cosa
pública tabasqueña. Sabida es, por otra parte, la hostilidad de los
iturbidistas al elemento español. [. . .]

CIVILISMO FRENTE A MILITARISMO


M a n u e l M e st r e G h ig l ia z z a **

A lo largo de la primera mitad del siglo xix, la historia tabasque­


ña nos muestra una pugna constante entre el gobernador y el
comandante en turno. Los excesos a los que en (Kasiones llegó
el poder militar fueron causa de guerras internas e incluso intro­
misiones del Centro. Para el periodo que tratamos, resulta intere­
sante cómo se discutió la posición de Rincón en el Congreso Na­
cional, la caracterización de su personalidad y, más adelante, la
lucha contra el gobernador Agustín Ruiz de la Peña.
[ . . . ] El Coronel de Ingenieros José Antonio Rincón, era un
anciano, que ya entrado en años abrazó la carrera de las armas,
sirviendo con valor y distinción a la causa realista hasta lo últi­
mo. Después él y su ilustre hermano don Manuel, tan célebre
en la historia patria, fueron iturbidistas de corazón, pero don

* Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 1, p. XL.


** Ibiclem (seleeción).

138
El primer lustro de vida independiente

José Antonio, soldado ante todo y de reconocida lealtad, no fue


removido del gobierno por el Supremo Poder Ejecutivo, y allí
continuó mandando después de la caída de Iturbide hasta el 8 de
Mayo de 1824, en que quedó únicamente encargado de la Co­
mandancia general.
[. . .] habida cuenta del carácter rígido como la ordenanza, y
honrado a carta cabal del Coronel José Antonio Rincón, resul­
taba imposible para este el despejado ejercicio de su mando mili­
tar. Vivía en el seno de una sociedad cuya mayoría le era hostil, y
tenía por adversario a un gobierno hechura de aquella.

Lo negro de este Rincón *


Congreso Mexicano, sesión del 6 de marzo de 1824.—Se dio
primera lectura al dictamen de la Comisión de Infracciones, rela­
tivo a la queja del Alcalde de Villahermosa de Tabasco, a con­
secuencia de haberlo suspendido el Gefe político de aquel Estado.
Congreso Mexicano, sesión del 12 de mayo de 1824.—El Sr.
Rejón tomó la palabra y dijo: “Me aprovecho de esta ocasión
para suplicar al señor presidente se sirva señalar día para la dis­
cusión de un dictamen de la Comisión de Infracciones, en orden
a que se exija la responsabilidad del Gefe político y militar del
Estado de Tabasco D. José Antonio Rincón, por haber suspendi­
do de la vara a D. Santiago Duque de Estrada. Esta resolución
es tanto más urgente cuanto que instantáneamente se espera en
aquel pueblo una revolución para quitarse a un tirano que no
han podido expeler de su seno, después de haberse valido aquella
Diputación Provincial de todos los medios legales. En una de las
Secretarías del Despacho paran varias de las representaciones de
esa Junta en que se queja de la arbitrariedad escandalosa con que
ha contrariado Rincón sus acuerdos sobre suspensión de algunos
empleados de Hacienda, para lo que estaba autorizada por la ley
la Diputación Provincial. Considero que su S. A. las tomará en

* Á g u ila M e x ic a n a , México, 7 de marzo y 13 de mayo de 1824, en


I b id e m , p. 210-212 (selección).

139
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

consideración, y hará descargar sobre este déspota altanero todo el


peso de la ley que con descaro ha ultrajado; pero no por esto dejaré
de dirigir al Congreso Soberano mi débil voz para que cuanto
antes resuelva sobre el punto que ante V. S. está pendiente.

M a n u e l M e s t r e G h igliazza *

Ha sido tal el prurito de Rincón en mandar, que no sería de no­


tar este sólo acontecimiento si no hubiesen otros. Él es Jefe Polí­
tico, él Comandante de armas, él Juez de Partido, él Alcalde
Constitucional, queriendo hacer por sí y ante sí conciliaciones, él
Diputación Provincial; en fin: el diablo es subir a jefe por escala
de albañil o guía de convoyes; bien que de todo esto nada sabe
S. A. S., ni el Ilustre Colegio pudo decir nada constando todo en
los autos, porque se le previno que para no perjudicar a las partes
no atendiese a las actuaciones; es decir, no se paren en pelillos.3

R ó m u l o B ec e r r a F abre y
J u st o C e c il io S a n ta A n n a **

Según parece, D. José Antonio' Rincón era un militar de carácter


agrio, que trataba á todo el mundo con extremada dureza, lle­
gando por último á convertirse en un verdadero tirano. Las fami­
lias más distinguidas de Villa-hermosa tuvieion que sufrir veja­
ciones y malos tratamientos de aquel gefe militar, hasta que
cansados de sufrir algunos personajes, comenzaron á conspirar
contra él. Toda la guarnición estaba ganada ya por los conspira­
dores y solo se esperaba una ocasión propicia para llevar á cabo
el movimiento preparado y apoderarse de Rincón; cuando una fe-

* Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 1, p. 150.


1 Corresponde a una nota que Mestre hizo al texto “Dictamen del Ilus­
tre Colegio de Abogados contra la conducta gubernativa de D. José Rin­
cón”, publicada en el Suplemento del Águila Mexicana, México, 2 de enero
de 1824; el artículo se reprodujo en su compilación. (N. del C.)
** En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . ., op. cit., p. XXXVI-XXXVII
(selección).

140
El primer lustro de vida independiente

líz estratajema vino á precipitar los acontecimientos. Entre los


reos políticos que se encontraban incomunicados en la cárcel pú­
blica, hallábase el capitán D. José Jiménez jefe prestigiado en
Villa-hermosa por haber sido el primero en acoger con entusias­
mo la ¡dea de independizar la colonia de la Madre Patria en
1821, y siendo uno de los obstáculos con que tropezaban los ene­
migos de Rincón para realizar sus planes la obstinada resistencia
del alférez D. José Víctor Jiménez á tomar parte con su compañía
en el motín, hicieron los interesados en que aquel se efectuase
circular la falsa noticia de que el capitán Jiménez, padre del alfé­
rez aludido, había sido asesinado en la prisión por orden del
Comandante general de la plaza.
Llegar esta noticia á oidos del incorruptible oficial y ponerse
éste á la cabeza de su compañía tué todo uno; yéndose en seguida
sobre la Comandancia de la plaza, en donde se apoderó de Rin­
cón antes que las demás tropas tuvieran lugar de tomar parte en
el movimiento.
Así se realizó uno de los primeros motines militares que hubo
en Tabasco, y así concluyó la tiranía del célebre Rincón [. . .]

M a n u e l M e s t r e G h ig l ia z z a *

Aventurado sería emitir un juicio sobre Agustín Ruiz de la Peña,


de quien algún biógrafo hace la encarnación del poder civil “com­
batiendo el desenfrenado militarismo de la época, representado
por el Comandante general D. José Antonio Rincón y por los
realistas solapados, que soñaban, como los conservadores de hoy,
con la restauración de la monarquía absoluta en México,”1 [. . .]
[. . . ] Sí es indiscutible la popularidad de Agustín Ruiz de la
Peña en aquellos tiempos, y ya se verá que después de diversas
peripecias, volvió a ocupar la silla gubernamental, hasta ella reas­
cendido por dos poderosos elementos, la masa popular y la colo­
nia española: ¡extrañísima alianza que sorprenderá no poco a los

* Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 1, p. XLI.


1 El biógrafo es León Aleio Torre. (N. del C.)

141
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que en nuestros luctuosos días han seguido la marcha de los suce­


sos en la patria chica, y no se esperaban semejantes estupendas
revelaciones de la historia!

ATMÓSFERA CARGADA
Y LA CONSECUENTE GUERRA
M a n u e l G il y Sá e n z *

Las ideas republicanas estaban en su cuna; Tabasco apenas em­


pezaba á caminar por la senda de sus constituidos principios,
cuando de repente vino á medio perturbar su marcha un violento
incidente. Es el caso: el Comandante General D. José Antonio
Rincón, no quiso prestar el juramento de obediencia al H. Con­
greso del Estado, poniéndose en lucha abierta, ora con el Congre­
so, ora con el Gobernador; lo que motivó un tejido de inconse­
cuencias y de escándalos, tanto de los unos como de los otros. El
Sr. Gobernador D. Agustín Ruiz de la Peña, tuvo que ausentarse
por estas causas para Cunduacan el 26 de Mayo del mismo año,
desde donde ofició con fecha 29, diciéndole á Rincón: que con
el sano objeto de estar en libertad para restablecer el orden en la
capital, y poner á salvo su persona, de los planes, amenazas é
insultos que sufría, desde la noche del 12 se había retirado. Todo
esto dió por resultado,TjuéTás cosas se fueron poniendo en una
tirante situación, en términos que, exaltados los ánimos, formaron
un movimiento poniendo en prisión al Sr. Rincón, el 14 de Junio
de 1824. Desde ese dia, el Sr. Rincón fué puesto en un calabozo,
y en seguida remitido á Cunduacán, ora á Teapa, ó ya á Jalapa;
nombrando el Gobierno Comandante General, al Coronel D.
Francisco Javier de Tejeda.
Con estos vaivenes de la política iniciante de Tabasco, surgían
muchas dificultades, celos y personalidades; los ánimos se pre­
disponían dia á dia: pululaban mil encontradas opiniones; está­

* Compendio. . . , op. cil., p. 168-170 (selección).

142
El primer lustro de vida independiente

bamos amagados por varias conmociones políticas de Tehuante­


pec, Yucatán y Chiapas; radiábanse pensamientos de formar un
solo Centro de Gobierno con Yucatán y Chiapas, separados de
Méjico. Intérin, al Sr. Rincón se le seguía su causa.
Bien presto se sabe en Méjico los acontecimientos turbulentos
de Tabasco. mandando para pacificar á este Estado al Sr. Coronel
D. José Francisco Hernández, con el 59 Batallón; éste se sitúa en
la Frontera, desde donde dá cuenta á este Gobierno de la misión
que traia: pero aquí las exaltadas pasiones indujeron al Gobierno
á negarle la entrada, por cuyo motivo el Sr. Hernández, dió cuen­
ta á Méjico. Entonces vino el Sr. Coronel D. José Antonio Fá-
cio, el cual se dirigió á esta capital, pero también le fué denegada
toda intervención de paz, regresando al momento para la Fron­
tera.
[. . . ] Es de advertir, que cuando Fació se presentó en esta ca­
pital, muchos se retiraron para Teapa, entre ellos Alpuche y
Calcáneo, y este último arrojó desde aquella ciudad, una procla­
ma el 6 de_Seiiembre de 1824, [. . .] oponiéndose á la invasión
de Hernández, pues empezaba así: “el que suscribe, á los habi­
tantes de este Estado: ninguno que viene con armas á introducirse
á nuestro pacífico suelo, puede traernos la felicidad; y concluía
deciendo: ¡valor, constancia y unión!”

Barren Escobas
M a n u e l G il y Sá e n z *

El Sr. Ruiz de la Peña, había mandado fuerzas á Escobas, (que


entonces estaba á la márjen izquierda del rio,) á las órdenes del
Coronel Tejeda y del capitán D. José María Jimenes. En este
tiempo se quitaba Hernández de la Frontera con dirección á esta
capital, dejando á Fácio el resto del 59 Batallón, quien acto con­
tinuo se encamina dando vuelta por Tamulté de la Sabana y sale
atras de Escobas: allí tiene lugar una refriega en la que mueren

lhielenis p. 170.

143
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

muchos, dando por resultado, que las tropas tabasqueñas son


derrotadas, cayendo algunos prisioneros. [. . .]

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Al saberse el descalabro de Escobas se desbandaron las guarni­


ciones de Villahermosa y Chiltepec. El alcalde del Ayuntamiento
de la capital, don Santiago duque de Estrada [ . . . ] , que había
sido depuesto por el Congreso, tomó nuevamente posesión de su
cargo e hizo frente a la situación, al ausentarse de la capital del
Estado el Gobernador, Congreso y empleados y muchas familias
temerosas de esos acontecimientos.
Fació entró a Villahermosa el 7 de noviembre de 1824 [. . .]
procediendo con el Ayuntamiento a restablecer el orden y la tran­
quilidad al espanto producido por la toma de Escobas y la pre­
sencia de las tropas en son de guerra. Inmediatamente Hernández
tomó posesión de su cargo como Comandante General de Ta­
basco, tan luego como llegó a Villahermosa, el 14 de noviembre
de ese mismo año. Inmediatamente fue libertado el coronel don
José Antonio Rincón quien salió poco después para Veracruz,
junto con su hermano, el general don Manuel, que llegó a Xa-
basco a gestionar su libertad.

M a n u e l G il y S á e n z **

El Sr. Fació, después de cumplida su misión, se fué con pliegos


para Méjico, a dar cuenta de todo lo ocurrido en Tabasco; ha­
biendo serenado los ánimos la presencia del Sr. Comandante gene­
ral D. Francisco Hernández, restableciendo con su 5*? Batallón,
la tranquilidad y el orden; y como es de suponerse, interiormente
ardía el volcán del descontento en unos, que si no hacía su erup­
ción, era por la presión militar, festinando otros aquel triunfo
alcanzado.

* Historia. . . , op. cit., p. 157.


** Compendio. . ., op. cit., p. 170-171 (selección).

144
El primer lustro de vida independiente

[. . . ] Las cosas se fueron arreglando poco a poco, no sin ven­


cer algunas dificultades que se presentaban del mismo caos en
que se hallaba la situación. Sin embargo, el Sr. Ruiz de la Peña
era el gobernador, y fue llamado al efecto, [. . . ]

LA PRIMERA CONSTITUCIÓN
M a n u e l G il y Sá e n z *

[En 1824] ya se habían hecho aquí las elecciones, resultando


electos Senadores, el Sr. Cura D. José María Alpuche Infante, y
D. Salvador Calcáneo; y para Diputado á D. Manuel Quiroga;
queriendo los partidarios de Rincón, nulificar estas elecciones,
porque decian que se habían practicado en el hervor de la revo­
lución, cuando estaban las tropas en la barra principal; lo cual no
tuvo verificativo. [. . .]
El Congreso constituyente volvió á ocuparse de nuevo de sus
honorables tareas, sancionando el 5 de Febrero de 1825, la Cons­
titución primordial que empieza con estas inequívocas palabras:
“En el nombre de Dios Todo Poderoso, Creador y conservador
de la sociedad; el Congreso constituyente del Estado, libre, inde­
pendiente y Soberano de Tabasco, decreta: &?; y el 14 del mismo
mes y año, se juraba la Constitución del Estado. Dn Te-Deum
solemne en acción de gracias al Altísimo se cantaba en seguida
en la Iglesia mayor de Esquipulas.

B ern a rd o d e l á g u il a **

Como consecuencia del desorden que había reinado en Tabasco,


en diciembre de 1824, el gobernador Agustín Ruiz de la Peña

* Ibidem, p. 169-171 (selección).


** Tabasco (En la geografía y en la historia), monografía, Gobierno
Constitucional de Tabasco, Villahermosa, 1947, (Contribución de Tabasco
a la Cultura Nacional, 13), p. 15 (selección).

145
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

fue trasladado a México en calidad de prisionero, a pesar de que


el estado se hallaba ya tranquilo. En ausencia del gobernador, ¡a
Constitución fue expedida por el vice-gobernador Pedro Pérez
Medina; de acuerdo con ella, las elecciones tendrían lugar en ju­
nio de 1825. Un mes antes, Ruiz regresó y postuló su candidatura
para gobernador constitucional.

[. . .] Esta primera Constitución se componía de 224 artículos,


dividida en 11 Capítulos i cada capítulo en Secciones. Declara
que el Estado de Tabasco es libre e independiente de los demás
Estados de la Federación i de cualquiera otra nación (Art. 1);
prohíbe la introducción de esclavos en su territorio i declara li­
bres a los hijos que nacieron de los que actualmente existen en él
(Art. 3); prohibe el ejercicio de cualquiera otra religión que no
sea la católica, apostólica i romana, la cual está obligado a con­
servar, protejer i hacer respetar (Art. 4); que el gobierno del
Estado es representativo, popular, republicano, federal (Art. 7) i
que el poder supremo del Estado se conservará dividido para su
ejercicio en Legislativo, Ejecutivo i Judicial, i jamás podrán reu­
nirse (Art. 9). La Constitución dg_ 187.5 ..rigió hasta el año de
1831 en que fué derogada i la firman D. Manuel Ayala y Do­
mínguez, presidente, D. Juan Dionisio Marcin, D. Juan Estevan
Campos, D. Juan Mariano de Sala, D. Rudesindo María Hernán­
dez, D. Domingo Giorgana, D. Nicanor Hernández Bayona, D.
Manuel José Hernández, D. Santiago Duque de Estrada, D. Ma­
nuel Antonio Bahester, secretario i D. Agustín Mazó, secretario,
fue promulgada el 26 de Febrero de 1825 por D. Pedro Pérez
Medina. [. . .]
[. . .] Este Pedro Pérez Medina (si no se trata de un homóni­
mo) era español, y fué de los expulsados en virtud de la Ley 20
de Marzo de 1828, dice Mestre Ghigliazza i hace notar la influen­
cia que tuvieron los españoles en Tabasco durante los primeros
años que siguieron a la independencia. El Gobernador Ruiz de la
Peña los protegió mucho y nombró Secretario de Gobierno al es­
pañol Antonio de Sierra y Aulet. “Siempre resulta curioso que la
primera Constitución política de Tabasco haya sido promulgada
por un gobernante español de nacimiento”.

146
El primer lustro de vida independiente

D io g e n e s L ó p e z R e y e s *

Los once capítulos tratan los siguientes puntos:


Capítulo I Del Estado, su religión, territorio y gobierno (3
secciones y 9 artículos).
Capítulo II De los tabasqueños, sus derechos y obligaciones (3
secciones y 3 artículos).
Capítulo III De los ciudadanos y de sus derechos (2 secciones
y 35 artículos). ,
Capítulo IV De las Juntas Electorales (2 secciones y 35 artícu­
los).
Capítulo V Del Poder Legislativo (4 secciones y 39 artículos).
Capítulo VI Del Poder Ejecutivo (3 secciones y 38 artículos).
Capítulo VII Del Poder Judicial (4 secciones y 39 artículos).
Capítulo VIII Del Gobierno Interior del Estado (3 secciones y 23
artículos).
Capítulo IX De la Hacienda Pública del Estado (2 secciones y
10 artículos).
Capítulo X De la Milicia del Estado (2 secciones y 6 artícu­
los).
Capítulo XI Sección única. De la observancia, interpretación y
reforma de esta Constitución (8 artículos).

POBLAMIE1STO Y DEMARCACIÓN
Tres departamentos en el Estado * *
“El Congreso constituyente del Estado de Tabasco ha tenido á
bien decretar la siguiente ley reglamentaria de la división de depar­
tamentos.

* Historia. . op. cit.. p. 158.


** En Manuel Mestre Ohigliazza, Documentos y datos. . op. cit., vol. 1,
p. 292-294.

147
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ARTÍCULO 1?

Departamento de la Capital
Cabecera de Total de almas.
departamento: Villa-hermosa y sus adyacentes.......... 4,821
Atasta ................................................... 1,073
Tamulté ................................................. 1,265
San Francisco (á) Estancia Vieja . . . . 87
San Femando de la V ictoria............... 863
Jonuta ................................................... 1,282
Usumacinta y sus adyacentes............. 830
Tenosique ............................................. 486
Canisán ................................................. 76
Estapilla ............................................... 124
Balancán .............................................. 415
Santa A n a ............................................. 200
Multé .................................................... 135
Montecristo .......................................... 346
Nacajuca y sus adyacentes................... 1,909
Tucta .................................................... 89
Mazateupa ........................................... 400
Taposingo ............................................. 77
Guaitalpa ............................................. 445
Tecoluta ............................................... 262
Guatacalca ........................................... 142
Olcuatitán ............................................. 561
Oxiacaque ............................................. 180
Pueblo Nuevo de Olcuilzapotlán........ 336
Tamulté de la S ab an a......................... 1,192

a r t íc u l o 29
Departamento de la Sierra
Cabecera de
departamento: Teapa y su adyacenteTecomaxiaca . . 5,802
Tacotalpa ysus adyacentes................... 3,493
Tapijulapa .................................. 1,414
Ocsolotán ............................................. 233

148
El primer lustro de vida independiente

Puscatán ............................................... 283


Jalapa y sus adyacentes ..................... 1,463
Jahuacapa ............................................. 527
Astapa ................................................... 624
Cacaos ................................................... 1,006
Pueblo nuevo deO xiacaque................. 953
Macuspana y susadyacentes................ 1,984
San C a rlo s ............................................ 705
San Fernando ...................................... 569
Tepetitán .............................................. 1,556

ARTÍCULO 3 ?
Departamento de la Chontalpa
Cabecera de
departamento: Cunduacán y sus adyacentes............... 4,995
Pechucalco ......................................... 363
Huaimango ......................................... 886
Cúlico ................................................... 212
Boquiapa .............................................. 378
Anta ..................................................... 144
San Antonio ......................................... 3,009
Jalpa y susadyacentes......................... 2,201
Jalupa ................................................... 477
Soyataco ............................................... 173
Mecoacán ............................................. 444
Ayapa ................................................... 295
Iquinuapa ............................................. 97
Amatitán .............................................. 90
Chichicapa ......................................... 2,196
Cupilco ................................................. 656
Tecoluta delas m ontañas..................... 158

Total de alm as...........54,832

“Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá


su cumplimiento, haciéndolo publicar y circular. Villa-hermosa,
veinte y tres de Marzo de 1825.—Juan Dionisio Martin, presi­

149
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dente.— Agustín Mazo, diputado secretario.— Manuel José Her­


nández, diputado secretario”.

Nuevas poblaciones
R o b e r t W e st ET a l *

[. . .] Durante casi 100 años después de la independencia de Es­


paña, [. . .] el crecimiento [de la población] fue lento. Debido a
las inundaciones tan frecuentes como devastadoras, las enferme­
dades tropicales endémicas, y el aislamiento del centro de México,
durante la mayor parte del siglo xix, Tabasco siguió soportando
todo el peso de su atraso y de su pobreza, como en tiempos de
la colonia [. . . ]
[. . .] En 1821, los indios de la Chontalpa integran el poblado
de San Antonio de Tecolutilla (Tecoluta de la Montaña) sobre
el río Cccohital, un antiguo distribuidor del Mezcalapa al poniente
del Río Seco; y en 1823 otros, procedentes de Mecoacán en la
Chontalpa, establecieron la colonia de Paraíso en el bajo Río
Seco, cerca de la costa [. . .]
El área de Villahermosa [. . .] ha crecido sustancialmente en
población desde los comienzos del siglo xix. No obstante haber
sido el principal puerto de Tabasco durante gran parte del perío­
do colonial la población de Villahermosa (llamada San Juan Bau­
tista [desde] 1826 [. . .]) creció lentamente durante el siglo xix y
principios del xx [. . . ]
[. . .] en 1974, cuando la población de Tacotalpa todavía era
la capital política de Tabasco, el distrito de la Sierra1 contenía
el 60 por ciento del total de la población de la provincia. Para
1826, el porcentaje había descendido a 38 [. . .] Esta decadencia
probablemente empezó durante los últimos años del siglo xvm,
cuando los españoles y los mestizos empezaron a mudarse hacia

* Las tierras bajas de Tabasco. . . , op. cit., p. 139-146 (selección).


1 Incluye las actuales municipalidades de Tacotalpa, Teapa, Jalapa y Ma-
cuspana. (N. del C.)

150
El primer lustro de vida independiente

la costa, lo que culminó con el cambio de la capital, de Tacotalpa


a Villahermosa en 1797.

LA ESTADÍSTICA MÁS ANTIGUA


B e r n a r d o d e l á g u i l a *

De acuerdo con los artículos 32 del Acta Constitutiva y 161 de


la Constitución Federal de la República (ambas de 1824), el Con­
greso Local envió una noticia estadística al Congreso Nacional.’
Firmada en 1826, abarcaba datos desde tres años antes. Nótese la
importancia que tiene Cunduacán en la tabla siguiente:

[. . .] ella nos hace conocer: que los Ingresos del Estado en el


año de 1825 ascendían a $ 40,034; que los Egresos a $ 29,879;
que el presupuesto de gastos ordinarios a $ 43,415 i el de gastos
extraordinarios a $ 6,000; que la industria agrícola consistía prin­
cipalmente en el cultivo del cacao, siguiéndole el del café, la pi­
mienta malagueta o de Tabasco, que como el café es planta na­
tural, la cual en las costas i en las márgenes de algunos ríos “se
ven producir naturalmente muchas plantas de esta especie que
dan abundantes frutos, y en las cosechas anuales que ordinaria­
mente son de Julio a Septiembre, se establecen rancherías para
recogerlo” ; la caña dulce, “ramo de cultivo al que ordinaria­
mente se dedican los pobres” ; la vainilla que se “halla general­
mente en Tabasco en las montañas inmediatas a las costas”; i el
añil de equelite “que se produce en Tabasco agreste” ; que el co­
mercio “activo y pasivo” se computa anualmente por más de
medio millón de pesos; que no se conocen en el Estado otras
fábricas “que las de aguardiente de caña que de pocos años al

4 Tabasco (en la. . .), op. cit., p. 136-137 (selección).


1 La “Nota estadística remitida por la Legislatura del Estado de Tabas­
co a la Cámara del Senado del Soberano Congreso General”, puede encon­
trarse en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos v d a to s ..., vol. 1, p.
295-308. (N. del C.)

151
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

presente han tomado incremento” i que el censo de población era


el formado en el año de 1823, que debía aumentársele anual­
mente un tres por ciento, “pues aunque se ha sufrido la epidemia
del sarampión, ha causado poco estrago”, ascendiendo la pobla­
ción del Estado a [54,772] habitantes.
La noticia de que se viene hablando trae la Tabla número 4
que “manifiesta el número de Departamentos y Partidos con sus
respectivos adyacentes de que se compone este de Tabasco, el de
iglesias, familias, total de almas, haciendas de ganado mayor, y
de agricultura y sitios pequeños de ambas clases, cuyos; censos
están formados por los siguientes padrones del año de 1823”.
Dicha Tabla es como sigue:
Pueblos
DEPARTAM ENTOS P A R T ID O S adyacentes Iglesias Familias

Villahermosa . . 0.5 0.8 2.103


De la Capital: Usumacinta .. . 0.7 0.8 0.440
Nacajuca . . . . . 10 11 1.354
Teapa ............ . 0.1 0.2 1.116
Tacotalpa .. . . . 0.3 0.4 1.088
De la Sierra: Jalapa ............ . 0.4 0.5 0.871
Macuspana .. . . 0.3 0.4 0.998
De la Chontalpa: Cunduacán . . . . 0.6 11 2.252
Jalpa .............. . 0.9 10 1.396
3 9 48! 0.63 11.618

Sitios
pequeños
Total Hdas. De de
de de agricul- ambas
almas ganado tura clases

Villahermosa . . 9.301 10 010 085


De la Capital: Usumacinta .. . 2.611 31 070 000
Nacajuca . . . . . 5.674 20 070 010
Teapa .......... . 5.802 00 087 000

152
El primer lustro de vida independiente

Tacotalpa . 5.423 03 034 000


Da la Sierra: Jalapa . . . . 4.573 10 039 000
Macuspana . 4.614 16 131 016
De la Chontalpa: Cunduacán 9.987 14 042 422
Jalpa ........ 6.787 12 007 103
3 9 54.772 116 490 636

LA PRIMERA IMPRENTA Y EL ARGOS

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Gobernando a Tabasco el vicegobernador don Pedro Pérez Me­


dina, se tuvo noticia de que en el pueblo de la Laguna del Car­
men se vendía una imprenta llevada de Mérida, por el impresor
don José María Corrales. El gobierno de Tabasco comisionó al
señor don Trinidad Flores, campechano, para que comprase esa
imprenta, la que se adquirió por valor de $ 1 281,5 reales y 6 gra­
nos. Corrales se comprometió a trasladarse a Villahermosa y a
enseñar a varias personas el arte de la tipografía. La imprenta fue
instalada a mediados de septiembre en una casa de la calle de
Encarnación (hoy 5 de Mayo N? 18), y fueron sus discípulos don
José Ma. Flores, don Cenobio Romero y aprendices los herma­
nos Rafael y José Ma. Ábalos, oriundos de Paraíso.
A fines de septiembre apareció el primer número del periódico
El Argos Tabasqueño, semanario que duró hasta marzo del año
siguiente. Los sueldos de los empleados fueron de $317, los gas­
tos $173 y produjo de entrada al comenzar la publicación del
periódico $80, con 5 reales y 6 granos. Además de El Argos
Tabasqueño, Corrales editó las Constituciones de Tabasco y Chia­
pas y otros opúsculos, inaugurándose así el arte de Guttemberg
en el Estado de Tabasco.

* Historia. . . . op. cit., p. 161.

153
Incertidumbres y
contradicciones en los
aires del federalismo

ENTRE BREMAS
M a n u e l G il y Sá e n z *

[. . .] siendo, como ya hemos dicho, el Sr. Ruiz de la Peña, el


Gobernador, [marchaba] el país poco a poco por la senda fede­
rativa; [. . .] el Sr. Ruiz empezaba a esperimentar esos embates
de contrariedad que en el régimen de su gobierno, tenía que neu­
tralizar o arrancar de cuajo el que como él, recibía las riendas de
un pueblo que en pañales aun iba saliendo de la atmósfera del sis­
tema colonial y de improviso respiraba ya los aires del federa­
lismo: de allí vemos esas incertidumbres, esas interjecciones y ese
temor de no poner el paso firme en la línea marcada por la cons­
titución, de allí también esos vaivenes y movimientos, círculos y
semicírculos, de revoluciones nacientes, y tal vez no llevadas a
cabo o no duraderas; de aquí vemos ese tejido de espulsiones, de
iniciativas y mejoras, elevadas al rango y categoría de leves no
puestas en ejecución.

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

Habiendo fallecido por esta época el vicegobernador González


de Alfaro, fue electo por el Congreso local para substituirlo, el se­
ñor don Marcelino Margalli.
[Para 1826, en] octubre el gobernador don Agustín Ruiz de la
Peña solicita licencia, por enfermedad, al Congreso del Estado a

* C om pendio..., op cit., p. 172 (selección).


** H istoria..., op. cit., p. 162-176 (selección).

154
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

fin de separarse del gobierno durante cierto tiempo. El nuevo vice­


gobernador, don Marcelino Margali, se hace cargo interinamente
del Ejecutivo del Estado [. . .] noviembre de ese año.
Margalli toleraba y hasta permitía los ataques y diatribas que
los enemigos políticos lanzaban contra el gobernador constitucio­
nal Ruiz de la Peña, pues hasta en la misma imprenta del gobierno,
dirigida entonces por don Trinidad Flores, era donde se editaban
los panfletos soeces en que se insultaba descaradamente al jefe
constitucional del Ejecutivo y a otras personas de la Administra­
ción, llegando hasta atacar la vida privada de los ofendidos, como
pasó con el que publicó el capitán Manuel Eceta el 18 de diciem­
bre de ese año, y que mereció reprobación general por lo innoble
y poco decente con que se expresaba. El Ayuntamiento constitu­
cional de Teapa reprobó valientemente ese panfleto y elevó su
protesta hasta el mismo Senado de la Nación.

Zancadilla al gobernador y un movimiento


por el centralismo
El gobernador Ruiz de la Peña se hizo cargo del Ejecutivo de
Tabasco nuevamente [en enero de 27], gobernando con grandes
dificultades y la ruda oposición de los margallistas y sus aliados,
los antiguos borbonistas. En cambio Ruiz de la Peña contaba con
la simpatía de los liberales y republicanos federalistas.
En junio de [ese] año se verificaron las elecciones para diputa­
dos locales y consejeros, resultando electos para lo primero los
señores: Pbro. Manuel Antonio Tello, Agustín González, Anto­
nio Solana, [entre otros]. Como consejeros: Santiago Duque de
Estrada, Manuel Fernández, [etc.] Todos ellos enemigos del gober­
nador Ruiz de la Peña, principalmente el Pbro. Tello, amigo y
partidario de Rincón. Todos estos funcionarios estaban sosteni­
dos por el partido margallisla.
El gobernador Ruiz de la Peña convocó al saliente Congreso
de Tabasco para que se reuniese en Cunduacán el 20 de julio a
donde se trasladarían los poderes del Estado. En efecto, en Cun­
duacán se reunió el gobernador con sólo tres diputados de la Cá­
mara local que estaba por terminar, y que le eran adictos: don

155
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Luis Presenda, don Eusebio Magdonel, y don José Antonio Cam­


pos. En San Juan Baustista o Ciudad Tabasco, como le llamaban
los peñistas, se reunió la mayoría, quienes se instalaron el 1? de
agosto. En la sesión del día siguiente, [. . . ] y en consideración a
un oficio del gobernador Ruiz de la Peña, en que desconocía los
actos del Congreso instalado en la capital, este cuerpo optó por
suspenderlo de su cargo y consignarlo al Tribunal de Justicia del
Estado a cuyo frente estaba el licenciado don José Benito Rosales.
Se encargó del Ejecutivo de Tabasco, por disposición del Con­
greso local con sede en San Juan Bautista, el vicegobernador don
Marcelino Margalli, el día 3 de agosto de 1827, y conforme a un
oficio que le envió el Congreso, Margalli nombró como Secreta­
rio general de Gobierno a don Mariano Troncoso.
El Congreso local y el gobernador Margalli pusieron en cono­
cimiento del Presidente Victoria, [. . .] así como de las Cámaras
de la Unión, de los gobiernos de los Estados, de los alcaldes mu­
nicipales de Tabasco, etc., la suspensión y consignación del gober­
nador Ruiz de la Peña y la exaltación al gobierno, del vicegober­
nador don Marcelino Margalli.
Fue contestada la comunicación del vicegobernador Margalli y
la del Congreso, por el gobierno nacional, aprobando lo hecho
[. . . ] y con una nota oficial del Ministro de la Guerra, general
don Manuel Gómez Pedraza, para el Comandante General de
Tabasco, teniente coronel don Manuel Valente Gómez, para que
prestase todo el apoyo necesario de sus fuerzas al vicegobernador
en funciones, don Marcelino Margalli.
Ruiz de la Peña convocó, desde Cunduacán a la Junta Electoral
para que eligiese a la persona que se encargase como juez único
del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, habiendo sido reelec­
to el licenciado Rosales, español.
El 6 de agosto la comisión especial nombrada por el Congreso
de San Juan Bautista para dictaminar sobre la consignación del
gobernador Ruiz de la Peña falló: Que por las constancias habi­
das, procedía formarle causa al gobernador y a los diputados don
Luis Presentía, don José Eusebio Magónel y a don José Ignacio
Campos, partidarios de Ruiz de la Peña, a quienes se les hacía
el cargo de haber convocado al Congreso a reunirse en Cundua-

156
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

cán a sesiones extraordinarias sin previo acuerdo de todo el cuer­


po y declarar capital a aquél pueblo. [ . . . ] .
Se acusaba al gobernador de no haberse presentado el 1? de
agosto a rendir su informe de ley a la Legislatura, y haber desco­
nocido la elección de los nuevos diputados pasando sobre la Cons­
titución local. [. . .].
El Congreso envió a Cunduacán una fuerza de 150 hombres al
mando del primer vocal del Consejo, don Santiago Duque de Es­
trada, quien aprehendió al gobernador y a los diputados, sus par­
tidarios, llevándolos prisioneros a San Juan Bautista a principios
de agosto para allí ser enjuiciados.
El 19 de noviembre del mismo año, el licenciado don José Be­
nito Rosales, magistrado único del Supremo Tribunal de Justi­
cia del Estado, falló en la causa seguida contra el gobernador
constitucional don Agustín Ruiz de la Peña, por el delito de pre­
varicato, encontrándole méritos en su contra por atentar contra la
soberanía del pueblo representada por la Junta Electoral, desobe­
deciendo al Poder Legislativo e infringiendo la Constitución local;
se declara depuesto al gobernador de su empleo, e inhabilitado
perpetuamente para obtener en lo sucesivo los cargos de gober­
nador y vicegobernador de Tabasco. [. . .] Por este fallo quedó
dueño absoluto del poder Ejecutivo de Tabasco el vicegobernador
Margalli.
Habiéndose convocado a la Junta Electoral para hacer las elec­
ciones de gobernador, vicegobernador y ayuntamiento para prin­
cipios de diciembre de 1827, resultaron electos: para gobernador
constitucional don Marcelino Margalli y para vicegobernador don
Santiago Duque de Estrada, los que tomaron posesión de sus car­
gos el día 10 de ese mes de diciembre. El ayuntamiento electo to­
mó posesión el 1? de enero de 1828.
Habiendo tenido el 29 de agosto [de 1828] el gobernador Mar­
galli fuerte altercado con el vicegobernador Duque de Estrada,
aquél le impuso al segundo una multa de $ 500.00 y le obligó
a pedir una licencia por enfermedad ante el Congreso, y salir de
Tabasco rumbo a Campeche, mientras se arreglaban las dificul­
tades. El Congreso acordó el 10 de septiembre conceder esa li­
cencia a Duque de Estrada.

157
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

En la sesión del Congreso del 18 de septiembre de 1828, se des­


aprueba la multa impuesta por el gobernador Margalli al vice­
gobernador Duque de Estrada, pues éste sólo puede ser sancio­
nado por la Legislatura del Estado. Este acuerdo se le comunica
al día siguiente al gobernador Margalli, quien inmediatamente re­
nuncia a su cargo, y habiéndosele aceptado por el Congreso el 20
de ese septiembre, y encausándolo por violación del Código del
Estado, fue electo al día siguiente 21 por la Legislatura, el primer
vocal del Consejo, don Pedro José García, por ausencia del vice­
gobernador Duque de Estrada; continuando como Secretario de
gobierno don José María Echalaz. La mayoría del Congreso era
partidaria de Duque de Estrada.
Don Marcelino Margalli no volvió a figurar como gobernador
de Tabasco.
El vicegobernador don Santiago Duque de Estrada regresó de
su destierro de Campeche, a la capital de Tabasco, presentándose
desde luego al Congreso donde hizo el juramento de ley, el 8 de
noviembre a fin de tomar posesión de su cargo como vicegober­
nador constitucional por entrega que le hizo ese mismo día el pro­
visional, don Pedro José García.
[Para 1829], a fines de abril salió para Teapa, el vicegoberna­
dor Santiago Duque de Estrada a establecer allí su gobierno, pues
preveía la derrota de sus partidarios y no se creía seguro en San
Juan Bautista, pues ya para entonces se presentaba amenazadora
la candidatura de Ruiz de la Peña, que podía actuar, de acuerdo
con la amnistía que concedió el gobierno del propio Duque de
Estrada.
En junio tuvieron lugar las elecciones, triunfando rotundamen­
te don Agustín Ruiz de la Peña como gobernador [y] don Juan
Dionisio Marcín como vicegobernador; [. . .] Como diputados: el
Pbro. José Ma. Sastré, don Francisco Díaz del Castillo, [etc.].
El Congreso se instaló en San Juan Bautista el l 1? de agosto y
como el vicegobernador Duque de Estrada no se presentó a leer
su informe, fue encausado y se le mandó a aprehender a Teapa,
por violar la Constitución local, es expulsado poco después a
Campeche.

158
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

El 10 de agosto de este año aparece en Tabasco el periódico


Fl Democrático, órgano del partido ruiz-peñista.
[Ese día también! toma posesión del gobierno el 1er. vocal del
Consejo, don Eusebio Magdonel por ausencia del titular Ruiz de la
Peña, y del vicegobernador Marcín, quienes a fines de agosto toman
posesión de sus cargos y desde entonces se principia a respirar más
seguridad y firmeza en la marcha política y social de Tabasco.

Foco duró al estado la seguridad en que quedó en 1829. En no­


viembre se desató un movimiento en contra del gobierno liberal
de Ruiz de la Peña, debido al apoyo e influencia de los yucatecos
y campechanos que habían optado por el sistema centralista.

[Hacia 1828,] A principio de febrero, llega a Tabasco el coro­


nel don Benito Aznar a encargarse de la Comandancia Militar del
Estado; el teniente coronel don Manuel Valente Gómez, que la
regenteaba, se negó a entregar el mando a Aznar, el cual por este
motivo se quejó a la Secretaría de Guerra y Marina. Gómez obligó
a los ayuntamientos a levantar actas en su favor. La Secretaría de
Guerra envió inmediatamente en substitución de Aznar al coro­
nel don Dionisio Maury, a quien Gómez entregó la Comandancia,
marchándose para México.
[Para 1829 y al inicio de] febrero llegó a la capital de Tabasco
el nuevo comandante militar, coronel don Pedro José Lanuza, gua­
temalteco, antiguo iturbidista, a hacerce cargo del mando, entre­
gándoselo el coronel don Dionisio Maury. Lanuza llevó como su
segundo, al teniente coronel Alejandro Zamora originario de Ce-
laya, Guanajuato, quien fue nombrado mayor de la Plaza de San
Juan Bautista.
Así las cosas en Tabasco, la tranquilidad es perturbada con
motivo de que en Campeche se sublevan varios militares y vecinos
exaltados, proclamando la República Central y desconociendo la
Federación, el 6 de noviembre, tres días después es secundado
este movimiento sedicioso en Mérida y otras poblaciones de Yu­
catán. Estos graves acontecimientos se saben pronto en Tabasco,
y aunque el gobierno se pone en guardia, es sorprendido por la
sublevación que hace el capitán José Ma. Parra y la tropa que
guarnecía el fortín de la barra del Grijalva, cerca de Frontera, el

159
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

día 10 de ese mismo mes de noviembre. Este movimiento rebelde


es secundado en San Juan Bautista de Tabasco el 21 de ese mes,
habiéndose reunido los conjurados [. . .] en la propia habitación
del comandante general del Estado coronel don Pedro Lanuza, en
el edificio el Principal. Allí se levantó el acta de rebeldía, de nueve
artículos, en que se adopta el sistema de República Central. Se
reconocía al señor presidente de la República general don Vicente
Guerrero, mientras no se opusiese al nuevo sistema y siempre que
lo adopte. Se desconocía al Ejecutivo y Legislativo de Tabasco,
convocándose a elecciones de Congreso Nacional para adoptar el
centralismo. El Comandante General del Estado reasumiría ade­
más del mando militar, el político y de Hacienda, debiendo arre­
glar provisionalmente el gobierno interino de los Departamentos;
todas las autoridades y empleados del Estado deberían prestar ju­
ramento de observar y cumplir el acta de pronunciamiento, que­
dando separada la persona que lo hiciese. Se enviarían copias
para el C. Presidente, a los Departamentos del Estado y a las auto­
ridades de Yucatán y a los jefes militares de los Estados vecinos.
Como el coronel Lanuza se excusase de seguir al frente de la
Comandancia General de Tabasco, recayó el cargo en su segundo,
el teniente coronel don José Alejandro Zamora; también admi­
tieron sus cargos el teniente coronel don Ignacio Contreras y el
teniente don José Sierra, quienes junto con Lanuza pidieron sus
pasaportes a fin de salir del Estado y garantizar sus vidas, lo que
fue aceptado.
Fue así como comenzó el nefasto movimiento centralista de
noviembre de 1829, que tantos males y amarguras llevó al Estado
de Tabasco.
Pocos días después salían para el Estado de Veracruz el ex­
comandante coronel Lanuza y sus dos oficiales don Ignacio Con­
treras y don José Sierra.
[. . .] en Tabasco había disgusto entre los partidarios del parti­
do evolucionista del señor Ruiz de la Peña y del rutinario, enca­
bezado por Duque de Estrada; los militares estaban unidos a
algunos de los bandos y deseaban acabar con el contrario y pro­
curar afianzar su poder.
Tres días después del pronunciamiento centralista en San Juan

160
¡ncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

Bautista, es decir, el 24 de noviembre, se verificó un movimiento


similar en la Villa de Cunduacán, a pesar de la oposición de
muchas personas adictas al régimen Federal. Presidió la junta cen­
tralista el jefe político interino don Estanislao Ruiz, y el coman­
dante de las Armas don Salvador Presenda, enemigos de la admi­
nistración de Ruiz de la Peña.
El gobernador Ruiz de la Peña fue perseguido y al fin captu­
rado por los facciosos, expulsándosele poco después rumbo a
Campeche, por gente de tropa al mando de don Santiago Duque
de Estrada, quien de Tabasco salió para Mérida a pedir refuerzos
a fin de afianzar el centralismo en Tabasco.
No encontrándose seguro en San Juan Bautista el teniente coro­
nel y comandante general interino don Alejandro Zamora, desocu­
pó la capital del Estado, marchando con sus tropas [. . .] el 14
de diciembre rumbo a San Fernando de la Frontera a reunirse
con el capitán don José Ma. Parra, llevándose prisionero al go­
bernador Ruiz de la Peña y llevándose también las armas y per­
trechos de guerra que había en la plaza de la capital del Estado. En
Frontera se hizo fuerte Zamora, secundado por las fuerzas del ca­
pitán Parra que estaban en el fortín de la barra; por el camino
se le desertaron a Zamora muchos soldados. El gobernador Ruiz
de la Peña salió desterrado rumbo a Campeche y custodiado por
tropas de don Santiago Duque de Estrada, como se mencionó an­
teriormente.

Profesión de fe y restablecimiento
del federalismo
La mayoría de los diputados adictos al gobierno de Ruiz de la
Peña, así como los consejeros, después de cierta indecisión acor­
daron reunirse a las siete de la noche en la Villa de Teapa, presi­
diendo la junta el diputado don Miguel Quiroga y dándola por
terminada a las diez y media de la noche. En esta junta protesta­
ron los diputados y consejeros fidelidad al sistema Federal de la
República, urgidos por falta de recursos y no deseando ensangren­
tar más al Estado, deciden esperar unos días más, hasta que se
tuviesen las garantías necesarias para continuar funcionando, pa­

161
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

sando, copia del acta de ese día al gobierno local, a los poderes
federales, a los gobiernos de las otras ciudades [. . .].
El diputado don Francisco Puich reunió gente armada de la
milicia local, la Compañía de Dragones y la primera Compañía
Activa; con esta gente marchó para apoderarse de San Juan Bau­
tista y levantándose el acta de rigor por la ocupación de la capi­
tal, restableciéndose en ella el sistema federal, haciéndose cargo
del mando militar el propio don Francisco Puich; del civil, el pri­
mer vocal del Consejo; como jefe político don José Ma. Echalaz,
el 16 de diciembre de 1829. El 19 de ese diciembre, por la tarde,
llegó a San Juan Bautista procedente de Huimanguillo el coman­
dante auxiliar don Fernando Nicolás Maldonado, [. .] Maldona­
do al pasar por Cunduacán la tomó el 17 de diciembre, haciendo
huir al comandante centralista don Salvador Presenda y al jefe
político don Estanislao Ruiz. Maldonado también se apoderó de
San Antonio de los Naranjos o de Río Seco, hoy Ciudad de Cár­
denas, donde también se restableció la federación. Al llegar Mal­
donado a San Juan Bautista se hizo cargo interinamente, como
jefe de la plaza, por enfermedad del diputado don Francisco Puich.
El 20 de diciembre del mismo año se hizo cargo del Ejecutivo
de Tabasco, en Teapa, el vicegobernador don Juan Dionisio Mar­
chi quien lanzó un manifiesto al pueblo del Estado, haciendo
profesión de fe federalista, hablando de unión y concordia en la
familia tabasqueña; así se iniciaron los primeros días de 1830,
con toda tranquilidad.
A mediados de enerto [de 1830] llegó procedente de Campeche,
don Santiago Duque de Estrada acompañado del teniente coronel
don Sebastián López de Llergo [. . . ] enviados por el gobernador
y comandante general interino de Yucatán, don Segundo Car­
vajal para ayudar a someter nuevamente a todo Tabasco al centra­
lismo. Al llegar López de Llergo a Guadalupe de la Frontera,
se indispuso por cuestiones del mando con el teniente coronel don
Alejandro Zamora, el cual tuvo que abandonar ese puerto y salió
con el capitán Parra rumbo a Jonuta, Palizada, el Carmen y Cam­
peche, hasta Mérida y saliendo poco después rumbo a Veracruz
para a dherirse al pronunciamiento del general y vicepresidente
don Anastasio Bustamante. En efecto, Bustamante al frente del

162
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

ejército de reserva desconoció al presidente general don Vicente


Guerrero, por el Plan de Jalapa.' El teniente general Zamora no
volvió más a Tabasco.
El teniente coronel don Sebastián López de Llergo salió de
Frontera rumbo a San Juan Bautista a fines de enero con sus tro­
pas, que eran indígenas de Bolonchenticul y otros pueblos de Cam­
peche, los que cometieron graves atropellos y despojos a los ha­
bitantes pacíficos de la capital de Tabasco, la que fue abandonada
por Puich y Maldonado y sus 600 hombres que se reconcentraron
en Teapa para reforzar el gobierno federalista que actuaba allí.
La expedición de López de Llergo es conocida en Tabasco como
la primera invasión de los chenes.
Como López de Llergo supiese que en Teapa estaban reuni­
dos el Congreso, el Consejo, y allí funcionaba el vicegobernador
Marcín, a principios de febrero marchó rumbo a aquella pobla­
ción de la Sierra, entonces capital provisional del Tabasco fede­
ralista; en el camino, a tres leguas antes de llegar a Teapa, en el sitio
San Antonio, tirotearon a unos labriegos que estaban junto a unos
árboles de cacao, matando a algunos de esos infelices, dándose
cuenta después que eran mozos labradores de esa finca que esta­
ban limpiando esos plantíos; por este triste motivo y en vista de
que Teapa estaba bien defendida por los federalistas y era difícil
atacarla y dominarla, optó López de Llergo por regresar a San
Juan Bautista de donde salió poco después, el 15 de ese mismo
febrero rumbo nuevamente a Frontera, llevándose lo que saquearon
del comercio y de las familias de los que creyeron sus contrarios,
después de asesinar a varias personas. [. . . 1 Las tropas de los che­
nes abandonaron Tabasco, dejando luto y desolación a su paso y
negra memoria de sus hechos en la mente de esa y la siguiente
generación; hoy es un recuerdo triste en la historia tabasqueña.

Promesas centralistas
Tan pronto como salió de San Juan Bautista, López de Llergo y
sus tropas, se apoderó de la plaza el capitán don Manuel Eceta1

1 El Plan Je Jalapa fue expedido el 4 de diciembre de 1829 y proclamó


el centralismo. (N. del C.)

163
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

con algunos milicianos entre los que se encontraba el joven José


Víctor Jiménez. Eceta levantó un acta adhiriéndose al Plan de
Jalapa, del 4 de diciembre del año anterior contra el Presidente
general don Vicente Guerrero; que desconocía al gobernador Ruiz
de la Peña y su Congreso, se invitaba, al vicegobernador Marcín
a funcionar en San Juan Bautista, así como Maldonado a que de­
pusiese su actitud hostil al Ecetismo, se envió adhesión al vice­
presidente Bustamante y se prometieron garantías a las personas
y propiedades de la capital. A pesar de todo esto, Eceta fue ata­
cado por las fuerzas del comandante don Femando Nicolás Mal­
donado que salió de Teapa el 16 de febrero, ocupando finalmente
la capital por tres frentes y con fuerte tiroteo, el 20 de ese mismo
febrero, haciendo huir a Eceta y su facción fuera del Estado, y
rumbo a Yucatán. [. . .].
El 14 de enero de ese año de 1830 expidió el vicepresidente
en funciones, general don Anastasio Bustamante un decreto del
Congreso y firmado por el diputado presidente Pbro. don José
Ma. Alpuche e Infante, y el del Senado don José Manuel Moreno
en que se decretaba que: En las providencias que se tomen para
restituir a ios estados de Yucatán y Tabasco al sistema Federal, no
se causaría perjuicio alguno a los comprometidos en ellos, por la
conducta política que hayan observado desde el pronunciamiento
hasta su vuelta al orden constitucional, siempre que lo verifiquen
dentro del término de 30 días desde que se reciba esta ley por los
jefes de los pronunciados. A don Antonio Fació, Secretario de
Guerra y Marina.
[. . . ] Ruiz de la Peña, que había logrado burlar la vigilancia de
sus custodios en Campeche, [regresó] a Tabasco a continuar su
administración.

No a la conciliación: aprehensión de Palomino


A mediados de febrero el gobierno nacional [había nombrado a]
[. . .] don Francisco Palomino, Comandante General de Tabasco,
quien tomó posesión de su cargo el 10 de marzo, saliendo inme­
diatamente para Teapa a conferenciar con el vicegobernador y el
Congreso, a fin de disminuir el rigor que se empezara a desplegar

164
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

contra los centralistas y conforme a las órdenes que llevaba de la


Secretaría de Guerra; regresando poco después a la capital, San
Juan Bautista, con toda la administración local.
Con motivo de haber expedido el Congreso el 12 de marzo [un]
Decreto [. . .] en que se facultaba al Ejecutivo para expulsar del
Estado a aquellos individuos que habían tomado las armas a fa­
vor del centralismo y que los que estuviesen fuera y regresasen al
Estado carecerían de protección legal, el comandante Palomino
[. . . ] [trató] con la Legislatura la oposición de ese decreto. De­
bido a esas gestiones el Congreso tabasqueño expidió otro decreto
el 30 de marzo en que se suavizaban los términos anteriores.
Como Palomino era conciliador y parecía proteger a los cen­
tralistas, obstruyendo las disposiciones enérgicas y vengativas del
gobernador Ruiz de la Peña, un grupo de exaltados federalistas
de acuerdo con el gobernador conspiró contra el comandante Pa­
lomino, y en la mañana del 29 de abril asaltaron el cuartel princi­
pal, aprehendiendo al comandante y a algunos de los oficiales
dejados por López de Llergo y que eran favorecidos por Palo­
mino. Los rebeldes levantaron acta en que hacían consideraciones
acerca de la situación política y militar del Estado, y nombraban
Jefe interino de las Armas en la entidad al capitán de Milicia
activa de Acayucán, don Mariano Vasconcelos, protestando adhe­
sión y obediencia a los supremos poderes de la Federación y del
Estado. Que se expulsasen de Tabasco a todos los individuos des­
afectos al gobierno Federal, así como a Palomino y que se aplicase
igual pena a los individuos dispersos en otros municipios que se
dé cuenta al Supremo Gobierno de la Federación, para instruirlo
de que el movimiento era en defensa del sistema federal en Ta­
basco.

Un tiro por la culata: expulsión de Ruiz


Los prisioneros bien escoltados y sólidamente atados fueron con­
ducidos tres días después rumbo a Frontera, para de allí expul­
sarlos de Tabasco y enviarlos a Veracruz. Al llegar al punto del
río Grijalva llamado de Escobas, donde había un pequeño fuer­
te, los custodios fueron atacados al amanecer del cuarto día por
el capitán de caballería don Amado Vicario, acompañado por los

165
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

subtenientes Manuel Antonio Fernández, Luis Cardón y el se­


gundo ayudante de Sanidad, Francisco Deza y quince soldados.
Vicario había salido precipitadamente de San Juan Bautista a
Frontera al caer preso el comandante Palomino, allí reunió a la
gente de la guarnición y salieron río arriba rumbo a Escobas (que
en esa época estaba en la margen izquierda del Grijalva). Los cus­
todios huyeron despavoridos y los prisioneros fueron inmediata­
mente puestos en libertad, encaminándose desde luego rumbo a
San Juan Bautista en donde había pánico y disgusto indescriptible,
entre el elemento burócrata ruiz-peñista. El comandante Palomino
con el capitán Vicario y sus gentes entraron triunfalmente a la
capital del Estado al día siguiente y poco después comenzaron las
cosas a encaminarse en una normalidad aparente. Palomino reci­
bió órdenes del Gobierno Federal por conducto del Ministro de la
Guerra, para que aprehendiese al gobernador Ruiz de la Peña y
lo expulsase de Tabasco rumbo a Campeche, lo que se efectuó a
fines de mayo, asumiendo inmediatamente el cargo del Ejecutivo
de Tabasco el vicegobernador Marcín, quien funcionó por tercera
y última vez, lanzando un manifiesto al Estado con fecha de 31
de ese aciago mayo.

Se anuncian los centralistas


En las elecciones que tuvieron verificativo a fines de julio, salie­
ron electos los nuevos diputados locales: Pbro. Mauricio Ferrer,
cura de Jalapa; don Salvador Presenda y don Agustín [Guitart],
Suplentes don Joaquín Burelo, don Juan de Dios Salazar y don
Eduardo Correa, como consejeros de gobierno: don José Rovi-
rosa, don Manuel Martí y don Manuel Díaz; como suplente don
Ramón Ponce. La mayoría de estas personas eran moderados, in­
clinados al centralismo y contrarios a Ruiz de la Peña, como pro­
tegidos por el comandante Palomino. [. . . ]
[. . .] Como el vicegobernador Marcín se ausentase de la ca­
pital y no despachase los asuntos del gobierno del Estado desde
el 20 de julio, fue elevado a gobernador interino encargado del
Ejecutivo de Tabasco el primer vocal del Consejo don José Euse­
bio Magdónel, quien instaló la nueva Cámara (V Legislatura)
el 1? de agosto; varios diputados partidarios de Ruiz de la Peña

166
Incerlidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

que se negaron a concurrir al Congreso fueron substituidos por los


nuevos suplentes, resultando electos: presidente, don Clemente
Antonio García y secretarios don Agustín Dolores [Guitart] y don
Joaquín Burelo.
El gobernador Magdónel funcionó hasta el 15 de agosto, entre­
gando al primer vocal del nuevo Consejo, don José Rovirosa.
Magdónel tuvo como Secretario de Gobierno al escribano público
don Cayetano Sáenz, que continuó en el puesto al entrar el go­
bernador Rovirosa.
El 21 de agosto se declaró nula la elección de don Agustín
Ruiz de la Peña para gobernador de Tabasco efectuada en 1828.
El día 23 del mismo mes se declaraba vacante la vice-guberna-
tura de Marcín, al nulificarse por no haber publicado a su debido
tiempo el Plan f. . .] de Jalapa, [. . .j por cuyo hecho se hacía
acreedoi a la separación de su empleo, conforme al artículo 40
de dicho plan. Se convocaba a la Junta Electoral para que a la
mayor brevedad posible se hicieran las elecciones para gobernador
vicegobernador y primer vocal del Consejo, las cuales se verifi­
caron al día siguiente, 24 de agosto y resultando electos: para
gobernador constitucional don José Rovirosa, para vicegoberna­
dor don José Ma. Echalaz, para consejeros don José Evaristo
Sánchez y don José Víctor Jiménez, quienes tomaron posesión
de su cargo al día siguiente, 25 de agosto. El gobernador Rovirosa
nombró como su Secretario de Gobierno a don Salvador Oro-
peza.

La respuesta al plan de Veracruz


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

A principios de ¡832, cuando José Rovirosa era gobernador y


Francisco Palomino comandante, López de Santa Arma se pronun­
ció en Veracruz en favor de Gómez Pedraza y en contra de Anas­
tasio Bustamante; proclamó un plan que pugnaba por el cumpli­
miento de la Constitución de ’24.

41 Ihictem, p. 179-180 (selección).

167
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

[. . .] abril, [de 1832] comienzan las dificultades entre el gober­


nador Rovirosa y el comandante Palomino, siendo el causante de
esa fricción el secretario de la guarnición, don Juan Ricoy, tenien­
te de caballería; [. . .]
El comandante general cree que Rovirosa es tibio ante los acon­
tecimientos de Veracruz, y por tal motilo lo provoca y quiere
obligarlo a dejar el gobierno de Tabasco; envía al teniente Ricoy
el 21 de abril para que en plena Secretaría de Gobierno insulte y
provoque públicamente al gobernador, tratándolo de inepto, pillo
y cobarde; el gobernador se queja contra Ricoy, quien es aprehen­
dido y sujeto a proceso, [. . . ]
Rovirosa se queja a México en contra de Palomino y pide su
remoción; mas el gobierno del centro no hace nada y sus contesta­
ciones son evasivas. Palomino en su furor obliga con sus tropas a
dar libertad a Ricoy, atropella a los empleados de gobierno, se
queja de la prensa de Tabasco, que dice lo ataca injustamente y
quiere obligar a Rovirosa a que encarcele a los periodistas que
según dice lo insultan; llega su audacia hasta convocar el Con­
greso para una sesión extraordinaria, sin tener facultad ni derecho
a ello y con el fin de destituir al gobernador. Siguen las quejas de
Rovirosa contra Palomino ante el gobierno de la República y
sigue la indiferencia y poca voluntad de Bustamante en arreglar
el asunto de Tabasco. La situación se hace insostenible a fines de
mayo, por los insultos, amenazas y riñas entre ambos bandos,
hasta que repentinamente, [. . .] [el] día 4 de junio de ese 1832
caen las fuerzas sublevadas de la propia guarnición de San Juan
Bautista, acaudilladas por el capitán del batallón de infantería
don Mariano Martínez de Lejarza. [. . . ]
En la casa de Martínez se levantó una vez consumado el motín,
una acta en que la guarnición de Tabasco reconocía el pronuncia­
miento de Veracruz y se ponía a disposición del general don An­
tonio López de Santa Anna, y reconociendo como comandante
interino de Tabasco al capitán don Mariano Martínez de Lejarza,
quien lo participaría al general Santa Anna y al gobernador de
Tabasco y a las otras autoridades [. . .] Se [expulsará] para Ve­
racruz al excomandante don Francisco Palomino, [. . .]

168
Incertidumbres y contradicciones en los aires deI federalismo

Contestaciones entre el gobernador Rovirosa


y el comandante general Palomino *
Según Manuel Mestre Ghigliazza, el siguiente documento es la
única luz que existe para explicar la ruptura entre el gobernador
Rovirosa y el comandante Palomino.

El Gobernador del Estado, en oficio de 24 de abril, dice al Co­


mandante que, aunque ha prescindido de muchos ultrajes infe­
ridos a su persona por los militares, “no puede prescindir de los
que en la tarde del día 21 de dicho mes le infirió en su despacho
el Teniente de Caballería Juan Ricoy, a presencia del párroco
D. José María Marcín, del Juez de Distrito Benito Rosales y del
Oficial encargado de la Secretaría del Gobierno D. Estévan Fou-
cher”. Después de reclamar el castigo del culpable por el ultraje
hecho en su personal al pueblo tabasqueño, el Gobernador agre­
ga: “Y éste (el pueblo), estoy cierto no será frío espectador de
tanto absurdo.”
Contestación del Comandante, del día 25 de este,—Hace lo
mismo que hizo Fació [. . .] Trata de establecerse juez, y dice que
averiguará los hechos. Concluye con este párrafo descarado:
“V. E. en el último párrafo me dice estar cierto no será el pue­
blo frío espectador de tanto absurdo; penétrese V. E. que hay le­
yes que juzguen á Ricoy y á mí, si falto á la administración recta
de justicia, de que hasta ahora nadie puede acusarme SIN MEN­
TIR DESCARADAMENTE, y penétrese también V. E. que las
hay para los pueblos que no tienen la calma necesaria, ¡Un
militar desconocido que ha ultrajado la majestad soberana de un
Estado Libre, se atreve á proferir tan insolentes expresiones! Se­
pan Palomino y Terán que hay leyes que castigan á los facciosos,
pero que el pueblo soberano no está obligado á sufrir con calma
á los déspotas.
Sigue una información judicial en la que los tres individuos que
presenciaron los ultrajes hechos al Gobernador de Tabasco por el

* El Cometa, Zacatecas, 5 de julio de 1832, en Manuel Mestre Ghi­


gliazza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 1, p. 529-532.

169
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

militar Ricoy, deponen unánimes que dicho Ricoy entró al despa­


cho y “se sentó sin tocarse siquiera el sombrero; que se mantuvo
en esta postura por un largo rato, sin hablar ni una palabra y
sólo mirando á los que allí estaban con semblante fiero y sañudo;
pasado lo cual rompió el silencio, y dirigiendo la palabra al señor
Gobernador, le dijo: "Sólo he venido ahora para decir á V. que
es V. un pillo”, repitiéndoselo por dos y tres veces, agregan estos
testigos; que el Gobernador mandó al Secretario que llamara un
escribano, pero que no encontrándose este, Ricoy continuó arras­
trando su espada por toda la oficina por más de media hora, apos­
trofando siempre al Gobernador con las más feroces injurias.
Exposición del Gobierno del Estado al Gobierno general. —En
ella se hallan las siguientes expresiones: “Exmo. Sr.: Tiempo es
ya de poner término á tantos crímenes, que tantas ocasiones tengo
interpelado á V. E. Tabasco quizá se envuelve en desastres si no
se atienden sus quejas: el combustible está diseminado y sólo
espera aclarar de sellar el vaso del sufrimiento para que se en­
cienda; y entonces, ¿quién podrá contener su efecto?, ¿se atribuirá
á una medida imprudente, sediciosa é ileg al?..............................”
Oficio del Comandante general al Gobernador.— Abril 29. — El
Comandante se queja de que los que le tiran en el periódico "La
Estafeta”, en San Juan Bautista, capital de Tabasco, lo hacen en
odio del Gobierno general; cree que esto es un plan combinado
con los periódicos de México; pide que el Gobernador tome pro­
videncias para vengarlo y amenaza con que de lo contrario se ven­
gará por sí mismo.
Contestación del Gobernador, fecha el mismo día.— En ella,
entre otras cosas, se lee lo siguiente: “He visto, como V. S. los
artículos que obran en "La Estafeta”, que tienen relación con
V. S........................................... Quiere en su citada nota, que yo,
como encargado del Poder Ejecutivo, dicte las providencias con­
siguientes á satisfacerle de los ultrajes........................................
V. S. está cierto que ni el Presidente de la República ni yo pode­
mos obrar de este modo, sino exclusivamente el Tribunal, etc.. . . ”
Larga réplica del Comandante general, el 4 de Mayo.— Este
militar se queja de que después de haber él mismo contribuido
eficazmente á la elevación del Gobernador, este lo atienda tan

170
lncertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

poco. Dice que denunció “La Estafeta”, pero que los jurados la
absolvieron, y por esto quiere que el Gobernador le vengue, sin
necesidad de Tribunales.— Acusa al Gobernador de estar de acuer­
do con los revoltosos y le dice groseramente que para taparlos se
ha olvidado de las leyes. Estampa estas terminantes palabras: “Tam­
bién creo deberle recordar á V. E. lo forz.ado que se vió para darle
á Santa-Anna la respuesta de la comunicación que le hizo de su
pronunciamiento.................................... ” (Ved aquí, señores usur­
padores, la prueba irrecusable de que sólo á bayonetazos habéis
conseguido acallar, por unos pocos días, los clamores de los Es­
tados contra la usurpación).— El Comandante general gasta mu­
cho papel en acusar al patriota Gobernador José Rovirosa de ser
enemigo de la usurpación. Este militar pierde la cabeza; dice: “Son
muchas las ideas que se me aglomeran y casi no puedo ni aun
pensarlas......................... Las expreso sin orden correlativo.........
.............” Estas palabras son las únicas puestas en razón que haya
proferido el Sr. Comandante.
Exposición al Gobierno general, de 6 de Mayo.— El Goberna­
dor representa que la exaltación del Comandante general toca al
punto de locura, y agrega: “Con la arma favorita del sostén de las
leyes y del Supremo Gobierno, quiere hacer valer la violación de
todas las leyes.''
Oficio del Comandante al Gobernador, de 7 de Mayo.—Ce­
lebérrima ocurrencia.— El Comandante se queja de que el Gefe
Político de San Juan Bautista ha infringido el artículo 154 de la
Constitución, permitiendo cohetes y cámaras, siendo así, según
pretende Palomino, que la facultad de dar tales permisos pertene­
ce exclusivamente á los Comandantes generales.
¡Oh Cervantes! ¡por qué no vives para gloria de nuestro Coman­
dantes generales! ¿Quién lo creyera? hay en este expediente tres
oficios más sobre el derecho de los Comandantes, relativos á los
cohetes.
Dictamen del Asesor, de 5 de Mayo, concluyendo á que se siga
formando causa á Ricoy, sin admitirle ciertas excepciones.
Contestaciones entre el Gobierno y el Gefe Político, para probar
que el Comandante general puso en libertad al criminal militar
Ricoy y mandó á la cárcel á los que tiraban cohetes con el permiso

171
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

del Gefe Político, sin haber obtenido el de la Comandancia.—


Estaba loco el Comandante Francisco Palomino.
Exposición del Gobernador al Gobierno general, fecha 7 de
Mayo.— Esta exposición, aunque muy enérgica, no tuvo mejor
éxito que las antecedentes.
Carta circular de 28 de Mayo del Comandante general á los
Diputados, para convocarlos á sesiones extraordinarias.— Estaba
loco el Comandante Francisco Palomino.
Concluye el expediente con la convocatoria para sesiones ex­
traordinarias, expedida por la Diputación permanente del Hono­
rable Congreso, en 10 de Mayo.—Ya se entiende que esta no fué
expedida atendiendo la extravagante circular del loco Palomino.
El principal objeto de la convocatoria es armar la Milicia cívica.
En fin, en los periódicos llegados de México en el último correo,
se dice que habiéndose pronunciado el Estado de Tabasco contra
el usurpador Bustamante, las autoridades de dicho Estado ama­
rraron al tiranuelo Comandante Palomino y lo remitieron á Ve­
racruz. Cuando los Estados sepan hacer respetar sus derechos, este
será el fin que tengan todos los Comandantes que se insolenten.

25 de julio de 1832: un testigo presencial


■ M a n u e l G il y S á e n z *

Al apoyar al Plan de Veracrui, los estados vecinos atentaron con­


tra la soberanía tabasqueña. Los gobernadores bustamantistas de
Yucatán y Chiapas, José Segundo Carvajal e Ignacio Gutiérrez,
se combinaron para enviar una escuadrilla campechana al mando
de José del Rosario Gil. Durante los primeros días de julio, Gil
atacó Jonuta y Frontera, donde se estableció. Desde ahí intimó
rendición de la Plaza de San Juan Bautista al comandante Martí­
nez de Lejarza. Debido a la negativa de éste, empezó la “segunda
invasión de los chenes” en la capital; parte de la población huyó
a A tasta y Tamulté. La defensa no se hizo esperar.

[. . . ] el Sr. gobernador Rovirosa, [. . . ] no quería que hubiese

* Compendio. . op. cit., p. 182-183.

172
Inceriidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

derramamiento de sangre sino que se consiguiera todo por la per-


suación. Sin embargo, se pone sobre las armas todo el Estado,
vienen las compañías de los pueblos; se trabaja un fortín en Aca­
chapa, nombrado “Lebrón Pedraza” : Martínez pone de Coman­
dante de ese fortín a Arrióla, y al antiguo Inspector D. Nicolás
Fernando Maldonado; se pone otro fortín en esta Capital.
Era el 25 de Julio de 1832, cuando asomaban por el tomo de
Acapacha los buques mencionados, haciendo fuego sobre el fortín,
Ínterin el Coronel Gil había desembarcado mil seiscientos hombres
[. . .] y venía por tierra sobre las fuerzas tabasqueñas; los del
fortin estaban sin hacer un tiro porque no llegaban los proyectiles
al alcance de los buques; de repente se presenta la columna ene­
miga, y el fortin entonces los saluda con un mortero, que se des­
monta al disparo; no sabemos por que ocurrencia estando ya cerca
del fortin y casi a asaltarlo, tocan retirada los contrarios, en tanto
que los buques se aproximaban a la rebeza del río de Acachapa:
allí son al instante envueltos por la rebeza y aconchados bajo las
baterías del fortin: entonces hubo una horrorosa matanza, siendo
vencida y cayendo prisionera toda la cuadrilla en unión de D. Juan
Lara Bonifaz que era el jefe de ella, y su segundo un tal Tonhsson,
americano. Los buques fueron traídos a esta capital, habiendo
recogido a los heridos, entre ellos al Sr. Lara Bonifaz. Tabasco
obtuvo un triunfo de los más gloriosos que de aquellos tiempos
contamos en los anales de su historia. El Sr. Gil con toda su tropa
derrotada y dispersa pudo salvarse.
Más tarde el Sr. Martínez y el gobernador daban cuenta de este
hecho de armas al Gobierno de Méjico,1 el cual fue aprobado que­
dando en la Comandancia el espresado Sr Martínez.

R ó m u l o B e c e r r a F a b r f . y

J u s t o C e c il io S a n t a A n n a *

El triunfo alcanzado por las fuerzas tabasqueñas en Acachapan el

1 Esto debió haber sido durante el gobierno de Melchor Múzquiz, quien


ocupó la presidencia tras la separación de Bustamante en agosto de 1832.
Gómez Fedraza ocupó el cargo en diciembre. (N. del C .)
En C om pendio..., op. cit.. p. XLIX.

173
Arias G. / Lau J. / Sepiilveda O.

25 de julio de 1832, es uno de los más gloriosos de que podemos


envanecernos, pues allí se peleó con verdadero heroísmo prodi­
gando su sangre generosa nuestro pueblo por un sentimiento ex-
pontáneo de patriotismo que ya, por desgracia, se va haciendo muy
raro entre nosotros.
Tratándose, pues, de un hecho de armas tan importante, no nos
parece de más dar algunos detalles de él, para lo cual aprovecha­
mos las memorias inéditas del Sr. D. Longinos Díaz, personaje
que figuró, aunque en segundo término, en los acontecimientos po­
líticos del país durante un largo periodo de tiempo.
He aquí cómo se expresa este testigo presencial, el cual mere­
ce completo crédito por su seriedad e intachable honradez, siendo
de notar la ingenuidad con que refiere los sucesos en que tomó
parte tan activa:

L o n g in o s D ía z *

[. . .] La noche del 24 de julio de 1832 fue una agonía dolorosa


para mí. Desde la tarde anterior estábamos viendo los cuatro bu­
ques de guerra y sabíamos que muy temprano el día 25 desem­
barcarían los 1000 hombres para atacarnos por tierra. Serían
como las dos de la mañana, cuando se me presenta mi hermano
Julián diciéndome: “He sabido que estás en peligro y he venido
a acompañarte”. Esto aumentó mi pena, insté a mi hermano para
que se regresase a esta Capital, aunque la noche estaba obscurísi­
ma, y lo llevé ante el Jefe del fortín que lo era mi amigo el Capitán
D. Martín Francisco de Arrióla para que me ayudase a persuadir
a mi hermano a regresarse. El jefe no pudo decidirlo y entonces
tanto D. Nicolás Maidonado, el Sr. Balderas y otros oficiales, die­
ron un abrazo a mi hermano en demostración de su cariño filial,
instándome a mí con muchos abrazos para que aceptase la gene­
rosidad de mi hermano al compartir conmigo el peligro. Si hubiese
ocurrido de día esta escena, se hubiesen visto los rostros de todos
llenos de tierna satisfacción al abrazar a mi hermano y llevarlo a la
vanguardia del fortín que era la que yo cubría.

“ En Ibidem, p. XLIX-L.

174
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

“Nadie pudo conciliar el sueño toda esa noche, lúgubre para mi


corazón lleno de amargura; pero al tener a mi hermano a mi lado,
se suavizó mi pena, considerando que él, más afortunado que yo,
podría sobrevivir y dar noticia de mí a mi madre y demás seres
queridos; pero se presenta el día, diáfano, sereno y alegre como
son las mañanas de la canícula, la contemplación de esta hermo­
sura que quizá miraba por última vez y la vista también del ene­
migo ya más próximo, hacen que se opere un cambio en mi indi­
viduo; me lleno de entusiasmo iracundo contra los invasores que
sin motivo que los justificase venían a oprimir nuestra voluntad
amenazándonos con la muerte, como si el opinar como lo había­
mos hecho fuese un crimen. Flevé a Dios una plegaria para que
librase de la muerte a tanto inocente que como yo iba a sacrifi­
carse en defensa de la patria, de este suelo que yo cambié por el
mío natal, y en medio de esta plegaria también mi súplica se
dirigía a que Dios omnipotente diese resistencia a mi anciana ma­
dre si recibía la noticia de la muerte de uno de sus hijos o acaso
la de los dos. Mi entusiasmo en unión de mis ruegos, me hizo tal
efecto, que sentí correr el llanto por mis mejillas que enjugué en
el momento al comunicárseme la orden para que solo estuviese vi­
gilando en el sendero de la orilla del río por donde debía venir el
enemigo sin hacer disparo alguno sin expresa orden, por que los
fuegos de los buques debería resistirlos toda la línea del fortín
que estaba frente al río.
“A las siete y media de ese día (25 de julio de 1832) rompie­
ron sus fuegos de cañón las goletas de guerra en que venía el Jefe
de la escuadra D. Manuel Lara Üonifáz y la Veracruzana que
mandaba el Norte Americano Thomson. Los primeros tiros me
sorprendieron; mas como los proveedles eran de grueso calibre,
pasaban a gran elevación acaso por mala puntería o por la dis­
tancia; el fortín, o mejor dicho, la línea destinada no hacía fuego
por no alcanzar los proyectiles nuestras piezas, pues la mayor era
de a ocho. Entre tanto y haciendo un nutrido fuego de cañón, los
dos buques mencionados se aproximaban, así como a su reta­
guardia y sin hacer fuego, los seguían las dos goletas Tampico y
Papaloapam. Serían las doce y media, cuando una bala de 24
que penetró por una claraboya de nuestras piezas que estaban en

175
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

la línea frente al río, mató a tres artilleros e hirió a dos. Este acon­
tecimiento llenó de coraje al Jefe y mandó hacer fuego a discre-
sión en toda la línea auxiliada de la fuerza de retaguardia, em­
pezándose una lucha que de instante en instante se hacía más te­
rrible por la proximidad de las embarcaciones. Mi situación era
desesperada porque no podía tomar parte en la lucha; y como a la
sazón habían salido dos compañías de veteranos a hacer frente a
los mil hombres que habían desembarcado más abajo para diri­
girse al fortín, mientras estas compañías no regresasen haciendo
fuego en retirada, mi línea no podía moverse. Todo este tiempo
duró mi tormento, hasta que como a la una oi el fuego de la fuerza
de descubierta que venía en retirada y el silbido de las balas del
enemigo. Entraron las dos compañías al fortín; y como en este
momento se presentó el enemigo por cuartas, se me dio la orden de
hacer fuego a discreción con tres cañones de a cuatro y el auxilio
de la fuerza de la otra cabeza del fortín, trabándose una lucha
de más de dos horas, sin atreverse el enemigo a avanzar, y como
tuviese muchas bajas, entró la confusión entre su fuerza y su jefe
tocó retirada, lo que verificaron con precipitación a la vez que las
dos embarcaciones Campechana y Veracruzana se tendían a dis­
creción por no poder hacer fuego, en razón de que la rebalsa del
río que había frente al fortín atrajo a la Campechana ya sin gente
con que maniobrara cayendo prisionero el jefe Sr. Lara, así como
el Americano Thomson, porque la Veracruzana se había barado
frente al fortín. Más bien por falta de gente que maniobrase por­
que toda había muerto, que por otra causa cayeron prisioneros los
cuatro buques, y habiéndose retirado la fuerza que vino por tierra
el triunfo fue completo. Yo fui destinado con mi fuerza para ir
a descubrir la retirada del enemigo. Como a una milla lo percibí
que se estaba embarcando con precipitación; y como estaba em­
boscado hube de verlo dirigirse en sus botes para Frontera en pre­
cipitada fuga. Serían las tres de la tarde cuando regresé al fortín,
trayendo con mi fuerza once heridos y habiendo dejado en el cam­
po diez y nueve muertos. Di cuenta de todo, retirándome a mi
posición como a las siete de la noche sin haber tomado ningún
alimento en todo el día. ¡Qué bien dicen que la alegría o el pesar
matan el apetito! Yo estaba contento preparándome a tomar algo

176
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

con mi hermano Julián, cuando se me manda llamar para conducir


64 prisioneros a la Capital y entregarlos al General. Como había
llegado esa tarde fuerza local de la ciudad y tenía que regresar,
se me dieron 50 hombres armados y con ellos conduje a los refe­
ridos prisioneros, llegando a la presencia del General a las doce
de la noche.

Singular mudanza de los hombres y sus ideas


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El Estado de Tabasco [. . . ] [reconoció] a Gómez Pedraza [. . . ]


como legítimo presidente [. . .].
El gobernador Rovirosa expidió [. . . ] [un] decreto [. . . ] de
fecha 2 de octubre, en que el Congreso reconoce al general don
Antonio López de Santa Anna como benemérito y manda a todas
las autoridades y habitantes del Estado que lo reconozcan como
libertador de la Patria y de las instituciones federales y mientras la
silla presidencial no sea ocupada por el presidente Pedraza, se
reconocerá al general Santa Anna como Jefe Superior Militar; es­
tos decretos se comunicarán a las otras legislaturas de los Estados
de la Federación, para que si a bien lo tengan, se sirvan adoptarlos
y recomendarlos.
En abril de 1831 el mismo gobierno de Tabasco había pedido
a la Secretaría de Relaciones, que se prohibiese definitivamente la
entrada a la República al general Gómez Pedraza quien había
regresado a Veracruz, procedente de Burdeos en octubre ante­
rior, teniendo que salir en ese mismo mes a Nueva Orleáns. Ese mis­
mo gobierno de Tabasco, pide entonces, en agosto de 1832 su
elevación efectiva a la presidencia de la República; singular mu­
danza en el tiempo, de los hombres y sus ideas.
Todo marchaba normalmente en el Estado de Tabasco después
de la derrota en el mes de julio de la expedición bustamantista,
cuando falleció repentinamente, en San Juan Bautista, el goberna­
dor del Estado don José Rovirosa, la noche del 26 de septiembre
de ese año de 1832.

* H istoria..., op. cit., p. 184.

177
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Rovirosa fue un buen gobernante, amigo del orden, moderado;


de ideas francamente conservadoras, pero respetuoso de la ley, de
la opinión pública y de la vida humana. Su muerte fue muy sen­
tida por todo el pueblo de Tabasco.

Azotes del cólera y cóleras políticas


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

A la muerte de Rovirosa, los liberales ocuparon el poder teniendo


en la gubernatura a Manuel Buelta. Fue entonces cuando se acogió
la Reforma, encabezada en la República por el presidente Valentín
Gómez Farías, José María Luis Mora y otros. A partir de abril
de 1833, la reacción conservadora atentó contra el gobierno local,
mediante pasquines, anónimos y un conato de rebelión en Cun-
duacán; meses después, estalló abiertamente el ataque centralista.

En Tabasco continuaban las rebeldías; el 15 de ese octubre


[de 1833] se levantó en armas el inquieto don Evaristo Sánchez
con sus tropas en San Antonio de los Naranjos. Inmediatamente
que se tuvo noticias de ello, al día siguiente en San Juan Bautista,
salió el inspector general de Milicias don Fernando Nicolás Mal­
donado al frente [. . .] repentinamente en San Antonio, [sorpren­
dió], a Sánchez al que [derrotó], haciéndolo huir con un resto de
su gente a Huimanguillo, cantón perteneciente entonces al terri­
torio de Tehuantepec; [. . .].
[. . .] Estaban en el complot de Sánchez comprometidos varias
gentes de Cunduacán, Teapa y Huimanguillo; este último punto
fue el único que secundó la intentona de Sánchez [. . .].
[. . .] Entretanto Maldonado que tenía poca gente retrocedió,
y se fue para Cunduacán el 17 de ese mes, [ . . . ] .
Ese mismo día 17 [. . .] algunos descontentos quisieron apo­
derarse por sorpresa de la Casa Mata o de La Pólvora, junto a
la laguna de su nombre, en San Juan Bautista, pero el centinela
del punto los descubrió, dio la voz de alerta a la tropa de la

* Ibidem, p. 187-191 (selección).

178
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

guarnición que los persiguió haciéndolos que se desbandasen, no


consiguiendo los asaltantes su intento sorpresivo.
Maldonado reunió en Cunduacán [. . .] hombres, bien arma­
dos, saliendo pocos días después a Huimanguillo, donde a fines
de octubre ataca a Sánchez en ese lugar, derrotándolo y haciéndo­
lo huir rumbo a Ocuapa; Maldonado hace [. . .] prisioneros, en­
tre ellos los cabecillas Morán, Collado y Torres, los que son en­
viados a San Juan Bautista.
A principios de noviembre salen expulsados de Tabasco vía
Veracruz y rumbo a Nueva Orleáns el oficial Collado, don Juan
Manuel Torres (chiapaneco), Onecífero Martínez, el capitán Mo­
rán, el pintor Juan Ramos y otros más. El vicecónsul francés, don
Eugenio Eliz y el médico militar don Simón Sarlat García (cam­
pechano), fueron puestos en prisión en la capital del Estado,
acusados de ser los instigadores del fallido movimiento rebelde
contra La Pólvora o Casa Mata; mas no habiéndoseles compro­
bado nada fueron puestos en libertad bajo fianza.
El 16 de noviembre [de ese 1833,] el gobernador Buelta daba
cuenta al Secretario de Relaciones sobre el triunfo de las armas
del gobierno de Tabasco contra las fuerzas rebeldes de Cundua­
cán, San Antonio y Huimanguillo; por esta fecha aún no había
sido capturado el ex-capitán don Evaristo Sánchez, cabecilla en
jefe de la rebelión en el Estado. [. . .].
Por este tiempo el Gobierno Federal envió a Tabasco $ 50,000
para repartirlos entre los defensores de Acachapa, pero nunca se
supo el fin de ese dinero ni se dio cumplimiento a su reparto, lo
que desagradó grandemente al gobierno de Buelta y a muchos
jefes de milicia del Estado que sostuvieron con valor la defensa del
fortín y derramaron su sangre en contra de los campechanos busta-
mantistas.
El 31 de noviembre es capturado en Ocuapa, de Huimanguillo,
el cabecilla rebelde don Evaristo Sánchez, pacificándose así esa
región y toda la Chontalpa. Sánchez es llevado preso a San Juan
Bautista. [. . .].
Con motivo de las expulsiones habidas en el mes de diciembre
de 1833, de los revoltosos de Cunduacán, Huimanguillo y San
Antonio de los Naranjos y San Juan Bautista, las relaciones entre

179
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

el gobernador Buelta y el comandante Martínez de Lejarza se


aflojaron y el distanciamiento aumentó cuando el gobernador que­
ría más fuerte el castigo, sobre todo contra Sánchez, Collado y
Torres. [. . .]
[En 1834] el cabecilla don Evaristo Sánchez que había logrado
fugarse ayudado por sus amigos, logró que Martínez, su protec­
tor, le proporcionase una fuerza de 45 hombres de caballería para
marchar a Cunduacán a fin de atacar a don Femando Nicolás
Maldonado en su cuartel, el 20 de este enero. Maldonado se de­
fendió valerosamente, rechazando la agresión de Sánchez y sus
Dragones, resultando un soldado muerto y varios heridos de los
asaltantes que trataban de someter a los cívicos del inspector Mal­
donado.
Entretanto el comandante Martínez en la capital, perseguía,
insultaba y amenazaba al gobernador Buelta, que estaba en el pue­
blo de Atasta rumbo a Cunduacán; el comandante pone preso al
presidente de la [Diputación] Permanente, don Justo Santa Anna,
persigue a los diputados que se habían declarado disueltos, así
como a los funcionarios más adictos al régimen de Buelta, como
el jefe Político de San Juan Bautista, el alcalde primero del Ayun­
tamiento, y apoderándose de la Tesorería del Estado, para dis­
poner a su antojo de los fondos, llegándose a crear una situación
anárquica en Tabasco.
Los senadores Alpuche y Ruiz de la Peña, tuvieron que salir
violentamente para la capital de la República, desde Cunduacán,
pasando a San Antonio, Huimanguillo, Acayucan y Veracruz,
custodiados en esa marcha precipitada, por el propio inspector
Maldonado y varios milicianos. En Veracruz los senadores tabas-
queños dan cuenta, el 28 de febrero en un escrito al gobierno de
la Nación, del estado anárquico que prevalece en Tabasco por
culpa del comandante Martínez de Lejarza, piden los senadores
que se destituya de su cargo a Martínez, se le dé baja en el ejér­
cito, por arbitrario e indigno, y que sea juzgado y se le envíe a
México. [. . .]
El 21 de febrero el Gobierno Federal en vista de las quejas con­
tra el comandante general de Tabasco, Martínez de I^ejarza, nom­
bra como comandante al teniente coronel don Laureano Muñoz,

180
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

que se presenta en San Juan Bautista el 10 de marzo. Muñoz es­


taba en Veracruz, pero Martínez se niega a entregar el mando,
teniendo que retirarse de nuevo a Huimanguillo, a mediados de
marzo. [. . .]
Bajo la inspiración del comandante Martínez, la noche del 23
de este marzo se [reúne] en la capital del Ayuntamiento de San
Juan Bautista [. . .] [ante] una concurrencia de políticos, milita­
res y curiosos, se abre la sesión y se da lectura a un memorial en­
viado al Ayuntamiento por 25 representantes de los barrios de la
ciudad en que piden la separación del gobernador Buelta por
haberse ausentado de la capital, y se le encause por haber pedido
la disolución de la Permanente; que el mando gubernamental se
le entregue al subvicegobernador Salazar y no al vice don Anto­
nio Conde García por ser acérrimo partidario de Buelta; piden
también se expulsen de Tabasco a José Ma. y a Eulalio Maído-
nado, al Pbro. Rafael García, cura de Cunduacán; que no se deje
entrar al Estado al senador Alpuche e Infante, así como se recha­
ce al inspector Maldonado, y piden se dé un voto de gracia y
continúe al frente de la Comandancia General del Estado, al te­
niente coronel don Mariano Martínez de Lejarza. Todo lo pedido
en este escrito es acordado de conformidad por el Ayuntamiento
de la capital, que hacía las veces de Legislatura y, como se ve,
era adicto al comandante Martínez; el escrito presentado por los
jefes de barrio tiene el estilo de las proclamas del propio coman­
dante general Martínez.
Se levantó un acta [. . .] [el] 24 de ese marzo, en que terminó
la sesión, oponiéndose a los acuerdos habidos contra la deposición
ilegal del gobernador Buelta, por no ser el Ayuntamiento a quien
correspondía ese asunto. [. . . ] Esa misma mañana protestó el
sub-vice-gobernador don Juan de Dios Salazar, oriundo de Villa-
hermosa, ante el ayuntamiento y el jefe político de la capital don
José Antonio Ibarra que fue substituido por don José Narciso Pé­
rez Medina.

181
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

P epe B ulnes*

La ciudad de San Juan Bautista fue atacada por el funesto mal la


madrugada del 26 de noviembre de 1833. La infección comenzó
por un soldado. Un sardo artillero que 2 días antes había llega­
do de Chiapas. La epidemia se propagó rápidamente en la po­
blación, que entonces contaba 11 mil habitantes. También inva­
dió algunos municipios.
Las calles, plazas y mercados, súbitamente se volvieron silen­
ciosas. Vacías y desiertas. A lo lejos, se escuchaban pasos preci­
pitados de alguien que corría en busca de auxilios. Las banderitas
amarillas que anunciaban a los enfermos, las negras a los muertos
y las blancas a los sanos, servían de aviso en puertas y ventanas
de la población. La ÚNICA BOTICA del Dr. Francisco Corroy,
apretada de gente. Los templos de Santa Cruz, “Mayito”, la Con­
cepción y Esquipulas, con las puertas abiertas y mil cirios en sus
altares, donde la gente arrodillada, con los brazos en cruz y lágri­
mas en los ojos, clamaba misericordia para los enfermos. Y afuera,
por todas las calles, se oía el chirrido lúgubre de las carretas, jala­
das por muías, atravesando llenas de cadáveres rumbo al cemen­
terio, donde eran incinerados por falta de tiempo para abrir fosas.
El pánico invadió los ánimos. El miedo se hizo colectivo. Y las
caras pálidas de susto, parecían llevar clavada en la frente la ma­
cabra silueta de la muerte.
La terapéutica usada entonces, fue en su mayoría de origen ve­
getariano, porque los atacados del terrible mal se curaban con
cocimientos e infusiones de yerbas, como extractos de calahuala,
huaco, cortezas de guayaba y cocohíte, árnica y palo mulato, etc.
Y durante la epidemia que duró desde el 26 de noviembre de 1833
hasta el 24 de abril de 1834 — horrible Navidad; doloroso Año
Nuevo; tristes Santos Reyes— se distinguieron como serviciales,
caritativos y diligentes; activos y sin fatiga, el señor gobernador
don Manuel Buelta Rojo, presto, en persona; el doctor campecha­
no don Manuel Mestre Gorgoll y el médico francés don Francisco
Corroy, que fundó la PRIMERA BOTICA que hubo en San Juan

* Tipos Tabusquenos, 2a. edición, industria Gráfica Editorial Mexicana,


México, 1981, p. 175-178 (selección).

182
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

Bautista de Tabasco, en una de “Las Cuatro Esquinas” : calles de


La Encarnación y La Aurora. Hoy expendio de periódicos y re­
vistas de Chon Alvarado en la esquina del 5 de Mayo y 27 de
Febrero.
(El Dr. Corroy casó a una de sus nietas con el Pasante de Le­
yes don Eugenio Mac’Donell.)
También durante el cólera, se instaló un Lazareto en el callejón
que está frente al Cementerio General. En terrenos que más tarde
fueron de don Polo Valenzuela (donde decían que se entrevista­
ba con El Diablo) y que costeó íntegramente el catalán don Juan
Sánchez Roca. Allí depositaban a los atacados del mal, y si mo­
rían, allí mismo los incineraban.
Fallecieron en San Juan Bautista mil 181 personas.1 En Cun-
duacán 458. En Jalpa 153. En Jalapa 432. En Macuspana 428.
En Nacajuca 623. En Teapa 448. En Tacotalpa 312. En el Usu-
macinta 145 y en Frontera 392 personas, según informe del Ba­
rón Juan Federico Weldek,- fechado el 5 de diciembre de 1833,
que días antes había llegado a ese puerto en viaje de estudios rum­
bo a las ruinas de Palenque, Chiapas. Total: 4 mil 572 personas
muertas.
Como dijimos. Era gobernador de Tabasco el íntegro teapaneco
don Manuel Buelta Rojo, cuando el “Cólera Morbus”. Y Coman­
dante Militar el tenebroso Coronel don Mariano Martínez Lejar-
za, originario de Morelia, Michoacán.
Este militar “centralista”, reaccionario, “Santanista” y clerical,
con intrigas, malas artes y procedimientos de baja ley, logró que
el Congreso Tabasqueño declarase “TRAIDOR A LA PATRIA”
al gobernador Buelta. [. . . ]
Más tarde el endemoniado Coronel Martínez Lejarza fue go­
bernador de Chihuahua —como premio a su centralismo clerical y
servilismo “Santanista”— y abuelo de las distinguidas familias
Pizá Martínez y Díaz Prieto Martínez.
En la época del terrible mal asiático, del “Cólera Morbus”,
el gobernador Buelta y el Comandante Martínez Lejarza tenían12

1 Compárese con el cuadro que presentamos a continuación. (N. del C.)


2 El nombre es Juan Federico Maximiliano Barón de Waldeck. (N.
del C.)

183
Arias G, / Lau J. / Sepúlveda O,

sus rivalidades políticas; de hondas raigambres ideológicas, ya


que el primero era liberal y el segundo, como dijimos, conserva­
dor. Estas diferencias causaron escándalos y tiroteos callejeros en­
tre ambos bandos, con saldo de muertos y heridos.
Aún estaba en su apogeo el Cólera en la Capital tabasqueña,
cuando el Inspector de Milicias Locales, don Fernando Nicolás
Maldonado — ardiente partidario del gobernador Buelta— atacó
a San Juan Bautista con las fuerzas a sus órdenes. Su fin era
desalojar del Estado al intrigante Coronel Martínez Lejarza.
El ataque tuvo lugar en la madrugada del Miércoles Santo,
26 de marzo de [1834], Las tropas del Coronel Martínez Lejarza
que defendían la Plaza, se atrincheraron en el Fortín de la Encar­
nación (calle del Calvario; hoy de Zaragoza) en El Principal,
y en la iglesia de la Concepción. Y Maldonado acuarteló sus fuer­
zas en la iglesia de Esquipulas y en una cantina que estaba en­
frente (ayer escuela “Simón Sarlat”; después oficinas de la Zona
M ilitar). Desde allí atacó a los contrarios, pero fue derrotado con
grandes pérdidas, teniendo que replegarse hasta Atasta y de allí
huir hacia Cunduacán.
Un mes después, terminaba el “Cólera Morbus”.

El cólera dejó ... *

En el “Periódico Oficial del Supremo Gobierno le los Estados Uni­


dos Mexicanos” N1? del 25 de Agosto de 1849, aparece un docu­
mento bajo este rubro “Ministerio de Justicia y negocios Eclesiás­
ticos.— Yucatán.— Estado que manifiesta el número de individuos
de ambos sexos que fallecieron en la epidemia del cólera morbo
en el año de 1833, según las noticias recibidas de los párrocos
de esta diócesis de Yucatán y Tabasco.” (Lo firma Diego Larena,
Oficial mayor de la secretaría, y está fechado en Mérida de Yuca­
tán el 12 de Julio de 1849.)—De allí tomamos los siguientes datos
referentes á Tabasco:

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s..., op. cit., vol.


1, p. 637.

184
Ihcertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

Varones Hembras
San Juan Bautista y su comprensión . .. . 838 543
Cunduacán ............................................... .... 286 172
Jalpa .............................................................. 77 76
J a la p a ............................................................. 235 197
Macuspana ................................................... 239 189
Naca juca ....................................................... 135 128
Teapa ............................................................ 283 165
Tacotalpa ..................................................... 155 157
Usumacinta ................................................... 83 62
2,331 1,689

Hombres ................... 2,331


Mujeres ..................... 1,689

4,020 habitantes

Durante la terrible epidemia, el Gobernador de Tabasco Manuel


Buelta se convirtió —dice su biógrafo León Alejo Torre— en pro­
videncia para el pueblo desvalido de esta capital (San Juan Bau­
tista), y sin temor al contagio se multiplicaba el activo funciona­
rio ya en las Juntas de Sanidad, ya en los hospitales, ya en los
barrios de esta población, adonde acudía con particular solicitud
á llevar los auxilios facultativos, las medicinas y aun recursos pe­
cuniarios á los atacados y á sus afligidas familias.” [. . .]

1 8 3 3 -1 8 3 4
El barón de Waldeek en Tabasco*
El siguiente relato del viajero Juan Federico Maximiliano Barón
de Waldeek fue traducido del francés’ por Manuel Mestre Ghi-
gliazza.

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s..., op. cit., vol


2, p. 85-107 (selección).
1 La obra es: Viaje pintoresco v arqueológico en la Provincia de Yu-

185
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

El 5 de Diciembre de 1833 el cólera-morbo se declaró en el


pequeño pueblo de Frontera, situado sobre la orilla derecha del
Grijalva, a 24 leguas de Villahermosa o Tabasco. No pudiendo
regresar a las ruinas de Palenque, porque por todas partes los ca­
minos estaban interceptados por los cordones sanitarios, y no
queriendo perder tiempo, me determiné a despedirme de mis ami­
gos Pieper y Lobach, comerciantes de Tabasco, y a bajar a Fron­
tera donde pensé que podría embarcarme inmediatamente para
Campeche.
Llegado a Frontera el 19 de Diciembre, no pude sin embargo em­
barcarme hasta el 6. Me encontré en medio de una población
espantada por la invasión de la enfermedad. Fui obligado durante
seis días a asistir a los desgraciados que morían en torno mío.
Forzosamente me había yo hecho médico de ocasión, y a pesar de
mi inexperiencia en esta materia, me senti feliz con la idea de que
mis servicios habían podido ser útiles a algunos de estos infortu­
nados, presa de las angustias de la desesperación y de las torturas
de un mal irresistible.
El día 6 a las 6 de la tarde, en compañía de mi criado y de mis
equipajes, subí a bordo del buque que debía transportarme a Cam­
peche. No permitiéndonos el viento salir del río, pasamos allí la
noche; triste noche durante la cual no pude expulsar de mi espí­
ritu el recuerdo de las escenas fúnebres de que acababa yo de ser
testigo
El día 8 quisimos aprovecharnos de una brisa ligera que vino
a soplar, y tratamos de franquear la barra del Norte, sobre la
cual tocamos fondo nueve veces, y por poco naufragamos. Feliz­
mente las embarcaciones yucatecas son de una madera muy dura
y más sólidamente construidas que las que salen de los astilleros
de Europa. Gracias a esta ventaja nuestro buque hizo muy poca
agua.
El día 12, a las 7 de la noche, una calma chicha nos cogió a
los 19° 34’ de latitud Norte y 92° 17’ de longitud occidental (me­
ridiano de Greenwich).-—Cielo puro y noche abrasadora.— A las

catán (América Central), durante los años 1834 y 1836, por Federico de
ÍValdeck, dedicada a la memoria del difunto visconde de Kingsborough,
París, Bellizard Dufour et Co. Editeurs [. . .], 1838. (N. del C.)

186
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

7 y 40 minutos un inmenso meteoro venido del Este pasó sobre


nuestras cabezas, y haciendo explosión de repente, dejó escapar
de sus flancos, con el ruido del trueno, regueros luminosos que
producían el efecto de candelas romanas. Este meteoro era igual
en grosor al disco de la luna y de una forma perfectamente esfé­
rica. Estimé su marcha, desde el momento en que lo distinguí
hasta el de la explosión, en 10 segundos. Me pareció que había
salido del cinturón de Orion, entonces elevado en 43° encima del
horizonte; las luces que brotaron de él tomaron la dirección del
Norte, y, con un ruido que se debilitaba progresivamente, se per­
dieron entre la cola de la Osa Mayor y la Estrella Polar. A las
8 y 7 minutos, divisé al E-N-E un resplandor que iluminaba el
horizonte con un reflejo semejante al de un incendio lejano. He
sabido después que era un fenómeno eléctrico, una especie de llu­
via de fuego, de la que los habitantes de Yucatán me han hecho
descripciones que referiré en otra parte.
El 14 navegamos al E-N-E y vimos tierra en Champotón. El
domingo 15 anclamos en la rada de Campeche. A las 8 de la
mañana el bote del Consejo de Sanidad vino a pasamos visita.
Desde que los Inspectores Médicos supieron que veníamos del río
de Tabasco, nos intimaron a distancia la orden de alejarnos inme­
diatamente, so pena de ser despiadadamente cañoneados. En vano
hice observar a Mr. Rénon, Cónsul francés y Cirujano en Jefe de
los hospitales y del Ejército, que no teníamos ni agua ni víveres
de ninguna especie; no quiso oir nada, y nos aconsejó que no
nos expusiésemos a ser echados a pique por la batería del puerto
que iba a hacer fuego sobre nosotros. ¡Por exceso de crueldad se
nos ordenó regresar a Tabasco, y este Estado aún era presa del
cólera! Por lo demás Mr. Rénon obraba según instrucciones que
él mismo había recibido. Nos resignamos. El tiempo amenazaba.
Para colmo de males teníamos ya nueve días de mar, y los capi­
tanes no hacen provisiones para más de una semana, porque la
travesía es comunmente de cuatro días. La posición era cruel.
Rechazados de Campeche, la muerte quizá nos aguardaba en Ta­
basco, y para llegar a la ciudad infectada era necesario desafiar
la tempestad que se formaba sobre nuestras cabezas, y cosa cien
veces más horrible, soportar el suplicio del hambre. En esta per­

187
Arias G. j Lau J. / Sepúlveda O.

plejidad pensé en el único medio que nos quedaba para salir de


apuros. Dije al capitán que nosotros no podíamos echarnos mar
afuera; que era necesario ir costeando, y que durante la noche
bajásemos a tierra para proveernos de víveres y de agua: co­
rríamos la ventura de recibir estos auxilios de la buena voluntad
de los pescadores que frecuentan estos lugares, y si se oponían
a nuestro desembarco, recurriríamos a la fuerza para cum­
plir nuestro proyecto. Había yo acertado previendo este último caso,
porque las autoridades de Campeche enviaron en persecución
nuestra una gran chalupa tripulada por veinte soldados que tenían
orden de rechazarnos si queríamos desembarcar.
El viento del Norte nos sirvió mejor que el valor de la desespe­
ración. Al cabo de unos instantes, la chalupa, no pudiendo sos­
tenerse en el mar, se vió obligada a entrar en el puerto de Cham-
potón, y continuamos nuestro camino, de noche, hasta la playa
del varadero, donde encontramos una pequeña goleta en la mis­
ma situación que nosotros. Reunimos nuestras fuerzas para efec­
tuar el desembarco proyectado. No teníamos por todas armas más
que mi fusil de dos tiros; esta enumeración de nuestros medios
de defensa asustó a los capitanes, quienes manifestaron vivos te­
mores sobre el desenlace de nuestra aventurada expedición. Les
tranquilicé diciéndoles que, colocado en emboscada en un puesto
avanzado mientras que hacían agua, leña y víveres en el rancho
más vecino, yo sólo me encargaba de tener en jaque a los veinte
soldados. Sabía que estos últimos eran muy torpes y muy lentos
para cargar; en consecuencia, yo podía, con mi fusil Robert, ma­
tarlos antes de que tuviesen tiempo de hacerme ningún mal; con­
taba yo también con la calidad de su pólvora, la que sabía era muy
mala. Estas intenciones mortíferas se comprenderán fácilmente si
se piensa en la situación desesperada en que nos hallábamos. Sólo
un golpe de audacia podía salvarnos, y me había yo resuelto a él
atrevidamente.
A pesar del estado del mar, muy picado todavía, el desembarco
se operó sin obstáculo. Según mi promesa a los capitanes de las
dos embarcaciones, tomé posición entre el rancho y la playa de
Champotón detrás de una roca, donde podía, a cubierto de las
balas del enemigo, proteger la expedición. Ella se hizo sin moles­

188
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

tos accidentes, y todo estaba ya embarcado, cuando vimos a los


soldados de la chalupa avanzar sobre la playa y hacer fuego sin
vernos, a más de doble tiro de fusil. Como no era necesario en
manera alguna empeñar un combate que, por lo demás, yo no
temía, seguro como estaba de mi arma, regresé a bordo en la úl­
tima embarcación, bajo el fuego de los soldados que disparaban
siempre y quemaban su pólvora inútilmente. Se me excusará por
haberme extendido sobre esta pequeña campaña nocturna: todo
viajero gusta de recordar las circunstancias en las cuales ha dado
pruebas de sangre fría.
Llevamos ancla a las tres de la mañana, e impulsados por un
viento de E. N. E. de los más favorables, entramos al día si­
guiente a las dos de la tarde al río de Tabasco por la barra del
Sur. Habiendo aflojado el viento, anclamos dentro de la barra,
cerca del escollo llamado Bue\ Chico. En la mañana del día si­
guiente, 20 de Diciembre, vimos sobre la barra del Norte el her­
moso buque de tres palos L ’Eveline de Ney-York, capitán Pratt.
El viento del Norte se leventaba, furioso, y nos vimos obligados a
dejar el lugar de nuestra estación y remontar el río. Al pasar
delante del fuerte Pedraza, supimos que el cólera desolaba Fron­
tera y toda la provincia; sin embargo desembarcamos en este pue­
blo. Ni un aduanero asistió a nuestro desembarque; el terror re­
tenía en su casa a los mismos individuos a quienes su profesión
obligaba a un servicio público. Las calles estaban desiertas y
silenciosas; el espanto y la desesperación hacían mudo a este po­
bre burgo al que la plaga visitaba de un modo inopinado y cuya
población segaba despiadadamente. Iba a alojarme en la Muni­
cipalidad, donde al partir había dejado a un criollo de la Mar­
tinica, empírico descarado aue, bajo la apariencia de un médico
digno de confianza, despachaba a todos los enfermos que pasa­
ban por sus manos. Sin embargo, este charlatán no creía tan firme­
mente en la infalibilidad de sus remedios que no estuviese él
mismo enfermo de terror al pensar en los peligros que le rodea­
ban. Como me parecía inútil preocuparme con estas tristes ideas,
me arreglé lo mejor posible para pasar el tiempo. Esperando que
yo sucumbiese, como tantos otros a los ataques de la enfermedad,
no pensé en ella más que para estudiar sus síntomas y marcha.

189
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

He aquí, en un lenguaje que no tiene nada de médico, el resul­


tado de mis observaciones: se verá por esta nueva descripción de
una plaga que ha desolado ambos mundos, que cambia de carác­
ter al cambiar de país.
Era al principio un ligero malestar de cabeza, seguido una
hora después de un insoportable dolor en la misma parte del cuer­
po. Al cabo de media hora, desapareciendo el dolor de repente,
dejaba esperar que estos primeros síntomas no tendrían ninguna
consecuencia. Pero apenas transcurría un cuarto de hora, el estó­
mago era presa de un fuerte calambre que se repetía bien pronto
en las extremidades y particularmente en la planta de los pies.
Entonces sobrevenían frecuentes vómitos que agotaban las fuer­
zas del enfermo y que persistían de ordinario durante dos horas
poco más o menos; las materias expulsadas eran verdes y mezcla­
das de bilis. Una vez calmados los vómitos cesaban todos los
dolores y los pies comenzaban a enfriarse. Un invencible sopor,
que al principio de la epidemia se tomaba por un resultado de los
esfuerzos del paciente, embotaba los sentidos y las facultades;
después se perdía el conocimiento y tras una hora de agonía, el
enfermo expiraba. Mientras que el dolor tenía su sitio en la cabe­
za, el pulso era muy elevado, pero no más precipitado que en el
estado de salud; cuando los calambres estomacales sucedían al
dolor de cabeza, disminuía de fuerza y se volvía más rápido: daba
entonces más de cien pulsaciones por minuto; desde que el calam­
bre pasaba a las extremidades, se debilitaba y se retardaba, a pun­
to tal, que era menester prestarle la mayor atención para sentirlo
latir. Durante el vómito daba ciento veinte y cinco pulsaciones;
inmediatamente después desaparecía totalmente por algunos mi­
nutos; en seguida recobraba progresivamente su actividad hasta
otro vómito, y así sucesivamente, durante este período de esfuer­
zos convulsivos y de deyecciones. En la última crisis, es decir
durante el sopor, el pulso era regular y marcaba de sesenta y seis
a setenta pulsaciones; en fin se debilitaba insensiblemente hasta
que desaparecía por completo con el principio de la vida.
Aunque yo no fuese médico, tenía esta semi-ciencia que da la
lectura de algunas obras de terapéutica, la costumbre de curarse
uno mismo y la experiencia de ciertos remedios. En consecuencia,

190
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

me aventuré a medicinar a algunos enfermos; bien es cierto que


los medicastros del pueblo eran de una ignorancia profunda, y
algunas personas me escogían de preferencia a ellos para asistir­
las. Ensayé varios remedios y todos fueron infructuosos: la san­
gría, el láudano no produjeron ningún efecto satisfactorio. Pero
una circunstancia singular me inspiró una idea de la que tuve oca­
sión de felicitarme. Un enfermo, llegado a la crisis del vómito y
al que se transportaba de la orilla opuesta del río a Frontera,
cayó bruscamente al agua mientras que lo desembarcaban, y se
había curado radicalmente. Al día siguiente traté de dar a un co­
lérico una curación semejante, haciendo caer sobre su cabeza una
gran cantidad de agua fría. El medio tuvo perfecto buen éxito y
el enfermo escapó a la muerte. Me lisonjeaba yo de que tan feliz
resultado se renovaría, pero se engañó mi esperanza; el tercer co­
lérico no resistió mi experimento y murió en el mismo instante.
No sabiendo a qué santo encomendarme, y acosado por los des­
graciados cuyos amigos o parientes estaban atacados de la epi­
demia, ensayé el agua tomada al interior. Algunos enfermos vol­
vieron a la salud y otros sucumbieron. El único resultado que
saqué de mi descubrimiento fué la curación de nueve individuos
sobre veinte; hasta es muy posible que estas nueve personas no
hubiesen muerto aun sin haber usado de mi específico.
En San Juan Bautista, que sólo dista 24 leguas al Sur de Fron­
tera, la enfermedad tenía un carácter del todo diferente. El dolor
de cabeza era mucho menos violento, las materias vomitadas no
tenían color decidido, y las deyecciones por arriba alternaban con
evacuaciones alvinas que eran generalmente un signo de curación.
Los enfermos que tenían diarrea profusa escaparon a la muerte
en la proporción de ocho sobre doce, mientras que sobre ocho
que no la tenían sucumbían cuatro.
Los destrozos de esta terrible plaga han sido considerables so­
bre las orillas del Grijalva y en el interior de las tierras. El número
de defunciones en el pequeño pueblo de Frontera se elevó a 604.
Setecientas personas murieron en las habitaciones y en las fincas
situadas en las dos orillas del Giijalva en un espacio de veinte y
cuatro leguas. En San Juan Bautista, el punto más malsano de la
provincia, la epidemia no se llevó más que a 400 individuos. Tan­

191
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

to a estos tristes resultados como a la leva forzosa de indios,


arrancados al cultivo de la tierra para servir de instrumento a
culpables ambiciones, se debe atribuir la escasez que sucedió al
cólera. Fue un período funesto para este desgraciado país, el
que necesitó largo tiempo para reponerse de la terrible conmoción
que le habían causado tan violentas sacudidas.
No pude, como lo deseaba, remontar a San Juan Bautista, ni
volver al Palenque. Los cordones sanitarios, establecidos en todas
partes, aunque en todas partes violados, me obligaron a perma­
necer en Frontera hasta que la enfermedad se hubiese propagado
en todo el país. Pensé que entonces los caminos estarían libres y
que podría emprender el viaje.
Consignaré aquí una observación que tuve oportunidad de
hacer durante mi permanencia en Frontera. Quiero hablar de un
método bastante singular para hacer que llegase el ganado vacuno
hasta este pueblo por los ríos tributarios del Grijalva. Se coloca
en la proa de una gran canoa una larga viga de madera que sobre­
sale siete a ocho pies de cada lado de la barca. Se hace entrar los
bueyes en el agua y se atan fuertemente cus cuernos al madero
transversal. Cada extremidad de la viga está ocupada por dos ani­
males. Se toma el medio del río y se pone la embarcación en mo­
vimiento; los bueyes, que tienen la cabeza fuera del agua, nadan
con la corriente. Quedan algunas veces dos días en esta posición
incómoda antes de llegar a su destino, y nunca ocurren acciden­
tes. Los caimanes no atacan a dos animales que marchan o nadan
juntos: no asaltan más que a un enemigo aislado.
La llegada de mi amigo M. Pieper, que volvió de los Estados
Unidos, me determinó a remontar el río con él hasta San Juan
Bautista. Partimos de Frontera el 13 de Enero a las 10 de la
mañana, en una gran canoa cubierta, pero el río estaba tan crecido
que no llegamos hasta el 16 en la noche. Mi objeto principal al
ir a San Juan Bautista, era obtener del Comandante de las armas
un certificado de buena salud, con el cual yo pudiera regresar a
las ruinas del Palenque o a Campeche; pero no logré obtener ese
pase. La epidemia estaba aun en toda su fuerza, y otra calamidad
no menos funesta, la guerra civil, se hallaba en vísperas de esta­
llar. El Gobernador y el Comandante de armas se injuriaban a

192
¡ncertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

cual mejor en dos malos libelos impresos por orden suya, lucha
inocente que era el preludio de más serios debates.
Se sabe hoy lo que es una revolución en América: un ambicio­
so que amotina contra los Poderes establecidos un centenar de
atolondrados y de picaros, gentes que no tienen nada que perder
y a quienes importuna la idea del orden; algunos imbéciles reves­
tidos de títulos pomposos, tales como los de Gobernador y Co­
mandante de la Plaza, y que se dejan imponer la ley por este
puñado de pillos; una lucha de una hora o dos; una mudanza de
personas; venganzas personales despiadadamente ejercidas; en re­
sumidas cuentas: una detestable farsa que se renueva un mes des­
pués: he aquí lo que en las Repúblicas de la América Meridional
y Central se llama una revolución. ¡Cuántos cambios políticos han
tenido en Europa una inmensa resonancia, que no han sido más
que ridiculas cascabeladas semejantes a la que voy a referir! Es
que los americanos se han recibido de maestros en la ciencia del
boletín de combate. Santa-Anna, entre otros, sobre este punto
pondría reparos al más hábil charlatán militar que haya en Euro­
pa. He allí un talento que, a falta de otro, es fuerza reconocer a
los jefes de partido y a los aventureros cuyas querellas ensan­
grientan desde hace tan largo tiempo la tierra del Nuevo Mundo.
Los dos principales actores en la lucha de que San Juan Bau­
tista fué teatro, durante mi permanencia allí, eran Don Santiago
Duque de Estrada, que ambicionaba el título de Gobernador, y
Nicolás Maldonado, Inspector de la Milicia. Don Santiago, cuyo
padre rico plebeyo, había comprado el título de Duque, era un
hombre notable por su habilidad en explotar a su tumo a todas
las facciones. Cada revolución le era de algún provecho. Siempre
amigo del más fuerte si no del más honrado, se le veía reaparecer
triunfante después de cada conmoción, aun cuando no hubiese to­
mado parte en ella: se ve que no falta genio político a los habi­
tantes de la América Central. Nicolás Maldonado era un atrevido
fautor de golpes de mano; animado contra el Gobernador por un
odio inveterado de familia, y devorado de ambición por otra parte,
pensaba en derrocar a su enemigo y tomarle su lugar. Un día se
subleva, se retira a Cunduacán, punto situado a ocho leguas al
Oeste de San Juan Bautista. El Gobernador hace marchar contra

193
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

él un destacamento de soldados con orden de apoderarse de su


persona; Maldonado se defiende, mata tres soldados y rechaza la
escuadra enviada para someterlo. Gran espanto en el Gobernador
que huye y se refugia durante la noche en una finca que poseía
a alguna distancia de la ciudad. Era servir los proyectos de aque­
llos que querían darle un sucesor. Sin embargo, el autor de la
revuelta no fue nombrado Gobernador como lo deseaba. El 26 de
Enero Maldonado hizo prevenir que atacaría la ciudad al día si­
guiente, si el Comandante de las armas no quería rendirse; añadía
que un saqueo general sería la consecuencia de la victoria con
la cual contaba. Sin embargo aplazó su expedición: el temor del
cólera pudo más que la impaciencia que tenía de saquear la ciu­
dad; el ataque, como se verá, tuvo lugar hasta dos meses más tar­
de. Por consiguiente, los habitantes tuvieron tiempo de reponerse
de su espanto.
Aguardando que llegue el día del combate, echemos una ojea­
da sobre las costumbres y usos de Tabasco. Leo muy bien en mi
diario de viaje que estábamos siempre alerta, con el temor de un
golpe de mano de parte de los insurrectos; pero este estado de
vaga inquietud, no dejó de permitirme bastante libertad de espí­
ritu para observar atentamente los hombres y las cosas que tenía
a la vista. El resultado de estos estudios de costumbres, consigna­
dos en mis libros de notas, sin orden y a la manera del Ariosto,
es el que transcribo aquí.
Cuando se consumó la conquista de América, los frailes de to­
dos colores que España había vomitado sobre el Nuevo Conti­
nente, percatándose de que la violencia y las crueldades de que al
principio habían hecho uso, eran malos medios de conversión, tra­
taron en algunas localidades de apropiar su culto a los prejuicios
y a las tradiciones de los pueblos cuya explotación se les confia­
ba. Era el medio de no chocar con estas poblaciones, y de preve­
nir toda peligrosa reflexión de su parte sobre la excelencia de la
religión que se les quería imponer. Los mexicanos tenían un dios
que llamaban Ixtliltón (el ennegrecido), y los frailes imaginaron,
por analogía, hacer un Cristo negro. El de Veracruz se llama el
Señor del Buen Viaje, el de San Juan Bautista Esquipulas\ en
cuanto a los dioses de Campeche y de Mérida hablaremos de ellos

194
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

en su lugar y sitio. Nuestro Señor de Esquipulas es un Cristo de


siete pies de altura, negro como carbón, y cubierto de heridas se­
mejantes a emplastos de lacre. Este monstruoso ídolo tiene la
cabeza cubierta con una enorme peluca rubia de mujer, que hace
un contraste de los más grotescos con el cuerpo de ébano del
hijo de Dios y su gesticulante rostro. Ahora bien, el domingo 9
de Febrero, era la fiesta de la divinidad del lugar; he aquí, en pocas
palabras, la ceremonia de que fui testigo. Ocho robustos indios
llevaban sobre sus hombros, por medio de cuatro largos made­
ros, una mesa sobre la cual yacía, adherido a su cruz, el Cristo
de tinte de negro. El cortejo en medio del cual avanzaba esta
tosca imagen era numeroso y pintoresco. Delante del Dios los
altos dignados eclesiásticos y civiles de Tabasco, el Gobernador,
el Comandante de las armas > una música cuya audición deseo por
castigo a mis más crueles enemigos. En seguida una Compañía de
soldados, una masa del pueblo y mujeres vestidas de blanco, lle­
vando en la mano una vela encendida y acompañando la infernal
música con los roncos acentos de su voz gangosa.
Esta piadosa mascarada recorrió todas las calles de la ciudad y
duró cuatro horas en su camino. Era una indemnización para los
tabasqueños, a los que, bien que se les hubiera permitido la vís­
pera, hacer, como de costumbre, visitas con máscara y disfraz,
en la mañana misma de la fiesta habían sido privados, por orden
expresa del cura, del placer de entregarse a las alegrías munda­
nas del Carnaval.
¿No es deplorable que hombres que deberían esforzarse en
hacer imponente y respetable un culto tan digno de la veneración
de los pueblos, lo hayan disfrazado de una manera tan indecente?
En verdad, se necesita que cuenten muy firmemente con la ig­
norancia de las gentes cuya credulidad explotan. Y no es sólo
en Tabasco donde la religión de Cristo se ve así tan desfigurada:
lo mismo ocurre en toda la América Española; en cada ciudad
procesiones ridiculas y multiplicadas escandalizan al viajero poco
habituado al espectáculo de estas indignas mascaradas.
¿Qué se puede esperar, por otra parte, de un clero tan pro­
fundamente inmoral como el de este país? Es imposible formarse
una idea de los desórdenes de esta santa falange. Si yo trazase el

195
Arias G. j Lau J. / Sepúlveda O.

cuadro de sus indecencias se rehusaría dar crédito a mis asercio­


nes. Algunos ejemplos aislados bastarán para hacer apreciar la
profundidad y la extensión de esta incurable llaga de América.
He aquí uno entre mil: el cura de San Juan Bautista hace el
comercio como un simple particular, tiene tienda y vive pública­
mente con una prostituta.
Esto está admitido: no se ve en ello nada que no sea muy natu­
ral. Si se hace observar que estos sacerdotes libertinos han hecho,
sin embargo, voto de castidad, los dos sexos responden: “¿No
hemos hecho un juramento casi semejante al casarnos? ¿quién es
aquél de nosotros que no lo ha violado?” ¡Argumento sin réplica
y que da la medida de la moralidad de los pastores y del rebaño!
El martes 25 de Marzo, por la mañana, supimos que Maldonado
atacaría la ciudad al día siguiente. Había que ponerse en seguri­
dad porque la fuga era imposible. Mis amigos Pieper y Lobach
no podían embarcar sus mercancías: no se hallaban embarcacio­
nes disponibles porque las mujeres las habían puesto todas a con­
tribución para transportarse lejos del peligro. Era necesario que­
darse y prepararse a mostrar firmeza ante el enemigo. En mi
calidad de antiguo militar tomé el mando de la plaza, es decir, de
la casa de mis amigos, casa enteramente construida de piedra y
que podía sostener un asalto bastante largo. M. Pieper había traí­
do, para revenderlas, cien escopetas de caza, inglesas; comencé
por cargarlas todas. En seguida hice romper doscientas botellas
con cuyos fragmentos sembré los almacenes, el patio y las aveni­
das. Llené doce damajuanas de pólvora, de azufre y de vidrio que­
brado, y después de haber puesto en todas una mecha, las colo­
qué cerca de las puertas de la casa. Hecho esto, levantamos con
bultos de mercancías, trincheras detrás de las cuales podíamos
hacer fuego graneado sobre los asaltantes, que, teniendo los pies
desnudos, debían ser detenidos por los pedazos de vidrio de que el
piso estaba cubierto. Terminados estos preparativos esperamos
tranquilamente el momento de hacer fuego. Había habido en es­
tos pequeños trabajos de fortificación un aspecto risible; la idea
de verme comandante de plaza en una casa burguesa, bruscamente
transformada en ciudadela, me había hecho sonreír más de una vez
durante mis operaciones preliminares; pero cuando la agitación

196
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

del primer momento hubo pasado, cuando reflexioné en la posi­


ción en la cual mis amigos y yo nos encontrábamos, pensamientos
más serios se apoderaron de mi espíritu. El cólera azotaba más
mortífero que nunca; de diez enfermos ocho sucumbían. M. Pie­
per guardaba cama. En la casa sólo cinco estábamos en estado
de defendernos, y Maldonado, que no era hombre de faltar a su
promesa, debía dar buena cuenta de nosotros. Por consiguiente:
de un lado la perspectiva de caer en manos de un enemigo que
no nos daría cuartel; del otro, la probabilidad de sucumbir a la
enfermedad, a cuyos ataques nos predisponía una agitación moral
insólita: tal era nuestra situación. Dije adiós con el pensamiento a
mi familia y a Europa; después me eché a sentir que quedaran
inacabados trabajos emprendidos con ardor y destinados a escla­
recer a nueva luz una parte interesante de América. Pensé en los
caprichos de la suerte, que después de haberme arrojado sobre
tantas playas diversas, me había llevado a la tierra del Nuevo Mun­
do, para hacerme morir en ella, lejos de mi esposa y de mis hijos.
En resumidas cuentas, a pesar de la fuerza moral que siempre me
había sostenido en mis más peligrosas excursiones, y que hasta
allí no me había abandonado todavía, me hallé en condiciones de
espíritu casi análogas a las de un condenado que espera la hora
del suplicio. Mi imaginación estaba asediada de imágenes fúnebres,
y con gusto habría dado una segunda edición del monólogo de
Hamlet. Reflexionando después en el extraño estado moral en
que me encontraba, quedé persuadido de que la influencia mor­
bosa que reinaba sobre este desgraciado país había tenido una gran
parte en ello, y que momentáneamente sufrí la potencia, siempre
irresistible, de las circunstancias físicas.
El 26 de Marzo a las doce del día, se tocó generala; inmediata­
mente la Milicia tomó las armas y fue distribuida tanto en el fuerte
como sobre los otros puntos susceptibles de ser atacados. Las tro­
pas comandadas por el inspector Maldonado estaban sobre la
altura que domina el barrio de Esquipulas, a medio tiro de cañón
de la ciudad. El terror se apoderó de los habitantes que enviaron
un parlamentario al jefe enemigo. El Comandante de armas Ma­
riano Martínez ofreció dimitir sus funciones, con la condición de
que Maldonado y los suyos se retirasen inmediatamente y se diri­

197
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

giesen fuera del Estado; pero esta proposición fue rechazada, y el


inspector, no queriendo perder su tiempo en pláticas, atacó la ciu­
dad inmediatamente. Entonces Martínez tomó el partido de defen­
derse, bien que él hubiera hecho preparar de antemano una peque-
ba goleta en la que sus bultos estaban ya en seguridad, y a bordo
de la cual se habría escapado para Veracruz, si le hubiesen derro­
tado. Pero la suerte lo decidió de otra manera, pues los tabasque-
ños son bravos, como ya lo habían probado en el ataque del fuerte
de Acachapa. Maldonado dueño de la iglesia de Esquipulas, del
mesón y de las casas más altas, avanzó atrevidamente bajo el fue­
go de la batería del fuerte de la Iglesia; llegó a apoderarse del
polvorín, situado entre Esquipulas y la ciudad, pero perdió mu­
cha gente en este pueblo, y los milicianos de San Juan Bautista,
desde lo alto de las casas vecinas hicieron un fuego tan bien nu­
trido, que el enemigo se vió forzado a batirse en retirada. Enton­
ces perseguido por algunos jinetes, fue completamente derrotado.
El combate había durado hasta las cinco y media de la tarde.
Maldonado perdió la partida a consecuencia de su incapacidad;
un cabo de Ligeros franceses habría tomado la ciudad sin dejar
más de veinte hombres sobre el terreno, ya que es perfectamente
accesible por tedas partes, excepto del lado del fuerte, y precisa­
mente por allí atacó la plaza el Inspector. Esta torpeza fue la que
nos salvó.
Al principio del combate yo me había dirigido al fuerte de la
Iglesia; los soldados se comportaban allí con sangre fría y valor,
y algunos jóvenes de la ciudad les daban el ejemplo. Busqué al
Comandante a quien tenía yo curiosidad de ver operado, pero su
presencia no me fue revelada sino por el sonido de su voz. Mien­
tras que sus oficiales se ponían en evidencia, exponiéndose brava­
mente, él se mantenía agazapado detrás de un pilar de la iglesia,
y desde allí alentaba a sus soldados. La pérdida fue muy ligera
en el fuerte; sólo hubo diez muertos.
Al día siguiente la alarma se esparció de nuevo en San Juan
Bautista: Maldonado se había retirado a Cunduacán y prepaba-
ba una segunda agresión, pero el viernes 28 reapareció el cólera,
y esta noticia hizo huir las tropas hasta Huimanguillo, punto
situado sobre la frontera del Estado de Veracruz. Desde este mo-

198
Incertidumhres y contradicciones en los aires de! federalismo

mentó estuvimos tranquilos^ El 30 los soldados hicieron una co­


lecta entre los comerciantes; era enteramente sencillo que su celo
no quedase sin recompensa; así, el agradecimiento público no les
faltó.
Después de la tragedia el sainete. El cura, que había huido con
todas las mujeres de la ciudad, se apresuró a volver para desem­
peñar su papel. Hizo que se efectuara una colecta en nombre de
la Santa Virgen para darle las gracias, decía él, del milagro que
ella se había dignado hacer, preservando del saqueo a la ciudad
de San Juan Bautista. Si es verdad que la Virgen haya tenido este
poder, ella olvidó usarlo en favor del barrio, y sobre todo de la
iglesia de Esquipulas, que fue devastada por los soldados de Mal­
donado.
El 31 supimos que si la ciudad hubiese sido tomada, solamente
siete casas habrían sido saqueadas y pilladas; estaba designada
como la primera la de mis amigos, porque M. Pieper había rehu­
sado dar en préstamo a Maldonado cinco mil pesos que necesita­
ba para reunir y armar a sus secuaces. La casa del cónsul ameri­
cano Daniel Pope debía librarse, porque este personaje había sido
más complaciente y abrió su bolsa al jefe rebelde.
A fines de abril estando restablecida la calma en Tabasco y
habiendo desaparecido el cólera enteramente, resolví regresar a
Campeche. Dejé a mis amigos el 30, a las ocho de la noche.
Durante la primera noche bajamos el río, y al día siguiente a
las doce llegamos a la confluencia del Chilapilla. Fatigado por
el insomnio que me había causado la picadura de los mosquitos,
y acordándome de que en dos circunstancias diferentes había yo
encontrado en un rancho situado, sobre la margen derecha, una
solícita acogida y un almuerzo reconfortante, salté a tierra y me
dirigí hacia esta cabaña. Apenas hube puesto el pie en el dintel,
un horrible espectáculo impresionó mis miradas. Todos los hués­
pedes de la humilde mansión habían sucumbido a los ataques del
- El relato de Waldeck es el único documento que nos queda para ilus­
trarnos sobre el combate que vio San Juan Bautista el Miércoles Santo de
1834 o sea el 26 de marzo [. . 1 el oficial del 6" Batallón Mariano Ara­
gón, con una partida de sus tropas, se unió al ex inspector Maldonado y
sus milicianos y fue derrotado por el comandante general Mariano Mar­
tínez el dicho Miércoles Santo [ . 1. (N. de M.M.G.)

199
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cólera, y yacían ante mí el padre sobre su lecho de cañas, una de


sus hijas tendida en el suelo al lado de la madre, que tenía entre
sus brazos un niñito muerto igualmente, y las otras dos hijas sobre
el suelo de la cocina. Juzgué que hacía cuando menos tres días
que estas pobres gentes habían muerto, y nadie, fuera de mí, había
desde entonces penetrado bajo este lúgubre techo. Los barqueros
que me acompañaban se alejaron espantados de esta escena de
duelo, y yo Ies seguí. Fuimos a almorzar más lejos a Escobas. El
viernes 2 de mayo, a las cinco de la mañana, llegué a Frontera.
La goleta “La Perla” me esperaba, e inmediatamente hice trans­
portar mis bultos a su bordo. Me acordé que tenía yo un asunto
que arreglar con un insolente habanero, del cual había yo tenido
por qué quejarme en San Juan Bautista. Fui a encontrar a mi
hombre, quien negó descaradamente el hecho; pero tenía yo su
condenación escrita de su puño y letra. Le dejé con el desprecio
que merece todo hombre que no tiene el valor de sostener lo que
ha expresado, o de confesar sus yerros. A los dos meses de esto
un caimán me hizo justicia: mi adversario cazaba sobre la playa,
cuando de repente uno de estos tremendos anfibios le arrebató
y se lo llevó al río.
Antes de dejar el Grijalva, creo deber dar algunos detalles sobre
los saurios que 1c habitan. Los caimanes se encuentran en gran
cantidad en la desembocadura del río y en las confluencias de los
riachuelos tributarios, pero no son estos parajes los frecuentados
por los más grandes: estos están generalmente en los lugares soli­
tarios y cerca de las playas arenosas que avanzan en promonto­
rios en el lecho del río. Sobre estas playas los caimanes vienen a
gozar del calor del sol y a depositar sus huevos. Estos huevos son
siempre en cantidad considerable, y se necesitaría mucho tiempo
para saber de qué número se compone la puesta de cada animal.
Cuando los pequeños han roto la cáscara los grandes se los comen
a falta de otro alimento. El caimán tiene un enemigo que se opo­
ne a que se propague con demasiada abundancia: es una tortu-
guita a la que llaman en el país icotea o pochitoque; es la misma
conocida en Egipto bajo el nombre de Thirsé. [. . . ]
Esta tortuga pulula en el Grijalva; es muy pequeña y de carne
delicada; los habitantes la comen mucho. Se cree que los caima­

200
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

nes las tragan sin poder triturarlas con sus dientes y por ello mue­
ren ahogados. Tuve la ocasión y la cuyosidad de comprobar el
hecho; abrí varios caimanes que encontraba muertos a las orillas
de los ríos, extendidos sobre el dorso; el estómago de cada uno
de estos animales contenía una icotea viva. El oeelote hace tam­
bién la guerra al caimán; se pone en acecho y se precipita sobre
su presa cuando está fuera del agua y a alguna distancia de la
orilla. A menudo he visto tortugas comiéndose huevos de caimán;
las zancudas que frecuentan las orillas de los ríos los destruyen
también considerablemente. Añadiré, en fin, como rasgo carac­
terístico de las costumbres del caimán, que nunca ataca al hombre
o a un animal cualquiera sino cuando está aislado. He hicho en
la descripción que di de Tepetitán* que los niños se bañaban en
cuadrillas numerosas en los parajes más frecuentados por estos
anfibios, y esto sin correr ningún peligro. Yo mismo he pasado
ríos a caballo, rodeado de caimanes que me miraban y perma­
necían a distancia.
El sábado 3 de mayo franqueé sin dificultad la barra de Ta­
basco, y el 6, a las ocho de la mañana, desembarcaba yo en Cam­
peche. . .

EL TRASLOA DO ECONÓMICO
A continuación presentamos un texto que muestra la preocupa­
ción del í¡obierno local por legislar la forma de propiedad ejid-il,
e inmediatamente después el reglamento agrario que sujetó a! tra­
bajador del campo.

Ejidos para los pueblos *


El Vice-Gobernador, a los habitantes del Estado, sabed que

•' Todo lo referente a Tabasco, en la obra de Waldeck lo traduje para mi


libro. Ignoro, pues, dónde se halla la descripción de Tepetitán de que
habla en este pasaje. Precisamente su obra comienza con el relato que han
visto mis lectores. (N. de M.M.G.)
* “Decreto de 20 de agosto de 1825.” En Recopilación Je Leyes y
Decretos Jet Estado Je Tabasco. desde 1824 basta 1850. Consejo Editorial
del Gobierno del Estaio de Tabasco. México, 1979. p. 10.

201
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

El Congreso Constitucional del Estado libre de Tabasco, ha


decretado lo siguiente:
1? Se designa a cada pueblo del Estado por el rumbo, mil
varas1 de tierra útil en circunferencia, y en caso de no poder to­
marlas en algún rumbo, por ser la tierra inútil, o titulada con des­
pacho del Gobierno Español, o bien del actual con tal que se haya
obtenido antes el amparo y tener este cumplido el término de diez
años, ó ya por tocar al territorio del pueblo vecino o contiguo, se
le repondrá por otro.
2? Esta porción de tierra se destina al servicio y necesidades de
lo general del respectivo pueblo, por lo que no podrá venderse ó
señalarse en dominio ó propiedad particular, por ningún título,
y sólo la parte ocupada, en labor puramente, ó que en lo sucesivo
se ocupase podrá arrendarla el Ayuntamiento ó Junta de Policía
á que corresponda cuyo arrendamiento, que no excederá de cua­
tro pesos al año, por zonte- se tendrá como artículo de Propios.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, y dispondrá su
cumplimiento haciéndolo publicar y circular.
Villa Heimosa, 20 de Agosto de 1825 — Rudecindo María Her­
nández, presidente.—Salvador Presenda, diputado secretario.—
El Sr. Padrón, ausente.
Por tanto, mando á todos los habitantes del Estado, que cum­
plan, y á las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, á cuyo efecto, publíquese y circúlese.
Villa Hermosa, 5 de septienbre de 1825.—Juan González de
Alfaro. Joaquín Burelo.

¿A quiénes beneficia el reglamento agrario?


J u st o C e c il io S anta A n n a *

Como la agricultura era el principal elemento de vida con que


contaba el Estado; desde que se proclamó la independencia, to­

1 Medida de longitud española que equivalía a 836 m. (N. del C.)


- Medida azteca que equivale a 400 unidades; se usaba para contar leña,
maíz, etc. (N. del C.)
* Notas para la Historia. . ., op. cit., p. 56-58.

202
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

dos sus diversos gobiernos cuidaron de ella preferentemente y ex­


pidieron varias leyes y circulares que contenían disposiciones en­
caminadas á su desarrollo y fomento.
Durante la transitoria administración de Don Marcelino Marga-
lli, Vice-Gobernador del Estado en ejercicio del Poder Ejecutivo,
se pidieron informes á los Ayuntamientos para que, oyendo el pa­
recer de los agricultores de cada Municipio, expusieran detallada­
mente las necesidades que desearan llenar y que creyeran de más
urgente atención, á efecto de dar impulso á la agricultura en todas
sus múltiples manifestaciones. Todos los agricultores, sin la me­
nor discrepancia, declararon que lo que con más apremio exigía
el estado precario de la agricultura, era el arreglo de la cuestión
bracera; pidiendo se diera una ley que facultara á los propietarios
de fincas de campo para ejercer determinada autoridad sobre sus
peones adeudados, á fin de que, en los delitos leves y faltas de
policía, pudieran corregirlos, principalmente cuando vivieran á dis­
tancias considerables de los juzgados ó de la autoridad política.
Resultado de esto fué la ley agraria expedida por el Congreso
local en 3 de Noviembre de 1826, y sancionada por el Ejecutivo,
á cargo del citado Vice-Gobernador Señor Margalli, en 13 del
mismo mes y año.
Dicha ley, que fué dictada bajo un criterio netamente conserva­
dor, no hizo mas que consagrar las prácticas seguidas en la mate­
ria durante la época colonial, desde que el sistema de mozos ó
peones de campo adeudados sustituyó á los antiguos reparti­
mientos.
Con efecto, estableció la obligación de que los operarios ó los
sirvientes se avecindaran en calidad de colonos en las haciendas en
que fueran contratados, viviendo bajo las órdenes del que dirigiera
los trabajos de la carga por parte del dueño de éstos de darles
casa y ración semanal de maíz, frijol, sal y carne ó pescado, pro­
porcionándoles, además, ropa, medicinas, utensilios é instrumen­
tos de labranza y el dinero que necesitaran para pagar sus con­
tribuciones y derechos parroquiales; todo lo cual se cargaba á su
cuenta de salarios, porque “tanto el varón como la hembra, vendían
sus brazos en las labores en que se inscribían”, (palabras del ar­
tículo 3 de la citada ley). El artículo 7 autoriza la propiedad á

203
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

los mayordomos, caporales y capataces, para corregir á los mozos


colonizados por ciertos delitos que el texto citado denominaba
domésticos y que, según el mismo, eran todos aquellos que daña­
ban la agricultura; pudiendo, al efecto, tener y hacer uso de cepos
y grilletes con cormas y azotar á los que faltaban al trabajo ó
vendían sus útiles de labor.
No podian los mozos colonos pasar de una finca á otra, ó á po­
blado alguno, sin presentar la correspondiente constancia de su
liquidación, ó de estar libres, de todo adeudo; sus mujeres queda­
ban sujetas á tequios, y sus hijos, desde que tenían capacidad para
trabajar, debían hacerlo en la labor donde estuvieren matricula­
dos sus padres, y nadie entraba ó salía en las fincas sin el permiso
prévio del propietario.
Esta ley parece hoy demasiado dura; pero en los días de su
promulgación, como no introducía ninguna novedad, toda vez que
se limitaba a sancionar lo que ya era uso y costumbre de larga
tradición, y, como por otra parte, la agricultura inspiraba enton­
ces un interés tan vivo, que á él se posponía cualquiera otro; fué
aquella ley recibida con aplauso general y se la dió tal impor­
tancia, que se concedió acción popular para acusar á los alcaldes,
jefes de policía y á cualquiera otra autoridad que la contraviniera.
Debe, según parece, haber tenido enemigos, á pesar de lo dicho,
la ley agraria á que venimos refiriéndonos, pues durante el período
gubernativo de Don José Rovirosa fué derogada por Decreto de
12 de Enero de 1831; debido probablemente á trabajos del parti­
do político de ideas avanzadas que, desde los tiempos del Doctor
José Eduardo de Cárdenas, se comenzó á formar y en el cual mi­
litaron el célebre sacerdote Alpuche é Infante y el Capitán Don
José María Jiménez, uno de los iniciadores de los planes de inde­
pendencia en la Provincia. Dos años después, fué sin embargo res­
tablecida y puesta en vigor aquella ley, por otro decreto que san­
cionó en 16 de Marzo de 1833 el Vice-Gobernador Don Antonio
Conde García.
Aún después de promulgada la Constitución Federal de 5 de
Febrero de 1857, subsistió en la práctica con pocas variaciones,
el sistema consagrado por la ley agraria de 1826, y hasta en nues-

204
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

tros dias, se siguen muchos de aquellos preceptos que no pugnan


abiertamente con la legislación que nos rige.

El reglamento *
Gobierno del Estado libre de Tabasco
El Vicegobernador en ejercicio, a los habitantes del Estado, sa­
bed: que el Congreso ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado Libre de Tabasco, de­
seoso de dar a la agricultura todo el impulso que necesita para
sacarla de la decadencia en que se halla al presente, después de
haber oído al común de labradores por medio de los informes pe­
didos por conducto de los Ayuntamientos, siendo su principal
solicitud el arreglo sobre el mejor servicio que deben dar los mo­
zos sirvientes, quiénes han de darles las primeras correcciones en
sus excesos o delitos leves, y principalmente cuando viven a dis­
tancia considerable de los Jueces, por cuáles de estos delitos deben
ser entregados a la autoridad competente para que los juzgue, cuál
debe ser la autoridad de los amos sobre sus sirvientes y cuál la
subordinación de éstos para con ellos; después de profundizar la
materia de cada uno de estos puntos, y combinar los derechos na­
turales del hombre con los que tiene dictados la política y con lo
que exige la localidad del país, ha venido en decretar el siguiente
Reglamento agrario para la agricultura tabasqueña:

CAPITULO 1
CONTRATO COLONIAL

Art. 19 Por este contrato los operarios se avecindan en las labo­


res para trabajar en ellas, unidos bajo las órdenes del que dirige
los trabajos, y adquirir por este medio la subsistencia de toda su
familia.
Art. 2^ La subsistencia consiste en la casa de habitación, con
tabla y piedra de moler; en raciones semanarias de maíz, frijol,

* “Leyes y Decretos Antiguos de Tabasco”, núm. 10, en Manuel Mes­


tre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . o p . c it., vol. 2, p. 384-390.

205
Arias G. / Lau .1. / Sepúlveda O.

sal, carne o pescado según costumbre de las labores o haciendas;


en la ropa que necesitan, tanto los varones como las hembras;
en el dinero que han menester para subvenir al pago de sus con­
tribuciones y derechos parroquiales, y para el costeo de sus en­
fermedades y demás urgencias de la vida, y en los instrumentos y
utensilios de labor que reciben del propietario con quien se con­
tratan.
Art. 3? Por todo lo dicho que reciben, tanto el varón como la
hembra, venden sus brazos a las labores en que se inscriben, per­
cibiendo además al tiempo de matricularse, aquella cantidad de
pesos con que pagan la deuda principal que traen consigo, si no
desquitaron sus empeños anteriores para coloniarse sin ellos en la
labor donde se alistan con la mira de asegurar una subsistencia
por su trabajo.
Art. 4? Los propietarios que los contratan y les compran sus
brazos, tanto al varón como a la hembra, toman sobre sí la obli­
gación de suministrarles cuanto queda dicho en los dos artículos
inmediatos; y por el mismo hecho queda perfecto el contrato co­
lonial por las mutuas y recíprocas obligaciones de ambos contra­
tantes, y ya no puede romperse sino por mutuo consentimiento o
por el de uno solo, cuando éste alegare y justificare falta culpable
contra el otro en el cumplimiento de lo que quedó contratado.
Art. 5? Dicho contrato es de venta del trabajo personal por el
precio determinado en que hayan convenido raciones, casa, mue­
bles, instrumentos y utensilios que reciben los trabajadores del amo
de la labor.
Art. 6? Para evitar que los jueces por falta de datos fallen con­
tra los amos, caso de ser demandados por sus sirvientes en cuanto
a las condiciones del contrato que tengan otorgado con ellos, desde
la publicación de este decreto todo amo de hacienda o labor hará
ajuste o liquidación de cuentas con dichos sirvientes, y estampará
circunstanciadamente el citado contrato al principio del libro don­
de lleva éstas, rubricándolo y firmándolo para más formalidad,
lo que renovará anualmente o antes si tuviese que pasarlas a libro
nuevo, pues siempre deberá obrar en él por cabeza, practicándose
lo mismo con los que de nuevo entrasen a servir.
Art. 7? Los trabajadores son obligados a obedecer a los amos,

206
Incertidurnbres y contradicciones en los aires del federalismo

mayordomos, caporales, caudillos o capataces que mandan, orde­


nan y dirigen todos los trabajos de las haciendas, tanto de cacao,
caña, etc. como de ganado mayor; por lo que quedan autorizados
dichos amos y mandones para corregirlos en sus delitos domésti­
cos, y en los graves prenderlos y remitirlos a la autoridad pública,
entendiéndose por delitos domésticos todos aquellos que van con­
tra la agricultura, y que perturban el buen orden de las labores
y la tranquilidad de la hacienda, como igualmente la subordina­
ción y respeto que deben al propietario y mandones.
Art. 8*? Todo amo de hacienda podrá tener en ella cepo y gri­
lletes con coimas, para los efectos que indica el artículo inme­
diato.

CAPITULO II
CUMPLIMIENTO DEL CONTRATO

Art. 9? Como de cumplimiento religioso de este contrato pende


la prosperidad de las labores, debe cumplirse por ambos contra­
tantes con toda la buena fe ofrecida al tiempo de su otorgamiento.
Art. 10. Los que desobedezcan los justos mandatos de amos o
mandones, sin tener algún motivo legal de enfermedad, con el de­
pravado fin de arruinar las labores y dejar en el empeño a sus
empresarios al tiempo más urgente, a más de faltar al contrato
son delincuentes, porque en el mismo hecho arruinan unas labo­
res que puede decirse son las columnas que sostienen el Estado.
Por tal delito podrá castigárseles, condenándolos a trabajar tres
días con un grillete, para cerrar la puerta de esta suerte al mal
ejemplo que dan a los demás, resarciendo a más el perjuicio que
resulta por su inobediencia.
Art. 11. Los que no cumplan con las tarcas naturales de uso y
costumbre que demarcó el mandarín a cada uno al empezar el tra­
bajo, o los que, aunque las cumplieron, sólo fué en la apariencia,
desentonando la perfección de la labor por lo mal hecho, tanto a los
primeros como a los segundos se les mandará por el que gobierna
la gente a reponer lo que falte o componer lo mal hecho en las
horas de descanso.
Art. 12. Los que por sus embriagueces faltan al trabajo y los

207
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que por vender el machete, hacha o instrumento de la propiedad


del amo quitan un brazo a las labores, cuantas veces esto hicieren
serán castigados por la primera vez con hacerlos trabajar tres días
con un grillete, o dándoles doce chilillazos, y doble si reincidesen,
cargándoseles en el segundo caso lo que hubiesen vendido.
Art. 13. Los que estando adeudados en una labor se huyen de
ella, cometen alzamiento de bienes y deben reputarse como la­
drones famosos; para cerrar la puerta a este desorden tan perju­
dicial y evitar su repetición, luego que sean habidos, se les casti­
gará semejante delito, haciéndolos trabajar un mes con un grillete,
y dormir de noche en el cepo o cerrados en un cuarto, y si rein­
cidiesen será doble el castigo.
Art. 14. Los que atrevidamente pusiesen las manos en los ca­
pataces que los comandan, y principalmente si fuere en el campo
al tiempo de arreglar los trabajos, serán juzgados por la autori­
dad pública con arreglo a las leyes, quien, siendo posible, manda­
rá ejecutar el castigo en la misma hacienda para escarmiento de
los demás. In franganti, el mismo capataz o la gente que estuviere
presente los asegurarán y conducirán a presencia del Juez; y si por
la parcialidad de dicha gente se huyere el delincuente, la depen­
dencia de éste será repartida entre los cómplices, o serán castiga­
dos como delincuentes de bando.
Art. 15. Cuando robaren en las labores, como que éstas no tie­
nen más llaves que la severidad de los castigos, en tales casos,
siempre que el robo exceda de la cantidad de cinco pesos, serán
castigados por la Autoridad pública, quien, siendo posible, man­
dará ejecutar su sentencia en la misma hacienda para escarmiento
de los demás, y no llegando a los cinco, por los amos y mando­
nes. Y cuando por su culpa perecen las cosechas de cacao y demás
granos o animales puestos a su cuidado, serán también castigados
por dichos amos o mandones a proporción de la culpa, remune­
rando siempre el perjuicio previa justificación.
Art. 16. Los trabajos de las labores se arreglarán de modo que
sólo se hagan de luz a luz en las tres faginas, como se acostum­
bra, y con dos descansos intermedios entre las faginas, de una hora
cada uno, que vienen a ser dos descansos, uno después de la pri­
mera fagina y otros después de la segunda mas cuando el amo

208
lncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

necesite de algún mozo o mozos para algún trabajo urgente antes


de hacerse de día o después de anochecido, deberá gratificarlo con
proporción al desvelo, no pudiendo excusarse dichos mozos sin
causa legal de enfermedad.
Art. 17. Los tequios de las mujeres, llamados así por reputarse
leves y acomodados a su sexo, serán restringidos a lo interior de
las caserias de la hacienda, y contraídos a beneficiar el grano del
cacao, café, pimienta y demás de necesidad, cuidar animales de
pluma y cerda, confeccionar alimentos, ya sea en común, ya tur­
nalmente, y lavados de la ropa de los amos, exencionándose de
los primeros cuantos días se ocupen en estos dos últimos.
Art. 18. Las que desobedeciesen sin causa legal de enfermedad
los justos mandatos de las amas, mayordomas, caporalas o cau-
dillas, serán castigadas por éstas a proporción de esta falta, suce­
diendo lo mismo cuando se les justificare alguna ratería, ya sea
en el campo, ya en lo interior de las caserías de la hacienda.
Art. 19. Los mayordomos, caporales, caudillos o capataces, de
quienes esperan los amos recibir cumplidamente los trabajos de sus
labores, y por esto gozan de un salario distinguido o de una gra­
tificación sobre sus abonos y raciones comunes, según el contrato
particular del amo para con ellos, y no dan buena cuenta de su ma-
yordomía por su apatía o por abandonarse con la gente de su
comando, serán responsables al amo, previa justificación en juicio
de conciliación. Lo mismo proporcionalmente se hará con la ma­
yordoma, caporala o caudilla.
Art. 20. Los propietarios que mandan o permitan que los ope­
rarios sean conducidos al trabajo antes de amanecer, o que regre­
sen de noche, excepto el segundo caso de que habla el artículo
diez y seis, por cada vez que esto hicieren serán compelidos a
abonarles un abono doble.
Art. 21. Los propietarios que falten a los suministros de sus
sirvientes, según y como tengan contratados, serán compelidos a
pagarles cuanto hayan faltado, y además del derecho de petición
que dichos sirvientes tienen contra los propietarios por tales faltas,
adquieren también el de disolver el contrato colonial y pasarse a
otra labor, previa liquidación y pago de su deuda.
Art. 22. Los amos, mayordomos, caporales, caudillos o capa­

209
Arias G. / Latí J. / Sepálveda O.

taces que se excedan en las facultades que por este Reglamento


se les conceden, serán refrenados con multas pecuniarias, propor­
cionadas por el Juez según el tamaño de la injuria, pues cumplido
este Reglamento, los amos tendrán asegurados sus trabajos sin
necesidad de avanzarse a cometer excesos.

CAPITULO III
VAGANCIA

Art. 23. Los sirvientes de una labor no podrán recibirse en otra


sin presentar papel credencial de su deuda o desquite; y los que
de nuevo se inscriban venidos de los pueblos, deberán llevar dicha
credencial del Juez territorial; los que los reciban sin este requisito,
perderán cuanto les dén, y además pagarán los perjuicios que ale­
gare y justificare el labrador o amo defraudado, pues en tal caso
lo que deberá hacerse es asegurarlo y remitirlo a dicho Juez, quien
mandará pagar a su amo, luego que lo reclame, los costos que
hubiere ocasionado.
Art. 24. Los hijos de los sirvientes, desde que tengan capacidad
para trabajar deberán hacerlo en la labor donde están matricula­
dos sus padres para ayudarlos a ganar la subsistencia de la fami­
lia; y desde el día que se casen o cumplan veinticinco años son
libres para empeñar sus brazos, siguiendo cuenta por separado,
según contraten con los amos.
Art. 25. Todo operario que se descolonizase de alguna hacienda
para empresar alguna labor o avecindarse en algún poblado des­
pués de haber desquitado sus empeños, no podrá verificarlo sin
hacerlo constar así con un papel credencial del amo de la hacienda
donde estaba coloniado, ante el Juez territorial.
Art. 26. Sin expreso permiso de los amos o mandones de las
haciendas, no se permitirá a nadie transitar por ellas, ni introdu­
cirse bajo el pretexto de visita a los parientes, compadres o
amigos.
Art. 27. Tampoco podrán los colonos de dichas haciendas, ni
sus mujeres e hijos, salir del recinto de las caserías del sitio bajo
ningún pretexto, sin avisar antes a los amos o mandones para ob­
tener la correspondiente licencia.

210
¡ncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

Art. 28. Por una averiguación severa de los montes y poblados,


se hará por los Alcaldes, Ayuntamientos y Juntas de Policía un
empadronamiento de todos los vagos, vagas y mal entretenidos,
con inclusión de los que no paguen sus contribuciones, cuya cali­
ficación harán estos mismos Cuerpos; y formada una lista de los
que resulten, los repartirán por un mes a los hacendados o demás
vecinos para sus labores y fábricas, quienes les satisfarán el jornal
diario y raciones que a sus demás sirvientes. Y si esto no bastase
para que se enmienden, dedicándose a ser laboriosos, y reinci­
diesen en su vagancia y holgazanería, por segunda vez se les
duplicará tiempo, y por tercera será perpetuo, debiéndoseles tener
presente y remitirlos, si no hubiesen contraído alguna deuda, para
el contingente que deba dar el Ayuntamiento.
Art. 29. En los pueblos de indígenas se nota una vagancia y
holgazanería bastante perjudicial por la inacción en que viven,
contentándose con hacer una miserable milpa para no morir de
hambre, siendo los laboriosos tan pocos, que puede decirse la ma­
yor parte sirve sólo para hacer número cuando, por el contrario,
si se dedicasen a la agricultura o industria, el Estado duplicaría su
riqueza territorial. Para reducir estos brazos, muertos para el Esta­
do, de la vagancia y holgazanería a las labores del cacao, caña y
demás de necesidad, los Alcaldes auxiliares y Juntas de Policía
de los referidos pueblos darán en mandamientos por semanas a
los hacendados el número de operarios que les pidan de los que no
sean laboriosos, a quienes les satisfarán, mantenidos, dos reales
por cada día que trabajen y tres sin la mantención, debiendo pa­
garles además el viático de medio real por legua de ida a la hacien­
da; y de esta suerte serán útiles al Estado, y tendrán con qué
mantener a sus familias y pagar sus contribuciones.
Art. 30. No debiendo permitirse que las labores se perjudiquen
y destruyan mutuamente, no se permitirán labores de ganado en
parajes donde puedan arruinar las de cacao, caña y granos de
primera necesidad; sólo podrán tenerse las cabezas de ganado o
de cerda y caballar dentro de su propia labor, cuando en manera
alguna perjudiquen al vecino, a quien jamás podrá mandársele que
acote sus labores para defender las del que las tenga en las suyas
propias; y cuando alguna bestia, por falta del amo en no acotar

211
Arias G. / Lau J. / Sepúlveiia O.

sus pastos se hallase arruinando la agena labor, el agraviado es


árbitro para matarla infraganti, avisando después a su dueño para
que la mande aliñar o botar, y cuando no, podrá repetir sus daños
ante el Juez territorial, quien se los mandará pagar ejecutivamente,
previa justificación, en la misma especie, o en moneda si convinie­
sen en ello.
Art. 31. Los sirvientes domésticos y los adeudados de las la­
bores o haciendas no podrán tomarse para reemplazo de compa­
ñías, contingente ni otro servicio en que resulten perjudicadas
dichas labores o haciendas; y cuando sean castigados por la autori­
dad pública en sus delitos graves o criminales, serán mantenidos
de los fondos de propios de los Ayuntamientos.

CAPITULO IV
CUMPLIMIENTO DE ESTE REGLAMENTO

Art. 32. Los Alcaldes auxiliares o constitucionales que falten al


cumplimiento perfecto de este Reglamento, y por esta falta quede
perjudicada la causa publicada de las labores, serán acusados
popularmente los primeros ante los segundos, y éstos ante el Jefe
de Policía de la demarcación; y si por último, éstos faltasen a
hacer efectivo este Reglamento, lo serán de la misma manera ante
el Gobernador del Estado.
Art. 33. Para derogar, adicionar o reformar este Reglamento
se usará precisamente de las mismas formalidades de que se ha
usado para su formación, quedando desde su publicación (la que
se repetirá mensualmente en los días festivos por el espacio de un
año), sin efecto el decreto núm. 5 de diez y seis se Setiembre de
mil ochocintos veinte y cinco.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.— Ciudad
de San Juan Bautista de Tabasco, Noviembre 3 de 1826.—Ma­
nuel Padrón, presidente.— El señor Magdónel, enfermo.— José
Luis Argáiz, diputado secretario.
Por tanto mando a todos los habitantes del Estado que cum­
plan, y a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúle­

212
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

se.— Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, Noviembre 13 de


1826.
Marcelino Margalli.
Joaquín Burelo.

Peticiones en favor del cultivo del tabaco *


Sesión de la Cámara de Diputados, del 7 de Febrero de 1827.—
Se dió primera lectura á la siguiente proposición del Sr. Evia:1
“Pido á la Cámara se sirva aprobar el siguiente proyecto de decre­
to: Será libre el cultivo y venta de tabaco en el Estado de Tabasco.
En la sesión de la Cámara de Diputados, del 10 de Febrero
de 1827, sufrió segunda lectura la proposición del Sr. Evia, que
tuvo la primera en 7 del corriente, en cuya acta se insertó: “Para
fundar la proposición que tengo el honor de presentar á la deli­
beración de la Cámara, podía descansar sólo en las razones que ex­
puso el Sr. García cuando presentó otra igual á favor del Estado
de Puebla. Séame, pues, permitido recordar que la agricultura es
una fuente inagotable de la riqueza de los Estados que nos brin­
da los preciosos productos de la tierra. Por esto me atrevo á ase­
gurar que cualquiera que sea la abundancia y prosperidad de los
Estados, todas las ocasiones que no esté apoyada en la agricul­
tura, puede tenerse como inútil y precaria. Es tanta, Señores, la
abundancia de tabaco en el Estado que represento, que puedo de­
cir sin temor de ser desmentido, que las dos terceras partes de
aquellos habitantes recogen su sustento de este ramo. En cuanto
á su excelencia, si no disputa la primacía, puede colocarse entre
los primeros. Además, todos saben que los Estados tienen sus de­
rechos y obligaciones: si pues el Estado de Tabasco ha cubierto
religiosamente el contingente que le señala la ley, ¿porqué no se le
deja en plena libertad para fomentar su agricultura? Permítasele
en hora buena, y no se le pongan trabas, que de este modo llegará
á su abundancia y entonces será feliz. Por estas razones, y otras
* El Sol, México, 9 y 14 de febrero de 1827 y 31 de enero de 1828, en
Manuel Mestre Ghigliazza. Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 1, p.
344-351 (selección).
1 Francisco Evia era diputado por Tabasco ante el 2° Congreso Cons­
titucional. (N. del C.)

213
Arias G. / Lau J. / Sepülveda O.

que omito para cuando presente su dictamen la Comisión, suplico


á la Cámara tenga la dignación de admitirla”.— Y admitida se
mandó pasar á la Comisión que tiene antecedentes.
Al finalizar 1827, se solicitó al Congreso local que la siembra
del tabaco fuera nivelada con la de Yucatán; la petición iba acom­
pañada de la siguiente acta:

“[ . . . ] Señor: La Legislatura del Estado de Tabasco, celosa de


promover sus mejoras y adelantos é irlos sacando de la ignominio­
sa abyección en que acaso, más que ningún otro de la Federación
ha estado, y ansiosa de satisfacer los justos deseos de sus comiten­
tes, tiene á bien reiterar ante vuestra Soberanía, la Exposición que
antes tiene elevada, relativa á que este Estado se nivele con el de
Yucatán en cuanto á la siembra libre del tabaco, por el aumento
que va á producir esta franquicia á su agricultura en un terre­
no. . . más apropiado para el cultivo de este ramo, pues tan luego
como la práctica enseñe los medios particulares para la perfec­
ción de su cultivo y elaboración, será sin duda el más excelente,
siendo así que sin este esmero tiene su lugar entre otros producidos
en los lugares de la Federación dedicados al cultivo de él. A más
de esto, Señor, por datos de la Tesorería de este Estado, que tiene
esta Legislatura á la vista, se vé que lejos de producir aquellos
ingresos que la ley se propuso al estancar este ramo, por este me­
dio no produce nada, pues á pesar del celo y eficacia que se ha
puesto en la venta del que se le envió de la Tesorería General,
por su mala calidad no ha logrado ventaja alguna, y sí se halla
gravada la Tesorería de este Estado en más de $ 2,500 que sacó
para la compra de él. Concediéndose á este Estado la franquicia
que solicita en la siembra de este ramo de agricultura, no puede
darse motivo de disgusto á los demás Estados, ni menos darle á
esta concesión el carácter de privilegio exclusivo que resiste nuestra
Unión, pues ni todos los terrenos de los Estados son iguales para
la útil producción de esta siembra, ni Tabasco por esta libertad
pretende que el Erario Nacional carezca del ingreso anual que el
estanco del tabaco debe ingresarle, pues concediéndole esta excep­
ción, se obliga á pagar á más de su respectivo anual contingente, e
producto líquido que producía á la renta general del tabaco [. . .]

214
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

[. . .] esta Legislatura no duda que V. S. conociendo y pene­


trándose de la verdad, de que por este medio se favorece y fomen­
ta á un Estado integrante, sin el más leve perjuicio del común
interés de la Unión, otorgue el decreto que sobre esta materia tanto
anhela para bien y felicidad de sus comitentes, pues en ello no
sólo va Tabasco á disfrutar un gran aumento en su agricultura,
sino la renta federal va á asegurar el ingreso que se propuso al
establecer el arreglo de sus rentas. San Juan Bautista, Diciembre
13 de 1827.—Señor.—Eslévan Fernández, diputado secretario.—
Agustín González, diputado secretario.

El camino de Macuspana *
Según la estadística más antigua de Tabasco, Macuspana (región
de la Sierra) ocupaba, hacia 1826, el primer lugar en número de
haciendas agrícolas y ganaderas. Una de las disposiciones econó­
micas, durante la vicegubernatura de Santiago Duque de Estrada,
fue la construcción de una vía que impulsara la zona.

ACUERDO DE 13 DE DICIEMBRE
Exmo. Sr.— En la sesión del día de hoy la H. Legislatura re­
solvió: 19 Se conceden para la apertura del camino montañoso de
Macuspana, desde el Puente Grande hasta la sabána nombrada
la Soledad, cuatrocientos pesos anuales, por el espacio de dos
años, los que se deducirán de la cantidad que produce la contri­
bución directa de aquel Partido. 29 El Gobierno dispondrá lo con­
veniente para la apertura y legalización de los gastos. 39 El mismo
Gobierno establecerá un peaje moderado a los que transiten por
el citado camino para cubrir al Estado, y cubierto que sea, quedará
este impuesto a favor del fondo del Ayuntamiento de dicho Par­
tido.— Lo que comunico a V. E. para su cumplimiento.— Dios y
Libertad. San Juan Bautista, Diciembre 13 de 1828.— José Anas­
tasio Pérez, Diputado secretario.— El Sr. Sala, ausente.— Exmo.
Sr. Vicegobernador de este Estado en ejercicio.

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s..., op. cit., voi.


2, p. 446-447. ‘

215
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

PREVENCIONES DEL GOBIERNO


Para la ejecución del camino de que habla el acuerdo que an­
tecede, se observarán los artículos siguientes: 1? Se abrirá el ca­
mino en dirección recta desde el Puente Grande hasta la sabána
de la Soledad por la dirección más corta, y de ancho de doce varas.
29 Se dedicarán a este trabajo todos los presidios correccionales del
territorio de Macuspana y se invitarán jornaleros. 39 El Ayunta­
miento de Macuspana nombrará de su seno, o fuera de él, un di­
rector, que con un premio moderado se encargará de cuidar los
trabajos del camino y avisar al Administrador del número de tra­
bajadores para que sean pagados. 49 Habrá un Administrador que
será un miembro del Ayuntamiento que percibirá las cantidades
por mayor y distribuirá los jornales, llevando cuenta. Los Regi­
dores se turnarán por trimestres en este encargo. 59 Los jorna­
leros traerán su herramienta, y a los presidios la facilitarán sus
Municipalidades respectivas. 69 Todo el monte que se derribe en
la dirección del camino será quemado para dejar limpios los cos­
tados. 79 Concluido el camino pagará toda cabeza de ganado ca­
ballar y vacuno que transite por él medio real, y la recaudación
queda cometida al Ayuntamiento. 89 El ganado lanar, cabrío o
de cerda pagará medio por cada cinco cabezas; las fracciones que
no lleguen a este número no adeudarán nada, como tampoco las
bestias de silla y equipaje en que transiten los viajeros. 99 Todo
fraude será castigado con la pena de un peso por cabeza de ga­
nado mayor por la P vez, tres por la 2^ y perdición del ganado
por la tercera, y el valor de estas multas será destinado: la mitad
al delator o aprehensor, y la otra se dedicará a la mejora del
camino. Para el castigo en el fraude de ganado menor se observará
la regla de 5 cabezas por una del mayor. 10. El Ayuntamiento
nombrará un Receptor amovible, para que dando cuenta anual al
Gobierno de lo que recauda, se cubra el empréstito del Estado y
quede en favor de su fondo, como previene el art. 39 del acuerdo.
11. El Ayuntamiento dará periódicamente cuenta al Gobierno de
los progresos del camino.

216
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

Calidad del algodón


J u a n M a n u e l d f . T o r r e s *

Dirección del Banco de Avío


Exmo. Sr. General D. Ramón Rayón.— Cunduacán, Febrero de
1831.—Sr. de mi respecto: He leído en el “Registro Oficial" las
preguntas que esa respetable Junta del Banco de Avío hace á to­
dos los amantes á la prosperidad de la Nación, y yo, deseoso
también de su engrandecimiento, me tomo la licencia de dar mis
respuestas, sujetándome por ahora sólo al ramo de algodones.—
A la primera'. Es el clima del temperamento de la Chontalpa, en
el Estado de Tabasco, muy á propósito para el cultivo de algodo­
nes. Segunda: Está establecido ya desde tiempo inmemorial. Ter­
cera: Tres son las clases de semillas que se siembran: una que se
llama criolla ó indiana, otra que le nombran de Acayúcan; ambas
producen muy bien, crecen las matas hasta cinco cuartas de alto,
y sólo se diferencian en la forma de los botones ó capullos. Siem­
bran una y otra semilla en los meses de Setiembre y Octubre, para
tomar la cosecha en los de Febrero y Marzo inmediatos. Por ex­
periencia que tengo hecha, duran estos árboles hasta tres años,
dando fruto en cada uno de ellos á su respectivo tiempo; pero los
labradores, por el molestoso trabajo que se les presenta de lim­
piar los algodones de las abundantes malas yerbas que brotan en
ellos después de las cosechas, toman de barato dejarlos perder y
sujetarse á hacer cada año nueva siembra por ser menos el costo.
Hay también otra clase de algodón que llaman de riñón, cuyo
nombre le dan porque las pepitas todas están unidas entre sí en
forma de un riñón, en cada una de las tres partes que forman el
capullo. El árbol crece hasta cinco ó seis varas de alto, y dura
hasta seis y siete años. Es muy buen algodón, pero sólo lo siem­
bran por curiosidad, aunque sí se aprovechan muy bien del fruto.
Cuarta: No me es posible hacer un cálculo bien regularizado,

* “Carta de Juan Manuel de Torres al general Ramón Rayón sobre


el ramo de algodones”, Registro Oficial del Gobierno de los Estados Uni­
dos Mexicanos, México, 1" de mayo de 1831. en Manuel Mestre Ghi-
gliazza. Documentos y d a to s..., op. cit., vol. 1, p. 449-450.

217
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

porque aunque es muy común esta clase de siembras, siempre la


hacen limitándose con respecto á su consumo y ninguna extrac­
ción. Quinta: Ya he dicho que no se saca fuera: el consumo se
hace dentro del mismo país. Labran mucho pabilo para velas de
sebo y de cera, y para mechas de sacar fuego. Los hilados los
hacen en husos ó malacates, bailándolos con los dedos. Téjense
mantas, servilletas, manteles y algunas colchas, todo en palitos por­
que no hay telares.
Muy conveniente me parece sería fomentar en Tabasco este
ramo, y que se trajesen máquinas para hilados y tejidos, como
igualmente maestros que enseñasen su manejo: así se ahorrarían
tantos miles de pesos que se llevan los norte-americanos, quienes
para no dejamos arbitrio, han remedado ya la ropa que de las
Chiapas venía, propia para el consumo de la gente pobre; de que
ha resultado que no costeándose ya los chapanecos, han suspendido
esta negociación con Tabasco, la ropa menos durable y el dinero
fuera de la República, que es lo más sensible.
Con tan oportuna ocasión, tengo el honor de ofrecer mi peque-
ñez á la voluntad de V. S., seguro de que me constituyo colocado
en el número de sus fieles servidores. [. . . ]

Artículos de consumo y su tarifa *


Según el decreto expedido por el gobernador Buelta, en noviembre
de 1832, algunos artículos debían pagar el 12% de impuestos
sobre el aforo señalado por la siguiente tarifa:
De núm. peso Aforo1
Nomenclatura o medida Reales
A
Aguardiente de c a ñ a ........ ........ 0 4
Aguardiente de maguey. . . ...........íd e m ............... ........ 0 8
Ajos .................................... ........ 0 12
* “Tarifa para el aforo de ios géneros, frutos y efectos nacionales que
ingresen en este estado”, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y da­
tos. . op. cit., vol 2, p. 460-465.
1 Valor asignado a géneros o mercaderías para el pago de derechos.
(N. del C.) ' * '

218
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
Almagre- .................................. ........ 0 24
Anís ........................................... .........0 20
Almidón .................................... ........ 0 16
Arroz ........................................ ........ 0 8
Azúcar b lanca........................... . . . ídem .............. ........ 0 24
Idem mascabada ..................... ........ 0 14

R
Bandolas o tiples'’ ................... . . . docena .......... ........ 0 24
Bayeta7 .................................... . . . vara .............. ........ 0 14
Baquetas* grandes ................... . . . cada una . . . . .........0 24
Idem chicas .............................. .........0 16
Batidores o morteros de madera . . docena ........ ........ 0 16
Baúles, hasta una v a r a ............. . . . cada uno . . . . .........0 20
Idem de más de una v a r a .......... . . . íd e m .............. ........ 0 28
Becerrillos .................................. .........0 48
Botas .......................................... . . . íd e m .............. .........0 160
Botines ........................................ .........0 48
Butacones ................................... ........ 0 16
Butaques de ídem ídem .......... . . . íd e m .............. ........ 0 24

C
Cera en p a s ta ............................. . .. arroba ........... .........0 96
Idem la b ra d a ............................. ........ 0 120
Cal .............................................. ........ 0 1
Candeleras de hoja de lata, grandesdocena .................... 0 18
Idem chicos ................................ ........ 0 6

- Óxido rojo de hierro, más o menos arcilloso, que se emplea en pintu­


ra. (N. del C.) '
Peso aproximado de 46 kg (N. del C.)
1 Medida que equivalía a 11.5 kg (N. del C.)
'■ Instrumento musical de cuerda. (N. del C.)
'■ Guitarrillos de voces agudas. (N. del C.)
7 Tela de lana poco tupida; trapo para fregar. (N. del C.)
" Varillas. (N. del C.)

219
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
Canastillos de sosquil........... . .0 4
Cántaros ............................... . .0 14
Cebollas ................................ . .0 16
Cinta de Kuch1' ................... . .0 10
Cobre elaborado................... .........libra ...................... . .0 6
Chamarros1" grandes finos . . .........cada uno .............. . .0 48
Idem m edianos..................... . .0 10
Idem chicos de seis cuartas . .........íd e m ...................... . .0 4
Costalitos .............................. ........ docena .................. . .0 4
Cebada .................................. . .0 16
Colchas cameras ................. . .0 40
Idem c a tre ra s....................... . .0 20
Cominos ............................... . .0 72
Cordobanes11 ....................... .........arroba .................. . .0 72
Costales ................................ . .0 2
Cueros de venado ............... . .0 32
Cuerdas ................................ . .0 6
Chile ...................................... . .0 32
Chinelas ................................ ......... docena ................. . .0 16
Candilejas............................. . .0 36
Copal .................................... . .0 32
C am arones............................ . .0 12

E
Enaguas arribeñas ............... .........vara ...................... . .0 2
Idem de c o rte s ..................... . .0 10
Esponjas ............................... .........d o c e n a .................. . .0 12
Estoraque12........................... . .0 64
Estribos ................................ .........par ........................ 20
Idem de cobre ..................... . .0 48

11 Henequén raspado. (N. del C.)


10 Mantas buidas. (N. del C.)
" Pieles curtidas de cabra. (N. del C.)
>- Substancia que se extrae del árbol del mismo nombre: bálsamo olo­
roso para perfumería y medicina. (N. del C.)

220
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
F

Faroles corrientes..................... .........0 16


Idem m edianos......................... . . . íd e m .............. ........ 0 12
Idem grandes ............................ . .. ídem .............. ........ 0 42
Fideos11 .................................... . . . arroba ........... .........0 50
Fustanes de lin o ....................... .........0 28
Idem de alsodón ..................... . .. íd e m .............. ........ 0 20
Frenos ...................................... ........ 0 144
Frasquitos de v id rio ................. . . .ídem .............. .........0 2

G
Galletas .................................... . .. barril ............. .........0 40
Garbanzos ................................ . . . arroba ........... .........0 12
Guitarras grandes finas ........... .........0 283
Idem medianas entrefinas........ . .. íd e m .............. ........ 0 144
Idem chicas íd e m ..................... ........ 0 36
Idem ordinarias chamultecas . . . . . íd e m .............. ........ 0 8

H
Hamacas finas y entrefinas grandes d ocena........... ........ 0 144
Idem chicas y de toda clase . . . . . íd e m .............. ........ 0 48
H arin a........................................ . . . tercio ............. ........ 0 136
Habas ........................................ .. . arroba ........... .........0 10
Hilo henequén f in o ................... .. . íd e m .............. ........ 0 32
Idem henequén entrefino . .. . ........ 0 24
Idem ídem ordinario ............... ........ 0 10
Hilo caracol .............................. ......... 0 96
Hilo jo y o c.................................. ........ 0 10
Idem azul .................................. ........ 0 11
Hojas de esp ad a....................... . . . d o c e n a ........... ........ 0 96

Telas gruesas de algodón, con pelo en una de sus caras: o bien, ena­
guas. ( N. del C.)

221
Arias G. / Lau J. / Sepulveda O.

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
J
Jabón poblano .......................... .........0 200
Idem yucateco .......................... .........0 116
Jarcias”1de henequén............... . .. q u in ta l........... .........0 65
Jerga de C h ia p a s..................... .........0 3
Idem p o b lan a........................... . . . íd e m .............. ........ 0 2
J a m ó n ........................................ .........0 2
L
L enteja...................................... .........0 12
Linternas .................................. .........0 4
M
M a íz ........................................... .........0 2
Mantos de algodón ................. .........0 6
Manteca .................................... .........0 14
Mantas de jatear15 ................... ........ 0 12
O
Orégano .................................... .........0 72
Orejuela .................................... .........0 32
P
Pábilo ...................................... . . . arroba ........... .........0 80
Patíes1,!...................................... .. . pacal1 7 ........... .........0 10
Peinetas comunes de carey . .. .........0 240
Idem de cahuama ................... ........ 0 18
Idem de tarro, lla n a s ............... .........0 10
Idem de ídem, c a la d a s............. .. . íd e m .............. .........0 5
Idem de carey para chorongo co-
rrientes ...................................... .........0 384

11 Redes, (N. del C.)


Sobre las que se colocan las mercancías en las bestias de carga y
aprietan las amarras. (N. del C.)
1,1 Manta o colcha tejida a mano, hecha de algodón y típica de Yuca­
tán. (N. del C.)
17 Fardo o atado. (N. del C.)

222
Incertidumhres v contradicciones en los aires del federalismo

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
Idem de ídem para ídem labradas . íd e m .............. ........ 0 672
Pámpanos ...................................... . arroba ........... .........0 10
Piedras de m o le r ......................... . cada una . . . . ........ 0 12
Petates grandes ............................ . cada uno . . . . .........0 4
Idem chicos .................................. . íd e m .............. ........ 0 2
Idem grandes de colores ............. .íd e m .............. .........0 12
Idem chicos de ídem ................... . íd e m .............. .........0 6
Platos poblanos ............................ . docena ........... . .. . .0 8

Peinetillas de bucles ................... . íd e m .............. ........ 0 8

Peines de madera ....................... .íd e m .............. ........ 0 6

Q
Quesos de Tuxpam ..................... . arroba ........... .........0 10
Idem arribeños.............................. . íd e m .............. ........ 0 32

R
Reverberos1S de hoja de lata . .. . cada uno . . . . ........ 0 8

Romero ........................................ .. arroba ........... ........ 0 48


Rebozos de algodón ................... . cada uno . . . . ........ 0 12
Idem de s e d a ................................... íd e m .............. .........0 40

Sal en henequenes de 4 e n ........... fanega ........... .........0 2


Idem, ídem de veinticuatro en . . íd e m .............. ........ 0 6
Sebo en p a s ta ............................... . arroba ........... .........0 28
Idem la b ra d o ................................ . íd e m .............. .........0 32
Seda f lo ja ...................................... . libra .............. ........ 0 48
Idem torcid a................................... íd e m .............. ........ 0 64
Sogas yucatecas .............................. docena ........... .........0 6
Idem arribeñas................................ íd e m .............. ........ 0 1
Sombreros de paja finos y entrefinos íd e m .............. ........ 0 24
Idem de ídem ordinarios ............. íd e m .............. ........ 0 12
Idem charros de p a ñ o ..................... . ídem .............. ........ 0 240

,s Espejos. (N. del C.)

223
Arlas G. / Lau J. / Sepúlveda O.

De núm. peso Aforo


Nomenclatura o medida Reales
Sillas de montar, de uno y dos cora-
zones corrientes ....................... ........ 0 40
Idem de ídem ídem bordadas . . . . íd e m .............. ........ 0 72
Sillones de íd e m ....................... . . . cada uno . . . . ........ 0 16
Suelas ........................................ .........0 16

T
Tachuelas estañadas................ . . . millar ............ ........ 0 18
Tachuelas sin estañar ............. . . . m illa r............ .........0 14
Tenates grandes ....................... . . . d o c e n a ........... ........ 0 24
Idem chicos .............................. . .. íd e m .............. ........ 0 12
Tirantes de pantalón ............... . . . íd e m .............. ........ 0 36

Z
Zapatos arribeños de hombre . . . . docena ........... ........ 0 32
Idem yucatecos de ídem ........ . . . íd e m .............. ........ 0 40
Idem de mujer, de todas clases . .. íd e m .............. ........ 0 24

Permiso para introducir víveres extranjeros *


“Se aprueba el permiso que en 10 de Agosto de 1833 concedió el
Gobernador del Estado de Tabasco y el del Gobernador de Yuca­
tán, de 6 de Agosto de 1834, para la introducción de algunos víve­
res extranjeros”.— (Se circuló el citado día 23 por la Secretaría de
Hacienda, y se publicó en bando de 20 de Junio siguiente).
Los documentos a que se refiere la precedente ley, son los que
siguen:
Gobierno del Estado de Tabasco.— Manuel Buelta, Gobernador
del Estado libre y soberano de Tabasco.—Considerando la escasez
absoluta que padece la población de esta capital y demás pueblos
del Estado, de harinas, de trigo, arroz y otros víveres casi de pri­

* “Ley. Aprobación del permiso concedido en los estados de Tabasco


y Yucatán para introducción de algunos víveres extranjeros”, en Manuel
Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . o p . c it., vol. 2. p. 473-474.

224
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

mera necesidad; que su ingreso es en la actualidad muy difícil, así


por el peligroso tránsito de la Puebla para Veracruz, por los efec­
tos de la guerra que hoy siente la República, como por los temores
fundados de la peste, así de fiebre amarilla, como del cólera morbo,
epidemia que progresa ya en algunos Estados, cuyas causas más y
más van a obstruir toda comunicación con el puerto de Veracruz,
único que pudiera favorecer con exportaciones de aquella clase a
la sociedad de este Estado; atendiendo a que uno de los primeros
deberes del Gobierno es el de velar, cuidar y proteger este pueblo
que podrá ser presa del hambre y de la epidemia, y que para pro­
porcionarle, principalmente al de esta capital, los recursos que nece­
site, ínterin amenaza este aislamiento, es indispensable recurrir a
medidas extraordinarias que no pudo prever el legislador al esta­
blecer sus reglas legislativas, una de ellas la prohibición de harinas
extranjeras y de otros comestibles interesantes a la conservación de
este mismo pueblo que lo reclama imperiosamente, y la misma ra­
zón y principios morales y comunales aconsejan; haciendo uso de
la facultad concedida a este Gobierno por el soberano acuerdo de
cinco del mes de Julio del presente año, y de conformidad con lo
dispuesto por la Exma. Diputación permanente, ha venido en per­
mitir y permite al Sr. Don Pedro N. Paillet, la introducción a esta
capital y puerto de los comestibles expresados, bajo las bases si­
guientes.— El Sr. Paillet po>‘ sólo una vez y dentro de dos meses,
hará ingresar a la capital de este Estado, ciento cincuenta barricas
de buena harina de trigo, de su cuenta y riesgo, para expender des­
de el día en que sea recibida.— Introducirá asimismo cien quinta­
les arroz para el propio expendio.— Asimismo hará entren en el
propio término cincuenta o cien barriles manteca de cerdo de la
mejor condición y frescura.— Introducirá cuarenta quintales fideo
de la mejor clase posible.—Siendo estos efectos de ilícito comer­
cio y prohibidos por la ley, serán importados por sólo una vez en
este territorio bajo de registro, y se someterán al aforo de la
Aduana, como si fuesen de los de comercio legal, y pagarán los
derechos que adeudasen.—No podrá el Sr. Paillet hacer granje­
ria en perjuicio del público, y por esto se le señala el precio máxi­
mum de veintidós a veinticinco pesos barrica de harina para su
venta pública, sin que con ningún pretexto pueda aumentar este

225
Arias G. ¡ Latt ./. / Sepúlveda O.

valor.— Tanto este efecto como el arroz, fideo y manteca, serán


expendidos al público, tan luego como sean solicitados, procuran­
do siempre el auxilio general y nunca su monopolio.—El arroz,
fideo y manteca se expenderán con la equidad posible, debiendo
sujetarse el Sr. Paillet al precio que hayan guardado en ocasiones
más favorables al pueblo estos mismos renglones de general abas­
to.— La presente concesión será presentada al Sr. Paillet para su
seguridad, y para que bajo los principios propuestos, pida a la
Nueva York del Norte América las citadas cantidades de víveres,
si consiente en las bases, excepciones y prohibiciones que se han
hecho constar.—Dado en San Juan Bautista, a 10 de Agosto de
1833.— Manuel Buelta.

CÉLEBRE DECRETO SOBRE ECLESIÁSTICOS


Para independizarse de la administración eclesiástica yucateca, el
Congreso local expidió un decreto que resulta interesante para
conocer la forma futura de organización y cómo quedaba sujeta
al orden civil. Veremos, además, la reacción que provocó tal de­
creto.

Gobierno Supremo del Estado Libre de Tabasco.


El Vice-Gobernador del Estado, encargado del Poder Ejecuti­
vo, á sus habitantes, sabed: Que el Congreso ha decretado lo
siguiente: [. . .]

CAPITULO I
Art. I.—Siendo indubitable [. . .] que cada uno de los Estados
Unidos Mexicanos es libre, independiente y soberano, el de Ta­
basco no debe depender de ninguno otro igual en todo; en cuya
consecuencia, y siendo también muy notables los desórdenes que
se experimentan en la administración de justicia eclesiástica, como
trascendentales los perjuicios que en todo lo que se ha supuesto
concerniente á este ramo sufre el Estado, hasta tocar el último ex­*

* “Célebre decreto del Congreso de Tabasco sobre asuntos eclesiásticos",


Correo de tu Federación Mexicana, México, 29 de abril de 1829, en Ma­
nuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 1, p. 369-372.

226
¡ncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

tremo de la tolerancia por la ilegal unión y dependencia de Yuca­


tán; teniendo á la vista cuanto más puede convenir, y usando de
la facultad que concede á los Estados el artículo 25 de la Acta
Constitutiva y la parte primera del 161 de la Constitución Gene­
ral, para que provisionalmente puedan organizar su gobierno eco­
nómico, se declara por esta ley libre é independiente el Estado
de Tabasco en la parte de la administración eclesiástica, en todo
lo que tenga tendencia este ramo de la autoridad y poder del de
Yucatán á que antes pertenecía.
Art. 22— Interin el Congreso de la Unión dicte la ley que debe
arreglar el ramo eclesiástico de la República para el ejercicio del
patronato, elección de Obispos y demás beneficios, habrá en el
Estado un Vicario general y un teniente Vicario que desempeña­
rá en su ausencia ó imposibilidad legal.
Art. 32— La Legislatura ratifica y confirma los nombramientos
de Vicario general en el actual ciudadano José Eugenio Quiroga,
y del teniente Vicario en el que lo es, ciudadano José María Al-
puche é Infante. El Gobierno les librará el título en forma, reci­
biéndoles juramento solemne y expreso de hacer cumplir la Cons­
titución y leves oarticulares, como las generales que exige el
artículo 163 de la Consttiución Federal.
Art. 42— Por imposibilidad física ó moral del Vicario general y
falta de su teniente, el cura más antiguo ejercerá provisionalmente
las funciones del primero.
Art. 52— Por muerte ó renuncia del Vicario general ó del te­
niente Vicario, se le dará cuenta al Metropolitano para que por
medio de una lista que le deberá remitir el Gobierno de los sugetos
hábiles que puedan ocupar la vacante, se sirva elegir los que merez­
can su confianza con arreglo á las leyes.
Art. 62— El Gobernador del Estado tendrá la exclusiva en la
provisión, aun interina, de los empleos eclesiásticos del mismo, en
que antes entendía el vice patronato.
Art. 72— Para ser Vicario general y teniente Vicario se requie­
ren las mismas cualidades que para ser Gobernador, y además, ser
nacido en el Estado, ó tener á lo menos diez años de vecindad.
Art. 82— En lo sucesivo no se admitirá en el Estado á ningún

227
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

empleado de nombramiento ó comisión del Gobierno eclesiástico


de Yucatán.
Art. 9?—Los juicios civiles y criminales de que deba conocer
la autoridad eclesiástica, que actualmente estén abiertos ó que se
abrieren en lo sucesivo, tendrán todos sus trámites y se sentencia­
rán dentro del Estado.

CAPITULO TI
Art. 10.—Se declaran legítimos curas propietarios todos los
que obtuvieron la confirmación por el Gobierno anterior.
Art. 11.— Se declaran interinos los curas nombrados después
de la Independencia contra la práctica universal de la Iglesia me­
xicana; y por lo tanto quedan sujetos á las leyes del Estado que
reglamenten los concursos, sínodos, títulos y posesiones, como lo
están todas las diócesis en los Estados de la República.
Art. 12.— Los curas interinos que existen y los que en lo suce­
sivo entren en el interinato, prestarán juramento ante el Vicario
general de cumplir religiosamente con esta ley, sin cuyo requisito
el Gobierno no dará el pase y cúmplase al nombramiento, sepa­
rándolos de la posesión que no podrán obtener de otro modo.
Art. 13.—Todos los curatos interinos del Estado exhibirán en
la Tesorería general del mismo una tercera parte de la renta ínte­
gra que pertenezca al párroco respectivo para el exclusivo objeto
de la instrucción pública.
Art. 14.—Las cantidades que ingresen en la Tesorería según el
artículo antecedente, no podrán destinarse á ningún otro objeto,
ni aun en clase de empréstito que no sea el que queda expresado.
Art. 15.—El Tesorero general dará cuenta al Gobierno cuando
algún cura interino no entre en las arcas del Estado el tercio de
sus rentas, conforme á lo dispuesto en el artículo 13 de esta ley,
quien dispondrá se intervengan hasta cubrir la deuda.

CAPITULO III
Art. 16.—Para precaver los abusos que se han introducido en
los fondos ó caudales de la Iglesia, los Ayuntamientos de las cabe­
ceras del Partido, en el preciso término de tres días de publicada

228
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

esta ley, formarán una tema de individuos idóneos que remitirán


al Gobierno para que provea los mayordomos de fábrica, confir­
mando en cada terna al más apto.
Art. 17.—Cuando en alguna parroquia por muerte ú otra causa
vacare la mayordomía, el cura dará parte de oficio al Ayuntamien­
to, quien procederá según lo dispuesto en el artículo precedente.
Art. 18.—Los mayordomos de fábrica, estarán sujetos á la ins­
pección de los Ayuntamientos respectivos.

CAPITULO IV
Art. 19.—Siendo los diezmos una contribución impuesta á los
pueblos, aunque con varias aplicaciones para mantener el culto y
sus ministros, los del Estado se reservan para este objeto dentro
del mismo la parte que está designada, y su inversión se arreglará
para lo sucesivo por una ley.
Art. 20.— La Junta de diezmos inspeccionará la dirección, re­
caudación y aplicación de ellos, conforme á lo dispuesto y á lo que
en lo sucesivo se disponga.
Art. 21.— Una ley arreglará las atribuciones de esta Junta, y
entre tanto se sujetará á las disposiciones vigentes.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, y dispondrá
su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular.
Dado en el salón de sesiones á 22 de Febrero de 1829.— Mi­
guel Quiroga, presidente.— Manuel Zapata, diputado secretario.—
Faustino Gordillo, diputado secretario.
Por tanto: mando á todos los habitantes del Estado que cum­
plan, y á las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, á cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.
Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, Marzo 10 de 1829.—
Santiago Duque de Estrada.— Joaquín Burelo, secretario.
Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Interiores y Exteriores de la
Nación.
C r e sc e n c io C a r r il l o y A ncona*

[. . .] “La primera diligencia del Illmo. Sr. Guerra, habría sido


* El Obispado de Yucatán. Historia de su fundación y de sus obispos,

229
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

practicar la visita general del Obispado, con tanta más razón cuan­
to que por largos años no le fué posible á su Predecesor, el celo-
císimo Sr. Estévez, repetir la que practicara en el primer lustro
del siglo, porque las turbaciones políticas de la nueva vida del
pueblo yucateco se lo impidieron del todo. ¿Pero qué no dirémos
á este respecto, en el más difícil pontificado del Sr. Guerra? Fué
precisamente en su tiempo que comenzaron á ensangrentarse las
civiles discordias y sistemarse por tiempo indefinido la guerra in­
testina [en Yucatán], Tomó por esto la determinación de pasar al
Estado de Tabasco el año inmediatamente siguiente al de su lle­
gada, á hacer la visita de las Parroquias de su territorio, el
cual como tantas veces hemos dicho, era entonces parte de la Dió­
cesis, y había necesidad urgente allí de la presencia del Pastor, por­
gue en la Sede Vacante que acababa de ocurrir, la Legislatura
local de Tabasco había dado un grave escándalo con su Decreto
de 22 de Febrero de 1829, por el cual, en cuatro Capítulos y vein­
te y un Artículos, declaraba al dicho Estado independiente de la
administración eclesiástica de la Mitra de Yucatán. Con la más
crasa ignorancia y con la más miserable confusión de ideas, cre­
yeron aquellos legisladores que, como se había hecho la indepen­
dencia política, se podía hacer también una independencia ecle­
siástica, sin tener para nada en cuenta la Suprema autoridad de
Dios depositada en el Pontífice Romano. Nombraron por sí y ante
sí un Prelado particular y reglamentaron la Iglesia tabasqueña. El
Gobernador del Obispado de Yucatán, Sr. Meneses, dió sobre el
asunto una brillante Carta Pastoral, de 15 de Abril de 1829, es­
crita por el Sr. Guerra, entonces Secretario, para contener tamaño
desorden, que por su mucha gravedad y manifiesta absurdidad te­
nía que caer como calló, dadas las circunstancias de la época, pues
por mucho mal que entonces hubiera, nadie se atrevía á proponer
un cisma, antes bien, todos, hasta en el osado avance de sus pre­
tensiones reformistas, siempre suponían, ó al menos lo aparenta­
ban, el previo arreglo de un Concordato con la Silla Apostólica.
Además, la parte ilustrada y sana de la sociedad tabasqueña, siem­
pre estimó la unidad de la fe como un tesoro, y poco mal debió

ele., s.e., Mérida, 1895. s.p., en Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y


d a to s . . ., o p . c it., vol. 1, p. 372-373 (selección).

230
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

causar el famoso Decreto de cisma. La visita pastoral del Illino.


Sr. Guerra reanimó aquel pueblo más y más, le llenó de consuelo
y alegría, y le hizo merecedor de llegar á obtener que su Estado
sea, como ahora es, un nuevo Obispado á propuesta del inmediato
Sucesor del mismo Sr. Guerra, y por Bula concedida por el Sobe­
rano Pontífice actual Sr. León XIII.” [. . . ] ‘

EXPULSIÓN DE ESPAÑOLES
Les intentos por restaurar la monarquía hispana llevaron al Go­
bierno General a tomar cartas en el asunto. En 1827, el sentimien­
to antiespañol limitó ios derechos de los peninsulares; en diciem­
bre de ese año, el presidente Guadalupe Victoria expidió una ley
de expulsión que suscitó reacciones a favor y en contra. Al llevarse
a efecto, la ley tuvo entre sus consecuencias una fuga de capitales
que aumentó la depresión económica nacional.

Decreto del Congreso de Tabasco


sobre españoles*
El Vice-Gobernador en ejercicio, á los habitantes del Estado, sa­
bed: que el Congreso ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado libre de Tabasco ha te­
nido á bien decretar lo siguiente:
Art. 19—Ningún español ó súbdito de aquel Gobierno podrá
ejercer encargo ni empleo alguno en el Estado, ya sea de nombra­
miento popular ó de Gobierno, hasta tanto España no reconozca
nuestra Independencia.
Art. 2*?— No se comprenden en este artículo los hijos de ame­
ricanos que por casualidad hayan nacido en la Península, ni los
de la Isla de Cuba que hayan ingresado al Estado [. . .]
Art. 39—No podrán los españoles portar armas de ninguna
clase dentro de poblado, y para llevarlas fuera de él, necesitan ob-1

1 El texto corresponde a una nota al “Célebre decreto. . tomada por


Mestre del libro de Carrillo. (N. del C.)
* El Sol, México, 13 de diciembre de 1827, en Manuel Mestre Ghiglia-
zza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 1, p. 339-340.

231
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tener licencia expresa del Gobierno, quien las concederá ó no se­


gún las circunstancias del individuo.
Art. 4?—Tampoco podrán tenerlas dentro de sus casas, hacien­
das ó ranchos, sino las que precisamente necesiten para el uso de
sus labores á juicio del Gobierno; y cuando este tenga denuncia
ó sospecha de que dichos individuos mantienen más de las que se
les ha permitido, precediendo información sumaria de dos testi­
gos, podrá mandárseles extraer, allanando sus casas y declarar de­
comisadas las que resulten de más, destinándolas á la milicia
local del Partido á que corresponda el contraventor.
Art. 5?—Cuando de una causa legalmente instruida resultare
que algún individuo de los que habla el artículo 1*?, es desafecto á
la Independencia de la Nación ó á su actual forma de gobierno,
será desterrado de todo el territorio del Estado, llevándose sólo
consigo la tercera parte de sus bienes, y dejando las otras dos para
su familia si la tuviere, y de no tenerla, á beneficio del Estado; pero
si se probare de la causa que han maquinado con hechos positivos
contra la Nación ó su forma de gobierno, se sujetarán á las penas
en que incurren los delincuentes de lesa Nación por las leyes vi­
gentes.
Art. 6*?— Los individuos de que habla el artículo 1?, quedan
privados del voto activo y pasivo en todas las juntas electorales
del Estado; y si se justificare cohecho, soborno ó sugestión para
que recaiga la elección en determinadas personas, será expatria­
do de todo el territorio del Estado, y ni en este caso ni en el del
artículo anterior, podrán llevarse consigo sus familias.
Art. 7?—El Gobernador del Estado mandará hacer una enu­
meración de todos los españoles existentes en el Estado, vigilando
por sí y por sus subalternos sobre su conducta política.
Art. 8?—No se admitirá en lo sucesivo avecindarse en el Esta­
do á ningún español ó súbdito de aquel Gobierno, sea cual fuere
su procedencia.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. San Juan
Bautista, 25 de Octubre de 1827.— Juan Mariano de Sala, pre­
sidente.— Antonio Solana, Diputado secretario.— Faustino Gordi-
llo, Diputado secretario.

232
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

Por tanto mando á todos los habitantes del Estado que cum­
plan, y á todas las autoridades que hagan cumplir la presente ley
en todas sus partes, á cuyo efecto imprímase, publíquese y circú­
lese. Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, Octubre 27 de
1827.— Marcelino Margalli.— José Mariano Troncoso, Secretario.
1829

Protesta de los españoles, residentes


en Tabasco contra la ley de expulsión*
El gobernador Ruiz de la Peña protegió a los españoles. Hacia
1827, partidarios de Margalli y Duque de Estrada, a su vez ene­
migos de Ruiz, solicitaron se ejecutase el extrañamiento español,
lo cual se llevó a cabo dos años después v despertó airadas pro­
testas de los afectados.

“Al margen dice: Protesta de los Españoles de este Estado sobre


el goce de la futura modificación de la ley de su expulsión. [. . .]
En la Ciudad de San Juan Bautista, Capital del Estado de Tabas­
co, a los catorce días del mes de Mayo de mil ochocientos veinte
y nueve años. Ante mí el Escribano público del Departamento de
esta Capital y testigos instrumentales que al fin se nombrarán.
Habiéndose reunido en esta Capital los Españoles vecinos de ella,
los de sus pueblos y otros de otros, puntos comparecieron y dije­
ron, Que hayándose próximos a dejar el territorio de la República
Mexicana, en obedecimiento de la ley general de su expulsión de
veinte de marzo del presente año, no pueden menos que hacer
constar en la forma y manera más pública y auténtica que verifi­
can su salida del, contra toda su voluntad porque dejan un país
en donde han contraido afecciones muy fuertes y privilegiadas,
así por el largo tiempo de su vecindad y las relaciones amigables
consiguientes a esta, así también por las propiedades o intereses
que tenían adquiridas, como por los estrechos y sagrados víncu­
los de sus pueblos y otros de otros, puntos comparecieron y dije­

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. .., op. cit., vol.


1, p. 380-382.

233
Arias G. / Lau J. / Sepúlvedu O.

esposos que unen a la mayor parte de los esponentes con sus res­
pectivas familias, de donde van dolorosamente a separarse, deján­
dolas expuestas a los riesgos y demás fatales consecuencias del
desamparo y orfandad. En tal virtud, protestan solemnemente, una,
dos, tres y cuantas veces el derecho les permita que cumplan con
su expulsión en fuerza de la citada ley que la previene y de la
urgencia con que se les estrechan a llenar sus prevenciones, mas
no absolutamente porque sea un acto libre de su propia delibera­
ción, no obstante que en los pasaportes que se les ha librado se
esprese que los presentados lo han pedido cuando no ha sido así,
cuya solemne protesta o declaratoria hacen con el preciso y de­
terminado objeto de que su necesaria e inescusable salida de los
Estados Unidos Mexicanos no perjudique ni menoscabe en ningún
tiempo los apreciables derechos que habían ya ganado en los
mismos Estados, y para que puedan ser restituidos al pleno goce
de aquellos, cuando cesando las razones que han motivado la ci­
tada ley de expulsión llegue el anhelado caso de que sea reforma­
da, modificada o revocada por los Supremos Poderes federales
que la han dictado. Así lo dijeron, otorgaron y firmaron siendo
los instrumentales los Ciudadanos Ramón Echalás y D. Marce­
lino Gil, vecinos y presentes de que doy fé.-—Pedro Pérez Medina,1
rúbrica. Silvestre Rodríguez.— rúbrica.— José Fernández.— rúbri­
ca [entre otros],

ADMINISTRACIÓN DE CORREOS *
Debido al estado ruinoso en que se hallaba el correo, la legisla­
tura local solicitó reformas en ese ramo al Gobierno de la Unión.
Alpuche e Infante, diputado por Tabasco, pidió a los editores de
un periódico de México que publicaran dicha solicitud.
Honorable Congreso.— Desde que en principio del año de 1824

' Pérez Medina ocupó provisionalmente la gubernatura en febrero de


1825, antes del regreso de Agustín Ruiz de la Peña. Recordemos además
que fue quien promulgó la primera constitución local. (N. del C.)
* “Excitativa de la Legislatura de Tabasco al Gobierno de la Federa­
ción sobre la administración local de correos”. Correo de la Federación
Mexicana, México, 22 de agosto de 1829 en Manuel Mestre Ghigliazza,
Documentos v datos. . ., op. cit., vol. 1, p. 359-363.

234
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

la Provincia de Tabasco pasó al rango de Estado Libre y Sobera­


no, debieron comenzar sus reformas en todos los ramos de admi­
nistración pública para sacarlo del estado de abyección en que se
hallaba por el Gobierno pasado, tocando sus hijos las ventajas de
libertad y seguridad que adquirieron por su emancipación. Nada
se ha podido conseguir, todo continúa en igual ó mayor desorden
que antes, y sobre todo, el ramo de Correos, que no siendo en Ta­
basco productivo á la Federación, con reglas fijas é iguales á las
de los demás Estados, podría hacerse si la fé pública de esta
Estafeta prestara las garantías que demandan las leyes del ramo y
el sistema que dichosamente nos rige.
Más de 30 años hace que los Correos de Tabasco están encar­
gados á un Administrador nombrado por el Administrador de
Veracruz que entonces era y se llamaba Principal en el Reino. Ni
ahora ni en aquella fecha tuvo nombramiento del pasado ni del
presente Gobierno, ni se le señaló sueldo fijo é inalterable. No
tuvo ni tiene Oficial Mayor é Interventor, tan importantes en la
oficina por sus atribuciones de intervención en las cuentas; sino
que el Administrador por un tanto por ciento ha servido este des­
tino, y los Correos han padecido las vicisitudes que son notorias.
La valija ha sido el juguete de los Comandantes generales á cuyas
órdenes ha estado siempre, haciendo detener la correspondencia
cuando ni el Gobierno de la Unión puede hacerlo más de dos
horas, y cuando, en fin, debe estar en absoluta independencia de
toda autoridad en lo económico del ramo, para que así pueda me­
recer y conservar la confianza pública, como que la Estafeta es el
depósito de toda clase de secretos.
Muchas veces se han recibido cartas del Correo abiertas y atra­
sadas: varios ejemplares podrían citarse: la Comisión cree que
con uno basta para que el público sienta la trascendencia; la Es­
tafeta reciente la desconfianza, y el aserto queda probado. El Sr.
Diputado Alpuche recibió una vez abierta su correspondencia es­
tando en Cunduacán, y procedió á una legal justificación del hecho
en años pasados. En esto no dice la Comisión que sea cómplice
el encargado de la valija: asegura, sí, sin equivocarse, que todo
nace del estado informe é ilegal en que se halla el ramo importan­
tísimo de Correos y la ejecución con que demanda el remedio. La

235
Arias G. / Lau J. / Sepúiveda O.

ley de Comisarías previene que á falta de ellos se encargue el Ad­


ministrador de Correos; si al legislador se le preguntara ó pusiera
el caso en que se halla Tabasco, nunca diría que habló con esta
clase de Administradores que no teniendo nombramiento del Go­
bierno, ni sueldo y fianzas según las leyes, no teniendo el conoci­
miento y posesión de la cuenta y razón para el despacho de la
Comisaría, es claro que no son ni pueden ser llamados por la ley,
porque sería obligarlos á lo que no se habían comprometido; sería
someter la oficina al torpe despacho de los subalternos, y en fin
sería, como está sucediendo en Tabasco, la causa del entorpeci­
miento de ingresos que reciente la Aduana y que necesariamente
trasciende al Tesoro de la Federación y del Estado, de que la
Honorable Legislatura debe celar, sin pararse en consideraciones,
respetos ni medios.
Pero aún hay más, y esto arguye bastante en favor de la opi­
nión de la Comisión, por creer que tiende al progreso del bien pú­
blico, objeto exclusivo de este dictamen.
Las leyes no privan á esta clase de Administradores de la con­
dición de comerciantes, de adquirir buques, admitir comisiones y
comerciar con giro libre y conocido; así es que los encargados de
las Administraciones de Correos lícitamente lo han tenido y tienen
hasta hoy, como lo tiene el de Tabasco, sin que por ello se le pueda
argüir de delito; pero las leyes antiguas y modernas de Hacienda,
prohíben expresamente á los empleados de ella toda clase de co­
mercio y tráfico, so pena de perder el empleo, y más á los Inten­
dentes, á los cuales han subtituído los Comisarios, por cuya razón
aquellas mismas leyes prevenían que en la escala sucediera al In­
tendente el ministro más antiguo, y tomaba el sueldo de la plaza
que servían si tenían otorgadas fianzas ó las otorgaban de nuevo,
porque tanto él como los demás empleados, estaban ligados con
las trabas, condiciones y circunstancias que los sujetaba á estre­
chas responsabilidades á que no se puede sujetar el actual encar­
gado de la valija de Tabasco, así porque ninguna ley le obliga por­
que no tiene otorgadas fianzas, porque no tiene nombramiento del
Gobierno, porque no tiene ningún sueldo, y en fin, porque á nada
se ha constituido, sino que entró á la Comisaría por una verdade­
ra falta de expresión y distinción de la ley que las establece; sien­

236
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

do así que el Gobierno de la Unión debe dictar decretos y regla­


mentos para la mejor observancia de las leyes, la expedición de
los negocios, el progreso del Tesoro general y particular del Es­
tado, y últimamente la situación de la fé pública de la Estafeta,
para que dicte las eficaces y oportunas en ramos de tanta gravedad
ó interés común.
Supuesto lo dicho, debe decirle al Gobierno general que en Ta­
basco no hay oficina de Correos. Llega la valija; el viejo encar­
gado la ha recibido en su sala; supone la Comisión que vendrán
facturas; cerrada la puerta, Ínterin el encargado en unión de su es­
posa y niños reciben la correspondencia v se enteran de la propia,
sobre sus intereses y giros mercantiles que tiene fuera, se despacha
la del Gobierno del Estado y Comandancia general; no se forma
lista para el público, como se hace en toda Estafeta legalmente
sistemada. Esta operación se verifica en una mesa de cinco cuartas
de largo, poco más ó menos de una vara de alto y ancho; en un
estante sobre ella de menos tamaño, con gradas en lo interior, á
manera de vidriera de plateros, allí se coloca la correspondencia
pública, y ahí sin duda está el archivo, en unión de la batea de
los cigarros que trabaja la señorita para el consumo del día, y de
las mieles y aceites que la esposa del encargado administra á los
pobres con acierto y mucho bien de la humanidad doliente; allí
almuerza el encargado, allí despacha su correspondencia particu­
lar, y en fin, allí se recibe la correspondencia el día de Correo de
la mano de cada cuidadano que la trae, porque no está en uso el
buzón, y el Gobierno puede muy bien colegir los inconvenientes
que brotan de este abuso.
Si el encargado está enfermo porque sus muchos años lo man­
tienen achacoso, despacha la señora su esposa, una niña ó una
criada, porque no hay ningún empleado del ramo, ni se dá caso
que en sus enfermedades y ausencias en tantos años lo haya encar­
gado á ninguna persona hasta hoy, que, para encargarle de la
comisaría, un hijo suyo se ostenta.
La valija que va y viene con la correspondencia pública, es una
caja de cedro tan desabrigada que por el otoño rara vez dejan de
introducírsele las lluvias y llegar mojada toda. Tiene una llave en
Acayucan, otra en San Juan Bautista: antes la tenía también en

237
Arias G. / Latí J. / Sepúlveda O.

Cunduacán y Huimanguillo; pero con tan poca seguridad, que mu­


chas veces llega abierta por sólo el sacudimiento del trote de los
indios que la conducen, sin que de nada de esto pueda hacérsele
cargo a ninguno, por la falta de formalidades que hay en ambas
Estafetas. No hay correos, no hay postillones, no hay postas, ni
se quiere buscar empresarios que conduciendo la valija por los
caminos más cortos al punto de Coatzacoalcos, sea este menos
costoso á la renta y más pronto y seguro el servicio público.
La Comisión conoce que la pintura que hace y el estado en que
se halla el ramo de Correos en Tabasco, favorece poco el crédi­
to del Gobierno general; pero es verdadera aunque ridicula, y
siendo preciso decir como un enfermo al médico el todo de los
males, indica algo de lo que el público ve y toca, sin entrar en las
faltas personalísimas, porque el ánimo de la Comisión no es acu­
sar á ninguno, así como no es al alcance de la Legislatura reme­
diar por sí el mal. Por tan poderosa razón omite cuanto la vulga­
ridad alega de difícil prueba, dejándolo todo al celo del Gobierno
ó de los ciudadanos que quieran usar del derecho de acción popu­
lar á que los autoriza la inobservancia de las leyes en ambos ra­
mos de administración pública.
Demostrado el estado económico del Correo de Tabasco por to­
do lo dicho, [. . .] la Comisión, adoptando el proyecto del señor
Sastré,1 lo presenta á la deliberación de la Asamblea, redactado
en los términos siguientes, que en su concepto abraza los extremos
para remediar el mal y precaver de otros mayores á la Federación
y al Estado:
Art. 1?—Se excita el celo del Gobierno Supremo de la Fede­
ración, á fin de que haga por los medios que son de su resorte,
que la Administración de Correos de Tabasco adquiera la fé pú­
blica que debe tener por su instituto, la seguridad y confianza que
demandan las leyes de la materia.
Art. 2?-—Que hallándose la Administración de Correos desem­
peñada provisionalmente por el hijo del Administrador que acaba
de cesar, y respecto á que no es un empleo hereditario, ni este es
llamado por la ley, por no haber ocupado ninguna plaza en esto

1 Presbítero José Ma. Sastré quien en 1829 fue electo diputado local.
(N. del C.)

238
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

ni otro ramo, el Gobierno Supremo se sirva, obsequiando las leyes


y la confianza de la República, proveer este empleo en un sugeto
de integridad en que descanse la confianza pública, con sus corres­
pondientes Oficiales, para que estén sujetos á las leyes del ramo.
Art. 3.— Para que este acuerdo tenga todo el lleno que desea
esta Legislatura, se pasará copia legalizada de todo el dictamen al
señor diputado ciudadano José María Alpuche é Infante, reco­
mendándole muy particularmente esfuerce su celo y eficacia ante
el Gobierno de la Unión, á fin de que se remedien los incalcula­
bles males que trae consigo el estado actual de los Correos.
Sesión del día 1? de Diciembre de 1828.— Se aprobaron los
antecedentes puntos, y se acordó que se le remita la copia íntegra
del dictamen de la Comisión para que lo promueva al señor Dipu­
tado don José María Alpuche.— Pérez, diputado secretario.—
Salas, Diputado secretario.
Es conforme con el original que obra en el archivo de la Hono­
rable Legislatura.
San Juan Bautista, 15 de Diciembre de 1828.— José Anastacio
Pérez, diputado secretario.
LOS PERIÓDICOS
F r a n cisco J. S a n ta m a r ía *
Entre 1826 y 1830, después de El Argos, se editaron: El Demo­
crático, Correo del Estado, La Palanca y El Demócrata.1 Recor­
demos el papel importante que juega la prensa como medio de
comunicación y en especial como órgano político oficial de algún
partido.

Entre los años del 28 al 30 se publicaron dos periódicos [. . .]:•


“LA PALANCA,” sostenido por los margallistas, partidarios de
don Marcelino Margalli, i “EL DEMÓCRATA,” por los peñistas,
partidarios de don Agustín Ruiz de la Peña, ambos personajes
* Datos, Materiales y Apuntes para la Historia del Periodismo en Ta­
basco (1825-1935), Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco,
México, 1979, p. 10-1 I.
1 Desconocemos si El Demócrata y El Democrático son el mismo. (N.
del C.)

239
Arias G. / Lau J. / Sepúlveila O.

candidatos al Gobierno del Estado, en las primeras mañanas ro­


mánticas de la independencia nacional i de la democracia mejica­
na. En estos días precisamente se perfilaron en la política tabas-
queña los dos partidos que han luchado tradicionalmente en la
arena de la cosa pública, el conservador i el liberal. Margalli fue,
en esa época, el jefe del partido que más tarde constituyó el con­
servador i que estaba formado por los rezagados realistas del
tiempo del virreinato; Ruiz de la Peña, en cambio, representó en
los albores de la vida independiente, las nuevas tendencias de li­
bertad i encabezó el grupo en que figuraron los progresistas libe­
rales, que formaron las filas del partido clásico liberal de Tabasco.
Tal vez por esto la vida de Ruiz de la Peña fue azarosa i comba­
tiva en extremo. Descollaron desde entonces en el liberalismo, al
lado de Ruiz de la Peña, don Manuel Buelta, don Justo F. Santa
Anna, don Víctor Jiménez i otros.
“El Demócrata” se llamó también, días más tarde, en los de
Alejo Torre, un periódico que fue órgano oficial, desde 1862.
Del año de 30 es también el peridico “Correo del Estado,” cuyo
prospecto reproduce Mestre en Documentos i Datos, [. . .]

P r o s p e c to d e l Correo del Estado*


La falta que ha habido de un periódico en esta capital, desde
que cesó hace cerca de un año el de “La Palanca” falta notada
con harto sentimiento por los amantes del bien y prosperidad del
Estado, nos ha estimulado á hacer el sacrificio de las pocas horas
de descanso que nos deja la multitud de negocios que pesan sobre
nosotros, por satisfacer el deseo público, dando á luz un periódico
semanario bajo el título de “Correo del Estado”. Excusado es in­
culcar las ventajas de un papel semejante, porque aunque se echen
[de] menos en el nuestro los brillantes coloridos de la elocuencia,
y las producciones nunca agotadas de la bella literatura de que
otros periódicos salen adornados, [. . .] ya hemos visto que los
genios revoltosos se han aprovechado de la ignorancia en que

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . op. cit., vol. 1,


p. 433-434 (selección).

240
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

vivimos [. . . ] Las noticias, pues, oficiales y exactas que mani­


fiesten la realidad de los acontecimientos [ . . . ] , serán indudable­
mente recibidas con aprecio de las gentes sensatas; así como lo
será la publicación de aquellas órdenes del Supremo Gobierno de
la Nación que tengan una tendencia directa á la utilidad general y
á los avisos de elecciones, de nombramientos y otros actos que
en mil distintas formas pueden encaminarse al propio objeto, de
todo lo que no carecerá nuestro Correo. Y finalmente advertimos,
que aunque este periódico va á salir bajo los auspicios del Go­
bierno Supremo del Estado y á publicarse en la imprenta que está
a sus inmediatas órdenes, se admitirán sin embargo, los Comuni­
cados que tengan por objeto censurar las operaciones de aquel con
la moderación debida, porque dirigiéndose sus conatos, igual­
mente que los de las demás autoridades del mismo Estado, al
mejor acierto en sus providencias, está bien seguro que tengan á
mal el que se les guíe por el recto sendero de la ley cuando por
desgracia llegasen á extraviarse, entablándose de esta manera un
comercio mutuo de instrucción entre los gobernantes y el común
de los ciudadanos, en que nuestro papel servirá como de letra de
cambio. Los artículos que se nos remitan sobre otras cualesquiera
materias, serán también general é indistintamente admitidos bajo
la supuesta garantización de sus autores para que así se acaben
de convencer los que se empeñan en ser nuestros contrarios, que
si en algún tiempo ha habido verdadera libertad en Tabasco es en
el presente, en que sólo el crimen es el perseguido, no las opinio­
nes, ni la facultad de expresarlas por medio de la imprenta ó
cualquiera otro permitido: ya pasó la época en que las duras pri­
siones y la expulsión eran el patrimonio de los que se atrevían á
desplegar sus labios contra los abusos del poder.
Nota.— La suscripción de este periódico se pagará adelantada, y
será de cuatro reales para los de la capital y de seis para los de
fuera, remitiéndoseles los números francos de porte; su tamaño el
de un pliego regular, que saldrá los jueves de cada semana, prin­
cipiando por el inmediato en que contamos, 21 del corriente. El
encargado de la imprenta lo está también de colectar las suscrip­
ciones.

241
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, 14 de octubre de


1830.— LL. EE.1

DE PIE, VIENE EL GOBERNADOR*


El ceremonial en actos oficiales ha cambiado con el paso de los
años; he aquí, como dato curioso, una parte del reglamento para
el gobierno interior y, además, unas notas sobre cómo debía vestir
el gobernador.

CEREMONIAL

Art. 69. Cuando el Gobernador se presente al Congreso al acto


de abrir sus sesiones o por algún acontecimiento extraordinario,
saldrá a recibirlo hasta la puerta exterior del salón una comisión
de dos Diputados, y lo acompañará hasta su asiento, repitiéndose
lo mismo hasta la salida.
Art. 70. A la entrada del Gobernador los Diputados se pondrán
en pie hasta que él tome asiento, y lo mismo a la salida desde que
lo dejen.
Art. 71. Al presentarse el Gobernador para prestar el juramen­
to, saldrá a recibirlo la Comisión que lo conducirá a la mesa, y
los Diputados permanecerán en pie todo el acto del juramento,
después del cual el Gobernador tomará asiento bajo del solio a la
izquierda del presidente.
Art. 72. Cuando el Vicegobernador, Juez del Supremo Tribu­
nal de Justicia, o Vocales del Consejo hayan de prestar juramento
para ocupar sus destinos, una Comisión los introducirá desde la

1 El 14 de octubre de 1830 apareció en San Juan Bautista, el prospecto


del “Correo del Estado” que reproduzco [. . .] No he visto ningún número
de ese periódico. Copié el prospecto de la reproducción que de él hizo el
“Registro Oficial”, en su número del 22 de noviembre de 1830; por su
antigüedad es la segunda reliquia que nos queda de la prensa tabasque-
ña. [. . .]. (N. de M.M.G.)
* “Reglamento para el Gobierno Interior del Honorable Congreso del
Estado Libre de Tabasco aprobado en 11 de septiembre de 1828”, en Ma­
nuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s..., op. cit., vol. 2, p. 406­
407 (selección).

242
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

puerta exterior del salón hasta la mesa, permaneciendo los Dipu­


tados en sus asientos, a excepción del acto del juramento, en el
que así los Diputados como espectadores deben estar en pie; y
concluido el juramento la Comisión los acompañará a la salida.
Art. 73. Queda revocado desde la aprobación de este Regla­
mento, el de diez y siete de Enero de ochocientos veinte y cinco
con su adicional de seis de Setiembre del mismo año, que ante­
riormente regía.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá se
imprima, publique y circule. Ciudad de San Juan Bautista de Ta­
basco, Setiembre 11 de 1828.—Juan Esteban Campos, presiden­
te.—José Anastasio Pérez, Diputado secretario.— Antonio Sola­
na, Diputado secretario.
Por tanto, mando a todos los habitantes del Estado que cum­
plan y a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.
Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco. Setiembre 12 de 1828.—
Marcelino Margalli.— José M. Echalaz, Secretario.

M a n u e l G il y S á e n z *

f . . . J Era el distintivo del gobernador en las funciones de tabla y


demas actos públicos, de uniforme de paño azul, compuesto de
calzón y frac; trayendo en el cuello y vueltas, un palma de oliva
enlazadas y bordadas de oro y una faja blanca con flecos y borlas
de oro atada á la izquierda con nudo y lazo, le quedaba al frente
en la barriga un nopal bordado de berde, encima el gorro de la
libertad con rayos de oro y un lema en semicírculo que decia
Poder Ejecutivo del Estado libre de Tabasco.

LOS EFECTOS: MEMORIA DE GOBIERNO


J o s é R o v ir o s a **

“S r e s . D ip u t a d o s . — Me conduce al seno de la Legislatura el art.


0 Compendio. . . op. cit., p. 177-178.
: * "Memoria con que el C. José Rovirosa, Gobernador Constitucional del

243
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

66 de nuestra Carta Fundamental, y totalmente, adherido á su


texto, haré breve y concisamente la pintura de la actual situación
de la administración pública que el pueblo soberano depositó en
mis débiles manos. La ficción, las bellas frases, las pomposas
demostraciones, son agenas del idioma con que debe hablarse á
los depositarios del poder: la verdad sencilla ocupará el lugar de
los adornos elocuentes, y la profunda penetración del augusto
Congreso suplirá lo estéril del lenguaje. Menos de un año hace
que se me confió la espinosa empresa de dirijir el Poder Ejecutivo
del Estado, y desde mi ingreso á tan distinguido puesto hasta hoy,
el aspecto político de los negocios que son á mi cargo, se ha me­
jorado mucho, aunque esté muy distante todavía del grado de so-
lidéz y estabilidad que deben tener: esto es debido más al curso
natural que las cosas políticas han tomado, que á las tareas y vigi­
lias con que en desempeño de un deber he contribuido á tan
sagrados fines. La índole generosa de los tabasqueños, el colosal
prestigio del alto gobierno, y la triste experiencia de los pasados
sacudimientos, son sin duda alguna, los elementos que han combi­
nado la época más tranquila, próspera y bella que ha gozado el
Estado de Tabasco.
“ T r a n q u i l i d a d p u b l i c a .— Este agente primero de un gobierno

bien constituido, objeto predilecto de los trabajos del Soberano,


prenda la más apreciable de los pueblos, data como por una pa­
radoja desde la jornada fatal de Abril de 1830, última crisis de
las complicadas dolencias con que la desgracia abrumaba el cuer­
po social; ella se presentó, lució y desapareció como los fuegos
fatuos, sin dejar más huella que la obscura desesperación de sus
fautores. La firmeza del gefe militar del Estado, sobre quien descar­
gó inmediatamente el furor de les trastornadores, su actividad en
obrar, una saludable reacción, y su decidido empeño en vindicar
la ley ultrajada, el decoro nacional conculcado, salvó el Estado,
se regeneró la administración, los principios proclamados recu­
peraron su primitivo vigor.

Estado de Tabasco, dio cuenta de su administración al Honorable Con­


greso del mismo, el día iv de agosto de 1831. San Juan Bautista. Imprenta
del Estado, dirigida por Trinidad Flores”, en Manuel Mestre Ghigliazza,
Documentos y datos. . op. cit., vol. 1, p. 454-475 (selección).

244
lncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

“Las leyes generales han juzgado á los perturbadores de Abril,


los planes de conspiración han escaseado, y aunque sus profundas
raíces existen, una policía activa y vigilante dirigida en la capital
por el Vice-Gefe del Estado, no deja progresar conatos revolu­
cionarios. En los demás Departamentos reina la más completa
quietud.
“Concluida la guerra del Sur, á consecuencia de la prudencia
y acierto del alto Gobierno Federal, la República toda reposa en
paz, excepto el desventurado Yucatán, [. . .]
“A pesar de todo, parece que entre nosotros, como en los de­
más pueblos del Anáhuac, ha tocado su término la manía de con­
moverse, ocupando la calma el lugar de las borrascas políticas que
tantas penas nos han dado, tanto tiempo nos han hurtado, y tanto
ha atrasado nuestros progresos.
“ G o b i e r n o . — El cuidado de la puntual observancia de las leyes,

primero y más esencial del atributo constitucional del Ejecutivo,


ha removido en lo posible multitud de inconvenientes [ . . . ] .
“Los señores Gefes Políticos han puesto también sus relaciones
con los respetables Ayuntamientos bajo un régimen corriente, y
las órdenes superiores son obsequiadas con la prontitud y exac­
titud que corresponde.
“Los españoles son los que únicamente han motivado contes­
taciones ejecutivas con el Sr. Administrador de la Aduana maríti­
ma sobre la inteligencia de las últimas disposiciones del Gobierno
de la Unión, que esos hombres obstinados en molestarnos y tena­
ces en despreciar nuestras leyes, han interpretado siniestramente,
traspasando las medidas dictadas sobre la puntual observancia de
la ley general de 20 de Marzo de 1829, [. ..]. Se les ha hecho
entendei el genuino sentido de los mandatos, y este negociado
pende absolutamente de la resolución que se espera del Ejecutivo
federal, que tiene en revisión las exenciones de los que esperan
en la Frontera, el permiso ó denegación de poder residir entre
nosotros. [. . .] Los dolorosos recuerdos de la dura conducta que
observaron en tiempo atrás, cuando como dominadores nos pu­
sieron las condiciones degradantes cuyos vestigios de sangre y vi­
lipendio aun existen grabados en los corazones sensibles de los
tabasqueños, hacen su presencia irritante y peligrosa, porque ni

245
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ellos pueden prescindir de su carácter altivo y desdeñoso, ni no­


sotros acallar nuestras justas quejas retenidas por la prudencia, aco­
tadas por el deber que la Patria impone, pero que tarde ó tem­
prano harían desbordar los límites del sufrimiento. No es pre­
sentar esto como una regla general: el corto número de los que el
anatema ha marcado, es muy conocido; los moderados merecen el
posible aprecio, y la ley sostendrá los derechos de que puedan go­
zar. Tampoco es un germen de descontento el que indico, ni com­
bustibles que produzcan un incendio político: mi deseo se reduce á
hacer conocer á los encargados del pueblo, las cosas que le des­
agradan, por que les será fácil y posible ahogar en su cuna causas
que creciendo, reclamarán más tarde medidas fuertes, que ahora
pueden evitarse, con la doble ventaja de quitar también á los com­
pradores contra el orden, pretextos para maniobrar, justos ó es­
peciosos, pero que no dejarán escapar.
“Veinte y dos Decretos que la H. Legislatura promulgó en su
época anterior, apenas han dado la primera mano á las mejoras
de la administración, que por una fatalidad demasiado común en
los pueblos nuevos, aun no se desenvuelve de sus primeras man­
. tillas, manteniéndola en deplorable lactación la serie no interrum­
pida de disturbios, con que el espíritu de vértigo, asociado con la
ambición de algunos pocos, han retrasado esta obra necesaria des­
de la independencia acá.
“Apenas se han podido aumentar tres Ayuntamientos á los de­
marcados por la Constitución del Estado, y algunos otros cuyos
expedientes se están formando, se pondrán oportunamente en el
conocimiento de esta Honorable Asamblea para su conclusión le­
gal, no dudando que si continuamos la presente marcha política
los aumentos serán mayores que hasta aquí.
“ R e l a c i o n e s . — Las del interior se han mantenido activas con

los empleados del Estado y Federal, resolviéndose cuanto ha es­


tado en círculo de las atribuciones del Ejecutivo, y cometiéndose
los demás á las autoridades, por cuya naturaleza debiesen enten­
der en las diversas ocurrencias que los motivaron.
“Las del exterior con el Supremo Gobierno, no han padecido
atraso el más mínimo, todas las leyes de la Unión y disposiciones
gubernativas del Gefe de la República han sido comunicadas á las

246
Incertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

autoridades y gefes que corresponde, según las reglas prescriptas


en este ramo.
“Con los Exmos. Sres. Gobernadores de los Estados, se ha con­
servado una correspondencia llena de armonía y fraternidad que
manifiesta la situación pacífica de las partes integrantes de la Fe­
deración Mexicana, al tiempo mismo que profundizando sus raí­
ces, da un carácter sólido é indestructible al sistema de 1824.
“[ . . . ] el Gobernador de las Chiapas ha iniciado unas contesta­
ciones sobre límites que, por su trascendencia, apenas nos halla­
mos en preliminares, con recíprocos envíos de expedientes crea­
dos en las poblaciones inmediatas á la línea divisoria, de donde
han nacido los primeros naturales. La resolución final de este ne­
gocio, no podrá convenirse nunca entre los dos Gobiernos, por­
que el que regenteó, por lo menos, no tiene facultades para ello
por su Constitución, y ambos son incompetentes en el mismo caso
por la general, que lo confiere á las Legislaturas particulares con
intervención y conocimiento del Congreso federal. Pretende el de
las Chiapas adelantar su línea de demarcación hasta más acá de los
pueblos de Monte Cristo y San Francisco Guatacalco: podrá tener
fundamentos que hasta ahora no penetro, pero las probabilidades
autorizadas con documentos respetables por su antigüedad unos,
é incontestables por su autenticidad otros, indican una equivoca­
ción que no podrá menos de conocer á su tiempo el Gobernador
de aquel Estado. Formalizados que sean los expedientes con el
complexo de pruebas y documentos posibles, se expondrán á la
resolución del Congreso conforme á las leyes.
“ M i l i c i a c í v i c a . — El arreglo de este cuerpo, hecho por las re­

glas prescriptas en la ley reglamentaria núm. 9, de 4 de Noviem­


bre de 1828, subsiste aún sin alteración alguna, pues excepto el
destino de Teniente Coronel de Cunduacán, todos los que depen­
den de la atribución del Gobierno, están cubiertos en los distintos
puntos donde se han ofrecido bajas. Es muy necesaria la provisión
del gefe superior, suspensa hasta la fecha por los tropiezos que
se encontraron en la última sesión de 1829, que posteriormente
no han tomado en consideración ni las Legislaturas ni los Go­
bernadores subsiguientes, y que, por cuya situación de duda, no

247
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

me he creído en disposición de dar corte á este asunto, en el cual


tiene el H. Congreso una intervención principal. [. . .]
[. . . ] Indispensable es al mismo tiempo llamar la atención del
Congreso sobre el equipo de esta tropa, que consiste en un puñado
de malas lanzas en varios pueblos, ó fusiles en mal estado, de la
propiedad de algunos milicianos. No existe una sola prenda de
armamento, y la fuerza numérica de 5,537 plazas es sólo un cua­
dro de hombres inerme, sin instrucción ni disciplina, incapaz de
obrar, si el caso llega, en ninguna faena militar. Zacatecas, San
Luis Potosí, Jalisco, Puebla, Yucatán, y casi todos los Estados de
la liga que han querido tener una fuerza efectiva y disponible para
repeler los avances de la anarquía ó los intentos de la opresión,
han armado sus milicianos, sin atenerse al débil cupo de fusiles
que señaló el Gobierno de la Unión, y de los que tocaron á Ta­
basco trescientos, que hasta ahora no se han logrado situar en esta
Capital, á pesar de cuantas diligencias se han practicado en su
reclamación; no cesaré de agitar su envío, pero aún verificado,
nada hacemos con respecto á lo que se necesita. Arbitrar un fondo
para comprar 4 ó 5 fusiles, con las carabinas y sables precisos al
servicio de la caballería y artillería, formar un depósito capaz de
subvenir á los armamentos ordinarios á extraordinarios, es el me­
dio más eficaz y único de dar vida á este cuerpo, nulo en la actua­
lidad, que no existe más que en las listas de los archivos. Al Poder
Legislativo toca abrir los cimientos de este baluarte, y de su con­
clusión se encargará el Ejecutivo con la decisión y anhelo que
requiere un punto á todas luces interesante: nuestra situación po­
lítica lo reclama, nuestra seguridad interior lo exige, y la conser­
vación del sistema, Libertad é Independencia lo requiere.
“ In s t r u c c ió n P ú b l i c a . — Este ramo es en las Repúblicas de

tan elevada necesidad para su existencia, como en el cuerpo huma-'


no la circulación de la sangre. La instrucción de los ciudadanos
es la única que puede infundir aquellos sentimientos de virtud que
hacen el principio observador de los gobiernos democráticos. [. . . ]
“Por tres ocasiones, se ha intentado dar impulso á esta parte in­
teresante de la administración pública, y la experiencia con los
resultados, me autoriza á decir que en ninguna de ellas se ha
tocado el punto verdadero de la dificultad, ni encontrado la ma­

248
Inceriidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

ñera de mover el resorte primtivo que conducirnos pudiera al fin


deseado.
“En 20 de Noviembre de 1826 se decretó la erección de un
Colegio para enseñar latinidad, filosofía y teología. Por el decreto
núm. 19 de 1829 se erigió un Liceo, bajo un plan lleno de sueños
y extravagancias que un extrangero formó para adquirirse una
dotación, que disminuida, abandonó su descabellado plan, y fué
por consecuencia derogada la ley institutora por la número 7 de
27 de Agosto de 1830. En 20 de Enero último, bajo el número
20, se estableció una casa religiosa, con el encargo de dar ense­
ñanza pública en las clases de latinidad, filosofía, teología, etc. He
aquí las tres veces que se ha querido complacer el mejor de los
públicos deseos, pero de un modo que envolvía en sí su imposi­
bilidad. Los primeros rudimentos se han visto ó con nimia con­
fianza ó con inocente abandono, pero lo cierto es que de primeras
letras nadie ha dicho nada, acaso por que se contaba ya por exis­
tente la instrucción primaria, pero fallidos los principios, impo­
sible es llegar á los fines. [ . . . ] . El Estado no está completamente
provisto de escuelas de primeras letras, elemento que debió po­
nerse en acción al proyectar esa clase de enseñanza que no es más
que el consiguiente de la primera educación: ésta es, señores re­
presentantes, la que debe fomentarse con preferencia á cualquier
otro trabajo, si se atiende al tamaño de sus resultados, que cami­
nan en paralelo con la existencia del sistema democrático que
hemos abrazado. Una ley, Señor, que establezca un fondo para
la dotación de una escuela, por lo menos en cada pueblo de los
de más consideración, es primero que la creación de cátedras,
porque á estas sólo pueden darles alumnos las escuelas de que
hablo. Las ordenanzas municipales de las cabeceras de Partido las
establecen, es verdad; pero la poca actividad en unos cuerpos amo­
vibles, una administración torpe en sus fondos, y la escasez de
estos, hace quedarse las escuelas en las hojas de sus ordenanzas
y nada más. Un plan general para todo el Estado, dotaciones su­
ficientes á compensar el trabajo de los maestros y atraerlos, es
cosa muy sencilla y fácil á la potestad del legislador, que hará un
gran servicio á la menesterosa Patria. El hombre que sabe leer y
escribir es capaz de todo: en nada que el hombre emprenda le

249
Arias G. / Lan ). / Sepúlveda O.

está de más saber leer y escribir: ¿queremos tener buenos ciuda­


danos, que conozcan á fondo sus derechos y deberes? pongámos­
los en aptitud de instruirse en la legislación.
“Si nosotros, por la atroz política del gabinete de Madrid, hemos
tenido que adquirir ilustración y libertad á fuerza de inmensos
sacrificios y grandes trabajos, facilitemos á nuestros hijos el cami­
no de la cultura y la prosperidad á costa de nuestra propia penosa
experiencia.
“ P o l i c í a . — Los negocios conferidos á los gefes de Departamen­
tos por el arreglo consignado en el decreto núm. 23 de 19 de Fe­
brero de 1825, giran con la actividad posible en los pueblos, cabe­
ceras y sufragáneos; los gefes reciben inmediatamente del Gobierno
las disposiciones económicas, las leyes federales y del Estado,
quienes las publican y celan su puntual cumplimiento; mas estas
primeras disposiciones, al separarse de su origen, se debilitan de
tal modo, que no llenan en muchos ángulos de las poblaciones el
objeto propuesto de llegar á conocimiento de todos, principal­
mente en las pequeñas Municipalidades, compuestas en su tota­
lidad de indígenas.
“ A y u n t a m i e n t o s .— Establecidos en los pueblos cabeceras de

Partido bajo la inspección de los Gefes Políticos, son los encar­


gados de recaudar la contribución general, además de los varios
cuidados de policía que les están cometidos por las reglas inhe­
rentes á su establecimiento; pero estas mismas reglas carecen de
la claridad y sencillez conveniente á su fácil ejecución. Estas cor­
poraciones populares, cuya corta duración los dispensa dedicarse
á profundizar los códigos para encontrar en ellos las partes que les
toca, reclaman un arreglo reducido á las necesidades de los pue­
blos, conforme á las inclinaciones de nuestros conciudadanos. No
existe hoy otra ley puramente municipal que la de las Cortes es­
pañolas, promulgada en 23 de Junio de 1819, bajo el rubro “Ins­
trucción para el gobierno económico de las provincias.” Ella en
efecto se pone al cabo de cuanto puede confiarse á un Ayunta­
miento. Yo me atrevería á proponer su adopción en todo lo amol-
dable á nuestro pueblos, cercenando lo inútil y aumentando párrafos
indispensables á la especial localidad del Estado; un arreglo
tal, será recibido con aplauso, porque obrando los Ayunta­

250
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

mientos con sujección á preceptos conocidos, desaparecerá ese


campo inmenso de dudas y disputas que consumen casi todo el
tiempo que debían dedicar á los cuidados de la policía urbana y
rural, que no está en el mejor estado de conservación.
“ J u n t a s d e p o l i c í a . — Los pueblos pequeños son dirigidos por

estas Juntas que son bastante útiles para el gobierno interior de


los Departamentos, facilitando el cumplimiento de las órdenes de
los Ayuntamientos de que dependen, y cuidando del buen orden
en el recinto de sus poblaciones y vecindades que le son anexos.
“ S e g u r i d a d p ú b l i c a . — Las garantías legales dan á las perso­

nas y propiedades la seguridad necesaria á la conservación del


vínculo social, pues son desconocidos en nuestra patria esos aten­
tados horrorosos por la manera de ejecutarse, que privan al ciu­
dadano pacífico de sus bienes y muchas veces de su existencia.
Los caminos públicos son transitables á todas horas, sin que la
soledad de los montes convide á ningún malhechor á molestar al
viajero confiado, que cuenta con la protección de la autoridad, y
la salvaguardia de la moral pública.
“ V a g o s . — La ley número 20, de 31 de Enero de 1829, regla­

mentó el modo de purgar la sociedad de esta clase perniciosa en


donde se concretan los vicios y se fabrican los crímenes; pero tal
soberana disposición en el mismo empeño de obsequiarla viene á
quedar ilusoria, porque el modo de obrar del Tribunal, presta al
vago suficiente recurso de eludir los efectos de la ley que en esta
materia debiera ser más activa y menos recargada de fórmulas.
Propongo, pues, su mejoración si es posible, para disminuir el nú­
mero de e¿os hombres réprobos, indignos del goce de los derechos
comunes, y que el bien procomunal exige verlos como enemigos
declarados de las buenas costumbres, sosiego público y seguridad
individual.
“ P u e n t e s y c a m i n o s . — Los que giran por todas direcciones en

el Estado se mantienen en buena disposición, por el cuidado que


hay en limpiarlos de cuando en cuando. Anegadizos en su mayor
parte, se descomponen al bajar las aguas, pero este inconvenien­
te está fuera de todo arbitrio humano removerlo, ni impedir un
período en que son pantanosos y de tránsito penible. El sistema de
puentes para atravesar arroyos de pequeños cauces ó zanjas que

251
Arias C. / Lau J. / Sepúlveda O.

forman el desagüe de las lagunas es el más análogo á los recursos


públicos: son de madera más ó ménos angostos, que se reparan
según la mayor ó menor actividad del Ayuntamiento respectivo.
El pasaje de los ríos caudalosos está sometido á establecimientos
particulares, sin que hasta hoy exista arancel ninguno que lo sujete
al estipendio que cobran arbitrariamente, por convenio particular
con el caminante ó una costumbre inveterada y admitida.
“ J u s t i c i a . — Los Tribunales del Estado establecidos por la Cons­

titución, están condenados, por un concurso de circunstancias


opositoras, á continuos vacíos por inopia de letrados, que son á
quienes se confieren los destinos de la Judicatura. Esta razón lleva­
da á cabo, hubiera acabado por dejar acéfalo uno de los tres pode­
res que integran la Soberanía: para evitar tan perjudicial defección,
se dictaron las leyes número 6, de 6 de Octubre de 1828 y número
19 de 11 de Enero de 1831: por la 1? se estableció el Supremo Tri­
bunal de Justicia en un Juez lego; por la 2? se erigió el de 3? ins­
tancia, individuo que no fuese letrado; y la provisión del de Se­
gunda, vacante en la actualidad, necesita comprenderse en las mis­
mas reglas de las anteriores para facilitar la administración de
justicia.
“La 2? de las antedichas leyes estableció nueve Jueces de Pri­
mera Instancia, por tres que antes había, sujetas sus sentencias
como legos al dictamen del Asesor general. Es incuestionable la
mejora que adquirió la administración facilitando á los litigantes
tribunales propios, que antes tenía que ir á buscar á 10 ó 15 le­
guas. Todas las medidas que se adopten para facilitar la opción
de los juzgados á legos, es quitar inconvenientes de que la mala
fé ó el poder suelen aprovecharse, y que si esperamos jurisconsul­
tos, bien podremos cerrar la mayor parte de los Tribunales.
“Por renuncia que hicieron el Sr. Asesor general y el letrado
que desempeñaba la Magistratura de 2? Instancia, resultó vaca
esta, porque se proveyó en el que la obtenía la Asesoría general,
que el Gobierno consideró de más urgente necesidad, por cuanto
de su defecto quedaban sin acción todos los Jueces de 1? Instancia.
A pesar de haber hecho invitaciones á los Estados vecinos y leja­
nos, con la mira de atraer algunos abogados, contemplo de nece­
sidad una ley que llene el Juzgado de 2? instancia supradicho por

252
/ncertidumbres y contradicciones en los aires del federalismo

los mismos principios que lo ha sido el de 3^ También juzgo ne­


cesario, al menos hasta la reforma constitucional, el nombra­
miento del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
“Es aquí el lugar en donde creo deber excitar el celo del Con­
greso para las mejoras que tanto reclama la administración de
justicia. La formación de los códigos se hace tan indispensable,
que es el único modo de sacarnos del embrollado caos en que nos
han sumido una porción de leyes particulares y generales, agre­
gadas al derecho español que su vejez ha hecho un laberinto im­
penetrable. Por lo menos, un arreglo del juicio civil en Primera
Instancia, reforma del arancel de escribano, y algunos otros ra­
mos que podemos llamar aquí de primera necesidad, aún en clase
de provisional sería muy interesante.
“ A g r i c u l t u r a y c o m e r c i o . — La naturaleza dotó al Estado de

un terreno feraz, por su situación baja, que regado por caudalo­


sos ríos, produce todo cuanto es capaz otro clima de la zona tórri­
da, mas la potencia creadora que es la agricultura, está muy dis­
tante entre nosotros de corresponder á la bondad de nuestro suelo,
por la carencia de brazos labradores, que hace más irremediable un
temperamento á que con trabajo se acomodan las personas de
otro país, aun cuando la situación esté en la misma latitud, causas
que la naturaleza opone y pone fuera del recurso humano remo­
ver. Estas razones obstruyentes cuando no destructoras por sí
mismas, pueden templarse con leyes más protectoras de la clase
agrícola que las existentes, persuadidos los padres de la patria
que entre las fuentes de riqueza que los publicistas señalan á las
naciones, ocupa la agricultura un lugar muy distinguido.
“Esta clase tan útil á la sociedad, merece ciertas reglas par­
ticulares que afianzando la graduación de los agentes, esto es,
los grandes propietarios, directores inteligentes, peones, etc., ob­
tenga por la protección de la ley un movimiento regular que llene
su objeto primordial, en armonía con los derechos del hombre y
del ciudadano, de que se abusa con frecuencia, perdido el equi­
librio que la autoridad pública está obligada á conservar.
“El mercado de esta Capital por ser el de más consideración
en el Estado, me servirá de base para manifestar que el comer­
cio de consumo comparado con el de extracción, inclina la ba­

253
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

lanza á favor del país, cuando sus frutos principales mantienen


un precio capaz de costear los gastos de cultivo con algunas
ventajas. Estas no se sacan, es verdad, del extrangero, porque
este apenas extrae palo de tinte, pocas maderas y zarzaparrillas,
siendo los complementos de sus carguíos la plata. El consumo del
cacao, dulce y café del interior de la República hace lo esencial
de la riqueza territorial, y da el ingreso de metálico que sostiene
la extracción extrangera con algún residuo, según el mayor ó me­
nor valor de los frutos.
“ H a c ien d a .— Los productos que dan las rentas públicas per­
tenecientes al Estado, son hasta hoy suficientes á soportar las
cargas con que la lista civil se costea, resultado que da la expe­
riencia, como que hasta el día no ha obligado un déficit á empe­
ñar el crédito, ni ningún ramo de los que constituyen nuestro
erario. Lejos de esto la Tesorería ha cubierto el empréstito abier­
to en 20 de Enero de 1830, en decreto número 13, por valor de
3,000 pesos; y á más se descargó de una deuda de rezagos que
aumentó los gastos del año económico de 1831 á 6,386 pesos,
7 reales, 8 granos, que debe considerarse sobrante en las produc­
ciones de dicho año.
“Así es que ningún recargo se ha hecho necesario á las im­
posiciones establecidas por decreto de 17 de Diciembre de 1825,
más que á la adicción á la tarifa de 12 de Setiembre del mismo
año se hizo en 19 de Setiembre de 1830; por cuanto sin aumento
en los gastos, han sido sostenidos con las presentes importacio­
nes, aunque sujetas á las pequeñas alteraciones que son consi­
guientes á la mayor ó menor actividad del comercio.
“El extinguido Nuevo Impuesto,1 cuyos productos usufruc­
tuarios entran en las arcas de la Tesorería, pide una reforma que
salve los capitales de una disipación probable, que se hace más
inmediata si el tiempo adormece medidas aplicadas á asegurar
algunas fincas casi abandonadas por sus dueños, ó que no acier-

1 Según Gil y Sáenz, se originó cuando España obligó a sus dominios a


pagar derechos de propiedad de fincas, para sostener la guerra contra In­
glaterra. Lograda la paz, se destinó el fondo como Banco de Avío para
impulso agrícola; luego de la independencia se utilizó para la educación.
(N. del C.)

254
Incertidumbres y contradicciones en los aires de! federalismo

tan á soportar su gravamen. Un informe circunstanciado y pro­


lijo, que ha formado (acaso no con poco afán) el administra­
dor general, manifiesta un capital de $ 43,688, 4 reales, 3 granos,
con una suma de réditos suspensos de $12,717, 2 reales, 11
granos, compuesta de cantidades cobrables é incobrables que una
operación debería calificar para hacer ingresar las primeras, pro­
videnciando la capitalización de las segundas cuando se imposibili­
ten los medios que se-usen á su completa solvencia. [. . .]
“El manifiesto general del presente año en que se vé un ingreso
de 44,994 pesos, 4 reales, 8 granos, con egreso de 44,551 pesos,
6 reales, 2 granos y un sobrante de-142 pesos, 6 reales, 6 granos,
es la prueba de lo que indiqué al principio de este artículo, pero
no es el verdadero aspecto de nuestras rentas, como paso á de­
mostrar. Si los Juzgados estuvieran servidos por las personas que
llama la Constitución, cuyo lleno no ha sido posible ver desde que
esta se estableció, tendríamos un aumento en los cargos de 6,100
pesos, según el decreto número 10 de 1826, al que agregando las
dotaciones precisas á un aumento que el buen servicio y el interés
de las rentas hacen de imprescindible necesidad en la Aduana
general del Estado, hacen subir por un cálculo prudencial los ex­
pedientes públicos á 50 mil pesos. De lo dicho se infiere, que sin
aparecer por las causas referidas un deficiente efectivo, hay pre­
cisión de aumentar los rendimientos fijos de la Hacienda, con­
tando con las extraordinarias vicisitudes que pueden ocasionar
gastos á 53 ó 55 mil pesos anuales, y abren un deficiente compro­
bado de 6 á 7 mil pesos que el H. Congreso en su potestad legis­
lativa puede imponer, sin que se entienda que hay en ello una
inmediata ni activa necesidad, pues mi objeto es sólo reseñar el
verdadero gasto de la administración en todo su lleno, porque las
fallas casuales que dan la diminución, se deben considerar no exis­
tentes, como que la ley es quien estableció los destinos que por
un contingente fortuito no gravitan actualmente sobre las rentas,
pero que no pueden servir de fundamento á un cálculo que sería
tan ficticio como su base.
“El actual servicio de la Tesorería general es en extremo te­
quioso á la corta dotación de plumas que le señala la ley ante­
dicha, número 17 de 17 de Diciembre de 1825: debe resultar

255
Arias G. / Lait J. / Sepulveda O.

mal servida por una consecuencia natural, apesar de que redo­


blando sus esfuerzos el administrador y sustituto, no se nota un
entorpecimiento, pero sí deben haber atrasos indispensables en la
labor.
“La plaza de Interventor del Estado en la Aduana marítima,
erigida por decreto núm. 21 de 6 de Febrero de 1829, es de
toda imposibilidad desempeñarla por las reglas á que debe suje­
tarse tal empleado, que para cumplir exactamente tendría que
estar á la vez en dos distintas oficinas, cosa impracticable por un
solo hombre. Esta plaza está hoy vacante, conozco lo necesario
de su provisión, pero la inestabilidad de la Aduana Federal en la
Frontera me hace esperar algún tiempo más, entre el cual pro­
pondré la nueva planta que reclama la Tesorería general, donde es
indispensable aumentar dos oficiales por lo menos, en obsequio
de la administración.
“ S alubridad p ú b l ic a .— Esas terribles enfermedades que lla­
man contagiosas, por la violencia con que se propagan, en pos de
quienes sigue la destrucción de los pueblos, nos han dispensado
de su presencia espantosa, respetando nuestros progresos de po­
pulación, y librándolos del acerbo dolor de dedicar los esfuerzos
y recursos de la administración á contener su torrente extfermi-
nador.
“Cuando al desbordar los ríos reducen á lagunas los llanos que
antes poblaban ganados de todas clases, que se retiran á los altos
á salvar su existencia, nos traen, es cierto, gérmenes de fecundi­
dad; pero al retirarse las aguas, dejan rodeadas las poblaciones de
pantanos cuyas exhalaciones pútridas malean la atmósfera por
algún tiempo. Las humedades propagadas por los depósitos de
agua muerta ó corriente, contribuyen asimismo á impregnar el aire
que respiramos de miasmas mal sanos que engendran las calentu­
ras estacionarias que nos afligen, aunque sin el carácter mortífero
de la fiebre amarilla tan común en las costas, pues no sacrifica un
número de dolientes capaz de hacerlas calificar mortales. Sin em­
bargo, falta en la capital un establecimiento necesario siempre en
una población grande, esto es, un hospital suficientemente dotado
para recojer á los enfermos pobres, que sucumben acaso más á

256
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

la falta de cuidado y alimentos que á las fuertes impresiones de la


enfermedad.
“La propagación del fluido vacuno que aleja de nuestros pue­
blos la dolencia arrasadora de viruela, se ha logrado con conoci­
dos beneficios, pudiendo asegurarse su conservación, con la más
cumplida observancia del Decreto núm. 15 de 29 de Setiembre
último pasado, que el Ejecutivo protesta no dejar desvirtuar en lo
más mínimo, como que impedir todo lo que puede detener el
aumento de la propagación del género humano, es mi concepto
uno de los mejores servicios que al Estado puede hacer.
“ I m p r e n t a .— La que está bajo la inspección del Ejecutivo para
el servicio del Estado eroga un gasto excedente al costo corriente
de los impresos, según los trabajos de oficio que ejecuta, sin que
por esto crea que se debe suprimir, pues que la falta de igualdad
en los gastos y productos dimana de las pocas ó ningunas obras
particulares que salen de ella, de cuyos producidos por el arreglo
de su manejo tiene el Estado dos terceras partes, según las cuen­
tas que debe producir el director. Su estado es decadente; los tipos
tienen ya más de medio uso; escasea de muchas formas, aunque
no por esto se paran los trabajos ni dejan de desempeñarse todos
los asuntos de oficio. Pretendo hacer una reforma en su régimen
económico que á no ahorrar gastos, por lo menos se conservará
mejor prescribiendo reglas más severas que las existentes. No sería
del todo inconducente destinar una cantidad moderada á sus me­
joras, porque adquiriendo el establecimiento mejor concepto, se­
ría ocupado por fuera, lográndose algunos productos para cubrir
sus precisos gastos.
“ P o b l a c ió n .— El aumento de la agregación social es el resul­
tado preciso, ora de la buena calidad de la legislación, ora de la
salubridad del clima, ora de la feracidad del suelo. Si la natura­
leza de las cosas interpone alguna distancia entre nuestra posición
y la segunda causa, ella misma nos proporciona la 3^, á la vez
que la 1? depende de los dignos Representantes del pueblo.
“Nuestro censo, aumentado en 655 almas, que aunque no es
una progresión extraordinaria, indica por lo menos que bajo un
cielo no muy propicio á los adelantos de populación, no padece
esta los atrasos que debían esperarse; la moral pública, el amor

257
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

al trabajo y los incentivos de recojer los sazonados frutos de un


suelo feraz, son razones que nos ofrecen continuar en nuestro
aumento. El es débil pero ventajoso, si se compara con el fatal sis­
tema que seguía el proscripto gobierno español, en cuya seguida
hubiera la disminución llegado hasta despoblar el bello territorio
que baña el caudaloso Grijalva.
“Las matrículas de donde he tomado las bases de la población
no se puede asegurar sean exactas, porque la diseminación de las
habitaciones opone un inconveniente no pequeño, pero que se pue­
de allanar dando reglas más precisas que las existentes.
“C o n c l u s ió n .— C iudadanos D ip u t a d o s : Un concurso de cir­
cunstancias que el tiempo organizó, enlazando las épocas que nos
han traído la presente, dan á vuestro encargo un carácter singu­
lar. La misión legislativa que os ha tocado es la más delicada por
las incidencias que abraza, la más difícil por lo grandioso de su
objeto. La carga constitucional, cuya revisión es conferida á la
sabiduría del presente Congreso, debe aparecer compurgada de
aquellas inexactitudes que el Constituyente debió cometer, por la
razón natural de no tener á la vista los tiempos presentes, de quie­
nes se deducen las rectas lecciones de la experiencia, que serán
la guía invariable de los nuevos trabajos con que los depositarios
de la voluntad del Soberano, van á retocar el depósito sagrado de
los derechos del hombre y del ciudadano. [. . .]
“De la Memoria precedente tomaréis por vía de recuerdo al ini­
ciar vuestra difícil tarea, los puntos que la prudencia os califique
más necesarios, no como materiales suministrados á vuestra obra,
que estoy bien lejos de creerme en aptitud de darlos sino como
reseña de los vacíos que en la administración ejecutiva he adver­
tido. El foco que ha de formar la cooperación simultánea de vues­
tras luces, es el punto de donde saldrán las mejoras que el pue­
blo espera, y para lo que os escogió con la confianza que infunde
vuestra ilustración. Ella sin duda, será plenamente correspon­
dida, porque al colocaros en el banco legislativo tuvo presente
vuestras luces, patriotismo, virtudes sociales, amor á la libertad, y
aversión demostrada á la tiranía como al desorden. La ley es el
agente vital de las asociaciones: de ella parte cuanto propende á
mejorar la condición humana, y su conservación es el garante más

258
Incertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

firme de la felicidad popular.— ¡Legisladores!: Un pueblo libre


os abandona su suerte: ella será feliz, inferida de vuestros deseos.
Reducid estos á la realidad, arrostrando con faz serena los tiros
de la maledicencia ó los embates de la anarquía. Mejorada nuestra
legislación, ¿qué idea más lisonjera puede acompañaros al devol­
ver al Soberano el poder con que os ha revestido? Contad por
recompensa con su gratitud y reconocidas bendiciones de la pos­
teridad. Tal indemnización corresponde al tamaño de vuestras
vigilias y sacrificios, retirándoos al hogar pacífico á gozar las
dulces fruiciones de una sociedad que se mejoró con vuestros des­
velos.— D i j e . [ . . . ]

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Arias G. / Lau J. / Sepulveda O

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MANIFIESTO EN DETALL DE LA FUERZA DE QUE SE COMPONE LA MILICIA CIVICA

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261
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ESTADO DE LOS NACIDOS, CASADOS Y MUERTOS


EN CADA UNA DE LAS PARROQUIAS DE ESTE ESTADO,
EN EL AÑO DE 1830*

Parroquias Nacidos Casados Muertos A umento Déficit

San Juan Bautista 501 058 275 226 000


Nacajuca 179 041 185 000 006
Usumacinta 000 000 000 000 000
Tacotalpa 272 022 126 096 000
Teapa 158 066 151 007 000
Jalapa 197 032 073 124 000
Macuspana 277 050 222 055 000
Cunduacán 511 067 335 176 000
Jalpa 299 062 264 035 000

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Secretaría General de Gobierno y Agosto l 1? de 1831


Estévan Foucher,
Oficial l 1?

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . op. cit.. vol.


2, p. 472.

262
¡ncertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

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Secretaría General de Gobierno y Agosto l ç de 1831


Estévan Foucher,
ESTADO QUE MANIFIESTA EL NUMERO DE LAS HACIENDAS

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263
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

LA SEGUNDA CONSTITUCIÓN
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El 15 de noviembre expide el Congreso tabasqueño la Segunda


Constitución del Estado, que es sancionada por el gobernador Ro-
virosa el 16 de ese mes, así como por el Secretario de Gobierno,
don Salvador Oropeza. Esta Constitución reformaba la de 1824,
estableciendo los puestos del Ejecutivo en gobernador, vicegober­
nador y subvicegobemador; las elecciones se harían el tercer
domingo de junio. El gobernador durará en el ejercicio de sus fun­
ciones dos años, tomando posesión de su empleo el 16 de sep­
tiembre; será substituido en sus casos por el vice o subvice. El
Congreso se compondrá por nueve diputados propietarios y tres
suplentes; si el diputado es tabasqueño, deberá tener $ 500 en
bienes o en una industria que le produzca $ 300 anuales; si es de
otro Estado de la República deberá tener residencia en Tabasco
de cuatro años y contar con un capital de $ 3 000, o una indus­
tria que le produzca $ 500 anuales; $ 8 000 a los hijos de las otras
repúblicas americanas que en 1810 pertenecieron al gobierno es­
pañol, o tengan una industria que les produzca $ 1 000 y tener seis
años de vecindad, y $ 10 000 o una industria que les produzca
$ 1 300, a los otros extranjeros más ocho años de residencia en
el Estado.
El gobernador deberá tener 30 años de edad, ser nativo de Ta­
basco y si es de otro Estado una residencia de ocho años; contar
con un capital de $ 5 000 si es tabasqueño y $ 10 000 si no lo es.
En el primer domingo de septiembre se hará la elección para
diputado propietario y suplente al Congreso General, así como
para senadores. Los diputados locales se renovarán por mitad cada
año y comenzarán sus sesiones el 20 de agosto, el 24 la segunda
sesión y el 28 la última preparatoria, en la que se hará la pro­
testa y la elección de un presidente, un vicepresidente y dos se­
cretarios, comenzando en su gestión las sesiones ordinarias el 30
de agosto, con asistencia del ciudadano gobernador quien rendirá
su informe de ley, y se cerrarán las sesiones del Congreso el 31 de

* Historia. . op. cit., p. 177-179.

264
¡ncertidumhres y contradicciones en los aires del federalismo

octubre. Podrá convocarse a sesiones extraordinarias; al clausu­


rarse, será representada por la Diputación permanente, compues­
ta por tres miembros y un suplente.
En el ramo de Justicia habrá jueces de lo Civil y de lo Crimi­
nal; habrá un juez de Primera instancia en las tres cabeceras de
Departamentos. En la Capital habrá un Asesor General para con­
sultar a los jueces legos de Primera Instancia; también habrá en
la capital un Tribunal de Segunda Instancia compuesto por un
juez ya letrado o lego y nombrado por el gobernador en terna
presentada por los ayuntamientos. Habrá también una Suprema
Corte de Justicia compuesta por tres Salas con un magistrado y
dos jueces en cada sala, todos ellos electos por el Congreso.
En las Cabeceras de Partido habrá un jefe Político nombrado
por el gobernador en terna de los ayuntamientos respectivos; du­
rarán dos años, pudiendo ser reelectos y tendrán un secretario.
Habrá un ayuntamiento constitucional en la Cabecera de Par­
tido que cuidará de su policía, salubridad y gobierno interior; se
compondrá de alcaldes, regidores y síndicos. Se renovarán cada
año y serán cargos consejiles, tendrán un secretario. Tomarán
estos ayuntamientos posesión de su cargo del día l (->de enero y la
elección será el cuarto domingo de junio de cada año. En los
pueblos donde no haya ayuntamiento, habrá una junta de policía
compuesta de un presidente y tres vocales, electos por el pueblo
en el tercer domingo de diciembre.
El Estado tiene su Hacienda Pública que recauda y distribuye
las contribuciones de los ciudadanos; en la capital habrá la Teso­
rería del Estado, en los pueblos será la Tesorería Subalterna.
Habrá cuerpos de milicias en todo el Estado, pero no serán
permanentes sino en caso necesario, se llamarán a todos los ciu­
dadanos aptos, de 18 a 50 años, salvo las excepciones de ley, y no
tendrán sueldo sino hasta que estén en servicio.
De la Instrucción pública: se vea como sagrada la obligación
de fomentar la instrucción pública y la buena educación de la ju­
ventud; se formará un plan de instrucción pública con respecto a
las diversas circunstancias de los tabasqueños.
En el Capítulo XIII sección única, artículos 256 a 260 se trata

265
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de la observancia, interpretación y reforma de esta Constitución de


1831. ‘ '
Los funcionarios en general, deberán prestar juramento de ob­
servar fielmente la Constitución al tomar posesión de su destino.
El Congreso local será el que resuelva las dudas en la interpre­
tación de los artículos de esta Constitución.
Los ayuntamientos constitucionales harán las observaciones que
crean convenientes por conducto del gobierno del Estado; hasta
el año de 1839 las reformas o adiciones propuestas se tomarán en
consideración por el Congreso en el año de 1840, debiendo parti­
cipar los congresos salientes y entrantes. Jamás se reformarán los
artículos que establecen la libertad, independencia del Estado, su
religión, forma de gobierno, libertad individual y división de los
supremos poderes; y termina: Dado en San Juan Bautista, capital
del estado de Tabasco a los quince días del mes de noviembre de
mil ochocientos treinta y un año. Nicolás Dolores Oropeza, presi­
dente.—Joaquín Burelo.—Juan de Dios Salazar.— Eduardo Co­
rrea.— Juan Ignacio Marchena.— Francisco Ma. de Tejeda.—el se­
ñor Ferrer ausente por enfermo.— Manuel José Hernández, secre­
tario y Felipe de Prado, secretario.
Dado en San Juan Bautista a 16 de noviembre de 1831; José Ro-
virosa. Salvador Oropeza. Secretario.

266
la férula
del centralismo

EL PLAN DE CUERNAVACA, PIEDRA


ANGULAR DEL CENTRALISMO
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El 25 de abril [de 1834] el general [López de] Santa Anna subs­


tituye al vicepresidente don Valentín Gómez Farías en el cargo
de Presidente de la República, comenzando desde luego la con­
trarreforma; aboliendo las leyes y decretos progresistas contra los
fueros eclesiásticos, contra el estancamiento universitario, según
se pedía en el triunfante Plan de Cuernavaca,' cuyo lema era re­
ligión y fueros.
El 31 de mayo de ese año [. . .] el presidente Santa Anna di­
solvió el V Congreso de la Unión por una simple orden, firmada
por el ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, don Fran­
cisco Ma, Lombardo.
A mediados de junio tuvieron lugar en el Estado las elecciones
para diputados locales, resultando electos; don Manuel Llergo,
el teniente coronel don Santiago Duque de Estrada, don Vicente
González, doctor don Simón Sarlat García y el capitán de caba­
llería don Juan Mediano. También se hicieron a continuación las
elecciones para gobernador, vice y sub-vicegobernador, resultan­
do favorecidos: para lo primero, don Narciso Santa María, para

* Historia. . . . op. cit„ p. 192-208 (selección).


1 Este plan fue a favor de López de Santa Anna; intentaba desplazar
del poder al vicepresidente Gómez Farías, disolver las Cámaras de la Unión,
destituir a gobernadores y menguar a los ayuntamientos; su programa era
conservador. (N. del C.)

267
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

vice don Eduardo Correa y subvice, don Juan de la Rosa Pérez


Medina.
Habiendo regresado el 14 de julio el teniente coronel Martínez,
procedente de la capital de la República con su nombramiento de
comandante general de Tabasco confirmado por el gobierno del
Centro, y absuelto de los cargos que sus enemigos le hicieran,
tomó de nuevo posesión de la Comandancia por entrega que le
hizo el coronel Gómez Palomino al día siguiente 15 de julio. Ese
mismo día lanzó don Mariano Martínez un manifiesto a los habi­
tantes de Tabasco.
El coronel Gómez Palomino y su segundo Echegaray salieron
[. . .] rumbo a Frontera y Veracruz.
El comandante Martínez hizo que las autoridades tanto civiles
como militares levantaran actas los días 14 y 16 de julio, adhi­
riéndose al Plan de Cuernavaca.
[. . . ] después de la junta hecha por los civiles y milicianos de
San Juan Bautista, tuvo lugar otra de militares y cívicos en la casa
habitación del comandante general, don Mariano Martínez, reu­
niéndose los jefes y oficiales de la guarnición de la Plaza, así
como los ya retirados [. . . ]
En la Villa de la Natividad de Cunduacán también se levantó
otra acta, el 15 de julio [. . . j
Así es como quedó Tabasco adherido a los movimientos reac­
cionarios y sectaristas. . . que prepararon el sistema centralista y
el gobierno conservador de la República, en ese año.
Los antiguos representantes de la Cámara local de Tabasco,
don Justo Santa Anna, don José Antonio Ibarra, don José Salva­
dor Calcáneo, don Agustín Mazón, don Baltasar Romero y don
Aniceto Ulloa, fueron encarcelados y enviados bajo custodia al
fuerte de Frontera, de donde salieron expulsados de Tabasco rum­
bo a Veracruz, el 1^ de octubre de ese mismo año de 1834 en la
goleta Mentor. El 8 de octubre dirigieron una representación al
Presidente de la República esos ciudadanos expulsados de Tabas­
co, quejándose de la actitud de las autoridades centralistas de
Tabasco.
El 16 de septiembre de este 1834 entrega con toda solemnidad
el gobernador don Juan de Dios Salazar el gobierno de Tabasco al

268
Bajo la férula del centralismo

gobernador constitucional electo, don Narciso Santa María, quien


protesta y toma posesión, nombrando como secretario de gobier­
no a don Esteban Foucher.
En [. . . ] octubre se hacen las elecciones para senadores y di­
putados. resultando electos el Pbro. don Rudcsindo María Her­
nández y don Juan de la Rosa Pérez Medina para lo primero; don
Francisco Rodríguez como diputado propietario y don Manuel
Llergo como suplente.
A mediados de diciembre renuncia el comandante Mariano
Martínez a su cargo en Tabasco, por motivo de enfermedad.

CANTO FÚNEBRE AL FEDERALISMO


A principios del mes de enero de I 835 es nombrado por el go­
bierno del centro como comandante general de Tabasco, el coro­
nel don Joaquín Orihuela, que fue uno de los expulsados [. . .]
el año anterior y por tanto enemigo acérrimo del vicepresidente
Gómez Farías y del federalismo.
El 19 de este marzo de 1835, llegó el nuevo comandante don
Joaquín Orihuela a San Juan Bautista, y al día siguiente tomó
posesión de la Comandancia de Tabasco por transmisión pacífica
que le hizo el de igual categoría, don Mariano Martínez de Le-
jarza [. ..]
f . . . ] el gobierno general [expidió] la ley del 3 1 de marzo en
que se reglamentaba la milicia local de los Estados; [. . .] [la ley]
tenía por fin terminar con los últimos restos del federalismo en
la República. En la mayoría de los Estados fue publicada sin opo­
sición, como en Tabasco, pero en el sur de la República, en
Guerrero se levantó contra ella y contra el gobierno santanista
el general Juan Álvarez y en Zacatecas, último reducto del fede-
lismo, su gobernador don Francisco García se opuso a destruir el
pacto federal. El general Santa Anna salió de México con tropas
a combatir a García al que derrotó completamente el 11 de mayo,
haciéndole perder su artillería, municiones y dispersando a sus
milicianos. En Tabasco fue celebrado este triunfo con salvas,
dianas, repiques, música y procesiones que recorrieron las calles
de San Juan Bautista, villas y pueblos principales, vitoreando al

269
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

general Santa Anna, al presidente interino Barragán, a Orihuela


y lanzando mueras a García, Álvarez, Gómez Farías, Alpuche e
Infante y Ruiz de la Peña. Así esto fue el canto fúnebre entonado
en Tabasco al federalismo que aparentemente había muerto en la
República.
El 22 de junio llegó la noticia de que en varios lugares como
México, Toluca y Orizaba, se pedía la variación del sistema fede­
ral por el popular, representativo central. Desde entonces comen­
zaron a mover sus influencias los antiguos centralistas del año 30,
enemigos de Ruiz de la Peña y Buelta, como Duque de Estrada,
Margalli, Sánchez, Salazar, etc., todos movidos por el comandante
Orihuela y el vicegobernador Correa.
En la noche del 24 de junio con motivo de los festejos de San
Juan Bautista, se reunió en la capital un grupo de personas en la
Plaza de Armas, frente a la Casa Consistorial y Política, para
pedir la variación del sistema político en Tabasco [. . .]
El acta [. . . ] fue en seguida impresa en la imprenta del gobier­
no, que estaba bajo la dirección de don Benito González; el es­
crito llevaba por título: Acta que manifiesta la exposición que
hace la ciudad de San Juan Bautista, capital de Tabasco, por la
variación del sistema federal en el popular, representativo central.
A esta acta le siguieron poco después la de otras poblaciones
del Estado: En Tacotalpa, la antigua capital de la provincia [. . .]
a los tres días es decir el 27 de junio, pide también el sistema
aristocrático central, y hace suyo el acuerdo tomado en San Juan
Bautista [. . .]
Jalapa hace su pedimento por el centralismo el 27 de ese junio,
por conducto de su Ayuntamiento; también acepta sus restriccio­
nes al Acta de la capital del Estado [. . .]
El pueblo de Guadalupe de la Frontera celebra su pronuncia­
miento por el sistema Central el 17 de junio y hace la petición
por medio de su Ayuntamiento [. . .]
[. . .] San Antonio (hoy Cárdenas), hace acta de su pronuncia­
miento por la variación del sistema federal en central, de acuerdo
con su Ayuntamiento, el 28 de junio, haciendo suyos los artículos
del Acta de la capital del Estado [. . . ]
El pueblo de Tepetitán, del Departamento de la Sierra también

270
Rajo la férula del centralismo

pide por conducto de su Ayuntamiento, la variación del sistema


central, por acta del 15 de julio de 1835. Se adhieren en todo al
Acta de la capital del Estado [. . .]
El pueblo de Macuspana, f. . .] levanta su acta sobre la varia­
ción del sistema, de acuerdo con su Ayuntamiento, el 21 de julio
de 1835 para confirmar y darle forma a la junta centralista del
24 de junio anterior; hablan en ella de los males que hizo el sis­
tema federal, desde el año de 1824 en que se implantó; de la
demagogia a que llegó llevando a la pobreza a los ciudadanos;
que ellos creen que un gobierno firme, sencillo y enérgico como
el central será el único que saque a la Nación del abatimiento en
que por aquellas causas se ve abatida | . . . ]
El 11 de julio el gobernador Santa María sanciona y publica
un decreto del Congreso del día anterior, en que la Legislatura del
Estado en vista de que la mayoría de los pueblos piden en sus
actas la permanencia de los funcionarios según los artículos 4o.
de esas actas, decretan: lo. Que los actuales funcionarios del Es­
tado permanezcan en sus destinos hasta que la Representación
Nacional establezca la nueva organización del gobierno de la Re­
pública. 2o. Serán separados los que renunciasen por causas fun­
dadas, por la falta de cumplimiento en sus deberes, o desafectos
a la voluntad general, manifestada últimamente por el pueblo.
3o. Las vacantes por muerte o por los motivos anteriores, serán
cubiertas conforme a la ley vigente. Firman: Juan Manuel de To­
rres, diputado presidente: Santiago Duque de Estrada, diputado
secretario: Encarnación Prats, diputado secretario.
[. . . ] en la capital de la República, el 23 de octubre se expide
el Acta Constitutiva Central, o Bases Constitucionabstas del Cen­
tralismo. Constaba de 14 artículos [. . .] conforme a esta ley de­
jaron los Estados de llamarse así, denominándose en lo sucesivo
Departamentos.
Los Congresos de los Estados se denominarán Juntas Departa­
mentales. Los gobernadores de los Departamentos serán nombra­
dos periódicamente por el Supremo Poder Ejecutivo, a propuesta
interna de dichas juntas y estarán sujetos al Ejecutivo de la Na­
ción. Las Juntas Departamentales serán el consejo del gobernador;
tendrán facultades económico-municipales, electorales y legislati­

271
Arias G. / Latí J. / Sepúlveda O.

vas y serán responsables ante el Congreso General unido de la


Nación.
Estas bases constitucionales del centralismo fueron juradas en
Tabasco el 5 de noviembre. Desde entonces el Estado se denomi­
nó Departamento. Conforme al acta constitutiva central, Tabasco
eligió el 15 de noviembre su Junta Departamental, resultando elec­
tos los señores Duque de Estrada, Juan Ignacio Marchena, Juan
Nicolás Beltrán, Alejandro Loreto y el Pbro. bachiller, Felipe del
Prado.

VOLUNTARIADO CONTRA LOS TEXANOS


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Debido a la desorganización del sistema federalista y al deseo de


independizarse de Coahuila, Texas se rebeló contra la República
centralista en 1834, defendiendo la Constitución de 1824 y la for­
mación de un gobierno provisional local. En 1835, se separó de
México con lo cual se ocasionó la guerra contra los texanos. Al
año siguiente, se estableció la República de Texas; cuyo territorio
sería anexado, en 1845, a los Estados Unidos de América.

A principios de [. . .] septiembre [de 1835] llega a Tabasco la


circular de la Secretaría de Relaciones Exteriores e Interiores,
excitando a los gobernadores y jefes políticos para que conserven
el orden en sus demarcaciones, por el alzamiento de los colonos
de Texas.
El 4 de diciembre el comandante de Tabasco coronel don Joa­
quín Orihuela comunicaba a la Secretaría de Guerra y Marina
que la guarnición de Tabasco, con sus jefes, oficiales y tropa, se
ponían a disposición de la superioridad para ir a la campaña
contra los colonos sublevados en Texas.
El vice Correa y el comandante Orihuela piden a los vecinos
del Departamento dar el préstamo de 200 infantes y en caso ne­
cesario sus personas y la de los empleados de la administración,
para sostener la guerra que México tiene con los texanos.

* Historia. . . . op. cit., p. 208-210 (selección).

272
Bajo la férula del centralismo

A mediados de enero [de 1836] llega a Tabasco la ley del Con­


greso que faculta al Gobierno General para disponer hasta de la
mitad de la renta de los Departamentos, mientras subsista la gue­
rra con Texas. El gobierno de Tabasco toma nota de esta dispo­
sición y se dispone a cumplirla.
El 13 de junio, onomástico del general Santa Anna lanza el
comandante [Ignacio] Gutiérrez.1 una proclama a las tropas de la
guarnición de Tabasco en que se anuncia la prisión del Presiden­
te por las fuerzas texanas al mando de Huston a orillas del río
San Jacinto en abril de ese año, y los excita a unirse y sostener
firmemente al gobierno de la República.

cu nduac Ais y co m a lca lco ,


LOS VOLUNTARIOS DE LA PATRIA *
En vista de los acontecimientos de Texas, Cunduacún tomó la ini­
ciativa de formar una fuerza defensora de los intereses naciona­
les. Fue secundado en otros sitios del Departamento de Tabasco.
Presentamos los casos de Cunduacán y Comalcalco a través de
los siguientes documentos.
[ . . . ] Sala Capitular de la villa de Cunduacán, Agosto 19 de
1836.-—Sebastian García.— Marcos F. Rosales, secretario.—Sr.
General de Brigada, Comandante general del Departamento Don
José Ignacio Gutiérrez.
En la Villa Natividad de Cunduacán, a los diez y ocho días
del mes de Agosto de mil ochocientos treinta y seis años; reunido
el respetable Ayuntamiento, el Sr. Cura de ella, las demás auto­
ridades de la misma y un considerable número de vecinos; te­
niendo en consideración que los enemigos irreconciliables de la
religión, del orden y las leyes, intentan que retrogrademos al ne­
fario y horroroso estado en que sus viles pasiones nos sumieran
en los años de ochocientos treinta y tres y treinta y cuatro, escu­
1 El comandante Joaquín Orihuela había fallecido en abril de 1836. (N.
del C.)
* Diario del Gobierno de la República Mexicana. México, 14 de septiem­
bre y 22 de noviembre de 1836. en Manuel Mestre Ghigliazza. Documen­
tos y datos. . . , op. cit.. vol. 2. p. 191-211 (selección).

273
Arias G. / Latí J. / Sepúlveda O.

dados del crimen más atroz y de la más negra perfidia que han
cometido los más ingratos y viles hombres, queriendo desmem­
brar del territorio de los aztecas la inmensa porción de terreno
que compone el Departamento de Tejas, únicamente se ocupan en
propagar alarmas, en desacreditar con falsedades al Supremo Go­
bierno y demás autoridades legítimamente constituidas, en fomen­
tar el odio y la enemistad en todas las clases de la población, en
acusar ante los incautos a los representantes de la Unión y su dig­
no Presidente como guiados de la más sórdida avaricia, acrimi­
nándoles de que únicamente se ocupan en echar contribuciones y
chupar la sangre de los pueblos, cuando estas mismas contribu­
ciones han sido las más moderadas, las que están en práctica en
las naciones más cultas/y bien gobernadas de la Europa, y las que
han sido únicamente destinadas para sostener la guerra más justa
y nacional contra los pérfidos y desagradecidos extranjeros de
Tejas, a quienes estos hijos espurios e ingratos dan auxilio, que­
riendo introducir la guerra civil en todos los Departamentos, para
que ocupado el Supremo Gobierno en mantener el orden y la
tranquilidad interior, desatienda lo más importante que es auxiliar
y engrosar el ejército contra los téjanos, comprometiendo así el
honor de la Nación y la integridad de su territorio; y sabiendo
asimismo que los sansculotes y jacobinos propagan y hacen valer
que sólo volviendo al sistema federal, de odiosa y cruel memoria,
los pérfidos de Tejas depondrían las armas y volverían a recono­
cer las leyes de la Nación, esto mismo debe concitarles el odio y
la execración de los verdaderos mexicanos, pues a fin de satis­
facer sus criminales pasiones, apoderarse de los puestos que no
merecen, robar los bienes de la Iglesia santa, de la Nación y de
los particulares, y ejercer indistintamente sobre todos su insano
despotismo, no han temido [. . .] llevar el foco de la guerra al
territorio de Tejas, favoreciendo de este modo las miras que de
muchos años atrás abrigaban tan desagradecidos extranjeros, de
segregar una tan considerable parte del terreno de la Nación. ¿Y
quién será capaz de poner en duda que tan viles y desnaturaliza­
dos hijos, producidos únicamente en la cólera del cielo para opro­
bio, vergüenza y confusión de la Nación mexicana, no hayan
pactado con los extranjeros el cederles el inmenso terreno que

274
Bajo la férula del centralismo

codician, con tal de que los pongan y eleven a los puestos y dig­
nidades debidas sólo a la integridad, a la virtud y al mérito? Las
autoridades y pueblo de Cunduacán, convencidos de que conduc­
ta tan extraviada y criminal no es nueva en los jacobinos y sanscu-
lotes, y deseosos de dar al mundo entero un testimonio irrefra­
gable de su constante adhesión por el orden, y de su amor a la
religión santa del Crucificado después de una madura deliberación
han acordado consignar su irrevocable resolución y sentimientos
en los siguientes artículos:
L'— La Villa de Cunduacán, para conservar ileso el honor de
la Nación, la integridad de su territorio, sostener la actual guerra
contra Tejas y dar libertad al ilustre Presidente D. Antonio López
de Santa-Anna, pone a disposición del Supremo Gobierno todos
los recursos que crea oportunos.
29—La misma villa protesta una y mil veces antes perecer y
ser reducida a la nada, primero que consentir se restablezcan las
cosas y personas que fungieron en ochocientos treinta y tres y
treinta y cuatro, y el sistema federal, de odiosa memoria.
3"—Ratifica al propio tiempo su petición de veintitrés de Ene­
ro de mil ochocientos treinta y cinco: pide y suplica al Gobierno
se lleve a puro y debido efecto el decreto del Congreso sobre
que no se permita a los Maldonados que puedan pisar el territo­
rio del Departamento de Tabasco.
41?— Que para efectuar en parte lo que se ofrece en el art. 1°,
y hacer constar el entusiasmo que reina en los corazones de los
cunduacanecos, obrando en consonancia con ellos y de conformi­
dad con sus fervientes votos de mantener ilesa la paz de nuestra
República y sostener al Supremo Gobierno, pone a su disposición
y a la del Sr. Comandante general Don José Ignacio Gutiérrez,
60 hombres que quedan alistados voluntariamente desde esta fe­
cha, los cuales formarán una Compañía que se nominará “Vo­
luntarios de la Patria”, para hacer el servicio en la costa de este
Departamento o donde el mismo Señor Comandante tenga a
bien destinarlos, o las circunstancias se lo exijan; suplicándole
apruebe el nombramiento que los mismos individuos han hecho
y ratifica esta Municipalidad, de los oficiales que deban mandar­
los y conducirlos a la campaña, interponiendo su autoridad el

275
Arias G. / Latí J. / Sépúlveda O.

referido Sr. General para con el Supremo Gobierno, fin a de que


apruebe y acepte todo lo acordado, y disponiendo la clase de
armas que deban portar, remitiéndolas al efecto bajo la garantía
que ofrecen los que suscriben.
5?—Que para hacer públicos sus sentimientos, se dirijan copias
íntegras de la presente acta y lista de la Compañía al Exrno. Sr.
Gobernador del Departamento D. Santiago Duque de Estrada y
al Sr. General de Brigada Comandante general D. José Ignacio
Gutiérrez y a los Ayuntamientos del Partido.
Es copia fielmente sacada de su original que obra en la Secre­
taría de este Ayuntamiento.
Sala Capitular de la Villa Natividad de Cunduacán, Agosto 19
de 1836.— Sebastián García.— Marcos F. Rosales, secretario.
En el pueblo de San Isidro Comalcalco, Partido de la Chon-
talpa, a los diez y ocho del mes de Setiembre de mil ochocientos
treinta y seis. El pueblo en masa, reunido en la Casa Consistorial
de este respetable Ayuntamiento, con el entusiasmo más admi­
rable y celo por el bien procomunal de la magnánima nación a
que pertenece, oyó la lectura de la acta celebrada en la villa de
Natividad de Cunduacán, y los que lo componen, en diez y ocho
del mes pasado, poseídos de los mismos sentimientos que aque­
llos; interesados como el que más en castigar ejemplarmente a los
ingratos; protervos e imbéciles colonos de Tejas y desnaturaliza­
dos mexicanos que secundan con miras rastreras; deseosos de
contribuir a la conservación del orden público e integridad de la
República Mexicana, a costa de cualquier sacrificio sea el que
fuere, aún el de sus vidas a más del de sus intereses; dispuestos
a combatir con las armas a toda potencia extranjera que piense
esclavituarlos con las duras cadenas del despotismo; celosos en
querer ser los primeros que marchen a escarmentar a los aventu­
reros téjanos y restaurar al libertador de Tampico, al héroe de
Zempoala, al ilustre Presidente General Don Antonio López
de Santa-Anna, al ídolo, en fin, del Ejército mexicano; irritados de
la conducta criminal y escandalosa que los corrompidos colonos
han observado con un Gobierno sabio, prudente y generoso que
los abrigó en su seno como hijos adoptivos, no mereciendo otro
título que el de hijos espurios y malévolos, y ansiosos por mani-

276
Bajo la férula del centralismo

festar al mundo entero que los comalcalqueños merecen eternos


el nombre de mexicanos, porque lo son de hecho y de derecho,
y defensores del actual Gobierno y sistema que les rige, han acor­
dado de su libre y espontánea voluntad los artículos siguientes:
1. — El pueblo de San Isidro Comalcalco pone a disposición del
Supremo Gobierno todos sus recursos para sostener la guerra
actual contra Tejas, lanzar a los pérfidos colonos que allí se en­
cuentren, libertar al inmaculado General Presidente D. Antonio
López de Santa-Anna y conservar ileso el decoro nacional.
2. —-El mismo pueblo de Comalcalco ratifica su juramento he­
cho de no consentir se restablezcan las cosas y personas fratrici­
das que fungieron en 1833 y 1834, y menos el sanguinario siste­
ma federal, jurando una y mil veces morir primero que consentir
un cambio, sea cual fuese, siempre que no sea por conservar el
actual sistema y autoridades que rigen, pues en tal caso el puñal
asesino de los federalistas encontrará un escudo que resista sus
tiros alevosos en cada pecho de los que contrasten sus maquina­
ciones.
3. — Para la pública notoriedad de los patrióticos sentimientos
de cada uno de los individuos de esta población y alcanzar a ver
realizados sus deseos, ponen a disposición del Supremo Gobierno
por conducto del Sr. Comandante general Don José Ignacio Gu­
tiérrez, 60 hombres que voluntariamente se han alistado para
prestar sus servicios cuando y como el mismo Sr. General lo dis­
ponga, nombrando al efecto sus correspondientes oficiales que
deban conducirlos al campo del honor, suplicando muy particu­
larmente al citado Sr. General apruebe todo lo acordado y la
elección hecha a tales oficiales.
4. —Que se dirijan copias al referido Sr. General y al Exmo.
Sr. Gobernador del Departamento.
Es copia fiel y legal, sacada de su original a que me remito,
que obra en el archivo de este Ayuntamiento.
Sala Capitular del pueblo de Comalcalco, Setiembre 19 de
1836.— F élix D o m ín g u e z .— F rancisco C h a p ú z , secretario.

277
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

CONSTITUCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
CENTRALISTAS
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El día 29 de [. . .] diciembre [de 1836] se firma por los repre­


sentantes de los Departamentos, la Constitución Centralista lla­
mada de las Siete Leyes, o Leyes Constitucionales y son: la. Ley
de derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la
República. 2a. Ley. Organización del Supremo Poder Conserva­
dor. 3a. Ley. El Poder Legislativo, sus miembros y de la forma­
ción de las leyes. 4a. Ley. Organización del Supremo Poder
Ejecutivo. 5a. Ley. El Poder Judicial en la República Mexicana.
6a. Ley. División del Territorio de la República y gobierno inte­
rior de sus pueblos. 7a. Ley. Variaciones de las Leyes Constitu­
cionales. Se agregaron además ocho artículos transitorios.
[Al año siguiente en] marzo se hacen las elecciones para dipu­
tados por Tabasco a la representación nacional conforme a la
Constitución centralista, resultando electo don Juan de Dios Sala­
zar que ganó gran simpatía en el Departamento por la defensa
que hizo en México, a fines del año anterior a favor de la inte­
gridad de Tabasco; su suplente fue don Salvador Otopeza. Al día
siguiente [se] eligieron a los diputados de la Junta Departamental
de Tabasco, resultando electos como propietarios: don Narciso
Pérez Medina, don Ignacio Marchena, Pbro. don Felipe Prado,
don José Urbina de Galvez, don Desiderio Figueroa, don Agustín
Dolores Guitar y don Rafael Barberi. Como suplentes: don Ma­
nuel Priego, don Felipe Joaquín Navarro, don Manuel León, don
Juan Ricoy; Pbro. don José Ma. Cabral, don Isidro Pedrero y
don Anastasio Pérez.
La Constitución centralista de las siete leyes fue jurada solem­
nemente en San Juan Bautista el 26 de marzo, después de misa
solemne en la iglesia de la Concepción, con Te Deum y con
asistencia de las autoridades civiles y militares, haciéndose la jura
en el local del designado como asiento de la Junta Departamen­
tal, que en ese mismo día abrió sus sesiones con discurso de su
* H i s t o r i a . . . , o p . c it., p. 212-219 (selección).

278
Bajo !a jérula del centralismo

presidente don Narciso Pérez Medina y con asistencia del vice­


gobernador don Eduardo Correa, el comandante general Gutié­
rrez y numeroso público. La Junta interina saliente dio ligera
cuenta de su actuación anterior.
[En] abril [de 1837] tomó posesión de la Presidencia de la Re­
pública, por segunda vez, el general don Anastasio Bustamante,
ya vuelto de su destierro. Su gobierno debía durar, según la Cons­
titución de las siete leyes, ocho años.
A principios de abril se recibe en Tabasco la ley del 20 de
marzo sobre la reglamentación provisional para el gobierno inte­
rior de los Departamentos, debiéndose sujetar a ella los goberna­
dores, juntas departamentales, prefectos, subprefectos, ayunta­
mientos, alcaldes y jueces de paz.
[Para] mayo es designado por el presidente Bustamante en vis­
ta de la terna enviada por la Junta Departamental de Tabasco,
como gobernador y comandante general del Departamento, el ge­
neral don José Ignacio Gutiérrez.
[En ese mayo] se dio la ley para el arreglo provisional de la
Administración de Justicia en los tribunales y juzgados del fuero
común en los Departamentos. Tabasco tendrá un Tribunal de
Justicia compuesto de cuatro ministros y un fiscal; tres ministros
formarán la primera sala y la segunda el último ministro, con un
sueldo cada uno de $ 3 000 anuales. Tendrán un secretario- letra­
do, un oficial y un portero; un ministro ejecutor y un escribano
de diligencias para todo el tribunal.
A fines de enero de 1838 hay agitación política en Tabasco,
por los acontecimientos revolucionarios de otros Departamentos.
. . . quienes desean se reimplante en la República el sistema fe­
deral y se adopte nuevamente la Constitución de 1824. Los mili­
tares expresan en San Juan Bautista su adhesión a las autoridades
centralistas y a la Constitución de las Siete Leyes.
Yucatán comenzó su revolución contra el centralismo el 29 de
mayo de 1839, con el pronunciamiento del capitán don Santiago
Imán, en Tizimin, en donde estaba en calidad de prisionero por
conspirar contra el gobierno centralista de don Pedro Marcial
Guerra. Imán fue combatido por las tropas gobiernistas de Yuca­

279
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tán, recibiendo descalabros, pero rehaciéndose prontamente aco­


saba a sus contrarios.
Tabasco gozaba por esta época de aparente paz debido a la fé­
rrea administración centralista del general Gutiérrez.
Aparentemente el resto del país quedó tranquilo. En Tabasco
Gutiérrez siguió su gobierno fuerte y personalista, al ir nulifican­
do a la Junta Departamental, diciéndose él, omnipotente, dueño
de vidas y haciendas en el Estado de Tabasco.

/ FEDERACIÓN O MUERTE!
Los Maldonado y el rescate del federalismo
- B er n a rd o d e l á g u il a *

I llegamos a una etapa en el sucederse de los acontecimientos de


nuestra Historia local, que comienza con la revolución federalista
0 del Año 40, llamada también de los Maldonado, por haber
sido su principal caudillo D. Fernando Nicolás de aquel apellido
secundado por sus hermanos D. Pánfilo, D. Pomposo, D. Eulalio
1 D. José María, i que culmina con el ataque de las fuerzas ame­
ricanas a Tabasco.
Era Gobernador i Comandante Militar del Departamento de
Tabasco el Grab D. Ignacio Gutiérrez, cuando aparecieron acau­
dillando la revolución federalista D. Fernando Nicolás Maldona­
do, el Gral. D. Juan Pablo Anaya i D. Francisco de Sentmanat.
Maldonado después de algunos encuentros con las fuerzas de
Gutiérrez puso sitio a San Juan Bautista i después de cuarenta
días de asedio a la plaza, se retiró sin poderla tomar. Gil y Sáenz
dice que “Durante cuarenta días, poco más o menos se estuvieron
batiendo, y convencidos de que nada podían hacer sobre la plaza,
ya agotado el país, abandonaron sus atrincheramientos y parte de
sus heridos; yéndose por diferentes rumbos y la mayor parte para
Frontera, quedando allí al frente de ellos el valiente comandante
D. Miguel Bruno”. D. Mauricio Solís, en unos apuntes manuscri­

* T a b a s c o (E n l a . . o p . c it., p. 141-142.

280
Bajo la férula del centralismo

tos que obsequió al Dr. Mestre Ghigliazza i que éste transcribió


en una nota de sus “Documentos y Datos para la Historia de
Tabasco”, en lo conducente dice: “Posesionados de la ciudad
ocuparon los barrios de Esquipulas, Concepción, con más el Cen­
tro, hasta Santa Cruz. Gutiérrez atrincherado desde un fortín
que construyó en la loma de la Encarnación (hoy 5 de Mayo),
por toda la calle del mismo nombre hasta la desembocadura de la
plaza de la Constitución, sostuvo los fuegos y avances del enemi­
go por más de treinta días, al fin de los cuales los Maldonado,
no pudiendo tomar la plaza levantaron el sitio, retirándose del
lugar. El día antes al de su retirada hicieron los Maldonado un
último esfuerzo, rompiendo sus fuegos de artillería y fusilería
desde el amanecer hasta muy entrada la tarde, cuyos fuegos fue­
ron contestados con tesón. Ese día fué de gran sensación y con­
flicto, pues en medio de tan rudo combate se incendiaron varias
casas del Oeste del fuerte principal, dilatándose ese elemento des­
tructor sobre el barrio de Esquipulas con fuerza . . . Al día si­
guiente, levantando el sitio y abandonado el campamento, tuvo
lugar un gran saqueo del comercio de la ciudad,1 cuyos estable­
cimientos en general fueron abiertos y entregados a las tropas,
que por disposición de sus jefes salieron de sus atrincheramientos
y se lanzaron sobre el comercio, apoderándose de cuantas mer­
cancías encontraron. Este hecho lamentable tuvo lugar, tanto
porque se creyó que el comercio, como aliado de los Maldonado,
cooperó a los hechos de armas que estos habían ejercido, cuanto
como una recompensa a las tropas que sostuvieron con abnega­
ción la dignidad del Gobierno durante los aciagos días del sitio.
Muchas personas que en aquellos momentos salieron de sus es­
condites, se aprovecharon también de tal desorden, tomando parte
en la rapiña. . . ”

E l e u t iír io P ér ez A n d r a d e *

A continuación presentamos el fragmento de una carta, rescatado


por Rómulo Becerra Fabre y Justo Cecilio Santa Anna en la obra

1 Este saqueo fue llevado a cabo por las tropas centralistas. (N. del C.)
En Manuel Gil y Sáenz. Compendio. . . , op. cit., p. LII.

281
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de Gil y Sáenz, que complementa la etapa que estamos tratando.

“Como me he propuesto al escribir a uds. esta carta, llenar


los vacíos que en su historia dejó el Sr. Gil y Sáenz, voy a referir
aquí con más exactitud los acontecimientos del año de 1,840.
Pronunciado D. Fernando Nicolás Maldonado en Jonuta contra
la administración centralista del General D. Ignacio Gutiérrez,
después de pasar por Tepetitán y Macuspana, se vino a Jalapa
atravesando el río en la noche y llevándose consigo todas las ca­
noas que estaban de este lado de la población, acampando con
sus tropas en la finca “Buena Vida” que fue de D. Salvador Oro-
peza. El Gral. Gutiérrez con un pie de tropas regulares fuerte
de cuatrocientos hombres, que desde hacía dos días permanecía
en los Cacaos, al saber que Maldonado se había movido del ran­
cho “Las Lajas”, emprendió su marcha a las siete de la noche
rumbo a Jalapa, distante de los Cacaos tres leguas y media. Llega
a Jalapa, no averigua el paradero del enemigo, divide sus fuerzas
en dos secciones, éstas se encuentran por rumbos opuestos y sin
reconocerse se baten entre sí, mientras Maldonado del otro lado
del río les dirije varios disparos de artillería al grito de ¡viva la
federación! y levantando inmediatamente el campo se marcha
para Tacotalpa y Teapa, dejando a Gutiérrez burlado y con va­
rios muertos y heridos que sus mismas tropas se hicieron mutua­
mente. [. . . ] en Cunduacán [. . . ] esquivando el combatef,] se
vino por caminos extraviados a poner sitio a la Capital ocupando
los barrios y las márgenes del río sin que en los cuarenta días
durante los cuales la artillería de ambas fuerzas estuvo escom­
brando los edificios de la ciudad, se declarara la victoria por nin­
guno de los combatientes, hasta que Maldonado despechado por
no poder tomar las trincheras y desalojar a Gutiérrez, levantó el
campo y se embarcó para Campeche, dejando comprometidos a
sus compañeros de armas”.

282
Bajo la férula de! centralismo

LA ESCUADRILLA TEXANA
Y EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Los rebeldes ocuparon Frontera y la aduana de San Juan Bau­


tista provocando un descenso económico. Ante ello, Gutiérrez
solicitó recursos al gobierno general, que se vio obligado a negar­
los. Por su parte, Maldonado partió a Campeche donde encontró
al general Juan Pablo Anaya (quien había salido de Nueva Or-
leáns tras ser expulsado por el gobierno centralista de Bustaman­
te). Junto con Anaya, el cubano Francisco de Sentmanat aparece
en escena; ambos se habían dirigido a Campeche y Yucatán para
ponerse a las órdenes del gobierno federalista de la península.
Maldonado se entendió con Anaya y se puso a sus órdenes,
reconociendo al antiguo insurgente como su superior, para dirigir
las operaciones militares en Tabasco, lo que fue aceptado por el
general Anaya. Éste contrató el 6 de agosto con el comodoro
L. W. Moore los servicios de tres buques de guerra texanos que
estaban en Campeche ofreciendo sus servicios a Yucatán para
atacar al centralismo; Anaya se entendió con él ofreciéndole
$25 000 que pagaría el Estado de Tabasco una vez libertado de
las fuerzas bustamanistas.
La escuadrilla texana estaba formada por el vapor Zavala, las
corbetas Austin y el San Bernardo, al mando del comodoro Moore
y los capitanes Lothrope y Sceger.
El 18 de agosio salieron para Frontera en el Océano, el gene­
ral don Pablo Anaya, don Fernando Nicolás Maldonado, don
Pablo Celerain, don Francisco de Sentmanat y varios otros aven­
tureros, llegando a Frontera el 29 de ese mismo agosto.
El general Anaya se quedó en el pueblo de Guadalupe de la
Frontera con algunos voluntarios a esperar los buques texanos
que llegaron a ese lugar a principios de septiembre; Maldonado
con 380 hombres salió rumbo a Macuspana para de allí partir a
Jalapa y Cacaos; entretanto Sentmanat partió con 100 hombres
rumbo a Dos Bocas, la barra de Santa Anna, dio después un ro­
* Historia. . op. cit., p. 228-230 (selección).

283
Arias G. / Lait J. / Sepúlveda O.

deo para entrar a Huimanguillo y a San Antonio donde llegó a


principios de septiembre; allí se le agregaron los federalistas al
mando de los hermanos Zentella. El 16 de ese mes de septiem­
bre, por la madrugada, atacó Sentmanat con 60 hombres a Cun-
duacán, donde estaban 200 Voluntarios de la Patria al mando de
don Evaristo Sánchez. [. . . ]
Este jefe estuvo celebrando la Independencia la noche anterior
en un animado baile en la plaza del pueblo, y en la madrugada
se fue a su domicilio a descansar, el resto de los voluntarios es­
taban dispersos en Cunduacán cuando fueron atacados inespera­
damente por la gente de Sentmanat que dispersaron a los pocos
voluntarios que allí se encontraban. La gente de Sentmanat rodeó
la casa del capitán Sánchez, el que fue reducido a prisión por los
federalistas. [. . .]
[. . . ] Sánchez fue sometido a un ligero consejo de guerra y sen­
tenciado a ser pasado por las armas [ . . . ] , no valiendo los ruegos
de su familia ni fuertes sumas de dinero que se ofreció por la
vida de Sánchez que al fin fue fusilado al medio día, al pie del
monumento de la Constitución de 1812 que el Pbro. Fray Eduar­
do de Cárdenas, levantó en la plaza de Cunduacán. Sentmanat
tenía en sus filas a varios federalistas de Cunduacán, enemigos
jurados del centralismo y de Sánchez, que recibían de espías y
partidarios residentes en esa villa informes del movimiento de
tropas. Fue así [. . .] capturado y preso el valiente campeón del
centralismo en la Chontalpa don José Evaristo Sánchez. Antes
de morir hizo su testamento con todo valor y escribió una carta
de despedida a su esposa.
Sánchez había quedado como recio baluarte en la defensa del
centralismo [ . . . ] , mientras el grueso de las tropas gobiernistas
se reconcentraban en la capital del Estado, para esperar y dar un
golpe de muerte a los federalistas. Rudo golpe fue pues, para el
general Gutiérrez la desaparición de Sánchez y la dispersión de
los voluntarios de Cunduacán en esa dura campaña.
El general Gutiérrez solicitó tropas a los Departamentos de
Veracruz, Chiapas y Oaxaca. El general don Guadalupe Victoria,
comandante general de Veracruz envió a Huimanguillo 500 hom­
bres al mando del teniente coronel don Amalio Alarcón, que a

284
Bajo la férula del centralismo

principios de octubre avanzó sobre San Antonio y Cunduacán, al


saber que Sentmanat había tomado Comalcalco donde se le unió
don Francisco Olave (español) y su tropa.
Gutiérrez entre tanto, ordenó saliese el teniente coronel don
Mariano Cornejo a combatir a Maldonado en los Cacaos. El co­
ronel don Joaquín Rodal que era el comandante militar de la 8a.
Sección de Veracruz, con sede en Huimanguillo fue invitado por
Gutiérrez a combatir a Sentmanat en la Chontalpa; por tal moti­
vo Rodal pasó de Huimanguillo a San Antonio y de allí a Cun­
duacán a unirse con el coronel Alarcón, que seguía en ese pueblo
guarneciendo esa plaza. Cornejo a su vez, recibió órdenes de
dejar Cacaos y salir violentamente para Jalpa y Cunduacán, si­
tuarse allí reemplazando a Alarcón. Rodal fue comisionado para
atacar a Sentmanat en Comalcalco, siendo Rodal el que pidió se
le agregase Alarcón [. . . ] y Cornejo [. . . ]
Rodal y Alarcón salieron el 24 de octubre para Comalcalco,
no esperando a Cornejo que se detuvo en Cunduacán a rehacer su
gente y avanzaron confiados en sorprender a Sentmanat, por la
calle del Puente (hoy de Gregorio Méndez) rumbo al cuartel que
estaba al fondo, junto a la iglesia. [. . .]

R ó m u l o B ecerra F abre y
J u sto C e c il io S anta A n n a *

[Queremos] referir este episodio con alguna minuciosidad, porque


es uno de los más notables en la historia de nuestras revoluciones
locales, y porque él dio a conocer en el Estado al famoso aven­
turero D. Francisco de Sentmanat, quien desde aquella fecha fue
respetado y temido por sus enemigos.
Enfermo de fiebre se hallaba Sentmanat, en una casa cercana
a la iglesia de Comalcalco y sus hombres descuidados, á la sazón
que Olave hacía correrías y requisiciones de armas por los vecin­
darios cercanos, cuando las tropas del gobierno penetraron una
mañana en la población. Hubieran sido derrotados y tal vez he­
chos prisioneros todos los pronunciados, a no ser por el cura que

1 En Manuel Gil y Sáenz, C o m p e n d i o , o p . c it., p. LUI (selección)-

285
Arias G. / Lent J. / Sepulveda O.

celebraba misa a aquella hora, el cual al volverse hacia sus feli­


greses para darles la bendición, miró a lo lejos por las últimas
casas del pu«blo. pues desde la iglesia se domina toda la calle
principal de Comalcalco, miró decíamos, los chacos forrados de
tela roja y percibió el brillo de bayonetas de los veteranos de Gu­
tiérrez, y dirigiéndose al sacristán que estaba hincado a sus pies,
le dijo: “Avisa a Sentmanat sin perder momento, que el enemigo
está entrando en el pueblo”, orden que no se hizo repetir el ser­
vidor del altar, yendo a poner al tanto de lo que ocurría a la?
fuerzas acuarteladas cerca de la plaza.
En el acto Sentmanat con aquella decisión pronta y lúcida que
era su más relevante cualidad de soldados, se puso a la cabeza
de quince hombres, dejó otros tantos en el cuartel, y dando un
rodeo rápido cayó sobre los asaltantes por la retaguardia, en
momentos en que estos atacaban furiosamente a la tropa dei
cuartel.
La sorpresa que tan atrevido movimiento causó en las colum­
nas del gobierno y la circunstancia de tener casi todo el parque
mojado, por haber recibido algunos momentos antes un copioso
aguacero, infundieron gran espanto entre aquellas, espanto que
bien pronto se convirtió en pánico, retirándose los asaltantes en
desordenada fuga.
Algunas horas más tarde, llegó Olave con sus jinetes y marchó
inmediatamente en persecución de los vencidos, con el fin de
hostilizarlos durante le retirada.

R er n a rd o d e l á g u il a *

Los federalistas fueron adueñándose de puntos clave. Sentmanat


controló la Chontalpa tras haber derrotado a Cornejo en Cundua-
cán; Fernando Maldonado dominó la región de Cacaos, Jalapa,
Teapa y Tacotalpa; Justo Santa Anna logró Jonuta, Macuspana
y Tepetitán, mientras que Anaya y Miguel Bruno se habían esta­
blecido en Frontera con la escuadrilla texana. En tan crítica si­
tuación, Gutiérrez escribió el 15 de noviembre de 1840 a Anaya
* T a b a s c o ( E n la . . .) , o p . c it., p. 142-143.

286
Bajo la férula deI centralismo

para tratar la rendición; al no obtener respuesta, se dirigió a Sent-


manat establecido en A tasta.

El acta de Capitulación de la guarnición de San Juan Bautista


es de fecha 17 de noviembre de 1840, firmada en el pueblo de
Atasta, interviniendo en ella los Tenientes Coroneles D. José
Alonso Fernández i D. Manuel María Escobar, por la guarnición
de la plaza, i los Capitanes D. José Ma. Centella y IX Vicente
Talledos, por las fuerzas federalistas, i ratificadas por el Gral.
José Ignacio Gutiérrez i por D. Francisco de Sentmanat.
El propio Gral. Gutiérrez, [. . .] dice: “Celebro entonces una
junta de guerra, como consta del acta impresa; y todos los Sres.
jefes y oficiales convienen en que no quedaba más recurso que
una honrosa capitulación. . . De acuerdo, pues, con la junta es­
cribí sobre la materia al Sr. General don Juan Pablo Anaya, que
se hallaba en la barra principal, y observando que tardaba la con­
testación, dispuse que dos jefes pasasen a presentar a Sentmanat
mi respuesta a un oficio muy atento y respetuoso que me había
dirigido desde el mencionado pueblo de Atasta. . . Séame permi­
tido decir en elogio de Sentmanat, que se portó en aquella vez
como un noble caballero; que se prestó a cuanto le exigí para la
más honrosa capitulación, y que en todo lo que le fue posible
observó e hizo observar los principales artículos de la misma ca­
pitulación . . . ”

LOS VISITANTES
Visita del obispo Guerra y origen
del primer teatro
D ió g en f .s L ó p e z R e y e s *

f. . .] LEn 1835] llegó a San Juan Bautista, procedente de Méri-


da, Campeche, El Carmen, y Frontera, el Obispo de Yucatán
doctor José María Guerra, en su primera visita pastoral después
de haber obtenido el pase a sus Bulas y haber sido consagrado
en la ciudad de México en la iglesia de San Bernardo, en julio
* H is to r ia . . . , o p . c it., p . 204-217 (selección).

287
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

del año anterior. El Obispo Guerra fue el último prelado yucate-


co que visitó a Tabasco cuando éste era una simple Vicaría. Iba
acompañado de su secretario y algunos familiares, en el vapor
Guadalupe Hidalgo; fue recibido con entusiasmo en el barranco
del Grijalva por la grey católica de la capital, alojándose en la
casa cural del vicario Marcín, después el Obispado, en la calle
de Esquipulas. Entre los festejos que le hicieron hubo pastorelas,
números artísticos y teatro por aficionados (lo que dio origen a
fines de este año de 1835 con motivo de las fiestas guadalupanas
del 12 de diciembre, a la formación del primer teatro del Estado,
el de San Juan, [. . . ]
Días más tarde salió el Obispo para Cúnduacán, donde tomó
empeño porque se terminase pronto la iglesia parroquial de esa
villa; después visitó San Antonio, Teapa, Macuspana, Tacotalpa
y Jalpa; regresando a fines de mayo a San Juan Bautista, donde
dio su aprobación a lo actuado por su vicario Marcín. El 2 de
junio salió para Yucatán.
El 12 de diciembre de 1837 se inaugura el teatro San Juan,
construido por el Ayuntamiento de la capital de Tabasco, conti­
guo a la Plaza de Armas; era de reja criolla, madera y setos.
Tenía su patio en lo que es la luneta, donde se aglomeraba la
gente llamada de “bronce”, en la parte baja; su cazuela y palcos.
El foro con su apuntador, candilejas de aceite y guardabrisas con
veladoras. Estuvo situado en donde está la casa construida por
don Mariano Olivera, hoy “Café Portales”. Unas veces la comuna
lo empleaba para fiestas cívicas o religiosas, y otras lo arrienda
a empresarios particulares de comedia, circo, prestidigitación, etc.

288
Bajo la férula del centralismo

I)OS DÍAS EN LA CAPITAL DE TARASCO.


(CARTA DE AUTOR INCÓGNITO
A JOSÉ TURRISA) *
M a n u e l M e st r e G h ig l ia z z a **

[. . .] Ignoro el nombre del autor de esta carta, en verdad intere­


sante, dirigida a José Turrisa, anagrama, como es sabido del emi­
nente yucateco Dr. Justo Sierra O’Reilly. Parece que se publicó
en algún periódico de Tabasco, de donde la reprodujo EL SIGLO
DIEZ Y NUEVE. De dicho periódico tabasqueño son las notas
que no llevan al fin las iniciales del compilador [M. M. G.]. Aun­
que no se expresa exactamente el año en que se escribió la carta,
creo que fue éste el de 1831.'
A pesar de que Manuel Mestre considera que esta carta y la
siguiente datan de 1831, en ellas se menciona a Tabasco como
Departamento; por ello, pensamos que fueron escritas después de
1835, durante el centralismo. Mestre menciona que el comandan­
te al que se alude en la primera, es Palomino; sin embargo, este
dato es dudoso.
No hay pueblo que no presente algún interés en el conocimien­
to de sus usos, trajes y costumbres, y tal vez hasta en sus preo­
cupaciones; y cuando no es posible verlos y estudiar de cerca sus
fisonomías y caracteres, siempre es curioso saber las diferencias
que los distinguen, y tener una idea aproximada de sus costumbres
y habitudes, de sus virtudes y sus vicios, y de sus inclinaciones
más marcadas. La carta de un amigo a otro que vamos a publi­
car, en la que ligeramente se describe al pueblo de esta capital y
lo más notable de ella, será el objeto de este artículo; y si la rá­
pida ojeada de dos días no se considera suficiente para la pintura
de un gran cuadro de hombres y de cosas, bastará la proximidad

* El Siplo Diez y Nueve, periódico oficial del Departamento de Yuca­


tán, Mérida 10 y 12 de ¡ulio de 1845, en Manuel Mestre Ghigliazza. Do­
cumentos y datos. . . , op. cit . vol. 2, p. 336-350.
** Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 2, p. 336.
1 Esto corresponde a una nota aclaratoria de Mestre. (N. del C.)

289
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

a la verdad, la exactitud de los perfiles y la pureza de proporción


de los colores para no deber exigirse más. Creemos que estos
elementos se hallan en la carta a que nos referimos, y que debe­
mos al amigo que la recibió, por lo que la insertamos a conti­
nuación.2
Sr. D. José Turrisa
San Juan Bautista, Diciembre 13 de 183. . .
Mi estimado amigo:
Son las diez de la noche, y a las once deberé cruzar el río, y
aprovechándome de la luna seguir mi destino a la capital de
Chiapas; pero antes quiero darte una ligera idea de lo que he vis­
to en esta ciudad, durante las cuarenta y ocho horas que he
permanecido en ella. Anteanoche a esta misma hora llegué de la
Frontera en el vapor. . . Cuando subíamos las 24 leguas de río
que separan a esta capital de aquel pueblo, situado a tres millas
de la mar, recibí mil agradables sensaciones que no me detendré
en describir; mas de paso te diré que las hermosas vistas campes­
tres que se sucedían en una y otra orilla, y la asombrosa vegeta­
ción que decoraba todas las perspectivas, embargaban mis pensa­
mientos y me extasiaban: deseaba no llegar tan pronto.
Luego que atracamos al barranco, una multitud de curiosos
nos esperaba, avisados por el humo y el ruido precursor de nues­
tro buque; había una hermosa luna, y las tiendas y casas se halla­
ban abiertas. Una música lejana y un brillo extraordinario de
luces que se reflejaban en la atmósfera, me hizo conocer que
había alguna fiesta. No me equivocaba: era la víspera de Nuestra
Sra. de Guadalupe, que aquí, como en todas nuestras ciudades,
se celebraba. Aunque desde antes que llegásemos observé confu­
samente más iluminación de la que es común en cualquiera parte
en casos semejantes, mi sorpresa fué grande y agradable cuando
me interné por una de las calles de esta capital. Millares de velas
encendidas, enfiladas simétricamente y afirmadas sobre sus bases,
a lo largo de las escarpas, figuraban serpientes de fuego que re­
posaban en las orillas de los arroyos de luz a que se semejaban
2 Los editores del periódico escribieron este texto como introducción.
(N. del C.)

290
Bajo la férula del centralismo

las tortuosas calles de esta ciudad. Las ventanas y balcones se


hallaban iluminados también con guardabrisas o faroles.
Informado de la casa del Sr. L. . . . Cónsul df . . . 3 a quien
vine recomendado, me dirigí a aquella, mas supe que se hallaba
en un baile público; y como a la vez se me informó por un de­
pendiente de la casa, que cualquiera puede aquí concurrir a un
baile sin ser convidado, con tal que se presente con decencia, pues
sólo se dirigen convites a los esposos o padres de familia, me
decidí a ir al baile. Este se daba en una casa baja por la calle de
la Encarnación. Al entrar solicité por el Cónsul L. . . . quien
después de saber mi nombre me presentó a algunos de sus amigos,
y desde ese momento empecé a participar de la alegría general
que reinaba en la concurrencia. El pequeño salón estaba adorna­
do con elegante sencillez, y ardían cien velas de esperma en las
bombas y candelabros. La música era pasable; pero las señoritas,
que serían como veinte, sin las que sólo miraban el espectáculo o
acompañaban a aquellas, estaban hermosa y ricamente ataviadas,
al corriente de nuestras últimas modas, y danzaban con gracia y
señorío. Las tabasqueñas, generalmente hablando, si no son suma­
mente bellas, no puede negarse que son regularmente hermosas,
graciosas sin coquetería, y de una candidez y modestia encanta­
doras. No son tan blancas ni sobresale en ellas el color rosado
de los climas fríos o templados; pero su blancura y suave palidez
se parece bastante al color de las perlas finas. No usan de afei­
tes ni pinturas, y por esto se les ve lo mismo de día que por la
noche: las aguas puras de su hermoso río son su único polvillo
y colorete.
Los hombres, aunque de día se visten comunmente de lienzos
finos, por lo ardiente del clima, en el baile estaban de fraques
negros de paño, y pantalones de lo mismo o de driles blancos.
Después de las cuadrillas, contradanzas y valses de costumbre, se
tocó un jarabe, que bailó una señorita con mucha gracia. Las de­
más, según se me informó, aunque afectas privadamente a este y
otros zapateados, se negaron a salir por cortedad o gazmoñería,
o tal vez porque conocían su inferioridad respecto de la señorita a
quien se escogió. Mas en seguida oí cantar una cancioncilla acom-
■' Ignoro quién era este Cónsul. (M. M. G.)

293
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pañada de la música, de que no tenía idea: era, según supe, el


Saca el suyo. Una traviesa señorita se presentó sola en medio del
salón, en medio de mil aplausos, y después de haber bailado
como cinco minutos, se fué luego a elegir a un compañero, que
procuró buscar entre los hombres que no habían bailado, quien
por cortesía no pudo negarse, y se presentó tembloroso y cortado
a bailar algunos instantes con aquella dama. Ésta en seguida se
retiró y dejó a mi hombre más muerto que vivo, bailando solo,
sin más acompañamiento que los ruidosos aplausos de los cóco­
ras; pero avisado por el estribillo de la tonada, que busque com­
paña, que busque compaña, se vengó a su vez, designando a otra
dama que también se presente gustosa y desembarazada, pues en
estas elecciones regularmente tiene más parte la galantería que el
deseo de comprometer; aquél se retiró en seguida, enjugándose
el sudor glacial que le acometió, y la otra volvió a escoger a otro
caballero; repitiéndose estos cambios, hasta que casi se pasó re­
vista de los que no habían querido bailar voluntariamente. Yo y
algunos más nos escabullimos silenciosamente, y nos libramos de
que se nos presentase en espectáculo.'1
Serían las tres de la mañana siguiente cuando se acabó el bai­
le, y me retiré acompañado del Cónsul, en cuya casa dormí muy
bien hasta el amanecer.
Ayer como a las siete, después de un buen desayuno, me llevó
el Cónsul a pasear por la orilla del río. Cincuenta tiendas, por lo
menos, están sobre el barranco, y casi todas tienen por delante
muy bonitos corredores. En la orilla izquierda del río, sobre la
que nos hallábamos, se veían como doscientas canoas de diversos
tamaños, cargadas de maíz, cacao, frijol, leña, pescado, frutas y
otras mil producciones del país. Este es el mercado público, pues
no hay otro lugar destinado a este efecto; pero seguramente no se
necesita, pues el cargamento de tantas canoas no podría transpor­
tarse fácilmente a otra parte, sino con gran perjuicio de sus due­

1 Ya no subsiste tal costumbre en esta capital. Sólo se nota todavía en


los pueblos del Departamento: hoy nuestros bailes son más circunspectos,
La concurrencia de señoritas es mayor, y aun la libertad de asistir a cual­
quiera sin previo convite, sin más que por presentarse con decencia, se va
disminuyendo, y pronto no existirá.

292
Bajo la férula del centralismo

ños. Además, la proximidad de los corredores de las tiendas, que


distan doce o quince pasos del río, sirven para que se liberten del
sol o de una lluvia imprevistas vendedores y compradores. Entre
unos y otros habrían quinientas personas reunidas, formando to­
das una algarabía.
Después de habernos divertido mucho con aquellas escenas
animadas, variadas y tan comunes en estos casos, y después de
habernos reído de los gritos de mujeres y muchachos, de la rapa­
cidad de algunos soldados,"’ de la sencillez de los chasqueados,
de los regateos y agudezas de la gente de bronce, de los requiebros
y amoríos prosaicos, de la coquetería y galantería eminentemente
democráticas, etc., etc., nos retiramos y dimos vuelta por la con­
fluencia del Jícaro y el Crijalva. El Jícaro es un arroyo que sólo
tiene agua durante cuatro o cinco meses del año, y sobre él se
halla un puente de madera, de regular forma y mediana solidez.6
Seguimos por una gran calle semi-circular nombrada El Calvario,
y ciertamente merece este nombre, pues está situada sobre una
altura que domina a la ciudad. Presenta diversos puntos de vista
muy interesantes, pero es muy desigual y barrancosa.7 Desembo­
ca, como un río, en otra más larga y la más ancha de esta ciu­
dad, aunque tampoco es recta sino a trechos: la llaman de Es-
quipulas, y es la más concurrida, pues por ella pasan diariamente
los habitantes de dos pueblos inmediatos, nombrados Atasta, el
uno, y Tamulté el otro, de los que se abastece esta ciudad de la
mayor parte de víveres y hortalizas.
Mi compañero me invitó a pasar a ver el Campo Santo, que
se halla casi al fin de aquella calle. Este tristísimo lugar forma
un cuadrilongo; tiene una fachada común, un pórtico que fué
bueno y dos paredes laterales de dos varas de altura, y el fondo,
[ . . . ] por hacerse! Las vacas y cerdos se paseaban pacífica y

•’ En el día nuestros soldados están mejor tratados y atendidos, y ha


mejorado su disciplina y moralidad.
*> Hoy tenemos un vistoso puente de mampostería, de tres arcos, sólida
y hermosamente construido, gracias, principalmente, al Ayuntamiento de
1841 que lo empezó, a Don Francisco Scntmanat que lo adelantó conside­
rablemente, y al General Ampudia que le dió la última mano.
; Esta calle es la que ahora se llama de Zaragoza, da vuelta por la Cruz
Verde y desemboca en la de la Constitución. (M. M. G.)

293
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

libremente sobre aquel lugar sagrado, y surcaban plácidamente


el terreno que encierra los restos venerables de diez mil cristianos,
que son los que probablemente han sido sepultados allí desde que
se le dió el inmerecido nombre de Campo Santo. Mi compañero
me hizo notar que este abandono criminal causaba el horror que
generalmente se tiene a este último asilo de los hombres; y que
solamente los muy pobres estaban sentenciados a ser el juguete
de animales inmundos, cuando no su propio pasto, como alguna
vez ha sucedido; que los que podían pagar una contribución, dis­
frazada con el nombre de limosna, a los dueños de las iglesias
(pues las dos únicas que hay son de propiedad particular, cada
una de su respectivo barrio), éstos únicamente disfrutaban del
privilegio de sepultar a sus deudos o amigos, en la misma casa
del Señor, y que cuanto más dinero se pagaba a los traficantes de
iglesias, más inmediatos al tabernáculo depositaban a sus distin­
guidos muertos. Me horroricé de esta aristocrática costumbre, e
iba a cargar de imprecaciones a los culpables de este vergonzoso
manejo, cuando mi filósofo compañero me hizo observar, que pues
el pueblo soportaba humilde y pasivamente a un Gobernador tan
apático, a una Municipalidad tan descuidada, y a un cura tan
olvidado de sus deberes,8*lodebía sufrir (el pueblo) las consecuen­
cias de su servil mansedumbre.
Luego nos regresamos por la misma calle de Esquipulas, y en­
tramos en la iglesia de este nombre, la cual sirve de parroquia
bajo la advocación del Señor de Esquipulas; es una efigie de
buena escultura, aunque el color del Señor es negro. Pregunté a

8 Ya no se entierra en las iglesias á cualquiera, pues la circular del Go­


bierno Provisional sobre esto, ha detenido un tanto la avaricia de los en­
cargados de las iglesias; mas todavía se permiten los antiguos traficantes
disponer que se sepulten en ellas a algunos muertos de las familias de sus
amigos, salvando únicamente las apariencias, y todavía al que dé un poco
más que antes se le concederá este favor, sin más que hacerlo a media no­
che. Pero el que llaman Campo Santo todavía está sirviendo de paseo, por
lo menos a los animales inmundos de las cercanías. El Sr. Cura de hoy, no
obstante, difiere mucho del que se habla en esta carta. Nos honramos con
su amistad, y sabemos que él desea y ha promovido alguna vez la compo­
sición del Cementerio general; pero él solo no pueda hacerlo, ni debe exi-
gírsele en justicia. A la Municipalidad corresponde más inmediatamente
este asunto.

294
Bajo la férula del centralismo

uno de los sacristanes por qué es de este color aquella imagen,


y me respondió que porque así es el primitivo Señor de Esquipu-
las que se celebra en un pueblo de este nombre en Centro Amé­
rica. A respuesta tan concluyente no tuve qué replicar. En el
costado izquierdo del templo vi otro Crucificado que llaman
Señor de la Salud; me pareció una imagen muy perfecta, y en ésta
no había la anomalía del color que noté en la otra. En un altar
vi a San Juan Bautista, patrón de esta ciudad, y no era inferior
en escultura a los dos Crucificados. Ninguna otra imagen me
llamó la atención, y menos los altares que son comunísimos, de
muy mal gusto y están muy sucios.s
Según he podido observar y combinar los informes que he re­
cibido, el culto se halla aquí muy descuidado: los domingos no
se celebran sino dos misas a lo sumo, y entre días comunes una
u otra no más. Sólo hay sermones pagados10 en días señalados.
No hay sino tres o cuatro clérigos, de los que algunos viven como
a ciento cincuenta leguas de su Obispo, y un religioso honrado;
pero en obsequio de la justicia, debo decir que uno de estos po­
cos sacerdotes, a quien tuve el gusto de conocer, es un santo en
todo el sentido de la palabra: tiene el semblante de un predes­
tinado, la risa de un niño, y las maneras dulces y sencillas de un
hombre infinitamente bueno: este es el Padre D. Felipe Prado.11
Salimos de la iglesia de Esquipulas, que ocupa el punto más
culminante de la población, y descendimos por el suave declive
de una loma; atravesamos luego un puentecillo de manipostería
y pasábamos por la casa del Comandante General, cuando mi
compañero de paseo me recordó que debía yo presentarme a S. E.,
pues aunque ya lo había hecho al Prefecto, era un deber de más
que exigía, y debía yo cumplir con esta formalidad arbitraria.
Subimos las escaleras, y sin anunciarnos previamente, porque no

,J El año próximo pasado se han mejorado un poco los altares, y se aseó


regularmente esta iglesia; pero dista mucho de llegar al estado en que de­
seamos verla.
111 Desde que está encargado de la parroquia el actual Cura interino, no
faltan sermones en los días principales que recomiendan los Concilios.
11 Este venerable eclesiástico falleció en Marzo del año próximo pasado,
y su muerte fué generalmente sentida. Era en efecto uno de los hombres
más virtuosos que hemos conocido.

295
Arlas G. j Lau J. / Sepúlveda O.

había quien nos recibiese, tocamos una puerta y salió una vieja
a abrirla, diciéndonos que pasásemos adelante. S. E. tuvo la con­
descendencia de levantarse de la silla-cama que ocupaba, darnos
la mano y ofrecernos un sofá que aceptamos con gusto, y él vol­
vió a echarse sobre su lecho-silla de resortes. Se hallaba de bata
y de chinelas, en paños menores y fajado su abultado vientre con
una banda vieja carmesí. Aunque de pronto me ruborizó, el des­
embarazo de S. E. me hizo creer que ésta era su costumbre de
recibir visitas de mañana, aunque fuesen las doce del día, como
serían ya. Estaba el Comandante General acompañado de dos
viejas grifas, vestidas de enaguas de indiana, sin medias, con zapa­
tos de raso, tápalos de algodón encarnado, de flores y fleco, con
luengos rosarios de oro y corales, peines abultados de carey, guar­
necidos de oro, y grandes argollas también de oro en las orejas.
Aunque aquellas no se mezclaban en la conversación, cuchichea­
ban entre sí y manifestaban impaciencia por nuestra visita. S. E.
me hizo algunas preguntas sobre mi viaje, intercaló algunas sen­
tencias sobre política, y elogió en seguida al Presidente Bustaman­
te, de quien aseguró ser muy amigo. Me aproveché de un instante
de silencio para despedirme, como lo hicimos en efecto. S. E. pa­
rece ser poco afecto a libros, según los muy pocos que tenía; sin
embargo, noté una obra de Maquiavelo que tenía abierta.12
Al pasar por debajo del balcón de S. E. me pasó un lance pe­
sado y que luego me hizo reír. Un mono, pendiente de la balaus­
trada, se columpiaba graciosamente, y yo creía que tendría corta
la cuerda que lo sujetaba. Bajo este concepto caminaba tranqui­
lamente con mi compañero, cuando me siento arrebatar el som­
brero, y veo al infernal mono trepándose con él. Iba a subir hasta
el aposento de S. E. para recoger mi sombrero, cuando una vie­
ja de aquellas con una carcajada de Satanás, me lo botó desde el
balcón; le di las gracias, acompañando mis cumplidos de mil
maldiciones al mono, a su dueño y a la maldita vieja. Luego supe

12 El Comandante General de que aquí se habla es el Primer Ayudante


Francisco Palomino, del cual tratan muchos documentos en el primer tomo
de esta obra; el mismo que fué depuesto revolucionariamente el 4 de Ju­
nio de 1832 y enviado a poco preso a Veracruz. (M. M. G.)

296
Bajo la férula del centralismo

que es el mono favorito de S. E., y que cortésmente le llama el


tahasqueño.
De allí nos dirigimos a la plaza principal, que me parece es la
única que hay en esta ciudad. Es algo pequeña y de figura casi
cuadrada. La adornan algunos edificios cubiertos de teja, y de
mediana arquitectura; hay en ella dos casas de altos, las ruinas
de otra que también lo fué, y las demás, aun que bajas, tienen
arquerías a su frente.
Al pasar por la plaza nos hallamos con una procesión: era el
Divinísimo que se traía bajo de palio, con música, muchas luces
y bastante acompañamiento, principalmente de mujeres, cuyos tá­
palos de diversos colores y el cambio de posiciones que variaban
los matices, formaban una hermosa perspectiva que realzaban los
rayos del sol de medio día. Al informarme qué motivaba aquella
función extraordinaria, se me dijo que de esta manera se saca
siempre al Señor. No pude menos que expresar mi sorpresa por
el contraste que notaba entre las costumbres de un pueb'o en
cuya educación religiosa ha habido tanto descuido, y la especie
de pompa con que aquí sale siempre el Divinísimo, pues cierta­
mente no se ve en ninguna otra parte de la cristiandad; en las
capitales, principalmente, sólo por la campanilla y por cuatro fa­
roles que preceden al coche o la calesa, se conoce que es a Dios
a quien se lleva. No es posible desconocer, si, que en estas pro­
cesiones casi diarias, tiene mucha parte la novedad: a lo menos,
de cien mujeres que concurren con sus velas, la mitad son mucha­
chas que van riéndose de soslayo, cuchicheando entre sí o dis­
traídas y poco devotas; las otros son cincuenta viejas, que bien
por costumbre o por acompañar a sus hijas, concurren igualmen­
te, dejando tal vez sus casas de setos amarrados con un cordel
por fuera, satisfechas como lo están de que nadie las abrirá.
Eran como las dos de la tarde y estaba yo rendido. Mi amigo
lo conoció, y nos retiramos a casa por la calle llamada del Co­
mercio, que es bastante corta y estrecha por un extremo, y algo
menos por el otro. Vi algunas tiendas de ropa bastante surtidas,
y me pareció que había algún movimiento en los negocios.
A la tarde salimos otra vez a recorrer la ciudad. Fuimos pri­
mero al barrio que llaman de la Punta o de la Concepción, indis­

297
Arias G. / Lau J. / Septilveda O.

tintamente. En él se halla otra iglesia pequeña en que se celebra


a la Virgen de ese nombre. Esta ermita es sencilla en su cons­
trucción, y aseada interiormente; pero tan pobre en plata labrada
como la de Esquipulas. Aquí parece que no se hace hoy día le­
gado alguno a los templos, y si antiguamente los hubo han des­
aparecido completamente. [. . .] Unos cuantos candeleras, una u
otra lámpara pequeña, y la cruz alta y ciriales es casi toda la plata
labrada que observé en este día de solemnidad nacional. La Vir­
gen de Concepción que se celebraba en esta ermita desde ahora
cuatro días, podrá ser muy milagrosa, pero me pareció poco per­
fecta. Me dijeron que estaba mejor antes de que la retocasen hace
poco, y que por no haber aquí ningún escultor, se encargó de la
obra un adicionado que la empeoró. Ninguna otra imagen me
llamó la atención en esta iglesia; y ni en ella ni en la otra hay
órgano alguno; mucho menos un reloj que anunciase las horas a
los seis mil habitantes que tendrá esta capital. Aquí las horas se
tocan en uno de los cuarteles, con una pequeña campana que
manejan los centinelas, y se dirigen por una ampolleta de cuar­
tos, según me han asegurado.13 ¡Tú dirás con qué exactitud se
marcará aquí el tiempo a los mortales!
Después de visitar de paso la iglesia de la Concepción, en la
que se tocaba una mala música y se entonaban las vísperas por
sólo dos clérigos, nos dirigimos al lugar de la fiesta: éste es una
plazuela pequeña que está a espaldas de la ermita. En él vimos
tres hileras de garitas, y en ellas sólo se vendían refrescos, dulces
y licores.
Algo más allá de este lugar observamos una gran vela cuadra­
da, pendiente de cordeles y elevada como a diez varas del suelo.
Las bombas y faroles que simétricamente colocaban y los asien­
tos y bancas que enfilaban formando un grande círculo, me hizo
juzgar que sería algún baile que iba a darse. No me equivoqué,
porque luego que nos aproximamos se vino hacia nosotros una
de las dos viejas que encontramos haciendo la corte a S. E. el

ls Hoy estamos mejor; ni de este modo sabe nadie las horas, si no lleva
consigo un reloj. Era ya tiempo que nuestro Ayuntamiento tratase de esta­
blecer un reloj de campana, bien en la Parroquia o en la Casa Municipal;
es una necesidad pública que debe obsequiarse.

298
Bajo la férula del centralismo

Comandante General, que acompañada de algunas muchachas nos


convidó para su chancleteo. Dimos las gracias y ofrecimos volver,
como en efecto fuimos a la noche.
Y como serían las cinco y media de la tarde, mi compañero me
invitó a que fuésemos a dar una visitada al barrio del Jícaro, como
en efecto nos dirigimos a él, orillando el río de esta ciudad. El
suburbio de ese nombre está del otro lado de un arroyo que
igualmente se llama así. Mas sin necesidad de pasar por el puen­
te descendimos por el cauce seco y arenoso del arroyo, pues sólo
una tercera parte del año corre en una dirección de dos leguas,
hasta entrar en el río González y recibiendo sus aguas del Grijal­
va. Este paseo, campestre en cierta manera, me agradó mucho.
El barrio por el que anduvimos es la parte mejor situada de esta
ciudad. Está en una llanura alfombrada de una grama eterna­
mente verde, sembrada de multitud de árboles frutales, con her­
mosa vista al río. El piso es de una altura irregular, y se halla
animada la escena por multitud de vacas mansas que pacen por
todas direcciones y proveen de leche a la ciudad. La falta de bue­
nos edificios en este barrio, pues a excepción de tres o cuatro
casas de manipostería y teja, las demás son de guano y setos, con­
tribuye tal vez a hacer más ameno este paraje, por asemejarse
tanto a un caserío campestre. Parece que este es el paseo favorito
de muchas gentes.
Mi compañero me hizo notar la algazara de unas mujeres que
cargaban canastos de arenas, unas, y cántaros de agua, otras,
auxiliando a unos hombres que estaban mezclando cal y arena
para empezar a construir una iglesia en este barrio, dedicada a la
Santa Cruz, cuya falta es bastante notable, pero parece que este
es un proyecto bastante antiguo, y que de cuando en cuando se
promueve; se recogen algunas suscriciones, se hacen muy buenas
promesas de adelanto, se trabaja algunos días y después se aban­
dona, desapareciendo una considerable parte de los donativos que
se recaudan. Cuando se ha olvidado este industrioso manejo se
vuelve a tratar de levantar la iglesia, y se repiten las mismas
andanzas; entonces se hace un poco más, pero siempre se ahorra
algo en provecho del piadoso promovedor. No han faltado malig­
nos que comparen esta conducta a la que se observa con la cam­

299
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

paña de Tejas: muchas promesas, recaudación de donativos, y


después. . .
Regresamos por la calle principal del barrio, pasamos sobre el
puente y proseguimos por una calle tortuosa que nos condujo a
la Encarnación. Este nombre lleva la mejor calle de esta ciudad,
por su localidad, vistas pintorescas y ventilación, pues domina
al río y a una gran parte del caserío. Está situada en una de las
tres grandes lomas de esta capital, aunque todas son de un suave
descenso que permitiría el curso de los carruajes,14 cuya falta es
tan considerable en este país.
Descendimos de esta calle y dimos vuelta en la primera esqui­
na, con dirección a casa. Allí se nos reunieron algunos amigos con
quienes tomamos buenos vasos de cerveza.
A las ocho nos fuimos al baile de la Punta, el que estaba ya
bastante concurrido. Habían como cincuenta muchachas y unas
veinte cotorronas; todas estaban vestidas de enaguas de museli­
na blanca o zarazas bonitas, de huipilitos o camisas bordadas de
seda y guarnecidas de encajes finos, de medias de seda o de al­
godón rejilladas, enormes peines de carey, adornados de planchas
y filigrana de oro, con piedras o perlas finas engarzadas, y are­
tes o argollas también de oro. Al bailar alzaban con bastante
gracia una parte de la enagua, para dar lugar a los blancos fus­
tanes rejillados o bordados de seda de colores, con ricos encajes
plegados en la orilla. A las bailadoras más bonitas llovían galas,
que consisten en ponerlas un sombrero en la cabeza que al acabar
de bailar se rescataba con un peso fuerte, una peseta o medio
real, según la cara de la bailadora o las posibilidades del dueño
del sombrero. Las tabasqueñas del pueblo son de fisonomía viva
y espiritual, pero no son notablemente hermosas, aunque sí de
facciones bastante regulares y expresivas y de talles graciosos,
que lucen favorablemente por el uso de las enaguas que permite
ostentar una cintura delgada. El color más dominante en aquellas
es el de canela, y en algunas las sombras son más marcadas, hasta

14 Efectivamente corren ya por estas lomas uno u otro quitrín [carruaje


abierto de dos ruedas y con una fila de asientos] y algunas carretas, a Desar
de la guerra que éstas han sufrido por algunos ignorantes, que quisieran
vemos todavía vestidos de cuero y con nuestras flechas en las espaldas.

300
Bajo la férula del centralismo

el de clavo de especia.
Serían las once cuando nos retiramos; y una puerta abierta y
alumbrada extraordinariamente en el interior, de la que unos sa­
lían y otros entraban, me llamó la atención y deseé saber qué
habría en ella. Mi compañero me hizo saber que era la casa de
juego de la fiesta, pues has de estar en que aquí no hay fiesta sin
partidas, y que el santo que se celebra tiene parte en ellas, pues
el montero tiene que sacar de caballos para ayudar los gastos de
la función. Me sorprendió este modo de arbitrar recursos, cuando
se trata de solemnizar una fiesta; pero mi amigo, que está acos­
tumbrado a estas modas, se sonrió filosóficamente y yo tuve que
callarme. La partida tendría 500 pesos de fondo y circularían
otros tantos en los apuntes. Entre ellos observé a S. E. el Co­
mandante General, que se divertía como uno de tantos, y estaba
rodeado de gentuza de ambos sexos y de muy pocas personas
decentes. No me detendré en describirte las escenas tan comunes
en estos casos: juramentos de una parte, maldiciones de otra,
risas de contento por aquí, gestos de impaciencia por allá, el humo
espeso del tabaco de este lado y el vapor de aguardiente de aquel
otro; sentados algunos, parados los más, y cegados en el juego
todos. Uno charlaba en voz alta, como si estuviese en su propia
casa, y otro hablaba en voz tan baja a una de ellas, como si fuese
en la iglesia misma. Unos se iban con alguna ganancia, y otros
habían perdido hasta el valor de la última alhaja; éste prestaba a
aquel y el otro recibía un desaire en lugar del dinero que pedía.
Este cuadro se representaba, y te lo transmito brevemente sin el
interés de la novedad, pues esto mismo, poco más o menos, pasa
en todas partes en que aún dura esta monstruosa pasión del jue­
go de azar.
Salimos de esta casa de perdición, de la que sólo la Virgen
gana lo que le dejan sus mayordomos, y nos dirigíamos a la casa
de mi amigo en que yo posaba, cuando oímos música y gritos de
alegría en una casa de nuestro camino. Nos paramos un instante
a la puerta y vimos el cadáver de un niño a quien festejaban los
vecinos y amigas de la madre, mientras ésta se hallaba sumergida
en un mar de lágrimas. Me horripiló esta bárbara costumbre;
pero se me hizo notar que todo tiene sus motivos en este malvado

301
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mundo; que la madre hacía muy bien en llorar a su hijo perdido;


pero que los otros también hacían bien en divertirse con la mú­
sica, el juego de prendas, los dulces y chocolates que se repartían,
supuesto que era regular solemnizar el grado de ángel que sin
duda había adquirido aquel niño con su tránsito a los cielos. La
madre desolada no se conformaba tal vez con estos argumentos,
pero se sometía a la costumbre de cantar y llorar a la vez, so
pena de ser señalada con el dedo por sus vecinas y toda la cater­
va de viejas bien halladas en estos holgorios o velorios, que todo
viene a ser lo mismo. Nos retiramos pronto de este lugar en que
veía insultar a la naturaleza de esa manera.
Bastante cansado de tantas emociones como recibí el día de
ayer, anoche dormí un profundo sueño. Sin embargo, me levanté
bien temprano, y me fui solo al barranco u orilla del río, desde
donde vi elevarse majestuoso al padre de la luz, descollando por
entre unos azulados bosquecil'os, semejantes a pequeñas monta­
ñas, con que termina el hermoso horizonte que se desplega a la
orilla opuesta. Este lugar (la otra banda), apenas tiene tres o
cuatro casillas de paja y setos, y una u otra de teja, que sirven
para las fábricas de aguardiente. Extrañé mucho no ver poblada
esta parte de la ciudad, tan propia para haberla embellecido con
casas de campo y huertas o jardines, para lo que convida con
suma instancia la feracidad asombrosa del terreno virgen que fe­
cundiza periódicamente el río; pues aunque es muy poco bajo
aquel paraje, bien con levées, o bien con canales para que entra­
sen y saliesen ilbremente las aguas, el terreno se alzaría más
rápidamente y se mejoraría con el benéfico depósito que dejan
aquellas.
Después de dar un paso a lo lejos de la ciudad por esta parte,
me volví a mi posada a arreglar los negocios que tenía pendien­
tes en algunas casas de comercio.
En la mañana de hoy y por la tarde ha habido toros en la pla­
za de esta ciudad, en honor de la Virgen de la Concepción, cuya
fiesta dura aquí 22 o 29 días; el último es la octava, como si
durase sólo ocho. En todos hay concurrencia de gente a las ga­
ritas y al juego; algunas noches queman un árbol de fuego, y en
otras hay bailecitos, todo por la Virgen.

302
Bajo la férula del centralismo

Estuve hoy oyendo dianas todo el día; creí que hubiese algún
pronunciamiento o alguna gran noticia; pero se dijo que eran
preparativos para la comedia de esta noche. Efectivamente, desde
ayer vi trabajando en un ángulo de la plaza un teatro provisional,
que hoy han estado decorando á la ligera.'5
A sus lados se han construido palcos, también provisionales,
que esta tarde cuando fui a ver los toros, se estaban adornando
con cortinas y sobrecamas de colores, formándose pilastras de
muselina con lazos de cintas.
Los toros se redujeron a un cuadro de estacas, dos o tres de
estos animales que sacaban y metían alternativamente, ningún
tonto adentro y muchos afuera, que se contentaban con chiflar y
azuzar al toro desde donde podían hacerlo impunemente; pero
al fin era la reunión de todos: si no por los toros, con ver y ser
vistos estaban todos satisfechos. ¡Estas son todas nuestras fiestas!
A la oración nos volvimos a casa, a disponernos para ir a la
comedia. A las ocho en punto estábamos ya instalados en el pal­
co de un amigo que nos convidó, habiéndome visto agradable­
mente sorprendido por la brillante perspectiva que presentaba el
conjunto de los palcos. Todos estaban revestidos de zarazas y
tejidos de diversos colores, con adornos simétricos de cintas y fle­
cos, y alumbrados por cien bombas en que ardían otras tantas
velas de esperma, llenos casi todos de lo más selecto de la juven­
tud tabasqueña, que adornada de sus mejores trajes y luciendo sus
más preciosas joyas, realzado todo por la benéfica ilusión óptica,
producida por la luz artificial, parecía aquello un grupo de hu­
ríes con sus ojos y cabello negro, su color débilmente blanco y
la vivacidad de las miradas de las prometidas del Corán. La mú­
sica de cuerdas, mejor ejecutada que la noche del baile, contribuía
a hacer deliciosa esta noche que nunca olvidaré.
A las ocho y media se alzó el telón. Dos centinelas, colocados
opuestamente en el foro, mirando al patio, presentaron en este
instante sus armas, y apuntando a su flanco izquierdo, el uno y

15 Según me dijo hace muchos años mi finado amigo Mauricio Solís, ese
teatro se levantaba en el lugar que en la plaza de la Constitución y princi­
piando en la calle del Cinco de Mayo, ocupa hoy la casa de la respetable
señora viuda de Olivera. (M. M. G.)

303
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

al derecho, el otro, dispararon sus fusiles, como en señal de que


empezaba la función. Entonces salieron los actores, se enfilaron
en orden de batalla, se expusieron durante dos minutos a las mi­
radas públicas, y en seguida se corrió el telón.10
Después de un instante de música, se empezó la comedia. Si no
hubiera sido por un gracioso sin gracia, que quiso divertirse
más bien que divertirnos, con sus bufonadas indecentes y sus
equívocos obscenos, yo hubiera perdonado lo fatal de la repre­
sentación; mas me disgustó mucho este seudo gracioso, que desde
poco antes de la exposición de los actores, estuvo charlando fue­
ra del telón, paseándose, dirigiendo la palabra al público y as­
pirando a los aplausos y carcajadas de la gente de bronce que se
deleitaba con estas simplezas; y durante la comedia continuó
haciendo del gracioso, y permitiéndose conversar con el público.'7
Permanecí un rato más, anduve con mi amigo visitando algunos
palcos, y en el patio durante los entreactos, pues, en mi concepto,
tres cuartas partes de la población concurrió a este espectáculo; y
me retiré a casa, más bien a escribirte esta larga carta que a pre­
parar mi viaje, que emprenderé entre media hora. En mi tránsito
de aquí a San Cristóbal, acaso tendré asuntos de qué ocuparme
y volveré a escribirte mis observaciones, con la misma franque­
za y familiaridad con que he extendido estos borrones. Admite
el deseo que he tenido en complacerte, y manda como gustes a
quien siempre será tu afectísimo amigo.— L.

10 Ya no se usan en nuestras representaciones de aficionados, ni los cen­


tinelas ni sus escopetazos, y menos la breve salida general de actores para
enseñarse.
17 Nada de esto se permite ya en nuestros teatros provisionales. Éstos
han mejorado mucho de cinco años a la fecha.

304
Bajo la férula del centralismo

UNA MAÑANA EN EL AZUFRE,


HACIENDA DE GANADO EN LA FRONTERA
DE TARASCO Y CHIAPAS.
(CARTA DEL MISMO AUTOR A TURRISA) *
Azufre, Diciembre 15 de 183. . . 1

Sr. D. José Turrisa.


Mi querido amigo: No hay sino dos leguas de aquí a la pinto­
resca Teapa, de donde salí esta mañana a las siete, pero te ofrecí
escribirte sobre todo lo que más me llamase la atención por el
camino, y no debo seguirlo sin darte una ligera idea de los baños
de azufre que hay en esta hacienda.
Crucé el río de Teapa por uno de sus varios vados, y empecé
a subir un ramal de la sierra que circuye en parte a aquella villa.
A poco andar mi guía me hizo notar la vista que atrás dejaba:
era el reverso del hermoso panorama que presenta este lugar, a
vista de pájaro, cuyo anverso se ha descrito en uno de los núme­
ros del 2? tomo del Museo Mexicano. Un valle alfombrado de
césped con mil casitas blancas agrupadas, aisladas y cobijadas
de encarnada teja las del centro, y de amarillenta paja las de sus
contornos, con veinte o más arroyos que juguetean en varias di­
recciones; el río bramando sonoramente y floreado por la blanca
espuma que excita el choque con las grandes peñas que se oponen
a su curso; y un vasto círculo de montañas, hoy coronadas de
sementeras de maíz, frijol y arroz. Tal era la perspectiva que se
desarrollaba a mis pies. Era aquello como un lazo indisoluble
de la sociedad y del campo, o como un cuadro en miniatura de
paisaje y de ciudades. Los vecinos de Teapa disfrutan desde el
centro de aquel lugar, y en medio de sus ocupaciones y comodi­
dades urbanas, de la belleza de los campos que se alzan para re­
crear a los moradores de esta villa; y los habitantes del campo

* Registro Yucateco, periódico literario, Mérida, 1845, en Manuel Mestre


Ghigliazza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 2, p. 350-353.
1 [. .] El incógnito autor es el mismo de la carta precedente. El año en
cp.ie se fechó debió ser también el de 1831. (N. de M. M. G.)

305
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

se solazan desde sus humildes chozas con el encantador paisaje


que miran a sus piés.
Después de tres cuartos de hora de camino, de subidas y ba­
jadas, más o menos escarpadas, y vadear algunos arroyos de
agua cristalina y fresca, cuyo lecho de pequeñas piedras, inter­
ceptando su corriente, les arrancaba murmullos deliciosos, empe­
cé a sentir un olor de pólvora quemada, que cada instante se
hacía más fuerte. Al principio me desagradaba, pero después
hasta procuraba aspirar con más frecuencia el ambiente saturado
de las emanaciones sulfurosas.
Inesperadamente para mí, la luz del día se aclaró notablemen­
te, y después casi me deslumbraba. El camino montañoso y som­
brío que andaba, se despejó súbitamente por la depresión de la
arboleda, que talada hasta a una gran distancia para las siembras
de maíz, empezaba apenas a retoñar; y en seguida se descubrió
una gran sabana o vasta llanura alzada en partes por suaves co­
linas, alfombrada toda de verde grama, cuyos débiles tallos, me­
cidos blandamente por el viento sudueste que soplaba, (llamado
joyeco por estos habitantes), se parecía bastante a las mansas
oleadas de un gran lago ligeramente agitado por el viento. Mil
corpulentas reses pacían diseminadas, y un caserío en la loma
más alta dominaba este conjunto.
A la vista de las casas llegamos a un río de 20 varas de ancho,
cuyas aguas de color leche, ligeramente teñidas de azul, corrían
por una cama de guijarros; las hojas y tallos de las plantas, los
troncos viejos y aun las piedras que bañaba el río, estaban teñidas
de amarillo sucio. El olor a pólvora en combustión era más pro­
nunciado: era aquel el río del Azufre, que sirve de línea diviso­
ria por esta parte a los Departamentos de Tabasco y Chiapas.
Me apeé del caballo y quise observar de cerca estas aguas,
afamadas justamente para las enfermedades de la piel y de las
articulaciones. Como creí hallar el agua tibia, me sorprendí al
tocarla tan fría como otra cualquiera; pero mi conductor me
hizo notar que no era en este lugar en donde debía yo verla, sino
en las fuentes que dan nacimiento a este pequeño río; y como me
aseguró que apenas distarían de allí como medio cuarto de legua,
me decidí a internarme por una vereda a la izquierda de nuestro

306
Bajo la férula del centralismo

camino. Éste era muy sombrío y frío, así por la corpulenta arbo­
leda que recorríamos, como por el gran pico del Ixiapangajoya,
que apenas distaba como media milla de nosotros y se elevaba
gigantescamente a nuestra derecha.
De improviso me hallé con una laguna como de mil varas de
circuito, circunvalada de enormes árboles, cuyo follaje formaba
una hermosa bóveda que interceptaba la luz solar; el color de las
aguas era cristalino, el fondo bajo en mucha parte, y el lecho are­
noso, del que se desprendían en todas direcciones ciertos silbidos
sordos, bastante semejantes a los de una bala de fusil: eran pro­
bablemente los gases sulfúricos que se escapaban continuamente,
lo que me sorprendía hasta cierto punto y me excitaba ideas de
terror que aumentaban la soledad, la vecindad del gran pico que
amenazaba a aquel lugar y que sin duda encerraba los elementos
de un volcán, como atestiguan las inmediaciones de tierra calci­
nada que se observan. A la salida de los gases se formaban pe­
queños conos inversos que luego se desvanecían, describiendo las
ondulaciones circulares que se hacen en la superficie de los lí­
quidos cuando gotas de agua o cuerpos pequeños las perturban.
Metí mi mano, y hallé el agua tan tibia como para el baño más
voluptuoso, o como para un pediluvio. No pude resistir a la ten­
tación de bañarme; y después de refrescarme muy poco, me des­
vestí y entré en la laguna, cuyo fondo firme y en declive suave,
me facilitó internarme hasta una y media varas. La impresión de
bienestar que sentía era indefinible: varias veces quise salirme y
una fuerza dulcemente irresistible me detenía. Por fin, después de
casi hora y media, determiné arrancarme de los encantos de este
baño, y un frío que parecía glacial por el contraste de las aguas
y la atmósfera de las montañas en el mes de Diciembre, me asal­
tó de pronto, pero que cesó gradualmente, después de vestido y
embozado con mi capa. Me fui en seguida a ver el arroyo que
formaba la salida de las aguas, y ya entonces el color de estas
era lechoso en su conjunto, aunque cristalino en la palma de la
mano; el gusto de aquella es amargo y casi inodora en poca can­
tidad.
Algunos otros arroyos de agua pura, cuyo curso venía del
Ixiapangajoya, contrastaban por la diafanidad y frescura de sus

307
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

aguas, con las del Azufre, el que aumentaba notablemente su cau­


dal con estos tributarios. Volvimos a tomar nuestros caballos y
cruzamos el río al vado, y empezamos a subir la extensa y suave
loma principal en que está el caserío de la hacienda. Desde ésta
la vista se pasea como sobre un pequeño mar, pues tal es la
hermosa perspectiva que presentaría aquel lugar, si no fuera por
algunos graneles árboles aislados que sombrean la llanura, y que
sirven para guarecer del sol al ganado en los meses calurosos.
Después de un almuerzo de huevos y frijoles con que me ob­
sequió el mayordomo, tomé la pluma para escribirte esta carta,
cuyas faltas de estilo y de orden dispensarás, pues son ya las once
y media y voy a continuar mi camino.
Es como siempre tu afectísimo amigo, &.— L.

EL ESCENARIO

Intento por integrar a Chiapas


Al saber que el Congreso centralista en México marcaría los lí­
mites de los departamentos, y fusionaría varias entidades, la Junta
Departamental propuso, el 26 de septiembre de 1836, que Ta­
basco y Chiapas quedaran unidos; expresó además que San Juan
Bautista fuera la capital. Dos meses después, esto se discutió en
el Congreso General; Juan de Dios Salazar, representante tabas-
queño, y Manuel Larráinzar, por Chiapas, manifestaron su nega­
tiva. Algunos tabasqueños estuvieron de acuerdo con la integra­
ción; veamos el discurso del diputado chiapaneco y un artículo
procedente de Cunduacán en oposición a la propuesta que, final­
mente, no se logró.

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL LIC. D. MANUEL


LARRÁINZAR, EN LA SESIÓN DEL DÍA 26 DE NOVIEM­
BRE DE 1836, AL TRATARSE EN EL CONGRESO CONS­
TITUYENTE DE LA PARTE DEL ARTICULO 2? DEL PRO­
YECTO DE LEY SOBRE DIVISIÓN PROVISIONAL DEL
TERRITORIO DE LA REPÚBLICA, QUE DICE: ‘EL

308
Bajo la férula del centralismo

DEPARTAMENTO DE TAUASCO SE AGREGA AL DE


CHIAPAS.” *
Señor: Propendo a no tomar una parte activa en las discusio­
nes: impelido por la necesidad hago ahora uso de la palabra, por­
que el silencio hasta cierto punto es contrario al buen desempeño
de las funciones de Representante, y porque parece muy natural
y conveniente que tratándose de un asunto de tanto interés e im­
portancia, se oiga en el seno del Congreso la voz de los Repre­
sentantes de Chiapas. Expondré las razones en que, a mi juicio,
se funda la parte del artículo que está a discusión, y procuraré
contestar las objeciones que se han hecho contra ella.
La división política del territorio de la República es uno de los
puntos más arduos, difíciles y delicados que se han sometido al
Congreso Constituyente. En ella debe obrarse con mucha pru­
dencia y circunspección, y aunque la Comisión, conociéndolo así,
se ha abstenido de un arreglo definitivo en esta materia, no ha
podido desentenderse de algunas medidas provisionales, exigidas
imperiosamente por las circunstancias, y dictadas hasta cierto gra­
do por la necesidad.
La agregación de Tabasco a Chiapas es de este género. Ella
tiene en su apoyo los principios de la política, de la conveniencia
pública y de la razón. Las exigencias de aquel Departamento así
lo demandan: la voluntad de sus habitantes, sobradamente mani­
festada, obligan a adoptarla.
No ha muchos días que el Congreso ha oído una representa­
ción de la Junta Departamental de Tabasco, apoyada por el Go­
bernador, en que previendo que en la nueva organización política
de la República y en la división de su territorio, dejaría aquella
parte de la Nación de figurar como Departamento por carecer de
los elementos necesarios para serlo, consultando la utilidad y los
intereses de sus habitantes, inculca la conveniencia de formar de
Chiapas y Tabasco un solo Departamento.
Quiso con esta exposición prevenir la opinión del Congreso y
evitar las inconvenientes y funestas consecuencias que podrían
seguirse de decretar la agregación de Tabasco a Veracruz o a

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol.


2, p. 228-240 (selección).

309
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Yucatán; al primero por la distancia a que quedarían colocadas


sus poblaciones del centro de la acción del Gobierno del Departa­
mento; y al segundo, porque existiendo entre los habitantes de
uno y otro país odios y animosidades que han ido fortificándose
con el tiempo, tomarían incremento, y reconcentrándose, podrían
ser funestos a ambos pueblos. Eligió más bien a Chiapas, y al
hacer mérito de esta circunstancia, no puedo menos de expresar
mi reconocimiento por esta preferencia, y por el interés mani­
festado de estrechar más los vínculos sociales que nos unen.
Esta consideración es por sí sola bastante poderosa para fijar
la atención del Congreso, y adquiere mayor fuerza si se atiende
a la causa impulsiva que dictó la exposición, que es la falta de
elementos que tiene aquel país para poder subsistir como Depar­
tamento.
Tres son las circunstancias a que debe atenderse para la for­
mación de Departamentos: a la extensión territorial, a la pobla­
ción y a la riqueza.
Cuando el territorio no es tan extenso que puede sin inconve­
niente alguno formar con otra parte una sola asociación política,
no hay necesidad de diseminar la acción del Poder: el territorio
de Tabasco es corto, como puede cualquiera convencerse con
solo fijar la vista en la carta.
Su población es también bastante reducida: no tiene la que le
calcula el Sr. Representante por aquél Departamento, que me ha
precedido en el uso de la palabra. El número total de sus habi­
tantes apenas será suficiente para formar un distrito de Departa­
mento, pues según la Nota Estadística de 1826, se calcula en
sólo 54,862 habitantes, la misma que le supone el Gobernador
en la Exposición de 15 de Octubre de este año, que ha elevado
al Congreso, a fin de que se quiten los Ayuntamientos en el De­
partamento o se reduzca su número, por no haber en él hombres
que puedan desempeñar las funciones municipales. ¿Y podrá una
población tan corta exigir la creación de todo el aparato guber­
nativo de un Departamento? ¿A qué fin multiplicar los gastos y
los agentes del Poder, cuándo los intereses de esa porción de
habitantes pueden quedar asegurados agregándolos a alguna sec­
ción de la República? ¿Demanda acaso la inmediata inspección

310
Bajo la férula del centralismo

e influjo de una autoridad formal el limitado número de intere­


ses y necesidades que deben tener esos habitantes? ¿No puede
si faltarse al fin de toda asociación política, hacérseles partícipes
de todos los bienes y goces de ella, sin necesidad de proveerle de
una administración departamental?
Todas estas consideraciones: la muy principal de la falta de
hombres de capacidad para desempeñar los destinos públicos;
falta de que en 1826 se lamentaba el Gobierno y que hoy se re­
pite y confirma en las notas referidas; que impidió de un modo
insuperable que Tabasco plantease bajo el régimen federal su ad­
ministración interior en los términos que previene su Constitución
particular, y de un modo análogo al sistema de gobierno que en­
tonces regía, obsta en el día que pueda figurar como Departa­
mento.
La importancia de Tabasco proviene del movimiento mercan­
til de su puerto; y si sólo esto fuera atendible, debería formarse
de cada puerto un Departamento. Su agricultura e industria no
están ciertamente en estado satisfactorio. La primera ha encon­
trado en la naturaleza obstáculos insuperables para desarrollarse;
la mayor parte del terreno es un fango y se conserva pantanoso;
comenzada la estación de aguas todo se inunda por la inmedia­
ción de la sierra de Chiapas, no quedando más que unas peque­
ñas islas en que están situadas las poblaciones, que se comunican
con mucho trabajo y por medio de canoas; de que resulta que
aún después de terminada la estación de las aguas, quedan por
mucho tiempo los terrenos inútiles é intransitables. De esto se ha
originado el atraso de la agricultura y de la industria, pues aun­
que el terreno es feraz no produce con abundancia, circunstan­
cias que han impedido el aumento de la población y la coloniza­
ción.
El cuadro que acabo de presentar no lo he delineado yo, ni lo
he trazado con la tinta del interés y de la parcialidad, de que
estoy muy lejos; lo he tomado de la Nota Estadística de 1826
que corre impresa y que existe en los archivos del Congreso, a
donde podrá ocurrirse si fuere necesario.
Sus producciones no lo constituyen un país rico: el cacao, la

311
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pimienta, el palo de tinte y el café1 son las principales. De con­


siguiente, lo más notable es el comercio de su puerto; y aunque
sus productos no son cuantiosos, indica algún movimiento mer­
cantil; pero esto no basta para formar juicio de su riqueza, pues
según un célebre economista,12 no consiste esta en la posesión
exclusiva del oro y de la plata, sino en la abundancia de las cosas
capaces de satisfacer nuestras necesidades.”
Tampoco sus rentas, aun cuando las supusiésemos en un esta­
do brillante y productivo, que realmente no tienen, podrían servir
para calcular el grado de su riqueza, porque puede exigirse mu­
cho a un pueblo pobre abrumándole con impuestos; y por el
contrario, poco al que es rico: “Las rentas, según Montesquieu,
no son otra cosa más que la porción que dá de sus bienes cada
ciudadano para tener seguros los demás, o gozar de ellos en paz.” 3
Son, pues, bastante sólidos los fundamentos y convincentes las
razones en que se apoya la medida que consulta la Comisión,
manifiestas las utilidades que resultan a Tabasco de su agregación
a Chiapas, que es el país con el que más ha cultivado sus rela­
ciones, con cuyos habitantes tienen los de aquel la mejor armo­
nía por la conformidad de hábitos y costumbres, logrando la
ventaja de estar mejor gobernados porque se aumentaría el núme­
ro de hombres ilustrados, y participaría además de los beneficios
de sus establecimientos públicos, donde educándose y cultiván­
dose los talentos de su juventud, se pondrían en aptitud de pro­
ducir alguna vez provecho y utilidad a su patria.
Todas las razones vertidas en apoyo de la medida, que es el
objeto del presente debate, militan también para desechar la pre­
tensión ridicula de la Junta Departamental, que después de
manifestar la incapacidad de Tabasco para ser Departamento,
concluye solicitando que se agregue Chiapas a Tabasco, y que
formando de los dos un solo Departamento, se fijase la Capital
en San Juan Bautista, que es la de este último.
1 Pasa por alto el tabaco. Recordemos es un producto también funda­
mental. (N. del C.)
2 D. José Canga Arguelles en sus Elementos de la Ciencia de la Hacien­
da libro 1, capítulo I. (N. de M. M. G.)
3 Espíritu de las Leyes, tomo 2, libro 13, capítulo I, p. 129. (N. de M.
M. G.)

312
Bajo la férula del centralismo

La Comisión en su resolución ha procedido con cordura y con


aquella sabiduría que caracteriza todos sus actos. Ha previsto que
Chiapas no podría desaparecer del catálogo de los Departamen­
tos sin subvertir las máximas más triviales del Derecho Público,
y sin trastornar todos los dictados de la razón y del buen juicio.
Chiapas ha tenido existencia propia, y una importancia política
desde los tiempos anteriores a la Conquista: existen todavía res­
tos y vestigios de su antigua grandeza. Las ruinas del palenque
hablan a la imaginación con un lenguaje mudo [. . .]
Figuró como Provincia de importancia los quince años que
en los tiempos primitivos de la Conquista estuvo sujeta en lo
económico, gubernativo y militar al Gobierno de México y a la
Audiencia en lo de justicia, hasta que en 1544 fué establecida
la Audiencia de Guatemala y fué comprendida en los límites de
su jurisdicción.-1
[ . . . ] en 1790 se creó la Intendencia y se dividió en once
partidos o subdelegaciones.
Sujeta a la Capitanía general de Guatemala, se le enumeraba
entre las primeras Provincias que la componían, y bajo el régi­
men constitucional de España tuvo representación en las Cortes
y una Diputación Provincial, gracia concedida a las Provincias
de alto rango.
Su extensión territorial es grande: por la simple vista de la
carta se descubre que su área es casi dos veces mayor que la de
Tabasco: [. . .]
Esta extensión tan grande de terreno comprende todas las tem­
peraturas en una escala progresiva; de modo que es a propósito
para toda clase de producciones, entre las cuales llaman más la
atención el añil, la grana, el cacao, algodón, tabaco, azúcar, café
y otras muchas menos notables, de que hay extracción, y tiene
además sus bosques llenos de bálsamos y de toda clase de ma­
deras.
La agricultura no se encuentra atrasada; se cultiva no sólo lo

1 Memoria histórica de la Provincia de Chiapas, presentada a las Cortes


de España en 25 de mayo de 1813, por su Diputado D. Mariano Robles,
p. 27. párrafo 20. (N. de M. M. G.)

313
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

necesario para el consumo interior, sino para abastecer a los paí­


ses vecinos; [. . .]
Su industria, aunque no se halla en el estado que tenía en otro
tiempo, se conserva. [. . .]
El movimiento de su comercio es proporcionado a la extrac­
ción de sus frutos y a su población. [. . .]
Es [. . . ] grande el consumo, como lo indican las muchas im­
portaciones que se hacen de Guatemala. Tabasco y otros puntos
más distantes; importaciones en que figuran los géneros europeos
de todas clases.
A todas estas ventajas reúne una población considerable, aca­
so tres veces mayor que la de Tabasco, [. . .]
Por último, y aunque no hubiera otra prueba que haber sos­
tenido el rango que ha tenido desde 1821 en que se separó de
Guatemala para unirse a México, y el de Estado desde que se
constituyó como tal, bastaría para convencer de su importancia
política.
En todo este tiempo ha mantenido un Gobierno propio con
todo el aparato dispendioso del sistema federal; [. . .]
[. . .] no sé cómo pueda suponérsele en estado de miseria, de
impotencia e incapacidad, ni qué razones puedan justificar las
pretensiones de Tabasco. ¿Insinuarlas no es manifestar una falta
absoluta de conocimientos? ¿no es un insulto al buen sentido y
a la sana razón?
Pero la pretensión de que San Juan Bautista (Capital de Ta­
basco), fuese la del nuevo Departamento, [. . .]
[. . .] ¿Se ignoran acaso las circunstancias que se necesitan
para constituir una Capital? La de Tabasco nunca podra serlo del
nuevo Departamento que intenta formarse.
La población de Chiapas se halla diseminada en una área in­
mensa, y sus pueblos situados al Sur, cerca de las costas del Pa­
cífico y en otros puntos lejanos, quedarían demasiado distantes
del centro del Gobierno Departamental, pues la Capital de Ta­
basco está situada al Norte, muy cerca del Golfo de México.
Esta excentricidad, su clima poco benigno y mal sano, la
carestía y la falta de comodidades indispensables para que los em­
pleados pudieran vivir con desahogo, son obstáculos que no pue­

314
Bajo la férula del centralismo

den superarse, y que destruyen la pretensión de la Junta Depar­


tamental; siguiéndose también el inconveniente de que haciéndose
caer a la Capital de Chiapas del rango que ha conservado por
espacio de tantos años, la impresión sería protunda, y los resul­
tados desagradables, porque el abatimiento llegaría al colmo, de­
jándola reducida a un gobierno puramente municipal, después
de haber figurado como Capital.
Para serlo tiene todos los elementos necesarios. Situada en el
centro de la Provincia, se halla a una distancia proporcionada
de los pueblos que la componen, cuyas necesidades ha atendido
y cuyos intereses jamás ha descuidado. [. . .]
Esta serie casi no interrumpida de tantos años que lleva de
ser el asiento del Gobierno, y donde en todas épocas se ha reu­
nido la parte más notable e ilustrada de los habitantes, le ha pro­
ducido un grado de cultura e ilustración, que ha hecho que no
escaseen los hombres de probidad y de luces, que también se en­
cuentran en otros lugares del Departamento; porque las operacio­
nes del Gobierno y la imprenta han despertado por todas partes
los entendimientos adormecidos, y difundido las luces y el gusto
por la lectura.
Estas ventajas son conocidas, tocan el grado de evidencia, y
sin entrar en comparaciones siempre odiosas, permítaseme decir
con franqueza, que Tabasco no puede ponerse en paralelo con
Chiapas, y que la superioridad de la Capital de éste sobre la de
aquel, hiere con tanta fuerza la raz.ón y el convencimiento, como
la luz. del sol al medio día hiere los ojos, o como una verdad
matemática encadena el entendimiento.
Si pues la voluntad del Departamento de Tabasco, en lo que
es admisible, está abiertamente manifestada por el órgano de sus
autoridades principales; si la necesidad y la conveniencia exigen
su agregación al Departamento de Chiapas por la dificultad o fal­
ta de elementos para poder formar uno por separado, por la
notoria escasez de hombres, por la extensión reducida de su te­
rritorio, su corta población, y el estado atrasado de su agricul­
tura y de su industria, parece a todas luces justificada la medida
que propone la Comisión.
No creo, [. . .] que pueda ser un motivo de rompimiento entre

315
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ambos países lejos de mí ningún temor: Chiapas no ha tomado la


iniciativa en la materia [. . .]
La naturaleza misma del negocio que nos ocupa me ha obli­
gado a entrar en detalles y pormenores indispensables, que he
procurado tratar rápida y ligeramente, sin tocar otras muchas
razones y especies, para no fastidiar con un discurso largo. Me
parece que lo dicho concierne a mi intento; que quedan desva­
necidas las objeciones que se han hecho, y demostrados los sóli­
dos fundamentos en que estriba la medida que consulta la Comi­
sión, sometida a la deliberación del Congreso.

REMITIDO*
Sres. Editores del “ D ia rio ” .— Sírvanse Uds., si lo tienen a bien,
insertar en sus acreditadas columnas, este pequeño testimonio
de agradecimiento al Congreso General, quedando a la vez agra­
decidos a Uds. de este servicio.
“A los Sres. Diputados que sufragaron con sus votos a favor
del Departamento de Tabasco en la agregación que se intentó
por promoción de la Junta Departamental de su mismo Departa­
mento y su Gobernador.
Sres. Diputados Adorno, Ahumada, Alpuche, Arce, Barajas,
Barrios, Becerra, Bernal, Berruecos, Bezares [. . .]:
La Municipalidad y villa de Cunduacán a quien no se oculta
el singular empeño que Uds. tomaron en la defensa de sus dere­
chos, nada cree tan forzoso, nada tan justo, como hacer a Uds.
la sincera manifestación de su reconocimiento por tan grandioso
beneficio.
Cuando llegó a nuestra noticia el informe de la Comisión de
Constitución en que proponía se agregase Tabasco a Chiapas, el
dolor que experimentamos fué el más acerbo, y comparable sólo
con el tamaño del agravio que se trataba de inferirnos, privando
a nuestro suelo de la representación y rango que ha obtenido,
aún en tiempo de la dominación española, en que a excepción de
lo respectivo al ramo de Hacienda, se niveló en un todo con las
* Diario del Gobierno, México, 22 de febrero de 1837, en Manuel Mes­
tre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 2, p. 253-255.

316
Bajo la férula del centralismo

demás Provincias. Se engañan muy mucho, Sres. Diputados, los


que han negado a Tabasco los elementos necesarios para ser De­
partamento, pero no inculcaremos más una cuestión que ya se
haya decidido a nuestro favor, y en que Uds. han arrollado a los
de la contraria opinión, con armas más diestras y victoriosas.
Sólo sí añadiremos con dolor, que Tabasco, el desgraciado
Tabasco, ha tenido en esta época, aún entre sus mismos hijos,
quienes hayan intentado degradarle. ¿Pero en qué fundan su
pretensión? Sin duda no tienen otro apoyo que las voces que se
han hecho valer en todos tiempos, ya acerca de la época de ilus­
tración de que se nos tacha, y ya de lo malsano de nuestro clima.
Lo primero, aun cuando fuese cierto, no redunda sino en un
cargo terrible contra los gobernantes, que han desatendido la edu­
cación de la juventud, no obstante ser uno de sus más esenciales
deberes; y en cuanto a la segunda imputación, ella está desmen­
tida con la multitud inmensa de gentes de todas partes del mundo
que cada día llegan a nuestro suelo, atraídas de sus pingües pro­
ducciones y riquezas, y lejos de sufrir ningún efecto pernicioso
del clima, se acostumbran a vivir en él con la mayor facilidad.
Tal vez las miras de los perversos que pretendieron borrar a
Tabasco del catálogo de los Departamentos (hablamos de los que
dirigieron de aquí la iniciativa), fueron las de excitar por este
medio el general descontento de sus habitantes y allanar el paso
al trastorno del orden. Pero sus maquinaciones se han estrellado
contra la sabiduría de nuestro augusto Congreso General, y par­
ticularmente contra la energía y firmeza de Uds., que supieron
sostener los fueros y derechos de un país que los contrarios ha­
bían creído indefenso, y contener con mano fuerte los avances de
la facción desorganizadora. Repetimos por ello a Uds. otras y
otras mil veces acciones de gracias por una merced tan señalada,
tributándoles al propio tiempo el homenaje de nuestros respetos.
Sala Capitular de la villa nacional de Cunduacán, Enero 11 de
1837.— S ebastián G a rcía .— A n t o n io N a r a n jo .— M arcos F.
R o sa l e s . S egu ndo F u e n t e s [entre otros] [. . .]

317
Arias G. / Latí J. / Sepúlveda O.

EL TERRITORIO DEL DEPARTAMENTO *


Con el triunfo del sistema centralista, el estado de Tabasco que­
dó denominado como Departamento; aunque el espacio continuó
siendo el mismo. En 1837 la Junta Departamental acordó dividir
el territorio que, comparado con la división de 1825, únicamente
tuvo algunos cambios nominales.

Departamento de Tabasco
Excmo. Sr.— La Junta Departamental, en uso de la facultad que
le concede el artículo 3" de la 6^ Ley Constitucional, y cum­
pliendo con el tenor del artículo 6 de la Ley de 30 de Diciem­
bre de 1836, ha acordado dividir el territorio del Departamento
de Tabasco en la forma siguiente:
Art. l c->—La ciudad de San Juan Bautista, situada en el cen­
tro del Departamento, reclama por su localidad, su comercio y
título de Capital, desde el año de 1796, aprobado por el antiguo
Virreynato, y demás circunstancias, la continuación en esta cate­
goría. De consiguiente, se consagra para la residencia de las su­
premas autoridades del Departamento, denominándose Distrito
del Centro y su cabecera la misma Capital El Distrito se com­
pondrá de los mismos Partidos y linderos que en el año de 1825
se le demarcaron. Además, se le agregará el Partido de Macus-
pana que antes correspondía al Departamento de la Sierra, como
también se trasladará la cabecera de Usumacinta al pueblo de
Balancán, por su loca'idad céntrica y demás circunstancias de que
carece hoy la antigua cabecera.
21?— El que antes se nombraba Departamento de la Chontalpa
se titulará en lo sucesivo Distrito del propio nombre, su cabece­
ra la villa de Cunduacán, y sus Partidos y linderos los mismos
que se le demarcaron el año de 1825.
S*-5—La Sierra, que anteriormente se reconocía por Departa­
mento, se denominará en lo de adelante Distrito del mismo nom­
bre; su cabecera la villa de Teapa, y sus Partidos y linderos los

* Caceta del Gobierno de Zacatecas, [í ./.L junio de 1837, en Manuel


Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . ■, op. cit., vol. 2, p. 266-267.

318
Hajo la férula del centralismo

mismos que se detallaron el año de 1825, con exclusión del Par­


tido de Macuspana, que se agrega al Distrito del Centro.
4(-’—Sólo habrá Ayuntamiento en esta Capital, así porque no lo
había en las demás cabeceras de Partido en el año de 1808, como
porque no tienen las demás circunstancias que previene el art.
122 de la ley de 20 de Marzo de este año.

Distrito del Centro


C a b f . c e r a . —San Juan Bautista y sus adyacentes Atasta. Tamul-
té, San Francisco Estancia Vieja, Guadalupe de la Frontera, Jo-
nuta.
C a b e c e r a d e P a r t i d o . — Macuspana y sus adyacentes San Fer­

nando, San Carlos y Tepetitán.


C a b ec er a d e P a r t id o . Nacajuca y sus adyacentes, Tucta,
Mazateupa, Tapocingo, Guaitalpa, Tecoluta, Guatacalca, Olcuati-
tán, Ojiacaque, Pueblo Nuevo de Oeuilzapotán, Tamulté de la
Sabana.
C a b e c e r a d f . P a r t i d o . — Balancán y sus adyacentes Usumacin-

ta, Tenosique Canisán, Estapilla, Santa Ana, Multé, Montecristo.

Distrito de la Chontalpa
C a b e c e r a . — Villa de Cunduacán y sus adyacentes Pechucalco,
Huaimango, Cúlico, Boquiapa, Anta, San Antonio.
C a b e c e r a d e P a r t i d o . —Jalpa y sus adyacentes Jalupa, Sova-
taco, Mecoacán, Ayapa, Iquinuapa, Amatitán, Chichicapa, Cupil-
co, Tecoluta de las Montañas, San Isidro Comalcalco.

Distrito de la Sierra
C — Villa de Teapa y s u adyacente Tecomajiaca.
a b e c e r a .
C P a r t i d o . —Tacotalpa y sus adyacentes Tapijula-
a b e c e r a
d e

pa, Oxolotán, Puscatán.


C a b ec er a d e P a r t i d o . — Jalapa y sus adyacentes Jahuacapa,

Astapa, Cacaos, Pueblo Nuevo de las Raíces.


Y siendo esto lo resuelto por la Exma. Junta en acuerdo de
hoy, lo pongo en conocimiento de V. E., para los fines que son

319
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

consiguientes, protestándole a la vez mi consideración y aprecio.


Dios y Libertad. San Juan Bautista, Abril 24 de 1837.— J u a n
I g n a c i o M a r c h e n a , presidente.— J o s é M a r í a E c h a l a z , secreta­
rio.— Exmo. Sr. Gobernador del Departamento.
Es copia fiel. y legal de su original que certifico. San Juan
Bautista, Capital de Tabasco, a 26 de Abril de 1837.— E s t e b a n
F o u c h e r , Secretario.

320
hsidencia contra
el centralismo

BA SES Y JU N TA R E STA U R A D O R A .
E L E C C IO N E S
D ió g e n e s L ó pe z R ey e s *

Entretanto en Tabasco se rehacía la administración federal y se


reparaban los daños causados por la guerra. El general Anaya
llegó con sus tropas a la capital, a los tres días de la rendición
de la plaza de San Juan Bautista, en la goleta General Mejía y
el bergantín ¡man, encargándose inmediatamente del Ejecutivo
de Tabasco como gobernador interino y comandante general del
mismo. El 20 de noviembre [. . . ] de 1840, nombró como Secre­
tario del Gobierno a don Joaquín Ferrer, de Jalpa. Al día siguien­
te llegó la goleta Minerva con más tropas federalistas.
El 22 de noviembre el general Anaya convocó a los partidos
prominentes del federalismo, en el Estado, para formar la Junta
Restauradora del Federalismo, [. . . ] en la capital del Estadof,]
para nombrar el gobierno provisional f. . .] que convocara y cui­
dase de las elecciones de Ayuntamiento, Diputación y Consejeros,
así como Gobernador del Estado conforme a la Constitución par­
ticular del Estado de 1831.
Se nombró la comisión de redacción integrándola los señores
José Rovirosa, don Pedro Requena y don Manuel Buelta.
El general Anaya propuso a la Junta Restauradora sus atribu­
ciones y los deberes que debía contraer el gobierno provisional,
en los siguientes puntos.

* Historia. . . , op. cit., p . 2 3 1 -2 3 3 ( s e l e c c ió n ) .

321
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

19 El nombramiento de un gobernador del Estado, que de­


berá recaer en una persona eminentemente patriótica.
2*? De un Consejo de Gobierno compuesto de tres individuos
que se alternarían cada mes en la presidencia, y un secretario
por nombramiento del mismo Consejo.
39 De una Corte Suprema de Justicia compuesta de tres in­
dividuos que formarían la Corte plena, cuya organización po­
día hacerse en concurrencia del Gobierno y del Consejo.
49 La Junta procurará que los actores a más de idoneidad y
luces, tengan proporciones para sufragar sus gastos de su resi­
dencia en la capital, en atención a ser sus destinos provisio­
nales y eventuales, mientras se reúnen los Poderes del Estado.
59 Tan luego como se instalen las tres corporaciones arriba
expresadas, se ocuparán de arreglar la convocatoria para ins­
talar los Poderes del Estado, procurando que las elecciones re­
caigan en personas de acreditado patriotismo, adhesión al siste­
ma federal, y que tengan proporciones para ahorrar gastos al
erario, subsistiendo por sí, mientras duran las actuales escaseces
y se sistema la Hacienda.
69 Para que las elecciones sean más seguras, las tres corpo­
raciones deben ocuparse previamente de nombrar los Jefes Po­
líticos y demás autoridades provisionales, a fin de que se tomen
medidas para que los enemigos del orden federal no usen de
sus intrigas y maligna influencia, así como para dar pronto giro
a los negocios del muy importante resorte judicial.
79 El Gobierno provisional y su Consejo se ocuparán de
preferencia en tomar medidas, las más eficaces para proveer
de numerario para los gastos y proyectos de la libertad.1

Estas bases fueron aceptadas por unanimidad, levantándose el


acta de rigor que firmaron todos los concurrentes y acordaron
reunirse en el mismo lugar al día siguiente. Dio fe el secretario
don José Víctor Jiménez.
El 2 de diciembre se reunieron de nuevo en el salón del Prin­
cipal los componentes de la Junta Electoral para nombrar el go­
bierno provisional de Tabasco, que organizaría los Poderes del

1 El acta fue fechada el 2 de diciembre de 1840. (N. del C.)

322
Disidencia contra el centralismo

Estado conforme a la Constitución General de 1824, y la particu­


lar de Tabasco de 1825. El general Anaya hizo una relación de
su gobierno que fue aprobada por la junta.
El 3 de diciembre volvieron a reunirse en el mismo sitio los
componentes de la Junta Electoral y se procedió a la votación por
medio de cédulas, resultando electos: como gobernador don Agus­
tín Ruiz de la Peña, como consejeros: 19 don Pedro Requena,
2l’ don José Antonio Ibarra, 39 don José Víctor Jiménez y como
suplente don Francisco Díaz del Castillo. El señor Requena re­
nuncia a su cargo por motivos particulares, pero no es aceptada
su renuncia.
Nueva reunión de los componentes de la Junta Electoral el 6
de diciembre y acuerdan que el gobernador provisional protestará
ante el señor don Juan Pablo Anaya. según la fórmula prescrita
por la Constitución de Tabasco de 1831; las atribuciones serán
las mismas que marca este código, así como las del Consejo.
El gobierno provisional deberá convocar a elecciones conforme
a la Constitución Federal del Estado, así como la de los ayunta­
mientos, debiendo quedar estableadas las autoridades dentro de
los cuarenta y cinco días siguiente: a la fecha; deberán arreglar,
armas y equipar la milicia cívica del Estado; tomar las medidas
necesarias para la defensa interior y exterior de la entidad; nom­
brará los empleados y funcionarios de las oficinas públicas, no
sólo del Estado, sino de la Federación, nombramientos que ten­
drán el carácter de provisionales hasta que el Congreso del Es­
tado los apruebe o rechace cuando se instale. A falta del gober­
nador lo substituirá el primer consejero, y estos se completarán
con los individuos que hayan obtenido mayor número de votos
en la elección efectuada antes. Quedó facultado el gobierno pro­
visionario para reconocer y solventar las deudas contraídas du­
rante la restauración del sistema federal, así como para procurar
la ayuda en el resto de la República.
Después de esto, el general don Juan Pablo de Anaya ocupó
la presidencia de la junta, para tomar el juramento del goberna­
dor provisional electo, señor don Agustín Ruiz de la Peña, el que
a su vez se los tomó a los consejeros electos, Requena, Ibarra y
Jiménez; después de esto pasaron todos los concurrentes a la

323
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

iglesia de la Concepción a la misa y Te Deum que se dijo por el


acto.
Así comenzó el nuevo gobierno federalista de Tabasco presi­
dido por el esclarecido liberal y patriota don Agustín Ruiz de la
Peña, que tan grandes servicios prestó a la causa del federalismo.
Ocho días estuvo solamente al frente del gobierno tabasqueño
provisional don Agustín Ruiz de la Peña, aparentemente por mo­
tivos de salud tuvo que renunciar, aunque en realidad fue el dis­
gusto que le causó la presencia en aguas del Grijalva, frente a San
Juan Bautista, de la escuadrilla texana desde el día 10 de diciem­
bre, y la insolente actitud del comodoro Moore. El gobernador
Ruiz de la Peña no quería inmiscuirse en este turbio asunto y no
quería que el pueblo de Tabasco pagase unos servicios que resul­
taron nulos y de ningún provecho a la causa federalista. Dos días
después, el 14 de diciembre fue aceptada su renuncia por la Junta
Consultiva, tomando posesión del gobierno de Tabasco, ese mis­
mo día, el 1er. vocal del Consejo, don Pedro Requena (campe­
chano). A este gobernador le tocó pagar los $25 000 que exigía
el comodoro de la escuadrilla texana E. W. Moore.2

P e d r o A. R e q u e n a *

[. . .] En 1840 al triunfar la revolución proclamando el restable­


cimiento del sistema federal en el mes de noviembre el jefe mili­
tar que era el Gral. don Juan Pablo Anaya, convocó a todas las
clases de la sociedad para que reunidas en la Capital eligiesen un
gobierno civil que restableciese el sistema federal conforme a la
Constitución que regía en el Estado antes de establecerse el régi­
men central. [Las elecciones del] 12 de diciembre [de 1840] con
asistencia de todas las personas notables del Estado, [nombraron]
para Gobernador a don Agustín Ruiz de la Peña para Vice Go­
bernador a mí, y un Consejero de gobierno compuesto de cuatro
personas, de cuyo cuerpo era yo presidente como Vice Goberna­

2 Requena se negó a hacerlo. Como veremos más adelante, Anaya fue


el encargado. (N. del C.)
* En Bernardo del Águila, Tabasco (En l a . . op. cit., p. 144.

324
Disidencia contra el centralismo

dor. . . El 14 del mismo mes, es decir, [dos] días después [. . .]


recibí un oficio del Sr. Ruiz de la Peña, manifestándome que ha­
llándose enfermo e imposibilitado de atender el Gobierno, lo había
hecho presente al Consejo, y este le contestó que pase a mí el Go­
bierno por corresponderme para que hiciese yo el despacho de
los negocios públicos; y en tal virtud tuve que encarme del Go­
bierno civil. . . La situación era muy grave; había tres jefes
militares Anaya, Maldonado y Sentmanat, cada uno mandaba di­
rectamente las fuerzas con que concurrió. . . al triunfo de la revo­
lución, aunque el Gral. Anaya apareciese como Comandante ge­
neral y jefe de todas las fuerzas era el que directamente mandaba
el menor número de tropas. Prevalecía el desorden introducido
por más de un año de guerra, estaban cerradas todas las oficinas
con el pretesto de que los empleados eran desafectos al sistema
federal y paralizados los giros. . . Mi primer acto fue publicar una
proclama anunciando que iba a restablecer el orden, y convocar
a elección de los poderes constitucionales al efecto mandaba yo
que se abrieran las prisiones a todos los individuos que estuviesen
encerrados en ellas por delitos políticos. . . [. . .]

¡Qué lío! Los buques texanos


P f. d r o A . R e q u e n a *

[. . . ] Cuando [. . . ] Anaya celebró [. . . J convenio con el jefe de


la escuadra tejana [. . .] sin considerar que ese trato le hacía trai­
dor, por estar Tejas en guerra con la República mexicana. . . [. . . ]
vino esta escuadra a Frontera pocos días después de la llegada
de Anaya; pero se encontró con la escuadra yucateca al mando de
don Pablo Celarain. Me hallaba entonces en la Frontera, a donde
vine a recibir la mercadería que traía para mi casa de comercio
en la Capital, un buque americano, al que los sublevados no per­
mitían pasar. Sabiendo yo que la Capital sería tomada por fuer­
zas del interior al mando de D. [Francisco] Sentmanat y que las
fuerzas marítimas no eran necesarias hablé con el citado jefe de
la escuadra yucateca y le persuadía que subiese con sus buques a

* Ibidem , p. 144-145.

325
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

S. Juan Bautista que probablemente estaría ya tomada, y serviría


como una ostención de fuerza. Mi objeto era y lo conseguí evi­
tar que la escuadra tejana tomase parte en nuestras disensaciones
interiores. . . Mas días después subió la escuadra tejana cuando
se había retirado la yucateca, y como el Gral. Anaya se negase a
pagar los $25,000 al comodoro Moore, alegando que no concu­
rrió a la toma de la ciudad, este resolvió romper sus fuegos sobre
la población. . . Eran las 12 de la noche del mismo día en queme
había hecho cargo del Gobierno, y corrí tomé un bote y me diri­
gí a la corbeta Austin. Le manifesté al Comodoro lo cruel e inútil
de su determinación, pues iba a causar desgracias a un pueblo
inerme que no sabía la causa de tal crueldad, mientras que don
Juan Pablo Anaya, que no tenía bienes se pondría fuera del al­
cance de los tiros de la Escuadra, y nada tendría que temer, y le
dije que si algo tenía que reclamar lo hiciese pacíficamente y fuese
al día siguiente a la Casa de Gobierno. Cedió a mis reflexiones,
ordenó retirar las piezas ya en batería y cesar los demás prepara­
tivos. El pueblo que temeroso estaba pendiente de mi entrevista,
cuando al regresar a tierra les dije que podían dormir tranquilos,
prorrumpieron en vivas y aclamaciones, y muchas personas me
acompañaron hasta mi casa. . . ”

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El comodoro llegó hasta amenazar con el bombardeo de San Juan


Bautista por su escuadrilla, si no le era cubierta la suma conve­
nida con el general Anaya. El propio gobernador Requena tuvo
que ir la misma noche de su toma de posesión a conferenciar
con el jefe texano y prometerle el pago total o de la mayor parte
para el día siguiente.
El gobierno haciendo préstamos [del] comercio, y recurriendo
al sacrificio de los vecinos y agricultores logró reunir la suma y
se la dio al general Anaya el 15 de diciembre, para que la entre­
gase al comodoro texano, pues el gobernador de Tabasco no
quería tener tratos con esa gente; fue así como el 16 de diciem­

* Historia. . ., op. cit., p. 234.

326
Disidencia contra el centralismo

bre saldó íntegramente esa cuenta al entregarle en ese día al in­


temperante y agresivo jefe texano, su contratante Anaya la suma
convenida. Intervinieron como mediadores el cónsul francés señor
don Pedro Eugenio F.lys, el señor Seeger intérprete, y el capitán
Lothrop.
Los texanos salieron para Frontera al día siguiente 17, perma­
neciendo en la barra unos días más, pues pensaban, según se supo
después, bloquear a Veracruz para obtener más dinero, pero al fin
se resolvieron a volver a sus puertos de origen.

M a n u e l G il y S á e n z *

El año de 1841, 25 de Marzo, gobernando D. José Víctor Jimé­


nez, se llevó á efecto un préstamo de treinta mil pesos, préstamo
forzoso decretado por el Consejo provisional el 13 de Diciembre
último; pues el 16 del próximo Marzo se cumplía el término con­
venido con el comodoro de la escuadrilla Tejana para el pago de
los diez mil pesos que se le restaban de los 25 mil pesos que
exigió del General D. Juan P. Anaya, y se comprometió á satis­
facer el gobierno interino del Estado; el augusto Congreso, en
atención á la urgencia de aquellos desembolsos y á las escaccses
del erario, resolvió se llevase á cabo el préstamo indicado, y para
el efecto nombró una junta compuesta de los Síes. Julián Dueñas,
Joaquín C. de Lanz, Diego M? Ramos, Leandro Alfaro y Ramón
Rodríguez, para asignar á los ciudadanos del Estado, según sus
fortunas, lo que les tocaba dar para el préstamo.

Apertura al federalismo.
Separación y administración
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

El gobernador Requena f. . .] tuvo serias dificultades con el ge­


neral Anaya, que era el jefe de las fuerzas federales en el Estado,

* Compendio. . . , op. t il., p. 191.


** Historia. . . , op. cit., p. 234-238 (selección).

327
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

por asuntos de jurisdicción de mando y policial, viéndose el go­


bernador impedido a dar garantías a los ciudadanos pacíficos por
la actitud de las autoridades militares, por tal motivo presentó el
gobernador Requena su renuncia [enero de 1841],
El 11 de enero el presidente Bustamante da un decreto cerran­
do para el comercio extranjero de escala y cabotaje, el puerto de
San Juan Bautista de Tabasco, debiendo hacerse efectivo para el
comercio extranjero en los seis meses de publicado el decreto y
para los restantes desde el 15 de febrero; fue circulado por el Mi­
nistro de Hacienda al día siguiente.
El 5 de febrero de este [año] se instaló solemnemente el Con­
greso Constitucional de Tabasco, pronunciando en esta ocasión el
gobernador interino Jiménez, un discurso en que se hacía un resu­
men del movimiento revolucionario en el Estado; de la marcha
tenida por el gobierno federalista, condenando la actuación del
general Gutiérrez durante el tiempo que estuvo al frente del Eje­
cutivo centralista de Tabasco y prometió orden, moralidad y ga­
rantías en el Estado. Fue contrestada esta alocución por el pre­
sidente de la nueva Legislatura, don Manuel Zavala1 (yucateco).
El 13 de febrero se declara Tabasco separado del resto de la
nación que estuviese de parte del centralismo; la Legislatura local
reasumía las facultades del Congreso General y el gobernador las
del presidente de la República, en lo tocante a su régimen inte­
rior, debiéndose nombrar dos Secretarías de Estado, la de Rela­
ciones y Hacienda y la de Guerra y Marina. Se autorizó al gober­
nador para poner a Tabasco en condiciones efectivas de defensa
y para auxiliar a las otras entidades en el restablecimiento de su
libertad federativa. Se suprimió la Comandancia General en el
Estado y se autorizó al gobierno para establecer comandancias
particulares en donde se creyese necesario. Se manda devolver a
sus dueños los animales, armas y demás cosas que se hubiesen
tomado durante la guerra y si es necesario, indemnizar al propie­
tario. Se ayudará con indemnización especial al pobre de solem­
nidad que haya sufrido pérdidas de sus humildes habitaciones por
los incendios habidos durante el fuerte bombardeo del 17 de julio
del año anterior, debiendo nombrarse una comisión de tres perso-

1 Es Manuel Zapata Zavala. (N. del C.)

328
Disidencia contra el centralismo

ñas honorables para hacer las informaciones, avalúos, etc., para


así obrar con equidad.
El día 16 de este febrero se reglamenta el funcionamiento de
la Aduana del Estado y además se prescribe la forma de hacer el
juramento por las autoridades civiles, eclesiásticas y militares ante
el gobernador en la capital, y ante los jefes políticos y alcaldes mu­
nicipales en las cabeceras de partidos.
El 25 del mismo mes de febrero se autoriza al gobierno para
disponer hasta de 20 000, del fondo del extinguido nuevo impues­
to para subvenir a las atenciones más urgentes del erario.
Don Carlos Serra fue el secretario único encargado de las Se­
cretarías de Relaciones y Hacienda, así como la de Guerra y Ma­
rina.
Habiendo tenido con la Legislatura y con el general Anaya se­
rias dificultades administrativas, resolvió el gobernador Jiménez
pedir licencia indefinida en marzo, entrando a gobernar el vice
don Justo Santa Anna, quien se hizo cargo del gobierno el 10 de
marzo, su secretario siguió siendo don Carlos Serra. Por decreto
del Congreso se clausuran las sesiones del mismo el 5 de abril.
[•••]
El 28 de junio la Diputación permanente del Estado acuerda
elevar a la categoría de Villa al puerto de Guadalupe de la Fron­
tera; su Ayuntamiento estaría subordinado al Distrito del Centro.
Se dispone igualmente, que el gobierno tenga un sólo Secretario
General para el despacho de todos los asuntos administrativos;
el oficial 19 de esta Secretaría será el jefe de la sección de Gue­
rra, autorizado por el Secretario General. Se autorizó asimismo al
gobierno para reformar la planta de empleados de las Aduanas
Marítima y Terrestre. Se crea por el Congreso una División de
Operaciones dirigida por un General en Jefe, quien tendría a su
cargo las secciones en que se divida militarmente el Estado; ten­
drá a su cargo igualmente, el armamento, parque municiones y la
escuadrilla, etc. El Gobierno nombrará al General en Jefe, así
como a los Comisarios y Subcomisarios de Guerra, quienes po­
drán ser removidos por causa justificada por acuerdo del mismo
gobierno, pero con aprobación del Congreso o la Diputación per­
manente.

329
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Habiendo solicitado licencia el vicegobernador Santa Anna a


mediados de septiembre, es substituido en su cargo por el sub-vice-
gobernador don Francisco Díaz del Castillo el 20 de este mes.

Indemnizaciones por guerra y fuego *


El Gobernador a los habitantes del Estado: sabed que el Congre­
so ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado libre y soberano de Ta­
basco ha tenido a bien decretar lo que sigue:
Art. 19 Se restituirán a sus dueños, si reclamasen, los caballos,
monturas, armas de todas clases y demás objetos de cualquier
valor, por los sujetos en cuyo poder se hallen, y que a virtud de
las azarosas circunstancias pasadas se hubiesen prestado o toma­
do, si esto último no hubiese sido en las acciones de guerra que lo
justifiquen; mas en este caso el tenedor de aquellas cosas tendrá
derecho a una indemnización por parte de la Hacienda Pública,
en los términos que determine una ley, a cuyo efecto procederá
un avalúo por dos peritos nombrados por el dueño y tenedor de
la cosa, a presencia de un alcalde, quien nombrará un tercero en
discordia, si la hubiere, y librará, gratis, certificación al interesa­
do en papel de oficio para los usos que le convenga.
Art. 29 En caso de no poderse efectuar la devolución en espe­
cie, por no existir las referidas cosas, los dueños tendrán derecho
a ser indemnizados en los términos que expresará la misma ley.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista a 15 de Febrero de 1841.— Manuel Zapata,
presidente.— Joaquín Burelo, Diputado secretario.— Antonio Bor­
das, Diputado secretario.
Por tanto, mando a todos los habitantes del Estado que cum­
plan, y a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.
San Juan Baustita deTabasco, Febrero 16 de 1841.
_ . , „ José Víctor Jiménez.
Carlos de berra
Srio.
* En Manuel Mestre Ghigliazza. Documentos v datos. . op. cit., vol.
3, p. 152-154 y 191-192.

330
Disidencia contra el centralismo

El Gobernador a los habitantes del Estado: saber que el Congre­


so ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado libre y soberano de Ta­
basco ha tenido a bien decretar lo que sigue:
Art. I 1-’ Todo pobre de solemnidad cuya casa se hubiese incen­
diado en Julio próximo pasado, se presentará por escrito, en papel
común, al Gobernador del Estado dentro de un mes de publicado
el presente decreto, designando el local que ocupaba aquella, ma­
terial de que estaba construida y dimensiones respectivas.
Art. 21-’ El Gobierno nombrará una comisión de tres sujetos
idóneos para el reconocimiento e informe del valor que dichas ca­
sas tenían aproximadamente en el día en que se incendiaron.
Art. 3^ El Gobierno dará cuenta a esta Legislatura en el tér­
mino de dos meses con una lista nominal de los sujetos presenta­
dos y con los informes correspondientes, para que disponga lo
conveniente a que sean indemnizados.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista, a 16 de Febrero de 1841.—Manuel Zapata,
presidente.—Joaquín Burelo, Diputado secretario.—Antonio Bor­
das, Diputado secretario.
Por tanto, mando a todos los habitantes del Estado que cum­
plan, y a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en
todas sus partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.
San Juan Bautista de Tabasco, Febrero 18 de 1841.

José Víctor Jiménez.


Carlos de Seri a
Srio.

El Excmo. Sr. Vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo


del Estado se ha servido dirigirme el decreto que sigue:

“ El Vicegobernador a los habitantes del Estado libre de Ta­


basco: saber que el Congreso ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado de Tabasco ha tenido a
bien decretar lo que sigue:

331
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Art. 1?— Se destinan exclusivamente los productos de terrenos


baldíos, hasta donde sea necesario, para indemnizar a los pobres
llamados de solemnidad, cuyas casas se incendiaron en Julio del
año próximo pasado, sujetándose a las constancias que existen en
el Gobierno y de que se dió cuenta a esta Legislatura.
Art. 2?— Ascendiendo el valor de las referidas casas a la suma
de 8,562, el Gobierno dispondrá que cada vez que se reúna una
octava parte, por lo menosfcle dicha cantidad, se reparta propor­
cionalmente entre los dueños de aquellas.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista de Tabasco, a 4 de Agosto de 1841.— Manuel
Zapata, Diputado presidente.— Antonio Bordas, Diputado secre­
tario.— José Higinio Ney, Diputado secretario.
Por tanto, mando a los habitantes del Estado que cumplan, y
a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en todas sus
partes, a cuyo efecto, imprímase, publíquese y circúlese. San Juan
Bautista de Tabasco, Agosto 5 de 1841.— Justo Santa Anna.—
A. D. Esteban Valay de González.”
Y lo comunico a U. para su inteligencia y efectos correspon­
dientes. Dios y Libertad. San Juan Bautista, Agosto 5 de 1841.
Valay.

INVITACIÓN DE SIERRA O’REILLY


PARA FORMAR UNA REPÚBLICA
J osé V íc t o r J im é n e z *

[. . . ] Por este tiempo,1 cuando ya el general Anaya había mar­


chado sobre Chiapas,2 vino una comisión de Yucatán encabezada
por el Dr. Justo Sierra con el objeto de promover la erección de

* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . ., op. cit., p. L1V.


1 Alrededor del año 1841, durante la gubernatura de José Víctor Jimé­
nez. (N. del C.)
2 Juan Pablo Anaya incursionó en Chiapas, en abril de 1841, tratando
de posesionarse de la zona; fue derrotado al mes siguiente por el coman­
dante general Ignacio Barberena. (N. del C.)

332
Disidencia contra el centralismo

una república compuesta de Yucatán, Tabasco y Chiapas pero no


encontró aquí quien secundase esa idea, pues, más bien estaba el
país dispuesto a reconciliarse con el Supremo Gobierno, que por
separarse de la unión con México [. . . ]

M a n u e l G il y S á e n z *

[. . .] la bandera Yucateca, estaba separada de la Mejicana, y sa­


biéndose en Yucatán el triunfo de Tabasco sobre de Gutiérrez y
que éste había capitulado, viene en comisión el Ilustre sabio Dr.
D. José Justo Sierra, para ver si podía formar una coalición de los
Estados de Yucatán, Veracruz, Tabasco y Chiapas, con Oaxaca,
separados de la confederación Mexicana [. . .]

Mensajes yucatecos llevados por Sierra


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

Poco después de la negativa tabasqueña de formar una república


independiente, Justo Sierra regresó con los siguientes mensajes.
Para entonces, Tabasco ya había reconocido al Gobierno General.

El 16 de noviembre Tde 1841] llegó a la capital de Tabasco el


señor licenciado Justo Sierra de O’Reilly llevando pliegos del go­
bernador de Yucatán don Santiago Méndez y refrendado por su
secretario de gobierno don Joaquín García Rejón, de fechas 21
y 23 de octubre anterior en que el gobierno de Yucatán deseaba
[. . .] que en caso de que Tabasco se anexase a la federación me­
xicana, el intercambio comercial entre las dos entidades no se
alterase y siguiese con las mismas franquicias que tenía y que
Tabasco no operase y sirviese de apoyo para hostilizar a Yucatán.
El enviado haría ver al gobierno de Tabasco la ayuda que Yuca­
tán le prestó para liberarse del centralismo, facilitándole arma­
mento, buques de guerra, soldados y hasta recursos pecuniarios

* Ibidem, p. 191-192.
'** Historia. . . , op. cit., p. 243-244.

333
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

sin calidad de reintegro ni compensación alguna. Sí Tabasco no


estuviese de acuerdo con estas bases, el comisionado protestaría
y deberá considerarlo como entidad hostil y entonces Yucatán se
vería en la necesidad de tratarlo como Estado enemigo. El go­
bierno tabasqueño aceptó las condiciones de Yucatán en lo tocan­
te a no hostilizarlo ni meterse en los asuntos interiores de aquel
Estado, retirándose poco después el comisionado Sierra O’Reilly.

SE RECONOCE LA UNIÓN NACIONAL


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

En mayo de 1841 los hermanos Maldonado, de acuerdo con el


gobernador Jiménez, se levantaron en armas contra Francisco de
Sentmanat. Sin embargo, éste pudo controlar la situación; Jiménez
renunció y fue sustituido por el vicegobernador Justo Santa Anna,
y los Maldonado fueron expulsados a Campeche. En el resto de
la República, el gobierno de Bustamante se iba debilitando.

[. . . ] [Hubo] acontecimientos importantísimos contra el gobierno


centralista del general Bustamante; sus mismos amigos y pro­
tegidos levantábanse en armas en su contra y trataban de desqui­
ciar el centralismo y su deficiente Constitución de las Siete Leyes
de 1836. "
En Veracruz, el 28 de agosto [de 1841] se levantó otro Plan
de siete artículos por el ayuntamiento, pidiendo como en el de
Jalisco la derogación de las leyes de noviembre y diciembre de
[1839], imponiendo aumento al derecho de consumo, la de con­
tribución personal, reformando el arancel de aduanas, que se de­
rogue la ley del estanco del tabaco, etc.
Santa Anna al fin rompió con el gobierno centralista el 2 de
septiembre, anunciándose mediador y el 9 se declaraba en contra
de Bustamante, desde Perote, enviando un escrito en forma de
plan de ocho puntos, para terminar con el gobierno de Busta­
mante y aceptaba las bases propuestas por el general Valencia.
El 18 de septiembre entra en Puebla el general Santa Anna y

* Ibidem, p. 239-245 (selección).

334
Disidencia contra el centralismo

el 22 ocupa Tacubaya. El 25 el general Bustamante toma el man­


do de las tropas centralistas para atacar a los rebeldes, dejando
como presidente interino a don Francisco Javier Echeverría. El
27 se firmó el armisticio y al día siguiente el ejército de Santa
Anna levantó el acta conocida como el Plan o Bases de Tacuba­
ya, constando de trece bases. Este plan fue por mucho tiempo la
Constitución de la Repúbhca y dio nuevo giro a la política nacio­
nal, siendo peor que el de las Siete Leyes; era el premio a tantos
afanes, lágrimas y sangre. No se adoptaba la Constitución de 1824
que fue la bandera del federalismo y sí implantaba ese plan, un
régimen despótico [. . .]
El 30 de septiembre se presentaron en San Juan Bautista los
señores teniente coronel don Alonso Fernández y el capitán mé­
dico don Simón Sarlat García, con una comisión militar que desde
Acayucan enviaba el comandante militar de la 8a. Sección de
Veracruz, coronel don Francisco Macín, el 22 de septiembre de ese
1841. Macín los enviaba para tratar la unión de Tabasco con los
otros Departamentos en rebeldía contra el gobierno centralista de
Bustamante, y unirse al Plan de Veracruz del general Santa Anna
que desde el día 8 de septiembre había desconocido al centralis­
mo. Los comisionados llevaban dos comunicaciones de Macín,
una para el gobernador de Tabasco y otra para el comandante
general del mismo, coronel don Francisco de Sentmanat; este jefe
envió la del gobierno de Tabasco al subvicegobernador Díaz del
Castillo, quien a su vez dio cuenta al Congreso del Estado el 1?
de octubre [. . .]
Roto el armisticio por inflexibilidad del Poder Conservador, se
continuaron las operaciones de guerra [en el centro del país] El
l'-’ de octubre hubo el pronunciamiento del Seminario Conciliar
por la Federación, que hizo crecér el desorden en la capital de la
República, que estaba sitiada por las tropas rebeldes de Valencia,
Paredes y Santa Anna. El 5 se luchó en la Villa de Guadalupe,
donde se refugió Bustamante, precisado a reconocer el Plan de
Tacubaya al día siguiente, firmándose el Convenio de la Presa
de la Estanzuela, de cinco artículos, el 6 de octubre. Entre los
comisionados el general Bustamante los generales don Valentín
Canalizo y don Benito Quijano y por el general Santa Anna los

335
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

generales don José Ma. Tornel y don José Ignacio Gutiérrez;


ratificándose este convenio por los generales Bustamante y Santa
Anna a los pocos días, dándose por terminada esta cruenta lucha
que llenó de luto y desolación a la capital de la República y a
muchos Estados.
El general Santa Anna entró triunfante a la capital en unión
del general Valencia y del gobiernista general don Valentín Ca­
nalizo [. . .] El día 7 nombró Santa Anna a los miembros de la
Junta de Notables que se reunirían el día 9 de octubre en la Cá­
mara de Diputados. El presidente interino Echeverría, sus minis­
tros, el Poder Conservador y la Cámara de Diputados centralistas
cesaron en sus funciones.
Santa Anna designó como representante por Tabasco al coro­
nel don Manuel Valente Gómez, quien no tuvo suplente. El 9 de
octubre se reunió la Junta de Notables y nombró a su creador,
Santa Anna como presidente provisional de la República. En la
sesión de la misma Junta del día 10, juró y tomó posesión como
representante por Tabasco el teniente don Ramón Ricoy, también
designado por el general Santa Anna, ninguno tabasqueño. [. . .]
Como el Estado de Tabasco al aceptar la unión con el de Ve­
racruz, reconocía el nuevo estado de cosas habidas en la capital de
la República y entraba en relación con el gobierno del general San­
ta Anna que había derribado al centralismo de Bustamante, el Pre­
sidente Provisional ordenó al saberse la noticia de que Tabasco
reconocía la Unión Nacional, que se celebrase ese fausto aconte­
cimiento con salvas de artillería y repique a las doce del día del
4 de noviembre de 1841.
El correo con Acayucan y la comunicación marítima con Vera­
cruz fueron pronto reanudados; Tabasco estaba seriamente resen­
tido en su comercio, pues sólo se comerciaba con Yucatán.
El 11 de noviembre se verificó una manifestación de vecinos
de la capital, pidiendo al ayuntamiento que se otorgue la Fede­
ración a todos los Estados de la República; que se envíe a México
los dos comisionados que se mencionan en el artículo 99 de las
Bases de Tacubaya, los que protestarán contra todo lo que no esté
conforme con los votos del pueblo de Tabasco; que mientras no
se publique la nueva Constitución no se permita la entrada de tro­

336
Disidencia contra el centralismo

pas, jefes y oficiales que se envíen desde México o de cualquier


otro punto de la República, pero guardando relaciones de amis­
tad y de comercio con los otros Estados. Esta petición fue apro­
bada, y el comandante Sentmanat lanzó un manifiesto al pueblo
de Tabasco aprobando su actitud.
El 13 de noviembre el Congreso del Estado nombra como re­
presentante por Tabasco a los señores don José Víctor Jiménez
y don Pedro Requena para que asistan a la Asamblea de Comi­
sionados en la ciudad de México. Con motivo de haber renun­
ciado a los cargos don Pedro Requena y don José Víctor Jiménez,
son elegidos el general don Ignacio Martínez Pinillos y don Ma­
nuel Zapata Zavala por renuncia de don Joaquín Cirilo de Lanz
que también había sido electo. [. . .]
El 22 de diciembre salen para México, vía Veracruz, en la go­
leta Carmen, los dos comisionados (oaxaqueño) y don Manuel
Zapata Zavala (yucateco). También sale en el mismo barco rum­
bo a la capital de la República, el teniente coronel don José Alon­
so Fernández, comisionado por el gobierno general para la ane­
xión nuevamente de Tabasco a la República.
El 9 de febrero [de 1842] toma posesión del gobierno de Ta­
basco el señor don Agustín Ruiz de la Peña, quien gobernó por
octava y última vez; fue nombrado por la Diputación permanente
del Estado, después de la renuncia hecha por el subvicegoberna­
dor Díaz del Castillo, [. . . ]
El 17 de febrero [. . .] recibe el teniente coronel don Francis­
co de Sentmanat su nombramiento de comandante general efec­
tivo de Tabasco, ascendiéndolo a coronel de Infantería Perma­
nente, desde fecha 1? de febrero en que es nombrado en México
por el Supremo Gobierno; [. . .]
El 30 de abril renunció el gobernador interino don Agustín
Ruiz de la Peña por motivos de salud, [. . . ] [y] se retiró a la vida
privada.

M a n u el G il y S á f .n z *

A fines del año de 1841 estando en el gobierno el subvice D.

* Compendio. . . , op. til., p. 192.

337
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Francisco Diaz del Castillo, y siendo Comandante de las armas


D. Francisco de Sentmanat, vinieron en comisión del General
Santa-Anna: el Coronel D. Alonso Fernandez, y de Secretario el
Médico cirujano del ejército Dr. D. Simón Sarlat, trayéndole á
Sentmanat la banda, espada y charreteras de Coronel de Caballe­
ría; se estipuló entonces la unión de esto con México y desde ese
dia 14 de Noviembre de 1841, quedó Tabasco incorporado á
México y por consiguiente, sujeto á las siete bases de Tacubaya,
concluyéndose el gobierno constitucional. Mas tarde recibía Sent­
manat de Santa-Anna los títulos de Gobernador y Comandante
General de Tabasco.

ACERCA DE LA TIERRA
Enajenación y arrendamiento
de terrenos baldíos
J u sto C e c il io Santa A n n a *

Consumada la independencia, como la Constitución Federal de


1824 no reservó al Gobierno Nacional los asuntos de terrenos
baldíos, los Estados pudieron desde luego disponer libremente de
los comprendidos en sus territorios y, como todos, el de Tabasco
tuvo una legislación propia en ía materia, aunque las diversas
disposiciones que á ella se refieren no llegaron á formar un solo
cuerpo, hasta que se promulgó la ley de 16 de Agosto de 1841,
siendo Vice-Gobernador en ejercicio Don Justo Santa Anna, en
que se reglamentaba la enagenación y arrendamiento de dichos
terrenos.
Aquella ley, según parece, cayó en desuso muy pronto, ó fué
derogada por alguno de los numerosos gobiernos revolucionarios
que se sucedían frecuentemente en el Estado [. . . ] Decimos esto,
porque en 14 de Abril de 1847 el mismo Señor Santa Anna, como
Gobernador Constitucional, sancionó un decreto del Congreso en
que se declaraba vigente la ley anterior.

* Ñolas para. . . , op. cit., p. 73-74.

338
Disidencia contra el centralismo

Las reglas *
El Vicegobernador en ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo, a
los habitantes del Estado: sabed que el Congreso ha decretado lo
siguiente:
“El Congreso Constitucional del Estado libre y soberano de
Tabasco, ha tenido a bien decretar lo que sigue:
Art. 19 El Gobierno, en la venta de terrenos baldíos del Es­
tado, observará las reglas que dispone la presente ley.
Art. 29 El que denunciare algún terreno deberá presentarse al
Gobierno por escrito, acompañando un plano y derrotero del agri­
mensor que lo hubiese medido, manifestando claramente en am­
bos documentos la extensión, linderos y la calidad del terreno,
esto es, si es de la clase llamada de labor o sabanal.
Art. 39 El Gobierno proveerá en seguida que el Alcalde Cons­
titucional a quien corresponda, pase con dos testigos de asisten­
cia a inspeccionar el terreno denunciando, citando previamente
a los colindantes para que expongan si las medidas han pasado o
no por sus respectivas posesiones; cuando colinde el terreno de­
nunciado con tierras del Estado o del ejido, concurrirá el Síndico
del Ayuntamiento respectivo.
Art. 49 El Alcalde informará a continuación: 19, si a su juicio
hay o no la misma extensión de terreno denunciado. 29, si los
colindantes están conformes o han hecho oposición, expresando
lo que hubiesen alegado. 39. si la clase del terreno es de la clase
llamada de labor o sabanal. 49, si las medidas han pasado o no
por los ejidos de algún pueblo, en cuyo caso expondrá y firmará
el Síndico lo que le conste, o si se halla el referido terreno en los
otros casos de que habla el art. 79 de esta ley.
Art. 59 Informado de todo el Gobierno y estando de confor­
midad los colindantes, mandará enterar en la Tesorería el importe
del terreno denunciado, o a extender la escritura de reconoci­
miento e hipoteca especial de su valor, en caso de que el denun­
ciante lo tome al censo redimible de un seis por ciento anual que
podrá concedérsele.

* En Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . . , o p . c it., vol.


3, p. 1 9 4 -1 9 7 . ‘

339
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Art. 69 Acreditado el pago, o acompañado el testimonio de la


escritura de reconocimiento, el Gobierno librará en seguida el
título formal de propiedad o enfitéutico del terreno denunciado.
Art. 79 No se permite la venta de terrenos baldíos en que se
hallen tintales, pimentales, los ejidos de los pueblos y las cangre­
jeras.
Art. 8“ Cuando algún colindante de los terrenos denunciados,'
o el Síndico por los del Estado o del ejido, alegue que las. medidas
han pasado por las de aquellos o éstos, u otra causa que impida
la venta, el Gobierno dispondrá que el denunciante ocurra al Juez
de 1^ Instancia respectivo a producir una legal información de
tres testigos, la que acompañará al Gobierno con otro escrito, ex­
poniendo en él cuanto juzgue convenir a su derecho.
Art. 9° En el referido caso el Gobierno lo pasará todo al opo­
sitor, para que dentro de tres días útiles conteste y pruebe lo que
crea conveniente, y entonces resolverá gubernativamente lo que
estime de justicia, pudiendo antes, si lo creyere necesario, mandar
ampliar lo más sumariamente posible las pruebas de una y otra
parte.
Art. 109 Las costas que se eroguen en los casos de que hablan
los artículos anteriores, serán de cuenta del que hubiese hecho la
denuncia o se hubiese opuesto a ella sin justicia o sin derecho.
Art. 119 El valor de las tierras llamadas de labor, será el de
cien pesos caballería,1 en los Partidos de San Juan Bautista, Taco-
talpa, Jalapa y Teapa; de ochenta pesos en los de Usumacinta y
Macuspana, y setenta pesos en los de Cunduacán, Jalpa y Naca-
juca; y el de sabanal en los mismos Partidos, el de un tercio me­
nos de aquel valor.
Art. 129 Cuando el Gobierno reciba informes que a su juicio
sean fundados, de que las medidas de un terreno no han sido
conformes con la denuncia y el plano, podrá mandarlo remediar
nombrando otro agrimensor y otro Alcalde o Regidor, acompa­
ñados de dos testigos de asistencia; y si resultare cierta la usur­
pación, condenará en el duplo de su importe al denunciante, y en

1 Caballería, en este caso, es una medida de superficie agraria. En Méxi­


co y Guatemala equivalía a 4 279 áreas. El área comprende 100 metros
cuadrados. (N. del C.)

340
Disidencia contra el centralismo

igual multa al agrimensor que las midió, y estas cantidades se des­


tinarán a las arcas del Estado.
Art. 13? En caso de resultar conformes dichas medidas, del
Tesoro público se pagará al agrimensor, y de los fondos de pro­
pios respectivos al Alcalde o Regidor y testigos de asistencia si no
hubiese habido malicia probada por parte del informante, en cuyo
caso éste sufrirá dichos gastos.
Art. 14? El honorario de los agrimensores titulados por el Go­
bierno, será el de diez pesos por una sola caballería que midan;
de ocho, cuando no pasen de tres; de seis, cuando no excedan de
diez, y de cinco, cuando sean más de aquel número; y además se
les abonará un peso por cada una legua de ida y vuelta inclusive,
del camino que anduvieren. Los no titulados gozarán la mitad de
este honorario, pero tendrán el mismo viático.
Art. 15? Los Alcaldes disfrutarán del propio viático, y de tres
pesos diarios por cada seis horas que impendan [inviertan] de
trabajo. El Síndico y los testigos de asistencia, disfrutarán de un
viático y dieta por mitad del señalado a los Alcaldes.
Art. 16? Serán preferidos en las ventas o arriendos de terrenos
baldíos: 1? Los que tengan en ellos plantíos de cacao, cafetales
u otra clase de labor permanente y productiva. 2? Los que ten­
gan cañaverales con casas, trapiches y demas útiles. 3? Los que
tengan en ellos sitios de ganado mayor o menor con casas, corra­
les y demás anexos. 4? Los que vivan con sus familias en las
mismas tierras y las cultiven de cualquier manera. 5? Los que sin
estar en los casos anteriores prueben que los han cultivado o me­
jorado trabajando en ellos durante cinco años consecutivos por
lo menos, con conocimiento de la autoridad respectiva y sin opo­
sición de partes.
Art. 17? Serán también preferidos en la venta o arriendo de
los terrenos baldíos que no se hallen comprendidos en el artículo
anterior. 1? Los vecinos del pueblo respectivo a los que no lo
sean. 2? Los vecinos del Partido en que se halle el terreno de­
nunciado a los de los otros Partidos. 3? Los ciudadanos del Es­
tado a los que no estén en este caso.
Art. 18? No se hará venta de ningún terreno por más de diez

341
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

caballerías a una sola persona, en el sentido del derecho esta


unidad.
Art. 19? Los extranjeros podrán libremente adquirir tierras en
propiedad en el Estado, siempre que se establezcan en él con sus
familias y lo avisen previamente al Gobierno, sujetándose a las
leyes del mismo Estado.
Art. 20? Todo poseedor de terrenos no denunciados ni titula­
dos, aunque tenga amparo, que deje pasar noventa días de publi­
cada esta ley en la cabecera de su Partido, y no ocurra a compo­
nerlos con el Gobierno, quedará sin el derecho de preferencia que
le concede la ley, y cualquiera podrá denunciarlos y comprarlos,
abonándose únicamente en este caso al anterior poseedor, el valor
de las casas, ganados, plantíos, cultivos y demás mejoras anexas
al terreno acusado, sea por mutuo convenio o por avalúo de pe­
ritos nombrados por las partes; y en caso de discordia un tercero
decidirá, designado previamente por las mismas partes o por los
peritos si aquellos no lo hicieren.
Art. 21? Los Alcaldes Constitucionales quedan obligados por
sí mismos, o por medio de sus auxiliares, inmediatamente de pu­
blicada esta ley, a notificar el artículo precedente a los poseedo­
res de tierras sin título de propiedad, y a formar listas de los in­
dividuos que estén en este caso, las que remitirán al Gobierno en
seguida.
Art. 22? Se derogan los decretos y disposiciones que se opon­
gan a la presente ley.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista de Tabasco, a 12 de Agosto de 1841.— Manuel
Zapata, Diputado presidente.— Antonio Bordas, Diputado secre­
tario.—José Higinio Ney, Diputado secretario.”
Por tanto mando a los habitantes del Estado que cumplan, y a
las autoridades que hagan cumplir la presente ley en todas sus
partes, a cuyo efecto, imprímase, publíquese y circúlese. San Juan
Bautista, Agosto 16 de 1841.

Justo Santa Anna.


Joaquín C. de Lanz.

342
Disidencia contra el centralismo

Reforma posterior *
D ec r eto de 15 de A b r il de 1847.

JUSTO SANTA ANNA, Gobernador Constitucional del Estado


Libre y Soberano de Tabasco, á sus habitantes, sabed:

Que el H. Congreso, ha decretado lo siguiente:


El H. Congreso, considerando, que hay absoluta necesidad de
proveer al Ejecutivo del Estado, de las facultades de su resorte
para espeditar la cnagenación y arriendo de terrenos baldíos del
mismo; que aunque hay leyes relativas que existen, es preciso re­
validarlas y reformarlas, que la H. Legislatura es imposible que
pueda en las actuales circunstancias, ocuparse de una ley nueva,
por sus muchas y complicadas atenciones, que por tales razones,
ha tenido á bien declarar vigente la ley número 31 de 16 de
Agosto de 1841, sobre venta y arriendo de terrenos baldíos en el
Estado, con las reformas que como apéndice de dicha ley, ha
venido en decretar y decreta lo siguiente:
Art. 19 Las medidas de los terrenos valdío del Estado, de que
habla el artículo 29 de la ley arriba citada, las hará constar minu­
ciosamente el agrimensor que la mediere, en el plano respectivo,
el que fechado firmará para constancia.
Art. 29 De conformidad con los artículos precedentes, se de­
clara insubsistente el último concepto del art. 14 de la ley precita­
da de 841 y los agrimensores se sugetarán para las mensuras de
tierras á las ordenanzas y reglas establecidas, so pena de incurrir
en las que detalla el art. 12 de la misma ley citada.
Art. 39 Los agrimensores para que puedan ejercer la facultad
de tales en el Estado, deberán prèviamente estar habilitados por
el Gobierno del mismo, sin cuyo requisito no serán considerados.
Art. 49 Los terrenos bajos, conocidos con el nombre de jahuac-
tales, bejucales, popales y playerías, se clacifican como de tercera
calidad, y su valor será el de treinta pesos en todo el Estado.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, y dispondrá su
cumplimiento.

* En Recopilación de Leyes y Decretos. . . , op. cit., p. 9 4 -9 6 .

343
Arias G. / Lau J. / Sepútveda O.

Dado en San Juan Bautista, á 14 de Abril de 1847.—Manuel


Ponz y Ardil, diputado presidente.— Salvador Oropeza, diputado
secretario.— Bartolo Conde, diputado secretario.
Por tanto, mando que todos los habitantes del Estado, que
cumplan, y á las autoridades, que hagan cumplir la presente ley
en todas sus partes; á cuyo efecto, imprímase, publíquese y circú­
lese.
Palacio del Gobierno del Estado de Tabasco, en San Juan Bau­
tista, á 15 de Abril de 1847.—Justo Santa Anna.— Felipe J. Se­
na, secretario.

Huimanguillo se anexa*
[. . .] “El Vicegobernador a los habitantes del Estado libre de
Tabasco: sabed que el Congreso ha decretado lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado de Tabasco ha tenido a
bien decretar lo que sigue:
Art. 19— Mientras el Estado de Veracruz se halle sometido a!
Gobierno de México, se declara parte integrante del de Tabasco
el Cantón de Huimanguillo que corresponde al primero.
Art. 29—En consecuencia formará el referido Cantón un De­
partamento de este Estado, y habrán en él las mismas autoridades
nombradas por el Gobierno, con arreglo a las leyes y con los mis­
mos requisitos que en los demás Departamentos.
Art. 39— El Gobierno queda autorizado para arreglar y tran­
sar todas las dificultades que se presenten al poner en ejecución
esta ley.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista de Tabasco, a 2 de septiembre de 1841.—Nar­
ciso Santa María, Diputado presidente José Salvador Peralta, Di­
putado secretario.—J. Joaquín Flores, Diputado secretario.
Por tanto, mando a los habitantes del Estado que cumplan, y
a las autoridades que hagan cumplir la presente ley en todas sus
partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese. San Juan

* En Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . . , o p . c it.. vol. 3,


p. 200.

344
Disidencia conira et centralismo

Bautista, septiembre 3 de 1841.— Justo Santa Anna.— A Don


Manuel Zapata.
Y lo comunico a U. para su inteligencia y efectos correspon­
dientes.— Dios y Libertad. San Juan Bautista, Septiembre 4 de
1841.' ' ‘
[Manuel] Zapata

Noticias estadísticas de Huimanguillo*


Este Partido- extiende su comprensión, por el Norte con Tabas­
co, por el Sur y el Este con las Chiapas, y por el Oeste con Aca-
yucan. Su extensión de Oriente a Poniente es de 105 millas, y de
Norte a Sur de 90. Su cielo es claro y despejado, su clima ar­
diente. Es saludable, y sus tierras están regadas por tres ríos que
son: el de Tancochapa, por el Oeste, que las va ciñendo para
arriba hasta la serranía que corresponde a Tehuantepec; y no se
sabe de cierto la clase de maderas que producen las montañas
por donde pasa, porque todo es terreno despoblado; y se dice que
su origen lo tiene en el Departamento de Chiapas; atraviesa todo
el Partido en el espacio de muchas leguas, y por cosa de 150 mi­
llas baja arrastrando sus aguas hasta desembocar al mar por la
barra de Tonalá, siendo tan caudaloso, que en las secas tiene ge­
neralmente en más de 40 a 60 millas, de 16 a 20 palmos de pro­
fundidad. Seis leguas antes de entrar en el Océano se junta con
el río de Zanapa, que toma el nombre de una de las poblaciones
por donde pasa, y su nacimiento está en el Partido, que atrave­
sándolo por el Oriente se reúne con el de Tancochapa y desagua
en la referida barra. Tiene 75 millas navegables, y sus trastornos
son torcidos y montuosos, que no permiten navegar las canoas
a palanca. Este río, como el de Tancochapa, posee tierras extre­
madamente fértiles en lo general, pero por falta de brazos se ha-1

1 Al mes siguiente, el gobierno tabasqueño prometió la devolución del


Cantón de Huimanguillo a Veracruz. (N. del C.)
* El Conciliador, Jalapa, [sin fecha] y reproducido en Diario del Go­
bierno de la República Mexicana, 19 v 23 de abril de 1840, en Manuel
Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 3, p. 20-23.
2 Huimanguillo aún pertenecía a Veracruz cuando se publicaron las es­
tadísticas. (N. del C.)

345
Alias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

lian abandonadas sin ningún cultivo.—En dicho río de Zanapa


desagua una famosa laguna conocida con el nombre del Rosario,
que tendrá 15 millas de largo y 3 de ancho; su agua es salada, y
las tierras que la rodean son llanos propios para agostar ganados;
y esta laguna, como los ríos indicados, produce bastante pesca.—
Desde el paso de San José en el río de Tancochapa hasta las sa­
banas de Santa Ana, hay una montaña y varios porteros que tie­
nen 7 leguas de travesía, y buscando al Norte está el río que
llaman de Santa Ana, que desagua bajo el mismo título en su ba­
rra, a 8 leguas de distancia de Tonalá. Sigue el terreno de Tanco­
chapa y el conocido con el de sabanas y potreros, que tendrán
de extensión sobre 126 millas cuadradas; la mayor parte está in­
culto, especialmente Tancochapa, que todo él es nacional, y en
lo general está regado de multitud de arroyos de agua saludable
y gustosa, y posee buenas sabanas para cría de ganado, del cual
tendrá como ocho mil reses.—El tercero y principal río de los
nombrados y el más caudaloso es el de Mezcalapa y por otro
nombre Grijalva; tiene su nacimiento en Chiapas, y corriendo de
Sur a Norte por este Partido el espacio de 30 millas, lleva sus
corrientes al mar por la barra principal de Tabasco; sus tornos
son navegables, y en sus riberas está situado el pueblo de Hui-
manguillo', y en ellas contiene mucha vecindad y algunas posesio­
nes de cacao.—Ambos lados del mencionado río, tienen terrenos
muy fértiles para toda clase de frutas de tierra caliente, pero casi
está todo abandonado.
Huimanguillo, que es la cabecera, tiene 3747 almas, se halla
distante de su Capital, que es Veracruz, más de 150 leguas y de
la cabecera del Distrito que es Acayucan, 65. Está situado en las
orillas del río Grijalva. Su piso es llano y rodeado de una mon­
taña que se extiende hasta la entrada del llano en un espacio de
leguas. Tiene el cielo alegre y su terreno es húmedo y areno­
so, pero el clima es saludable. Es la residencia de la Subprefectura
y de dos Juzgados de Paz. Sus edificios son de huano. Tiene una
escuela, una receptoría de alcabalas y una administración de co­
rreos; una Casa Consistorial de teja, en donde se halla la escuela
y la oficina de la Subprefectura; una cárcel con vivienda para el
Alcaide y tres piezas para los que se destinan a ella, pero en el

346
Disidencia contra el centralismo

día está muy vieja. La iglesia es de huano, bastantemente mal­


tratada; a ésta para evitar se cayera se le minoró hasta la quebra­
dura. El párraco extiende su jurisdicción en lo eclesiástico a todo
el Partido y a los pueblos de Ishuatlán y Moloacán que distan
132 millas de su curato, y se hallan situados en las márgenes del
Coatzacoalcos; su congrua puede ser de 4000 pesos. Huimangui-
Ilo tiene en sus suburbios siete fábricas pequeñas de sacar aguar­
diente, diez tiendas mestizas cuyo giro es en pequeño; una plate­
ría, pero no se le puede dar este nombre por no ser este lugar que
dé obras para trabajar diariamente; una zapatería, una carpinte­
ría, tres herrerías y dos tejerías. Hace el comercio diariamente
en canoas con la Capital de Tabasco, del que dista 20 leguas, y
río arriba con la villa de Tuxtla. Para ir al pueblo más inmedia­
to, que es Ocuapan, hay un camino de ocho varas de ancho, pero
contiene varios zanjones ataseosos que en las aguas son penosos,
y en los que hay tres puentes de madera o barandillas. El más
grande de éstos es el que llaman de Huimanguillo, que tendrá
400 varas de largo y 3 de ancho, y está construido en un agua-
chal permanente. En toda la jurisdicción de la cabecera se en­
cuentran ochenta posesiones, las más de ellas de caña y cacao, que
son las plantas favoritas del terreno.—Ocuapan. distante tres y
media leguas de Huimanguillo, fué pueblo numeroso y cabecera
en otro tiempo. En el día está reducido a 271 almas y situado en
un terreno montuoso a la entrada del llano. Como sus aguas son
excelentes, se mantiene en él la crianza del ganado del Partido.
Sus tierras son feraces, y por medio de la población atraviesa un
hermoso arroyo; pero sus habitantes son muy afectos a la holgan­
za. Tiene un Juez de Paz, una iglesia qu eestán levantando sus
pocos habitantes, en donde veneran la imagen de la Purísima Con­
cepción. No tienen escuela por falta de recursos.— Mecatepec,
pequeña población de 63 almas, es y ha sido un pueblo miserable.
Está situado en medio del llano a una legua de Ocuapan. Lo
circula un hermoso arroyo llamado Cuatajapa. Carece de iglesia
por haberse destruido la que tenía, y tiene una imagen que se
titula el Señor de la Salud, a quien concurren a visitar todos los
años los habitantes de Chiapas y Tabasco, por la mucha devoción
que le tienen. La industria de este pueblo consiste en algún poco

347
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de maíz que por necesidad siembran, y algunas libras de ixtle que


van a vender a Huimanguillo; mas si se dedicasen a la cosecha y
cultivo de éste, sacarían alguna ventaja por la superioridad en
este ramo. El pueblo se compone de nueve cabezas de familia, y
tampoco tiene escuela porque no puede sostenerla.—Tecominoa-
cán, pueblo antiguo de indígenas, dista dos leguas del anterior.
Su población es de 376 almas. Está situado a las orillas del llano.
Lo circula un arroyo y su terreno es seco y pedregoso, por lo que
sus habitantes tienen que hacer sus labranzas que consisten en
siembras de maíz para su subsistencia, a tres o cuatro leguas de
distancia. Tampoco tiene escuela.—Zanapa, dista de su cabecera
15 leguas y tiene 441 almas. Está situado a las márgenes del río
de su nombre; su cielo es claro, su clima es saludable. Por el Nor­
te tiene la costa, y cuyas tierras son potreros que se aniegan en
tiempo de aguas. Su industria consiste en algunas plantas de ca­
cao y crianza de ganado. El río y la laguna del Rosario que está
inmediata, proporcionan a sus habitantes bastante pescado y tor­
tugas, y los potreros abundan de animales conocidos con el nom­
bre de mojinas y pochitoques. Este pueblo tiene una pequeña
iglesia y está gobernado por un Juez de Paz. No tiene escuela por­
que sus cortos recursos no dan para sostenerla.

La disposición territorial*
A l regresar al sistema federalista, los antes denominados “distri­
tos” pasaron a llamarse “departamentos”. Nacajuca ya no fue ca­
becera del Centro sino de La Chontalpa, y además, cada depar­
tamento tuvo tres “partidos”.

[. . .] El Congreso Constitucional del Estado libre de Tabasco


ha tenido a bien decretar lo siguiente:
Art. 1°— El territorio del Estado libre y soberano de Tabasco,
se divide en tres Departamentos, que se denominarán: del Centro,
de la Sierra y de la Chontalpa, compuesto de tres Partidos cada

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 3,


p. 228-229.

348
Disidencia contra el centralismo

uno; y así las cabeceras de éstos, como las de aquellos, serán las
que se señalan en la reforma siguiente:
Las cabeceras de los Partidos del Departamento del Centro son:
San Juan Bautista.— Macuspana.— Balancán.
Son adyacentes del primero:
Atasta.— Tamulté.— San Francisco (a) Estancia vieja.— Gua­
dalupe de la Frontera.— Jonuta.—San Francisco (a) El Peal.
Idem del segundo:
San Carlos.— San Fernando.—Tepetitán.
Idem del tercero:
Montecristo.-—Santa Anna. Kanisán.— Multé.— Estapilla.—
Usumacinta.—Tenosique.
Es cabecera del Departamento del Centro:
San Juan Bautista.
Las cabeceras de los Partidos del Departamento de la Sierra
son las siguientes:
Villa de Teapa.— Villa de Tacotalpa.—Jalapa.
Es adyacente del primero:
Tecomajiaca.
Idem del segundo:
Tapijulapa.-—Oxolotán.— Puscatán.
Idem del tercero:
Jahuacana.— Astapa.—Cacaos.— Pueblo nuevo de Ojiacaque.1
Es cabecera del Departamento de la Sierra:
La villa de Teapa.
Las cabeceras de los Partidos del Departamento de la Chontal-
pa son las que siguen:
Villa de Cunduacán.—Jalpa.—Nacajuca.
Son adyacentes del primero:
Pechucalco.— Cúlico.— Huaimango.— Boquiapa.—Anta.— San
Antonio.
Idem del segundo:
Comalcalco.— Jalupa.— Soyataco.— Mecoacán.— Ayapa.—
Iquinuapa.— Amatitán.— Chichicapa.— Cupilco.— Tecoluta de
las montañas.—-Paraíso.

' En 1837, el documento que señala la división del entonces Departa


mentó de Tabasco menciona “Pueblo Nuevo de las Raíces”. (N. del C.)

349
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Idem del tercero:


Tucta.— Masateupa.— Taposingo.— Tres Pueblos.— Guaital-
pa.— Tecoluta.— Guatacalca.— Olcuatitán.—■Ojiacaque.— Pue­
blo nuevo de Ocuilzapotlán.— Tamulté de la Sabana.
Es cabecera del Departamento de la Chontalpa:
La villa de Cunduacán.
Art. 29— Quedan derogadas todas las leyes o disposiciones que
no estén en consonancia con el presente decreto.
Art. 39— Una ley designará los límites jurisdiccionales que deba
tener cada pueblo, consultando siempre a la más pronta adminis­
tración de justicia y auxilios espirituales.
Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en
San Juan Bautista de Tabasco, a 19 de Octubre de 1841.-—Pedro
Antonio Díaz, Diputado presidente.—Antonio Bordas, Diputado
secretario.—José Higinio Ney, Diputado secretario.
Por tanto, mando a los habitantes del Estado que cumplan, y a
las autoridades que hagan cumplir la presente ley en todas sus
partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.— San
Juan Bautista, Octubre 20 de 1891.—Francisco Díaz del Casti­
llo.— A Don Francisco A. Foucher.
Y lo comunico a U. para su inteligencia y efectos correspon­
dientes.
Dios y Libertad. San Juan Bautista, Octubre 20 de 1841.
Foucher.

Libertad de tintcdes*
Entre las causas que obstaculizaban la riqueza del estado se en­
contraban algunas deficiencias administrativas.

Hemos propuesto en los números 73 y 75 de este periódico al­


gunas cuestiones sobre el importante ramo de Hacienda Públi­
ca, principalmente en el arreglo de sus aranceles marítimos: esta

* La Aurora de la Libertad, San Juan Bautista, 28 de noviembre de


1841, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol.
3, p. 271-273.

350
Disidencia contra el centralismo

materia vital ha quedado, como muchas otras, sepultada en el


olvido. El comercio en general sufre males que refluyen directa­
mente sobre el erario, y el Gobierno se ve en los mayores ahogos
para poder subvenir a sus más precisas atenciones. Sensible es
decirlo, pero el Gobierno de Tabasco no puede ni podrá tener
la fuerza moral necesaria, ni poner en acción todos sus resortes,
mientras no pueda pagar sus agentes con la regularidad conve­
niente. Los empleados que no cuentan con seguridad con sus asig­
naciones, cuando no hagan otra cosa peor, descuidan sus deberes,
distrayéndose en asuntos ajenos de su institución, impelidos por
la necesidad de proveer a sus precisas necesidades. Esta triste
verdad se hace sentir principalmente en el ramo de la Administra­
ción de Justicia y en la Milicia. No habrá orden mientras no haya
dinero. Pero, ¿cómo es que siendo Tabasco tan rico en produc­
ciones, sea el más pobre en sus rentas públicas, y que de todos
tiempos su Gobierno no se vea en aguijones para cubrir sus pre­
cisos gastos, principalmente ahora que somos libres para arreglar­
las del mejor modo que nos convenga? Resolveremos lo mejor
que podamos este problema.
Además del desorden y complicación que se notan en el Aran­
cel Marítimo y el sistema restrictivo de la circulación interior,
no hay orden alguno en muchos ramos que pudieran producir
sumas cuantiosas al erario: tales son el fondo de Nuevo Impues­
to, cuya oblación se ha ilusoriado, a pesar de las disposiciones
que para el efecto se han dictado. Los fondos de manos muertas,
que son de alguna consideración, pudieran aliviar a soportar las
cargas del Estado; y sin embargo no se han tocado para nada, y
aun se ignora la suma a que puedan ascender. La remedida de las
tierras cuyos propietarios tienen excedentes escandalosos propor­
cionaría sumas considerables; y por último, el palo de tinte que
en el día no produce cuasi nada, podría sin perjudicar a na­
die, podría hacer ingresos en cajas, por lo menos de 4,500 pesos
al año.
Los pueblos del Partido de los ríos de Usumacinta, inclusive
el de Jonuta, yacen en la más deplorable miseria. La riqueza en
esta porción del Estado se halla repartida en una proporción
monstruosa; al lado de un rico poderoso se encuentran cincuenta

351
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pobres miserables; y la única causa de esto es que estos desgra­


ciados no tienen en donde trabajar, a menos que no se consti­
tuyan pecheros de los ríos. Un infeliz que no puede hacer su
denuncia, porque no puede ocurrir a la capital, por la mucha
distancia, porque no conoce a nadie que le haga la solicitud, y
porque no tiene los diez pesos de la cuota, se ve forzado a cortar
palo en el lugar que el rico propietario le designa, y al precio
que le acomoda; y el desdichado, impelido por la necesidad, tra­
baja todo el año, y al remate de cuentas se halla que de hombre
libre que era, es reducido a la triste condición de colono adeuda­
do, cuyo yugo no puede sacudir sino con la muerte. Si este pobre
hubiera podido cortar palo con libertad en dondequiera que lo
hallase, y lo hubiera podido vender a quien mejor se lo pagase,
tendría el Estado un ciudadano más útil a sí mismo, a su familia
y a la sociedad en general. El fruto de su trabajo que va a en­
grosar la fortuna del poderoso, sería suficiente y aun sobrante
para su felicidad particular. Este mal es general: en los ríos no
hay mas que amos o criados, y esta bella parte del Estado de
Tabasco parece ahora una colonia africana, ignorante, miserable
y sin el estímulo que produce la propiedad.
Si se arreglase este importantísimo ramo de industria desapa­
recerían los males que acabamos de bosquejar, y el erario sacaría
grandes y positivas ventajas. ¿De qué manera, se nos pregunta­
rá, se pueden remediar estos males? Poniendo los tíntales libres,
para que todos los ciudadanos del Estado, sin distinción, puedan
cortar en donde lo hallen, sin previa licencia ni imposición de
cuota alguna. Esta medida daría fuerza y vigor a la desfalleciente
clase necesitada.
Imponiendo un derecho módico de 3 granos por quintal al palo
que se exporte, la suma anual que se recaudase pasaría de la que
hemos designado, sin que nadie lo resintiese por su pequeñez.
Desde Tenosique hasta Jonuta se calcula por lo bajo 457 hom­
bres adecuados, dedicados al corte de palo: éstos, calculándo­
seles a 4 quintales diarios y el año de 240 días solamente, dan
cada uno 960 quintales; y el total el número de 438,720 quinta­
les, que pagando 3 granos por quintal de salida, producirían 27,420
pesos al año.

352
Disidencia contra el centralismo

Bajo el orden existente, suponiendo que no hay fraude alguno,


estos 457 hombres sólo producen al erario 4,570 pesos. Aunque
el cálculo fuese exagerado en la mitad, ¿no es siempre muy nota­
ble la diferencia? El Partido de Usumacinta, que ahora cuenta
457 esclavos cortadores de palo, si se libertasen los tíntales ten­
dría el doble o triple de hombres libres, felices y útiles a la Repú­
blica.
Nos apresuramos a hacer esta manifestación al Supremo Go­
bierno del Estado por creernos a ello obligados en nuestra calidad
de editores, para que se digne proponer las mejoras que este im­
portante ramo reclama al honorable Congreso cuando sea tiempo.
Si sólo los ricos de Usumacinta producirían un aumento tan
marcado, ¿cuánto no darían los demás tíntales del Estado?
Los actuales propietarios de cortes ganarían doble, porque ten­
drían doble número de brazos sin tener necesidad de invertir
grandes capitales como al presente. [. . . ]

Para que se conozca esta tierra


M an u el Z apata Z avala *

Por referirse al "Departamento de Tabasco”, este texto posible­


mente fue escrito durante el período centralista. Recordemos que
la entidad volvió a la unión nacional a partir de noviembre de
1841, luego del separatismo federalista.

Señores editores de EL SIGLO DIEZ Y NUEVE.— México,


Abril 13 de 1842.—Muy señores míos: Como desgraciadamente
el Departamento de Tabasco es tan poco conocido en la Repúbli­
ca, y mucho menos en los países extranjeros, pues hasta hoy no
existe una sola descripción topográfica escrita con precisa exac­
titud sobre él, no obstante que está considerado generalmente
como un país, aunque fértil y rico en todos sentidos, enfermizo,
sumido en la ignorancia, e inhabitable finalmente, por otra parte,

* “Remitido”. El Siglo Diez y Nueve, México, 13 de abril de 1842, en


Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos v datos. , op. cit., vol. 3, p.
329-346.

353
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

el deseo de rectificar estos últimos errores y de hacer conocida


esta parte interesante de la República, tal como se halla actual­
mente, me ha determinado a publicar algunos apuntes estadísti­
cos sobre dicho país, cuya imparcialidad y exactitud puedo ase­
gurar, si bien el estilo no corresponda a esta clase de trabajos,
pues confieso francamente la escasez de mis conocimientos para
hacer más útiles y amenas estas apuntaciones; que, por otra parte,
mi residencia de 23 años en los diferentes pueblos y comarcas
de aquel Departamento, que he recorrido en todas direcciones,
y sobre los que he recogido las noticias y observaciones más cir­
cunstanciadas y precisas en las diversas ocasiones que he tenido
el honor de servir alguno de sus puestos públicos, me favorecen
para dar a luz estos apuntes, que ofrezco, no obstante, ampliar o
rectificar cuando me sea posible o fuese necesario, pues esta vez
no he tenido otro auxilio a la mano que mi memoria; y aprove­
chándome del favor de VV., espero se dignarán insertarlos en sus
apreciables columnas, por cuya condescendencia les quedará agra­
decido su afectísimo servidor Q.B.SS.MM.— M. Z. y [Z].

TABA SCO

APUNTES ESTADÍSTICOS SOBRE ESTE DEPARTAMENTO


DE LA REPÚBLICA
LIMITES.—El Departamento de Tabasco tiene por límites al
Este el de Yucatán, al Sur el de Chiapas, al Oeste el de Veracruz
y al Norte el Golfo Americano; por el Sudeste colinda igual­
mente con la República de Guatemala.
SITUACIÓN.— Se halla colocado entre los 16° 50' y los 18°
42' latitud Norte; y su longitud occidental del meridiano de Ma­
drid es de 87° 13' y 90° 28', o lo que es lo mismo, a los 5o 55'
y los 8o 10' longitud Este de México; y como por el Sudeste se
interna formando un cono prolongado en sus límites con la Repú­
blica de Guatemala, casi hasta el grado 15, resulta que tiene la
anchura media de 50 leguas, y como 70 de longitud, o lo que es
lo mismo, como 3,500 leguas cuadradas.
CLIMA.— El clima de Tabasco es cálido húmedo; pero no se
notan esas súbitas variaciones de temperatura que en otras partes

354
Disidencia contra el centralismo

son tan peligrosas; y esta circunstancia hace que no esté sujeto


a las enfermedades agudas que son consiguientes al repentino
cambio del calor al frío, o viceversa. El calor nunca pasa de los
28° del termómetro centígrado, ni baja de los 12°. Sólo los me­
ses de Abril y Mayo son los más molestos, y aun a mediados de
este último en que caen las aguas con abundancia, empieza a re­
frescar la atmósfera. En los meses de Julio y Agosto se siente
también algún exceso de calor, pero es por pocas horas, pues las
lluvias por las tardes hacen moderarlo. Jamás en Tabasco caen
las hojas de los árboles, ni por la fuerza del sol, ni por el rigor
del invierno. Una temperatura semejante no puede ser más deli­
ciosa, ni más benigna, generalmente considerada.
DIVISIÓN TE R R IT O R IA L.— El país en el día de hoy se ha­
lla dividido en tres Departamentos o Distritos, cada uno de los
cuales se compone de tres Partidos, y éstos de más o menos pue­
blos; no hay sino una ciudad y cuatro villas, de las cuales las de
Teapa y Cunduacán son las principales, y existen además 47
pueblos de diversos tamaños.
RÍOS.—Se halla regado por una infinidad de ríos, entre los
que son más notables el Usumacinta y el Mezcalapa, conocido en
las cartas por el río Tabasco, y ambos desaguan en el golfo de
México; el primero por tres ramales, de los cuales el uno desem­
boca en la laguna de Términos, el otro en la barra de San Pedro
y San Pablo, y el último en el mismo río de Tabasco, en el
paraje llamado Tres Bocas; pues de este modo descarga sus
aguas en aquel a la distancia de seis leguas de la barra principal.
Además, pagan su tributo al mencionado golfo, los ríos de Chil-
tepec, el de Dos Bocas, el de Tupilco y el de Santa Ana. Hay
otros muchos ríos que se unen con aquellos o con otros en di­
versas direcciones, y son el Grijalva, el de Teapa, el de Blanqui­
llo, el de Macuspana o Puscatán, el Río Blanco o Bulují, el de
Tulijá, el de Amatán, el Puyacatengo, el San Pedro, el Poamá, el
del Azufre; fuera de otros más pequeños, y una inmensidad de
arroyos que se cruzan caprichosamente y fertilizan las siempre
verdes campiñas de Tabasco. En todos estos ríos hay abundancia
de pescados, tortugas e hicoteas, y también algunos lagartos.
LAGOS.—Hay pocos lagos considerables en este país; no obs­

355
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tante figuran de algún modo el de Amatitán, que tiene de ocho a


diez leguas de circunferencia, y el de Santa Ana, que apenas ten­
drá cuatro o cinco. Existen otros muchos pequeños, conocidos
por lagunas, y que tienen desde una hasta tres leguas de circuito.
M O NTAÑAS.— Éstas forman un semicírculo abierto hacia el
Sur del Departamento, entre las que sobresalen el Ixtapangajoya
en las inmediaciones de la villa de Teapa, y el Madrigal en las de
Tacotalpa. Esta pequeña cordillera se halla unida por algunos
puntos a la Sierra Madre que atraviesa el continente meridional;
la mayor altura del ramal que se introduce por Tabasco apenas
será de 1,500 varas sobre el nivel del mar.
VOLCANES.—No hay ninguno en toda la extensión de Tabas­
co; mas la forma del Madrigal, que es casi piramidal y aislado,
y los rugidos que en algunos veranos salen de su seno, como los
minerales de azufre que abundan en él, hacen temer que con el
tiempo hará una erupción volcánica. Los temblores que se sienten
en este país son poco temibles; vienen del Sudeste, y son de
oscilación; pocas veces se sienten venir del Sur y más raras del
Oeste, y duran muy pocos segundos; el mayor que se ha sentido
fué en Marzo de 1828, y apenas se cuartearon algunas paredes, y
cayeron las tejas de algunas casas en la villa de Tacotalpa, sin que
pueblos que distan de ella cuatro leguas, hubiesen sufrido en sus
edificios ninguna señal destructora de su paso.
POBLACIÓN.— Aunque no está exactamente fijada, debe cal­
cularse en 100,000 habitantes, por las siguientes razones: El úl­
timo padrón que se formó el año de 1817; dió un censo de poco
más de 60,000 almas; y aunque en el de 1824, por otro que
se hizo, sólo apareció el de 54,000, puede asegurarse que fué éste
muy inexacto, pues no sobrevino causa a'guna ostensible para
esta notable disminución; y sin duda fué tan defectuoso por los
mil motivos conocidos que embarazan siempre un empadrona­
miento formal, como son el temor de la contribución, el alista­
miento para soldados, el cobro de obvenciones que percibían los
curas, etc., fuera del abandono con que se verifican estas comi­
siones por personas que ni son compensadas por sus servicios, ni
concurren en ellas las circunstancias de patriotismo y pundonor;
pues los Ayuntamientos a quienes se han encomendado estos tra­

356
Disidencia contra el centralismo

bajos, se valen de sus últimos miembros, generalmente desidiosos,


o de agentes forzados que escogen de la clase pobre, pues ningún
individuo notable quiere encargarse de un servicio tan ímprobo y
penoso, supuesto que la mayor parte de las gentes de Tabasco
existen diseminadas en los campos, en sus haciendas y ranche­
rías, y principalmente sobre las orillas de los ríos, lo que hace
difícil y molesto un exacto empadronamiento. Pero considerando
que el censo de 1824 no hubiese debido dar sino un número
igual de a'mas al de 1817, lo que es casi imposible, pues aun el
Barón de Humboldt le calculó 75,000 en 1825. resultaría, no
obstante, que ahora 18 años había los mismos 60,000 habitantes;
y como según la opinión del mismo ilustre Barón y de otros
sabios estadistas, confirmada por una constante experiencia, ob­
servada aún con ventaja en el mismo Departamento, como des­
pués probaré, cada 19 años se duplica la población en un país
poco numeroso, en que es fácil la subsistencia, y en donde no hay
ningún obstáculo para la propagación de la especie; resulta, pues,
que el censo de Tabasco debería ser actualmente de 116,160
almas. Ahora bien, el cólera de 1833, que ha sido la mayor plaga
que ha afligido al país con posterioridad, seguramente no se lle­
vó sino 6,300 personas a lo sumo, pues acaso en ninguna parte
de la República se presentó más benigna que allí. En el Partido de
la Capital, que constaba como de 8,000 habitantes, apenas mu­
rieron como 600 personas, que es decir algo más de un 7 por 100
sobre toda su población, conque suponiendo que en el referido
año de 1833 el censo general hubiese sido de 90,000, que es la
proporción respectiva, según el empadronamiento anterior, re­
sulta que murieron 6 500 individuos a lo más; y todavía es abul­
tado este cálculo, pues en la villa de Teapa, que tenía 6,000 y
debían corrcsponderle 420 muertos, no llegaron a 300 los que
perecieron de tan asoladora plaga; la misma disminución respec­
tiva se notó en Usumacinta, en Jalapa y en otros pueblos de
aquel Departamento. La viruela, que se presentó en los años de
1827 y 1836, tampoco hizo un estrago muy considerable, princi­
palmente en la última vez; pero suponiendo que en ambas épocas
se hubiese llevado 10,000 personas, lo que no es de creerse, su­
puesto que fué de poca duración esa epidemia y que en ambas

357
Arias G. / Law J. / Sepúlveda O.

épocas preservó a muchos individuos la vacuna que el Gobierno


cuidó se propagase, aparece siempre que apenas habrán de me­
nos las 16,000 almas de las 116,000, que, según el último exacto
empadronamiento y los cálculos más bien fundados, debieran
existir. Y si a lo expuesto se agregase que de Tabasco nunca hay
emigración para parte alguna, y que más bien se observa allí una
conocida concurrencia de los Departamentos vecinos, y de algu­
nos extranjeros que fijan en aquel su residencia, se convendrá en
que el cálculo de los 100,000 habitantes no es nada exagerado.
Pero aun hay más: un estado de nacidos y muertos que presentó
al Gobierno el Cura de la ciudad de San Juan Bautista (la Ca­
pital), del primer semestre del año próximo pasado, da un
aumento de 252 personas en dichos seis meses, que, es decir, 504
por año; conque si en uno de estos hubo este aumento de pobla­
ción sobre 9,000 que hoy tendrá dicha Capital y su Partido, re­
sultaría que cada 18 años se duplica aquella, sólo bajo el aspecto
de la proporción de muertos y nacidos, sin apreciar el progreso
respectivo anual y prescindiendo de los de fuera del país que
frecuentemente se avecindan en él. Pero aun es preciso hacer
otra observación: la ciudad de San Juan Bautista, de donde se ha
tomado este dato, es la menos saludable del Departamento, pro­
bablemente la menos moral, y por consecuencia la más sujeta a
las enfermedades de un puerto y capital, y necesariamente su mor­
talidad debe ser más considerable. En la villa de Teapa, que es
hoy de 6,500 a 7,000 habitantes, he visto pasarse ocho días sin
morir una persona. En Usumacinta, pueblo de 600 habitantes,
he visto transcurrir tres meses sin morir sino a una anciana y a
un niño de dos años. Esto da lugar a dos consideraciones: la pri­
mera, la injusticia con que se ha asegurado que Tabasco es mal­
sano, por personas que no han pasado de su Capital; y la se­
gunda, que la población se aumente acaso con más rapidez que
en parte alguna del mundo. Agreguemos, como muy digna de
atenderse, la gran facilidad de subsistir en un país como aquel,
en que la tierra vuelve 500 por 1; en que se puede sembrar y
cosechar provechosamente en los doce meses del año toda clase
de semillas necesarias, como el maíz, frijol, arroz, etc., y en
donde los bosques y los ríos, por medio del fusil o del anzuelo,

358
Disidencia contra el centralismo

suministran abundante caza y pesca; y estas razones demasiado


conocidas, apoyan sobradamente el cálculo de la población que
fundadamente suponemos.
R A Z A S .—Se hallan éstas distribuidas aproximadamente en una
sola cuarta parte de toda la población de clase blanca; y de las
tres cuartas restantes, una mitad es de gente de color y la otra
de indígenas; acaso no hay ni cien negros de ambos sexos en toda
esta población. Los extranjeros diseminados en todo el país no
pasarán de 500, y todos generalmente se hallan ocupados honro­
samente, y ningún perseguido. La población en Tabasco no se
halla limitada como en otras partes a sólo los pueblos del Depar­
tamento, pues casi un tercio reside en los campos, en sus hacien­
das y cortijos; casi todas las márgenes de los ríos se hallan em­
bellecidas con sencillas casas cobijadas de palmas, sembradas con
diversidad de frutales o cañaverales, o variadas con verdes pastos
de ganados, y en cada una de estas casas viven felizmente una
o dos familias laboriosas y de costumbres.
SALU BRIDAD.—Se ha creído generalmente que el Departa­
mento de Tabasco es uno de los lugares más malsanos del lito­
ral de la República, y es una infundada equivocación: la única
enfermedad propia de aquel país son algunas calenturas intermi­
tentes, que solo eran temibles cuando no era conocida la quinina,
pues actualmente apenas mueren dos o tres por cada mil ataca­
dos, y en las más veces por descuidos y excesos. Allí no hay
ninguna otra que pueda llamarse endémica del país: aun el vó­
mito, que es tan común en todas las costas de la República y
entre trópicos en las tierras bajas, allí casi no es conocido sino
en algún caso esporádico; las tropas mexicanas que en distintas
épocas y estaciones hemos tenido allí, los traficantes de Chiapas,
país muy frío por su elevación y localidad, del que continua­
mente bajan a los pueblos de Tabasco con una transición de cua­
tro o cinco días, y los extranjeros que frecuentemente se presen­
tan sin previa aclimatación, jamás o muy rara vez han sufrido
la plaga de Veracruz. El tremendo cólera, como he manifestado,
apenas señaló con su inmunda huella la senda que lentamente
recorrió. El mismo estado de nacidos y muertos que presentó el
Cura de San Juan Bautista, del primer semestre de 1841, sólo

359
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dió de muertos 78 personas de ambos sexos y de todas edades


que es decir, 156 por año; de que resulta que sólo hay de falle­
cimientos menos del 2 por 100 sobre una población de 9,000 al­
mas. No es posible menos mortalidad, cuando es sabido que en
México mueren aproximadamente 5 por 10Ü anualmente. En las
principales ciudades de la España se calcula un 4 por 100; en
las de Francia y Alemania se sabe que son de un 3 por 100; y
en Rusia, Dinamarca y Noruega de un 2 y Vz por 100; y que
sólo en Inglaterra y en Irlanda, que son los países en donde hay
menos mortalidad respecto de toda la Europa, mueren siempre
del 2 al 2lA por 100, de manera que lejos de ser cierto que el
clima de Tabasco sea eminentemente mortífero como se ha su­
puesto, acaso no hay lugar conocido en que muera proporcional­
mente menos gente.
REINO A N IM A L .—Hay en Tabasco mucho ganado vacuno y
caballar, pero desgraciadamente no progresa con rapidez esta
clase de cría, por las muchas aguas que unas veces aniegan los
pastos, y otras que producen la enfermedad conocida en el país
por la purga, que es una especie de diarrea que dimana, según
generalmente se cree, de la grama tierna que repunta después que
pasan las avenidas de los ríos. El lobado es otra plaga que suele
diezmar los ganados, y aparece cuando los caniculares han sido
muy calurosos, a la vez que las lluvias que caen de Mayo a Agos­
to muy copiosas. El lobado es una especie de fiebre que da al
animal atacado, la que termina por una inflamación aguda en
todo el canal intestinal, y de la que muere en muy pocos días, sin
que hasta hoy se haya podido encontrar un método seguro de
curación, pues la sangría, que es el más eficaz reconocido, apenas
preserva a una cuarta parte de los animales a quienes se aplica.
El ganado lanar tampoco se aumenta notablemente, sin duda por
las muchas aguas, que les causa con frecuencia enfermedades de
la piel, de que regularmente perece al más leve descuido por la
facilidad con que se engusana; mas el cabrío se logra muy bien
y se renroduce asombrosamente, no obstante hallarse expuesto
igualmente a la enfermedad del lobado; pero este no sería obs­
táculo para el aumento de la cría, si no fuese por los males que
causa en los frutales y hortaliza, lo que hace que no se le tenga
afición, ni se mire con interés. La crianza del cerdo se multiplica

360
Disidencia contra el centralismo

allí maravillosamente, y puede engordársele muchas veces, con


sólo las frutas de que están cubiertos los campos de aquel Depar­
tamento.
REINO M IN E R A L.— Naturalmente debe ser poco sobresalien­
te este ramo en un país tan de nueva formación como Tabasco,
pues no hay duda de que es uno de los más recientes que han
aparecido en el Nuevo Mundo. Cualquiera que observe la super­
ficie del terreno de aquel Departamento, se sorprenderá de no ver
sino tierras formadas de capas visibles de aluvión, cruzadas por
una infinidad de ríos y arroyos apenas navegables por canoas
pequeñas, si no son el Tabasco y el Usumacinta. Las orillas de
estos ríos y arroyos son más altos que todos los terrenos inme­
diatos, los que van descendiendo gradualmente desde la distancia
de un tercio de milla de las márgenes de aquellos, hasta perderse
en lagunas o pantanos, si no son algunos pocos terrenos que
conservan una altura media igual, que son los destinados para
las haciendas de ganado; y de éstas son muy raras las que no son
inundadas en las crecientes de los ríos, que se verifican todos los
años, dos veces por lo menos, y son comunmente por Junio y
Octubre, no siendo extraordinario verse desde tres hasta siete de­
rrames de los ríos sobre la superficie de todas sus orillas; y al
salir de madre, por muy poco reposo que se siga, dejan precisa­
mente capas o sedimentos de arcilla y arena, que alzan por con­
secuencia los terrenos que inundan. Conque si a la simple vista
y con tanta frecuencia se verifican estos rellenos, que están ca'cu-
lados desde media hasta tres pulgadas en cada creciente conside­
rable, ¿quién no convendrá en que algunos siglos atrás, casi todo
aquel país existía cubierto por las aguas? Lo bajo de sus costas
y lo pantanoso del interior de ellas en toda su longitud, casi hasta
cinco leguas para adentro, si no son las poco elevadas orillas de
los ríos que desaguan en el Golfo, es otra prueba, en mi concepto,
de la nueva formación de casi todas aquellas tierras; mas esta
circunstancia constituye precisamente el día de hoy su admirable
fertilidad. No obstante, en sus confines con Chiapas y Yucatán,
que es la parte más antigua, hay algunos minerales conocidos, y
tal vez se hallarían otros muchos si fuesen explorados con interés
por personas inteligentes. Abunda, por ejemplo, el azufre; se ha

361
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

reconocido algún plomo y una especie de salitre; hay mucha abun­


dancia de asfalto, conocido en el país por chapopote, y de que se
hacen varios usos. En el Distrito de la Sierra existen muchas
fuentes sulfurosas, cuyos baños son muy acreditados para las
enfermedades cutáneas; y hay además uno u otro manantial que
produce por evaporación la sal común (especie de muriato de
sosa), y que se ha beneficiado en las grandes escaceses de la de
Campeche que ha surtido a aquellos habitantes. AI pié de las
montañas se han hallado algunas piedras que manifiestan perte­
necer al pórfido y al granito. He visto también, y existen en po­
der de un amigo mío, algunos pequeños mosaicos naturales, de
diferentes colores y de figuras caprichosas. Desgraciadamente no
ha habido hasta hoy un mexicano, amigo de las ciencias, que haga
investigaciones en aquellas montañas, en donde probablemente se
hallarían algunos fósiles dignos de la atención del geólogo y del
mineralogista.
REINO VEG ETAL.— Aquí es en donde la naturaleza ostenta
todo su poder y revela sus grandes misterios. Bosques vírgenes en
donde acaso la huella del hombre no se ha estampado todavía;
árboles preciosos y arbustos numerosos y variados, cubren con
magnificencia casi toda la superficie de aquellos fértiles terrenos;
y cuando los desmontes son necesarios, una inmensa variedad de
gramíneas alfombra el suelo, vistosa y espontáneamente, pues allí
la naturaleza ejerce una actividad extraordinaria. Una llanura de
tres mil leguas cuadradas, en que no hay una sola piedra, y rega­
da unas veces por copiosos aguaceros, y otras por inundaciones
periódicas, debe convenirse en que es el teatro elegido por la
Providencia para hacer brillar su poder inmenso en este género.
El palo de tinte se reproduce allí con una especie de furor, pues
centenares de leguas cuadradas se ven empavesadas con el hermo­
so verde oscuro de sus copas. La preciosa caoba, el jobillo, de
hermosos jaspes, el incorruptible jabí, el útilísimo cedro, el sólido
y medicinal guayaco, el copal y fresno tan usados en la farmacia,
el odorífero navá, el sólido moral, mil clases de hermosas palmas,
y una infinidad de árboles de madera compacta que se destinan
para diferentes usos, todo abunda en casi todas las superficies
de aquella tierra privilegiada. El árbol que da la pimienta existe

362
Disidencia contra el centralismo

allí naturalmente, y en muchas leguas de costa se hallan plantados


hace muchos siglos millares de ellos, produciendo ricas pero inúti­
les cosechas, pues se dejan perder por no costearse los que se de­
dican a cogerlas, porque apenas vale 4 reales la arroba vendida
en la capital, y no es posible que un hombre que en cualquiera
otra cosa que se ejercite busca con facilidad esta suma, emprenda
el trabajo de cortarla, secarla y conducirla a veinte leguas, por
tan miserable precio. Las cosechas de los cereales comunes, como
el maíz, frijol y arroz, se dan con la mayor abundancia. De los
dos primeros granos se hacen siempre dos cosechas en cada un
año (Mayo y Noviembre), y del último, aunque una sola vez se
siembra, pero se le hacen dos, tres y hasta cuatro cortes, y no es
muy extraño cosechar dos y trescientas arrobas por una sola
de sembradura. El café se da muy bien en cualquiera parte del
Departamento que se siembre, aunque su calidad no es de las
más apreciables en el comercio, lo que ha desanimado algo a los
cultivadores; pero esto no dimana sino del descuidado beneficio
que se le da, pues en su clase misma en nada es inferior al mejor
de la isla de Cuba. La caña de azúcar se cultiva allí igualmente
con las más admirables ventajas, y todavía es susceptible de un
progreso mucho más rápido, supuesto que es muy jugosa y de ta­
llos enormes, con la circunstancia de que al año de sembrada
puede exprimirse para hacer la azúcar, y que sembrada una sola
vez, en muchos años no es necesario sino limpiar los surcos, por­
que a los seis u ocho meses de cortada, se reproduce por sí mis­
ma de una manera asombrosa.
La vainilla se halla en su estado natural en muchos bosques;
pero hasta hoy nadie se ha dedicado a su cultivo, no obstante la
facilidad con que se podrían formar grandes plantíos, supuesto
que es tan poco delicada que casi tirada por el suelo prende
inmediatamente y crece con admirable violencia.
El tabaco es otro de los ramos de riqueza territorial, y que
abunda allí tanto que frecuentemente se le ve en los campos y aun
en los patios brotar espontáneamente; mas su formal cultivo no
se halla tan adelantado como conviniera a aauel país, por las le­
yes prohibitivas de la República, que en cambio de la miserable
renta que recibe por su monopolio, destruye una de las fuentes
más inagotables de la riqueza pública; y siendo el de Tabasco de

363
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

la mejor calidad conocida, y superior sin disputa el llamado de


Corral al más ponderado de la isla de Cuba, debería ser por esta
circunstancia susceptible de un consumo prodigioso, sobrepujaría
con el tiempo en los mercados de la misma Europa al más reco­
mendable de la Virginia, y al más afamado de la Habana; pero
por una fatalidad de las muchas que han reportado sobre aquel
desgraciado Departamento, sus puros de Corral apenas son cono­
cidos en Veracruz, y aun muy poco en México, por la persecución
que sufren por proteger el de las Villas, que se nos fuerza a fu­
mar por inferior que sea, como conoce cualquiera que sepa com­
parar.
La yuca o musa se cultiva también en aquel Departamento,
aunque generalmente no se le da otro destino que el de hacer un
almidón de excelente calidad, del cual suelen mandarse a Vera­
cruz algunos quintales y venderse con aprecio, en términos de que
se ha pagado algunas veces en tres tantos más de precio que el
que se trae de Yucatán; pero a pesar de esta ventaja y de que se
da con abundancia, muy pocos son los que se dedican a este
sencillo ramo de industria: ¡tal es la pereza!
DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD.— Acaso en ningún
país civilizado se halla ésta tan proporcionalmente repartida como
en Tabasco. Las tierras en su mayor extensión se hallan baldías,
y no hay ninguna de esas grandes posesiones que se oponen al
desarrollo de la agricultura. A excepción de muy pocas hacien­
das, cuyos terrenos fueron titulados en tiempos del gobierno es­
pañol, y que no obstante están reducidas de ocho a diez leguas
cuadradas, las adquisiciones posteriores no han podido hacerse
sino de 15 caballerías para una sola persona; y siendo ésta una
medida de la extensión de 1104 varas de largo y la mitad de
ancho, resulta que nadie puede obtener sino una suerte de poco
más de dos leguas cuadradas. Y como por las leyes particulares
ha sido permitido vender fracciones hasta de la décima parte de
una caballería por el moderado precio de cuatro pesos, de aquí
es que es muy común ver infinitos propietarios de más o menos
fracciones de tierra, al tercio de la población, que viven en los
campos, dedicados a la honrosa profesión de los Cincinatos y
Washingtons. Por leyes posteriores se ha reducido la adquisición

364
Disidencia contra el centralismo

de los terrenos baldíos a solo 10 caballerías por persona, y se ha


duplicado el precio según las localidades, pues se ha conocido e!
error de venderse por 40 pesos, como se verificaba, una caballería
de tierra de buena calidad, que en manos de los mismos hacen­
dados o cultivadores las traspasan en ventas particulares por 3
ó 400 pesos; mas se ha permitido obtenerlas con título legal sin
exhibir su valor, reconociéndolo únicamente al censo redimible
de un 6 por 100 anual, sin limitación de tiempo. Las tierras de
inferior calidad y que no se emplean sino para pastaderos de ga­
nados, se venden en un tercio menos que las otras, y en los pro­
pios términos. Los baldíos generalmente se hallan también ocu­
pados por personas intrusas que los cultivan y les sirve como de
derecho de posesión, que según las circunstancias es más o menos
respetado, y constituye de mejor condición al que los tiene en la
venta que se hace de ellos. Las leyes agrarias que se ha dado el
país arreglan equitativamente estas condiciones, y han hecho pro­
gresar la agricultura y excitado el interés por la propiedad terri­
torial.
INSTRUCCIÓN PÚBLICA.—Ésta se halla allí muy abandona­
da, merced a las continuas revoluciones y sacudimientos que ha
sufrido el país por diversas causas; con todo, en el mayor número
de pueblos hay escuelas de primeras letras, en las que se enseñan
los primeros rudimentos; y si no existen todas las que conviniera,
no ha dependido de las leyes particulares, que han asignado a
los profesores suficientes dotaciones, sino de la falta de aquellos
o del descuido de las Municipalidades. En la Capital debe estar
ya planteado un Liceo en que se enseñarán, además de los rudi­
mentos primarios, geografía, el uso de los globos, historia antigua
y moderna, y los idiomas latino, inglés y francés.1
El placer por los libros se va extendiendo con rapidez hasta en
los pueblos más remotos; los periódicos se solicitan y leen con
avidez por todas las clases de la sociedad; y todo presagia que
entre algunos años, si la Providencia concediese a Tabasco el re­
poso necesario y el régimen de una administración escogida libre­
mente por sus pueblos, será sin duda un Estado rico, floreciente,

1 Probablemente se refiere al que fundaron José Puig y Sevilla y Fran­


cisco A, Casasús. (N. del C.)

365
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ilustrado y liberal, supuestas las grandes capacidades naturales


que se observan en el país, sus elementos de prosperidad inago­
table, su instinto por todas las reformas que las luces del siglo
han preconizado, el ningún estorbo que tiene que vencer un pue­
blo que jamás ha sido esclavo del clero; un pueblo, en fin, amante
del progreso y enemigo de toda clase de opresión, desde Cortés
hasta el último procónsul de la difunta oligarquía.
Es preciso confesar que en aquel Departamento no hay hasta
hoy un establecimiento literario dotado por el Gobierno, que sir­
viese de plantel para la ilustración de aquella brillante juventud,
que se cría en la ignorancia y en la ociosidad, o tiene que salir
fuera de su país a mendigar entre los extranjeros los conocimien­
tos que necesita; y es sabido que esto no puede hacerse sino por
muy pocas familias acomodadas, y que aun éstas no siempre
quieren separarse de sus hijos y exponerlos a las contingencias
de un viaje de mar, o privarse de su vista en una ausencia de mu­
chos años. De desear sería que aquel Gobierno se dedicase, cuan­
do le fuese posible, a proveer esta imperiosa necesidad, con la
que se halla encadenada la futura felicidad y engrandecimiento
de ese hermoso y rico país. La ocupación, con manejo puro, de
algunos bienes de manos muertas, sería bastante para atender a
esta grave exigencia, que por una fatalidad inconcebible, nunca
ha sido considerada con el empeño que demandan los intereses
mismos de Tabasco.
ILUSTRACIÓN PÚBLICA.— Es indudable que desde la inde­
pendencia hasta hoy, y mucho más en los doce años que ha regido
el sistema federal, es notable la diferencia que se observa en aquel
país, comparando esta época con la tenebrosa del gobierno espa­
ñol; los empleos de Ayuntamientos, de Diputados a los Congresos
particulares y al general, los de Gobernador y Vice, de Magistra­
dos en los Tribunales, y otros, han obligado a los que los han
desempeñado, a estadiar las leyes, a discutir sus ventajas o incon­
venientes, a revisar los diarios y memorias públicas, y, en fin, a
iniciarse por consecuencia en los misterios de la política. Estas
nuevas ideas han despertado por precisión otras subsecuentes, y
han producido necesariamente la curiosidad y el deseo de ins­
truirse, aunque no fuese más que por no aparecer tan ridículos

366
Disidencia contra el centralismo

en las asambleas y reuniones públicas en que han debido presen­


tarse. Por otra parte, muchos jóvenes que han ido a educarse y
a instruirse fuera del país, han vuelto dotados de los conocimien­
tos necesarios para poder brillar entre sus conciudadanos. La
afluencia de extranjeros que el comercio libre ha producido en
veintiún años, es otra razón que ha contribuido para formar el
buen gusto y la inclinación por las ciencias y las bellas artes, a
que privadamente se han entregado muchos ilustrados tabasque-
ños, superando de este modo la fuerza de inercia que han encon­
trado en los gobernantes por las tristes causas referidas; así gra­
dualmente se han difundido las luces en un lugar abandonado a
sus propios esfuerzos.
En el año de 1820 no había en Tabasco sino un médico de los
llamados romancistas, ignorante, por supuesto, y más bien curan­
dero que otra cosa; no existía una sola botica, lo que introdujo
la costumbre de que en las tiendas se vendiesen las drogas más
usuales. Tampoco había sino un abogado, y a este le había sido
prohibido por la Audiencia de México el ejercicio de su profesión
Menos había un alumbrado público. La imprenta no fué conocida
allí sino hasta el año de 1825. Hoy existen cinco o seis Doctores
en Medicina o Cirugía, tres o cuatro profesores de Derecho, dos
boticas surtidas de todo lo necesario, un alumbrado regular en
todas las calles principales, y un periódico que se publica dos
veces a la semana. Los edificios desde aquella fecha se han du­
plicado por lo menos; y si no existe un paseo público, ni las ca­
lles han adquirido una mejora conveniente, sobre lo primero
empezó a ocuparse la Municipalidad del año pasado; y sobre las
segundas, la calidad del terreno y las continuas lluvias inutilizan
en gran parte los trabajos diarios en que se emplean con este fin
los presidiarios; y como los fondos de propios son tan escasos
relativamente, y se hallan sobrecargados de grandes atenciones,
es por ahora imposible hacerse más. No obstante, están mucho
menos malas que anteriormente.
MEDICINALES.—Sin duda hay muchos en un país en que la
vegetación es tan admirable y en donde se dan todas las especies
intertropicales; pero por desgracia son muy poco conocidas, pues
aunque algunos naturalistas extranjeros han visitado el Departa-

367
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mentó y han hecho grandes colecciones, su ingratitud y egoísmo


no les han permitido enseñar a los habitantes sus diversas cuali­
dades, ni explicarles sus más interesantes propiedades, no obstante
que se han vuelto a su país a enriquecer su botánica y labora­
torios de farmacia. Con todo, son conocidos y usados en el De­
partamento la zarzaparrilla, el guaco, la cascarilla (una especie
de quina superior), la yaba (vermífugo de primer orden), la
jabilla (purgante drástico), el calaguala, el sasafrás, la higuerilla,
el malvavisco, la consuelda, la sanguinaria, la mayorga (se em­
plea para cerrar las fístulas), el culantrillo, el cancerillo (para
curar el cáncer), el eneldo, y otros muchos de que usa el vulgo,
muchas veces con suceso, como febrífugos, diaforéticos, emena-
gogos, vermífugos, antiespasmódicos, tónicos, antiflogísticos, etc.,
etc.
EXPORTACIÓN.—Los más pingües frutos de exportación son
el cacao, el palo de tinte, el café, el tabaco en rama y alguno
labrado, la pimienta, canela, aguardiente de caña, zarzaparrilla,
pita, muy poca vainilla, cebadilla y cueros de res. El importe de
esta exportación asciende como a 1.200,00 pesos, pues solamente
el cacao no baja de 650,000, pues la cosecha media anual es de
50,000 cargas, de a 60 libras, y a 15 pesos, término medio de su
precio, que importa aquella cantidad. Es digna de observarse la
diferencia que existe entre las cosechas de estos años y las de
treinta años atrás: el año de 1803, todo el cacao que se remitió
de Tabasco a Veracruz, no importó sino 470,226 pesos; y es sa­
bido que allí se enviaban las siete octavas partes de todo el que
producía. Del palo de tinte también se hace hoy una exportación
cuatriplicada de la que antes de la Independencia se verificaba, y
la mejora que ha adquirido la barra principal de Tabasco, hace
esperar que se aumentará considerablemente dentro de muy poco
tiempo.
La poca población que hay en aquel Departamento, la abun­
dancia de las cosechas de semillas de primera necesidad, las fa­
cilidades de subsistir, la desidia de los habitantes, su extremada
frugalidad, el ningún estímulo que los agita, el clima abrasador,
la rutina de sus costumbres, y lo que es peor, las continuas revo­
luciones en que desgraciadamente ha estado casi siempre envuel­

368
Disidencia contra el centralismo

to, las más veces provocadas por los Comandantes Generales, que
se han convertido en sultanes, en un país en que si bien es senci­
llo, de costumbres puras y morigerado y sufrido, mientras no se
abuse de su paciencia, es celoso, por otra parte, de su libertad
e independencia, como que nunca ha sido dominado y menos en­
vilecido por la aristocracia ni el clero, estas son las causas de
que no se hayan aumentado o fomentado tantos otros productos
de exportación que han debido promoverse con ventajas conoci­
das; el algodón, por ejemplo, podría ser uno de los más ricos
objetos de cultivo, el cual, despepitado en el propio país, podía
destinarse no solamente para abastecer a los telares de la Repú­
blica, sino para surtir hasta los mercados de Europa; lo que ade­
más traería la ventaja de no vincular la venta de la mayor parte
de nuestros productos a sólo los puertos de la República.
IMPORTACIÓN.-—La suma de los valores de efectos nacio­
nales y extranjeros que se importan en Tabaco, puede calcularse
de 850 000 pesos a un millón, de los cuales 150,000 pesos son
aproximadamente de los primeros, y consisten en sal y algunos
productos bastos de Yucatán, en jabón y harina de Puebla, y en
alguna azúcar, ropas ordinarias, anís, y algunas conservas de las
Chiapas; y los segundos, en géneros de hilo, ordinarios la mayor
parte, blancos, crudos y listados, en tejidos de algodón finos y
ordinarios, blancos y pintados, en pocos objetos de lujo y en al­
gunos abarrotes; de manera que puede asegurarse que la balanza
mercantil está regularmente en favor de Tabasco en más de una
quinta parte sobre los valores que se exportan; mas todavía hay
un sobrante en circulación, por el numerario que, aunque poco,
se introduce anualmente de las Chiapas, cuyos traficantes, por un
cálculo general, traen siempre una tercera parte en plata y las dos
restantes en frutos de aquel Departamento, para surtirse de aba­
rrotes extranjeros de que siempre se han proveído en Tabasco.
R EN TAS.— Todas las que ingresan a aquella Tesorería ascen­
derán hoy día a 200,000 pesos anuales, poco más o menos, y son
el resultado de los derechos de importación extranjera que percibe
la Aduana Marítima y remite a aquella oficina, y de las rentas
l'amadas propiamente del Estado; éstas tienen origen de la con­
tribución o capitación de doce reales, que paga anualmente cada

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Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

varón desde 18 hasta 50 años; del 12 por 100, impuesto sobre


todos los frutos y efectos nacionales que entran en el Departa­
mento; del 8 por 100 sobre las ventas de las fincas rústicas y
urbanas; del arrendamiento y venta de terrenos baldíos; del pro­
ducto de papel sellado y de correos; de la alcabala sobre carnes
y aguardientes; del derecho que se exige sobre cortes de palo de
tinte, y del 5 por 100 que paga de réditos un capital propio del
país, llamado del Extinguido Nuevo Impuesto, y que se halla
distribuido entre algunos labradores. Este capital provino de obla­
ciones voluntarias y forzosas que se hicieron hace más de medio
siglo, con objeto de atender a la defensa del país contra las in­
cursiones de los ingleses; y hecha la paz con la España, los con­
tribuyentes acordaron destinar el sobrante de estos subsidios, que
pasaba de cincuenta mil pesos, para el fomento de la agricultura,
y desde entonces ha corrido bajo la inspección de una comisión
nombrada por los pueblos; mas después se puso a disposición de]
Gobierno particular, sujeto a varios reglamentos.
INVERSIÓN DE LA S R E N TA S.—Éstas son apenas suficien­
tes y no siempre alcanzan para las erogaciones más precisas; una
guarnición veterana de 3 a 400 hombres en tiempo de paz, que
casi siempre existe entre la Capital y la barra principal; los gastos
ordinarios de fortificación y defensa; los extraordinarios de gue­
rra que por diferentes causas ca«; siempre ha sido necesario ha­
cerse; los bagajes que son muy caros; los gastos civiles de los
empleados del Departamento; el pago de escuelas que reporta
el erario en aquellos pueblos, y son los más. cuyos propios no son
suficientes para sufragarlos; los de correos interiores, cuyo cargo
es siempre mayor que la data, etc., etc. Así es que los funciona­
rios civiles siempre se hallan atrasados desde cuatro hasta seis
meses, y por consiguiente jamás hay un pequeño sobrante que
pudiese destinarse para objetos no sólo de interés general sino
aun de suma necesidad. ¿Un establecimiento científico en la Ca­
pital de un Departamento litoral, no es cosa de absoluta necesi­
dad? ¿Un hospital general en una capital y puerto, no es de una
exigencia reconocida? ¿La construcción y reparación de cárceles
son de poca importancia? Pues para nada de esto alcanzan las
rentas de aquel Departamento; y prescindo aquí del establecimien­

370
Disidencia conira el centralismo

to de una casa de beneficencia pública, de la construcción de


puentes en un país en que son tan necesarios, de la mejora de los
caminos, y de otros objetos de público interés que están olvida­
dos por la imposibilidad de promoverlos.
PUERTOS.—Tabasco no tiene sino uno solo para el comercio
extranjero, y es la barra principal, aunque la descarga de los bu­
ques no se verifica sino en San Juan Bautista que se halla a 25
leguas de aquel punto. No obstante en la villa de la Frontera,
que está a legua y media de la barra, se sellan las embarcaciones
y son vigiladas por un dependiente del Resguardo, que pasa a su
bordo y sube hasta la Capital.
La barra se ha mejorado visiblemente en estos últimos tiem­
pos, pues dividida anteriormente en tres canales de más o menos
profundidad, en el día no existe sino uno que es el del medio,
conocido por el del Norte, pues se han azolvado los laterales, y
apenas pasan por ellos los botes o embarcaciones muy pequeñas.
El expresado canal principal tiene desde 8 hasta 12 pies, según
las estaciones, los equinoccios, los novilunios o plenilunios y en
proporción al flujo y reflujo diario; éste se verifica en dos perío­
dos fijos, en la media noche y en el medio día y baja ordinaria­
mente desde uno y medio pies hasta tres a lo más.
La villa de la Frontera está destinada sin duda a ser un día el
puerto de aquel Departamento, pues su localidad y demás venta­
josas circunstancias no pueden ser más a propósito: poco más de
una legua de la barra, muy amplio y excelente fondeadero, suma­
mente saludable, con un piso seco y firme, refrescada por las bri­
sas diarias, y libre de las avenidas periódicas que sufren casi todos
los pueblos de Tabasco. Desgraciadamente no tiene hasta hoy
buenos edificios, pues todas las casas están cubiertas con palmas,
si no es una u otra de madera o teja. A pesar de ésto y de su
corta población, que no pasará de mil almas, se observa allí una
disposición por el buen gusto y por la civilización, y algunos des­
tellos de espíritu público, cualidades que presagian un dichoso
porvenir a este pequeño pueblo, que rivalizará algún día con la
actual Capital de aquel Departamento, y acaso llegará a nivelarse
con las más florecientes del litoral de la República.
CAMINOS.— Estos apenas se hallan en un estado regular, a

371
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pesar de que están construidos los más de ellos sobre las márge­
nes de los ríos, que, como se ha dicho, es lo más elevado del
terreno. Regularmente se hallan con cercas en cada uno de sus
lados para precaver las sementeras de que siempre están cubiertas
las inmediaciones. Todo el beneficio que se da a estos caminos,
que son de 8 a 10 varas de ancho, se reduce a limpiarlos de la
yerba que crece en ellos; apenas hay puentes de madera en algu­
nos arroyos de los caminos principales; y los ríos se cruzan por
medio de canoas, a cuyo efecto hay siempre apostados pasajeros,
como llaman en el país a las personas encargadas de conducir de
un punto a otro de dichos ríos a los transeúntes. Este es uno de
los ramos muy descuidados en aquel país, pues la limpieza de los
caminos está encargada a los mismos dueños de las tierras por
donde pasan, cuya operación deben verificar cada cuatro meses;
y como su inspección está cometida a los Ayuntamientos o Juntas
de Policía, cuerpos muertos verdaderamente, no es extraño ver
obstruidos dichos caminos, ya por la yerba que ha crecido mucho,
o por grandes árboles que han caído sobre aquellos en las gran­
des tempestades, o en la tala de árboles que se verifica anual­
mente para las sementeras de maíz. También es frecuente y de
aspecto muy variado para un caminante que va fastidiado, ob­
servar la diferencia del estado de los caminos en una marcha de
doce a quince leguas; pues como, propiamente hablando, depen­
de su composición y limpieza de la espontánea voluntad de los
propietarios de aquellas tierras, se ven frecuentemente trozos muy
barridos, grandes pedazos con la yerba de una vara en segui­
miento, otros igualmente bien limpios, más allá otros con el
zacate a la altura de media vara, después otros en que a lo largo
del camino la mitad está enmontada y la otra bien barrida, o bien
un trecho muy angosto y otro muy ancho, etc. Estas faltas no
podrán remediarse mientras la inspección de los caminos corra
al cargo de las Municipalidades; compuestas éstas en su mayoría
de personas forzadas, tal vez sin patriotismo, ocupadas de sus
intereses o de los medios de subsistir y distantes del centro de los
caminos de cuya composición deben vigilar, no es extraño que
jamás pase personalmente una comisión a ver el estado en que se
hallan. Tal vez un director general de los caminos, que residiese

372
Disidencia contra el centralismo

en la capital, y un agente en cada cabecera de Partido, con facul­


tades coactivas, estimulados unos y otros con pequeñas compen­
saciones, o con libertarlos de las cargas concejiles, y sujetos inme­
diatamente al Gobernador, sería el medio más a propósito para
expeditar la composición de dichos caminos y la reparación de
los puentes y calzadas.
NAVEGACIÓN INTERIO R.— Un país cruzado en todas di­
recciones por tantos ríos y arroyos, naturalmente debe facilitar
los transportes y las vías de comunicación; así es que casi para
todos los pueblos del Departamento puede conducirse por agua,
en piraguas o en canoas de más o menos porte. El Usumacinta
es navegable por buques de cuarenta a cincuenta toneladas en una
distancia de cien leguas; y el Mezcalapa o Tabasco por otros
de mayor porte hasta veinticinco leguas, que es en donde está
situada la capital, pues de allí para arriba hasta poco más de
setenta en dirección a Chiapas, sólo lo es para canoas pequeñas.
Casi todos estos ríos forman mil circunvoluciones, aunque en al­
gunas partes la naturaleza o el arte las ha disminuido por medio
de cortaduras o canales.
M AQ U IN ARIA.— Casi ninguna máquina de las que son tan
útiles en otros países se ha introducido en éste: aun carros no
existen sino apenas dos o tres, a pesar de las grandes ventajas que
en todas partes se obtienen por medio de este aparato tan sencillo
y que sería fácil generalizar en un país tan plano, en donde no
hay piedra alguna, y aunque fangoso en un tercio del año, se
presta cómodamente en los dos restantes para el uso de toda clase
de carruajes. Hay haciendas en que se conducen a las espaldas del
hombre los frutos del cacao y otros de primera necesidad, en una
distancia de tres y cinco leguas; aun no se ha querido reconocer
el ahorro de gente que proporciona un carro conducido por un
muchacho, cargado con lo que apenas seis u ocho hombres po­
drían transportar, principalmente en las haciendas de cacao, en
donde nunca hay la dotación de sirvientes necesaria, no solamente
para fomentarlas con rapidez, sino en muchas de ellas ni aun para
su servicio ordinario.
Hay algunos trapiches de fierro que se han hecho venir recien­
temente, y es probable que se introducirán otros muchos.

373
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Las sierras de agua o de vapor, o por lo menos movidas con


muías, serían muy útiles en un país en que abunda tanta y tan
diversa madera útil y preciosa, principalmente en una gran parte
de la costa, en que los bosques no se componen sino de caobas
y de cedros.
Alguna máquina de tejidos ordinarios sería útilísima en un
país en el que el algodón es tan fácil de cultivarse, en donde hay
un consumo de más de doscientos mil pesos de ropas ordinarias,
blancas y pintadas, y en donde los transportes prestan tantas fa­
cilidades.
Para limpiar el arroz no existe sino un molino formal que uni­
do a los morteros comunes, por medio de los cuales se descas­
cara en todo lo restante del Departamento a fuerza de brazos, no
dan abasto para el consumo general; y es triste y vergonzoso ver
venir arroz de Yucatán a un país que podría surtir de este grano
a casi toda la República, supuesto que una sola arroba de sem­
bradura, que se verifica en un pequeño espacio de terreno, pro­
duce ordinariamente desde doscientas hasta quinientas arrobas
muchas veces.
No hay ninguna para hacer almidón, pues con raspadores de
mano se pulveriza la yuca, lo que hace que se empleen muchos
brazos en este mecanismo, y resulte caro relativamente: ¡cuánta
diferencia de las ventajas que se consiguen por medio de la má­
quina sencilla que se emplea en otras partes para desmenuzar en
un instante la yuca u otras raíces feculosas que producen el al­
midón!

374
os cubanos toman
las riendas

ADOPCIÓN DE LAS BASES DE TACIJBAYA.


LA JUNTA DEPARTAMENTAL
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El 30 de abril [del año 42] se levanta en San Juan Bautista un


acta en que la guarnición militar de la ciudad adopta y sostiene
el Plan o Bases de Tacubaya de 28 de septiembre del año ante­
rior; la firman José Ma. Tornel, José Mata, José Ma. Ortega.
Juan Meza, José Ma. Rincón, Francisco Olave, Cristino Mézqui-
ta, José Alonso Fernández y Francisco de Sentmanat, en cuya
casa fue la junta, casa situada en la esquina de Esquipulas y la
Pólvora (27 de febrero y Pedro C. Colorado). El día anterior la
Legislatura del Estado y varios empleados del gobierno se adhi­
rieron al Plan de Tacubaya [. . .]
Al día siguiente 2 de mayo el gobernador Ney da cuenta al
Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación, de los cambios
administrativos en el Departamento de Tabasco, cesando los Su­
premos Poderes, menos el Judicial y acompañando copia del acta
del Congreso, de siete artículos, de esa fecha y firmando los dipu­
tados Narciso Santa María, presidente, José Salvador Peralta,
secretario, y José Joaquín Flores, secretario.
[En mayo de 1842] se nombraba la Junta Departamental por
el Congreso quien hará sus veces, resultando vocales: propieta­
rios, 19 Don José Julián Dueñas', 29 Don Manuel Payró; 3? Don
Encarnación Prats; 4C’ Don Alejandro Loreto', 59 Don José Joa­
quín Flores', 69 Don Juan Celedonio Salas y 19 Don Vicente Ara.

* H is to r ia . ., o p . c it., p. 245-250 (selección).

375
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Suplentes 1? Don Bernardina de Lanz', 21-’ Juan de Dios Solazar,


31-’ Juan Fernández Veraud; 41' Faustino Gardillo; 5‘* Agustín
Dolores Guitar; 7? José Nicolás Beltrán; los que tomaron pose­
sión de sus puestos el día 7 de ese mes de mayo de 1842. Al día
siguiente el 1er. vocal de la Junta Departamental, señor don José
Julián Dueñas tomó posesión del gobierno del Estado, por en­
trega que le hizo el interino don José Higinio Ney que renunció
también conforme al Plan de Tacubaya.
Uno de los primeros actos de la Junta Departamental fue la
de enviar al gobierno del Centro una terna de las personas que
podían ser nombradas como gobernador del Estado; esta terna
estaba integrada por don Narciso Santa María, don Manuel Za­
pata Zavala y don Mauricio Ferrer, el presidente Santa Anna
hizo caso omiso de ello y nombró el 10 de mayo al coronel don
Francisco de Sentmanat como gobernador y comandante militar
de Tabasco. Esta disposición le fue comunicada al militar cubano
por oficio de la Secretaría de Guerra y Marina con fecha de ese
mes y año, dándose como pretexto el que Tabasco era fronterizo
con Guatemala y por ello podría trastornarse el orden atacando
junto con los texanos a la República y por eso se necesitaba la
unión civil y militar.
El gobernador interino don José Julián Dueñas y Outrani
nombró como secretario de Gobierno a don Salvador Oropeza y
don Alejandro Loreto pasó a ser el 1er. vocal de la Junta Depar­
tamental.
También nombró la Junta Departamental a los diputados para
representar a Tabasco en el Congreso constituyente que tendría
verificativo en la ciudad de México, resultando electos don José
Víctor Jiménez como propietario y don Narciso Santa María
como suplente; [. . .]
Continúa como Secretario de Gobierno don Salvador Oropeza
y se nombra como secretario de la Junta Departamental a don
Fulgencio López.
El coronel don Francisco de Sentmanat y Zayas toma posesión
como gobernador y comandante militar de Tabasco el 12 de ju­
nio de 1842, previo juramento ante la Junta Departamental, ter­

376
Dos cubanos toman las riendas

minando el gobierno interino de don Julián Dueñas, quien se hizo


cargo nuevamente de la presidencia de la Junta Departamental.
El 22 de junio dispone la Junta Departamental que la Villa
de Tacotalpa sea nuevamente la cabecera del Distrito de la Sierra
en lugar de la de Teapa.
La Junta Departamental, por decreto de 27 de julio expide una
ley sobre la contribución que deberán pagar los ingenios alcoho­
leros con alambique y las fábricas de aguardiente, según las cate­
gorías y pipas que destilen, autorizándose al administrador prin­
cipal de rentas para usar de la facultad económico-coactiva para
hacer efectivos los cobros y obligar a los dueños a matricularse en
los registros administrativos, derogándose el artículo 4“ de la ley
de 18 de diciembre de 1824. La misma Junta Departamental ex­
pide otra ley, en 29 de julio declarando que desde el día l1-’ de
enero de 1843 se declare libre el corte de palo de tinte y del
moral de los terrenos baldíos, así como la cosecha de la pimien­
ta, vainilla y otros frutos, en los mismos terrenos. Que los cortes
de árboles de caoba, cedro, jobillo, etc., de los primeros terrenos
deberán ser hechos con permiso del gobierno del Estado para
derribarlos, pagando contribución especial.
Esta misma Junta Departamental por decreto del 30 de julio
crea en Tabasco un nuevo Distrito que se denominará de Usu-
macinta, constará de dos Partidos, el de Balancán y Jonuta; el
primero estará formado de los pueblos de Balancán, Usumacinta,
Tenosique, Santa Ana, Multé, Estampilla y Canisán; el segundo
por los pueblos de Jonuta, Montecristo, San Pedro y San Fran­
cisco del Peal. Este Distrito es segregado del centro y tendrá como
cabecera a Balancán.
El gobierno hace una excitativa a los prefectos y subprefectos
para que informen sobre los distintos ramos de industria o de
agricultura en que puedan hacerse cobros fiscales para así ayudar
a satisfacer los gastos de sus oficinas, escuelas de primeras letras,
policía, etc., así como obligar a los que poseen terrenos sin títu­
los para que los obtengan pagando las cuotas respectivas.

A mediados de 1842, se reunió el Congreso Constituyente en Mé­


xico; la mayoría de los representantes eran federalistas e hicieron

377
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

un proyecto de Constitución con tendencias liberales. Ello oca­


sionó airadas protestas por parte de los conservadores.
El 11 de diciembre de ese año, se expidió el Acta de Huejot-
zingo que desconocía al Congreso, pedía una Junta de Notables
que expidiese un estatuto provisional y reconocía a Antonio Ló­
pez de Santa Anna como presidente provisional y a Nicolás Bravo
como sustituto. Las Bases de Tacubaya continuarán rigiendo al
país hasta mediados de 1843; también seguiría funcionando el
Consejo o Junta de los Departamentos.

[. . .] Así, de una sola plumada, se derribó el noble edificio


popular de México que la parte progresista pretendía levantar a
las libertades públicas. Desgraciadamente las fuerzas del obscu­
rantismo y retroceso eran entonces lo bastante poderosas para
impedir la verdadera regeneración nacional y todo volvió a su
antiguo cauce, conforme a los deseos de la reacción conservadora
y al pretorianismo corrompido y servil, acaudillados por López
de Santa Anna.
El 23 de diciembre el presidente general Nicolás Bravo nombró
la Junta llamada Nacional Legislativa formada por ochenta no­
tables que deberían formar las bases orgánicas de la nueva revo­
lución de tendencias conservadoras [. . .] Los nuevos legisladores
serían inviolables en sus opiniones y jurarían sostener la religión
católica, la independencia nacional y el sistema popular, represen­
tativo y republicano.
Tabasco guardó prudente silencio ante este estado de cosas y
no se adhirió al [acta] de IJuejotzingo; se mantuvo a la expecta­
tiva de los acontecimientos.
Sentmanat [estaba] enfermo y al fin tuvo que pedir licencia al
gobierno general para pasar a la capital de la República; el tenien­
te coronel don Amalio Alarcón continuaría interinamente encar­
gado del Ejecutivo de Tabasco desde el 26 de diciembre, impri­
miéndole el ritmo progresista que inició su antecesor [. . .]
Don José Víctor Jiménez regresó por esos días [últimos de
1842] a Tabasco al cesar como diputado al Congreso Constitu­
yente; estaba nombrado entre los setenta miembros de la Junta
Nacional Legislativa pero no aceptó ese cargo, retirándose a la
vida privada.

378
Dos cubanos toman las riendas

El 6 de f. . .] enero [de 1843] se instala solemnemente en la


capital de la República la Junta Nacional Legislativa, presidien­
do el acto el presidente Bravo [. . .]
Varias de las personas nombradas para la nueva asamblea re­
nunciaron a sus cargos y otros no los quisieron admitir; [ . . . ]
don José Víctor Jiménez entre los segundos.
[Por ese entonces] vuelve al gobierno del Estado don Francis­
co de Sentmanat [. . .]

Cubano contra cubano


R ó m u l o B ecerra F abre y
J u sto C e c il io S anta A n n a *

Según parece, a causa de la disolución de la Junta Departamen­


tal que no pudo avenirse con Sentmanat, y a causa también de
las numerosas representaciones dirigidas contra el mismo Presi­
dente de la República Gral. Santa-Anna, este llamó a aquel para
que contestara en la capital de la República los cargos que se le
hacían.
Estos consistían prineipa'mente en que Sentmanat perseguía sin
motivos justificados a todas las personas que no pertenecían al
círculo de sus amigos y partidarios, acusándosele también de que
malversaba las rentas públicas.
No haciendo caso de la orden del Presidente a quien debía ho­
nores y distinciones, permaneció Sentmanat en Tabasco sin que­
rer sincerarse de aquellos cargos; lo que según parece fue uno de
los verdaderos motivos que ocasionaron la venida del General D.
Pedro de Ampudia con el resto de la expedición que había inten­
tado someter a Yucatán.
No quiso Sentmanat pasar por nada, y rechazó con desprecio
y altivez las proposiciones que Ampudia desde el puerto de Fron­
tera le hizo por medio de sus comisionados el Coronel D. Félix
Zutoaga (el mismo que más tarde ocupó la Presidencia de la
República) y el Lie. D. Mariano Brito, negándose a todo aveni­

* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . . , op. cit., p. LV.

379
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

miento pacífico bajo el pretesto de que las fuerzas expedicionarias


venían infestadas del vómito.
Para dar visos de legalidad a su negativa, Sentmanat había de
antemano hecho que el Ayuntamiento presidido por el Prefecto
del Centro, levantara una acta el día 15 de Junio [del 43] en que
declaraba que se oponía resueltamente a las pretensiones de Am-
pudia [. . . ]

Tranquilidad interrumpida *
. . .Sentmanat era muy popular. Vestía casi siempre de lienzo,
llevando de costumbre un pañuelo al cuello. . .
La tranquilidad que se había establecido se interrumpió, cuan­
do el General Don Pedro de Ampudia llegó al puerto de Fron­
tera, con órdenes del Gobierno General para refrescar sus tropas
en este Estado como una medida higiénica, pues las dichas tro­
pas, en el Departamento de Campeche donde operaban, habían
sido atacadas del vómito, enfermedad terrible. Se trató en esta
ciudad de oponerse a tal disposición, temerosos de que aquella
enfermedad hiciese estragos en estos lugares donde nunca se había
conocido. La prensa se ocupó del caso con alarma. Sentmanat,
viendo el estado de los habitantes de la población, con motivo del
terror del riesgo que esperaban, y oyendo a los que le pedían no
consintiese el arribo de las fuerzas de Ampudia, tomó algunas
medidas, como fué, primero, la de excitar al Honorable Ayunta­
miento para que se ocupase del asunto, tomando los acuerdos que
creyese convenientes. Acogida la idea por el Cuerpo Municipal,
se reunió en sesión extraordinaria, y acordó formular una expo­
sición bien fundada con razones convincentes, para hacer recono­
cer al General Ampudia los motivos en que el pueblo apoyaba sus
deseos para la no arribada de las tropas a la capital; acordándose
que dicha exposición fuese puesta en manos de Ampudia por una
comisión especial de personas competentes. Cumplido esto y lle­
nado el cometido no se alcanzó el objeto deseado, pues aunque
la indicada comisión fué recibida atentamente, Ampudia dijo que

* En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . op. cit., vol .3,


p. 525-526.

380
Dos cubanos toman las riendas

tenía que cumplimentar las superiores órdenes que traía; cuya


noticia exasperó al pueblo en su mayoría, y se acercó a Sentma-
nat, pidiéndole su intervención para oponerse a la entrada en
ésta de las tropas de Ampudia, ofreciéndole al efecto su contin­
gente para resistir en armas las huestes indicadas.
Sentmanat, no sin considerar tal pretensión un desatino, llamó
la atención del pueblo; mas hallándole fuerte en sus ideas, le dijo
que si se estaba dispuesto a morir, él también lo haría a su vez,
dándole una prueba del mucho cariño que le tenía, no abandonán­
dole un momento. Por esta razón, Sentmanat, a la cabeza de un
pueblo decidido, con un número de hombres, incompetente y mal
armado, aunque no era posible pudiese resistir el empuje de nu­
merosos soldados veteranos y aguerridos, cuya fuerza numérica
excedía con demasiada ventaja de la de los heroicos tabasqueños
que apenas pasaban de seiscientas plazas, les hizo frente. Estable­
ció su línea de batalla de Norte a Sur, desde el atrio de la iglesia
de Esquipulas hasta la calle de los Pérez, entonces, de Zaragoza
hoy, poniendo en cada calle una pieza de artillería.

R ó m u l o B ecerra F abre y
J u st o C e c il io S anta A n n a *

[. . . ] los cuatro buques de guerra y algunos de los transportes


que traía Ampudia remontaron el Grijalva, y en la noche del 10
de Julio de 1843 echaron anclas frente a esta ciudad. Venían a
bordo más de 3,000 soldados, y la escuadra contaba con artille­
ría de muy grueso calibre.
En la mañana del once vino un bote a tierra, conduciendo a
unos comisionados de Ampudia, que se proponían hacer el últi­
mo esfuerzo para arreglar las cosas sin derramamiento de sangre;
pero no pudieron abrirse negociaciones, pues la guarnición de la
plaza, adicta completamente a Sentmanat, no quiso entregarse
siguiendo las indicaciones de su jefe, el cual, por lo demás, solo
se dejaba guiar de los consejos de los Licenciados D. Manuel

* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . . , op. cit., p. LV-LVI.

381
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Ramos y D. José María Delgado, ambos nativos de Yucatán y,


por tanto, partidarios de la escisión.
A la una y media de la tarde rompieron sus fuegos los buques
anclados en el Grijalva, y comenzó el bombardeo que no terminó
sino entre tres y cuatro de la misma, después de haber desem­
barcado tres fuertes columnas que tomaron por asalto los atrin­
cheramientos de la guarnición, la que hizo una tenaz y desespe­
rada resistencia, no cediendo sino vencida por la superioridad
numérica de los asaltantes.
Entre los defensores de la plaza se contaban los detenidos y
presos de la cárcel pública, así corno todos los empleados civiles
a quienes Sentmanat armó para la resistencia.
Gran parte de la ciudad quedó reducida a escombros; sufrien­
do mayores deterioros, principalmente los edificios públicos, como
la cárcel, el cuartel y la Comandancia.
También en el barrio de la Concepción y en el de Esquipulas
fueron incendiadas algunas casas.
El número de muertos pasó de treinta hombres, perteneciendo
la mayor parte a los defensores de la plaza.
Inmediatamente después del triunfo, nombró A.mpudia Prefec­
to del Centro a D. Ignacio Cortes; quien en la tarde del día 12
por orden leí Jefe expedicionario que había dispuesto el desarme
de todo el Departamento, despachó correos para Nacajuca, Jal-
pa, Cunduacán. Comalcalco y Cárdenas, y el 13 para Huimangui-
11o, Jalapa y Teapa. Dichos correos conducían pliegos para los
jefes políticos de aquellas poblaciones en que se les señalaba un
término perentorio para que cumplieran la mencionada orden, y
remitieran todas las armas de munición que hubiese en los luga­
res de su mando, apercibidos de que de no obedecer, iría un
destacamento de fuerza de línea para llevar a efecto lo dispuesto.
El resultado de esta requisición fue el envío de mil ciento ochen­
ta fusiles de distintos puntos del Estado así como piezas de arti­
llería que fueron entregadas al Guarda-Almacén de la brigada.
Las únicas poblaciones a las que no se exigió el desarme, fue­
ron Tacotalpa, Jonuta y Balancán, que no habían mandado con­
tingente de sangre al gobierno de Sentmanat, ya porque no tuvie-

382
Dos cubanos toman las riendas

ron tiempo para hacerlo, ya porque no fueron adictas a la admi­


nistración de aquel.
A primera vista parece que el ataque a esta plaza llevado a
cabo por Ampudia fue poco justificado, puesto que, como quiera
que fuese, Sentmanat era el Gobernador del Departamento, reco­
nocido como tal por el Gobierno de la República. Pero hay que
tener en cuenta que el repetido Sentmanat había desobedecido
una orden de aquel Gobierno, el que, aunque nacido de una fac­
ción, como casi todos los de aquel periodo histórico, era sin
embargo, la suprema autoridad política constituida y reconocida
por la Nación, con pocas excepciones.
El Gobierno Central obró, en consecuencia, de acuerdo con
las leyes que entonces regían, al ordenar la ocupación del Depar­
tamento por las fuerzas del General Ampudia, con el secreto de­
signio de reducir a la obediencia a un Gobernador en cierto modo
rebelde.
Además, debe tenerse presente que Ampudia agotó todos los
recursos de la persuasión para arreglar las cosas amigablemente
con Sentmanat; habiendo aquel jefe celebrado la última conferen­
cia con éste en la casa del Cónsul español D. Pablo Sastré y Ma­
zas, una hora antes de que se rompieran las hostilidades; de ma­
nera que no puede tachársele de precipitado y poco juicioso. Indu­
dablemente que faj Sentmanat se le hacía duro el mando y no por
otra causa se negaba a todo arreglo comprendiendo como com­
prendía que su autoridad cesaría con la ocupación de la plaza
por las fuerzas expedicionarias, y es poco probable que solo por
librar al Departamento de la infección del vómito, haya organi­
zado y hecho una defensa tan tenáz de sus posiciones.

M a n u e l G il y Sá e n z *

Sentmanat no se dio por vencido e intentó recuperar el gobierno.


Hacia la última semana de julio de 1843 tuvo lugar el siguiente
episodio:

* Ibidem, p. 194-195.

383
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Sentmanat, así que fué derrotado por Ampudia, se fué para


Cunduacan y luego á San Antonio de Cárdenas. Mas como esta­
ban espedidas las órdenes para perseguirlo y prenderlo, de repente
aparece por Jonuta en un rancho llamado las Mercedes. El Sr. D.
Francisco de Olave que se hallaba con fuerzas en aquel punto y
que sostenía á Sentmanat, se le escribió por este gobierno que lo
entregara y que á é lse le consedería reconocerlo en el ejército con
su grado y pagarle todos sus gastos. Alave se portó con dignidad
y lealtad de amigo, pues no entregó a Sentmanat y ni contestó al
gobierno. Entonces mandó Ampudia al General Sandoval en el
vapor “Petrita” con el batallón de Zacatecas, á atacarlos. Olave
y Sentmanat fueron derrotados, tomando Sentmanat para Cam­
peche y luega á la Hacienda. Olave salió herido en esta jornada.

LAS BASES ORGÁNICAS.


ASCENSO DE AMPUDIA
M a n u e l G il y Sá e n z *

Después que entró en esta [Capital] el General Ampudia invita


el 12 de julio del mismo [1843], a D. José Julián Dueñas para
que tomase posesión del gobierno como el llamado por la ley,
pues era el presidente de la Exma. Junta Departamental; se, encar­
ga del gobierno, y el 23 del mismo mes, se presenta el juramento
de las bases orgánicas de la República con la mayor solemnidad,
leyéndose una parte de dichas bases en medio de la plaza prin­
cipal y del ejército.

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

Las Bases juradas en la capital fueron reconocidas, también con


júbilo, en las cabeceras de los Partidos, en villas y pueblos.

[Fue con] repiques y salvas, [. . .] la jura solemne por todos los


empleados y las tropas de la guarnición en la Plaza de Armas

* Ibidem, p. 194.
** Historia. . . , op. cit., p. 256-259 (selección).

384
Dos cubanos toman las riendas

siguiendo un solemne Te Deum en la iglesia parroquial de Esqui-


pulas, [. . . ] en un templete preparado en la Plaza de Armas, con
nutrida concurrencia del pueblo y tropa de la guarnición engala­
nada, comenzó el acto cívico, presidido por el señor gobernador
don José Julián Dueñas, el general Ampudia y su oficialidad,
pronunciando un discurso alusivo al teniente coronel don Ignacio
Muñoz; se repartieron monedas al pueblo, se lanzaron vítores a
las Bases Orgánicas y al C. Presidente de la República general
Santa Anna, a Tabasco y al general Ampudia. Salvas por la tropa,
paseo cívico por las principales calles de empleados, tropa y ciu­
dadanos y terminando con un convitt en la Casa de Gobierno y
por la noche verbena popular en la Plaza de Armas.
Habiendo sido nombrado por el general Santa Anna en agosto
como gobernador de Tabasco el general don Pedro de Ampudia
y Grimarest, tomó posesión [ . . . ] , por entrega que le hizo el go­
bernador interino don José Julián Dueñas y Outrani, el l 1’ de sep­
tiembre de este año de 1843, previo juramento. En este acto ofi­
cial el general Ampudia leyó su discurso de recepción ante la
Junta Departamental y demás autoridades y empleados, este dis­
curso fue contestado por el señor don José Julián Dueñas, ya
como presidente de la Junta Departamental.

U n tr is te c u a d r o *
. . .EL HORIZONTE, nuevo periódico oficial de San Juan Bau­
tista de Tabasco, en su primer número de 7 del pasado, comienza
con los discursos y programa siguientes:

“Discurso que pronunció el Exmo. Sr. General Don Pedro de Am­


pudia, ante la Exma. Junta Departamental y demás autorida­
des y empleados, el día 1° del presente mes, al recibirse del
Gobierno político del Estado de Tabasco.

“Vine a cumplimentar, señores, la suprema orden que me ha


mandado recibir el gobierno político de este Departamento, con

* t'l Horizonte, San Juan Bautista, [7 de septiembre] de 1843, en Manuel


Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . ., op. c it, vol. 3, p. 571-574.

385
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cuyo fin acabo de prestar el juramento prevenido por las leyes.


Desde hoy quedo constituido en unos deberes cuya magnitud co­
nozco tanto, como la falta que adolezco de las cualidades indis­
pensables para llenarlos con la debida exactitud. Sin lisonjearme,
por lo mismo, de conseguirlo, debo solamente aseguraros que me
hallo animado de los más vivos y sinceros deseos de corresponder
a la inmensa confianza con que empeña mi gratitud el Primer
Magistrado de la República, y a las esperanzas del pueblo tabas-
queño, que tantas pruebas me ha dado de su adhesión. Una vez
resuelto a tomar en mis manos las riendas que se me han enco­
mendado, cuento con la energía y constancia necesarias para no
retroceder a la presencia de los obstáculos que entorpezcan los
adelantos y prosperidad de los pueblos, cuya suerte se pone a mi
cuidado, con el auxilio de la Providencia que conoce la rectitud
de mis intenciones, y con la cooperación de los tabasqueños de
patriotismo y buen juicio que ocupan hoy u ocuparen sucesiva­
mente los puestos públicos.
“Tristísimo es, por desgracia, el cuadro que presentan todos los
ramos de la administración en el Departamento, según he podido
observar en los pocos días que llevo de residir en él. La frecuen­
cia con que se han repetido las asonadas, las violencias y los des­
órdenes de todo género, han causado el más dep’orable aniquila­
miento, cegaron las fuentes de riqueza que aun tiene este país,
sembraron en todos sus habitantes la enemistad y la desconfian­
za, y bien lejos de expeditar, obstruyeron el camino por donde
todos los pueblos marchan a su progresivo engrandecimiento. Des­
cenderé a presentaros una compendiosísima reseña de la extenua­
ción en que se hallan aquellos, cuyo quebranto data de mucho
tiempo atrás, pero principalmente de la revolución aciaga que dió
principio en 1840, y finó con la memorab'e jornada del 11 de
Julio último.
“La administración de Justicia, sin la cual no puede haber ga­
rantías de ninguna clase, era más bien instrumento de miras y
venganzas personales, que objeto digno de la protección del Po­
der. El árbitro de los destinos de Tabasco ponía y lanzaba Jueces
y Magistrados a su placer, y no contento aún con tan culpable
abuso de autoridad, los fallos y decisiones de los Tribunales no

386
Dos cubanos toman las riendas

eran más que la voluntad del que los había prostituido, hasta el
punto que algún Juzgado se viera provisto en persona que debió
sufrir por sus crímenes la persecución de las leyes. La dignidad
y energía que sin embargo animaban a algunos funcionarios hon­
rados, se estrellaron siempre en el despotismo insolente del in­
truso.
“La educación pública no guarda mejor estado: la falta de pro­
tección en que se hallaba la hizo caer en absoluta decadencia. El
Departamento carece de establecimientos arreglados al sistema de
Lancáster, mandado observar por el decreto de la materia, pues
que ocupados los ciudadanos, unos en ponerse a cubierto de las
persecuciones, otros en la conservación de sus intereses amaga­
dos, y no pocos en fomentar la anarquía para consolidar el poder
del tirano, en nada se pensaba menos que en formar hombres
útiles a la sociedad, y este fatal abandono amenazaba perpetuar
la desmoralización del pueblo, desencadenada durante el impe­
rio del desorden.
“La agricultura, lejos de ser protegida como lo demanda un
elemento de prosperidad, el más vital que tiene Tabasco, sufría
las consecuencias de un sistema permanente de trastornos políti­
cos: la falta de aquellos brazos que abandonaron los instrumentos
de labranza para empuñar la espada fratricida, hizo experimentar
cuantiosas pérdidas a los hacendados, y el temor de arruinarse
en costosas empresas aumentó visiblemente la paralización de tan
importante ramo.
“El comercio, íntimamente unido a la suerte de las naciones,
tampoco ha gozado de aquella protección que'7debiera dar impul­
so a su desarrollo. En Tabasco, mejor que en otros muchos De­
partamentos de la República, el comercio participa de, su prospe­
ridad o decadencia a la agricultura (que es la que qonstituye la
verdadera riqueza de este suelo), y recíprocamente.
“Los establecimientos de beneficencia, y utilidad y corrección,
fueron casi olvidados del todo en esta capital: ciudades hay en
la República de menos importancia, y no carecen de un hospital
para procurar en él a los desvalidos el alivio de sus dolencias.
Tampoco les falta cárceles y casas de corrección para los delin­
cuentes de ambos sexos, y el pueblo más miserable del interior

387
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tiene una plaza destinada al expendio de los efectos de primera


necesidad. La capital del Departamento de Tabasco carece de
todo esto, lo mismo que de un sistema fijo de policía, y esas nu­
lidades influyen poderosamente en la afluencia de extranjeros a
una plaza mercantil, porque se concibe de ella la idea más des­
favorable.
“Los caminos y puentes que en este territorio más que en otro
alguno de la República son tan necesarios, están completamente
olvidados.
“Tal es el estado en que se hallan los ramos de la administra­
ción departamental al tiempo de venir sus riendas a mis manos.
He citado ya las épocas de que datan estos lamentables atrasos y
extenuación, y es también bastante sabido que el digno funcio­
nario de quien hoy recibo la nueva investidura, ha procurado con
empeñoso y laudable celo las reformas que eran posibles en el
corto espacio de cincuenta días que con tanto éxito ha manejado
el gobierno político.
“Grandes son, señores, los esfuerzos que se necesitan para re­
gularizar la marcha de los negocios públicos, en cuyo camino se
han sembrado tantos obstáculos, y penosos deben ser los sacrifi­
cios indispensables para conseguirlo; pero a todo estoy determi­
nado con ánimo tranquilo. Mucha confianza tengo en los auxilios
de la Providencia, y no poca en los que me prometo de esta res­
petable Asamblea, a que la ley me asocia para tan importantes
fines.
“Será mi primer cuidado consolidar el reinado de la paz dicho­
samente restablecido, para que con ella puedan imperar la ley y
afianzarse la libertad. Por gracia del cielo la Nación tiene ya en
las Bases Constitucionales asegurada su existencia política, y por
lo mismo depuso la ansiedad en que se hallaba. En mi adminis­
tración serán protegidas las garantías individuales de los tabas-
queños: ningún habitante pacífico y honrado debe temer persecu­
ción alguna; los alborotadores pertinaces y los viciosos, serán los
únicos contra quienes dictaré providencias vigorosas y de seguros
resultados. La época de los trastornos de Tabasco acabó para
siempre, señores: yo os lo prometo.
“Cada uno de los ramos que he mencionado será objeto de mis

388
Dos cubanos toman las riendas

desvelos y afanosas tareas. Animado, como dije al principio, de


un sincero deseo por la prosperidad y adelantos de este Depar­
tamento, no he venido a presentaros una ceremonia vana, sino a
ofreceros como representantes del pueblo tabasqueño, lo que con­
forme a mi honor y conciencia, tengo firme resolución de cum­
plir.— Dije."
"Contestación del señor presidente de la Exma. Junta Depar­
tamental Don José Julián Dueñas.
“Exmo. Sr.— A la Exma. Junta Departamental que tengo el
honor de presidir, a los demás empleados y funcionarios públicos
que se hallan presentes, y a todos los tabasqueños y habitantes
de este Departamento, a todos ellos consta desgraciadamente que
el estado en que han puesto a este país las revoluciones frecuen­
tes que ha sufrido por el espacio de tres años, es el mismo que
V. E. con tanta exactitud acaba de manifestar. A esa confirma­
ción mía tan terminante y expresa sobre las continuas revolucio­
nes en este país, la cual va a leerse quizá por toda la República,
faltaría yo como tabasqueño, y faltaría también a la confianza
de mis compatriotas, si no distinguiera a estos de los verdadera­
mente revolucionarios, pues aunque los trastornos se han cometi­
do y se han sufrido en Tabasco, no han sido tabasqueños los cau­
santes: ni un solo hijo de este Departamento ha acaudillado ni
traído ninguna de esas revoluciones, sino personas emigradas de
otros Departamentos, o extranjeros aventureros que han venido
como de costumbre apellidando federación o cualquier otro nom­
bre, que siempre les ha servido de pretexto para alucinar a los
incautos y cometer sus robos y hechos tan escandalosos y repe­
tidos.
Esas revoluciones causadas por esos individuos, han sangrado
tan excesivamente a este país, que V. E. lo encuentra en ese es­
tado de completo aniquilamiento en que lo ve; por lo tanto, así
como por el patriotismo que siempre ha acreditado a V. E., y por
sus buenas e inmejorables intenciones, todo el Departamento fun­
da en V. E. sus mejores esperanzas para su engrandecimiento.
Para realizarse este, V. E. tiene que tocar y proteger todos los
ramos de que acaba de hablar, pues que todos ellos necesitan de
la atención de V. E. con el tino y previsión que le es genial. Con­

389
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cluidas que sean las mejoras que necesita nuestro país, sea V. E.
persuadido que los tabasqueños continuarán dándole su justo re­
conocimiento por sus importantes servicios, y que eternamente
quedará grabado su ilustre nombre entre nosotros, así como el del
inmortal General Santa Anna, por haber sabido escoger a V. E.
para hacer la dicha de los tabasqueños.—Dije.
San Juan Bautista, Septiembre 1“ de 1843.”

Ampudia dijo . . .
P ed ro de A m p u d ia *

El 11 de marzo de 1844 fue la apertura de la Asamblea Depar­


tamental de Tabasco, donde el gobernador pronunció un discurso.

“Señores Diputados.— Prescindiendo de establecer principios y de


hacer mérito de doctrinas, repitiendo las que se han dicho cons­
tantemente en casos [como] el presente y que son harto sabido de
tan ilustrada Asamblea que me honro presidir, limitaré solamente
mis conceptos á aquellas materias dignas de su atención, y que
han sido hasta hoy la obra de mis profundas observaciones.
“Pero séame permitido antes de entrar en materia, rendir al
apreciable departamento de Tabasco representado en esta hono­
rable junta, los sinceros votos de mi constante gratitud, para pa­
gar en algo el sin número de distinciones que por mis escasos
merecimientos me han prodigado desque que tuve el particular
honor de venir a existir entre los tabasqueños. Finezas semejan­
tes. se hallan gravadas con caracteres indelebles en mi corazón, y
durarán allí, mientras conserve la vida.
“Me creo una obligación imprescindible participar las provi­
dencias generales que en uso de mi deber, y de los vehementes
sentimientos que me animan, por las creces de nuestros conciu­
dadanos, cuya dirección se dignó encomendarme el esclarecido
general Presidente que hoy conduce la República hacia su engran­
decimiento, he dictado en el corto periodo que hace estoy encar­
gado del gobierno político, y me será sin duda muy satisfactorio
verlas selladas con vuestra aprobación.
* En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . op. cit., p. LXVII-LXVII1

390
Dos cubanos toman ¡as riendas

“Desde luego habiendo sabido que la educación primaria esta­


ba en un completo abandono, previene a las Prefecturas apura­
sen todos sus conatos y dedicación en un ramo de tamaño interés
a la ilustración de los pueblos tanto tiempo combatidos por las
tormentas revolucionarias, y si bien hasta este momento no he
podido conseguir que se plantee el sistema de Lancaster por falta
de preceptores a lo menos algún fruto hemos logrado, creando
escuelas donde no existían.
“Autorizado por la Exma. Junta que finó sus tareas el año pa­
sado, para hacer aquellos gastos más indispensables a fin de fun­
dar un colegio de educación secundaria, me sirve de noble orgullo
poder manifestaros, que el útilísimo establecimiento a que me
contraigo, que será fecundo en benéficos resultados, fue instalado
en Enero último, habiéndose erogado en la formación de sus di­
versas, clases y reparos del edificio, la módica suma que os par­
ticiparé así que se me dé cuenta. El programa que me presentó
su director, ya lo había visto, y para su conservación, cien pesos
mensuales es lo único que se data por cuenta del fondo muni­
cipal.
“Como la humanidad doliente exijía de mí las mayores aten­
ciones, procuré crear un Hospital dedicado a los pobres, donde
pudieran curarse todos cuantos carecen de familia y de recursos.
Mucho me sensibilizaba el observar a hombres y mujeres aban­
donados por las calles y riberas del río, sin que nadie ocurriese
a remediar su total desamparo; habiendo acontecido que de esos
parajes públicos los hayan tenido que conducir al camposanto.
Mis afanes no han sido infructuosos.
“Para contar con elementos capaces de subvenir los gastos más
indispensables con la legalidad debida, impuse el derecho de seis
reales por cada cabeza de ganado mayor que se matase para el
abasto de esta Ciudad; haciendo que se agregasen las multas que
cobran las autoridades subalternas por faltas cometidas en con­
travención de los bandos de policía. Se compró una casa nueva
y espaciosa que contiene cinco piezas, en cuatro mil pesos. Hánse
construido camas, pabellones y cuantos adminículos son consi­
guientes, arreglando sus funciones el director y demás empleados,
a un reglamento bien calculado al efecto bajo la inmediata inter­
vención de la Prefectura.

391
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

“Estando el puente que se echó sobre el arroyo del Jícaro a


medio hacer y siendo interesantísima su conclusión, pues que
por él se comunica una gran parte de la población dispuse que se
le diese fin; lo que asi se ha verificado con sumo gusto del vecin­
dario.
“De la misma manera he prevenido que se empiedren las ca­
lles, y nivelen de tal suerte que derramen sus aguas en tiempo
de lluvias al río. La piedra ha empezado a venir del distrito de la
Sierra, y estoy seguro que mis deseos serán cumplidos, porque
además de hermosear la capital salvaremos muchas víctimas que
anualmente llevan a la fosa esas lagunetas que por diversas direc­
ciones se advierten en la parte baja de esta población.
“Careciéndose de muelle adecuado al tráfico continuo del co­
mercio, y presentando un triste y miserable cuadro la situación
que guarda toda la margen del río desde el barrio de la Concep­
ción a la desembocadura del arroyo, me voy a ocupar, de acuer­
do con la junta de Fomento, en la construcción de un sólido
malecón que tendrá a determinadas distancias algunas gradas,
empleando el numerario que para semejantes obras franquean las
leyes relativas.
“Oportunamente transmitiré a la Asamblea mis pensamientos
referentes al útilísimo canal que es preciso abrir para las comu­
nicaciones del distrito de la Chontalpa con esta capital; conclu­
sión de la parroquia de Cunduacán, y otros diferentes y vitales
trabajos que en mi concepto darán un nuevo ser al Departamento,
elevándolo a la altura a que lo llama su propia naturaleza.
“Finalmente, señores, me es indispensable exitar toda vuestra
atención y celo relativamente a la extensión territorial de Tabas­
co, pues por causas bastante conocidas y que no debo ahora re­
ferir, los limítrofes han ido avanzando progresivamente su dominio
y estrechándolo hasta el escándalo. Reunid la inmensidad de
antecedentes que existe en diversas oficinas, y con la energía pro­
pia de la justicia; haced oir vuestra voz en el templo de Temis,
dirigiéndoos con datos justificativos al Congreso Nacional, para
que cuanto antes entre esta preciosa parte de la República, a go­
zar sus imprescriptibles derechos.
“Réstame solo protestaros a presencia del Soberano Hacedor

392
Dos cubanos loman las riendas

del mundo, que ínterin conserve el mando que hoy gravita sobre
mi abrumando mi débil capacidad, pueden vivir firmemente per­
suadidos mis compatriotas, de que no omitiré medio ni fatiga,
aunque fuese necesario perder la existencia para contribuir a su
completa felicidad.— Dije.'’

REGRESO DE SENTMANAT
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

A mediados de marzo [de 1844] llega Sentmanat a Nueva Orleáns


procedente de la Habana, a reunirse con su familia y comenzar
a reunir gente para atacar a Tabasco.
A principios de mayo sabe el gobierno de la República por sus
agentes en Nueva York, que el ex gobernador don Francisco de
Sentmanat organizaba una expedición con gente reclutada allí,
de distintos países (españoles, franceses, americanos, etc.), para
invadir a Tabasco.
El 12 de mayo lanza un manifiesto el gobernador Ampudia al
pueblo de Tabasco, dándole cuenta de la expedición de Sentma­
nat, pidiéndole cooperación y serenidad ante el ataque del ex
gobernador y sus corifeos extranjeros.
La Junta Departamental, presidida entonces por don Juan de
Dios Salazar se pone a la disposición del gobierno del Estado y
se reunirá para tratar lo conveniente a fin de rechazar con éxito
la proyectada invasión tramada por Sentmanat. El administrador
de rentas del Departamento don Alejandro Loreto se pone a las
órdenes del gobierno del Estado y ofrecer el haber de dos infantes
durante el tiempo que dure la campaña contra la invasión del ex
gobernador Sentmanat.
El 27 de mayo [. . .] sale de Nueva Orleáns la goleta ameri­
cana Wiiliam Turner, con la gente reclutada por don Francisco
de Sentmanat, para atravesar el Golfo de México rumbo a Tabas­
co; el cónsul mexicano de esta población comunica esa salida al
gobierno de México.
Los vapores de guerra Guadalupe y Moctezuma por disposi­

* Historia. . , op. cil., p. 263-270 (selección).

393
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ción del Ministerio de Guerra y Marina, comienzan a principios


de junio a recorrer las costas de Tabasco al saberse positivamente
que ya Sentmanat estaba en marcha desde Nueva Orleáns, en son
de guerra. Días más tarde esos vapores tuvieron que salir a repa­
ración rumbo a Nueva York, quedando en su lugar el bergantín
General Santa Anna y la goleta Águila patrullando las costas de
Tabasco y Veracruz desde Coatzacoalcos, barra de Tonalá, Santa
Ana, Chiltepec, Frontera, San Pedro y San Pablo y hasta la lagu­
na de Término.
Por fin el 7 de junio como a las diez de la mañana avistó a so­
tavento de Frontera una goleta sospechosa, por no llevar bandera
ni otra insignia; saliendo inmediatamente a perseguirla el bergan­
tín General Santa Anna. Como a las doce del día le pidieron
bandera con un cañonazo sin bala, la goleta no izó bandera, dis­
parando entonces un segundo cañonazo con bala que pasó cerca
de la goleta, pero ésta continuó su huida rumbo a Chiltepec,
maniobra que fue estorbada por el bergantín que la acosaba con
sus fuegos; entonces la goleta se dirigió directamente a la playa,
embarcando en la rada [puerto] de la Caldera, cosa de ciño le­
guas al Oeste de la barra de Frontera y a dos del rancho “San
Joaquín” propiedad de doña Carmen Dazo, madre de don Miguel
Bruno. El bergantín se acercó a la costa y siguió tirándole a la
goleta, lo que obligó a los tripulantes de ésta [. . . ] personas ves­
tidas de azul a saltar a tierra, unos en botes y otros con el agua
hasta el pecho, internándose estos náufragos en la arboleda cos­
teña. La goleta izó bandera blanca, pero el bergantín seguía
tiroteándola. Varios tripulantes volvieron del monte atrevidamente
entraron a la goleta a recoger algunas de sus pertenencias pero el
nutrido fuego del bergantín los obligó a salir a toda prisa del
buque embarrancado.
[. . .] Entretanto la goleta Águila siguió por la orilla tiroteando
al enemigo oculto entre el boscaje de la playa y [avisó] al mismo
tiempo a los moradores de Chiltepec para que se pusieran en
guardia y no fuesen a ser sorprendidos por los fugitivos. Más
tarde los dos barcos quedaron de guardia frente a ese lugar y
enviaron [. . .] a varios marineros y militares en botes armados

394
Dos cubanos toman las riendas

para abordar la goleta encallada, donde hicieron cuatro prisio­


neros [. . .]
Al día siguiente fueron interrogados los cuatro prisioneros,
Víctor Petit, piloto de la goleta y hermano del capitán de la mis­
ma; Pablo Fabas, cocinero del barco; el marinero Eugenio Tou­
rraine y el pasajero Newhall, todos ellos paresados por el 29 te­
niente de la Armada Nacional Gabriel Herrera, y dijeron que
habían salido de Nueva Orleáns rumbo a Honduras, que en Ba­
liza se embarcó Scntmanat con 50 hombres; que cuando los per­
siguió el barco de guerra mexicano Sentmanat amenazó con su
pistola al capitán y dueño del barco, Juan Petit así como al pilo­
to para que se dirigieran a tierra, que no había otro barco con
gente y que estuvieron frente a la costa durante tres días.
Todos los presos fueron remitidos a la cárcel pública de San
Juan Bautista (hoy Museo), los tres marinos y dos paisanos así
como los expedicionarios extranjeros capturados con las armas
en las manos pasan poco después a la casa de Scntmanat en la
loma de Esquipulas para ser juzgados en consejo de guerra.
El ex gobernador Sentmanat, el colombiano Baltasar Solís (a)
Solisón (a quien el cubano Ampudia por defectuosa pronuncia­
ción le decía Solirón) y el capitán del barco náufrago Juan Petit
se habían fugado y se les perseguía con mucho empeño.
Como las autoridades del pueblo de Tecoluta, de Jalpa dieran
alojamiento en la iglesia del lugar y les proporcionaran alimento
a los fugitivos, fueron aprehendidos Florencio de los Santos que
fungía como Juez de Paz y el regidor Teodoro Vicente, habién­
dosele dado al primero veinte azotes para que declarase donde
estaba el prófugo Sentmanat; estos indígenas fueron acusados por
el genovés Pablo Parodi.
Según las memorias de don José Longinos Díaz, prefecto de la
Chontalpa y hermano de don Calixto Díaz, prefecto del Centro
(ambos yucatecos), dice que la persecución del barco William
Turner por los otros barcos de guerra nacionales, el Santa Anna
y el Aguila, fue el 9 de junio, según parte que recibió de don
Ramón Segura, vigía en Chiltepec. Al día siguiente 10 de junio
los invasores de Sentmanat fueron batidos [ .. .] por el capitán
de caballería don Clemente Castro, derrotándolos completamente

395
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

en un paraje llamado Ahogagatos. En la madrugada de ese día


recibió órdenes el señor Díaz del gobernador Ampudia para que
se trasladase inmediatamente a la capital del Estado, entregándole
el mando a don José Ferre; esa orden la llevó don Francisco
Leal (a) Pancho Leal “el tuerto”.
El 14 de junio como a las siete de la mañana, el anciano indí­
gena Luciano Alejandro, que tenía su cañaveral como a dos ki­
lómetros de Jalpa camino a Soyataco, dio aviso al nuevo prefecto
don José Rafael Ferrer que en su propiedad se encontraba un
hombre vestido de azul y pidiendo agua y qué comer. [. . . ]
La columna de don Laureano González registró al cañaveral
y encontró nada, pero este jefe al salir notó en el rocío del césped
un rastro como de una persona que se dirigía al bosque cercano;
se rodeó el bosque con gente, se siguió el rastro y a pocos metros
dentro se encontró a Sentmanat sentado en el suelo comiendo un
elote. Al notar Sentmanat que se le acercaba una persona, se puso
rápidamente de pie preguntándole que a quien buscaba, respon­
diéndosele que a él; sacó su reloj, se quitó un clavillo de oro de
la solapa y se lo entrega a don Laureano a quien le pide al
mismo tiempo la libertad, a lo que aquel jefe contesta negativa­
mente pues la vigilancia es grande y se le busca con tenacidad
por esos contornos desde tres días antes; poco después se les
agregan otras personas y entonces Sentmanat pregunta hacia don­
de será llevado y se le contesta que a Jalpa: En efecto — dice—
hace dos días que estoy oyendo las campanas de una iglesia, en
fin, vamos.
El prisionero fue llevado a Jalpa e internado en la casa del
cura del lugar don Rudesindo María Hernández, custodiándosele
por numerosa fuerza armada para evitar su fuga.
El general Ampudia que había salido de Nacajuca rumbo a la
capital del Estado, fue alcanzado por los emisarios del prefecto
[. . .] regresándose inmediatamente para Jalpa [. . .] Allí se salu­
daron cortésmente ambos personajes. Ampudia le hizo cargos al
prisionero por su invasión a Tabasco [. . .] Sentmanat le respondió
que sus compromisos políticos lo habían hecho conducirse como
lo efectuó entonces y ahora y que estaba dispuesto a sufrir las
consecuencias. Tuvieron después una corta y reservada conferen­

396
Dos cubanos toman las riendas

cia y al final Ampudia le comunicó que tenía una hora para pre­
pararse espiritualmente pues iba a ser fusilado después que se le
juzgase sumariamente.
Scntmanat fue llevado ante el capitán don Luis del Toro, fis­
cal de la guerra y su secretario el teniente de caballería don Fran­
cisco Camargo.
La sentencia pronunciada por el general Ampudia contra su
paisano don Francisco de Scntmanat fue la de muerte; se preparó
el cuadro militar frente a la casa cural y se escogió a los tirado­
res. Sentmanat pidió unos instantes para escribir una carta de
despedida a su esposa y hacer testamento, lo que le fue con-
dedido.

Rosa de mi vida: Ten paciencia, consuélate con la religión y


con la idea de que tu marido te ha amado siempre con ternura,
y que en este último momento sólo piensa en tí. Haz la felici­
dad de mis adorados hijos, y piensa siempre que pronto, pronto,
porque esta vida es corta, y en el otro mundo se premiarán los
justos. Adiós, Rosa adorada, recibe mi último suspiro y abraza
con ternura a mis desgraciados hijos. Rosa, adiós; a mi querida
mamá mil ternezas de este desgraciado, y a toda la familia.
Consuélate, por Dios, piensa en tus hijos y no olvides la me­
moria de tu esposo que te adora en el alma. Adiós, adiós.-—•
Francisco de Sentmanat.
Francisco de Sentmanat suplica a los señores que le adeudan
las cantidades siguientes, que las entreguen a don Pablo Sastré.
del comercio de Tabasco, para que las dirija a mi esposa doña
Rosa Marigny, de New Orleans; don José Mier de la Concha,
dos mil quinientos pesos, valor de la sociedad que vendió al
señor Boffil. Don Pablo Sastré, algunos efectos, que bajo su
buena fe espero lo haga por su parte. Que habiendo yo gastado
una gran parte de mi patrimonio el tiempo que he mandado en
Tabasco. habiendo la mayor pureza en el manejo de los intere­
ses públicos, o no habiéndoseme permitido poner tachas a los
empleados, pido que mi casa y otros terrenos que tenga en la
capital se restituyan a la de mi esposa. Que protesto solemne­
mente sobre un atropellamiento ilegal sin fórmula y sobre todo
por ser ciudadano americano, náufrago en las costas de la R e­
pública.—Jalpa, 13 de junio de 1844.— Francisco de Sentma­
nat.— Dejo por albacca y tenedora de bienes a mi esposa doña

397
Arias G. / Lau J. / Sepulveda O.

Rosa Marigny, dando toda la fuerza que por derecho sea ne­
cesario, por ser mi última voluntad.— Francisco de Sentmanat.
Como fuese apremiado el reo por el oficial encargado de la
ejecución don Luis del Toro, Sentmanat dijo con voz firme: Es­
toy ya listo. Sin excitación y con entereza se dirigió al lugar del
suplicio, acompañado del cura de Jalpe don José Lino Esperón
quien lo confesó: Sentmanat dijo algo en secreto al cura poco
después; le vendaron los ojos saliendo de la recámara convertida
en capilla y lo llevaron a la plaza del pueblo, y frente a una
pared, entre la casa cural y la de don Pedro Méndez (dueño de
ambas casas), a las tres de la tarde de ese fatídico jueves 13 de
junio del bisiesto año de 1844, cumpleaños del general presiden­
te don Antonio López de Santa Anna, fue pasado por las armas
el aventurero liberal, ex gobernador de Tabasco don Francisco de
Sentmanat.

Un rastro de leyenda
J u sto C e c il io S anta A n n a *

Malas las hubo en Tabasco, a la postre, el aventurero cubano


don Francisco de Sentmanat, figura novelesca e interesante, que
cruzó por nuestra local historia dejando sangriento rastro de le­
yenda, aún no borrado, pese a los años y a los desengaños que
sobre esta tan castigada tierra han caído desde aquellos negros
días hasta los no muy claros actuales.
Nadie ha olvidado cómo y en qué circunstancias vino Sentma­
nat a las playas tabasqueñas enrolado en la expedición que con­
dujeron los caudillos federalistas, General don Juan Pablo Anaya
y el Inspector de Milicias Cívicas don Fernando Nicolás Maído-
nado, en el memorable año de 1840; mezclándose desde esa
época hasta su trágica muerte, en los asuntos políticos del Esta­
do, así como que a fuerza de audacia, encabezando chusmas in­
disciplinadas, logró vencer al Gobernador y Comandante Militar
don José Ignacio Gutiérrez, a pesar de contar éste con tropa vete­
* “La cabeza de Sentmanat”, en Tradiciones y leyendas tabasqueñas. 2a.
ed., México, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1979.
p. 129-134.

398
Dos cubanos toman las riendas

rana bien pertrechada, imponiéndole una capitulación que tiene


pocos antecedentes en lo anales de nuestras luchas fratricidas.
Perdura también en nuestros recuerdos la serie no interrumpi­
da de intrigas y desavenencias que mantuvieron en agitación cons­
tante a nuestros abuelos, a raíz de la victoria de los federalistas, y
los sucesos a que dió origen la inquietud y la ambición de Sent-
manat, que en todo asunto público pretendía preponderar e im­
poner su voluntad. Causa y motivo fué esto de que, sucesivamente,
fueran abandonando el Gobierno los ilustres patricios Ruíz de la
Peña, Requena y Jiménez, hombres de carácter entero y de ho­
norabilidad acreditada, que no quisieron doblegarse ante el capri­
cho tiránico del aventurero que, fiado en la fuerza de las armas,
se había declarado amo y señor de nuestros destinos.
Logró más tarde este caudillo le fuera reconocido por el Go­
bierno Nacional el grado de Coronel, que indebidamente osten­
taba; habiendo obtenido a la vez, los cargos de Gobernador y
Comandante Militar, de que poco tiempo después lo privara el
General don Pedro de Ampudia, que, al frente de las tropas ve­
teranas que regresaban de la desafortunada expedición, mandada
por el Gobierno Mexicano sobre Yucatán, a la sazón substraída
a su obediencia, tomó por asalto la capital de Tabasco, el 11 de
julio de 1843, haciendo huir a Sentmanat y sus secuaces, después
de dos horas de reñido combate.
No pudiendo resignarse el inquieto guerrillero con la pérdida
del poder, que, a lo que parece, atrae irremisiblemente a todo el
que ha probado sus dulzores, tornó a nuestro suelo encabezando
una expedición formada por gente maleante que enganchó en
New Orleans, y logró desembarcar cerca de la barra de Chiltepec,
el 9 de junio de 1844, burlando la vigilancia de los buques cru­
ceros de guerra, apostados por la Secretaría del ramo frente al
litoral, en previsión del arribo de dicha expedición, de cuya sali­
da para Tabasco había dado aviso oportunamente el Cónsul mexi­
cano del citado puerto.
Muy conocidos son también los sucesos que en seguida se de­
sarrollaron, así como que, derrotado Sentmanat en un lugar lla­
mado “Ahoga-gatos”, el 10 del citado junio, por el Capitán de
Caballería don Clemente Castro, sus hombres se dispersaron for­

399
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mando pequeños grupos, algunos de los cuales fueron aprehen­


didos y otros se presentaron a las autoridades rindiéndose a dis­
creción voluntariamente; pues siendo extranjeros, desconocían por
completo el terreno y no podían ocultarse en refugios seguros.
El último en caer en poder de las fuerzas que lo perseguían,
fué precisamente don Francisco de Sentmanat, capturado el día
14 del mes que venimos citando. Conducido a Jalpa, en cuyas
cercanías ocurrió la captura, fué ejecutado sumariamente en la
plaza de dicha población, el mismo día, a las tres de la tarde,
frente a la casa parroquial, por orden del General Ampudia, que
violentamente se había dirigido al lugar de los sucesos.
Aseguran, nemine discrepante,’ los que presenciaron la ejecu­
ción, que Sentmanat demostró en todo la mayor entereza y san­
gre fría; confirmando con esto, en sus últimos momentos, la fama
de valiente y esforzado que siempre disfrutó.
Conducido el cadáver del infortunado aventurero a San Juan
Bautista, fué decapitado y frita la cabeza en aceite, por orden
del General Ampudia, según declaración de sus subordinados, o
por éstos a espaldas suyas, según él pretende en el informe que,
para sincerarse de los cargos que se le hacían a este respecto,
publicó algún tiempo después; informe sin duda conocido en
Tabasco cuando ya casi todos los actores de aquel drama habían
bajado a la tumba, circunstancia por la cual no fué refutado opor­
tunamente.
Por lo demás, en la época de los sucesos, corrieron distintas
versiones sobre ellos, en su mayor parte contradictorias. Según
unas, el promotor de todo lo ocurrido fué el Prefecto político de
la capital del Estado a la sazón, señor Calixto Díaz, y del cual
se dijo que cuando estaba la cabeza de Sentmanat dentro del
caldero, movía el aceite con una paleta de madera y gritaba a voz
en cuello: “ ¡Vivan los chicharrones!” Esta versión indudable­
mente es falsa, acaso propalada por los enemigos políticos del
señor Díaz, cuando éste, algún tiempo después, pretendió lanzar
su candidatura para Gobernador; habiendo sido muy repetida en
aquellos días una frase o sentencia que adquirió gran populari­
dad, y que muchos recuerdan aún en Tabasco, que rezaba: “No1

1 “Sin que nadie discrepe”. (N. del C.)

400
Dos cubanos toman las riendas

puede ser don Calixto Gobernador”, y que, andando los años,


fue aplicada a todo candidato al Gobierno, cuyos antecedentes
no fueran muy limpios.
[. . .] es que la orden de mutilar el cadáver del cabecilla fili­
bustero partió del mismo General Ampudia, y la parte de culpa y
responsabilidad que debe cargarse a sus subordinados, es la de
haber cumplido aquellas órdenes sumisamente y sin chistar, ante
el temor que a todos ellos infundía el carácter violento del Jefe
mandón que las había dictado. Tal se infiere, cuando menos, de
lo que, al referir los sucesos, asienta en sus memorias don Lon-
ginos Díaz, testigo presencial y hermano del, en aquellos días,
Prefecto Político de la Capital del Estado.
[. . . ] noticias [. . . ] de labios de personajes que figuraron más
o menos directamente en los sucesos, parece que el mismo Ge­
neral Ampudia, si bien había ordenado que se cercenara la cabe­
za, a Sentmanat lo mismo que a sus veintiocho compañeros de
aventuras con el objeto de que, encerradas en jaulas, fueron co­
locadas a lo largo de las márgenes del río Grijalva; no mandó
precisamente que la de Sentmanat fuera frita en aceite. Lo que
ocurrió fue que, habiéndose consultado la manera de evitar la
pronta descomposición de la cabeza, con el Dr. don Simón Sar-
lat (padre del también Dr. Sarlat Nova, uno de los más notables
gobernantes de nuestro Estado natal), aquél aconsejó se caute­
rizaran las venas y las arterias, por medio de aceite hirviente y,
al efectuarse la operación, un presidiario que sostenía la cabeza
por los cabellos, la soltó al recibir en la mano con que la suje­
taba, una salpicadura de aceite, cayendo aquélla en el fondo del
caldero, del que no pudo ser extraída tan prontamente, que antes
no quedara por completo desfigurada.
Sea como fuere, aquel macabro despojo del infortunado filibus­
tero, fué encerrado en una jaula, según unos, o colocado en un
madero, según otros, y expuesto en el ángulo Sureste de la anti­
gua casa de Gobierno, a la sazón ya en ruinas, que existía, cons­
truida de piedra sin labrar, en la esquina Suroeste de la plaza de
armas de Villahermosa y allí permaneció por mucho tiempo, sien­
do el espanto de los transeúntes, sobre todo, de los transnocha-
dores obligados a transitar por aquel sitio.

401
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Como es frecuente en todo edificio ruinoso, los buhos habían


hecho de la antigua casa de Gobierno, de la época virreinal, su
albergue y guarida, y revoloteaban en la noche alrededor del
macabro despojo, posándose a veces sobre él. De allí, nació, sin
duda, la conseja, muy extendida más tarde por todo Tabasco,
de que el alma en pena del ajusticiado se aparecía en forma de
lechuza por las noches, posándose sobre la cabeza expuesta en
aquel sitio, desde donde lanzaba ayes y lamentos desgarradores,
en altas horas de la noche, con espanto de vecinos desvelados.
Tomó tanto cuerpo y autoridad la leyenda que, durante mu­
chos años, los habitantes de los barrios cercanos se abstenían de
pasar frente al ruinoso edificio colonial; prefiriendo hacer un
largo rodeo por las calles próximas a la laguna de la Pólvora o
por el rumbo de la Cárcel Pública, situada en el extremo fronte­
ro de la plaza.
Cuenta también la tradición que, al regresar el General Ampu-
dia a la capital de la República, se le ofreció en Veracruz un
banquete, y sin duda maliciosamente, el encargado de servir éste,
que era un español que había residido en Tabasco durante algu­
nos años, colocó en el centro y lugar más visible de la mesa una
cabeza de cerdo frita, lo que fué bastante para que el General se
levantara de su asiento inmediatamente, tomando aquello como
una intencionada y maligna alusión al hecho que se le atribuía
de haber mandado freír en aceite la cabeza de Sentmanat.
Ignoramos si en este incidente hubo en efecto, la malicia que
supuso el General Ampudia y aun dudamos de que haya ocurri­
do en realidad, pues no hemos logrado confirmarlo; por lo que,
a este propósito, repetimos aquí lo de aquel ladino que dijo: “Si
tú, lector, creyeres ser comento, como me lo contaron te lo
cuento”.2

2 Parece que don Francisco de Sentmanat gozaba de grandes simpatías en


New Orleans; pues se cuenta que, cuando en ese puerto de Norte América
se supo su trágico fin, se le hicieron grandes honras fúnebres, con disparos
de artillería cada media hora, en señal de duelo, el día en que aquéllas se
efectuaron.

402
Dos cubanos toman las riendas

Las protestas
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s ***

Con motivo de haber publicado el periódico el BOLETIN de


Tamaulipas de 29 de ese junio un artículo titulado La cabeza
de Senlmanat fue frita en aceite, y más tarde el periódico metro­
politano El Siglo X IX publicaba otro artículo el 14 de julio en
que se refería a un suelto publicado en Campeche: La Voz de la
Naturaleza, y refiriéndose al COURRIER FRANÇAIS que tra­
taba de la fritura de la cabeza de Sentmanat y los fusilamientos
de los 38 jóvenes extranjeros que acompañaron a aquel jefe en
su descabellada aventura; por todo esto se armó fuerte escándalo
periodístico reprobando esas bárbaras acciones inhumanas. Ade­
más los ministros extranjeros de Inglaterra, Mr. Charles Bank­
head; de España don Pedro Pascual de Olivier; de Francia, Ba­
rón Mr. Alleye Ciprey, enviaron sus protestas al ministro de
Relaciones Exteriores y Gobernación don José María Bocanegra.
Después de varias contestaciones, los ministros tuvieron que re­
conocer que México tenía razón de aplicar a los invasores La pena
de muerte, la ley contra piratas de 17 de junio de 1843.
Por estas fechas, a principios de julio cambió el nombre el pe­
riódico El Horizonte que se publicaba en San Juan Bautista, por
el de El Tribuno del Pueblo.
[Así] el general Ampudia es atacado duramente en la ciudad
de México por sus arbitrariedades, en los periódicos El Correo
Francés y El Siglo Diez y Nueve-, en Tabasco es defendido por
los periódicos locales El Horizonte y El Grijalva.

¿QUÉ PASÓ CON AMPUDIA?


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

El general Ampudia es llamado a fines de junio [de 1844] por


el gobierno general para que pasase a México a informar de su
gestión en Tabasco y hacerse cargo del ejército que combatía las

* Historia. . ., op. cit., p. 275-277 (selección).


** Ibidem, p. 275-286 (selección).

403
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

fuerzas texanas. Ampudia se apresuró a aceptar la invitación del


gobierno general, sobre todo en vista de la justa reprobación que
tuvo en Tabasco, en toda la República y fuera de ella, su bárba­
ra hazaña; apresurándose a entregar el mando civil al primer
vocal del Consejo de Gobierno, don Narciso Santa María, el 5 de
julio, siguiendo como secretario de Gobierno don Juan de Dios
Rivas; el mando militar quedó ese mismo día en manos del ge­
neral don José María Sandoval, como 2? cabo de la Comandancia
General de Tabasco.
Ampudia salió de San Juan Bautista el 10 de julio en el vapor
Petrita, cuyo capitán era el general don Tomás Marín, saliendo
de Frontera el día 10 y llegando a Veracruz el 16 de ese mes. El
general Ampudia iba acompañado de doce personas entre jefes
y oficiales llegando a la ciudad de México, a fines de julio. El 5
de agosto envió al Ministro de Guerra y Marina una comunica­
ción en que se refería al asunto de Sentmanat, acompañando va­
rias piezas justificativas que no tenían gran valor [. . . ]
El general Ampudia es enviado de nuevo a Tabasco por el go­
bierno del general Santa Anna a hacerse cargo del ejecutivo ta-
basqueño, regresando a la capital del Departamento. Salió de la
ciudad de México rumbo a Veracruz en la diligencia del 21 de
. agosto y saliendo de ese puerto el 26 de ese mismo mes hacia
Frontera y de allí a San Juan Bautista a donde llegó el 5 de di­
ciembre por la mañana en el bergantín de guerra General Santa
Anna en unión de cuatro oficiales.
Como en la capital del Departamento no se encontrase el go­
bernador interino don Narciso Santa María, que por enfermedad
se trasladó a Tacotalpa, aunque todo eso no era en realidad más
que un pretexto para no encontrarse con el militar cubano a quien
le había hecho algunos cargos administrativos ante el gobierno
general. Ampudia ofició a Santa María ese mismo día 5 en que
le pedía fuese a entregar el mando y en caso de no poder hacerlo
por sus achaques, enviase circulares a los prefectos de Distrito
participándoles el cambio de gobierno; al día siguiente contestó
el gobernador Santa María que por su enfermedad no podía tras­
ladarse a la capital, pero que ya ordenaba al Secretario de Go­
bierno don Juan de Dios Rovirosa para que enviase a los prefec­

404
Dos cubanos loman las riendas

tos las circulares anunciando la exaltación al Ejecutivo del Estado


del general Ampudia. Este comenzó a ejercer el mando desde el
día 7 de septiembre de 1844 en que se enviaron las circulares a
los prefectos por el Secretario de Gobierno y Ampudia envió la
suya participando su designación y toma de posesión a las auto­
ridades civiles y militares. Recibió el mando civil de manos del
Secretario General y el militar de las del coronel Molina.
El 5 de septiembre fue destituido por el general Ampudia,
cuando aún no recibía el gobierno de Tabasco, el licenciado don
Ángel Claro de sus cargos de Fiscal de Hacienda y Juez de lo
Criminal, dándole posesión de ellos al licenciado don Manuel
O’Haran; como el licenciado Claro se resistiese fue puesto en
prisión y confinado en la cárcel de la capital del Departamento;
el licenciado Claro valientemente acusó desde su prisión ante la
Cámara de Diputados de la Nación, de su atropello por el gene­
ral Ampudia. El licenciado Claro pasó después a Oaxaca, donde
a poco murió siendo Juez de Distrito; era tío del Pbro. don Ma­
nuel Gil y Sáenz. Al licenciado Claro se le acusó de haber ayu­
dado a los prisioneros de la expedición de Sentmanat, que aun
estaba juzgándoseles, de haber escrito en el Tribuno del Pueblo
artículos contra el general Ampudia; y se le decía que era el con­
sejero del ex gobernador Santa María a quien predispuso con su
antecesor. El gobernador Ampudia persiguió también al coronel
don Manuel Eusebio Molina y a llicenciado Juan de Dios Rivas,
ex secretario del Gobierno, quien tuvo que esconderse y salir
ocultamente de Tabasco en el pailebot El Tabasqueño. El coro­
nel Molina salió con su familia rumbo a Frontera, Veracruz y
México en el mismo barco, falleciendo poco después en la capital
de la República.
[. . .] [En] noviembre los presos que aún quedaban de la ex­
pedición de Sentmanat, Ramón Vigas, Guillermo Guersay, Favas
Paul, Luis Bechman, Juan de Mesa, José Timoteo Verges, Pablo
Parodi y Víctor Petit dan las gracias al general Ampudia por
haber pedido a solicitud de ellos, gracia de indulto ante el C.
Presidente de la República pues habían sido condenados a la
pena capital. A Víctor Petit le hicieron firmar en el mes anterior.

405
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

un escrito en que desmentía la asentado por su hermano Juan en


una novela escrita por este último en Nueva Orleáns.
[. . . ] [Entre tanto] el general Ampudia se dio por ofendido
contra el gobierno santanista que no contestó sus oficios en que
solicitaba una revisión de impuestos para el Departamento; por
tal motivo renunció a su cargo de gobernador el 25 de noviem­
bre, y pidiendo se le enviase a Texas a la campaña contra ese
territorio disidente. Como ofendido por el santanismo, gobierno
al que antes ensalzase, pidió a la Asamblea Local una convoca­
toria para que el día 4 de diciembre se reuniese por tercera vez,
para tratar asuntos de vital importancia para el Departamento.
En vista de que la Asamblea no se reunía por varios pretextos
de subdiputados, el 9 de diciembre el gobernador Ampudia lanzó
una proclama al pueblo de Tabasco dándole cuenta del movi­
miento de Jalisco y pidiendo la colaboración de los ciudadanos.
En el fondo se veía que Ampudia no olvidaba el desaire que le
hizo el general Canalizo a él y a la Asamblea Departamental de
Tabasco cuando en diciembre del año anterior le fue negado el
permiso para cambiar el nombre del Río Grijalba por el de Río
Ampudia; en esa época no protestó ni renunció a ese agravio,
antes por el contrario seguía loando al dictador.
Les militares de la guarnición se reunieron en la casa habita­
ción del gobernador y comandante general Ampudia (casa que
fué después Obispado y hoy Jefatura de la Plaza, en la loma de
Esquipulas). En dicha acta consideran las causas del movimien­
to de Jalisco secundado por Zacatecas y Aguascalientes, y acor­
daron en tres artículos adherirse a la iniciativa de Jalisco y pro­
seguir en esa actitud hasta que la Nación recobre sus derechos y
soberanía; pidiendo al gobernador se dé cuenta de esta acta al
presidente interino y a las Cámaras por conducto del Ministro
de la Guerra, así como a los jefes de las guarniciones de los otros
Departamentos de la República [. . . ]
[. . . ] [El] 15 de diciembre se adhiere la Asamblea Departa-
E1 acontecimiento es celebrado con repiques, dianas y salvas,
mental de Tabasco, que al fin se pudo reunir, al Plan de Jalisco.1

1 El 30 de octubre de 1844, la asamblea departamental jalisciene pro­


mulgó un plan contra el presidente Valentín Canalizo. Pedía, entre otras

406
Dos cubanos toman las riendas

Este mismo día la Asamblea Constitucional decretó reconocer al


nuevo presidente, general don José Joaquín de Herrera.
El 17 de diciembre es aceptada por el general J. J. Herrera,
presidente interino de la República, la renuncia que el general
Ampudia hizo del Gobierno y Comandancia General de Tabasco,
renuncia que había presentado el 25 de noviembre anterior;2
siendo llamado a México y recibiendo los pliegos de la Secretaría
de Guerra y Marina y los de Gobernación a fines de diciembre,
disponiéndose a entregar ambos mandos.
El 31 de diciembre de 1844 resigna el mando militar en ma­
nos del general don Ignacio Martínez Pinillos, lanzando una pro­
clama al pueblo con fecha de 1"? de enero del año siguiente. Por
recomendación del general Ampudia, Martínez Pinillos nombró
como secretario de la Comandancia General de Tabasco al capi­
tán Pedro Boullosa, cubano.
Es así como terminó en Tabasco este aciago y doloroso año de
1844. '
El 2 de enero [de 1845] entregó el mando de Tabasco el gene­
ral Ampudia al señor don Juan de Dios Salazar, tercer vocal de
la Asamblea Departamental [. . .]

IMPULSOS ECONÓMICOS
Entre 1842 y 1844 existía una preocupación por promover la
economía local. Los principales ramos tratados fueron industria,
infraestructura y comercio; cabe señalar que existía un marcado
proteccionismo respecto a no permitir privilegios extranjeros.

cosas, que se derogasen impuestos extraordinarios y que el Congreso Gene­


ral reformara los artículos constitucionales que dificultaban la prosperidad
de los departamentos. (N. del C.)
2 Al dejar la gubematura, en enero de 1845, ésta fue asumida interina­
mente por Juan de Dios Salazar. Poco después, el mando fue entregado a
José Víctor Jiménez a quien se nombró gobernador constitucional en abril.
(N. del C.)

407
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Dando y pidiendo para la industria*


INDUSTRIA.— La Junta Departamental de Tabasco ha dirigido
al Supremo Gobierno una iniciativa para los fines y sobre los ob­
jetos que expresan los artículos que siguen:
“Art. 1? Desde 1“ de Enero de 1843 quedarán libres los cortes
de palo de tinte y moral que se hacen en terrenos baldíos.
“29 Quedarán igualmente libres las cosechas de pimienta, vai­
nilla y demás frutos queí se han cosechado en los mismos terrenos.
“39 Las maderas de caoba, cedro, jobillo y demás que se ha­
llan en terrenos baldíos, no se derribarán bajo ningún pretexto,
sin previo permiso del Gobierno Departamental, bajo la multa de
cinco hasta veinte pesos.
“49 Todos los habitantes del Departamento podrán ejercitarse
en este ramo de industria, sin necesidad de previa licencia, excep­
to en terrenos de propiedad particular, donde sólo podrán ha­
cerlo con permiso de sus respectivos dueños y bajo las condiciones
que con estos estipulasen.
“59 Tampoco podrán servirse de los ranchos, caminos y acue­
ductos establecidos que se establezcan, con objeto de cortar las
maderas y frutos antedichos, sin consentimiento del poseedor.
“69 Es responsable personal y pecuniariamente el que al ejer­
citarse en los cortes mencionados, infiera a otro violencia u otra
clase de perjuicios, lo cual, justificado que sea en juicio por ter­
cera vez, será causa suficiente para quedar inhabilitado a volverse
a ejercitar en dichos cortes.
“79 Todo individuo que se ejercite en los ramos de industria
especificados en los artículos 19 y 29, pagará al comprador para
que éste lo haga a la Hacienda Pública, un 5 por 100 de alcabala
y 1 por 100 municipal sobre el precio corriente, que no podrá
bajar de cuatro reales ni exceder de seis, quedando obligado dicho
comprador a verificar el entero en la administración o receptoría
de rentas más inmediata. Cuando "el cortador sea el que haga la
extracción, verificará el entero en los términos señalados al com­
prador.

* En Manuel Mestre Ghlgliazza, D o c u m e n to s v d a to s . . . , o p . c it., vol. 3.


p. 400-402.

408
Dos cubanos toman las riendas

“89 El palo de tinte y moral que se extraiga para la Palizada y


Laguna de Términos, pagará a la Hacienda Pública un 5 por 100
sobre su precio corriente, además del que hubiese satisfecho en
su venta.
“99 Al que se le justificare omisión en el cumplimiento del ar­
tículo 79, se le exigirá una multa de cincuenta pesos por primera
vez, y el duplo por segunda y demás reincidencias, siempre que
no hubiere defraudación; mas si la hubiese, resarcirá los perjuicios
hecho al erario, y sufrirá además la pena señalada al ladrón do­
méstico con abuso de confianza.
“ 109— Ningún cargamento de frutos o efectos especificados en
los artículos 19 y 29 podrá ser despachado por las administracio­
nes, receptorías o sub-receptorías del tránsito, inclusas las de Gua­
dalupe de la Frontera y Jonuta, si no se ha acreditado haber de­
jado satisfechos los derechos de que habla el artículo 79, con bo­
leta de la administración o receptoría de su procedencia.
“ 119 Kn el caso de ocultación, suplantación o cualquiera otra
causa que dé indicios vehementes de defraudación, el comprador
sufrirá la pena de comiso con arreglo a las leyes.
“ 129 Los administradores, receptores o sub-receptores, celarán
con esmero, bajo su más estrecha responsabilidad, la conducta
de los que se empleen en los cortes antedichos, y en caso contra­
rio, serán reputados como cómplices en la defraudación de los
derechos que ahora se imponen.
“ 139 Los administradores, receptores o sub-receptores del trán­
sito darán cuenta mensualmente a la Administración Principal,
con el duplicado del pase que expidan de los cargamentos de fru­
tos y efectos mencionados, con nota al calce del pago de los
derechos.
“ 149 Se concede acción popular a todos los habitantes del De­
partamento, para que puedan acusar ante cualesquiera de las
autoridades locales o departamentales, las faltas que notaren; en
cuyo caso serán acreedores a la mitad de las multas que se im­
pongan por consecuencia de sus avisos verbales o por escrito.
“ 159 Quedan vigentes las leyes y decretos que prohíben la ven­
ta de tíntales.
“Sala de sesiones de la Exma. Junta Departamental.

409
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

“San Juan Bautista de Tabasco, Julio 29 de 1842.—José Julián


Dueñas, presidente.—Alejandro Loreto.— Vicente Ara.— Juan de
Dios Solazar.— Fulgencio López, secretario.”

Obras materiales: puente, camino, telégrafo


faro y otras
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Por entonces se prosigue la obra del puente sobre el arroyo del


Jícaro comenzado por el gobierno anterior; se llevan de Teapa y
Tacotalpa piedras para el puente y también para el empedrado
de varias calles de la población; se proyecta construir a orillas
del Grijalva un malecón, con gradas, desde el Jícaro hasta el
arroyo del Gusano, salida de la laguna de la Pólvora, así como
desecar varias laguneras que enfangaban la capital del Estado, se­
gún el acuerdo de la Junta de Fomento, presidida por el entu­
siasta don Pedro Requena. También se continuaron las obras a
fin de concluir la construcción de las iglesias parroquiales de Tea­
pa y Cunduacán.
El 21 de marzo [de 1844] don Diego García pide al goberna­
dor Ampudia se le conceda construir en el término de un mes,
en el islote Buey Chico en Frontera, un faro a su costa, así como
un asta-señal o telégrafo1 en la Villa de Frontera para aviso de la
Aduana. Para el sostenimiento del faro se impondría una contri­
bución de cuatro pesos a todo buque que entre o salga del puer­
to, y manteniendo algunas embarcaciones para el alijo de los
barcos que lo necesitasen. Este proyecto es aceptado por la Junta
do Fomento al día siguiente; circulándolo el día 23 el general
Ampudia para conocimiento de todos, principalmente de los ma­
rinos.
El 26 de marzo se publicó el decreto de la Junta Departamen­
tal de Tabasco del 22 de ese mes, en que se autoriza al gobierno
para construir un camino entre Chiapas y Tabasco, comenzando
desde Teapa, rumbo al Pueblo de Jitotol, de Chiapas, los fondos
* Historia. . . , op. cit., p. 263-264 (selección).
1 Se refiere a telégrafo óptico; el asta-señal tiene brazos movibles que
por combinación transmiten los mensajes. (N. del C.)

410
Dos cubanos loman las riendas

para esta obra se tomarían del extinguido nuevo impuesto, una


vez terminada la obra se restablecería el peaje correspondiente
para cubrir el costo de la obra. Más tarde, el 10 de abril, se
nombra tesorero de los fondos para este camino al señor don
Manuel Payró y director de los trabajos a don Vicente Pizarra.
El 13 de abril la Asamblea Departamental de Chiapas lanzó
un decreto autorizando al gobierno de allí para cooperar con
Tabasco en la apertura del camino carretero entre Teapa y Jito-
tol, firmando: Ramón Lacroix como presidente y don José Lino
Montes de Oca como secretario; el gobernador Ignacio Barbere-
na y don Pedro Flores como oficial mayor del gobierno.

Que se prohíba el cacao extranjero *


Secretaría del Gobierno del Departamento de Tabasco.—Con
fecha de hoy dice el Exmo. Sr. Gobernador del Departamento al
Ministerio de Relaciones Exteriroes y Gobernación lo que copio:
Exmo. Sr.— Desde que por disposición del E. S. Presidente me
encargué del mando de este Departamento, he creído de mi deber,
para corresponder a la alta confianza que en mí depositó, no sólo
dedicar mi atención al arreglo de todos los ramos de la adminis­
tración, adelantos de la Instrucción Pública y mejoras de los de
Policía, objetos todos de preferencia para un gobierno que se con­
sidera establecido para el bien y felicidad de los pueblos que rige,
sino también observar atentamente los elementos de su prosperi­
dad y medidas conducentes a su desarrollo, a fin de poner en
acción todos los que sean de su resorte, y ocurrir al Supremo de
la Nación por aquellos que por su naturaleza le pertenezcan.
Bien persuadido estoy de la solicitud con que la paternal admi­
nistración de nuestro ilustre Primer Magistrado acoge todas aque­
llas que ceden en beneficio real y positivo de los pueblos; y con
el fin de poner en acción tan generosas disposiciones, y hacer a
los que se me ha encomendado partícipes de su alta munificencia,
paso a proponerle lo que creo conducente al objeto indicado,
alentado además con la satisfactoria idea de que la resolución que

* El Restaurador, San Juan Bautista [sin fecha], en Manuel Mestre Ghi-


gliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 3, p. 606-609.

411
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

solicito, no sólo es compatible sino muy conforme con el sistema


económico que con tanto acierto y aplauso se ha propuesto S. E.
en casos de igual naturaleza.
Como fruto de mis observaciones he llegado a convencerme de
que entre varios ramos productivos de este Departamento esen­
cialmente agricultor, el que constituye su principal y más efectiva
riqueza es el cacao que lleva su nombre. Tan precioso grano, co­
nocido por uno de los mejores de su clase, y cuya preferencia,
relativamente a su calidad, es indudable en nuestra República, se
cultiva y cosecha en toda la extención de Tabasco, y en parte de
los de Veracruz y Chiapas. Su cultivo y producción aumenta no­
tablemente de algunos años a la presente, y como su consumo no
asciende en la misma proporción, será consiguiente, siguiendo
naturalmente la contraria, la disminución y abatimiento de su pre­
cio, y por consecuencia la del valor de las fincas que lo producen,
y con ello la del territorial de los tres Departamentos citados, y
esencialmente de éste. ¿Y se ha pensado en prevenir con tiempo
semejante mal, y estimular el aumento progresivo de la produc­
ción? Aquí es necesario lamentar la negligencia que se ha tenido
respecto de un punto de vital interés, y consolarse con la lisonjera
idea de que aun es tiempo de hacerlo, y de que hay un gobierno
paternal que tome todo el interés necesario en proporcionarnos
paz, riqueza y felicidad efectivas.
A mi juicio la prohibición del cacao extranjero, es bastante a
prevenir los males indicados, y a elevar la riqueza de estos terri­
torios tan favorecidos por la naturaleza, hasta un grado al que
no ha llegado hasta hoy. ¿Pero podrá Tabasco y sus colindantes
citados, en que se aumenta considerablemente la siembra de dicho
grano, surtir al consumo actual de toda la República? ¿Será con­
veniente y equitativa la prohibición que se decrete en su beneficio?
Estas son cuestiones que no tocaré sino ligeramente por no ofen­
der la ilustración del alto Gobierno, y que creo por tanto que
deben resolverse en sentido afirmativo. Que podrá abastecer al
consumo de la República es obvio a todos los que palpen el
aumento que va adquiriendo su siembra, el mayor de que es ca­
paz por la gran cantidad de terrenos idóneos y feracísimos que
permanecen incultos y abandonados por falta de estímulo; y lo

412
Dos cubanos toman las riendas

es también a los que puedan calcular el impulso y dedicación que


se desarrollará extraordinariamente en su cultivo, cuando se des­
canse en la seguridad de su prohibición y natural confianza de
encontrar un seguro mercado para él. Y no es aventurado pre­
decir que llegará un día en que su aumento y producción sea tal.
que pueda además de surtir a nuestro consumo, presentarse ven­
tajosamente para su expendio en los mercados de Europa, hacien­
do creer nuestra riqueza y los beneficios que produce el comercio
de exportación.
Que es conveniente y útil es también cuestión que se resuelve
sin violencia en el sentido indicado. Nuestro cacao está hoy redu­
cido al solo consumo de la República, y aun en ésta viene a com­
petir con él el extranjero por el poco derecho que paga y su ma­
yor baratura, cuya circunstancia es la misma que impide que el
nuestro pueda hacerlo con aquel en otros mercados. Cuando por
razón de la prohibición seamos dueños de todo el consumo, esto
sólo estimulará nuestra producción y aumentará la riqueza públi­
ca, y ambos objetos se elevarán facilitando más adelante su expor­
tación.
Pero no solamente las consideraciones de economía citadas re­
claman esta prohibición. Hay además otras razones no menos po­
derosas de conveniencia y equidad. Establecido en la nación hasta
cierto punto, como lo está, el sistema prohibitivo para fomento
de su agricultura e industria, nada más natural y conforme con los
principios de equidad, que el procurar que los bienes y males que
produzca se equilibren, de manera que no se hagan sentir sus
perjuicios a unos Departamentos sin encontrar alguna compensa­
ción, a lo menos en cuanto sea posible. En este caso se ha encon­
trado Tabasco hasta hoy. De todos los efectos que nuestro Aran­
cel y leyes posteriores prohíben, deben resultar a los otros que los
producen indudables ventajas, cuando a Tabasco sólo le toca el
perjuicio de carecer de ellos, o consumirlos a un precio más su­
bido porque él no los produce. Esto supuesto, ¿hay cosa más
natural y justa que compensarle este continuo sacrificio que sufre
gustoso en obsequio de los Departamentos hermanos, con la pro­
hibición perdida, única que lo indemnizaría?
Estas, infinitas otras razones, Exmo. Sr., que omito por no di­

413
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

fundirme innecesariamente en un asunto que V. E. recomendará


al sano criterio del Exmo. Sr. Presidente, quien medirá y pesará
en su alta consideración, me han decidido a dirigir mi voz a la
Superioridad con el sano y benéfico fin indicado. Si las poderosas
y sólidas razones en que he creído fundar esta exposición produ­
jesen el objeto pedido y deseado, rebosaré de complacencia por
haber sido el conducto de proporcionar a estos pueblos un bien
real y efectivo que no perece jamás; y el digno Jefe de la Repú­
blica se hará cada vez más y más acreedor a la gratitud, aprecio
y reconocimiento de sus habitantes, que en la expansión de su
gozo bendecirán el nombre del benemérito General Santa Anna,
de quien lo han recibido, y recordarán eternamente con entusias­
mo, al verse ricos y felices, la sabia administración que ha sabido
extenderles una mano generosa y proporcionarles tanto bien, ha­
ciendo al efecto el uso más noble y legítimo del poder discrecional
con que la nación lo ha investido.
Esto empero será elevado al conocimiento del digno Jefe de
la Nación con e lapoyo eficaz de V. E. para obtener la benéfica
resolución a que se refiere, admitiendo a la vez todas las seguri­
dades de mi personal aprecio.— Dios y Libertad.San Juan Bautis­
ta de Tabasco, Octubre 20 de 1843.— Pedro de Ampudia.—'Exmo.
Sr. Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación.”

Que se proteja al cacao*


Un manantial inagotable de riqueza puede producir el cacao de
este Departamento, que se encuentra obstruido por falta de leyes
protectoras que faciliten su consumo y exportación. Si el labrador
de Tabasco que ha estado afanándose todo un año para coger una
cosecha, no puede darle salida en el mercado porque el cacao ex­
tranjero está más barato, ¿qué estímulo le queda para continuar
en una ocupación que sólo produce fatigas y gastos inútiles, pér-
das costosas y ruinosas? ¿Un propietario que tiene sobre sí tantas
contribuciones y que sus frutos se hallan sin demanda, no tendrá
por resultado el desaliento y el abandono total de sus labores?

* E l T r i b u n o d e l P u e b lo , San Juan Bautista, 21 de julio de 1844, en


Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . . , o p . c it., p. 270-272.

414
Dos cubanos toman las riendas

¿No se despoblarían los campos, se quedarían desiertos y pulula­


rían las grandes poblaciones de seres ociosos, pobres y miserables?
¿No se aumentarían los delitos con perjuicio de las costumbres
y de la moral pública? El Gobierno, si quiere hacer propieta­
rios, si quiere extender las riquezas, si quiere aumentar en este
Departamento el número de hombres entre quienes pueda impo­
ner contribuciones que se hagan cómodamente, preciso es que
prohíba la introducción del cacao extranjero.
Tabasco es una parte de la República, y sus habitantes tienen
derecho de exigir todo aquello que contribuya a su engrandeci­
miento. Para proteger la agricultura de otros Departamentos se
ha prohibido el algodón extranjero, como que es uno de los obje­
tos de su riqueza. Tabasco no tiene más que el cacao, y goza el
mismo derecho para que se dé una medida igual para su sosteni­
miento, aumento y perfección.
Si los legisladores se trasladaron por un momento a estos cam­
pos; si consideraran las inmensas porciones de terrenos de donde
pueden sacarse tosoros abundantes; si examinaran que el malsano
temperamento no convida a los hombres a venir a poblarlos; si
miraran también que para pagar la mayoría de sus habitantes sus
contribuciones, tienen que vender hasta la cama donde poco ha
sus esposas dieron ciudadanos útiles a la patria, y que para el
mismo efecto, otros tienen que enajenar el vestido de su consorte,
único con que concurren a la mesa del Señor, se convencerían
de que este Departamento, más que ninguno otro, necesita que se
proteja su único fruto, que es el cacao; y esperamos de la sabi­
duría de los Representantes de la Nación, que llenen las espe­
ranzas de los pobres tabasqueños, que son también mexicanos,
que cumplen con gusto con sus cargas, y que sabrán sacrificarse
por sostener al Supremo Gobierno, que afortunadamente se des­
vela por el engrandecimiento y prosperidad pública.

D e se o d e in tr o d u c ir s ie r r a s d e v a p o r *
SOLICITUD de Don L. S. Hargous, en que pretende se le con­
* Diario del Gobierno de la República Mexicana, México, 10 de septiem­
bre de 1844, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . ., op.
cit., vol. 4, p. 216-217

415
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ceda privilegio exclusivo para introducir y establecer en Tabasco


dos sierras de vapor; la que se publica con arreglo al decreto de
la materia, para que el que quisiere alegar preferencia lo repre­
sente a este Ministerio en el término de dos meses.
Exmo. Sr. Presidente de la República.— L. S. Hargous, del co­
mercio de esta ciudad, tiene el honor de hacer presente a V. E.
que, siendo sumamente favorable a la industria del Departamento
de Tabasco el establecimiento de sierras de vapor, y aun conve­
niente al aumento de su población y salubridad de ella, estando
dispuesto a poner por obra el corte de maderas bajo el concepto
expresado, a V. E., que constantemente ha demostrado el ardien­
te deseo que lo anima en favor de la felicidad y adelanto de los
pueblos que dignamente preside, suplica se digne concederle pri­
vilegio exclusivo para importar y plantear dos sierras de vapor,
así como también para introducir del exterior, libres de derechos,
las maderas que sean absolutamente necesarias para formar el lo­
cal en que deba establecerse la máquina; en el seguro concepto
de que a la vez de dispensarle un favor muy distinguido, V. E.
acordará a los tabasqueños un bien inmenso. Es gracia que espera
merecer de V. E. y que reconocerá altamente.
Veracruz, 2 de Julio de 1844.— Exmo. S.— L. S. Hargous.
Es copia.— México, Setiembre 6 de 1844.—J. de Iturbide.

La solicitud anterior provocó un debate sobre el monopolio y sus


consecuencias negativas para la economía.

P r iv ile g io e x c lu s i v o *
El respeto a la propiedad y el interés público que han establecido
el derecho de los inventores y perfeccionadores de cualquiera
industria para aprovechar exclusivamente los productos de ella,
reclaman también imperiosamente que las industrias y los descu­
brimientos que han pasado al dominio público, no se erijan en el
exclusivo patrimonio de una corporación ni de una persona. En

* El Siglo Diez y Nueve, México, 20 de septiembre de 1844, en Manuel


Mestre Ghigliazza. Documentos y datos. . . , op. til., vol. 4, p. 394-396 (se­
lección).

416
Des cubanos teman las riendas

el primer caso se respeta el derecho que un particular tiene al fru­


to de su trabajo o de su talento; se estimula con este ejemplo el
genio de todos los que pueden aumentar los objetos con que las
artes y la industria enriquecen a las sociedades, y a éstas se les
hace un servicio aumentando el número de los objetos que con­
tribuyen a sus goces y perfección; en el segundo caso, por el
contrario, se ataca el derecho de todos los que podían establecer
una industria, se desalienta, por consiguiente, el espíritu de em­
presa y de emulación tan favorables al progreso de aquélla, y se
priva a la sociedad de los incalculables beneficios de la concu­
rrencia.
Las ideas que acabamos de expresar son tan sencillas y tan cla­
ras, que no se necesitan conocimientos científicos para formarlas
y apreciar su exactitud rigorosa; y así es que basta el simple buen
sentido para comprender cuán injustos y contrarios al bien pú­
blico serían los privilegios exclusivos, aplicados no a los invento­
res y perfeccionadores de la industria, sino a aquellos que primero
introdujesen del extranjero los procedimientos industriales que ya
son libres en su ejercicio y que cualquiera podría traer sin prefe­
rencia alguna. En el estado actual del mundo es indudable que
los mexicanos más bien tenemos que imitar la industria europea,
que aspirar a hacer descubrimientos y mejoras; y es seguro que
de las que se hagan en nuestros días, la mayor parte deben acon­
tecer en aquellos países en que las ciencias y la industria se en­
cuentran en todo su esplendor. En semejantes circunstancias, pues
nosotros nos encontramos en una posición muy favorable, pode­
mos traer a nuestro país todos los procedimientos industriales
que nos convengan, y podemos traerlos de manera que puedan ser
explotados por todos nuestros industriales y no por uno solo. En
esta parte nuestra legislación ha estado perfectamente de acuerdo
con la sana razón y el interés público. El decreto de 7 de Mayo
de 1832, que arregló el derecho de propiedad de los inventores
y perfeccionadores, y reglamentó la manera en que debieran de
gozar su derecho exclusivo, al tratarse de las introducciones, es­
tuvo muy lejos de equipararla ni con la invención ni con la per­
fección, y así es que dispuso únicamente en su art. 21, que el
introductor de algún ramo de industria, que a JUICIO DEL CON-

417
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

GRESO GENERAL FUERE DE GRANDE IMPORTANCIA,


PUDIERA OBTENER PRIVILEGIO EXCLUSIVO, ocurriendo
por coducto del Gobierno al mismo Congreso.” Para conocer la
sabiduría de esta disposición y del principio que defendemos, bas­
ta pensar en la triste suerte de nuestra industria, si en cada ramo
de ella que hiciéramos venir de Europa, se hubiera de conceder
un privilegio exclusivo en favor de un particular. Si así se hubiera
hecho y si los primeros que plantearon fábricas de cristal, de loza,
de hilados y tejidos de algodón, y de todas las demás industrias
que tenemos hubieran ido obteniendo sus privilegios exclusivos,
¿en qué estado se encontraría hoy nuestra naciente industria?
Tales son las ideas y reflexiones que nos han inspirado algunas
pretensiones que se han hecho, para obtener privilegios por meras
introducciones de algunos ramos de industria demasiado conoci­
dos, sorprendiéndonos sobre todo el giro que el Ministerio ha
dado a la solicitud de D. L. S. Hargous, que el DIARIO DEL
GOBIERNO ha publicado en su número del 10 de éste. [. . .]
Nosotros dejamos al simple buen sentido de nuestros lectores
el que califiquen si la introducción de sierras de vapor debe ser
o no una industria que por su grande importancia mereciera el
privilegio exclusivo, pues no es nuestro ánimo entrar en esta cues­
tión, y prescindimos también de discutir si tratándose aquí de un
privilegio limitado sólo al Departamento de Tabasco se debía
arreglar con las autoridades particulares de aquél, o con las ge­
nerales de la nación: únicamente manifestamos nuestra sorpresa
de que el Ministerio de Justicia haya mandado publicar dicha so­
licitud, con arreglo al decreto de la materia, para que el que
quiera alegar preferencia lo represente a dicho Ministerio en el
término de dos meses.
Conforme a la ley de la materia (art. 4f-'), esta publicación se
hace cuando el Gobierno va a conceder el privilegio, y en nuestro
caso el Ministro de Justicia no puede, conforme a las leyes, con­
ceder dicho privilegio, pues ésta hasta ahora es facultad propia
sola del Cuerpo Legislativo. El Ejecutivo, respecto de la sociedad
del Sr. Hargous, nada puede hacer sin una evidente nulidad y una
notoria infracción de la ley, que esperamos no llegará a come­
terse.

418
Dos cubanos toman las riendas

L A E D U C A C IÓ N
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

A principios de junio [de 1842] se encargan los Ayuntamientos y


Juntas Municipales de nombrar a los preceptores de las escuelas
de primeras letras o “escueleras” como se les decía, y según las
órdenes del gobierno del Estado se hace saber por la prensa local
que a los solicitantes al puesto de preceptor se les someta a exa­
men público para recabar sus actitudes y capacidad para propa­
gar la instrucción. Hasta esta época es cuando el gobierno de
Tabasco comienza a preocuparse por la instrucción primaria
oficial.
En Jalpa varios vecinos se oponen a que se establezca en el
pueblo la escuela primaria, pues dicen que la instrucción lleva la
corrupción y niegan su ayuda para la escuela; al fin son conven­
cidos de su error y dan su consentimiento para abrirla.
Los pueblos de la Chontalpa todos tienen escuelas de primeras
letras costeadas por los vecinos. En la Sierra y Usumacinta aún
no se erigen. En el centro hay en la capital, Frontera y Macus-
pana buenas escuelas primarias.
El gobierno dirige una circular a los prefectos para que a los
educandos de la clase pobre, huérfanos, etc., no se les entregue
a otras personas, sino que las mismas autoridades los eduquen,
vigilen para que sean útiles y se les enseñe un oficio en los talle­
res, o sirvan en almacenes para que no sean una carga a la so­
ciedad.

P r o p ó s ito d e e n s e ñ a n z a **
“Ha llegado a nuestra noticia que el Exmo. Sr. Gobernador ha
visto con laudable placer las comunicaciones oficiales que ha re­
cibido del Distrito de Usumacinta, por las que se le instruye de
los adelantos que han manifestado los alumnos de la escuela

* H is to r ia . . . , o p . c it., p. 246-248 (selección).


* * L a A u r o r a . . . , S a n J u a n B a u tis ta , 18 de diciembre de 1842, en Ma­
nuel Mestre Ghiglazza, D o c u m e n t o s v d a to s . . . , o p . c it., vol. 3, p. 434-436.

419
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de primeras letras que está establecida en el pueblo de Jonuta.


El informe que ministra el Prefecto provisional y las planas que ha
acompañado, evidencian el progreso de la juventud en las preli­
minares lecciones de la civilización, y el discurso que al iniciar
el examen pronunció su preceptor Don Antonio Bordas, y que
insertamos a continuación, comprueba el estado de sus discípu­
los, y de que Jonuta es susceptible a presentar con el tiempo ciu­
dadanos útiles para el desempeño de los destinos de su patria.
El estudio de las primeras letras es la primordial escala para la
ilustración, y cuando se ha traspasado esta línea que media entre
ella y la ignorancia, la adquisición de los demás grados de per­
fectibilidad, facilita con más dedicación empeñada a la lectura.
Nos es muy satisfactorio el interés que S. E. ha manifestado por
la plantificación de las escuelas primarias en todo los Partidos del
Departamento, y entendemos que llevará hasta más alto grado la
ilustración del país si las circunstancias le son favorables.”
— “El examen a que hoy presento a mis discípulos, no podrá
ser tan extenso y riguroso como deseara, porque además de no
haber transcurrido mucho tiempo de la apertura de mi estable­
cimiento, ha habido interrupciones que les han causado mucho
atraso y trastornos. Por esta circunstancia, más será un relato o
una reseña de las teorías que han aprendido, que un examen
propiamente dicho. Pero a pesar de este atraso, se conocerá fácil­
mente que están en la carrera del progreso, y que es cercano el
día en que por medio del análisis, de la constancia y aplicación,
recojan los opimos frutos que produce una educación ilustrada.
“No prometo enseñar, como antes tengo manifestado, un curso
completo de alguna ciencia abstracta: mi plan es más reducido,
porque además de conocer mi insuficiencia, este pueblo, por aho­
ra, carece de los elementos que serían necesarios para un tan
grande objeto; pero si no me es dado formar filósofos o mate­
máticos, tengo la esperanza que en breve tiempo presentaré gra­
máticos, aritméticos y geógrafos, adornados con los conocimientos
de la Historia General.
“Mi mayor conato será el de formar buenos ciudadanos. No
cesaré de inculcar en su tiernos corazones las más sanas máximas
de moral y los deberes del hombre en sociedad, así como sus

420
Dos cubc.nos toman las riendas

derechos. Les infundiré el amor más acendrado a la libertad, a


cuyo objeto les trazaré constantemente el horrible cuadro del des­
potismo, y los males que resultan de la esclavitud, repitiéndoles,
sin cesar, que el hombre, para ser libre y feliz necesita ser virtuo­
so, y que la base más sólida de la virtud es la ilustración. En el
curso de mis lecciones les manifestaré, por medio de la Historia,
que las naciones, a medida que progresan en la carrera de la ci­
vilización, mejoran todos los ramos de su administración pública,
y por necesaria consecuencia, sus individuos disfrutan de los bie­
nes de que está privada la que por ignorancia no sabe conservar
y defender sus derechos. Al lado del libre y laborioso angloame­
ricano, les pondré al degenerado, ignorante y servil musulmán;
al del ilustrado y activo francés, el subyugado e infeliz italiano;
y el contraste de condiciones tan opuestas, pintadas con colores
vivos, producirá la emulación y el deseo de instruirse para ser
libres.
“Si el suceso corona mis esperanzas, si en el plantel de jóvenes
que hoy están a mi cargo, sale un número regular que por sus
virtudes y saber pueda servir a su patria con honor, me conside­
raré galardonado, y descenderé a la tumba con el dulce consuelo
da haber, de algún modo, retribuido los bienes que he recibido de
los tabasqueños.”

IVo a l f a n a tis m o *
Ahora que van a practicarse los nombramiento de nuevos precep­
tores para las escuelas de primeras letras, es de nuestro deber, en
calidad de escritores públicos, hacer algunas observaciones que
creernos oportunas y aun necesarias, para que nuestra juventud
no halle embarazos en la marcha de la ilustración.
Creemos, pues, que antes de concederse estos destinos, el res­
petable Ayuntamiento, para su mejor acierto, debe exigir de los
solicitantes un examen público, con el laudable fin de ver si tienen
aptitud y capacidad suficiente para propagar lo que llamamos ins­
trucción.
* La Aurora. . . , San Juan Bautista, 18 de diciembre de 1842, en Ma­
nuel Mcstre Ghiitliazza. Documentos v datos. , op. til., vol. 3, p. 368­
369.

421
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Para instruir a los niños se requieren talentos y genios, hom­


bres de cultura, de moderación, de sufrimiento, sin hipocresía, y
muy a propósito para transmitir la más rectificada enseñanza;
y por lo mismo nos parece que ninguna ventaja resultará a nues­
tra numerosa juventud de la división de las escuelas, siempre y
cuando los preceptores que las desempeñen no sean los hombres
para que hemos delineado, por la sencilla razón de que los que
no tienen instrucción no pueden jamás propagarla.
Mucho se ha hablado de la parte religiosa en la enseñanza de
los jóvenes; y sempiternos charlatanes pretenden (sin saber si­
quieta lo que es Iglesia), que ésta debe consistir en prácticas de
deberes religiosos rutineros, que nada explican al niño y tienden
a hacerle una máquina de resorte, o un servil imitador de lo que
ve practicar en otros. Enséñese al discípulo la doctrina católica,
tal como ella es, según la mente e interpretación de los Santos
Padres y decisiones eclesiásticas, y entonces le daremos una idea
sublime y grandiosa de esa Omnipotencia que preside el Univer­
so, y de esa santa, católica y apostólica Iglesia, con quien jamás
prevalecerán las puertas del infierno.
Desearíamos de buena gana que en Tabasco nunca se cono­
ciese especie alguna de fanatismo, porque así como puede haber­
lo en la práctica de los deberes religiosos, también lo hay litera­
rio y filosófico, de lo que sigue infaliblemente el frenesí de las
pasiones, y a lo que se opone la santa religión que profesamos.
El abate Bergier, en su Diccionario Enciclopédico, refiere cierta
enfermedad del siglo xi, tenida por milagrosa, que consistía en
una especie de fuego interior que devoraba las entrañas. Tal es
el fanatismo bajo cualquier aspecto que lo consideremos.
Por lo demás, esperamos que el respetable Ayuntamiento, para
el bien de los niños, cometa su dirección científica al cuidado de
profesores instruidos, calificados por tales en un examen públi­
co, para que sus desvelos y buenos deseos no se frustren, y sí
encuentren los más felices resultados.

422
Dos cubanos toman las riendas

C o le g io d e N u e s t r a S e ñ o r a d e l P i la r *
[. . .] Tenemos la satisfacción de anunciar al público que hoy,
14 del corriente,1 se va a abrir el Liceo, bajo los auspicios del
Gobierno, que hará sin duda la dicha de [las] poblaciones, por­
que ilustrando a la juventud habrá una revolución moral que
mejorará en mucho la condición y aun la suerte de todas las cla­
ses de la sociedad.
El programa de estudios, así como los nombres de los señores
fundadores y maestros, se expresan a continuación para el cono­
cimiento de nuestros apreciables conciudadanos.
¡Quiera el cielo que los padres de familia, penetrados de las
inmensas ventajas que resultarán de que sus hijos reciban una
brillante educación, se apresurarán a enviarlos a tan interesante
establecimiento!

R e g la m e n t o q u e s e h a d e s e g u ir e n e l C o le g io
n o m b r a d o d e N u e s tr a S e ñ o r a d e l P ila r
Art. lo. Habrá un protector, que lo será una persona respeta­
ble de este vecindario, quien garantizará la enseñanza y trato que
se ofrece dar, tanto a los colegiales como a los externos que se
eduquen.
Art. 2o. No habrá más que hasta 24 colegiales, a quienes se les
enseñará doctrina cristiana, urbanidad, lectura, escritura, gramá­
tica y ortografía castellana, aritmética, geometría, geografía, ta­
quigrafía, dibujo, francés, música y uno de los tres instrumentos:
piano, guitarra o flauta; baile y esgrima.
Art. 3o. Tanto el maestro que esté de semana como los cole­
giales, deberán levantarse en verano precisamente a las cinco y
en invierno a las seis, los que después de asearse pasarán a ora­
torio; en seguida tomarán café y pasarán a la sala de estudios
hasta las ocho, que se servirá el almuerzo; concluido, se les dará
recreo hasta las nueve, que pasarán cada uno a sus respectivas

* E l H o r i z o n t e , San Juan Bautista, 14 de enero de 1844, en Manuel


Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a to s . . . , o p . c¡t„ vol. 4, p. 16-18.
1 Se refiere al mes de enero. (N. del C.)

423
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

clases, debiendo salir de ellas a la una. Media hora después se


servirá la comida; concluida, estarán en recreo hasta las tres, que
pasarán a clases; a las cinco en invierno y a las seis en verano
saldrán de ellas y recrearán hasta las oraciones, que pasarán a
oratorio. Los que aprendan idiomas o partida doble estudiarán
hasta que cenen, y a las nueve se recogerán.
Art. 4o. A más del Sr. Capitular protector de escuela, podrán
los padres o tutores, tanto de los internos como de los externos,
visitar el Colegio y ver el estado de adelantos de sus hijos.
Art. 5o. Saldrán a pasear los colegiales los domingos y jueves
con el maestro que esté de semana o persona que para ello se
destine, esto es, los jueves en cuya semana no ocurran días de
fiesta.
Art. 6o. Como el establecimiento no puede quedarse sin los
maestros necesarios, se expresará al pié del Reglamento las con­
diciones que cada cual celebre con el director, no pudiendo des­
pedirse ninguno sin dar itempo suficiente a proporcionar otro.
Art. 7o. A más del director y maestros necesarios, tendrá el
establecimiento un cocinero, portero, lavandera y demás sirvien­
tes necesarios.

D is t r ib u c ió n d e c la s e s
Primera clase.— Doctrina, lectura, escritura y aritmética hasta su­
mar quebrados.
Segunda clase.— Urbanidad, aritmética, gramática, ortografía y
geometría.
Tercera clase.—-Geografía, taquigrafía, dibujo, idiomas, músi­
ca, instrumentos, baile y esgrima.

E f e c t o s q u e h a n d e tr a e r a l C o le g io
Un catre, una almohada, un pabellón, seis sábanas, una colcha,
seis mudas de ropa, dos cubieuos (que no han de ser de plata),
un peine, un cepillo de ropa, otro de peines y otro de dentadura,
y un lavamanos.

424
Dos cubanos toman las riendas

A lim e n t o s q u e s e le s h a n d e s u m in is t r a r
Por la mañana café; almuerzo: dos o tres platos. Comida: sopa,
cocido, dos o tres principios, frutas o dulce. Merienda: chocolate
u otra froilera.
Si se reúne número suficiente de alumnos se abrirá cátedra de
latinidad.

P r e c io s m e n s u a le s
Cada interno, inclusa la enseñanza . . $ 30
Cada medio pupilo, ídem ídem . . ” 15
Cada externo por la enseñanza . . . ” 10
Idioma y dibujo por separado . . . ” 3

Se venera como tutelar a María Santísima, bajo la advocación


del Pilar; y reconoce como patrono a su fundador el Exmo. Sr.
General Gobernador Don Pedro de Ampudia y Grimarest, y como
protector al mismo Sr. General y al Sr. Don José Julián Dueñas.
Don Rafael de Anglada, Director.
Don Juan Sánchez, Catedrático de Latinidad.
Don Lorenzo de la Calleja, encargado de la Educación Prima­
ria e Idioma Francés.
Don Trinidad Villasana, de la de Ehbujo.
Doña Joaquina Hernández, encargada del cuidado de las niñas.2

A b u s o s d e a u to r id a d *
En el número 57 de EL HORIZONTE, periódico oficial del De­
partamento de Tabasco, se ha publicado la siguiente circular:
“Gobierno Superior del Departamento de Tabasco.—Sin excu­
sa ni pretexto dispondrá V. S. que de cada pueblo de los corres­
pondientes al Partido de su mando, empezando por esa cabecera,

- Según asienta López Reyes, este colegio duró hasta agosto del año cita­
do, debido a las dificultades del director con las autoridades locales y pro­
tectores de la institución. (N. del C.)
* El Si^lo Diez y Nueve, México. 24 de julio de 1X44, en Manuel Mes-
Ire Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 4, p. 272-275.

425
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

en el término de seis días s eremita a este Gobierno un joven de


ocho a diez años, de los que presenten mejor disposición y vive­
za, aun cuando sus padres se resistan, para ponerlo en el cole­
gio, exigiendo precisamente de cada indio vecino dos reales cada
mes, para sostener dichos jóvenes en aquel establecimiento; cuya
contribución de dos reales satisfarán con la mayor puntualidad;
formando V. S. un estado de todos los vecinos de cada pueblo,
que pasará a este Gobierno, haciendo entender a estos que se toma
esta medida para que luego que tengan dichos jóvenes instrucción
bastante, pongan sus escuelas en sus respectivos pueblos, y salgan
así de la suma ignorancia y barbarie en que se encuentran; re­
comendando a V. S. la puntual observancia de esta disposición
que de cualquier modo se ha de llevar a efecto sin réplica, bajo
su más estrecha responsabilidad, que se les exigirá irremisible­
mente, si cumplido el término que se señala no hubiese remitido
los citados jóvenes y el estado que se pide.
Dios y Libertad. San Juan Bautista de Tabasco, Junio 22 de
1844.— Pedro de Ampudia.— Juan de D. Rivas, Secretario.”
Son de naturaleza muy seria las reflexiones que inspira la sim­
ple lectura de la anterior providencia; muy graves los ataques que
ella envuelve contra las garantías del ciudadano, y muy fuertes
los cargos que resultan contra la autoridad de que emana. La li­
bertad individual es la base de toda sociedad regida constitucio­
nalmente; y esa garantía primordial e importantísima se ataca
arrebatando del hogar doméstico a los niños designados en la cir­
cular que nos ocupa, aun cuando sus padres lo resistan, conforme
al tenor literal de ella, y aun cuando contribuyan con su trabajo
a la subsistencia de sus familias, lo cual no es raro, sino por el
contrario, demasiado frecuente en la clase a que pertenecen los
individuos pedidos por el Gobernador de Tabasco. El duodécimo
de los derechos garantizados por el artículo 9“ de las Bases que
nos rigen, consiste en que “ninguno puede ser gravado con otras
contribuciones que las establecidas o autorizadas por el Poder
Legislativo, o por las Asambleas Departamentales en uso de las
facultades que les conceden las mismas Bases” ; y, sin embargo,
el Gobierno Superior de Tabasco, por sí mismo, y sin ninguno de
los requisitos que podían hacer legal esa excepción, impone en la

426
Dos cubanos toman las riendas

circular prc-inserta una contribución, que, por lo expuesto, es


enteramente inconstitucional. De manera que la providencia que
vamos examinando, envuelve dos ataques: uno a la libertad indi­
vidual, y otros a la propiedad que las leyes aseguran a los habi­
tantes de la República; y si además se reflexiona en los abusos a
que puede dar lugar en su ejecución, en la puerta que ella abre
para satisfacer odios y ejercer venganzas, privando de sus hijos
a los que con razón o sin ella, se hayan atraído la ojeriza de los
ejecutores, se conocerá con cuánta razón llamamos la atención
pública y la de las autoridades supremas sobre este asunto.
Extender los conocimientos y generalizar la educación, es un
fin muy noble y digno de toda la vigilancia de los Gobiernos; pero
sin salir nunca de la esfera de la legalidad. Su deber en ese punto
consiste en renovar obstáculos, en crear estímulos y alicientes su­
ficientemente poderosos para que los ignorantes sacudan el polvo
que los cubre, y procuren salir del estado en que se encuentran,
bien persuadidos de que por ese medio adquirirán comodidades
que de otra manera nunca llegarían a gozar. El interés, esa fuerte
palanca que da tan grande impulso a las acciones humanas, es
la que debe ponerse en juego para llevar la instrucción a todas
las clases del Estado: la violencia nunca podrá ocupar su lugar,
antes bien será fácil que se haga odiosa la ilustración, siempre
que para propagarla se empleen las medidas adoptadas en el De­
partamento de Tabasco. La historia de todos los siglos, la expe­
riencia de todas las edades, han dejado fuera de duda que los
medios violentos son los más a propósito para hacer triunfar lo
contrario de lo que con ellos se intenta establecer.
Nadie más que nosotros suspira por que la ilustración y los
conocimientos útiles echen en nuestro suelo profundas raíces; pues
a su falta atribuimos en gran parte los errores y desgracias de
nuestra carrera política. Vemos en ellos las únicas esperanzas
de libertad, orden y prosperidad para la nación; nada, pues, es
más grato para nosotros que todo lo que tiene relación con la
educación pública. Pero un respeto inviolable a las leyes, lo cree­
mos condición indispensable de la existencia de toda sociedad y
base fundamental de esa misma educación, siempre que con ella
se quieran formar buenos ciudadanos. Esa es la circunstancia que

427
Arias G, / Lau J. / Sepúlveda O.

juzgamos falta a la circular del Sr. Ampudia, y también, aun


prescindiendo por un momento del aspecto legal, notamos con
dolor que la autoridad paterna que ha sido respetada en todos
los pueblos, y acaso hasta la exageración en algunos, se conculca
en ella sin miramientos, pues habiéndose previsto el caso en que
los padres se opongan a separarse de sus hijos, se manda que a
pesar de esta resistencia sean arrebatados de sus brazos para
dárseles la educación que se intenta. La moralidad es una de las
partes más importantes de toda educación; y no nos parece que
sea muy favorable a ella la impresión que en unos corazones to­
davía tiernos debe dejar la memoria de su entrada en el mundo
intelectual, en la que han visto a la autoridad pública hollando
violentamente a personas que para ellos deben ser objeto de cari­
ño y veneración.
Así es que en vano los redactores de EL HORIZONTE se ex­
tienden largamente en su editorial, refiriéndose a la circular que
hemos copiado, sobre las ventajas de la difusión de las luces. La
cuestión no debía ser esa, y reducida a tales términos, natural­
mente no debía faltar qué decir en elogio de la providencia. La
importancia de la educación, la necesidad que hay de extenderla
a todas las clases de la sociedad, son verdades tan generalmente
reconocidas que aun los poquísimos enemigos que tienen se guar­
dan muy bien de atacarlas francamente y a cara descubierta,
transigen con ellas y sólo las combaten por medios indirectos.
Considerada la circular bajo ese único aspecto, claro es que sólo
era digna de apologías. Pero debía examinarse igualmente la le­
galidad y conveniencia de los medios adoptados para proporcionar
almunos al colegio establecido en la capital del Departamento
de Tabasco, y para crear los fondos necesarios a su subsistencia.
Se debía ver si para abastecerse de estos nuevos reclutas literarios,
era conveniente aplicar el mismo sistema vicioso y arbitrario con
que se ha surtido entre nosotros el Ejército; se debía averiguar,
por último, si es útil a la nación el que todo en nuestro país esté
modelado sobre la Ordenanza, y el que aun en materia de ins­
trucción pública se dicten esas medidas expeditivas y arbitrarias,
tan conformes a los hábitos de disciplina y subordinación milita­
res. Esto es lo que hemos creído deber hacer en las líneas que
hemos consagrado a este asunto.

428
Dos cubanos toman las riendas

LA P R E N S A

Poco sabemos de los periódicos que se publicaron entre 1832 y


1839; existían entre otros: El Libertador, La Estafeta y El Ala­
crán. Hacia 1841 se fundó La Aurora de la Libertad y, al año
siguiente, El Vigilante, ambos en San Juan Bautista. Reproduci­
mos algunos artículos de La Aurora. . . y el proyecto de El Vi­
gilante. Asimismo presentaremos algunos de los periódicos más
importantes en tiempos de Ampudia, como El Restaurador, El
Horizonte, El Grijalva y otros, de los cuales seleccionaremos al­
gunas noticias de interés.

La A u rora . . .
G ra n b a ile , las p lu m a s p o s tiz a s *
. . .LA AURORA, de San Juan Bautista, de 25 del pasado, trae
el editorial que sigue:
“Gran baile.— Se dará hoy domingo en el interesante salón del
Gobierno, en justa solemnidad del aniversario de nuestra Jnde-
pendencia. Al anunciarlo al público de esta capital, cábenos la
halagüeña persuasión de que el homenaje que va a tributarse a los
padres de nuestra libertad, será rivalizando dignamente con lo
más selecto y escogido que hasta aquí se ha presentado en nues­
tras diversiones.
Para atraer mayor concurrencia, los señores de la comisión
han amenizado el espectáculo con el mayor desinterés, con la más
decidida voluntad y honroso entusiasmo, y creemos que han he­
cho un servicio al país, digno de gratitud y aprecio.
La función por sí sola no necesita recomendarse: el espíritu
recuerda uno de los acontecimientos que dió por conclusión la
guerra tenaz y fratricida que desoló al grande pueblo mexicano,
y el lazo fraterno que lo unió para confundir sus pretensiones,
para reducir sus deseos a un solo bando, al sostenimiento de la
independencia y de las leyes patrias.”

!! L a A u r o r a d e la L ib e r ta d , San Juan Bautista, 25 [de septiembre) de


1842, en Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a to s . . . o p . c it., vol.
3. p. 415-417.

429
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

. . .LA AURORA, de Tabasco, del 29 del pasado, hace la des­


cripción de las festividades del aniversario nacional, en San Juan
Bautista, en estos términos:
“Hemos concurrido a la brillante soirée con que se celebró el
aniversario de nuestra gloriosa Independencia, el domingo 25 del
corriente; aniversario que nos proporciona la satisfacción de asis­
tir a esas reuniones elegantes, en que a la vez que se hallan des­
terradas las afectaciones amaneradas y el embarazo de una su­
jeción ceremoniosa, reina no obstante esa etiqueta de buen tono
que da a esas reuniones escogidas un realce y un agrado especia­
les. No es de nuestro ánimo ciertamente despertar aquí esas cues­
tiones ociosas, en que algunos mal avenidos encuentran siempre
lugar para acusar de presunción aristocrática a todo el que aven­
tura las palabras de buen tono y distinciones sociales: por lo
contrario, los prevendremos, y les diremos también que nosotros
mismos somos de los que se tienen poco en esas ideas de grande­
za exterior, o en esas plumas postizas con que se adornan el
fatuo y orgulloso, porque en lo general son los signos más claros
de la falta de mérito personal.
“Los que en el gran teatro del mundo se llaman hombres ga­
lantes y se precian de dar el tono a las costumbres de la alta y
culta sociedad, son por lo regular los más corrompidos en sus
relaciones, los que quebrantan más fácilmente el antemural de la
inocencia, y los que, desterrando de su alma toda chispa de com­
pasión y los principios santos del honor, sacrifican a su presun­
ción aristocrática las desgraciadas víctimas de una vanidad sin
apoyo, de una odiosa práctica que se alaba de las acciones más
vituperables e indecentes. Haciendo consistir el mérito intrínseco
en estas o aquellas circunstancias accidentales, creen que no de­
ben ser políticos, se presentan con tono despreciativo en los círcu­
los de la sociedad, deciden de todo imperiosamente y no sufren
una contradicción; y con alguna idea de la nomenclatura de las
ciencias y algún recuerdo de ciertos escritores, créense unos Apo­
los y hablan de todo, a veces sin entender pizca de nada. Y no
es extraño: las comodidades más o menos que deslumbran a los
espíritus frívolos, han de ser sostenidas, aunque sea a costa de
sandeces y disparates, porque hoy día el gran tono consiste en ha­

430
Dos cubanos toman las riendas

blar mucho y quitar a todos la honra. ¿Y hay algo tan despre­


ciable como un hombre tontamente hinchado de orgullo, ávido e
insaciable de las alabanzas que le tributa el bajo adulador?
“Nuestros lectores perdonarán esta digresión en que hemos in­
currido, a la verdad, sin saber cómo, y pasaremos al objeto de este
artículo. Cuando entramos en la sala del baile, encontramos ya
reunida una numerosa concurrencia, y los preludios del Sr. Guz-
mán en el piano anunciaban algo sorprendente, producían aque­
lla dulce conmoción que se siente cuando el espíritu olvida lo que
ha sufrido y se entrega a las placenteras ilusiones de la esperanza.
Por todas partes veíamos señales de público regocijo; la vista se
recreaba con una selecta reunión de hombres que se habían unido
a solemnizar el aniversario de nuestra gloriosa Independencia, de
esa veneranda Independencia que les recuerda la historia de tiem­
pos pasados, y les habla del bando patriótico que combatió la ti­
ranía y Ies delegó los sacrosantos fueros de la especie humana.
“Nuestras agraciadas compatriotas presentaban vistosos grupos,
y desempeñaron con maestría y elegancia varias piezas de baile.
La fantasía creaba rápidas imágenes y recordaba aquellos tiempos
del harén, en contraposición al altar que levantó la caballería al
bello sexo para confundir al infiel, y elevar al grado de virtud y
heroísmo una pasión noble y sublime que no conoce el sensualis­
ta. Por lo demás, la opinión fué respetada, y no hubo un solo
desorden ni disgusto. Una sola opinión hemos oído respecto de
este espectáculo: produjo agrado universal, y un deseo vivo de
ver repetirse entre nosotros escenas tan interesantes, que inspiran
al alma el horror de la tiranía y la noble ambición de imitar los
ejemplos que nos han dejado los ilustres padres de nuestra Inde­
pendencia.”
—“A pesar de la excesiva lluvia que tuvimos el 16 del presen­
te, no por eso dejó de solemnizarse el aniversario de nuestra In­
dependencia. Por la tarde ofreció el paseo militar la más vistosa
concurrencia, que después animaba las galas y elegantes adornos
de la hermosura y gracias del bello sexo tabasqueño, reanimadas
por la música marcial que alegraba aquel recreo.
“En la ocasión Don Francisco Rodríguez pronunció un discur­
so análogo al día, y es, en nuestro concepto, una producción lite­

431
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

raria de mérito, que contiene sentimientos y sugestiones que de­


ben interesar a todo ciudadano amante de la felicidad patria, o
al menos, a todo aquel que quiera aprovecharse de la experien­
cia de tiempos pasados.
“Finalizó este día de júbilo con un baile popular, tan agrada­
ble por las piezas escogidas que ejecutaba la banda militar, como
por lo ameno del sitio favorecido con un numeroso concurso de
nuestras bellas.”

Y a te n e m o s p a tr u lla s *
En Tabasco se ha dispuesto se impida que algunos criminales que
están encausados, desempeñen poderes, tutorías, &., como lo han
estado haciendo con grave ofensa a la sociedad, y para arruinar
a familias infelices. LA AURORA, dice: “Ya tenemos patrullas:
este es un ramo muy importante de la policía, pues él aleja de
las calles a los ladrones que atentan contra la vida y los goces del
ciudadano honrado.”
Mucho celebraremos se vigilen también los caminos; si los
malhechores que huyen de las poblaciones pasan a despoblado,
los males se pueden evitar menos.
Don Manuel M. Abreu, prestó el juramento de Juez de Prime­
ra Instancia en el Distrito de Usumacinta, preteneciente a Tabas­
co, el 29 del próximo pasado Septiembre.

E n b e n e fic io d e la n iñ e z * *
[. . .] — En el mismo periódico se publica [una] circular, dirigi­
da [. . .] a los Prefectos, para que se corrijan los abusos que se
cometen en la educación de los menores de la clase pobre, de
quienes disponen las autoridades públicas por orfandad u otro
motivo legal; y dispone que a los niños varones se les destine
precisamente a talleres de diferentes oficios; que dé ninguna ma­
nera sean entregados a otras personas, y que se ordene y se cuide

:í La Aurora. ., San Juan Bautista,, [sin fecha], en Manuel Mestre Ghi-


gliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 3, p. 418-419.
** La A u ro ra ..., San Juan Bautista, [sin fechal, en Manuel Mestre
Ghigliazza, Documentos y datos. . . . op. cit., vol. 3, p. 422.

432
Dos cubanos toman las riendas

de que los maestros los enseñen, de modo que sean hombres úti­
les a la sociedad.

C o n tr a d ic c io n e s e n p r e n s a *
. . .LA AURORA, de Tabasco, de 20 del pasado, trae el siguien­
te editorial:
“ ¡Cuán triste y precaria es la situación de un pueblo, al verse
amenazado de la miseria y desolación, pudiendo cubrir sus nece­
sidades, si se toman medidas enérgicas y previsoras, que hagan
terminar tanta desgracia! El Estado en que hoy vivimos, gime en­
vuelto en los males que deploramos, por la escasez y carestía de
los frutos, como causa forzosa de las inundaciones padecidas,
que han arrasado con la cosecha, y otras circunstancias notorias
que también han contribuido a hacernos sufrir el hambre, sin
otro arbitrio que sucumbir al imperio de la necesidad, y pasar por
el acerbo dolor de tocar la crueldad de los especuladores en tan
crítico momento de desventura. Los pobres labradores, al ver
perdidas sus cosechas, tienen que ocurrir al mercado, al igual de
las demás clases, para proveerse de los frutos precisos; y es terri­
ble que todos se hallen al más lito precio, debiendo ser suma­
mente moderado, y que por consecuencia necesaria ha de tener
un resultado funesto que debe evitarse, antes de perecer víctimas
del hambre asoladora y de la aflicción que devora a los habitan­
tes de este pueblo fiel, que sólo sabe sacrificarse en obsequio de
la patria.
“Al Gobierno toca remediar tantos y tan tremendos tormentos,
y usando de aquella lenidad, hija de su ilustración, dictar cuantas
providencias juzgue oportunas para cortar de raíz los abusos de
los especuladores, y protegiendo la agricultura, levantarla del caos
horrendo en que puede sumergirse; siendo muy doloroso tener
que ocurrir al extranjero para proveernos de los primeros renglo­
nes necesarios para nuestra subsistencia. Esperamos de nuestro
dignísimo Gobernador y Comandante General, oiga con agrado

* L a A u r o r a . . . , San Juan Bautista, 20 y 23 de octubre de 1842, en


Manuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a l o s . . . , o p . c it., vol. 3, p.
422-424. '

433
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

nuestros lamentos, pues no hay duda que renacerá la era de abun­


dancia y prosperidad, y la paz como consecuencia de un buen ré­
gimen gubernativo.”
La del 23 dice así en su editorial:
“El Departamento de Tabasco disfruta en la actualidad de la
mayor tranquilidad. La paz y quietud que reina en todos sus
habitantes, son una prueba convincente de que entre ellos no exis­
te ningún espíritu inquieto que perturbe los más bellos días de una
monótona e inalterable paz. El engrandecimiento de Tabasco será
el consiguiente a tanta felicidad. Nuestros gobernantes descansan
en los brazos de la confianza, satisfechos de que en los pechos
tabasqueños se encuentra el conjunto de las más hermosas cuali­
dades de un pueblo libre, una índole sencilla y sin corrupción, y
un muro inexpugnable para rechazar las agresiones de los que
intentan perturbar su reposo.
“Igualmente nos apresuramos a publicar el parte que el Exmo.
Sr. Gobernador y Comandante General ha recibido del jefe del
punto de la Palizada, que dice así:
“Comandancia militar de Palizada.—Exmo. Sr.—Tengo el ho­
nor de participar a V. E. que en este punto se conserva la tran­
quilidad pública.
Dios y Libertad. Palizada, Octubre 12 de 1842.— Nicolás Oro-
peza.— Exmo. Sr. Comandante General del Departamento de Ta­
basco.”

M e jo r a s d e T a b a s c o *
Hubo un tiempo en que Tabasco gemía bajo contribuciones one­
rosas de toda clase; en que se vilipendiaba con escándalo la Car­
ta Constitucional donde se consignan los derechos y garantías del
ciudadano; y en que, para mengua y baldón de su trasgresores,
se vejaba al emprendedor comerciante y se oprimía al industrioso
agricultor, manantiales fecundos de la riqueza pública y del pro­
greso de los pueblos. Hubo un tiempo también, en que los dere-

* L a A u r o r a . . . , San Juan Bautista, 29 de diciembre de 1842, en Ma­


nuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a t o s . . . , o p . c it., vol. 3, p. 436­
437. '

434
Dos cubanos toman las riendas

dios aduanales se hallaban reducidos a nulidad, porque su exce­


siva imposición sólo servía para el aumento del contrabando, con
grave detrimento del comercio y gravamen del pueblo todo, sobre
quienes gravitaban los sensibles resultados de un error tan craso
en materia de economía política. Por desgracia, hubo otro tiem­
po también, en que un horrible agiotaje hacía perder al empleado
hasta un cincuenta por ciento de su sueldo, ya con inmenso per­
juicio de sí mismo, ya con crecido quebranto de su mejor mitad;
y este desarreglo, permítasenos la expresión, de la Hacienda Pú­
blica, era fuente abundantísima de desórdenes y abusos que re­
fluían directamente contra el erario, porque aunque los empleados,
impelidos por la necesidad, no faltasen a sus juramentos e hicie­
sen cosas peores y aun vergonzosas, descuidaban sus deberes y se
dedicaban a ocupaciones ajenas de su instituto para subvenir a
sus más perentorios menesteres.
Pero por un orden bien regulado y por una economía sabia y
prudentemente calculada, han desaparecido esas imposiciones ar­
bitrarias con que se agobiaba al pueblo, esas anticipaciones de
derechos tan ruinosas al erario, esos desórdenes que se sentían
en la milicia y en la administración de justicia, causados por la
falta total de sus haberes; y en resumen, ha desaparecido esa mi­
seria espantosa que trae consigo un mal régimen de gobierno, y
los empleados disfrutan hoy sus sueldos en proporción de sus
haberes y de los ingresos mensuales, sin aquellas injustas y odio­
sas preferencias que hieren profundamente el amor propio y
amargan la vida del ciudadano.
Si tendemos la vista hacia el ramo de Instrucción Pública, base
firme de la verdadera felicidad de los pueblos y hermoso antídoto
contra la ociosidad, contra el juego y la depravación de las cos­
tumbres, la vemos aumentada considerablemente, y numerosa
juventud, ese plantel bello y adorno de la sociedad, se prepara a
recorrer los campos de las ciencias y a gustar sus delicias: a en­
tender que ellas solas pueden elevar al hombre sobre su edad, y
aun colocarle sobre viles preocupaciones sobre la baja esfera de
su nacimiento. El comercio también ha recibido su impulso dis­
minuyéndose con sabias medidas el ruinoso tráfico del contraban­
do; el giro interior y exterior ha recibido considerables mejoras

435
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

con la composición de los caminos; y la existencia por primera


vez entre nosotros de dos hermosos vapores, han hecho desapa-
cecer los innumerables estorbos físicos y morales que existían para
toda clase de comunicaciones e impedían el rápido progreso de
nuestra rica agricultura. Este es el pequeño bosquejo de las me­
joras que resiente nuestro Tabasco, mejoras que todos conocen,
adelantos que debe confesar el más preocupado, y que se deben
a los afanes y desvelos del Sr. Sentmanat en el corto período que
tiene el Gobierno del Departamento.
Lo arriba expuesto es una verdad de hecho que no pueden des­
decir las declamaciones brillantes de los más prevenidos, porque
está consignada en la notoriedad más auténtica, en los felices re­
sultados que todos palpamos de la enérgica actividad de nuestro
gobierno. Esta es la íntima convicción de los editores de este
periódico; este es un obsequio que tributan a la justicia y una ma­
nifestación al pueblo, que haciéndosela a las cualidades relevantes
del Sr. Sentmanat, le confió en otro tiempo el alto destino que ha
desempeñado con acrisolado desinterés y con los mejores deseos
del acierto y del bien general.

E l V ig ila n te *
EL VIG ILAN TE publica su prospecto en estos términos:
“La imprenta se ha considerado siempre como el conducto más
adecuado para instruir a los pueblos de sus obligaciones, de lo
que se deben a sí mismos, y de lo que deben a la sociedad como
miembros de ella. Todo gobierno, pues, debe protegerla y ampa­
rarla, porque la felicidad de las naciones, y sobre todo la de un
Estado cristiano, depende de la ilustración de las masas, en que
los escritores públicos llevan por fin el cultivo del espíritu, en que
inculcan el afecto inviolable que debemos todos a los autores de
nuestra existencia y a la patria; y en que, en fin, señalan el respe­
to y la obediencia entre los primeros deberes del hombre, base
primordial de la estabilidad de los gobiernos.

* L a A u r o r a . . ., San Juan Bautista, 29 de diciembre de 1842, en Ma­


nuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t a s y d a t o s . . . , o p . c it., vol. 3, p. 438­
439. ' ‘

436
Dos cubanos toman las riendas

“Como formar buenos hombres y buenos ciudadanos es el pro­


pio fin de toda educación, los que toman sobre sí el difícil y pe­
noso empeño de escribir para el público, deben poseer firmeza
de espíritu y moderación de sentimientos, despreciando toda otra
consideración parcial e inferior. Deben sacrificar la popularidad
en trueque de la dulce calma de su conciencia; deben hablar a sus
conciudadanos la verdad y nada más que la verdad, siempre y
cuando la crean necesaria; deben combatir principios nocivos, y
estimular los grandes y nobles; deben, en resumen, adoptar má­
ximas buenas y doctrinas verdaderas, porque cuando se sostienen
principios extravagantes, los medios no pueden dejar de serlo;
y de aportar indiscretamente las cosas sin previo examen, resul­
tan gravísimos perjuicios en contra de los intereses grandes del
hombre.
“Poseídos de estas grandes verdades los encargados de redac­
tar el periódico anunciado, bajo el epígrafe de arriba, pondrán
particular cuidado en las costumbres de nuestros pueblos; exami­
narán sus leyes y la naturaleza de su gobierno; y después de
cumplir con estos deberes que conceptúan de utilidad principal,
no olvidarán las mejoras intelectuales, ni el progreso de las na­
ciones en las artes y en las ciencias.—EE.
“Nota.— Todos los remitidos que su contenido sea de utilidad
general en política, comercio, industria, artes, &., &., se insertarán
gratis; mas los que se contraigan a asuntos personales, pagarán
los interesados al impresor lo que convenga. Todos estos escritos
deberán venir como lo exigen las leyes de libertad de imprenta y
decencia pública.
“Se publicará EL VIG ILAN TE todos los viernes de cada se­
mana; la suscripción será de cuatro reales por mes adelantados,
y para los de fuera de esta capital, cinco reales, franco de porte.
“Se reciben las suscripciones en esta ciudad, en casa de Don
Trinidad Flores, y para los de fuera se avisará oportunamente.”

C u a n d o A m p u d ia ...
Caído Sentmanat, no tenemos más noticias de La Aurora y El
Vigilante. Nuevas publicaciones vieron la luz con Ampudia.

437
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

E l R e s ta u r a d o r *
[. . .] nuevo periódico de San Juan Bautista de Tabasco, da
principio a sus tareas con el siguiente programa:
“Como el título de todo escrito indica el objeto de que se
ocupa, bajo el precedente nos hemos propuesto varios amigos del
orden, amantes de su patria y servidores del Gobierno, redactar
un periódico misceláneo, cuya parte principal se destinará a pe­
netrar el denso velo con que el terror cubría los manejos y arterias
de una administración exótica, que por desgracia del Departa­
mento, ludibrio de los tabasqueños y baldón de los mexicanos,
se sostuvo desde la época luctuoso de la revuelta maldonadista,
hasta el venturoso día 11 de Julio, en que, como el humo, se
disipó al brillo de la espalda siempre vencedora del Exmo. Sr.
General Don Pedro de Ampudia.
Las páginas de EL RESTAURADOR están dispuestas a reci­
bir los artículos que se nos dirijan, relativos a la cosa pública,
con seguridades legales; también será amenizado con artículos de
costumbre, bella literatura y parte mercantil, para suavizar un
tanto la aridez que es propia a la polémica de política.
El periódico se dará los jueves y domingos de cada semana por
los precios de costumbre, cuyo tanto y condiciones se avisarán
oportunamente.
San Juan Bautista de Tabasco, Julio 18 de 1843.— Los redac­
tores.

V in e , v i, v e n c í **
En su primer número de 23 del pasado, trae el siguiente editorial:
“Vera, vidi, vici.—Con estas tres memorables palabras dió par­
te Cayo Julio César al Senado Romano del resultado de una de
sus expediciones a las Galias, de cuya provincia era Procónsul

* Diario del Gobierno de la República Mexicana, México, 12 de agosto


de 1843, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s ..., op. cit.,
voi. 3, p. 534-535.
* * El Restaurador, San Juan Bautista, 23 de julio de 1843, en Manuel
Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit-, voi. 3, p. 535-536.

438
Dos cubanos toman las riendas

cuando marchó a ellas a contener una sublevación; y nunca con


más oportunidad puede imitarse este bello rasgo de la historia,
que en la entrada que en esta capital hizo el Exmo. Sr. Don Pe­
dro de Ampudia la tarde del 11 del corriente mes, día de eterna
remembranza en los anales de Tabasco, pues hasta entonces no
pudo sacudir el pesado yugo que le impusiera una facción adve­
nediza.
Un hombre de aventuras a quien los Maldonado condujeron a
nuestro suelo para sostén de su rebeldía que apellidaron federa­
ción, y que después tornó contra ellos la punta de su florete va­
lentón; ese hombre de fama entre los guapos, como dice un escritor
coetáneo, por sus homicidios en desafíos, perseguido de la poli­
cía de su país, fue el que recogió el ensangrentado fruto de la re­
vuelta de 1840, y consiguió deshacerse de sus cómplices y concu­
rrentes al poder, hasta que desbarando la misma obra en que fue
colaborador, reconoció la unidad nacional, y fingió entrar en el
orden para aumentar sus medras con las gracias, condecoracio­
nes y sueldos del Supremo Gobierno. Este mismo hombre que no
queremos nombrar por asco, varios aventureros de su jaez y al­
gunos pocos espurios mexicanos, han forjado y llevado al cabo
la rebelión más escandalosa y torpe contra ese Gobierno paternal
que los pagaba con profusión y los honraba con generosidad. Ellos
resistieron a mano armada la entrada en este país de la benemé­
rita División del Ejército nacional que operaba sobre los rebel­
des de Yucatán, y ellos recibieron una lección terrible con que
la Divina Providencia castigó su loca temeridad, su punible ingra­
titud. La función de guerra fue de pocos momentos, porque los
traidores y asesinos siempre son cobardes, y con una fuga despa­
vorida de esa gavilla de fanfarrones quedó purgado el suelo ta-
basqueño de su vandálica dominación, de su insolente despotis­
mo; y hoy, míseros fugitivos, andan errantes por los bosques,
buscando alguna guardia en que gozar del reposo que el torcedor
de su conciencia les negará, recordándoles sus atrocidades y vio­
lencias. El grito lastimero de la viuda desamparada, del huérfano
abandonado, les reclamará en el fondo de su negro corazón al pa­
dre y al esposo que quedaron en el campo de batalla por defender,
aun contra su voluntad, la causa de un hombre solo, los intereses

439
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

de un foragido condecorado; porque excepto la oficialidad que


lo rodeaba y algunos corrompidos sargentos con quienes directa­
mente se entendía el déspota, la clase de tropa fue conducida con
el engaño y la superchería, razón porque ni la resistencia que
hacían era voluntaria, ni podían desobedecer al que hasta enton­
ces reconocían como legítimo jefe”.

Asuntos de E l H o r iz o n t e *
— “Antes de entrar en materia sobre los diversos puntos de inte­
rés general para la República y particular a este Departamento,
que nos hemos propuesto por objetos de discusión, creemos ha­
llarnos en el deber de indicar a nuestros lectores cuáles serán los
asuntos de que preferentemente se ocupe EL HORIZONTE.
“Las cuestiones pendientes con Yucatán y con Tejas, la segun­
da invasión pirática que en estos momentos sufre Nuevo México,
la justísima reclamación que con tal motivo ha hecho nuestro
Gobierno al de los Estados Unidos, la nueva era de nuestra exis­
tencia política que han señalado las Bases Orgánicas últimamente
publicadas, la feliz redención que ha cambiado completamente la
faz de este Departamento, asegurando a sus habitantes la libertad
y garantías que por cerca de tres años estuvieron sujetas al capri­
cho de un aventurero audaz e inmoral, son materiales que darán
a nuestro folleto más ocupación que lo que puede soportar por
su tamaño, por las atenciones precisas de sus redactores, y por
otra multitud de causas, cuya mención omitimos, porque general­
mente han servido y servirán siempre de excusa a los que se ha­
llan en nuestro caso.
“El advenimiento del Exmo. Sr. General Don Pedro de Am-
pudia al gobierno político y militar de Tabasco, es uno de los
acontecimientos que más favorablemente pueden influir en la
suerte futura de este país, después de haberle sacado del vergon­
zoso cautiverio en que le tuviera un tiranuelo tonto, rodeado de
pillastrones. El vivo interés que S. E. ha manifestado por los ade­
lantos de este Departamento, cuyas desgracias le han conmovido
* El Horizonte, San Juan Bautista [7 de septiembre de 1843], en Ma­
nuel Mestre Ghigliazza, Documentos v datos. . . , op. cit., vol. 3, p.
574-575.

440
Dos cubanos toman las riendas

sobremanera y ,1a solemne promesa que ha hecho de remover


todos los obstáculos que se opongan al desarrollo de los elemen­
tos de riqueza que tiene este suelo, reorganizando al propio tiempo
todos los ramos de la administración pública, que se hallaban en
el mayor abandono, nos dan motivo para hacer los presagios más
halagüeños.
“El objeto, pues, de dar principio a la publicación de este pe­
riódico en la época presente, es el de seguir de cerca la marcha
de esos grandes negocios que hemos indicado y que se hallan en­
vueltos en una nube de porvenir, siguiendo asimismo todos los
pasos del actual gobierno del Departamento.
“La primera parte de EL HORIZONTE será la oficial, y en
ella se dará conocimiento a nuestros lectores de todas las leyes,
decretos y órdenes supremas que se expidieren, así como de las
disposiciones del Gobierno Superior, y de todos aquellos sucesos
que por su conducto lleguen a nuestra noticia. La segunda parte
será la inoficial, y ésta abrazará como una miscelánea todo lo que
no pertenezca a la primera. La editorial tocará los puntos de que
hemos hecho mención y otros que sean de interés público. Ni la
venganza, ni el interés privado mojarán nuestra pluma en la tinta
inmunda de las personalidades.
“EL HORIZONTE se publicará el jueves y domingo de cada
semana, en pliego común. La suscripción queda abierta en las Pre­
fecturas del Departamento, inclusa la de esta capital. Su importe
es el de un peso adelantado.”

Viento en popa *
EL HORIZONTE de Tabasco, en su número de 26 de Noviem­
bre, hace los mayores elogios del Sr. Ampudia.
“Todo marcha hoy, dice, a su engrandecimiento; la juventud
no se encuentra en la holganza, carrera del embrutecimiento y del
vicio, pues hay dos establecimientos en esta capital de escuelas
primarias, y un colegio que se abrirá el día l l? del entrante mes,
para la instrucción en todos los ramos de la educación. Las auto­

* El Horizonte, San Juan Bautista, 26 de noviembre de 1843, en Manuel


Mestre Ghigliazza. Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 3, p. 614.

441
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ridades no desconocen sus atribuciones y sus disposiciones son


todas arregladas al tenor de las leyes. El ramo de policía, arreglo
de las poblaciones, se encuentra hoy en el mejor orden, pues que
abusos añejos se han logrado cortar. La obra del puente camina
a su conclusión, porque sus trabajos, paralizados por tanto tiem­
po, han continuado con nuevo vigor, y será hermoseado con una
regular alameda; que se principiará muy pronto en el otro lado
del. arroyo.”
Concluye con que todos estos beneficios se deben a la paz.

E l c a rn a v a l
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Se celebra en San Juan Bautista con entusiasmo el Carnaval,


buscando la unión de los barrios que en años anteriores se hacían
la guerra a golpes, pedradas, garrotazos, agua de colores, etc.,
sobre todo en el juego de la bandera en que el barrio respectivo
clavaba un mástil ensebado con una bandera en lo alto; los con­
trarios debían subirse hasta bajar la bandera y si fracasaban se
les flagelaba embijándolos de achiote, ollín, etc., al pie del mástil;
sus compañeros a veces los rescataban de ese lugar terminaba la
fiesta con baile popular en la Plaza de Armas, todos contentos y
obsequiosos.

L a g u e r r a g a la n a * *
El pueblo de esta capital se ha entregado en los primeros tres
días de esta semana pasada, a todo el buen humor que convida
el Carnaval en tiempos de paz y de reconciliación. Hombres y
mujeres de todas edades, estados y condiciones, hemos visto reu­
nidos en muchedumbre innumerable, a pié y a caballo, con ban­
deras y músicas, discurriendo en bandos diferentes por todas las
calles y barrios de la población, haciendo uso de la prerrogativa
que les da la costumbre para cubrir de harina, almagre, aguas de

* Historia. . ., op. cit., p. 263.


** El Horizonte, San Juan Bautista, 25 de febrero de 1844, en Manuel
Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 4, p. 41-42.

442
Dos cubanos toman las riendas

color, etc., a todo bicho que tenga la avilantez de presentarse


ante ellos, sin demostración de ir a tomar parte en el regocijo
universal. Almacenes, tiendas, oficinas, talleres, todo queda a dis­
posición de la alegre turba, que hace pagar bien caro al apuesto
cajerillo y al adusto empleado, su tardanza en incorporarse a las
temibles filas.
Digna de un ameno artículo de costumbres para EL MUSEO
MEXICANO, sería la descripción minuciosa del Carnaval en
Tabasco, y de las divertidas escenas que en él ocurren en estos
tres días de guerra galana, en que los sexos comienzan por ba­
tirse el uno contra el otro, y acaban por batirse entre sí; pero por
desgracia carecemos de tiempo y del estilo que es necesario para
que agrade un artículo de costumbres.
No obstante, como asunto distinto de este, aunque ligado por
la presente ocasión, queremos tener la complacencia de referir lo
que ha conseguido la acertada política y paternal solicitud de
S. E. el Gobernador Don Pedro de Ampudia.
Por muchos años los vecinos de los barrios de esta capital, han
sido divididos por la más completa anarquía, en términos que
sólo viéndolo pudiera creerse; pero S. E., para quien este estado
no podía ser nada tolerable, se empeñó en arrancar de raíz esta
añeja y terrible enemistad, y ha logrado que los barrios se unan
completamente, hasta el punto que los vecinos de cada uno a su
vez le han obsequiado con bailes, cintas, versos y otras demostra­
ciones inequívocas de gratitud, principalmente el de la Concep­
ción, que habiendo sufrido los estragos del incendio del 11 de ju­
lio, S. E. hizo reunir una junta de beneficencia y abrir donativos,
con cuyos productos se han remunerado en parte las pérdidas de
aquellos infelices.
El Exmo. Sr. Gobernador, reconocido a tantas y tan repetidas
pruebas del afecto que le profesa el pueblo tabasqueño, y gustoso
de haber restablecido la unión en él, ha dispuesto obsequiarlo con
un gran baile general, que se verificará en la noche del próximo
juves 29 en la Plaza de Armas, donde al intento se han hecho los
correspondientes preparativos.

443
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

El Siglo de O ro *
Periódico político y literario.

Villa de Teapa, marzo 3 de 1844.

PROSPECTO
Las quejas de los pueblos, por más robustas que sean, llegan
muy debilitadas y tardías al oído de los gobernantes; por esta
razón todo funcionario público en cualesquiera país republicano,
debe ansiar y poner en acción los elementos que tenga para pro­
porcionarse, con el divino arte de la imprenta, saberlo todo y
remediarlo prontamente, antes que la adulación ejerza su maléfi­
co influjo: así los pueblos serán atendidos, y sus justas quejas, sus
necesidades, sus virtudes y aun sus vicios, llegarán al oído de los
magistrados, tales como son o sucedan. He aquí por qué motivo
el pueblo teapaneco, que comienza hoy a ver la luz, va a ver re­
nacer de un modo positivo g |g r - “EL SIGLO DE ORO”
de la antigua Atenas; lo primero que discurre, por el respeto del
Sr. Coronel del Ejército Don Tomas de Andiade, su digno Pre­
fecto y Comandante militar, es el proporcionarse el don precioso
de los países civilizados, la imprenta, con que pueda por medio de
ella elevar su débil voz en lo sucesivo al paternal gobierno que
nos rige.
No entra en nuestro sistema el escribir sobre la ardua empresa
de la política que deberá seguir la República, cuál de todas las
formas de gobierno que se conocen le convendrá más, ni si son
buenas o malas éstas o aquellas Constituciones: quédese esto
para los sabios, quédese para los eruditos de moda, quédese para
los aspirantes, y quédese una materia tan fecunda para los que
sacan ventajas de todo en los trastornos de la nación, que ellos
promueven sin cesar. Nuestra divisa es paz, libertad y beneficen­
cia pública, en cuantas circunstancias tenga la vida social, sin
distinción de estados, sexos, países, colores, partidos. . . Noso­

* Diario del Gobierno de la República Mexicana, México, 31 de marzo


de 1844, en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit..
vol. 4, p. 46-49 (selección).

444
Dos cubanos toman las riendas

tros queremos escribir sobre lo cierto, sobre lo que nos propor­


cione dinero por las vías legales, para aumentar con nuestras
producciones la verdadera riqueza del propietario, para hacer me­
nos congojosa la vida del pobre, el modo de engrandecer nuestro
pueblo con el plantel de la agricultura, la industria, las ciencias,
las artes, la veterinaria, la educación y la buena moral; en fin,
todo lo que dé por resultado una felicidad real, lo que deje la
pecunia sin zozobras ni sobresaltos y aumente los fondos muni­
cipales. Tal es nuestra idea, y admitiremos con sumo placer cuan­
to se nos mande al logro de este interesante objeto; no por eso
dejaremos de admitir igualmente en nuestras columnas cuanto se
quiera escribir de política, de costumbres, de religión y otras ma­
terias; mas se ha de hacer con total arreglo a las leyes, sin
ofender la sana moral, sin especies alarmantes o revolucionarias,
y sin tocar bajo frívolos pretextos la vida privada de ningún ciu­
dadano ni funcionario. Moderación y tolerancia es el encargo par­
ticular a los Remitidos que vengan con estas ideas, y serán im­
presos conforme haya lugar en el periódico, y se entiende que han
de traer su responsiva.
Con la mayor buena fe advertimos a nuestros conciudadanos
que somos muy pequeños en talentos; que no tenemos instrucción
especial en ninguna materia; que somos muy dóciles y humildes
para recibir con buen agrado todas las reprensiones amistosas
cuando nos desviemos; y que haremos uso de los consejos que se
encaminen al bien general y prosperidad de la patria. ¿Os parece
bien? ¿Podremos lanzarnos en la carrera periodística? ¿No se nos
vendrá encima el DIARIO, EL SIGLO XIX, EL HORIZONTE,
y tantos otros periódicos, sin exceptuar EL AÑO DE XLIV? Si­
guiendo esta cordial conducta no hay que tener cuidado; a más,
que invitamos con franqueza a todos los talentos, a los hombres
próbidos, a los famosos literatos, y a todo el mundo que sabe más
que nosotros, a que nos trasmitan su instrucción: les suplicamos,
sí, que cuando escriban, dejen sus rivalidades, depongan sus re­
sentimientos personales, y se dediquen a hacer que el Distrito de
la Sierra en el Departamento de Tabasco, se engrandezca y reciba
una nueva existencia, porque no ha adelantado nada de un siglo
a la fecha. También, que los pobres editores sean mirados con
suma indulgencia por todos sus padrastros y contemporáneos.

445
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

El periódico saldrá todos los viernes a las doce del día; así es
que los Remitidos deberán estar los miércoles en esta imprenta.
Se reciben las suscripciones adelantadas en esta oficina al pre­
cio de cuatro reales al mes para los de esta villa, y cinco para los
de fuera, francos de porte, por medio de sus corresponsales.— Los
Editores.

N o a lo s ju e g o s d e a z a r *

P r e f e c t u r a d e l D is t r it o d e l C e n tr o
Calixto Díaz, Prefecto del Distrito del Centro de Tabasco:
Habiendo dispuesto el Superior Gobierno de este Departamen­
to que se observen con todo rigor las leyes vigentes que prohíben
los juegos de envite y azar y otros comprendidos en ellas, pre­
vengo a los vecinos de esta ciudad que cumplan con las disposi­
ciones siguientes:
1? No permitirán los dueños de las casas de sociedad, posadas
o fondas, establecidas en esta ciudad, ninguna clase de juegos de
los prohibidos por las leyes, incurriendo en las penas que ellas
imponen al amo del establecimiento y a cada uno de los contra­
ventores.
2? La misma pena sufrirán los dueños de casas particulares
que mantengan juegos prohibidos.
3^ Todo individuo en cuya casa se justifique haberse jugado
pública o privadamente con hijos de familia o dependientes de
casa de comercio, a quienes se les hubiese ganado dinero ajeno,
y sus padres o amos hagan sobre ello reclamo a las autoridades,
justificado el hecho y el monto de la suma perdida, deberá satis­
facerla inmediatamente, sin perjuicio de imponerle la pena de
la ley.
4? Todo establecimiento público, sea de la clase que fuese, se
cerrará al toque de queda infaliblemente, imponiéndose al contra­
ventor la multa de veinticinco pesos a beneficio del hospital.

* El Tribuno del Pueblo, San Juan Bautista, 4 de agosto de 1844, en Ma­


nuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . . , op. cit., vol. 4, p,
302-304. '

446
Dos cubanos toman las riendas

5$ Las serenatas con músicas, bailes o velorios deberán ejecu­


tarse con licencia de esta Prefectura, bajo la pena de diez pesos
de multa, que pagarán inmediatamente si lo efectuasen sin este
requisito.
6^ Se recuerda que la ley 15, título 23, libro 12 de la Novísi­
ma Recopilación, faculta al que perdió en juego para poder de­
mandar al contrario hasta ocho días después, y la cantidad que
fuese debe el Juez mandarla entregar inmediatamente; que el que
demande a un jugador hace suya la cantidad perdida; y a la mu­
jer, hijos, parientes, etc., que represente ante la autoridad, compe­
tente, se le mandará entregar inmediatamente la suma que juegen
sus parientes.
7? Que a las autoridades y funcionarios públicos que concu­
rran, presencien, toleren o jueguen se les aplicará la pena que la
misma ley impone de un modo más grave a cada uno de sus em­
pleos.
Y para que ninguno alegue ignorancia y tenga el presente su
más estricto cumplimiento, mando se publique por bando en los
parajes más públicos de esta ciudad.
San Juan Bautista de Tabasco. Agosto 1*? de 1844.— Calixto
Díaz.
Tenemos el gusto de insertar el bando mandado publicar, con
objeto de recordar el cumplimiento de las leyes que prohíben los
juegos de envite o suerte. Estos estaban ya tan públicos, que aun
se cobraba un derecho impuesto, derecho que si producía una
miserable suma, era a trueque, digámoslo con vergüenza, de las
buenas costumbres, de la moral y del reposo de las familias.
La policía, cuyo carácter principal es la vigilancia, tiene esen­
cialmente por objeto preservarnos de todos los accidentes con que
nos amenazan las cosas, y de todos los atentados con que nos
amenazan los hombres.
Mirada bajo el primer aspecto, vigila sobre todo lo que tiende
a la limpieza, a la salubridad, a la seguridad de las comunicacio­
nes en la ciudad y en los campos. Debe estar cerca de nosotros
siempre, para precavernos de los males a que nuestra ignorancia
e imprevisión pueden exponernos.

447
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Considerada bajo el segundo aspecto, tiene por fin evitar todos


los delitos contra el orden público y las leyes.
Seguramente habría riesgo en dejar sin cumplimiento las leyes
de policía, bajo el pretexto de los miramientos que se cree le son
debidos a algunas personas, porque entonces se establecería la li­
cencia; porque entonces la malevolencia ya no reclamaría los de­
rechos del ciudadano, sino para hacer traición a sus deberes. Es
preciso, pues, que la policía se arme de severidad, que sea el
terror de los malvados, y que dé seguridad a los hombres honra­
dos; es preciso también que sus medidas o disposiciones no sólo
se vean escritas, sino que se vean ejecutar. Los jugadores son po­
lillas de la sociedad; extinguirlos es el deber de los Magistrados y
de los Jueces, [. . . ]

E l G r ija lv a *
Periódico Misceláneo del Departamento de Tabasco

PROSPECTO
No es sin razón que la imprenta se ha mirado siempre como la
luz de los tiempos, la redactora de los acontecimientos, la testi­
go más fiel de la verdad, la fuente de los buenos consejos y de la
prudencia, la regla de la conducta y de las costumbres. Sin ella,
encerrados en los límites del siglo y del país donde vivimos, es­
trechados en el círculo pequeño de nuestros conocimientos parti­
culares y de nuestras propias reflexiones, hubiéramos quedado
siempre en una especie de infancia, que nos haría extraños al
resto del universo, y que nos dejase en una ignorancia profunda
de todo lo que nos ha precedido y de todo lo que nos rodea.
¿Qué es en sustancia ese pequeño número de años que componen
la vida más larga? ¿Qué es esa extensión del país que podemos
ocupar o recorrer sobre la tierra, sino un punto imperceptible a
la vista de esas regiones vastas del universo y de esa serie larga
de siglos que se han sucedido los unos a los otros desde el origen

* Diario del Gobierno de la República Mexicana, México, 30 de agosto


de 1844 en Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y d a to s ..., op. cit.,
vol. 4, p. 307-308. '

448
Dos cubanos toman las riendas

del mundo? Sin embargo, a este punto imperceptible se circuns­


cribirían todos nuestros conocimientos, si no llamásemos a nuestro
auxilio la imprenta, que nos abre todos los siglos y todos los
países; que nos hace entrar en comercio con los hombres más
célebres de la antigüedad; que nos pone a la vista todas las ac­
ciones, las empresas, las virtudes y defectos de los que han regi­
do los destinos inmortales de los pueblos; y que, en resumen, con
las sabias reflexiones que presenta a nuestra meditación, nos
procura en poco tiempo una prudencia anticipada, superior a las
lecciones más hábiles que podamos recibir de los maestros más
célebres.
Sin temor de ser contradicho, puede asegurarse que la impren­
ta es la escuela común del género humano, igualmente abierta a
los grandes y a los chicos, a los que gobiernan y a los gobernados,
y aun más necesaria a los grandes y a los Magistrados, porque la
tímida verdad, a su abrigo sólo, puede penetrar por entre esa
turba de aduladores que los sitian de todas partes y que no cesan
de encomiarlos y de elogiarlos, esto es, de corromperlos y de en­
venenarles el corazón. Ella les hará ver sus deberes y los límites
del poder; les hará entender en qué consiste la verdadera gloria;
marcará con sencillez y candor las faltas de la administración, y
dando a cada uno lo que en justicia le corresponde, pintará las
cosas como son en sí, y no como las figuran la mala querencia y
la mala fe, o los caprichos de alguna pasión predominante.
Por lo expuesto nadie negará la utilidad de la imprenta como
una escuela de moral para todos los hombres, ni la del presente
periódico, cuyo objeto es el desengaño de algunos errores y preo­
cupaciones populares; el sometimiento de los hechos públicos ante
el tremendo tribunal de la opinión, y la defensa enérgica de las
sanas costumbres de nuestros pueblos, y de esa tan suspirada
libertad que nos delegaron los padres de nuestra Independen­
cia.— EE.
Nota.— Este periódico saldrá dos veces a la semana. Su precio
será el de un peso por cada ocho números, y diez reales para los
foráneos, francos de porte. Se admiten suscripciones para los de
esta capital en la Administración de Correos, y para la de los pue­
blos, en sus subalternas.
San Juan Bautista, Agosto 4 de 1844.

449
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Sobre E l H o r iz o n t e , E l A s tr o *

PROSPECTO
EL ASTRO DE LA LIBERTAD se ha elevado, al fin, sobre EL
HORIZONTE político, y ha dejado verse con toda su brillantez,
pompa y majestad, como lo esperaban hace tanto tiempo los bue­
nos ciudadanos de esta Nación infortunada. Una espantosa bo­
rrasca había oscurecido el cielo, interceptando los rayos del padre
de la luz, y esparcido el terror y la desolación en toda la Repú­
blica. . . Los ojos vagaban, entre tanto, con la incertidumbre que
acompaña siempre a la desgracia, y se fijaban, alguna vez conmo­
vidos, sobre el horizonte lejano, esperando verlo despejarse, y
ansioso por vislumbrar la aurora hermosa de la suspirada liber­
tad. El astro brillante de los pueblos no tardó en manifestarse, y
hoy aparece resplandeciente sobre el horizonte de este Departa­
mento, derramando luz y esperanzas a sus libres y honrados habi­
tantes. [. . .]

UN VISTAZO AL TERRITORIO
L a v illa d e l T e a p a ; e l r ío U s u m a c in t a
y la s in u n d a c io n e s d e T a b a s c o
M a n u e l Z apata Z a v a la **

LA VILLA DE TEAPA
Al Sur de San Juan Bautista, capital del Departamento de Ta­
basco, y a distancia de diez y seis leguas de esa ciudad, se halla
una población que mirada desde una altura que está a sus inme­
diaciones, viniendo de la villa de Tacotalpa, presenta un hermoso
panorama que no es posible describir perfectamente en este ar­

* El Astro de la Libertad, San Juan Bautista, 15 de diciembre de 1844,


en Manuel Mestre Ghigliaza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol. 4, p.
457-459 (selección).
** En Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos y datos. . ., op. cit., vol.
3, p. 615-637.

4 SO
Dos cubanos toman las riendas

tículo, pero del que a lo menos procuraremos dar una idea ligera
y de su bella posición. Lo primero que se descubre a la vista del
viajero, cuando ha llegado a aquella altura, es el fondo verde
oscuro de un gran cuadro, cuya figura se asemeja de algún modo
a un vasto anfiteatro que se desplega a su frente. Sobre los
elevados muros de este grande semicírculo, que es una sierra
frondosa en todas estaciones, se ve regularmente una faja blanca
de anchura desigual y de variable posición, sobre la que reflejan
los brillantes rayos del sol que se levanta a espaldas del observa­
dor; fácilmente se entenderá que son grupos de blancas nubes que
pasan tranquilamente sobre aquellas alturas. El azul purísimo del
ciclo, pues la atmósfera goza allí de su más sublime diafanidad,
cierra el grandioso cuadro en la parte superior. En su base corre
rápida y bulliciosamente un río sobre un lecho de guijarros, y so­
bre su margen derecha está dibujada la escena más pintoresca de
este magnífico paisaje: allí se ven mil casitas blancas con sus teja­
dos rojos, separadas en varias e informes direcciones por listones
verdes que son sus calles, siempre alfombradas de menuda gra­
ma; pero estas casas que parecen incrustadas en el fondo verde
oscuro del cuadro, no ocupan todas un suelo absolutamente lla­
no, sino que muchas de ellas se elevan suave y alternativamente
sobre las otras, presentando una perspectiva tan variada como
bella. Algunas otras casitas de setos, cobijadas de paja amarillen­
ta o gris, y apiñadas sin orden sobre las lomas inmediatas de la
villa, la dominan orgullosas por su situación, y disfrutan cons­
tantemente sus humildes moradores del hermoso panorama que
tienen a sus pies, y de la brisa del Norte que los baña. Dos torres
macizas de altura regular, de arquitectura semigótica, ennegreci­
das por el tiempo y las lluvias y que pertenecen a la parroquia
del lugar, sobresalen en el centro del cuadro, y dominan sin os­
tentación al caserío que se desplega a sus costados. Hacia la iz­
quierda del que contempla estas vistas, en la misma base del
cuadro, se ven otras dos torres de inferior y común arquitectura,
algo más bajas que las otras e igualmente oscuras: son de otra
iglesia llamada de Tecomajiaca, porque fué de un pueblo de este
nombre que hoy está confundido en la población que nos ocupa.
Más allá, siempre a la izquierda, descuella majestuosamente el

451
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

elevado pico de Ixtapangajoya, cuyas sombras contrastan melan­


cólicamente con el alegre paisaje que se representa casi a las in­
mediaciones de su anchurosa base. Los muros de otra iglesia sin
concluirse, y que hoy sirven de cementerio general, ocupan la
parte más cercana del que mira arrebatado este cuadro encanta­
dor. Una multitud de arroyos serpean caprichosamente por algu­
nas calles y a los contornos del lugar que describimos; algunos
son semejantes a pequeños ríos por su regular anchura y por sus
inagotables corrientes, y otros se parecen a cintas de plata o de
cristal, entrelazadas sobre un verde alfombrado, pues este color
embellece todo el suelo de aquel lugar. Varias fuentecillas natu­
rales, llamadas allí mures, no sabemos por qué razón, brotan
humildemente sus aguas cristalinas al nivel de la tierra, y son
las que sirven para el uso de aquellos habitantes, por ser las más
puras, frescas y delgadas. Si el viajero que extasiado ha contem­
plado esta sublime perspectiva desde la altura en que lo hemos
colocado, bajase a la población, recibiría otras agradables sensa­
ciones de distinto género, viendo las escenas animadas que pasan
sobre las orillas y en el fondo de los arroyos que tendrá que va­
dear. Muchas mujeres y de todas edades, semejantes en alguna
manera a las Náyades de la fábula, pero menos poéticas, domi­
nan las aguas; unas lavan la ropa de uso, propia o ajena, sobre
las alisadas piedras de los arroyos; otras la tienden en cuerdas al
sol, presentando la imagen de una fiesta, por la variedad y mati­
ces de los colores, y por las diversas formas y tamaños de los
trajes y vestidos que flamean en todas direcciones; otras, con
medio cuerpo dentro del agua, y el otro las más veces desnudo,
se bañan, charlan y ríen bajo las sombras de los árboles y enra­
madas naturales que forman los arbustos y juncos que crecen vi­
ciosamente en las cercanías; algunas se peinan o visten; otras
bañan y gruñen a sus chiquillos, y muchos de estos retozan y
gritan alegremente por en medio de las aguas. Si el viajero, sor­
prendiendo esta fiesta diaria y familiar, ha hecho ruborizar a
alguna joven que cruzando ambas manos sobre su pecho virginal,
o metiendo el resto de su cuerpo en el arroyo para sustraerse de
las miradas del profano que ha venido a turbarla, y éste ha pasa­
do adelante en busca de posada, no hallará ninguna pública en

452
Dos cubanos toman las riendas

que hospedarse; pero si no ha estado antes en el pueblo y adqui­


rido algún conocimiento, le bastará una simple carta de recomen­
dación para ser acogido sin ceremonia y alojado cómodamente;
no verá en la casa en que haya sido recibido el fausto ni el lujo
de las ciudades, pero encontrará amplitud, sencillez y aseo, y la
más cordial hospitalidad; mas será preciso que no converse sino
de los precios corrientes del cacao y del estado triste o lisonje­
ro de la próxima cosecha: la alta política muy poco lugar tiene
entre aquellos sencillos, laboriosos y honrados vecinos. Hay, no
obstante, allí, algunos hombres ilustrados que hacen mucho honor
al país de su nacimiento. La segunda parte de la conversación
general son regularmente los chismes de lugar, como en todas par­
tes en ¡guales circunstancias. Las gentes de este hermoso pueblo
no residen todas en él: una mitad por lo menos, se halla viviendo
en sus haciendas de cacao, en las que disfruta, a su modo, de todas
las comodidaes de la vida y de una envidiable tranquilidad. Anti­
guamente las habitaciones del campo eran casi semejantes a las
que hoy tienen sus sirvientes; mas desde la época de la Indepen­
dencia han mejorado mucho aquellas; hoy son muchas de mani­
postería, y algunas de altos o de fachadas bonitas, con corredores
y arquerías. La riqueza agrícola y territorial de la villa de Teapa
se halla en un estado sobresaliente. Las cosechas anuales del ca­
cao, que es el principal cultivo, no bajan de diez mil cargas de
sesenta libras, que al precio de catorce a quince pesos, que las
más veces es el corriente, produce a aquellos habitantes una en­
trada de ciento cuarenta o ciento cincuenta mil pesos todos los
años. Este pueblo es indisputablemente el más sano de todo el
Departamento de Tabasco, y tiene un censo como de seis mil
habitantes. De estos, apenas muere uno cada tres días aproxima­
damente, lo que equivale a un 2 por 100 anual, mortalidad suma­
mente baja respecto de casi todos los países del mundo. El aire
es siempre puro, pues está rodeada la población de plantaciones;
no hay lagunas ni pantanos en sus contornos; el terreno es alto
y ventilado, y todo contribuye a su reconocida salubridad. Este
solo pueblo y el de Usumacinta tienen la ventaja, sobre muchos
que le son comunes, de no tener mosquitos, que es la plaga más
o menos general que hace molesta la residencia en aquel país,

453
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

como en toda la costa del Seno Mexicano. El calor tampoco es


excesivo, relativamente, en aquella villa, pues nunca pasa de los
90 grados de Reaumur en la estación más elevada, a la vez que
en la capital asciende frecuentemente de 96 a 98 grados. Tal es
uno de los lugares más bellos del Departamento de Tabasco, del
que hoy se tienen tan pocas, vagas o falsas nociones, y que pro­
curaremos ir ratificando.
México, Octubre 30 de 1843.

EL RÍO USUMACINTA
Hay un Departamento de la República del que muchos hablan
mal y pocos conocen bien: al que sin haber mirado más que su
capital, que es la menos sana, se han creído con derecho para
calificar y deprimir lo demás que no han visto; y han decidido
que el todo es como una parte. Es verdad que en esta milésima
sección de aquel Departamento algunos han perdido prematura­
mente a una esposa o a un hijo, o se han visto acaso en la última
escala del sepulcro; pero otros muchos han gozado de vida y
salud, y a la vez se han enriquecido. A este lugar, del cual se ha
maldecido muchas veces, cuando se ha salido de él por algún
grande infortunio o por un contratiempo irresistible, frecuente­
mente se ha procurado o deseado volver a él; siempre se ha re­
cordado con dulzura, y jamás ha podido olvidarse muy de veras.
De este país han salido lanzados muchos Comandantes Generales
que sólo habían ido por obedecer al Gobierno, por capricho o
curiosidad; pero después se habían arraigado a su modo, recon­
ciliándose con el clima y decidídose a no salir sino muy tarde o
por la fuerza, como lo han conseguido las más veces. Es, final­
mente, la tierra de las calenturas intermitentes, de los mosquitos
y pantanos, pero también es la tierra de promisión. Son suma­
mente bellos sus campos, alfombrados de una verdura eterna e
inmarcesible. Es proverbialmente fértil: pueden sembrarse en ella
los granos de primera necesidad en cualquier mes y día, y estar
seguro de cosechar el ciento por uno. No se usa ni se necesita
allí de arados ni de abonos; el terreno es todo de aluvión y de
productos vegetales, sin una sola piedra que resista al pico o
azadón del labrador. Puede uno conducirse fácilmente por tierra

454
Dos cubanos toman las riendas

o agua a donde le dé la gana. Con las bolsas llenas de oro y sin


bastón ni cortaplumas se anda allí de día y de noche en las po­
blaciones y caminos, y nunca el asesino ni el ladrón sorprenden
la quietud y seguridad de los transeúntes.
En este pequeño Departamento, que sin duda se conocerá ser
el de Tabasco, hay cien ríos y mil arroyos que lo riegan en todas
direcciones, lo fertilizan periódicamente, lo embellecen y ameni­
zan, y sirven además de vías cómodas de comunicación y de tras­
porte para casi todos sus pueblos, haciendas y rancherías. Si el
río Tabasco, impropiamente llamado Grijalva, es el más conocido
porque aportan a él todas las embarcaciones que hacen el comer­
cio extranjero, y porque conduce directamente de su barra prin­
cipal a San Juan Bautista que es la Capital, hay otro río poco
frecuentado, que es sin duda el más hermoso de aquel país, el
más caudaloso, el que tiene más extensión y anchura, y que os­
tensiblemente prodiga más sus beneficios a los felices moradores
de sus orillas e inmediaciones. Este río es el Usumacinta, que
naciendo en la República de Centro-América, baña después una
parte del Departamento de Chiapas, y desciende en seguida ma­
jestuosamente en una linda cascada al de Tabasco, desde la cual
recorre lentamente una espaciosa curvilínea, fecundiza un terreno
poco habitado de cerca de cien leguas, y va a perderse en nues­
tro golfo por tres conductos muy abiertos que describen imper­
fectamente la figura de una cruz: el de la derecha forma exclusi­
vamente el río de la Palizada, que va a derramarse en la gran
laguna de la isla del Carmen; el de en medio constituye el río de
San Pedro y San Pablo, que desemboca en la barra de su nom­
bre, entre la principal de Tabasco y la de la isla del Carmen; y
el de la izquierda, que arrastra el mayor caudal de sus aguas,
y es el verdadero USUMACINTA, se mete en el río Tabasco por
cuatro canales, tres de los cuales se hallan como a cuatro leguas
arriba de la barra principal en el paraje llamado Tres brazos', y
el último a cuatro leguas más allá, en un lugar nombrado los ído­
los. El río USUMACINTA tiene de anchura media como tres­
cientas varas, y de profundidad de cinco a seis en el verano. En
los meses de Octubre crece espantosamente; y se desborda en
casi toda su longitud; pero los riesgos de estas inundaciones a que

455
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

sólo están expuestos los ganados, se precaven fácilmente condu­


ciéndolos a las lomas con oportunidad. Este río se halla limpio
y no tiene grandes tortuosidades: su curso es suave regularmen­
te, y no presenta ningún obstáculo ni peligro en su navegación
para buques de 50 toneladas. Ocho pueblos pequeños que son:
Jonuta el mayor, Montecristo, Balancán, Santa Ana, Multé, Ca-
nizán, Usumacinta y Tenosique, y que todos compondrán un cen­
so de tres a cuatro mil almas, son los únicos que disfrutan de
las riquezas que presenta el enunciado río. Sus orillas están en­
galanadas con una infinita variedad de palmeros que descuellan
por la cima de los bosques sombríos que allí abundan; pero a
poca distancia se descubren hermosas y vastísimas florestas que
por la derecha van a perderse en el Departamento de Yucatán,
y por la izquierda en el de Chiapas. Estas llanuras, poco someti­
das a las inundaciones periódicas del río, están entrecortadas por
arroyuelos de agua fresca, pura y cristalina, que sirven para los
millares del corpulento ganado vacuno que pace diseminado y
holgadamente el zacatillo verde que tapiza el valle y las suaves
colinas que lo atraviesan. En los parajes más bajos se hallan los
tíntales, o por mejor decir, esos plantíos naturales del palo de
tinte, que son los tesoros inagotables de Tabasco, pues se repro­
ducen espontáneamente y sin ningún esfuerzo humano. Estos
tíntales ocupan centenares de leguas cuadradas, pues ya no se en­
cuentran a las orillas, porque continuamente se están cortándolos;
empero, por canales que fácilmente se abren, o por los arroyos se
extrae hasta las márgenes del río, en donde se convierte en oro,
pues siempre hay mucho interés por tener listos cargamentos de
palo para los buques extranjeros, de los que no hay uno solo que
no salga recargado, hasta sobre cubierta de este precioso fruto.
Casi todo el palo baja por el brazo de la Palizada, por la isla del
Carmen, en donde siempre hay mucha demanda de él.
En los lugares más elevados de ambas orillas se encuentran
abundantes caobas, corpulentos cedros, brasil, jobillos y otros
árboles de construcción; muchas plantas medicinales, gomas, re­
sinas y otra infinita variedad de árboles y arbustos más o menos
útiles. Todos los productos intertropicales se dan allí asombrosa­
mente; se aclimatan con poco trabajo los de las zonas templadas.

456
Dos cubanos toman las riendas

El Usumacinta atraviesa el Partido de su mismo nombre; y es


uno de los nueve en que está dividido el Departamento de Ta­
basco, Algunos ríos son tributarios del que nos ocupa, y son prin­
cipalmente el San Pedro, que nace en el Petén, Provincia de
Guatemala, y el Catasajá en las Chiapas; el primero desemboca
a dos leguas arriba de Balancán, y el segundo entre Jonuta y
Monte-Cristo. Otros muchos riachuelos y arroyos se derraman y
confunden en el mismo Usumacinta. Una infinita variedad de pe­
ces y crustáceos pueblan las profundas mansiones de este fío y
sus tributarios; fuera de él, en los bosques y praderas inmediatos,
abundante caza y volatería abastecen a sus indolentes moradores.
Una elevada y grande muralla, tapizada de un verde oscuro,
forma el fondo del pintoresco cuadro que se presenta cuando el
espectador mira río arriba desde los pueblos de Usumacinta o Te-
nosique: son las sierras de Chiapas, que avanzándose hasta los
confines de Tabasco, se internan después en Yucatán, formando
un vasto y abierto semicírculo que comprende a los tres Depar­
tamentos. Pero esta gran muralla tiene un tajo o brecha, y esta
brecha la abrió en su furor un monstruoso gigante, cuya pequeña
cabeza reposa en el territorio de Guatemala, y sus enormes seis
pies se han confundido en el Golfo Mexicano: por esta brecha se
escapó, con la rapidez de un soberbio fugitivo, el caudaloso
Usumacinta, que cansado de recorrer vanamente las campiñas
de Centro-América y de Chiapas, en solicitud del reposo que no
halló, rompió al fin con impaciencia formidable las barreras de
cuarzo y de pórfido, que inútilmente se opusieron a su imponen­
te furia y poderío, lanzándose espumoso, bramando, arrollándolo
todo, y arrostrando en pos de sí los enormes peñascos y robus­
tos árboles que encontró a su paso, y que apenas osaron resistir
por algunos instantes a la prepotente fuerza del gigante de las
aguas. Se precipitó en seguida sobre un suelo llano y arcilloso,
que conduciéndolo a su grado hasta al inmenso lecho de los ríos,
depuso entonces su rabia y ceño indomables, y recorrió mansa y
dulcemente su último camino; pero siempre enemigo de estorbos
y de trabas, quiso abrirse seis bocas en distintos lugares, por las
que se esparcen y confunden finalmente las aguas del hermoso
Usumacinta.
México, Noviembre 15 de 1843.

457
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

LAS INUNDACIONES DE TABASCO


El territorio de Tabasco ocupa una gran llanura baja, que se ex­
tiende desde las montañas de Chiapas, con que confina, hasta el
mar, en una distancia N. S. de cuarenta leguas poco más o me­
nos, si no es por la parte de Usumacinta, que se dilata hasta cerca
de cien leguas, describiendo por ese rumbo la figura de un rec­
tángulo que va a terminar con la pequeña provincia del Petén,
de la República de Centro-América. Se sabe que entre E. y O.
colinda Tabasco con Yucatán y Veracruz, y que la distancia me­
dia entre ambos Departamentos es de cincuenta leguas. Todo este
país parece de reciente formación, pues a más de que sus terrenos
son de aluvión, y su alzamiento gradual y continuo se verifica
todavía a la vista de una generación, corrobora esta idea el que
desde la costa, en toda su longitud, hasta a diez leguas en el in­
terior, las tierras son tan bajas que muy poco se elevan sobre el
nivel del mar; y más allá, muy imperceptiblemente se van alzan­
do, hasta que por su inmediación a las montañas adquieren una
elevación no muy considerable. Como este fértil territorio está
cruzado por multitud de ríos, las inundaciones son frecuentes y
en todas direcciones, desde mediados de Junio hasta fines de Oc­
tubre; mas los desbordamientos de los ríos que en otras partes
son temibles, en Tabasco, a pesar de la degradación de su sue­
lo, son esencialmente benéficos, y una inundación se espera regu­
larmente con tanto anhelo como en Egipto, aunque no con la
misma incertidumbre en sus favorables resultados, pues son muy
diversas las causas de esta espectativa. En Tabasco, crezcan o no
los ríos, puede estarse siempre seguro de las cosechas, pues éstas
dependen allí de la bondad de los terrenos y de la abundancia
de las lluvias, a más de que casi en cualquier mes del año pueden
sembrarse las semillas de primera necesidad, y obtenerse siempre
más o menos felices resultados; mientras que en el Bajo Egipto
sólo se consiguen después de las inundaciones del Nilo, pues sa­
bido es que pocas veces llueve en aquellas comarcas. Las cre­
cientes en Tabasco, además del eminente beneficio que producen
alzando y mejorando progresivamente los terrenos con los despo­
jos de las montañas que arrastran las aguas y depositan en su
reposo, todavía presentan otros no menos importantes para los

458
Dos cubanos loman las riendas

moradores de aquel Departamento. En la época de las inunda­


ciones, el tráfico interior adquiere una asombrosa actividad, y se
pone todo en movimiento extraordinario. Entonces el país se
convierte exactamente en otra Venecia, pero por supuesto en mu­
cho mayor escala. A todas partes se puede entonces ir y venir
embarcado cómoda y fácilmente. Los palos y maderas preciosos,
retenidos poco antes en los depósitos del campo por la dificultad
de conducirlos por tierra, pueden transportarse a donde se quiera
con prontitud y pocos gastos. Las pingües cosechas que estaban
entrojadas en los montes, expuestas a perderse y desmejorarse por
las lluvias, se llevan embarcadas a los graneros de las haciendas,
o se bajan a los mercados convenientes, y adquieren desde ese
instante casi el doble de su valor. Los cuantiosos depósitos de
palo de tinte, que por falta de agua suficiente en los arroyos o
canales se hallaban todavía en los lugares en que fué cortado,
siendo allí casi inútil su valor a sus laboriosos dueños, se con­
ducen hasta las márgenes inundadas de los ríos,.y sobre ellas se
forman montañas artificiales de esta valiosa madera, que por su
gravedad específica se sumerge y no hay riesgo de que sea arras­
trada por las corrientes. Los plantíos del cacao reciben un riego
saludable que si alguna vez, porque tardan mucho tiempo sus
troncos bañados por las aguas, suelen enfriarse, como allí dicen,
e impiden la fructificación otras, y son las más ocasiones, los pre­
paran convenientemente para producir ricas cosechas. Los pueblos
que por no estar situados en el día sobre las márgenes de los ríos,
porque algunos de estos hayan cambiado su curso, pueden enton­
ces exportar sus frutos y demás efectos, ahorrando un 50 por 100
de fletes, pues tal es la diferencia de conducirlos por tierra a ve­
rificarlo por agua. En esa época se ve en San Juan Bautista a su
hermoso río, a la gran laguna que tiene a sus espaldas y al Jíca­
ro, arroyo que atraviesa una parte de la ciudad, embellecidas sus
orillas con inmensidad de canoas, cargadas de todos los frutos
del Departamento: por aquí se ven maderas preciosas hacinadas;
allí cortes completos de casas que han bajado en balsas; más allá
piraguas nuevas de diversos tamaños, cargadas de artefactos de
madera que se han construido a la vez en el fondo de los bosques
y se traen ahora para vender, a merced del auxilio de las aguas

459
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que se han derramado en todas direcciones. En fin, por todas


partes se observan los productos de la industria y de la agricul­
tura, que aprovechándose de la deseada inundación, se agitan de
mil maneras por presentarlos en el mejor mercado de aquel país.
En los meses de Octubre, regularmente todo Tabasco presenta
la imagen de un gran lago, apenas salpicado de algunas islas,
pues aun muchos de sus pueblos se sumergen hasta dos y tres pies
de profundidad bajo las aguas. Entonces no se conoce sino ape­
nas el curso de ios ríos, pues estos se nivelan con las antiguas
lagunas, que también se han desbordado y confundido sus cena­
gosas aguas con las de aquellos. Pero esta temporada verdadera­
mente divertida y útil para los hombres del campo, es de alarma
y destrucción para los animales. Entonces se ha visto al cuitado
ciervo perder el miedo que tiene a la especie humana, y buscar
inquieto en las poblaciones el refugio que en vano ha querido
hallar en las florestas. Los puercos de monte se dejan más bien
matar a palos, que volver a arrostrar los peligros de que han
huido, porque cansados de nadar, e inciertos de encontrar otro
asilo, se agrupan en el primer islotillo que han hallado, y allí
son muchas veces sacrificados por el primer cazador que los ha
visto. Los tigres se trepan en los árboles, y las culebras se enros­
can en sus ramas; y estas dos razas malditas se escapan casi
siempre de los estragos de una inundación, a la vez que multitud
de animales pacíficos sucumben ahogados, o bien son víctimas del
machete o plomo del cazador, pues por ese tiempo hacen éstos,
embarcados, grandes y divertidas excursiones, siempre con feliz
suceso.
Afortunadamente en estas crecientes de los ríos, casi nunca so­
brevienen desgracias considerables. Como tienen lugar todos los
años y se repiten varias ocasiones en cada uno de ellos, todos los
acontecimientos están previstos oportunamente. Las grandes y
peligrosas inundaciones, en que las aguas traspasan sus límites co­
nocidos, rara vez se verifican, y aun entonces no son muy temibles
en sus resultados; rara vez se ha causado la pérdida de alguna
vida, pues las canoas, tan abundantes en el país de las aguas, sir­
ven para prevenir cualquier fortuito caso; y solamente los ganados
vacuno y caballar suelen perecer cuando sus dueños no han cui­

460
Dos cubanos toman las riendas

dado de trasladarlos a su debido tiempo a las lomas, o porque


las inundaciones han sido tan repentinas que no han dado tiempo
suficiente para evitar sus estragos. Algunas veces también las
cosechas han solido perderse, si en los meses de Junio en que no
se han asegurado todavía, sobreviene alguna considerable crecien­
te; mas como sólo por Octubre se verifican regularmente las gran­
des avenidas, porque antes no han caído suficientes aguas para
llenar las lagunas y bajíos, circunstancia indispensable para que
salgan de madre los ríos, de ahí es que por ese tiempo ya se han
cogido las cosechas, a la vez que los ganados han sido retirados
a las alturas designadas previamente, pues todos se preparan para
las crecientes de estos meses.
Las inundaciones de los ríos de Tabasco no son solamente de
importantes beneficios para sus habitantes, sino que son designa­
das como temporadas de diversiones y fiestas campestres para
algunas poblaciones, principalmente en la capital del Departa­
mento, en donde se preparan o improvisan paseos de familias y de
amigos, por medio de grandes canoas que surcan las aguas man­
sas de una laguna, o navegan por los que poco antes eran cami­
nos carreteros, y ahora son hermosos canales sombreados de una
vegetación gigantesca, y embellecidas sus orillas por sencillas ca­
sas de campo que descuellan sobre las aguas, pues muchas de
ellas, con sus huertos y cercados, se hallan sumergidas, presen­
tando en alguna manera el aspecto de un pequeño archipiélago.
Por otra parte, los frondosos y corpulentos naranjos, cargados de
sus frutos dorados, los esbeltos palmeros, los encumbrados cocos,
los piramidales mameyes oriundos de Haití, los inmensos plantíos
de cañas de azúcar y los platanares, como otros mil árboles pre­
ciosos, decoran el gran cuadro. La multitud de aves acuáticas que
con su agudo o ronco graznido huyen despavoridas a la proximi­
dad de los viajeros; los ganados vacuno y caballar, nadando in­
ciertos de aquí para allá, o bien hundidos hasta el costillar entre
las aguas que han venido a invadir sus dominios y a ocultarles los
verdes pastos que allí abundaban, y sin más recurso ahora que
rumiar, levantando perezosamente sus cabezas a este fin; el ir y
venir de otras canoas, cargadas de productos del país, o bien de
otras familias que han salido igualmente a solazarse; el cambio

461
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mágico, en fin, de toda la antigua escena, pues todas las vistas


se han mudado con la elevación de las aguas, como puede/ima-
ginarse, este conjunto de movimientos y perspectiva, extasía el
alma sensible del que lo contempla, y hace rebosar la alegría
entre las divertidas familias, que tal vez en estas solas ocasiones
han salido a gozar del hermoso panorama de los campos y de la
magnífica vista del conjunto de las aguas. Felizmente casi nada
viene a turbar estas inocentes diversiones, pues fornidos y ágiles
remeros conducen diestramente las canoas destinadas al efecto, o
bien navegan a la palanca por los caminos principales y sabanas,
cubiertas entonces por las aguas mansas que se han esparcido,
cuya profundidad en estos paseos apenas es de tres a cuatro pies.
Ni la idea de grandes padecimientos en las familias proletarias,
cuyas casas hasta un tercio están bajo las aguas, puede contristar
a los alegres viajeros; pues si bien entonces esas familias tienen
que dormir en sus ta p á rte o sacompañadas de sus perros y galli­
nas, esta penosa situación que no dura sino dos o tres días, se
dulcifica con la abundante caza y pesca que les proporciona una
creciente y disfrutan además las facilidades de conducir y vender
a mejores precios sus frutos antes estancados. Son, no obstante,
muy pocas las casas que son invadidas por las aguas de una ave­
nida, pues al tiempo de construirse se ha cuidado de elegir el
terreno más elevado, si lo hay cercano, o se alza artificialmente
y se rodea de estacadas para impedir su desmoronamiento, y por
este medio se precaven los efectos de una inundación.
Regularmente éstas no duran en las tierras próximas a la Sie­
rra, sino doce a veinticuatro horas a lo más; pero son también allí
más rápidas y sorprendentes, pues las aguas descienden muchas
veces con una violencia espantosa, y llenan y desbordan en pocas
horas a los ríos, pues no habiendo por esos rumbos lagunas ni
bajíos por donde pudiesen desahogarse, se derraman sobre los
caminos principales, que comunmente están paralelos con los ríos,
y los cubren las aguas como a los terrenos inmediatos, hasta seis y
ocho pies de altura sobre su superficie; mas en los parajes distan-1

1 Especie de cielo grosero de las casuchas del campo, compuesto de pa­


los o cañas colocadas horizontalmente, y unidas entre sí por medio de jun­
cos que los sujetan.

462
Dos cubanos teman las riendas

tes doce o quince leguas de las sierras hacia la costa, las cre­
cientes les dan más tiempo, y se presentan con menos impetuosi­
dad; y cuando empiezan las aguas a bajar es con lentitud, pues
hallándose toda la superficie del país cubierta de una gran canti­
dad de aquellas, los desagües de las barras no son suficientes para
arrojarlas al mar con mucha prontitud; pero a los quince días
de la mayor creciente, si no ha sobrevenido algún fuerte norte que
vuelva a renovarla con más o menos fuerza, todos los terrenos
bañados por la avenida quedan enjutos; y ésta es la razón por
qué durante una inundación se nota esa actividad y movimiento
en los transportes, pues es necesario entonces aprovecharse de las
facilidades que se tienen a la mano, y que tal vez no volverán a
presentarse sino hasta después de corrido un año.
Tales son los resultados y ventajas de un acontecimiento que
en otras partes se mira con terror o como una calamidad públi­
ca, y que en Tabasco despierta mil intereses y produce mil be­
neficios.
México, 1“ de Diciembre de 1843.

¿De dónde a dónde?*'


[. . . ] dice el Exmo. Sr. Gobernador del Departamento al Exmo.
Sr. Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación lo que
copio:
Exmo. Sr.—Creo de mi deber recabar de las facultades omní­
modas que el Gobierno ejerce por la voluntad de los pueblos, una
determinación de deslinde que fije los límites de este Departamen­
to, algo más allá de los puntos en que una rutina mal entendida
y torpemente autorizada los había señalado. El Departamento de
Tabasco debe comprender desde el caño de Sabancuy hasta la
orilla derecha de Tancochapa en el Departamento de Veracruz,
agregándosele así los Distritos de la Laguna de Términos y Hui-
manguillo, por sus dos extremos litorales, y por el lado de la
serranía el Partido de Ixtacomitán, que alejaría un poco la raya
de Chiapas, puesta hoy a menos de tres leguas de esta Capital.

* £'/ H o r iz o n te , San Juan Bautista [sin fecha], en Manuel Mestre Ghi-


gliazza, D o c u m e n t o s v d a to s . . . , o p . c it., vol. 3, p. 610-612.

463
Arias G. / Lau J. / Sepúlvéda O.

Señalaré algunas breves razones en apoyo de esta pretensión,


a reserva de ampliarlas con datos y documentos que comprueben
una especie de derecho que a Tabasco asiste para reclamar esa
porción de territorio.
La isla del Carmen y su Distrito fué agregada a Yucatán por­
que así lo determinó el Congreso Constituyente de aquel Depar­
tamento, cuando fué Estado en 1824, y porque la misma decla­
ración pudo hacer la Legislatura de Tabasco, y no se curó de ello
quién sabe por qué; pero lo cierto es que aquella isla era un
presidio independiente de las jurisdicciones de Yucatán y Tabasco
en tiempo del Gobierno español; que tenía allí un gobierno polí­
tico y militar de nombramiento real, con guarnición que venía de
Campeche y otras plazas, y se pagaba con un situado que los Vi­
rreyes de México mandaban de cuando en cuando. Y además hay
una tradición y constancias intachables que aseguran que cuando
la guerra de los españoles con la Gran Bretaña, después de toma­
da por las fuerzas inglesas la isla de Tris (hoy Carmen), fué re­
conquistada por los tabasqueños que armaron una expedición
militar y echaron a los invasores; sin que posteriormente hayan
hecho valer este servicio al Gabinete de Madrid.
Respecto de Huimanguillo, con todo el Partido de los Agua-
lulcos, la enorme distancia que lo separa de las ciudades de Ve­
racruz y Jalapa, comparada con la de 21 leguas que está de San
Juan Bautista, y los deseos algunas veces manifestados de los ha­
bitantes de aquel pueblo, la facilidad de la administración de
justicia y los demás ramos, los vínculos de la costumbre, relacio­
nes de comercio, &., bastan para justificar la agregación.
A Ixtacomitán y su Partido la naturaleza misma ha señalado
el límite, porque la Sierra debe pertenecer a Chiapas, y la tierra
baja con sus abundantes ríos a Tabasco, cuyo territorio todo es
como el de aquella comarca bajo y de aluvión, y sus habitantes
y propietarios casi todos vecinos de este Departamento.
Tan ciertas y positivas razones las tenemos robustecidas con
las de equidad y justicia que aconsejan aproximarse en lo posible
a la igualdad territorial y estadística de los Departamentos; y el
Gobierno nacional estimará en lo que valen estas observaciones
para su resolución, que me atrevo a esperar será, como lo solici­
to, en provecho del bien y felicidad de estos pueblos.

464
Dos cubanos toman las riendas

Admita V. E. en tanto las sinceras muestras de mi personal


aprecio.
San Juan Bautista, Octubre 30 de 1843.— Pedro de Ampudia.—
Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación.
Y con el fin de que en el Distrito de su mando tenga la publi­
cidad posible esta interesante solicitud, en que acredita el empe­
ñoso afán de S. E. por el bien del Departamento, lo trascribo a
V. S. para que lo haga a las demás autoridades.
San Juan Bautista, Octubre 30 de 1843.—J. Francisco Rodrí­
guez.—Sr. Prefecto de. . .

L o s n u e v e p a r tid o s d e l te r r ito r io
y su s a d m in is tr a c io n e s *
En 1842, la Junta Departamental dispuso la creación del Distrito
de Usumacinta, integrado por los partidos de Jonuta y Batanean,
este último como cabecera. De acuerdo con el siguiente decreto,
veremos que la cabecera se cambió a Jonuta.

Pedro de Ampudia y Grimarest, Gobernador y Comandante Ge­


neral del Departamento de Tabasco, a sus habitantes: sabed que
la Exma. Asamblea ha tenido a bien expedir el decreto siguiente:
Art. lo. El territorio de Tabasco continuará dividido en los
nueve Partidos siguientes, cuya comprensión será la misma que
han tenido, y sus cabeceras las que se expresan:
San Juan Bautista.
Cunduacán.
Jalpa.
Nacajuca.
Teapa.
Tacotalpa.
Jalapa.
Macuspana.
Jonuta y lo será del Partido de Usumacinta.
2o. Por ahora solamente en la capital habrá Ayuntamiento

* E l H o r iz o n te . San Juan Bautista, 25 de abril de 1844, en Manuel


Mestre Cihigliazza. D o c u m e n t o s y ( lu to s . . . . o p . c it.. vol. 4, p. 68-69

465
Arlas G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Constitucional, compuesto de tres Alcaldes, seis Regidores y dos


Síndicos. El Alcalde lo. en funciones suplirá ei Juzgado de la.
Instancia de lo Civil y de Hacienda en las faltas temporales que
ocurran.
3o. En las demás cabeceras de Partidos, sólo habrá Jueces de
Paz, y su número será el de tres para cada una de aquellas. Serán
nombrados por el Prefecto del Partido con aprobación del Go­
bierno, y su duración será de un año.
4o. En cada uno de los pueblos adyacentes habrá dos Jueces
de Paz, nombrados por el Prefecto respectivo, y durarán también
un año en su destino.
5o. En todas las cabeceras de Partido habrá Prefectos, cuya
jurisdicción se extenderá a toda la comprensión de su respectivo
Partido, y disfrutarán de la dotación de treinta pesos mensuales
para gastos de escritorio, excepto el de la capital, que tendrá se­
tenta y cinco pesos, incluso el secretario.
6o. Los Prefectos serán nombrados por el Gobierno Departa­
mental y durarán dos años en su encargo, pudiendo ser reelectos
por una sola vez.
7o. Para ser Prefecto se requieren las mismas cualidades que
para ser Vocal de la Asamblea Departamental.
8o. Las atribuciones de los Prefectos serán por ahora las mis­
mas que les designa la ley de 27 de Marzo de 1831, excepto la
de imposición de multas que queda restringida a 25 pesos a lo
más. El Gobernador del Departamento dispondrá se publique,
circule y observe.
Sala de sesiones. San Juan Bautista, Marzo 30 de 1844.—Nar­
ciso Sania María.— José Antonio Valar, secretario provisional.
Y para que llegue a noticia de todos y tenga su más puntual
cumplimiento, mando se publique por bando, fijándose en los pa­
rajes acostumbrados y circulándose a quienes corresponda. San
Juan Bautista, Abril 20 de 1844.— Pedro de Ampudia.— Juan de
Dios Rivas, Secretario de Gobierno.

466
Dos cubanos toman las riendas

El e s p a c io es e l m is m o , p e r o c o n v a ria n te s *
En 1844, poco tiempo después de expedida una disposición simi­
lar, se hizo una nueva división del territorio. Los cuatro distritos:
del Centro, de la Sierra, de La Chontalpa y de Usumacinta, esta­
rían comprendidos por diez partidos.

DEPARTAMENTO DE TABASCO
El Gobernador Constitucional y Comandante General del De­
partamento, a sus habitantes, sabed: Que la Exma. Asamblea
Constitucional ha decretado y este Gobierno sancionado, lo si­
guiente:
“La Asamblea Departamental de Tabasco, en uso de las facul­
tades que le están concedidas por las Bases Orgánicas de la Re­
pública en el arl. 134, atribución décima, ha tenido a bien de­
cretar lo siguiente:
Art. I1-’ El territorio del Departamento se divide en cuatro
Distritos, que se denominarán: del Centro, de la Sierra, de la
Chontalpa y de Usumacinta, compuestos los dos primeros de tres
Partidos cada uno, y los dos últimos de dos; y así las cabeceras
de éstos como las de aquéllos serán las señaladas en la forma si­
guiente:
Las cabeceras de los Partidos del Distrito del Centro son: San
Juan Bautista. Macuspana, Nacajuca.

Son adyacentes del primero:


Atasta, Tamulté, San Francisco (a) Estancia Vieja, Guadalupe
de la Frontera.
Idem del segundo:
San Carlos, San Fernando, Tepetitán.

Idem del tercero:


Tres pueblos. Tamulté de las Sabanas, Tucta, Mazateupa, Ta-

* E l H o r iz o n te . San Juan Bautistta. 30 de octubre de 1844. en Manuel


Mestre Ghipliazza. D o c u m e n t o s y d a to s . . . , o p . c il., vol. 4. p. 414-417.

467
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

posingo, Guaitalpa, Ojiacaque, Tecoluta, Olcuatitán, Pueblo Nue­


vo, Ocuiltzapotlán, Macultepec, Guatacalca.
Es cabecera del Distrito del Centro, San Juan Bautista.
Las cabeceras de los Partidos del Distrito de la Sierra son las
siguientes: villa de Teapa, villa de Tacotalpa, Jalapa.

Es adyacente del primero:


' Tecomajiaca.

Idem del segundo:


Tapijulapa, Oxolotán, Puscatán.

Idem del tercero:


Jahuacapa, Astapa, Cacaos, Pueblo nuevo de Ojiacaque.
Es cabecera del Distrito de la Sierra la vi'la de Teapa.
Las cabeceras de los Partidos del Distrito de la Chontalpa son
las siguientes: villa de Cunduacán, Jalpa.

Son adyacentes del primero:


Pechucalco, Cúlico, Huaimango, Boquiapa, Anta, San Antonio.

Idem del segundo:


Comalcalco, Jalupa, Soyataco, Mecoacán, Ayapa, Iquinuapa,
Amatitán, Chichicapa, Cupilco, Tecoluta de las Montañas, Pa­
raíso.
Es cabecera del Distrito de la Chontalpa la villa de Cunduacán.
Las cabeceras de los Partidos del Distrito de Usumacinta son
las siguientes: Jonuta, Balancán.

Son adyacentes del primero:


San Pedro, San Francisco, Monte de Cristo.

Idem del segundo:


Tenosique, Santa Ana, Cabecera, Multé, Canisán, Estapilla.

468
Dos cubanos loman las riendas

Es cabecera del Distrito de Usumacinta, el pueblo de Jonuta.


Art. 2<-> Habrá un Prefecto y Ayuntamientos, compuestos de
dos Alcaldes, cuatro Regidores y un Síndico, en los Distritos de
la Sierra, de la Chontalpa y de Jonuta.
Art. 3<-) El Ayuntamiento del Distrito del Centro continuará en
los mismos términos que está establecido.
Art. 41-’ En cada cabecera de Partido habrá un Subprefecto y
dos Jueces de Paz, con arreglo a lo prevenido en la ley de 20 de
Marzo de 1837.
Art. 5v Los demás pueblos adyacentes serán regidos por Jueces
de Paz, de l 1-’ y 2^ orden, conforme señala la ya citada ley.
Art. 69 Las atribuciones de los Prefectos, Subprefectos y Ayun­
tamientos serán por ahora las que demarca la referida ley de 20
de Marzo de 1837.
Art. 71-’ Las elecciones municipales se verificarán en los mis­
mos términos que designa la susodicha ley.
Art. 89 Los Ayuntamientos deberán tomar posesión precisa­
mente el día 19 de Enero del año entrante, a cuyo efecto el Go­
bierno dispondrá que se hagan las respectivas elecciones.
Art. 99 La jurisdicción de cada Municipalidad sólo se extiende
al casco de cada cabecera de Distrito y a su vecindad.
Art. 101-’ Quedan derogadas todas las leyes o disposiciones dic­
tadas hasta aquí que no estén en consonancia con el presente de­
creto.
Lo tendrá entendido el Gobierno del Departamento, y dispon­
drá se imprima, publique, circule y se le dé debido cumplimiento.
Sala de sesiones de la Honorable Asamblea Departamental de
Tabasco. San Juan Bautista, Octubre 23 de 1844.—José Encar­
nación Prais, Presidente —José Puig y Sevilla, Secretario.”
Y para que tenga su más exacto cumplimiento, mando se publi­
que por bando en todos los pueblos del Departamento, comuni­
cándose a quienes corresponda. Dado en San Juan Bautista, a 26
de Octubre de 1844.— Pedro de Ampudia.— Calixto Díaz, Secre­
tario.

469
L a Federación y
Santa Anna

EL RANGELISMO. RUPTURA
COIS EL GOBIERNO GENERAL
D iógknes L ó p e z R e y e s *

Algunos movimientos juera del estado repercutieron significativa­


mente en ia entidad. El rangelismo afectó directamente al gober­
nador Jiménez; en ese momento, además, surgieron fricciones en­
tre los mismos federalistas. Cabe señalar que se propició el des­
conocimiento temporal del Supremo Gobierno de la República.

En la capital de la República la Administración del general


don José Joaquín de Herrera es turbada el 7 de junio [de 1845]
| . . . | debido a la sublevación del coronel de artillería don Joa­
quín Rangel, que al grito de Federación y Santa Anna, se puso al
frente de los granaderos de la guardia de los Supremos Poderes:
el presidente Herrera estuvo a punto de caer prisionero siendo al
fin dominada esta sublevación militar y reducido a prisión el cabe­
cilla Rangel; se dijo que el director de este movimiento era el
doctor don Valentín Gómez Farías.
Este levantamiento de Rangel fue secundado en Tabasco por el
comandante general don Ignacio Martínez Pinillos, quien el 14 de
junio hizo levantar un acta en la capital del Estado, firmada en su
mayoría por militares y empleados, principalmente los adictos al
gobierno del general Anipudia; se desconocía como gobernador a
don José Víctor Jiménez y tomaría en su lugar posesión del eje­
cutivo interinamente don Juan de Dios Salazar, como segundo vo­

* Historia, . .. op. til., p. 289-300 (selección).

471
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

cal del Consejo de Gobierno que no funcionaba por estar en re­


ceso, se aclamaba como presidente al general don Antonio López
de Santa Anna, y se pedía el establecimiento de la Constitución
de 1824. '
El 18 de junio don Juan de Dios Salazar hizo el juramento de
ley ante el Ayuntamiento de la capital de Tabasco, para fungir
como gobernador interino del Estado; nombró como su secreta­
rio de gobierno a don Longino Díaz.
Salazar, disgustado por la actitud del comandante Martínez Pi-
nillos que regenteaba a su antojo los fondos de la Tesorería del
Estado y de la Aduana, se retiró a mediados de julio a su hacienda
“Tierradentro”, de la Municipalidad de Nacajuca. [. . .]
[. . . ] el gobernador Salazar considerando la falsa posición en
que se encontraba Tabasco, única entidad nacional que estaba
substraída del Gobierno General de la República, incitó al co­
mandante general Martínez Pinillos, y al Ayuntamiento de la capi­
tal, para que reconsiderasen su actitud y se relacionasen con el
gobierno del general Herrera. Esta posición conciliatoria de Sala­
zar motivó fuerte disgusto contra de él por parte del comandante
Martínez y del coronel don Miguel Bruno, que fungía como Jefe
de la Plaza.
En el Partido de Nacajuca se levantó una acta el 15 de julio,
reconociendo como gobernador a don Juan de Dios Salazar y se­
cundado su actitud en favor del reconocimiento al Gobierno Fe­
deral de la República, [. . .].
Viendo Salazar la dificultad que tenía para entenderse con las
autoridades disidentes de Tabasco, pidió ayuda al comandante
general de Acayucan don Luis Calderón, quien ordenó al jefe de
Huimanguillo ayudase en lo posible al gobernador Salazar mien­
tras disponía otra cosa el comandante militar de Veracruz.
Entre Salazar y Bruno se ponen de acuerdo para derrocar de la
Comandancia a Martínez Pinillos. El gobernador Salazar lanza la
siguiente proclama:
Al pueblo tabasqueño.— Hacienda “Tierradentro” julio 19.—
Pueblo predilecto, que amo y he defendido; hasta hoy he dado por
bien mis padecimientos, os felicito. Hoy marcho con una sección
de trescientos valientes sobre esa capital, en unión del valiente

472
La Federación y Santa Anna

coronel don Miguel Bruno, a sostener los derechos del pueblo y a


acabar la alarma en que se encuentra. Os suplico encarecidamente
os unáis a las fuerzas que manda el delegado Manuel M. del Toro.
No os digo más por ahora mis amigos.
No dejar por ningún título que se separe el desagradecido ge­
neral Martínez, antes de que responda por las sumas que ha
usurpado.
Vuestro amigo, Juan de Dios Salazar.
Después de haber derrocado con sus fuerzas al comandante ge­
neral Martínez Pinillos, el 19 de julio el gobernador Salazar lanzó
al pueblo otra proclama. [. . .]

La contrarrevolución. Participación de Chiapas


y el gobierno en Teapa
Mientras esto acontecía en San Juan Bautista, el gobernador don
José Víctor Jiménez que había sido desconocido arbitrariamente
y destituido de su cargo por los autores de la revolución range-
lista en Tabasco del 14 de junio, no tuvo más remedio que refu­
giarse en su finca de campo “La Concepción” en el Partido de
Jalapa, desde donde dio cuenta al presidente J. J. Herrera y po­
niéndose a sus órdenes, las comunicaciones se hacían por conducto
del Gobierno de Chiapas. El general Herrera lo siguió reconocien­
do como el legítimo gobernador de Tabasco, y le dio instruccio­
nes y amplia autoridad para restablecer el orden en dicho De­
partamento, indicándole que podía contar con toda la ayuda del
coronel Ignacio Barberena, gobernador de Chiapas, a quien le orde­
naba socorriese al señor Jiménez en caso necesario, para someter
al orden a los sublevados rangelistas.
Mientras tanto, el 24 de junio hay un motín en Teapa a favor
de don José Víctor Jiménez a cuyo frente estaban los capitanes
Rafael Bélchez. Agustín González, Domingo Medina, el teniente
José Berna, quienes con trescientas gentes de tropa se apoderan de
la población; don José Víctor Jiménez se les une para ponerse al
frente de la contrarrevolución. El día 29 sale el capitán don Agus­
tín González con cien hombres y se apoderan de Pichucalco, que
ocupan hasta el 7 de julio en que tuvo que salir para reconcentrar­

473
Arias G. / Latí J. / Sepúlveda O.

se en Teapa, amagada por el corone! Bruno y novecientos hom­


bres de tropa.
El gobernador Jiménez al ver que su gente no era suficiente
para resistir la acometida de Bruno, se retiró con sus tropas a la
finca de don Manuel Giorgana, a orillas del río Puyacatengo, ocul­
tando las armas y su escaso parque en la gruta del Coconá.
Bruno ocupó Teapa desde el 10 de julio, hasta el 15 de agosto
en que sus fuerzas se reconcentraron en Pueblo Nuevo y San
Juan Bautista, ocupando nuevamente Teapa el capitán González y
llegando a los pocos días a esa población el gobernador Jiménez
quien lanzó un manifiesto al pueblo tabasqueño, enviando al mis­
mo tiempo al capitán Bélchez a San Cristóbal a fin de activar las
tropas ofrecidas por Barberena, las que en efecto salieron a me­
diados de agosto rumbo a Tabasco y quedando al frente de las
tropas en Teapa el comandante Domingo Medina.

Comisión veracruzann para volver a la Unión


El 24 de julio [de 1845] llegaron a la capital de Tabasco, proce-
quito y Alejandro García, diciéndose enviados del comandante
dentes del puerto de Veracruz los tenientes coroneles Rafael Jun-
general de Veracruz, general Ignacio Inclán, para tratar en Comi­
sión del Gobierno General de la Nación, con el de Tabasco. Se
presentaron prontamente al comandante genera] de Tabasco don
Miguel Bruno y al prefecto de la capital don Calixto Díaz; se les
pidió sus documentos comprobatorios de su comisión y manifes­
taron estos militares que sólo llevaban unas instrucciones verba­
les para entrar en pláticas de avenimiento. El gobierno interino
de Tabasco por deferencia y para demostrar su buena voluntad
presentó sus puntos de vista, para que si el gobierno de la nación
los aceptaba, Tabasco volvería a la Unión Nacional.
Los puntos de vista de Gobierno Provisional eran:
l 1-’ Oue el mando militar del Estado de Tabasco lo desempe­
ñara el coronel del Ejército don Miguel Bruno.
2(-’ Que los empleos dados por el gobierno interino del Esta­
do a varios jefes y oficiales de la guarnición, sean válidos

474
La Federación y Santa Anna

y aprobados por el Supremo Gobierno, dentro de un tér­


mino legal.
31-’ Que los empleos que se obtuvieron en Hacienda, en
virtud del movimiento de 14 de junio sean aprobados igual­
mente, quedando de administrador de la Aduana Maríti­
ma don Vicente Ara, oficial primero, en propiedad de ella,
pues siendo esa persona un antiguo empleado de Hacien­
da, de aptitud y honradez conocida, es muy acreedor a
ocupar ese destino.
41-’ Que sea reconocido como gobernador constitucional el
Excmo. Sr. don Juan de Dios Salazar, por encontrarse al
frente del gobierno del Estado actualmente, y en razón de
ser un hijo del país, por el cual debe interesarse, como
siempre lo ha hecho, por la prosperidad de Tabasco.
5" Que se imponga al cacao extranjero un derecho crecido
para que al menos lo nivele con el precio del que se pro­
duce en el Estado, pagando sólo en derecho de propios
este último.
6‘-’ Que se suprima en el Estado el derecho de internación
que tiene arruinado el comercio interior de los pueblos.
7° Que se permita libremente el cultivo del tabaco en el Es­
tado y que este ramo pueda importarse en los puertos de
la República, arreglándose a las leyes del estanco que se
observan como con los demás cosecheros.
81-’ Que también se permita la introducción en Tabasco de los
efectos nacionales e industriales de Yucatán, prohibidos
por el Supremo Decreto de 21 de febrero de 1844.
91-’ Que se abonen al señor don Manuel Regil, de ese comer­
cio, dueño de la goleta nacional Fortuna, los atrasos y
gastos que sufrió en los días que dicho buque fue toma­
do por el general Martínez para operar en el servicio del
Estado, bajo propuesta de indemnizar su valor, lo que no
se ha efectuado como se había prometido.
10. Que no siendo muchas veces suficiente la harina que se
lleva de Veracruz para el consumo del Estado y su guar­
nición, se permita la introducción de harina extranjera.
11. Que la aprobación de los presentes artículos deberá hacer-

475
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ce en un término perentorio y breve, durante el cual las


tropas permanecerán sobre las armas; bien entendido que
bajo estas condiciones, y de las más legales y seguras ga­
rantías para todos los individuos que han tenido parte en
el movimiento del 14 de junio, y en consideración de que
la República se halla amenazada por una guerra extran­
jera, el Estado de Tabasco vuelve a la unión nacional, y se
apresta gustoso para contribuir a la defensa de sus dere­
chos y de su territorio.

Estas proposiciones fueron presentadas a los comisionados de


Veracruz el 25 de julio, por el comisionado de la Comandancia
General de'Tabasco Manuel María del Toro.
Los comisionados Junquito y García hicieron a su vez la con­
trarréplica en esta forma:
1? El mando militar del Departamento de Tabasco, según las
instrucciones del general en Jefe de la Segunda División
don Ignacio Inclán dio a la comisión, se depositaría en el
teniente coronel de artillería don Rafael Junquito, mien­
tras el Supremo Gobierno nombraba al que tenga por con­
veniente, según está en sus facultades.
29 Se echará un velo sobre todos los acontecimientos pasados
desde el 14 de junio, garantizándoles tanto a los empleados
militares, como a los civiles que hayan tomado parte en
ellos, los empleos que en virtud de patente del Supremo
Gobierno de la Unión obtuvieron.
39 Será llamado al desempeño del Gobierno del Departamen­
to el señor don José Víctor Jiménez, porque constitucional
y legalmente se hallaba a su cabeza, y dicho jefe dispondrá
convenientemente, según sus facultades y jurisdicción,
con respecto a las autoridades subalternas de su depen­
dencia.
49 Respecto a los Artículos 59 y 69 y a que el Supremo Go­
bierno se ocupe preferentemente, en medio de sus vastas
atenciones, del arreglo de Hacienda y Aranceles, quedan
sin efecto y sujetos a lo que dichos aranceles determinen.
59 La comisión ofrece, por lo tocante al Artículo 79 que trata

476
La Federación y Santa Anna

de las proposiciones que se le han presentado a la impor­


tación del tabaco de rama y labrado en la República, re­
comendarla particularmente con sujeción a las leyes de
estado y práctica en los demás cosecheros para su resolu­
ción, a la que quedará sujeta.
69 Que estando pendiente la resolución en el Supremo Con­
greso y la exposición elevada por el Departamento de
Yucatán posteriormente, para que se le permita la libre
introducción que reclama el Artículo 89 de los efectos in­
dustriales que produce, la comisión cree conveniente se
deje a dicho Soberano Congreso que resuelva sobre el
particular lo conveniente como asunto que a él compete y
de ninguna manera a la comisión que habla.
79 Quedan aprobados en todas sus partes los gastos que se
puedan haber hecho desde el 14 de junio hasta el día de la
fecha, como extraordinario de guerra, siempre que con
esta condición se acredite su legal y verdadera inversión;
no particularizando el del Artículo 99 que menciona los
daños causados en la goleta Fortuna, de la propiedad de
don Manuel Regil, por estar invertido en el contenido arri­
ba dicho de este artículo.
89 Que no considerando suficiente las harinas que se impor­
tan en este Departamento, procedentes de Veracruz, para
surtir su población, no es necesario recurrir a la de los
Estados Unidos del Norte, por el perjuicio que resultaría
a la industria nacional, y mucho menos en las actuales cir­
cunstancias, cuando está amenazada la República de una
guerra promovida injustamente por los mismos a quienes
se trata de beneficiar en el artículo 10.
9" El comandante principal de las armas, pondrá a disposi­
ción del Jefe que señala el Artículo 19 de estos, las fuer­
zas de su actual mando, comprendiendo en este sentido las
que únicamente existían con aprobación del Supremo Go­
bierno antes del 14 [. . .], retirándose a sus hogares los que
en virtud del movimiento hubiesen sido llamados a to­
marlas.
10. Bajo estas condiciones decorosas para el Supremo Gobier­

477
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

no, y las de ponerse inmediatamente a su obediencia y dis­


posición, la comisión por sus poderes ofrece, y en nombre
del mismo Supremo Gobierno garantizar cuanto se halla en
los diez artículos dignos de admisión por las franquicias
que prestan a todos en general y a cada uno de los indivi­
duos en particular. La comisión no duda de que la filantro­
pía y amor patrio de los que actualmente se encuentran
segregados de la unión nacional, los acogerán con entu­
siasmo para dar una prueba práctica de su amor patrio y
de su desinterés, en circunstancias en que la República se
halla amenazada de una guerra extranjera, y necesita la
unión de sus hijos para defender su decoro y reivindicar
sus derechos atropellados violentamente.
San Juan Bautista, julio 26 de 1845.
Rafael Junquito, Alejandro García.
Francisco Dénis, oficial primero.

En vista de que tanto el gobernador Salazar como el coman­


dante Bruno no se ponían de acuerdo con la comisión de enten­
dimiento, las pláticas para reconocer y unir a Tabasco con el
Supremo Gobierno cesaron, yéndose los comisionados para Vera­
cruz, debiéndose el fracaso a la oposición e intransigencia de los
mandatarios tabasqueños a todo acuerdo, si sus cargos no eran
reconocidos y confirmados por el Centro.
Al saberse en la capital de Tabasco que el señor Jiménez había
instalado nuevamente su gobierno en Teapa, y que había lanzado
un manifiesto al pueblo del Departamento, invitándolo a adherir­
se a la legalidad y combatir a los fallidos rangelistas, salió vio­
lentamente el coronel don Miguel Bruno, Manuel y Luis del Toro
y trescientos hombres, dispuestos a destruir el gobierno jimenista
de Teapa. Desde Pueblo Nuevo, donde estaban al frente de su
guarnición el capitán José Pacheco, [. . .] envió el coronel Bruno
a don José Joaquín Flores rumbo a Teapa a fin de ultimar la
rendición de esa plaza. Don José Víctor Jiménez convocó inme­
diatamente a una junta de guerra a sus oficiales, quienes decidie­
ron abandonar Teapa ante la superioridad de la gente de Bruno y
saliendo a media noche de Teapa la guarnición jimenista rumbo

478
La Federación y Santa A nna

a la hacienda de don Manuel Bazán, y el gobernador con su ayu-


dande don Ángel Luque se refugiaron en el rancho de don To­
más Balcázar. Bruno marchó rápidamente con sus tropas desde
Pueblo Nuevo, Jalapa y Tacotalpa, rumbo a Teapa a la que ocu­
pó el 24 de ese agosto. Don Miguel Bruno ejerció represalias en
contra de algunas personas que eran partidarias de Jiménez, y a
principios de agosto regresó a San Juan Bautista, dejando al frente
de la guarnición de Teapa al capitán don Luis del Toro.
A fines de agosto recibe el gobernador Jiménez noticias de su
enviado don Rafael Bélchez, que pronto llegará a Pichucalco en
compañía del comandante don Manuel Peláez y doscientos chia-
panecos. A los pocos días hubo un movimiento en la capital del
Estado, reconociendo los Supremos Poderes de la Nación y al
gobernador Jiménez | . . . ].
|Poco después) le fue comunicada al coronel don Miguel Bruno
la decisión de la junta militar en reconocerlo como comandante
genera! efectivo de la guarnición de Tabasco. Bruno contestó ese
mismo día al comandante Medrano aceptando su designación, y
protestando servir al pueblo según sus posibilidades y encarecien­
do la unión para hacer frente a los enemigos del exterior, para
defender con éxito el honor e integridad nacional.
También se le comunicó al Supremo Gobierno así como al go­
bernador don José Víctor Jiménez [. . . el] 7 de septiembre de ese
1845, dándole cuenta del movimiento y pidiéndole al gobernador
Jiménez que se trasladase lo más pronto posible a San Juan Bau­
tista | . . . |.
El día 9 de septiembre el gobernador interino, don Juan de
Dios Salazar envió una comunicación a los prefectos y subprefec­
tos del Departamento participándoles que habiendo sido reco- .
nocido el gobierno de don José Víctor Jiménez, cualquier nego­
cio administrativo debía entenderse con el constitucional, cesando
él desde ese momento de su puesto interino [ . . . ] .
I al fue la despedida del gobernador interino de Tabasco señor
don Juan de Dios Salazar y León; así terminó su gobierno del fa­
llido golpe revolucionario del coronel Joaquín Rangel, de 7 de
junio y que tuvo repercusión en el Departamento de Tabasco el
14 de ese mismo junio.

479
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ROMPIMIENTO Y GUERRA
DE LOS COLETOS
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

[. . . J el gobernador don José Víctor Jiménez que a la sazón estaba


en Tacotalpa en compañía de su secretario de gobierno don Ma­
nuel Zapata Zavala, reorganizando su administración [ . . . ] no re­
conocía a don Miguel Bruno como comandante general de Tabas­
co [. . .] Jiménez ordenó al coronel Peláez Callejón, jefe de las
tropas chiapanecas que iba a auxiliar al gobierno de Tabasco, que
saliese de Pichucalco donde estaban reconcentrados y se trasla­
dasen a Pueblo Nuevo de las Raíces, mientras que él, Jiménez,
salía rumbo a Jalapa hacia la hacienda “La Silva” de don San­
tiago Duque de Estrada, donde tenía concertada una conferencia
con Bruno.
AI salir el gobernador [. . .] de su finca “Concepción” rumbo
a “La Silva”, se encontró con el vapor El Tabasqueño en el que
iba una comisión de varias personas para llevar al gobernador Ji­
ménez a la capital del Departamento donde Bruno conferenciaría
con él, a fin de arreglar los asuntos del gobierno militar y sin
derramamiento de sangre y dejar todo arreglado de una manera
pacífica. Aunque el señor Jiménez desconfiaba de Bruno, y por
tal motivo se resistía a ir a la capital, tuvo que ceder ante las
repetidas instancias de la comisión y en el mismo barco siguió
para San Juan Bautista, avisándole al mismo tiempo a Peláez que
permaneciese en Pueblo Nuevo hasta que le enviase nuevas ór­
denes.
El gobernador fue recibido el 21 de septiembre [de 1845] por
la tarde, con gran entusiasmo por parte del pueblo de la capital;
se dirigió del barranco del Grijalva al cuartel el Principal para
conferenciar con Bruno, al que encontró detenido y con centinela
de vista, derrocado de la Comandancia General por una subleva­
ción que pocas horas antes hizo la oficialidad de la guarnición a
fin de obligarlo a que entregase el mando militar al capitán don
Juan Medrano, como lo había dispuesto el gobernador Jiménez.
* Ib U le in , p. 301-307 (selección).

480
La Federación y Santa Anna

En la conferencia que tuvieron, Bruno quedó comprometido en


redactar al día siguiente la orden del día, reconociendo al señor
Medrano como comandante general interino de Tabasco mientras
el gobernador Jiménez reorganizaba debidamente su gobierno en la
capital del Departamento.
Entretanto en la capital de la República el 14 de septiembre la
Cámara Nacional declaró Presidente Constitucional al señor ge­
neral don José Joaquín de Herrera, [ . . . ].
En Tabasco [. . . ] en lugar de Bruno que debía ir para recibir
órdenes a fin de entregar el mando militar, se presentó en la
Casa de Gobierno la oficialidad de la guarnición, manifestando al
gobernador Jiménez, que ellos no reconocerían a otro jefe mili­
tar más que a don Miguel Bruno, y que estaban resueltos a soste­
nerlo en cualquier terreno a costa de su sangre y sus vidas. El
señor Jiménez rechazó tales amenazas y los despidió de su pre­
sencia diciéndoles que hicieran lo que les diese en gana, que él
sabría poner las cosas en su lugar, y tenía con que responder a
sus amenazas.
Lo que medió para este nuevo cambio, de cosas fue, que es­
tando Bruno la noche anterior arreglando su archivo para la entre­
ga del mando, se le presentaron don Francisco Ortoll, don Juan
de Dios Salazar, don Tomás Lata y don Trinidad Flores, conmi­
nándolo para que no entregase el mando militar y rechazase lo
acordado con el gobernador Jiménez; que ellos le proporcionarían
dinero para repartirlo entre los oficiales y tropa de su confianza,
lo que al fin aceptó Bruno. Los oficiales hicieron salir las tropas
de los cuarteles Principal, de la Encarnación y casa de Sentmanat,
marchando en son de guerra contra la Casa de Gobierno; muchos
vecinos armados se presentaron voluntariamente a ayudar a la
defensa del gobierno, siendo aceptados y dispuestos en los lugares
estratégicos del edificio, mientras el gobernador Jiménez enviaba
con su ayudante don Rafael Bélchez un aviso de lo sucedido al co­
ronel Peláez para que dejase inmediatamente Pueblo Nuevo y
saliese pronto rumbo a la capital del Departamento a fin de auxi­
liar al gobierno constituido.
[. . . 1 El 23 de septiembre salió de Pueblo Nuevo de las Raí­
ces rumbo a la capital el comandante Peláez; en la finca “El Cen­

481
Arlas G. / Lau J. / Sepúlveda O.

so” recibió una comisión formada enviada por Bruno, y formada


por don Tomás Lara Bonifaz y don Juan de Dios Salazar; no
llegando a ningún acuerdo con Peláez por las órdenes inflexibles
que llevaban de Bruno. La comisión salió con don Rafael Bélchez
para San Juan Bautista a fin de hablar directamente con Bruno
de paz. Como tampoco llegasen a ningún acuerdo, Peláez preparó
a su tropa durante todo el día 24, para el ataque, y al día si­
guiente 25 de septiembre por la mañana salió de “El Censo” con
su gente, embarcándola en canoas rumbo a la capital; [ . . . ] .
Peláez envió una comunicación a Bruno para que entregase pa­
cíficamente la capital [. . .] después se dirigieron a Atasta, donde
tuvieron encuentros con los defensores de esos lugares que al fin
fueron ocupados después de reñida lucha. En el camino real de
Atasta, rumbo a San Juan Bautista y frente al Cementerio, tuvie­
ron otro encuentro | . . . ] el comandante Peláez ordenó “reunión”
y más tarde “ataque”, con fuertes cargas a la bayoneta a fin de
asaltar los atrincheramientos del enemigo, al que hicieron huir y
la mayoría de los contrarios se rindieron a discreción.
En esta acción cayeron además los cuarteles el Principal, En­
carnación y el de Esquipulas que estaba en la que había sido
casa de Sentmanat.
El Comandante en Jefe de las tropas auxiliares, don Manuel
Peláez, lanzó igualmente al día siguiente dos proclamas: una al
pueblo de Tabasco y otra a sus subordinados participándoles el
término de la campaña y felicitando al Departamento por el triun­
fo obtenido a favor del orden; ese mismo día 26 de septiembre es
reconocido Peláez, por el gobernador Jiménez como comandante
interino de Tabasco, mientras el gobierno de México designase
al propietario.
El gobernador Jiménez da también en ese mismo mes de sep­
tiembre, las gracias más afectuosas al gobernador de Chiapas don
Ignacio Barberena, por el envío de la sección militar, que al man­
do del jefe Peláez ayudaron eficazmente a la consolidación de la
paz y a sostener el gobierno constitucional de Tabasco y pidién­
dole que continuasen por otro tiempo más en el Departamento las
fuerzas chiapanecas.
Esta fue la llamada guerra de los coletos o coletudos, porque

482
La Federación y Santa Anna

varios de los soldados y aun algunos jefes de esa sección militar


usaban la anticuada trencilla o coleta del siglo anterior y que a
los jóvenes tabasqueños les causaba admiración; este apodo se
generalizó más tarde a los habitantes de Chiapas.
El 13 de diciembre entregó el mando militar de Tabasco el
comandante interino don Manuel Peláez comadante de Escuadrón,
al general don Manuel Rodríguez de Cela. Pocos días después
salió Peláez con su sección militar rumbo a Chiapas.

EN RESPUESTA AL ACONTECER NACIONAL


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

1. . . ] en el interior de la República el orden se trastornaba al


lanzar el general de brigada don Manuel Romero el llamado Plan
de San Luis, en contra del gobierno del general Herrera, por su
carácter pacifista ante la actitud bélica de Texas y Estados Uni­
dos, el 14 de ese diciembre [de ’45]; se nombró caudillo del mo­
vimiento al general don Mariano Paredes y Arrillaga, quien al
día siguiente aceptó ponerse al frente de esa revolución.
[El¡ 2 de enero [de 1846] entró [. . . | a la ciudad de México
el general Paredes y Arrillaga. Suscríbese por generales y jefes el
Acta General del Ejército, y al día siguiente se reúne la Junta de
Notables nombrada por el mismo Paredes, conforme al Artículo
39 y 49 del Plan de San Luis. Paredes fue nombrado en esa misma
sesión presidente interino de la República [ . . . ] .
Los representantes por Tabasco fueron don Francisco Rodrí­
guez (tabasqueño y diputado a la Asamblea Nacional) y el coro­
nel de caballería don Manuel María Escobar (guatemalteco).
El gobernador y comandante principal de Veracruz, general don
Ignacio de Mora y Villamil, que en los primeros días de enero se
había adherido al plan de Paredes, envió a Tabasco al coronel don
José Alonso y Fernández para tratar con el comandante militar
de ese Departamento y con el gobernador, señores Manuel Ro­
dríguez de Cela y José Víctor Jiménez, que hasta entonces seguían
siendo fieles y reconocían aún como presidente al general Herre­

* H is to r ia . . o p . c it., p. 307-313 (selección).

4«3
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ra, a fin de que se adhiriesen al Plan de San Luis. Aquellos fun­


cionarios en vista de la renuncia del presidente Herrera, no tu­
vieron más que unirse a dicho plan y reconocer como legítimo al
gobierno encabezado por el general don Mariano Paredes y Arri-
llaga, [ . . . ] .
El 9 de enero de este año de 1846 fue removido de su cargo
de comandante general de Tabasco el general don Manuel Rodrí­
guez de Cela, por el presidente interino de la República, general
M. Paredes y Arillaga, y sustituido por el comandante don Manuel
Peláez. [. . .] en vista de que [éste] no se encontraba en San Juan
Bautista, decidió entregar el mando al jefe de mayor graduación
que se encontraba en esa Plaza y que era el coronel don Fran­
cisco Calderón (campechano), entregándole el mando militar al
día siguiente 12 de febrero, con las formalidades reglamentarias.
Rodríguez de Cela salió después para Veracruz, donde se hizo
cargo como jefe de la guarnición de esa plaza, a las órdenes del
general don Nicolás Bravo.
Por no estar de acuerdo con la política reaccionaria y monár­
quica del general Paredes y Arrillaga, los miembros de la Asam­
blea Departamental no sesionan por más excitativas que les hace
el gobernador Jiménez, notándose malestar e incertidumbre en las
esferas gubernamentales; el 3 de abril se hace la última excitativa,
y para el 11 aún no se reunía dicha asamblea.. -
El 20 de mayo se sublevó en Guadalajara, el comandante gene­
ral don José Ma. Yáñez contra el general Paredes, proclamando
al general Antonio López de Santa Anna y pidiendo la reposición
de la Constitución de 1824.
El 31 de julio es secundado el movimiento de Guadalajara, por
el general don Francisco Pérez en Veracruz, y por el general don
Juan Álvarez en el Sur.
El 4 de agosto se pronuncia en la Ciudadela de México el ge­
neral don Mariano Salas con parte de la guarnición, proclamando
al general Santa Anna, y a la Constitución de 1824, es decir, se­
cundando el plan de Yáñez [de] Guadalajara. El 6 de agosto se
adhirió toda la guarnición de la ciudad de México al pronuncia­
miento de la Ciudadela cesando el gobierno de don Nicolás Bravo
y reduciendo a prisión al general Paredes, quien fue enviado a
Perote y más tarde expulsado a Francia donde dio los primeros

484
La Federación y Santa Anna

pasos para tratar la intervención de esa potencia y establecer un


imperio en México. Paredes regresó posteriormente al país.
El general don Mariano Salas tomó posesión provisionalmente
del gobierno de la República el mismo día 6 de agosto y el general
López de Santa Anna regresó a mediados de ese mismo mes a
fin de hacerse cargo del gobierno.
En Tabasco todo estaba en calma, cuando a fines de junio el
coronel don Juan Bautista Traconis, yucateco, comandante del
Batallón de Acayucan, que estaba de guarnición en la capital de
Tabasco envió al Administrador de la Aduana Marítima del De­
partamento, don Manuel Escoffié, para invitar al gobernador don
José Víctor Jiménez, y al jefe de las armas comandante don Ma­
nuel Peláez, para que se adhiriesen al Plan de Guadalajara a favor
del general López, de Santa Anna, lo que ambos funcionarios re­
chazaron enérgicamente. En vista de estas dificultades el gober­
nador Jiménez pidió al gobierno del Centro licencia para separar­
se temporalmente del puesto, cosa que no le fue concedida.
El 8 de agosto el licenciado don Manuel O’Horán hace una nue­
va invitación a ambos funcionarios a nombre de Traconis, para
secundar el movimiento de Guadalajara a favor del General San­
ta Anna, la que es rechazada nuevamente. En vista de esta nega­
tiva, el II de agosto se pronuncia la guarnición de San Juan
Bautista, desconociendo al comandante don Manuel Peláez Ca­
llejón e invistiendo de ese cargo al propio coronel Traconis. Al
día siguiente se levantó una acta por la guarnición, secundada
por el Ayuntamiento de la capital, que se reunió en sesión extra­
ordinaria, a fin de separar de su cargo al gobernador don José
Víctor Jiménez, reconociendo e invistiendo al propio coronel Tra­
conis como gobernador y comandante militar de Tabasco.

M a n u e l G il y S á e n z *

[. . .] Aquí en este tiempo estaba el batallón de Acayucá; valiente


cuerpo, lo mandaba el coronel D. Juan Bautista Traconis, el cual
le forma un mitote a Peláez, y se hace de la comandancia, pronun­

* Compendio. . . , op. cí¡., p. 197-198.

485
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ciándose por Santa-Anna. Esto consta de una acta levantada por


el [. . .] Ayuntamiento de esa época, que decía así:
“En la Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, a los doce
días del mes de Agosto de mil ochocientos cuarentiseis años, reu­
nidos en el salón de sesiones del [. . . ] Ayuntamiento, de esta
Ciudad los Srs. vocales que abajo suscriben, bajo la presidencia
del Sr. Prefecto del Centro D. Francisco Aranda, se dio cuenta con
un oficio del Sr. Comandante General de este Departamento, en
que acompaña la acta levantada por la guarnición proclamando
al Excelentísimo Sr. General Benemérito de la patria D. Anto­
nio López de Santa Anna, e impuesta que fue la Corporación de
ambos documentos, bien convencida de que el paso que ha dado
la benemérita guarnición, es el único que puede afianzar la paz
y la felicidad de la República, particularmente en las actuales
circunstancias en que la nación se mira invadida por el enemigo
extranjero, acordó:
19 La Municipalidad de San Juan Bautista de Tabasco, secunda
en todas sus partes el pronunciamiento que ha hecho la guarni­
ción, proclamando al Exelentísimo Sr. General Benemérito de la
patria D. Antonio López de Santa Anna.
29 Que respecto a que el Exmo. Sr. Gobernador D. José Víc­
tor Jiménez ha manifestado oposición a dicho pronunciamiento,
se encargue del Gobierno político el actual Sr. Comandante Ge­
neral D. Juan Bautista Traconis, hasta tanto que reunida la H.
Asamblea se proceda al nombramiento de un Gobernador inte­
rino del Departamento.

H a cia e l fe d e r a lis m o
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

[. . .] Tabasco no f. . .] tenía noticias del triunfo en la ciudad de


México del Plan de Guadalajara y del de la Ciudadela; la caída
del gobierno paredista y la presidencia interina del general don
Mariano Salas. [. . .]
[. . .] el nuevo gobernador interino don Juan B. Traconis, en­

* H is to r ia . , o p . c it., p. 314-319 (selección).

486
La Federación y Santa Anna

vió al capitán José Víctor Jiménez su destitución como gobernador


de Tabasco y aprehenderlo junto con don Alejandro Loreto, se­
cretario general. Ambos funcionarios fueron puestos en libertad
hasta el anochecer de ese día 12 de agosto, saliendo el ex gober­
nador Jiménez rumbo a su finca de campo La Concepción.
El coronel Traconis recibió comunicaciones del Gobierno Ge­
neral en que se le prevenía para que castigase severamente a todos
aquellos que alterasen el orden público o se levantasen en armas
contra el gobierno; que se derogasen las leyes y órdenes contra la
libertad de imprenta; que mientras se publicaba la nueva Cons­
titución de la República, rigiese la de 1824; que cesaban las Asam­
bleas Departamentales; que los gobernadores actuales continua­
rían en sus cargos hasta nueva disposición; que los Departamen­
tos volverían a denominarse Estados, desde el 22 de agosto; que
las nuevas Asambleas Departamentales que se eligiesen al día
siguiente de los Diputados al Congreso de la Unión conforme al
Artículo 73 de la Convocatoria, funcionasen como Legislaturas
de los Estados, en número y atribuciones conforme a las cons­
tituciones o leyes particulares de los Estados.
[. . . ] el presidente Salas nombró el 25 de ese agosto a don Jus­
to Santa Anna gobernador de Tabasco en substitución del coronel
don Juan Bautista Traconis.
Como don Justo Santa Anna no recibiese ningún aviso oficial
del gobernador interino Traconis para hacerse cargo de su gobier­
no, dirigió a Traconis la siguiente comunicación:
Desde que el periódico El Republicano, correspondiente al 27
de agosto pasado, y por personas respetables del Estado que me
felicitaban me impuse del nombramiento que el Supremo Go­
bierno se dignó hacer en mí para gobernador del Estado; esperaba
la invitación de Vuestra Excelencia a encargarme de aquel destino
más como se pasaron días y Vuestra Excelencia nada me dice
había creído que Vuestra Excelencia no había recibido orden de
entregármelo, y otras causas lo impedía.
Hoy acabo de recibir una carta de uno de los Ministros del Go­
bierno, en que anunciándome el estar nombrado gobernador, me
encarga sobre según el programa de la actual Administración,
me ha parecido conveniente a los intereses de Tabasco, y a los

487
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

deberes que he contraido con el Gobierno, oficiar a Vuestra Ex­


celencia para que me diga si ha recibido orden de darme posesión
de aquel destino, o los motivos que tenga para no verificarlo.
Al dirigirme a Vuestra Excelencia, le protesto mis respetos y
alta consideración.
Dios y Libertad, Macuspana y octubre 9 de 1846.
Justo Santa Anna.
Excmo. Ser. Gobernador y comandante general del Estado, co­
ronel don Juan Bautista Traconis.
San Juan Bautista de Tabasco.
A esta comunicación el coronel Traconis dio la siguiente res­
puesta:
Gobierno Superior del Estado de Tabasco.
El día de hoy he recibido la comunicación oficial de usted de
9 del corriente, en que me manifiesta haber visto por el periódico
El Republicano, del 27 de agosto anterior, estar nombrado por
el Supremo Gobierno, gobernador del Estado de Tabasco, y que
no habiendo recibido invitación mía para que viniese a encargarse
de tal destino, desea saber si ha tenido este gobierno orden para
verificarlo, y si estoy en disposición de cumplirla.
Por principio de mi contestación a su referida nota, debo hacer­
le presente que hasta hoy no he recibido ninguna prevención ofi­
cial del Gobierno, sobre ese asunto; y a la vez le manifestaré con
toda la franqueza que acostumbro, que aun cuando así hubiese
sucedido, tampoco daría cumplimiento siendo el actual encargado
del Poder Ejecutivo las observaciones, justas en mi concepto, que
me impulsan a dar este paso, siendo la principal el que habiéndo­
se restablecido en la República la Constitución de 1824, y por
consiguiente el sistema federal, carece aquel de la facultad legal
para hacer nombramientos de gobernadores de los Estados, estan­
do reservados a estos única y exclusivamente por sus constitucio­
nes particulares.
Sírvase Ud. llamar a la vista la de Tabasco de 1831, y por el
Artículo 114 de ella, se impondrá que el nombramiento de go­
bernador debe ser popular, y bajo las reglas que en ella se mar­
can. Lejos de mí el deseo ni la ambición del mando; sólo pude
admitir una carta tan pesada, tanto por virtud del movimiento

488
La Federación y Santa A nna

verificado a mis órdenes el 12 de agosto último, retirándose en


aquellos momentos el señor Jiménez, cuando por obsequiar los
deseos de la Municipalidad, según acta respectiva, dándole una
prueba de mi reconocimiento por la confianza que en mí depo­
sitaba. En tal concepto, concluyo haciendo presente a usted, para
evitar otras contestaciones, que no me es posible entregarle el man­
do político como desea, aun cuando reciba órdenes a este respecto
del General en Jefe don Mariano Salas, y sólo lo haré al que legal-
menl'e resulte nombrado según la Constitución particular de 1831,
y la cual estoy resuelto a sostener.
Admita usted con tal motivo las protestas de mi distinguida
consideración y aprecio.
Dios y Libertad, San Juan Bautista, octubre I 1 de 1846.
Juan Bautista Traconis.
Esteban Foucher, secretario.
Al señor don Justo Santa Anna.

EIS BUSCA DEL BENEFICIO ECONÓMICO


EL TABASQUEÑO
Periódico Mercantil del Departamento de Tabasco*

San Juan Bautista, Marzo 15 de 1845

Es ciertamente muy lisonjero para todo el que ha tenido la dicha


de ver la primera luz en este suelo, el entusiasmo con que por
todas partes se apresuran los mexicanos a emplear sus recursos, a
fin de que la gloriosa revolución que acaba de pasar, logre feliz­
mente el sagrado objeto que la impulsó y la libertad quede afian­
zada para siempre sobre bases sólidas c indestructibles contra los
audaces golpes de los tiranos. Una administración franca y libe­
ral, representante leal del pueblo que la eligió, promueve con lau­
dable celo el bienestar de los ciudadanos, arrostrando los obstácu­
los que deja siempre un desorden vicioso, como el que reinaba

* "Prospecto. El Tabasqueño, Periódico Mercantil del Departamento de


Tabasco". E l S ip lo D ie z y N u e v e , México, 9 de abril de 1845. en Manuel
Mestre Ghipliazza. D o c u m e n t a v v t i n t o s . . . . o p . c it.. vol. 4. p. 555-557.

489
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

en la época anterior; y debemos esperar confiadamente que si to­


dos nuestros compatriotas continúan cooperando a la consecución
del bien procomunal, con el mismo espíritu y resolución con que
acaban de empuñar la espada de Bruto para derrocar la tiranía
nuestra nación será próspera y dichosa.
Animados nosotros de estos sentimientos, y deseando por tan­
to concurrir con nuestros débiles recursos al bien de nuestra pa­
tria, hemos resuelto establecer en esta capital el periódico cuyo
título va en cabeza de este prospecto. Desde que el bárbaro de­
recho de conquista desapareció ante las luces de la civilización,
las naciones no han conocido otro medio de acrecentar su riqueza
y prosperidad que por los mutuos cambios de sus producciones
respectivas, y tenemos ejemplos de varios pueblos, que de este
modo han alcanzado la cumbre del poder y el goce de la paz do­
méstica y de una libertad moderada. El comercio se ha hecho
por tanto una profesión necesaria a la sociedad, y por el estado
de este ramo puede juzgarse a ciencia cierta el de cualquiera co­
munidad bien ordenada. La agricultura y la industria, que sumi­
nistran los materiales de los cambios, reciben por el comercio un
impulso poderoso, ya porque de él obtienen capitales para su fo­
mento, ya porque les proporciona los mejores mercados para
el expendio de sus productos. El erario público también aumenta
sus fondos a medida que prospera el comercio, pues siendo mayo­
res las exportaciones y los consumos, las contribuciones que sobre
ellos gravitan serán menos onerosas y más productivas. Y en fin,
hasta la libertad echa más profundas raíces en los pueblos comer­
ciantes, así porque en general son más ilustrados por el continuo
trato con los demás pueblos, como porque la masa general tiene
más influjo por la riqueza y bienestar que le proporciona su tra­
bajo.
Nuestro periódico contendrá todas las leyes y disposiciones,
tanto generales como particulares, relativas a la agricultura, in­
dustria y comercio. Copiaremos todas noticias que encontremos
dignas de atención en los periódicos, ya sean nacionales o extran­
jeros, y los precios corrientes del mercado. Todo remitido que
trate de los objetos indicados, será admitido gratuitamente; pero

490
La Federación y Santa Anna

siempre que contenga personalidades u otras materias extrañas,


será rechazado.
La publicación del periódico será los martes y viernes de cada
semana, y empezará a darse a luz el día 25 del presente mes; su
precio será el de un peso por cada ocho números, para los sus-
critores de esta capital, y diez reales para los de fuera de ella, fran­
co de porte, siendo su cobro después del vencimiento del mes
periódico.
Se armiten suscripciones en la casa del Sr. Don Juan Ignacio
Marchena y en esta oficina, y en el interior del Departamento en
las Administraciones subalternas de Correos.— Los editores.

I g u a ld a d y p r o te c c ió n . P ie d r a s f u n d a m e n ta le s *

ASAMBLEA DEPARTAMENTAL DE TABASCO


Iniciativa que la Exma. Asamblea Departamental de Tabasco, di­
rige a la Cámara de Representantes, sobre que se declaren libres
de todo gravamen en los puertos y tránsitos de la República, los
cacaos cosechados en este Departamento, y se deroguen las supre­
mas órdenes que tan directamente perjudican a los cortadores de
palo de tinte.
Augusta Cámara.— Repetidas veces la Asamblea Departamen­
tal de Tabasco ha elevado su débil voz hasta vuestra soberanía,
para que se concedan a este Departamento las franquicias que im­
periosamente demandan su estado normal y riquezas naturales,
fundada en la reciprocidad que debe existir entre los pueblos que
componen la nación mexicana; porque no es justo ni equitativo
que se proteja a unos, se descuide a otros, y se de con esto a enten­
der que no existe el deseo de hacer el bien procomunal de la Re­
pública toda. Tabasco, sufriendo con resignación un recargo con­
siderable en los efectos que consume de Puebla y que pudiera
obtenerlos del extranjero a precios mucho más módicos, tiene jus­
ticia, tiene derecho para pedir las mismas gracias que se conceden
a ese Departamento o a cualquiera otro de la nación, porque en

* E l A s t r o d e la L ib e r ta d , San Juan Bautista, 3 de abril de 1845, en Ma­


nuel Mestre Ghigliazza, D o c u m e n t o s y d a to s . . . , o p . c it. vol. 4, p. 567-570.

491
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

un Gobierno representativo popular, ni deben existir privilegios


exclusivos, ni leyes excepcionales que las más de las veces tras­
tornan el orden público y precipitan las reacciones. Hay más: trá­
tase siempre de dar empuje a la industria, de desarrollar todos los
elementos de riqueza de la nación, y mientras se atiende a otros
lugares favoritos, se abandona a otros por motivos poco patrió­
ticos; se prepara así el engrandecimiento de aquéllos y se acelera
la rápida disolución de éstos.
Este Departamento, Señor, ha experimentado esta triste ver­
dad. Descuidado hasta hoy por todas las administraciones ante­
riores; tratadas sus súplicas con escarnio e insultante desprecio, se
halla ya cerca a su exterminio, mientras otros prosperan y se
levantan orgullosamente sobre sus ruinas. Pesando iguales im­
puestos y contribuciones sobre todos los pueblos de la nación, su­
jetos como lo están a unas mismas leyes, goces y derechos, no es
justo, no es equitativo que se despleguen odiosas preferencias en
beneficio de unos con detrimento de otros; todos deben ser pe­
sados en una misma balanza, porque todos son hijos de una gran
familia, y porque la igualdad es la piedra fundamental de toda
República cimentada, que marcha en consonancia al espíritu del
siglo XIX.
Y sin embargo, Señor, una triste y dolorosa experiencia ha de­
mostrado que ese principio ha sido desconocido en la República
desde tiempos muy atrás; que las leyes no han ejercido su imperio
igualmente sobre todas las masas; que en fin, muchos de los De­
partamentos fueron el juguete y ludibrio de manejos e intrigas
infames, y sucumbieron a las miras inicuas de ciertos cabecillas
ambiciosos que los oprimían y los vejaban, y los consideraban
como colonias de míseros esclavos. Tabasco, por ejemplo, que
tiene tantos títulos para ser considerado como el que más, porque,
sin asomo de vanidad, puede asegurarse que es uno de los Depar­
tamentos más importantes de cuantos la nación posee en el Golfo
Mexicano, ya sea considerándolo en lo fácil de sus comunicacio­
nes interiores, o en la feracidad de sus terrenos que producen
cuanto hay que desear para la vida y los goces del hombre, ha
sido siempre visto con poca o ninguna consideración; sus habitan­
tes tratados como ilotas de un señor absoluto; y el territorio sin
exageración alguna, más rico de la República, excluido por decir­

492
La Federación v Suma Anna

lo así, ya no de los beneficios concedidos a otros, sino hasta de su


representación, camina tiempo ha a su total aniquilamiento.
Esta Asamblea Departamental, a quien están encomendados los
intereses locales del país, su bienestar y prosperidad, se ha can­
sado hasta hoy de manifestar los sentimientos de sus comitentes;
de dar una verdadera idea de esta parte preciosa de la Nación;
de patentizar enérgicamente las urgencias y necesidades de estos
pueblos; de asegurar, bajo ciertas franquicias a sus frutos las in­
mensas fortunas invertidas en ellos; de elevarlos, por último, al
grado de perfección y engrandecimiento a que llegan los lugares
tan favorecidos como los nuestros. Se siente bastante ponerlo de
manifiesto; pero es ya preciso decirlo: el Departamento de Ta­
basco no ha merecido consideración alguna; sus frutos, gravados
hasta el último grado de tolerancia, su industria arruinada, su co­
mercio nulificado, todo merced a las medidas opresivas y restric­
ciones injustas que se han dictado, y que aun existen, por el go­
bierno caído, con el fin de arrancar a estos pueblos su subsisten­
cia y reducirlos a la miseria.
Mas hoy que, gracias a una revolución grandiosa, la Patria re­
cobra nuevo aliento y vigor, y concibe esperanzas lisonjeras de
un porvenir más dichoso; hoy que a una administración bárbara e
inicua, se ha seguido otra ilustrada y justa; hoy que a un gobierno
malhechor y sin fe, se ha sucedido otro equitativo y patriótico;
hoy, en suma, que la nación todo lo espera de sus dignos Repre­
sentantes, vuelven los pueblos de! Departamento todo a elevar su
voz suplicante a esta Asamblea, para que ella lo haga hasta vues­
tra soberanía, con el fin de mejorar de suerte y de evitar la total
ruina de sus fortunas. Así lo manifiestan las diversas represen­
taciones que se le han dirigido, llenas de agravios pasados y de
justas quejas, reducidas a solicitar para el ramo de cacaos y palo
de tinte, que constituyen la mayor riqueza del país, las gracias y
franquicias de que necesitan, a efecto de que no perezca su indus­
tria; de preservar de la destrucción consiguiente los grandes cau­
dales fincados en los plantíos de ese fruto y tíntales; de que no
sucumban a la indigencia de brazos que están dedicados exclusi­
vamente a ese cultivo y corte; de dar al Departamento, en resu­
men, el impulso que demanda su ya muerta agricultura y sus

493
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

grandes intereses locales. En esta virtud, y atendiendo a las razo­


nes expuestas en esta reverente manifestación, la Asamblea De­
partamental de Tabasco espera que vuestra soberanía acogerá be­
nignamente los artículos de iniciativa que somete a vuestra deli­
beración:
Art. !'■’—Se declaran libres de todo impuesto y gravamen los
cacaos cosechados en el Departamento de Tabasco, en todos los
puertos y tránsitos de la República.
Art. 2^— Siendo suficientes los cacaos que producen los De­
partamentos de Tabasco, Veracruz y Chiapas para el consumo de
la República, se prohíbe la entrada de los del extranjero, o se les
impone el derecho de cuatro pesos por cada arroba.
Art. 3V:— Queda derogado el supremo decreto que impuso un
seis por ciento al palo de tinte que se exporta por el puerto de
San Juan Bautista al extranjero.
Art. 4c->— Queda igualmente derogada la orden suprema que
prohíbe a los buques extranjeros venir directamente en lastre a
cargar de palo de tinte al puerto de San Juan Bautista.
Sala de sesiones de la Honorable Asamblea Departamental de
Tabasco, San Juan Bautista, Marzo 28 de 1845.— Juan de Dios
Salazar, presidente.—José Puig y Sevilla, secretario.

E l p r im e r b u q u e d e v a p o r y p r in c ip io s
d e la f lo ta flu v ia l
P e p e B u l n e s *

Las primeras embarcaciones que viajaban a Tabasco eran canoas,


champanes y bongos, con lonas cerradas para cubrir la mercancía,
propiedad de armadores campechanos y veracruzanos. Llevaban
mercaderías y regresaban con palo de tinte. Los viajes a punta de
palancas y remos eran penosísimos, durando de Frontera a San
Juan Bautista más de un mes, por lo penosísimo, difícil y peligro­
so de las embarcaciones, y por las duras maniobras de la tripu­
lación, muriendo muchos de ellos por las inclemencias del clima y
las fiebres palúdicas. Y los viajes de Frontera a Tenosique dura­

* Tipos
. . . , op cit
. ., p. 39-41.

494
La Federación y Santa Anna

ban más de 3 meses por las mismas condiciones y por la fuerza


de los coméntales del Usumacinta.
Después que cesó la calusura del puerto de San Juan Bautista,
decretada el 12 de julio de 1845 por el Presidente de la República,
Gral. y Lie. don José Joaquín de Herrera, el marino inglés, Mr.
Williams Hever Brown, llegó a México y obtuvo una concesión
para navegar por el río Usumacinta, con un buque de vapor —el
primero que conoció Tabasco— . Una embarcación moderna que
compró en Mobila, U.S.A., cuya maquinaria servía, además,
para izar las trozas de madera de tinte — o palo de Brasil o Cam­
peche— efectuando viajes rapidísimos. Los competidores, natu­
ralmente, comenzaron a hostilizarlo. El barco tenía que fondear
frente al puerto de Frontera para evitar actos de “sabotage”, pero
sus enemigos lo barrenaron una noche amaneciendo la nave en el
fondo del Grijalva. Mr. Brown no se desanimó, y compró otro
barco con mejor maquinaria. Remontó el Usumacinta hasta llegar
a Tenosique, y atracado en el muelle lo volaron con dinamita,
hundiéndolo con su cargamento a bordo. Después, cerca del Río
de San Pedro, Mr. Brown fue envenenado por sus enemigos. Así
terminó aquel hombre de iniciativa que llevó a Tabasco el pri­
mer barco de vapor.'
A partir de 1845 — gracias al Presidente Joaquín de Herre­
ra— Tabasco comenzó a formar su flota fluvial. Y comenzaron
a navegar por los ríos —y hasta el extranjero— el “Tabasqueño”
y el “Neptuno” de la casa “Payró y Mazas”, el primero capita­
neado por don Félix Formento (padre del Dr. Fernando Formento
de Lanz) y el segundo por el Capitán don Julián Marenco. El
“Anita” del italiano don Guisseppe Morefi, rico comerciante de
Macuspana, capitaneado por el Capitán Félix Formento. El “Car­
men” de la “Casa Marchena” con su Capitán Gregorio Molina.
El “Petrita” de la casa “Gutiérrez Guardaminas y Cía.” Su Ca­
pitán don Francisco Laferla. El “Tabasco” adquirido por varias
casas comerciales de San Juan Bautista: Don Juan Ruiz — prede-
cesora de la casa M. Berreteaga y Cía.— Hugo L. Demarest, Ponz1

1 Diógenes López Reyes dice que el servicio de buques de vapor se esta­


bleció en 1830, con el mismo Brown, y que los primeros fueron El Tabas­
queño y el Moctezuma. (N. del C.)

495
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Pastor y Cía., Antonio Gutiérrez Carriles y “Laya e Hijo". Su


Capitán el mallorquín Juan Jaime Parés. El “Fénix” de Romano
y Cía. Su Capitán don Antonio Llabrés. El “Frontera” de la casa
“ Bulnes e Hijos”. Su Capitán don Juan Sánchez Roca. El “Ma­
nuelito” de la Casa Berreteaga. SuNCapitán José Pujol. “El Atre­
vido” de la casa Dondé y García. Su Capitán Pedro Láfarga. El
“Sofía” de la Casa Romano. Su Capitán don Luis Beuló, y el
“Canuto Bulnes” de la Casa “Bulnes e Hijos”, capitaneado por
don Juan Sánchez Roca que conducía maderas preciosas de sus
monterías de Tenosique, hasta Hamburgo, Alemania.

UNA ANÉCDOTA SOBRE LA BUROCRACIA *


En la capital de Tabasco se ha fijado el siguiente

ANUNCIO
A las ocho de la mañana de hoy, poco más, llegó el correo de
México, hemos concurrido a la estafeta y se nos ha dicho por una
criada de la casa, que no se despachaba hasta que no regresaren
de un convite de campo en que se hallaban el Sr. Gobernador, el
Sr. Comandante General y el mismo Administrador, y que quizás
hasta la mañana siguiente. Nosotros, que componemos una parte
del público, el cual está pendiente y ansioso de estar al cabo de
las noticias que ocurren en el interior de la República en las
actuales circunstancias, e igualmente el comercio en sus negocia­
ciones y cada uno por sí en sus asuntos particulares, notamos
en esto una grave falta, tanto más, cuanto refluye en perjuicio del
público y de las disposiciones gubernativas.
Son las tres de la tarde, y aún todavía está cerrada la estafeta.
San Juan Bautista, Mayo 11 de 1845.— El Público.

* E l S i u fo D ie z v N u e v e , México. 2 de junio de 184?, en Manuel Meslre


Ghigliazza. D o c u m e n t o s y d a t o s . . o p . t i l . , vol. 4, p. 608-609.

496
las invasiones

LA PRIMERA HUELLA IISVASORA


B ernardo d e l á g u il a *

La invasión norteamericana de 1846 y 1847 que concluyó en fe­


brero del 48 con los Tratados de Guadalupe Hidalgo, se dio como
respuesta a la ambición expansionista de los Estados Unidos, sa­
tisfecha en primera instancia con la anexión de Texas. Como con­
secuencia de la guerra nuestro país perdió más de la mitad de su
territorio.

[. . .) Tabascü, aun cuando alejado del teatro en que se desarro­


llaron los principales actos del d: ama de la invasión yanqui no
pudo sustraerse a que su territorio fuera hollado por las plantas
del invasor. El Comodoro Perry en la junta que reunió de co­
merciantes al ocupar San Juan Bautista, según las “Memorias”
de D. Pedro Requena “Ies manifestó que no venía con objeto de
hostilizar a esta población, sino de cuidar que por aquí no pasasen
auxilios para México, con quien su nación estaba en guerra”, como
si Tabasco no fuera parte de aquella Nación con quien la suya
lo estaba.

D ió g e n e s L ó p e z R e y e s **

Como el gobierno de Tabasco enviaba buques mercantes del Es­


tado a comerciar con Yucatán y a la vez a llevar víveres a Vera­
cruz sitiada por los norteamericanos, después del descalabro su-
■ Tabanco (En la op cit p .
. . . , . ., 150).
:::’5 Historia op cit p . 3 1 9 - 3 2 5
. . .. . .. (sele cció n ).

497
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

frido por el ejército invasor frente al puerto de Alvarado, dispuso


el Almirante O’Connor que el 16 de octubre por la tarde saliese
de Antón Lizardo una cuadrilla rumbo a las costas tabasqueñas,
para apoderarse de Frontera y de la capital de San Juan Bautista,
y destruir los barcos mercantes de Tabasco para así anular su
comercio.
El 21 de octubre de ese infausto año de 1846, se presentan
frente a la desembocadura del Grijalva los barcos que componían
la escuadrilla americana mandada por el comodoro Mathew C.
Perry. La flotilla estaba compuesta por el vapor Mississippi, con
un destacamento con 2 250 hombres entre oficiales, marinos y
soldados de marina, al mando del capitán French Forrest; el va­
por Vixen, que iba remolcando las goletas Bonita, Reejer, Nonata,
mandadas por el comandante Sands y los tenientes comandantes
Benham Sterret y Hazard; el vapor McLane remolcando la goleta
Forward, comandados por los capitanes Howard y Nones de la
marina guardacostas. Ese mismo día aprehendieron al pasar frente
a Alvarado a la goleta mexicana Telégrafo. El 23 entraron por la
barra del Grijalva los barcos de la escuadrilla menos el Mississippi,
por su mayor calado y el Reefer que se dispersó por el temporal.
El comodoro Perry se trasladó al vapor Vixen que remolcaba las
goletas Bonita y Forward y tres lanchones que llevaban las tropas
al mando del capitán Forrest con 500 hombres bien armados y
once piezas de artillería de grueso calibre; detrás iba la goleta
Nonata a toda vela.
Atracaron frente a la Villa de Frontera, apresando el Vixen al
vapor nacional Petrita y unos lanchones de carga; la goleta mexi­
cana Amado pretendió huir río arriba pero fue alcanzada y cap­
turada por la goleta Bonita, que estaba al mando del teniente
comandante Jonaham. Atacaron y se apoderaron de Frontera la tar­
de de ese mismo día 23 y al día siguiente por la mañana se reu­
nieron todos los barcos, Vixen, Bonita, Nonata, Fortuna, Petrita
y Amado, llevando la tropa al mando del capitán Forrest. La
plaza de Frontera quedó con 200 hombres al mando del teniente
Walsh. ‘
El 24 de octubre por la mañana la escuadrilla norteamericana
llegó frente al fuerte de Acachapa, próximo a San Juan Bautista;

498
Cuando las invasiones

los cien hombres nacionales que ocupaban dicho fuerte tuvieron


que retirarse precipitadamente, clavando los tres cañones de a 24
para inutilizarlos, llegando la escuadrilla al medio día frente a la
capital de Tabasco. El día anterior el gobernador Traconis tuvo
conocimiento de la toma de la Villa de Frontera, la captura de los
barcos, y que los invasores se disponían a marchar río arriba para
atacar y apoderarse de San Juan Bautista; inmediatamente el go­
bernador Traconis se aprestó a la defensa de la población y del
resto del Estado. La guarnición estaba formada por el Batallón
de Acayucan con 23 artilleros, una compañía de infantería y otra
de caballería, en total unos 300 hombres, 23 artilleros, con cua­
tro cañones de a 24, a los que se unieron otros tantos vecinos
que voluntariamente se prestaron a defender su ciudad y a quie­
nes se armó con los pocos fusiles existentes en la plaza.
El gobernador declaró a la capital de Tabasco en estado de si­
tio y sujeta a la ley marcial [ . . . ] .
Tan luego como se presentó la escuadrilla americana frente al
barranco Grijalva, ancló y se dispusieron las tropas en línea de
combate y preparando sus cañones. El comodoro Perry envió en
un bote con bandera blanca al capitán Forrest, para intimar la
rendición de la plaza, concediendo 25 minutos para que la guar­
nición mexicana desocupase la población, o se sometiese al gobier­
no de los Estados Unidos incondicionalmente. Traconis contestó
inmediatamente con una rotunda negativa, rechazando los 25 mi­
nutos, diciéndole que podía comenzar desde luego el ataque a la
plaza capitalina, porque él estaba dispuesto a defenderla y con­
servarla para México. El intérprete por parte de Tabasco fue el
vicecónsul inglés en el Estado, don Jaime Chabot, que también
era a la vez comerciante en la capital tabasqueña.
Traconis comenzó los preparativos para rechazar al invasor.
Perry por su parte, ante la negativa del jefe mexicano dispuso
el bombardeo despiadado contra la población desde sus barcos,
concentrando sus fuegos principalmente a los lugares donde estaba
el cuartel general y donde se alojaba el Batallón de Acayucan,
contra la Aduana Marítima, etc.
A los primeros disparos el asta de la bandera que flotaba en
el cuartel general, en Esquipulas fue derribada; el enemigo creyó

499
Arias G. / Lau J. / Sepúlvecla O.

que era arriada nuestra enseña para la rendición de la plaza; los


americanos suspendieron el fuego y mandaron preguntar qué sig­
nificaba la arriada del pabellón mexicano, contestándoseles que
tal cosa era un azar de la guerra pero que la lucha continuaría;
el coronel Traconis y el señor Manuel Plascencia, celador de la
Aduana Marítima, izaron la bandera tricolor junto a la cruz más
alta del campanario de la iglesia de Esquipulas, reanudándose
desde luego la lucha. Los norteamericanos destacaron tres colum­
nas de 100 hombres en tres lanchas al mando del comandante Fo­
rrest, que trataban de desembarcar obstinadamente frente a la
iglesia de la Concepción pero fueron rechazados y diezmados;
después volvieron al ataque por la plazuela entonces llamada de
El Triste (después de Gálvez y hoy Pasteur), sufriendo varias ba­
jas, teniendo que refugiarse en sus barcos; sostenían el fuego con­
tra la población los vapores Vixen y Petrita para poder proteger
a los fallidos asaltantes que eran perseguidos a tiros desde la orilla
del Grijalva. El fuerte cañoneo a la población continuó [. . . ] con
las armas preparadas, listos, y en constante vigilancia para evi­
tarse una sorpresa del enemigo; así pasó aquella noche de ese
aciago octubre. Al amanecer del día 26 los norteamericanos re­
anudaron el bombardeo, sobre la capital de Tabasco, a los prime­
ros disparos mataron, en la sección de Esquipulas a la esposa del
italiano don Miguel Lomasto, al caer una granada en su habita­
ción cuando estaba preparando el desayuno. A las siete de la ma­
ñana los cónsules español, alemán e inglés fueron a la Casa de
Gobierno que entonces era propiedad de don Manuel Zapata Za­
vala (casa que estaba donde es hoy el Palacio del Ejecutivo), para
pedirle al gobernador Traconis evitarse el cañoneo a la plaza, y
los horrores de la guerra; Traconis les contestó que por él no
había inconveniente, que se retirase la escuadrilla enemiga y ce­
saría inmediatamente aquel estado de cosas provocadas por esos
intrusos. Al medio día los cónsules izaron bandera blanca y fue­
ron a conferenciar con el comodoro Perry, acordándose una tregua
para que salieran las mujeres y niños de la plaza, en vista del
estrago que hacía la metralla en la ciudad; Traconis no acató esta
medida, y manifestó que él continuaría el ataque hasta que el
enemigo se retirara a Frontera, donde pensaba también atacarlo.

500
Cuando las invasiones

Enojado el comodoro continuó destruyendo la población, y ma­


tando pacíficos civiles, y dio parlamento para prepararse a dejar
las márgenes del Grijalva frente de la capital de Tabasco y salir
para el puerto de Frontera. La tregua le fue concedida por media­
ción de los cónsules, y los americanos salieron río abajo en sus
buques. Como la escuadrilla americana se llevase cinco barcos
(tres goletas, un pailebot y un bergantín). El Tabasqueño, Micae­
la, Pitirri, Progreso y Manuelita, al vararse el Micaela frente al
Fortín de Acachapa, fue tiroteado por los nacionales que allí es­
taban, para recuperarlo, pero fueron atacados con el Vixen, al
mando del teniente Parker, que al fin consiguió rescatarlo; esta
tarea costó la vida del teniente Luis Carlos Morris y dos hom­
bres heridos. Más adelante el Progreso se varó, y en vista que no
podían ponerlo a flote, lo incendiaron, continuando los americanos
su marcha rumbo al puerto de Frontera llegando a esa villa al
atardecer de ese mismo día 26, donde inhumaron sus cadáveres y
curaron a sus heridos; continuando el comodoro su marcha en la
escuadrilla, rumbo a Antón Lizardo el 2 de noviembre y dejando
frente a Frontera los barcos de guerra americanos McLane y
Forward, para establecer el bloqueo del puerto y patrullar las
costas del Golfo, desde Coatzacoalcos hasta el Carmen y Campe­
che [ . . . ] .
La ciudad quedó con sus casas de por las márgenes del Grijalva
en ruinas, principalmente la Aduana, la Cárcel Pública, la iglesia
de la Concepción, el cuartel Principal y más adentro, la iglesia de
Esquipulas y del arroyo del Jícaro.
El coronel Traconis arengó a sus tropas y al pueblo de Tabas­
co, felicitándolos por la heroica resistencia y abnegación que tuvie­
ron ante el ataque del invasor, [ . . . ] .
También el coronel don Miguel Bruno lanzó al día siguiente, el
27 de octubre su proclama felicitando al grupo de defensores, y al
pueblo tabasqueño por su heroica defensa en la lucha contra el
invasor.
Tal fue la primera etapa en Tabasco de la fallida agresión nor­
teamericana, que felizmente fue rechazada, haciendo que el orgu­
lloso comodoro Perry y sus gentes no pusiesen entonces las plan­
tas en la pequeña ciudad de San Juan Bautista.

501
Arias G. / Lau ./. / Sepñlveda O.

Ese mismo día 27 el gobernador Traconis pedía al Gobierno


General, [. . . ] recursos en armas y numerario para atacar al in­
vasor en Frontera y expulsarlo del Estado, por los graves perjui­
cios que ocasionaba a la economía de Tabasco su bloqueo en la
desembocadura del Grijalva.
En otro oficio de la misma fecha, Traconis pedía al gobierno,
que se veteranizaran a los oficiales del Batallón de Acayucan,
por su digno comportamiento en la defensa contra el invasor, en
la capital de Tabasco; que al primer ayudante don Nemesio Gó­
mez y al capitán de artillería don Alejandro García, se les revali­
dasen los despachos de tenientes coroneles de infantería que pro­
visionalmente tenían desde el 2 de enero de 1845, extendidos por
el general Santa Anna; que al 2í-) Jefe del Detall de la plaza, don
Juan Duque de Estrada, se le ascendiese a Primer Jefe de ese
empleo, por estar vacante y corresponderle, por ordenanza; y fi­
nalmente pidió varios otros empleos militares para los demás ofi­
ciales de esta guarnición que tanto contribuyeron a derrocar en
este Estado la Administración anterior | . . . |.

Pedido de auxilio o derrota inminente *


Comandancia General del Estado de Tabasco.— [. . .] — Excmo.
Sr.1— La escuadrilla americana, que permanece en la Frontera,
medita, según los informes que se me han comunicado, un nuevo
ataque sobre esta Capital, para vengar la vergüenza y humillación
que en ella recibiera; y como carezco de todo género de auxilios
para defenderme con buen éxito, si acaso vuelvo a ser agredido
con fuerzas más considerables que las que se presentaron en los
días 25 y 26, me veo en el caso de manifestar a Vuestra Excelen­
cia, para que se sirva ponerlo en conocimiento del Excmo. Sr.
General Encargado del Supremo Poder Ejecutivo,- el estado tris­

En Manuel Mestre Ghigliazza (compilador), Invasión norteamericana


en Tabasco (1846-1847). D ocum entos, Consejo Editorial del Gobierno del
Estado de Tabasco, México 1981, p. 30-31.
1 Se dirige al Ministro de Guerra y Marina que entonces era Juan N.
Alnronte. (N. del C.)
- Se refiere al general Mariano Salas, que era entonces presidente de la
República. (N. del C.)

502
Cuando las invasiones

tísimo en que me encuentro, y la necesidad que hay de que se me


remitan dos obuses, por lo pronto, con la dotación correspondien­
te, dos mil fusiles y cincuenta mil pesos, lo menos, pues no tengo
ni un peso, ni de donde me venga, en virtud de que se ha con­
cluido la Aduana Marítima con el bloqueo y con la completa ce­
sación del comercio.
Para proporcionarme cuatro mil pesos para las atenciones del
momento, fué preciso imponer a los vecinos de esta Capital una
contribución forzosa, que pagaron, después de haber usado con
algunos de la violencia. Esta situación es harto penosa para pro­
longarla por más tiempo. Por lo mismo, suplico al Excmo. Sr.
General en Jefe, que los recursos de numerario se sirva remitír­
melos por extraordinario violento, y los otros que pido, mereceré
me los mande por tierra con cuanta velocidad sea dable al Su­
premo Gobierno, pues de ellos pende el que pueda yo echar a los
enemigos del pueblo de la Frontera, o que evite el que de nuevo
me ataquen, supuesto que jamás pelean sino cuando tienen de su
parte todas las ventajas.
Si el Excmo. Sr. General Encargado del Supremo Poder Eje­
cutivo se sirve auxiliarme en los términos que se lo suplico, res­
pondo de que Tabasco no caerá en poder de los americanos, pues
son muchos los elementos de defensa que le proporciona su situa­
ción topográfica y que se pueden aprovechar en la guerra que les
haremos; mas si me abandona, como hasta aquí, a mis propios
recursos, debe prometerse con seguridad resultados muy lamenta­
bles para la Nación y el Gobierno.
Sírvase Vuestra Excelencia manifestárselo así, y aceptar las con­
sideraciones de mi respeto.
Dios y Libertad. San Juan Bautista, Octubre 27 de 1846.
Juan Bautista Traconis.

25 y 26 de Octubre de 1846
(Un recuerdo a los héroes de aquella jornada)*
La fecha que sirve de epígrafe a estas líneas, es de memoria per­

* ím Sombra de Cepeda, Mérida. s.e.. 1888, en Manuel Mestre Cihigliazza,


Invasión norteam ericana. . op. eit.. p. 42-44 (selección ).

503
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

durable para la capital, San Juan Bautista de Tabasco. En ella


fué atacada por una escuadrilla norteamericana, compuesta de
ocho buques al mando del Comodoro Perry. La ciudad fué bom­
bardeada inhumanamente, tan sólo porque no quiso hacer entre­
ga de ella el benemérito Coronel Don Juan Bautista Traconis,
Gobernador y Comandante General del Estado.
El Sr. Coronel Traconis desde su principio manifestó a los co­
misionados de Perry, que estaba dispuesto a sucumbir con la guar­
nición de la plaza, antes que entregarla por ningún concepto.
Con contestación semejante, rompió la escuadrilla las hostilida­
des; y como al cuarto o quinto disparo, una bala de los cañones de
a bordo rompiese por mitad el asta-bandera, ésta cayó, lo cual de
pronto no fué notado por el Comandante General, porque estaba
a caballo dando la espalda al cuartel en donde se hallaba coloca­
da dicha asta. La casa que servía de cuartel al Batallón Guarda-
Costa de Acayucan, era la antigua de Don Francisco Sentmanat,
en la loma de Esquipulas. Llamó la atención del Sr. Coronel Tra­
conis que se hubiesen suspendido de pronto, sin motivo alguno
que él conociese, los fuegos de la escuadrilla; pero se le manifestó
que sin duda por la caída de la bandera (cuyo incidente, repeti­
mos, no conocía), habían cesado los fuegos. En efecto, a pocos
momentos se presentó un comisionado del Comodoro Perry, pre­
guntando “qué quería decir aquella arriada de bandera; si se
había rendido la plaza o qué otro motivo reconocía”. El ínclito
Coronel Traconis, con la energía propia de su carácter, con el va­
lor que tanto le distinguió durante su vida, desde la acción de
Calkiní, dada en 1834 en favor de las instituciones liberales, en
que empezó su carrera, hasta su sensible fallecimiento, contestó al
Comisionado: “Diga usted al Sr. Comodoro Perry, que la plaza no
se rinde ni se rendirá jamás; que por un azar de la guerra la ban­
dera se ha venido abajo; que no tengo otra asta para tremolarla
de nuevo, pero que la voy a fijar en la torre de la Iglesia, que
por fortuna tengo tan cerca; que se lo aviso para que si quiere
dirigir sus fuegos sobre dicha torre, lo haga, con la seguridad de
que, o soy muerto en aquel sitio o pongo la bandera de mi patria
en la cruz de hierro que está en el remate de la torre.” En efecto,
el bravo sin par Coronel Traconis, en unión del Sr. Manuel Pla-

504
Cuando las invasiones

senda. Celador de la Aduana Marítima de Tabasco, acometieron


la arriesgada empresa, y la llevaron a cabo, de que nuestro her­
moso pabellón tricolor fuese fijado en el punto que se señaló, en
donde estuvo flameando hasta dos días después de la derrota de
la escuadrilla, que bajo la rechifla de nuestras denodadas tropas,
emprendió viaje río abajo hasta llegar a la Frontera, es decir, vein­
ticuatros leguas de San Juan Bautista.
Los Sres. Cónsules de las naciones amigas, residentes en aque­
lla ciudad, se reunieron el día 26 de Octubre, como a las siete
de la mañana, y en cuerpo, se dirigieron a la Casa de Gobierno,
que lo era entonces la del Sr. Don Manuel Zapata, con el objeto
de que el valiente Coronel Traconis hiciese cesar el cuadro lasti­
moso que presentaba la población, con tantos edificios demolidos
por las nutridas descargas de la artillería enemiga.
El Coronel Traconis contestó cortés pero enérgicamente, que
“por su parte, ningún inconveniente había, y que el fin podría
conseguirse con que la escuadrilla se retirase”. Los Cónsules se
convencieron de que tan bravo jefe no cedería un ápice de lo que
había ofrecido; esto es, defender la ciudad atacada hasta que su­
cumbiese la guarnición, pues con orgullo le oímos decir muchas
veces que él nunca había suscrito ninguna capitulación.
Continuó el fuego sin cesar ese mismo día hasta las dos de la
tarde, en que, después de jugar todas las baterías de una manera
atronadora y poco conocida, convencido el Comodoro Perry de
su impotencia para tomar el punto, volvió a la Frontera a donde
había llegado el 23 de aquel mes, y en cuyo punto permaneció al­
gunos meses. La lección de Tabasco era la segunda que recibía
el Comodoro Perry, pues pocos días antes el General Don Tomás
Marín lo había derrotado en la heroica villa de Alvarado.
La guarnición estaba compuesta de doscientos diez hombres del
Batallón de Acayucan, dos piezas de artillería del calibre de a 4
y algunos vecinos de la población.
Recordamos que lomaron parte en la defensa de San Juan Bau­
tista de Tabasco, los jefes y oficiales que siguen:
Gobernador y Comandante General, Don Juan Bautista Tra­
conis.— Coronel Don Miguel Bruno.— Idem, Don José Julián
Dueñas.— Idem, Don Manuel Escoffié.— Primer Ayudante, Don

505
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Nemesio Gómez.—-Idem id., Don Juan Duque de Estrada.— Mé­


dico Cirujano, Don Simón Sarlat (padre).— Capitanes: Don Ma­
nuel Lara, Don José Martínez Baca, Don Juan de Dios Portilla,
Don Joaquín Ramírez Sesma, Don José Antonio Malaveai', Don
Ramón Arzamendi, Don Alejandro García.— 2 ó Ayudante, Don
Carlos Escofjié.— Tenientes: Don Manuel Gárrulo, Don Manuel
Carrillo, Don Manuel Hernández.—Subtenientes: Don Sabás Car­
vajal, Don José Evaristo Campos, Don Agustín Morillas, Don José
Marcha, Don Calixto Villasana.— Alférez, Don Manuel Lombar-
dini.— Licenciado, Don Manuel O'Horán, Secretario particular del
Sr. Traconis.— Un Veterano.'

Donativo para la actual guerra*


Varios se han hecho con una generosidad que nos ha llenado
de satisfacción inmensa, distinguiéndose entre los donatarios el
Sr. Don Juan Ignacio Marchena, cuyo patriotismo y noble ardi­
miento por la justa causa que defendemos son dignos de ser
imitados por todos los tabasqueños.
Insertamos a continuación la papeleta de comité que se repar­
tió en esta capital el día 26, invitando a sus principales vecinos a
que asistieran a las exequias fúnebres que se celebraron en la pa­
rroquia de Esquipulas en honor de las víctimas que en el propio
día se habían sacrificado heroicamente defendiendo nuestra liber­
tad e independencia. El acto religioso estuvo tan patético, que los
concurrentes no pudieron menos que verter algunas lágrimas de
sensibilidad y de coraje, al ver los helados rostros de los que pocas
horas antes respiraban con tanta bravura. La música y el canto
que la acompañaba contribuyeron no poco a inflamar los corazo­
nes, y si en aquel momento se hubieran vuelto a presentar los
americanos, los hubiéramos de nuevo batido con el furor de un
león embravecido. Asistió a estas solemnidades el Excmo. Sr.1

1 1. . . ] Creo que el veterano firmante era Ramón Arzamendi, Capitán


de Infantería el 9 de Noviembre de 1846; fué con posterioridad, durante
largos años, Oficial Mayor de la Secretaría de Gobierno de Yucatán, y
murió en Mérida el 15 de Septiembre de 1901. [. . .1 (N. de M.M.G.)
* E l Tem ístocles. San Juan Bautista. I*-’ de noviembre de 1846, en
Manuel Mestre Ghigliazza, Invasión n o rtea m erica n a .... op. til., p. 36.

506
Cuando las invasiones

Gobernador y Comandante General, quien está muy reconocido


al Sr. Cura Moneada por la actividad y celo con que todo lo dis­
puso, y por su generosidad en no cobrar ninguno de los gastos que
se originaron, pues todos salieron de su bolsillo:
“El Excmo. Sr. Gobernador y Comandante General del Esta­
do, en unión de los Sres. jefes y oficiales de la guarnición, supli­
ca a V. se sirva asistir a las vigilias que se celebrarán en esta Santa
Iglesia Parroquial, hoy a las siete de la noche, y a las exequias fú­
nebres que al día siguiente, a las siete de la mañana, tendrán lugar
en la propia Iglesia, todo en honor de las víctimas que han pe­
recido hoy combatiendo contra la escuadrilla de los Estados Uni­
dos de América.— San Juan Bautista, Octubre 26 de 1846.”

Señora Perpetua: ¿Qué nos dice


de la primera invasión . . . ?
P epe Bu l n e s *

Esta buena mujer llegó de Nacajuca. [. . . ] Y al llegar a San Juan,


plantó su tienda en el barrio de “La Punta”. Cuando aún no exis­
tía la iglesia de “Mayito”. [. . .] Era alta. Flaca. Cadavérica. Como
esas figurillas de madera de Holbein. Cara alargada; puramente
blanca; como palo de Majagua.' V'endía pan en un enorme canasto
de bejuco, que descansaba sobre una rosquilla de trapo, puesta entre
el canasto y su cabeza. Como no tenía dientes, pregonaba así su
mercancía:
— ¡Fan de manfefilla y fuevo!
Parecía una muerta. . . Daba miedo verla. Asustaba a la chi­
quillería del barrio de La Concepción. Sus ojos hundidos y su
quijada desproporcionada, alargaban su mandíbula inferior. Usa­
ba chancletas que producían un “cloc cloc” siniestro. Usaba enor­
mes enaguas de colores chillantes, de cuyos pliegues colgaban dos
grandes bolsas laterales, como las que usaba doña Chuchita Do­
mínguez, que lo mismo serían para guardar dinero, que para dar
vuelto o limosna [ . ..].
* T i p o s .. . , op. cit., p. 101-105 (selección).
1 Árbol de madera blanca, ligera, que se emplea como sustituto del cor­
cho. (N. del O .)

507
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

—-¡Fan de manfefilla y fuevo!


Este pregón se escuchaba desde las seis de la mañana hasta las
seis de la tarde. Lloviese, relampaguéase o hiciese sol. Sus prime­
ras andanzas las hacía por el barrio de La Punta. Si sobraba pan,
las alargaba hasta la loma de La Encarnación donde doblaba a la
derecha, en Lerdo, para venderle pan al Lie. Andrés Iduarte. Al
llegar a la casa del Dr. Tomás G. Pellicer (hoy oficinas de Co­
rreos), doblaba nuevamente a la derecha, por la Calle Nueva
(Sáenz), para llegar a los domicilios del Lie. Justo Cecilio Santa
Anna, don Juan S. Trujillo y don Luciano Abarrátegui.
Era un primor platicar con ella. Por lo mucho que conocía de
nuestra historia. Cuando la conocimos en 1911, tenía como 90
años de edad. Y al conocerla, y escuchar sus relatos históricos,
pueda que desde entonces, gracias a ella, nos aficionamos por esta
disciplina. Oídla:
— ¿Qué nos dice de la primera invasión de los norteamerica­
nos. . .?
“Pues verás niñito — nos dijo— . Fue entre el 25 y el 26 de
octubre de 1846. Fecha gloriosa para San Juan Bautista, por haber
sufrido el bombardeo inhumano de ocho buques de guerra al man­
do del Comandante Mathew C. Perry. La ciudad fue destruida,
porque no quiso entregarla el benemérito Corl. don Juan Bau­
tista Traconis, gobernador y comandante Gral. del Estado. Un
cañonazo se incrustó en la jamba izquierda de la puerta de la
casa donde vivía el Cónsul español, don Pablo Sastré y Mazas
(después de don Manuel Payró), «Casa de Piedra» ubicada fren­
te a la Plaza de Armas (actualmente el Palacio Legislativo de
Tabasco). El gobernador Traconis manifestó a los comisionados
de Perry, que estaba dispuesto a sucumbir, con toda la guarnición
de la Plaza, antes que rendirse al invasor.”
— ¿Y del incidente de la bandera. . .? —le preguntamos.
“Verás, hijito. Cuando la escuadrilla rompió el fuego sobre la
casa de Sentmanat (porque allí estaba acuartelado el «Batallón
de Acayucan»), al cuarto o quinto disparo, una bala de cañón
rompió por la mitad el asta de la bandera. Al caer, no fue notado
por el gobernador, porque estaba a caballo y de espaldas a dicho
cuartel. Pero le llamó la atención que súbitamente se hubiesen sus­

508
Cuando las invasiones

pendido los fuegos de la escuadrilla. Al inquirir la causa, le ma­


nifestaron que había sido por la caída de la bandera, incidente que
no conocía.
“A los pocos momentos se le presentó un gringuito, comisio­
nado por el Comodoro Perry, preguntándole «qué indicaba aque­
lla arriada de bandera. Que si significaba rendición o parlamento,
o si se había rendido la Plaza». A lo que el patriota respondió:
«Dígale al Comodoro Perry que la Plaza no se rinde ni se ren­
dirá jamás. Que por un azar la bandera se ha venido abajo. Oue
no tengo otra asta para izarla de nuevo, pero que la voy a tre­
molar en la torre de la Iglesia de Esquipulas que por fortuna
tengo cerca. (Hablaba desde la casa de Sentmanat). Y que se lo
aviso, para que si quiere dirigir sus fuegos sobre dicha torre, lo
haga, con la seguridad de que, o soy muerto en aquel sitio, o pon­
go la bandera de mi Patria en la cruz de hierro que está en el
remate de la torre.»
“Y personalmente la instaló el Corl. Bautista Traconis, acom­
pañado de Manuel Prescenda que era Celador de la Aduana, fla­
meando victoriosa hasta dos días después de huir en derrota, río
abajo, la escuadrilla gringa.”
Y después de estas sabrosas reminiscencias históricas, “La Vie­
ja Perpetua”, colocándose el canastón de pan sobre su cabeza,
reanudaba su peregrinar por las calles de San Juan para seguir
pregonando:
— ¡Fan de manfefilla y t'uevo!

UN PRONUNCIAMIENTO
ENTRE LAS INVASIONES
D ió g e n e s Ló p e z R e y e s *

. . . [En septiembre de 1846], don Manuel Crescencio Rejón, Mi­


nistro de Gobernación, escribía a don Justo Santa Anua, desde la
ciudad de México para que viese la manera de que el joven mé­
dico doctor Gregorio Payró, saliese electo como Diputado Fe­
deral por Tabasco, en las elecciones que se harían para esas fe­
* H is t o r ia ..., op. cit., p- 325-333 (selección).

509
Arias G. / Lait J. / Sepúlveda O.

chas, para integrar la Cámara Federal. El que resultó electo,


[ . . .] fue el paisano de Traconis, el yucateco don Manuel Zapa­
ta Zavala. La diputación local, fue nulificada por orden de Traco­
nis, para así continuar en el poder y no entregar la gubernatura
de Tabasco al nombrado por el gobierno del centro, don Justo
Santa Anna; todo esto motivó que el Gobierno General tratase a
Traconis como un instruso, y no le hiciese gran caso en sus ins­
tancias y reclamos.
A su comunicación en que pedía auxilio de armas, municiones
y dinero el Gobierno General le contestó con evasivas y desaires;
tal parecía que le tenían celos y envidia de ser de los pocos jefes
mexicanos que detuvieron con éxito a las poderosas fuerzas del
invasor; en lugar de ayudarlo y alentarlo, lo desairaron y trataron
con mezquindades impropias en tan críticas circunstancias.
Se le pedía ayuda al gobernador de Yucatán para que auxiliase
a Tabasco.
[Sin embargo] el teniente coronel de infantería [. . .] Traconis
fue ascendido por su heroico comportamiento en la defensa de
San Juan Bautista, contra la invasión americana al grado de co­
ronel, el 9 de noviembre, por el presidente general Mariano Salas.
Como el coronel Traconis se viese desairado y sin recursos, pues
bien sabía que sus paisanos yucatecos no le enviarían ni un solo
centavo, por estar en desacuerdo con el gobierno del Centro y
además deseaban unirse a la unión norteamericana, o ser neu­
trales en el conflicto de México y Estados Unidos, y además como
se le apremiase para entregar el mando civil de Tabasco a don
Justo Santa Anna, Traconis no tuvo otra salida más que pronun­
ciarse en contra del gobierno del general Salas, lo que verificó el
19 de noviembre de ese año, [. . .].
Algunos militares y civiles se negaron a subscribir esta acta, en­
tre ellos el comandante don Manuel Peláez Callejón, quien salió
inmediatamente con su familia rumbo a Chiapas: el coronel reti­
rado don José Julián Dueñas, su hermano don Victorio Victorino
Dueñas, don Juan de Dios Salazar y otros más.
Ese mismo 20 de noviembre es secundado el pronunciamiento
del gobernador Traconis por el comisario general de Tabasco,
firmándose el acta en la oficialía correspondiente.

510
Cuando las invasiones

H1 Ayuntamiento de la capital de Tabasco se mostró indeciso


y no se reunía para tomar acuerdo; sin embargo tuvo que recono­
cer el movimiento de Traconis siete días después, [. . .].
Los Municipios del Estado también levantaron actas adherién-
dose al pronunciamiento separatista de Traconis.
El 3 de diciembre, el secretario general de gobierno, don Este­
ban Foucher publicó en la imprenta del Gobierno de Tabasco a
cuyo frente estaba don Trinidad Flores, veinticuatro documentos
justificantes para la revolución separatista del coronel Traco­
nis [ . . . ] .
Traconis vio con alarma que su plan revolucionario separatista
era repudiado en toda la República, aun por su mismo candidato
el general López de Santa Anna quien en una comunicación de
fecha 19 de diciembre, desde San Luis Potosí, al Ministro de la
Guerra, le decía: Sin duda alguna que todos los buenos mexica­
nos verán con el mismo sentimiento un paso tan importante como
impolítico, que puede calificarse sin violencia de traición a la
Patria, por las circunstancias en que esta se encuentra; y puedo
asegurar a Vuestra Excelencia que en este ejército no tendrán
cabida semejantes ideas; los que lo componen están animados de
un deseo ardiente de verter su sangre por la independencia, y
honor de la nación, deseando cuando llegue el momento de acre­
ditarlo.
Esto era falso pues Santa Anna en octubre trató de quitarle
el mando al presidente Salas en juego tortuoso de su política, que
afortunadamente fracasó.
Muchas de las quejas formuladas por Traconis, contra el Go­
bierno General estaban justificadas; el triunfo del comandante
militar de Tabasco contra las fuerzas del comodoro Perry, dando
a la República uno de los pocos triunfos que se tuvo en esa época
contra de los invasores, no fue visto con agrado y aun con recelo,
por el torpe gobierno del general Salas, y en lugar de sujetar el
cambio de mandatario en Tabasco conforme a la Constitución de
1824, decidió hacerlo según el Plan de la Ciudadela, imponiendo,
por una maniobra de camarilla, a un tabasqueño liberal, honrado
y capaz, pero que no estaba ungido por el voto libre de sus con­
ciudadanos, sino por maniobras del Ministro Crescencio Rejón

511
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

y del candidato a vicepresidente don Valentín Gómez Faifas. En


esos momentos se necesitaba una firme unidad de mando, y se
dividía enviando en substitución de Traconis a un militar inepto
y desconocedor del medio.

Reflexiones: los excesos en el poder *


Creemos que no habrá un solo mexicano que no haya leído con la
profunda indignación las actas de la rebelión de Tabasco y la
proclama que el Gobernador de aquel Estado, Don Juan Bautista
Traconis, ha dirigido a sus habitantes, porque es una de aquellas
heridas dadas a la patria, que si bien no causan ya mucha sor­
presa por desgracia, conmueven el corazón de todo buen ciuda­
dano.
El Estado de Tabasco es uno de los que tienen buenos elemen­
tos para prosperar a la sombra de la paz y de un gobierno pro­
tector, porque sus producciones agrícolas son ricas y ventajosa su
situación geográfica. [. . .]
Hasta ahora Tabasco ha tenido que seguir la mala suerte de
toda la República: no ha podido progresar porque no ha podido
desarrollar su riqueza territorial, ni aprovechar las ventajas de su
posición geográfica; y esto es debido al abandono con que se han
visto estas cosas en México, porque los ánimos han estado absor­
bidos en miserables rencillas domésticas. Además, Tabasco ha
corrido la' suerte desgraciada de todos los Estados lejanos del Go­
bierno General: ha sido gobernado casi siempre por Comandantes
militares ignorantes, que abrogándose un poder ilimitado, han
ejercitada las exacciones más escandalosas y las más odiosas vio­
laciones contra las garantías de las personas y de las propiedades
Allí se ha usado el verdadero despotismo, porque de hecho han
estado reunidos en una sola persona el Poder Legislativo, Ejecu­
tivo y Judicial. Los Comandantes Militares han impuesto la pena
de la deportación sin previo juicio; han detenido indefinidamente
a los ciudadanos, sin hacerles saber el motivo; han impuesto con­
tribuciones gravosas, y han exigido empréstitos forzosos diversas

* El Indicador, Veracruz, 13 de diciembre de 1846, en Manuel Meslre


Ghigliazza, Invasión norteamericana, op. cit., p. 110-113 (selección).

512
Cuando las invasiones

ocasiones. De esto nació en gran parte de los habitantes el odio


contra las autoridades militares y contra el Gobierno General que
representaban, del que formaban una idea desfavorable; y por esto
vinieron las rebeliones bajo cualquier pretexto, el encarnizamiento
de los partidos, la desmoralización, las matanzas y otros crímenes
que la humanidad ha tenido que lamentar.
Sin embargo el partido militar ha salido cuasi siempre triunfan­
te; pero este resultado es debido, no a la fuerza de la opinión
pública, sino a la organización social de aquel Estado. Allí los
hombres de caudal son cuasi todos propietarios de fincas rústicas,
y por los adelantos de salarios que hacen a los mozos de haciendas
los obligan a trabajar siempre en ellas, no dejándoles libertad
para mudar de domicilio, aún cuando los extorsionen, so pretexto
de los adeudos que tienen pendientes y que nunca terminan. Las
costumbres de esos mozos, que componen la mayor parte de la
población pobre, no son morigeradas ni conocen la economía, ni
dejan de estar entregados a los vicios de la embriaguez y del des­
pilfarro, lo que no es extraño, puesto que no se ha cuidado de edu­
car las masas. De aquí proviene que sus salarios no les alcancen
para satisfacer sus necesidades, y que en consecuencia estén siem­
pre empeñados. Los propietarios se aprovechan de esta circuns­
tancia, y lejos de sentirla, se alegran de tener por este medio suje­
tos a los jornaleros, obligándoles a trabajar no más que en sus
fincas. Si por casualidad los tiranizan y el jornalero quiere ausen­
tarse, le obligan a quedarse, sacando el pretexto de su adeudo; y
como los resortes judiciales están desgastados y son flojos o im­
potentes en el campo, no hay poder bastante a contener ese abuso,
apoyado por otra parte en un pretexto justificado en la apariencia.
De este estado de cosas se deduce que la población pobre no está
muy unida con la rica, sino que forman ambas dos partidos opues­
tos. Los Comandantes Militares se ponen en hostilidad con la parte
rica porque es la que sufre sus exacciones, y no con la pobre
que nada tiene que perder en estas. Así es que cuando han apela­
do a las armas la población rica ha estado débil, porque la pobre
se ha agregado al bando militar para sustraerse de la influencia
y dominio de aquélla.

513
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Pero de todos modos resulta que las afecciones por el Gobierno


de México han estado debilitadas.
El Sr. Traconis, que ha residido mucho tiempo en esta ciudad,
es un hombre oscuro e ignorante, sin ideas de gobierno, sin apli­
cación y aún sin medios para dedicarse al estudio. No ha desem­
peñado otro empleo que el de Capitán en la Artillería de Marina,
y por consiguiente no ha tenido práctica ni tacto para los nego­
cios. Cuando por los periódicos nos impusimos de que el Gobier­
no le había nombrado Comandante General de Tabasco, nos asom­
bramos de que tal despropósito se hiciera; y cuando del mismo
modo supimos que había sido electo Gobernador del Estado, la
risa se apoderó de nuestros labios, y nos contentamos con lamentar
la suerte desgraciada de nuestro país en que tales fenómenos se
ven. Ya de Gobernador y Comandante General, no recibiendo re­
cursos del Gobierno, porque no los podía dar, extorsionó desde
luego a los propietarios de Tabasco, exigiéndoles empréstitos for­
zosos para cubrir el presupuesto de la guarnición, que probable­
mente ascenderá a una cantidad exorbitante, atendida su fuerza
numérica muy corta, porque estas desproporciones son frecuentes
en países lejanos del Gobierno, como Tabasco. Eso debió disgus­
tar a los propietarios, a quienes seguramente se les ha hecho creer
que la culpa está de parte del Gobierno General, sin cuidarse ma­
liciosamente de las afligidas circunstancias que han rodeado a
éste. Como Traconis teme, por otra parte, que los buques de los
Estados Unidos vuelvan a intentar algún ataque sobre Tabasco
durante la guerra, y no debe serle muy agradable entrar en comba­
te y exponerse a morir, ha procurado buscar un recurso para que
este caso no llegue. Sabe que separándose de la República el ene­
migo no lo hostilizará, porque le conviene ayudar la división entre
hermanos. Se ha aprovechado por consecuencia y cobardemente
de todas estas cosas, para levantar el estandarte de una rebelión,
siempre punible, pero espantosamente criminal en las presentes cir­
cunstancias.
Su defección es un verdadero delito de traición nacional y es­
peramos que no quede sin castigo, porque la impunidad con que
ya se han tolerado otras revueltas en el mismo Estado es la que
alienta a los malvados para perpetrar sus crímenes.

514
Cuando las invasiones

Afortunadamente para el país, Traconis caerá pronto del go­


bierno de Tabasco, porque ningún ignorante puede durar en el
mando cuando no está sostenido por un poder superior. La perpe­
tuidad en ese caso es hija sólo del talento. La ignorancia encu­
bierta sólo necesita ponerse en evidencia para caer en la tumba.
Los mismos hombres que hoy ayudan a Traconis y que acaso jue­
gan con él, mañana lo quitarán del medio, porque ya no les será
necesario.
Los cargos que el rebelde hace al Gobierno no tienen ningún
fundamento. Es notorio que las escaseces del erario han sido tan
grandes que las ha resentido también la guarnición de Veracruz,
que, en concepto de Traconis, es la privilegiada. Un jefe militar
que se rebela contra un buen gobierno luego que su pago escasea
en tiempo de guerra, no es más que un vil esclavo que se inso­
lenta cuando le falta el pan. Semejante hombre no es digno ni
de servir a un pueblo libre, ni de portar las divisas del honor. [. . . ]
Una sola cosa hay que refluye en contra de la administración
en este negocio, y es el nombramiento de un Traconis para Co­
mandante y Gobernador de Tabasco; y ese cargo creemos que
no es de este Gobierno. Ya otra vez será más cauto para escoger
los hombres que han de mandar en los Estados.

Puerta abierta y fuerzas chiapanecas:


motivos de reacción
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El 28 de diciembre el comandante Traconis recibió una comu­


nicación del Gobierno Supremo de la Nación en que se le ofrecían
los recursos necesarios y suficientes elementos de guerra; con esto
vio una puerta abierta para salir de la falsa posición en que se
encontraba desde el 19 del mes anterior, en que escogió la peor
resolución a sus motivos de queja, el de la discordia, con revo­
lución; cometiendo una grave deslealtad para con la Patria, cuan­
do el astuto invasor acechaba una oportunidad para sus fines
desde sus barcos anclados frente a Frontera.

5 H istoria..., op. til., p. 333-337 (selección).

515
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Traconis obligó al sufrido pueblo de ese puerto a emigrar a


otras poblaciones del Estado, dejando abandonados sus intereses,
para no tener contacto con el invasor, todo esto, y el elemento po­
lítico local que se había agrupado alrededor del mandatario desig­
nado por el gobierno del Centro, don Justo Santa Anna, quien
desde la Villa de Macuspana trabajaba enérgicamente porque
Traconis le entregase el mando, todo esto hacía que el goberna­
dor y comandante rebelde se viese amenazado también dentro del
Estado. Tuvo igualmente noticias de que el gobernador y coman­
dante general de Chiapas, don Jerónimo Cardona, marchaba des­
de su entidad con tropas suficientes para obligarlo a entregar el
mando de Tabasco al gobernador nombrado. Cardona pidió li­
cencia, al gobierno de Chiapas para separarse de su puesto, el 28
de diciembre, la que fue concedida, saliendo inmediatamente para
Tabasco, y quedando en su lugar como gobernador interino don
Nicolás Ruiz.
Ante estas circunstancias, el 28 de diciembre levantó el gober­
nador Traconis una acta de contrarrevolución.
En este mismo día Traconis envió un propio a Macuspana con
un pliego para don Justo Santa Anna, invitándolo pasar a la capi­
tal del Estado para hacerse cargo del gobierno político de Ta­
basco.
El Ayuntamiento de la capital del Estado levantó a su vez el
30 [. . .] su acta en que se adhiere al movimiento político-militar
encabezado por Traconis.
El 31 de diciembre el gobernador y comandante general de
Tabasco, Traconis, dio un decreto en que se derogaban las dis­
posiciones del 30 de noviembre y 21 de diciembre de ese mismo
año, que establecían una contribución extraordinaria de guerra;
y la de tierras en posesión de particulares, cesando por conse­
cuencia, el cobro de esa onerosa y arbitraria contribución.
Así terminó este nefasto año de 1846, y entraba otro más duro
y despiadado que tanta ruina y lágrimas haría verter a muchas
familias, en su mayoría humildes, del aguerrido Estado de Ta­
basco.

516
Cuando las invasiones

Autodefensa, despedida y sometimiento


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

A pesar de que el comandante se retiraba "voluntariamente” del


mando, resulta interesante reparar en el mecanismo militar para
sacarlo de escena.

[En] enero [de 1847] entregó el comandante general don Juan


B. Traconis el mando político de Tabasco a don Justo Santa
Anna, [. . .] y el militar a don Alejandro García, [. . .] don Justo
Santa Anna lanzó [. . .] una proclama al pueblo tabasqueño, en
que le participaba su exaltación a la primera magistratura del
Estado, pero haciendo cargos duramente, al gobierno anterior al
que acusaba de despótico, político y usurpador.
Traconis por tal motivo, se indignó sobremanera al ser tratado
en esa forma tan poco política de don Justo Santa Anna y quizo
desafiarlo a un duelo, pero intervinieron varias personas amigas,
y Traconis tuvo que deponer su actitud; sin embargo, varios mili­
tares injuriaron y amenazaron al nuevo Ejecutivo, tanto que al
día siguiente por la noche, don Justo tuvo que dejar San Juan
Bautista y salir ocultamente para Tacotalpa y Teapa, dejando la
capital en manos de la soldadesca enfurecida, Traconis, lanzó a
los pocos días su vindicación y despedida, en que hacía su defensa
contra las imputaciones que le hizo el gobernante tabasqueño; a
quien le decía que no tuvo ninguna consideración, caballerosidad,
ni política para él que había entregado voluntariamente y con ge­
neroso desinterés el mando, acatando las órdenes superiores; que
contaba con medios más que suficientes para retener ambos man­
dos si hubiese querido lanzarse en la carrera rebelde; que acató
la ley y más cuando parte del Estado se encontraba ocupada por
el invasor; que a pesar de todo, y por ser patriota mexicano, no
queriendo vengarse ni turbar la tranquilidad del Estado, estaba
dispuesto a sufrir las inconsecuencias y antipatías de facciones, y
para quitar cualquier pretexto se ausentaría voluntariamente de
Tabasco, [. . .].

* Ibidem, p. 338-343 (selección;.

517
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Que tuvo que recurrir a la fuerza contra algunas personas que


se obstinaron: a no pagar las contribuciones establecidas por la
ley, pues el Erario del Estado no contaba con dinero para hacer
frente a las necesidades de la guerra contra el invasor y tuvo que
exigir recursos a hombres duros y egoístas que nada les impor­
taba la independencia, la justicia, ni la nacionalidad. [. . .]
Algunas personas decían que las cantidades recaudadas eran el
doble de lo manifestado oficialmente, pero Traconis desecha esto
por creerlo de origen mezquino y pasional; el tesorero será quien
diga la verdad y confirme su dicho para satisfacción de los con­
tribuyentes puesto que es él quien fue el que recibió y distribuyó
esas sumas. Que para no gravar más al erario de Tabasco renun­
ció a las gratificaciones que le correspondía por ley; no cobró
algunos de sus alcances, quizás sea el único comandante del Es­
tado que salga de su puesto llevando en su cese la constancia de
cantidades que se le adeudan. No hubiera nunca mencionado esto,
si sus enemigos no se hubiesen empeñado en desfigurar los hechos,
y terminaba: Amigos y compañeros de armas: Este es el resumen
de mi defensa. Bien sabéis cuán injustos son los tiros que se me
han asestado. No os ofendáis por ello, porque es preciso que sea­
mos indulgentes. La generosidad debe ser el distintivo de nuestro
carácter. Un completo olvido de todas las ofensas, una dedica­
ción exclusiva a nuestros deberes militares, un respeto inviolable
a la ley, una obediencia sincera y sumisa al Supremo Gobierno;
acatamiento y la más consideración a las autoridades del Estado
son las cualidades que os recomiendo, y que si son necesarias en
todos tiempos, mucho más lo son en las circunstancias difíciles
en que estáis colocados. Siempre habéis sido subordinados y va­
lientes: que estas dos virtudes resplandezcan ahora vuestra con­
ducta, para que podáis contribuir a la paz de Tabasco y rechazar
al invasor que lo tiene en constante inquietud con haber ocupado
Frontera. Acordóos del 25 de octubre y que esos días gloriosos
os consuelen en las privaciones y en el infortunio.
Soldados: Me despido de vosotros con la emoción más profun­
da; porque estimo en cuanto valen nuestras virtudes. Obedeced a
vuestros jefes y oficiales: Conservad estrictamente la disciplina y
desde cualquier punto en que me halle haré votos por la prospe-

518
Cuando las invasiones

rielad de los que han sido compañeros míos, así en la paz como
en el campo de batalla.
Caramadas, adiós y no olvidéis nunca a vuestro sincero amigo.
Juan Bautista Traconis.
El 7 de enero se reunieron en la Jefatura del Departamento de
Cunduacán el coronel retirado José Julián Dueñas, el jefe polí­
tico de ese lugar, otras autoridades y vecinos, levantando una
acta que decía:
Artículo 19 El Estado libre y soberano de Tabasco es una par­
te integrante de la Federación Mexicana, y de consiguiente obe­
dece al Supremo Gobierno de la Nación, volviendo al mismo Es­
tado en que se hallaba antes del escandaloso pronunciamiento del
19 de noviembre, cuyos actos y decretos expedidos, en su conse­
cuencia, se anulan.
Artículo 29 Se sostendrá en el mando político el Exmo. Sr.
Gobernador del Estado don Justo Santa Anna, nombrado por el
Supremo Gobierno, en virtud del plan que hoy rige a la nación.
Artículo 39 Se asegurará a la persona del coronel don Juan
Bautista Traconis para que dé cuenta y devuelva las cantidades
que del erario público y de los particulares se apoderó sin ninguna
misión ni apariencia de legalidad, poniendo su persona a disposi­
ción del Supremo Gobierno, para que sea juzgado con arreglo a
las 'eyes.
Artículo 49 Tendrá puntual efecto lo contenido en el artículo
precedente, siempre que no se oponga a ello el Excmo. Sr. Go­
bernador del Estado, sin perjuicio de tomarse las providencias de
su Excelencia como autoridad legítima dicte con arreglo a su
deber.
Artículo 59 Se sacarán copias de esta acta que se remitirán, una
al Excmo. Sr. Ministro de la Guerra y Marina, otra al Excmo. Sr.
Gobernador del Estado, y otras dos al señor general jefe de las
fuerzas de Chiapas y al señor comandante de Huimanguillo.
Con lo que se concluyó este acto que firmó el señor coman­
dante, jefe político, autoridades y demás vecinos que subscri­
ben. conmigo infrascrito secretario que doy fe.
Como comandante de esta sección de auxiliares, coronel reti­

519
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rado, José Julián Dueñas.— Como segundo de la sección, Juan


de Dios Solazar. [. . . ]
Estas tropas se pusieron en son de guerra y se dispusieron para
marchar a San Juan Bautista lo más pronto posible; entretanto
el gobernador Cardona que estaba en Pichucalco, recibió órdenes
de trasladarse inmediatamente a Tabasco; pasando a Teapa, Ta-
cotalpa y entrando junto con las fuerzas auxiliares de don José
Julián Dueñas el día 12 de ese enero [. . .] y al frente de ellas el
gobernador y comandante militar de Chiapas general de brigada
don Jerónimo Cardona, cubano, quien personalmente conducía a
la sección de auxilio a Tabasco, acatando órdenes del Gobierno
General, para ayudar al gobernador don Justo Santa Anna que
estaba en Teapa.
Al día siguiente de haber entrado las tropas chiapanecas de
Cardona y las de la Chontalpa de Dueñas en la capital, se some­
tió el coronel Traconis, que al principio no quería hacerlo y hasta
pensó resistir, pero fue al fin convencido de tratar de paz y tuvo
que rendir sus armas a las fuerzas ocupantes de la ciudad.
El 16 de enero salió el Batallón de Acayucan rumbo a Huiman-
guillo y al otro día 17 llegó a la capital del Estado el gobernador
interino don Justo Santa Anna, después de una gira de inspección
por varios municipios de la Sierra.
El 23 de ese enero salió de San Juan Bautista el general Car­
dona con sus tropas, rumbo a Huimanguillo y Pichucalco, lle­
vándose en calidad de prisionero, sujeto a juicio militar, al coro­
nel Juan Bautista Traconis. Así salió de Tabasco este enérgico go­
bernante que en los días 25 y 26 de octubre del año anterior, se
opuso brillantemente a la invasión norteamericana y dio gloria
al ejército nacional.

520
Cuando las invasiones

ESTADO DE TABASCO
Sus revoluciones.—Los verdaderos autores de
ellas.—Los habitantes no toman en ellas ¡xirte.—
Carácter y costumbres pacíficas de los
tabasfiueños.—Rúpieza de su suelo.—Per juicios
que han recibido.—Remedios de estos males*
l.os habitantes de este infortunado país están pasando, hace
mucho tiempo, por revolucionarios o turbulentos por carácter, y
casi proverbialmente han sido calificados hasta hoy con tan injus­
tos epítetos; y como los que nunca han visitado aquel Estado o lo
han hecho con siniestras prevenciones, lo han juzgado por las
apariencias, tiempo es ya de que descorramos el velo que ha ocul­
tado a los verdaderos trastornadores del orden y tranquilidad de
Tabasco, y presentarlos sin disfraz alguno para que sean conoci­
dos, único recurso que nos queda para vindicar aquellos pueblos
sencillos, pacíficos y laboriosos, que lejos de secundar y menos
promover esas frecuentes rebueltas que han escandalizado al mun­
do, han sido más bien víctimas inocentes, sacrificadas al capri­
cho, ambición o interés de unos cuantos que no han nacido en
aquel país.
Es una triste verdad que desde 1824 hasta fines del presente
año |I846|, se han sucedido catorce revueltas o trastornos polí­
ticos en aquel desventurado pueblo; pero todas han tenido por
causa inmediata, directa o indirectamente, a los Comandantes
Generales u oficiales del Ejército, apoyados por unos pocos pará­
sitos del poder; pero que en honor de Tabasco debemos confesar
que los más de ellos son oriundos de otros Estados y muy pocos
del mismo Tabasco, [ . . . ] .
| . . . 1 En todas ellas han representado el primer papel los ¡ejes
militares y la mayor parte de oficiales que han ido allá de guar­
nición. La única gran falta en que han incurrido los habitantes de

* /:/ Kepuhlitano. México, 15 de enero de 1X47, en Manuel Medre


Ghieliazzn. Invasión norícuincricaiia. . op. cit.. p. 138-145 (selección).

521
Arias G. / Lau 1. / Sepúlveda O.

Tabasco, ha sido tal vez la de no alzarse en masa para repeler


esas frecuentes revueltas de interés personal que constantemente
los han afligido, ya que la fuerza de inercia que han opuesto siem­
pre en estos casos, no ha bastado para libertarlos de esas repe­
tidas conmociones, que sin más mira que la conveniencia privada
de unos cuantos, han arruinado aquel país privilegiado, le han
obstruido la fuente más rica de prosperidad social, que es la con­
fianza pública, y lo han hecho retrogradar vergonzosamente vein­
te años, a la vez de tener en su seno mil elementos de riqueza
material Así es que en el desventurado Tabasco no hay plantea­
do un solo establecimiento científico, ni aún escuelas de primeras
letras en muchos de sus pueblos. En la capital no hay una cárcel
cómoda; la Municipalidad no tiene casa propia; no hay parroquia;
no hay una plaza de mercado; no hay alumbrado; no hay casas de
beneficencia, y no hay, finalmente, nada que dé señales de vida
y de progreso. La industria y las artes no nos son conocidas; la
agricultura no ha recibido mejoras, y el comercio por menos está
en bancarrota. . . Todo esto es causado palpablemente por las
revueltas que han agitado sin cesar a este país, que el Gobierno
General ha mirado con desprecio o abandono. . .
¡Y cómo ha podido creerse que sea por su voluntad turbulento
un Estado en que la propiedad se halla muy repartida; en donde
los jornales y salarios son tan elevados; en un país en que cien
ríos abastecen de innumerable pesca, sus frondosos bosques de
abundante caza y sus vírgenes terrenos son susceptibles de pro­
ducir opimas cosechas, sea cual fuese el tiempo en que se depo­
siten las semillas!
La sencillez de las costumbres de los habitantes de Tabasco es
otra prueba irrecusable de su odio profundo a toda clase de re­
vueltas. Los más de ellos viven en los campos, cuidando sus po­
sesiones. más o menos grandes. En ellos tienen todo lo necesario
para la vida, y no suspiran por goce alguno social. El lujo y los
placeres les son desconocidos, y la ambición no ha penetrado to­
davía en sus humildes casas. Jamás se ve en aquel Estado gran­
des aspiraciones al poder, ni esas intrigas vergonzosas que se ponen
en juego en la grandes capitales para alcanzarlo.
Creemos haber demostrado que el carácter y costumbres de los

522
Cuando las invasiones

tabasqueños. su índole pacífica e indolente, si se quiete; los ele­


mentos de bienestar de que abunda su territorio, y los intereses
materiales o del país, todo está en contradicción con las causas
que generalmente impulsan en otras partes a agitarse y a buscar
en las revoluciones las mejoras de que carecen. La relajación de
todas las garantías y el desconcierto del equilibrio social que es
consiguiente en esos casos, y que allá se manifiestan más notable­
mente por ese frenético furor de cambiar incesantemente las cosas
y las personas, basta para persuadir de que ese país ha sido,
como hemos indicado, la víctima inocente que han sacrificado a
su rapacidad y capricho unos cuantos turbulentos que no tienen
con él interés alguno ni afecciones que los liguen.
No diremos que en Tabasco sólo se quiera disfrutar del reposo
de las tumbas; pero siendo, como es. muy pequeño aquel Estado,
e incapaz por lo mismo de influir en los destinos de la República,
sabe que está en sus verdaderos intereses no tomar jamás la ini­
ciativa en los cambios políticos de la nación; y semejante a un
satélite que no puede perturbar los movimientos del planeta a
cuyo derredor le es forzoso girar, prefiere obedecer a esta ley de
la naturaleza, que en cambio le conserva los bienes inestimables
de la paz, y lo hace florecer bajo la apacible sombra del orden
público, sin exponerse a perderlo todo, como siempre le ha suce­
dido en las locas y vanas tentativas de los enemigos de su reposo,
pues Tabasco jamás ha recogido otro fruto de esas revueltas que
la emigración de muchos de sus hijos, el despotismo más o menos
disfrazado, el pago de cuantiosos préstamos forzosos, la desmora­
lización progresiva que traen siempre los ejemplos perniciosos, y la
funesta impunidad, o tal vez los honores que se suelen dispensar a
sus autores. La ruina de la agricultura, la paralización del comercio,
el atraso de las letras: he aquí lo que aquel Estado ha ganado
siempre que a su nombre han invocado algunos militares el cen­
tralismo, la federación, la salida del poder de tal o cual General,
la vuelta de éste o el otro personaje, etc., etc.
Al Supremo Gobierno de la República corresponde dictar las
más acertadas providencias, que conduzcan a poner término a
tantos males y a evitar en lo sucesivo, cuanto sea posible, su fu­
nesta repetición. Bastará tal vez no enviar allá de Comandantes

523
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Generales, mientras sea necesario tenerlos, sino a jefes muy esco­


gidos y de circunspección reconocida. Convendría también fa­
cultarlos para nombrar y remover, aunque fuese enteramente, a
los jefes de los cuerpos que dan la guarnición, pues la experiencia
ha demostrado que algunos Comandantes Generales han estado
muchas veces casi al pupilaje de aquellos, porque hallándose a la
cabeza y en contacto inmediato de las tropas, estas no obedecen
en una sonada sino a sus jefes respectivos.
Sería a la vez muy oportuno y conforme al espíritu del sistema
federativo que se concediese facultad a los Gobernadores de los
Estados lejanos, como el de Tabasco, para proponer al Gobierno
General los Comandantes Generales respectivos, a fin de que se
procurase por este motivo que caminasen de acuerdo con la auto­
ridad suprema de los Estados, y se evitasen esas continuas riva­
lidades que existen entre unos y otros funcionarios; pues una tris­
te experiencia ha demostrado que las más veces no queda otro
recurso a los Gobernadores, que o someterse a las voluntades de
los Jefes de las Armas, o romper con ellos, cuando no puedan
complacerlos en sus incesantes exigencias; resultando de esta al­
ternativa, o el envilecimiento del Jefe Supremo del Estado, o la
alteración del orden público, que es consiguiente en estos casos.
Estas solas disposiciones, necesarias en nuestro concepto, ale­
jarían hasta cierto punto las revueltas de Tabasco, y este infor­
tunado Estado volvería a la vida y a la senda de progreso a que
está llamado por sus infinitos elementos de prosperidad, segados
hasta hoy por esos continuos movimientos que han impedido su
desarrollo.
Concluiremos rogando al Gobierno Supremo de la República,
a nombre de aquel Estado, que ya que no le sea posible dispensarle
bienes positivos, que al menos no le haga mal alguno. A esto se
limitan los deseos de los buenos tabasqueños, y por esta sola con­
descendencia será mil veces bendecido.

México, Diciembre 31 de 1846.— Los amigos de Tabasco.

524
Cuando las invasiones

SEGUNDA LLAMADA: EL INVASOR


EN ACCIÓN
Tacotalpa, capital provisional
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

[Por marzo] da cuenta el comandante interino don Alejandro


García a la Secretaría de Guerra y Marina, de que la escuadri­
lla americana en el puerto de Frontera, se propone invadir nueva­
mente a la capital del Estado, en combinación con las otras escua­
drillas que estaban en las costas de Veracruz y Alvarado. Pedía
auxilio para resistir con éxito la dura acometida del invasor.
[Luego] llegó a San Juan Bautista vía Acayucan y Huiman-
guillo el nuevo comandante general Domingo Echagaray enviado
por el Gobierno del Centro y en vista de la renuncia hecha ante­
riormente por García. [. . .]
[En] mayo pide el gobernador del Estado, don Justo Santa
Anna recursos al gobierno del centro, para defender al Estado
debido al aislamiento de Tabasco con Veracruz y Campeche, al
estar ocupados por las fuerzas norteamericanas los puertos de
Frontera, el Carmen, Coatzacoalcos y el pueblo de Palizada.
[Por entonces] se presenta ante el comandante Echegaray el
coronel don Miguel Bruno para ofrecer sus servicios en defensa
de la República Mexicana. Bruno regresaba del exilio con cartas
laudatorias y de recomendación del general Santa Anna, por su
valentía pues combatió con valor en la batalla de Cerro Gordo;1
llevaba instrucciones del presidente para levantar fuerzas en Ta­
basco que combatiría al invasor.
Efabiendo decidido los norteamericanos atacar de nuevo la ca­
pital de Tabasco, a fin de tomar desquite del duro descalabro que
sufrieron en octubre del año anterior, el comodoro Mathew Cal­

* Historia. . op. cit., p. 344-347 (selección).


1 Una de las batallas más importantes durante la invasión norteame­
ricana fue la de Cerro Gordo, Veracruz, acaecida el 18 de abril de 1847:
donde las fuerzas comandadas por López de Santa Anna sufrieron una
derrota. (N. del C.)

525
Arias G. / Lau J. / Sepútveda O.

braith Perry salió nuevamente de Antón Lizardo (Veracruz) rum­


bo a Frontera llevando a los vapores Scorpion, Spit Fire y Wash­
ington, la bombardera Etna y los bergantines Vesubio y Strom­
boli con 1 084 hombres. Llegaron a la barra de Frontera el 13 de
junio por la tarde, la que franquearon, llegando al anochecer al
puerto tabasqueño. Al día siguiente agregó a sus fuerzas doscien­
tos hombres de la guarnición de Frontera y reunió unos lanchones
y botes ligeros, llevando además siete piezas de artillería y sufi­
cientes armas, municiones y combustibles; con estos elementos se
dirigió a la ciudad de San Juan Bautista a la que llegó el 16 de
junio por la mañana. Las fuerzas de Frontera eran norteamerica­
nos que allí estaban bloqueando ese puerto.
El [. . . | 15 de junio, dejó la capital el gobernador don Justo
Santa Anna, junto con el Congreso del Estado saliendo rumbo a
Tacotalpa donde se instalaron, declarándola capital provisional de
Tabasco.
En el trayecto de Frontera a San Juan Bautista los barcos
norteamericanos fueron tiroteados duramente por los guerrilleros
tabasqueños que estaban por Ceiba y Acachapa; en este lugar tuvie­
ron noticias los invasores de que el río estaba obstruido por pilo­
tes o troncos de árboles, cadenas y lanchones viejos hundidos,
que estorbarían su marcha y que los detuvieron cierto tiempo para
quitar esos obstáculos mientras que los guerrilleros aprovechaban
para atacarlos. Al llegar a las Palmas desembarcaron parte de las
fuerzas americanas poniéndose al frente de ellas el comodoro Perry
y su ayudante el capitán William Mayo, quien en La Colmena
fue herido gravemente; la infantería al mando del subteniente May.
nard; los marineros estaban al mando del capitán Edson, y la
artillería, al del capitán Alexander Slidell Mackenzie. Al avanzar
estas tropas contra el fortín Iturbide que estaba [. . .] al mando
del teniente coronel de Nacionales don Miguel Bruno, quien des­
pués de un ligero tiroteo con el enemigo recibió órdenes de Echa-
garay de abandonar el fortín, clavar la artillería y reconcentrarse
al cuartel general de la ciudad, lo que hizo Bruno por disciplina
y en completo orden, desguarneciendo así la entrada de la capital
del Estado. Los americanos pronto se apoderaron de aquel fortín,

526
Cuando las invasiones

amenazando desde entonces, un flanco importantísimo de la guar­


nición de la capital.
La flotilla que iba al mando del teniente Porter después de
quitar los obstáculos, pudieron al fin pasar el canal y acercarse
a la capital, la que comenzaron a bombardear; mientras las tropas
de tierra se acercaban lentamente por la orilla del Grijalva hacia
San Juan Bautista. La experiencia del fracaso anterior hizo que
por ese motivo atacasen por dos frentes.
La capital fue evacuada por órdenes de Echagaray f . . . ] recon­
centrándose las tropas en el Camino Real y estacionándose, para
esperar a los extraviados, frente al cementerio municipal o ge­
neral. La capital de Tabasco fue al fin [. . . J ocupada por el ejér­
cito invasor tras leve tiroteo. Las tropas mexicanas siguieron su
marcha rumbo a Atasta y Tamulté, donde frente a la iglesia de
ese lugar pasaron revista a su gente, l . . . ] todos [estaban] desmo­
ralizados e indignados por no haber defendido su ciudad y recha­
zado el invasor, todo debido a la impericia y poco ánimo del
comandante general don Domingo de Echagaray. El ejército de
Tabasco sufrió un descalabro que no merecía.
La defensa de la plaza estaba compuesta por milicianos de la
capital, Chontalpa y Sierra [, y] del Batallón de Acayucan; [los]
defensores [estaban] distribuidos; [. . .] en Acachapa y Colmena
a la vanguardia; [. . .] en Ceiba y [. . .] en el fortín de Iturbide
y [. . .] en la capital, éstos últimos al mando del teniente coronel
don Alejandro García.
[ . . . ] salieron nuevamente las tropas de Tamulté, rumbo a
Huimanguillo, [. . .] se varió el itinerario, dirigiéndose a la finca
de la “Lagartera” y pasando [. . .] por el Pueblo Nuevo de las
Raíces, [. . .] hacia Jalapa y [. . .] llegaron a Tacotalpa donde se
reunieron con el gobierno del Estado que allí se encontraba. El
22 [de junio] se tuvieron noticias de que los señores don Pom­
poso y don Pánfilo Maldonado con [. . .] hombres de Huiman­
guillo y Pichucalco, estaban en Cunduacán y marchaban a atacar
y hostilizar a los norteamericanos que estaban posesionados de
San Juan Bautista, ésto reanimó a los desmoralizados defensores
que estaban por marchar a refugiarse en Chiapas, encabezados
por el comandante Echagaray; algunas personas llegaron a pen­

527
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

sar, ya desmoralizados, que hubiera sido mejor deponer las armas


y someterse al invasor; pero la mayoría estaba dispuesta a con­
tinuar la guerra.

Hazañas de Pedro Requena


R ó m u i .o B ecerra F abre y
J u sto C e c il io S anta A n n a *

La verdad histórica, que debe prevalecer sobre todo, nos impone


la obligación de hacer constar que, si bien no puede ponerse en
duda el valor casi temerario de los defensores de esta plaza y la
resistencia organizada por Traconis, fueron la causa que princi­
palmente diera a las armas nacionales en Tabasco, el triunfo sobre
los americanos el día 27 de octubre de 1846, la retirada de la es­
cuadra mandada por el Comodoro Perry, fue consecuencia tam­
bién de la escasez de tropas de desembarco que no permitía a
aquel jefe emprender con éxito un ataque serio en tierra.
Por lo que hace a los acontecimientos subsecuentes [respecto
a la segunda invasión] que no relata Gil y Sáenz, creemos que para
dar una ligera idea de ellos, bastan los siguientes párrafos que
extractamos de una carta dirigida desde Laguna del Carmen por
el Sr. D. Pedro Requena al editor de este libro.1

P ed ro R e q u e n a **

“A mis servicios a ese Estado hay que añadir uno que acaso se
ignore, es que después del ataque a esa Capital por la escuadra
americana, que por no llevar suficiente tropa de desembarque tuvo
que retirarse, se supo que en Alvarado se preparaba una fuerte
expedición para regresar y obtener mejor éxito. A la sazón no
había en los almacenes del gobierno pólvora, ni en todo el Esta­
do, y reunido un Consejo de guerra se dirigió a mí el Comandan­

" En Manuel Gil y Sáenz, Compendio. . .. op. cil., p. LXXI1.


1 José Ma. Abalos. (N. del C.)
** En Ibidem, p. LXXI1I-LXXIV.

528
Cuando las invasiones

te general manifestándome la crítica situación en que se hallaban


los defensores de la plaza, y suplicándome a nombre suyo y de
todos los Sres. Jefes y oficiales, proporcionase la pólvora necesa­
ria; yo no la tenía ni la había en todo el Estado y con el bloqueo
americano era riesgoso y expuesto introducirla al extranjero. Mal
mi exaltado patriotismo a la vista de tan crítica situación, que
dejaba el Estado a disposición del enemigo, me surgió una com­
prometidísima empresa. Tomé un cayuco bajé por los ríos a esta
isla, seguí a Campeche por la costa del mar, fleté allí el pailebote
nacional “Fernando”, su capitán Bonastre, me dirigí a Nueva
Orleans, compré la pólvora, regresé fielmente a San Juan Bautista,
sin encontrar ningún crucero americano. En la misma tarde que
llegué y parte de la noche se descargó la pólvora: al día siguiente
de madrugada se echó el buque río abajo en dirección a Cam­
peche, donde llegó al tercer día sin novedad. En todo se procedió
con la mayor actividad, sin perder tiempo.
“Para calificar esta acción, basta considerar el riesgo personal
y pecuniario que hubiera causado el apresamiento del buque por
un crucero enemigo. Pero Dios se dignó salvarme.
“Creo que alguna constancia puede hallarse de esto en el archi­
vo de la Comandancia general; como yo salí a la llegada de los
americanos, ninguna contancia recogí.
“A muy pocos días de traída la pólvora, llegó la escuadra ame­
ricana y después de un combate en Acachapam, tomó la plaza.
“Los americanos parece que ignoraron el referido acto, o como
patriótico le consideraron más digno de elogio que de castigo,
pues a causa de haberse ausentado el Gobernador Constitucional
de la Capital a la llegada de ellos, reunieron a los comerciantes,
propietarios y artesanos notables, excitándoles a que nombrasen
un nuevo Gobernador, que cuidase del orden y tranquilidad pú­
blica en bien de los intereses de la sociedad u conforme a las leyes
del país, que ellos apoyarían esta autoridad. Fui nombrado uná­
nimemente Gobernador, a pesar de mi resistencia y razones ale­
gadas en la misma Junta, y el Comodoro Perry me felicitó y
manifestó contento. Pero yo consideraba que no podría por mi ca­
rácter y patriotismo servir a los enemigos de la Patria sin contrariar
sus disposiciones cuando fuesen hostiles; la misma tarde de mi

529
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

nombramiento m¡e ausenté de esa Capital, dejando ordenado li­


quidar el establecimiento comercial Lobach y Ca. del que era socio
gerente, y mis bienes.”

Dos extraños como gobernadores


D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

[. . .] El comodoro Perry nombró como gobernador provisional


al comandante Van Brunt.
El día 22 dejó [. . . ] Perry la ciudad de San Juan Bautista de
Tabasco y salió rumbo a Frontera, dejando una guarnición de
420 hombres.
[. . . ] Comenzaron a salir las tropas en fracciones rumbo a Ta-
maulipas para comenzar la guerra de guerrillas, saliendo también
[. . . ] el Batallón de Acayucan.
El 25 de ese junio comenzaron las guerrillas tabasqueñas a
atacar las avanzadas norteamericanas en el camino de Atasta y
Tamulté, sobre todo por las noches en que era más fuerte el
tiroteo.
En vista de que el comercio en su mayor parte cerró sus esta­
blecimientos mercantiles, el invasor los obligó a abrir y a muchos
tuvieron que forzar las puertas y candados. Los campesinos no
llevaban sus frutas, aves, pescados, leches, etc., como lo acostum­
braban para abastecer su ciudad, llegándose a padecer grande­
mente por falta de bastimentos.
[Luego] llegó a la ciudad de San Juan Bautista procedente de
Frontera, el comandante A. Bigelow, quien substituyó a Van
Brunt en el mando. El cuartel general norteamericano seguía a
bordo del Scorpion.
Las familias, en vista de lo difícil de la situación, comenzaron
a emigrar para los pueblos y rancherías vecinas. Bigelow para
calmar a los habitantes expidió un bando prometiendo arreglar
la tranquilidad y el abastecimiento de la capital, poniendo un tér­
mino de diez días para que regresasen las familias ausentes, y ame­
nazando con la confiscación de propiedades y la clausura de co­

* Historia. . op. cit., p. 348-352 (selección).

530
Cuando las invasiones

mercios si no regresaban a la ciudad o no abrían sus estableci­


mientos.
[ . . . ] , los norteamericanos fueron hostilizados rudamente por
los cívicos que llegaron hasta el cementerio de la ciudad, siguiendo
audazmente hasta el lugar llamado de la Cruz Verde, [. ..] Bige­
low mandó incendiar esa tarde treinta casas del Camino Real, per­
tenecientes al barrio de Esquipulas, como represalia.
[. . . ] fueron hostilizados por el barrio de la Punta o de la Con­
cepción, pasando el arroyo del Gusano y llegando hasta las ruinas
de la iglesia de ese nombre; los invasores incendiaron treinta casas
de ese barrio, para escarmiento. [Después] llegó el barco Spií Fire
a San Juan Bautista [. . .] para reforzar su mermada guarnición,
[-. . ]• ‘ ‘
[. . .] salió ese barco Spit Fire y el Scorpion rumbo a Tamulté;
por el Grijalva y el Mezcalapa, y la infantería norteamericana,
[. . .] marchando por el Camino Real de Atasta rumbo a Tamul-
té, para atacar en ese pueblo a los componentes de las guerrillas
locales y combinarse con los fuegos del Spit Fire y del Scorpion,
y destruir en ese lugar la resistencia mexicana, pues era allí donde
estaba el cuartel general de las guerrillas tabasqueñas; en la igle­
sia del pueblo que era hospital, cuartel y oficina militar. Los gue­
rrilleros estaban entusiasmados con sus éxitos y tenían fe en ex­
pulsar al enemigo de la capital y de todo Tabasco en poco tiempo.
El [. . .] 29 de junio, hubo un fuerte tiroteo entre las fuerzas
norteamericanas, y las tabasqueñas en el arroyo del Chiflón y
Cruces, siendo rechazado el enemigo, teniendo que regresar los
primeros a San Juan Bautista.
El 12 de julio por la mañana tuvo lugar fuerte tiroteo entre las
avanzadas norteamericanas apostadas frente al cementerio de la
capital, y los guerrilleros tabasqueños; los invasores para desalo­
jar a sus enemigos, tuvieron que emplear la artillería [ . . . ] el co­
mandante Bigelow mandó incendiar varias casas de la calle del
Calvario (hoy Zaragoza).
El 17 salió el vapor Scorpion con infantes y marinos a atacar
a los guerrilleros nativos que estaban en Chiflón y Cruces, tiroteán­
dose ambos bandos, y regresando poco después los americanos a

531
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

San Juan Bautista al ser rechazados vigorosamente por los gue­


rrilleros tabasqueños.
Al día siguiente 18 de julio se juró por el gobierno del Estado y
sus empleados, en Tacotalpa, la Constitución Federal de 1824
con sus reformas, cantándose solemnemente Te-Deum en la igle­
sia parroquial de la villa.
Entretanto en la capital del Estado los norteamericanos se sos­
tenían precariamente, atacados siempre por las guerrillas de Echa-
garay, Bruno, Maldonado y García, por tal motivo no tenían un
punto de reposo los extranjeros; muchos marinos y voluntarios
norteamericanos amanecían muertos en las callejuelas de los ba­
rrios por las “Margaritas”, siendo asesinados por los soldados o
“marinos indignados”, en riña inesperada, además del clima, el
agua contaminada, les producían diversas enfermedades como di­
sentería, paludismo, anemia, diezmando muy fuertemente su guar­
nición.
Los invasores tuvieron el día 20 una junta con los cónsules
extranjeros y los vecinos principales y comerciantes para pedirles
interviniesen con los guerrilleros mexicanos para ver si obtenían
una tregua en los ataques a la guarnición de la ciudad; no llegaron
a ningún acuerdo porque los cónsules y vecinos se negaron a inter­
venir alegando que estaban amenazados de ser pasados por las
armas si se mezclaban en los asuntos de guerra con los extran­
jeros.
El 21 de julio sale un decreto del gobernador Santa Anna con­
vocando al Congreso del Estado a un periodo extraordinario de
sesiones para acordar la mayor defensa de Tabasco, hostilizar con
más eficacia al enemigo, y allegarse los fondos para los gastos
de guerra. [. . .] los oficiales norteamericanos tuvieron una junta
de guerra en el Scorpion, presidida por el comandante Bigelow
acordándose después de larga discusión, que en vista de ser im­
posible continuar reteniendo la capital de Tabasco por más tiem­
po, se veían en la necesidad de abandonar lo más pronto posible.
Al día siguiente [. . . ] comenzaron los invasores a embarcar su
artillería y pertrechos de guerra en el Scorpion y el Spit Fire. Poco
después la tropa se formó en la plazuela del Triste (después Gál-
vez, hoy Pasteur), para dirigirse después a sus barcos [. ..] le-

532
Cuando las invasiones

varón anclas, alejándose para siempre de San Juan Bautista, sa­


liendo rumbo al puerto de Frontera, dejando la capital en la mi­
seria, después de treinta y cinco días de ocupación extranjera; con
más de doscientas casas incendiadas, entre ellas la casa de Sentma-
nat [ . . . ] , casa que les sirvió de arsenal, y que fue volada con pól­
vora al desocupar la ciudad. [. . . ]
[ . . . j Se llevaron con ellos los restos de Sentmanat, pues la fa­
milia pidió su traslado (meses antes el general Santa Arma había
acordado de conformidad de que así se hiciese, de acuerdo con la
petición de los deudos, pero debido a esta guerra la exhumación
no pudo realizarse).

Un relato sobre la segunda invasión *


Al ver que en ninguno de los periódicos de la República se ha
publicado una relación, un solo parte de la segunda invasión que
verificaron los norteamericanos en San Juan Bautista, capital de
Tabasco, me he decidido a hacer una breve reseña de un suceso
que debe formar en nuestros anales históricos una época memo­
rable.1 Una multitud de voluntarios y marineros de los Estados
Unidos, incendiando y destruyendo una población inerme e inde­
fensa, abandonada cobardemente por un General que nada hizo
para protegerla, y que, huyendo del enemigo, se substraía hasta de
la vista de sus tropas, para que no fueran testigos de una conducta
tan indecorosa y degradada; un Gobernador, que en los momentos
de tanto conflicto se ocupaba en pagarse sus sueldos, en satisfacer­
se algunas deudas fraudulentas, en duplicar el honorario de los
empleados y aumentar el número de éstos en todos los ramos de
la administración del Estado, agotando así los únicos recursos con
que se contaba para sostener las fuerzas que defendían la integri­

* Relación Histórica de la segunda invasión que hicieron los america­


nos en Tabasco, y de la conducta que observó en ella el Comandante
General de aquel Estado Pon Domingo Echagaray, escrita por un testigo
imparcial y verídico. Veracruz. Imprenta de J. M. Blanco.— 1847, en Ma­
nuel Mestre Ghigltazza, Invasión norteamericana. . op. cit., p. 229-247.
1 Manuel Mestre Ghigliazza advierte que este texto es un folleto cuyo
autor, según le informó José Ma. Roa Barcena, fue el español Antonio
de María y Campos, y se publicó en Veracruz. (N. del C.)

533
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

dad e independencia de Tabasco; un Congreso, que llamado para


regenerarlo, sólo autorizó este despilfarro, aumentándose también
sus sueldos, y decretando una contribución odiosísima de 6,000
pesos mensuales, cuyos productos se dedicaron a todos estos gas­
tos, que están demostrando la falta de patriotismo, y lo mal que
se ha sabido corresponder a las esperanzas de aquellos habitan­
tes, son hechos en verdad que no deben pasar desapercibidos, y
que es conveniente consignar a la prensa para que formen el com­
plemento de ese cuadro horrible que el egoísmo y la traición han
trazado en otras partes de la República.
Cuando el General graduado Don Domingo Echagaray llegó en
Abril último a San Juan Bautista, predicó a todos la necesidad de
prevenirse para esperar los ataques del enemigo común, y obte­
ner un éxito tan satisfactorio como el que se lograra en los glorio^-
sos días 25 y 26 de Octubre del año próximo pasado. Una idea
tan generosa halagó al pueblo todo, y con particularidad a la
clase militar, y uno y otra de consumo le ayudaron para inflamar
el espíritu público, y construir una fortificación que se puso a una
milla de la ciudad, al Norte, en la ribera izquierda del río. Dicha
fortificación, si tal puede llamarse, se reducía a un espaldón,
[...]. ‘ *
Esta obra estaba en el centro de unas trincheras que se cons­
truyeron a derecha e izquierda para colocar infantería, la cual
había de hacer un estrago terrible sobre las tripulaciones de los
buques enemigos, supuesto que éstos habían de pasar a tiro de
pistola por la estrechez que en aquella parte tiene el expresa­
do río.
En Acachapan también se empezó a poner un dique con tron­
cos de árboles y los esqueletos de algunos buques destruidos, para
impedir u obstruir el tránsito de embarcaciones mayores por aque­
lla parte del propio río; pero esta empresa no pudo realizarse por
la falta de conocimientos de los que la dirigían. A éstas se redu­
jeron todas las obras de defensa para precaver a San Juan Bau­
tista de la invasión anunciada por conductos los más verídicos.
Como accesorios citaré las medidas que se dictaron para poneT
sobre las armas 700 guardias nacionales, que se sacaron de dife­
rentes pueblos del Estado; la requisición en todo él de fusiles

534
Cuando las invasiones

para armarlos, y muchas y muy repetidas proclamas del Goberna­


dor Don Justo Santa Anna, que después que empobrecía las ren­
tas del Estado con la criminal y traidora aplicación que les daba,
quería aparentar un celo hipócrita por la causa pública, y enga­
ñar a los pueblos para que pagaran la contribución referida de
6,000 pesos mensuales, apellidada de guerra, porque debió desti­
narse a ella en su mayor parte; pero se invirtió, como he dicho
antes, en pagar deudas ilegales y en sueldos de Su Excelencia,
de los Diputados que le hacían la corte, y de los muchos emplea­
dos que le rodeaban.
Esa conducta vergonzosa, que demuestra la ausencia del pudor
y de todo sentimiento de justicia, rectitud y patriotismo, no era
menos punible que la que observó el Sr. Echagaray en el propio
sentido desde su ingreso a Tabasco. Dominado de una sed insa­
ciable de oro, de un deseo de acumularlo, aun por los medios más
reprobados, su primera disposición fue apoderarse de los últimos
recursos que aún quedaban a la Aduana Marítima, para tomarse
íntegra su paga, cien pesos de gratificación mensual de mando,
otra de cuarenta pesos de casa, otra más llamada de campaña,
y varias cantidades, finalmente, que su rapacidad le proporcio­
naba. El resultado fue que se asignó quinientos pesos el primer
mes; más para el segundo no había un solo centavo, y era me­
nester ocurrir a algún arbitrio extraordinario para seguir asignán­
dole la propia suma, y discurrió suprimir el Hospital Militar, y
apropiarse los recursos destinados a sostener un establecimiento
tan útil, como indispensable y necesario. Imagínese cuál sería la
indignación que excitó un hecho tan bárbaro, visto con horror
hasta por los americanos. Los enfermos pasaron al Hospital Civil,
en donde no había local suficiente, ni aún para los paisanos, y en
donde tuvieron malísima asistencia y carecieron de los auxilios y
comodidades que disfrutaban antes. El director, practicantes y de­
más empleados fueron mandados a sus casas, y el material y ense­
res de dicho establecimiento vino a desaparecer como por encanto.
La clase militar era la más agraviada con un hecho tan inhu­
mano y arbitrio, pues se le privaba del único recurso que le que­
daba en sus dolencias, después que antes se le despojara de los
medios destinados a su mantenimiento, supuesto que para que el

535
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Sr. Echagaray tuviera su sueldo y las gratificaciones menciona­


das, fue necesario reducir a la guarnición a una octava parte de
paga, y a escaseces y privaciones insoportables. Triste fue enton­
ces la posición del soldado en Tabasco. Sin vestuario, sin calza­
do, casi desnudo, privado de su prest, en un clima mortífero, y
sujeto al despotismo y procacidad de un jefe sin virtudes de nin­
guna clase, no le alentaba otra esperanza que la de batir por se­
gunda vez a los americanos, y llenar honrosamente los nobles
deberes que la patria le imponía en la crisis aflictiva en que se
encontraba. Por fortuna, los jefes y oficiales abundaban en los
propios deseos, y es muy digno de elogio el sufrimiento con que
toleraron unos males, que habrían podido evitar, a no ser tan
subordinados.
Pero aún les faltaba todavía qué soportar algunas otras cala­
midades, y ser testigos de escándalos que jamás se habían repre­
sentado en Tabasco. El Sr. Echagaray, después de haberse apli­
cado los recursos destinados al Hospital Militar, creyó que ya
no debía pararse en el camino de sus infracciones, y que un paso
tan avanzado debía conducirle a otro. Dispuso, pues, que todas
las cantidades procedentes de la referida Aduana. Administración
de Rentas, Tesorería particular del Estado, o de cualquier otro
origen, ingresasen a su casa y no a la Comisaría, bajo el pretexto
de que en ella no se hacía con la debida equidad la repartición de
caudales. Quedó por lo mismo privado del manejo de ellos el Co­
misario General y los empleados de dicha oficina; y aunque re­
clamaron con energía tamaño atentado, no lograron que se les
escuchase, quedando el Sr. Echagaray convertido definitivamente
en Comisario. A su casa concurrían los habilitados de los cuer­
pos, así como todos los jefes y oficiales sueltos, a recibir muy
rara vez alguna pequeñísima cantidad por cuenta de sus pagas.
Es por demás advertir que entonces se aumentaron las escaseces,
hasta el punto de faltarle el alimento cotidiano al soldado, no
porque se hubiesen disminuido los ingresos, que al contrario se
cuadruplicaron con las cantidades que daba el Estado por cuenta
del contingente, sino porque éstas iban al bolsillo de un hombre
cuya avaricia era insaciable. Se había quitado la máscara con un
cinismo insultante; había dicho y repetido públicamente que no

536
Cuando las invasiones

había ido a un país tan mortífero a mudar temperamento, y que


sólo esperaba reunir cierta suma para retirarse de la carrera de
las armas. Desgracia es para la Nación que no lo hubiera verifi­
cado antes de que deshonrase su clase con hechos tan bastardos, y
degradantes un puesto que jamás debió confiársele.
Los sucesos que acabo de describir produjeron un profundo des­
contento en todos los ánimos, y enfriaron el entusiasmo que al
principio habían producido las obras de defensa y las excitaciones
del Comandante General, pues veían que todo no era inás que una
farsa para desviar la atención de las dilapidaciones que se eje­
cutaban. Ya nadie creía en el patriotismo del Sr. Echagaray, ni
menos en el de Don Justo Santa Anna: los consideraban desti­
tuidos de buena fe y de la nobleza de sentimientos que en las
grandes crisis debe caracterizar a los gobernantes: así es que si los
ciudadanos tomaban las armas, pagaban los impuestos y contri­
buían de diversos modos a los preparativos de guerra que se hacían
era con la mayor repugnancia e impulsados por la violencia y por
las amenazas, pues veían que en realidad no se trataba de pelear
con los americanos, sino de aparentar una defensa para quedar
bien con el Gobierno de México, y pedirle cruces, premios y re­
compensas, cuando realmente no merecían otra cosa que un pre­
sidio, por haber escogido una época de tanta amargura y aflicción
para improvisar sus fortunas, contribuir a nuestro descrédito y
aumentar las desventuras de la patria.
No eran, sin embargo, partícipes de una conducta tan criminal
los jefes y oficiales de la guarnición de Tabasco. Deseosos de cum­
plir con sus honrosos deberes, como lo hicieron en Octubre últi­
mo, y de distinguirse ante el enemigo para merecer los adelantos
a que aspiraban, veían en los rastreros sentimientos de su Gene­
ral un obstáculo insuperable, que lamentaron en silencio y que
no se atrevieron a arrollar, porque para ello se necesitaba una
revolución, y les parecía un crimen, como lo era ciertamente,
verificarla al frente del enemigo, y en las circunstancias calami­
tosas en que estaba la República. Esto lo conocían bien los Sres.
Echagaray y Santa Anna, y se consideraron seguros en unos pues­
tos, sostenidos por el patriotismo, subordinación y noble sufri­
miento de unos militares, dignos de otro General que supiera apre­

537
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ciar sus virtudes, y que las empleara en provecho de la Nación,


que tanto necesita del generoso esfuerzo de todos los mexicanos.
Pero se preguntará: ¿qué hacía el Gobierno de México, que no
ponía remedio a tantas atrocidades? Voy a responder, manifes­
tando que las ignoraba, porque desde la toma de Veracruz se
había paralizado el correo de Acayucan, único que ponía a Ta­
basco en relaciones con el resto de la República. Además, aún
cuando por algún conducto desconocido hubieran llegado estos
males a su noticia, estaba demasiado angustiado con la defensa
de México, próxima ya a ser atacada, para que se ocupase de un
Estado que jamás le ha llamado la atención, y que aún en épocas
anteriores lo ha dejado perecer, ya con las disenciones intestinas,
ya con la invasión de los americanos, que empezaron a hostilizar­
lo desde Octubre del año anterior. Sólo Don Valentín Gómez Fa-
rías se acordó de aquel país en los funestos días de su última admi­
nistración, para hacerle el presente de dos funcionarios públicos,
dignos del que los eligió para instrumentos de sus planes.
Tal era la situación de aquel Estado, cuando en 12 de Junio se
recibieron [. . . ] noticias de que los buques de guerra americanos,
que desde Octubre estaban en la Frontera,2 se aumentaban con
suma rapidez para volver sobre la capital y ocuparla definitivamen­
te. En el acto se hicieron venir los guardias nacionales que se esta­
ban organizando en los pueblos de la Chontalpa, cuyo número
unido, al de los de la capital y la Sierra, ascendía a 700; añádase
a éste, 200 del Batallón de Acayucan y de los demás piquetes, tan
destruidos como este cuerpo, por la deserción que originaba la
miseria, y se tendrá una fuerza de 900 hombres armados, que se
distribuyeron, mandando 250 a Acachapan, 150 a la [Ceiba], y
el resto con las tropas activas, permanentes y artilleros se situó en
el fortín y trinchera que he descrito anteriormente. El primer des­
tacamento tenía por objeto dirigir sus fuegos sobre las tripulacio­
nes de los buques enemigos; el segundo, hacer lo propio y cubrir
el camino de tierra, que sigue la dirección del río; y el tercero,
que se componía de lo más escogido de nuestras tropas, debía

- Este es un pueblo pequeño, situado en la ribera del río principal, a


una milla de su desembocadura al mar.

538
Cuando las invasiones

defender el fortín y trincheras a toda costa, y sostener los fuegos


de nuestra artillería.
Así estaba dispuesta la defensa, cuando en 16 del propio Ju­
nio, a las doce del día, se presentó el enemigo, trayendo tres bu­
ques de vapor, una bombardera y dos bergantines, y además 1,200
infantes y marineros que habían desembarcado en el precitado
camino. Estos hacían su marcha muy pausadamente a causa de
las empalizadas y diferentes obstáculos que se pusieron de ante­
mano, dando tiempo para que el primero o segundo destacamento
los hostilizase, si hubiera querido. Metidos entre breñales y espe­
suras, no podían ser vistos ni socorridos por sus buques, que for­
zando las máquinas se aproximaban al punto atrincherado, esco­
gido por el Comandante General para hacerles el mayor estrago
posible. Así estaba la artillería de grueso calibre, las mejores
obras de fortificación que se habían construido, un gran depósito
de parque y municiones, y ahí, finalmente, estaba el teatro elegido
con tanta anticipación para echar tres o cuatro buques a pique,
detener la marcha del enemigo y dejar bien puesto el honor de
las armas nacionales. Ahí también estaban fundadas las esperan­
zas de la población toda, así como las de los soldados, jefes y
oficiales, que en aquellos momentos era extremado su entusiasmo,
y deseaban batirse, si no para obtener un triunfo, al menos para
dejar una memoria honrosa y un testimonio de que saben corres­
ponder a las esperanzas de la patria; mas ¿cuál fue el asombro de
todos cuando reciben orden del 2? Cabo de la Comandancia,
Don Ignacio Martínez, para retirarse por un camino cubierto que
se dirigía al Campo Santo? Los jefes piden explicación de una
orden tan vergonzosa y cobarde, y el que la da dice que la ha
recibido del General Echagaray. Buscan a éste para interrogarle,
y observan que iba corriendo a todo escape, huyendo de los va­
pores enemigos, que ya se aproximaban dirigiendo algunas bom­
bas y balas rasas. Entonces se verificó la retirada en un desorden
que no pudo ser más grande. Una gran parte de ia Guardia Na­
cional tiró sus armas en los montes inmediatos, y se dirigió a los
pueblos de donde había venido. Sólo el Batallón de Acayucan
guardó alguna formación, aunque no dejara de experimentar una
baja considerable. Los artilleros también verificaron en orden su

539
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O,

retirada, después de haber dirigido seis u ocho tiros al enemigo,


aunque sin causarle ningún daño. El resultado fue que los ame­
ricanos pasaron el río sin novedad, fondeándose al momento en el
barranco, y que a las tres horas llegara su infantería por tierra,
apoderándose del abandonado fortín, de la artillería, parque, etc.
Nada se salvó, ni aún las calderas de los ranchos.
Al llegar nuestras tropas al Campo Santo encontraron al Sr.
Echagaray, solo, sin ningún ayudante, ya un tanto repuesto del
susto que llevara. Dispuso entonces que hicieran alto para espe­
rar a algunos rezagados, y al cabo de un cuarto de hora ordenó
que continuaran la marcha para Tamulté,3 en donde descansó de
tan gloriosa jornada, pues decía a los que lo rodeaban, y también
lo aseguró en sus pomposos partes al Gobierno, que había aban­
donado la capital por un efecto de prudencia, y por no exponer
infructuosamente a sus soldados; pero que dejó bien puesto el
honor de las armas mexicanas.
Desde ese día de eterno baldón empezaron los desastres de la
guarnición de Tabasco. Los cuerpos y piquetes habían perdido
sus depósitos, y los oficiales sus equipajes, estando unos y otros en
poder de los americanos. Nadie, con excepción del Sr. Echegaray,
poseía un solo centavo, y carecían todos hasta del alimento nece­
sario, en un país que tiene, quizás con razón, muy pocas simpa­
tías por los militares, y en donde el tomar las armas para defender
su integridad era, según la expresión de los egoístas, comprome­
terlo e incurrir en un crimen imperdonable.
En Tamulté se pasó revista a las tropas, que se componían de
100 hombres del Batallón de Acayucan, 7 artilleros, 4 de la 2?
Compañía permanente de Infantería, ninguno de la de Caballe­
ría, y 115 de los Nacionales de la capital y de sus inmediaciones.
Habíamos tenido una baja de 674 hombres, y los que nos que­
daban estaban desanimados con el ejemplo de la más punible
cobardía. Los enfermos fueron colocados. anticipadamente en la
Casa Municipal, sin proporcionarles ningún auxilio, dejándolos
enteramente a la generosidad de los indios.
Este era el cuadro de nuestra situación, cuando el Sr. Echagaray
empezó a discurrir el camino que elegiría para alejarse aún más
3 Este es un pueblo de indios, distante una legua de la capital de Tabasco

540
Cuando las invasiones

de las fuerzas enemigas. Estaba decidido a partir sin demora; pero


no sabía si al Estado de Veracruz o al de Chiapas, pues sólo en
uno u otro, según sus cálculos, se consideraba seguro y libre de
peligros. Entonces fue cuando manifestó ese carácter pusilánime
e irresoluto, que ha causado más males que las propias tropas in-
vasoras. Consultaba con todos los jefes, con algunos paisanos,
con todo el que veía, y se decidía a adoptar el parecer del último
que le aconsejaba. Al tiempo de ponerlo en práctica encontraba
dificultades y retrocedía, impulsado además por las opiniones,
casi siempre contradictorias entre sí, de los que le rodeaban, con­
vertidos en directores de un General el más ignorante de sus debe­
res militares. Al fin, considerando que estaba a una legua de dis­
tancia del enemigo, se decidió a salir de Tamulté y a dirigirse a
Huimanguillo, primer pueblo de Veracruz, confinante con Tabas­
co. La marcha se emprendió a las cuatro de la farde, dejando aban­
donados los enfermos y el único parque que quedaba,4 expuesto
a caer, como el otro, en manos de los americanos. No se guardó
ningún orden ni se tomó ninguna medida de precaución, ya para
evitar un ataque de ellos, o bien para contener la deserción que
experimentábamos por la retaguardia. Tampoco llevábamos un
práctico que conociera aquellos terrenos; así es que a poco andar
nos extraviamos en unos bosques impenetrables, en los que nos
acongojaban horriblemente el zancudo, el jején, el chaquiste, y
todas las demás plagas propias de un país tan insalubre y mortí­
fero. Para darnos más mal cayó una lluvia copiosísima, y bajo ella
continuamos paso por zanjas y veredas, difícilmente transitables.
En esta situación nos cogió la noche, y traspasaba el corazón ver
a la tropa, lo mismo que a los oficiales, atascados en pantanos y
breñales, en que dejaron el calzado y muchos hasta parte de su
ropa. Así continuamos hasta las ocho de la noche, en que se hubo
de encontrar una choza perteneciente a un sitio de cacao. En ella
se alojó como pudo la tropa. El Sr. Echagaray, para hacerlo con
más comodidad, continuó hasta otro sitio una legua distante, en
que durmió profundamente, sin experimentar el más leve pesar
por la penosa situación a que había traído a sus subordinados.

4 Este parque estaba en Tamulté desde mucho antes de la invasión ame­


ricana.

541
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Al siguiente día, que fue el 17, varió de resolución, y ya no


quiso continuar para Huimanguillo. Opinó por la marcha a las
Chiapas, y en consecuencia variamos de dirección, tomando el
rumbo de La Lagartera, para estar el 18 en Las Raíces. El cami­
no se hizo con el propio desorden e imprevisión, y aumentándose
a cada paso nuestros trabajos. El 19 marchamos para Jalapa, y
el 20 para Tacotalpa, en donde fue necesario hacer algún descan­
so para reponernos de tantos desastres. Dos días hacía que es­
tábamos allí, cuando se recibió la noticia de que Don Pomposo
Maldonado y su hermano Don Pánfilo, con 150 nacionales de
Huimanguillo, habían pasado por Cunduacán5 y se dirigían a San
Juan Bautista a hostilizar a los americanos.
Este fue un golpe patriótico y generoso, que contrastaba sin­
gularmente con nuestra precipitada y vergonzosa fuga a las Chia­
pas. Con él se habían reanimado los pueblos que estaban acéfa­
los, consternados y abatidos. Hubo algunos en donde se tratara
de mandar una comisión al jefe de las fuerzas enemigas para
hacerle ofertas de rendimiento y vasallaje, con el fin de precaver
los males que la ocupación a mano armada trae siempre consigo.
Los Maldonado llegaron a tiempo para evitar tamaña ignominia,
revivir el espíritu público, y obligar a los egoístas a tornar sus
traidores proyectos en otros más provechosos y honoríficos.
Los jefes y oficiales que estaban en Tacotalpa experimentaron
entonces una emoción muy profunda, y trataron de romper el tris­
tísimo papel que representaban muy a pesar suyo. Manifestaron al
Sr. Echagaray, sin miramiento alguno, lo deshonroso de su conduc­
ta, y le obligaron a retroceder hasta Tamulté, punto de donde
salieron desde el primer día de la invasión del enemigo. El obje­
to era aproximarse a él para batirlo en combinación con las fuer­
zas venidas de Huimanguillo. ¡Imagínese el lector cuál sería el
miedo y disgusto de su señoría, al ver írustado su proyecto de
emigrar al Estado vecino, destruidas sus esperanzas de pasar una
vida tranquila, y de alejarse de un teatro que no ofrecía más que
privaciones y peligros! Tuvo sin embargo que disimular la vio­
lencia que se hacía, y ceder al torrente de circunstancias irresis-

' Este pueblo es uno de los más grandes de Tabasco, y dista 9 leguas
de su capital.

542
Cuando las invasiones

tibies. Se emprendió por tanto el movimiento retrógrado, y se


llegó al pueblo referido el 28 del citado mes, después de 13 días
de marchas y contra-marchas por terrenos pantanosos, escabrosí­
simos, escasos de recursos, y en donde la tropa tuvo que sufrir
penalidades que no le es dado describir a una pluma tan pobre
como la mía. ¿Cómo responde el Sr. Echagaray cuando se le
hagan cargos por estos males inútiles a la causa pública; por su
empeño en abandonar un país cuya defensa le había confiado el
Gobierno de la Nación; por no haber salvado el parque, depósitos
y artillería; por su falta de método y de plan; por su irresolución
y disposiciones contradictorias; por el desorden e imprevisión en
marchas, y por no haber tomado una vez siquiera aquellas me­
didas precautorias que recomiendan los preceptos de la guerra, y
que son indispensables al frente de un enemigo, tan respetable por
su número como por los elementos en que abunda?
Como los Maldonado, con su resolución tan repentina como
digna de elogio, habían mudado la faz de los negocios de Tabas­
co, y destruido de un golpe los innobles proyectos del Coman­
dante General, se atrajeron el odio de éste, aumentado mucho más
con la venida de Don Eulalio, hermano de aquellos, al frente de
cien Nacionales de Pichucalco, regularmente organizados e instrui­
dos. Este aumento de fuerzas daba, en concepto del Sr. Echaga­
ray, mucha importancia a dichos señores, y trató de rebajarla,
quitándoles el mando de ellas, y poniéndolas al del Teniente Co­
ronel de Nacionales Don Miguel Bruno. Esto no obstante, ellos
siempre las condujeron en unión de este jefe al frente del enemi­
go, al que día y noche estuvieron constantemente hostilizando.
Situados unas vces en Atasta, otras en Tierra Colorada, Macul-
tepec, o donde lo exigían las circunstancias, hacían sus incursio­
nes hasta entre las calles de la Capital, sin embargo de que ésta
estuviera bien protegida con numerosa artillería y una guarni­
ción americana bien considerable. Otro tanto empezaron a hacer
a su llegada el Batallón de Acayucan, los piquetes y artilleros
que se habían aumentado, y que no teniendo cañones hacían el
servicio como infantes. Así se continuó haciendo la guerra a los
opresores de nuestra patria, hasta que en 20 de Julio, conociendo
estos que era infructuosa su permanencia en dicha capital, resol­

543
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

vieron abandonarla, después de haberla ocupado treinta y cinco


días, y de haber tenido una pérdida de ciento y tantos muertos,
no tanto por nuestras balas, como por les eefctos bien conocidos
de un clima tan mortífero.
De esta suerte terminó la expedición de los americanos; pero
antes de referir sus estragos y los sucesos a que dio origen, debo
retroceder para contar un hecho importante, ya bosquejado en una
de las numerosas proclamas del Gobernador Don Justo Santa
Anna.
Cuando regresó a Tamulté el Sr. Echagary con las fuerzas que
había llevado a Tacotalpa, recibió una carta de persona fidedigna
y muy adicta a la causa de los mexicanos, en que le aseguraba
que los enemigos meditaban una expedición para atacarlo al si­
guiente día, aconsejándole por tanto que se preparase para que
no fuese a ser sorprendido. Dicha carta la leyó delante de varios
oficiales, diciendo en tono de hombre que nada teme, que aque­
lla no era más que una noticia despreciable, y que no merecía
la pena de que nadie se alarmara. Aún cuando fuera así, en lo
que estuvo muy equivocado, como se vió por los sucesos que se
siguieron, debió siempre prevenirse, por si acaso era efectivamente
atacado, y tomar las medidas militares que sugiere la prudencia,
pues además de que así se lo recomiendo la Ordenanza, su honor,
su propia seguridad y la de tantos militares que tenía a sus órde­
nes, exigían que los pusiera en salvo si no tenía la intención de
batirse y de frustar la intentona de los americanos. Pero no entra­
ba en su carácter irresoluto y ánimo apocado disponer siquiera
que se situasen algunos destacamentos por las camisos que se di­
rigían a su campo, en el cual se hacía el servicio muy confiada­
mente, sin guardarse precaución alguna, como desde que empezó
esa desdichada campaña.
Los americanos lo sabían y resolvieron aprovecharse oportu­
namente. Salieron de la Capital el día citado en la carta [ . . . ] , en
número de 250, marineros y voluntarios en su mayor parte,
[ . . . ] , y se dirigieron a Tamulté por el camino real, sin ser vistos
ni sentidos por nuestros militares. Al aproximarse a las inmedia­
ciones del pueblo, fueron observados por un indio leñador, que
vino a toda prisa a dar aviso al Sr. Echagaray, quien sin tomar

544
Cuando las invasiones

ninguna medida ni hablar una sola palabra, montó a caballo, que


con anticipación lo tuvo ensillado, y corrió a todo escape por
el rumbo de Huimanguillo. En él encontró a multitud de mujeres
que huían del peligro, y que se avergonzaban de que el Coman­
dante General hiciera lo mismo. Con aquella franqueza que le es
característica le reprendieron su cobardía, y le ordenaron que no
las comprometiese haciendo con ellas el propio camino. Entonces
tomó otro; más como no lo conocía, estuvo perdido todo aquel
día y parte del siguiente, hasta que siendo encontrado por unos
prácticos, lo dirigieron a Cunduacán, a donde ya le había prece­
dido la noticia de su desastre.
Entre tanto, el campo mexicano había sido sorprendido y to­
mado por el enemigo. Nuestros soldados a su aproximación co­
rrieron a las armas, se dividieron en guerrillas, se internaron en el
bosque inmediato y desde él le causaron algún estrago; mas pron­
to fueron abatidos y dispersados a metrallazos. El Teniente Coro­
nel Don Alejandro García, el Comandante del Batallón de Aca-
yucan Don José María Oñate, el Capitán Don José María Martínez
Vaca y algunos otros oficiales, hicieron esfuerzos extraordinarios
por evitar esta desgracia; pero nada pudieron con una fuerza más
organizada y los estragos de una artillería bien servida, contra
la cual no se podía oponer más que fusiles, pues ya he dicho que
toda la que poseíamos había caído en poder de los americanos.
El resultado fué que tuviéramos cuatro muertos, siete heridos, una
dispersión la más completa, la pérdida del poco parque que tenía­
mos y un desaliento el más fatal en circunstancias tan aflictivas.
El citado Comandante Oñate con la mayor parte de sus oficiales
se situó en la hacienda de Don José Julián Dueñas para ir jun­
tando a los dispersos, y con su infatigable actividad logró reunir
a unos sesenta, con los cuales emprendió la marcha para Cun­
duacán, a virtud de orden que le diera el General Don Ignacio
Martínez, que funcionó de Comandante General en las 26 horas
que el propietario estuvo perdido o ausente. Otra parte de los
dispersos recaló a este mismo pueblo, y el resto ha permanecido
en deserción hasta la fecha. Cuando ya todos estaban reunidos,
se les pasó revista y no pasaban de 80, siendo así que antes de la
acción llegaron a 250.

545
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

He dicho ya que el Comandante General fué conducido a Cun-


duacán después de su escandaloso contratiempo, y que en aquel
pueblo se habían reunido los restos de nuestras fuerzas. Debo
ahora añadir para anudar el hilo de los sucesos, que a los seis u
ocho días marchó con ellas a JalpaG de donde resolvió no mo­
verse, ni volver a ningún punto que, como Tamulté, estuviera
próximo a los americanos. Desde ahí se propuso hacerles la guerra
y empezó a dar órdenes a las guerrillas, que no le obedecieron,
porque su desconcepto había ya roto los vínculos de la obedien­
cia. Desde ahí mandaba comisionados a los pueblos para que le
trajesen el producto de la contribución directa, que en los de
Chontalpa estaba destinado para los gastos de la guerra, privan­
do así de estos recursos, a los que la hacían de veras y se sacrifi­
caban por la patria generosamente. Desde ahí dirigió por último
esas notas falsísimas, tan pedantes, tan faltas de lógica y de buen
sentido, al Supremo Gobierno. En una de ellas, después de hacer
una relación de las medidas miiltares que tomó en Tamulté, le
dijo: “que puesto al frente de nuestras tropas, había contenido
bizarramente al enemigo, al que abandonó el campo, porque no
era punto de que resultase ventaja alguna su defensa. En seguida
hace la recomendación de estampilla, acostumbrada por nuestros
Generales, de los valientes jefes, oficiales y tropa que se distinguie­
ron denodadamente a su lado, y concluye felicitando a la Nación
por lo bien puesto que dejó el honor de las armas nacionales”. En
otras comunicaciones bosquejó con la misma veracidad el cuadro
de los sucesos de la guerra, sin embargo de que estuviera bien
poco impuesto de ellos, porque ningún jefe le dió jamás un solo
parte de sus operaciones, como ni tampoco de las novedades que
ocurrían a cada momento. Lo único bueno que hizo el Sr. Echa-
garay en su permanencia en Jalpa, fué organizar el cuadro del
Batallón de Acayucan, de la Compañía de artillería y de la segunda
permanente, agregar algunos Nacionales a esta fuerza, ponerla a
las órdenes del Teniente Coronel Don Alejandro García, y man­
darla a Loma de Caballos,7 para que en combinación con los

“ Este es un pueblo, distante 7 leguas de la capital.


7 Esta es una hacienda de ganado que está a tres millas de la capital.

546
Cuando las invasiones

señores Maldonado y Bruno operase contra los invasores, como


ya he dicho anteriormente.
Se ocupó además el Sr. Echagaray en dividir a la clase militar,
especialmente a los jefes, y en introducir en ellos la anarquía más
completa. En esto obró como político diestro, el que parecía
negado hasta la estupidez cuando le amenazaba algún peligro, o
tenía que cumplir la parte ardua y difícil de sus deberes. Su ob­
jeto era que no pudieran convenirse entre sí sobre el que debía
reemplazarle en la Comandancia General, de la que trataban de
despojarlo abiertamente, desde que su conducta le concitara tanta
desafección como descrédito. Puso en práctica una de las máximas
bien sabidas de Maquiavclo para triunfar de sus enemigos, y logró
el mejor éxito, porque si bien era cierto que todos deseaban arro­
jarlo de su puesto, no se avenían sobre el jefe que debiera suce-
derle. Indispuso a los unos contra los otros, en tales términos, que
los que eran íntimos llegaron luego a aborrecerse, haciéndose una
guerra de intrigas ,tanto más funesta a la causa pública, cuanto
que se relajaban la subordinación y disciplina, trascendiendo hasta
a las clases subalternas.
Voy ahora a dar una ojeada sobre los americanos que ocupaban
la Capital. La guerra a que estaban constituidos era puramente
defensiva, pues no hacían otra cosa que repeler constantemente los
ataques de nuestras guerrillas. Al aproximarse cualquiera de
ellas disparaban a diestra y siniestra su artillería, destruían
multitud de edificios y quemaban todos aquellos por donde
habían aparecido nuestros tiros. Doscientos cincuenta casas de
huano fueron reducidas a cenizas, arruinaron algunas otras de
material, y condenaron a la mendicidad a multitud de familias in­
felices. Su inaudita conducta repugnaba a los sentimientos de la
humanidad, tanto como se oponía al derecho de la guerra obser­
vada entre naciones civilizadas y cultas. Quizá no intentaron otra
cosa que vengarse de la mala suerte que tuvieron en Octubre del
año anterior, en que fueron tan victoriosamente rechazados por
la misma guarnición que ahora vencieran tan fácilmente; pero
entonces la mandaba el denodado Coronel Don Juan Bautista Tra-
conis, que no reparaba en la superioridad del enemigo para aco­
meterlo y llenar con honor sus arduos y nobles deberes. Su ca­

547
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rácter intrépido y valeroso le proporcionó entonces mucha gloria,


y se la habría granjeado también ahora, si su mal ha dado pro­
nunciamiento le hubiera permitido su continuación en el mando
de las armas de aquel Estado. La clase militar, como los tabas-
queños todos, lo echaba de menos en esta segunda invasión, en
que los resultados fueran tan oprobiosos como satisfactorios los
de la primera. Eí mismo Comodoro americano Mr. Perry, decía y
repetía en los primeros días de su llegada a Tabasco, que Traccr-
ais merecía ceñir una faja verde, y que si este jefe hubiera man­
dado ahora, le habría matado cien hombres y echádole dos o tres
buques a pique, aunque siempre perdiera la Capital por los malos
elementos que tenía para defenderla. Estos elogios son muy hono­
ríficos e imparciales en boca de un enemigo que no tiene otros
datos para juzgar que los hechos.
A la noticia de que los americanos habían abandonado la Ca­
pital, se vino a ella el Sr. Echagaray, precediéndole las tropas que
estaban en las inmediaciones. Al encontrarse de nuevo en el ejer­
cicio de la Comandancia, de que casi estaba privado, así por la
justa insubordinación de los guerrilleros como por la distancia a
que había estado de ellos, creyó que debía restablecer el orden y
se propuso hacerlo, pero a su modo. En los días de su adversi­
dad, pues así se les debe llamar a los de la campaña, fué repro­
chado muy acremente por todas las clases, principalmente por los
militares, a causa de sus continuas y escandalosas infracciones. No
teniendo ya valor para llevarlas adelante, porque su desconcepto
le ocasionaba tenaces resistencias, quiso hacer de la necesidad vir­
tud, una especie de retractación pública, y confesar sus errores
para captarse las voluntades. En consecuencia dispuso restablecer
la Comisaría, instaurar a los empleados en el ejercicio de sus fun­
ciones, y que éstos volviesen a reasumir el manejo de los cauda­
les; pero no dió una distribución, sin embargo de que se la exigie­
se, de los que estuvo recaudando e ingresaron a su casa en los
tres meses que tuvo una conducta tan irregular y extraordinaria.
También restableció el Hospital Militar, porque ya no pudo resis­
tir a los gritos de la humanidad doliente, ni a las enérgicas reciar
maciones que se le hacían; pero poniendo nuevos empleados, con
desprecio de los antiguos, que además de sus servicios y reco­

548
Cuando las invasiones

mendaciones, poseían una propiedad que les había conferido el


Supremo Gobierno. Por este estilo continuó el restablecimiento
del orden; pero nunca pudo prescindir de tomar su paga íntegra,
sus innumerables gratificaciones, y de protejer algún contraban-
dillo cuando mediaba la seducción del oro.
Una de sus más notables medidas fué la de mandar que re­
gresasen a Chiapas sesenta infantes del 9° permanente, que habían
venido a contribuir a la defensa, y que se retirasen a sus casas los
Guardias Nacionales que tan brillantemente habían cumplido con
sus deberes. Le causaban temor estas fuerzas, creía que podían
atentar contra una autoridad tan despreciada y efímera como la
suya, y se determinó a dejar el país indefenso completamente, sin
embargo de que aún los americanos permanecían en la Frontera,
como creo que permanacerán mientras dure la presente guerra.
Quedó reducido a 53 hombres el destniído Batallón de Acayucan,
con los cuales no había ni para la guardia de prevención, porque
tenía en el Hospital muchos enfermos.
Otros de los objetos que tuvo el Comandante General para des­
hacerse de dichas fuerzas, fué el de utilizar en su provecho los
recursos que se invertían en sostenerlas. No es ligereza pensarlo
así, porque si a su modo de ver se había concluido la guerra, no
tenía el más leve temor de volver a ser invadido, y era por con­
siguiente innecesario tener sobre las armas a los que la llevaban
tan honrosamente, ¿porqué no levantó el estado de sitio, que tan
enormes daños causa a todos los ramos de la prosperidad y rique­
za del Estado, pero principalmente al comercio y a la adminis­
tración de justicia? Es bien claro que deseaba conservar esa situa­
ción para retener la inmensa autoridad que el decreto de 26 de
Abril último daba a los Comandantes Militares de las plazas ame­
nazadas o sitiadas por el enemigo. Pero si éste, según dijo su seño­
ría varias veces, ya no era de ninguna manera temible, ¿para
qué se empeñaba en guardar un poder tan omnímodo? Voy a
decirlo: para intervenir en todas las rentas, en las interioridades
de las oficinas, en los abastos de las carnes, en todo cuanto se le
antojaba y quería. Resultaron necesariamente muchos atropella-
mientos, muchos desórdenes que ya no pudieron soportarse, y en­
tonces le reclamó el Gobernador del Estado, de oficio, y entabló

549
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

con él esa polémica, cuyas comunicaciones, insertas en los núme­


ros correspondientes al 19 y 22 de Agosto del periódico titulado
“El Tabasqueño”, dan una idea de los avances de la autoridad
militar, y del heroico sufrimiento de aquellos pueblos, destinados
a ser el teatro de iniquidades e injusticias que no se ven en ninguna
otra parte de la República.
Haciendo uso de esas propias facultades extraordinarias de que
se creía investido dicho General, despojó al Mayor de la Plaza,
al Comandante del Batallón de Acayucan, al de la Compañía
permanente de Caballería, y a varios otros jefes y oficiales, de sus
respectivos destinos; les puso sus pasaportes en la mano, y los
obligó a marchar para México, más que una media paga, después
que por espacio de mucho tiempo les hiciera pasar crueles nece­
sidades, porque ya he dicho cómo disponía de los caudales públi­
cos. También puso en prisión al 2? Ayudante del Batallón Guar-
dacosta de Tabasco, al Coronel de los Nacionales de San Juan
Bautista, y a varios otros militares y paisanos. El motivo de estas
persecusiones emanaba de su carácter vengativo, de las murmura­
ciones a que daba lugar su conducta, y de sus temores de que al
fin se convinieran en el jefe que debía reemplazarle en la Co­
mandancia General, poniendo así término a sus arbitrariedades,
muchas de ellas tan bárbaras como inútiles. Por ejemplo, mandó
fusilar a un tal Albino Sicler, sin forma alguna de juicio, porque
se decía que durante la invasión había servido a los enemigos.
Podría ser cierto este delito, y podría tal vez merecer aquel des­
dichado la suerte que le cupo; pero, ¿por qué no se le juzgó con
arreglo a las leyes, no se oyó su defensa, ni se examinaron testigos,
despreciándose todas las fórmulas tutelares de la inocencia? Yo
no estoy porque queden impunes los crímenes; pero opino que si
fuera a fusilar a los que han tenido y tienen criminales relaciones
con los invasores, sería necesario llevar al patíbulo algunos milla­
res de mexicanos, entre ellos a su señoría, que por un vil estipen­
dio permite el comercio con aquellos, y para mostrar entereza y
patriotismo, aplica el último suplicio a un hombre pobre y car­
gado de familia, a la vez que cierra los ojos sobre las traiciones de
otros, nada más que porque son poderosos y ricos.
A propósito del comercio que se hace en Tabasco con los

550
Cuando las invasiones

enemigos, voy a copiar el párrafo de una carta que, con fecha 28


de Agosto, dirige una persona de las más respetables de aquel
país a otra de México, encargándole que, para que llegue a noti­
cia del Gobierno, la publique en algunos periódicos. Dice así:
“El Ib del corriente salieron de esta Capital 18 canoas, condu­
ciendo mil trecientas cargas de cacao para el puerto de la Fronte­
ra, en donde aún permanece la mayor parte de los buques ameri­
canos que nos invadieron en los meses pasados. Este efecto pagó
al Comandante General, antes de su embarque, un peso por carga,
y al llegar al citado puerto pagó otro derecho a la Aduana que
ahí tiene el Gobierno de los Estados Unidos. Un vapor enemigo
vino a protejer por el río esta expedición mercantil, y a un celador
del resguardo marítimo, por haber intentado con otros individuos
impedir este contrabando, lo puso preso el Sr. Echagaray, y le
mandó formar sumaria con escándalo de todos los hombres pa­
triotas y sensatos. El 22 regresaron todas las canoas tripuladas
por más de sesenta mexicanos, que sin embozo confesaban que
venían de país ocupado por el enemigo, y daban noticia de cuanto
habían visto y observado. ¿Qué se hizo para castigar a estos cul­
pables? Vergüenza da decirlo, nada; porque la Comandancia Ge­
neral concedió este permiso en virtud de las facultades extraordi­
narias de que se cree investida. El cacao por fin se embarcó en
la goleta americana “Selim”, y en el bergantín goleta español
“Manuelito”, dirigiéndose el primero a Veracruz, y el segundo a
Tampico”.— Posteriormente he sabido que estas especulaciones
han continuado, como era de esperarse, por ser tan lucrativas, así
a aquel comercio como a la autoridad que da dichos permisos.
Extraño parecerá que en una sola persona se reúnan tantos
errores, tantos defectos, tantos crímenes, pues hasta la pluma se
resiste a describirlos; pero los hechos que refiero son tan noto­
rios, que hasta fuera de Tabasco son bastante conocidos. Los que
lean estas líneas me creerán y formarán idea del carácter y talen­
tos del Sr. Echagaray, cuando sepan que hasta hoy no ha queri­
do jurar, ni permitir que los militares juren la Acta de Reformas
a la Constitución de la República, diciendo que es una producción
demagógica abortada por un Congreso nulo, que vale tanto como
los otros que se han precedido. Se le ha objetado que toda auto­

551
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ridad emana de la Ley Fundamental, y que si no hace el juramen­


to de obedecerla, tiene que cesar en su destino o que ponerse en
pugna con el sistema que nos rige; pero se hace sordo a estas
razones, y ciego al ejemplo que le han dado el Gobernador, la
Diputación permanente, el Tribunal Superior de Justicia y todas
las demás autoridades del Estado, que desde principios de Julio
prestaron el referido juramento en los términos prevenidos en el
decreto reglamentario que se expidió al efecto. El que con tanta
facilidad desprecia las Leyes Constitucionales que la nación se ha
dado por medio de sus legítimos representantes, ¿qué de particu­
lar tiene que haya subvertido tantas veces el orden y que se con­
vierta en árbitro de los destino de Tabasco?
Un tirano como el Comandante General, no podía marchar de
acuerdo con el Gobernador Don Justo Santa Anna, que, por su
parte, se consideraba también con facultades omnímodas, aspi­
raba a dominar exclusiva y despóticamente en aquel Estado, y
tenía la propia sed de oro que su competidor y constante adver­
sario. Mientras que el uno estaba, como ya he dicho, en Jalpa,
queriendo desde allí hacer la guerra a los americanos, y apresu­
rándose a recaudar las contribuciones, el otro se mantenía en
Tacotalpa, haciendo lo mismo, repartiendo su producto entre él
y un enjambre de empleados que le rodeaban, expidiendo dos pro­
clamas por semana, dando patentes de guerrilleros a una porción
de criminales, incapaces de presentarse ante el enemigo, pero sí
muy abonados para extorsionar a los ciudadanos pacíficos, y co­
metiendo mil otros abusos, en fin, que le ocasionaron el odio y
desprecio de los tabasqueños. Abrumado con el sentimiento de que
merecía uno y otro; viendo que el Departamento de la Sierra no
quería contribuir ya con gente ni dinero para las actuales exigen­
cias mientras él estuviese al frente del Gobierno; que los demás
Departamentos iban a hacer lo mismo, y que no tenía fuerza ar­
mada que lo sostuviera, entregó el puesto al Vicegobernador Don
José Julián Dueñas, con un dolor tal, que no pudo menos que
manifestarlo en tiernas y sentidas cartas a los de su partido, es
decir, a los que contribuyeron con él a chupar la substancia de
los pueblos.
Al escribir estas líneas me ha sido en extremo sensible tener que

552
Cuando las invasiones

usar de expresiones fuertes y muchas veces ofensivas; pero ¿cómo


decir que un General ha corrido al frente del enemigo, sin cali­
ficarlo de cobarde; que ha suprimido el Hospital Militar y la Co­
misaría, sin designar este hecho como el mayor atentado; que ha
dispuesto a su antojo de todas las rentas de Tabasco, sin tachar­
lo de ladrón y de arbitrario; que ha dado permisos para hacer el
comercio con los americanos, sin reputarlo como traidor; que ha
fusilado a un mexicano sin forma alguna de juicio, sin alzar la voz
contra un ataque el más grande a las leyes y a las garantías indi­
viduales; que ha desterrado y encarcelado a multitud de personas,
sin declamar contra un acto tan despótico e inhumano; que no
ha jurado la Acta de Reformas, sin manifestar que es ya nula su
autoridad, y que está en pugna con el orden y las instituciones;
que ha cometido mil absurdos, mil atrocidades, en fin, sin denun­
ciarlo a la Nación como un hombre imbécil y como un tirano?
¿Cómo era posible decir todo esto con moderación y en un len­
guaje que no hiriese a nadie?
El Gobierno Supremo, sin embargo de las grandes atenciones
que le rodean, puede, si quiere, poner término a la anarquía e in­
fortunios de Tabasco, con sólo mandar que sea relevado el Sr.
Echagaray de la Comnadancia con un jefe de valor, probidad y
verdadero mérito. Debe también disponer que a dicho General se
le forme causa, lo mismo que se ha hecho con otros que han per­
dido acciones de guerra o plazas fuertes, para que su conducta
militar sea vista ante un consejo de oficiales generales, y se le
aplique la suprema circular de 24 de Julio último, que parece es­
crita para la persona de que me ocupo y con presencia de su com­
portamiento y de sus hechos. Dicha circular dice: “Que no se ig­
nore ni se olvide que el oficial que mandare un punto guarnecido
está obligado a defenderse, cuanto lo permitan las fuerzas que tu­
viere a sus órdenes; y si alguno faltare en esto, será privado de su
empleo; o en el caso de que la defensa hubiere sido tan insigni­
ficante, que pueda decirse que entregó el punto al enemigo sin
combatir, será sentenciado a la pena de muerte.— De todos los
crímenes que un oficial puede cometer al frente del enemigo, nin­
guno es más horrendo que aquel que se perpetra cuando con pre­
textos vergonzosos abandona su punto, ya sea en acción de guerra

553
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

o marchando a ella. No por otro motivo las leyes tienen fulminada


la muerte para el delincuente o la privación de empleo, según las
circunstancias del delito.— En el tratado 8° título 10 se han mar­
cado las penas en que incurre el que en tiempo de guerra tuviere
comunicaciones con el enemigo, de palabra o por escrito. Los ar­
tículos 45, 46, 117 y 118 designan la muerte al que revelare a los
enemigos las órdenes que tuviere. A l que por cobardía volviere la
espalda en función de guerra, ya sea al principio del combate, a
la vista del enemigo, marchando a buscarlo, esperando en la de­
fensiva, podrá ser muerto en el acto, pues el que tal hace no mere­
ce el goce de las garantías que da la secuela de un juicio escrito.”
Por no haberse aplicado estas penas a los que han cometido
actos de traición y cobardía, se ha seguido desmoralizando el Ejér­
cito, que hoy tenía la alta y honrosa misión, que no ha cumplido,
de expulsar al invasor y salvar la República. Para regenerar aquel
era preciso ejercer actos terribles de severidad, principalmente en­
tre los favoritos del General Santa Anna, que tan mal han justi­
ficado su elección y prodigalidades. Que no haya perdón, disimu­
lo ni consideraciones de ningún género, para el que estando al
frente del enemigo no muera antes que dejar de llenar noblemente
sus deberes. Sólo así se tendrá ejército, capaz de desconcertar los
planes de conquista, que con inconcebible facilidad está realizan­
do el Gobierno de los Estados Unidos, porque esas masas infor­
mes y mal organizadas, así como las guerrillas, por grande que
sea su valor y patriotismo, serán indudablemente dispersadas y des­
truidas por las inmensas fuerzas enemigas, que ya ocupan más de
las dos terceras partes del territorio mexicano. Hacer otra cosa
es consumar la pérdida de nuestra independencia; pues no hay
ya que pensar en la paz, que nunca la ha querido sinceramente el
Gabinete de Washington.
Huimanguillo, Septiembre 10 de 1847.s

s [. . .] El único ejemplar que he visto pertenece a la Biblioteca Nacio­


nal de México, y se contiene en el tomo número 24 de la colección de
Papeles varios, cuya colocación es la siguiente: 0-1-2-4. Lo cita José María
Roa Bárcena en su obra sobre la invasión de los norteamericanos a Méxi­
co. [. . .] Afortunadamente para la historia de Tabasco, el Sr. Juan Bau­
tista Iguíniz, digno Subdirector de la Biblioteca Nacional, puso en mis
manos el ejemplar cuya copia he publicado en estas páginas. (N. de M.M.G.)

554
lontre componendas,
la constante de las guerras

REGRESOS, REORGANIZACIÓN
Y ENEMISTADES
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

[Luego que se fueron los invasores norteamericanos] la ciudad


prontamente fue ocupada [el 22 de julio de 1847] por las tropas
de don Miguel Bruno llegadas de Lomas de Caballo, [. . .] Las
tropas chiapanecas al mando de don Eulalio Maldonado llegaron
de Pueblo Nuevo de las Raíces [. . .] y [. . .] las del comandante
general Echagaray y las de García, ambos procedentes de Cun-
duacán.
Disgustado el gobernador don Justo Santa Anna por la conduc­
ta del comandante Echagaray, y por sus exigencias monetarias y
pidiendo castigo enérgico contra enemigos personales y a los
opositores a sus intemperancias y además encontrándose mal de
salud, don Justo pidió una licencia el 20 de julio, [de 1847] to­
mando posesión al día siguiente el vicegobernador don José Julián
Dueñas quien fue el que trasladó nuevamente la capital a San
Juan Bautista con la maquinaria oficial cinco días después [. . .]
El vicegobernador renunció a su sueldo mensual de $250, a favor
del Erario del Estado, [. . .]
[. . . ] Dueñas era un rico comerciante que vivía junto al Pala­
cio de Gobierno en la Plaza de la Constitución; tenía su casa en
la calle de la Aurora, hoy 27 de Febrero y poseía grandes pro­
piedades, junto con su hermano don Victorio Victorino.
El comandante militar Echagaray continúa su enemistad con

° Historia. . op. cit., p. 352-357 (selección).

555
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

don Justo Santa Anna y hace que prosiga el estado de sitio en


la capital para así continuar interviniendo en los fondos de la
Comisaría, de la Aduana, en los permisos de navegación fluvial
y de los caminos terrestres; mandó arrestar al segundo ayudante
del Batallón Guardacosta del Estado, al coronel jefe de la Guar­
dia Nacional y a otros militares y paisanos que no le eran afec­
tos. Manda fusilar sin formación de causa al agricultor indígena
Alvino Sicler, acusándolo de traidor; impuso alcabala de un peso
a la carga de cacao que se exportase; se negó a jurar la Constitu­
ción del 24 y su reforma, por no estar de acuerdo con ella, por
creerlas anárquicas y contrarias a su credo eminentemente con­
servador.
El 16 de agosto por la noche salieron de San Juan Bautista,
dieciocho canoas conduciendo 1 300 cargas de cacao rumbo a
Frontera a vender esa mercancía a los norteamericanos; el vapor
Scorpion protegió la transacción; las canoas regresaron a la ca­
pital el 22, con jamones, telas, máquinas, calzado, papel, etc. En
Frontera se encontraban tres barcos norteamericanos estaciona­
dos frente al puerto, bloqueándolo, y eran el Washington, Scor­
pion y el Spit Fire.
El 21 de octubre el barco Scorpion sale del puerto de Frontera
hasta llegar [cerca] de la capital, donde pasó la noche y al día
siguiente por la mañana regresó a Frontera; según se supo después
ese barco protegió un segundo contrabando de cacao enviado por
comerciantes poco escrupulosos, de acuerdo con el propio coman­
dante general, que recibió regular suma por su intervención. El
cacao fue llevado a Veracruz por la goleta norteamericana Selim,
y después a Tampico, por el bergantín español Manuelito. Un ce­
lador del resguardo marítimo don Baltasar Jesús, que intentó
impedir el contrabando fue mandado a prisión por el comandante
Echagaray.
El 1? de septiembre no pudo reunirse el Congreso del Estado
por no haber concurrido la mayoría de los diputados; por tal mo­
tivo el [vicegobernador Dueñas no pudo leer su informe ese día.
Conforme a la ley de 3 de junio de este año, se hacen en Ta­
basco las elecciones para diputado propietario y suplente el 19 de
octubre de 1847, siendo presidente del Colegio Electoral don

556
Entre componendas, la constante de las guerras

Manuel Escoffié y secretario don José Gregorio Villamil. Resul­


taron electos como diputado propietario don Límbano Correa y
suplente don Benigno Payró.
El 10 de noviembre se hacen las elecciones para gobernador
constitucional resultando reelecto don Justo Santa Anna; como
vicegobernador y subvicegobernador don José Encarnación Prats
y don Joaquín Ferrer respectivamente; se eligen igualmente los
diputados al Congreso local.
La enemistad continuaba con fuerza entre el gobernador don
Justo Santa Anna y el comandante general Domingo Echagaray,
hasta que haciéndose intolerable tal estado de cosas hizo que don
Justo se pusiese de acuerdo con el teniente coronel de la Guardia
Nacional don Miguel Bruno, a fin de derrocar a Echagaray de su
comando militar lo que ejecuta Bruno el 14 de ese noviembre de
1847, aprehendiendo a don Domingo y otros subordinados, [. . .]
El comandante Bruno publica sus justificantes con el título de
Documentos Relativos, [. . . ]
Con estos documentos Bruno justificaba su conducta y la depo­
sición del comandante Echagaray, quien fue poco después encau­
sado y días más tarde, a fines del mes expulsado de Tabasco lle­
vándolo una escolta hasta Huimanguillo, y de allí por Acayucan,
Tehuantepec, Oaxaca hasta la ciudad de México, donde se encon­
tró con los fuertes ataques del invasor, Santa Anna lo indultó,
libertándolo, yendo más tarde a Querétaro con el nuevo gobierno.
Después de los anteriores acontecimientos no hay en Tabasco
hechos de importancia; el gobernador con Justo Santa Anna ter­
mina ese año de 1847 como Jefe Constitucional del gobierno lo­
cal, con una Legislatura desde el 10 de ese noviembre.

[En] enero de [1848] deja el gobierno del Estado don Justo


Santa Anna, al pedir licencia al Congreso de Tabasco, debido
a las dificultades que venía con el coronel don Miguel Bruno;
fue substituido por el vicegobernador don Encarnación Prats,
quien nombró como su secretario de gobierno al señor don Ca­
lixto Díaz, yucateco, retirándose don Justo a Macuspana. El 27
de febrero el gobernador Santa Anna renunció a su cargo de
gobernador, no habiéndole aceptado el Congreso esa renuncia.

557
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

A principios de mayo toma posesión nuevamente de la guber-


natura de Tabasco el señor Santa Anna.

CARTA DE EN VISITANTE CHUPAN ECO*


Tan interesante es la visión del autor de la carta, Felipe Larraín-
zar — quien según Mestre Ghigliazza era miembro de una familia
distinguida de Chiapas— , como curiosas son las notas del texto.

AL PÚBLICO
Amantes de la justicia, y deseosos de hacer conocer al mundo
el éxito brillante alcanzado por uno de los jóvenes de esta Capi­
tal' en su primer viaje fuera de los lindes de nuestro Estado, da­
mos a luz la siguiente carta que por casualidad ha llegado a nues­
tras manos:
Los amigos del viajero

F e l ip e L a r r a ín z a r **
San Juan Bautista.
Octubre 30 de 1847
Querido amigo:
Muchas veces desde que llegué a ésta, he tomado la pluma para
escribir tanto a usted como a los demás amigos; pero el estar
continuamente ocupado me lo había impedido, hasta hoy que lo
hago aprovechando el silencio de las doce de la noche. Desde que
salí de esa no he vuelto a tener noticia de ninguno de ustedes, y
como la precipitación de los sucesos no me dejó ni despedirme,
seguramente creerían que me había olvidado de todos; pero no
ha sido así, Manuelito, a todos los he tenido presentes, principal­
mente a usted a quien tanto he querido, que siempre he conside-

4 Impreso suelto,. [San Cristóbal] Imprenta del Supremo Gobierno de


Chiapas, dirigida por Secundino Orantes, 1848, en Manuel Mestre Ghigliaz­
za, Invasión norteamericana. . ., op. cit., p. 251.
1 Se refiere a la capital de Chiapas. (N. del C.)
** Impreso. . . , op. cit., en Manuel Mestre Ghigliazza. Invasión norte­
americana. . ., op. cit., p. 251-256 (selección).

558
Entre componendas, la constante de las guerras

rado como mi verdadero amigo, y a quien mi corazón ha distin­


guido siempre, con aquel afecto vehemente que sólo lo produce
la simpatía y el pleno conocimiento del objeto que la merece.
Continuamente hago recuerdos de los de casa, aun enmedio
del bullicio y etiqueta que me rodean. En todas partes hemos
sido brillantemente recibidos; en la navegación del río, donde
todos emplean día y medio, hemos tenido que hacerla en siete,
pues de todas partes han salido obsequiándonos con lujo y cari­
ño. Los festines se sucedieron unos a otros, hasta que llegamos
a esta ciudad, donde honrándonos el Sr. Gobernador con el Sr.
Dueñas, salieron a recibirnos hasta el desembarcadero, condu­
ciéndonos en seguida entre personas respetables a una magnífica
casa, donde nos han obsequiado con magnificencia. Todos los
tabasqueños nos han visitado y colmado de atenciones; esta con­
ducta generosa me llena de gratitud mucho más que la han usado
con nosotros personas a quienes ni conocíamos. El Sr. Goberna­
dor nos ha dado tres mesas; y en una de las más concurridas he
tenido la satisfacción de oirle decir, hablando de Ramón: “Seño­
res, con proscriptos de esta clase se honra en extremo el Estado
de Tabasco.” ¡Qué contraste forma este lenguaje con las notas
de Cardona y lo que de ellos esperaba! Podemos decir que sólo
vinieron para producir un efecto contrario; pues en lugar de ve­
jaciones hemos recibido el aprecio general, manifestado en la
multitud de obsequios que de todas partes nos han venido. Si
hubiéramos podido aceptar los convites de comidas y almuerzos
que nos han preparado, habría sido necesario comer veinte veces
al día. Cuando lleguemos a esa le mostraré la multitud de pape­
letas que por curiosidad he recogido.
¡Cuánto me he acordado de usted en los bailes diarios que nos
han dado! ¡Qué contento le hubiera visto entre una multitud de
hermosas jóvenes, tan ligeras en sus movimientos, tan graciosas
por su vestido y modales, de un trato fino y amable, muy distinto
sin duda de algunas de nuestras jóvenes! El del jueves ha sido
para mí el mejor; nos lo dió Sastré en su hermosa casa, y habían
más de treinta jóvenes útiles que bailaban muy bien. Casi todas
estaban vestidas de gasa blanca bordada de seda, con fondo de
raso de Italia que es muy lustroso y doble, saplicado de piedras,

559
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que heridas por la luz parecían gotas de rocío entre la gasa trans­
parente. En la cabeza llevaban únicamente moño tendido y ondas
en la cara. Todas me parecieron regulares; pero descollaba entre
todas por su blancura, grandes ojos negros y hermoso cuerpo,
Dolores Escoffié2 de diez y seis años no cumplidos. Con ella es­
tuve bailando y la acompañé en el clave para cantar; es joven de
una fina educación, de familia muy distinguida y el ídolo de los
tabasqueños: esa noche renegaban contra mí, y Dolores se reía
de ellos; hasta que les tuve lástima y los dejé bailar con ella. Como
pocos días antes había sido presentado por Dueñas a todas las
casas decentes, tuve ocasión de bailar y tratar más de cerca con
otras muchachas, también muy bonitas. ¡Por qué no me sería dado
transportarlo en aquel instante al salón, presentarlo a todas las
muchachas y tener ocasión de contemplar su sorpresa! Estos bai­
les son muy distintos de los de casa, Manuelito; no se permite el
más leve desliz;3 el trato es de rigurosa etiqueta, y en todas partes
brillan los modales de una sociedad escogida.
¡Qué bulliciosa me pareció esa noche la polka, ejecutada por
cuarenta músicos yucatecos con instrumental de viento! ¡Estaba
extasiado bailándola entre cinco grupos, que a un tiempo seguían
el compás de la bulliciosa música! Entonces me formé una idea
de los bailes de Europa, y mi corazón saltó de contento al recor­
dar que algún día me vería en ellos. Si el puerto no estuviera
bloqueado y hubieran buques, me fuera a pasear cinco o seis me­
ses a París, pues sólo disto de él ocho días de navegación.4 ¡Oja­
lá por casualidad viniera algún barco yuca teco;5 entonces se cum­
plirá el más ardiente de mis deseos!
Mi vida en esta ciudad es toda de diversión. El día lo paso, o
visitando la multitud de familias con quienes tengo relaciones, o

2 Tabasqueños que conocen bien la recomendable familia del señor Es­


coffié, nos han asegurado que no existe en ella ninguna Doloritas.
3 Quiere decir que en tu casa se permiten los deslices.
4 ¿De qué manera prodigiosa se habrá verificado" esta aproximación?
¿Cómo se habrá podido reducir a ocho días lo que antiguamente eran me­
ses, la que la industria sólo había podido conseguir que últimamente se hi­
ciera en veintitantos días? ¡Es la primera noticia que tenemos de semejante
portento!
5 En buen buque ibas a travesar el Atlántico.

560
Entre componendas, la constante de las guerras

en el comercio y sociedades con los amigos, o en fin, en las gran­


des mesas de almuerzo y comida, servidas por extranjeros que lo
hacen muy bien. Aquí he venido a tomar ricos licores que ni co­
nocía, y buenos dulces de almendra de un gusto exquisito. Los
amigos me obsequian de todo esto con profusión: asco me da
ver en casa tantos encurtidos, tantos dulces y tanto vino que ya
sólo por necesidad tomo en las mesas. Esta vida de agitación no
me impide acordarme de los amigos como usted; deseara que
estuvieran a mi lado, para que todos disfrutaran de las delicias
y satisfacción que produce un recibimiento como el que nos han
hecho en esta población; paseáramos juntos, y hubiéramos estado
contentos en esta vida de delicias, gozando del cariño y aprecio
general.
Dolorilas Escoffié," en unión de la familia del Sr. Gil.7 me han
convidado para un paseo al mar en la barca de Xilotepec," que se
verificará el lunes; han mandado preparar para embarcarnos un
bonito pailebot." ¡Cuánta va a ser mi satisfacción al contemplar
este hermoso y grande elemento, mucho más en unión de las Nin­
fas que me acompañan! Deseo que el tiempo esté hermoso, para
poder ver la entrada y salida del sol bajo las olas; ha de ser un
bello espectáculo contemplándolo a la orilla de las playas que
las olas bañan a cada instante. Van a ir con nosotros cuatro jóve­
nes que tocan flautas y clarinetes. Angelita Gil los acompañará
con la guitarra, y tendremos una bonita música; en fin nada fal­
tará para hacer delicioso este paseo, pues ve usted que hasta nues­
tras hermosas Venus'" llevamos para que nada falte a nuestro
contento.
Con Pepe Puich hemos estado paseando mucho; me ha presen­
tado a varias familias donde tiene mucha confianza; está bien re­
lacionado y se divierte mucho en una casa vecina suya donde se
reúnen muchos, con los que juega, baila y se divierte bien. Está
colocado en el Gobierno con cuarenta pesos de sueldo; pero lo
“ Y dale con Doloritas.
■ ¿Qué Gil es éste?
' ¿Qué barca es ésta?
■! El cual navegaría por el arroyo del Jícaro, y para esto se derribó el
puente.
Al lado de su Vulcano.

561
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

he instado a que renuncie, y me lo ha ofrecido, pues temo mucho


que tanto escribir lo empeore, y sería una lástima que pereciera
en lo más florido de la edad un joven de tantas esperanzas como
él. Está muy robusto y confía mucho en su salud; desde que vino,
sólo le ha dado un ataque. ¡Cuánto deseo que al fin se vea libre
de tan peligrosa y horrible enfermedad!
En fin, amigo mío, es ya muy tarde, pues me he extendido más
de lo que creía. Hágame favor de saludar a su mamá y de poner­
me a sus órdenes, así como a las del resto de su familia.

LA COMANDANCIA:
MANZANA DE LA DISCORDIA
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

El 12 de mayo [de 1848] el coronel don Manuel Peláez escribe


desde Pichucalco al comandante interino don Miguel Bruno una
carta en la que le comunica haber recibido un nombramiento del
Supremo Gobierno para que se hiciese cargo de la comandancia
general de Tabasco. Bruno le contestó que no intentara entrar al
territorio tabasqueño pues no responderá de las consecuencias
que tuviese al asumir su cargo y se negaba a entregarle la Coman­
dancia y ponía como pretexto el que los Distritos del Estado lo
habían declarado su comandante general, y así lo pedían al C.
Presidente de la República. Poco tiempo después, el coronel
Peláez ofició al gobernador don Justo Santa Anna dándole cuen­
ta de su despacho; el gobernador transcribió el oficio de Peláez
al comandante Bruno, el cual se disgustó por la intervención del
ejecutivo local en ese asunto.
El 4 de junio salió de Pichucalco el coronel Peláez Callejón
con varios oficiales, entre ellos don Alejandro García, llegando
a San Juan Bautista el día 6 de ese mes, dirigiéndose inmediata­
mente a entrevistar al gobernador.
[Justo] Santa Anna y Peláez pidieron a Bruno se les reuniese
para arreglar ese asunto de la Comandancia General, pero el gue­
rrillero se excusó y se retiró a Lomas de Caballo donde tenía el
* Historia. . . , op. cit.. p. 358-366 (selección).

562
Entre componendas, la constante de las guerras

grueso de sus tropas. Al día siguiente 7 de junio, Peláez fue re­


conocido como comandante general de Tabasco por el Ayunta­
miento de la capital, por los empleados de Hacienda y la Guardia
Nacional, levantándose un acta para constancia. El comisario ge­
neral, don Victorio V. Dueñas, partidario de Bruno, se negó a
concurrir y a reconocer a Peláez. La copia del acta se envió al
Supremo Gobierno. Esa noche el comandante Peláez fue notifi­
cado por el segundo ayudante don Carlos Escoffié para que des­
ocupase inmediatamente la capital y saliese del Estado, pues en
caso contrario seria preso por Bruno y fusilado inmediatamente.
Justo Santa Anna, gobernador constitucional del Estado Libre
y Soberano de Tabasco, a todos sus habitantes, sabed:
Que el Congreso ha decretado lo siguiente:
Artículo único. El Congreso declara infame el proceder que se
usó con el cadáver de Francisco de Sentmanat, y levanta el ana­
tema que pudo haberle causado al pueblo tabasqueño su indife­
rente tolerancia. Este atroz atentado fue obra del poder y sus sa­
télites; el pueblo tabasqueño declara no haber tenido parte, y
lega a sus autores toda la infamia del bochornoso e inicuo proce­
der con que salpicaron su historia.
Lo tendrá entendido el gobernador del Estado y dispondrá su
cumplimiento.
San Juan Bautista, mayo 25 de 1818.
Marcelino Gutiérrez, diputado presidente; Gregorio Payró, di­
putado secretario; Clemente Salas, diputado secretario.
Por tanto, mando a todos los habitantes del Estado que cum­
plan y a las autoridades que hagan cumplir la presente en todas
sus partes, a cuyo efecto imprímase, publíquese y circúlese.
Palacio de Gobierno en San Juan Bautista, a 27 de mayo de
1848. '
Justo Santa Anna.
Lino Merino, secretario.
Este decreto era más que una sincera reparación al buen nom­
bre de Tabasco con respecto a los trágicos y bochornosos actos
contenidos en junio de 1844 con el cadáver del infortunado Sent­
manat, era más bien un arma política dirigida contra don Calixto
Díaz y el doctor don Simón Sarlat García, principales actores en

563
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

aquel drama, y corifeos de la resistencia al gobierno del señor don


Justo Santa Anna, como agentes de Bruno y del vicegobernador
Prats.
[El] 8 de junio, el gobernador don Justo Santa Anna envió al
secretario de gobierno don Lino Merino y a don Eustaquio Ma.
del Solar a Lomas de Caballo, a fin de convencer a Bruno para
que entregase pacíficamente la Comandancia al coronel Peláez;
como contestación Bruno puso en prisión a los dos comisionados,
que eran sus amigos y se negó rotundamente a hacer entrega del
mando que tenía interinamente. Esa misma noche se recibió un
despacho del Ministerio de Guerra y Marina en que se rechazaba
la petición de los partidarios del Estado en el sentido que se nom­
brase al coronel don Miguel Bruno comandante efectivo de Ta­
basco y se anunciaba el nombramiento del coronel de caballería
don Manuel Ma. Escobar, guatemalteco, como el nuevo coman­
dante general del Estado y al coronel Peláez como segundo cabo
de la Comandancia.
El gobernador Santa Anna envió una copia certificada a Bru­
no, de este despacho, por conducto del teniente coronel de la
Guardia Nacional, don Gregorio Pérez. Bruno quemó la comu­
nicación y contestó por medio de Pérez que si no salían inmedia­
tamente de San Juan Bautista Peláez y sus oficiales, marcharía
contra ellos y los pasaría por las armas como lo había anunciado
antes con su ayudante Escoffié.
En vista de estas dificultades y no contando con fuerzas sufi­
cientes para imponer su autoridad, tuvo que retirarse Peláez el
día 9 de junio rumbo a Macuspana y al día siguiente salía tam­
bién el gobernador rumbo a esa población.
Bruno lanzó ese mismo día 10 de junio un manifiesto al pueblo
haciendo cargos al gobernador y a Peláez. Pocos días después, a
principios de julio, el gobernador Santa Anna estando en Taco-
talpa, fue asaltado por un grupo de capciosos partidarios de Bru­
no, obligándolo a regresar a San Juan Bautista a asumir el gobier­
no, pero él optó por retirarse del poder, con licencia, entregando
la gubernatura del Estado al vicegobernador don Encarnación
Prats que "casualmente” se encontraba allí. Don Justo Santa Anna

564
Entre componendas, la constante de las guerras

se refugió en su finca “El Carmen” en el Municipio de Macus-


pana.
El vicegobernador Prats, debido a estar enfermo de reumatis­
mo, no pudo bajar a la capital del Estado y gobernó desde Teapa.
lugar de su residencia.
El 28 de junio llegó a la villa de Guadalupe de la Frontera el
coronel de caballería don Manuel Ma. Escobar Rivera y su secre­
tario el teniente coronel graduado, primer ayudante, don Juan
Duque de Estrada. El coronel Escobar envió a Estrada con cartas
para Bruno y al gobernador Santa Anna, en que pedía una reu­
nión y hacíales saber su nombramiento como comandante general
de Tabasco, no encontrando al gobernador. Duque de Estrada
encontró a don Migue! Bruno en Jalpa donde se negó a entregar
la Comandancia, y no accedió a la reunión, conminándolos a
abandonar Frontera, bajo pena de ser atacados si no salían pronto
para Veracruz. Una escolta condujo a Duque de Estrada desde
Jalpa hasta San Juan Bautista y llevado después en una canoa
rumbo a Frontera acompañado del comisario general del Estado
don Victorio V. Dueñas, ferviente admirador de Bruno.
El comandante Escobar y Duque de Estrada tuvieron que sa­
lir de la Frontera rumbo a Veracruz, desde donde Escobar envió
a la Secretaría de Guerra y Marina un informe de su malograda
gestión, calificando severamente la situación política y militar de
Tabasco, dando una cuenta detallada de su misión haciendo ver
el estado de miseria y anarquía en que se encontraba Tabasco,
debido a la mala administración del brunismo.
El coronel Escobar y Rivera después de enviar su informe des­
de Veracruz al Ministro de la Guerra el 20 de julio de 1848 salió
rumbo a Jalapa, donde recibió la licencia ilimitada que había
solicitado para separarse temporalmente de la milicia. Fue nom­
brado como nuevo comandante general de Tabasco, el coronel
Francisco García Casanova, quien no llegó a tomar posesión de
la Comandancia.
El coronel Peláez Callejón después de salir de Tabasco rumbo
a Pichucalco envió al capitán don Alejandro García a la capital
de Chiapas para pedirle al comandante general de ese Estado para
que le ayudase con tropas, y a don Isidro Rosado a México

565
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

para que informase al Gobierno General sobre la conducta de


Bruno al negarse a entregar la Comandancia. Poco después le
llegó a Peláez el nombramiento de comandante general de Chia­
pas y la orden para organizar allí fuerzas armadas para marchar
a Tabasco y cooperar con el nuevo comandante general, coronel
don Francisco García.
A fines de agosto, el coronel Peláez marchó con sus fuerzas
nuevamente desde Pichucalco a Teapa, donde ofició al [vicejgo-
bernador Prats, dándole cuenta de su misión y ofreciéndole su
su apoyo para organizar su gobierno.
Bruno que estaba en Frontera con su gente, envió al moreno
Felipe Sánchez rumbo a Belice en un barco, con dos mil pesos
oro a comprar armas y municiones y saliendo después de esa vi­
lla rumbo a San Juan Bautista, donde lanzó un manifiesto que
salió publicado en un periódico local El Diablo Cojuelo, el 7 de
septiembre de 1848; esta proclama, la última de Bruno en la Co­
mandancia decía:

El C. Comandante General del Estado Libre


y Soberano de Tabasco a sus habitantes:
Ciudadanos: Poseído del más acervo dolor me veo precisado a
anunciaros una concurrencia lamentable. El Supremo Gobierno
de la Nación, ¡quién lo creyera! ha dispuesto que una fuerza se
dirija sobre este Estado con el objeto de hostilizarlo. ¿Y cuáles
podrán ser las causas, en qué circunstancias lo verifica y qué de­
litos son los que pretenden castigar? ¿Será porque el Estado de
Tabasco, en todo el periodo del conflicto nacional, supo retener
con patriotismo y honor a las falanges invasoras, sin más auxilios
ni recursos que los de su propio seno? ¿Será porque conservando
su notorio juicio y lealtad, ni ha promovido ningún pronuncia­
miento. ni se ha unido a los que en diferentes puntos de la Re­
pública han enarbolado el pendón de la discordia civil?” ¿Será
porque en estos instantes las dos autoridades principales se diri­
gen al Supremo Gobierno con la participación de sus actos? La
guerra, ese azote de la humanidad, nos es enviada precisamente
en los momentos en que el Estado principia la convalescencia de
los males que le causó la pesada invasión extranjera; precisamente

566
Entre componendas, la constante de las guerras

cuando disfruta de una tranquilidad inalterable, y cuando los ha­


bitantes, en medio de ella, se ocupan de la reparación de sus pér­
didas y quebrantos en todos los ramos.
Os lo repito, conciudadanos, la guerra se os envía. No entreveo
otra causa que vuestra oposición al recibo de comandantes gene­
rales dependientes del ejército permanente y al desprecio con que
han visto vuestras suplicatorias reclamaciones; es la causa de los
pueblos del Estado, es la de los leales que me rodean y que con
vuestra eficaz cooperación sobre defender.
Acaso no está lejos la hora en que el estallido del cañón vuelva
a alterar vuestro reposo; pero una vez arrojado el guante por los
perturbadores de vuestra tranquilidad, lo levantaremos, y de sus
consecuencias serán responsables ante Dios y la sociedad los nue­
vos invasores del Estado.
Miguel Bruno.
San Juan Bautista septiembre 7 de 1848.
Este imprudente manifiesto, verdadero reto al Gobierno Gene­
ral de la República colocaba a Bruno como un rebelde, y fue más
tarde, en su proceso, prueba contundente y decisiva en su contra
y causó su perdición.
Bruno pasó a situarse en Pueblo Nuevo de las Raíces, mar­
chando a los pocos días rumbo a Jalapa y después a Teapa.

N u e v o c o m a n d a n te y lo s a c u e rd o s
d e T ie r r a C o lo r a d a
El coronel Peláez desocupó Teapa y se reconcentró con su escasa
gente en el Azufre donde permaneció hasta mediados de octubre
en que supo la llegada del nuevo comandante general de Tabasco.
el coronel don Tomás Marín, saliendo inmediatamente rumbo a
San Juan Bautista a incorporarse con él.
El 11 de octubre Bruno disgustado también con el vicegober­
nador don Encarnación Prats, a quien amenazó haciéndolo huir
de la capital rumbo a Tacotalpa. Bruno puso en prisión esa noche
al secretario de gobierno de Prats, don Calixto Díaz; al Jefe Po­
lítico de la capital don Leandro Alfaro; al Administrador de Co­
rreos, don Francisco Rodríguez; al oficial primero de la Tesorería

567
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

don Alejandro Loreto, y los oficiales, teniente don Manuel Her­


nández y subteniente don Evaristo Campos, caídos en desgracia
por ser partidarios de Prats y negarse a ayudar a Bruno en sus
arbitrariedades. Al día siguiente, por la mañana Bruno embarcó
a los prisioneros en una canoa y navegó rumbo a Frontera, para
allí expulsarlos del Estado.
[El] 13 se encontraron con el vapor Neptuno que marchaba a
la capital de Tabasco conduciendo al nuevo comandante; general
don Tomás Marín, varios oficiales y cien soldados de línea. Bru­
no y sus oficiales, el teniente coronel de Guardia Nacional don
Gregorio Pérez, que era secretario del Ayuntamiento de San Juan
Bautista, y el subteniente del 6? de Línea, don Juan Hernández,
salieron en otra canoa rumbo a Frontera dejando abandonada la
embarcación de los prisioneros, los que fueron recogidos y trasla­
dos al Neptuno por órdenes del comandante Marín.
Bruno y su gente se reconcentraron en Frontera pasando des­
pués a Jalpa, Macultepec y finalmente se instalaron en el llamado
Paso de Tierra Colorada, a poca distancia de San Juan Bautista,
sobre el río de González, donde concertó una entrevista con el
general Marín para la noche del 16 de octubre.
Don Justo Santa Anna, llamado por el comandante Marín,
tomó posesión nuevamente de su cargo el 15 de octubre que
poces días antes había abandonado el vicegobernador Prats, en­
cargándose nuevamente de la marcha gubernamental del Esta­
do; [ .. .] ~
El nuevo comandante Marín, deseando arreglar los asuntos de
Tabasco según decía, por la vía pacífica (aunque él tenía órdenes
del. Gobierno del Centro para someter por la fuerza a Bruno), pi­
dió al señor don Eustaquio María del Solar, amigo de Bruno, que
concertase una entrevista con ese guerrillero y que le informase
de lo falsa que era su situación; que depusiese su actitud hostil
y fuese a hablar con Marín en un lugar neutral. Bruno accedió a
entrevistarse con Marín a la mitad del camino de la capital a
Tierra Colorada.
Marín en efecto salió de la capital a caballo, en compañía de
don Eustaquio M. del Solar, don Ramón Boix y don Antonio
Dondé; en el lugar convenido se encontraron los dos personajes,

568
Entre componendas, la constante de las guerras

ofreciendo Marín a Bruno recomendar ante la Secretaría de Gue­


rra y Marina para regularizar sus grados militares ganados en la
guerra extranjera, y darle amplias garantías para trasladarse a la
capital de la República.
Bruno ofreció pacificar a Tabasco disolviendo sus tropas, sa­
lir del Estado y para ello pidió tres días a fin de retirar las órde­
nes que había dado a su gente de los municipios para reconcen­
trarse en Tierra Colorada, y ordenar al comandante de la Guardia
Nacional teniente coronel don José Gregorio Pérez y al subtenien­
te del 6(> de Línea don Juan Hermida, que lo acompañaba, para
que se presentase con sus tropas al día siguiente y ponerse a dis­
posición de Marín.
Bruno se quejó de los ataques dirigidos veladamente a su per­
sona en manifiesto que Marín dirigió al pueblo de Tabasco el 14
de ese mes, el comandante se disculpó diciendo que creía a Bruno
un rebelde intratable, pero que los hechos eran distintos. El co­
mandante ofreció dinero al guerrillero, quien cortésmente se ex­
cusó de recibirlo y se separaron amigablemente saludándose con
cortesía.
Don Miguel Bruno cumplió su oferta dando órdenes a su gen­
te para que no se reconcentrasen en Tierra Colorada, pero come­
tió un acto reprobable, raptándose (siendo casado) el 22 de ese
octubre a una señorita, doña Juana Rodríguez Díaz del Castillo,
de la sociedad de San Juan Bautista. Los padres de la joven inme­
diatamente elevaron queja ante el gobernador don Justo Santa
Anna acusando de rapto al ex comandante Bruno, quien salió de
Macultepec a donde había llevado a la joven; en lugar de irse a
Frontera como había sido lo convenido, se reconcentró después
con algunos partidarios y ex militares, en el lugar llamado “El
Chieozapote’’, en las afueras del pueblo de Atasta camino del Ca­
rrizal.
Ese árbol de chieozapote, fue derribado por órdenes del licen­
ciado Tomás Garrido, en mayo de 1935 [. . .]
El gobernador comunicó al comandante Marín el nuevo aspec­
to de la causa de Bruno, disponiendo el comandante que se nuli­
ficaran los acuerdos de Tierra Colorada, por incumplimiento del
rebelde; se dictó orden de aprehensión por rapto y desobediencia

569
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

militar en contra de Bruno, siendo comisionado para aprehender­


lo, [. . .] don Vicente Illescas o Yescas como se le decía también,
y al comandante de batallón teniente coronel de la Guardia Na­
cional don Claro Hidalgo, un piquete de caballería y otro de
infantería de la Guardia Nacional. Creyendo [. . .] que Bruno es­
taba en Macultepec, salieron la mañana del 23 para el Paso Real;
en el lugar llamado El Hormiguero tuvieron noticias por un ma­
yordomo que Bruno había salido el día anterior rumbo a Nacaju-
ca; entonces los comisionados tomaron esa dirección y al avanzar
hacia ese pueblo, un práctico les informó que Bruno se había
dirigido con quince subalternos rumbo al “Chicozapote” del pue­
blo de Atasta. Regresaron nuevamente Illescas y sus hombres
para dirigirse a ese lugar en canoa, llegando a las doce de la no­
che de ese día 23 al Paso del Carrizal donde se dividieron. Hi­
dalgo marchó siguiendo la margen derecha del río del Carrizal
e Illescas por la izquierda, avanzando rumbo al paso de ese río
donde fueron tiroteados por los centinelas de Bruno, quienes al
ser reatacados se dispersaron, avanzando la gente de Marín hacia
la casa donde se alojaba el guerrillero; los asaltantes prendieron
a un centinela brunista de color, y rodeando la casa obligaron a
que Bruno se rindiese quien dio una espada, siete fusiles y dándose
por preso también el sargento de Nacionales José Ma. Cevallos,
y los paisanos Pedro Rivas y Mariano Guapillo, fugándose tres
hombres armados. Fue encontrada en el interior de la casa doña
Juana Rodríguez, la que a poco fue llevada a la casa de sus pa­
dres.

O b s c u r id a d y g r illo s . C a re o s y s e n te n c ia
Bruno y sus hombres fueron llevados prisioneros a San Juan Bau­
tista (. . .] e internados en un calabozo del cuartel del Principal;
Bruno fue incomunicado, con un centinela de vista, [y] se le en­
grilló.
El 27 de ese octubre, conforme a la orden del comandante ge­
neral de Tabasco don Tomás Marín, se nombró fiscal de la causa
de Bruno al oficial don Juan Benito Heredia y escribano al señor
Francisco Ortiz. Al expediente se le adjuntaron primero, el acta
celebrada en Atasta el 14 de noviembre de 1847, en que se

570
Entre componendas, la constante de las guerras

acuerda separar al comandante general don Domingo de Echaga-


ray, respetar al Supremo Gobierno y encargar provisionalmente
de la Comandancia de Tabasco al coronel don Miguel Bruno;
segundo, una proclama expedida el 7 de septiembre de 1848, a
los habitantes del Estado, expedida por Bruno en que excita a
resistir las fuerzas del Gobierno General enviadas a restablecer
el orden en Tabasco y tercero, copia certificada de una carta del
negro Felipe Sánchez desde Belice y dirigida a Bruno en que le
participa no haber encontrado el armamento que necesitaba; que
había fletado un barco para San Thomas y New Orleans y que no
remitía los 40 quintales de pólvora por desconfiar de Olivar y
Valay sus compañeros de viaje pues sabía eran unos picaros que
merecían estar presos, que salía un buque con bandera inglesa
que conducía fuerte contrabando.
Fueron testigos de cargo en esta causa de Bruno, don Alejandro
Loreto, oficial primero de la Tesorería del Estado, don Francis­
co Rodríguez, don Leandro Alfaro, jefe político de la capital; don
Calixto Díaz, ex secretario de Gobierno; el coronel Manuel Pe-
láez y don Claro Hidalgo. Fueron verídicos e imparciales don Gre­
gorio Pérez, don Juan Hermida, don Eustaquio Ma. del Solar;
don Pedro Rivas Mediz, don Francisco Richie, don Cenobio
Romero, jefe de la imprenta del gobierno; don Balbino Fernán­
dez don José Antonio García, don Vicente Illescas. A favor del
acusado don Victorio Dueñas, don Ramón Boix y don Pablo
Sastré y Masas, vicecónsul español.
El gobernador don Justo Santa Anna, a pedimento del fiscal
envió su informe de tres largas comunicaciones, la primera es su
contestación al pronunciamiento de Bruno en que no autorizaba
tal hecho y por tal motivo se retiraba a Tacotalpa, la Diputación
Provincial era de su misma opinión; la segunda es copia de la
comunicación que el propio gobernador enviaba al Supremo Go­
bierno dándole cuenta del pronunciamiento contra Echagaray, el
nombramiento de Bruno como comandante general, su falta de
fuerzas necesarias para reducir al orden al cabecilla y su retiro
a Tacotalpa, de acuerdo con la Diputación. La tercera es contes­
tación a la anterior, por el Ministerio de Relaciones, en que el
Presidente de la República aprobaba lo hecho por el gobernador,

571
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pasándose copia al Ministerio de Guerra ese mismo día 24 de di­


ciembre de 1847.
El reo se defendió en sus careos contra sus impugnaciones el
día 9 de noviembre; ya antes el día 2 de ese noviembre en su in­
terrogatorio primordial nombró como su defensor al teniente Pio­
quinto Bejarano [. . . ] el 11 el comandante Marín pasa el proceso
al asesor, quien resuelve al día siguiente que el proceso está en
ley y que puede verse en Consejo de Guerra ordinario [. . .]
[el] 14, después de oída la misa del Espíritu Santo [. . .] fue
llevado Bruno; se le leyó el proceso y fue interrogado, defendién­
dose enérgicamente. Bruno fue llevado nuevamente a su celda y
continuó reunido el Consejo, se tomó ratificación a los aprehen­
sores del reo, Illescas e Hidalgo quienes se carean con Bruno;
el defensor hace cálida defensa del prisionero. Esa noche pide el
fiscal la pena de muerte para el procesado [. . . ]
Al día siguiente [. . . ] se reúne de nuevo el Consejo de Guerra,
los vocales primero y el presidente al último dieron su voto por la
pena de muerte de don Miguel Bruno; el proceso, a pedimento
del fiscal es turnado al comandante Marín [. . .]
El día 17 [. . .] se empezó a preparar el patíbulo detrás de la
cárcel pública, en el callejón formado por ésta y la casa almacén
de don Juan Ruiz. Se formó el cuadro, al mando del coronel Ale­
jandro García, enemigo de Bruno; [. . .] fue sacado el reo con
los ojos vendados, con grillos y seguido de una escolta de veinte
hombres; vestía pantalón blanco y levita militar color azul obs­
curo; se arrodilló para oir su sentencia, se sentó luego en el ban­
quillo llevando su mano derecha al pecho y recibió la fatal des­
carga [. . . ]
El cadáver fue llevado por sus amigos y partidarios en una ca­
milla a la iglesia de la Concepción, trasladándolo más tarde para
la de Esquipulas donde se le dijo una misa de cuerpo presente,
y finalmente fue sepultado en el cementerio general. En el Prin­
cipal se izó la bandera a media asta y se pusieron guardias en las
bocacalles de la Plaza de Armas.
El Ministro de Guerra y Marina envió comunicación el 23 de
octubre de este año de 1848 pidiendo a Marín que enviase al
reo Bruno a Veracruz, confirmándose esa orden con otra de

572
Entre componendas, la constante de las guerras

fecha 28 de noviembre, y en otra comunicación se le ordenaba


a Marín que se juzgara al reo en Consejo de Guerra y en caso de
pena de muerte se suspendiera la ejecución hasta ver si el Con­
sejo concedía la gracia del indulto.
Parece que estas comunicaciones llegaron tarde a Tabasco.
y el infortunado guerrillero no pudo librarse de ser fusilado. Los
periódicos metropolitanos El Montañés y La Palanca atacaron al
comandante Marín por la ejecución de Bruno, mientras el perió­
dico El Tabasqueño lo defendía de esos ataques.

EXCESO DE FORTUNA Y DE DESGRACIA


M a n u e l M erin o G a r c ía *

Era Don Miguel Bruno de carácter un tanto violento, arrebatado


y caprichoso; y según la autobiografía del Señor Jiménez, era
arisco y hasta furibundo. Por los documentos que he podido alle­
gar á mi alcance, apenas se distinguen los perfiles de esta intere­
sante figura de nuestro pasado político ó más bien, de nuestras
continuas revueltas.
Pocas noticias he podido reunir de este hombre valeroso y
casi todos los informes carecen de verosimilitud, ó bien son trans­
mitidos por gentes apasionadísimas, digo, de personas que lo ad­
miraron por su intrepidez y pujanza cuando la segunda invasión
de los norte-americanos.
No parecía descendiente de Corzo, sino del más hermoso tipo
caucásico, pues tenía algo del salvajismo ruso, cuya nota domi­
nante es el espíritu de venganza unido frecuentemente á una im­
petuosidad incontrastable. Individualidad poderosa, buscaba como
todos los revolucionarios de su época, camino para brillar.
Era Don Miguel de una alma exéntrica, estraña; fuerte como
Alcides, se conserva, aún, la mesa que rompió de un puñetazo,
en el momento en que le anunciaron que estaba condenado á su­
frir la última pena.1

11 Rula. Novela histórica. Talleres de Tipografía. Litografía [. . . J Ramón


González. San Juan Bautista, 1907 ( Biblioteca de Autores Tabasqueños.)
p. 76-80 (selección).

573
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

De incomparable gallardía, mostraba uno de esos semblantes


que tienen don de gentes. Cuando en una reunión de familia se
acompañaba, con la guitarra unas coplas andaluzas ó peteneras
que cantaba con voz magnífica, derramaba tal gracia y encanto
varonil, que se hacía simpático á los hombres y casi irresistible
á las mujeres.
Generoso con la clase proletaria su prestigio llegó á ser inmen­
so, que no era difícil descubrir el alma de Otelo bajo el frío es-
terior del soldado; empero, ávido de aura popular, se dejaba
arrastrar de ella sin medir los quilates de su ingenio.
¡Lástima grande que su espíritu inquieto lo condujese á come­
ter desaciertos y atropellar hasta á los agentes del Gobierno,
cuando por orden del General Arista, Ministro de Guerra, fué
sometido á un proceso militar.
*
**

Las gentes que solo ven hasta la punta de la naris, los espíritus
superficiales que no buscan datos auténticos en el fondo de los
archivos, culpan á Don Justo Santa Anna de la muerte de Bru­
no. Y no es así. El Jefe de la Nación [. . .] mandó órdenes apre­
miantes para que se aprehendiese y se procesase “al rebelde de
Tierra Amarilla” y después agregó: “que se cumpla la sentencia.”
Creo y puedo asegurar que si en aquellos días hubiesen podi­
do comunicarse los tabasqueños con el Presidente de la Repú­
blica, por medio del invento de Morse, hubiesen alcanzado el
indulto para el simpático adalid; pero como la correspondencia
de los Estados para con la Metrópoli nacional, era en aquellos
tiempos, no solo tardía, sino insegura, los tres ó cuatro Jefes
militares que disponían de las tropas federales, se despacharon
á sus anchas, deshaciéndose de un enemigo formidable.
¡Quién creyera que el hombre que puso la primera hoja de en­
señanza alfabética (la cartilla de San Miguel,) en las manos del
hijo del Corzo, Don Pedro Bruno, fuera Don Justo Santa Anna?;
digo, del hombre que regenteaba el Poder Ejecutivo y que se vió,
obligado por el destino, á activar el proceso de su amigo y com­
pañero de infancia.
Es un hecho rigurosamente comprobado: el preclaro Goberna-

574
Entre componendas, la constante de las guerras

dor Constitucional de Tabasco, cinco años mayor que Bruno, fué


el que personalmente enseñó á leer al hijo del amigo de su Pa­
dre; es decir, que el súbdito italiano Don Pedro Bruno, soldado
hasta 1814 del Gran Bonaparte, se estableció en 1815 en el Pue­
blo de Tepetitán, frente por frente del súbdito español Don Ilde­
fonso Santa Anna.— Que habiéndose casado ámbos europeos, con
mujeres tabasqueñas, tuvieron dos hijos cada uno.— á quienes se
propusieron dar, los padres, una educación al alcance de aque­
lla época; pero sobrevino la guerra de Independencia y con ella
comenzaron á venir de Francia las proclamas y los discursos de
los convencionales.— hojas y folletos escritos con caracteres de
sangre y que traían la simiente de la vieja democracia griega, para
salvar la joven América de la oprobiosa servidumbre y atraso
moral, en que la tenían sumida los decadentes monárquicos de
allende el Atlántico.
Los jóvenes Santa Anna y Bruno, devoraban aquellos impresos
rojos que proclamaban “los Derechos del Hombre” y sus pechos
ardieron de entusiasmo, por las nuevas ideas de emancipación y
de civismo republicano. ¡Tal vez desde su infancia se sintieron
tocadas por una vara mágica y favorecidos por los hados para
ejercer el mando supremo de su País y se adivinaron rivales para
lo futuro.
Y, efectivamente, aquellos hombres vinieron predestinados á
sostener un antagonismo político que orilló al País á tremendos
conflictos— y en que el valor marcial ó colectivo tuvo que sucum­
bir ante el talento y el valor inerme.
De Don Miguel Bruno puede decirse que tuvo en su vida pú­
blica. exceso de fortuna y, después exceso de desgracia; pero
principalmente hay que fijar la atención en que un mal compa­
ñero perdió al héroe de Acachápan.

EL PADRE JARAUTA EN LA VALENCIANA,


Y D. MIGUEL BRUNO EN TABASCO*
Luego de la muerte de Bruno, sus partidarios alzaron la voz a

* L íi Palanca, México, I" de mayo |de 1849], En Manuel Gil y Sáenz.


C om pendio. . , op. cit., p. LXXIX-LXXXI1I (selección)

575
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

través de este artículo. El padre Jarauta' fue contemporáneo de


don Miguel Bruno.

Cuando en un Estado se encadena la libertad del pensamiento


to, se pone en práctica el espionaje, se cometen toda clase de ar­
bitrariedades, injusticias espantosas, y se levantan patíbulos, es
necesario convenir en que la sociedad está desquiciada, hay en
ella un completo desgobierno, y los asociados, rotos todos los
vínculos de la asociación, viven sin ninguna garantía, y no tienen
siquiera la seguridad de su individuo, objeto primordial de los
gobiernos y de las comunidades políticas. Tal es, pues, el Estado
que guarda Tabasco, como se verá en la siguiente relación de los
hechos que han tenido lugar desde que arribó a él D. Tomás
Marín.
“Prescindir de acusar ante el mundo civilizado, guardar un si­
lencio punible acerca de la ejecución de D. Miguel Bruno, y dejar
de revelar las maldades y medios reprobados que se pusieron en
práctica para conducir al patíbulo al valiente guerrillero que ate­
rrorizó a los enemigos de la nación, es, o hacer cómplice, no tri­
butando a la verdad un hombre justo, o manifestar una cobardía
indigna de los republicanos.
“A la miserable historia de nuestras aberraciones o extravíos
políticos, se ha agregado una página más de sangre que nos llena
de oprobio a la vista de la posteridad que nos juzgará severa; y
es preciso descorrer el velo, para que aparezcan tales como son,
los protagonistas de este drama sangriento, indigno del siglo en
que vivimos.
“Al trazar el luctuoso cuadro que nos hemos propuesto, protes­
tamos a la faz de la nación, que nuestra pluma no es arrastrada
por pasiones innobles ni prevenciones personales de ninguna cla­
se. Retirados de los negocios públicos, e indiferentes a la política
actual del país, nos consideramos con la imparcialidad necesaria
para pintar los hechos como han pasado; siendo nuestra princi-1
1 Celedonio Dómeco Jarauta, franciscano español, destacó en México
durante la invasión norteamericana como cabeza de guerrillas en Veracruz.
Se pronunció contra los Traíllelos ele Gutululupe-HUIalao (1848) en Lagos
de Moreno, Jalisco, fue capturado y ejecutado en la Valenciana, Guanajua­
to. pocos meses antes de la muerte de Miguel Bruno. (N. del C.)

576
Entre componendas, ¡a constante de las guerras

pal mira que éstos no sean desfigurados, como sucederá, satisfe­


chos sus autores de que en Tabasco no solo no hay libertad en
les ciudadanos para emitir sus pensamientos, sino que se les pro­
híbe hasta la murmuración [. . .]
“En la madrugada del día 13 de Octubre a las cuatro y media,
fue sorprendida en su cuartel la pequeña fuerza de D. Miguel
Bruno, que cansada de su regreso de la villa de Teapa dormía pro­
fundamente. por la que trajo a sus órdenes D. Tomás Marín, es­
tando a la sazón ausente el Sr. Bruno, que a las oraciones de la
noche se había dirigido a la Frontera. Esta casualidad hizo que
en menos de cinco minutos, y con solo siete tiros de fusil dispa­
rados por los agresores, se ejecutara esta peripecia sin más des­
gracia que la del centinela.
D. Tomás Marín, que siete leguas antes de llegar a esta capital
se encontró con los presos que Bruno llevaba a la Frontera, los
trasbordó al vapor, y supo por ellos que éste los conducía al
punto citado, que la tropa estaba cansada, entregada al sueño, y
lo informaron de otros pormenores que le hicieron obrar con la
actividad que no pensaba, y tomó una actitud hostil que no tenía;
pues al pasar por la Frontera vió al cuñado de Bruno, y le supli­
có le diera una carta de recomendación que le aseguraba de su
parte que a nombre del supremo gobierno le garantizara su em­
pleo de coronel, que quería darle un abrazo por encargo del
Presidente, y que el mismo lo llevaría a Méjico siempre que no
hiciera resistencia ninguna y entregara la comandancia general;
de manera que una casualidad, como hemos dicho, proporcionó
a Marín otra hazaña, como el robo del bergantín Yucateco.
Posesionado de esta capital, publicó inmediatamente una pro­
clama que traía impresa, en la cual ofrecía garantías a los habitan­
tes del Estado y protestaba en ella no perseguir a nadie. Los que
habían caído prisioneros en el ataque al cuartel, unos fueron pues­
tos en libertad bajo fianza, y otros fueron conducidos a Veracruz.
Hasta aquí, el comportamiento de Marín era intachable, era dig­
no de elogio; y por él se había ganado las simpatías de los
tabasqueños, simpatías que se acrecieron cuando se supo la en­
trevista que tuvo con el Sr. Bruno en Tierra Colorada, distante
una legua de esta ciudad, y que en ella le había hecho los mismos

577
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ofrecimientos que se refieren en el anterior párrafo. Dignos son


de referirse algunos hechos y palabras que mediaron en la citada
entrevista, en presencia de D. Antonio Dondé, D. Ramón Boix y
D. E. Solar.
“Antes de todo, señor D. Miguely dijo Marín, un abrazo en
nombre del supremo gobierno;” y estando abrazados, besó a Bru­
no las presillas con que se presentó. Habíase publicado el 13 una
proclama de Marín en que se injuriaba a Bruno, y aquel se apre­
suró a satisfacerlo, manifestándole que no había sido obra suya
que al bajar a la Frontera había dejado encargado de dar un ma­
nifiesto, y que jamás tuvo idea de atacarlo con dicterios deni­
grantes. Mas se extendió la aparente bondad del triunfante ge­
neral; ofreció dinero, si necesitaba, al vencido, y aun que éste
estaba en la mayor miseria no lo quiso aceptar. La espada de
Bruno que tomaron en la Frontera, la entregó Marín a Solar,
amigo del primero, para que se la entregase, en prueba de amis­
tad y buena fe. A los citados tres testigos de la entrevista puede
ocurrir el que tenga la menor duda sobre los hechos relacionados.
¿Y quién a su vista no había de creer que se obraba de buena fe?
¿Quién había de dar cabida a la ridicula idea de que la ausencia
de una joven de la casa paterna fuese motivo suficiente para que
un general retractase su palabra, y condujese a su protegido al
patíbulo? Ningún hombre que tuviera uso de razón y hubiese co­
nocido el buen nombre que gozaba el general comprometido. Por
esta causa no dudó Bruno un instante; ofreció tranquilizar al Es­
tado, y pidió tres días para retirar a los fieles que lo acompaña­
ban. Pero ¡infeliz! se equivocó, como sus amigos, y esta desgra­
ciada entrevista la llevó grabada en su corazón hasta el sitio del
suplicio, en que decía: “Marín es un Picaluga”. Nosotros, a fuer
de escritores imparciales, no sabemos a cual de estas cosas nos
atendremos: Si Marín estuvo en la entrevista de buena fe, fué un
débil que se dejó ganar por los enemigos de Bruno: si estuvo
de mala fe, fué un traidor, indigno de portar divisa de honor, y
menos del nombre mejicano.”
“Pero apenas se hizo cargo del gobierno D. Justo Santa-Anna,
enemigo mortal de Bruno desde el pronunciamiento de Atasta
que hicieron de común acuerdo, y que después se desavinieron

578
Entre componendas, la constante de las guerras

porque éste no lo complació, sacando del Estado las tropas vete­


ranas como quería, cuando se produjo en el Sr. Marín una meta­
morfosis que notaban los menos expertos; empezaron a cercarlo
los enemigos de Bruno, aquellos que en su corazón habían jurado
su exterminio pero que no se atrevían a dar la cara; se pulsaban
resorte o medios que en tales casos son comunes, obraban con
cautela, se reunían en secreto para tratar de su hecatombe que
preparaban, y en público se justificaban desempeñando el papel de
hipócritas, con cuyo apoyo son conocidos los seis o siete hom­
bres que aquí se denomina la Camarilla, partido absolutamente
desprestigiado por sus tendencias de oprimir al pueblo, y partido
que quiere distinguirse por los resabios de la aristocracia; cuando
los que lo componen han salido del albañal de la sociedad; y
entonces Marín, so pretexto de haberse indignado porque una jo­
ven abandonó voluntariamente la casa paterna para irse a unir a
Bruno, obrando de consuno con el gobernador, nombraron a un
tal Claro Hidalgo, a quien el Sr. Bruno había generosamente per­
donado por tres veces que lo aprehendió haciendo armas en con­
tra de é!. y el oficial D. Vicente lllesca, para la captura de éste,
la que se verificó, [. . .] [el] 24 del pasado, en el sitio llamado
Chico Zapote.
“Aprehendido D. Miguel Bruno fue conducido preso a esta ca­
pital, e hicieron su entrada [. . . ] [el] día 25; y desde entonces se
empezaron a alarmar los ánimos, pues una concurrencia nume­
rosa del pueblo corría en tropel en distintas direcciones; la calle
del cuartel en donde debían parar estaba llena de personas de
ambos sexos, y los amigos pensadores de Bruno, entraron en des­
confianza, aunque nunca creyeron que antes del mes lo verían
conducir al patíbulo. Bruno fue encalabozado en el mismo cuarto
que habitó de la casa que ocupaba con su tropa, y que sirve, de
cuartel a las de Marín desde que se posesionó de esta capital.
En el momento se le puso en rigurosa incomunicación, se rema­
chó la puerta del balcón, se apostaron centinelas, y se nombró
fiscal al oficial D. Juan Heredia, quien al siguiente día dio prin­
cipio a sus procedimientos, llamando a declarar a los más encar­
nizados enemigos de Bruno, a los mismos que conducía en cali­

579
Arias G. / Lau 3. / Sepúlveda O.

dad de presos a la Frontera, y a los mismos que deseaba su


muerte. Juzgúese del proceso.
No obstante todas estas precauciones de seguridad en la prisión
de Bruno, se le trató de mortificar, se le quiso llenar de vilipen­
dio, se le quiso humillar, se quiso, contra los sentimientos huma­
nos y cristianos, agregar aflicción al afligido, poniéndole el día
29 del citado mes un par de grillos, mandados hacer a propósito
con recomendación especial de D. Alejandro García, Bruno re­
sistía con la energía de su carácter y su fuerza hercúlea este acto
degradante; pero diez o doce soldados que lo aseguraron, y las
persuasiones del fiscal triunfaron de su resistencia.
Bruno era ya la víctima señalada; Bruno empezaba a sufrir un
tormento que resiste la civilización y la justicia, prohibido por
un decreto vigente entre nosotros de las cortes españolas, de 22
de Abril de 1811; y tormento que dejó de padecer cuando fue
preciso que se vistiera para marchar al cadalso; pero sus enemi­
gos habían tirado ya la carta, y el Sr. Marín no era ya más que
un ciego ejecutor de sus criminales deseos, pues apenas se le
indicó que era conveniente relevar al fiscal, por haber tomado
declaración al gobernador como complicado en el pronuncia­
miento de Atasta, cuando así se hizo, nombrándose el día 12 del
corriente al capitán D. Manuel Gutiérrez.
“La población toda estaba conmovida; se daba por cierta la
ejecución de Bruno, el sentimiento era general; y desde el día 4,
la parte visible de esta capital elevó a Marín una exposición, su­
plicándole intercediera por la existencia de Bruno, pues sean
cuales fuesen, decían los exponentes, sus errores políticos, se de­
bía tener consideración con un hombre, que sin tener, como se
aseguraba, carácter en el ejército, no había vuelto sus espaldas
a la patria en sus angustias. Esta súplica, circunscrita en los lí­
mites de la moderación, y de que no hizo aprecio la comandancia
general, exaltó la bilis del gobernador Santa-Anna, en términos,
que mandó buscar al impresor, a quien, después de llenarlo de
injurias y amenazas, previno al juez de primera instancia que lo
redujera a prisión y que le siguiera causa, así como a los supli­
cantes, a quien parece se ha impuesto una multa de 25 pesos que
pagará cada firmante.

580
Entre componendas, la constante de las guerras

"Sin embargo de estas tropelías y providencias violentas, que


se dictaban para aterrorizar al pueblo, el día 10 se hace otra
exposición por los moradores de los barrios, que también fue
vista con desprecio, así como la de Huimanguilla que llegó el mis­
mo día del consejo; porque asegurados los enemigos de Bruno del
nombramiento del auditor de guerra que Marín había hecho
indebida y maliciosamente en el Sr. licenciado Zorrilla, y a quien
se dice que de antemano tenían preparado, verían como inútiles
y débiles todos los esfuerzos para salvar al ilustre y valiente gue­
rrillero. El público nos disimulará este anacronismo a que nos
ha obligado la narración, y vamos a seguir el hilo de los sucesos.
“Nombrado fiscal Gutiérrez el día 12, da a la causa el curso
que se deseaba; y el 13 la deja en estado de verse en consejo de
guerra, según la opinión del auditor. ¡Causa asombro tal festi­
nación. El 14 se reúne el consejo de capitanes, como a las ocho
de la mañana, y duró hasta las tres de la tarde del día siguiente
en que el público se Penó de regocijo, pues pendiente del fallo
supo por el defensor, fiscal, y otros oficiales, que Bruno había
sido condenado a tres años de presidio en la fortaleza de Perote;
esta noticia fue comunicada en persona por los primeros a la
madre y esposa de Bruno, a quienes dieron el parabién. Empe­
ro, ¡cual fue el asombro de todos, cuando a las ocho de la ma­
ñana del jueves 16 se ve tremolando el pabellón nacional, y se
generaliza la noticia de que el Sr. Bruno había sido puesto en
capilla! ¿Así los que portan un distintivo de honor engañan vil­
mente a un pueblo? ¡Sólo en Méjico, vive Dios, se ven estas su­
percherías!
“Se supo inmediatamente que al defensor se le amenazó por
el consejo en la noche, con pérdida de empleo y seis años de
presidio si no variaba la defensa; y tuvo este oficial que presentar
un cuerpo informe, pues allí mismo la mutiló quitándole y po­
niéndole párrafos, sin conocimiento del abogado que la hizo; y
se dijo más, que era cierta la sentencia de presidio, pero que en
la noche, a instancias de Santa-Anna, y los enemigos de Bruno,
se había puesto otra en que se condenaba a muerte. Lo que no
queda duda es. que el consejo se suspendió varias veces en la

581
/trias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

noche para consultar con el Sr. Licenciado Zorrilla ciertas dudas,


que quedaron resueltas [. . .j
“ Puesto Bruno en capilla, la población toda quedó sorprendida
y atribulada. La tristeza estaba pintada en los semblantes de to­
dos sus habitantes, sin distinción de sexos ni edades, y la natu­
raleza misma parecía que participaba del general sentimiento; el
sol estaba rojizo, y un silencio tétrico reinaba en la ciudad. En
todas las avenidas de la plaza se apostaron soldados; los artille­
ros estaban junto a sus piezas con mecha encendida, la tropa
toda acuartelada con sus armas formando pabellón, se destacaron
patrullas por las calles con órdenes severísimas hasta para disol­
ver la reunión de señoras que se encontrara; no podían juntarse
tres ciudadanos sin que al momento no fuesen separados, y el
cuadro más melancólico era ver a la señora madre de Bruno y su
esposa, que venidas de luto y acompañadas de un considerable
número de mujeres, se dirigieron a la casa de gobierno pidiendo
arrodilladas ante el gobernador, clemencia por D. Miguel Bruno,
en medio de los más penetrantes gritos de sentimiento. El amor
entrañable de una madre, cuyo corazón traspasado del dolor
más acerbo, hace una revolución en su alma, hace un esfuerzo
último para salvar a su hijo, y se resuelve a postrarse también
a los pies de Marín, presentándole con el rostro lleno de un co­
pioso llanto, una solicitud en que interponía el recurso de indul­
to, la que decretó sin lugar por sí y ante sí, porque el auditor
con estudio había ya prejuzgado este recurso en su dictámen;
una comisión de la legislatura se presentó al mismo tiempo su­
plicando también por la vida del guerrillero de Tabasco; empe­
ro, ¡ah! todo era inútil, el astro de Bruno descendía ya a su ocaso;
la hora había sonado, y el destino iba a cumplirse.
“En medio de este silencio y aparato bélico, aparece en la
plaza de armas como a las tres de la tarde una concurrencia
numerosa de señoras principales con un séquito de más de dos­
cientas mujeres, que se dirigen a la casa del Sr. Lie. Dorantes, a
quien suplicaron que les hiciera una representación para el co­
mandante general, y que su esposa tuviera la bondad de acom­
pañarlas, porque querían personalmente entregarlas, porque que­
rían personalmente entregarla. El centinela de una de las piezas

582
Entre componendas, la constante de las guerras

quiso hacerles fuego, pero un oficial le gritó y se contuvo; cuando


Dorantes las estaba persuadiendo para que desistieran de su idea,
se presentó el regidor D. Francisco Riche, y les previno de parte
del jefe político, que en el momento se disolvieran, porque los
soldados apostados tenían orden de hacer fuego sobre ellas; y
entonces no tuvieron más desahogo que echarse a llorar excla­
mando que todos los recursos se les habían cerrado, e irse a sus
casas por calles excusadas. ¡Tal era el prestigio del Sr. Bruno!
“El público se convenció de que la suerte del Sr. Bruno era
decidida, su muerte no era ya un problema para sus amigos, y
asi se pasó el resto del día y noche del 16, hasta que amaneció
el fatal 17 que jamás borraremos de la memoria.
“Desde las cinco y media de la mañana se empezó a preparar
tropa, y el pueblo estaba en espectación porque ninguno sabía
el lugar del suplicio. A las seis, el alcalde con algunos presos
empezaron a rozar en el ángulo de la plaza de armas que está al
Sur. A las seis y cuarto estaba ya puesto el banquillo, y la infan­
tería y caballería desfilaron a formar el cuadro al mando de D.
Alejandro García, que quiso asistir al sacrificio de su víctima. A
las seis y tres cuartos fue sacado Bruno vendados los ojos con
un pañuelo blanco de olán, y le seguía una escolta como de vein­
te hombres.
“ Bruno estaba vestido de pantalón blanco y levita militar de
paño azul oscuro o turquí, y venía marchando con paso firme sin
demudársele el semblante, acompañado de dos sacerdotes, de
quienes había recibido en el día y noche anterior todos los auxi­
lios espirituales. Como a la distancia de cincuenta pasos de la
capilla, pidió sentarse y tomó un poco de vino con agua; a otra
distancia igual del lugar de que se separó, hizo lo mismo y fumó
un cigarro conservando la misma serenidad y sangre fría con que
había peleado en defensa de la patria. Siguió al patíbulo, llegó,
se hincó para oir la sentencia, se sentó con la mano derecha so­
bre el pecho, cruzó el muslo derecho sobre el izquierdo. Eran las
siete y media de la mañana cuando D. Miguel Bruno espiró
como un valiente y verdadero cristiano. Tres balas habían corta­
do el precioso hilo de la existencia del ilustre guerrillero. La pa­

583
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

tria tiene también sus víctimas, como decía Marín: ¡El padre
Jarauta en la Valenciana y D. Miguel Bruno en Tabasco.
“Inmediatamente fue puesto su cadáver en un catre que carga­
ron sus amigos y condujeron a la Iglesia de la Concepción acom­
pañado de una guardia compuesta de ocho soldados, dos cabos,
un sargento, y un subteniente. D. Eustaquio Solar, excelente y
fiel amigo del desgraciado D. Miguel Bruno, fue en el momento
a pedir al Sr. Marín el cadáver para hacerle sus exequias, y se
le negó porque no se quería dispensar ni el ceremonial más ri­
dículo.
“Se le quiso tener a la espectación pública, pero al mismo
tiempo no se permitía a nadie la entrada, pues las puertas de la
iglesia y sitio estaban llenos de hombres y mujeres que lloraban
a su salvador (así lo llamaban) en la guerra con los americanos:
su cuerpo yacía en una hermosa caja de caoba que costearon sus
amigos: por la tarde se le hicieron los funerales saliendo el ca­
dáver de ésta para la de Esquipulas, y de aquella al Cementerio
general, donde fue sepultado. El gentío que lo acompañaba era
numeroso; nunca en Tabasco se había visto una concurrencia
igual de todas edades, sexos (y colores. Todos estaban poseídos
de un verdadero sentimiento, y el llanto era general en todas las
clases que lo seguían y acompañaron hasta el cementerio. La
escena que pasó en aquel lugar de terror, y el dolor, no es fácil
que lo describa nuestra pobre pluma. Al cerrar la caja que lo
ocultaba para siempre a la vista del pueblo tabasqueño y del
mundo todo, al campeón de la independencia, al ilustrado Mi­
guel, a la víctima de la venganza y envidia de unos cuantos per­
versos, fueron tan desgarradores los gritos, tan lastimeros los ayes
y tantas las imprecaciones contra sus asesinos, que el fiscal que
estaba presente para dar fe del entierro, preguntó si estaría segu­
ro. Todas y todos querían reliquias, y allí mismo se repartieron
pedazos de cinta que se conservan como prendas preciosas.
"El Sr. Bruno mandaba en los corazones de los tabasqueños.
y Marín si hubiese querido cumplir como caballero sus ofreci­
mientos, recibiría ahora las alabanzas y bendiciones de este pue­
blo dócil en lugar de la odiosidad y execración que sobre sí
reporta por un hecho que acabó para siempre su reputación, por­

584
Entre componendas, la constante de las guerras

que en la entrevista con Bruno no se ve más que una verdadera


celada indigna de un militar de la república, y propia solamente
de un esbirro que sirve bajo la férula de un monarca absoluto.
"Al honor y buen nombre de la actual administración convie­
ne castigar severamente a D. Tomás Marín, y a todos los que se
han hecho cómplices de este asesinato jurídico, si no quiere car­
gar con esa responsabilidad tremenda ante la Nación, y si no
quiere llenarse de oprobio y baldón ante el mundo entero.
"Al Sr. Marín debe, por el honor de la Nación, sujetarle a un
consejo de guerra, porque habiendo ofrecido a D. Miguel Bruno
garantías a nombre del supremo gobierno, ha faltado a ellas man­
dándolo prender para conducirlo al patíbulo; por el nombramien­
to de auditor de guerra que hizo en el Sr. Lie. Zorrilla de acuerdo
con el gobernador, no debiéndolo haber, según la ley provisio­
nal, en Tabasco, ni cuando lo hubiera, tenía facultades para
hacer ese nombramiento que solo tuvo por objeto privar a Bruno
del remedio de la recusación de que usó y no le fue admitida.
¡Colución de criminalísima de un juez! Por haber permitido
y consentido en que a Bruno se tuviera incomunicado hasta los
momentos de salir al patíbulo con infracción notoria de las leyes
generales privándolo del consuelo de dar el último adiós a su
anciana madre, esposa y amigos, de quien se separa para siem­
pre; por haber permitido y consentido que se tuviera al Sr, Bru­
no con un par de grilloshasta los últimos instantes en contra­
vención al decreto citado de las cortes españolas vigentes entre
nosotros, que a la letra dice: "Queda abolido para siempre el
tormento en todos los dominios de la monarquía española y la
práctica introducida de afligir y molestar a los reos por los que
ilegal y abusivamente llaman apremios; y prohíben los que co­
nocen con el nombre de esposas, perrillos, calabozos extraordi­
narios, y otros, cualesquiera que fuese su denominación y uso,
sin que ningún juez, tribunal, ni juzgado, por privilegiado que
sea, pueda mandar ni imponer la tortura ni usar de los insinua­
dos apremios, bajo responsabilidad y la pena por el mismo he­
cho de mandarlo de ser destituidos los jueces de su empleo y
dignidad, cuyo crimen podrá perseguirse por acción popular, de­

585
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rogando desde luego cualesquiera ordenanza, ley, órdenes y dis­


posiciones que se hayan dado y publicado en su contrario; [. . .]
“A los miembros del consejo debe también exigirseles la res­
ponsabilidad por haber aplicado a D. Miguel Bruno la circular de
17 de Junio, expedida para los pronunciados de Guanajuato, por­
que Bruno ni estaba pronunciado contra el supremo gobierno a
quien reconocía y obedecía en todo; menos en la entrega de la
comandancia general, porque así lo pedían los pueblos del Esta­
do, ni menos se le cogió revolucionando, pero si quería ejecutar
la sentencia y no había otra ley mejor ni más a propósito que
ésta, pues niega el indulto, que era lo que se pretendía.
“Al fiscal, por los grillos e incomunicación, y por no haber
practicado las diligencias que eran precisas, con el gobernador y
otras personas complicadas en el pronunciamiento de 14 de No­
viembre del año pasado; al defensor por su debilidad y por no
haber cumplido con su delicado encargo; y al llamado auditor,
por haber aconsejado festinadamente en cuatro horas la aproba­
ción de la sentencia, cuando el tiempo dicho no era suficiente
para la lectura del proceso, aplicando también la citada circular,
no siendo en manera alguna aplicable a D. Miguel Bruno, y sin
considerar que éste, después de las garantías que se les habían
ofrecido por el Sr. Marín, ningún nuevo acto de agresión había
cometido para que se tuviera por disuelto este compromiso sa­
grado, contraido a nombre del primer magistrado de la nación.
“Hemos reseñado los hechos acaecidos en la ejecución de D.
Miguel Bruno; e interesados como mejicanos en que no se repitan
en Tabasco iguales espectáculos de sangre, pedimos que el su­
premo gobierno, por su dignidad y decoro, mande publicar la
causa, y que sean castigados todos los autores y cómplices de
esta muerte escandalosa, pues de otro modo no obtendremos el
gran fin de la asociación pública, que es la seguridad de los ciu­
dadanos: dolorosamente diremos, que este rico, fértil y desven­
turado Estado, está por desgracia sometido a los anatemas de
todas las administraciones de Méjico; pero que quizá llegará el
día en que, agotado el sufrimiento, tengan sus habitantes que
romper el pacto que hasta aquí han respetado: por mil veces han
levantado sus clamores al gobierno contra los comandantes gene­

586
Entre componendas, la constante de las guerras

rales que han sido funestos al país, y jamás han sido escuchados;
que en la guerra que acaba de terminar con los americanos fue
abandonado a su propia suerte y recursos, y que su salvación se
debe al intrépido guerrillero que ha sido conducido al patíbulo;
y tengase por último, presente, la máxima del mismo publicista,
de que, multiplicados los suplicios terribles, cada día harán me­
nos impresión; f . . . ] Estos espectáculos dejan de producir el
efecto a que están destinados: a los malos no infundirán terror.”
San Juan Bautista, Noviembre 28 de 1848.

VESTIGIOS BRVISISTAS
D ió g en es L ó p e z R e y e s *

A fines de febrero | de 1849] salió para Veracruz el general don


Tomás Marín dejando como comandante militar de Tabasco al
coronel don José Julián Quijano; y saliendo poco después para
Chiapas el coronel Peláez, para no volver ambos más al Estado.
El 15 de marzo por la noche, los partidarios del extinto coro­
nel don Miguel Bruno quisieron provocar un motín en la capital
del Estado pero esta intentona fue sofocada inmediatamente por
el propio comandante militar, quien expidió el siguiente boletín:
"El Comandante general del Estado de Tabasco, al pueblo v
a las fuerzas que lo guarnecen.—CONCIUDADANOS: Los re­
volucionarios no pierden ocasión para llevar al cabo sus inicuos
planes: habían logrado seducir a los pérfidos e inexpertos ofi­
ciales de la guarnición, Teniente D. Francisco Rosendo y Sub­
teniente D. José Troncoso; pero gracias al buen sentido de
aquella, se ha conseguido impedir el trastorno en este infortu­
nado país, víctima siempre de las revoluciones. La noche del
día de ayer había sido destinada para dar el golpe, desconocien­
do al Exmo. Sr. Gobernador y a las autoridades militares de
esta plaza, cuyo orden queda asegurado con la prisión de los
delincuentes a quienes ha mandado formar causa, para que
sobre ellos caiga inexorable el rigor de la ley.

* Historia. . . . op. cit.. p. 368-373 (selección).

587
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

"COMPATRIOTAS: Al anunciaros tan plausible noticia,


creo de mi deber manifestar, que la ridicula intentona no lo­
gró alterar en lo más mínimo el orden legal, que estoy resuelto
a conservar por todos los medios que se hallen en la órbita de
mis facultades; así como también que este inmenso beneficio
se debe a la lealtad de los Sres. jefes, oficiales, sargentos y de­
más tropa benemérita que se resistió a las pérfidas sugestiones
de los dos oficiales revoltosos.
“Permitidme consignar aquí a nombre de la Nación, los vo­
tos de la más viva gratitud a los que con su fidelidad supieron
sostener la tranquilidad del Estado, la que no volverá a ser
amagada, pues vela por ella constantemente vuestro conciuda­
dano y amigo.
“San Juan Bautista, Marzo 16 de 1849.— José Julián Qui-
jano.”
[Por su parte] JUSTO SANTA-ANNA gobernador constitu­
cional del Estado, [decía] a sus conciudadanos:— TABASQUE-
ÑOS: Un peligro inminente ha amenazado momentáneamente
vuestra tranquilidad y reposo. Una facción que pretende re­
trogradar las cosas al estado de revolución de que afortunada­
mente acabais de salir, ha hecho el último esfuerzo para volver
a entronizar la anarquía, y reducirnos a la situación más deplo­
rable que pudiera verse la administración pública del Estado.
Esta porción de hombres que maquina siempre contra vuestro
bienestar, ha podido anoche cautelosamente hacer llegar la se­
dición hasta el centro de la fuerza que está encargada de vues­
tra custodia: el oro ha podido corromper los vínculos de honor
inherentes a los que llevan las armas, y en su audacia han pre­
tendido desconocer todos los principios de orden y legalidad.
La sedición encontró acogida, se propagó; pero la mano que la
Providencia nos tiende para ayudarnos en las calamidades y
vicisitudes de la sociedad, nos puso también al lado de la inmo­
ralidad excepciones de honor y lealtad.
“CONCIUDADANOS. Los Poderes del Estado han estado
anoche en peligro de no existir más; una revolución quiso ha­
cerlos desaparecer para sustituirlos con la inmoralidad y el vi­
cio; pero unos ciudadanos dignos de portar las armas que el

588
Entre componendas, la constante de las guerras

Gobierno hubiera puesto en sus manos, los han salvado, los


han respetado, y han cumplido como republicanos con los de­
beres que las leyes les imponen. Los sargentos de los cuerpos
que guarnecen esta ciudad, merecen la gratitud del Gobierno
y, como justo, debe dárseles el parabién por su digno compor­
tamiento, y felicitarlos por el honor bien merecido de portar
las armas de la Nación.
“La revolución terminó en su cuna, y con ella las esperan­
zas de los anarquistas. El gobierno conserva todo su poder
para obrar con justicia haciendo respetar la ley, y si la maldad
pudiese haber contagiado hasta a algunos de los depositarios
de vuestros poderes, también ellos es preciso que sientan los
remordimientos de la infamia, y que vosotros les echeis en cara
el abuso que han hecho de la confianza que les habéis dis­
pensado.
“Os repito que vuestro gobierno es justiciero, pero clemente
y leal; a vosotros toca ayudarlo con vuestra cooperación, po­
niendo así a salvo vuestros derechos, la existencia de vuestros
intereses y la dignidad del Estado a que pertenecemos. Vuestro
conciudadano.
“San Juan Bautista. Marzo 16 de 1849.—Justo Santa-Anna."

El comandante Quijano informa al Ministerio de Guerra y Ma­


rina' los acontecimientos ocurridos en la madrugada del 16 de
marzo en la siguiente comunicación.

Comandante General del Estado de Tahasco


Serían las tres de la mañana cuando recibí el parte de que en
el cuartel que ocupa las tropas de la guarnición, se suscitaba
un desorden del cual aparecían motores el teniente don Fran­
cisco Rosado y el subteniente don José Troncoso, ambos del
6'-’ de Línea. Inmediatamente me dirigí al cuartel con el fin de
evitarlo y proceder al castigo de los que fuesen legítimamente
culpables; pero a mi llegada, los mismos sargentos que fueron
invitados por los oficiales para seducir a las demás clases, los1

1 O c u p a d o e n t o n c e s p o r M a r i a n o A r i s t a . ( N . del C . I

589
Arias G. / Lan J. / Sepiilvedu O.

habían ya aprisionado y puesto en seguridad. Mi regocijo fue


tan excesivo por este acto de lealtad de las clases de inferio­
res, cuanto lo habían sido la indignación hasta aquel momento;
y mis providencias que en aquel concepto debían dirigirse a
reprimir con fuerza el motín hasta perecer o extinguirlo, sólo
se encaminaron ya a asegurar el reposo y dictar órdenes para
el castigo de los delincuentes: nombré al efecto un fiscal y un
secretario que instruyesen la causa que en el mismo instante
principió a actuarse.
El Exmo. señor gobernador del Estado que concurrió igual­
mente que yo a aquel lugar, tomó también por su parte todas
las providencias conducentes para impedir el progreso de la
revolución apresando con mi auxilio a las personas del fuero
común que creyó complicadas.
Este hecho pudo ser de trascendentales consecuencias, pero
la fidelidad de las tropas, y la oportunidad con que yo, los
demás jefes y oficiales, y la autoridad superior del Estado,
acudimos a impedirlo, quedó sofocado en su origen ministran­
do a los autores el desengaño de su impotencia, que obrará en
lo sucesivo, para afianzar el orden. Por él no se han alterado
la tranquilidad pública, no hay temor de que esto pueda suce­
der, mucho menos si el ejemplar castigo que las leyes deter­
minan satisface a la vindicta pública con la brevedad que me
propongo. Para informar al público de lo ocurrido, y que los
hechos no se pinten con coloridos diversos, el Excmo. señor
gobernador y yo hemos dado a la luz las proclamas de que ten­
go el honor a acompañar a V. E. ejemplares. Dígnese V. E. dar
cuenta con ellas y la presente nota al Excmo. señor presidente
de la República,- asegurándole nuevamente mi lealtad y los
sentimientos de aprecio y respeto de que ambos me son deu­
dores.
José Julián Quijano.
San Juan Bautista, marzo 16 de 1849.
Excmo. Señor Ministro de la Guerra y Marina.
1. . .] el Ministro de la Guerra y Marina [. . .] le decía al
comandante militar de Tabasco que el Presidente de la Repú-

- José Joaquín Herrera. (N. del C.)

590
Entre componendas, la constante de las guerras

blica se había enterado de los sucesos acaecidos en la capital


de Tabasco se daban las gracias al gobernador del Es­
tado y al comandante por su eficacia y celo, [. . .]
Los procesados fueron, [. . .] Rosendo y Troncoso: don Fe­
lipe de Jesús Serra Campos, don Francisco Ortoll, don Manuel
Molina, don Manuel Malpica, don Joaquín Sauri; aparecían
también inculcados el doctor José María Dorantes y don Eduar­
do Valay; fueron consignados al asesor de la comandancia
licenciado don Santiago Cruces Zentella y más tarde al juez de
distrito licenciado don José María Cordera.
Los militares Rosendo y Troncoso así como los civiles Se­
rra y Ortoll fueron enviados a Veracruz para continuar sus pro­
cesos.
Pocos meses después salían en libertad los militares encau­
sados y se daba término a esta tempestad en un vaso de agua.
Tabasco parecía comenzar una nueva era de paz.

LA MEMORIA DE UNO MERINO*


Lino Merino, secretario general de gobierno durante la gestión de
Justo Santa Anna, presentó su informe de labores ante el Congre­
so lahasqueño, instalado en San Juan Bautista, el SO de agosto
de 1849. '

Vengo, Señores Diputados, a cumplir con un deber, difícil mu­


chas veces, que la constitución del Estado impone al secretario
general del gobierno en este día.
Pocas ocasiones ha sido tan penoso como hoy, desempeñar
este encargo, pues una memoria en que se da cuenta al Congreso
con los diversos ramos de la administración pública, supone siem­
pre una demostración de los progresos del país: despierta natu­
ralmente, esperanzas en sus hijos: debe acreditar al gobierno en
el exterior, y prestar consuelos en el interior, a todos los habi­
tantes de un Estado, que ha debido figurar en el mundo político

* M em oria que el ciudadano Lino M erino, Secretario General del G o ­


bierno del Estado presenta al H. Congreso del mismo, al abrir sus sesiones
ordinarias, s.p.i.

591
Arias G. / Lau J. / Sepúiveda O.

como una fracción privilegiada de la República Mexicana [. . . ]


No puedo presentaros sino estériles apuntes del estado, en que
han girado bajo la inspección del gobierno, porque acaba de pa­
sar una época de lamentables transiciones en que el Ejecutivo ha
tenido que luchar con no pocas y graves dificultades, que no le
han permitido, sino apenas, sostener precariamente la adminis­
tración pública, sin haber podido hacer desarrollar los infinitos
elementos de prosperidad que abundan en nuestro país.
Aún no habían los norteamericanos evacuado el único puerto
habilitado que poseemos, y que obstruyendo nuestro comercio, se
había abatido el precio de nuestros frutos y producciones, cuan­
do una rebelión militar, encabezada por un hijo adoptivo de este
país, agotaba las fuentes de riqueza pública, desmoralizaba a
nuestros pueblos, ensayándolos en vergonzosos pronunciamientos
y esparcía la alarma y la desconfianza hasta en los confines del
Estado.
Perseguido el jefe del Ejecutivo, y sin libertad en sus actos ofi­
ciales, anduvo errante por los pueblos del Estado hasta que el
Supremo gobierno resolviera auxiliarlo y encadenar la anarquía,
que durante un año subvirtió el orden legal, e hizo desaparecer
la confianza pública, cuya penosa situación se habría, acaso pro­
longado indefinidamente, pues el estado se hallaba sin fuerzas ni
recursos a consecuencia de la guerra norteamericana que sufri­
mos, y de las frecuentes revueltas interiores que han enervado al
país, f . . . ]
Apenas restablecido el orden y reposo público, por la energía
del actual jefe propietario de las armas, y cuando el gobierno,
impasible sufría los insultos frecuentes y directos que la oposición
le dirigía, daba sin embargo todas las garantías legales a sus in­
cansables y gratuitos enemigos; cuando estos, abusando de la le­
nidad y sufrimiento del jefe del estado, se lanzaron a una nueva
asonada la noche del 15 de marzo, para derribarlo; y gracias a
la lealtad y vigilancia de la mayor parte de la guarnición, se so­
focó en los mismos momentos de estallar. Entonces, señores, el
poder ejecutivo a quien como su primer deber esta confiada la
salvaguardia y conservación de la tranquilidad pública, se vió en
la dura necesidad de desplegar algunas medidas enérgicas, y pres­

592
Entre componendas, la constante de las guerras

tar su apoyo a la comandancia general para proceder contra los


que aparecían culpables de esa defección. I.a autoridad militar
abrió el juicio cosiguiente; sentenció a la última pena a dos ofi­
ciales que resultaron delincuentes, y sacó fuera del Estado a al­
gunos individuos del fuero común, que consideró complicados
en aquella asonada, más bien como una disposición precautoria
para restablecer completamente el orden, que seguía amenazado,
sin perjuicio de seguirles la causa que se les inició. [. . . ]
Paso ahora, señores a manifestar el estado de los negocios, ta­
les como hoy se hallan [. . .]

TRANQUILIDAD PÚBLICA
Ésta hoy se halla afianzada en concepto del gobierno, porque
el último combate de los partidos ha terminado por las elecciones
practicadas en junio, y ellas han dado por resultado una especie
de transacción instintiva, pues se hallan al frente de los negocios
públicos, personas de moralidad reconocida y notabilidades de
una y otra fracción política en que se ha hallado dividido el
país. [. . . ]

HACIENDA PÚBLICA
La guerra extranjera que casi aniquiló los recursos del país, y
la intestina que absorbía una parte de las mezquinas rentas del
estado, redujo a su último término al erario particular. Las con­
tribuciones que estableció el decreto de abril de 848, al derogar
el subsidio extraordinario de guerra, aún no acaban de plantearse
por las impunes resistencias que siempre se han opuesto a cual­
quiera clase de contribuciones.
La personal se recauda con gran trabajo, porque pesa más
especialmente sobre la clase proletaria. [. . .]
La renta principal que constituye la base del erario es la del
doce por ciento que se cobra a los frutos y efectos nacionales;
pero ésta puntualmente, en opinión del gobierno, es la menos
liberal, como que hace muchos años se ha levantado un grito
general contra esta clase de derechos, llamados de alcabalas y
aún muchos Estados los han suprimido. [. . .]

593
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

De lo expuesto resulta, que hasta hoy y hace muchos años, no


existe una exacta p; oporción entre los ingresos y los egresos, pues
notorio es que estos han excedido a aquellos aún en los tiempos
mas normales. Agrégase a esto que el Estado debe entregar men­
sualmente 2,500 $ de contingente que arbitraria e injustamente
tiene señalado, y será preciso convenir en que los créditos pasivos
del Estado, cada día van siendo proporcionalmente mayores [. . .]

CRÉDITO PÚBLICO
En cumplimiento de la ley de 17 de diciembre del año próximo
pasado, se mandó liquidar la deuda del estado; y sin incluir lo que
pudiera deberse de continente, cuya liquidación aún se está ha­
ciendo, aparece que el estado debía hasta aquella fecha la suma
de $43 555 11 granos; y aunque con el impuesto del cacao se
han amortizado $14,434 23 granos; el erario ha contraído una
nueva deuda con sus empleados no pagados por completo, desde
1^ de enero último en que se liquidó la deuda atrasada, y única­
mente pagable según el sentido de la ley [. . . ]

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
El Congreso sabe que los tribunales del Estado se componen de
la Suprema Corte de Justicia [ . . . ] , que esta especialmente insti­
tuida para juzgar, cuando llega el caso, a los altos funcionarios
del Estado; de un magistrado de segunda instancia, que obse­
quiando la letra y espíritu de la constitución se proveyó en un
letrado que hasta hoy lo desempeña, y de cuatro juzgados de
primera instancia que residen en las cabeceras de los cuatro de­
partamentos en que está dividido el Estado. Como tres de estos
juzgados están proveídos en legos, y como desgraciadamente
siempre han preferido en su despacho los asuntos civiles a los
criminales, de aquí es que la corrección y castigo de los delitos,
no se verifican con la brevedad y energía que conviniera para
disminuir los crímenes; no pudiéndose esperar que remediase este
mal la Suprema Corte de Justicia, aún cuando su existencia dejase
de ser nominal en el estado. El gobierno cree que el mejor me­
dio de subvenir a esta emergencia de la sociedad que es su pri­

594
Entre componendas, ia constante de las guerras

mera garantía, es el reasumir en un juzgado especialmente crimi­


nal para todo el Estado, proveído en un profesor del derecho que
residiese en esta capital. En el Estado en que hoy se halla la ad­
ministración de justicia, unos están detenidos o presos, acaso
inocentemente más tiempo del que es permitido por la ley funda­
mental, y otros se evaden fácilmente de las cárceles por el aban­
dono en que se les tiene y la inseguridad de esos lugares de re­
clusión en nuestros pueblos. . .

INSTRUCCIÓN PÚBLICA
Este primer elemento de la civilización, ha adquirido conside­
rables mejoras en el país. Existe en la Villa de Teapa un Liceo
dirigido por un hábil, laborioso y honrado profesor y se enseñan
en él los principales ramos de educación primaria. [. . .]
Las escuelas de primeras letras que existen en el Estado, ape­
nas son once, número sumamente insuficiente para la necesidad
imperiosa que hay de ilustrar a nuestro pueblo. Éste, sino toma
parte en las revueltas que han afligido al país, como es notorio,
tampoco se opone a los desmanes muy comunes de las facciones,
por la ignorancia de sus derechos y deberes; y esta apatía que
produce acaso el clima, que fomenta la educación descuidada de
las masas y ensancha la ausencia del espíritu público, puede cam­
biarse en vergonzosa degradación, si oportunamente no se impi­
de este grave mal y se previenen sus efectos.

GUARDIA NACIONAL
[. . . ] En esta ciudad se han organizado una compañía escogida
de guardia móvil, una de caballería y otra de artillería, y además
un Batallón de guardia sedentaria cuyos oficiales están ya nom­
brados. El gobierno se ocupa de activar la completa formación
de las demás compañías y piquetes que deban levantarse en los
otros pueblos, y espera que muy pronto quedará organizada en
todo el Estado esta noble y liberal institución [. . . ]
Con los únicos 50 fusiles que pudo recobrar el gobierno, del
extinguido Batallón Victoria, se le facilitó armar la primera com­
pañía de que se ha hecho mención, tanto para contar con este

595
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

apoyo de la paz pública, como por obsequiar las supremas dis­


posiciones que ha recibido sobre crearse un ejército de reserva
que se oponga en todo caso a las miras de los enemigos de la
libertad y de la tranquilidad nacional. [. . . ]

POLICÍA. CAMINOS PÚBLICOS


Únicamente en esta capital se observa algún cuidado en los di­
versos ramos de la policía; y con todo, distan todavía mucho de
estar bien servidos. La escasez de fondos municipales, respectiva­
mente hablando, y la notable resistencia que hay a servir los
cargos concegiles, son las principales causas que motivan este
abandono. [ . . . ]'
[. . .] los caminos, generalmente hablando, son todos malos,
pues casi están a merced de los propietarios de los terrenos en
que están trazados; así es que unos voluntariamente abren toda
la parte que les corresponde; otros apenas descubren una senda
y algunos nada. [. . . ]
Un solo puente existe levantado por un particular, por la com­
pensación del peaje que le concedió la ley. De esta manera pudie­
ran construirse otros, despertando el interés de los empresarios,
supuesto la escasez de fondos públicos para hacerlos por cuenta
del Estado. [. . .]

SALUBRIDAD PÚBLICA
Ésta se ha mejorado en esta capital, único lugar del Estado en
que por la poca que se disfrutaba anteriormente, se cometía la
torpeza de aplicar, a todo el país la nota de insalubre, cuando
es constante que todos nuestros pueblos son tan saludables como
los primeros de cualquiera otra parte que gocen de estas venta­
jas. Ninguna epidemia ha hecho estrago alguno, pues aun el sa­
rampión que se ha extendido a algunos pueblos, no se ha presen­
tado con la malignidad alarmante que otras ocasiones. En prueba
de ello debo informar al Congreso, que según los datos que pudo
proporcionar la vicaría del Estado al gobierno, se patentiza un
doble aumento en el número de nacidos sobre el de muertos; y
esto es respecto del departamento del Centro que se ha graduado

596
Entre componendas, la constante de las guerras

como el menos salubre; debiendo suponerse por una justa conse­


cuencia que en los tres departamentos mas, que integran nuestro
territorio, cuyos estados de nacidos, casados y muertos no han
podido recogerse oportunamente, debe ser el aumento aún mas
considerable. [. . . ]

ESTADISTICA
Con bastante pena ha tenido el gobierno que contestar al Su­
premo de la Nación, las distintas veces que ha pedido la estadís­
tica general del estado, para que esta ocupe su lugar en las de­
más que deben formar la general de la República; pues por más
esfuerzos que se han hecho no ha sido posible encontrar docu­
mentos de que servirse para acreditarla. Y como la formación de
ella, abrazando los distintos valores de las posiciones urbanas y
rurales, y establecimientos mercantiles e industriales y demás
que integran la riqueza local es de urgente necesidad; lo recomien­
da el gobierno a la consideración del Congreso, juntamente con
el gasto que tiene que hacerse en el arreglo de límites con los
estados vecinos, para que al aumentar los productos del erario o
decretar sus economías, tenga presente estas dos exigencias, que
satisfechas producirán dos grandes ventajas: la una facilitará al
Congreso la luz necesaria de que hasta aquí ha carecido, al esta­
blecer las contribuciones que tenga por conveniente, como que lo
hará a la vista de los intereses que deben reportarlos sin ruinosos
gravámenes y desigualdades que las hacen odiosas y difíciles de
realizar; y la otra pondrá a cubierto la integridad territorial del
Estado; atacada actualmente por los vecinos de Yucatán y Chia­
pas bajo la protección de sus gobiernos, según los datos que se
tienen en la secretaría general. [. . .]

CONCLUSIÓN
He aquí señores diputados bosquejados ligeramente el estado de
los principales ramos del resorte del gobierno tales como hoy se
hallan. [. . . J La historia de todos nuestros gobiernos, es el cuadro
de la envidia, de la injusta oposición, de la persecución que le ha
hecho el partido vencido, de la desobediencia casi general, de la

597
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

inercia, en fin, y aun del egoísmo de los pacíficos ciudadanos que


han debido apoyarlos. ¡Ojalá sea el último período deplorable de
las administraciones del país el que acaba de pasar; y que más
feliz la que va a empezar pueda hacer el bien y la felicidad de los
pueblos que le han nombrado; así como ayudaros en la conso­
lidación del orden y la paz de que vais a ocuparos y en la reor­
ganización completa de este país privilegiado cuyos destinos vais
a dirigir.

Liceo tahasqueño*
Este liceo fue fundado, en junio de 1848; su director fue el pro­
fesor francés Eduardo J. Guilbault.

El liceo tabasqueño, abierto el lt> de agosto de 1848, bajo la


protección del gobierno y de la Junta de instrucción pública,
cuenta ya 55 alumnos, a saber: 30 internos y 25 externos. Se in­
cluye en el número de los primeros a los ocho jóvenes cuya edu­
cación costea el Estado.
Hasta 30 de junio último, las materias enseñadas en el Liceo
se limitaron a:
Doctrina Cristiana
Lectura
Escritura
Gramática Castellana
Aritmética teórica y aplicada
Geografía
Idioma francés
Idem, inglés
Dibujo
Un solo alumno, el joven José del Carmen Núñez, poseyendo
ya algunos conocimientos aritméticos, pudo dedicarse al estudio
de la agrimensura y lavado de Planos.
El 2 del presente se iniciaron cursos de álgebra, geometría y
teneduría de libros.
Considerando que antes de dedicarse con provecho al estudio

* Ihitlein.

598
Entre componendas, ia constante de las guerras

del Idioma latín es indispensable tener algún conocimiento de la


Gramática castellana, se ha diferido la apertura del curso de La­
tinidad hasta principios del año próximo.
La conducta de los alumnos es en general excelente, y su apli­
cación y progreso muy satisfactorios.
Villa de Teapa, julio 17 de 1849. E. J. Guilbault.

Un nuevo director *
Si bien temíamos ver desaparecer tan interesante establecimiento
por la imperiosa necesidad que su digno director, el Sr. Guibault,
tiene de separarse del Estado, nos complacemos en comunicar
al público que este señor, su fundador en 1848, deseoso, lo mis­
mo que el Gobierno, de que el pueblo tabasqueño no careciera
de este taller, por todos los títulos necesarios y de gran utilidad,
dejará a su frente al Sr. Pílate, [. . .]
El Sr. Pilate desde luego se ha procurado una señora respeta­
ble que le desempeñe el cuidado de los niños a pupilaje, y en­
tienda en la administración material del establecimiento bajo su
inmediata inspección; por este lado los padres no tienen qué pen­
sar, pues de este modo todo está previsto, todo calculado a be­
neficio de la juventud de Tabasco.
El Sr. Pilate, en gran manera deseoso de ser útil, introdujo en
el establecimiento que quedará a su cargo, los ejercicios gimnás­
ticos, procurando de este modo no solo la educación moral de la
juventud sino su educación material [. . . ] Con este ramo, pues,
no solo en el Liceo de Teapa recibirá el joven su educación in­
telectual, sino que a la par de ilustrar su espíritu con el desarrollo
de sus facultades materiales, recibirá una educación perfecta,
acabada en el círculo de la enseñanza fijada en el programa de
aquel establecimiento.

* El Tabasqueño. Periódico Oficial. San Ju an B a u ti s t a . 19 d e e n e r o de


1851 ( s e l e c c i ó n ) .

599
Estado al arribo
del medio siglo

La guerra contra los invasores norteamericanos disminuyó la ac­


tividad económica del país, de por sí deteriorada por las constan­
tes desavenencias en la jefatura política. Se temía una desmem­
bración, pues muchos estados amenazaban con separarse para así
declararse libres y soberanos; estaban inconformes por la sangría
económica que el gobierno general les imponía.
A l no existir un proyecto viable de nación, los conflictos se
resolvían en la marcha y el combate; de ahí la importancia que
paulatinamente adquiría el ejército y las enormes sumas que para
su mantenimiento se erogaban.
En Tabasco la situación nacional repercutió en continuos cam­
bios de gobierno, rebeliones militares y apresuradas imposiciones
federalistas que, a su vez, eran sustituidas por las centralistas.
Todo ello impedía alcanzar la estabilidad política en el estado.
Frente a la incertidumbre y a las rivalidades, los hombres que
ascendieron al poder en esta mitad del siglo buscaron reconciliar
a las partes en pugna. No lograron su objetivo, ya que la efer­
vescencia política y el desconocimiento de la Cara Magna de
1857 provocaron el enfrentamiento abierto entre los liberales y
los conservadores.

HACIA LA CONCILIACIÓN
C o n s titu c ió n p o lít ic a p a r a e l g o b ie r n o
y a d m in is tr a c ió n in t e r io r d e l e s t a d o *
Concluido el periodo de las constituciones centralistas en 1846, se

* En R e c o p i l a c i ó n d e L e y e s y D e c r e t o s . . . , o p . cit., p. 169-171 (selec­


ción).

601
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

restablece la vigencia de la Constitución Federal de 1824, a cuyo


texto se incorporó el Acta Constitutiva y de Reformas, expedida
en 1847.
En Tabasco la tercera Constitución Política del estado se ex­
pidió el 13 de agosto de 1850. En ella se declaraba que el gobier­
no del estado sería representativo, popular y republicano. El po­
der público quedaba dividido en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
v se reconocían, además, los derechos del hombre.

Art. I^ El Estado de Tabasco es libre é independiente de toda


otra potencia, y de los demás Estados Unidos de la Nación Me­
xicana, con los cuales conservará las relaciones que establece la
confederación general de todos ellos.
Art. 29 La soberanía reside esencialmente en los individuos
que lo componen; por tanto, pertenece á ellos exclusivamente, el
derecho de formar y reformar por medio de sus representantes,
su Constitución, y el de acordar y establecer con arreglo á ella, las
leyes que requiera su conservación, régimen, seguridad y prospe­
ridad interior.
Art. 3? El Estado está obligado á conservar y proteger por le­
yes sabias y justas, la libertad, igualdad, propiedad y seguridad
de todos sus individuos, estantes, habitantes y aun transeúntes.
Art. 49 El Estado está obligado á conservar, proteger y hacer
respetar la religión católica, apostólica, romana, prohíbe el ejer­
cicio de cualquiera otra.
Del Territorio del Estado.
Art. 5“ El territorio del Estado es el mismo á que se extendía
la antigua provincia de su nombre. Sus límites se designarán opor­
tunamente, de acuerdo con los gobiernos de los respectivos Es­
tados colindantes, y con la aprobación del Congreso general.
Art. 69 El territorio del Estado se dividirá, para su adminis­
tración, en Departamentos y Partidos. Una ley particular deter­
minará, el número y circunstancias de éstos.
Del Gobierno del Estado.
Art. 79 El Gobierno del Estado de Tabasco, es representativo,

602
El Estado al arribo del medio siglo

popular, republicano.
Art. 8‘-’ El Poder Supremo del Estado, se conservará dividido
para su ejercicio, en legislativo, ejecutivo y judicial, y jamás po­
drán reunirse.
Art. 9(’ La protesta de hacer las leyes, reside en el Congreso:
la de hacerlas ejecutar, en el Gobierno; y la de aplicarlas, en los
tribunales establecidos por la ley.
De los Tabasqueños.
Art. 10 Son Tabasqueños:
Primero. Todos los mexicanos nacidos ó avecindados en el te­
rritorio del Estado, y los hijos de los tabasqueños, nacidos en
cualquiera otra Nación, siempre que se avecinden en él.
Segundo. Los extranjeros avecindados en él, desde que hayan
obtenido carta de naturaleza con arreglo á las leyes generales.
M a n u e l G il y S á e n z *

Con base en la Constitución, el estado de Tabasco organizó su


gobierno de la siguiente manera:
El Estado de Tabasco, [. . .] tiene por límites al S. Chiapas, al
E. Yucatán é Isla del Carmen, Sudeste Guatemala, al O. Vera­
cruz y Tehuantepec y al N. el Golfo de México que baña sus cos­
tas en una extensión de 48 leguas desde la Barra de San Pedro y
San Pablo, hasta la de Santa Ana.
Las ciudades son dos: San Juan Bautista |. . .] y Teapa que
está asentada en la Sierra-alta, dista 16 leguas de la capital y está
entre los 17° 22' 3" de latitud Septentrional, y 6o 2' de longitud
oriental del meridiano de México; y las Villas son: Cunduacan.
Tacotalpa, Macuspana, Huimanguillo, Jalpa, Jalapa, Nacajuca,
Ccmalcalco, Jonuta, Balancan, Cárdenas y Frontera.
[. . . ] La extensión del terreno actual del Estado, es de 1,876
leguas cuadradas. Su población 82,593 habitantes.
El poder Ejecutivo reside en una sola persona, con el título de
Gobernador. Su duración es de cuatro años, y su elección es po­
pular indirecta en la forma y solemnidad que previene la ley. Hay
ademas un Vice-gobernador que dura el cuatrienio, electo en los
* Compendio. . . , op. til., p. 48-49 (selección).

603
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

mismos términos para desempeñar el Ejecutivo en las faltas tem­


porales ó absolutas del primero.
El poder Legislativo está en una Asamblea denominada Con­
greso del Estado. Se compone de siete diputados propietarios y
siete suplentes y cuya elección es indirecta.
El poder judicial del Estado es depositado en un Tribunal Su­
perior de Justicia y en los tribunales inferiores que de hecho y
de derecho establece la ley que son jueces de 1^ Instancia y jue­
ces 19 y 2? de paz. De estos últimos hay en todos los pueblos
en general para impartir la justicia.

E l g o b e r n a d o r c o n s t it u c io n a l d e T a b a s c o
a s u s h a b it a n t e s *
Como un reflejo de la anarquía que reinaba en el país, la pugna
entre conservadores y liberales vuelve a aparecer también en Ta­
basco. Los primeros apoyaban la reelección de Dueñas, al tiempo
que sostenían campañas en favor de Juan N. Almonte por la pre­
sidencia de la República. Los liberales, a su vez, secundaban a
Mariano Arista para ocupar la primera magistratura.
El 12 de octubre de 1850 un grupo de diputados y partidarios
de Arista, descontentos con la reelección de Dueñas, asaltaron el
Palacio del Ejecutivo, y ocuparon tumultuosamente los despachos
del gobernador y del secretario de gobierno. A raíz de estos su­
cesos el panorama político de Tabasco sufrió un cambio.
Dueñas, después de lanzar un Manifiesto en el que explicaba
la situación, renunció a su puesto y se retiró a la vida privada,
dedicándose al comercio.
ELEVADO al poder por el voto libre de mis conciudadanos,
que han querido honrarme más allá de lo que merezco, y en cir­
cunstancias las más azarosas para el Estado, por la efervescencia
de las pasiones de los bandos que con exaltación se disputaban
un puesto a que no había aspirado; instituido por el sistema para
regir los destinos de este pueblo que forma todo mi orgullo, por­
que esta llamado a figurar como uno de los primeros en la confe­
* El Tabasqueño, periódico oficial, San Juan Bautista, 14 de octubre de
1850 (selección). .

604
E l Estado al arribo del medio siglo

deración mexicana; y encargado de cuidar de sus progresos y de


su tranquilidad que me está encomendada, creo que ha llegado el
tiempo de dirigirme a los pueblos del Estado haciendo una breve
reseña de las emergencias que han tenido lugar en esta capital
en los días 26 y siguientes del mes pasado [septiembre], hasta la
fecha, en que una paz aparente ha calmado un tanto el furor de
un partido que con todo atropella para lanzarme del asiento en
que me colocara la voluntad espontánea y soberana de mis com­
patriotas.
FUE mi primer empeño, al encargarme de las riendas del go­
bierno, infundir con la imparcialidad de mis actos confianza a
los partidos, hacer una fusión para marcar con ella las primeras
providencias de mi administración, porque mi aparición al poder
se tuvo entonces como una señal de alianza, como una especie de
transacción de las banderías a que he sido indiferente [. . .]
PERO por desgracia, apenas me hago cargo del ejecutivo del
Estado, cuando los odios personales y la ambición disfrazada
con el ropaje del patriotismo, me ponen por blanco de sus tiros
y me hacen el objeto de sus calumnias en una oposición siste­
mada, establecida únicamente para mortificarme [. . .]
LA firmeza de mi carácter y la indiferencia con que miré en­
tonces aquellos escritos, sirvió de desengaño a sus miserables
autores, [. . . ]
El 19 de septiembre, tres días después de aquel en que empu­
ñara las riendas del gobierno, recibo de la villa de Teapa la fatal
noticia de que los Maldonados la habían invadido en la noche
del 17, llevándose preso y herido a D. Eduardo Rincón, que
después fue impunemente asesinado en su calabozo de Pichu-
calco [. . .]
COMBATIDO, pues, por un partido; amagado el Estado con
las repetidas invasiones y violación [. . . ] cometida por los Mal­
donados; en desacuerdo con la Comandancia general por la pro­
tección decidida que les dispensaba, el gobierno siempre fue
detenido en su marcha de progreso y mejoras por •inconvenientes
ú obstáculos que no le eran dable superar, no contando con ar­
mamento para la Guardia Nacional que es el mejor sostén de
las instituciones y el único apoyo de los gobernantes en el sistema
democrático, [. . .]

605
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

EN estas circunstancias de conflicto para el gobierno que nada


podía hacer faltando la armonía entre las principales autoridades,
aparece el cólera,1 esa epidemia desoladora, cuyos primeros es­
tragos infunden tal terror en los habitantes de esta capital, que
algunos empleados de las oficinas huyeron despavoridos. El go­
bierno, [ . . . ] , se dedica día y noche personalmente en el auxilio
que debía proporcionar a esta ciudad y a las poblaciones inva­
didas, ya destinando facultativos y haciendo remisiones de las
medicinas necesarias, y ya excitando la humanidad de los veci­
nos para establecer casas de beneficencia, con el fin laudable de
socorrer a la clase indigente y menesterosa de nuestra socie­
dad [. . .] Esta calamidad pública que ha sido el complemento
de nuestros infortunios no solo ha quintado nuestra escasa pobla­
ción [sino] que también ha agotado su precario erario, enervan­
do absolutamente la acción del ejecutivo.
El gobierno que preveía los nuevos males que sobrevendrían
al estado, quiso ser indiferente, y días antes de las elecciones pri­
marias para la renovación de los poderes, se retiró a su hacienda
de campo. Se hallaba en esta capital cuando se celebraron las
secundarias, y entonces tuvo el sentimiento de ver las arterias y
amaños que se emplearon para ganarlas, ora poniendo en juego
el cohecho o la seducción, ora las amenazas para que no se pre­
sentaran al colegio electoral los miembros de él, que se creían
adictos al gobierno que ningún participio había tomado en esta
lucha [. .. ]
El gobierno ha visto con dolor, que para conseguir el fin que
se ha propuesto un corto círculo de hombres, no se ha parado en
medios ningunos por ilegales que sean [. . . ]
EL ejecutivo, testigo de tantas aberraciones y contravenciones,
mira con sentimiento traído al Estado al borde de un precipi­
cio, por que es claro, que no habiendo Congreso ni Diputación
permanente como ha sucedido por la festinación con que se ha
querido después instalar la legislatura sin el número legal, puede
muy fácilmente entronizarse la anarquía que sería funesta al país
en el estado actual en que se encuentra.

1 Tabasco fue azotado por una epidemia de cólera marbus que no fue
tan grave como la de 1833. (N. del C.)

606
El Estado al arribo del medio siglo

SE ha pretendido que no se instalara legalmente la junta de


Estado porque se tenía la superioridad; se ha querido contra la
constitución que un diputado suplente hiciera número para ins­
talar la de Diputados, y en menos de tres horas con ese mismo
diputado se quiso instalar el congreso cuya ¡legalidad irritó so­
bremanera al propietario D. Miguel D. Estrada, que escandali­
zado por estas monstruosas anomalías, se separó de esta capi­
tal, y el Estado se ve hoy por los esfuerzos supremos de esos
hombres, sin cuerpo legislativo.
TAL es en compendio el cuadro que a los pueblos he trazado
de las emergencias con que la sociedad ha sido conmovida en
estos días que más adelante pueden ser luctuosos al Estado. En­
cargado del gobierno de la paz y tranquilidad que le esta enco­
mendada por las leyes, no puede menos que contar con el apoyo
de la opinión y el buen sentido de sus compatriotas para salvar
al Estado de la anarquía a que se le ha querido precipitar.
FIEL el ejecutivo a la solemne promesa que ha hecho, a ese
juramento que sus labios han pronunciado en el mismo santua­
rio de las leyes, poniendo a Dios por testigo, de cumplir y hacer
que se cumpla y ejecute la constitución reformada no ha de con­
sentir que ella sea el juguete de las facciones, que no producirían
mas que al desorden en que los descontentos desean ver confun­
dido al Estado. Su tranquilidad me esta por ella encomendada
y la sostendré con todos mis esfuerzos, contando con el buen
sentido de mis compatriotas y con su cooperación para salvarlo
de la anarquía, aun cuando fuera con sacrificio de mi tranquili­
dad personal por la que tanto anhelo.

Los gobernantes buscan dirimir diferencias


M a n u e l G il y Sá e n z *

La gravedad de la crisis que vivió la segunda República Federa!


se reflejó en una inestabilidad política que, entre los.añcs de 1847
abajo por las dificultades que encontraron y se dio pie a sucesivas
y 1853, produjo cambios sucesivos en la silla presidencial.

* Compendio . . . , op. eit ., p. 203-212 (selección).

607
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Tabasco no permaneció al margen de los hechos. Los propósi­


tos de concordia que animaron a sus gobernantes se vinieron abajo
por las dificultades que encontraron y se dio pie a sucesivas mu­
danzas en el poder ejecutivo estatal.
[. . .] D. Julián se retira, y el Congreso el 15 de Octubre de
1850, nombró gobernador interino a D. Juan Manuel Torres,
siendo Secretario D. José Gregorio Villamil.
Las elecciones en esta vez fueron hechas, y el Congreso del Es­
tado en 30 de Noviembre de 1850, decreta:
“Art. 1? Es gobernador constitucional del Estado de Tabasco,
el ciudadano Gregorio Payró.
Art. 29 Es vice el C. Joaquín C. de Lanz.”
En efecto, el Sr. Payró tomó posesión del gobierno, joven Dr.
en Medicina e ilustrado, deseaba imprimirle a su administración,
un impulso de verdadero progreso y desarrollo en todos los ra­
mos; pero se encontraba a cada paso, tanto con esa fuerza de
inercia que se nos atraviesa en las mejoras que se quieren llevar
a cabo, cuanto que con las sumas exigencias de sus partidarios,
le hacia decir en su interior: será mejor curar que gobernar. El
Sr. Payró pidió licencia a los tres meses de gobernar para reponer
su salud algo quebrantada, y con mil súplicas se hizo cargo del
gobierno el vice D. Joaquín C. de Lanz, quien a duras penas es­
tuvo algunos meses del 51 [. .]
El Congreso en tiempo de Payró decretó el 4 de Enero de
1851, que declaraba feria á la fiesta que se celebraba en la villa
de Macuspana en los dias 15 y 16 del mes de Mayo, diciendo en
su artículo 2°: que todos los efectos nacionales ó nacionalizados
que se lleven á dicha villa con objeto de comerciar en la espre-
sada feria, desde el dia 19 de Mayo hasta el 18 del mismo in­
clusive, serán libres de todo derecho &íl
El 2 de Enero de 1851, gobernando Payró, el Congreso de­
cretó; que se declaraba villa al pueblo de San Antonio de los
Naranjos, con los mismos fueros y privilegios de que gozan las
demás del Estado. En su artículo 29 decia: que en memoria del
muy ilustre Tabasqueño Dr. D. José Eduardo Cárdenas, se deno­
minara en lo sucesivo, “Villa de San Antonio de Cárdenas.” Era
presidente del Congreso D. José Dolores Castro; hombre de inte­
ligencia, y que estuvo en la política del país; aquí murió.

608
El Estado al arribo del medio siglo

El 4 de Enero de 1851, en tiempo de Payró, se erigió en ciu­


dad, la villa de Teapa titulándola, ‘'Ciudad de Santiago de Tea-
pa.” D. Antonio Bordas era secretario de gobierno.
En esta época hubieron dos partidos, titulados, la piedra y el
cocoycl,' esto es, por los años de 1851 á 1852. Ganó la piedra.
[. . .] tuvo a bien el Congreso nombrar interinamente al Sr. D.
Justo Santa-Anna, quien fué electo constitucionalmente el dia 8
de Noviembre del mismo año, y vice el Sr. D. Manuel Ponz y
Ardil, el cual se hace cargo del ejecutivo el 18 del espresado mes,
gobernando parte del 52. Concluyese el período Legislativo de
los dos años, y sube al poder el Sr. D. José Víctor Jiménez; en
seguida es nombrado gobernador el Sr. L). Joaquín Ferrer, hasta
1853, siendo en todo este tiempo Comandante general D. Ale­
jandro García.

Un buen premio: la gubernatura


D ió genes L ó p e z R e y e s *
Durante e! gobierno de don Joaquín Ferrer hubo un levanta­
miento contra su gobierno, en Tacotalpa e instigado por don Jus­
to Santa Anna, y a cuyo frente estaba don Juan Romero y secun­
dado en Teapa por el capitán Agustín González; Romero se unió
peco después con González en esta última población y llevando
cautivo al anciano don Manuel Jiménez sólo por ser partidario
del gobierno de Ferrer. Despacharon una fuerza rebelde sobre la
Villa de Macuspana, al mando del capitán Mateo Pimienta y su
segundo Aniceto Hernández para llegar a la finca El Carmen y
poner a don Justo Santa Anna al frente del movimiento. El go­
bernador recibió un anónimo en que se denunciaban todos estos
hechos, y reunió inmediatamente a varios milicianos al mando de
don Pedro López uniéndose en Macuspana con el teniente don
Pomposo Díaz del Castillo para combatir a los sublevados, lo que
hicieron en la propia población, desbandándose los rebeldes, que-1

1 "La Piedra" postulaba a Justo Santa Anna y a Manuel Ponz y Ardil,


mientras que los partidarios del “Cocoyol” proclamaban a Juan de Dios
Salazar y a Calixto Díaz. (N. del C.)
* Historia. . . , op. cit.. p . 3 7 8 -3 7 9 ( s e l e c c ió n ) .

609
Arias ( 1. / Lait J. / Sepúlveda O.

dando herido Pimienta; los de Teapa fueron también batidos y


dispersados por cincuenta nacionales al mando del comandante
don Prudencio Torres; no hubo derramamiento de sangre.
Durante este infausto tiempo, la República fue conmovida con
la revolución conservadora del Plan del Hospicio o de Jalisco'
[1852], contra el gobierno del íntegro repúblico general don Ma­
riano Arista, quien se expatrió [1853|, siendo sustituido primero
por don Juan Múgica y después por Antonio López de Santa
Amia quien fue traído desde Turbaco, Colombia, por una comi­
sión presidida por el coronel de caballería don Manuel María
Escobar Llamas y Rivera quien a su vez recibió el nombramiento
de gobernador y comandante general de Tabasco el 9 de mayo de
este año. Escobar salió de México y después de Veracruz rumbo
al puerto de Frontera con doscientos veteranos en el bergantín
de guerra nacional Veracruz, llegando a la capital de Tabasco el
23 de junio. Al día siguiente, 24 de junio, le fue entregado el
Ejecutivo por don Joaquín Ferrer quien se retiró a la vida priva­
da. El coronel don Alejandro García también le entregó la Co­
mandancia General del Estado saliendo para Veracruz. [. . .]
El coronel don Manuel María Escobar comenzó su gobierno
con mano firme y a veees dura, inspirándose en su maestro y
modelo López de Santa Anna; al día siguiente de haber recibido
el gobierno del Estado, el dictador lo ascendió al grado de gene­
ral de brigada.
El general Escobar mandó a arreglar la Plaza Mayor o de Ar­
mas con callecillas pavimentadas y plantando árboles de naranjos,
muralla y croto, rodeándola de cadenas; por conducto del italia­
no don Ángel Ghigliazza, se pidió una estatua del dictador que
nunca llegó a inaugurarse ni a pagarse debido a la revolución de
Ayuda; se colocaron al frente del Palacio de Gobierno dos ca­
ñones, uno grande, El Gallardo donde montaban a los adultos
para azotarlos como disidentes o impíos y el otro cañón más pe­
queño, La Culebrina, para los menores, corrigiéndolos por encar-
1 Ksle plan se firmó el 20 de octubre de I 852 en el Hospicio de los Po­
bres. en Gliadalajara, de ahí su nombre. Kn él se proponía destituir a Aris­
ta. sostener la Constitución federal y reponer a López de Santa Anna en el
poder, agregando además la convocatoria de un Congreso Constituyente y
el nombramiento de un presidente interino. (N. del C . )

610
El Estado al arribo del medio sii>lo

go de familias o infractores al bando de policía (niños que se


bañaban sin permiso en la laguna de la Pólvora: que izaban pa­
palotes con navajas; que reñían en la vía pública o que no iban
a la doctrina, etc.)
En diciembre inauguró una casa correccional para mujeres, en
la esquina de las entonces calles del Calvario y Zaldívar, hoy de
Zaragoza y Castillo, denominándola Casa de la Corregidora de
Querétaro y otra para hombres, mientras se reconstruía la Cárcel
Municipal, en la esquina sur de la Plaza Mayor y calle de la Con­
cepción, donde hoy está el Palacio Municipal. El sistema era
enérgico, duro a base de látigo; casi siempre a los prisioneros
tanto hombres como mujeres, sobre todo los más peligrosos y
rebeldes, eran sacados a barrer o empedrar las calles y lomas, etc.
El general Escobar comenzó la edificación del mercado público
de la ciudad en un terreno cedido por la familia M u s g o s o , situa­
do detrás de.su casa habitación, donde estuvo después la casa de
Romano y Cía. Se dio una disposición para que los empleados
de su Administración y otras personas que viviesen en amasiato
debían contraer matrimonio; dispuso hacer muy solemne las prin­
cipales fiestas nacionales y de guardar de la iglesia, haciendo que
Tabasco fuese digno imitador de la tiranía santanista, persiguien­
do a los liberales y no dejando que se hablase de la libertad.
Tabasco cambió como las otras entidades su categoría de Es­
tado por la de Departamento conforme a la siguiente circular:
Ministerio de (hierra y Marina
Sección 4a
Circular.
El Exento, señor Presidente de la República se ha servido acor­
dar en lo siguiente:
Exento, señor: Con esta fecha digo a los Exentos, señores go­
bernadores de los Departamentos lo que sigue:
El Exento. Señor Presidente de la República se ha servido acor­
dar que en lo sucesivo se denominen Departamentos' los que has-1
1 Asi como se aconto el cambio ele denominación de Hstado por Depar­
tamento. desde julio de IX53 se acabó con la soberanía e independencia
de los estados al suprimir los calificativos de "libre y soberano" y. por ende,
con el sistema federalista. (N. del t .)

611
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ta hoy se han llamado Estados; y de suprema orden tengo el


honor de comunicarlo a V. E. para su puntual cumplimiento, ase­
gurándole así mi consideración.
Y lo tengo a bien transcribir a V. E. para su conocimiento y
demás fines.
Y de orden del Excmo. Señor Presidente lo traslado a Ud. para
los efectos indicados.
Dios y Libertad. México, septiembre 21 de 1853.
J. Suárez Navarro.

La repercusión de Ayutla
D ió g e n e s L ó p e z R e y e s *

Para 1854 los desmanes de la tiranía de López det Santa Anna


hicieron aflorar la inconformidad de amplios sectores sociales y
políticos: tanto conservadores como moderados sentían que el
malestar social podía afectar sus intereses; a su vez, los radicales
perseguidos y acosados, resentían el cese de las libertades civiles
y políticas. El pronunciamiento del 1° de marzo de 1854 en Ayu­
tla fue la respuesta al descontento.
El Pian de Ayutla desconocía a López de Santa Anna; preveía
la elección de un representante por estado, que eligiría un presi­
dente interino, y convocaba a un Congreso que constituiría a la
nación bajo la forma de República representativa y popular.

[ . . . ] [a fines de 1854] se levantó en armas don Victorio V.


Dueñas, partidario del Plan de Ayutla en Tabasco, en el pueblo
de Jalpa al que tomó con cincuenta hombres, marchando en se­
guida sobre la capital del Estado, siendo rechazado por la guar­
nición a pesar de que la mayor parte de ella había salido a com­
batirlo a Jalpa.
El 1? de diciembre se instaló sobre una mesa un gran libro, el
plebiscito, a fin de saber por quién se votaba para Presidente de
la República, de un lado hacia la derecha los de la afirmativa
* H isto ria ..., op. cit., p. 381-383 (selección).

612
El Estado al arribo del medio siglo

por el general López de Santa Anna y por el otro lado a la iz­


quierda, por otra persona. Los únicos que votaron en contra del
presidente López de Santa Anna fueron el ex gobernador don
Justo Santa Anna en Macuspana y don Victorio V. Dueñas en
Jalpa. Don Justo Santa Anna fue preso, llevado a la capital del
Estado y más tarde expulsado de Tabasco rumbo a San Andrés
Chalchicomula, Puebla, por órdenes del general Escobar. Don
Victorio no fue aprehendido porque se ocultó cuidadosamente,
saliendo más tarde rumbo a Chiapas.
Al tenerse noticias en Tabasco del [triunfo de la revuelta de
Ayutla], y a pesar de la rigidez de Escobar y sus tropas, la noche
del 28 de agosto se reunieron don Benito Haro, don José Víctor
Jiménez jefe de Hacienda del gobierno de Escobar, don Mateo
Pimienta, don Victorio V. Dueñas, don Alejandro Loreto, los
hermanos Eusebio y Cornelio Castillo Zamudio, don Francisco
Olave, don Bernabé Fuentes, don Miguel Payán Ortiz, don Pe­
dro Méndez, don Felipe J. Serra, don León Alejo Torre y muchos
otros, quienes se levantaron en contra del gobierno escobarista
de Tabasco, adoptando el Plan de Ayutla.
Al día siguiente enviaron a Fray Eduardo de Moneada, a don
José Dolores de Castro y a don Alejandro Loreto como repre­
sentantes de los revolucionarios para entrevistarse con el general
Escobar en la quinta que tenía junto al arroyo de Santa Ana en­
tre Atasta y Tamulté, donde el gobernador se encontraba encas­
tillado y las tropas no dejaban pasar a nadie sin el permiso ne­
cesario. Al principio Escobar no quiso entrar en negociaciones,
pero convencido ante los razonamientos de los comisionados, per­
sonas de confianza del gobernador, y, en vista de encontrarse
aislado militarmente, y habiendo recibido de don Benito Haro y
don José Víctor Jiménez garantías de su vida, familia e intereses,
no tuvo más remedio que capitular, saliendo inmediatamente de
San Juan Bautista rumbo a la Isla del Carmen con sus familiares
y ayudantes. Así terminó esta administración que dejó honda hue­
lla en el recuerdo de muchas personas que sufrieron el duro yugo
"e este gobernante.
,a administración del general Escobar duró dos años, dos me­
ses y cinco días. [. . . ]

613
Arias (i. Lcui J. ¡ Sepúlvecla O.

El día 29 de agosto de este año de 1855 se hizo cargo del go­


bierno civil y militar de Tabasco el coronel de infantería don
Benito Haro, quien en ese mismo día lanzó una proclama y un
manifiesto al pueblo de Tabasco y a su guarnición militar. Con­
forme al artículo 49 del Plan de Ayutla, Haro expidió el 23 de
octubre el Estatuto Orgánico de Tabasco; el artículo 149 de este
Estatuto especificaba que al día siguiente de su publicación el
Consejo de Gobierno nombraría al gobernador del Estado, el cual
debía tomar posesión hasta que su nombramiento fuese aprobado
por el Supremo Gobierno de la Nación.
Entretanto, el 16 de octubre de este año el presidente interino
don Juan Álvarez decretó en Cuernavaca la convocatoria para
el Congreso Constituyente; conforme a la anterior convocatoria
de 1851 las elecciones primarias se harían el 16 de diciembre y
las secundarias el 23 de ese mismo mes. El Congreso Constitu­
yente se instalaría el 14 de febrero del año siguiente de 1856 en
Dolores Hidalgo. .
Habiendo renunciado el general Álvarez a la presidencia, fue
nombrado, por decreto del 8 de diciembre el general don Ignacio
Comonfort quien tomó posesión el día 11 de ese mismo mes, [. . . ]

Jalapa se adhiere al Plan de Ayutla*


29 de agosto de 1855. Plan de Ayutla. J. Antonio Herrera trajo
a Jalapa la noticia del Plan de Ayutla en P. Nuevo, en los Ca­
caos, en Astapa, y en Jahuacapa a su paso, y en esta a su llegada
se puso a tocar las respectivas campanas dando cuenta del fausto
pronunciamiento. En esta cabecera el pueblo se lanzó sobre la
Intendencia para asesinar el Intendente D. Miguel D. de Estrada;
pero D. Juan Andrade, con su autoridad y prestigio le salvó la
vida poniéndolo preso con centinelas que tenían orden de hacer
fuego sobre el que quisiera atropellarlo. Hasta las mujeres se su­
blevaron a ellas eran las más ansiosas de venganza, . . f . . . ] Acto
seguido se levantó la Acta siguiente:

9 En Francisco J. Santamaría, D o c u m e n t o s h is tó r ic o s d e T a b a s c o . Talle­


res Gráficos del Gobierno. Villahermosa. 1950 (Publicaciones del Gobierno
del Estado de Tabasco. 46). p. 67-68.

614
El Estado ai arribo del medio siglo

F.n el pueblo de Jalapa a los veinte y nueve días del mes de


Agosto de mil ochocientos cincuenta y cinco años: reunidos los
ciudadanos vecinos de este pueblo bajo la presidencia de D. Juan
Andrade. Intendente Interino en ejercicio manifestaron que sabe­
dores de que la Capital del Estado se ha pronunciado por el
plan de Ayutla en el cual se consignan la Libertad y sacrosantos
derechos del pueblo y como el Jalapeño abunda en iguales senti­
mientos que los moradores de San Juan Bautista, poseídos del
más solemne júbilo y entusiasmo han venido a acordar los artícu­
los siguientes: l1-’ El pueblo de Jalapa secunda en todas sus partes
el Plan de Ayutla. 2'-’ Reconoce como legítimo Gobernador al
Exmo. Señor D. José Víctor Jiménez.— Lo hace igualmente,
como Comandante Gral. del Estado al Sr. Coronel D. Benito
Haro. La Autoridad que preside este acto dispondrá que inme­
diatamente proceda el pueblo a la elección de dos alcaldes, cua­
tro Regidores y un Síndico procurador. O. permanecerían en tal
encargo hasta tanto se determine lo conveniente por quien corres­
ponde.— Compúlsese copia de esta Acta que remitirá por extra­
ordinario violento al Exmo. Sr. Gobernador para su alto conoci­
miento. Firmados, Juan Andrade, Ramón Ruperto Ferrer. f. . .]

José Víctor explica y renuncia


J osé V í c t o r J i m é n e z *

La versión de los sucesos que desencadenó en Tahasco la caída


de López de Santa Anna aparece consignada en el siguiente texto
autobiográfico:

“En el decreto que el dictador [López de] Santa Anna dió para
organizar a su modo la República, se dispuso que en los Estados
fuera jefe de hacienda el empleado de mayor categoría, y como
yo lo era, me encargué de esa oficina hasta la caída de la dicta­
dura. Cuando estaba para llegar el fin de aquella me retiré a mi
finca de campo para que no me encontrara en la capital el cata­
* En Manuel Gil y Sáenz. C om pendia. . . , op. cit., p. LXXXVtl-
i.xxxvnt.

615
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

clismo político; pero como pasaron muchos días y no sucedía


tal cosa, y los negocios de la oficina que estaba a mi cargo exi­
gieron mi presencia, me vi obligado a bajar a la ciudad. Al lle­
gar a ella encontré en el barranco a dos conocidos que me dieron
la noticia del pronunciamiento de México y de la huida del Gral.
López de Santa-Anna, y me dijeron también que se había dis­
puesto llamarme por algunos amigos míos. En el tránsito del
barranco a mi casa, distante como tres cuadras, se me reunieron
veinte personas, entusiasmadas con el triunfo obtenido con el Plan
de Ayutla, manifestándose dispuestas a secundarlo, no obstante
hallarse el gobernador y comandante Gral. D. Manuel Ma. Esco­
bar en “Santa-Anita”, punto situado a media legua, con doscien­
tos veteranos y lo mejor de su oficialidad. El coronel D. Benito
Haro, que acababa de ser traído en clase de preso de Cunduacán
a la capital aquel mismo día, entró en relaciones conmigo desde
la propia noche; habiendo convenido, después de varias confe­
rencias, en secundar el movimiento en favor del referido plan de
Ayutla, haciéndose él cargo de la Comandancia general y yo del
Gobierno político, en cuyo sentido extendimos el borrador
del acta y de nuestras proclamas a las tropas y a los pueblos del
Estado. Entre tanto, la efervescencia crecía, y viendo el Sr. Haro
y yo que las consecuencias podían ser funestas, dispusimos man­
dar agentes a “Santa Anita” de la confianza del general Escobar,
que lo impusiesen del estado de la opinión y le hiciesen pruden­
tes reflexiones acerca de lo que podía resultar de un choque entre
el pueblo y las tropas, del cual podía ser víctima su familia. El
resultado fue el que se esperaba, pues el Gral. Escobar, aunque al
principio se negó a toda transación, al último, cediendo a los
discretos razonamientos de sus amigos, principalmente al de su
Secretario D. José Dolores Castro, mandó buscar con el capitán
Reguera al coronel Haro, conviniendo con él en entregarle am­
bos mandos bajo la garantía de completa seguridad. Luego que
dicho Sr. Haro regresó, me manifestó lo estipulado y que al día
siguiente, luego que recibiese ambos mandos, resignaría en mis
manos el político, como habíamos acordado. Le contesté que creía
más conveniente la unidad de mando hasta recibir de México ór­
denes instructivas sobre lo que debía hacerse, con cuyo parecer

616
El Estado al arriba del medio siglo

convino dicho jefe. Al organizarse el gobierno fui nombrado uno


de los consejeros para formar el Estatuto, y con arreglo a éste,
se me designtS para gobernador, sujetando dicho nombramiento a
la aprobación del Supremo gobierno, conforme al mismo Estatu­
to. En virtud de este nombramiento, me dirigí a mi finca de cam­
po, en donde recibí un correo de! Lie. D. Limbano Correa, in­
vitándome a renunciar el derecho que me daba el nombramiento
hecho en mi persona; para que mi compadre y amigo D. Justo
Santa Anna, sin ese inconveniente, pudiera encargarse del gobier­
no, para el cual había sido nombrado por el general D. Juan Ál-
varez. Respondíle, que por estar indispuesto no iba a verle a la
hacienda de ganado mayor “San Antonio” donde se hallaba, pero
que, como mi personero, pasaba a conferenciar con él, y el Sr.
Santa Anna mi compadre, D. Eleuterio Pérez Andrade a quien
di las instrucciones necesarias, entre las cuales se encontraba ésta;
“que aunque no ambicionaba el gobierno, y lo renunciaría con
gusto, no debía hacerlo sin embargo, ante el Sr. Haro, sino ante
el Presidente de la República”. A la vuelta de mi personero supe
por él. que tanto el Sr. Santa-Anna y el Sr. Correa, como varios
individuos que los acompañaban, no atendían razón alguna que
no concordase con lo que habían manifestado. En vista de esto
y en prueba de lo que había dicho de no ambicionar el gobierno,
le remití a mi compadre Santa-Anna la renuncia que deseaban;
pero al mismo tiempo le aseguraba que con ella ni él ni yo se­
ríamos el gobernador. En efecto, así fue, pues habiendo venido
aprobado mi nombramiento, el Sr. Haro hizo uso de mi renuncia
y, en consecuencia de ella, fue nombrado aquí gobernador del
Estado. Dicho Sr. me llamó para que volviese a hacerme cargo
de la Tesorería, y a mi llegada me nombró presidente del Con­
sejo. Como tal, al ausentarse con licencia dicho Sr., me hice car­
go del Gobierno, y al poco tiempo fui nombrado en propiedad,
por renuncia del que lo obtenía. Desde el principio de mi gobierno
procuré arreglar los ramos de la administración, que algo se ha­
bían resentido de los movimientos que le habían precedido, con­
siguiendo de este modo cubrir los gastos y sueldos, antes no en
corriente, mejorar lo posible la enseñanza primaria, estableciendo
en algunos pueblos pequeñas escuelas costeadas por los productos

617
Arias (i. ¡ Lau J. f Sepúlveda O.

municipales de sus propias localidades, aumentando la asigna­


ción mensual para los trabajos de la plaza del mercado, de dos­
cientos a cuatrocientos pesos; estableciendo el liceo "Magaloni”
con más alumnos internos que los ha tenido y tiene el “Instituto
Juárez". [. . . | y promoviendo por último ante el Congreso cons­
tituyente la reintegración de los límites antiguos y naturales de
este Estado, ocupados en los años que precedieron a la conquista
por Yucatán y Chiapas, que como más poblados y mejor gober­
nados. se prevalieron de los pocos habitantes y de los extensos
bosques seculares que había en esta provincia, para ir penetrando
poco a poco en nuestro territorio hasta cuatro o cinco leguas de
San Juan Bautista el Estado de Chiapas, y éste y el de Yucatán
hasta reducir el que corresponde al partido de Usumacinta a casi
tan solo las márgenes del río; consiguiendo yo únicamente la
agregación del cantón de Huimanguillo. También se construyó
bajo mi gobierno un caño espacioso desde la calle de “Narciso
Sáenz" hasta el río, atravesando las hoy de “Aldama”, “Juárez”
y la del barranco, cuyo costo fue el de mil pesos por lo menos.
El Ayuntamiento, que entonces no tenía ningún crédito pasivo,
conservaba depositados cuatro mil pesos, en que había contratado
la compra de la casa que estaba donde se halla hoy la de D.
Manuel Romano, para que la plaza del mercado llegase hasta
allí, y solo esperaba para consumar el contrato, que llegase la pro­
pietaria de dicha casa, que estaba ausente, pero mi remoción y
el modo con que fue hecha dejaron sin efecto esa mejora. Vien­
do que los gastos del gobierno general eran mayores que las
rentas de que disponía, le propuse que para nivelarlos se redu­
jera la guarnición a doscientos hombres, proveyéndome de tres­
cientos fusiles para armar trescientos nacionales que en caso de
necesidad sirvieran para la defensa del territorio. Esta proposi­
ción hecha con sana intención y sin ninguna mira siniestra, fue
recibida por el gabinete del Sr. Comonfort muy desfavorable­
mente, atribuyéndola a miras contrarias a las maquinaciones que
se estaban haciendo para contrariar los principios liberales con­
signados en el código que se discutía en aquella sazón y en conse­
cuencia, se acordó mandar al Gral. D. Justo Álvarez para que
me reemplazara. Este nombramiento disgustó a muchos, y, pre­

618
Estado al arribo del atedio sii’lo

valido de esa circunstancia el .Ayuntamiento compuesto en parte


de hombres exaltados e imprudentes, empezó a moverse para con­
trariar lo dispuesto por el Supremo Gobierno, v aunque procuré
calmar dicha exaltación por medios suaves y reflexiones, lo úni­
co que conseguí fue que representaran al Presidente, y ellos acor­
daron hacerlo y mandar un comisionado a México. F.l teniente
coronel D. Francisco Velázquez que fungia de Comandante ge­
neral. me propuso por medio del Tesorero general D. Alejandro
Loreto, expulsar a los que lo estaban seduciendo para que me
depusiese del mando; pero como me repugnaba toda medida
violenta, me negué a autorizar aquella, aconsejándole que no
diese oídos a mis enemigos para que en paz resignáramos el
mando en manos del Oral. Álvarez que estaba al llegar. En cuan­
to Velázquez recibió mi respuesta, pasó a mi casa insistiendo en
su intento, pero yo me mantuve firme en lo que había respon­
dido, añadiéndole que si dábamos ese paso se creería que aspi­
rábamos a permanecer en los puestos en que estábamos, y que,
además, toda medida gubernativa era en lo general mal recibida
y podía deshacerse gubernativamente también. A los cuatro días
de lo que acabo de referir, regresaba por la plaza con mi esposa,
como a las nueve de la noche, de una visita, cuando advertí que
estaba iluminado el Ayuntamiento y antes de llegar a mi casa
oí también los acordes de una música. Mandé llamar inmediata­
mente al Jefe político y le previne fuese a ver qué significaban
aquellas luces y aquella música, y que en caso de tener tenden­
cias políticas, arrestase a los municipales y disipase la concurren­
cia. Acababa de llegar dicho jefe a la casa municipal, cuando
casi simultáneamente se presentó tropa armada, prendiendo a
todos los que se hallaban allí. Al propio tiempo recibí una co­
municación de Velázquez. en la que me decía que, por haber
desmerecido la confianza del gobierno general, me despojaba del
manden La inconsecuencia de este jefe me indignó, y le contesté
reprobándole agriamente su conducta, y en seguida manifesté en
una breve proclama lo que había ocurrido. A los pocos días lle­
gó el Gral. Álvarez. rodeándole inmediatamente mis enemigos,
casi todos del partido centralista, y más adelante itnervencionis-
ta. Quejéme al Supremo gobierno de la conducta de Velázquez;

619
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

pero éste en lugar de ser castigado fue premiado con el grado


de coronel y yo desatendido. En mi finca de campo estaba, des­
prendido de todo asunto político, cuando recibí un llamamiento
del Gral. Álvarez para que me encargase de la Tesorería gene­
ral; mas como resentido del Sr. Comonfort, contesté: que había
jurado no servir ningún destino bajo la administración de dicho
jefe. Mi respuesta indignó mucho al Gral. Álvarez, uniéndose
más estrechamente con los que habían comprometido a Veláz­
quez, declarándose contrario mío, de mi compadre D. Justo San-
ta-Anna y de nuestros amigos, y preparando desde entonces la
farsa electoral que se representó al establecerse la mejor Cons­
titución que la nación ha tenido, falsificando el voto público
pronuncando libre y espontáneamente a favor del Sr. Santa-Anna.”

Destitución de Jiménez *
El gobernador José Víctor Jiménez propuso a Comonfort que se
redujeran las tropas veteranas de la guarnición de Tabasco, así
como llevar a ia Guardia Nacional a 300 hombres bien armados,
a fin de reducir los ya mermados gastos del estado.
Esta proposición hizo desconfiar al gobierno general que cre­
yó que Jiménez se preparaba para un levantamiento, por lo cual
lo destituyó.

República Mexicana. Gobierno Superior del Estado de Tabas-


co.— Circular.— A, las 10 de la noche de ayer recibí la comuni­
cación siguiente que me fué dirijida por el Sr. Comandante Gral.
del Estado. Exmo. Sr. Habiendo desmerecido V. E. la confianza
del Supremo Gobierno por la convivencia que tiene con el Ayun­
tamiento de esta población, con el objeto de desconocer al Exmo.
Sr. Gobernador y Comandante Gral. de este Estado, que ha sido
últimamente nombrado por el Gobierno General, se servirá V. E.
inmediatamente entregarse el mando de este Gobierno hasta en­
tre tanto llega el Sr. General D. J. Justo Álvarez á quien le entre­
garé ambos mandos tan luego como se presente, como asi lo
tiene dispuesto el Supremo Gobierno. “Y habiendo contestado

* En Francisco J. Santamaría. Documentos. ■., op. cit., p. 73-74.

620
El Estado al arribo del medio sií>Io

el anterior oficio con el siguiente.— En este momento que son


las once y cuarto de la noche, ha sido en mis manos el oficio de
V. S. de esta fecha, en que me reclama el mando político de! Es­
tado. en razón de haberse desmerecido la confianza del supremo
Gobierno, y por la convivencia que se me atribuye con el Ayun­
tamiento de esta Capital. Rechazo, Sr. Comandante General, esa
imputación y apelo para desmentirla al mismo testimonio de V.
S. pues bien persuadido está de que esta especie es enteramente
falsa; pero libre de aspiración es y ageno de toda ambición de
mando que ha sido para mí una pesada carga, me desprendo
gustoso de él y lo entrego desde luego á V. S.; á reserva de dar
cuenta, como es natural al Supremo Gobierno a, quien es de mi
deber imponer de estos acontecimientos, y desmentir ante él la
nota de deslealtad que V. S. ha querido atribuirme, aunque sin
el menor fundamento la referida comunicación que tengo el ho­
nor de dejar contestada, reiterándole las seguridades de mi aten­
ción.— Lo que participo a V. S. etc. etc. advirtiéndole a V. S. que
con esta fecha el Sr. Comandante General ha tomado posesión
del mando político por lo que deberá ser reconocido como tal.
Gobernador del Estado Dios y Lib.—San Juan Btta. Octubre 21
de 1856.—Jiménez.— Sr. Gefe Político del partido de Jalapa.

621
afirma sus límites

E X P O S IC IÓ N D IR IG ID A P O R EL S U P E R IO R
G O B IE R N O D E L E S T A D O A L S O B E R A N O
C O N G R E S O C O N S T IT U Y E N T E D E LA N A C IÓ N
P A R A <¿UE D E M A R Q U E Y E X T IE N D A
L O S L ÍM IT E S A C T U A L E S CON L O S E S T A D O S
D E C H IA P A S , Y U C A T Á N Y V E R A C R U Z *
El 4 de junio de 1X5ñ, el gobierno de Jdbasco elevó uncí expo­
sición dirigida al Soberano Congreso Constituyente de la Nación,
para que señalara los limites de Tabasco con los estados de Chia­
pas, Yucatán v Veracruz, firmada por el gobernador José Victor
Jiménez, y su secretario de gobierno, José Manuel Puig.
Soberano Congreso Constituyente. Como si el territorio de este
Estado no estuviese bastante reducido y cercenado por los cons­
tantes y reiterados avances de algunos Estados circunvecinos,
y por la apatía y punible indiferencia con que los han tolerado
los gobiernos anteriores, todavía por un decreto del general San­
ta Amia, de 15 de julio de 1854. se le arrebató a Tabaseo casi
todo el Partido de Usumacinta, agregándolo al Territorio de nue
va creación de la Isla del Carmen.
Cuando esta segregación se hi/o. se ofreció a los tabasqueños
que los terrenos del Partido de Usumacinta serían repuestos, ex­
tendiéndose al Estado hasta los límites que por otros rumbos ha
tenido, según la tradición y documentos existentes, y agregándo­
sele algunas poblaciones pertenecientes hoy a los vecinos Estados
de Chiapas y Veracruz pero que pertenecieron de antiguo al Es­
tado de Tabaseo.
' t-.n Oiógenes t ópe/. Reyes. Historia . o¡> cié. p. 1XK iv l (selección).

623
Arias G. / Lew J. / Sepúlveda O.

Sin embargo, Usumacinta pasó a formar parte del territorio del


Carmen, y Tabasco no sólo sufrió esta desmembración de terri­
torio, y por consiguiente de pueblos, de población, de productos
y de rentas, sino que por los demás rumbos quedaron sus linde­
ros en la misma obscuridad en que los ha sumido el transcurso
de los años, y la ignorancia de los respectivos límites y jurisdic­
ciones sigue y seguirán siendo aún la causa de dudas y compe­
tencias entre las autoridades de este Estado y sus limítrofes.
Desde muchos años atrás, y aun desde el tiempo del gobierno
colonial, Tabasco ha reclamado con constancia que se le demar­
quen los límites que debe separarlo de los Estados vecinos, y que
le devuelvan las porciones de su territorio que, merced a la con­
fusión que sobre señalamiento de límites ha existido hasta hoy
han ido tomándose poco a poco esos mismos sus vecinos, hasta
el grado de que en el día quieren hacerse valer y reconocer lin­
deros que tocan con las goteras de esta capital; no obstante que
Tabasco ni por un momento ha dejado de protestar contra esta
invasión sobre sus terrenos.
Los Estados de Veracruz, Chiapas y Yucatán, con los cuales
linda por varios rumbos Tabasco, se han introducido tanto sobre
nuestro territorio, que existen actualmente líneas, pretendidas
como divisorias, que apenas distan cuatro leguas y aún menos de
esta capital. Véase si no el plano que dos años hace levantaron
los agrimensores don Romualdo Carrascosa y don Félix R. Shiels,
y se vendrá en conocimiento, no sólo de la irregularidad mons­
truosa que tiene la figura del terreno, sino de los límites de algu­
nos de los Estados casi tocan en el corazón del de Tabasco;
esto es, en su capital; siendo así que si se respetasen sus linderos
naturales y reconocidos por la tradición, se encontrarían a mu­
chas leguas de distancia. [. . . |
Tabasco, sin embargo, no ha conseguido ser escuchado, por­
que apenas intenta sus justas reclamaciones, cuando la voz de los
otros Estados, cuyos intereses son opuestos, se ha hecho oír en
contra por medio de sus gobernantes o representantes; habiéndose
logrado hasta aquí sofocar los esfuerzos hechos por Tabasco para
entrar en posesión de lo que le pertenece de una manera tan le­
gítima y tan legal.

624
Tabasco afirma sus límites

Concretaré por lo mismo mi representación a su verdadero ob­


jeto, es decir, a la reposición de los límites del Estado de Tabas­
co, por los rumbos en que linda con los de Chiapas, Veracruz y
Yucatán cuyos límites ha tenido desde tiempo inmemorial y qui­
zá desde la conquista, hasta pocos años hace en que aquellos Es­
tados insensiblemente se han introducido, reduciendo Tabasco
al irregular territorio que demuestra el plano antes mencionado.
En efecto, desde los tiempos de la conquista la provincia de
Tabasco, reconocía como límite el desierto del Petén en que has­
ta el día, aunque con bastante obscuridad, linda en un mismo
punto con el Estado de Chiapas y la República de Centro Amé­
rica, y partiendo de allí casi en línea recta entre los 16° y 17°
latitud norte, encerraba todo el Distrito de Agualulcos, hoy Ehii-
manguillo; de allí se dirigía sobre la barra de Tonalá, y partien­
do de este punto, sobre toda la costa, tocaba en la punta de
Jicalango, de donde descendía por las márgenes antiguas del río
de la Conquista hasta el punto en que tocaba otra vez con los
campos del Petén.
La tradición y reliquias que nos quedan de algunos documen­
tos desaparecidos, comprueban de una manera inconcusa los de­
rechos que tiene Tabasco a aquellos límites, y sirven de funda­
mento muy legal y justificado a la petición que dirijo a Vuestra
Soberanía en nombre de este Estado que me honro de gobernar.
Sería preciso que escribiese la historia de Tabasco, o por lo
menos que formase una extensa y difusa memoria, lo cual sería
molestar las elevadas atenciones de Vuestra Soberanía, si hubiese
ahora de ir trayendo uno por uno los datos, los documentos y
las noticias que prueban a no dudarlo, que cien años antes Ta­
basco no estaba circunscrito al reducido territorio de hoy día, y
que su jurisdicción tocaba en los límites que ha dejado demar­
cados. Me contentaré, pues, con vaciar aquellas noticias que se
pueden fundar en documentos, y que por ser recientes no las ha
transmitido intactas la tradición: tomándolas asimismo de algu­
nas memorias o apuntes privados, extraídos de los archivos de
familia.
En 1743, esto es, ciento trece años ha, los tabasqueños estaban
en posesión de los Bulujíes, hoy límite (arbitrario) al Sudeste

625
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

con el Estado de Chiapas; y habiéndose sublevado los pueblos


de indios llamados Zendales, limítrofes de los Bulujíes, y dado
muerte a sus párrocos y autoridades, los chiapanecos imploraron
el auxilio de los tabasqueños, como vecinos inmediatos, y éstos,
penetrando en los pueblos sublevados los pacificaron y domaron
su furia salvaje; pero habiendo muchos de ellos huido a las mon­
tañas inmediatas, es decir a los Bulujíes, establecieron ellos allí
sus cabañas, fueron aumentándose y poblando, y por último asen­
taron allí su residencia; trajeron con el tiempo a muchos de los
habitantes que habían abandonado y de ese modo se formaron
esas inmensas rancherías denominadas en el día Bulují y Chinal,
y las cuales considera suyas y se las ha apropiado Chiapas, por­
que los hijos de su suelo vinieron a poblar esos terrenos.
Aquellos indígenas encontraron en el valle de Tabasco tierras
feraces y generosas que le daban tres y hasta cuatro cosechas al
año; ríos y arroyos que cruzaban en todas direcciones, que se
prestan a la navegación y comunican con algunas poblaciones
importantes de este Estado, con las que desde luego entablaron
su comercio; bosques y selvas abundantes en frutos, en maderas
preciosas y en toda clase de caza; en fin, una naturaleza virgen
y agreste que concordaba perfectamente con la vida y hábitos de
aquellos hijos de las Sierras: poblaron allí y han venido exten­
diéndose hasta las márgenes del río de Tulijá. que es el que
actualmente se pretende hacer pasar por línea divisoria desde el
punto llamado Puente de Piedra al Este hasta las cumbres de
Oxolotán al Sur; formando de esa manera diversidad de ángulos
irregulares, y multitud de recodos a consecuencia que la línea
trazada, recorriendo caprichosa y arbitrariamente varios rumbos,
va a morir finalmente en los desiertos del Petén.
Desde entonces data el esfuerzo de Chiapas por apropiarse de
esos terrenos, y desde entonces también Tabasco se opone a esas
tendencias; no habiéndose logrado, sin embargo, aclarar ni fijar
nunca la línea divisoria por ese rumbo; y siendo siempre esta
duda la causa de que Chiapas y Tabasco se consideren a la vez
dueños y poseedores legítimos de esa extensión de terrenos.
Por los años de 1765 a 1770, con motivo de las frecuentes in­
vasiones de los ingleses que por entonces se habían posesionado

626
Tabasco afirma sus límites

de la isla del Carmen y que en sus incursiones penetraban por el


río de Dos Bocas que atraviesa la Chontalpa, y que hoy es cono­
cido con el nombre de Río Seco, los naturales de Tabasco desca­
minaron el curso de este río dándole descenso e impulso más
abajo de Huimanguillo, y haciéndolo entrar en el álveo que hoy
recorre con el nombre de Mezcalapa, y desde esta capital con el
de Grijalva. Con este motivo y habiendo corrido la noticia de
este prodigio de la industria y voluntad de los tabasqueños, la
Intendencia general de Guatemala, a la cual estaba agregada la
provincia de Chiapas, envió una comisión científica, con el obje­
to no esbozado de extender hasta allí sus dominios, y el alcalde
mayor de la entonces provincia de Tabasco intimó a la comisión
que no pasase del pueblo de Istacomitán, límite reconocido de
las Chiapas y habiendo insistido los miemoros de la misma comi­
sión pretendiendo penetrar a mano armada, fueron rechazados
por la fuerza, aprehendidos y conducidos a Tacotalpa, capital de
la provincia; al mismo tiempo que por el alcalde mayor se daba
cuenta circunstanciada al señor virrey de México.
El virrey se entendió directamente con la Audiencia de Guate­
mala, y puéstose de acuerdo, vinieron dos comisiones que, des­
pués de deliberar y reconocer el terreno, marcaron en primer
término como línea divisoria la base de la serranía a poca distan­
cia de Istacomitán, y por una línea casi recta hacia el oriente,
tocando con la espalda del Is'apangaiolla, siguiendo la cordillera
de cerros que forman un ramal de la Sierra Madre, faldeándola
del lado de la llanura de Tabasco. atravesaron el Palenque y fue­
ron a terminar en el punto en que hoy dudosamente se confunde
el lindero común con el de la República del Centro.
Estos son los hechos, y estos son los datos con que Tabasco se
presenta a vuestra soberanía reclamando como un acto de mar­
cada e imprescindible justicia, que se le señalen sus límites en la
extensión y líneas en que por disposición y acuerdo de la Inten­
dencia de Guatemala y el Virreinato de México se demarcaron
en los años referidos.
En cuanto al Distrito de Agualulcos, o sea Huimanguillo, las
pruebas son más fáciles, porque su pertenencia a Tabasco es más
reciente. Todavía, Huimanguillo, por los años de 1812, estaba

627
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

sujeto a Tabasco en todo lo anexo y concerniente a la adminis­


tración de la Real Hacienda, y esto sin duda no tenía otro origen,
sino que tiempos antes y no muy atrás formaba parte integrante
de la alcaldía mayor.
Huimanguillo, que es la población más importante de las 4 o
5 que comprenden en el Distrito, apenas dista de esta capital diez
y seis leguas, mientras que de su capital, por pertenecer hoy al
Territorio de Tehuantepec, dista cinco o seis días, y eso de un
camino cortado por ríos y pantanos, lo más del año intransitables.
Pero la razón más convincente para hacer la reintegración de
Huimanguillo a Tabasco, es que los habitantes de Huimanguillo
por su carácter, por su educación, por sus usos, sus costumbres,
sus relaciones, sus enlaces de familia, su comercio, sus afecciones
y su conveniencia, son tabasqueños.
Con una vía de comunicación amplia, cómoda, segura y tran­
sitable en todo tiempo, como es el caudaloso río Grijalva, los ha­
bitantes de Huimanguillo y los de Tabasco no forman sino un
solo pueblo, no forman por decirlo de una vez, sino una misma
familia. Ninguna diversidad en sus usos, ninguna variedad en sus
costumbres, la misma reciprocidad en sus relaciones, en sus con­
tratos, en su comercio, y como antes se ha dicho, en los enlaces
de unos y otros habitantes.
En cuanto al Territorio del Carmen, hay también razones, y no
pocas ni poco fundadas, para pedir que los límites del Estado de
Tabasco se extiendan hasta la punta de Jicalango y sobre toda
la margen del río viejo de la Conquista.
No obstante, que las geografías antiguas denominan a la hoy
isla del Carmen “isla de Tabasco” como parte integrante de la
provincia de este nombre; tenemos datos más modernos, y de ellos
extractaremos los siguientes:
En el año de 1786 las milicias de Tabasco mandadas por el
capitán don Juan de Amestoy y el teniente don Francisco Tnte-
riano, atacaron en la isla del Carmen a los ingleses, los desaloja­
ron de ella y quedaron dueños del terreno, por el triunfo que fue
completo, claro que si las milicias tabasqueñas fueran a batir y
desalojar a los ingleses, era o porque la isla les pertenecía, o por­
que era limítrofe de su territorio. No es mi objeto por ahora

628
Tabasco afirma sus límites

probar que la isla pertenecía o puede pertenecer al Estado de mi


mando; pero sí diré que destinada desde aquella época como
presidio de las colonias españolas, los límites de Tabasco toca­
ban naturalmente con los límites de la isla, es decir, hasta el
lugar en que la mar la separa de los terrenos de Tabasco.
[. . .] En época más reciente, el año de 1817, el contador de
indios don Marcos Riveiro emprendió por orden superior el em­
padronamiento de todos los indios y castas de la provincia, y
empezando por Jonuta, pasó por Palizada y llegó hasta Sabancuy,
con excepción de la isla del Carmen, presidio en aquel tiempo.
Estos mismos son los linderos que se señalaron a Tabasco, por
el Art. 79 de la Acta Constitutiva de la Nación de 1824, 'y sola­
mente la punible apatía de los gobernantes desde esa época, ha
podido permitir que el Estado se desmembrase hasta quedar re­
ducido a su casi nulidad actual.
Por fin, para dar la última prueba conveniente de que el terri­
torio de este Estado ha sido cercenado por todas partes, véase
su censo de 1811 que arrojaba sesenta mil habitantes, pues bien,
si seguimos los cálculos de Euler, en razón de una tercera parte
de aumento de la población, contando sólo con los nacidos, ven­
dremos en conocimiento de que en los 15 años corridos, la po­
blación de Tabasco debía estar con mucho duplicada, siendo así
que por los últimos empadronamientos se ha hecho subir y con
esfuerzos la población a 75 000 habitantes.
He terminado ya la relación de las noticias que sirven de apo­
yo al reclamo del Estado de mi mando y a la petición que en su
nombre hago respetuosamente a Vuestra Soberanía para que al
establecerse la nueva Carta fundamental de la República, en la
cual debería consignarse de la manera más precisa las bases en
que posteriormente se fije la división territorial, se señalen a Ta­
basco los linderos que con líneas de colores van marcados en el
plano que tengo el honor de acompañar.
Facultado completamente este gobierno para hacer la rectifi­
cación de este plano, deseo hacerlo; pero no dictaré mis órdenes
en este respecto, sino cuando se hayan fijado definitivamente las
líneas divisorias de éste y los otros Estados. Deseo mucho tener
un plano exacto de este Estado de mi mando, porque quiero

629
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

saber hasta dónde debe extenderse el brazo del poder que se me


ha confiado; porque para gobernar bien, es preciso conocer los
límites de la jurisdicción porque pretendo en fin cerciorarme de
si el respeto y la influencia del gobierno tocan intactos y con
toda su fuerza en esas últimas líneas tan lejanas del poder.
Para que el administrador de una finca pueda desempeñar con
acierto y exactitud al propietario, indispensable se hace que este
enseñe a aquél los límites y extensión de la propiedad que le en­
trega, el número de sus sirvientes, el objeto de sus utensilios,
en fin todo cuanto tienda a iniciarlo en el secreto de la adminis­
tración, a facilitarle el manejo y exacto desempeño de su comi­
sión. Para que un gobernante pueda desempeñar con acierto la
delicada misión que se le encarga, es también preciso que se le
inicie, como el administrador, en los secretos de la administra­
ción y se le faciliten los medios de salir airoso en sus empresas;
a fin de no exponerlo a que cuando tienda sus brazos por una
parte otro brazo lo rechace, cuando envíe por un lado uno de
sus servidores, el sirviente de otro lo ataje, y le diga atrás.
Si desciendo hasta la nimiedad en mis comparaciones y ejem­
plos, es porque deseo señor poner de manifiesto a Vuestra Sobe­
ranía aun más allá de la evidencia, no sólo la necesidad, sino
las razones de conveniencia y de política, fundadas en los prin­
cipios de buena administración, de que a Tabasco se demarquen
per fin de una manera clara e indudable, límites inamovibles que,
reconocidos y respetados por todos y cada uno de los Estados
vecinos, le darán más ensanche a su territorio, más vida a su
comercio, más desarrollo a su agricultura, más acción a su gobier­
no y le harán más útil por último a la federación.
Nada injusto ni exagerado pido: Nada que no haya perteneci­
do al Estado de mi mando reclamo. Por un orden cronológico
posible he repasado los derechos que Tabasco puede alegar en
apoyo de esa petición.
A Vuestra Soberanía que hoy tiene en sus manos los destinos
de los pueblos, a Vuestra Soberanía, en quien los pueblos tienen
fija la vista y las esperanzas de su porvenir, a Vuestra Soberanía
toca resolver si el gobierno del Estado de Tabasco tiene o no la
facultad de reclamar en nombre del pueblo que gobierna, la de­

630
Tabasco afirma sus límites

volución de lo que sea, sea por las continuas agitaciones del país,
sea por su propia debilidad o por la de sus gobernantes anterio­
res, se le ha quitado paulatina y sordamente.
Yo confío señor, yo confío en que mi voz, por la que habla un
pueblo entero, tendrá eco en la alta cámara en donde actual­
mente se discute para el bien de la República. El pueblo ta-
basqueño espera desde hoy tranquilo la decisión suprema del So­
berano Congreso, y no duda que muchas voces se levantarán
unánimes con las de sus representantes en el seno de Vuestra
Soberanía, para apoyar sus razones, para defender sus derechos,
para demandar su justicia.
Supuesto que, confiadamente espero en que tomando Vuestra
Soberanía en consideración esta solicitud y pesando los funda­
mentos que dejo expuestos, deferirá a ella, me concretaré ya a
demarcar los límites que deben ser señalados a Tabasco.
Abriendo la línea en el desierto, a la parte más oriental, y en
el punto en que dudosamente se reúnen las líneas de este Estado,
el de Chiapas y la República de Centroamérica, debe correr casi
recta al O. hasta donde se halla marcada actualmente entre los
16° 55' lat. Norte; de allí, y siguiendo la misma línea casi recta
hasta el punto más culminante llamada la cumbre de Ocsolotán
que está a los 16° 48' de la misma latitud; desde este punto se
tirará otra línea hasta los 30° del grado 17, para dirigirse hasta
donde encierre y termine la Municipalidad de Huimanguillo, en
cuya terminación se trazará la recta hasta la barra de Tonalá.
Desde este punto, las aguas señalan claramente el límite, hasta
la embocadura del río de la Conquista, cuyo margen servirá de
amojonamiento hasta su confluencia aguas arriba con el río de
San Pedro de Usumacinta, sobre el cual sigue la línea hasta el
desierto. .
Tal es mi objeto; y mientras Vuestra Soberanía discute y de­
cide, el pueblo tabasqueño y yo esperamos vuestra resolución
suprema que será acatada, sea cual sea; el pueblo tabasqueño y
yo rogaremos al Eterno inspirador de la humana inteligencia,
haga descender sobre ese cuerpo que forman los hijos escogidos
de los pueblos, para que ilumine sus resoluciones en bien y feli­
cidad de la nación mexicana.

631
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Palacio del Gobierno del Estado de Tabasco, en San Juan Bau­


tista a los cuatro días, del mes de julio de mil ochocientos cin­
cuenta y seis años, señor José Víctor Jiménez. Licenciado José
Manuel Puig, secretario.

Reincorporación de terrenos *
El problema que para Tabasco significaba delimitar su territorio
y recuperar los terrenos que se le habían sustraído, recibió respues­
ta de la comisión que estudiaba el asunto:
Excmo. señor: Para lo que pueda importar a V. E. en sus me­
didas administrativas, tengo la honra de comunicarle que el So­
berano Congreso se ha servido elevar a la categoría de artículo
constitucional la reincorporación a ese Estado de la parte que le
fue segregada para formar el Territorio del Carmen, y la agrega­
ción del Cantón de Huimanguillo al mismo Estado de Tabasco.
Al decirlo a V. E. tengo la satisfacción de asegurarle mi dis­
tinguido aprecio.
Dios y Libertad. México, diciembre 20 de 1856.
Gregorio Payró.
Excmo. señor gobernador del Estado de Tabasco, general don
José J. Álvarez.
[Esta comunicación fue contestada al año siguiente]
Gobierno Superior del Estado de Tabasco
Ccn la mayor satisfacción se ha impuesto este gobierno del
contenido de la atenta comunicación de V. E. fecha 20 del pasa­
do en que tuvo a bien comunicar que el Soberano Congreso Cons­
tituyente se ha servido elevar a la categoría de artículo Consti­
tucional. la reincorporación a este Estado de la parte que le fue
segregada para componer la parte del Territorio del Carmen y la
agregación del Cantón de Huimanguillo a este mismo Estado.
Constantes son a este Gobierno, y en particular a quien lo re­
presenta, que el acuerdo de esa importante y justa medida ha sido
alcanzado en el seno de la representación nacional por la eficacia
y celo con que V. E. ha sabido defender los derechos Estado

* En Diógenes López Reyes, H is to r ia . . . , o p . c it.. p. 395.

632
Tabasco afirma sus ¡imites

que dignamente representa; y por tanto, a nombre de este mismo


Estado con cuyo mando me ha honrado el Supremo Gobierno,
doy al Soberano Congreso y a V. E. en particular las más expre­
sivas gracias por los beneficios que proporciona al Estado con
aquel acto de reparación y de justicia.
Dios y Libertad, enero 20 de 1857.
José J. Álvarez.
S. D. Gregorio Payró, diputado por el Estado de Tabasco, al
Soberano Congreso Constituyente.

ORGANIZACIÓN DEL ESTADO


M a n u e l G il y Sá e n z *

La cuarta Constitución Política del estado fue promulgada en 1857.


Constaba de 2 1 títulos, 78 artículos y un transitorio. A continua­
ción se esboza la división territorial aceptada para Tabasco.

El Estado de Tabasco tiene un Gobernador que representa el po­


der Ejecutivo, y sanciona las leyes; una Cámara de representantes
ó Legislativa que las forma, un Tributial superior de Justicia, que
la imparte.
Es capital del Estado la Ciudad de San Juan Bautista, que se
halla situada, según observación del Náutico D. Antonio Galindo.
entre los 18° 40' 34" de latitud al N. y 6° 06' 09" de longitud
al E. del meridiano de México. Tiene un censo de 8,300 habitan­
tes. Antes se le llamaba á esta Ciudad, Villa-Hermosa, fué fun­
dada en 1596 por los antiguos pobladores de la ciudad Victoria,
la que fundó Hernan-Cortés, en 1519; y en 1795, el Sr. Cástro
y Araos, trasladó los poderes de Tacotalpa á esta, entonces Villa-
Hermosa. Se extiende de S. á N. y de E. á O. sobre un terreno
quebrado, formando lomas cobijadas de casas que la hacen pin­
toresca, haciéndose mas grata su vista con el hermoso rio Grijalva
que diariamente la saluda, y le sirve de vehículo de comunicación
para ponerse al contacto, tanto en su interior como en el exte­

* Compendio■. ■. <>p. cit.. p. 43-48.

633
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

rior. Su comercio es vario como depositaría de todos los granos


que se cosechan en el Estado, y recibe las importaciones del
extrangero que circulan hasta Chiapas, viéndosela mas activa y
alegre en la época del cacao por los meses de Abril, Mayo, Junio,
y Julio.
Tiene una plaza de Armas, una de Mercado, dos Iglesias un
Hospital, una Casa-Mata, una Cárcel pública, un principal, casa
de Ayuntamiento y un Cementerio General. Sus calles angostas y
torcidas, otras de subidas y bajadas. Tiene regulares casas de
ladrillo y teja, adornándose su conjunto con casas de alto, muy
bien construidas, así como varias bajas. Se embellece con dos
pueblos, Atasta y Tamulté que le quedan á una legua, y que es
el soláz de sus habitantes por su pintoresco paseo.
Lamentamos estar sin un Colegio, aunque ahora, en honor de
la verdad, se afana mucho la Junta de Instrucción pública para
levantar uno; sin embargo, hay escuelas, Diurnas y Nocturnas
pagadas por los fondos.
A la ciudad, le pasa el Grijalva al Oriente, corriendo S. N. y
tiene sus tres barrios, nombrados, el de Esquipulas al Oeste, el
de la Concepción ó Punta al S. y el del Fuerte del otro lado del
arrollo, (pues está cortado ese barrio de la ciudad por el arroyo
denominado el Jícaro,) también se le llama á este barrio Santa-
Cruz, le queda al N . . .
[. . .] Hoy, según la ley dada por la Legislatura el 17 de No­
viembre del año de 1852, y sancionada por el Gobernador D.
Joaquín Ferrer, está dividido el Estado en los Partidos siguientes,
y además la agregación que se le hizo del cantón de Huimangui-
11o, según el articulo 49 de la Constitución General de la Repú­
blica, y es como sigue:

1.
P a r t id o d e l C e n t r o

Además de la Ciudad de San Juan Bautista, que es la cabece­


ra de este Partido y capital del Estado, comprende á los pueblos
siguientes: Atasta, Tamulté, San Francisco Estancia-Vieja, Gua­
dalupe de la Frontera, el Peal, con sus correspondientes riberas,
haciendas y Rancherías, con un censo de 18,175 almas.

634
Tabasco afirma sus ¡imites

II.
P a r t id o d e N a c a .i u c a .

Amas de la Villa de Nacajuca, cabecera del Partido, comprende


los pueblos siguientes: Túcta, Mazatéupa, Tapaucingo, Huatacal-
co, Tecoluta, Huaitalpa, Olcuatitan, Oxiacaque, Pueblo-Nuevo
Olcuizapotlan, Tamulté de las Sabanas, con todas sus riberas,
haciendas y rancherías, contando con un censo de 4,565 habi­
tantes.
III.
P a r t id o d e M a c u s p a n a .

Fuera de la Villa de Macuspana que es cabecera de este Par­


tido, tiene los pueblos siguientes: San Cárlos-Olcuatitan, San Fer-
nando-Olcuilzapotlan, Tepetitan, con todas sus riberas, haciendas
y rancherías correspondientes, teniendo el Partido, 8.228 habi­
tantes.
IV.
P a r t id o d e C u n d u a c a n .

Amas de la Villa de Cunduacan, cabecera de este Partido, tie­


ne los pueblos que son: Pechucalco, Huimango, Anta Cúlico,
Boquiapa, Villa de Cárdenas, con todas sus riberas, haciendas y
rancherías, con 11,884 habitantes.

V.
P a r t id o d e J a l p a .

Fuera de la Villa de Jalpa, que es cabecrea de este Partido,


tiene adyacentes los pueblos siguientes: Amatitan, Jahupa, Soyo-
taco, Mecoacan, Ayapa, Iquinapa, con todas sus respectivas ri­
beras, haciendas y rancherías, y contando con 2.976 habitantes.VI.

VI.
P a r t id o d e C o m a l c a l c o .

Amas de la Villa de Comalcalco, que es cabecera de este Par­


tido, tiene los pueblos siguientes: Chichicapa, Cupilco, Paraíso,
Tecoluta de las Montañas y Tecolutilla, con todas sus riberas,
haciendas y rancherías y con un censo de 8,121 almas.

635
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

VII.
P a r t id o d e J a l a p a .

Además de la Villa de Jalapa, que es cabecera de este Partido,


le corresponden los pueblos adyacentes: Jahuacapa, Astapa, Ca­
caos, Pueblo-Nuevo de las Raíces, con todas sus riberas, hacien­
das y rancherías, con un censo de 5,893 habitantes.
VIII.
P a r t id o d e T a c o t a l p a .

Fuera de la Villa de Tacotalpa, que fué antigua capital del


Estado, y es cabecera de este partido, cuenta con los pueblos si­
guientes: Tapijulapa, Oxolotan, Puxcatan, con todas sus riberas,
haciendas y rancherías, y con un censo de 2,997 habitantes.
IX.
P a r t id o d e T e a p a .

Amas de la Ciudad de Santiago de Teapa, que es cabecera de


este Partido, tiene los pueblos siguientes: Tecomajiaca, Hermita
de la Concepción, con todas sus correspondientes riberas, hacien­
das y rancherías, contando con un censo de 6,158 almas.
X.
P a r t id o d e J o n u t a

Además de la Villa de Jonuta, que es cabecera de ese Partido,


cuenta adyacente à Monte-Cristo, San Pedro, con todas sus ri­
beras, haciendas y rancherías, con un número de 3,806. habitantes.
XI.
P a r t id o d e U s u m a s in t a .

Fuera de la villa de Balancan, que es cabecera de este Partido,


tiene los pueblos siguientes: Tenosique, Multé, Santa-Anna, Es-
tapilla, Usumasinta, con todas sus riberas haciendas y rancherías
cuenta con un censo de 3,023 habitantes.
XII.
P a r t id o d e H u im a n g u il l o .

Además de la villa de Huimanguillo, que es cabecera de este

636
Tabasco afirma sus límites

Partido, le corresponden los pueblos siguientes: Tecominuacan.


Mecatepec, Zanapa y Ocuapam, con todas sus riberas, haciendas
y rancherías, contando con un censo de 7,367 habitantes.
n o t a . — Muchos de estos Partidos han aumentado el número

de sus pueblos, como Cunduacan, que tiene ademas, San Feli­


pe de Ojiacaque; Nacajuca, á Santa-Anna; y Jalpa, á otros. Una
ley arreglará mas adelante este aumento de poblaciones.
Según el art, 13 de la Constitución política del Estado, [1857]
el Territorio se divide, para su administración interior, en doce
Partidos, de estos seis se erigirán en judiciales, que son: San Juan
Bautista (el centro); Teapa, en la Sierra alta; Cunduacan y Hui-
manguillo, en la Chontalpa; y Macuspana y Jonuta, en la Sie­
rra baja.
Además, en cada cabecera de Partido, hay un Jefe político que
regentéa la primera autoridad política del Partido; y un Ayunta­
miento que representa al Municipio. En los pueblos que no son
cabeceras de partido, hay un gefe subalterno de policía sujeto al
gefe político, y son nombrados por el Gobernador, y cuya dura­
ción es de un año, según el artículo 58 título XVII del Gobierno
interior de los pueblos del Estado conforme á la Constitución
política, sancionada el 15 de Setiembre de 1857.

LÍMITES COIS CHIAPAS Y TEHUANTEPEC


M a n u e l B. T ren ®*

Al triunfo de la revolución de Ayutla. el decreto por el cual San­


ta Anna había erigido en territorio a Tehuantepec quedó insub­
sistente, por lo que poco tiempo después concedió Comonfort los
terrenos baldíos de ese territorio extinguido a los señores Jeker
y Cía. de México para que los colonizaran, los que enviaron a
esa zona comisionados que realizaran trabajos de deslinde, trian­
gulación y medición de esos terrenos. Pero como esa zona co­
lindaba con Tabasco y Chiapas, fué designado juez especial de
!í H is to r ia d e C h ia p a s . D e s d e lo s tie m p o s m á s r e m o to s h a sta e l g o h ie rttri
d e l O r a !. C a r lo s A . V id a l. Pról. Vicente Licvano. La Impresora. México.
1942, p. 599.

637
Arias G. / Lau J. / Sepulveda O.

deslindes el Licenciado D. Francisco García Anaya, quien, de


acuerdo con el Teniente Coronel de Ingenieros D. Juan Bautista
Espejo, representante del Gobierno de Tabasco, y D. Victorio
Dueñas, Gobernador de ese Estado, firmaron el 17 de septiembre
un acuerdo por el cual declararon los límites de Tabasco con
Chiapas y el ex-territorio de Tehuantepec.

L e ó n A l e j o T o r r e *

En la Ciudad de San Juan Bautista, Capital del Estado de Ta­


basco, a diez y siete de Setiembre de mil ochocientos cincuenta
y siete, reunidos en el Palacio del Gobierno el Exmo. So1'. Go­
bernador Constitucional D/". Victorio V. Dueñas, el Teniente
Coronel de Ingenieros D/". Juan Bta. Espejo, comisionado por
el Supremo Gobierno para el reconocimiento y mensura de los
terrenos baldíos que hay en éste Estado, y en el de Chiapas, y el
Lic. D /n. Francisco G. Anaya, Juez especialmente nombrado por
el Supremo Gobierno para deslindar los del extinguido Territo­
rio de Tehuantepec, por ante el Secretario que autoriza, mani­
festó el So1'. G. Anaya, que conforme á la 13a. de las instruc­
ciones dadas al Sr. Espejo por el Ministro de Fomento en siete
de julio último, debía ponerse de acuerdo con él y con S.E., sobre
los límites de este Estado con el de Chiapas y con el extinguido
Territorio, á ambas márgenes del Río Grijalba, y como no hay
datos oficiales sobre dichos límites, ni se reconocen como
exactos algunos de los planos que se han consultado, se
convino únicamente en reconocer como base para designar los
límites de la tierra los puntos y posesiones hasta donde se
extiende la jurisdicción del Partido de Huimanguillo que an­
tes pertenecía á Tehuantepec, y quedaron fijados los siguien­
tes límites. A la margen derecha del río Mescalapa, ó Gri­
jalva, desde la boca del Platanal, río abajo, hasta la del arroyo
Macayo; y como el espaldar de esa tierra pasa límites con Chia­
pas no está determinado porque es inculto en razón de ser pan­

* Apuntes históricos de Tabasco o sea ojeada sobre el primer período


constitucional de la Administración de Dn Victorio V Dueñas C o n s e j o
. . ,

E d ito ria l del G o b ie r n o del E s ta d o d e T a b a s c o , M é x ic o , 19 7 9 , p. 8 2 -8 3 .

638
Tabasco afirma sus límites

lanosa y montuosa y solamente se reconoce como de Huimangui-


11o por las posesiones que hay en la Ribera buscando el límite
más natural, se designó el arroyo de Camoapa, para que sirva de
espaldar, límite con Chiapas, pertenencia hoy al Estado de Ta­
basco, y antes del Territorio de Tehuantepec; mas como dicho
arroyo de Camoapa desemboca en el río entre los dos puntos
fijados del Platanal y Macayo, á falta de otro límite natural se
calcula en una legua la extensión de tierras que hay del Grijalva
á la parte más considerable del curso del Camoapa; y por tanto
se fija también una legua arriba del Macayo perpendicularmente
al río y de allí para arriba una paralela á éste hasta encontrar el
Camoapa. A la margen izquierda desde la desembocadura del
arroyo Amacohuiste, queda como límite de los terrenos de Chia­
pas con Huimanguillo y las tierras para abajo, como del extin­
guido Territorio hasta el referido punto en que divergen los dos
cauces del Grijalva y Río Seco, y desde ese punto una línea recta
hasta la margen occidental de la Laguna de Santa Anna hasta la
Barra del mismo nombre quedando todo el terreno comprendido
á la parte occidental de esa línea y margen como perteneciente
al extinguido Territorio. Y estando conforme con esta designa­
ción de límites los referidos Señores, se extendió por triplicado
esta acta que firman conmigo el infrascrito Secretario.— Victorio
V. Dueñas.—Juan Bautista Espejo.— Francisco G. Anaya.— P. M.
Sales, Secretario.

LA “LAGUNA DEL NEGRO” Y LA HISTORIA


DE “PUERTO ESCONDIDO”
P e p e B iji . n e s *

Allá por 1850 llegó a San Juan Bautista, huyendo de Jamaica,


un esclavo negro llamado Ismael Barbosa, instalándose en una
casita de palma y jahuacte. que él mismo contribuyó, en la orilla
de la laguna de Tierra Colorada. Desde entonces los tabasqueños
la llamaron “La Laguna del Negro”, o “Laguna del Esclavo”.

3 Anemia lahasqueña. Editorial Grijalba, México, 1955, p. 161.

639
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

Allí vivió hasta 1894 que murió casi abandonado, no obstan­


te que se había amancebado con Petronila Guzmán; una indita
de Nacajuca que vendió muchos años pinol, turuletes y totopos­
tes en la plaza “Vieja” y que se le murió años antes.
De esa Laguna del Negro partía el arroyo del Jícaro que baja­
ba por la calle de Galeana, donde vivió don Rosalino Sanlúcar,
y don Próspero Rueda. Doblaba la corriente a la izquierda para
entrar a la hoy calle de Sarlat, y después de pasar por la tienda
de don Goyo Cáceres y la del Puente Nacional, tomaba la dere­
cha (en la esquina donde estuvo la carpintería de don Patricio
Castro) tocar el Puerto Escondido, y volver a la izquierda para
pasar bajo los tres arcos del puente de Ampudia, desaguando
en el río Grijalva.
Pues bien; Puerto Escondido era, efectivamente, un “puerto”
escondido, en donde arrimaban los cayucos que venían de Naca­
juca y Tierra Colorada llenos de artículos de boca, rematando
allí las verduras, animales, pescados, carbón y leña; frutas y se­
millas las gentes de Villahermosa. Por eso le decían Puerto Es­
condido; porque era el abastecimiento citadino, barato, fresco y
de buena calidad. Esta vendimia duró hasta 1859.
“Tapado” el arroyo del Jícaro en la época del gobernador don
Manuel Pons y Ardil (1852), el arroyuelo fue perdiendo su co­
rriente hasta secarse en el 59. Y el puente de Ampudia fue derri­
bado por el gobernador don Francisco de Paula y Aguilar el 27
de febrero de 1883, a los 90 días del asesinato en ese puente del
gobernador don Manuel Foucher.
En 1842 don Francisco de Sentmanat de Zayas y Chacón co­
menzó a construirlo, terminándolo dos años después el Gral. don
Pedro de Ampudia y Grimarest, quien lo bautizó con su apellido.

640
ün defensa de la
Constitución (1857-1860)
La promulgación de la Constitución de 1857 significó el triunfo
de los principios liberales en el país. Sin embargo, no era de es­
perarse, entonces, que esta victoria tendría que ser sostenida con
la fuerza de las armas.
El gobierno encabezado por Ignacio Comonfort y por Benito
Juárez, presidente y ministro de Justicia respectivamente, inició
su administración enfrentando a la reacción conservadora, incon­
forme con las medidas sustentadas por la Constitución.
Diecisiete días después de haber asumido sus cargos, estalló
la rebelión apoyada en el Plan de Tacú baya, enarbolado por Fé­
lix Zuloaga. Se otorgaban a Comonfort, de posición moderada,
poderes extraordinarios para revocar la Carta Magna y convocar
una nueva asamblea constituyente que redactara una nueva legis­
lación acorde con los intereses de conservadores y moderados.
El presidente apoyó a los insurrectos de Tacubaya, pero sus
vacilaciones ocasionaron que se le exigiera la renuncia. La guerra
de Reforma se había iniciado (1858).
Benito Juárez, en quien recayó la presidencia provisional, en­
cabezó la resistencia liberal. Emprendió un peregrinaje con su
gobierno a lo largo de la República, custodiando los preceptos
contenidos en la Ley Fundamental recién promulgada.
El país tomó interés en la contienda y se dividió en dos bandos:
conservadores y liberales, que se hacían una guerra sin cuartel,
ensangrentando el suelo patrio y cometiendo toda dase de exce­
sos. Más que una revuelta, se trataba de una revolución que mi­
naría el predominio político, económico y social del clero, del
ejército y de la oligarquía poseedora.
Tabasco no estuvo ausente de estas rivalidades; sin embargo,
la guerra se presentó más como un enfrentamiento de posiciones
entre los mismos liberales (puros y moderados) que como una
lucha en contra de los conservadores.

641
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

VN GOBIERNO PACÍFICO ANTES


DE LA CONVULSIÓN
L eón A l e j o T o r r e *

Las promesas del Plan de Ayutla se cumplían en toda la Repú­


blica. Estaba sancionada la Constitución Federal de 1857 y con­
vocada la Nación á elegir los Supremos Poderes generales y los
particulares de los Estados. Tabasco, bajo el Gobierno político y
militar del General de Brigada D /n. José Justo Álvarez debía
tomar parte en los actos soberanos de la elección; pero antes de
pasar adelante daremos á conocer uno de los Gobiernos militares
que ha tenido el Estado, cuyo poder se ha hecho menos sensible
y que más ha propendido al rápido adelanto físico é intelectual
de esta porción de la República.
A fines de octubre de 1856, y en virtud de nombramiento del
Presidente D /n. Ignacio Comonfort, tomó posesión del Gobierno
del Estado, con el carácter del Comandante general del mismo,
el referido General Álvarez. La triste experiencia del pasado res­
pecto á Gobernadores militares nombrados en Méjico, alarmó
como era de esperarse, a los habitantes del Estado al llegar á su.
conocimiento la designación del Gefe expresado, y aún se quiso
elevar representaciones al Supremo Gobierno pidiendo su relevo
y nombramiento en su lugar de un hijo del Estado. Mas la polí­
tica ilustrada que adoptó, su respeto a las instituciones liberales
y sus tendencias al mejoramiento físico y moral de los Tabas-
queños, borraron desde los primeros días de su Gobierno, las des­
confianzas que á su nombramiento se concibieran en el Estado.
Durante el brevísimo tiempo de la Administración Álvarez se
pudo conocer los buenos deseos que la animaban y las tenden­
cias de su programa hacia el engrandecimiento de esta parte de
la República. La instrucción pública, las mejoras materiales, el
orden económico-administrativo, las garantías del hombre y del
Ciudadano, todo recibió un impulso vigoroso y regular, todo se
movió para mejorar bajo esa administración. Pero sólo ocho me­
ses de duración, la pobreza del Estado á causa de la terrible plaga
* Apuntes históricos. . . , np. cit.. p. 17-18.

642
En defensa de la Constitución (1857-1860)

de la langosta, y la consiguiente exhalestéz de la hacienda pú­


blica, nulificaban como era natural las más atrevidas concepciones
del poder en favor del adelanto y buen orden del Estado de Ta­
basco. Este correspondió dignamente al comportamiento del ge­
neral Álvarez, pues le confió la misión de representarlo en el
Congreso Constitucional, le declaró su ciudadano benemérito y
conserva de él una grata memoria.
En virtud del decreto general de Convocatoria para la elección
de los Poderes Supremos de la Nación y particulares de los Esta­
dos, desde principios de mayo de ochocientos cincuenta y siete
comenzó a notarse la agitación de los ánimos con motivo de la
designación del futuro encargado del ejecutivo. Quiénes opinaban
por la elección del General Álvarez, quiénes por la de un tabas-
queño digno de tal puesto y capaz de sobrellevar las tormentas
que para lo futuro se presagiaban. Esta última opinión fue la
acogida por la mayoría del Estado, notándose inmediatamente
que el calor de la elección sólo se contraería á la de Gobernador
pues respecto a la de los otros poderes, nadie ó muy pocos se
preocupaban.

El derecho al voto *
Conforme a lo estipulado por la ley del 12 de febrero de 1857.
el general Álvarez convocó el 18 de abril a elecciones de dipu­
tados y gobernador, las cuales debían efectuarse el 24 del si­
guiente mayo. Dicha ley advertía que el gobernador convócame
no podría ser reelecto.
Las comunicaciones siguientes dan cuenta de la situación polí­
tica de ciertos sectores sociales en un pueblo que aspiraba a su
mejoramiento y libertad.

Jefatura Política del Partido de M acuspana


Exento. Sr. Aunque durante las administraciones anteriores lo
que se llama servidumbre o sean los mozos colonizados, no han
sido considerados como ciudadanos en las diferentes épocas de
elecciones, supuesto que la ley de convocatoria para las próximas
' En Diógenes López Reyes. H i s t o r i a . . o p . <•//.. p. 397-398.

643
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

del Estado, expedido por este superior gobierno con fecha 18 del
corriente, nada dice en este respecto, ocurro a V.E. suplicándole
se digne resolver este punto, que ofrece dudas a esta Jefatura,
para obrar de conformidad en las elecciones de este Partido.
Dios y Libertad. Macuspana, abril 27 de 1857.
José María L. de Llergo.
Excmo. señor gobernador y comandante general del Estado.

Esta consulta fue contestada:


República Mexicana. Gobierno Superior del Estado de Tabasco.
En vista de la consulta que hace U.S. en su comunicación ofi­
cial del 27 de abril último, sobre si los mozos colonizados debe­
rían ser considerados como ciudadanos para poder usar el dere­
cho de votar en las próximas elecciones, fundándose para ello
que en las practicadas anteriormente se les privaba de tal ejercicio;
este gobierno ha tenido a bien resolver que la expresada clase de
sirvientes debe concurrir a votar, por no estar suspensos bajo
ningún sentido de los derechos de los ciudadanos, y que en lo ge­
neral todo habitante del Estado comprendidos en el artículo 8?
de la ley orgánica electoral de 12 de febrero del presente año.
Dígolo a U.S. para su inteligencia y puntual cumplimiento.
Dios y Libertad. San Juan Bautista, mayo 4 de 1857.
J. J. Álvarez
Sr. Jefe Político de Macuspana.

Se circuló la anterior resolución a los jefes políticos de los


otros Partidos Municipales.

LOS BANDOS POLÍTICOS SE ENFRENTAN


L eó n A l e j o T o r r e *

Dividióse el Estado en dos Partidos ó círculos de la opinión. Una


hoja suelta cubierta de firmas de personas respetables de la Capi­

* Apuntes históricos. . . , op. cit., p. 18-19.

644
En defensa de la Constitución (1857-1860)

tal del Estado, postulaba en 9 de mayo á D /n. Justo Santa Anna


para Gobernador propietario, y para suplente á Dn. Joaquín C.
de Lanz y á los pocos días, el 13 del mismo circulaba otra pos­
tulación firmada por los Gefes y oficiales de la guarnición, algunas
personas oriundas de otros Estados y por muchos Tabasqueños
apreciables de los Partidos de la Chontalpa, en que se ofrecía la
candidatura á D /n. Victorio V. Dueñas como Gobernador y la
de D /n. José Encarnación Prats como Vice-Gobernador.
La lucha electoral fué tenaz y peligrosa en la Capital del Esta­
do, en que las pasiones y los odios de partido hallaron vasto
campo en que extenderse. El partido Santa Anna, alegando sus
antiguos títulos de localista y de amigo de la forma democrática,
contaba en sus filas á una parte considerable de la población
puramente Tabasqueña, mientras que su contrario se presentaba
sin antecedentes políticos, sostenido por una pequeña fracción de
sus compatriotas, y, lo que infundía más desconfianza caracteri­
zándolo de conservador, era el ser representado en San Juan
Bautista por los militares y los amigos de la última administra­
ción conservadora, de quienes el país tenía las lecciones más tris­
tes como directores de la cosa pública. D/". José María Casta­
ñares. Administrador de la Aduana Marítima, D /n. Francisco
Velázquez, Comandante general, y D /n. Simón Sarlat, antiguo
vecino de este Estado y tan conocido por su ecselente comporta­
miento particular como por su inclinación á los Gobiernos mili­
tares que hemos tenido, dirigían la elección de D /n. Victorio V.
Dueñas.
Militaban contra la candidatura de D /n. Justo Santa Anna, el
recuerdo de la fusilata de D/". Miguel Bruno, los hechos memora­
bles de su política exclusivista en pro de sus adictos y de terror
centra sus desafectos, y por último, su conocida ojeriza á los ex-
trangeros y aún á los hijos de otros Estados de la República.
Apareció apoyando la candidatura de Santa Anna un periódico
independiente titulado “La Opinión”, redactado por el Lie. Dn.
José Manuel Puig.
“El Grijalva”, periódico oficial de la época dirijido por el Se­
cretario general de Gobierno D /n. Juan Carbó se mantuvo neu­
tral en la cuestión, según se lo prescribía su carácter.

645
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

La situación era violentísima y apenas bastaba á contenerla la


actitud digna, severa y vigilante del Gobierno, llegándose al ex­
tremo de ser necesaria la intervención de la fuerza armada para
dar libertad a la junta de Partido, amenazada en la noche del 30
al 31 de mayo por los grupos de espectadores que pretendían
tomar parte en las discusiones y promover un desorden con que
estorbar el curso de los actos subsecuentes.
Estando como estaban los ánimos tan exaltados con motivo de
las elecciones no era difícil oir á cada momento entre antiguos y
buenos amigos y aún entre parientes, muchos diálogos como el
siguiente.
— ¿De qué partido eres?
— Yo del Pejelagarto, ¿y tú?
— Del de la Tortuga1 porque es el que ofrece más garantías
á la causa liberal en el país. ¿No observas que en él figuran las
personas de antigua y acreditada experiencia en los negocios pú­
blicos, respetables por su edad y honrosos antecedentes, mientras
que en tu partido no hay más que conservadores solapados que
han tomado al tronera de Dueñas para seguir influyendo en la
suerte del Estado? ¿No alcanzas a ver que todo el Estado está á
nuestro favor? .
— Calma, chico, no hay que exaltarse tanto: el campo electo­
ral está abierto a todas las inteligencias, a todos los partidos y
aspiraciones, ¿porqué monopolizarlo en favor de esos hombres
que tú titulas sabios por su edad, y que en mi concepto están
gastados por el tiempo, y cuya política anticuada choca en nues­
tra época? ¿Así es como ustedes comprenden la libertad, el pro­
greso y las garantías que nos otorga la Constitución? El Ciuda­
dano Dueñas es un hombre nuevo en la escena política, pero está
apoyado por una parte considerable de nuestra sociedad: sus an­
tecedentes son oscuros, más no están salpicados de sangre, y su

1 El autor hizo una llamada que omitió explicar. Su propósito fue, al


parecer, decirnos por qué se llamaban los partidos Pejelagarto y Tortuga.
Por informes que merecen fe, se sabe que, siendo los candidatos a gober­
nar el Estado de Tabasco, don Victorio V. Dueñas, alto y don Justo Santa
Anna, de baja estatura, se le puso a cada partido, respectivamente, el mote
de Pejelagarto y Tortuga, por la semejanza con estos animales y zaherir a
los candidatos.

646
En defensa de la Constitución (1857-1860)

nombre es la esperanza de un nuevo día. . .


— Basta de adulación ¡serviles! partidarios del sable y de. . .
—-Adiós!
Demás parece decir que otras veces el Dueñista se exaltaba
contra el Santanista y le denostaba agriamente.
Mientras esto pasaba en los corrillos y reuniones públicas.
Dueñas y los principales corifeos de su partido tenían estableci­
da otra clase de lucha. El primero alhagaba los intereses, las
opiniones políticas de los segundos y les exageraba lo terrible que
les sería el porvenir en caso de que Santa Anna llegara al poder,
y éstos bajo el errado concepto que tenían de Dueñas, lo alha­
jaban con la perspectiva del mando, mientras que á sus solas
creían trabajar en la adquisición de una máquina que les facilita­
ría la realización de sus proyectos en lo futuro.
La elección fué declarada á favor de Dueñas. El 24 de junio,
|1857] habiendo llegado el día anterior de su residencia de Jalpa
y entrando á San Juan Bauta. en medio de muestras de regocijo
de la parte de población que votó por él, tomó posesión del Go­
bierno bajo las formalidades de ley. [. . .]

LA REBELIÓN CONTRA EL ORDEN


CONSTITUCIONAL
L e ó n A l e j o T o r r e ’1*

Las primeras disposiciones de Dueñas tendieron á aplacar los


efectos de la exaltación producida en los ánimos por el espíritu
de partido, ofreciendo garantías y seguridad personal y de inte­
reses á todos los habitantes del Estado. En cuya virtud muchas
personas que por haber contrariado su elección se ausentaron de
San Juan Bautista al aproximarse el triunfo de aquél, guiadas por
la triste experiencia de lo que otras veces había sucedido en el
Estado con los desafectos á los nuevos Gobiernos, tornaron á sus
casas y ocupaciones á disfrutar de las garantías individuales más
perfectas.
Ihiilcm. p 20-29 (selección).

647
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

El Estado empobrecido por la terrible plaga de la Langosta


que continuaba devorando sus riquezas, amagado hacia el rum­
bo de Chiapas por el Cólera Morbus, y oscilando su tranquilidad
después del duro sacudimiento de las elecciones, guardaba una
situación tristísima.
Dueñas que la comprendió perfectamente puso en acción el in­
flujo de su personal franco y simpático, adoptando una política
de reconciliación que le produjo muy buenos resultados entre los
contrarios á su candidatura, cabiéndonos el sentimiento de decir
que esto no sucedió respecto de todos, pues muchos trabajaron
contra él durante la elección por antiguas prevenciones de familias
y aún por espíritu de intereses.
Instalada la Legislatura del Estado el 17 de julio de conformi­
dad con la convocatoria, abrió su primer período de sesiones
ocupándose de formular la Constitución particular y otros traba­
jos de importancia, procediendo bajo los auspicios de la mejor
armonía con el ejecutivo al que invistió de facultades extraordi­
narias para organizar la Guardia Nacional y conservar la paz pú­
blica, según consta de los decretos de 25 de agosto y 6 de Octu­
bre de aquel año.
El cólera morbus diezmaba la población del Estado y en la
Capital arrasaba con la clase más pobre del pueblo. El Gobierno,
entre sus benéficas disposiciones, acordó una suscrición entre la
gente acomodada para dar gratis á aquella el alimento sano é
indispensable á su buena nutrición. En efecto se estuvo distribu­
yendo á los pobres carne fresca de ganado vacuno por muchos
días, y se cree con fundamento que tan excelente y humanitaria
medida neutralizó los efectos del cólera en la Capital.
Los periódicos del interior y la correspondencia particular de
Méjico conducían á Tabasco los rumores de un golpe de Estado
á causa de la desunión y desconcierto en que se encontraban
colocados el Congreso de la Unión y el Presidente de la Repú­
blica.
Mientras esto pasaba en la Capital de la República en Tabasco
se disfrutaba de paz, los ánimos se aplacaban, las mejoras mate­
riales se proyectaban y ponían en obra, é inspiraba la más ciega
confianza al Gobierno y al Estado todo el hombre de Acapulco,

648
En defensa de la Constitución (1857-1860)

celebrando la suma de facultades que el Congreso había puesto


en sus manos para salvar según se creta, las instituciones libera­
les. El nombre de Comonfort era para los tabasqueños una ga­
rantía de libertad y de progreso.
Partícipe la administración Dueñas de las ideas novadoras del
siglo, conoció que la colonización extrangera es el gran paso que
debe dar un Estado como Tabasco tan falto de población como
favorecido en extensos y feraces terrenos que convidan al hom­
bre trabajador y forman la positiva esperanza de paz y bienestar
de nuestro pueblo.
Se dirijió pues en 17 de octubre el Gobierno del Estado al Su­
premo de la Nación por medio de una nota persuasiva y respe­
tuosa suplicándole fuesen cedidos á Tabasco veinte sitios de Ga­
nado Mayor en los lugares que aquel designara y entera libertad
de acción para colonizarse del modo más adaptable á la localidad
y sin ninguna clase de peligros para la Nación. Este medio, pre­
ciso es confesarlo, es el que debe adoptarse para la colonización
de la República, pues quiénes con más probabilidades de buen
éxito pueden efectuarla que los Gobernadores de los Estados, una
vez que se les invista de las facultades competentes.
Corrían así las cosas en Tabasco, cuando en la noche del 26
de Diciembre arribaron, en mala hora, á la Capital dos comisio­
nados del Gobierno y de la Comandancia militar de Veracruz
trayendo la misión de propagar el plan de Tacuballa secundado
ya en aquel Estado por insinuaciones del Sor. Comonfort, [. . .]
Los militares y los hombres que, según hemos asentado, tra­
bajaron de mala fe en la elección de Dueñas y se reportaban sus
directores, se llenaron de gozo á la llegada de la comisión de
Veracruz y resolvieron por sí y ante sí hacer pronunciar el Esta­
do por el plan de Tacuballa. Los comisionados antes de dirijirse
al Gobierno, lo hicieron á ellos. Dueñas á las primeras horas de
la noche ignoraba lo que pasaba en la habitación de Castañares,
y se divertía, como de costumbre, con sus amigos en la Sociedad
del Comercio. Estando en esto, se le aproximó el gefe de la po­
licía, lo llamó aparte y le dió un recado muy amistoso de Casta­
ñares en que le suplicaba se acercase a su casa en aquel mismo
instante.

649
Arias G. ¡ Lau J. / Sepúlveda O.

Así lo efectuó Deñas y al llegar á lugar designado se encontró


con Velázquez, Castañares, Sarlat y otros Gefes y oficiales per­
manentes que de antemano estaban allí reunidos.
— Lo hemos mandado llamar á V. amiguito dijo Castañares
saludando á Dueñas, porque es preciso que nos pronunciemos
esta misma noche por el plan de Tacuballa. Veracruz y todo el
interior lo ha hecho así: el amigo Velázquez está listo con la
guarnición de su mando y solo esperamos la resolución de V.
para que todo marche bien.
En aquel momento se escucharon las pisadas de una fuerza ar­
mada que llegaba á ocupar el saguán de la casa en que tenía lu­
gar la escena, la cual está contigua al cuartel principal y frente
a la plaza de Armas.
Dueñas sorprendido pidió explicaciones M-ibre la precipitación
del movimiento y se le dijo que la premura era por ser muy pre­
ciso el pronto regreso de la comisión á Veracruz llevando las
actas del pronunciamiento, y se le dieron a leer dos cartas una
de D/"- Manuel Gutiérrez Zamora y otra de D /n Ramón Iglesias,
en las que ambos se esforzaban encareciendo la necesidad del
movimiento acordado con Comonfort para salvar la situación y
los principios liberales.
A tan inesperado golpe. Dueñas perdió su aplomo tan necesario
en aquellos instantes, y contra el plan que se había propuesto se­
guir respecto de aquellos hombres, les habló de esta manera.
— Amigos: el movimiento que ustedes me proponen y preparan
no es otra cosa que el augurio de una época de sangre y de ho­
rrores para el Estado: es un hecho inesplicable, inconsecuente,
¿por qué no esperamos algunos días más á que el S'”' Comonfort,
nos diga algo en lo confidencial sobre el asunto? Pero si Udes. in­
sisten en pasar adelante, yo no los acompaño: me retiraré a la
vida privada desde donde les desearé, como buen amigo, el más
grande acierto en tan grave empresa.
Los conjurados que necesitaban del nombre y influencia mo­
ral de Dueñas para propagar el movimiento revolucionario en
los pueblos del Estado, se opusieron á su última proposición
porque se consideraban perdidos desde el punto en que Dueñas
desapareciera del Gobierno. ¿Qué hacer? pensó éste, no tengo
recursos en estos momentos con que contrariar la revolución: la

650
En defensa de la Constitución (1857-1860)

guardia nacional está desarmada, aún comienza á organizarse:


estoy preso, según todas las apariencias; la situación se me esca­
pa de las manos y mis amigos, el país todos van á ser víctimas
de estos hombres. . . ¿no será mejor conservar ésta para hacer
con facilidad la contrarevolución? Entonces, haciendo uso de ese
poder que sobre sí mismo tiene, acalló sus sentimientos y dando
á su expresión un aire de complacencia manifestó que sólo con
una condición aceptaría el movimiento, la cual era que conferen­
ciase antes con los Diputados á la Legislatura del Estado, y que
efectuado aquél no se persiguiese á nadie por opiniones políticas.
Esta proposición fue aceptada.
Dueñas conferenció con los Diputados: les manifestó la urgen­
te necesidad que había de sostener la situación para conservar los
medios de restablecer el orden más adelante, cuando la Guardia
Nacional estuviese armada y municionada; que á este efecto era
muy indispensable observar una conducta prudente para inspirar
plena confianza al círculo conservador é ir creando elementos con
qué verificar la contrarevolución. Los Diputados, aunque con vi­
sible repugnancia, y solo confiados en las palabras de Dueñas
accedieron, dándose por disueltos desde aquel momento.
De allí á poco y en las altas horas de la noche, fue sorprendida
la Capital por repiques de campanas, la banda de música militar
y otras demostraciones de júbilo. ¡La hora fatal había sonado!
Estaba consumada la rebelión contra el orden legal! ¡La fuerza
armada sobreponiéndose á la opinión se adhería al plan procla­
mado por el ex-General D/" Félix Zuloaga en Tacuballa! ¡El
horizonte político de Tabasco se cubría de nubes sombrías! Due­
ñas, en fin, se equivocaba lastimosamente, pues que siempre ten­
dría que vertirse la sangre mejicana, como se verá más adelante,
para devolver el orden al Estado de Tabasco!
Amaneció el domingo 27 de Diciembre: la mayor parte de la
población ignoraba lo acaecido la noche anterior, hasta que dos
proclamas, una de Dueñas y otra de Velázquez,1 y las actas de
la guarnición y de los empleados [. . .] circuladas con profusión
impusieron á los habitantes de San Juan Bautista de que la Cons­
titución de 57 había cesado de regir para ellos.

1 Presentamos a continuación ambas proclamas. (N. del C.)

651
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

L a g u a r n ic ió n m ilit a r s e a d h ie r e a l
P la n d e T a c u b ay a *

En la Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, a las ocho de la


noche del día veinte y seis del mes de diciembre de mil ocho­
cientos cincuenta y siete, reunidos en la casa del Sor. Comandan­
te militar Coronel D/n. Francisco Velázquez, todos los señores
Jefes y Oficiales de esta guarnición que suscriben, su Señoría
tomó la palabra manifestándoles que acababa de presentársele el
Sor. Contador del pailebot Nacional de guerra Carolina, D/n.
Enrique Benjamín, nombrado en comisión por el Sr. Comandante
de dicho buque el 2“ Teniente de la armada D /n. Vicente Sán­
chez para poner en sus manos varios pliegos oficiales y comuni­
caciones particulares que dirigía a esta Comandancia Militar, la
de igual clase de la plaza de Vera Cruz; Que impuesto su Seño­
ría de su contenido, ha encontrado lo que tenía la satisfacción
de leer a los señores presentes: Que como se vé de dichos docu­
mentos y plan leído, la Brigada Zuloaga se pronunció en Tacuba-
ya por la cesación de la constitución Política de la República de
1857, y por la continuación en el Poder con el carácter de Presi­
dente e investido de facultades discrecionales, el Excm? Sor.
General D/n. Ignacio Comonfort, cuyo plan e ideas ha secundado
ya la plaza militar y el Gobierno de Vera Cruz. Su Señoría, en
seguida manifestó que estando a su juicio bastantemente bien
pronunciada la opinión nacional, que convencido de la imposi­
bilidad física y moral de que con las trabas de una constitución
que no ha llenado las exigencias públicas, no era posible al Go­
bierno Supremo marchar por la senda de ilustración y progreso
emprendida por el Exm<? Sor. Comonfort y persuadido por último
de que el valor, patriotismo, justo prestigio e ideas civilizadoras
de S.E. son una garantía indudable para el bien y engrandeci­
miento de la Repúbilca, acogía su señoría en toda su plenitud
el plan proclamado por el Sor. General Zuloaga, secundado en
Veracruz, para cuyo efecto invitaba a todos los Señores presen­
tes. Acto continuo y unísonos completamente en ideas todos los

* En Apuntes históricos. . . . op. cit., p. 85-86.

652
En defensa de la Constitución (1857-1860)

Señores Jefes y oficiales con su superior el Sr. Coronel Velázquez


firmaron la presente acta, felicitando a la Nación y al Exm1-’ Pre­
sidente por este cambio político, en la persona del Sr. Coman­
dante militar. Como Comandante militar del Estado, Coronel
Francisco Velázquez.—Comandante de Batallón y de las Compa­
ñías fijas del Estado, Felipe Reguera.—Comandante de Batallón,
Simón Sarlat.— [Entre otros].

El plan es secundado por el gobernador


En la Ciudad de San Juan Bautista, capital del Estado de Tabas­
co a las diez de la noche del día 26 del mes de Diciembre de
mil ochocientos cincuenta y siete años, reunidos en el palacio del
Gobierno los Sres. empleados civiles, judiciales y de hacienda,
como igualmente los jefes y oficiales de la guardia nacional exis­
tente en esta ciudad el Exm^ Sor. Gobernador hizo presente que
la benemérita guarnición de esta misma capital acababa de mani­
festar su adhesión al plan proclamado en la Capital de la Repú­
blica, bajo las bases que en él se manifiestan, al cual se le dió
lectura por mí el oficial mayor, encargado de la Secretaría Gene­
ral de Gobierno, como igualmente a las comunicaciones oficiales
y demás documentos que han sido remitidos de la H. Ciudad de
Veracruz que ha secundado dicho movimiento: y considerando
que Tabasco debe ser uno de los primeros Estados que haga pa­
tente la necesidad y conveniencia de que se lleven a su completo
término los principios proclamados en la Capital de la Nación,
los cuales han sido acogidos por el ilustre General Presidente
D/n. Ignacio Comonfort, único que en las actuales circunstancias
en que se encuentra el país, puede hacer la felicidad general de
los mejicanos, haciendo cesar la terrible anarquía, cuyos corifeos
no han perdonado medio para hundir a la patria en la más la­
mentable situación: S. E. agregó que sobre tan grave materia
había ya formado su juicio, secundado en todas sus partes el plan
de la brigada Zuloaga, e invitaba a las autoridades y personas
presentes a hacer lo mismo, respetando sin embargo la libertad
de cada una, sin coartarla en lo más leve. Después de lo cual, y
estando todos los concurrentes conformes con las razones que

653
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

hizo presentes el Exm1-’ Sor. Gobernador, acordaron por unani­


midad lo siguiente:
“El Estado de Tabasco se adhiere en todo al plan proclamado
en Tacubaya, por el Sor. General D/n. Félix Zuloaga y secun­
dado por la guarnición de esta capital,” Gobernador del Estado
Victorio V. Dueñas.— Presidente del Tribunal Superior, Lie. Quin­
tín Saury.— Magistrado de Id. José Marcelino Burelo.— [Entre
otros].

ARREBATOS PERSONALES
E l e u t e r io P é r e z A n d r a d e *

Eleuterio Pérez A., testigo presencial de estos acontecimientos,


nos presenta su versión — que difiere de aquélla de León Alejo
Torre— acerca de las pláticas que sostuvieron los tabasqueños
con sus vecinos de Chiapas.

“Practicadas las elecciones para Gobernador, resultó electo D.


Justo Santa Anna por una mayoría absoluta de votos, pero los
conservadores de Tabasco indujeron al Gral. Álvarez á que fal­
seara el voto del pueblo y apareciera electo gobernador D. Vic­
torio Dueñas, y en virtud del golpe de Estado que dió Comon­
fort adhiriéndose al plan de Tacubaya y aboliendo la constitución
de 57, el coronel Velázquez, Jefe de la guarnición, secundó el
pronunciamiento de Tacubaya, y el gobernador constitucional D.
Victorio Dueñas se vió obligado, por efecto de las circunstan­
cias, á adherirse al pronunciamiento de la guarnición aceptando
el golpe de Estado dado por el Presidente Comonfort en México.
“Los constitucionalistas de Tabasco vieron con indignación el
pronunciamiento de la guarnición militar y la defección de Due­
ñas al código de 57 y estalló en Tacotalpa una contra-revolución
contra el gobierno de Dueñas, la que proclamaba la restauración
del orden constitucional. A la cabeza de este movimiento restau­
rador se encontraba el patriota liberal D. Lino Merino, Dueñas

* En Manuel Gil y Sáenz. Compendio. . . , op. cit.. p. XC1-XOIII.

654
En defensa de la Constitución (I857-J860)

destaca fuerzas contra Merino al mando del Comandante de ba­


tallón D. Felipe Reguera; Merino, que apenas empezaba á orga­
nizarse con las pocas tropas que tenía, esquiva el combate y se
retira á Tapijulapa, tomando posiciones ventajosas por lo acci­
dentado del terreno. Las tropas del gobierno no se atreven á
batir á Merino y se quedan en Tacotalpa, en donde el capitán
D. Lorenzo Prats le seduce la fuerza á Reguera y lo desconoce
sin proclamar plan político. Reguera regresa solo á la Capital, y
Prats se va á Teapa, reúne más gente é impone un fuerte présta­
mo á los propietarios de aquella ciudad. Provisto de gente, armas
y dinero se dirije sobre San Juan Bautista, [. . .]: llega á la capi­
tal y dá el asalto sobre los atrincheramientos de la plaza y es
rechazado con pérdida de gente. Prats se retira á la Chontalpa sin
desanimarse, reúne más gente y dá con seiscientos hombres un
segundo asalto sobre las trincheras de los conservadores y es vuel­
to a ser rechazado desbandándose en esta vez la gente, y se mar­
cha entonces para Minatitlán. Merino que durante estos episo­
dios había salido de Tapijulapa situándose en Pueblo Nuevo con
cien hombres, emprende su marcha para Teapa y de ahí á Pichu-
calco, en donde deja á cargo de D. Juan Correa las tropas y se
traslada á la capital de Chiapas en solicitud de tropas que les
facilitó el gobierno de aquel Estado D. Ángel Alvino Corzo, al
mando de D. Pantaleón Domínguez.
“El gobernador de Tabasco D. Victorio Dueñas sale con cual­
quier pretesto de la Capital y se encamina á la Chontalpa en
donde ya con anticipación tenía preparacio los ánimos, y libre de
la presión de la guarnición conservadora, reúne una fuerte sec­
ción y manda á Teapa á D. Francisco Olave con doscientos hom­
bres para invitar á Merino á unir sus tropas con las del gobier­
no; Merino nombró comisionados para conferenciar con Olave
á los Licenciados Limbano Correa, Mariano Pedrero y Juan Car-
bó. Esta comisión no dió ningún buen resultado y Olave regresó
con sus tropas al campamento de Dueñas. Durante estos sucesos,
Velázquez sufrió un trastorno mental, y el Dr. D. Simón Sarlat.
padre, se puso al frente del mando de las tropas conservadoras
118581. '
“Llegado que fue Domínguez á Pichucalco con los doscientos

655
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

nacionales que Corzo puso bajo sus órdenes y las de Merino,


este dividió sus fuerzas en dos secciones; los nacionales de Chia­
pas al mando de Domínguez y un pequeño escuadrón de caballe­
ría, partieron para Huimanguillo siendo nombrado secretario y
tesorero de dicha sección, el que esto escribe, dándonos instruc­
ciones al Sr. Domínguez y á mí, de que en caso de que el Sr.
Dueñas le enviara comisionados para conferenciar con él, que no
entrara en pláticas con ellos sin estar él presente. En efecto; no
habíamos andado una legua desde Huimanguillo en el camino que
vá de esta villa para San Antonio de Cárdenas, cuando se pre­
sentó la comisión del gobernador Dueñas, compuesta de los Sres.
D. Francisco Ortoll, D. Felipe Arrollave, D. Calixto Díaz y el
Dr. D. Francisco González. Durante el trayecto del camino hasta
San Antonio, Domínguez no resolvió nada definitivamente á los
comisionados, pero al llegar á Cárdenas como á las diez del día,
él y los comisionados se apearon en una casa de los barrios de
la población, y á mi me mandó al centro con la tropa, diciéndo-
me que después me llamaría. Todo el resto del día estuve espe­
rando que se me llamara; los comisionados se separaron y Domín­
guez se presentó en mi alojamiento como á las ocho de la noche.
Reconvenido por mí por su falta, me contesto que no había juz­
gado necesaria mi presencia porque nada había convenido con le»
comisionados de Dueñas.
“Al siguiente día salimos de Cárdenas rumbo á Cunduacán, á
donde llegamos á las once, y en cuya villa estaba de Jefe político
D. Felipe Serra y de Secretario suyo D. León Alejo Torre. Tan
luego como la tropa tomó cuarteles, Domínguez se fue á la casa
de Serra y un tal Salazar y no se me hizo visible. Viendo que no
era posible hablarle, me retiré á mi cuartel. Sería la una del día
cuando el gobernador Dueñas se presentó en Cunduacán acom­
pañado de más de veinte personas procedentes de Mazaltepec
donde tenía su campamento, y se dirigió á la casa del Sr. Serra
en donde lo esperaba D. Pantaleón Domínguez. Después que se
retiró D. Victorio Dueñas, llegó Domínguez á mi cuartel y me
dijo que al día siguiente iba á incorporar sus tropas con las de
Dueñas. Yo no le contesté ni una palabra y me dediqué á persua­
dir á la oficialidad de que había otro camino más corto para

656
En defensa de la Constitución (¡857-1860)

llegar a Tamulté sin pasar por Mazaltepec, y como á las ocho de


la noche me presenté en la casa de Doña Mercedes Burelo y la
supliqué me facilitara recado de escribir. Esta Señora sin cono­
cerme me introdujo en su aposento y bondadosamente me fran­
queó su escritorio. Inmediatamente despaché un correo al .Señor
Merino dándole cuenta de todas las intrigas de Dueñas y de las
faltas cometidas por Domínguez; le decía igualmente el día y hora
en que llegaríamos á Tamulté con el objeto de protejer el paso
del río.
“Al día siguiente Domínguez formó la tropa y ordenó la mar­
cha hacia el camino de Mazaltepec, pero la oficialidad como la
tropa contestó unánimemente que no iba á Mazaltepec pues que
había otro camino para ir á Tamulté sin tocar el campamento
de Dueñas. Domínguez encolerizado se tiró de los cabellos y dijo
en voz alta que si supiera quien le había seducido la tropa le
fusilaba en el momento sin embargo, nada averiguó y tuvo que
marchar á su pesar por otro camino.
“Al siguiente día de nuestra salida de Cunduacán, llegamos
como á las tres de la tarde á Tamulté y una hora después se pre­
sentaba con sus tropas en la parte opuesta del Mescalapa D. Lino
Merino.
Éste estableció la comandancia en una casa de Tamulté. Al si­
guiente día se presentaron varios oficiales del Sr. Dueñas á con­
ferenciar con Domínguez, y Merino los mandó poner arrestados.
En la tarde de ese mismo día. y sin previo aviso, se presentó el
Sr. Dueñas con sus tropas en Atasta, desplegándolas en guerrillas
de tiradores, pretendiendo sorprender las fuerzas de Merino, pero
inmediatamente montó á caballo el Lie. D. Límbano Correa, se
avistó con Dueñas y le reconvino su procedimiento, de lo que
resultó que reconcentrara su tropas y se alojara en la Iglesia de
Atasta.
“D. Pedro Méndez, uno de los oficiales de más categoría y con­
fianza de Dueñas, no conociendo a Domínguez pasó por frente de
Santa Anita con un pliego cerrado para aquél, llega á la coman­
dancia de Merino y pregunta quien de los presentes era D. Pan-
taleón Domínguez, y yo, que ya estaba al tanto de las intrigas
que se ponían en juego para hacerse Dueñas de las troDas chia-

657
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

panecas y aprisionar a Merino y á sus principales oficiales, le


contesté al Sr. Méndez indicándole al Sr. Merino; este recibió el
paquete, me miró como dándome á entender que la dirección no
era para él sino para Domínguez pero yo con una seña insistí en
que lo abriera.
“Yo observaba el semblante de Merino, y á manera que avan­
zaba en su lectura mudaba de color é inmediatamente me ordenó
que pasara al cuartel del Sr. Dueñas y que de su orden le previ­
niera que si dentro de una hora no rendían las armas, los bati­
ría y á D. Pedro Méndez se le notificó arresto en la misma Co­
mandancia.
“Cuando yo creía encontrar á Dueñas en su cuartel, he aquí
que con treinta oficiales conferenciaba con Domínguez en Santa-
Anita; me regresé á Tamulté y di cuenta de mi comisión á mi jefe,
quien montando á caballo con otros oficiales, se presentó ante
Dueñas y le intimó prisión. A esta intimación, un oficial de Due­
ñas de apellido Pérez Fuentes disparó sobre Merino un tiro de
pistola rompiéndole el proyectil el ala del sombrero, y Merino
mandó hacer fuego sobre sus enemigos, cayendo prisionero Olave
y toda la oficialidad y como doscientos hombres más de la clase
de tropa.
“En esa misma tarde cayeron en poder de Merino los papeles
de Dueñas y entre ellos se encontraron varios documentos que
revelaban intrigas de mala ley que Dueñas puso en juego para
desacreditar á Merino ante Corzo.
“Tócame como narrador imparcial manifestar con la franque­
za que me caracteriza que el espíritu de partido, inspirando á los
directores del Sr. Merino el odioso personalismo que los animaba
para despojar á Dueñas del gobierno, fué la principal causa de
las desgracias ocurridas en “Santa-Anita'’.
“Electo Dueñas Gobernador constitucional, y libre ya de la
presión de las armas reaccionarias que lo obligaron á secundar el
plan de Tacubaya. el señor Merino y sus directores debieron ha­
cer abstracción de toda odiosidad personal y unir sus fuerzas
para combatir la reacción.
“Eso aconsejaba la razón, la prudencia y la conveniencia del
Estado para no cometer la grave falta de querer destruir á la vez

658
En defensa de la Constitución (1857-1860)

dos entidades. Debo confesar aquí como soldado del señor Me­
rino tenía que obedecer y cumplir sus órdenes, pero alia en el
fuero interno de mi conciencia reprobaba el desconocimiento del
poder legal que como gobernador ejercía en el Estado D. Victo-
rio V. Dueñas; máxime cuando ya había vuelto sobre sus pasos.
En esa época era yó para el señor Merino un hombre desconocido
y sin otro carácter militar que el de un soldado raso, y mis re­
flexiones no hubieran hallado eco en su ánimo, con tanta más
razón cuanto que tenía á su lado á los Sres. Licenciados Correa,
Pedrero, D. Juan Carbó y D. Juan Correa, su concuño, que ejer­
cían sobre él grande influencia. Yo, no obstante mi miopía inte­
lectual, hubiera desde que Olave llegó á Teapa, inclinado al Sr.
Merino á unir sus fuerzas con las del Sr. Dueñas, pues veía que
ante el triunfo del orden constitucional, debía deponerse todo
espíritu de personalismo; pero mi obscura posición entre la ofi­
cialidad de Merino me hizo comprender que cualquiera gestión
que yo hiciera sobre tan importante punto, no solo sería vista con
desprecio, sino es que á la vez se me tenía como enemigo. Uni­
das las tropas de Merino con la de Dueñas, la reacción no se
hubiera enseñoreado tanto tiempo del Estado, se hubieran evitado
las hecatombes de “Santa-Anita” y la venida de Corzo con seis­
cientos hombres que tan caros le costaron á Tabasco. Preso Due­
ñas en el mismo alojamiento de Domínguez durante los once
días que duró el sitio de esta Capital, tuvo tiempo para hacer
que este reconcentrara sus fuerzas en el barrio de la Punta y ma­
nifestara la firme resolución de retirarse y no permitir que sus
tropas continuaran batiéndose con las tropas de la plaza, pues
en la noche quitó la línea de circunvalación. Colocado Merino en
esta triste situación, y no teniendo las tropas suficientes para con­
tinuar el sitio, no obstante que la plaza estaba á punto de rendir­
se, pues ese día se había recibido un anónimo de la plaza dando
parte de que entre dos ó tres días la plaza se rendiría por falta
de víveres, y no siendo posible persuadir á Domínguez á conti­
nuar el asedio. Merino se vió obligado á capitular para obtener
garantías para él y los que le habían acompañado, capitulación
que ha sido tan criticada por los que no comprenden que no es
lo mismo tener bajo su mando tropas de armas y disciplinadas

659
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

que al retirarse se desbandarían quedando á merced del ven­


cedor.

Unión con las fuerzas chiapanecas


L eón A l e jo T o r r e *

Se verificó, en efecto, la reunión y después de hablarse á cerca


de la situación del Estado y de las patrióticas intenciones q / e-
animaban á los gobiernos de Chiapas y de Tabasco, se acordó le­
vantar una acta de unión entre las fuerzas de ambos Estados
p /a- atacar al enemigo común, los reaccionarios, fortificados en
San J. Btta-
El acta de unión q / e- debía firmarse p / r- las clases de las dos
secciones constitucionalistas, contenía lo siguiente:
Que en vista de haber venido la fuerza de Chiapas á procurar
á Tabasco el restablecimiento de la orden constitucional, una vez
q /e- el pueblo tabasqueño armado y acaudillado p / ‘- su Gober­
nador propendía al mismo fin; y q /e- ignorándose en Chiapas la
verdadera situación de éste último, p / r- lo cual no se había diri-
jido aquel Gobierno al de Tabasco, pero q / e- supuesto el apoyo
de la opinión con qe. éste contaba y su actitud digna y respetable
para destruir á la reacción fortificada en la capital: la sección del
Estado de Chiapas reconocía al Gobierno de Tabasco represen­
tado p / r- el Sor. Dueñas, y se unía á las fuerzas de éste. p / a- atacar
la plaza rebelde, después de lo cual y obtenido el triunfo, el
orden constitucional quedaría plenamente restablecido, bajo la
administración lejítima de D /n- Victorino V. Dueñas. Para fé de
lo cual se firmaría esta acta como queda dicho, siéndolo entre
tanto p / r- los Sres. Dueñas y Domínguez. Además convinieron
éstos en q / e- la sección de Chiapas pasaría p / r- Mazaltepec en
donde tomaría el rancho el siguiente día.

* A p u n te s h istó ric o s.. o p . c it., p. 51-52.

660
En defensa de la Constitución (¡857-1860)

Las rencillas de los liberales


B ernardo d e l á g u il a F.*

La elección de D. Victorio V. Dueñas para regir los destinos de


Tabasco al amparo de la Constitución de 1857, se debió a los
elementos conservadores, a la complacencia del Gral. Álvarez con
esos mismos elementos conservadores i a cierto malestar, acaso
no justificado, que la candidatura de Justo Santa Anna presen­
taba.
Dueñas, pues, aparece fluctuando entre la causa liberal i la
conservadora: firma el 26 de diciembre de 1857 i el 6 de enero
de 1858 las actas de adhesión i ratificación al Plan de Tacuba-
ya; su actividad para proporcionar a la comandancia militar la
fuerza de la guardia nacional y los recursos indispensables para
la defensa de San Juan Bautista, es elogiada por el Coronel Ve­
lázquez, jefe de la asonada tacubayista en Tabasco; el Ayunta­
miento de San Juan Bautista, de filiación conservadora, le dá
un voto de gracias por su magnanimidad con los prisioneros he­
chos al Capitán D. Lorenzo Prats, que se había revelado en contra
de los conservadores; conviene entregarle el gobierno al Coronel
Velázquez, negándose después a hacerlo; las fuerzas pronunciadas
en Teapa al mando de D. Francisco Olave, por la Constitución
de 1857 i por la particular del Estado le reconocen i le envían el
acta levantada el 20 de Marzo de 1858; el comandante Velázquez
tacha su conducta de sospechosa por estar reconocido por los
pronunciados de Teapa i por las proposiciones que le hizo al
instarlo para que abandonase la Capital del Estado como nece­
sidad para hacer la pacificación de Tabasco; ordena que Merino
que se había pronunciado por la Constitución sea batido; logra
escapar de los conservadores que le tenían preso i se pone al fren­
te de los liberales; reúne una fuerte sección de tropas i con 200
hombres envía a Olave a Teapa para invitar a Merino a unirse a
él, lo cual no logró.
¿Por qué no se unieron Dueñas y Merino para combatir a los
conservadores, ya que ambos perseguían la misma finalidad? En

* T a b a s c o ( E n l a . . .), o p . cit., p. 153-156.

661
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

ambos había madera, ¡ de la buena, de caciques; las intrigas i el


personalismo habían hecho fácil presa de ellos. El movimiento
revolucionario de Merino, cuyo plan no se conocía en la Capital
del Estado, fue interpretado de diversos modos, pero por estar
encabezado por el mencionado Merino, por D. Manuel Regil i
otros desafectos al Gobierno, se consideró como un ataque a la
permanencia de Dueñas en el poder, aun cuando después se supo
que Merino proclamaba la Constitución de 57, pero no se tenía
confianza en el hombre que acaudillaba a los pronunciados de
Tacotalpa “porque se conocía su apasionado encono contra la
administración de Dueñas”, que no les inspiraba sino el resenti­
miento i “el curso de los sucesos demostró que aquellos hombres
sin esperanza de triunfo porque no contaban con las simpatías del
Estado, deseaban una ocasión en que, asegurando los gastos de
la revolución, dejasen las armas para retirarse a sus casas”.
[. . . ] Dueñas regresó a su cuartel i las fuerzas chiapanecas se
movieron de Cunduacán, pero en lugar de pasar como estaba con­
venido por el cuartel general de Dueñas, se dirigieron sobre San
Juan Bautista por el camino de Río Seco i se incorporaron a las
fuerzas de Merino, en tales circunstancias Dueñas se movió de
Mezaltepec situándose en Atasta, pasando recado a Merino para
que olvidando sus rencillas se unieran para atacar a los reaccio­
narios que ocupaban la capital del Estado; Merino aparentó acep­
tar i la tarde del 6 de abril Dueñas con la oficialidad de la sec­
ción Olave se dirigió a la casa llamada “Santa Anita” situada
entre Tamulté i Atasta, para conferenciar con Merino i llevar a
cabo la unión que tan necesaria era en esos momentos; en el lu­
gar designado Dueñas encontró a una pequeña fuerza de infan­
tería chiapaneca i a varios oficiales de la misma; en esos momen­
tos la caballería de Merino se formaba al costado izquierdo de
Santa Anita i a retaguardia de Dueñas i su comitiva; Merino lle­
gó de Tamulté i dirigiéndose a Dueñas le intimó rendición; Due­
ñas no esperaba tal actitud de Merino i repuesto de la sorpresa
ordenó a sus oficiales que se defendieran, siendo estos arrollados
por la caballería a la vez que la infantería hacía fuego sobre ellos;
consumada la aprehensión de Dueñas, las tropas de Olave que se
hallaban en Atasta se desorganizaron, perdiendo su armamento i
municiones. [. . .]

662
En defensa de ¡a Constitución (1857-1860)

Dueñas duró en poder de Merino todo el tiempo del sitio que


éste puso a San Juan Bautista, es decir, del 9 al 16 de Abril de
1858; sitio que terminó con el más extraño de los sucesos: la ren­
dición de los sitiadores a los sitiados. Pérez Andrade que mili­
taba a las órdenes de Merino, refiere que Dueñas había logrado,
durante su cautiverio, que Domínguez reconcentrara sus fuerzas
en el barrio de la Punta i que manifestara que sus tropas no
continuarían el asedio de la plaza i no siendo posible a Merino
disuadir a Domínguez para que abandonara su actitud, “se vio
obligado a capitular para obtener garantías para él y los que le
habían acompañado, capitulación que ha sido criticada por los
que no comprenden, que no es lo mismo tener bajo su mando
tropas de línea y disciplinadas que reclutas que al retirarse se
desbandarían quedando a merced del vencedor”. El Dr. Manuel
B. Trens, comentando estos acontecimientos, escribe: “Merino,
como era natural, trató de eludir su responsabilidad arrojando
sobre Domínguez la culpa de tan vergonzosa capitulación, y no
conforme con esto, en carta particular dirigida al señor Corzo,
el 26 de abril, tilda a Domínguez de inepto, cobarde y apático,
olvidando que en el concierto fue él quien llevó la batuta que con
su triste actuación no sólo no eludía la responsabilidad de que
tan temeroso se mostraba, sino que adoptaba una actitud cobar­
de y digna de desprecio”.

La rendición *
BOLETIN OFICIAL.— Número II.—San Juan Bautista de Ta­
basco. Abril 18 de 1858.—Viva el Supremo Gobierno.—Con la
más grata satisfacción nos apresuramos á poner en conocimien­
to del público, los convenios celebrados entre las tropas del Su­
premo Gobierno, existentes en esta plaza, y las fuerzas constitu­
cionales, que invadieron la Capital al mando de D. Lino Merino,
á virtud del parlamento pedido por éste á las doce de la noche del
día de ayer, quedando con ello afianzada la paz y orden público
en todo el Departamento, que ha jurado sostener el plan de Ta-
cubaya, reformado en la capital de la nación.

* Fn I.cón Alejo Torre. A p i a n e s h i s t ó r i c o s . . . , o p . cit., p. 102-103.

663
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

En la Ciudad de San Juan Bautista de Tabasco, á los diez y


ocho días del mes de Abril de mil ochocientos cincuenta y ocho
años: reunidos en la casa habitación del Sr. Cónsul de los Esta­
dos Unidos del Norte, Mr. E. P. Johnson, los ciudadanos José
Dolores Castro y Lie. Mariano Pedrero, comisionados ambos,
el primero, por parte del Sr. Comandante general de la plaza,
coronel D. Simón, Sarlat, y el segundo, por la del Sr. Comandante
en gefe de las fuerzas constitucionales que operan sobre ésta,
con el objeto ambos, según las instrucciones que han recibido de
sus respectivos comitentes, de conferenciar entre sí, y procurar
llegar á un avenimiento decoroso para ambas fuerzas, que ponga
término á la situación actual, en vista del desenlace que están
presentando los negocios públicos en la Nación, y convencidos
de que el mejor bien de ésta, así lo exije imperiosamente, dieron
principio á su comisión cangeándose las respectivas credenciales
que los acreditan y los invisten de toda la autorización competen­
te al objeto, las que halladas bastantes y suficientes á él, acorda­
ron dar principio á las enunciadas conferencias.
En consecuencia, discutieron larga y detenidamente entre sí, y
pesaron con concienzuda consideración, todas las razones que en
pro y en contra de la continuación de las hostilidades— , y de sus
fundadas y probables consecuencias podían originarse; y después
de haberlo verificado con la calma y madurez que exije su im­
portancia, y considerando que por más probabilidades que tenga
cada una de las partes contendientes, de obtener el triunfo, éste
no compensaría los graves males de la continuación de las hosti­
lidades, atendido principalmente el curso que van tomando los
acontecimientos políticos de la Nación, han concluido y arregla­
do las siguientes bases, bajo las cuales quieren y desean recon­
quistar el orden y la paz en el Departamento, las que ofrecen
cumplir y observar religiosamente, en gracia del grande objeto
que las motiva, y son literalmente las siguientes.
Art. 1 — No se perseguirá ni molestará á los que hayan soste­
nido y defendido en el Departamento, la causa constitucional;
quedando en consecuencia esentos y libres de toda responsabi­
lidad.
2t->— Se reconocen los suplementos y préstamos contraídos por

664
En defensa de la Constitución (¡857-1860)

el Sr. Merino, para el sostenimiento de las fuerzas constituciona­


les, que se hayan invertido legalmente en ellas.
3'-'— Las indicadas fuerzas se retirarán al punto de la Sierra
que tengan por conveniente, y en él se disolverán las fuerzas per­
tenecientes al Departamento, entregando sus armas, parque y
demás á la primera autoridad política, y retirándose las auxiliares
á su Departamento, con todo lo que les corresponda.
4^— Para el cumplimiento de lo estipulado en el artículo 21’,
se expedirán por la tesorería del Departamento, previa justifica­
ción, los documentos respectivos, los que se admitirán en dicha
oficina en la proporción de un diez por ciento, en pago de toda
clase de contribuciones y alcabalas, que se adeuden en dicha
oficina.
59— para que pueda tener efecto lo estipulado en el artículo
39 se facilitarán del erario público al Comandante en Get'e de las
fuerzas Constitucionales, quinientos pesos en numerario, para
auxiliar y espeditar la marcha á su Departamento de las fuerzas
auxiliares.
6l->—Se cangearán los prisioneros de guerra que existan en po­
der de ambas fuerzas.
79— Estas estipulaciones dejan ileso el perjuicio de tercero, y
tendrán su puntual efecto, desde que por más ambas partes se
hayan ratificado, para cuyo cange se señala hasta las seis de la
tarde de este día.—José D. Castro.— Mariano Pedrero.— Ratifico
este convenio.—Simón Sarlat.—Ratifico.— Lino Merino.

SE PREPARA LA PAZ
L eón A l e j o T o r r e *

Aquí hay, puede decirse, un paréntesis en la administración Due­


ñas en cuyo espacio figura el Gobierno reaccionario de D. Simón
Sarlat q / r sin traba alguna procedió á plantear el régimen Tacu-
bayista en el Estado. La prensa oficial sometida á la pluma de
D. Arturo Shields y bajo la firma de D. Esteban Foucher, vomi­

* En A p u n te s históricos. . ., o p . cit„ p. 54-104 (selección).

665
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

taba injurias sobre la reputación del partido liberal, á la vez q/"


erigía altares á las divinidades conservadoras Marín y Sarlat.
Jamás se había visto en Tabasco tal desenfreno en el órgano de
la opinión q/" tanto respetan los países libres, como en esos días
en q/'- la vida privada de los Ciudadanos circulaba en letras de
molde y se incensaban con nauseabunda adulación los hechos
criminales de la reacción.
Como una consecuencia de lo pasado, Sarlat se consolidaba en
el gobierno y si no hacía dejaba q/" sus adictos hiciesen todo el
mal posible á los liberales del Estado; siendo víctimas de la sus­
ceptibilidad y desmanes del bando conservador D. Francisco Or-
toll, difamado p / r la prensa como ladrón de fondos públicos y
particulares, y D. José Manuel Codes, D. José Cruz Cabrales, D.
Luis Smith, D. Santiago Morales y D. Manuel A. Zalazár tuvie­
ron q/"- sufrir en sus personas el más atroz tratamiento al estre­
mo de q /' - al penúltimo se le diese un banco de palos y al último
se le filiase de soldado raso en una de las compañías del 13 de
línea.
Pero es necesario observar q / " : Sarlat, Shields. Acevedo y
demás camarilla reaccionaria, no andaban solos en los negocios
públicos, pues p / r- desgracia muchos tabasqueños coadyuvaron
á su marcha administrativa, y se prestaron á formar coro p / a
entonar las alabanzas del partido conservador. Así los abogados
D. Marcelino Burelo y D. Joaquín C. Delgado pulsaron sus Liras
en loor de Marín y de Sarlat; así desde la tribuna y p / r- la prensa
D. Tomás Sosa Ortiz y su hermano D. Pedro del mismo apellido
entonaban himnos á la reacción y colocaban flores poéticas sobre
el sepulcro de Osolloz.
Con tan falso barniz de popularidad, el gobierno reaccionario
se creía consolidado y publicaba en el “Grijalva” las actas de vo­
luntaria adhesión al plan de Tacubaya q/"- le dirijían de los pue­
blos. Decimos de voluntaria adhesión p / r- q/'- hay un hecho qe.
prueba qe. los tabasqueños fueron forzados á suscribir tales actas
contra sus verdaderos sentimientos, y es el siguiente.— Después
de q/" tanto en lo oficial como p / r- la prensa se decantaba q/"-
el Gobierno no quería violentar las opiniones en la formación de
tales documentos, al verse q/"- en el suscrito p / r- el vecindario de

666
En defensa de la Constitución (1857-1860)

Jalpa no constaba la firma del recomendable C. Pedro Méndez,


se le excigió lo verificase p / r separado, paso q/"- ese individuo
tuvo necesidad de dar p /' q /1 así convenía al pronto restableci­
miento del orden constitucional, en cuya empresa tenía q/" to­
mar, como en efecto tomó, una parte muy activa.
Retirado Dueñas á su residencia de Jalpa, en virtud de los úl­
timos acontecimientos, emprendió nuevos trabajos secundados p /'
los conocidos liberales D. Santiago Cruces y D. Pedro Méndes,
con el fin de hacerse de recursos y establecer el orden legal en
el Estado.
Tanto en la iniciación de esos trabajos como durante el curso
de los sucesos subsecuentes. Dueñas y Méndes, gastaron de sus
bolsillos particulares considerables sumas de dinero q /1- hasta hoy
no han pretendido reembolsarse.
A efeco de levantar la revolución, Dueñas se dirijió de oficio y
en lo confidencial al Presidente de la República D. Benito Juá-
res, q/" se hallaba en Veracruz p /' medio de sus comicionados
D/" Francisco Ortoll y D. Francisco D. González solicitando le
facilitase los medios y las autorizaciones convenientes pu h'cer
volver al Estado al orden Constitucional. El Sor. Juáres contestó
en lo particular de entera conformidad y espresando qe. en esa
fha. daba orden á Campeche pa.. qe. se facilitasen á Tabasco los
auxilios necesarios.
Benito Juárez

Vera cruz, Junio 26 de 1858.— Sor. Dn. Victorio V. Dueñas.—


Muy señor mío y de mi aprecio: Los señores González y Ortoll
impondrán á V. de los deseos del Supremo Gobierno para resta­
blecer el orden Constitucional en ese Estado. Ya escribo á Cam­
peche para que ministren los auxilios que se necesiten y espero
que V. haciendo valer su influencia en los pueblos de ese Estado
reúna las fuerzas suficientes para reducir al orden á los subleva­
dos de la Capital y restablecer el Imperio de la Constitución y
de las leyes, á cuyo efecto debe V. dictar todas las medidas que
estime convenientes aun respecto de negocios que son de la atri­
bución del Gobierno general, expresando que la medida es pro­
visional v sujeta á la aprobación Suprema.— No deje V. de escri­

667
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

birme poniéndome al tanto de lo que vaya ocurriendo y ordenan­


do cuanto gustes á afino, seguro servidor y amigo Q.B.S.M.
Igual paso dió Dueñas respecto a los Estados de Veracruz y
Chiapas y el Cantón de Minatitlán, y ya á mediados de Agosto
en vista de las contestaciones favorables qe. iba teniendo de
aquellas autoridades, pudo organizar la espedición de Olave dán­
dole dinero, hombre y algunas armas pa. qe. atravesando el Es­
tado pr. la Chontalpa, se fuese á situar en Pichucalco pa. llamar
la atención del enemigo pr. aquel rumbo. Olave llegó al punto
señalado y aumentó su pequeña fuerza con otra del Estado de
Chiapas, cuyo Gobernador D. Ángel Albino Corzo parecía tomar
un empeño decidido en la pacificación de Tabasco.

B er n a rd o d e l á g u il a F .*

[. . .] Ante el fracaso de la primera expedición chiapaneca para


reducir al mencionado Sarlat, en el vecino Estado de Chiapas
se auspiciaba una nueva expedición i por decreto de 26 de abril
de 1858 se nombraba jefe de ella a D. Miguel Albino Corzo,
quien el 17 de septiembre de ese mismo año iniciaba su marcha
hacia Tabasco con unos 500 hombres; el 27 de septiembre llegó
a Ixtacomitán i el 28 a Teapa, donde pernoctó 16 días, mandando
una sección de caballería a las órdenes del capitán Víctor Araujo
para auxiliar a Dueñas i una de infantería para reforzar a Meri­
no. “En Teapa estuvo la expedición en eminente peligro de fra­
casar por las intrigas que los partidarios de Merino desarrollaron
para evitar que don Ángel Corzo tuviese relaciones con don Vic-
torio Dueñas, cosa que pudo ser evitada por la energía del señor
Corzo, quien no sólo auxilió a Dueñas, sino que lo reconoció
como legítimo mandatario del Estado”. De Teapa partió Corzo
para Huimanguillo a donde llegó el 18 de Octubre i de allí para
Tamulté, teniendo el primer encuentro con las fuerzas enemigas
en ese lugar. “La noticia de la marcha de Corzo sobre la Capital
de Tabasco al mando de una respetable Sección, tenía alarmados
a los reaccionarios, que no perdían momento de ponerse en formi­

* T a b a s c o ( E n l a . . .) , o p . c it .. p. 156-157.

668
En defensa de la Constitución (1857-1860)

dable estado de defensa. Para eso levantaron enormes trincheras


que artillaron de la manera más conveniente, y contaban con el
vapor de guerra nacional “General Guerrero” que desde el mes
de mayo se había sublevado contra el Supremo Gobierno Cons­
titucional y se hallaba fondeado frente a San Juan Bautista, el
cual debería defender con sus fuegos toda la línea del barranco” ;
pero dicho barco de guerra no pudo ser utilizado en la defensa
de la plaza, porque “habiéndose presentado una creciente de las
que anualmente hacen desbordar los ríos de Tabasco, a la sazón
en que los constitucionales estabar próximos a tomar Tamulté,
con el fin de hostilizar a estos encendió su máquina y subió al
Mezcalapa hasta quedar encallado en uno de tantos bajos de ese
río. Estando así, y sin poder hacer uso de su artillería por la
estraña posición en que quedó colocado, se le acercó por tierra
la Sección Lacave y lo aprehendieron sin la menor resistencia de
parte de la tropa que lo guarnecía, la cual fue declarada prisione­
ra de guerra”.
Unidas las fuerzas de Tabasco i Chiapas, quedando Corzo con
el mando militar i Dueñas con el Civil, marcharon sobre San Juan
Bautista i establecieron el sido de dicha población, comenzando
las hostilidades el día 26 de Octubre i terminando el 7 de no­
viembre, por capitulación. “La toma de San Juan Bautista por el
señor Corzo significó para Tabasco la vuelta al orden constitu­
cional, para Chiapas la reivindicación del fracaso de la primera
expedición, y también sirvió para demostrar lo erróneo del juicio
que D. Pantaleón Domínguez externó al señor Corzo en la car­
ta que dirigió desde Zacualpa el 30 de abril de 1858, en la que
afirmaba que dicha plaza no se tomaba con fusileros ni con mil
hombres”.

VlCTORlO V . D u ü n a s *

Una vez recuperada la capital por los; partidarios de la Constitu­


ción de 1857, el gobernador expidió una proclama restablecien­
do el orden legal y agradeciendo la ayuda recibida por ¡os estados
vecinos.

En Manuel Gil y Sáenz, C o m p e n d i a . . . , o p . c it .. p. XCVI.

669
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda U.

"El gobernador constitucional del Estado, á sus conciudadanos.—


TABASQUEÑOS.
Nuestros constantes afanes y ardientes deseos de ver restableci­
da en el Estado la constitución, y á los pueblos en los derechos
que ella les otorga, han sido coronados con el éxito más brillan­
te, mediante al cooperación que nos han prestado nuestros herma­
nos de Chiapas y Yucatán; el día de ayer la bandera de los libres
tremoló en el último atrincheramiento de la reacción y el Estado
todo que se hallaba reunido alrededor de esta ciudad, tuvo el
gusto de ver esta enseña por cuya pérdida tanto tiempo ha suspi­
rábamos.
“Testigo de la decisión y patriotismo con que habéis contribui­
do á esa gloriosa empresa, mi corazón se llena de entusiasmo al
recordar este acto que tantos desvelos y tantas preocupaciones
nos causó y no encuentro expresiones propias para demostraros
mi gratitud. Sé que vuestro patriotismo no aspira á más premio
que el de restablecer la carta de 57 y los amplios derechos que
ella concede, pero yo no olvidaré la honrosa y patriótica conduc­
ta de los' que me acompañaron en la empresa de sacar al Estado
del cuadro triste que estaba presentando ante la Nación en la
gloriosa lucha que ésta sostiene con tanto denuedo contra sus
opresores.
“En el restablecimiento del orden legal vosotros como yo ha­
béis presenciado el participio que han tenido nuestros hermanos
de Chiapas y Yucatán, y sabéis la gratitud á que se han hecho
acreedores por nuestra parte.
“Al encargarme de nuevo del gobierno que pusisteis en mis
manos en la época de una administración en que todos vosotros
podías usar de vuestros derechos, no puedo menos que deciros
lo difícil que ahora se presentan las circunstancias para llenar
debidamente las exigencias de la situación; pero confío en vues­
tra sensatéz y cordura, para que como buenos ciudadanos, seáis
el mejor apoyo del Gobierno legal, que la mayoría de la nación
pide como el más adaptable á sus exigencias y engrandecimien­
to. Estad seguros que en el sostenimiento de tan sagrados dere­
chos siempre encontrareis á vuestro lado á vuestro conciudadano
y amigo.
“San Juan Bautista, Noviembre 7 de 1858.

670
En defensa de la Constitución (1857-1860)

L eón A l e j o T orre *

18 59

Cuando en el interior de la República ardía la guerra civil con


todos sus horrores, esa guerra cuyo recuerdo formará una época
dolorosa en nuestra historia; cuando el pueblo armado obediente
á la voz del inmortal Santos Degollado se lanzaba á los comba­
tes p/-' defender sus derechos, recibiendo unas veces la corona
del martirio y otras la de la victoria, entonces el Estado de Ta­
basco descansando de la lucha y sacudimientos pasados, disfru­
taba de los dones de la paz y sus hijos, de todos los partidos,
contaban con la protección y garantías de un gobierno verdadera­
mente liberal.
No tubo poca parte en el logro de tan felices resultados la pren­
sa oficial del Estado q/'' representada p /' "El Demócrata” su­
cesor del “Grijalva”, esparcía entre las masas de población las
ideas q /1 forman el crédo democrático y procuraba prestigiar al
Gobnl), á la vez q / ' sostenía los derechos del hombre y del ciu­
dadano. Estaban al frente de esta publicación el Lir. D. Santiago
Cruces y D. León Alejo Torre.
Haciendo no pocos sacrificios el Gob^ pudo atender en aque­
llas circunstancias á reparar los males causados á la Ciudad p / r
la pasada campaña, reconstruyendo la Yglesia de la Concepción
y reponiendo los adornos de la plaza de armas, al mismo tiempo
q /” la del Mercado, comenzada hacía mucho tiempo, marchaba
á su conclusión.
Extenuada la nación p /r- la tenaz y encarnizada guerra q/*
las clases privilegiadas sostenían contra el pueblo mejicano, el
Gobn'-’ Gral. deseando hacer un supremo esfuerzo p /u sofocar la
revolución y no contando con los recursos necesarios, apeló al pa­
triotismo de los Ciudno5 de la República p /r- medio de los Go­
bernadores de los Estados, a quienes dirijió una Suprema circular
con ese objeto. Dueñas penetrado de la suma necesidad de la
medida, inmediatamente ordenó á las Gefaturas políticas del Es­
tado f. . .] reuniesen á los vecinos acomodados en los partidos

* Apuntes históricos. . ., op. cit., p. 67-100 (selección).

671
Arias G. / Lau J. / Sepúlveda O.

y abriesen la suscrisión mencionada, la cual correspondió al buen


concepto de q / r siempre ha disfrutado Tabasco.
El Batallón guardia nacional “Juárez” fue uno de los primeros
q/"- creó el Gobn1-’ en una de sus disposiciones p / n- asegurar la
paz pública y defender al Estado en caso necesario, y la espe-
riencia de lo pasado guió á la oficialidad de ese cuerpo al aclamar
á Dueñas p / r- su Coronel cuya distinción aceptó agradecido, pro­
cediendo á formar su plana mayor.
En el orden administrativo interior, Dueñas también apuraba
sus esfuerzos p / n- hacer marchar su Estado p / r- la senda de la
legalidad y del progreso. A ese fin pidió á la Diputación perma­
nente, sancionó y llevó á efecto la convocatoria p/"- la elección de
la Legislatura del Estado, expidió un decreto creando un Hospi­
cio de pobres [. . .] y publicó y dió exacto cumplimiento a las
sabias leyes de Reforma, expedidas en Veracrúz p / r- el Supremo
Gobierno constitucional.
[En 1860. . .] una de las dificultades q / ‘- atrajo á Tabasco la
segunda campaña de Miramón sobre Veracrúz, á causa de la in­
mediata incomunicación con el interior, fué la q /' se sufriera
una absoluta falta de plata acuñada tan indispensable p/- las ope­
raciones del comercio. Para sanjar ese grave mal, Dueñas arregló
la emisión de papel moneda p / r- valor de cuatro mil pesos, auto­
rizando p / r medio de la Gefatura del Centro, á los Sres. comer­
ciantes D. Juan Ruiz, D. Miguel Payró, D. Ángel Ghigliazza, D.
Ramón Boix, Sánchez Hermanos, González y Gutiérrez, y Roma­
no H ermanos, á q / 1’ hiciesen la emisión referida de vales de dos
reales, cuatro y un peso, con lo cual se facilitó el comercio y la
población en gral. recibió un beneficio, hasta q / 1’- los sucesos po­
líticos del interior de la República permitieron la importación de
plata acuñada al Estado:
Entusiasta p / r- la introducción de mejoras materiales y morales
en el Estado, el Gobierno hizo traer de los Estados Unidos, una
hermosa prensa litogràfica en la q /‘- se hicieron algunos ensayos
en la publicación del periódico literario “La Abeja”. Ultimamente
hemos sabido q / 1- no se han continuado algunos otros trabajos en
litografía p / r- falta de buenos operarios q /1-- manejen la prensa.
CONVENIOS de mutuo auxilio celebrados entre los Estados

672
En defensa de la Constitución (1857-1860)

de Campeche y Tabasco, para el afianzamiento en ambos de las


Instituciones liberales.
Los Gobiernos constitucionales de los Estados limítrofes de
Campeche y Tabasco persuadidos de q /' estrechando los víncu­
los de confraternidad q /' los unen, y ayudándose con mutua y
recíproca eficacia, conservarán su mayor respetabilidad y manten­
drán intacto el sagrado depósito del orden público q /' les está
confiado, han celebrado los acuerdos siguientes.
I1’—Se obligan ambos Estados á no admitir en su territorio á
los reaccionarios que salgan expulsos de cualquiera de los Estados
contratantes, ó q/* estén sufriendo la misma pena p / r disposición
de algún otro Estado ó del Supmo. Gobno.
21-’— Se comprometen á perseguir activa y eficazmente á los
desertores q /1- de un Estado pasen á otro, así de campaña como
de cuartel.
39—Convienen igualmente en el exacto y pronto cumplimiento
de los exhortos ó requisitorias q/'' se dirijan p / a la aprehensión
y envío de los presuntos reos de cualquier delito sin excluir los
políticos.
41-1- Acuerdan asi mismo la pronta comunicación de las noti­
cias q / 1 adquieran de los sucesos de la República á fin de evitar
el abuso y provecho q /' sacan los enemigos de la Constitución,
desfigurando los hechos ó presentándolos al pueblo con sugestio­
nes perversas p /“- trastornar el orden.
51-’— Finalmente contrahen formal obligación de mutuo auxilio
y defensa contra los enemigos del sistema liberal; procurando al
efecto ambos gobiernos comunicarse confidencialmente cuanto
ocurra, ó que no ocurre novedad.
Estos convenios serán obligatorios para ambas partes desde el
momento en q/"- el Gobierno de Campeche los reciba suscritos
de entera conformidad por el del Estado de Tabasco.
Gobierno del Estado de Campeche, á 9 de junio de 1859.—
Pablo García, Antonio Lanz Pimentel, Srio.
Gobierno del Estado Libre y Soberano de Tabasco, á 22 de ju­
nio de 1859. Victorio V. Dueñas.— Pedro Sosa y Ortiz. oficial 1‘2

673
Tabanco: textos de su historia se ter­
minó de imprimir el 5 de diciembre
de 1985 en los talleres de imprenta
Madero, S. A., Avena 102, México,
D. F„ 09810. Se usaron, para los tex­
tos. tipos Times Román de 8, 10 y 12
pts, y Bodoni de 14 y 24 pts para los
títulos. Se tiraron 3 000 ejemplares
en papel Litografía de 75 kg, con fo­
rros en cartulina Couché de 139 kg,
más ejemplares para reposición.
INSTITU TO DE INVESTIGACIONES
DR. JOSÉ MARÍA LUIS MORA

Dra. Eugenia Meyer


Dirección General

Lie. Ximena Sepíilveda


Coordinación de Investigaciones

Ma. de la Soledad Alonso


Coordinación de Publicaciones
G O B IER N O DEL ESTADO DE TABASCO

Lie. Enrique González Pedrero


Gobernador Constitucional del Estado de Tabasco

Lie. José María Peralta López


Secretario de Gobierno

Lie. Guadalupe Cano de Ocampo


Secretaria de Educación, Cultura y Recreación

Lie. Laura E. Ramírez Rasgado


Instituto de Cultura de Tabasco
Directora General
Serie Hi RED NACIONAL DE BIBLIOTECAS
PÚBLICAS
El Tabai

Lorenzo

de Izun-
os dos volúmenes que conforman la presente

L antología del estado de Tabasco, son fruto del


proyecto de Historia Regional de México que
actualmente se lleva a cabo en el Instituto de Investiga­
ciones Dr. José María Luis Mora.
La selección de los materiales se hizo rescatando la
producción historiográfica de la región, con el objeto
de que los tabasqueños recreen su pasado mediante
obras de sus coterráneos. La época que se revive en
esta antología empieza a finales del siglo XVIII, cuan­
do la entonces provincia se encontraba bajo tutela es­
pañola, y alcanza las dos primeras décadas del siglo
XX, en que se renueva el pacto federal - • •
la Constitución estatal en 1919.
Es ésta una aproximación a los hec, ¡
sentativos del acontecer tabasqueñó, et- ;,o
ta a la vida e<kmóituca y política; a 4o cotí
costumbres y tradiciones populares.

Serie Antologías

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