Está en la página 1de 22

QUANTUM FORTUNA IN REBÚS HUMANIS POSSIT:

TRAS LA INFLUENCIA DE LUCRECIO EN EL


PRÍNCIPE DE MAQUIAVELO
Julián Barenstein
UBA-UNSAM-USAL-CONICET
Introducción
En este trabajo nos proponemos dar cuenta de la influencia
del poeta Lucrecio en el pensamiento político de Maquiavelo, en
especial en capítulo XXV de El Príncipe. Así, nuestro planteo
se estructura en tres partes de extensión desigual. En la primera
presentamos una interpretación del De rerum natura que deja
traslucir su intención filosófico-política. En la segunda damos
cuenta de los avatares del redescubrimiento del poema en el
Renacimiento y del conocimiento de primera mano que el secretario
florentino tuvo del texto lucreciano. En la tercera parte, finalmente,
nos detendremos en aquellos puntos que consideramos de singular
interés para evaluar la influencia de Lucrecio en Maquiavelo, a
saber, la eliminación de la teleología en la historia y en la política
y la teoría del libre albedrío.
1. Aspectos políticos del De rerum natura: estado de la cuestión.
La mayoría de los autores que han estudiado la impronta
política del pensamiento lucreciano no dudan en detenerse en algún
punto entre los versos 925-1457 del libro V del De rerum natura
como locus político por excelencia. En estos pasajes, que podrían
ser leídos paralelamente al libro I de la Política de Aristóteles, se
asiste a una descripción del estado natural de los hombres y a una
explicación de cómo éstos salen de su primigenia condición para
vivir en comunidad. Se trataría, para decirlo con pocas palabras,
2 Julián Barenstein

de un estado tal en el que los seres humanos son más robustos


que los actuales, no tienen incorporadas las variaciones del lujo,
no buscan satisfacer sus necesidades sensuales más allá de lo que
el instinto lo exige en los momentos adecuados y en las épocas
correspondientes de la vida; un estado, en suma, en el que los seres
humanos, aunque muy distintos de los contemporáneos del poeta,
tanto física como intelectualmente, son autosuficientes1. Y hemos
de recordar precisamente aquí que la autosuficiencia o αὐτάρκεια,
es el fin de la filosofía epicúrea, y con ella el de toda la filosofía
helenística. Ese estado natural es, sin embargo, transformado por un
descubrimiento de singular importancia: el fuego2. De acuerdo con
Lucrecio, es el avance de la técnica y el conocimiento el que obligó
a estos seres simples y por simples autosuficientes, a convivir.
La nueva forma de vida que comenzó con la transformación de
las cuevas en hogares, trajo aparejada la necesidad de establecer
criterios de convivencia inéditos: la monogamia, la amistad,
y, finalmente, pasando por una serie de matices intermedios, el
derecho. El hombre, así, se habría desnaturalizado por medio de
un proceso imperceptible en el que tiene un lugar preponderante la
noción de divinidad3, los nuevos sentimientos perniciosos (p.e., la
codicia) y, desde ya, los nuevos inventos4, todas cosas que podrían
no haberse dado y que, por ello, son denominadas por el poeta con
el término genérico de “eventa” como opuestos a “natura”5. Por lo
dicho, muchos han visto en la descripción de este estado idílico de
la humanidad un antecedente directo la ficción lógica del Estado

1
  Cf. De rerum natura, V 925-930.
2
  Cf. De rerum natura, V 1091ss.
3
  Cf. Ibíd., V, 1164-1240.
4
  Cf. Ibíd., V, 1240ss.
5
  Para más detalles, ver D. J. Furley, “Lucretius the Epicurean:
On the history of man” en M. Gale (ed.), Lucretius, (Oxford: Oxford
University Press, 2007), pp. 158-181.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 3
de Naturaleza, tan cara a los iusnaturalistas de los siglos XVII y
XVIII6.
Llegados a este punto, nos interesa reseñar la posición de Leo
Strauss, la cual, a pesar de concordar en varios aspectos con esta
postura general y, por así decir, superficial, está revestida de cierta
originalidad. De acuerdo con Strauss, la condición para descubrir
el mensaje político de Lucrecio estaría dada por la comprensión
de la política desde el punto de vista teológico-político7. Así, dos
elementos subyacen en el poema: (1) la “hipócrita” invocación a
Venus con la que se inicia el poema, que hace las veces no de diosa
del amor sino de la naturaleza, y (2) la reconducción de Roma a

6
  Más allá de esta posibilidad general, no se nos escapa que la
descripción lucreciana del origen de la vida política es muy semejante a
la que hace Rousseau, antes que a la de otros autores iusnaturalistas, al
menos, tal como el pensador ginebrino la expone en la primera parte de
su célebre Discours sur l›origine et les fondements de l›inégalité parmi
les hommes de 1755. Para este tema ver el ya clásico estudio: W. R.
Johnson, Lucretius and the Modern World, (London-New Delhi-New
York-Sidney: Bloomsbury, 2006), passim y el más reciente: J. Lezra-L.
Blake (eds.), Lucretius and Modernity, (New York: Palgrave Macmillan,
2016), esp. caps. VI y VII.
7
  Se trata del problema por excelencia al que Strauss dedicó
toda su obra filosófico-política. Cf. L. Strauss, The argument and the
action of Plato´s Laws, (Chicago-London: The University of Chicago
Press, 1975), cap. X; Natural Right and History, (Chicago-London: The
University of Chicago Press, 1953), esp. cap. III; Introduction to Political
Philosophy. Ten essays by Leo Strauss, Part I, essay:“What is political
philosophy”, (Detroit: Wayne State University Press, 1975), pp. 3-58 et
passim; Meditación sobre Maquiavelo, (Madrid: Instituto de Estudios
Políticos, 1964), esp. pp. 145-164; the City and Man, (Chicago-London:
The University of Chicago Press, 1964), passim; y fundamentalmente
“Notes on Lucretius” en AAVV, “Natur und Geschichte” en Karl Lowith
zum 70 Geburtstag, (Stuttgart: W. Kohlhammer, 1967), pp. 76-139.
4 Julián Barenstein

Atenas como progreso, que se sugiere hacia el final de la obra,


entendida esta como la superación de la religión por la razón8.
Benjamin Farrington, y con él una legión de autores, sugieren
que la invocación a Venus no entrañaría una hipocresía, sino más
bien daría cuenta de la entrada en el poema de una nueva diosa,
la Naturaleza, a la que el poeta le pide luces para descubrir lo
inmutable en lo mutable, a saber, las leyes inmutables que rigen
este universo en continuo movimiento; este descubrir lo inmutable
en lo mutable significaría, en última instancia, descubrir lo infinito
en lo finito9. Sea de ello lo que fuere, para Strauss, el poema de
Lucrecio es una suerte de caballo de Troya en Roma; introduciría,
pues, un nuevo credo religioso que estribaría en una relectura de la
naturaleza en clave atomista, y así, el fundamento de un novus ordo
naturae; pero novus por antiguo y olvidado. Similar es también la

8
  Sin entrar a discutir en detalle la posición de Strauss, no podemos
dejar de decir que llama la atención que su idea de progreso, señalada en
(2), es muy semejante, tal vez demasiado, a uno de sus temas predilectos,
a saber, la oposición entre la Atenas de la razón y la Jerusalén de la fe
religiosa.
9
  Cf. B. Farrington, Filosofía y Ciencia en la Antigüedad,
(Barcelona: Ariel, 1968), pp. 34ss.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 5
postura de John Colman10, James Nichols11, Don Fowler12, Reid
Barbour13, y Eric Baker14, entre otros.
Desde un punto de vista más general, es posible decir que
Lucrecio presenta una doctrina orientada a maximizar el placer y
disminuir el dolor que su maestro, Epicuro, no había desarrollado. La
auténtica redención se alcanzaría, así, abandonando la fe religiosa
tradicional, para entregarse a una nueva filosofía. El objetivo
final del poema sería, pues, obtener la paz política, entendida
como una suerte de generalización de la ἀταραξία epicúrea15, en
un contexto en el que la guerra sólo puede ser aceptada como
medio para alcanzar la paz16. La ἀταραξία sería aquí, entonces, la
activa participación en el proceso de comprensión y dominio de la
naturaleza17.

10
  Cf. Jh. Colman, Lucretius as theorist of political life, (New
York: Palgrave Macmillan, 2012), esp. cap. 5, pp. 115ss.
11
  Cf. J. H. Nichols, Epicurean Political Philosophy. The De rerum
natura of Lucretius, (Ithaca-London: Cornell University Press, 1972),
pp. 101ss.
12
  Cf. D. P. Fowler, “Lucretius and Politics”en M. Gale (ed.),
Lucretius…, pp. 424..
13
  Cf. R. Barbour, “Moral and political philosophy: readings of
Lucretius from Virgil to Voltaire” en S. Gillespie-Ph- Hardie (eds.), The
Cambridge Companion to Lucretius, (Cambridge: Cambridge University
Press, 2007), p. 165.
14
  Cf. E. Baker, “Lucretius in the European Enlightenment” en S.
Gillespie-Ph- Hardie (eds.), The Cambridge Companion to Lucretius…,
p. 274.
15
  ver De rerum natura, I, 948 y II, 13
16
  Cf. Ibíd., I, 31-33; V, 376
17
  No podemos dejar de mencionar que, hasta donde nos es posible
conocer el pensamiento de Epicuro a través de sus escritos, habría un
marcado contraste entre la postura del fundador del Jardín y Lucrecio.
La ἀταραξία pues, para Epicuro es más bien un estado de pasividad y de
6 Julián Barenstein

Es dable también detenernos en el punto de vista de Louis


Althusser. De acuerdo con el filósofo francés, Lucrecio pertenecería
a una tradición materialista casi completamente desconocida
en la historia de la filosofía, a la cual denomina “materialismo
aleatorio”18 y a la que describe como un materialismo del
encuentro, de lo aleatorio y de la contingencia. Este materialismo
tendría su origen no en el atomismo originario de Leucipo y
Demócrito sino en la concepción atomista de la realidad acuñada
por Epicuro y desarrollada, precisamente, en De rerum natura. Así
pues, siguiendo a Lucrecio, los átomos caen en lluvia continua,
eterna y paralela en el vacío en el que se encuentran, pero en
virtud del clinamen, a saber, una desviación leve e imperceptible,
chocan unos con otros, y así se ha generado todo el universo que
percibimos por medio de los sentidos. La teoría del clinamen es
utilizada por el poeta para dar cuenta, además, de la imposibilidad
de una creación desde la nada19 y de la necesidad del libre albedrío,

renuncia absoluta. Cf. S. Mas torres, Epicuro, epicúreos y epicureísmo


en Roma, (Madrid: UNED, 2018), pp.363ss; C. García Gual, Epicuro,
(Madrid: Alianza, 2002 (1981)), pp. 58ss; y Epicuro, Epístola a Meneceo,
§ 130.
18
  Althusser adorna este rótulo con con el extenso subtítulo
de “materialismo de la lluvia, la desviación, el encuentro y la toma
de consistencia”. Cf. L. Althusser, Para un materialismo aleatorio,
(Madrid: Arena Libros, 2002 (1986)), pp. 33ss.
19
  Los tres postulados básicos de la física epicúrea, retomados por
Lucrecio son los siguiente: 1) sólo existen dos cosas: átomos y vacío, 2)
nada puede provenir de la nada, 3) nada puede ser convertido en nada,
y 4) el universo siempre tuvo y tendrá la constitución actual. (ver nada
nace de la nada, sino del movimiento de acción y reacción, del choque
de los átomos, I, 150-151; del movimiento de los átomos es perenne, no
obstante su finitud, II, 157-158; nada puede resolverse en la pura nada, I,
248; todo se produce por el choque de los átomos y todo es corpóreo, I,
450. (para esto último ver V, 187-194)
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 7
si se nos permite el oxímoron. De acuerdo con Althusser, con el
clinamen, Epicuro habría propuesto la no-anterioridad del sentido.
Se trata, debemos precisarlo, de una desviación infinitesimal, es
decir, lo más pequeña posible, la mínima desviación, la cual tiene
lugar no se sabe cómo ni cuándo ni dónde y que hace que un átomo
se desvíe de su caída en picada en el vacío y, rompiendo de manera
casi nula el paralelismo en un único punto, provoque un encuentro
con el átomo que está al lado y produciendo un encuentro seguido
de otro, como reacción en cadena, produzca un mundo; un mundo
que no es otra cosa que el agregado de átomos que provocan la
primera desviación y el primer encuentro20. Esta es la “tesis de la
desviación originaria”, i.e., el encuentro confiere a los átomos la
realidad que poseen; sin la desviación –y, desde ya, sin el encuentro
que se produce gracias a ella- los átomos son meros elementos
abstractos, imperceptibles, inoloros, incoloros, etc. El mundo es,
de este modo, ni más ni menos que un hecho consumado, puro
efecto de la contingencia, un producto del encuentro aleatorio, sin
causa, sin teleología y, en suma, sin la participación de Dios. En la
interpretación de Althusser, la impronta política del pensamiento
lucreciano estribaría en que su cosmología atomista haría las veces
de fundamento de la tradición del materialismo aleatorio, en la
cual se encontrarían, no sólo Epicuro y el propio Lucrecio sino
también Hobbes, Rousseau, Marx, Heidegger y, por supuesto,
Maquiavelo21.

20
  Cf. Louis Althusser, Para un materialismo aleatorio…, pp.
36ss.
21
  No se nos escapa que una postura semejante a esta, pero desde
un punto de vista científico a ultranza se puede leer en el célebre ensayo
de Michel Serres sobre Lucrecio: M. Serres, El nacimiento de la Física
en el texto de Lucrecio, (Valencia: Pre-Textos, 1994 (1977)), esp. pp.
19ss. Esta postura ha sido recogida recientemente y ampliada con
excelentes resultados, a nuestro juicio, por Thomas Nail, quien adapta
8 Julián Barenstein

2. Maquiavelo lector de Lucrecio, circunstancias de un


encuentro.
En la biblioteca de Maquiavelo no faltaban las obras de los
historiadores más renombrados de la Antigüedad (Tucídides,
Polibio, Tácito, Jenofonte y, por supuesto, su amado Tito Livio,
entre otros) como tampoco las de poetas latinos (en especial las
de Ovidio y Catulo). Empero si el reflejo de estas lecturas en
sus trabajos más originales es tan evidente que poco se puede
hacer más allá de traerlas a cuento, no ocurre lo mismo con sus
estudios del De rerum natura. Y es que el autor de El Príncipe
leyó a Lucrecio con un interés que lo diferenciaba del resto de
sus contemporáneos22. Nicolás poseía, en efecto, un ejemplar de
la obra, pero no se trataba de una versión impresa; él mismo había
copiado el texto de la edición veneciana de 1495, del tipógrafo
asonalo Teodoro Ragazzoni, al que corrigió con algunas de
las conjeturas del célebre filólogo bizantino Marullo (Μιχαήλ
Μάρουλλος Ταρχανειώτης, 1453-1500) en su edición de 1512, y de
otras fuentes para nosotros desconocidas. El manuscrito, cuya fecha
-a juicio de Ada Palmer- oscilaría entre 1500 y 151223 y que, según

su interpretación a las coordenadas de la física cuántica y a la luz de su


campo de estudios dilecto, la “filosofía del movimiento”. Cf. Th. Nail,
Lucretius I. An ontology of motion, (Edingburgh: Edingburgh University
Press, 2018), esp. pp. 72ss y Th. Nail, Lucretius II. An ethics of motion,
(Edingburgh: Edingburgh University Press, 2020), esp. pp. 64ss.
22
  Los contemporáneos de Maquiavelo a lo que nos referimos
son Pomponio Leto, Poggio Bracciolini, Niccolò Niccoli, y Marcello
Adriani, entre otros.
23
  Cf. A. Palmer, Reading Lucretius in Renaissance, (Cambridge-
London: Harvard University Press, 2014), pp. 81ss.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 9
Alison Brown y Christopher Celenza, sería de 149724, contiene
algunas breves anotaciones marginales, y de éstas muy pocas son
de tenor poético. Aquí nos interesan las notas que Maquiavelo
agregó al libro II25. Se trata de aquella sección del poema en la que
se explican los principios de la cosmología atomística que señorea

24
  Cf. A. Brown, The return of Lucretius to Renaissance Florence,
(Cambridge: Harvard University Press, 2010), pp. 69ss; Chr. Celenza,
Machiavelli. A portrait, (Cambridge-London: Harvard University Press,
2015), p. 137. Robert Rocklein sostuvo que Maquiavelo incluso había
encarado una traducción del De rerum natura en la década de 1490´s.
Cf. R. J. Rocklein, Machiavelli and Epicureanism. An investigation into
the origins of early modern political though, (UK: Lexington Books,
2012), pp. 15ss. Por lo dicho, es llamativo que Catherine Wilson no
hiciera ni una mención de Maquiavelo en su libro dedicado a la relación
entre epicureísmo y la Modernidad, cf. C. Wilson, Epicureanism and the
Origins of Modernity, (Oxford: Oxford University Press), 2008, passim.
25
  Maquiavelo dejó pocas marcas en otras partes del volumen.
Entre estas merecen destacarse dos, ambas en el libro IV. La primera de
estas últimas, en los pasajes donde Lucrecio toca el tema de los imanes.
La segunda, en los versos en los que se describe el poema como una
dulcificación de la filosofía de Epicuro y de compara el procedimiento
del poeta con de los médicos que engañan a los niños, endulzando los
bordes del vaso en el cual les sirven ajenjo. Cf. A. Palmer, Reading
Lucretius in Renaissance…, pp. 82-83. Esto no atenta contra los dichos
de Alison Brown, que, en un trabajo anterior, declaraba que Maquiavelo
exponía algunos argumentos de tenor lucreciano al encararse con la
religión oficial de su país. Cf. A. Brown, “Philosophy and Religion
in Machiavelli” en Jh. Najemy (ed.), The Cambridge Companion to
Machiavelli, (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), p. 157.
Por lo demás, de acuerdo con el historiador Philippo del Lucchese,
Maquiavelo se habría basado en Lucrecio, y también en Polibio,
para elaborar su concepción de la historia. Cf. Ph. Del Lucchese, The
Political Philosophy of Niccolò Machiavelli, (Edingburgh: Edingburgh
University Press), 2015, pp. 31 y 32.
10 Julián Barenstein

en todo el De rerum natura y, en especial, el movimiento de los


átomos. A juzgar por sus notas, parecería que Maquiavelo estaba
interesado en cuestiones atinentes a (1) la naturaleza táctil de los
pensamientos, emociones y sensaciones, (2) la indiferencia de la
divinidad en los asuntos mundanos, (3) la finitud de las formas
atómicas y la infinidad numérica de los átomos, (4) la teoría del
clinamen, y, finalmente, en (5) la lógica materialista que sostiene
todas las argumentaciones atomísticas26.
De acuerdo, otra vez, con Ada Palmer, lo que buscaba
Maquiavelo, juzgando siempre por sus notas y atendiendo a que
no hay evidencia de que él fuera atomista, habría sido postular
la cosmología atomista como verdadera a los meros fines de un
ejercicio lógico, no en verdad, dado que su existencia –como es
obvio– estaba lejos de ser demostrada27, tan sólo para llegar a una
conclusión determinada28. Se habría centrado, con todo, en los
detalles prácticos de la física epicúrea a los fines de vislumbrar
un mundo en el que las funciones del día a día no dependieran
de la participación divina, buscando mirar, tal vez, la realidad
desde un universo sin teleología y, por tanto, sin una providencia
determinista; la interpretación de Palmer apunta, pues, a poner
todo el énfasis en las tesis proto-ateísticas del poema29. Y lo cierto
es que el materialismo y el funcionamiento de la cosmología
epicúrea lo habilitaban a un divorcio entre filosofía moral y

26
  Cf. A. Palmer, Reading Lucretius in Renaissance…, pp. 82-83.
27
  El atomismo, conviene recordarlo, es una doctrina Antigua pero
un descubrimiento contemporáneo. (Cf. R. R. Alcalá, Lucrecio: razón
filosófica contra superstición religiosa, (Córdoba: UNED, 2002), cap.
IV.1)
28
  Cf. A. Palmer, Reading Lucretius in Renaissance…, p. 84.
  Tales son, p.e., los argumentos contra la inmortalidad del alma (Cf. De
29

rerum natura, III, esp. 417-444 y 670-678 y A. Palmer, Reading Lucretius in


Renaissance…, p. 85).
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 11
religión30, y, por tanto, a dar fundamento a la ética revolucionaria
y utilitarista (o, cuanto menos, proto-utilitarista) que desarrollará
en El Príncipe31. Asimismo, se ha de notar –y este es un detalle
nada irrelevante– que sin la participación divina en el gobierno del
mundo, el universo maquiaveliano se vuelve homocéntrico32.
3. Quantum fortuna in rebus humanis possit…
A grandes rasgos, lo que Maquiavelo se propone en El
Príncipe es pensar las posibles condiciones de la Italia del s. XVI
para la constitución de un Estado Nacional. Los italianos son,
pues, un pueblo dividido pero entusiasta: Italia está fragmentada
en pequeños Estados en plena decadencia, hay una revuelta
generalizada, aunque si orden alguno, contra la ocupación y la
rapiña de los extranjeros y, por sobre todo, una aspiración profunda

30
  Es por lo dicho que llama la atención que Maquiavelo, que
no es un filósofo natural, sino moral y político, no anotara los pasajes
en los que se expone la moral epicúrea, si anotada por el 59% de los
lectores de su época, siempre de acuerdo con el juicio de Ada Palmer.
No le interesaba, parece, la posición epicúrea sobre el amor, la virtud y
el vicio, etc., contrarios a los cristianos, aunque menos radicales que su
ética consensualista, aquella que estaba revelando en El Príncipe.
31
  No deja de llamarnos la atención que la prof. Erica Benner, en
un extenso estudio de la ética de Maquiavelo no hiciera mención a lo que
hemos llamado su “proto-utilitarismo” ni trajera a colación el nombre
de Lucrecio. Se trata de un trabajo que recaba, por contraposición, una
exhaustiva información sobre los antecedentes griegos, i.e., de la ética
griega, del autor de El Príncipe. Cf. E. Benner, Machiavelli´s Ethics,
(New Jersey: Princeton University Press, 2009), passim.
32
  Se asiste, pues, en los textos de Maquiavelo al giro homocéntrico
tan característico del humanismo renacentista. En El Príncipe, este giro
se vislumbra a través de los múltiples ejemplos, antiguos y modernos,
con los que el autor ilustra sus puntos de vista. A modo de ejemplo, cf.
El Príncipe, cap. IV
12 Julián Barenstein

y latente, no completamente consciente, a la unidad33. Podemos


afirmar que se trataría de un país atomizado, en el cual cada átomo
se precipita en caída libre sin encontrarse con el de al lado; tal es
la posición de Althusser. Ahora bien, si llevamos la lógica atomista
al ámbito de la política, seguimos, es preciso crear condiciones
para la desviación, i.e., condiciones de un encuentro para que la
unidad abstracta de los italianos tome consistencia. Es importante
señalar aquí que, según Althusser, para Maquiavelo ningún Estado
puede asumir el rol de unificador, eso está demostrado por la
experiencia de continuos fracasos34. Se sigue que este papel podría
tan sólo cumplirlo un hombre, un átomo desviado, podríamos
decir torciendo a más no poder la terminología atomista. La unidad
política se dará si llega un hombre anónimo, sin nombre, que tenga

  Cf. Q. Skinner, Maquiavelo (Madrid: Alianza, 2008 (1981)),


33

pp. 13ss
34
  Es dable notar que la posición de Althusser iría en contra de
aquella que Quentin Skinner adopta en su célebre ensayo, El nacimiento
del Estado. Para decirlo con pocas palabras, Skinner indaga allí el origen
y uso del término “Estado”, identificando a Maquiavelo como un paso
fundamental en la referencia que dicho término tiene en la actualidad.
En su investigación Skinner da cuenta de dos conceptos de libertad
ínsitos en una y otra acepción de “Estado”, uno ligado a la acción de
los líderes carismáticos y otro, a un trasfondo republicano. Maquiavelo,
según Skinner, teoriza y apoya este último tipo de libertad, mientras
que si seguimos las elucidaciones de Althusser, nos enfrentamos
con un Maquiavelo que sostendría el primer tipo, como explicamos
a continuación en el cuerpo de este trabajo. Para no extendernos
demasiado, hemos de decir que, en nuestra opinión, sería Skinner quien
está en lo cierto. Althusser lee, pensamos, El Príncipe, como un texto
de consejos a los gobernantes, para utilizar una expresión corriente,
cuando en realidad, el secretario florentino está dándoles una lección a
sus conciudadanos. Para más detalles, ver Q. Skinner, El nacimiento del
Estado, (Buenos Aires: Gorla, 2003), p. 35.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 13
suficiente suerte y virtud para instalarse en algún lugar, en un
rincón de Italia sin nombre, en un lugar sin nombre, que a partir de
este punto de vista “atomístico” aglutine poco a poco los italianos
en torno suyo en el proyecto de un Estado Nacional. ¿Quién podrá
ser este príncipe? ¿César Borgia, Julio II? El silencio parece ser
una condición política del encuentro, se trata de “un hombre de
nada, salido de la nada, y que parte de un lugar inasignable”35. El
encuentro se da, pues, por la combinación de dos factores: fortuna
y virtud, que producen la ocasión36. El encuentro debe ser duradero
para que tenga lugar, el príncipe debe aprender a gobernar su
fortuna gobernando a los hombres, que son otros átomos, a los que
tiene que ganarlos saliéndoles al encuentro, pero al mismo tiempo
manteniendo la distancia, como condición necesaria para su
permanencia en medio de los cambios de fortuna. Desde el punto
de vista político esto se puede lograr con la seducción y el temor. Y
para este fin parece valer casi todo, pues el príncipe sin nombre debe
aprender a ser malo, pero aparentar ser bueno, siempre; aprender
a transgredir los mandatos religiosos, pero aparentar devoción,
etc. Con una sorprendente imaginación Maquiavelo presenta este
aspecto de la política como consumado en la figura mitológica
del centauro educador de príncipes: el príncipe debe saber, pues,
usar al hombre y al animal en él, y también a las bestias múltiples
que conviven en su interior, en especial el león y el zorro. Las
dos tienen debilidades: el zorro no se puede defender de los lobos
y el león no se puede defender de las trampas, entonces hay que
ser zorro para reconocer las trampas y león para intimidar a los
lobos. Es por ello que debe poseer un estado de ánimo dispuesto
a moverse según los vientos de la fortuna y las variaciones de las
cosas puesto que, según Maquiavelo, es fácil que todos vean lo

35
  Cf. L. Altusser, Para un materialismo aleatorio…, p. 37.
36
  Cf. El Príncipe, I y XXV.
14 Julián Barenstein

que parece, mientras que pocos ven lo que realmente es. Hay que
ser, pues, un gran simulador y un gran disimulador37.
Maquiavelo apoya su argumentación, como en toda su obra
política, en ejemplos históricos: los que fundaron un principado
por virtud, escribe, sólo tuvieron de la fortuna una cosa: ocasión38.
Esta ocasión, afirma utilizando a piacere la terminología
aristotélica, les proporcionó la materia donde pudieron introducir
la forma que mejor les parecía. Sin esa ocasión la virtud de sus
ánimos se habría extinguido, y sin esa virtud, la ocasión se habría
presentado en vano, tal como en los casos de célebres gobernantes
de la Antigüedad: Teseo, Moisés, Ciro, Rómulo y Hierón. Hay
una suerte de retroactividad en esos elementos de modo que es
imposible entender el uno sin el otro: “Estas ocasiones hicieron a
esos hombres felices y la virtud excepcional hizo que la ocasión
fuera reconocida”39.
Con todo, advierte Maquiavelo, la virtud sola no alcanza: César
Borgia poseía virtud pero sufrió una extraordinaria y extrema
malignidad de la fortuna. Y es que hay una diferencia entre actuar
por virtud y actuar de manera eficaz: Agátocles de Sicilia no poseía
virtud alguna, pero accedió al poder con una “acertada astucia”40.
Se trata de saber conducirse en medio del conflicto inherente a
la actividad política, sin anularlo. Este conflicto es resumido
admirablemente por Maquiavelo con la teoría de los dos deseos: el
deseo de los poderosos de oprimir al pueblo y el deseo del pueblo
de no ser oprimido. A la luz de estos dos deseos insuprimibles,

  Cf. El Príncipe, XVIII.


37

  Cf. Ibíd., VII.


38

39
  Queste occasioni pertanto feciono questi òmini felici e la
escellente virtù loro fece quella occasione essere conosciuta…, (N.
Machiavelli, Tutte le opere (ed. M. Ciliberto). (Milano: Bompiani, 2018
(1971)), El Príncipe, cap. VI, p. 821.)
40
  Cf. El Príncipe, IX.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 15
que hacen las veces de piso y, por tanto, de una suerte de vacío
político sobre el que se mueven los átomos actores, las cualidades
dignas de alabanzas en un príncipe son las aglutinantes. De ahí que
afirmara que es preferible ser temido que amado, puesto que los
súbditos “…mientras les haces el bien son todo tuyos, y te ofrecen
la sangre, los bienes, la vida, los hijos…”41 pero “…cuando la
necesidad está lejos, pero cuando ella se echa encima de ti, se
rebelan…”42. Porque “… los hombres vacilan menos en cometer
una ofensa al que se hace amar que al que se hace temer, y como
el amor se mantiene por un vínculo de gratitud, este vínculo se
rompe en cualquier ocasión...” 43.
La crueldad de Aníbal, p.e., a la luz de estas afirmaciones,
está justificada porque actuaba como seguro para la unidad de su
ejército. Un príncipe siempre debe apoyarse en lo que es suyo y
no de otros, y la gratitud no es suya, pero sí está en su poder el
hacerse temer.
Las lecciones a los príncipes (o a los pueblos, como piensan
otros tantos, p.e, Skinner, Viroli, y una legión de autores)44 que
41
  …mentre fai loro bene, sono tutti tua, offeronti el sangue, la
roba, la vita, e’ figliuoli… (N. Machiavelli, Tutte le opere…, cap. XVII,
p. 865).
42
 …come di sopra dissi, quando el bisogno è discosto, ma, quando
ti si appressa, e’si rivoltano…, (N. Machiavelli, Tutte le opere…, cap.
XVII, p. 865).
43
  …li òmini hanno meno respetto ad offendere uno che si facci
amare che uno che si facci temere, perché l’amore è tenuto da uno
vinculo di obligo, il quale, per essere li òmini tristi, da ogni occasione…
…, (N. Machiavelli, Tutte le opere…, cap. XVII, p. 865).
44
  Cf. Q. Skinner, Maquiavelo…, pp. 48ss; M. Viroli, La sonrisa
de Maquiavelo, (Barcelona: Tusquets, 2000), cap. I; F. Chabod, Escritos
sobre Maquiavelo, (México: FCE, 2005 (1964)), pp. 65ss; M. J. Unger,
Maquiavelo. Una biografía, (Barcelona: Edhasa, 2013 (2011)), esp. cap.
10; M. Albujas-J. Colmenares-R. Marcano (comps.), El Príncipe de
16 Julián Barenstein

aparecen en el opúsculo de Maquiavelo chocan continuamente


con afirmaciones de tenor determinista, puesto que las cosas,
sostiene, están gobernadas por Dios y la fortuna, y la prudencia no
puede corregirlas. Ahora bien, no por ello –parece gritar Nicolás
pensando en Lucrecio–45 hay que dejarse gobernar por la suerte.
Esta es sólo árbitro de la mitad de nuestras acciones, si así no fuera,
sigue, el libre albedrío quedaría anulado: la fortuna sólo muestra
su poder donde no hay virtud organizada para resistirla46. Hay que
armonizar el modo de proceder con el carácter de los tiempos, y
dado que la fortuna es mujer, mejor ser impetuoso con ella que
precavido. Las cosas no suceden porque sí, hay que actuar, es la
parte de gloria que le corresponde al hombre que ha elegido la vida
política47.
Conclusión
A modo de conclusión podemos afirmar tres cosas. Primero,
es indudable que Lucrecio influyó en el pensamiento político de
Maquiavelo, aunque no parecen tener incidencia en El Príncipe
los pasajes del De rerum natura en los que se ha vislumbrado
una impronta decididamente política (V. 925-1457). Segundo,

Nicolás Maquiavelo. La historia 500 años después, (Caracas: Banesco,


2016), pp. 11ss; D. Sasso Muñoz (ed.), La revolución de Maquiavelo. El
príncipe 500 años después, (Santiago de Chile: Ril Editores, 2014); F.
J. Conde, El saber político en Maquiavelo (Madrid: Publicaciones del
Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1948), p. 37; P. Boucheron,
Machiavelli. The art to teaching people what to fear, (New York: Other
Press, 2019), p. 52. También nos hemos referido a esta cuestión en la
nota n° 34.
45
  Cf. M. de Caro, “Machiavelli´s Lucretian View of Free Will”
en Ph. R. Hardie-V. Prosperi-D. Zucca (eds.), Lucretius Poet and
Philosopher, (Berlin-Boston: De Gruyter, 2020), pp. 201-218.
46
  Cf. El Príncipe, XXV, 157.
47
  Cf. Ibíd., XXV, p. 162.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 17
una lectura del opúsculo de Maquiavelo bajo la égida de la
cosmología atomística, es plausible, tanto desde el punto de vista
filológico, como lo plantean Ada Palmer y Alison Brown, como
desde un punto de vista conceptual, en los términos de Althusser;
debemos advertir, con todo, que el filósofo francés lee a Lucrecio
y a Maquiavelo como en una misma tradición, pero de manera
retrospectiva y desde una perspectiva marxista a ultranza aun
sin atender, p.e., a que el propio Marx, y con él Engels, atacaron
a Maquiavelo con una violencia inusitada. Tercero, algunos
elementos de la cosmología atomista, como la teoría del clinamen,
la existencia de un universo en continuo movimiento, la ausencia
de teleología, etc. se pueden encontrar en el universo político
que describe Maquiavelo y son susceptibles de ser observados
sólo como una trasposición; esta trasposición es la que hemos
realizado en la tercera sección de este trabajo. Resta averiguar si
esta influencia de Lucrecio en el pensamiento maquiaveliano, y en
la composición de El Príncipe, es determinante o colateral. Pero
eso es parte de otro trabajo.
Bibliografía
Albujas, Miguel-Colmenares, José-Marcano, Ricardo (comps.), El
Príncipe de Nicolás Maquiavelo. La historia 500 años después
(Caracas: Banesco, 2016).
Alcalá, Ramón Román, Lucrecio: razón filosófica contra
superstición religiosa (Córdoba: UNED, 2002).
Althusser, Louis, Para un materialismo aleatorio (Madrid: Arena
Libros, 2002 (1986)).
Baker, Eric, “Lucretius in the European Enlightenment” en S.
Gillespie-Ph- Hardie (eds.), The Cambridge Companion to
Lucretius (Cambridge: Cambridge University Press, 2007).
p. 274-288.
18 Julián Barenstein

Barbour, Reid, “Moral and political philosophy: readings of


Lucretius from Virgil to Voltaire” en S. Gillespie-Ph- Hardie
(eds.), The Cambridge Companion to Lucretius (Cambridge:
Cambridge University Press, 2007), pp. 149-166.
Benner, Erica, Machiavelli´s Ethics (Nueva Jersey: Princeton
University Press, 2009).
Boucheron, Patrick, Machiavelli. The art to teaching people what
to fear (Nueva York: Other Press, 2019).
Brown, Alison, The return of Lucretius to Renaissance Florence
(Cambridge: Harvard University Press, 2010).
Celenza, Christopher, Machiavelli. A portrait (Cambridge-
Londres: Harvard University Press, 2015).
Chabod, Federico, Escritos sobre Maquiavelo (México: FCE,
2005 (1964)).
Colman, Jhon, Lucretius as theorist of political life (Nueva York:
Palgrave Macmillan, 2012).
Conde, Francisco Javier, El saber político en Maquiavelo (Madrid:
Publicaciones del Instituto Nacional de Estudios Jurídicos,
1948).
De Caro, Mario, “Machiavelli´s Lucretian View of Free Will” en
Ph. R. Hardie-V. Prosperi-D. Zucca (eds.), Lucretius Poet and
Philosopher (Berlín-Boston: De Gruyter, 2020), pp. 201-218.
Del Lucchese, Filippo, The Political Philosophy of Niccolò
Machiavelli, (Edingburgh: Edingburgh University Press,
2015).
Farrington, Benjamin, Filosofía y Ciencia en la Antigüedad,
(Barcelona: Ariel, 1968).
Fowler, Don, “Lucretius and Politics” en Gale, M. (ed.), Lucretius
(Oxford: Oxford University Press, 2007), pp. 397-430.
Furley, David, “Lucretius the Epicurean: On the history of man”
en Gale, M. (ed.), Lucretius (Oxford: Oxford University Press,
2007), pp. 158-181.
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 19
García Gual, Carlos, Epicuro (Madrid: Alianza, 2002 (1981)).
Hanskins, James, Virtue Politics. The Soul of the Statecraft in
Renaissance Italy (Cambridge-Londres: The Belknap Press of
Harvard University Press, 2019).
Johnson, Walter Ralph, Lucretius and the Modern World (Londres-
Nueva Delhi-Nueva York-Sidney: Bloomsbury, 2006).
Lee, Alexander, Machiavelli. His Life and Times (Picador:
Panmacmillan, 2020).
Lezra, Jacques- Blake, Liza (eds.), Lucretius and Modernity
(Nueva York: Palgrave Macmillan, 2016).
Lucrecio, De rerum natura libri VI (ed. Deufert, M.), (Berlín-
Boston: De Gruyter, 2018).
_______, De rerum natura (trad. Pégolo, L. y equipo), (Buenos
Aires: Las cuarenta, 2020).
_______, De rerum natura (trad. Fiol, V.), (Madrid: Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, 1983 (1962)). 2 vols.
Maquiavelo, Nicolás, Tutte le opere (ed. M. Ciliberto), (Milán:
Bompiani, 2018 (1971)).
____________, El Príncipe, El Arte de la Guerra, Discursos sobre
la primera década de Tito Livio, Vida de Castruccio Castracani,
Discursos sobre la situación de Florencia (Madrid: Gredos,
2011).
____________, El Príncipe (trad. de R. Raschella), (Buenos Aires:
Losada, 2003).
Mas torres, Salvador, Epicuro, epicúreos y epicureísmo en Roma
(Madrid: UNED, 2018).
Nail, Thomas, Lucretius I. An ontology of motion (Edingburgh:
Edingburgh University Press, 2018).
_______, Lucretius II. An ethics of motion (Edingburgh:
Edingburgh University Press, 2020).
20 Julián Barenstein

Nichols, James, Epicurean Political Philosophy. The De rerum


natura of Lucretius (Ithaca-Londres: Cornell University Press,
1972).
Palmer, Ada, Reading Lucretius in Renaissance (Cambridge-
Londres: Harvard University Press, 2014).
Rocklein, Robert, Machiavelli and Epicureanism. An investigation
into the origins of early modern political though (UK:
Lexington Books, 2012).
Sasso Muñoz, Diego (ed.), La revolución de Maquiavelo. El
príncipe 500 años después (Santiago de Chile: Ril Editores,
2014).
Serres, Muchel, El nacimiento de la Física en el texto de Lucrecio
(Valencia: Pre-Textos, 1994 (1977)).
Skinner, Quentin, Maquiavelo (Madrid: Alianza, 2008 (1981)).
_________, El nacimiento del Estado (Buenos Aires: Gorla, 2003).
Strauss, Leo, The argument and the action of Plato´s Laws
(Chicago-Londres: The University of Chicago Press, 1975).
_________, Natural Right and History (Chicago-Londres: The
University of Chicago Press, 1953).
_________, Introduction to Political Philosophy. Ten essays by
Leo Strauss (Detroit: Wayne State University Press, 1975).
_________, Meditación sobre Maquiavelo, (Madrid: Instituto de
Estudios Políticos, 1964).
_________, the City and Man, (Chicago-Londres: The University
of Chicago Press, 1964).
_________, “Notes on Lucretius” en AAVV, “Natur und
Geschichte” en Karl Lowith zum 70 Geburtstag (Stuttgart: W.
Kohlhammer, 1967), pp. 76-139.
Unger, Miles, Maquiavelo. Una biografía (Barcelona: Edhasa,
2013 (2011)).
Viroli, Maurizio, La sonrisa de Maquiavelo (Barcelona: Tusquets,
2000).
Quantum Fortuna in rebús humanis possit 21
Wilson, Catherine, Epicureanism and the Origins of Modernity
(Oxford: Oxford University Press, 2008).

También podría gustarte