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1. EL PADRE:
Es un líder. Su deber es actuar como pastor que guía a sus ovejas. (Salmo 23)
Tiene la responsabilidad de guiar, proteger y proveer para que la familia esté
segura, contenta y prospere.
Es un juez. La final decisión del hogar debe hacerse por el padre. El debe tener
un conocimiento justo, correcto y preciso.
Es un mayordomo. Debe supervisar el trabajo de cada miembro de la familia,
para que siempre corra bien todo.
Es un maestro. Instruyendo a la familia en la Palabra de Dios.
Es un compañero. Debe mantener una relación, íntima con cada miembro de su
familia. No será reconocido solamente una autoridad sino como alguien que tiene
amor y compañerismo.
Es un buen esposo. Le demuestra que la ama enseñándole que la tiene en un
lugar especial y de honor. Pues es la compañera que él escogió por toda la vida.
2. LA MADRE:
"Mujer virtuosa" (Proverbios 31)
Es maestra. No tan sólo instruirle en las Escrituras, sino cómo andar, hablar,
sentarse, expresarse, cómo escribir, vestirse, comportamiento, educación y todo.
Es pacificadora. Siempre lista para arbitrar disgustos entre la familia.
Es consejera. Debe anticipar los problemas antes que acontezcan. Lista siempre
para escuchar problemas.
Es una buena cocinera. Preparando lo mejor y más saludable para la familia.
Es sastre. Debe saber usar la aguja y el hilo.
Es buena esposa. Aun cuando tenga deberes fuera o dentro del hogar, siempre
debe hacer tiempo para su esposo.
3. LOS HIJOS:
Son ayudadores. No son solamente adorno en el hogar. Deben tener ciertas
tareas desde su temprana edad. Así aprenderán responsabilidad.
Son aprendices. Todos los días aprenden algo nuevo. Son como la esponja seca
que absorbe todo lo que está cerca de él / ella. (Proverbios 13: 1)
Traen alegría. Ellos no comprenden cuanto gozo y alegría traen al hogar. Así
como unos traen alegría, otros traen vergüenza. (Proverbios 10 :1)
Honran siempre. A sus padres. La honra no se acaba cuando crece el hijo. Tiene
cortesía en acción, respeto, honor, no solo a los padres, sino a todos los
ancianos.(1 Timoteo 5:1-2)
Es nuestro deber como cabezas del hogar velar porque este núcleo familiar no sea
dañado por nada. Hay esperanza para las familias, siempre y cuando cada uno de
los miembros que la integran cumpla con sus deberes y compromisos establecidos
por Dios. No solo tendremos mejores familias, sino también tendremos mejores
Iglesias y una mejor sociedad, porque la Iglesia y la sociedad están compuestas de
familias.