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Un Algebra Embrujada
Jorge Isaacs & T.S. Eliot
Por Jerónimo Ramirez
11B
1. "A cambio de eso nos dio una sobria y riquísima novela sudamericana, con todo el espléndido paisaje
del trópico, con su inagotable botánica aprendida de la experiencia, los macizos ceibales de las llanuras,
el verde pálido de los sauces, las manchas grises de los yarumos en las laderas oscuras, los guayacanes
que las arden de amarillo o violeta, la minuciosa vegetación que a medias persiste en uno de los valles
más hermosos del mundo. Ese valle donde al ritmo de las emociones de dos adolescentes se alzan entre
la niebla las garzas, baja acosado por los cazadores un venadito tembloroso, pasa eso que el mexicano
López Velarde llamó inmejorablemente; “el relámpago verde de los loros”, ruge el tigre herido junto a
las grandes piedras de la cañada, cantan con sus voces diversas las incontables variedades de pájaros,
cuelga de las ramas el cadáver de la víbora, se esconde el escorpión en la piedra, y el potro sudoroso se
arroja a las aguas crecidas del río llevando sobre el lomo a su angustiado jinete." (p.51)
1. "¿Cómo hizo Eliot para ser tan antiguo y tan moderno? ¿Para ser a la vez ese poeta clásico cuya
irreprochable claridad nos asombra y ese poeta audaz y transformador cuya oscuridad nos perturba?
Eliot es un hombre que se mueve siempre entre extremos. Nació como norteamericano y murió como
inglés, descendía de eclesiásticos protestantes y optó por el catolicismo, vivió su juventud en
la democracia y se decidió en su madurez por la monarquía. Su caso es el caso de un hombre que no
acepta el destino que le trazan y dedica la vida entera a buscar un destino que se le parezca. Buscó
como pocos, con una pasión persistente y una lucidez admirable, y si como era de esperarse no lo
encontró todo, sus obras son la prueba de que encontró muchas cosas que nos han ayudado a
sostenemos en medio de la violencia y del derrumbamiento...Había nacido a la orilla de un río inmenso,
el pardo río al que dedicó uno de sus famosos cuartetos, y tal vez fue la contemplación de esas aguas
turbias e incesantes lo que alentó en él una continua reflexión sobre la fluencia del tiempo, sobre las
grandes persistencias y las grandes destrucciones del mundo." (p.97-98)
2. "Si su obra poética es notable, su prosa tal vez lo es más. En sus ensayos críticos la inteligencia es
desvelada y continua. Abunda en frases epigramáticas. Cuando menciona la felicidad pasada se detiene
para añadir “O lo que parece felicidad cuando ha pasado”. Cuando considera las furias de Dante o las
oleadas de cinismo y desilusión que se alzan en los personajes de Shakespeare, sostiene que son
“gigantes tentativas por trasmutar sus agonías personales y privadas en algo rico y extraño, algo
universal e impersonal”. Aprueba las nuevas teorías que se han extendido sobre Shakespeare diciendo
que “si nunca podemos acertar, más vale que cambiemos de vez en cuando nuestra manera de estar
equivocados”, y que “para desalojar un error nada hay más eficaz que un nuevo error”. Sostiene; —y su
poesía es un esfuerzo de este tipo— que “el poeta está comprometido a convertir en poesía no lo
poético”, y lleva su perspicacia, o su temeridad hasta un extremo que debió alarmar a los académicos:
“Cuál sea el efecto de la rima es algo que corresponde investigar más al neurólogo que al poeta”."
(p.102)
1.B. Contrastes
"A cambio de eso nos dio una sobria y riquísima novela sudamericana, con todo el espléndido paisaje del
trópico, con su inagotable botánica aprendida de la experiencia, los macizos ceibales de las llanuras, el
verde pálido de los sauces, las manchas grises de los yarumos en las laderas oscuras, los guayacanes que
las arden de amarillo o violeta, la minuciosa vegetación que a medias persiste en uno de los valles más
hermosos del mundo. Ese valle donde al ritmo de las emociones de dos adolescentes se alzan entre la
niebla las garzas, baja acosado por los cazadores un venadito tembloroso, pasa eso que el mexicano
López Velarde llamó inmejorablemente; “el relámpago verde de los loros”, ruge el tigre herido junto a
las grandes piedras de la cañada, cantan con sus voces diversas las incontables variedades de pájaros,
cuelga de las ramas el cadáver de la víbora, se esconde el escorpión en la piedra, y el potro sudoroso se
arroja a las aguas crecidas del río llevando sobre el lomo a su angustiado jinete." (p.51)
Jorge Isaacs, escritor, político, soldado y explorador, escribió María hace ya 156 años, una de las obras
románticas más exitosas de Hispanoamérica, una que, hasta el día de hoy, sigue siendo considerada una
obra inolvidable, que a pesar de haber sido escrita hace más de un centenar, sigue siendo admirada y
reconocida continentalmente; sin embargo, esto no fue gracias a la suerte. Isaacs, con su espléndido
estilo de narración, su admirable fluidez literaria y su paso por los llanos verdes y las densas junglas,
logró juntar todo su conocimiento y habilidades a la perfección para escribir dicha historia, la cual está
llena de memorias de una tierra sin conquistar; una tierra pura, donde podemos ver también los amores,
las risas, los dolores y las penas de aquellos viejos habitantes de nuestra vieja tierra. Isaacs plasmó la
esencia de una Colombia añeja en el papel sin alejarse de aquello que nos hace humanos, esos rasgos
que no cambian con los años, lo cual le permite perdurar a través de la historia como si hubiera sido
escrita ayer.
"¿Cómo hizo Eliot para ser tan antiguo y tan moderno? ¿Para ser a la vez ese poeta clásico cuya
irreprochable claridad nos asombra y ese poeta audaz y transformador cuya oscuridad nos perturba?
Eliot es un hombre que se mueve siempre entre extremos. Nació como norteamericano y murió como
inglés, descendía de eclesiásticos protestantes y optó por el catolicismo, vivió su juventud en
la democracia y se decidió en su madurez por la monarquía. Su caso es el caso de un hombre que no
acepta el destino que le trazan y dedica la vida entera a buscar un destino que se le parezca. Buscó
como pocos, con una pasión persistente y una lucidez admirable, y si como era de esperarse no lo
encontró todo, sus obras son la prueba de que encontró muchas cosas que nos han ayudado a
sostenemos en medio de la violencia y del derrumbamiento...Había nacido a la orilla de un río inmenso,
el pardo río al que dedicó uno de sus famosos cuartetos, y tal vez fue la contemplación de esas aguas
turbias e incesantes lo que alentó en él una continua reflexión sobre la fluencia del tiempo, sobre las
grandes persistencias y las grandes destrucciones del mundo." (p.97-98)
Eliot halló un gran valor en la frase “En mi fin está en mi principio”, y fue esta frase junto con su
falta de identificación respecto a la causa de América, tal como fue el caso de otros escritores
celebres como Ezra Pound, Poe, Emily Dickinson, entre otros, lo que lo llevo a renunciar a su vida en
América para ir a Europa, lugar del cual habían salido sus raíces anteriormente para llegar a
América. Eliot buscaba trazar su propio destino, descubrirse a si mismo, tal como se ve en su
cambio de nacionalidad, de religión, de ideales político y mucho más. Fue este interés en el acto de
descubrir y aprender el que lo ayudo a componer tantas de sus poesías las cuales frecuentemente
se basaban en las cosas que podía ver en las calles de aquella Europa tan dolida por la primera
guerra mundial. Eliot escribió sobre las experiencias que tuvo al otro lado del mar, escribió sobre el
día a día, la base de la vida; la cual está llena de momentos bellos y dolorosos. Fue gracias a esos
instantes desnudos ante todo tipo de filtro que logró capturar y posteriormente escribir La tierra
baldía, una obra llena de mensajes ocultos entre esas 400 líneas las cuales le otorgaron un premio
Nobel.
Inolvidable
Ágil
Inconformista
Memorable
Inquieto
Habilidoso
Contemporáneo
Sutil
Antiguo
Transparente
2.C. T.S. Eliot
Valiente
Cambiante
Perceptivo
Apasionado
Turbulento
Absorbente
Innovador
Misterioso
Armónico
Desafiante