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Maia Velazquez - Historia Económica Mundial del Paleolítico a internet - Capítulo 10 "Los

problemas de la década de 1920"

Tema 9: Capítulo 10 “Los problemas de la década de 1920”


La década de 1920 está caracterizada por la contradicción entre la realidad de unos profundos
cambios económicos y sociales, activados por el conflicto, y la insistencia de los gobernantes
de los principales países europeos en retornar al mundo destruido por el atentado de
Sarajevo, desconociendo las dimensiones de la nueva realidad. Esta contradicción impidió a
consolidación de un nuevo modelo de desarrollo del capitalismo y condujo a errores funestos,
como suponer que la expansión que se inició en 1924-1925 constituía el comienzo de un
periodo de prosperidad indefinida.

10.1. Las consecuencias económicas de la guerra:

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10.1.1. Las pérdidas producidas por el conflicto

En noviembre de 1918 se produjo la rendición de Alemania y el alivio fue acompañado por la


toma de conciencia respecto de los niveles de declinación demográfica y de destrucción
material. Europa experimento una sangría poblacional de increíble magnitud, las pérdidas
totales provocadas por la guerra fueron muy superiores a las bajas militares. Sobre éstas se

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dispone de una aproximación bastante aceptada: de los más de 60 millones de hombres
movilizados en Europa, perdieron la vida alrededor de 6,5 millones. La cifra indicada equivale a
menos del 2% de la población europea, y a alrededor del 8% de todos los trabajadores.
Además, encubre datos de mayor relevancia económica. Por ejemplo, el 63% de los muertos
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en Alemania tenían entre 20 y 30 años. Las bajas civiles se infieren de comparar la mortalidad
real con la que habría podido esperarse en época de paz. En conjunto, Europa perdió más de 5
millones de hombres. Perdieron alrededor de 22 millones de personas. En 1920, Europa tenía
aproximadamente el mismo número de habitantes que seis años antes.
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Los elementos estadísticos disponibles correspondientes a Rusia durante el periodo de


participación en la guerra europea y la posterior guerra civil (1918-1920) superó la cantidad de
muertos que hubo en el resto de Europa. Es discutible el efecto económico de esta declinación
demográfica: si bien se perdió un porcentaje significativo de hombres en lo mejor de su
capacidad laboral e intelectual también es preciso tener en cuenta que la inmediata posguerra
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se caracterizó per una elevada desocupación, situación que se hubiera tornado explosiva sin
las bajas ocasionadas por la contienda.

En cuanto a la devastación material, Francia y Bélgica fueron los países más afectados. Las


cosechas perdidas, los rebaños diezmados, gran parte del material ferroviario inservible,
puentes y caminos destruidos, fábricas imposibilitadas de continuar produciendo. En algunos
aspectos, la recuperación fue asombrosa mente rápida, pero existían otros problemas que
impidieran que la situación económica y social estabilizase con celeridad.

10.1.2. La declinación europea

El porcentaje de su participación en la producción mundial cayó del 43 al 34% entre 1913 y


1923; mientras que para el comercio la declinación fue del 59 al 50%. Los beneficiarios de este
cambio fueron los Estados Unidos y Japón para el caso de los productos manufacturados, y
América Latina y los dominios británicos como fuente de materias primas. Estados Unidos fue
la principal potencia financiera, asumió un papel activo en sus relaciones con el exterior,
aunque continuaba la postura aislacionista. Luego de que el presidente Wilson participara de

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manera activa en las conversaciones de paz en París, los congresales se negaron a ratificar el
Tratado de Versalles. Esta decisión contribuyó, a crear una institución supranacional destinada
a promover la cooperación internacional, que se concretó en enero de 1920 con la fundación
de la Sociedad de las Naciones. Constituido inicialmente por las potencias que triunfaron en la
guerra, a las que se sumaron trece países neutrales invitados, el organismo se vio limitado en
sus posibilidades por el hecho de que el país promotor y el único en condiciones de otorgarles
fuerza real a sus decisiones se retiró del mismo como resultado inevitable del rumbo toma do
por su Poder Legislativo.

10.1.3. El nuevo mapa de Europa

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Los principales factores que obstaculizaron la reincorporación de Europa en la economía
internacional fueron las consecuencias que emergieron de los tratados de paz firmados en
Francia en 1919 y respuestas que provocaron. Los gobernantes de las potencias vencedoras
reunidos en Versalles concretaron la mayor remodelación que experimentó la geografía
política de Europa en toda su historia: además en la búsqueda de seguridad para evitar un
nuevo conflicto, una sanción severa para Alemania y sus aliados, y el respeto a las

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nacionalidades, postura sostenida con empeño por el presidente de lo Estados Unidos en los
"Catorce Puntos" que elaboró para orientar las discusiones respecto del futuro una vez
alcanzada la paz.
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Las modificaciones más significativas tuvieron lugar en Europa central y oriental partir de la
desaparición de los Imperios Austrohúngaro y Turco, y de la pérdida de territorios por parte de
Alemania y Rusia. El resultado fue el surgimiento de nueve nuevos Estados: Polonia, Finlandia,
Estonia, Lituania, Letonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Austria y Hungría, circunstancia que
implicó modificaciones territoriales en todos los países, con excepción de Suecia, Noruega,
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Holanda, Luxemburgo, Suiza, Portugal y España. Tras la guerra, surgieron en total trece nuevas
monedas y 20.000 kilómetros adicionales de fronteras aduaneras.

El proceso de organización de estos nuevos Estados dio lugar a problemas como los
provocados por los litigios fronterizos y las cuestiones de carácter étnico. Las consecuencias
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económicas y políticas de las modificaciones territoriales fueron mucho más graves, debido a
que los nuevos Estados eran inviables económicamente. Las fronteras se trazaron prestando
nula atención a los factores económicos, surgiendo espacios desarticulados en lo que antes era
el “mercado común" imperial. Regiones especializadas en la producción de alimentos vinieron


a quedar al otro lado de la frontera de las zonas que les proveían de artículos industriales y
consumían sus productos. Los Estados de reciente creación se vieron, enfrentados al desafío
de montar sus aparatos administrativos en un contexto dominado por las secuelas de la
guerra, por la penuria de recursos y por la débil capacidad exportadora de su aparato
productivo. La financiación inflacionaria, la devaluación monetaria y los controles del comercio
exterior fueron los mecanismos utilizados para enfrentar la difícil situación. La industrialización
aparecía como la solución a largo plazo, y de hecho se concretó una sustitución de
importaciones a gran escala, pero el esfuerzo no alcanzó para montar una industria
competitiva; todavía en 1925 la producción industrial en todos estos países estaba por debajo
de los niveles de preguerra. En varios de ellos se encararon procesos de reforma agraria, pero
sus resultados fueron mediocres en la mayor parte de los casos, debido a la insuficiente
capacidad de ahorro de los nuevos propietarios y a las dificultades para acceder al crédito.

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En Polonia, Austria y Hungría, el descontrol financiero condujo al estallido de fenómenos
hiperinflacionarios. La superación de esta dramática situación se realizó sobre la base de una
dura estabilización interior, que incluía una profunda reforma fiscal y el establecimiento de
una nueva unidad monetaria, sostenida por préstamos internacionales, aportados en una
primera etapa por la Sociedad de las Naciones y a partir de mediados de la década por los
Estados Unidos.

10.1.4. El retorno del proteccionismo

El punto tercero de los "Catorce Puntos" propugnaba "la supresión, hasta donde sea posible,
de todas las barreras económicas". Cuando el retorno de la paz hizo pensar en que las

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prácticas del comercio libre se impondrían nuevamente, se verificó en cambio un
reforzamiento de las del proteccionismo. Debido a que 1) ningún país puede afrontar la
liberalización si hay otros que apelan a la protección 2) algunos países que recurren a los
aranceles ante la sensibilidad de las demandas de los sectores como los campesinos, 3) la
política de algunos nuevos países europeos se planteó como objetivo el impulso a la
industrialización a través de la sustitución de importaciones: 4) en otros casos se utilizaba

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como instrumento de defensa ante los rápidas y vio lentas fluctuaciones producidas en los
precios internacionales. El resultado fue la adopción generalizada de prácticas proteccionistas,
acompañada en ocasiones por la implementación de acuerdos bilaterales. Las consecuencias
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de esta política hacia 1929 no era esperado de haberse mantenido las tendencias de la
posguerra.

10.1.5. El tratamiento dado a Alemania

Clemenceau, Lloyd George y Wilson, los líderes políticos reunidos en Versalles, coincidían, en
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que había que castigar a Alemania, el "responsable" de hacer desencadenado la guerra. Las
sanciones fueron: 1) pérdidas territoriales; 2) entrega de incentivos; 3) establecimiento de un
sistema de seguridad que incluía la desmilitarización y la ocupación de zonas clave de
Alemania; 4) pago de reparaciones por los daños causados en la guerra. El problema de las
reparaciones fue una de las cuestiones cruciales de la década ya que afectó el desarrollo de la
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política internacional. La iniciativa francesa en este tema durante las negociaciones realizadas
en París culminó con éxito, exigiéndose pagos a los países vencidos. Hasta tal punto fue
discutida la situación que la cifra final que debía abonar este país recién se estableció en un
acuerdo alcanzado en 1921, luego de que se creara una Comisión de Reparaciones para


estudiar la cuestión. El monto total establecido por la misma fue de 132 mil millones de
marcos oro (aproximadamente 33 mil millones de dólares), una cantidad considerada excesiva
por la mayor parte de los expertos, que además estaba sujeta a un plan de pagos muy estricto,
el que fue puesto en práctica de manera inmediata. El impacto de las reparaciones, junto al
resto de las sanciones, sirvió para asentar en el conjunto del pueblo alemán un fuerte
resentimiento contra los vencedores, pese a todo, Alemania continuaba siendo una gran
potencia.

10.2. Las dificultades de la inmediata posguerra:

La llegada de la paz fue acompañada de la emergencia de nuevos problemas que mostraron


los serios problemas que se presentaban para retornar a la situación anterior a 1914.

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10.2.1. El abandono del patrón oro y sus repercusiones

Al producirse el estallido de la guerra en 1914, los diferentes gobiernos europeos por medio de
distintas disposiciones suspendieron la vigencia del patrón oro. Básicamente, se trató de
prohibir la libre convertibilidad de las monedas a efectos de tener controladas las reservas.
Una acción de este tipo permitía mantener la confianza en la moneda nacional y aseguraba
eventuales pagos por gastos excepcionales que pudiera exigir la guerra. Así, los beligerantes
pudieron sostener sus monedas, pero a medida que se extendía la contienda las dificultades se
fueron incrementando, ya que el aumento de las importaciones exigía la liquidación de los
capitales y créditos disponibles en el exterior, y si estos recursos se mostraban insuficientes,

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debía apelarse al envió de las reservas. La ayuda de Estados Unidos y su posterior entrada en
la guerra del lado de la Entente resolvieron para éstos el problema de la salida de oro,
manteniéndose la solidez exterior de sus monedas, si bien, como vimos, al costo de un
creciente endeudamiento respecto de su aliado principal.

El caso de Alemania fue totalmente diferente, ya que se encontraba en una situación


desfavorable por varias razones: su comercio consistía en forma mayoritaria en intercambios

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con los países que fueron sus enemigos; tenía un escaso volumen de inversiones en naciones
neutrales y, además, como ya se ha indicado, encontraba bloqueado el acceso a los créditos
exteriores. El resultado inevitable fue un hundimiento de sus reservas y una fuerte
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depreciación del marco.

10.2.2. El retorno a la paz (1919-1920)

Los meses posteriores al fin de las hostilidades estuvieron caracterizados por tres fenómenos
estrechamente vinculados: un boom espectacular (y corto), acompañado de una generalizada
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aceleración de la inflación, y un derrumbe de la mayor parte de las monedas europeas. La


explosiva expansión económica estaba relacionada con las repercusiones de la guerra. La
demanda retenida se liberó en los meses siguientes, presionando sobre una estructura
productiva, circunstancias a las que se sumaban las dificultades de transporte. Con todo, esta
situación fue a su vez agravada por las políticas gubernamentales, que procedieron a
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desmontar la mayor parte de los controles instaurados durante el período bélico, adoptaron
medidas fiscales y crediticias expansivas, y en algunos países intentaron financiar con emisión
monetaria la costosa reconstrucción. El resultado fue una subida de los precios que alcanzó
niveles preocupantes. Se produjo la depreciación de las principales monedas frente al dólar,


poniendo en primer plano los problemas que durante la contienda se habían intentado cubrir
a través de distintos mecanismos intervencionistas y por medio de acuerdos entre los
gobiernos aliados. El resultado inmediato de un "retorno a la paz" tan heterodoxo fue, el
mantenimiento de altos niveles de producción y la aparición de una amplia oferta de empleo
para los soldados que retornaban a la vida civil. Estos logros, valorados como fundamentales
en un contexto de inestabilidad social y política, ocultaron que era imposible restablecer el
comercio internacional de manera duradera, dado que se reforzaron los mecanismos
proteccionistas destinados a mantener la actividad interior. Por otra parte, los vaivenes
producidos en los mercados cambiarios desviaban hacia opciones especulativas los capitales
invertidos en condiciones normales en la producción.

10.3. Crisis de reconversión (1921-1924),

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Entre 1920 y 1921, la expansión económica se frenó de modo brusco. Los precios se
desplomaron, y los valores del producto bruto interno descendieron de manera acusada en la
mayor parte del mundo, la excepción fueron Alemania, Checoslovaquia y Polonia, que al haber
depreciado tanto sus monedas, pudieron incrementar la producción sobre la base de las
exportaciones.

Existe una prolongada controversia entre los expertos respecto de las causas de esta crisis. que
para algunos países fue más dura que la que se produjo en los años 30. Quienes enfocan el
tema desde el punto de vista de la demanda, sostienen que los desfasajes existentes entre
precios en rápido ascenso y salarios que no acompañaron esta subida condujeron al fin de la

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expansión, circunstancia a la que se sumaron dificultades en la oferta de bienes industriales,
producto a su vez de dificulta des en el aprovisionamiento de materias primas. Pero hay un
número importante de economistas de diferentes corrientes que otorga una responsabilidad
crucial a las políticas estatales-especialmente en los Estados Unidos y Gran Bretaña--en el
freno de la expansión. En este sentido, la gestión de la administración norteamericana, basada
en la restricción monetaria y el incremento de las tasas de interés, es tratada con dureza. Al

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encarecer el crédito, se redujo la demanda interior y también la de productos extranjeros: las
exportaciones estadounidenses debieron entonces ser pagada en oro, al punto que 1921 fue el
año de mayor entrada neta de ese metal hasta 1933, cuando se produjo la devaluación del
dólar. Había que controlar los precios, sanear las finanzas públicas, volver a los presupuestos
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equilibrados, liquidar las restricciones comerciales: sólo así se podría restaurar el viejo orden,
cuya manifestación más visible y apreciada era el patrón oro.

El fin del boom fue doloroso: mostró que la recuperación no era cuestión de unos pocos
meses, el retorno de la desocupación -en Gran Bretaña pasó del 2% a casi el 12% en un año 0-
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actualizar los temores de los gobernantes respecto del surgimiento de tensiones sociales
incontrolables. Aquéllos eran exagerados para el occidente europeo, pero tenía un sólido
fundamento en situaciones como las de los nuevos países de Europa del Este y en los
problemas experimentados por la derrotada Alemania. De allí que se implementaran medidas
destinadas a restablecer la estabilidad monetaria en esa región, intentando a la vez encontrar
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una salida al problema de las reparaciones.

10.3.1. Alemania: el camino a la hiperinflación

Alemania era la primera potencia industrial del continente europeo al estallar la guerra, y la


derrota, si bien tal cual se ha visto tuvo consecuencias inmediatas muy negativas, no afectó su
aparato productivo. Sin embargo, el fin de la contienda trajo aparejado un cambio de Régimen
y una situación social explosiva en el interior". Los países vencedores, contribuyeron de
manera significativa a agravar la coyuntura a partir de su intento de "castigar a Alemania en lo
inmediato, bloqueando, además, su aturo desarrollo”.

Por si lo dicho no fuera suficiente, la República de Weimar, terminó su existencia en 1933


destruida por Adolfo Hitler, entre cuyos seguidores estaban, muchos de los arruinados por la
hiperinflación de diez años atrás. De allí que la revisión de lo ocurrido en Alemania en el
ámbito económico entre 1919 y 1923 constituye una operación obligada para comprender el
mundo de entreguerras.

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Los gobernantes que asumieron la responsabilidad de sacar a una Alemania derrotada del caos
social y económico no captaron la real dimensión de los problemas. Supusieron que era
posible encarar la reconstrucción sin realizar ajustes de fondo, que agravarían aún más la
situación de una sociedad golpeada por un desenlace militar inesperado con alto mando
alemán oculto hasta último momento la verdadera situación del ejército-y por las exigencias
de los vencedores, que tuvieron un serio impacto económico (y psicológico) sobre el país.

Por lo tanto, el intento de sanear las finanzas sin modificar el sistema impositivo en un
momento en que el gasto público aumentaba como consecuencia de la deuda bélica interna,
las pensiones a veteranos, viudas y huérfanos y las exigencias mismas de la reconstrucción,

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dieron como resultado la emergencia de un fuerte déficit estatal, que se transformé en un
relevante factor inflacionario. Por su parte, el deterioro de la balanza de pagos, ocasionado por
la necesidad de importaciones esenciales y por las reparaciones, depreció et marco con un
impacto inmediato sobre el costo de la vida.

El resultado fue un acelerado proceso inflacionario, acompañado hasta 1922 de un fuerte


incremento de la producción, que permitió mantener el pleno empleo y responder

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positivamente a las demandas salariales de los sindicatos. Por esta razón, no hubo reacciones
visibles en contra del alza del costo de la vida; los beneficiarios eran más que los perjudicados.

La situación se agravó a raíz de las implicancias de las reparaciones sobre la vida económica del
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país. Hacia fines de 1922, los franceses denunciaron que Alemania no había cumplido sus
compromisos y arrastraron a los aliados a impulsar una ocupación de la región minera del
Ruhr, la que se efectivizó en enero de 1923. La reacción del gobierno alemán fue la llamada
"resistencia pasiva" que consistió en la financiación gubernamental de la no cooperación de
los habitantes de la región ocupada: La combinación de este gasto adicional, con el perjuicio
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que implicaba no poder disponer de la principalmente de materias primas del país, condujo al
estallido hiperinflacionaria, el gobierno perdió por completo el control del país en septiembre
de 1923.

La estabilización fue posible a partir de una solución diplomática, que se basó en el fin de la
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ocupación del Ruhr y en la reformulación del pago de las reparaciones, de manera de aliviar la
carga para los alemanes. El procedimiento consistió en la creación de una nueva moneda
(Reich Mark), valorada en un billón de marcos antiguos, cuyo respaldo era un préstamo
interno basado en activos reales, afirmándose su estabilidad en el compromiso del Estado de


no emitir más de 2.400 millones de la unidad monetaria puesta en vigencia. El impacto


psicológico positivo que generó la aparición de la nueva moneda aseguró el éxito de la
operación.

Pocos meses más tarde se puso en marcha el Hamado Plan Dawes, que no sólo otorgó
facilidades para afrontar los pagos, sino que dejaba sentado que era condición inexcusable
impulsar el desarrollo económico alemán para resolver el problema de forma definitiva. La
aportación de capitales norteamericanos completo el proceso que permitió superar el
problema. Las repercusiones sociales de la hiperinflación fueron profundas y se extendieron
mucho más allá del acontecimiento mismo. Las clases medias que dependían de rentas fijas se
arruinada; el desempleo creció aceleradamente como consecuencia de la parálisis económica:
la especulación condujo a que se amasaran fortunas incalculables comprando empresas a

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precios irrisorios, utilizando monedas fuertes depositadas en el extranjero. Además, el mismo
proceso licuó las deudas de las grandes empresas, hasta el punto de que se ha llegado a
sostener que éstas contribuyeron a impulsar el proceso. La hiperinflación destrozó el
ordenamiento social y la prosperidad anterior, pero también destruyó la moral y los principios
éticos, socavando los cimientos sobre los que se sentaba la sociedad germana. Para buena
parte de los alemanes, democracia y república quedaron indisolublemente asociados a
desorden financiero, político y social, y convirtieron en preferible cualquier alternativa antes
que retomo al caos.

10.4. Normalización y crecimiento (1925-1929)

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Hacia 1925 quedaron superados, superficialmente los problemas producidos por la guerra.
Estabilizada la situación en los principales países occidentales, controlada la hiperinflación
alemana, afianzada supremacía mundial de los Estados Unidos, parecían estar dadas las
condiciones para retomar al escenario económico de preguerra, simbolizado en buena medida
por el sistema de patrón oro. Sin embargo, las caminos que condujeron a la "normalidad"
mostraron que el statu quo anterior a 1914 no podía reconstruirse.

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Uno de los procesos irreversibles fue el de los cambios producidos en la estructura industrial,
resultado de la aplicación de las innovaciones tecnológicas características de la "segunda
revolución industrial". Las grandes industrias desarrollaron nuevos métodos de producción,
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incorporándose de manera definitiva ideas como los incrementos de la productividad y la
racionalización de los procesos de trabajo: El resultado fue una sensible disminución de los
costos, que permitió poner muchos de los nuevos artículos al alcance de vastos sectores de la
sociedad. Los aspectos más destacados de la expansión industrial de la década están asociados
al automóvil, la aviación, el nacimiento de la radio y la aparición de nuevos materiales como
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las fibras sintéticas.

10.4.1. El restablecimiento del patrón oro

La necesidad de retomar a la vigencia del patrón oro era una de las ideas más firmemente
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enraizadas en el pensamiento de las autoridades económicas de todos los países occidentales.


La fe en el patrón oro se mantuvo inalterable; las fluctuaciones de precios verificadas en esos
años plantearon la cuestión de la paridad adecuada para estabilizar cada moneda nacional en
relación con el oro, pero no introdujeron dudas con respecto al tema.


Ya en agosto de 1918, como consecuencia de la subida de los precios y de la relativa escasez


de oro, se dio por sentado que el patrón oro iba a ser restaurado. La Conferencia de Génova de
1922, convocada por los gobiernos de Francia y Gran Bretaña para buscar salidas a la
depresión, tuvo también como objetivo planear el retorno al patrón oro: De allí surgió con
fuerza una variante, el llamado, "patrón de cambios oro", que proponía mantener reservas en
divisas como complemento de las reservas en el metal precioso. Si bien el concepto era nuevo,
en los años anteriores a 1914, las libras esterlinas eran computadas de manera generalizada
como reserva. Sus características de funcionamiento fueron las mismas del sistema anterior.
Por lo tanto, la vida económica de los países en los años 20 estuvo fuertemente afectada por la
estabilización que requería la puesta en vigencia del patrón oro, y por las repercusiones del
tipo de cambio adoptado sobre la actividad interior y sobre el comercio internacional.

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Entre los primeros países que restablecieron la convertibilidad del oro se encontraban: Austria,
Hungría, Polonia y Alemania. Todos estabilizaron su tipo de cambio entre 1923 y 1925,
emitiendo nuevas monedas cuya oferta se rigió por las leyes del patrón oro; préstamos
exteriores brindaron el respaldo necesario.

Los países que habían sufrido un crecimiento importante pero no incontrolado de los precios
estabilizaron su moneda y restablecieron la convertibilidad del oro sin realizar una reforma
monetaria, pero procediendo a su depreciación; el caso de Francia es el más significativo.

Finalmente, hubo países que retornaron a la libre convertibilidad con el oro al mismo tipo de
cambio que tenían antes de la guerra, entre los que cabe citar a Gran Bretaña, que estabilizó la

OM
libra esterlina en 1925 e Italia, que hizo lo propio con la lira en 1927. El ejemplo británico
condujo a una importante cantidad de gobiernos a adoptar una política similar.

El sistema de tipos de cambios fijos no llegó a funcionar seis años, pero en ese lapso mostró
sus deficiencias, que se vinculaban con la situación de algunas monedas, pero sobre todo con
el comportamiento de los gobiernos frente a los movimientos internacionales de capitales.

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10.5. La evolución de las principales potencias occidentales: La década de 1920 mostró
cambios importantes en la situación de los principales países capitalistas.

10.5.1. Estados Unidos


DD
La situación hegemónica de los Estados Unidos implicó para el país la tarea de participar como
nunca en la vida económica internacional. Trataba de cumplir con el papel de abastecedor de
capital y debía abrir su mercado interior a los productos europeos, para facilitar el
relanzamiento de la actividad económica en el continente que había experimentado en mayor
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medida el castigo de la guerra.

El comportamiento fue aceptable pero contradictorio: la política de la Reserva Federal en


1920, aumentando las tasas de interés ante el peligro de un desborde inflacionario y de la
posible pérdida de reservas - lo que significó la disminución durante tres años del flujo de
FI

capitales hacia el exterior-mostró que a la hora de tomar decisiones prevalecía la


preocupación por los problemas interiores. La opción librecambista fue abandonada en 1922
al implantarse la llamada "Tarifa Fordney-McCumber", que elevaba los derechos arancelarios
norteamericanos.


La abundancia de recursos por parte de Estados Unidos determinó en 1919 se retomará a la


vigencia del patrón oro. El dólar emergió del conflicto como la moneda más sólida, respaldada
por unas reservas de oro que aumenta, más del 40% entre 1913 y 1919 incrementando el
producto bruto interno.

El crecimiento se apoyó en industrias "nuevas", orientadas hacia la producción de bienes de


consumo durables. El liderazgo le correspondió a la industria del automóvil. Su producción se
triplicó en los años 20, a fines de la década había más de 26 millones de vehículos patentados.
A su compás se expandió la producción de petróleo, acero, caucho, etc. Favorecieron a su vez
la urbanización de los suburbios, construyendo nuevas carreteras, se desarrollo el sector de
electricidad además de una variada gama de aparatos domésticos: lavarropas, aspiradoras,
heladeras y el nuevo invento de la radio. Por otra parte, esos años estuvieron dominados por

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el boom de la construcción, en una primera etapa orientada hacia las viviendas, y más tarde
volcada de manera preferente hacia la construcción fabril.

Varios son los factores que pueden destacarse en el proceso de crecimiento de la economía
norteamericana:

1. La introducción de nuevos métodos de producción, la cadena de montaje, acompañada de


la estandarización de los productos, la planificación del trabajo, la introducción de métodos
que permitían ajustar los costos, etc. El resultado fue un aumento de la productividad del
trabajo que permitió el crecimiento simultáneo de los beneficios empresariales y de los
salarios reales.

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2. El desarrollo de nuevas técnicas de venta, que incluían el otorgamiento de préstamos para
consumo, la venta a plazos, los sistemas de grandes almacenes, los métodos agresivos de
publicidad, etc. Se fue gestando así lo que luego se denominaría "sociedad de consumo de
masas"

Estos elementos vinculados con la producción y la comercialización no eran accesibles a las

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empresas pequeñas y medianas, por lo que la concentración empresarial fue un proceso que
se consolidó de manera irreversible.

La agricultura, se vio afectada por la caída de los precios en los mercados internacionales,
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involucrando al 28% de la población norteamericana, que sólo participó marginalmente de la
expansión general. Asimismo, ramas tradicionales de la industria sufrieron un atraso relativo
respecto de los productores de bienes de equipo y de bienes de consumo. No obstante, los
resulta dos globales eran claramente positivos, sosteniendo que se había iniciado una era de
prosperidad permanente. Esta bonanza aseguró la hegemonía del Partido Republicano a lo
LA

largo de la década, a través de bus sucesivas presidencias de Warren Harding (1921-1925),


Calvin Coolidge (1925-1929) Herbert Hoover (1929-1933).

10.5.2. Gran Bretaña


FI

Antes de la guerra, Gran Bretaña seguía siendo el país más importante del mundo, el impacto
de la guerra fue muy fuerte en el terreno económico, y en general resultó desfavorable.
Dificultades en el comercio exterior, reconversión de sectores para abastecer a la maquinaria
bélica, venta de activos en el exterior y la aceleración de cambios que perjudicaban a las


industrias tradicionales inglesas.

Con la vuelta de la paz, el pueblo inglés experimento de manera simultánea el agotamiento


proveniente de un esfuerzo prolongado, el slogan "todo como siempre” que se había utilizado
al comenzar la contienda no fue más allá del segundo semestre de 1920. Los gobiernos
afirmaron en la convicción de que había que volver lo más pronto posible al mundo de
preguerra, y en su mentalidad eso significaba estabilidad de precios, liderazgo financiero de
Londres y retorno al patrón oro.

Por lo tanto, la política económica estuvo determinada por esos objetivos. La adopción de una
política deflacionista a partir de 1920 contribuyó a equilibrar las cuentas, pero al costo de una
caída de la actividad económica y de un fuerte incremento de la desocupación. En esos años se
hicieron visibles las dificultades de las actividades de exportación. El país había perdido

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competitividad y la salida imaginada por los empresarios de las industrias afectadas pasaba
por el endurecimiento de las condiciones laborales, postura que condujo en 1921 al estallido
de una huelga de los mineros del carbón. Al mismo tiempo comenzaron a detectarse indicios
de una reconversión industrial que tuvo algunos rasgos bien marcados: se produjo en
industrias nuevas y sectores intensivos en mano de obra-la construcción y la actividad
eléctrica-, orientándose hacia el mercado interno, en lugar de continuar pensando en los
tradicionales mercados exteriores. Mientras tanto, hacia 1925 el gobierno entendió que había
llegado el momento de culminar la tarea estabilizadora con el restablecimiento del patrón oro,
lo que se concretó en marzo al mismo tipo de cambio que antes de la guerra (1 libra = 4,86
dólares).

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La elección realizada ha sido objeto de una controversia, sostienen que, si la libra dejaba de ser
el patrón por el que se regía todo el mundo, los negocios pasarían a realizarse en dólares.
Frente a esta argumentación se alzaron quienes aseguraban que mantener el mismo tipo de
cambio de preguerra, implicaba sobrevaluar la libra esterlina con negativas consecuencias para
los productos exportables.

.C
De acuerdo con lo dicho, es razonable pensar que los problemas de las industrias tradicionales
británicas no se resolvían mejorando un 10% el tipo de, pero lo decisivo fue que la decisión de
restituir el oro a la antigua paridad marcó el rumbo de la política económica en adelante.
DD
Elevadas tasas de interés, continuidad de una presión descendente sobre los salarios, eso
apuntó hacia una línea deflacionista que agudizó las tensiones sociales en una coyuntura en la
que los sindicatos disponían de una fuerza importante. El renovado intento de los propietarios
mineros de reducir los jornales y aumentar las horas laborables debido a la crisis del sector
condujo a un enfrentamiento que culminó en la primera huelga general de la historia británica.
LA

La misma se prolongó durante nueve días desde el 4 de marzo de 1926, y su fracaso facilitó la
introducción de nuevas reducciones salariales. El comportamiento global de la economía
británica muestra que en la segunda mitad de la década persistió una situación de relativo
estancamiento. Además, la controvertida decisión vinculada con la reinserción en el patrón
oro hizo de la libra esterlina una moneda débil con crónicos déficit de la balanza de pagos y
FI

sangría de oro y divisas.

Las consecuencias políticas de tensiones sociales que agitaron al país fueron serias:
incrementaron la fuerza electoral de los laboristas, que formaron parte de un corto gobierno


de coalición en 1924 y ganaron por primera vez las elecciones cinco años más tarde,
transformando el tradicional régimen bipartidista conservador-liberal.

10.5.3. Francia

La política económica de Francia en los primeros años de la posguerra estuvo determinada por
"Alemania pagará". Por lo tanto, una generosa aportación gubernamental que permitió que la
reconstrucción acelerada, acompañada de un fuerte ritmo de incremento de los precios. Fue
uno de los países donde más leve resultó el impacto de la crisis de 1921, aunque, la deflación
fue menos significativa, retornando en 1923 la dinámica inflacionaria. En 1924, el índice de
precios mayoristas en Francia había casi duplicado el de Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Si bien existe alguna controversia respecto de las características del desarrollo industrial en
esos años, simple "restauración" para algunos, y modernización significativa para otros,

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problemas de la década de 1920"
compensando la disminución de la participación productiva del sector agrícola, donde persistía
la pequeña explotación, escasamente modernizada. Puntales de ese crecimiento fueron la
industria automovilística, las refinerías de petróleo, las centrales eléctricas y la industria
química. Uno de los elementos que más contribuyó en el corto plazo fue la depreciación del
franco, consecuencia lógica de la aportación masiva de recursos por parte de Alemania. En un
sentido, la pérdida de valor de la moneda estimuló el crédito barato para el equipamiento
industrial, empujó a las exportaciones e incrementó las posibilidades de la industria turística.
Las exportaciones, aumentaron un 56% entre 1922 y 1926, favorecidas además por el hecho
de que se trataba de productos de lujo, en condiciones de venderse en países de renta alta, no
sujetos a la competencia de industrias desarrolladas fuera de Europa, como le ocurrió a Gran

OM
Bretaña con los textiles hindúes y japoneses.

La cara oscura del proceso de depreciación del franco fue la continua especulación,
incrementada en 1924 por las prevenciones que generó el triunfo de la izquierda en las
elecciones de ese año. La situación de inestabilidad monetaria se prolongó hasta 1926, cuando
el “hombre fuerte" de la derecha, Raymond Poincaré, restableció la confianza y permitió

.C
consolidar el franco a 120 por libra esterlina, la quinta parte del valor de preguerra. Esa
estabilización "de hecho" se transforme en oficial en junio de 1928 a 125.21 francos por libra,
un tipo de cambio que estaba en relación con los aumentos de precios verificados en el
interior y mantenía una situación favorable para la promoción de las exportaciones. En el
DD
período comprendido entre ambos acontecimientos se produjo una masiva repatriación de
capitales franceses que esperaban aprovechar una eventual revaluación de la moneda. Esta
circunstancia, sumada a los saldos favorables de la balanza comercial, condujo a que, Francia
acumulara reservas en oro, que lo transformaron en el principal poseedor del mismo a nivel
mundial, detrás de Estados Unidos. El PBI aumentó el 54% entre 1919 y 1929, un crecimiento
LA

no alcanzado por país alguno de cierta importancia, y lo mismo ocurre con el PBI por
habitantes. La expansión económica fue acompañada por una amplia redistribución que
involucró a vastos sectores de la población: Las pérdidas sufridas por los beneficiarios de
rentas e ingresos fijos, erosionados por la caída del franco; el relativo estancamiento de la
FI

agricultura, que todavía en 1921 ocupaba el 41% de la fuerza de trabajo, y las luchas de los
sectores asalariados por mantener sus ingresos reales en un contexto inflacionario nunca
antes vivido en el país, ayudan a comprender esa difundida sensación de inestabilidad, que
contrasta con los resultados globales de la economía y con el hecho de que, como ha mostrado
MAIER, a fines de los años 20 se había logrado reconstruir un equilibrio conservador a partir de


una aproximación corporativa.

10.5.4. Alemania e Italia

La economía alemana retomó hacia 1925 el rumbo del crecimiento anterior a la guerra, entre
ese año y 1929, el PBI creció casi un 18%, y el valor correspondiente a este último año era de
alrededor de un 21% superior al de 1913. En cuanto a la producción industrial, aumentó en
porcentajes similares, cifra que contrasta con el incremento de las exportaciones, que fue del
40% en la segunda mitad de la década. La presencia del capital norteamericano y el
incremento de los procesos de concentración y racionalización fue crucial para aliviar el peso
de los pagos por reparaciones. Si bien a tasas de interés altas e incrementando su dependencia
del ingreso de fondos extranjeros, el país avanzó en su modernización introduciendo la

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tecnología más moderna. Esta orientación le permitió mejorar su posición exportadora,
elemento clave para afrontar sus deudas de guerra.

La concentración en grandes empresas y la introducción masiva de procesos de racionalización


técnica complementaron la estrategia de apertura hacia los mercados exteriores. La
hegemonía de la gran industria se acentuó aún más en esos años, verificándose asimismo la
progresiva desaparición de los límites entre el poder político y el económico. El hecho de que
Alfred Hugenberg, el magnate de las comunicaciones fuese de manera simultánea una figura
importante de la escena política, es sólo un ejemplo de la nueva realidad.

Una de las actividades más beneficiadas fue la industria del acero, se construyeron nuevas

OM
plantas y se modernizó el funcionamiento, con ahorro de mano de obra, energía y otros
factores de producción. En otras ramas de la industria se verificaron también procesos de
concentración, que llevaron a la consolidación de grupos monopólicos, como el de Siemens en
la actividad eléctrica e I. G. Farben en la química. Justamente, uno de los costos del perfil
industrial impulsado desde el Estado fue la persistencia de tasas de desocupación importantes
para la época--8% en 1926, 6% en 1929, que daban cuenta de las dimensiones del proceso de

.C
racionalización encarado.

La existencia de la República de Weimar, condicionó el accionar de los grandes grupos


económicos, que salieron reforzados de la hiperinflación, pero se vieron acotados en sus
DD
posibilidades de controlar a las clases trabajadoras. El arbitraje gubernamental de los
conflictos entre el capital y el trabajo derivó con frecuencia en disposiciones favorables a este
último. Hubo que esperar la llegada al poder de Hitler para que la situación se revirtiese de
manera decisiva.
LA

La participación de Italia en la guerra estuvo caracterizada por una expansión de la producción


total, afirmada en la sustitución de importaciones surgida de las dificultades existentes en el
comercio exterior, pero sin una modificación sensible de las estructuras económicas. Pero este
crecimiento no impidió la emergencia de profundas tensiones sociales, por la disconformidad
de la participación en un conflicto ajeno pero que le exigía enormes sacrificios. Se
FI

desencadeno una crisis en la posguerra, y se le sumo el temor a la revolución por parte de las
clases propietarias y de los poderes "fácticos" - la corona, el ejército y la Iglesia-. Se entrego el
poder político en 1922 al Partido Nacional Fascista, una agrupación liderada por el ex socialista
Benito Mussolini que, a liquidar a la izquierda y a la democracia en nombre de una ideología


que enfatizaba la existencia de intereses colectivos situados por encima de las clases sociales,
encarnados en un Estado poderoso y autoritario. Tras una primera etapa de normalización que
se extendió desde 1923-1925, mercada por una política económica liberal que mantenía
controlados los salarios, se puso en marcha el proyecto fascista en el terreno económico. Sus
elementos característicos fueron: un proteccionismo, apoyado por una serie de medidas
destinadas a favorecer la producción nacional, y el impulso a las obras públicas para sostener
la demanda interior. Esta política fue acompañada en 1927 por una incorporación en el patrón
oro, un tipo de cambio sobrevaluado que dificutó las exportaciones pero permitió atraer
capitales para fomentar la industrialización. Por detrás existía un Estado intervencionista que
se hacía sentir en todos los ámbitos de la realidad económica sin afectar, por cierto, el
principio de la propiedad privada.

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problemas de la década de 1920"
El corporativismo fue el intento fascista de organizar la vida económica, social y política de la
nación. El sistema estaba dirigido hacia la consolidación de un grupo dirigente, supuestamente
independiente de las fuerzas contendientes en la sociedad y el mercado. El mantenimiento del
poder económico en manos del capitalismo tradicional tuvo la dependencia del Estado,
situación que se agudizó a partir del desencadenamiento de la crisis de los años treinta. La
presencia de instituciones estatales destinadas al sostenimiento de los bancos con problemas
e incluso orientadas hacia la financiación de las empresas industriales afectadas por la caída de
so los precios constituyen una muestra de esa dependencia.

Los resultados globales de la gestión económica de Mussolini no son demasiado diferentes

OM
respecto de lo ocurrido en el resto de Europa Occidental: el producto bruto interno entre 1922
y 1929 había crecido un 25%, un porcentaje algo inferior al de Francia y levemente superior al
de Alemania, en tanto la producción industrial experimentó una acelerada expansión hasta
1925, y luego se estancó.

10.6. La experiencia económica de la Unión Soviética

.C
En febrero y octubre de 1917 se produjeron en Rusia dos acontecimientos de enorme
trascendencia: primero la caída del régimen zarista, y después el triunfo revolucionario del
partido bolchevique, se propuso como objetivo la instauración del socialismo. Uno de los
factores decisivos para lograrlo fue la participación rusa en la PGM, aliada a Francia y Gran
DD
Bretaña. El esfuerzo bélico terminó quebrando el espinazo del zarismo dando lugar al
derrocamiento del último zar, Nicolás 11. El empeoramiento generalizado de la situación
económica, la falta de alimentos en las ciudades, continúas subidas de precios y en las
privaciones experimentadas por los soldados en el frente, minó la ya cuestionada legitimidad
social del zarismo y abrió paso a la revolución de octubre en los que la capacidad política de
LA

Lenin contribuyó de manera crucial para que los bolcheviques, un partido minoritario, se
hicieran con el poder. Se trataba de la primera circunstancia histórica en la que se planteaba la
superación del régimen capitalista, y la instauración del socialismo, sustentado en las ideas de
Carlos Marx. Por lo tanto, sólo había unos pocos lineamientos teóricos respecto de las
FI

características del nuevo orden económico; no alcanzaba con hablar de la "socialización de los
medios de producción" para enfrentar una realidad por demás compleja.

Los bolcheviques se vieron enfrentados a una serie de problemas que pusieron en serio riesgo
su supervivencia y que condicionaron el tumbo de su política económica. Debieron tratar la


paz con Alemania, entregando gran parte de su territorio europeo, casi simultáneamente a la
guerra de civiles que enfrentó a los revolucionarios con buena parte del ejército zarista,
conducido por generales "blancos" y apoyado por las potencias vencedoras en la guerra.

A pesar de las condiciones adversas, se propusieron un tránsito acelerado hacia el socialismo,


para lo cual adoptaron una serie de medidas postulando el aumento de la productividad
industrial como condición inevitable para superar el atraso económico. Estas medidas fueron:
a) la expropiación de la tierra en manos de la nobleza y los grandes propietarios, y el reparto
de la misma entre los campesinos; b) el control obrero de las empresas, efectivizado a través
de los soviets; c) la creación del Consejo Superior de la Economía Nacional (VSNJ) para
coordinar el conjunto de la actividad económica d) la nacionalización (estatización) de las

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problemas de la década de 1920"
principales empresas industriales y de los bancos, junto a la cancelación de la deuda interna y
el repudio de la deuda externa contraída por el zarismo.

A medida que la situación en el interior del país se fue agravando, las dificultades por las que
atravesó la economía condujeron al crecimiento del papel del Estado tanto en la producción -
suprimiendo el control ejercido por los trabajadores--- como en la distribución de bienes.
Surgió así el llamado "comunismo de guerra".

El problema principal fue el abastecimiento alimentario de las ciudades y del frente militar. La
producción agraria había comenzado su declinación a partir de 1916 pero el impacto de la
caída no se hizo sentir inicialmente como consecuencia de que al cesar las exportaciones

OM
derivó hacia el consumo interno un porcentaje importante (alrededor del 15%) de la
producción total. Una vez producida la revolución, el reparto de las tierras de la nobleza entre
los campesinos pobres dispuesto por los bolcheviques condujo a la disminución del tamaño
medio de las parcelas, con la consiguiente caída de la productividad. Los campesinos carecían
de alicientes para aumentar la producción, dado que la industria no disponía de bienes de
producción o de consumo para venderles, y el Estado les pagaba con dinero que se depreciaba

.C
aceleradamente. El número de cabezas de ganado disminuyó en 1922 un 30% respecto de los
valores de 1913—y cultivos industriales como el algodón y la caña de azúcar, producción
destinada en su totalidad a la venta en el mercado, habían experimentado una declinación aun
DD
más acelerada.

Ante esa actitud, el gobierno instrumentó durísimas medidas de presión para forzar la entrega
de granos, llegando a poner en práctica requisas implementadas por destacamentos militares
o miembros de los mismos soviets. La respuesta de los campesinos agravo la situación:
redujeron la superficie cultivada y desviaron parte de los excedentes hacia el mercado negro.
LA

Los especialistas en el tema sostienen que la política estatal para el sector agrícola fue aún más
dañina que el desorden creado por la guerra civil.

Al mismo tiempo, en las ciudades también proliferaban las dificultades: las industrias no
contaban con materias primas ni energía para producir, el sistema de transportes apenas
FI

funcionaba y los problemas de la mano de obra eran serios, ya que los obreros estaban
combatiendo en la guerra civil o regresaban al campo para asegurarse el alimento. En el
terreno monetario, el descontrol fue total. El desborde inflacionario dio lugar al pago de
salarios en especie, a la reaparición del trueque y a un incremento sostenido de la intervención


del Estado en el sistema comercial.

Hacia fines de 1920, asegurado el triunfo en la guerra civil, los dirigentes soviéticos se
encontraron con un panorama insostenible, marcado por dos características de la etapa bélica:
la nacionalización generalizada y las agudas tensiones surgidas con el sector agrario.

Frente a la caída espectacular de los niveles de producción. Lenin propuso un cambio de


rumbo que se conoce con el nombre de "Nueva Politica Económica" (NEP), anunciado durante
la realización en marzo de 1921 del Congreso del Partido Comunista. La NEP se fundamentaba
en tres criterios básicos: 1) resistir el aislamiento internacional; 2) restablecer la colaboración
entre el Estado y los campesinos; 3) concretar la recuperación económica sobre casa del
desarrollo de la agricultura. Su implementación implicaba la renuncia a la industrialización

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acelerada, considerada prematura en un país donde más del 80% de la población vivía del
campo.

El punto clave de toda la estrategia económica consistía en estimular la producción agraria a


través de la libre comercialización de los productos agropecuarios, de la tierra y de la mano de
obra, lo que constituía el retorno al funcionamiento de las relaciones de mercado propias del
capitalismo. La industria, a su vez, podría incrementar su capacidad Je producción vendiendo
maquinarias, herramientas y artículos de consumo a los campesinos. La idea era que, a
mediano plazo, se dispusiera de los excedentes que permitieran montar una industria pesada,
capaz de generar energía en cantidad y de fabricar productos metalúrgicos, materiales de

OM
construcción y maquinarias.

Se trataba de una política gradual, diseñada a partir del desarrollo agrario, y en la que el
Estado utilizaría sus recursos para impulsar el desarrollo industrial fue denominada por Lenin
"capitalismo de Estado" y se basaba en un pacto entre el poder revolucionario y los
campesinos. Como consecuencia de la inviabilidad en lo inmediato de una industrialización en
gran escala, postulaba una reversión parcial en el grado de nacionalización de la economía

.C
fomentando el "cooperativismo democrático" y el retorno de la pequeña propiedad.

En 1925, transcurridos cuatro años de la puesta en marcha de la NEP, sus resultados fueron
positivos para la agricultura y también para la actividad industrial. Pero este proceso tuvo otras
DD
consecuencias: en el campo se verificó una ampliación de las diferencias sociales entre los
campesinos, incluyendo una aparente consolidación de los kulaks (propietarios más prósperos)
como los principales beneficiarios del incremento de la producción, a favor de su control de la
mayor parte de la tierra fértil. Además, la recuperación de la agricultura no se sustentaba de
manera importante en la mecanización, bloqueando así la posibilidad de que el Estado
LA

obtuviese ingresos que permitieran una expansión sostenida de la industria.

La NEP originó un profundo debate entre los dirigentes bolcheviques, centrado en la reflexión
respecto de la estrategia más favorable para impulsar la industrialización el objetivo principal e
irrenunciable-y la función que en ella debía cumplir la agricultura. Del mismo salieron
FI

claramente perfiladas dos posiciones; la de los partidarios de la NEP y los defensores de una
industrialización acelerada, críticos de la situación existente.

El discurso oficial puede resumirse así: ante una economía mercantil agraria, sin posibilidades


de acceder a la financiación exterior para invertir en el sector, no existe otra vía que basar el
crecimiento en el sector agrario, apuntando a una más eficaz utilización de los recursos
disponibles. El desarrollo del sector primario proporcionaría alimentos para la población
urbana, materias primas para la industria y exportaciones para pagar la compra de bienes
manufacturados en el exterior, además, la agricultura se transformaría en el principal
demandante de productos industriales. Por lo tanto, cualquier transferencia de recursos que
disminuyera la renta agraria tendría como consecuencia un retraso en el desarrollo industrial.
El camino, entonces, pasaba por una profundización de la NEP, a través de medidas de apoyo
al sector agrario y de orientación a las inversiones estatales hacia las ramas productoras de
bienes de consumo y hacia los sectores de la industria pesada en condiciones de abastecer a la
agricultura. El proyecto de la oposición, por su parte, proponía el fin de la NEP, que estaba
desarticulando la economía soviética, y su reemplazo por una política industrializadora que

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problemas de la década de 1920"
tomase distancia respecto de los condicionamientos impuestos por el escenario económico
heredado. Preobrazhenski, el principal teórico de esta alternativa, afirmaba que la posibilidad
de obtener recursos para avanzar en la industrialización y ampliar la dinámica de acumulación
provenía de la agricultura, dado que el excedente generado por la industria era mínimo y el
país no contaba con acceso al capital extranjero.

Por lo tanto, había que someter la producción agraria a las necesidades del desarrollo
industrial, para lo cual se propugnaban diferentes medidas:

a) la manipulación de los términos de intercambio entre precios agrarios e industria les, en


favor de éstos; b) la elevación de la presión impositiva sobre el conjunto del sector agrario,

OM
incluyendo recursos excepcionales como la suscripción de empréstitos forzosos por par te de
los campesinos; c) la utilización del papel preeminente del Estado para aumentar sus
beneficios a través de la discriminación del sector privado en las tarifas de transportes, en el ac
ceso a créditos concedidos por la banca estatal, etcétera.

La prioridad del sector estatal estaba pautada por la planificación, que se transformaría en el

.C
instrumento organizador de toda la economía, desde la orientación de la inversión hasta el
comercio exterior, pasando por las finanzas, la política monetaria y el establecimiento de los
precios.
DD
El debate respecto de la NEP se dio en una coyuntura política caracterizada por una dura
disputa por el poder, desencadenada a partir de la muerte de Lenin en enero de 1924. Los
grupos que se enfrentaron, liderados por Stalin y Trotsky, manifestaban su desacuerdo en
varias cuestiones, pero una de las más significativas era la condena de este último del rumbo
tomado por la revolución, "capturada" por una burocracia de poder creciente, resultado del
LA

proceso de avance del Estado sobre la economía.

Este control estatal resultaba paradójico: estaban en sus manos el 44% de la renta nacional, el
82% de la producción industrial, el 76% del comercio minorista, y la totalidad del comercio
exterior y del sector financiero, pero apenas controlaba el 3% de la producción agraria,
FI

actividad que generaba la mitad de la renta nacional.

Por lo tanto, el triunfo de la corriente burocrática encabezada por Stalin marcó el rumbo a
seguir en el futuro inmediato: los defensores del papel central del Estado en el tránsito hacia
una rápida industrialización apoyaron el modelo planteado por la oposición derrotada


políticamente, que significaba el fin de la propiedad privada y de la agricultura mercantil en el


campo, cuyos costos fueron enormes. Este viraje, componente crucial de lo que luego se
denominó "stalinismo", dejó una profunda marca en el desarrollo económico soviético.

10.7. El mundo extraeuropeo

Uno de los aspectos relevantes de la década de 1920 en relación con los países de la periferia
es la evolución de sus exportaciones, que crecieron más aceleradamente que las de los países
desarrollados. El porcentaje de su incidencia en el comercio mundial paso del 23 al 27%. Este
crecimiento se debió a tres factores: 1) la expansión de la colonización en el África con una
fuerte repercusión sobre las exportaciones; 2) el aumento de la demanda de productos
tropicales -café, cacao, maní, algodón - por parte de los países desarrollados, hasta
transformarse en bienes de consumo masivo; 3) la imupción de un número importante de

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nuevas materias primas, entre las que se destaca el petróleo, cuya demanda creció causa del
desarrollo de la industria automotriz.

En el caso específico de América Latina, durante la década del 20 se produjo un avance en el


proceso de industrialización y en la diversificación del mercado interno, pero esos cambios no
se concretaron en una modificación de las exportaciones. Por el contrario, cuando se produjo
el estallido de la crisis de los años 30 las exportaciones mostraron un alto grado de
concentración. Los tres principales productos de exportación sumaban por lo menos el 50% de
los ingresos en todos los países latinoamericanos y un único producto representaba más del
50% de las exportaciones en diez de ellos. En cinco (Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala y

OM
Nicaragua) ese producto era el café; en dos (Cuba y República Dominicana) se trataba del
azúcar, y en el resto, bananas (Honduras), estaño (Bolivia) y petróleo (Venezuela). Por otra
parte, casi el 70% del comercio exterior se efectuaba solamente con cuatro países: los Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Es decir que, en vísperas de la "Gran Depresión", las
economías latinoamericanas continuaban con un patrón de desarrollo que las exponía a las
condiciones adversas que pudieran surgir en el mercado mundial de los productos primarios.

.C
A su vez, en el continente africano se concretó un avance en la ocupación de tierras por parte
de los colonizadores para la organización de plantaciones destinadas a cultivos exportables. Se
plasmó así el típico paisaje agrario colonial: pequeñas parcelas dedicadas a cultivos
DD
alimentarios de subsistencia, trabajadas por africanos, junto a vastos territorios dedicados a
las plantaciones controladas por los europeos.

10.8. La sociedad de los años veinte

Al iniciarse la Primera Guerra Mundial existía un consenso mayoritario en la sociedad


LA

occidental respecto de que había finalizado una etapa segura y próspera, daba la impresión de
que en los cementerios de guerra se había sepultado, además de millones de seres humanos,
un concepto del mundo y de la vida.

La crisis social fue profunda: los mismos hombres explotados por el sistema capitalista fueron
FI

convocados al frente por sus gobiernos con pretextos nacionalistas. Al retomo, no sólo no era
posible reestructurar las jerarquías tradicionales, sino que quienes ejercían el poder debieron
enfrentar las demandas de igualación social; era difícil justificar el desempleo y la postergación
social frente a quienes habían expuesto su vida por la patria. Para agravar la situación, el


triunfo de los bolcheviques en Rusia generó enormes expectativas en sectores de la clase


obrera y atemorizó a las clases dirigentes. La estabilización posterior verificada en los
principales países europeos se orientó en un sentido claramente conservador. Este desenlace
fue posible debido a las limitaciones del socialismo para aprovechar la coyuntura afectado, la
escisión de los seguidores de la revolución rusa, que llevó al surgimiento de los partidos
comunistas, y la incapacidad de la socialdemocracia para llevar a cabo reformas estructurales
dentro del sistema democrático parlamentario. Los durísimos enfrentamientos entre ambos
constituyeron un elemento importante a la hora de evaluar la debilidad de la izquierda frente
al proceso de estabilización del capitalismo.

Los intentos revolucionarios que estallaron en Alemania y Hungría, y la tensión que caracterizó
la situación italiana en 1920-1922 fueron controlados, de tal suerte que hacia 1923 no había
alternativas a la consolidación del capitalismo, si bien la toma del poder por parte de Mussolini

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problemas de la década de 1920"
y sus "camisas negras" en octubre del año anterior puso en primer plano la posibilidad de
instalación de un régimen de fuerza cuando en la visión de las clases dominantes la
democracia mostraba debilidades peligrosas que ponían en riesgo su situación privilegiada.

No obstante, en la década se verificó una serie de cambios que reflejaban el clima de la


posguerra: la instalación de la jornada de ocho horas en algunos países y la implementación de
convenios colectivos para regular las relaciones laborales con activa intervención del Estado,
son ejemplos que muestran que el triunfo de las fuerzas conservadoras no fue absoluto, ya
que debieron aceptar modificaciones en su situación de dominación respecto de las clases
subalternas.

OM
La difusión a nivel masivo de las innovaciones tecnológica tuvo un impacto socioeconómico
que se manifestó fundamentalmente en los Estados Unidos. En principio, el automóvil dejó de
ser un artículo de lujo para transformarse en un componente habitual de la vida cotidiana.
Hacia 1926, Chevrolet y Ford, aceleraron su competencia lanzando nuevos modelos con una
periodicidad cada vez menor. Se fue imponiendo de manera progresiva la posibilidad de
cambiar el automóvil cada dos o tres años, lo que había sido considerado un bien duradero se

.C
transformó en un bien expuesto a una rápida obsolescencia, por la oferta de modelos más
perfeccionados. Para el logro de estos fines se hizo necesario inducir el consumo, montando
un gigantesco despliegue publicitario y ampliando las facilidades de pago. La venta en cuotas
DD
devino una práctica generalizada, hacia 1929 se estimaba que el 60% de la venta de
automóviles había sido hecha a través de ese procedimiento.

De comparable trascendencia para la sociedad fueron el nacimiento y la expansión fulminante


de la radio. A principios de 1920 aparecieron las primeras emisoras, y en poco tiempo, era un
vehículo excepcional para acrecentar el nivel de información de los ciudadanos, mejorar su
LA

formación cultural y para distraer las horas de descanso. Con mucha rapidez se descubrieron
las posibilidades de la radiodifusión con fines publicitarios y comenzó a percibirse su valor para
la difusión del discurso político: con la radio a su disposición, el mensaje ideológico podía llegar
lejos y con fines manipuladores; Hitler y Mussolini lo demostraron en muy poco tiempo.
FI

Superados aparentemente los problemas originados por la guerra, el mundo hacia fines de la
década parecía marchar por un camino de prosperidad. El liderazgo de Estados Unidos,
difundido por la radio y la cinematografía, se manifestaba en todos los terrenos. Los valores de
la sociedad yanqui eran glorificados. A la "crisis de la conciencia europea", resultado del


agobio experimentado por una sociedad conmovida en sus cimientos por la guerra, se
contraponía la visión frívola que emergía de los roaring twenties: el optimismo pleno de
cinismo de quienes creían en el éxito en los negocios a cualquier precio y en el escapismo
como pilares de la sociedad.

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