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TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN EN LOS PRIMEROS AÑOS

DEL NIÑO

Desde niños somos estimulados por nuestros padres a tener buenas


calificaciones o si no podría haber un castigo, también a ganar a ser mejores
que los demás y está bien pues son motivaciones buenas desde niños el
estímulo de los padres es muy significativo, pero debe haber un equilibrio, así
como somos incitados al triunfo el niño debe aprender a perder, es decir no
siempre va a tener la razón, no siempre va a ganar.
Formar al niño desde este punto de vista enseñándole a compartir, desde
pequeño a ir regalando su ropa buena que ya no le queda, no consentirle en
todo, diciéndole también “NO” aunque llore y patalee, esto ayudar en gran
manera a formar su personalidad a no derrumbarse cuando en la escuela o en
otros ambientes pierda o sea menospreciado en el círculo que le rodea.
En el centro infantil donde ellos se desenvuelven también hay que educarlos a
ser tolerantes y esto no significa darle menos importancia si no admitir su
fracaso y alegrarse por el triunfo del otro. Los juegos y actividades que le
ayuden a cada uno a tener su espacio a sentirse importantes, capaces de
lograrlo sin sentirse menos que los demás, teniendo cada uno una oportunidad
para hablar, podremos lograr que su frustración sea menos.
Se habrá ganado mucho si con diversas actividades y vivencias hacemos del
niño fuerte emocionalmente, a no derrumbase cuando algo no funciona como
lo planeó, levantarse continuar con su vida haciendo de estas experiencias un
motivo para crecer será la satisfacción que se tendrá como padres y docentes
empezando así a formar futuros profesionales tolerantes a la frustración y que
sus pérdidas no provoquen respuestas agresivas, por esto hay que ayudarles a
encausar estos impulsos.

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