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Vidas Pasadas
Vidas Pasadas
Introducción
Conclusión
La regresión será una de las técnicas importantes del futuro en los campos de la
psicoterapia y de la búsqueda interior. Una de sus características fundamentales
consiste en la integración de dos dimensiones, la psicoterapéutica y la metafísica,
en un mismo proceso.
Para los psicoterapeutas, la regresión es una técnica transpersonal que permite
exploraciones y liberaciones de una profundidad sin precedentes, mediante la cual
puede incorporarse en la psicoterapia una – muy necesitada – dimensión
metafísica.
Sin embargo, desde el principio deben quedar claros algunos aspectos relativos a
las vidas anteriores. En primer lugar, no es necesario en modo alguno creer en la
existencia de vidas pasadas para someterse a un proceso de regresión. La técnica
ISIS – por mí desarrollada – no emplea ni imaginación ni visualización creativa. No
requiere creer en nada, basta con seguir el proceso. En realidad, cuantas menos
creencias se tengan, más posibilidades de éxito habrá, pues las creencias generan
expectativas y tienden a distorsionar la pureza de las experiencias.
Durante la regresión, algunas de las visiones del pasado son de una claridad
meridiana, dejando al „cliente‟ con escasas dudas de su realidad. Aunque lo
importante de las experiencias en la regresión no reside en que provengan – o no
– de vidas pasadas, pues la clave está más bien en qué mejoras puedan aportar a
la vida presente. Empleando las palabras de uno de mis clientes nada más concluir
una intensa regresión: “Yo no sé nada de vidas pasadas; pero en lo que concierne
a mi vida, ¡que esto sea real hace que tenga mucho sentido!”. Lo que cuenta es
cómo puede cambiar la vida presente del cliente, y no tanto el origen de la
experiencia. Cada uno debe decidir por sí mismo cual es la naturaleza real de
dichas visiones del pasado.
Sin embargo sería de una inspiración muy pobre tratar de enmascarar la mente
antes de someterse a una regresión, debido a que la intensidad y agudeza de las
visiones está más allá de lo que la mayoría de la gente se imagina cuando piensa
en terapias de vidas pasadas. Además, algunas regresiones están acompañadas
por un „sabor del Ser Superior‟, un sentido de la continuidad – de uno mismo – en
el tiempo que las palabras carecen de poder para describir, a menos que se haya
penetrado en la experiencia.
"Cómo Despertar el Tercer Ojo" asienta los cimientos para una aproximación
experiencial a un trabajo de alquimia interior. Muchas de las técnicas que se
exponen al principio no deben tomarse como "alquímicas" en un sentido estricto,
sino como una preparación necesaria, sin la cual las fases más avanzadas del
trabajo no tendrían ningún sentido.
Una vez fui invitado a hablar sobre regresiones en una asociación, la cual había
contactado conmigo después de leer uno de mis artículos en una revista de salud.
Yo acepté sin indagar quiénes eran. Llegué al lugar con un cuarto de hora de
antelación y, después de que su secretario me diese una educada pero distante
bienvenida, decidí pasar el tiempo que restaba leyendo los panfletos de aquella
organización. Inmediatamente me percaté que había aterrizado entre un grupo de
escépticos, los cuales solo me habían invitado para atacar mis puntos de vista.
Siguió un corto pero intenso momento de duda, durante el cual tuve que encontrar
una nueva estrategia y cambiar el formato de mi charla.
Hablé de la siguiente manera – y pediría a los lectores escépticos que vieran este
libro del mismo modo – “Aquí está el estudio de los casos de algunos de mis
clientes. Aquí están las palabras que ellos han dicho cuando han experimentado
esas visiones del pasado. Yo no pretendo demostrar ni probar nada. Todavía deben
emerger algunos tipos nuevos de experiencias, pues quienes practicamos
regresiones, incluyéndome a mí, hemos observado similares patrones en miles de
sesiones. Esto les llevará a sacar sus propias conclusiones. Para mí, lo que
realmente importa es que, después de esas regresiones, los clientes estaban
mejor. No todos, naturalmente; pero sí un porcentaje significativo. Se liberaron de
los tranquilizantes y píldoras para dormir. Encontraron más fácil la relación con los
demás y decreció su nivel general de neurosis. Un buen número de ellos incluso
experimentó una transformación profunda y un cambio de valores. Algunos
adoptaron una actitud mucho más filosófica ante la vida y empezaron a
cuestionarse su propósito en la Tierra”.
Más que una nueva técnica, la regresión es una experiencia nueva o, más bien, la
difusión de una vieja experiencia en proporciones hasta ahora desconocidas. A
través de la historia, desde los r_sis de India hasta Goethe, pasando por Platón y
una serie ininterrumpida de „buscadores‟, siempre ha habido individuos que
mencionaban experiencias de anteriores encarnaciones terrenales. Pero esas
experiencias eran raras. En los últimos quince años, he sido testigo de cambios
importantes en la forma en que la gente accede a las visiones de vidas anteriores
(o como quiera se prefiera denominar dichas experiencias).
Ahora, cuando comienza el siglo XXI, la situación es bastante diferente. Los cursos
residenciales ya no son imprescindibles. Son suficientes sesiones semanales de
una o dos horas. Algunos clientes, cuando yacen por primera vez en la sala de mi
consulta, ¡incluso comienzan la regresión antes de que haya terminado de
implementar mis técnicas! El proceso se ha transformado en relativamente fluido y
suave y, por consiguiente, abierto virtualmente para todos. Por otra parte, las
experiencias de regresión de todas esas personas son a menudo más profundas y
genuinas que las de sus predecesoras de hace quince años. Obviamente, algo ha
cambiado. Cada vez es más frecuente oír de gente que ha ido al acupuntor por un
dolor en el cuello u otro problema menor e, inesperadamente, experimenta la
visión de una vida anterior tan pronto como le introducen las agujas en el cuerpo,
aunque ni el acupuntor ni el paciente sepan nada de nada de regresiones.
Naturalmente, esos casos son relativamente aislados, y no sería lógico esperar que
con un simple chasquido de dedos se pudieran conocer las vidas anteriores;
cualquier trabajo de calidad supone tiempo y esfuerzo. Aún así, acceder al estado
de regresión se ha hecho infinitamente más fácil de lo que solía ser, lo cual podría
acabar teniendo considerables consecuencias, no solo en los distintos campos de
las terapias, sino también en algunos de los fundamentos esenciales de nuestra
sociedad.
Las iniciales – en inglés – de los tres términos, Sondeo Interactivo del Espacio
Interior (Inner SpaceInteractive Sourcing), se han combinado para dar nombre a
la técnica: ISIS.
Básicamente, todos los samskaras operan de la misma forma, muy sencilla. Sin
embargo, de acuerdo con los Upanishads – el capítulo final de los Vedas – tan
pronto como haya sido desatado en el corazón el último nudo de los samskaras, se
alcanza el más elevado nivel de conciencia, la libertad absoluta, y martyo „mrto
bhavati, “el mortal se convierte en inmortal”.¹
Los samskaras son las huellas que dejan en la mente las experiencias traumáticas
previas. Hablando de forma aproximada, los samskaras serían las cicatrices de la
mente (la asociación samskara–cicatriz es fácil de recordar). En el modelo de
cuatro cuerpos sutiles empleado en el presente libro, la capa o estrato de la mente
correspondería al cuerpo astral². Por tanto, los samskaras pueden considerarse
como marcas o cicatrices del cuerpo astral, tal como se examinará con detalle a lo
largo del presente libro.
Ahora supongamos que aquella mujer, en lugar de ser violada a los dieciséis años,
hubiera sido forzada a los tres años. Su experiencia aún hubiera sido más terrible
y traumática, puesto que al ser una niña pequeña, era incapaz de entender lo que
estaba sucediendo. Para ella, la violación hubiera sido como un asesinato. Pero el
impacto era tan insoportable que lo olvidó todo por completo, borrando el episodio
de su memoria consciente. El samskara fue almacenado con una carga emocional
todavía mayor que en el caso de la chica de dieciséis años, aunque en este caso
el samskara es completamente inconsciente. Más adelante, como persona adulta,
toda su vida emocional y sexual será minada por un trauma escondido, del cual
está totalmente desconectada. Puede que huya de los hombres o vaya tras ellos, o
mostrar toda clase de comportamientos irracionales contra su propia libre
voluntad. Podría desarrollar alguna enfermedad grave en la región pélvica, o bien
un aborto espontáneo cuando tratara de tener un hijo. Sin un proceso que le
permita explorar las profundidades de su inconsciente, nunca será capaz de
entender por qué su vida es tan desastrosa. Cualquier intento de reorganizar su
existencia estará, desde el principio, condenado al fracaso, puesto que falta la
pieza clave de su puzzle personal.
Hasta este punto, todo lo que se ha visto encaja bastante bien en los modelos
psicoanalíticos y psicológicos comunes. Además, uno podría ponderar acerca del
hecho de que en los textos sánscritos estas materias ya fuesen objeto de debate
varios milenios antes que Freud. Pero se encuentra una diferencia importante
cuando se practica la regresión – los clientes descubren algunos samskaras que no
pueden relacionarse con ninguna experiencia de la vida presente.
(Las preguntas al principio de cada párrafo son formuladas por el conector. Las
respuestas son las que proporciona el cliente).
¿Qué está sintiendo? – Parece como rancio y gris. Se siente como muy derrotada.
Una mujer con su cabeza colgando hacia atrás de los hombros. Es bastante joven,
con el pelo largo y un vestido blanco. No puedo ver su cara.
¿Se siente ella feliz, o triste? – Ella está muy triste.
¿Está llorando? – No.
¿Hace calor o frío a su alrededor? – Frío.
¿Hay algún ruido? – No. Hay un silencio de muerte. Ella está realmente cansada.
Ahora siente tirantez en el estómago.
¿Qué quiere ella? – Quiere que algo que ha perdido vuelva. Sabe que no puede
hacer nada.
¿Está sola? – Sí. Es muy joven. Está herida.
¿Físicamente herida? – Sí.
¿Siente algún dolor? – Ha perdido mucha sangre. Pero no le importa. Ella es muy
fría.
¿Puedes sentir su dolor? – Comienza en el estómago, en las costillas y va hacia la
espalda, entre los omoplatos. Puede sentir los latidos de su corazón. Tiene pesar.
Su familia se ha ido y no pueden volver. Solo desea morir.
¿Su familia? – Un hombre. Y su hijo. Su niño tenía tres años. Tenía el pelo suave y
rizado. Fue un ataque. El hombre era muy fuerte, así que fue llevado a algún sitio.
¿Y el niño? – El niño fue asesinado. Murió delante de ella.
¿Cómo? – Fue muy difícil. Muy cruel. Ella no recuerda mucha cosa.
¿Cómo murió? – Una lanza le atravesó. Sus labios se habían vuelto azules...
Además, la mujer fue forzada.
¿Qué le hicieron a ella? – Unos seis soldados.
¿Qué aspecto tenían? – Capas oscuras, pelo corto, con cascos. Algo encima de los
cascos. Sin barba. Piel oscura. Más bajos que el hombre.
¿Qué le hicieron a ella? – No sé. Ella no recuerda. No importa. Trate de ver. –
Cuatro hombres la sostenían. Es duro decirlo. Ellos la sujetaban y la violaban justo
al lado del cuerpo del niño.
¿Estaba muerto? – Sí.
¿Y entonces? – Cuando acabaron, el último la golpeó en el estómago y en las
costillas. Ese es el motivo del sabor a sangre de su boca.
¿Y entonces? – Se arrastra hacia su casa... Y muere un momento después.
Como ocurre a menudo, este samskara fue enterrado, y la joven nunca había
siquiera sospechado su presencia. Aunque no estaba enterrado muy
profundamente, ya que pudo ser devuelto a la superficie y re–experimentado en
esta regresión, la cual solo era la segunda de dicho proceso. Estando dotado de
una carga emocional tan dramática, no era posible que el samskara permaneciese
neutral e inactivo. Un año antes de que tuviera lugar la regresión, esta joven había
perdido un hijo en un aborto involuntario pocas semanas antes del parto. Mientras
hacía la regresión, inmediatamente reconoció que el dolor que sintió en el
momento del aborto era exactamente el mismo que el dolor de la mujer, cuando
era violada y su hijo asesinado.
Hay diversas razones por las que un samskara se imprime mucho más
profundamente en nuestra estructura si va acompañado por una emoción intensa.
Supongamos que le van a decapitar. La experiencia dejará una impresión más
profunda en la psique que si sencillamente ha ido a la peluquería. Puede tener una
vulgar cita con el peluquero despreocupadamente, soñando despierto, sin estar
realmente en ello. En cambio no podrá ir a su ejecución sin sentir preocupación.
1.5. ¿Se originan todos los samskaras por situaciones graves o emociones
intensas?
Hasta aquí solamente hemos considerado los samskaras que están dotados de
fuertes cargas emocionales. Además de esas importantes marcas, nuestra mente
almacena miríadas de samskarasmenores.
Un resultado crucial del proceso de regresión es lograr que nos demos cuenta que,
durante todo el día, tendemos a reaccionar al mundo mediante condicionamientos
estereotipados – igual que los perros de Pavlov – en lugar de recurrir a nuestro
potencial humano de „seres creativos‟. De acuerdo con nuestro modelo cuádruple
de cuerpos sutiles, la diferencia fundamental entre un ser humano y un animal
consiste en que el ser humano tiene un Ser Superior. ¿Hasta qué punto nuestro
Ser Superior está involucrado en nuestras respuestas emocionales? Este es un
punto clave, en el cual reside la respuesta a la pregunta: ¿cuáles de nuestras
emociones son humanas y cuáles son animales?
Érase una vez que había un gran r_si (sabio–buscador) de la antigua India que
envió a su hijo de trece años a la corte del rey Janaka, pidiéndole al prestigioso
soberano que perfeccionara la educación del joven. Tan pronto como el joven llegó
a la corte, Janaka le puso una jarra de leche sobre la cabeza. La jarra estaba llena
hasta el borde, y Janaka le dio instrucciones al chico de que caminara tres veces
alrededor del palacio, sin derramar ni una sola gota de leche.
El rey Janaka estaba maravillado con el chico. Le dijo, “Hijo, vuelve con tu padre y
dile que no hay nada más que yo pueda enseñarte”.
Esto ciertamente no significaba que la vida emocional del chico hubiera sido
suprimida, sino que había sido erradicada cierta forma de emoción reactiva. El
chico podría amar, disfrutar y sentir; pero sus sentimientos provendrían del
interior de su alma, no siendo meras reacciones a su entorno. Podría caminar por
el mundo y, al mismo tiempo, permanecer plenamente en su interior,
independientemente de lo que estuviera sucediendo a su alrededor. Había
eliminado sus samskaras y era libre, en el más elevado significado de la palabra.
Incluso el iluminado rey Janaka, legendario por su sabiduría, no tenía nada más
que enseñarle.
Notas Capítulo 1
² Este sencillo modelo, que se compone de cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo
astral y Ser Superior, se describe en la sección 4.3.
³ Consúltense dos referencias esenciales acerca del concepto karma: Steiner,
Rudolf. Karmic Relationships. Rudolf Steiner Press, Londres (8 volúmenes).
Aurobindo, Sri. The Problem of Rebirth. Sri Aurobindo Ashram, Pondicherry, 1952.
4
Quienes hayan practicado vipassana, la técnica budista de meditación,
probablemente hayan oído con frecuencia de los sammkaras, los cuales son el
equivalente exacto de los samskaras. La diferencia ortográfica se debe a que
vipassana proviene del Budismo Hinayana, cuyos textos fueron escritos en Pali –
un idioma derivado del sánscrito. Muchas palabras sánscritas se han transformado
en Pali, de modo que cuando hay dos consonantes seguidas, la segunda se hace
igual a la anterior. Así pues, „ms‟ se convierte en „mm‟, y el sánscrito samskara se
transforma en el Pali sammkara. De la misma manera, „sy‟ se convierte en „ss‟, y
el sánscrito vipashyana (visión penetrante o perspicaz) en el Pali vipassana.
5
Con esta definición, la „mente‟ se corresponde con bastante precisión con el
griego dianoia, opuesto de nous. La mente también puede equipararse al latín
ratio, opuesto de intellectus.
Consideremos de nuevo el ejemplo de la mujer que fue violada cuando tenía tres
años y que había perdido todo recuerdo consciente del suceso. ¿Podemos decir
realmente que es una persona libre en sus relaciones con los hombres? Visto
desde el exterior, ella es totalmente “libre”. Nadie la fuerza a elegir este o aquel
hombre, y si se divorcia cuatro veces es su responsabilidad por completo. Ahora
bien, conociendo la terrible presión que ejerce la emoción latente, conociendo
el samskara y su dinamismo, ¿podemos mantener dicha afirmación? La mujer ni
siquiera sabe que sus elecciones están siendo influidas por el samskara. En
realidad, ni siquiera sabe que tiene un samskara; puede creerse libre mientras su
vida emocional está siendo manipulada por una fuerza que nunca ve. Este es el
primer esquema común por el cual un samskara, una huella emocional grabada en
el pasado, nos puede esclavizar sin ni siquiera sospecharlo.
2.2. Superposición
Caso práctico – Mary era una mujer de veinticuatro años que atravesaba una
fase de intensa depresión. Se casó cuando tenía dieciocho años; pero no pudo
mantenerse fiel a su esposo. Tuvo un primer amante tras dieciocho meses de
matrimonio, y luego otro cinco meses después, lo que rompió su matrimonio.
Entonces quedó destrozada. Comenzó a ir de un hombre a otro, multiplicando
experiencias cortas y superficiales, las cuales le dejaban cada vez más destrozada.
A continuación se narra una experiencia clave que tuvo durante una de sus
regresiones.
¿Qué siente ahora? – Frío. Un frío terrible.
¿Frío interno o externo? – Ambos.
¿Qué hay a su alrededor? – Está húmedo. Está frío, frío, frío... hecho con piedras.
Puedo ver este enorme edificio hecho con piedras, y es... terrible, peor que
cualquier otra cosa. Está tan frío... Yo no quería venir aquí. O tal vez sí, pero ahora
ya no quiero estar aquí.
¿Qué pasa en este edificio? – Es un convento. Estoy encerrada dentro. Quiero
irme. Es horroroso, como si la frialdad externa estuviera congelando mi corazón.
Nadie se interesa por mí. Nadie sonríe. A veces lloro, pero estoy totalmente sola. A
veces ni siquiera puedo llorar, estoy como muerta...
¿Siente a veces la misma frialdad en la presente vida? – ¡Oh, sí! Cuando necesito
que alguien se preocupe de mí. La verdad es que solo deseo calidez, y nada más.
Pero este sentimiento, ¿es suyo o de la mujer encerrada en el convento?
– Es de ella. Proviene de ella. Pero entonces me llega... se hace mío.
La próxima vez que le venga, ¿podría reconocer que es el sentimiento de aquella
mujer, y no el suyo?
– Sí, está bastante claro.
Esta tendencia que siempre repite el mismo orden es producto directo del
dinamismo de lossamskaras. La herida emocional del samskara es tan dolorosa
que no puede permanecer neutral. Está llorando para ser sanado. La carga
emocional asociada con el samskara es tan intensa que mientras no sea tratado
tenderá a generar circunstancias que le permitan expresarse por sí mismo. En
muchos casos, esto implicará la repetición de circunstancias similares, de una a
otra vida.
Aunque debe insistirse que esta senda tiene poco o nada que ver con „renunciar a
los deseos‟. Cuando la gente trata de renunciar a sus deseos, en la mayor parte de
los casos termina suprimiéndolos. Conceptualmente es un error tratar de
condicionarse uno mismo a no tener deseos. Supongamos que el deseo es en sí
mismo salir del condicionamiento del samskara; no puede ser satisfactorio tratar
de añadir otro condicionante sobre el condicionante previo. El propósito de ISIS
es el des–condicionamiento. La única cosa que ISIS nos pide es buscar
sistemáticamente la fuente de las reacciones, incluyendo las atracciones y
repulsiones. Puede ocurrir que algunas atracciones y repulsiones sean,
obviamente, resultado de la influencia de los samskaras, en cuyo caso es probable
que caigan por sí mismas una vez se libere el samskara. Esto ocurre por sí mismo,
y no hay nada doloroso asociado a ello. Es más como librarse de una carga
artificial que otra cosa. El resultado final del proceso no es una condición meliflua
libre de deseos, sino un estado maduro en el cual se ha desvelado la genuina
espontaneidad de uno mismo y se ha encontrado el verdadero propósito, más allá
de todo condicionante.
Es fundamental entender que, cuando hay una conexión de „amor a primera vista‟
entre dos personas, no debería necesariamente inducirse que ya se conocieron en
una vida anterior. Este punto nunca se enfatizará lo suficiente, pues ahorrará
enormes errores a algunas almas románticas, así como pretender justificarlos con
la práctica de la regresión.
Puede que sea doloroso darse cuenta que la misma atracción pasional podría
ocurrir con cualquier otra persona que, por una u otra razón, disparase el mismo
samskara. Aun así, darse cuenta de ello podría ahorrar mucho tiempo y
sufrimiento en relaciones basadas en samskaras, que están lejos de ser las más
satisfactorias o las más duraderas. El estrato de los samskaras es comparable a un
caleidoscopio. Sus polaridades, sus atracciones y repulsiones, se mueven y
cambian perpetuamente bajo la influencia de una miríada de micro–factores
irracionales.
Notas Capítulo 2
La misma palabra, amor, se usa también para describir lo que emana de Cristo, o
de los maestros o guías iluminados, cuando lo dan todo de sí mismos a sus
discípulos. Algunos maestros tienen una increíble capacidad para el amor. El amor
irradia de ellos como una fuerza imponente; puede sentirse „físicamente‟. Estar con
ellos es como bañarse en un océano de dulzura. Se suaviza todo nuestro dolor,
frustración o violencia. Obviamente el guía nos ama.
Evidentemente, el amor de Cristo y el amor del gato son de muy diferente orden.
Por ejemplo, si se echa el gato fuera de la casa en vez de alimentarlo en la cena.
Instantáneamente el gato ya no nos amará. Bufará. Si se puede hablar con el
gato, se oirá algo así como “¡te odio! Antes o después te mataré”. Ahora bien, si
echamos a Cristo fuera de la casa, su amor no va a cambiar. Su amor es todo. El
amor de Cristo no depende de nuestra respuesta. Es incondicional. Y tiene lugar en
un nivel completamente diferente al de las muestras de afecto condicional del
gato. Aunque usemos la misma palabra, amor, para ambos, el del gato y el de
Cristo.
Del mismo modo, la palabra „emoción‟ se usa para calificar tendencias psicológicas
o fuerzas con esencias completamente diferentes. Esto no solo se aplica al
español, sino a todos los idiomas modernos en general. La irascibilidad de un
conductor bloqueado en un embotellamiento de tráfico, la lujuria o los celos de un
amante, el miedo a la muerte, la ansiedad que precede a un examen, la
compasión de un Buda iluminado, la rabieta de un niño pequeño, el sentimiento
estético que surge al admirar la belleza de un paisaje, la onda interior exaltada de
un santo en comunión con la divinidad – todos están etiquetados con la misma
palabra, emoción, sin considerar el hecho de que tienen lugar en muy distintas
esferas de nuestro interior. Esto muestra la enorme confusión que se ha generado
en el mundo en cuanto a las emociones se refiere.
Un gran secreto de la sabiduría es: Para saber algo, hay que encontrar su fuente.
Puede aplicarse a una amplia gama de misterios espirituales, incluyendo nuestro
presente asunto. Para aprender a discriminar entre varias clases de emociones, es
esencial encontrar sus fuentes. Diferentes emociones provienen de distintas partes
de uno mismo, lo cual nos da pistas de como tratarlas.
Esta clase de emociones no fomenta la claridad interior. Es más como una reacción
química errónea que tiene lugar cada vez que se dispara el samskara. Hay algo
enfermizo alrededor de todo ello. Es como una herida que clama su sanación. Por
otra parte, es obvio que no surge espontáneamente del alma; es un condicionante
puro. La respuesta emocional no es originaria del verdadero Ser Superior. No es
nada más que un mensaje pregrabado que se repite cada vez que se encuentra el
estímulo.
estímulo → emoción
En una búsqueda genuina de la libertad, parte del trabajo debe ser destinado al
des–condicionamiento. Redescubrir la espontaneidad implica que puede separarse
el Ser de su fachada, las verdaderas emociones de las condicionadas, y las
expresiones del Ser Superior de las reacciones de los samskaras.
Llegados a este punto, necesitamos introducir dos palabras distintas para definir
las emociones: una para las relativas al afecto mostrado por el gato, y la otra para
las relacionadas con el amor incondicional de Cristo. Para las condicionales,
usaremos el término „emociones‟. Para las incondicionales, emplearemos el
vocablo „sentimientos‟.
Incluso aquellas emociones que puedan parecer más complejas debido a la fluidez
del campo psicológico, pueden relacionarse con un patrón similar. Un estímulo
viene del mundo exterior; este dispara un samskara; y automáticamente le sigue
una respuesta emocional. Por ejemplo, en los días de la Guerra Fría, algunas
personas se enfadaban cada vez que oían „comunismo‟. Funcionaba como un
hechizo cada vez que la palabra se pronunciada en su presencia. Otras personas
se enfadarían cada vez que escucharan „anticomunismo‟, con la misma
contundencia. Aunque no mostraran exteriormente su emoción, podríamos ver que
algo estaba reaccionando en su interior. Quizás pensaran de sí mismos que son
muy distintos del grupo inicial, pero en términos de samskaras ¿hay alguna
diferencia?
Una manera adecuada de saber si nuestro amor pertenece a las emociones o a los
sentimientos consistiría en preguntarnos qué sucedería si fuésemos rechazados o
traicionados. Un amor clasificable como emoción puede fácilmente volverse en su
contrario. En un segundo. “Ves a tu amigo como un cerdo cubierto de suciedad,
como un carro lleno de diablos”.¹ Si el amor corresponde a los sentimientos, no
terminará por una mera respuesta negativa por parte del amado. El criterio es
amargo, pero si es aplicado con sinceridad puede ahorrarnos muchas desilusiones
y extravíos.
Aunque, cualesquiera que sean los meandros por los que se tenga que atravesar,
al intelecto no le impresiona la idea de apartarse de la ira o de la depresión.
Notas Capítulo 3
Las distinciones que hemos hecho entre las emociones y los sentimientos también
pueden ser aplicadas a diferentes formas de pensamiento. Muchos pensamientos
son afines a emociones en el sentido de que aquellos no son más que reacciones.
Entendido este punto, nos llevará a una más amplia definición de las emociones.
Pero eso no es todo. Cada vez que aparece un pensamiento o una percepción, la
tendencia de la mente es atraparlo y encadenarlo a otro pensamiento mediante
alguna clase de asociación. Por ejemplo, se oye un ruido que proviene del
refrigerador, y la mente dice, “La nevera está vacía”. Y sigue otro, “Br?nnhilde
vendrá a comer” y “Tengo que ir a comprar”, “Pero antes he de ir al banco”, y así
sucesivamente. O bien surge un pensamiento sobre nuestro amigo Víctor, y la
mente continúa “No es tan agradable como Zacarías” y entonces “Zacarías me
debe dinero”, y “¿Cómo podría recordárselo educadamente?”, y así continúa la
danza interminable.
Este enfoque aporta una nueva luz sobre el incesante flujo de pensamientos que
experimentamos cuando cerramos los ojos y observamos nuestra mente. Estos
pensamientos no son más que el resultado de la dinámica de los samskaras. Si no
tuviéramos ningún samskara, o si pudiéramos desconectar el estrato donde se
ubican los samskaras, cuando cerráramos los ojos podríamos dejar de pensar e ir
directamente a los niveles superiores de conciencia.
En sánscrito se denominan vṛttis a todos los pensamientos y pequeños
movimientos mentales que tienen lugar incesantemente en la mente. La raíz de
dicha palabra, vrt, significa „volver‟. En el texto fundamental del sistema de yoga
de Patañjali, Yoga–Sūtras, la primera instrucción es yogaś citta–vṛtti–nirodaḥ(1.2),
que quiere decir: “Yoga es la erradicación de los vṛttis de la mente”. El mensaje es
claro – en la medida en que los samskaras contaminan la conciencia con
emociones y movimientos mentales reactivos incesantes, el estado de yoga, o
unidad trascendental, es inalcanzable. En sánscrito se denomina manas al estrato
en que tienen lugar dichas reacciones y en el que se hayan embebidos
lossamskaras (corresponde al cuerpo astral del sistema de cuerpos sutiles utilizado
en el trabajo de Clairvision). Manas suele traducirse como „mente‟ y, como hemos
visto, es en este sentido en el que utilizaremos la palabra mente en el presente
libro.
4.2 Sentimientos
1. Cuerpo físico.
En contraste con las emociones, los sentimientos están dotados con un sentido del
Ser Superior. En lo que concierne a los sentimientos, existen muchos grados.
Algunos sentimientos apenas tienen un matiz de autoconciencia, poco más que un
trasfondo. Otros nos conectan con el nivel más profundo y hacen que nuestro Ser
Superior brille como un sol. Sin embargo, el hilo conductor común a todos los
sentimientos es que, a diferencia de las emociones, no ocultan el Ser Superior sino
que lo revelan. Los sentimientos establecen una conexión experiencial con la
„pequeña llama‟, la presencia eterna del Ser Superior en el corazón – mientras que
las emociones tienen lugar en la personalidad superficial, la fachada.
Por otro lado, un sentimiento crea unidad entre nosotros y el objeto o persona con
que se relaciona. Digamos, por ejemplo, que estamos observando miríadas de
estrellas en una noche estrellada, y la belleza del momento genera una onda
interna; de repente somos parte del universo. Hay un sentido de unidad, fuerte y
tangible, con el cielo estrellado. Eso es un sentimiento. Un momento antes
estábamos mirando las constelaciones, que no eran otra cosa que puntitos blancos
sobre un fondo oscuro. Quizás estábamos aprendiendo a reconocer sus posiciones,
o bien estábamos atrapados por otros pensamientos, apenas conscientes de las
estrellas. Mirábamos desde la mente/manas. Por una parte, estábamos nosotros
en el suelo, y por otra los puntitos blancos. Pero, de repente, se despierta una
parte más profunda de nosotros con un sentimiento íntimo de unidad con el
cosmos. Nuestra total percepción se transforma, como si estuviéramos en un
espacio diferente. El universo, de repente, tiene sentido para el alma. Está
surgiendo un sentimiento.
Tomemos otro ejemplo, algo que sucederá a los terapeutas cada vez con mayor
frecuencia en las próximas décadas, y que puede originar una revolución en el arte
del diagnóstico. Una persona llegará a vernos con un dolor en alguna parte del
cuerpo. Sentiremos una intensa compasión por la persona. Estaremos presentes
en nuestro corazón, olvidando por un momento todos nuestros problemas
personales, y abriéndonos tanto como nos sea posible. Entonces, sin tener que
preguntar nada, repentinamente nos percataremos de que estamos sintiendo
dónde está ubicado el dolor. No es que ya sepamos dónde está el dolor, ¡es que lo
sentimos! Sentimos su cuerpo como si fuera el nuestro. Hay una onda de unidad
entre ambos y como resultado práctico tenemos un destello, no ya de clarividencia
o clariaudiencia, sino de „clarisentimiento‟. Sentimos lo que siente la otra persona
tal como si estuviéramos en su cuerpo. Para que tengan lugar estas experiencias
necesitaremos ser capaces de olvidar por completo nuestras propias dificultades y
emociones, aunque sea por un momento, y estar allí únicamente para la otra
persona, abriéndonos a ella desde nuestro corazón sin restricción alguna.
Este último punto es importante porque corrige una falsa idea que muchas
personas tienen implícitamente sobre sí mismas. Tienden a pensar que por una
parte hay emociones y, por otra, compasión y amor incondicional – como si estos
fueran los únicos sentimientos posibles. Por supuesto, la idea de amor
incondicional es muy bonita, pero tratemos de imaginar una vida en la que toda
emoción picante fuera reemplazada por amor incondicional y nada más. La meseta
sería apabullantemente aburrida – un paraíso insípido en el que todos estarían
encerrados en el mismo sentimiento.
A pesar de tener una conexión directa con el Ser Superior o Ego, los sentimientos
pertenecen a un estrato distinto. Si empleamos la analogía de una lámpara
eléctrica, la propia lámpara sería el Ser Superior, mientras que los sentimientos
serían afines a la luz que irradia de la misma. Los sentimientos pertenecen a una
esfera en la que el Ser Superior encuentra expresión, tiene cognición del mundo y
responde al mismo.³
Dado que está hecho del oro del Espíritu, el „cuerpo astral transustanciado‟
(estrato de los sentimientos) será intocable por las fluctuaciones emocionales y
podrá mantener su integridad a través del proceso de la muerte. Por consiguiente,
es adecuado considerarlo un vehículo de inmortalidad, o cuerpo de inmortalidad.
No es todavía la inmortalidad física, para la cual aún habría que transformar varios
estratos más. Aún así, el „cuerpo astral transustanciado‟ es un vehículo mediante
el que la transición de la muerte puede llevarse a cabo con plena conciencia, y la
conciencia y experiencias de esta vida pueden mantenerse y transferirse a la
siguiente vida sin sufrir la desintegración astral que generalmente tiene lugar con
la muerte.
Previamente a tratar dicho punto, yendo un paso adelante hacia los mecanismos
de la mente, resumiremos el capítulo de emociones y sentimientos en la forma de
una tabla.
Emociones Sentimientos
• Rabia, celos, amor apasionado • Amor más elevado, compasión, calidez del alma,
• Oscurecen al Ser Superior y refuerzan la atadura con • Resuenan con el Ser Superior y refuerzan la conexión
• Descentran. Tienen una dirección centrífuga (aparte • Centran. Tienen una dirección centrípeta (hacia el Ser
• Nos hacen vivir en ‘nuestro’ mundo • Nos permiten vivir en ‘el’ mundo)
También emplearemos una tabla para resumir los paralelismos con otros sistemas.
Emociones Sentimientos
mente discursiva
Notas Capítulo 4
¹ Analogía tomada de Sri Aurobindo
² El cuerpo astral no solo comprende la mente consciente, sino también las partes
subconsciente e inconsciente de la mente. Bajo circunstancias normales, una vasta
mayoría de seres humanos no se dan cuenta ni son conscientes de la mayoría del
material almacenado en su cuerpo astral.
SAMSKARAS Y MEDITACIÓN
Érase una vez un hombre que vivía en India que se convirtió en un entusiasta de
la búsqueda del Ser Superior, y que decidió encontrar un maestro y alcanzar la
iluminación. Recabó información de todos los gurús del estado, hasta que le
hablaron de uno que era renombrado, considerado el más sabio y más iluminado
de su tiempo. Allí que se fue hacia el ashram del hombre santo. Tan pronto como
llegó, el gurú le formuló la pregunta tradicional,
“¿Qué has venido a buscar aquí?”
El hombre fue muy directo. “Guruji, he oído que eres un gran sabio. ¿Me darás la
iluminación?”
El gurú sonrió. “Ciertamente, hijo, te daré la iluminación.”
El nuevo discípulo fue arrebatado por la alegría. “¡Eso es maravilloso Guruji!
Gracias, muchas gracias.
¿Y qué he de hacer para convertirme en iluminado?”
“Basta con que tomes asiento bajo ese árbol y medites.”
“¿Y qué tengo que hacer para meditar?”
“Nada, hijo. Solo siéntate bajo el árbol con los ojos cerrados. Pero hagas lo que
hagas no pienses en monos. Eso es todo. Y alcanzaras la iluminación.”
Nuestro hombre estaba tan deleitado con la noticia de su inminente iluminación
que se olvidó de su equipaje y fue inmediatamente a sentarse bajo el árbol. Y
comenzó su proceso de meditación.
Sin embargo, a los diez segundos de sentarse en una bella posición de loto y
cerrar los ojos, se le apareció el primer mono en la meditación. Inmediatamente lo
apartó de su mente, pero diez segundos después irrumpió dentro otro mono; y
otro; y otro... Para su mayor embarazo, tras media hora el hombre había visto
todos los monos de India. Y entonces su mente comenzó a enviarle,
incesantemente, imágenes de monos africanos. Tras otra media hora y unos
cuantos miles de monos más, el nuevo discípulo decidió que su caso era
desesperado y se volvió hacia el maestro.
Una vez más, esto no quiere decir que el propósito del trabajo sea erradicar toda
forma de pensamiento, sino más bien reemplazar los pensamientos mecánicos e
incesantes de la mente reactiva por el pensamiento luminoso del cuerpo astral
transformado (o transustanciado). Estas dos formas de pensar son tan
radicalmente distintas que emplear la misma palabra para ambas conduce a
confusión, del mismo modo que „emoción‟ no puede emplearse tanto para el amor
del gato como para el de Cristo. Una de las características del pensamiento del
cuerpo astral transformado es que puede desconectarse a voluntad. A diferencia
del pensamiento de la mente/manas, no sucede involuntaria y mecánicamente,
sino que es un acto de voluntad plenamente consciente.
Los vrttis son del mayor interés para nuestro estudio de los mecanismos de la
mente relacionados con la regresión, pues son un indicador directo de la presencia
y dinamismo de los samskaras. Hemos descrito la mente/manas como hecha de
reacciones: pensamientos reactivos y emociones reactivas. La mente/manas está
llena de ondas de reacciones, y los vrttis son dichas ondas. Así como en el océano
hay grandes olas y mar ligeramente rizada, en la mente/manas también hay
importantes reacciones ocasionadas por grandes samskaras e interminables rizos
causados por miríadas de microsamskaras.
La pregunta que sigue lógicamente es: ¿no es suficiente meditar para neutralizar
los samskaras, sean estos grandes o pequeños? Es una cuestión clave, pues
permite comprender el importante papel que puede jugar la regresión en el camino
espiritual.
Por supuesto, no se precisa meditar para entrar en contacto con los samskaras.
Basta con andar por la vida normal, observar las reacciones, y las circunstancias
de la vida brindarán muchas emociones que se relacionan con samskaras. No
obstante, debe aclararse que con la práctica regular de la meditación se entra en
contacto con asuntos mucho más profundos. Es por este motivo que quienes
hayan hecho mucha meditación pueden tener resultados muy rápidos cuando
sigan un proceso de regresión. Su meditación no solo les permite tratar algunos
asuntos menores, sino que también les pone en contacto con los verdaderos
monstruos de las profundidades, los „samskaras capitales‟. Les falta la energía
dinámica especializada para tratarlos, pero ya los han contactado, lo cual es un
paso crucial en el proceso.
Al contrario, quienes hayan efectuado numerosas regresiones se sorprenderán al
descubrir samskarascompletamente nuevos, así como asuntos capitales
insospechados cuando experimenten la meditación en profundidad. Así como la
regresión puede ser un poderoso complemento de la meditación, también la
meditación ampliará en gran medida la profundidad de la regresión.
5.6 Ondas
Los principios tras esta práctica son nítidos; hasta cierto punto, somos producto de
nuestro entorno. Una vasta parte de las emociones y patrones de pensamiento
provienen de las huellas que padres, amigos y parejas han dejado en nosotros,
además de todas las impresiones sensoriales recolectadas desde el nacimiento.
Uno se maravilla, por tanto, de lo que pueda existir más allá de esta acumulación
de impresiones y huellas. ¿Qué es exactamente lo que queda de nosotros si las
quitamos? ¿Qué es eterno en nuestro interior y qué es un mero producto del
entorno?
Así, unas cuantas horas después, sucede algo muy sorprendente; emerge otra
onda, completamente distinta de la primera. De repente se siente la necesidad
irresistible de tomar el primer avión a Nueva York, reunirse con una amistad que
no se había visto durante quince años y casarse. El taoísmo ha desaparecido por
completo de la mente y la certeza anterior ha sido reemplazada por una nueva: la
única cosa que podrá llenar la vida es ir y casarse con aquella persona – que
nunca había sido una amistad cercana y a la que no se ha visto desde hace más de
quince años. Nuestra meditación cambia. La mente se pone hiperactiva arreglando
todos los detalles del viaje: la agencia de viajes donde compraremos el billete de
avión, lo que nos pondremos para la boda, los nombres de nuestros hijos, y así
sucesivamente.
Podría tomar toda una vida llegar a cumplir uno de estos deseos. Esta es una de
las razones por las que hay que estar completamente preparado antes de seguir
este tipo de prácticas de meditación intensiva y prolongada. Si uno se aferra a la
primera onda y termina en Shanghai, lo cual puede ocurrir terriblemente rápido
bajo tales circunstancias, probablemente no va a acabar nada bien. La decisión de
volar a China no ha sido tomada desde un espacio de libre albedrío, sino dictada
por la presión de unsamskara. Más pronto que tarde, otro samskara nos llevaría en
otra dirección. Si permitimos que nuestra vida sea regida por el caleidoscopio de la
mente/manas, el resultado global solo puede ser el caos. Incluso si sucediera que
tuviéramos éxito en China, sería un „éxito del samskara‟. Nuestro hilo espiritual se
perdería y podríamos tardar veinte años en volverlo a encontrar.
Si, por otro lado, podemos resistir las primeras oleadas y mantenernos firmes en
la meditación, las siguientes tendrán menos poder sobre nosotros. Seremos
capaces de compararlas con las primeras y convencernos de que está pasando
algo inusual. No obstante por muy bien preparados que podamos estar,
probablemente quedaremos sorprendidos por la intensidad cataclísmica de las
urgencias. Esta es la clase de deseos que normalmente se sienten una vez cada
veinte años, y que pueden hacernos cambiarlo todo. Pero en meditación profunda
nos puede golpear una onda cada día, o incluso cada pocas horas. Habiendo tenido
que soportar una docena en una semana, sabremos que son producto
de samskaras, y por consiguiente fundamentalmente falsas. Todavía requerirá
toda nuestra determinación y la ayuda de Dios no ceder a la decimotercera.
Finalmente, tras un tiempo que depende mucho de cada individuo, las ondas
pararán y descubriremos que nos hemos convertido en una persona diferente.
La forma en que dichas ondas nos sujetan y nos hacen frenéticos durante un rato
antes de desaparecer en un anticlímax, dando paso a otra, nos deja sin dudas
respecto a su fuente y naturaleza reales – estas ondas proceden de
los samskaras más profundos e intensos. La mayoría de la gente apenas contacta
con dichos samskaras capitales en toda su vida. La presión de la meditación hace
que los samskaras exploten en nuestra conciencia uno tras otro. En los términos
de nuestro ejemplo, la fuerza que tira del bote se ha hecho tan intensa que no hay
cuerda que se le resista. Lo que la mayoría de seres humanos no pueden lograr en
varias vidas se completa en unas cuantas semanas.
5.7 Ninguna decisión importante durante una meditación intensiva
Para ser capaces de tratar con dichas ondas sin ser arrastrados, precisaremos
haber hecho ya un trabajo significativo sobre nuestros samskaras. Cuanto más
hayamos observado los samskaras, mirado las reacciones propias en situaciones
cotidianas y buscado las fuentes de nuestra conducta condicionada, menor
posibilidad habrá de que seamos distraídos por las Sirenas¹ cuando llegue la „hora
de Dios‟. A este respecto, el trabajo de regresión es una de las mejores
preparaciones posibles para resistir la intensidad espiritual de los momentos de
gran despertar, y para evitar la primera bomba trampa de los samskaras.
Las rodillas son una excepción al patrón de molestias o dolores profundos que
ocurren en meditación debido a la emergencia de samskaras.
Si un lugar del hombro, la espalda o cualquier otra parte del cuerpo excepto las
rodillas se hace doloroso bajo la presión de la meditación profunda, la mejor
actitud es permanecer inmóvil y observar el lugar. Solo permanecer consciente del
mismo; si nos moviéramos agitadamente disminuiríamos la presión de la energía y
evitaríamos el samskara. Sencillamente observaremos el lugar y dejaremos que
madure mediante nuestra inmovilidad y conciencia. Si no desaparece, ¡regresión!
En cualquier caso, no dañaremos el cuerpo por el mero hecho de permanecer
inmóviles y aguantar la intensidad creada por elsamskara.
Sin embargo, si estamos sentados en la postura del loto, semiloto o cualquier otra
posición con las piernas cruzadas, la situación es bastante diferente en lo que
concierne a las rodillas. Echemos una ojeada a alguien que esté en la postura del
loto. ¿Qué ocurre cuando ponen el talón cerca de la ingle? No es la articulación de
la rodilla la que gira, sino la de la cadera. Al contrario de lo que se podría pensar,
la posición del loto se consigue gracias a la flexibilidad de las caderas – no las
rodillas. La articulación de la rodilla está compuesta por menudos ligamentos que
no pueden estirarse mucho sin dañarse.
Si tras meditar un rato comenzamos a sentir dolor en las rodillas, es porque la
cadera se ha contraído. La cadera ha girado hacia dentro, lo que provoca más
tensión en los ligamentos de la rodilla. Estos pequeños filamentos son frágiles y no
es sensato tratar de tirar de ellos más allá de sus límites. Si se daña uno de ellos,
podría llevar meses antes de que pudiéramos sentarnos de nuevo con las piernas
cruzadas.
Notas Capítulo 5
¹ Esta experiencia presenta similitudes obvias con el encuentro de Ulises con las
Sirenas, cuando su tripulación tuvo que atarle a la nave para impedirle que saltara
al agua en respuesta a la tentadora llamada de las Sirenas.
Caso práctico – Lenka era una mujer de negocios de cuarenta y seis años que
vino a consultarme tras años de pesada depresión. Entre sus dolencias somáticas
había terribles dolores de cabeza, en la frente, que nada parecía aliviar, y fuertes
dolores de cólico. Antes de visitarme y tratar la técnica ISIS de regresión, Lenka
había intentado infructuosamente encontrar ayuda en diversos terapeutas.
A poco de comenzar la primera sesión se localizó un lugar atrozmente doloroso en
el área izquierda de la caja torácica. Conforme Lenka conectó más profundamente
con la energía, dicho lugar provocó repentinamente su habitual dolor de cabeza y
dolor intestinal con extrema violencia. Debo insistir en que en ningún momento de
la sesión toqué la cabeza ni el abdomen de Lenka; y que en ninguna ocasión
anterior a esta sesión ISIS Lenka había experimentado incomodidad alguna en la
parte izquierda de su caja torácica.
Tras un momento de dolor agónico, trabajando en el lugar, la calidad de la
vibración en la sala cambió de repente y Lenka empezó a re–experimentar un
episodio con una intensidad particularmente vívida.
¿Qué siente?¹ – Estoy fría, estoy muy fría. [Lenka está tiritando bajo un montón
de mantas.] Algo muy grande ha caído sobre mí y me ha enterrado. Es una roca.
Mi cabeza duele. Y hay un fuego. Montones de personas están muriendo... escenas
de devastación. Ha habido un terremoto y ahora hay un incendio, pero como estoy
enterrada bajo la roca no me estoy quemando. Ahora viene agua. Se ha acabado
el incendio. No puedo moverme porque estoy enterrada bajo la roca, y hay agua
corriendo sobre mí. ¡Oh! Es terriblemente frío [Lenka está tiritando más que
nunca.] Está absolutamente helado, frío helado. [Gritando:] ¡El bebé! ¡El bebé está
muriendo! Soy yo quien está bajo la roca, pero estoy preñada de un bebé. ¡Oh!
Dolor... Es como sentir al mismo tiempo todos mis dolores habituales de
estómago.
¿Quiere decir que son los mismos que sus dolores intestinales? – Los mismos. ¡El
bebé se muere! [Mar de lágrimas.] El bebé está saliendo y no hay nadie para
ayudar. ¡Oh! Desearía estar muerta. Y duele, duele dar a luz el bebé.
[Sollozando:] Está muerto. Sabía que el bebé estaba muerto. ¡Oh! Me ha vuelto
otra vez el espantoso dolor de cabeza. [Gritando:] ¡Duele! ¡Duele! Mi cabeza está
abierta, totalmente abierta. ¡Duele! ¡Es horrible! ¡Mi cerebro se está saliendo!
¡Está aquí! [Indicando el lugar en su frente donde habitualmente tiene dolores de
cabeza:] Mi cabeza está totalmente abierta aquí... La roca... la roca ha aplastado
mi cabeza. Ojalá estuviera muerta. Siento como si debiera estar muerta, pero por
alguna razón no lo estoy. ¡Oh Dios! ¡Duele tanto!
Tras la sesión, Lenka me dijo que siempre le había aterrorizado tener un bebé, lo
que de repente comenzó a tener sentido tras re–experimentar este episodio. Había
estado embarazada en cinco ocasiones. Dos de los embarazos fueron
interrumpidos, mientras los restantes tres acabaron espontáneamente en aborto.
Los resultados de la regresión fueron espectaculares. En unos cuantos días tanto el
dolor de cabeza como los dolores intestinales disminuyeron a menos de la mitad.
Tras unas semanas y unas cuantas sesiones adicionales, los dolores de cabeza casi
habían desaparecido por completo. La depresión empezó a mejorar y Lenka se
libró de todos los analgésicos, tranquilizantes y somníferos.
Estas experiencias son de gran interés, pues permiten que los clientes perciban
por sí mismos cuánto pueden sujetar los samskaras al cuerpo físico. En algunas
regresiones, la intensidad de las manifestaciones físicas es tal que los clientes a
duras penas pueden poner en tela de juicio la interconexión entre los samskaras y
el cuerpo físico. En el ejemplo anterior, Lenka sencillamente no podía creerse que,
por el mero hecho de poner energía en un punto de su pecho, pudiera ocasionar
que se le reprodujeran exactamente los dolores de cabeza y de estómago. Fue una
clara demostración de que lo que le ocasionaba los problemas era algo distinto a
los meros factores físicos.
En el caso que acabamos de examinar, hemos visto un cliente que sentía casi
exactamente el mismo dolor que en el episodio que originó el samskara, aunque
expresándolo mediante un órgano diferente y bajo diferentes circunstancias
vitales. No obstante, en algunos casos el paralelismo entre las circunstancias
relacionadas con el samskara y las de la dolencia física en esta vida presente son
todavía más obvios. En concreto, tras seguir el proceso de regresión se percibe de
modo distinto la importancia de muchos accidentes. A continuación se acompaña
un breve ejemplo de entre muchos otros similares que me he encontrado en mi
práctica.
Caso práctico – Lucie, de cuarenta y cuatro años, había padecido una sensación
incómoda en la ingle izquierda desde que tenía uso de razón. Era una sensación
pesada, a medio camino entre dolor y tirantez. Ningún médico pudo encontrarle
algo patológicamente erróneo, pese a que ella sentía que allí había algo. La
regresión que sigue sucedió mientras le trabajaba la ingle izquierda.
¿Cómo sientes tu cuerpo, grande o pequeño? – Me siento muy grande; y muy
fuerte. Un hombre GRANDE. Está muy enfurecido. Está en medio de una batalla,
como si fueran los tiempos medievales. Hay personas y cuerpos por todas partes.
Está luchando con algo muy pesado, una especie de maza, o puede que una
espada. Es extraordinariamente pesada. Está lleno de furia. Ruge y se mueve
como un loco. Siente que nada puede pararle, ¡va a matarlos a todos!
[Entonces el cliente grita de repente, como con dolor.] ¡Ah! Algo le ha golpeado en
la ingle. El dolor es terrible. Cae sobre sus rodillas. Puedo verle tumbado sobre la
espalda. No puede moverse. Hay algo clavado en su ingle, como una pieza de
metal. Podría ser una flecha.
¿Qué pasa a su alrededor? – Se siente muy alejado. La batalla continúa, pero
puedo oírla como desde la distancia. Estoy tumbado de espaldas, inmovilizado por
esa cosa en mi ingle². Ahora se ha terminado la batalla. Puedo ver cuerpos por
todas partes. Es de noche. Está bloqueado, no puede seguir. Está medio dentro y
medio fuera de su cuerpo, como si estuviera clavado por la flecha de su ingle.
¿Se queda ahí mucho tiempo? – Parece como mucho tiempo. Sabe que está
muerto y no le parece correcto seguir allí. Su cuerpo comienza a corromperse.
Pero no puede moverse. La ingle le mantiene allí.
Como una coincidencia, Lucie había tenido un accidente cuanto estaba en la
treintena (como quince años después de comenzar a sentir el dolor sordo en la
ingle, por lo que el accidente no podía ser responsable de la incomodidad en dicha
área). Fue golpeada por un coche en su cadera izquierda, sufriendo múltiples
fracturas. Es razonable establecer una conexión entre este trauma y la herida del
guerrero medieval. Lucie hizo por sí misma la conexión en cuanto concluyó esta
sesión ISIS, “El dolor en su ingle se siente exactamente como el que tuve cuando
ocurrió el accidente”.
En este ejemplo vemos que el violento dolor actual del cliente no era parte del
episodio original. Todo lo que sentía el marinero era entumecimiento en la pierna.
Aún así la ubicación del dolor de Sophia sigue siendo la misma (la línea del
meridiano zu–shao–yang en el lado externo del muslo y la pierna). Y lo mismo la
emoción que acompaña, esto es, la desesperación impotente.
Aunque el cliente no presentaba los mismos síntomas que los del marinero varado,
tenía la sensación de un „sabor‟ común que vinculaba ambos. Lo cual es bastante
característico de los dolores físicos que persisten de una a otra vida. En
semejantes casos, los clientes suelen hacer comentarios como, “no es el mismo
dolor, pero el sentimiento tras él es el mismo” o “es la misma vibración”. En
regresión, dichas incidencias son un signo extraordinariamente favorable; indican
que hay grandes posibilidades de mejora. Muestran que el cliente ha contactado
un samskara que yace bajo un problema físico. Por tanto, es probable que tan
pronto se libere dicho samskara haya una mejora.
Esta sesión brindó mejoras adicionales, aunque solo fue tras unas cuantas
regresiones más que se alcanzó una curación definitiva. A continuación, otro
episodio importante que experimento Sophia.
Caso práctico ¿Dónde está ahora? – Estoy andando, ¡estoy andando! Les he
dejado y me voy por mi misma.
¿Quiénes son ellos? – La tribu. Querían que me quedara con ellos, pero no me
parecía correcto. Soy yo, pero en el futuro, no el de esta vida. He dudado durante
largo tiempo, y estaban presionándome para que me quedara con ellos. Como
presión social, el peso de los hábitos y la tradición. Tenía que quedarme con ellos y
ser como ellos, pero entonces osé dejarles. ¡Me siento tan libre! Estoy andando,
estoy corriendo por las colinas y por un valle. Ahora que he tomado la decisión mi
pierna se siente completamente libre. No tengo que ser como ellos. Puedo ser yo
mismo lisa y llanamente, piensen lo que piensen. Sé que nunca volveré.
Al final de este proceso ISIS, el dolor de ciática de Sophia había desaparecido por
completo, sin ningún tipo de tratamiento médico, y nunca reapareció. No solo
podía andar durante horas por el bosque, sino también acarrear troncos y
participar en obras de construcción. Aún así los cirujanos habían identificado
previamente tal daño en las radiografías que le habían dado un pronóstico nada
halag?eño, incluso con cirugía. Este ejemplo nos muestra lo equivocado que es
creer que ISIS solo puede mejorar condiciones de tipo psicosomático, y no
desórdenes físicos.
Hasta el momento solo hemos examinado casos con una conexión obvia entre
el samskara y el desorden físico. Pero es importante comprender que en muchas
ocasiones lo que está superpuesto alsamskara es bastante diferente a la huella
original. En otras palabras, el dolor o problema actual generado por
el samskara puede ser de una naturaleza distinta de la experimentada cuando se
contrajo el samskara.
Caso práctico – David, un paciente con SIDA de treinta y cuatro años.
¿Qué siente? – Me caigo por el espacio. No tengo cuerpo, solo estoy en un espacio
oscuro, cayéndome.
¿Adónde te lleva eso? – A un espacio extraño. Se va ahí antes de nacer. Desde allí
se puede ver lo que sucede en la Tierra. Puedo ver cómo voy a tener que ir a un
útero y todo ese caos. Sencillamente no quiero ir. Solo quiero quedarme ahí, en el
espacio, pero realmente no hay elección. Tengo que irme pero no quiero. No
quiero irme al caos. No quiero nacer.
¿Ha sentido a veces esa misma cosa, durante su vida? – Diría que el sentimiento
de no querer estar aquí siempre ha estado conmigo, en el trasfondo.
Dígame, ¿cuál es la diferencia entre ese sentimiento y desear la muerte? – ¡No
creo que haya mucha diferencia! Dentro de mí sé que la única manera de salir de
aquí es morir.
¿Quiere decir que ha estado viviendo todos estos años con un deseo de morir en el
trasfondo de su mente? – Mm, sí, creo que sí. [David se ríe y luego se queda en
completo silencio durante un minuto.]
El siguiente paso del proceso de regresión hubiera sido encontrar la fuente del
deseo de no estar en la Tierra, en otras palabras la huella traumática de donde se
originó el deseo de morir. Sin embargo, esta iba a ser la primera y última
regresión de David. Tuvo que ser hospitalizado antes de nuestra próxima cita, y
falleció unos días más tarde.
Quiero dejarlo bien claro, ¡no estoy sugiriendo que la regresión pueda curar el
SIDA! Si tuviera que extraer alguna conclusión de este caso práctico, sería que si
un paciente, cualquiera que sea su enfermedad, posee un fuerte deseo de morir,
no veo cómo podría llegarse a una solución definitiva a su problema sin tratarle
dicho deseo de morir, independientemente de que siga o no otros tratamientos.
Una vez la enfermedad aparece en el cuerpo físico, puede que no baste con borrar
el condicionamiento mental negativo para lograr la sanación. Por consiguiente, es
bastante sensato emplear terapias que mejoren el estado físico. ¿Pero sería
suficiente un tratamiento físico por sí mismo? ¿Es razonable confiar en la curación
de la enfermedad sin tratar su causa? E incluso si dicha curación fuera posible,
¿sería duradera o solo una medida paliativa antes de que el problema real
reapareciera en cualquier otro lugar?
¿Qué tipos de enfermedades pueden curarse con la regresión? Como sucede con
muchas formas de sanación, la eficiencia no depende tanto del tipo de
enfermedad, como de la clase de paciente. La regresión no precisa que se crea en
vidas pasadas, sino que requiere una mente abierta y una cierta determinación
para afrontar problemas en vez de intentar escapar de los mismos. Muchas
personas eligen caer enfermas como vía para evitar mirar la fuente de sus
conflictos internos. Si este es el caso, el éxito únicamente llegará si el paciente
está preparado para reconocer y dominar los conflictos – y no todo el mundo está
preparado para hacerlo.
Notas Capítulo 6
² Obsérvese cómo los clientes tienden a alternar entre primera y tercera persona
cuando se describen a sí mismos en un episodio de una vida anterior.
Existen muchos motivos para que las cosas sean así. Cuando no puede
reconocerse la fuente de un dolor, el dolor tiende a magnificarse automáticamente.
Supongamos que estamos en una playa y nos ponemos la camisa después de
nadar. De repente sentimos un dolor lacerante en el lado izquierdo del pecho. Es
tan intenso que nos quedamos sin aliento y hemos de sentarnos. Inmediatamente
pensamos en un ataque al corazón u otra terrible enfermedad, a lo cual sigue una
cadena de asociaciones – hospital, seguro médico, y así sucesivamente. ¡La
desesperación nos embarga! Pero un minuto después nos damos cuenta,
subrepticiamente, que en nuestra camisa se había atrapado una avispa, y que el
dolor venía de la picadura que nos había infligido. ¡Lo cual nos proporciona un
súbito desahogo! El „daño‟ es exactamente el mismo, pero el sufrimiento
disminuye más de la mitad. El motivo es sencillo; hace unos segundos teníamos
un ataque al corazón, y ahora solo hemos sido picados por un insecto. A pesar de
que la causa del dolor físico es exactamente la misma, el sufrimiento disminuye
notablemente.
Un ejemplo clásico de la tradición hindú ilustra dicho patrón. Es una historia que
cuentan muchos maestros, procedente de un texto de la tradición Vedanta
denominado Astavakra–Gita. Este Gita recibe su nombre del gran sabio Astavakra,
quien era ocho veces deforme (asta = ocho, vakra = torcido) y aún así fue uno de
los grandes maestros de la felicidad eterna de su tiempo. Astavakra empleaba el
ejemplo de una serpiente que origina un gran revuelo en una reunión. Cuando se
descubre la serpiente, la muchedumbre es presa del pánico; todos empiezan a
gritar y a correr en todas direcciones. Entonces, de repente, alguien se da cuenta
que la serpiente no es tal serpiente, sino ¡una cuerda enrollada! La agitación cesa
inmediatamente. Todo vuelve a la normalidad y la gente comienza a reírse de sus
propias reacciones.
Cada vez que nos aflige una emoción, el hecho de ver el samskara tras ella nos
cambia la perspectiva por completo, como cuando la serpiente se convierte en una
cuerda, o cuando el ataque al corazón se vuelve una picadura de insecto. No es el
jefe o la pareja quien está siendo cruel, no que es el mundo esté tratando de
herirnos deliberadamente. Tan solo es un simple mecanismo interno que está
poniendo su mensaje pregrabado. Es un samskara y nada más.
Sin embargo, la mera comprensión intelectual de dichos procesos no será de gran
ayuda. Una persona que trate de aplicar estos principios sin poseer la experiencia
directa de la regresión (u otra forma de exploración metafísica consciente de las
huellas samskáricas profundamente enraizadas) sería igual que un hombre que,
cuando vea una serpiente, trate de convencerse que “no es una serpiente, es una
cuerda”. La empresa se volvería una completa farsa. Lo que precisamos es ser
capaces de ver lossamskaras y reconectar con ellos conscientemente, que es
exactamente lo que ISIS nos permite hacer. Pues la magia (maya) de
los samskaras es tal que uno puede engañarse a sí mismo, pero no puede
engañarles a ellos. Mientras no veamos que la serpiente es una cuerda, la cuerda
nos morderá tan violentamente como lo haría la serpiente. Al practicar una técnica
como ISIS y observar las reacciones durante las actividades diarias, nos
moveremos hacia la libertad, lo cual no lograremos por el mero hecho de leer
libros sobre el tema.
El ejemplo de la serpiente y la cuerda también nos permite entender por qué los
niños pequeños son tan vulnerables a las emociones. Su mente lógica no está
desarrollada. Cuando algo les ocurre, no tienen forma de racionalizarlo – no hay
barreras protectoras; por tanto, confunden la cuerda con una serpiente todas las
veces, no hay manera de hacerles ver el motivo. La situación puede ser inofensiva,
pero para ellos es como si su vida estuviera amenazada. Solo pueden asustarse,
como nos pasaría a nosotros si fuéramos atacados por alguna bestia desconocida
en medio de la noche y no hubiera forma de escapar o defendernos. Esta es la
razón de que circunstancias nimias puedan crear samskarasimportantes a los niños
pequeños.
Existe otro motivo por el que el hecho de ver los samskaras neutraliza
automáticamente una gran cantidad de sufrimiento; independientemente de que
las emociones que surjan de ellos sean enormes, los propios samskaras no son
más que semillas diminutas, ridículamente pequeños comparados con los
trastornos que generan en la conciencia. Los impulsos que surgen de
los samskaras se amplifican artificialmente por el cuerpo astral, como cuando una
imagen es reflejada indefinidamente por un conjunto de espejos. Si no fuera por
dicho mecanismo, los trastornos emocionales sencillamente no podrían acaecer, o
al menos nunca alcanzarían la misma intensidad.
Las técnicas ISIS persiguen alcanzar la percepción directa de los samskaras como
semillas en el cuerpo astral. Antes de ser agitados por la ira o por cualquier otra
emoción, ha de surgir una onda de unsamskara. Refirámonos a la secuencia que
describimos previamente:
Otra cualidad esencial que debe desarrollarse es una cierta conciencia durante las
actividades cotidianas. Cualquiera que sea el método de desarrollo espiritual, sin el
cultivo del hecho de estar conscientes, nunca sucederá nada decisivo. Si tratamos
de trabajar los samskaras sin observarlos cuando nos manipulan, la lucha está
perdida antes de empezar. Una fase clave del proceso consiste en observar
nuestras reacciones en diversas situaciones de la vida.
Lo cual no significa que tengamos que suprimir las emociones. Este método no nos
pide dejar de enfadarnos, gritar a nuestros amigos o romper platos. Pero mientras
pasamos por las rutinas cotidianas, lo que tenemos que hacer es estar
conscientes, lo que significa observarnos cómo nos ponemos emocionales y sentir
el samskara tras la emoción. Se requiere una vigilancia persistente durante las
actividades cotidianas. En este trabajo de ser conscientes no precisamos ver por
qué y cómo se originó el samskara. No necesitamos volver a experimentar el
episodio durante el cual se grabó. Lo único que se necesita es sentir la semilla
del samskara en el cuerpo de energía – el lugar – y sentir la onda emocional que
sale de él.
Por supuesto, una vez nuestro estado de conciencia se haya hecho tan refinado,
resulta altamente improbable que alcancemos la fase de lanzamiento de platos tan
fácilmente. Bajo observación constante, muchos patrones emocionales
repetitivos se hacen tan insoportables que acabamos por abandonarlos.
Nos vemos reaccionando siempre igual: “Ahora voy a sentir eso otra vez. Y luego
voy a decir las mismas palabras, una vez más. Y luego voy a hacer eso otra vez”,
y así sucesivamente. Si siempre nos damos cuenta que hemos sido arrastrados por
emociones destructivas cuando ya han sucedido, no hay mucho que podamos
hacer para evitarlo. Si estamos conscientes mientras suceden, la situación es
radicalmente distinta.
Los sentidos del cuerpo físico reciben el estímulo, que es transmitido por el
cuerpo etérico, y alcanza el cuerpo astral. Entonces la acción
del samskara consiste en hacer que el impulso evite el estrato de autoconciencia.
En el cuerpo astral tiene lugar una cadena de reacciones, la cual se corresponde
con los mecanismos de amplificación que acabamos de describir. No obstante, si
no se evita el estrato de autoconciencia, el esquema se hace totalmente distinto.
El cuerpo astral pierde su supremacía y la luz del Ego Superior neutraliza
automáticamente gran parte de su „química‟. Lo cual significa que si nuestra
autoconciencia es lo suficientemente fuerte, las reacciones mecánicas del cuerpo
astral automáticamente dejarán de surtir el efecto deseado. El punto débil del
cuerpo astral es que solo puede operar libremente si no estamos
conscientes. Cuanto más autoconscientes seamos, es decir, cuanto más
involucremos al vehículo en la cúspide del diagrama, menos posibilidad tendrá el
cuerpo astral de manipularnos como marionetas cuando recibamos sensaciones y
percepciones del mundo. Despega el liderazgo del Ser Superior y decae el poder
del condicionamiento.
Del esquema que acabamos de describir se deduce que en cualquier etapa del
desarrollo de una onda emocional podremos reaccionar o permanecer conscientes,
pero no ambas cosas. A veces, cuando no estamos conscientes, las reacciones
siguen mecánicamente su curso. Pero cuando somos conscientes cesa la reacción
en cadena. La vibración original que surge del samskara no florece en una emoción
completamente madura, sino que se disipa suavemente. Por supuesto, al principio
la situación no tiene los bordes tan delimitados. En determinados casos somos
conscientes de que estamos reaccionando, pero aunque seamos conscientes la
reacción en cadena hasta cierto punto aún sigue su curso, y todavía tienen lugar
las emociones reactivas.
En este proceso hay un conflicto entre dos partes nuestras diferentes: por un lado
la autoconciencia, y por el otro el cuerpo astral y sus respuestas automáticas.
Cuanta más luz del Ser Superior brille en nuestra autoconciencia, más neutralizará
las reacciones químicas erróneas generadas por el cuerpo astral. Aún así, todavía
hay un círculo vicioso, ¡pues son precisamente los samskaras los que impiden que
brille la luz del Ser Superior! Así pues, el proceso de liberación tiene dos ramales:
por un lado, reforzar la conciencia del Ser Superior, y por el otro, disminuir el
poder de la mente reactiva mediante la neutralización de tantos samskaras como
sea posible. La primera parte corresponde a los diversos procesos de meditación,
iniciación, rituales y similares, mientras la segunda puede trabajarse con ISIS.
De una forma muy simplificada podríamos decir que al principio del trabajo la
conciencia solo consiste en las reacciones del cuerpo astral, sin ninguna
autoconciencia. Al final del trabajo la autoconciencia del Ser Superior irradia sin
impedimentos, puesto que se han erradicado las reacciones del cuerpo astral,
siendo reemplazadas por sentimientos. Mientras se avanza en el trabajo, estarán
presentes e interaccionarán diversas proporciones de autoconciencia y reacciones.
Para debilitar la sujeción de la mente reactiva, hay una cosa que demostrará ser
especialmente poderosa – la liberación de las cargas emocionales asociadas a un
número limitado de samskarasexcepcionalmente potentes.
Algunos samskaras están dotados de energías devastadoramente emotivas, bien
porque se grabaron bajo circunstancias dramáticas – si hemos sido torturados, por
ejemplo, o si hemos visto a nuestros hijos morir enfrente nuestro – o bien porque
nos han golpeado circunstancias traumáticas cuando éramos especialmente
vulnerables, como es el caso de un niño pequeño que no posee la protección de
una mente racional y magnifica algunos sucesos de forma desproporcionada a su
naturaleza real. Dichos samskaras capitales se alojan con enormes cargas
emocionales que elevan el nivel de tensión de todo el estrato astral.
Si examinamos la forma en que opera la mente reactiva, veremos que todo en ella
responde a la ley de polaridades. Un aspecto común a todas las emociones
consiste en que, o bien nos atraen hacia algo, o bien nos repelen de algo. La
emoción nunca es neutral; siempre posee una polaridad que nos empuja en una
dirección o tira de nosotros hacia otra. Esta podría ser una buena definición de la
emoción: una polaridad astral que compele o repele. Desde el punto de vista
del cuerpo astral no es la dirección lo que importa, sino el hecho de que haya una
polaridad, una carga. Dicho sencillamente, al cuerpo astral fundamentalmente no
le importa si amamos/deseamos u odiamos/despreciamos a alguien. Lo que le
importa es la intensidad con la que se siente la carga interna, y cuán
irresistiblemente se nos arroja hacia el amor o el odio.
Esto nos conduce al discernimiento de dos razones distintas por las que una
emoción puede absorbernos. Por supuesto, está el samskara en particular, que se
activa y reacciona mediante la emoción; y tras dicho samskara hay cierto episodio
de la infancia, de vidas pasadas, o de ambos. Sin embargo, otra razón
fundamental también es el „voltaje‟ general del cuerpo astral. Cuantos
mássamskaras capitales tengamos, más alimentarán sus cargas emocionales a
todos los demás samskarasy harán que reaccionen violentamente. En
consecuencia, en cuanto comencemos a liberar lossamskaras capitales, nuestra
vida emocional se hará considerablemente más sencilla y mucho menos fuera de
control. Y esto porque la tensión general, el „voltaje‟ del cuerpo astral, disminuye
de forma significativa.
A medida que se expanda nuestra visión nos percataremos que la situación es aún
más complicada, debido a las interacciones con el entorno. El voltaje del cuerpo
astral se mantiene artificialmente alto debido, además de a las cargas emocionales
de los samskaras capitales, a las de la gente con quienes vivimos y trabajamos. No
debería exagerarse esta influencia, pues solo es activa dentro de ciertos límites.
Además, no es saludable echar la culpa a los vecinos de los estados de ánimo
propios. La historia espiritual está llena de gente que alcanzó la libertad espiritual
en las más adversas circunstancias. Sin embargo, el cuerpo astral no es un estrato
tan separado como el cuerpo físico, recibiendo impulsos y energías emocionales
del entorno. Una vez más, este nivel de comprensión no debería emplearse como
excusa, pues cada uno debe ser responsable del modo en que se comporte. Pues
si nuestro cuerpo astral estuviera completamente transformado, no sería afectado
por ondas astrales colectivas desestructuradas. Aún así, esto nos puede dar pistas
en cuanto a la causa de que, de repente, cuando ocurren ciertos sucesos globales
que ocasionan aflicción por todas partes, nos sintamos deprimidos o „pesados‟.
Hemos visto como, si meditamos sin tratar los samskaras de modo sistemático,
existe un riesgo importante de alcanzar un cierto techo sin que nunca seamos
capaces de traspasarlo, pues lossamskaras nos atan como un bote a su ancla. Pero
si hacemos lo opuesto, si solo nos fijamos en lossamskaras sin meditar ni
desarrollar estados más elevados de conciencia, entonces alcanzamos una cierta
profundidad emocional y nos estancamos. Se eliminan algunos bloqueos
emocionales, se resuelven algunos asuntos, y se llega a un punto muerto porque a
la conciencia le falta una luz más elevada para poder trabajar con mayor
profundidad. Existe una correspondencia entre lo alto que se puede ascender y lo
profundo que se podrá descender. En la medida que no estemos en contacto con
las cualidades más elevadas de la conciencia, será extraordinariamente difícil
alcanzar los estratos más profundos del cuerpo astral y sus samskaras capitales.
Cuando se trabaja con samskaras hay un hecho que nunca debe olvidarse –
¡los samskaras son interminables! No se llega a ninguna parte limpiando cada vez
más samskaras, sino limpiandosamskaras cada vez más profundos, hasta alcanzar
la misma fuente de todas las sujeciones de la mente reactiva. Lo cual nunca podrá
ocurrir sin acceder con regularidad a estados más elevados de conciencia del Ser
Superior, lo que generalmente implica alguna forma de meditación. Esto no solo es
aplicable a la regresión, sino a cualquier forma de psicoterapia o exploración
psicológica. Si no tiene lugar en algún momento una apertura metafísica, el
proceso continuará indefinidamente sin que nunca se alcance una resolución
definitiva de los problemas. Fundamentalmente, los problemas emocionales no
pueden resolverse en el nivel emocional, sino mediante una apertura metafísica.
¿Qué les sucede a los samskaras cuando ya los hemos neutralizado mediante la
práctica de la meditación y estando conscientes? No desaparecen, sino que
permanecen como semillas. Lo cual ya supone una mejora importante – había
veinticuatro elefantes en el comedor y se han convertido en veinticuatro
cucarachas. La vida va a ser mucho más fácil. Aún así, aunque neutralizadas, las
semillas están ahí; e incluso si desaparecieran por completo, aparecerían otras.
Los samskaras son como las olas del mar. „Destruyamos‟ una ola y emergerá otra,
y así sucesiva e indefinidamente. Los samskarasson inagotables y, como hemos
visto, es por un motivo muy sencillo – la propia naturaleza de la mente/manas es
estar „samskarizada‟. La propia sustancia del cuerpo astral está compuesta
desamskaras. No tendría sentido pasarse la vida explorando un samskara tras
otro.
Antes de analizar los mecanismos que nos permiten recordar vidas pasadas,
veamos por qué la mayoría de las personas son incapaces de recordarlas en
circunstancias normales.
2. Más allá del físico está el cuerpo etérico, compuesto por energía vital, que es el
Qi de la medicina china tradicional y el prana de la literatura sánscrita. De ahí el
nombre prana–maya–kosa, „envoltura hecha de prana‟ dado a este estrato en la
tradición Vedanta. Así como el agua permea la esponja, la envoltura de prana, o
cuerpo etérico, penetra la totalidad del cuerpo físico². También se extiende algo
más allá de los límites del cuerpo físico.
3. Más allá de los cuerpos físico y etérico está el cuerpo astral, estrato de la
mente/manas, o mente reactiva, en el que tienen lugar las emociones y la mayoría
de nuestros pensamientos. Como se vio con anterioridad, los samskaras tienen su
asiento en el cuerpo astral.
4. El Ego está en el centro de todos los demás cuerpos. En una etapa ulterior,
cuando tratemos con procesos alquímicos más avanzados, se hará una clara
distinción entre Ego, Ser Superior y Espíritu. Pero en el contexto del presente libro
dichas distinciones no serían de ninguna aplicación práctica. Así pues, en aras de
simplificar, podemos considerar que los términos Ego (o Ego Superior), Ser
Superior y Espíritu son equivalentes o sinónimos, y se refieren a la llama inmortal
que es el núcleo de los seres humanos.
En la medida en que dicha separación no haya acontecido, para citar una analogía
con frecuencia encontrada en la literatura sánscrita, ambos permanecen como
agua y leche en el mismo vaso. El cuerpo astral y el Ego están mezclados juntos.
En consecuencia podemos simplificar nuestra estructura de cuatro niveles
dividiéndolo en dos:
¿Qué pasa cuando dormimos? El complejo inferior (cuerpo físico + cuerpo etérico)
se queda en la cama, mientras el complejo superior (cuerpo astral + Ego) parte y
vaga por las diferentes esferas. Ambos complejos permanecen vinculados por lo
que algunos esotericistas denominan el cordón plateado. Así pues, los estados de
vigilia y de reposo se corresponden con dos direcciones distintas que toma el
cuerpo astral. Durante el día el cuerpo astral tiene cognición del mundo físico
mediante los sentidos físicos del cuerpo físico. Por la noche se retira del cuerpo
físico y dirige su actividad hacia los diversos mundos astrales, lo que se traduce en
sueños y otros estados más profundos de conciencia. Cuando llega el momento de
despertar, el cuerpo astral abandona la esfera astral y se reincorpora al cuerpo
físico.
En la práctica ello implica que, siendo seres psicológicos, estamos compuestos por
partes, cada una con su sabor, su propio pasado y sus propios deseos. Por
ejemplo, una parte puede amar la lectura de libros de espiritualidad, mientras a
otra le interesa apostar a los caballos, y a otra distinta viajar alrededor del mundo.
Cada una de las partes es uno de los múltiples „caracteres‟ que constituyen la
personalidad. La palabra carácter es bastante apropiada, pues en griego antiguo
quería decir marca impresa, grabada o estampada, como en las monedas o sellos
– lo cual se ajusta muy bien a los mecanismos que hemos descrito para
los samskaras. En este contexto podríamos definir un carácter como un puñado
de samskaras grabados sobre una de las piezas del cuerpo astral, que trabaja para
satisfacer sus propios deseos de acuerdo con su propio pasado.
El drama de la vida es que cada uno de estos caracteres trabaja para sí mismo y
no le importa lo que quieren las otras partes. Por ejemplo, a la parte que ama
apostar le trae sin cuidado la sabiduría descrita en los libros que acumula el
carácter espiritual. En consecuencia, la interacción de los caracteres con frecuencia
nos sitúa en situaciones dolorosamente contradictorias. Cada carácter es como un
dictador en potencia que pretende hacerse cargo de nuestra vida y transformarla
de acuerdo con sus propias preferencias y aversiones. Por ejemplo, al „lector‟ que
llevamos dentro no le importaría transformar la casa en una librería gigantesca,
mientras al „apostador‟ le encantaría vernos trabajar como periodista deportivo. El
único interés común que comparten los caracteres consiste en alienar al Ser
Superior lo máximo posible, puesto que si el Ser Superior empezara a mandar
significaría para ellos el fin de cualquier supremacía posible. En consecuencia la
realidad de la vida para la mayoría de la gente es que el Ser Superior está
anestesiado y se mantiene latente en el trasfondo, mientras los diversos
caracteres luchan por el mando.
Lo cual explica lo que quería decir Gurdjieff cuando mencionó que para la gran
mayoría de seres humanos no tiene ningún sentido hablar de la reencarnación,
sencillamente porque no tienen un cuerpo astral. Más del noventa y nueve por
ciento de los seres humanos tienen un cuerpo astral que no es nada más que un
puñado de mariposas. Por supuesto que estas personas reencarnarán, ¿pero qué
es lo que reencarnará exactamente? Su Ser Superior, que precisamente es la parte
que nunca estuvo consciente durante su vida y que no tomó virtualmente parte en
sus actividades. Casi todo lo que solían considerar como „ellos mismos‟ se
desintegrará y volverá a ser polvo astral. No hay que extrañarse de que no sean
capaces de recordar gran cosa en su vida posterior, ya que han perdido la mayor
parte de la sustancia astral en la que se habían grabado las impresiones de esta
vida. Gurdjieff resumió agudamente esta situación diciendo, “El polvo vuelve al
polvo”.
Es una materia importante, pues las partes astrales que persisten y acompañan al
Ser Superior constituirán el núcleo de la personalidad en la siguiente vida. Tras la
muerte, el Ego atraviesa diversos estratos astrales, y luego parte a los mundos del
Espíritu. Tras estar en dichos mundos, regresa a la Tierra vía los mundos astrales.
Es mientras pasa por los estratos astrales en su camino hacia la Tierra cuando el
Ego recoge la materia de su futuro cuerpo astral. Las partes astrales que el Ego
había mantenido junto a sí actúan como un núcleo que aglutina sustancia astral de
acuerdo con sus propias disposiciones – lo cual resultará en atracciones y
aversiones, así como potencial mental y emocional en la próxima vida. Así pues,
sea lo que sea lo que permanezca adherido al Ego tras la muerte, condicionará lo
que seamos en nuestra próxima vida.
En términos de cuerpos sutiles, esto quiere decir que el Ego no toma parte alguna
en dichas acciones. Las percepciones sensoriales se perciben en el cuerpo astral,
en las piezas del puzzle astral. Entonces, dichas piezas reaccionan mecánicamente
de acuerdo con sus propias presencias y aversiones, lo que es lo mismo que sus
propios samskaras. Se realizan acciones reactivas más o menos mecánicamente, y
se evita el Ego. Todo se queda en la periferia del estrato astral. Nada se graba
cercano al Ego, sencillamente porque el Ego está ausente del episodio. ¿Cómo
podrá el Ego recordar el episodio si no está involucrado en el mismo? Aquí subyace
la principal razón para el olvido del Espíritu: la falta de conciencia. En términos de
huella astral, no hay nada más que polvo, que más adelante volverá al polvo.
De vez en cuando, sin originarse por causas del mundo externo, el Ser Superior
avanza y se abre camino hasta la superficie. Tiene lugar un despertar espontáneo
y temporal. Puede experimentarse como una revelación interna, uno de esos raros
momentos de lucidez cuando uno puede ver indefinidamente. Uno se sienta en un
cruce temporal, con un sentimiento intuitivo de su propia naturaleza eterna y
vastedad. Aunque la experiencia no tiene por qué ser grandiosa, puede ser
sencillamente un momento mágico, unos segundos durante los cuales el corazón
estalla de alegría sin motivo aparente. Luego el santuario se cierra de nuevo,
porque toda nuestra estructura no está preparada para mantener la conexión.
Aún así, la situación no tiene los contornos tan definidos, dado que hay un
prolongado período de transición durante el que la conciencia opera parcialmente
en el cuerpo astral y parcialmente en el cuerpo astral transformado, cuyas
proporciones dependen del nivel de desarrollo. Estructuralmente esto resulta en
una telaraña astral hecha de parches enmarañados de ambos vehículos. Algunas
memorias se almacenan tanto en el cuerpo astral como en el cuerpo astral
transformado, o incluso mitad en uno y mitad en el otro.
Notas Capítulo 8
² Las sustancias más duras del cuerpo físico, principalmente los huesos, no están
tan penetradas por el etérico como los tejidos blandos.
³ El blanco aparece como blanco a nuestros ojos porque refleja todas las
frecuencias del espectro visible. Al no quedarse nada y reflejarlo todo, al blanco se
le ha atribuido universalmente un simbolismo de pureza. El negro, al no reflejar
nada y quedárselo todo, es el color absorbente por excelencia, y por tanto el peor
color posible para llevar en situaciones como funerales, donde existe un elevado
riesgo de coger energías negativas.
También explica el que, tras haber seguido numerosas sesiones de ISIS, los
clientes a menudo comienzan la regresión antes incluso de que empecemos a
implementar las técnicas. La energía fluye por nosotros como una corriente viva,
no le importan las técnicas.
¿Quiénes son buenos sujetos para la regresión? Quienes puedan conectar con
dicha energía, quienes puedan abrirse y recibirla, tanto jóvenes como ancianos,
saludables o enfermos. No importa si creen o no en vidas pasadas, siempre y
cuando puedan abrirse. Algunos grandes descreídos demuestran ser capaces de
conectar inmediatamente, mientras que algunos de los que creen demasiado en la
reencarnación tienden a construir expectativas que bloquean el flujo de la energía.
Sus preconcepciones no dejan espacio para que trabaje la energía.
Dado que los samskaras se almacenan en áreas del cuerpo astral que se extienden
más allá del campo usual de nuestra conciencia de vigilia, se deduce que para que
tenga lugar el recuerdo de una vida anterior, deberá establecerse un vínculo entre
la mente consciente y dichos estratos profundos del cuerpo astral.
Ciertos signos indican que se ha hecho dicha conexión. Por ejemplo, se eleva un
sentimiento especial en la sala. La „atmósfera‟ cambia por completo, como si un
destello de energía astral se hubiera depositado a nuestro alrededor. Si se han
practicado las técnicas indicadas en mi libro Cómo Despertar el Tercer Ojo,
estaremos familiarizados con algunos de los restantes signos. En particular, de
repente parece que la sala sea más oscura a nuestro ojo. En este espacio más
oscuro, los colores parecen más luminosos, como si cada color estuviera realmente
compuesto por miles de diminutos puntos brillantes. Por supuesto, no es la sala la
que se oscurece, sino que nuestra percepción se abre a la „penumbra visible‟
superpuesta a la luz de la sala. A veces también podemos sentir una sensación
característica en los riñones, debida a la intensa conexión de estos órganos con el
cuerpo astral.
Volvamos al ejemplo del cocodrilo feroz que repentinamente corre hacia nosotros
en una vida anterior. ¿Qué es lo que exactamente se guardará en el cuerpo astral?
El contenido de la mente en ese momento, comenzando con el miedo, por
supuesto, y toda la atmósfera emocional que nos envuelve – podríamos decir el
„sabor‟ de la situación – los pensamientos que nos venían, y todas las percepciones
y sensaciones del instante: los colores del paisaje, los olores del marjal, la
sensación de calor, el contacto con las ropas y el viento en la piel... una grabación
como de película de dichos instantes con los más ínfimos detalles, fuera y dentro
nuestro.
Ahora bien, ¿qué es lo que no se ha grabado? Todos los elementos de nuestra vida
que no estaban en la mente en ese preciso momento. Nuestra dirección, por
ejemplo, o la fecha, el nombre del país, incluso nuestro propio nombre. Pues el
primer reflejo cuando nos enfrentamos a un cocodrilo no es decir, “Es 1854, estoy
en África, mi nombre es Wolfgang y soy un explorador”.
Otra cosa que no se guarda son los juicios que podamos haber hecho después,
como, “¡Qué valiente he sido!” o “¡Qué estúpido fui!” o “Podía haberlo hecho de
otra manera”. Todos estos comentarios sentenciosos no podrían grabarse en la
„película‟, puesto que llegaron más tarde. El proceso de grabación podría
compararse con la caja negra de un avión, la cual registra todos los parámetros en
el momento crítico.
Así pues, el recuerdo de una vida anterior suele ser muy sencillo. Es un paquete de
emociones, sensaciones, sentimientos e imágenes relacionadas con un momento
en concreto – el momento en que la presión de las emociones hizo que el Ser
Superior se „reabriera‟. Se ha grabado y guardado todo con precisión, y el cliente
re–experimenta la escena exactamente como si el cocodrilo estuviera enfrente. Su
cuerpo puede que incluso adopte la misma actitud que en la escena, y todas las
emociones y sensaciones se recuerdan como si ocurrieran ahora mismo.
A pesar de todo, reexperimentar el episodio está lejos de ser traumático, pues el
cliente permanece perfectamente consciente de quien es él ahora, de la sala en
que se conduce la sesión, de la colchoneta sobre la que yace, de la voz del
conector, y así sucesivamente. A lo que hay que añadir que siempre que se
alcance el estado ISIS tendrá lugar cierta apertura metafísica, la cual añadirá un
trasfondo de gran serenidad a la experiencia, independientemente de lo intenso
que llegue a ser el episodio. Para el cliente, además, la carga emocional del
samskara era una pesada carga, y por consiguiente re–experimentar el trauma
pasado se acompañará de un gran sentimiento de desahogo, como si se estuviera
eliminando veneno.
Supongamos que el conector pregunta, “¿Cómo se llama?” o “¿En qué país está?”
Los clientes solo pueden confundirse, pues en esta etapa no tienen la más mínima
memoria de dichos detalles. Todavía no ven ni siquiera el diez por ciento de la
escena. ¿Así como podrían saber en qué país estaban? Como se vio con
anterioridad, cuando a uno le ataca un cocodrilo normalmente no pondera acerca
de consideraciones geográficas. En el estado en que están, los clientes
sencillamente no pueden responder tales preguntas – dichos detalles están más
allá de su alcance. Entonces, ¿qué pasaría? Con el fin de encontrar una respuesta,
los clientes tendrían que pensar, lo cual implicaría volver a la conciencia mental
normal. En un segundo estarían fuera del estado de regresión y se perdería la
experiencia. Por la misma razón, en este frágil estado, si los clientes no pueden
contestar una de las preguntas, no hay que insistir; formúlese otra. Más adelante,
cuando los clientes estén firmemente establecidos en el estado de regresión, la
situación será bastante distinta; si no se responde una cuestión, será más
probable que se deba a un mecanismo de resistencia, y el conector deberá insistir.
En los primeros diez minutos de una regresión, las preguntas apropiadas son las
que brindan respuestas inmediatas y sin esfuerzo. Se referirán a elementos que
estén al alcance del cliente, aún cuando no sea todavía consciente de los mismos.
Por ejemplo, “¿Cómo siente su cuerpo, grande o pequeño?” o “¿Cómo se siente
alrededor suyo, cálido o frío?” Para contestar, el cliente no tiene que pensar, solo
sentir. De esta manera le permitiremos adentrarse de la escena mediante la
incorporación gradual de nuevos elementos, hasta que se sumerja por completo en
la re–experimentación del episodio. En su conjunto, el proceso no es tan distinto al
de dar a luz.
Una vez los clientes estén más firmemente establecidos en el estado de regresión,
puede formularse todo tipo de preguntas. Todavía sigue siendo importante la
forma en que se pondera y formula cada frase para que la sesión continúe
apropiadamente, pero hay mucho menor riesgo de que la experiencia se pierda de
repente.
Aquí estamos, erguidos en el cruce temporal, dándonos cuenta de repente que „yo‟
puedo ser bastante distinto de lo que estaba acostumbrado a ser. De repente
somos conscientes de que vivimos la vida en una caja de cerillas. Nos damos
cuenta que tendemos a confinar nuestra existencia dentro de un rango limitado de
emociones y sentimientos, siempre las mismas rutinas repetitivas. Al mismo
tiempo podemos ver que no tiene por qué ser así, dado que somos infinitamente
más vastos. La superposición del „yo‟ pasado con el „yo‟ presente nos permite
asomarnos a la increíble profundidad de nuestro Ser Superior. Es una vastedad sin
fin, una explosión inmóvil. De repente somos. Esta es la experiencia más
fundamental que puede darnos la regresión – y al mismo tiempo la más
reparadora. Un solo vistazo fugaz de nuestra naturaleza real puede brindar más
cambio en la vida que años de discusión y análisis de nuestros problemas. Pues,
definitivamente, uno no se libra de los problemas tratando los samskaras, sino
adentrándose en el Ser Superior.
Notas Capítulo 9
Supongamos que hay una rata muerta que se está pudriendo debajo del sofá.
Podemos poner unas cuantas sábanas preciosas sobre el sofá, de forma que nadie
vea la rata. Podemos comprar flores e intentar tapar la peste con una fragancia
delicada. Entonces, cuando estemos en la sala, nos concentraremos en la delicada
fragancia para no darle fuerza a la horrible peste proveniente del cadáver de la
rata. Pero, ¿es realmente la solución?
Otro problema es que los seres humanos han llegado a una etapa en la que hay
ratas muertas virtualmente en todas y cada una de las esquinas de la casa, lo que
hace que sea cada vez más difícil mantener la actitud del avestruz. Solo nos queda
un pequeño armario en el piso de arriba en el que podamos ser „completamente
iluminados‟.
O quizá elijamos la actitud del asceta. “Esta casa es pura ilusión; siempre la he
odiado. Me quedaré encima del tejado y nunca volveré a este desastre.” Entonces
podemos estar completamente iluminados en el tejado y no tener que
preocuparnos de los cadáveres del interior de la casa. Pero entonces, ¡ya está!
Estamos muertos al mundo, fuera de él. La única cosa que podemos hacer por los
demás seres humanos es enseñarles a dejar la casa también, para estar
iluminados en el tejado.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el entorno psicológico de los
discípulos hindúes de hace medio siglo no es comparable al de un buscador que
haya crecido hoy en día en Los Ángeles o en Milán. Nuestra civilización ha
alcanzado un nivel de neurosis sin precedentes, y antes de tratar de
convertirse en supernormal, es sensato trabajar para convertirse en
normal. En la medida que no se haya sorteado el nivel de existencia papá–mamá,
novia–novio, ¿para qué engañarse a sí mismo pretendiendo vivir una vida divina?
Tal actitud podría conducir al riesgo de estar meditando cincuenta años sin ningún
avance real, sencillamente porque las telarañas enmarañadas en nuestra mente
reactiva no pueden de ningún modo compararse a la simplicidad emocional de la
gente de la India de hace unas décadas. Hoy en día India ha cambiado mucho, y el
nivel de neurosis de sus habitantes no difiere gran cosa del nuestro.
Aparte de lo dicho, sería absolutamente falso decir que los discípulos hindúes o
budistas no tenían que atravesar un largo y doloroso proceso de catarsis
emocional antes de pasar a la meditación gloriosa. Pero el trabajo de
los samskaras se hacía de otra forma.
Cuando encontraban el gurú, los problemas de los discípulos no habían hecho sino
empezar. Las tradiciones hindú y budista están repletas de historias de maestros
que condujeron a sus discípulos al borde de la demencia con el fin de ayudarles a
quitarse las preconcepciones mentales y los samskaras. Únicamente tras haber
sido „cocinado‟ de esta manera durante años se le daba la iniciación al discípulo.
Tomemos por ejemplo la historia del gran maestro Milarepa. Durante sus años de
preparación su gurú, Marpa, le pidió construir una casa circular en una colina, tras
lo cual Milarepa iba a recibir la iniciación. Cuando Milarepa había construido media
casa, Marpa volvió y le dijo, “Mira, hijo, creo que este no es realmente un buen
lugar para una casa. Así que derrúyela y vuelve a dejar las piedras donde las
encontraste.” A Milarepa le resultó difícil sobrellevar las novedades, pero hizo lo
que se le pidió. Una semana después, Marpa llevó a Milarepa a otra colina y le dijo,
“Este es el sitio donde quiero la casa, que debería ser semicircular.” Ansioso por
recibir la iniciación, Milarepa comenzó inmediatamente el nuevo edificio.
Cuando Milarepa había erigido más o menos media casa semicircular, Marpa volvió
y le dijo, “¿Qué es esta ridícula choza que construyes aquí?” Milarepa estaba
desconcertado, y cuando consiguió articular que el solo estaba siguiendo las
instrucciones que había recibido, Marpa contestó, “¿Dije yo eso? Ese día estaría
borracho. Pero hoy no estoy bebido, y he tenido una buena idea para la casa. Un
edificio místico tántrico debería ser triangular. Así que demolerás tu cabaña,
acarrearás todas las piedras a esa otra colina, y me construirás una casa tántrica
triangular.” Milarepa casi se colapsó cuando oyó esas palabras. Marpa, borracho,
¡cómo podía ser! ¡Y hay que construir la casa de nuevo! Milarepa estaba exhausto,
sus manos estaban llenas de ampollas, y tenía una gran herida en su espalda, la
cual no quiso enseñar a Marpa por temor a desagradarle. Milarepa estaba
descorazonado y confuso, pese a que realmente quería encontrar la Verdad. Tenía
dos opciones, o abandonar y renunciar a la iniciación, o confiar incondicionalmente
en Marpa y seguir construyendo. Así que reunió sus últimas fuerzas y comenzó a
demoler su bella casa semicircular, acarreando las piedras a la otra colina.
Podríamos llenar libros enteros con historias semejantes, en las que los gurús
ponen a sus discípulos en situaciones imposibles con el fin de ayudarles a trabajar
sus samskaras. Dichas pruebas pueden considerarse como equivalentes del trabajo
que se hace mediante la regresión – ¡el cual, visto desde esta nueva perspectiva,
no es tan duro después de todo!
10.3 ¿Cómo es que tanta gente parece descubrir que en una vida pasada
ha sido alguien importante?
¡No es exactamente así! Tras haber sido testigo de miles de regresiones con
clientes y estudiantes de Clairvision School, solo me he cruzado con una persona
que re–experimentó haber sido miembro de una familia real europea. La
afirmación de que todos descubriremos que hemos sido alguien importante en una
vida anterior es extravagante, generalmente apoyada por gente que no tiene la
más mínima experiencia de la verdadera regresión.
He tenido varias veces una experiencia que puede arrojar cierta luz sobre la
cuestión. Cuando recuerdo episodios o conversaciones que tuvieron lugar en
Francia – y en francés – ¡con frecuencia ocurre que las palabras me vienen en
inglés! Si esta transferencia de idioma puede suceder dentro de una misma vida,
es bastante fácil concebir que también pueda ocurrir de una encarnación a otra.
Si desea saber más de ISIS, puede obtener publicaciones y otro material lectivo
del sitio de Internet de Clairvision School.
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