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ÁREA GÉNERO

[SANTIAGO 1550 ROSARIO SANTA FE]


CENTRO DE ESTUDIOS IGUALDAD ARGENTINA

Trabajo Sexual o
Sociedad Prostituyente

2012

[SANTIAGO 1550 ROSARIO SANTA FE]


Trabajo Sexual o Sociedad Prostituyente
Introducción

Existe un debate recurrente desde hace algunos años acerca de la conceptualización de


la prostitución con posiciones que van desde considerarla un trabajo como otros y pedir
su regulación como “trabajo sexual” hasta quienes consideran a la prostitución como
una de las más extremas formas de violencia contra mujeres y niñas.
En este trabajo no se intenta dilucidar en toda su extensión y profundidad este debate
sino analizar algunos de los argumentos utilizados por quienes postulan la regulación
del “trabajo sexual”. Así se plantea que considerar a las mujeres que ejercen la
prostitución como trabajadoras contribuiría a protegerlas de la explotación de dueños de
whiskerías y demás empresarios de la industria del sexo a la par que permitiría legitimar
socialmente a las mujeres que han sido prostituidas.
Para aportar elementos a este análisis se han seleccionado aportes de organizaciones y
estudiosas del tema organizándolos en tres partes.
En primer término se relevan los encuadres legales de la prostitución en diferentes
países del mundo y un sintético recorrido histórico del tratamiento legal de la
prostitución en Argentina hasta el marco legal actual.
En segundo término, se consignan algunas ideas acerca de la prostitución como trabajo
partiendo de dos interrogantes; ¿A qué intereses sirve la regulación de la prostitución
como trabajo? ¿A qué sistema de ideas abona esta postura?
Por último se relatan casos de gran trascendencia pública en torno a la problemática de
la prostitución y la trata, los debates que se originaron a partir de la difusión de esos
casos y las leyes y ordenanzas producto de esos debates abiertos en la sociedad.

Marcos legales en torno a la prostitución


Existen a grandes rasgos tres estatutos jurídicos respecto a la prostitución: 1

Modelo Prohibicionista
El Estado sanciona penalmente a las tres partes que intervienen en el mercado de sexo:
la persona prostituida, el proxeneta y el cliente. Se considera la prostitución como
delito, la mujer es penada.
Ejemplo: EEUU, China.

Modelo Reglamentarista

1
Ssíntesis extraída de la Serie de Estudios 325/05 Biblioteca Nacional del Congreso de
Chile.
Considera la prostitución como inevitable, cuya existencia debe ser aceptada por la
sociedad ya que “cumple un fin social”. A través de la legalización se la reconoce como
una actividad comercial más y quien la ejerce adquiere la condición de trabajadora,
derechos sociales y laborales.
Las personas en situación de prostitución deben someterse a controles sanitarios,
permisos de ejercicio, registros y pagan impuestos.
Ejemplos: Alemania, Austria, México, Holanda y Uruguay (desde el 2002 Ley 17.515)

Modelo Abolicionista
Este modelo tuvo su origen en el siglo XIX promovido por la Federación Abolicionista
Internacional, fundada en 1875, para luchar contra las leyes reguladoras de la
prostitución promulgada en Inglaterra en 1860/70. Sus principios fueron incorporados al
texto del Convenio de Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de
la Explotación de la Prostitución Ajena de 1949.
Recientemente, en el 2002, se ha adoptado, también en la ONU, un Protocolo Adicional
a este Tratado.
El modelo abolicionista considera la prostitución incompatible con la dignidad de la
persona, no la prohíbe pero trata de abolir la explotación que soporta y la entiende como
un supuesto de “inadaptación social”. Busca la reintegración social de las personas que
han sido prostituidas, el castigo de los proxenetas y la disuasión de los clientes.
De acuerdo con este sistema, el ordenamiento jurídico despenaliza el ejercicio de la
prostitución y, la persona en situación de prostitución, es considerada víctima de la
propia actividad.
Las normas penales tipifican como delito únicamente las conductas de las personas que
se benefician de la prostitución ajena, sin que se tenga en cuenta la existencia o no de
consentimiento por parte de la víctima.
Se pretende evitar el comercio sexual de personas aboliendo toda reglamentación
relativa a la prostitución, cerrando los clubs y suprimiendo la inscripción de las
personas que ejercen la prostitución, en registros policiales y sanitarios.
Ejemplos: Francia, Bélgica, Italia, Suecia y Argentina.

Qué dicen algunos informes de los países que adoptaron el modelo


regulador.

Es interesante conocer algunos estudios sobre el mercado de sexo en países que han
regulado el ejercicio de la prostitución como trabajo.
En Holanda se aprobó la ley de regulación en el verano del 2000 con el objetivo de
erradicar la clandestinidad, que supuestamente llevaba al proxenetismo, a la explotación
de menores y al tráfico de inmigrantes ilegales sin recursos que ejercen la prostitución.
La realidad dos años después no respondió a las expectativas pues se dieron de alta en
Hacienda 921 personas en ejercicio de la prostitución cuando se estimaba que la cifra
real rondaba las 30.0002

Respecto a la situación en Alemania, transcribimos a continuación datos relevantes del


artículo “Evaluación de la ley reguladora de la prostitución en Alemania3 que fuera
elaborado en base al Informe del Gobierno Federal sobre los efectos de la Ley para la
Regularización de las condiciones legales de las prostitutas (ProstG) de 2007.

“En Alemania hay unas 400.000 personas, casi la mitad de origen extranjero, que
ejercen la prostitución como trabajo principal, además de quienes la ejercen
ocasionalmente. El volumen anual que genera este sector podría acercarse a los 14.500
millones de euros. El 95% de las personas que ejercen la prostitución son mujeres, el
5% hombres, diariamente cerca de 1,5 millones de clientes recurren a servicios de
prostitución.
Las personas que ejercen la prostitución apenas han aprovechado las mejoras que les
brinda la Ley de 2002: sólo el 1% tiene un contrato laboral. A pesar de la ley, sigue
siendo difícil abandonar la prostitución, y tampoco se ha conseguido reducir los niveles
de criminalidad que la circundan”.

El informe recoge los resultados de una encuesta personal a 305 personas que ejercen la
prostitución. La gran mayoría 72,8% trabaja por cuenta propia. De los 22 dueños de
burdeles encuestados, 17 indican que las personas que trabajan en sus establecimientos
lo hacen como autónomas.

La Agencia Federal de Empleo inscribe a las personas que ejercen la prostitución en el


grupo de personal que trabaja en el sector de la hostelería, que engloba un total de 101
profesiones sin especificar el tipo de actividad.
En 2001 había 367.797 personas afiliadas a la seguridad social en el sector de la
hostelería y en 2002 la cifra ascendió a 382.297, pero en 2003 descendió a 364.848.
Dado que después de la entrada en vigor de la ley se produjo un retroceso del número de
afiliados en el sector de la hostelería, se puede deducir que no se produjo un incremento
debido a la afiliación de prostitutas.

Según los datos de las encuestas: Sólo el 7,4% de las personas encuestadas están
afiliadas a la seguridad social como prostitutas el resto lo hacen como otra profesión.
La mayoría de las encuestadas 86,9% tiene un seguro médico bajo otra profesión o
actividad y un 13% no tiene cobertura médica.
La mitad de las personas encuestadas renuncian a un seguro de pensiones, aunque en
general estarían obligadas a tener algún tipo de previsión para la vejez.
2
Fuente: La prostitución desde una perspectiva de los derechos humanos, Médicos del
Mundo.
3
http://www.empleo.gob.es/es/mundo/revista/Revista101/80.pdf
Marco legal en Argentina

El país se inscribe en el modelo abolicionista muy tempranamente. Fue Alfredo Palacios


en 1913 quien impulsó la Ley 9.143 considerada la primera ley abolicionista del
continente, y por la cual el 23 de setiembre -día en que se sancionó la ley- fue declarado
“Día Contra el Tráfico de Personas”.

La Ley Palacios, es la primera ley en América que protege a las víctimas de explotación
sexual, combate el flagelo y penaliza los responsables. Esta norma introdujo,
reformando entonces el código penal, la figura del proxeneta. Sentenciaba: “La persona
que en cualquier forma promueva o facilite la prostitución o corrupción de menores de
edad para satisfacer deseos ajenos, aunque medie el consentimiento de la víctima, será
castigada: con 3 a 6 años de penitenciaría si la mujer es mayor de 18 años; con 6 a 10
años de la misma pena si la víctima, varón o mujer, es mayor de 12 años y menor de 18;
y si es menor de 12 años, el máximum de la pena podrá extenderse hasta 15 años…”4

El argumento sanitario en el que se basa el reglamentarismo funcionó en nuestro país


entre 1875 y 1936. La Ley de Profilaxis número 12.331 fue sancionada en 1937, luego
de la explosión, durante la década del 30, del escándalo de la Zwig Migdal, red de trata
de mujeres que operaba en el país. Esta ley, vigente aún, aunque ya carente de sentido
en muchos de sus artículos, prohíbe “las casa de tolerancia” y no pena el ejercicio
callejero de la prostitución. Pese a esto, se conservó el poder de la policía a través de
edictos policiales y códigos contravencionales sobre el negocio de la prostitución.

La prostitución en debate

Más allá de los marcos legales y de las estrategias elegidas por el estado para perseguir
a quienes explotan a mujeres y niñas obteniendo beneficios económicos de la
prostitución de sus cuerpos, o a quienes las esclavizan o las trafican como mercancía,
existe un debate más profundo y complejo acerca de cómo pensar la prostitución.

El acceso al cuerpo de una persona para ser usado en alguna forma de actividad sexual
para el placer de quien paga con dinero o con otra forma de pago en especie ¿puede
considerarse un trabajo? ¿Cuál es la principal característica de una actividad para que
sea considerada un trabajo, que sea “socialmente necesario”, que haya condiciones
dignas de contratación, que sea libremente elegido, que no atente contra la integridad de

4
[Cita tomada del artículo publicado en el Diario El Argentino de Gualeguaychú día 22/9/2011 escrito
por María Angélica Pivas integrante del Foro Social Infancia Robada ONG Raquel Liberman.]
la persona, que no afecte su libertad, que contribuya al bienestar colectivo, que sea
socialmente valorado como tal?

En el articulado del Tratado de Constitución de la Organización Internacional del


Trabajo (OIT) se consigna: “La Conferencia, convencida de que la experiencia ha
demostrado plenamente cuán verídica es la declaración contenida en la Constitución de
la Organización Internacional del Trabajo, según la cual la paz permanente sólo puede
basarse en la justicia social, afirma que: a) todos los seres humanos, sin distinción de
raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo
espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad
de oportunidades;”

Diversas teóricas han sostenido que la comercialización del propio cuerpo puede no ser
una situación indigna y de sumisión para las mujeres si ellas deciden “libremente” esta
actividad haciendo uso del dominio sobre su propio cuerpo y su sexualidad.

En esa línea de pensamiento, Gail Petherson señala (en referencia a las organizaciones
abolicionistas) que “estos grupos describen toda prostitución y pornografía como
violencia contra las mujeres” y que “al igual que las puristas sociales del siglo XIX, no
distinguen entre condiciones de fuerza y de libre albedrío, insistiendo en que las
trabajadoras sexuales que afirman ser autónomas carecen de conciencia sobre su
verdadera sumisión”. Petherson plantea que en muchos países de Asia las mujeres que
trabajan en el sexo son el principal o el único soporte económico de su familia, y se
pregunta “¿porqué no pueden estar orgullosas de ello?”.5

¿A qué intereses sirve principalmente la regulación de la prostitución


como trabajo?

No pareciera simple contestar a la pregunta de qué actividad se puede conceptualizar


como trabajo. Resulta productivo, entonces, plantear la cuestión desde otros puntos de
vista, esto es: ¿Qué intereses se benefician con la legalización del mercado de sexo?

Los datos empíricos de Alemania y Holanda sustentan una conclusión: las mujeres
prefieren el anonimato para no ser estigmatizadas, para que no les descuenten su pago
en impuestos y seguros, y los delitos de tráfico y la clandestinidad de las migrantes no
han variado.
En Australia, según datos aportados por Sullivan y Jeffreys (2001) desde la legalización
de la prostitución en el Estado de Victoria en 1984, el número de prostíbulos se ha
triplicado, y la mayoría trabajan sin licencia con total impunidad. La industria ilegal, a

5
(Extraído del artículo de Analía Aucía publicado por CLADEM).
partir de la despenalización en New South Wales en 1995, se encuentra fuera de control
y el número de prostíbulos en Sydney se estima en unos 400 la mayor parte sin licencia.

En Holanda y en Alemania, donde la prostitución se ha legalizado en 2000 y 2002


respectivamente, también se ha incrementado la industria del sexo en su conjunto con
posterioridad a la regulación legal, y el tráfico continúa aumentando.

La cuestión, por lo demás, no tiene vuelta de hoja: la industria del sexo es hoy uno de
los negocios más rentables de la economía globalizada. De esta forma, la globalización
del mercado del sexo, potenciando las posibilidades de valorización de la pobreza,
expone hoy a millones de mujeres y niños excluidos, al riesgo de ser víctimas de tráfico
y trata para este mercado, tanto en los países desarrollados como en países en vías de
desarrollo que han convertido el consumo de sexo en su principal reclamo turístico. 6

Sheila Jeffreys que reside en Australia desde hace 20 años, publicó en 2009, un libro
titulado “La industria de la Vagina”. Se transcriben a continuación algunos párrafos que
ilustran este aspecto el debate: “La prostitución no decayó. En contra de la convicción
del feminismo anterior a los años ochenta de que la prostitución era un signo y un
ejemplo de la subordinación femenina y que por lo tanto dejaría de existir cuando las
mujeres adquirieran mayores derechos igualitarios, a fines del siglo XX la prostitución
se ha transformado en una parte del mercado global floreciente e inmensamente
rentable. Varias fuerzas se reunieron para darle vida a esta “práctica cultural nociva”. La
más importante es la nueva ideología y práctica económica de estos tiempos
neoliberales en los que la tolerancia de la “libertad sexual” converge con la ideología
del libre mercado para reconstruir a la prostitución como “trabajo” legítimo que
funciona como base de las industrias del sexo, tanto a nivel nacional como
internacional…requiere ser entendido como la comercialización de la subordinación
femenina.”

“Hasta la década del setenta, había consensos entre los gobiernos nacionales y la ley
internacional acerca de que la prostitución no debía ser legalizada ni organizada por el
Estado.”

“Este carácter de condena universal cambió con el neoliberalismo de los años 80 y


comenzó un proceso por el cual los proxenetas se transformaron en empresarios
respetables. El negocio prostibulario fue legalizado y convertido en un “sector del
mercado” en países como Australia, Holanda, Alemania y Nueva Zelanda, el striptease
se convirtió en moneda corriente dentro de la industria del ocio o del entretenimiento, y
la pornografía se volvió respetable…aunque la vasta mayoría de la prostitución, tanto en
los países occidentales que la habían legalizado como a lo largo del mundo, siguió
siendo ilegal y uno de los sectores más rentables para el crimen organizado.”
6
Prostitución, liberalismo sexual y patriarcado, Carmen Vigil y María Luisa Vicente
El Estado proxeneta. Los Códigos Contravencionales
Sobre fines de la década del 90 empezaron a hacerse públicas las denuncias de personas
que ejercían la prostitución y eran “apretadas” por la policía quien las coimeaba o les
impedía “levantar” clientes en tal o cual zona cercana a algún boliche que pagaba
“protección policial”.

En Buenos Aires entre 1996 y 1998 se produjo un fuerte debate sobre la intervención
del Estado en el ejercicio de la prostitución. La Convención Constituyente de la nueva
Ciudad Autónoma de Buenos Aires había derogado los edictos policiales vigentes desde
la dictadura lo que significaba en la práctica quitar una herramienta a la policía federal
para “actuar” sobre la prostitución callejera. Se produjeron entonces fuertes
controversias. Los grupos que habían “manejado” históricamente la prostitución y
vecinos de los barrios mas acomodados de Buenos Aires propugnaban un “Código de
Convivencia” que regulara de algún modo el ejercicio de la prostitución.

Por otro lado, las organizaciones de mujeres en situación de prostitución,


organizaciones de personas trans, de Derechos Humanos, el Colegio de Abogados,
algunas organizaciones feministas y de la diversidad reclamaban el fin de la ilegítima
persecución policial basados en la más elemental de las garantías constitucionales, esta
es, que no se puede perseguir penalmente desde el Estado algo que no está prohibido
por ley y no puede detenerse a las ciudadanas/os sin un debido proceso. El resultado de
este debate es conocido: se modificó el Código de Convivencia prohibiendo la oferta y
la demanda de servicios sexuales en la vía pública.

Cecilia Lipszyc, protagonista de este debate, relata: 7 “¿Cómo se llega a esta situación a
partir de que un año antes se había votado por unanimidad el Código de Convivencia
que no hacía ninguna referencia como contravención al ejercicio de la prostitución
callejera?”

“La respuesta es una conjugación de factores: la presión del gobierno nacional y del
gobierno local, el inmenso poder de la policía federal y sus operativos, el autoritarismo
existente en los sectores medios, la debilidad del movimiento de mujeres y la defección
del feminismo en este tema. La resultante-muy grave- es el fracaso de la política como
instrumento para modificar las relaciones de poder en la sociedad. Esto nos está
mostrando qué poco poder y decisión de autonomía tiene el poder político frente a las
corporaciones. Ya sean éstas económicas sociales o delictivas.”

Pese a la votación perdida por amplio margen, sí se logró poner en agenda la cuestión
de las “cajas negras” de la policía y visibilizar a organizaciones de mujeres en situación

7
Mujeres en situación de prostitución ¿Esclavitud sexual o trabajo sexual?, CLADEM
de prostitución y de travestis en un debate por sus derechos a no ser perseguidas por su
condición o actividad.

En la Provincia de Santa Fe el mismo debate fue instalado por Vox Asociación Civil
defendiendo a las travestis que ejercían la prostitución en la Plaza Libertad de Rosario y
muy notoriamente por Sandra Cabrera referente local de AMMAR (Asociación de
Mujeres Meretrices de Argentina).

Sandra Cabrera denunciaba públicamente a través de los medios la persecución policial,


la coima, los servicios sexuales forzados, la presencia de menores y migrantes
explotadas en la whiskerías, los aprietes de los dueños de la noche para no dejarlas
trabajar autónomamente. Los agentes de la División de Moralidad Pública eran quienes
las detenían, les robaban, les pegaban.

“Yo trabajaba en una esquina de la zona de la Terminal y un grupo de fiolos y patovicas


de un boliche de la zona me pegaron muy duro. Denuncié eso en los medios de prensa y
ahí aparecieron las chicas de Buenos Aires. Primero no les dí bolilla, pero al año
siguiente, cuando en la zona sur un grupo de policías le pegaron a otra compañera,
empezamos a trabajar con todo” (Carlos del Frade, Matar para robar, luchar para vivir.
Historia política de la impunidad. Santa Fe 1976/2004. “De Sandra Cabrera a…)
“Cobrando visibilidad la organización, y sintiéndose respaldadas por la misma, las
trabajadoras sexuales comenzaron a denunciar la violencia que sufrían por parte del
poder policial.
El 10 de setiembre de 2003 una trabajadora sexual denuncia en Tribunales que desde la
División Moralidad Pública de la Unidad Regional II fue perseguida y amenazada para
que abandone su zona de trabajo, ya que allí comenzaría a funcionar un “volteadero”
(lugares donde tienen habitaciones y las chicas pasan allí con los clientes).
Debido a la denuncia, Cabrera fue amenazada de muerte y tres integrantes de la
organización fueron golpeadas.
Hasta fines de ese año, el trabajo de AMMAR se centró en la presentación de un
proyecto (en la Legislatura santafesina) para que se deroguen los artículos 83, 87 y 93
del Código de Faltas “Ofensa al pudor”, “Prostitución escandalosa” y “Travestismo”
respectivamente (estos eran los artículos con los cuales las detenía la policía). El
proyecto es impulsado por diputados socialistas y radicales.
El 23 de enero de 2004, una trabajadora sexual denuncia en Tribunales acompañada por
Sandra Cabrera a un policía de la División Moralidad Pública de la Unidad Regional II.
Se había resistido a ser detenida porque “ya le había pagado la cuota semanal de
cincuenta pesos para no tener problemas” cuando la llevaron a la Comisaría la mujer
reaccionó: “les advertí a gritos que me iba a asociar a AMMAR para no sufrir más
atropellos,…”.
Cuatro días después, el martes 27 de enero, Sandra es encontrada muerta por un disparo
en la nuca.8

Con el asesinato de Sandra Cabrera en enero de 2004 quedó expuesta la verdad que
contenían sus denuncias respecto a la complicidad policial en el negocio de la
prostitución. El reclamo impulsado por AMMAR y Vox por la derogación de los
artículos del Código de Faltas que penalizaban la ofensa al pudo r, el travestismo y la
prostitución escandalosa, encontraron apoyo en otras organizaciones: políticas, de
Derechos Humanos, académicas.

Los proyectos de ley para derogar estos artículos se presentaban y perdían estado
parlamentario sin haber sido prácticamente debatidos y se volvían a presentar al año
siguiente. Finalmente, cambios en las mayorías políticas permitieron la apertura del
debate en el año 2009 que culminó el 29 de abril de 2010 con la aprobación de una ley
provincial derogando los tres artículos del Código de Faltas (proyecto presentado por la
Diputada Lucrecia Aranda del Partido Socialista) y un artículo de la Ley Orgánica de la
Policía que facultaba al Estado a detener a una persona por estar prostituyéndose. Ese
día la barra de la legislatura se pobló de mujeres y personas trans y una enorme bandera
con la foto de Sandra Cabrera reivindicó su lucha.

El caso Marita Verón, que el próximo 11 de diciembre tendrá sentencia, y la


extraordinaria lucha de su madre Susana Trimarco por encontrarla, desnudó el accionar
de las redes de Trata en nuestro país, lo que implicó no sólo la aprobación de la
tipificación del delito de trata en el Congreso Nacional, en abril de 2009, sino además,
una toma de conciencia por parte de la sociedad de las gravísimas violaciones a los
derechos humanos de jóvenes mujeres que se estaban produciendo en Argentina, a partir
del secuestro y captación de mujeres para ser explotadas sexualmente.

El debate parlamentario, al aprobarse la ley que penaliza el delito de trata de personas,


se centró específicamente en la relevancia del consentimiento de la persona víctima de
trata para la configuración del delito, reeditando el debate que se había producido en el
contexto internacional al discutirse y aprobarse el Protocolo de Palermo en el año 2000,

Janice G. Raymond en su Guía para el nuevo Protocolo de Naciones Unidas sobre


Tráfico de Personas, nos dice acerca de ese debate: “En general, fueron los países ricos
occidentales y otros países industrializados – muchos de ellos países receptores de
víctimas del tráfico – los que defendieron muchas de las ideas de las ONG pro-“trabajo
sexual”. Entre estos países se encuentran Holanda, Alemania, Dinamarca, Suiza,
8
Extraído del libro “Esas, somos nosotras” de Mariana Salomón y Cintia Majic, publicado por la Cámara
de Diputados de la Provincia de Santa Fe, año 2009)
Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Tailandia, España, Canadá y El Reino Unido,
los cuales argumentaron razones de diferente índole para defender sus posiciones. Los
Estados Unidos en un principio mantuvieron que los términos “inducción” e
“independientemente del consentimiento de la víctima” eran demasiado vagos y que
comportaban problemas a la hora de su ratificación e implementación, pero que sin
embargo, estaban dispuestos a admitirlos en aras de un consenso”.

Las ordenanzas locales

La instalación en la agenda pública de la problemática de la trata de personas promovió


también el debate a nivel local y provincial. La prohibición de ofertas sexuales en los
avisos clasificados, el cierre de bares nocturnos y whiskerías en algunas provincias y
ciudades son algunas de las iniciativas puestas en marcha como forma de combatir la
captación de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.

En Rosario fueron aprobadas durante el año 2011 tres ordenanzas de autoría de la


concejala Mariana Alonso del PS, con el objetivo de proteger a las personas que ejercen
la prostitución de los aprietes de los proxenetas y por otro lado contribuir desde las
potestades de un municipio al combate de la trata de mujeres.

Con la sanción de la Ordenanza 8.667, se modificaron los requisitos para la habilitación


de whiskerías exigiendo contrato laboral para las alternadoras, definiendo su función,
explicitando la prohibición de exigirle algún tipo de servicio sexual como parte de su
trabajo, y se impusieron condiciones edilicias para que no puedan utilizarse las
instalaciones como prostíbulos.

El sentido claro de esta iniciativa fue impedir que los dueños de los boliches exploten a
las chicas que van a buscar clientes y controlen su actividad.

La ordenanza 8.674, derogó la obligación de la llamada Libreta Sanitaria de validez


restringida que era exclusivamente exigida a las alternadoras, y debía renovarse cada
tres meses e incluía inexplicables e ilegales controles ginecológicos. Además en la
ordenanza aprobada se incluyen acciones del Programa Municipal de SIDA específicas
para el colectivo de personas en situación de prostitución en un marco de promoción de
derechos y no de garantizar alguna clase de “seguridad” a los clientes.

Finalmente, la tercera ordenanza aprobada, fue la creación de una “Mesa de Trata” en la


cual se propone un espacio de diálogo entre los distintos niveles y poderes del estado y
las organizaciones no gubernamentales para la promoción de acciones consensuadas
para el combate a la trata de personas con fines de explotación sexual.
La importancia de las distintas normativas va más allá de sus contenidos concretos ya
que han permitido instalar en la opinión pública a través de los medios de comunicación
un creciente debate sobre la cuestión de la prostitución.

Se han escuchado las demandas y las denuncias de personas que ejercen la prostitución
y la sociedad lentamente empieza a hacerse eco de la necesidad de dejar de perseguir a
las mujeres que se paran en una esquina a ganarse la vida, que no ponen en riesgo la
seguridad de nadie más que la propia y que no cometen ningún delito. En cambio, hay
hoy una mirada más inquisitiva hacia los “empresarios de la noche”, hacia las
complicidades policiales y judiciales y fundamentalmente hay una fuerte condena social
a la trata de mujeres y niñas/os con fines de explotación sexual.

La apertura de canales de diálogo institucionales entre los poderes públicos y la


sociedad civil para escucharse y acordar acciones conjuntas parecen seguir siendo la
mejor estrategia para luchar contra la explotación sexual.

A modo de conclusión

Reafirmamos nuestra posición abolicionista porque no creemos que la regulación de la


prostitución pueda mejorar la vida de las mujeres en situación de prostitución ni de las
mujeres en su conjunto. Las estrategias para mejorar las condiciones de vida de las
mujeres prostituidas tienen que ver con no perseguirlas de ningún modo, con facilitar su
acceso a derechos vulnerados para ellas y sus hijos/as, como el derecho a la vivienda, a
la educación, a la salud, a la protección contra la discriminación y los abusos de poder, a
vivir sin violencia. Programas dirigidos a mujeres prostituidas con fuerte asesoría legal
y acompañamiento en la gestión para garantizar necesidades básicas pueden ser un
modo de promover su ciudadanía, su autonomía y su libertad.

Para explicitar los argumentos que sostenemos al reafirmar nuestra posición,


transcribimos una síntesis propia de algunos puntos del artículo de Janice G. Raymond
“10 razones para no legalizar la prostitución” 9
• La legalización de la prostitución es un regalo para los proxenetas, los
traficantes y la industria del sexo. Dignificar la prostitución como un trabajo no
supone dignificar a la mujer, ya que simplemente dignifica la industria del sexo.
• La legalización de la prostitución y de la industria del sexo promueve el tráfico
sexual. Hay que tener en cuenta que es casi imposible para las mujeres pobres
hacer frente al proceso migratorio, a los costos de viaje, a la tramitación de los
documentos y también es muy difícil que puedan establecerse dentro del
“negocio” sin ninguna ayuda externa.
• La legalización de la prostitución no supone un control de la industria del sexo:
la expande.

9
http://www.catwinternational.org
• La legalización de la prostitución aumenta la prostitución clandestina, ilegal y la
prostitución de la calle. Muchas mujeres eligen la prostitución de calle porque
quieren evitar ser controladas y explotadas por los nuevos “hombres de
negocios”.
• La legalización de la prostitución aumenta la demanda. Incentiva a los hombres
a comprar a las mujeres por sexo en un entorno social más permisivo y de mayor
aceptación. Se multiplican los anuncios que ofertan a mujeres como objetos
sexuales que tienen que estar dispuestas a cualquier demanda si quieren
permanecer en un mercado cada vez más “exigente” y se enseña a las nuevas
generaciones de hombres a tratar a las mujeres como subordinadas. Se anima a
los hombres de negocios a que tengan sus reuniones de empresa en los clubes
donde hay mujeres que sirven las mesas desnudas.
• La legalización de la prostitución no protege a las mujeres que están en
prostitución ni promueve una mejora en su salud.

Finalmente, creemos que la discusión sobre si una mujer puede prostituirse


“libremente” o si siempre significa una forma extrema de violencia no debe darse
pensando en una mujer hipotética, en un plano filosófico ideal, sino pensar el mercado
de sexo en su integralidad y en el contexto histórico, social, político y
fundamentalmente económico en que se produce.

En este sentido citamos algunos párrafos del artículo de opinión de la española Carmen
Vigil, publicado por Apramp Asociación para la prevención, reinserción y atención de
la mujer prostituida10 por lo concluyente de sus reflexiones:

“La visión reglamentarista de la prostitución es totalmente falaz, porque prescinde de


las características de la oferta y la demanda y no tiene en cuenta las relaciones de fuerza
existentes entre la población prostituida (femenina) y la población demandante
(masculina). La composición mayoritaria de la población prostituida es suficientemente
ilustrativa a este respecto y deja poco margen a la duda sobre los motivos de las mujeres
para ejercer la prostitución. Inmigrantes sin papeles ni apoyos dentro del país, mujeres
de extracción social modesta, con baja o nula cualificación profesional y escasas
posibilidades de acceder al mercado de trabajo, chicas procedentes de ambientes
sociales marginales, sin arraigo familiar, drogadictas con una urgente necesidad de
dinero para conseguir droga…. El resto son excepciones, de las que no es posible
extraer ninguna conclusión de carácter general. Incluso en el caso de los pocos hombres
que se prostituyen (travestis, transexuales, inmigrantes) se hace patente esta situación de
extrema vulnerabilidad social que lleva a una persona a prostituirse.

El mercado del sexo está relacionado con la desigualdad de género en un doble sentido.
De un lado, la institución de la prostitución es indisociable del modelo de sexualidad

10
www.apramp.org
imperante en la sociedad patriarcal, según el cual los hombres tienen necesidades
sexuales perentorias y requieren tener a su disposición cuerpos femeninos para poder
satisfacerlas. De otro lado, la desigualdad de oportunidades en el mercado de trabajo
coloca a muchas mujeres en una situación de extrema precariedad económica,
convirtiéndolas en candidatas a formar parte de la población prostituida.

¿Cómo pensar que la legalización de este estatuto puede contribuir a valorar


socialmente a las personas que lo representan? De hecho, no es la prostitución, sino la
prostituta, la que está estigmatizada: el cliente, lejos de ser menospreciado, es celebrado
por sus congéneres, en la medida en que para ellos el uso de una prostituta es un
ejercicio de soberanía masculina, una manifestación de dominio sobre las mujeres.

Regular equivale a organizar medios y personas a un fin determinado. Regular la


prostitución implica organizar un mercado de cuerpos femeninos para uso y disfrute de
la demanda masculina.

Reglamentar significa establecer reglas, acotar espacios, poner límites.


Consecuentemente, significa también situar fuera de la legalidad todo aquello que no se
adapte a los cauces establecidos en la normativa reglamentaria.

La igualdad de hombres y mujeres no es compatible con la prostitución. El perfil


mayoritario de la población prostituida refleja hoy, claramente, la existencia de una
desigualdad de trato por razón de género, raza y procedencia social. Una política
progresista sobre la prostitución pasa por penalizar el proxenetismo y deslegitimar a los
prostituidores, con campañas que rompan la complicidad masculina en esta materia.
Pero pasa también, y principalmente, por profundizar las políticas de igualdad de
oportunidades para las mujeres, por establecer políticas específicas dirigidas a la
inmigración femenina, por dar cobertura sanitaria a toda la población con independencia
de su inserción o no en el mercado de trabajo, por extender las pensiones no
contributivas a todas las personas sin recursos y sin posibilidad de obtenerlos. Nunca, en
ningún caso, por la reglamentación de un mercado de cuerpos femeninos.”

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