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Evidentemente si no prestamos atención a los principios que Dios diseñó para que su reino crezca no
podremos ver los resultados que él quiere darnos.
Por medio de la enseñanza y desafío a la acción en el poder del espíritu Santo una iglesia puede ver
realizado el propósito de Dios de ver su iglesia crecer y extenderse hasta llegar “a lo último de la
tierra”. (Dn. 2:35)
Debido a que nosotros, la iglesia, debemos desplegar la gloria y la sabiduría de Dios (Ef. 3:10),
debemos luchar por mantener la unidad cristiana (Ef. 4:1-3). Pero este llamado a unidad está
basado en el evangelio que revela al Dios trino (Ef. 4:4-6): al único Espíritu que nos ha llamado
de la muerte a la vida (Ef. 2:1-10), al único Señor que nos ha reconciliado con Dios y con los
demás a través de su sangre, formando un solo cuerpo (Ef. 2:11-22), y al único Padre que
planificó nuestra salvación desde la fundación del mundo (Ef. 1:3-14).
Si hemos de mantener la unidad que el Espíritu nos ha dado durante tiempos de conflicto,
debemos cultivar las mismas cualidades que se encuentran en nuestro Señor Jesucristo.
En Efesios 4:2-3, Pablo resalta cinco de estas cualidades que son necesarias para mantener la
unidad de la iglesia.
A. Humildad
B. Mansedumbre
C. Paciencia
La paciencia tiene que ver con soportar las deficiencias y fallas de los demás,
sus debilidades y fracasos.
D. Fervor
III. Obediencia a los mandatos de Dios
IV. Búsqueda sincera en oración ”(Hechos 1:13, 14)
V. Dependencia del Espíritu Santo
VI. Vivir el evangelio