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Resumen
Este artículo muestra, por medio de las historias de vida y la observación etnográfica de
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la variedad de narrativas que se cons-
truyen alrededor de la sintomatología, y cómo éstas se alimentan de explicaciones relaciona-
das con las vivencias, las experiencias y el contexto cultural de cada paciente, es decir, cómo
aluden a su propia biografía. Además, resalta la importancia de la narrativa de enfermedad
como herramienta terapéutica, ya que la particularidad de cada relato trae consigo elemen-
tos que, a través de su interpretación, permiten al médico y al paciente una comprensión
más amplia del malestar. El acercamiento a la manera específica en la que cada paciente
experimenta y explica su enfermedad incide significativamente en la definición de su trata-
miento y en su proceso curativo.
Title: Clinical Ethnography and Illness Narratives of Patients Affected with Obsessive-
compulsive Disorder
Abstract
Using life histories and the methods of clinical ethnography, this article illustrates a variety
of illness narratives that patients affected with obsessive-compulsive disorder construct to
detail their symptoms and how these narratives are related to the life experiences and cultu-
ral context of each patient, that is, how the narratives are related to personal biographies.
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
1
Médica psiquiatra egresada de la Universidad Nacional de Colombia.
2
Antropólogo, Ph. D, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría de la Universidad
Nacional de Colombia y profesor titular del Departamento de Antropología de la Universi-
dad de los Andes.
3
Médico psiquiatra de niños y adolescentes, profesor titular del Departamento de Psiquia-
tría de la Universidad Nacional de Colombia.
The article underlines the therapeutic value neras. El DSM-IV, por ejemplo, se-
of illness narratives as each narrative, in its ñala el papel de los factores cultura-
own right, brings forth useful interpretative
les en el diagnóstico de las enfer-
material in understanding the illness, for
both clinician and patient. This specific medades mentales (2),(3). Primero
approach to personal explanation and hace referencia a las variantes cul-
understanding of obsessive-compulsive turales de cada trastorno clínico: «...
disorder may significantly influence therapy existen pruebas de que los síntomas
outcomes.
y el curso de un gran número de tras-
Key words: obsessive-compulsive disorder,
tornos están influidos por los facto-
ceremonial behavior, narration. res étnicos y culturales...» (4). Se-
gundo, al final del manual, en el
apéndice J, describe algunos sín-
El principio fundamental de dromes dependientes de la cultura.
toda nosología psiquiátrica, como el Asimismo, da algunas pautas para
DSM-IV y el CIE-10, es la universa- que el clínico evalúe la influencia del
lidad de la enfermedad mental. No contexto cultural en el individuo en-
obstante, esta universalidad está fermo, como la identidad étnica a la
atravesada por una tensión parti- que pertenece, la explicación o per-
cularista y relativista: lo que cada cepción de la enfermedad y las va-
uno de nosotros entiende hoy por riantes que influirían en la comu-
enfermedad mental no es lo mismo nicación, como el idioma (2),(5). Va-
que lo que piensan los miembros de rios autores, por ejemplo G. J.
otras culturas, ni es igual a lo que Tucker, hacen hincapié en estos as-
nosotros entendíamos años atrás. pectos del encuentro diagnóstico:
Incluso este concepto puede variar
entre los miembros de una misma ... el DSM-III y DSM-IV han avan-
cultura, en la medida en que distin- zado, pero sólo proveen una parte
tos elementos culturales se imbri- de la información que necesitamos.
can de disímiles maneras en lo Pues la otra parte es la historia del
normal y en lo patológico: «... la na- paciente o su narrativa. Jaspers
turaleza de la cultura es fundamen- enfatiza la «empatía» como la clave
tal a toda experiencia humana, no para entender al paciente. Es vital
importa si es normal o si es psico- que nosotros restauremos este as-
patológica. La cultura invariable- pecto en el proceso diagnóstico, que
mente da forma a todos los síntomas simplemente es comprender lo que
emocionales, cognoscitivos y del cada paciente está experimentan-
comportamiento que son evaluados do y cómo sus relatos contienen los
en el encuentro diagnóstico» (1). síntomas [...] Ha llegado la hora de
combinar la psiquiatría empírica
Tal tensión es confrontada en la del DSM-IV con la historia de vida
nosología psiquiátrica de varias ma- y la observación del paciente... (6).
ba seguro de que sus padres nunca él mismo lo relata: «...él siempre nos
lo supieron, pensaba que ése era el decía: hay que ser machos y no de-
castigo por lo que había hecho. Des- jarnos...».
de hacía un año había aceptado la
propuesta de un sacerdote de que Durante su adolescencia, su ti-
tuviera sexo oral con él a cambio de midez le condujo a pensar que po-
dinero. Entonces no vio ningún in- dría ser ‘homosexual’, asociado con
conveniente, pues le pareció una su antecedente de abuso sexual.
forma fácil de conseguir dinero sin Aquella idea comenzó a intranqui-
pedírselo a sus padres. lizarlo constantemente; por ello sen-
tía culpa y acudía a Dios: «...me
Daniel es víctima constante- sentía muy culpable y me daba miedo
mente de la duda: «¿Será que soy que todo lo que pensaba llegara a ser
homosexual? [...] ¿Qué tal que me cierto; sentía que tenía que hacer sa-
suicide?». Estos interrogantes pue- crificios para que Dios me perdona-
den estar relacionados con los dos ra». Refiere que esa idea ha fluc-
importantes sucesos anteriores, de tuado en el tiempo: «...hubo un tiem-
los cuales se siente culpable. Por su po en que cuando me sentaba en cla-
tradición religiosa familiar, no es se y detrás mío se sentaba un
extraño que llegue a atribuirle a Dios hombre, pensaba que me iba a pene-
el origen de sus síntomas: «... debe trar». Llegó a presentar síntomas
ser una prueba para que me vuelva fóbicos: «... cuando pasaba al frente
más hombre», como si Dios lo hubie- en clase y veía hombres, pensaba
ra observado y lo quisiera probar. como si estuvieran teniendo relacio-
nes conmigo...; me ponía colorado,
El niño solitario que describe con taquicardia y temblor, y no podía
estaba siempre preocupado por la hablar». Por esta razón, se retiró de
seguridad de sus padres o de sus la universidad en la que estudiaba,
hermanos, o de si lo dejaba el bus a fin de aminorar sus síntomas.
del colegio o no alcanzaba a termi-
nar las tareas. Cuando su madre Otro aparte que lo marca en sus
fallece, refiere que todas esas con- años de adolescencia y que le
ductas se intensificaron, pues él por reafirma la duda acerca de su
ser el mayor de la casa, se sintió masculinidad es cuando su padre
responsable por sus hermanos. Sin le pregunta que si «ya se inició» (en
embargo, el exceso de preocupación su vida sexual) y él, angustiado,
pasó inadvertido por su padre, pues teme que se haya dado cuenta de lo
éste poco permanecía en la casa y, que sucedió con aquel sacerdote. En
de alguna forma, «era lo esperado» consecuencia le responde que no.
para la situación. Daniel tenía una Su padre se burla y lo insulta:
clara formación «machista», tal como «... mi padre me respondió: ‘mire a
es difícil que se cure por un medio minos él concibe su cura: con una
que no le explica el porqué de sus reversión de la posesión. Sólo ima-
pensamientos: «Hay que hacer un gina su cura a través de un ritual
ritual que neutralice el ritual por similar de violencia simbólica (ex-
medio del cual me rezaron [...]. Nin- tendido a todas las mujeres, repre-
guno de ustedes me ha podido ayu- sentadas por su tía y su esposa) que
dar ni lo va a lograr, pues no pueden contrarreste la agresión que está
entender la fuerza de la magia si no recibiendo. Vuelve aquí, como en
han vivido bajo su dominio». Esto es, otros casos, el elemento del comba-
sólo un ritual de «contra-terror» po- te sobrenatural en la estructuración
drá neutralizar el terror del ritual del malestar.
mágico que le provocó su profundo
malestar -que no es ‘enfermedad’-. Camilo, 19 años
les, con todo, como si yo las quisie- dijo que yo no había sido deseado
ra». Los pensamientos han sido de ni por mi padre, ni por mi madre, me
inicio progresivo, a veces aumentan sentí defraudado y realmente solo».
unos y disminuyen otros, y otros
van apareciendo a su vez. Cuando Pareciera que la abuela hubiera
las imágenes son insoportables o querido vengar con Camilo el en-
muy terroríficas, camina en senti- cuentro fortuito que su hija tuvo con
do totalmente contrario a la perso- su padre. La venganza se equipararía
na que está observando, para así al castigo, en este caso, por la des-
evitar que lo que ve ocurra realmen- gracia de la madre, la frustración de
te. Cuando los pensamientos son la abuela y, de manera más dramá-
sexuales, lo que hace es pellizcarse tica, la enfermedad era un castigo
el brazo hasta sentir dolor y así en- por haber nacido. La reacción de
mienda el pensamiento, ya que no Camilo es de odio hacia los verdugos
lo puede evitar; sin embargo, hay (rebeldía ante la autoridad) y hacia
momentos en los que tiene que las- la vida misma. Sin embargo, también
timarse más por la intensidad o fre- se genera en él un gran temor a que
cuencia de los pensamientos. Para el castigo se repita, esta vez por cuen-
evitar que esto suceda, siente que ta de sus pensamientos de venganza
si se masturba en las mañanas pue- hacia su madre.
de que los pensamientos no le lle-
guen a su mente. Durante la adolescencia, Camilo
ya tenía pensamientos de tipo obse-
Es hijo único, nunca vivió con sivo, pero su interferencia variaba
su padre, sino con su abuela ma- con épocas de mayor intensidad y
terna y su madre; siempre le dije- otras de más tranquilidad: «...comen-
ron que su padre lo había negado. cé a no entender qué me pasaba, pero
Se describe como un niño solitario, sentía tanta rabia contra el mundo
no le interesaba la gente, «siempre que por momentos esas imágenes me
he preferido estar solo en mi cuar- agradaban, pero en otros momentos
to». Esa soledad experimentada des- me desesperaban porque no me de-
de tan temprana edad inicialmente jaban hacer nada más...».
la excusaba por las ocupaciones la-
borales de su madre; sin embargo, En su relato cuenta que alguna
durante una discusión con su abue- vez asistió a un grupo satánico:
la, ésta le reprochó que su madre «...Sólo fui como dos o tres veces.
nunca lo había deseado y que su Buscaba liberarme de la moral, de
padre no lo reconoció. Desde enton- las convenciones sociales y de los
ces dice haber sentido un gran odio símbolos represivos... Eso es real y,
hacia la vida y hacia todos los que por eso mismo, peligroso. Por eso a
lo rodeaban: «...cuando mi abuela me veces pienso que pudo ser esa la
causa de mis pensamientos, pues eso pienso esas cosas tan horribles
allá lo inducían a uno a tenerlos vo- para luego sufrir? [...]. Es como si
luntariamente y con deseo, pero en tuviera que sentir dolor para
mí continuaron, así me den miedo». liberarme». Esto es, pareciera que
con el castigo ‘lavara’ sus culpas.
Las causas del trastorno son
atribuidas al desconocimiento y al A pesar de lo racionales que in-
rencor ante la autoridad, pero ahora tente ver sus pensamientos obsesi-
trasladadas al terreno de lo sobre- vos y de no aceptarlos como una
natural. Y es que Camilo refiere enfermedad, se siente incapaz de
haber sentido siempre una inclina- abandonar los rituales ante la pre-
ción especial por las cosas sobre- sión que siente con su aparición,
naturales: «... hay cosas que están pues éstos le producen alivio a la
más lejos de lo que uno puede ver o ansiedad que desatan las imágenes
tocar o sentir y eso me gusta. Ése terroríficas. Si no los efectúa, se lle-
fue otro motivo por el cual fui a la na de una insoportable angustia
secta». Piensa que eso sí le puede ante la idea de que lo que él imagi-
responder muchas de sus pregun- na va a ocurrir. Para evitar siquiera
tas, incluso acerca de quién podría un pensamiento similar, realiza otro
ayudarlo: «...no sé, y la verdad no ritual en las mañanas. Es como si
creo que ustedes puedan hacerlo, él mismo tuviera la capacidad de
esto es como mágico». producir o evitar el daño, tal como
lo supone la magia de la que siem-
Como no tenía a quién contarle pre ha gustado y la cual siente que
y se avergonzaba, comenzó él solo a posee, por ejemplo, cuando dice
buscarle explicación a sus sínto- cambiar mágicamente un peligro
mas. Se decía que tal vez eran con- con el sólo hecho de caminar en
secuencia del odio que le tenía a su sentido contrario.
mamá o a la vida, como si fuera una
especie de castigo: «... la única ex- En el círculo vicioso del castigo
plicación que encuentro es que es un y la culpa, el único camino que Ca-
castigo por odiar la vida [...]. Por no milo considera que le queda es la
querer la vida, ella se burla de mí confianza y la sensación de espe-
[...]. También he llegado a pensar en ranza que la magia le otorga.
lo fuerte que puede llegar a ser el no
desear a un hijo... Mi papá me Estela, 30 años
negó...; de pronto es él el que quiere
que me suceda esto [...]. También se Natural de Boyacá, se dedica a
me ha metido la obsesión de pensar las labores del hogar. Estudió has-
que vine al mundo a sufrir [...]. ¿O ta cuarto de primaria, es católica y
será que soy sadomasoquista y por está separada. Cuando consulta
dice de forma muy angustiada: «Pri- los de forma figurada con frases
mero quiero aclararle que yo amo a como «a los niños que no hacen caso,
mi hijo y no lo quiero matar, pero es Dios los castiga», «acuérdense de
como si por dentro sí lo quisiera». Luis, que por desjuiciado Dios lo dejó
sin papá». Tenía pocos amigos, pre-
Tenía un profundo temor de fería estar en casa respondiendo por
hacerle daño a su único hijo. Ya lle- las labores que se le encomendaban,
vaba algún tiempo intentando que ya que si no las hacía le iba a ir mal,
esos pensamientos abandonaran su como su madre lo predecía constan-
mente. Se imaginaba continuamen- temente. No alcanzó a terminar la
te apuñaleando a su niño con uno educación básica primaria ni tuvo
de los cuchillos o envenenándolo el valor para «salir un poco más ade-
con tóxicos que veía en la cocina. lante», pues su padre -machista,
Se repetía a sí misma infinitud de dominante e ignorante- siempre la
veces que amaba a su hijo para ver doblegó, al igual que a su madre,
si esos pensamientos se iban de ella, por su condición de mujer, la cual
pero éstos a cambio de irse la ator- menospreciaba. Eso le generaba
mentaban profundamente, por lo una gran rabia contra él, pues no
que comenzó a orar a Dios para que entendía cómo ni siquiera su ma-
la perdonara, pues no entendía qué dre se defendía ante el maltrato:
le estaba sucediendo. Inicialmente «... un día, no recuerdo, llegó borra-
no le dijo a nadie qué estaba pa- cho y me intentó violar [...]. Mi ma-
sando dentro de su mente, se sentía dre se dio cuenta pero no dijo nada
avergonzada. Llegó al punto donde [...]. Ella sabía que estaba mal, pero
ni siquiera podía estar en el mismo le tenía miedo, él siempre la amena-
lugar con un cuchillo, una ventana zaba con sacarnos de la casa...».
o cualquier químico para el aseo,
pues los pensamientos intrusos se Todo esto la hacía sentirse tris-
intensificaban. La familia al verla te, le generaba miedo y a la vez ra-
tan ansiosa le dice: «Usted se está bia; incluso llegó a desear la muerte
poniendo como loca, mejor vaya al de su padre, pero se acordaba de
médico». los augurios de su madre y enton-
ces intentaba arrepentirse, sin lle-
Describe una infancia con mu- gar a lograrlo. Y es que en Estela
cha disciplina y cumplimiento en las predomina un intenso sentimiento
labores de la casa, aumentadas por de culpa, según ella, atribuido al
ser la hija mayor muy distanciada hecho de haberle deseado alguna
en edad de los otros dos. Se encar- vez la muerte a su padre. Dice sen-
gaba de todas las labores del hogar, tir como si «Dios le hubiera leído el
incluido el cuidado de sus herma- pensamiento» y la estuviera casti-
nos. Su madre llegaba a amenazar- gando. Se recrimina profundamen-
te el haber tenido alguna vez ese labores del hogar, se podría inter-
deseo y se comporta como si estu- pretar en Estela como la ‘virtud’ que
viera bajo el dominio de una con- un hombre (como su padre) busca-
ciencia de culpa. ría en una mujer. Por consiguiente,
el desearle la muerte se convierte
Se describe como una mujer en un acto punible para una mujer
muy hacendosa, ordenada y religio- que también tiene una formación
sa desde la niñez, pero no recuerda machista. Piensa, además, que debe
haber presentado síntomas pareci- ser castigada por ello, bajo el mis-
dos: «...esto nunca antes se me ha- mo principio de causalidad: «...Yo
bía pasado por la cabeza, o pues sí, tengo la culpa de todo... por haber
pero voluntariamente, cuando que- deseado la muerte ahora se me vie-
ría matar a mi padre por lo malo que ne hacia mi propio hijo...».
había sido. Pero con mi hijo, nunca,
él es inocente de todo [...]. Yo no pue- Estela sufre constantemente
do pensar esas cosas que no quiero, por debatirse entre ese odio a su
por eso si le demuestro a mi hijo que padre (a lo masculino, encarnado
lo amo y que eso que pienso es men- ahora en su hijo) y la culpa. Se de-
tira, él me va a creer [...] pidiendo bate entre el odio y el amor, entre el
perdón a Dios...». deseo y la culpa; se siente confun-
dida, pues deseó con profunda in-
Nuevamente aparece aquí el tensidad ‘matar’ a su padre, quien
asunto religioso. El terreno de lo quebrantó una prohibición absolu-
sagrado permite responder interro- ta: el incesto. Ahora ella es quien
gantes dentro de un sistema de quebranta otra cardinal prohibición:
causalidad indiscutible; asimismo, la del asesinato. Su idea de vengan-
posibilita exteriorizar la responsa- za ante el sexo opuesto trae en el
bilidad del perdón: aquella absolu- fondo aquella histórica ambigüedad
ción que la misma persona se entre el deseo sexual y la muerte,
prohíbe o se niega es depositada en contenida en la diferenciación abis-
una entidad superior, todopodero- mal hombre-mujer establecida por
sa e inaccesible, que es quien final- la sociedad machista en la que
mente tiene la capacidad de indultar creció.
a los culpables. Estela, víctima de
un malestar intenso e incontrolable,
acude a lo divino buscando una res- Resultados
puesta que le permita sentirse se-
gura y tranquila en su existencia. Para la pregunta: ¿En qué con-
siste lo que le sucede? En los casos
La permanencia en casa, dedi- anteriores predomina la descripción
cada en forma casi exclusiva a las de que los pensamientos son intru-
dad y peligro: las imágenes repetiti- vamente, y evitar de esa manera que
vas de actos eróticos ‘prohibidos’, sobrevenga ese máximo desorden (o
las dudas sobre la propia orienta- castigo). Y qué es lo que significa
ción sexual, el temor extremo al con- para ellos la muerte si no la máxi-
tacto físico con otros u otras son ma representación de lo desconoci-
temas que aluden a concepciones do, de la incertidumbre, de la
culturales que condenan lo sexual pérdida del poder y del control.
y ensalzan la pureza basada en la
ausencia de placer corporal, común- Cuando los pacientes explican
mente en asocio con temas religio- su evidente infortunio sin mencio-
sos. De allí que los rituales suelan nar los agentes sobrenaturales,
ser punitivos y dolorosos. pueden señalar como principios
causales a otros agentes involu-
Esto se asocia con la predomi- crados, tal cual lo reflejan las recri-
nancia que tiene en los relatos el minaciones a la brujería –el ámbito
miedo a las sanciones casi inma- de ‘lo innombrable’– o al uso de téc-
nentes a las violaciones de la regla. nicas especiales para provocar la
A menudo se realizan los rituales adversidad. Algunos pacientes co-
con un gran sentido de urgencia, nectan la desgracia o la protección
basados en una intuición sobre el con la intervención de los espíritus,
gran peligro en que se incurriría si de energías o incluso de personas
no se hacen. Este temor emocional ya fallecidas. Cuando culpan a dio-
particular de los rituales se deriva ses y espíritus, les otorgan la pro-
de la vinculación con sistemas de piedad de leer o ver sus acciones y
creencias dedicados al descubri- así castigarlos por los pensamien-
miento y la anulación de riesgos tos que pasan por sus mentes o por
invisibles. Los sentimientos que tan- el ritual omitido; asimismo, los dio-
to llegan a atemorizar a los pacien- ses son los interesados en el juicio
tes son de carácter muy agresivo y moral. Ambas entidades, dioses y
en sus relatos son relacionados con espíritus, se encuentran presentes
una parte de ellos mismos, que en la experiencia del paciente; por
quiere dar rienda suelta a todos sus lo tanto, a pesar de que su presen-
controles y a organizar un sucio cia no sea física, son ‘compañeros’
desorden. imaginarios que, al tiempo que dan
protección, reciben sacrificio.
Estos pacientes también descri-
ben a menudo un pertinaz miedo a Los padres de los pacientes –o
la muerte como máxima expresión aquellos familiares que han estado
del desorden. Asumen, por ejemplo, a su cargo– desempeñan un papel
ciertas actitudes para evitar el cas- importante en el desarrollo del tras-
tigo como pedir perdón repetiti- torno, ya que ciertas características
ambos sexos del venezolano Manuel por eso no es de extrañar que las
Antonio Carreño y en el también expectativas de tratamiento y cura
famoso Catecismo del padre Astete), provengan de la misma fuente. En
que siguen pautando viejos ideales consecuencia, se hace necesario
éticos y morales de la sociedad. considerar en estos casos que la
religión surge con el fin de dotar de
Por otra parte, a través de las sentido y salvaguardar al ser huma-
narrativas queda claro que para nin- no de aquellos fenómenos que, como
guno de los pacientes la posible so- la enfermedad y la muerte, suelen
lución a su enfermedad está mediada salirse de control y que no poseen
por el psiquiatra. Muchos de ellos, una explicación coherente, lo que
antes de la consulta o incluso de suscita un profundo temor. Ade-
manera paralela a ésta, habían con- más, posibilita la percepción de lo
sultado otros personajes a los que eterno, ya que establece una homo-
también consideraban ‘terapeutas’ logía entre divinidad e infinito.
(homeópatas no médicos, brujos,
sacerdotes, chamanes, etc.). El psi-
quiatra es una figura más a quien Conclusiones
acuden, aunque sin la firme convic-
ción de que se trata del terapeuta Los miedos y las dudas relacio-
adecuado, dado que los significados nados con los diversos sistemas de
que le otorgan a su malestar general- creencias están presentes en la
mente divergen de los del médico. Y mente de todos los seres humanos.
es que, a fin de cuentas, si los prin- No obstante, cuando éstos interfie-
cipios causales del malestar son ren excesivamente en la vida diaria
directamente relacionados con la de una persona y la obligan a realizar
culpa, la sanción, el pecado, la peni- actos reparativos o expiatorios en
tencia y el autocastigo, son los mis- pro de su tranquilidad –sin siquie-
mos pacientes quienes, por medio ra llegar a conseguirla de esta for-
del perdón y el ritual, podrán recibir ma–, se genera un círculo vicioso en
la absolución y darle paso a la cura. el que los temores se convierten en
rectores de las acciones y de esta
La referencia continua a las ex- manera limitan la funcionalidad de
plicaciones religiosas o sobrenatu- la persona.
rales implica que, para estos
pacientes, el TOC no es en realidad En el caso del TOC, los sínto-
una enfermedad, pues sus síntomas mas que describen los pacientes son
tienen una connotación sacra. Des- pensamientos intrusos, atormenta-
de las causas hasta la dinámica dores y habitualmente repugnantes
misma del malestar son explicadas por su índole inmoral, que no se
dentro de ese marco de referencia; pueden evitar y que, por el contrario,
se fijan en ocasiones con mayor in- sea por un hecho inmoral que co-
tensidad y frecuencia en sus men- metieron, bien por alguna omisión o
tes. Tal situación los obliga a realizar, desobediencia ante un mandato. De
en contra de su voluntad, diversas esta manera, la culpa, como media-
acciones molestas que buscan evi- dora de todas sus acciones, es la que
tar el castigo por tales pensamien- acaba por determinar sus vidas.
tos y que pueden adquirir un carác-
ter punitivo, lo cual alimenta aquel Por otra parte, también temen
círculo vicioso ya mencionado, don- a ‘lo contaminado’, a ‘lo impuro’,
de un castigo reemplaza a otro. asuntos que ellos mismos corrien-
temente equiparan con ‘lo inmoral’,
Las variables culturales pueden con todo aquello que les signifique
influir en la forma de expresión del desorden o pérdida del poder (con-
TOC, e incluso en el desarrollo y trol). El establecimiento de ‘cadenas’
mantenimiento del trastorno. Den- o ‘redes de contagio’, basadas en
tro de estas variables se encuentran significaciones culturales particula-
los diversos patrones de crianza, la res, amplía el radio de la enferme-
historia familiar, las actitudes con dad misma y limita considerable-
respecto a la religión y las normas mente las decisiones y acciones del
morales, el lugar de procedencia, los paciente en su cotidianidad.
roles de cada sexo, entre otras.
Estos elementos pueden darnos En muchas ocasiones, los pa-
pautas para pensar la particulari- cientes se sienten merecedores de un
dad del TOC en cada paciente y así gran castigo enviado por Dios, por
poder diseñar un tratamiento con- Satán o por algún espíritu; ellos mis-
gruente con sus necesidades y mos consideran que sólo alguno de
demandas –en especial, en lo que estos seres intangibles podrá darles
hace a la aproximación psicotera- el perdón, lo que significa la cura de
péutica del tratamiento–. sus síntomas. De ahí que previamen-
te hayan acudido a otras formas que
Los pacientes saben en todo consideran terapéuticas, pues el psi-
momento que sus pensamientos no quiatra no ha alcanzado a constituir
son normales (de hecho, la ‘norma- una figura importante para su cura,
lidad’ es para ellos diferente), pero en la medida en que no ha logrado
nunca acaban de desprenderse de darle valor a sus propias explicacio-
la idea de que esos mismos pensa- nes sobre la enfermedad.
mientos y gestos pueden tener un
carácter significativo, comúnmente El TOC puede denominarse una
asociado con temas mágicos. La enfermedad sagrada o, si se quiere,
creencia que predomina como cau- cultural, ya que se encuentra me-
sa de sus síntomas es el castigo, bien diada por contenidos relacionados
Correspondencia
Carolina Cortés Duque
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