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Etnografía clínica y narrativas de enfermedad

de pacientes afectados con trastorno


obsesivo-compulsivo
Carolina Cortés Duque1
Carlos Alberto Uribe2
Rafael Vásquez3

Resumen

Este artículo muestra, por medio de las historias de vida y la observación etnográfica de
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la variedad de narrativas que se cons-
truyen alrededor de la sintomatología, y cómo éstas se alimentan de explicaciones relaciona-
das con las vivencias, las experiencias y el contexto cultural de cada paciente, es decir, cómo
aluden a su propia biografía. Además, resalta la importancia de la narrativa de enfermedad
como herramienta terapéutica, ya que la particularidad de cada relato trae consigo elemen-
tos que, a través de su interpretación, permiten al médico y al paciente una comprensión
más amplia del malestar. El acercamiento a la manera específica en la que cada paciente
experimenta y explica su enfermedad incide significativamente en la definición de su trata-
miento y en su proceso curativo.

Palabras clave: trastorno obsesivo-compulsivo, conducta ceremonial, narrativa.

Title: Clinical Ethnography and Illness Narratives of Patients Affected with Obsessive-
compulsive Disorder

Abstract

Using life histories and the methods of clinical ethnography, this article illustrates a variety
of illness narratives that patients affected with obsessive-compulsive disorder construct to
detail their symptoms and how these narratives are related to the life experiences and cultu-
ral context of each patient, that is, how the narratives are related to personal biographies.

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1
Médica psiquiatra egresada de la Universidad Nacional de Colombia.
2
Antropólogo, Ph. D, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría de la Universidad
Nacional de Colombia y profesor titular del Departamento de Antropología de la Universi-
dad de los Andes.
3
Médico psiquiatra de niños y adolescentes, profesor titular del Departamento de Psiquia-
tría de la Universidad Nacional de Colombia.

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The article underlines the therapeutic value neras. El DSM-IV, por ejemplo, se-
of illness narratives as each narrative, in its ñala el papel de los factores cultura-
own right, brings forth useful interpretative
les en el diagnóstico de las enfer-
material in understanding the illness, for
both clinician and patient. This specific medades mentales (2),(3). Primero
approach to personal explanation and hace referencia a las variantes cul-
understanding of obsessive-compulsive turales de cada trastorno clínico: «...
disorder may significantly influence therapy existen pruebas de que los síntomas
outcomes.
y el curso de un gran número de tras-
Key words: obsessive-compulsive disorder,
tornos están influidos por los facto-
ceremonial behavior, narration. res étnicos y culturales...» (4). Se-
gundo, al final del manual, en el
apéndice J, describe algunos sín-
El principio fundamental de dromes dependientes de la cultura.
toda nosología psiquiátrica, como el Asimismo, da algunas pautas para
DSM-IV y el CIE-10, es la universa- que el clínico evalúe la influencia del
lidad de la enfermedad mental. No contexto cultural en el individuo en-
obstante, esta universalidad está fermo, como la identidad étnica a la
atravesada por una tensión parti- que pertenece, la explicación o per-
cularista y relativista: lo que cada cepción de la enfermedad y las va-
uno de nosotros entiende hoy por riantes que influirían en la comu-
enfermedad mental no es lo mismo nicación, como el idioma (2),(5). Va-
que lo que piensan los miembros de rios autores, por ejemplo G. J.
otras culturas, ni es igual a lo que Tucker, hacen hincapié en estos as-
nosotros entendíamos años atrás. pectos del encuentro diagnóstico:
Incluso este concepto puede variar
entre los miembros de una misma ... el DSM-III y DSM-IV han avan-
cultura, en la medida en que distin- zado, pero sólo proveen una parte
tos elementos culturales se imbri- de la información que necesitamos.
can de disímiles maneras en lo Pues la otra parte es la historia del
normal y en lo patológico: «... la na- paciente o su narrativa. Jaspers
turaleza de la cultura es fundamen- enfatiza la «empatía» como la clave
tal a toda experiencia humana, no para entender al paciente. Es vital
importa si es normal o si es psico- que nosotros restauremos este as-
patológica. La cultura invariable- pecto en el proceso diagnóstico, que
mente da forma a todos los síntomas simplemente es comprender lo que
emocionales, cognoscitivos y del cada paciente está experimentan-
comportamiento que son evaluados do y cómo sus relatos contienen los
en el encuentro diagnóstico» (1). síntomas [...] Ha llegado la hora de
combinar la psiquiatría empírica
Tal tensión es confrontada en la del DSM-IV con la historia de vida
nosología psiquiátrica de varias ma- y la observación del paciente... (6).

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Si se acepta el planteamiento narrativa puede tener ya efectos te-


anterior, la tarea del psiquiatra va rapéuticos:
más allá de hacer un diagnóstico y
aplicar un tratamiento adecuado. ... el síntoma se presenta como una
Los pacientes valoran el hecho de interpretación que ha elaborado el
ser escuchados, entendidos y con- paciente sobre una serie de sensa-
cebidos como personas, como suje- ciones corporales, psíquicas y emo-
tos culturales e históricos. Por ello, cionales: «me duele la cabeza», «es-
parte de «... la tarea médica curati- toy mal de los nervios». El síntoma
va fundamental consiste en la in- es así verbalizado o mostrado mími-
terpretación de las narrativas de camente y, por tanto, su construc-
enfermedad con las que el paciente ción responde a las necesidades de
expresa su situación...» (7). Dentro expresión de un emisor. Se presen-
de este contexto se han identifica- ta, de esta manera, no ya como la
do tres aspectos de una práctica parte de una realidad física o el efec-
psiquiátrica ideal: la empatía, la to visible de una causa, sino como
buena voluntad para explicar y una expresión humana que guarda
compartir la información y el acer- en sí misma un significado (9).
camiento al paciente en sus propios
términos (8). Para esto es necesario La narrativa de enfermedad no
que el médico se ubique en el co- representa un mero conocimiento
rrespondiente marco cultural de la personal. Las normas culturales y
paciente y que incluya su propio las expectativas sociales, en gene-
concepto de enfermedad mental. ral, y las de la comunidad a la cual
pertenece el paciente contribuyen a
Cada persona tiene un relato configurar su vivencia y el valor
acerca de su propia vida, de sus otorgado a su enfermedad. En toda
experiencias, colmado de los signi- experiencia de enfermedad existen
ficados que ella misma ha construi- tres dimensiones: el malestar (ill-
do en la interacción con los otros. ness), o la experiencia subjetiva –el
El paciente narra cómo percibe su sentirse enfermo, la vivencia indivi-
padecimiento y cuáles son sus pre- dual ante la enfermedad–; la dolen-
ocupaciones o temores. En últimas, cia (sickness), o la evaluación social
el paciente reflexiona sobre su pro- de la condición del enfermo –el ser
pia vida y su propia experiencia de considerado enfermo– y el enfermar
enfermedad, la cual se puede ubi- (disease), dado por la ciencia médica
car dentro del flujo temporal y exis- oficial –tener una enfermedad ya
tencial total de la propia vida y que definida en una clasificación noso-
abre la posibilidad de que el sujeto lógica–. Estas tres narrativas pro-
la dote de nuevos significados. Ade- ceden de observadores diferentes de
más, la misma producción de la cada signo o síntoma.

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La psiquiatría, al permitir en- ¿En qué contribuye esta pers-


tablar una relación con el paciente pectiva en el encuentro con el pa-
mediada por la palabra, es quizá la ciente? La narrativa es la forma
especialidad médica que permite un fenomenológica en la que el pacien-
mejor «conocimiento narrativo». Así te experimenta la salud o la enfer-
como los mitos y las leyendas, las medad y por medio de la cual se
historias clínicas son narraciones: promueve la empatía y la relación
todas cuentan e interpretan un terapeuta-paciente, que permite la
acontecimiento que ha ocurrido construcción de conocimiento. La
dentro de una temporalidad parti- narrativa provee de sentido a la en-
cular y que está lleno de significa- fermedad del paciente. Define cómo,
do; todas conservan el sello del por qué y de qué manera se encuen-
autor, que no es un observador neu- tra enfermo. En el proceso terapéu-
tro, sino que participa activamente tico, la narrativa facilita el cuidado
en la construcción de la historia que integral del paciente, es intrínseca-
está contando (10). A través de las mente curativa o paliativa y puede
narraciones, los individuos se reco- aportar alternativas terapéuticas
nocen a sí mismos y a los demás, nuevas. Las narrativas por sí mis-
aparte de que cuentan historias mas son terapéuticas. El hecho de
para saber quiénes son ellos y los «contar la historia» le permite al pa-
demás, de dónde vienen y a dónde ciente liberarse de ella, exteriori-
van: zarla, lo cual genera una visión de
sí mismo como alguien capaz de
El médico y el paciente se enfren- hacer escogencias y de tomar deci-
tan a la experiencia del enfermar siones en relación con los proble-
desde perspectivas o zonas de sig- mas ligados al malestar (12).
nificado específico y limitado, muy
diferentes una de la otra. Desde
cada contexto específico la expe- Trastorno obsesivo-compulsivo
riencia del enfermar se convierte en (TOC)
tema y reflexión que configura una
realidad clínica diferente [...] Aun Dentro de las enfermedades
cuando supongamos que el males- mentales, el trastorno obsesivo-
tar (illness) sea una realidad com- compulsivo (TOC) es particularmen-
partida, el hecho es que son dos te interesante en esta perspectiva
realidades [...] de modo que el cultural-narrativa de la enfermedad
paciente y el médico, al definir el mental, ya que quienes lo padecen
problema presentado a la luz de suelen guiarse por un ‘pensamien-
diferentes objetivos, no comparten to mágico’ que los conduce a creer
un sistema de relevancia. (11) que serán objeto de algún castigo
por sus pensamientos intrusos e ‘in-

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morales’, lo que los obliga a realizar se generan en torno a una enferme-


tareas autoimpuestas, creadas dad y cómo la variedad que presen-
como defensa contra ese temor. De tan, construidas individualmente,
esta manera, las narrativas de los depende del contexto cultural de
pacientes con TOC reflejan amplia- cada paciente.
mente los contenidos sociocultu-
rales que les dan forma y sentido a
esos pensamientos y conductas de Materiales y métodos
tipo ‘ritualístico’.
Éste es un estudio de etnogra-
La conducta ritualística del pa- fía clínica, con una población cons-
ciente con TOC, así como la varie- tituida por pacientes con diag-
dad de pensamientos obsesivos y su nóstico clínico de TOC, que asistie-
explicación, invita a un análisis más ron la consulta psiquiátrica del Ser-
profundo que permita ver hasta vicio Médico de la Universidad
dónde la normalidad o la anormali- Nacional de Colombia durante el
dad pueden ser culturalmente cons- 2002 y el 2003. Se basa en: (a) ca-
truidas. Esta podría ser la explica- sos clínicos (reportes observacio-
ción de por qué los pacientes con- nales, reportes intersubjetivos y
sultan tantos años después de ini- reportes del punto de vista del(la)
ciado el trastorno, pues sus sínto- paciente); (b) historias de vida, y (c)
mas no se habían considerado observación participante. Para su
‘anormales’, ya que aún no causa- desarrollo se cumplieron etapas que
ban interferencia en sus vidas o en van de las fuentes indirectas a las
las de los demás. Esto se confirma fuentes directas de la información:
cuando aun siendo diagnosticados, fuentes secundarias de carácter
muchos de los pacientes dudan de monográfico, exploración etnográ-
que sus síntomas sean patológicos. fica (observación participante) e his-
torias de vida (en la que se analizó
Lo anterior plantea una serie de la historia individual y se armó el
inquietudes para el investigador. Si patrón de composición de la vida de
el ritual llega a ser un elemento cada uno, que se relacionó con la
esencial y necesario en la vida so- narrativa en torno a su enferme-
cial, entonces, ¿cuándo el ritual del dad).
paciente obsesivo llega a ser pato-
lógico? ¿Será que éste depende de La selección de la muestra fue
los límites culturales ‘normales’ a de carácter intencional y no proba-
los que el individuo pertenece? Es- bilística. Los seis pacientes a los
tos interrogantes llevaron a que se cuales se les realizó la historia de
escogiera esta patología como ejem- vida (informantes clave) fueron es-
plo de las diversas narrativas que cogidos teniendo en cuenta grupos

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extremos en las categorías de géne- narrativas de los pacientes ob-


ro (hombre/mujer), ciclo de vida servados y las propias interpre-
(adulto joven/adulto maduro) y ni- taciones de la investigadora
vel de escolaridad (primaria/univer- principal acerca de lo que ob-
sitario/profesional), con el objetivo servó durante las sesiones.
de comparar las narrativas de ma- Estos datos fueron analizados
lestar desde diversas posiciones so- para cada paciente por separa-
ciales y analizar cómo y en qué do, y se hizo una descripción
medida sus diferencias y similitu- detallada y una explicación de
des responden a ese factor. Para la información obtenida. Luego
participar en el estudio estos pa- se analizaron las similitudes y
cientes aceptaron firmar el consen- diferencias entre casos.
timiento informado.
Análisis de la información
Fuentes de información
Los datos sociodemográficos de
• Se realizó una detallada com- cada paciente se consolidaron en
prensión de las notas del diario genogramas, donde se privilegiaron
de campo, en las que se inclu- las edades, el estado actual de los
yeron las observaciones de lo vínculos parentales (consaguíneos
que piensan los pacientes acer- y maritales), las ocupaciones, los
ca de su enfermedad y las in- lugares de origen y de residencia y
terpretaciones que de ella ha- la corresidencia actual. La informa-
cen. Esta información se tomó ción obtenida a través de las entre-
de los relatos de los pacientes vistas y los diarios se organizó en
dentro de la consulta, en las conjuntos de categorías deductivas.
sesiones de terapia grupal, in- Las respuestas relativas a cada ca-
cluso en las conversaciones tegoría se reagruparon y se identifi-
informales con ellos. caron las fuentes de información y
• Algunas de las intervenciones se ordenaron en matrices.
formales con los pacientes fue-
ron grabadas en medio magné- Para describir los resultados, se
tico o audiovisual y luego se emplearon listas de conteo, para
transcribieron; en otras se to- luego ordenarlas jerárquicamente.
maron notas parciales durante Por último, se utilizaron matrices
la entrevista (diario auxiliar de descriptivas en las que se cruzaron
campo) e, inmediatamente, fue- las categorías que estuvieran rela-
ron vertidas en el diario de cionadas.
campo.
• Al pasar los datos al diario fi- Una vez los datos se catego-
nal de campo, se reportaron las rizaron y se describieron exhausti-

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vamente, se procedió a su interpre- Cuando era pequeña, su familia le


tación de la siguiente forma (análi- decía en broma que lo que ella ne-
sis): (a) descripción de los hallazgos cesitaba era un microscopio para
aislados; (b) identificación de rela- asegurarse de que el trabajo estaba
ciones entre variables; (c) formula- completo.
ción de relaciones tentativas entre
los fenómenos; (d) revisión de los En una consulta, relata: «Es
datos en búsqueda de hallazgos que extraño que tenga que lavarme las
confirmen o invaliden las hipótesis manos después de que toque cual-
del trabajo; (e) formulación de expli- quier cosa. Así sea amarrarme el
caciones sobre los fenómenos ha- zapato, encender la luz, cerrar la
llados, y (f) identificación de esque- cortina, leer un libro de la biblioteca
mas teóricos que contextualicen los o hacer cualquier otro número de
patrones culturales identificados. actividades. Además, tengo que ba-
ñármelas con jabón, incluso más de
dos veces, hasta el codo o el hombro
Resumen de casos si es necesario, antes de llegar a
sentirme limpia».
A continuación se expondrá un
resumen de cada caso, para mos- Liliana es la hija menor dentro
trar una idea general de la estruc- de una numerosa familia. Los jefes
turación del TOC en cada paciente, del hogar, con un gran esfuerzo,
a partir de su narrativa. Todos los consiguieron dar estudio a sus ocho
casos descritos utilizan nombres fic- hijos y se sienten orgullosos de ello.
ticios. Por esa razón Liliana confronta una
situación de exigencia, retribución
Liliana, 23 años y compromiso con sus padres, en
la cual ella sólo busca correspon-
Natural y procedente de Nariño, derles. El hecho de que la familia
estudiante de Economía. Sentía que sea destacada como ‘un modelo’
nunca era suficiente lo que leía para entre los vecinos y los amigos de los
resolver los exámenes que le hacían padres aumenta la presión: «Todos
semana tras semana. Tenía que leer éramos juiciosos, decentes y ejem-
los capítulos anteriores al que le plares para los demás; mi papá
correspondía estudiar, según el pro- siempre mostró eso de nosotros y nos
fesor y, además, debía empezar des- lo inculcaba».
de el primero. Duraba horas leyendo
y releyendo cada párrafo del texto La madre, de 57 años, conta-
hasta que creía haberlo entendido; dora exitosa, es descrita por Liliana
finalmente, nunca llegaba a termi- como una mujer muy organizada,
nar lo sugerido para el examen. estricta y dedicada a su familia. Por

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otra parte, describe a su padre como y progresiva asociación entre casti-


un incesante trabajador, comer- go, miedo y culpa: teme profunda-
ciante de máquinas industriales mente ‘fallar’, pues esto traería
desde hace treinta años, quien consigo un castigo, algo malo para
siempre se ha destacado por lo dili- sí, y, por lo tanto, un gran senti-
gente con su empresa: «... invierte miento de culpa ante su propio ideal
en ella no sólo energía y horas sino del yo, tan invencible y punitivo.
neuronas [...]. No le importa que el
trabajo se alargue hasta la madru- Su trastorno pasó inadvertido
gada o tenga que viajar y trabajar hasta más o menos sus doce años
los fines de semana». de edad, cuando aparecieron sínto-
mas depresivos y somáticos secun-
El trastorno de Liliana se inicia darios, como cefalea, motivo por el
desde su infancia: «No me gustaba cual es remitida a psiquiatría desde
que me tosieran encima, ni que me la consulta de medicina general. De
dieran lo que ya estaba chupado por no ser por estos últimos, el tipo de
otros», tampoco que le desorganiza- obsesiones y compulsiones que
ran o le tocaran sus cosas. Incluso padecía la paciente encajaba perfec-
no podía ni comer fuera de casa, tamente con el concepto de ‘norma-
pues para ella es una prioridad eva- lidad’ construido en su entorno
dir cualquier foco de contaminación: cercano.

«Cuando digo que quiero evitar En Liliana predomina la acción


una infección o una enfermedad y por compulsiva, en respuesta a ideas
eso hago aseo, me lavo las manos obsesivas de contaminación o im-
seguido o no presto ni me pongo ropa pureza. El ritual de lavado continuo,
de otros. La transmisión de las en- por ejemplo, es alentado por la ne-
fermedades no se ve, entonces hay cesidad imperiosa de alcanzar una
que evitarla de cualquier manera». pureza análoga a la perfección. De
igual forma sucede en su vida estu-
En Liliana, el miedo como tal se diantil. Cuando la acosa la idea de
enfoca hacia aquellos gérmenes (ob- tener que leer los capítulos anterio-
jeto definido) que transmiten las en- res al señalado por sus maestros,
fermedades, pero la angustia se tiene que abarcar todo el tema, sa-
dirige hacia la contaminación (obje- berlo todo, en una búsqueda per-
to indefinido, ilimitado). Estas con- manente de esa misma excelencia.
diciones se perfilan como agudos Es claro, además, que tales ritua-
síntomas de su trastorno particular. les tienen el fin de evitar un casti-
go. Por esto es incapaz de aban-
Otra característica de su tras- donarlos, pues cualquier desvío con
torno se expresa en una constante respecto al ceremonial se castiga

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con una insoportable angustia que No obstante, la dificultad que


enseguida fuerza a reparar lo omi- Liliana expresa no se refiere a sus
tido: pensamientos obsesivos ni a los te-
mas que ellos contienen (limpieza,
Me he dado cuenta de que ten- orden o perfección), los cuales, de
go mi propia organización de lo que hecho, siempre son argumentados
es puro e impuro en mi mundo, y lo y considerados por ella como muy
impuro trae mala suerte; por ejem- lógicos. Por lo demás, en su infan-
plo, el orden de mi armario o de la cia y adolescencia eran perfecta-
biblioteca puede tener un mal signi- mente adecuados a las exigencias
ficado de acuerdo con cómo esté o si de su familia. Lo que desde hace un
me baño primero unas partes antes tiempo le provoca malestar es la in-
que otras [...] Cuando me baño no me terferencia de éstos en su tranqui-
miro. Sólo uso jabón líquido para que lidad y en el poco control que puede
cuando me bañe no quede untada tener sobre ellos. Incluso sólo lle-
la barra de jabón. Para los genitales gan a detectarse porque se le inte-
uso toallas húmedas como las de los rroga sobre ellos, pero no porque
bebés y así las puedo desechar ahí ella los haya referido voluntaria-
mismo. Esto lo hago de primeras mente:
para quedar tranquila y poderme
bañar el resto.... También creo que lo de la lim-
pieza y el orden de las cosas no es
Aquí aparece un conflicto deci- nada de enfermedad, simplemente
sivo en el malestar de Liliana. Al tiene que ver con que en mi casa so-
parecer ella permanece en un cons- bresalen las cualidades de la limpie-
tante debate entre lo que es puro y za, la religión y el orden, y por eso
lo que es impuro, entre el orden y el creo que soy así. Además, no tiene
desorden. Practica rituales de puri- nada de malo evitar enfermedades
ficación, más que de lavado propia- [...]. Lo que sí se me hace raro es que
mente, los cuales expresan un tenga que hacerlo tantas veces. An-
temor inmenso a la contaminación. tes no era tan excesiva en ese tema
Esta última es análoga a lo sexual [...]. A veces sí me parece que es como
como impuro y se ubica en los mis- absurdo que yo viva en torno a si me
mos límites entre su cuerpo y el voy a enfermar o si mi familia se va
desorden que puede provenir de a enfermar, pero me da mucho mie-
afuera. Un desorden que, además do si eso llega a suceder y no puedo
de implicar impureza, puede signi- evitarlo...
ficar contagio y muerte inevitables.
De allí que se esmere excesivamen- En esos mismos términos con-
te en evitar cualquier foco que ella cibe su posible tratamiento y
considere infeccioso. cura:

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Para mí todo el problema está las explicaciones que desde el pun-


en mi cabeza y en mi voluntad. Soy to de vista médico se le ofrecen:
consciente de lo absurdo de mis pre- «... todos dudamos de nuestras co-
ocupaciones, pero esto no me libra sas. Lo que pasa es que mi proble-
de esos incómodos impulsos que a ma creo que tiene que ver con mis
veces me aterran y me causan crisis padres, por lo exigentes, y yo, por lo
de angustia [...]. Yo creo que sólo me perfeccionista. Por eso no es que
mejoro si logro controlar esos impul- dude, sino que siempre quiero hacer
sos, es decir, siendo cada vez me- lo mejor...». Ingerir medicamentos le
jor. No quiero tomar el medicamento, significaría la pérdida de control
eso me haría sentir como inútil en sobre sí misma y la posibilidad de
mi vida [...]. Para mí lo m*s duro es una ‘contaminación’ por el fárma-
la falta de control.... co, que traería más desorden (y aun
la muerte misma).
Lo anterior obedece a la causa-
lidad que Liliana atribuye a su En la historia de vida de Liliana
conducta, en consonancia con su es notorio cómo toda la educación
actual y repetido énfasis en el recibida le da forma a los síntomas
control: en su TOC. Desde esta educación,
Liliana encuentra justificación per-
...en casa siempre fueron muy fecta para sus síntomas. Su tras-
exigentes y me criaron así, y simple- torno parece un escenario donde se
mente quiero evitar el peligro [...]. Lo recrea el legado normativo de la pro-
que está mal es en lo exagerado de pia cultura, aprendido a través de
algunas conductas. Eso no lo he po- la institución familiar. Pero quizá
dido evitar, pero no creo que sea una podemos ir más allá. Cuando Liliana
enfermedad. Si me lo propongo, yo dice que sus ‘síntomas’ simplemente
puedo llegar a controlar eso [...]. Un tienen que ver con las «cualidades
error de mis padres que yo creo que que en su casa sobresalen», deja ver
me inculcaron es que la autoestima cómo todas esas costumbres, bien
depende del valor que los demás le detalladas en los «manuales de ur-
den al trabajo de uno. Por eso mi te- banidad y buenas maneras», han
mor a que las cosas no estén bien y hecho parte de su vida, de su mun-
tenga que revisarlas tantas veces, o do, por lo que son tan ‘normales’.
el miedo a no saber lo suficiente y Incluso los síntomas hasta podrían
que me vaya mal y que quede mal verse como una simple exageración,
ante otros. pero en ningún momento como algo
‘enfermo’.
Es de allí donde se deriva la
negativa de la paciente a recibir tra- En este caso, parece tratarse de
tamiento farmacológico, a pesar de una verdadera exageración de los

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postulados morales de esa sociedad de quince años, alimentadas, ade-


colombiana heredera de la Urbani- más, por el miedo a ser condenada.
dad de Carreño. La familia de Lilia- Sandra tenía imágenes de tipo
na, obsesionada con ese ideal, sexual cuando su madre se le acer-
pretende resucitarlo a través de la caba a saludarla o cuando veía a
educación que imparte a sus hijos. niños o a animales. Llegó a evitar el
De esta manera, se le da mucho saludo, salir a la calle o ver televi-
valor a la práctica de las «buenas sión, para no ver a quien pudiera
costumbres sociales», principalmen- incitarle esos malos pensamientos.
te relacionadas con la limpieza y el
orden. Por otro lado, se sobreesti-
A los trece años de edad se dio
man las ideas de progreso social a
cuenta de que tenía sentimientos
través del estudio y del trabajo
de culpa por sus comportamientos
arduos. El TOC se convierte así en
previos (acercamientos sexuales
ocasión precisa para exagerar tales
voluntarios). Era hija única al cui-
normas, las cuales llenan de conte-
dado de su madre y su abuela. A
nido los síntomas de la paciente.
su padre no lo conoció, pues no
convivió con su madre; además,
Sandra, 18 años
ella se lo ocultó diciéndole que ha-
bía muerto, pues se avergonzaba
Universitaria bogotana, tenía
de ser madre soltera y, por el con-
miedo permanente de cometer un
trario, se enorgullecía de ser una
pecado. Temerosa de la ira de Dios,
mujer temerosa de Dios que sólo
gastaba horas en la iglesia mientras
obedecía sus mandatos. Su abuela
confesaba sus pecados, al tiempo
también era madre soltera y aver-
que intentaba convencer al sacer-
gonzada de «no tener esposo».
dote de que esos pensamientos la
llevarían directamente al Infierno.
Al no encontrar solución alguna, Tanto la madre como la abuela
decide cambiar de religión, a fin de fueron muy estrictas y autoritarias
buscar en ese cambio perdón a sus en la educación de Sandra. La abue-
faltas. Pedía una y otra vez, por la también lo fue con la madre. Per-
medio de la oración, la salvación. manentemente infundían en ella un
Incapaz de aceptar el amor de Dios temor a la sexualidad, en particular
y el perdón, finalmente cae en un a quedar embarazada como ellas,
profundo estado depresivo, el cual «sin esposo». «Mi mamá no habla de
se convierte en el motivo por el cual eso, le molesta», relata la paciente,
consulta a psiquiatría. quien además describe a su madre
como muy poco expresiva en su
Sus obsesiones de tipo religioso afecto, exigente y meticulosa en sus
se volvieron aplastantes a la edad cosas.

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Etnografía clínica y narrativas de enfermedad de pacientes afectados con trastorno obsesivo-compulsivo
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Su infancia y adolescencia [...] no puedo de dejar de ir al Tem-


transcurrieron puertas adentro de plo, eso me hace sentir más segura
colegios femeninos y religiosos: de que nada me pasará».
«... a mí me parece que ni a mi mamá
ni a mi abuela les gustaba que yo Dicha batalla entre Dios y el
tuviera amigos hombres. Por eso me Diablo es situada por Sandra en su
pusieron a estudiar en colegio de propio cuerpo y recreada por sínto-
monjas, pero a pesar de eso yo tuve mas precisos que aquellas fuerzas
novios a escondidas [...]. Era chisto- provocan. Así comienza a respon-
sa la cara que ponían cuando me lla- der a un sistema de prohibiciones
maba algún amigo». que se expresan como si estuviera
bajo el imperio de una conciencia
En concordancia con su profe- de culpa: cada vez que el Diablo la
sión de fe, pero también como refle- ‘provoca’, se siente ‘forzada’ a reali-
jo de un evidente temor a la agresión zar oraciones y evitaciones para que
sexual de su madre, aparece la con- no acontezca una desgracia.
dena explícita de la sexualidad, que
contraría y acentúa las fantasías de Cuando empieza a buscarle una
violación e incesto: «... se me venían explicación a su castigo, Sandra
pensamientos y todavía me pasa retoma apartes de su vida. Entre
como si mi mamá me hiciera daño ellos menciona su preadolescencia
sexualmente o yo a ella. Por eso pre- «muy loca» y se inculpa por ello, pues
fiero no saludarla de beso [...], no asocia el contenido de sus obsesio-
alzo los niños porque se me aumen- nes con sus primeras vivencias
tan los pensamientos y me deprimo». sexuales que, además, describe
Estas ideas atestiguan todo el tiem- como indebidas: «... esto es un cas-
po la ambivalencia de los sentimien- tigo por haber tenido juegos eróticos
tos de Sandra hacia su progenitora. con mis amigos y conmigo misma [...].
Yo sabía que eso estaba mal, pero
El trastorno de Sandra comien- no pensé que Dios me castigara con
za a ser inteligible en su particular cosas así, pero mil veces más horri-
relación con lo sagrado. La explica- bles». Su sentimiento de culpa des-
ción que da a sus síntomas se sus- medido por la sexualidad hace que
tenta en sus mismos pensamientos la reprima intensamente, en mayor
obsesivos de culpa y temor al casti- medida cuando recuerda o escucha
go, y se ubica indiscutiblemente en lo que sus cuidadoras piensan so-
el ámbito de las fuerzas de lo sa- bre lo erótico: la represión evitaría
grado, en el mismo escenario de lu- que se transformara en prostituta,
cha entre el bien y el mal: «El diablo como ellas, en últimas, se conciben
me tienta para que Dios me castigue a sí mismas.

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Sandra no ve mal en pedir per- La respuesta de Sandra al tra-


dón a Dios constantemente, pues tamiento psiquiátrico es ambigua.
para ella eso no es motivo de discu- No se rehúsa a la ingesta de los
sión. Lo que más parece molestarle medicamentos, pues «se siente de-
y por lo cual consulta es por la primida» y considera que aquéllos
‘depresión’, apelativo que le atribuye contribuyen a aliviar tal malestar.
a esa pérdida del control y a la No obstante, cuando se habla en las
respuesta por no conseguir la ab- consultas sobre las ideas obsesivas,
solución o por sentirse cada vez más Sandra se niega a aceptar que és-
culpable por cada pensamiento ob- tas constituyan una enfermedad.
sesivo que aparece en su cabeza: «... Más aún, considera que el trata-
yo sé que lo que tengo que hacer es miento médico no puede ser eficaz
pedir perdón, pero hay momentos en en lo que tiene que ver con los con-
que esos pensamientos no se me tenidos de su malestar: «...me depri-
quitan de la cabeza y eso sí me de- mí, por eso pedí ayuda, pero, ¿quién
prime...». me va a quitar la culpa que siento
por esas ideas?».
Lo llamativo en este relato es
la intensidad de la culpa padecida Daniel, 25 años
y la firme creencia de que se trata
de un castigo de Dios o una tenta- Universitario bogotano, le ate-
ción del Diablo: «yo, por ser cristia- morizaba la idea de suicidarse:
na, pienso que son ataques del «¿Está segura de que no me voy a
Diablo [...]. Él me tienta y me hace suicidar? Me da miedo que lo haga».
pensar esas cosas». Esta atribución Esta idea obsesiva le hacía evitar
de la enfermedad a causalidades puentes, ventanas, cuchillos y cual-
divinas no sólo nos revela un con- quier objeto que le pudiera signifi-
flicto interno referido a la primera car su propia muerte.
sexualidad, sino que además nos
ofrece una analogía entre éste y su Dentro del relato de su vida,
rebeldía frente a la madre y a la cuenta que a la edad de nueve años
abuela: «... cuando yo tenía doce presenció el suicidio de su madre,
años hacía lo que quería, trataba cuando ésta intentaba evitar el sui-
mal a la gente, era grosera con mi cidio del padre de Daniel. «Prefiero
mamá, incluso un día empujé a mi matarme yo...», gritó su madre en el
abuela porque no me dejaba salir momento del suicido. Desde enton-
[...]. Me arrepiento mucho de todas ces se describe como un niño triste
esas cosas malas que hice y por eso y aislado, temeroso de que algo así
creo que tengo que pedir tanto volviera a pasar. Se sentía culpable
perdón...». de lo sucedido, pues aunque esta-

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ba seguro de que sus padres nunca él mismo lo relata: «...él siempre nos
lo supieron, pensaba que ése era el decía: hay que ser machos y no de-
castigo por lo que había hecho. Des- jarnos...».
de hacía un año había aceptado la
propuesta de un sacerdote de que Durante su adolescencia, su ti-
tuviera sexo oral con él a cambio de midez le condujo a pensar que po-
dinero. Entonces no vio ningún in- dría ser ‘homosexual’, asociado con
conveniente, pues le pareció una su antecedente de abuso sexual.
forma fácil de conseguir dinero sin Aquella idea comenzó a intranqui-
pedírselo a sus padres. lizarlo constantemente; por ello sen-
tía culpa y acudía a Dios: «...me
Daniel es víctima constante- sentía muy culpable y me daba miedo
mente de la duda: «¿Será que soy que todo lo que pensaba llegara a ser
homosexual? [...] ¿Qué tal que me cierto; sentía que tenía que hacer sa-
suicide?». Estos interrogantes pue- crificios para que Dios me perdona-
den estar relacionados con los dos ra». Refiere que esa idea ha fluc-
importantes sucesos anteriores, de tuado en el tiempo: «...hubo un tiem-
los cuales se siente culpable. Por su po en que cuando me sentaba en cla-
tradición religiosa familiar, no es se y detrás mío se sentaba un
extraño que llegue a atribuirle a Dios hombre, pensaba que me iba a pene-
el origen de sus síntomas: «... debe trar». Llegó a presentar síntomas
ser una prueba para que me vuelva fóbicos: «... cuando pasaba al frente
más hombre», como si Dios lo hubie- en clase y veía hombres, pensaba
ra observado y lo quisiera probar. como si estuvieran teniendo relacio-
nes conmigo...; me ponía colorado,
El niño solitario que describe con taquicardia y temblor, y no podía
estaba siempre preocupado por la hablar». Por esta razón, se retiró de
seguridad de sus padres o de sus la universidad en la que estudiaba,
hermanos, o de si lo dejaba el bus a fin de aminorar sus síntomas.
del colegio o no alcanzaba a termi-
nar las tareas. Cuando su madre Otro aparte que lo marca en sus
fallece, refiere que todas esas con- años de adolescencia y que le
ductas se intensificaron, pues él por reafirma la duda acerca de su
ser el mayor de la casa, se sintió masculinidad es cuando su padre
responsable por sus hermanos. Sin le pregunta que si «ya se inició» (en
embargo, el exceso de preocupación su vida sexual) y él, angustiado,
pasó inadvertido por su padre, pues teme que se haya dado cuenta de lo
éste poco permanecía en la casa y, que sucedió con aquel sacerdote. En
de alguna forma, «era lo esperado» consecuencia le responde que no.
para la situación. Daniel tenía una Su padre se burla y lo insulta:
clara formación «machista», tal como «... mi padre me respondió: ‘mire a

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ver si se queda de marica, me va a no un agresor. Sumado a ello, tiene un


tocar llevarlo adonde las putas’. Me padre castrador y autoritario que no
confundió aún más, pues no sabía le permite autodefinirse y a quien ad-
si me lo había preguntado por su mira, pero a la vez teme ser como él.
cultura o porque se hubiera dado
cuenta de mis dudas». Las determinaciones culturales
del TOC, en el caso de Daniel, en-
Aquí, la fantasía/duda sobre la cajan perfectamente con el tema de
homosexualidad incluye, además, sus obsesiones: la duda persistente.
una obsesión con el orden clasifica- La muerte de la madre y su auto-
torio imperante en el entorno socio- culpabilización por el suceso dele-
cultural de Daniel: la masculinidad garon en él una responsabilidad
(virilidad) debe medirse, comprobar- ambigua frente a su familia. Por una
se y afirmarse continuamente y en parte, se encuentra la exigencia
público, siguiendo pautas y compor- social frente a los hombres (reitera-
tamientos legitimados para tal fin, da por el padre) de no derrumbarse
como la constante seducción de ante el dolor (de ‘ser machos’) y, por
mujeres y la promiscuidad. Por tal el contrario, asumir las responsa-
razón, ser un ‘verdadero hombre’ y, bilidades económicas y normativas
adicionalmente, demostrarlo en en la familia. Y, por otra, se ve ante
sociedad parece ser un reto para él, la ocupación del lugar de la madre,
pues si lo logra podrá tener un claro la cual, en su caso, fue sumisa e
lugar y adquirir algún tipo de infeliz en su vida.
estatus en ese orden.
El drama de Daniel, por lo tan-
La homosexualidad implica, por to, se constituye a partir de la duda
lo tanto, desorden, ambigüedad, ex- ante los roles de género y la sexua-
clusión social. La obsesión de Daniel lidad, ante el placer y la desgracia,
se encuentra así atravesada por un y ante la vida y la muerte. No está
inmenso temor al desorden, seguido convencido de su derecho a vivir
por una compulsión exagerada a ‘or- (obsesión suicida) y a ser feliz (ob-
denar’ su condición y a salvarla del sesión por la desgracia), si no está
caos de sus fantasías. Por otro lado, reducido a las normas de su padre
su vida sexual ha sido vulnerada y (de su cultura). Ignora sobre el pla-
controlada por otros, razón por la cual cer de la sexualidad, porque los cá-
teme perder el control sobre ella, nones no le han permitido descu-
sobre sí mismo. Tiene una gran con- brirlo y, a cambio, carga con la culpa
fusión acerca de su sexualidad, pues de haberlos infringido (obsesión con
su primera relación fue con un hom- su orientación sexual). El desorden,
bre, además relacionado con lo sagra- para él, significaría la muerte y ése
do, de quien no ha definido si fue o es el eje de su trastorno.

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Miguel Ángel, 55 años espíritus de las sesiones a las que


asistía lo atormentaban día a día,
Santandereano, economista de y que entonces tenía que estar en
profesión, separado de su esposa paz con ellos para que no lo moles-
hace dos años, con dos hijos de su taran con esos pensamientos terro-
matrimonio y, en la actualidad, ríficos.
laboralmente activo. Asiste a la con-
sulta de psiquiatría diciendo: «Tengo Con el paso del tiempo comen-
pantallazos en mi cabeza, imágenes zaron a sumarse otros tipos de pen-
que se repiten varias veces y no me samientos a los anteriores; ahora
dejan tranquilo, y la idea de que ten- eran de duda, de que lo que hacía
go que volver con ella [su esposa], estaba mal: «Estaba teniendo una
pero yo no quiero». Relata cómo su relación sexual y sentía que no de-
vida ha sido abrumada, desde que bía estar con una mujer sino con un
tiene uso de razón, por ideas e hombre...», «iba a comprar algo y pen-
imágenes obsesivas que han ido saba que ésa no era la mercancía
cambiando en el tiempo, pero que correcta, sino otra y así sucesiva-
siempre han tenido la misma inten- mente con todo lo que escogía...».
ción de atormentarlo.
La vida de Miguel Ángel está
Empieza su relato con la des- marcada por la hechicería, la bruje-
cripción de cómo su vida ha sido ría y la magia que, según cuenta,
colmada, desde que tiene uso de hacen parte del legado cultural de
razón, por las creencias en la magia su lugar de origen, la región colom-
y la superstición. Parte de su infan- bo-venezolana: «...es muy común allí
cia y su adolescencia estuvieron todo lo que tiene que ver con los he-
bajo el cuidado de su tía madrina, chizos». Desde muy temprana edad
«la bruja», quien era médium de es- entra en ese mundo, es parte de él.
piritismo y se dedicaba a realizar las De ahí que las explicaciones que ofre-
sesiones con unas vecinas y otros ce a todo cuanto acontece en su vida
familiares: «A veces me hacía entrar se basen en esas creencias, pues no
a esas sesiones y yo veía el fuego basta para él haber sido criado por
en la mitad de la mesa y me daba una espiritista, sino haber sentido
miedo. Luego no podía dormir y du- el llamado a ser médium.
raba mucho tiempo con esa imagen
del fuego, y sentía que ese espíritu Describe sus síntomas como
era el que me atormentaba con fra- pensamientos o imágenes perma-
ses que llegaban a mi cabeza». nentes que pasan por su cabeza:
«...entre más evito tener esas imáge-
La explicación que le daba a nes, más se me meten...». Inicial-
estos pensamientos era que los mente se trataba de imágenes de

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espíritus, diablos o sombras asocia- cesante de cómo explicar esos pen-


dos, según él, a la idea ‘absurda’, samientos intrusos que no lo dejan
pero persistente de que se le me- tranquilo. Inicialmente, los interpre-
tían al cuerpo por los ojos. Aquella ta como enviados por esos espíri-
referencia constituye un atributo tus con los que él debía estar en paz.
importante del malestar de Miguel Al pedírsele que explique por qué
Ángel: para él tales ideas provienen piensa que esos pensamientos son
de afuera (de otros: su tía) y literal- producto de un maleficio, refiere que
mente se incorporan en él a través no entiende cómo él desea algo y «su
de su mirada, la ventana límite en- cabeza» desea otra cosa que, por lo
tre el sí mismo (adentro) y el mun- general, es la contraria: «...es claro
do exterior. que quién si no mi madrina es la que
me hace que yo tenga esos pensa-
En un momento llega a sentir- mientos [...]. Ella siempre quiso que
se obligado a pedir perdón a tales a mí me fuera mal en la vida, enton-
entidades como si en realidad hu- ces, por medio de su brujería hace
biera cometido alguna falta o para que mis propios pensamientos me
evitar algún castigo por parte de confundan [...]. Mi tía bruja hace que
ellas y, aunque le pareciera absur- yo piense esas cosas para atormen-
do, no lo podía evitar. A través del tar mi vida».
tiempo, el tipo de pensamientos e
imágenes fue cambiando, de acuer- Expone sus síntomas basándo-
do con las situaciones que a su vida se en sus vivencias y creencias, y
llegaban: «...no me han dejado nun- los atribuye a un castigo. Por con-
ca esas dudas, incluso cuando mi siguiente, la solución que busca
hijo nació sólo pensaba en que lo para su sufrimiento es acorde con
podía matar. Era absurdo y muy tales contenidos: «...todo esto me
angustiante, eso era lo que esa se- ocurrió por haber despreciado los
ñora quería lograr». Lo que nunca ha poderes que los mismos espíritus me
variado es la explicación que él da dieron para ser médium [...], por no
a esos pensamientos: «... siempre he haber pensado y hecho mejor las
corrido con la suerte de tener a mi cosas [...]. Es una especie de castigo
lado individuos que se dedican a la [...]. Los espíritus ponen sus reglas
brujería y a hacerle la vida imposi- y no pueden ser despreciados...».
ble a algunas personas, pues ellos
quieren dominar sobre uno y cuan- Aquello conduce a Miguel Án-
do uno no se deja, entonces le ha- gel a no creer que esté o haya esta-
cen el mal...». do enfermo. Según él, esa es la
explicación para que no le hayan
Los años han transcurrido para bastado los múltiples tratamientos
Miguel Ángel en una búsqueda in- psiquiátricos que ha recibido, pues

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es difícil que se cure por un medio minos él concibe su cura: con una
que no le explica el porqué de sus reversión de la posesión. Sólo ima-
pensamientos: «Hay que hacer un gina su cura a través de un ritual
ritual que neutralice el ritual por similar de violencia simbólica (ex-
medio del cual me rezaron [...]. Nin- tendido a todas las mujeres, repre-
guno de ustedes me ha podido ayu- sentadas por su tía y su esposa) que
dar ni lo va a lograr, pues no pueden contrarreste la agresión que está
entender la fuerza de la magia si no recibiendo. Vuelve aquí, como en
han vivido bajo su dominio». Esto es, otros casos, el elemento del comba-
sólo un ritual de «contra-terror» po- te sobrenatural en la estructuración
drá neutralizar el terror del ritual del malestar.
mágico que le provocó su profundo
malestar -que no es ‘enfermedad’-. Camilo, 19 años

Aquí es necesario analizar lo Bachiller, natural del Putuma-


brujesco dentro de un sistema de yo, se encuentra iniciando estudios
creencias que provee a Miguel Án- de Artes. Consulta diciendo: «Tengo
gel de una explicación de carácter pensamientos que no me dejan tran-
causal a sus acontecimientos des- quilo». Relata que siente como si su
graciados, que le permite excluir al propio cuerpo le quisiera hacer
azar e, incluso, a la mala suerte en daño, pues hay cosas que él no quie-
la consideración de éstos. Tradicio- re, pero su mente sí, y eso lo con-
nalmente, en distintas culturas del funde:
mundo, la brujería se asocia con el
manejo de lo sobrenatural, del des- Cuando voy por la calle, por
orden, de la mediación entre lo visi- momentos me imagino como si la
ble y lo invisible, generalmente fruto gente tuviera la cara cortada y san-
de un pacto sagrado, donde son grara, o estuvieran deformes [...]. A
características predominantes la veces, cuando hay tumultos, es como
ostentación de cualidades y habili- si se incendiaran en una hoguera
dades mágicas para ‘curar’ y ‘enfer- [...]. Eso me aterroriza, intento pen-
mar’ y la transmisión de tal poder sar que no es así, que no estoy vien-
de una generación a otra. Esto, sin do eso y no lo estoy deseando, pero
duda, es bien conocido por él y es la imagen me obsesiona [...]. Es como
lo que moldea su constante temor. si algo dentro de mí deseara el mal
a pesar de que yo no lo quiero [...].
Este temor a la pérdida del yo, Esto me atormenta todo el tiempo.
del control de sí mismo (en últimas,
el temor a la enfermedad mental), También describe pensamien-
aparece escenificado en términos tos intrusos de tipo sexual: «Son
mágicos y sólo en esos mismos tér- perversiones con niños, con anima-

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les, con todo, como si yo las quisie- dijo que yo no había sido deseado
ra». Los pensamientos han sido de ni por mi padre, ni por mi madre, me
inicio progresivo, a veces aumentan sentí defraudado y realmente solo».
unos y disminuyen otros, y otros
van apareciendo a su vez. Cuando Pareciera que la abuela hubiera
las imágenes son insoportables o querido vengar con Camilo el en-
muy terroríficas, camina en senti- cuentro fortuito que su hija tuvo con
do totalmente contrario a la perso- su padre. La venganza se equipararía
na que está observando, para así al castigo, en este caso, por la des-
evitar que lo que ve ocurra realmen- gracia de la madre, la frustración de
te. Cuando los pensamientos son la abuela y, de manera más dramá-
sexuales, lo que hace es pellizcarse tica, la enfermedad era un castigo
el brazo hasta sentir dolor y así en- por haber nacido. La reacción de
mienda el pensamiento, ya que no Camilo es de odio hacia los verdugos
lo puede evitar; sin embargo, hay (rebeldía ante la autoridad) y hacia
momentos en los que tiene que las- la vida misma. Sin embargo, también
timarse más por la intensidad o fre- se genera en él un gran temor a que
cuencia de los pensamientos. Para el castigo se repita, esta vez por cuen-
evitar que esto suceda, siente que ta de sus pensamientos de venganza
si se masturba en las mañanas pue- hacia su madre.
de que los pensamientos no le lle-
guen a su mente. Durante la adolescencia, Camilo
ya tenía pensamientos de tipo obse-
Es hijo único, nunca vivió con sivo, pero su interferencia variaba
su padre, sino con su abuela ma- con épocas de mayor intensidad y
terna y su madre; siempre le dije- otras de más tranquilidad: «...comen-
ron que su padre lo había negado. cé a no entender qué me pasaba, pero
Se describe como un niño solitario, sentía tanta rabia contra el mundo
no le interesaba la gente, «siempre que por momentos esas imágenes me
he preferido estar solo en mi cuar- agradaban, pero en otros momentos
to». Esa soledad experimentada des- me desesperaban porque no me de-
de tan temprana edad inicialmente jaban hacer nada más...».
la excusaba por las ocupaciones la-
borales de su madre; sin embargo, En su relato cuenta que alguna
durante una discusión con su abue- vez asistió a un grupo satánico:
la, ésta le reprochó que su madre «...Sólo fui como dos o tres veces.
nunca lo había deseado y que su Buscaba liberarme de la moral, de
padre no lo reconoció. Desde enton- las convenciones sociales y de los
ces dice haber sentido un gran odio símbolos represivos... Eso es real y,
hacia la vida y hacia todos los que por eso mismo, peligroso. Por eso a
lo rodeaban: «...cuando mi abuela me veces pienso que pudo ser esa la

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causa de mis pensamientos, pues eso pienso esas cosas tan horribles
allá lo inducían a uno a tenerlos vo- para luego sufrir? [...]. Es como si
luntariamente y con deseo, pero en tuviera que sentir dolor para
mí continuaron, así me den miedo». liberarme». Esto es, pareciera que
con el castigo ‘lavara’ sus culpas.
Las causas del trastorno son
atribuidas al desconocimiento y al A pesar de lo racionales que in-
rencor ante la autoridad, pero ahora tente ver sus pensamientos obsesi-
trasladadas al terreno de lo sobre- vos y de no aceptarlos como una
natural. Y es que Camilo refiere enfermedad, se siente incapaz de
haber sentido siempre una inclina- abandonar los rituales ante la pre-
ción especial por las cosas sobre- sión que siente con su aparición,
naturales: «... hay cosas que están pues éstos le producen alivio a la
más lejos de lo que uno puede ver o ansiedad que desatan las imágenes
tocar o sentir y eso me gusta. Ése terroríficas. Si no los efectúa, se lle-
fue otro motivo por el cual fui a la na de una insoportable angustia
secta». Piensa que eso sí le puede ante la idea de que lo que él imagi-
responder muchas de sus pregun- na va a ocurrir. Para evitar siquiera
tas, incluso acerca de quién podría un pensamiento similar, realiza otro
ayudarlo: «...no sé, y la verdad no ritual en las mañanas. Es como si
creo que ustedes puedan hacerlo, él mismo tuviera la capacidad de
esto es como mágico». producir o evitar el daño, tal como
lo supone la magia de la que siem-
Como no tenía a quién contarle pre ha gustado y la cual siente que
y se avergonzaba, comenzó él solo a posee, por ejemplo, cuando dice
buscarle explicación a sus sínto- cambiar mágicamente un peligro
mas. Se decía que tal vez eran con- con el sólo hecho de caminar en
secuencia del odio que le tenía a su sentido contrario.
mamá o a la vida, como si fuera una
especie de castigo: «... la única ex- En el círculo vicioso del castigo
plicación que encuentro es que es un y la culpa, el único camino que Ca-
castigo por odiar la vida [...]. Por no milo considera que le queda es la
querer la vida, ella se burla de mí confianza y la sensación de espe-
[...]. También he llegado a pensar en ranza que la magia le otorga.
lo fuerte que puede llegar a ser el no
desear a un hijo... Mi papá me Estela, 30 años
negó...; de pronto es él el que quiere
que me suceda esto [...]. También se Natural de Boyacá, se dedica a
me ha metido la obsesión de pensar las labores del hogar. Estudió has-
que vine al mundo a sufrir [...]. ¿O ta cuarto de primaria, es católica y
será que soy sadomasoquista y por está separada. Cuando consulta

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dice de forma muy angustiada: «Pri- los de forma figurada con frases
mero quiero aclararle que yo amo a como «a los niños que no hacen caso,
mi hijo y no lo quiero matar, pero es Dios los castiga», «acuérdense de
como si por dentro sí lo quisiera». Luis, que por desjuiciado Dios lo dejó
sin papá». Tenía pocos amigos, pre-
Tenía un profundo temor de fería estar en casa respondiendo por
hacerle daño a su único hijo. Ya lle- las labores que se le encomendaban,
vaba algún tiempo intentando que ya que si no las hacía le iba a ir mal,
esos pensamientos abandonaran su como su madre lo predecía constan-
mente. Se imaginaba continuamen- temente. No alcanzó a terminar la
te apuñaleando a su niño con uno educación básica primaria ni tuvo
de los cuchillos o envenenándolo el valor para «salir un poco más ade-
con tóxicos que veía en la cocina. lante», pues su padre -machista,
Se repetía a sí misma infinitud de dominante e ignorante- siempre la
veces que amaba a su hijo para ver doblegó, al igual que a su madre,
si esos pensamientos se iban de ella, por su condición de mujer, la cual
pero éstos a cambio de irse la ator- menospreciaba. Eso le generaba
mentaban profundamente, por lo una gran rabia contra él, pues no
que comenzó a orar a Dios para que entendía cómo ni siquiera su ma-
la perdonara, pues no entendía qué dre se defendía ante el maltrato:
le estaba sucediendo. Inicialmente «... un día, no recuerdo, llegó borra-
no le dijo a nadie qué estaba pa- cho y me intentó violar [...]. Mi ma-
sando dentro de su mente, se sentía dre se dio cuenta pero no dijo nada
avergonzada. Llegó al punto donde [...]. Ella sabía que estaba mal, pero
ni siquiera podía estar en el mismo le tenía miedo, él siempre la amena-
lugar con un cuchillo, una ventana zaba con sacarnos de la casa...».
o cualquier químico para el aseo,
pues los pensamientos intrusos se Todo esto la hacía sentirse tris-
intensificaban. La familia al verla te, le generaba miedo y a la vez ra-
tan ansiosa le dice: «Usted se está bia; incluso llegó a desear la muerte
poniendo como loca, mejor vaya al de su padre, pero se acordaba de
médico». los augurios de su madre y enton-
ces intentaba arrepentirse, sin lle-
Describe una infancia con mu- gar a lograrlo. Y es que en Estela
cha disciplina y cumplimiento en las predomina un intenso sentimiento
labores de la casa, aumentadas por de culpa, según ella, atribuido al
ser la hija mayor muy distanciada hecho de haberle deseado alguna
en edad de los otros dos. Se encar- vez la muerte a su padre. Dice sen-
gaba de todas las labores del hogar, tir como si «Dios le hubiera leído el
incluido el cuidado de sus herma- pensamiento» y la estuviera casti-
nos. Su madre llegaba a amenazar- gando. Se recrimina profundamen-

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te el haber tenido alguna vez ese labores del hogar, se podría inter-
deseo y se comporta como si estu- pretar en Estela como la ‘virtud’ que
viera bajo el dominio de una con- un hombre (como su padre) busca-
ciencia de culpa. ría en una mujer. Por consiguiente,
el desearle la muerte se convierte
Se describe como una mujer en un acto punible para una mujer
muy hacendosa, ordenada y religio- que también tiene una formación
sa desde la niñez, pero no recuerda machista. Piensa, además, que debe
haber presentado síntomas pareci- ser castigada por ello, bajo el mis-
dos: «...esto nunca antes se me ha- mo principio de causalidad: «...Yo
bía pasado por la cabeza, o pues sí, tengo la culpa de todo... por haber
pero voluntariamente, cuando que- deseado la muerte ahora se me vie-
ría matar a mi padre por lo malo que ne hacia mi propio hijo...».
había sido. Pero con mi hijo, nunca,
él es inocente de todo [...]. Yo no pue- Estela sufre constantemente
do pensar esas cosas que no quiero, por debatirse entre ese odio a su
por eso si le demuestro a mi hijo que padre (a lo masculino, encarnado
lo amo y que eso que pienso es men- ahora en su hijo) y la culpa. Se de-
tira, él me va a creer [...] pidiendo bate entre el odio y el amor, entre el
perdón a Dios...». deseo y la culpa; se siente confun-
dida, pues deseó con profunda in-
Nuevamente aparece aquí el tensidad ‘matar’ a su padre, quien
asunto religioso. El terreno de lo quebrantó una prohibición absolu-
sagrado permite responder interro- ta: el incesto. Ahora ella es quien
gantes dentro de un sistema de quebranta otra cardinal prohibición:
causalidad indiscutible; asimismo, la del asesinato. Su idea de vengan-
posibilita exteriorizar la responsa- za ante el sexo opuesto trae en el
bilidad del perdón: aquella absolu- fondo aquella histórica ambigüedad
ción que la misma persona se entre el deseo sexual y la muerte,
prohíbe o se niega es depositada en contenida en la diferenciación abis-
una entidad superior, todopodero- mal hombre-mujer establecida por
sa e inaccesible, que es quien final- la sociedad machista en la que
mente tiene la capacidad de indultar creció.
a los culpables. Estela, víctima de
un malestar intenso e incontrolable,
acude a lo divino buscando una res- Resultados
puesta que le permita sentirse se-
gura y tranquila en su existencia. Para la pregunta: ¿En qué con-
siste lo que le sucede? En los casos
La permanencia en casa, dedi- anteriores predomina la descripción
cada en forma casi exclusiva a las de que los pensamientos son intru-

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sos, que intranquilizan, además de Discusión


la duda entre si son voluntarios o
no, las conductas rituales para evi- Las narrativas de síntomas de
tarlos, los intentos de oponerse a enfermedad obsesivo-compulsiva
ellos y la respuesta fallida. Se des- anteriores contienen ciertas parti-
criben pensamientos de culpa, lim- cularidades, según la experiencia de
pieza, orden, conductas sexuales cada paciente. Incluso en su des-
inapropiadas, auto y heteroagresión cripción muchos pasan como si no
y catástrofes. fueran síntomas, sino actos norma-
les de su vida cotidiana. Cada na-
Para la pregunta: ¿Qué cree que rración se construye basada en una
le está sucediendo? Predomina la relación compleja entre el contexto
creencia de que se trata de un cas- social y cultural, el tipo de forma-
tigo, prueba, tentación o embrujo. ción y educación recibidas, la situa-
ción académica y laboral, la historia
Para la pregunta: ¿Por qué cree de vida, la procedencia, la consti-
que le suceden esas cosas? Predo- tución familiar, entre otros.
mina la creencia del castigo por algo
cometido (socialmente no apropia- En muchos casos, los pacien-
do). Dicho castigo viene de parte de tes consideran que el tratamiento
un ser intangible: Dios, Satán, es- psiquiátrico no es precisamente la
píritus y muertos. Se describe tam- solución a su problema. Por el con-
bién una pauta de crianza basada trario, la terapéutica requerida se
en las normas, el orden y la moral. encuentra determinada por el ori-
gen y por la dinámica de los pro-
Para la pregunta: ¿Alguien o algo pios síntomas, en todos los casos
tiene que ver con lo que siente? Pre- relacionada con el terreno de lo sa-
domina la creencia de la culpa pro- grado o lo sobrenatural. La cura al
pia sobre la culpa de un ser intangible trastorno, según lo expresado por
(Dios, Satán, espíritus y muertos). los pacientes, está inevitablemen-
te ligada a una forma de pensa-
Para la pregunta: ¿Cómo cree miento mágico sacralizado: «adqui-
que se va a mejorar? Predomina la rir el control de mí misma», «necesi-
creencia del perdón de Dios, el mos- to un ritual que neutralice el que me
trar arrepentimiento y asumir con- hicieron», «busco el perdón de Dios»,
ductas socialmente adecuadas. Se entre otros. Esta convicción ali-
afirma que el psiquiatra no alcanza menta la búsqueda incesante de
a ser el camino de la ayuda que ellos una solución eficaz para lo que ellos
necesitan. consideran que se debe cambiar.

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Cuando el paciente se siente En el caso de la obsesión por la


escuchado y la médica le muestra no contaminación o la limpieza,
que es capaz de ponerse en su lu- como la mayoría de los patógenos
gar (escucha empática), el paciente son invisibles y se valen de diver-
se abre en su relato y le confía sus sos vectores para su propagación,
creencias respecto a sus síntomas. el contagio puede transmitirse
Como se observó, independiente- ‘mágicamente’ por medio del contac-
mente de si confían o no en la efica- to con un objeto sucio. El paciente
cia de la psiquiatría, los pacientes clasifica los objetos como ‘limpios’
lo que buscan es saber si el médico o ‘contaminados’, a la vez que va
tiene una respuesta congruente con estableciendo progresiva y relacio-
su problema. Muchos de los proble- nalmente un círculo de contami-
mas para el médico no son los mis- nantes a partir de la cercanía de
mos para el paciente, lo cual hay objetos. De esta manera, son diver-
que tenerlo muy presente en el mo- sas las situaciones que los pacien-
mento de plantear las soluciones. tes deben sortear para evitar el
contagio. Además, para ellos no hay
Por otra parte, ¿cómo explican dosis precisas en cuanto al efecto
estos pacientes sus síntomas? El contaminante: ante el mínimo con-
común denominador de las obsesio- tacto puede haber transmisión del
nes personales es el pensamiento germen. Los pensamientos mágicos
mágico, en especial cuando los ele- constituyen, de este modo, una ex-
mentos peligrosos o sustancias tensión de inferencias sobre el con-
causales de temor son invisibles. tagio, donde los rituales sirven de
Muchas situaciones en las que los protección contra esos peligros in-
pacientes aplican los rituales inclu- visibles de contaminación.
yen como principio la evitación de
fuentes contaminantes o ‘tóxicas’: Las obsesiones de contamina-
la suciedad, las heces, los gérme- ción o limpieza se encuentran car-
nes, la enfermedad. La asepsia y la gadas de significados culturales que
eliminación de los excrementos cor- varían según la experiencia subje-
porales adquieren importancia tiva de cada paciente. En los casos
desproporcionada respecto a las que se han expuesto, tales temas
estrictas funciones de higiene y de- obsesivos incluyen analogías entre
secho, pues son equiparadas con lo ‘lo sucio’ o ‘lo contaminante’ y ‘lo
sucio, con lo contaminado, con lo impuro’ o ‘lo inmoral’, que equipa-
impuro y con lo inmoral, en oposi- ran el contagio con el desorden; ese
ción a las concepciones de limpie- mismo desorden al que los pacien-
za, pureza y perfección asociadas tes con TOC le temen intensamen-
con temas culturales inculcados te. En sus narrativas, la sexualidad
primeramente por la familia. prima como referente de ambigüe-

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dad y peligro: las imágenes repetiti- vamente, y evitar de esa manera que
vas de actos eróticos ‘prohibidos’, sobrevenga ese máximo desorden (o
las dudas sobre la propia orienta- castigo). Y qué es lo que significa
ción sexual, el temor extremo al con- para ellos la muerte si no la máxi-
tacto físico con otros u otras son ma representación de lo desconoci-
temas que aluden a concepciones do, de la incertidumbre, de la
culturales que condenan lo sexual pérdida del poder y del control.
y ensalzan la pureza basada en la
ausencia de placer corporal, común- Cuando los pacientes explican
mente en asocio con temas religio- su evidente infortunio sin mencio-
sos. De allí que los rituales suelan nar los agentes sobrenaturales,
ser punitivos y dolorosos. pueden señalar como principios
causales a otros agentes involu-
Esto se asocia con la predomi- crados, tal cual lo reflejan las recri-
nancia que tiene en los relatos el minaciones a la brujería –el ámbito
miedo a las sanciones casi inma- de ‘lo innombrable’– o al uso de téc-
nentes a las violaciones de la regla. nicas especiales para provocar la
A menudo se realizan los rituales adversidad. Algunos pacientes co-
con un gran sentido de urgencia, nectan la desgracia o la protección
basados en una intuición sobre el con la intervención de los espíritus,
gran peligro en que se incurriría si de energías o incluso de personas
no se hacen. Este temor emocional ya fallecidas. Cuando culpan a dio-
particular de los rituales se deriva ses y espíritus, les otorgan la pro-
de la vinculación con sistemas de piedad de leer o ver sus acciones y
creencias dedicados al descubri- así castigarlos por los pensamien-
miento y la anulación de riesgos tos que pasan por sus mentes o por
invisibles. Los sentimientos que tan- el ritual omitido; asimismo, los dio-
to llegan a atemorizar a los pacien- ses son los interesados en el juicio
tes son de carácter muy agresivo y moral. Ambas entidades, dioses y
en sus relatos son relacionados con espíritus, se encuentran presentes
una parte de ellos mismos, que en la experiencia del paciente; por
quiere dar rienda suelta a todos sus lo tanto, a pesar de que su presen-
controles y a organizar un sucio cia no sea física, son ‘compañeros’
desorden. imaginarios que, al tiempo que dan
protección, reciben sacrificio.
Estos pacientes también descri-
ben a menudo un pertinaz miedo a Los padres de los pacientes –o
la muerte como máxima expresión aquellos familiares que han estado
del desorden. Asumen, por ejemplo, a su cargo– desempeñan un papel
ciertas actitudes para evitar el cas- importante en el desarrollo del tras-
tigo como pedir perdón repetiti- torno, ya que ciertas características

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de sus comportamientos hacia ellos cialmente aceptado en sus propios


influyen determinantemente en la contextos. Se mencionan los casos
configuración de su enfermedad. de familias tanto extensas corresi-
Ejemplos de ello son las actitudes dentes como monoparentales –corrien-
de demanda y de crítica hacia quie- temente con ausencia del padre–,
nes deben comportarse como «bue- generalmente de ascendencia cam-
nos hijos» o, incluso, actitudes de pesina, de estratos medios y de tra-
rechazo, sobreprotección, perfeccio- dición católica.
nismo y de evitación del riesgo. Así,
es más fácil que el TOC se desarro- Además de lo anterior, los pa-
lle en ambientes donde prevalecen cientes refieren con gran importan-
valores referidos al extremo respeto cia hechos como la separación de
de lo canónico. En algunos relatos sus padres o su propia separación
se observa cómo los pacientes re- conyugal y la violencia intrafamiliar.
saltan en su historia de vida la rigi- Asimismo, se subrayan patrones
dez y el autoritarismo de sus padres, inculcados en el hogar, por ejemplo,
quienes le han conferido alta rele- la importancia del matrimonio y la
vancia al exagerado cumplimiento familia, la abnegación y el sacrificio,
de las normas morales y religiosas, la puesta en escena de la familia en
con la culpa como mediadora y con sociedad –ser una «familia modelo»–,
un excesivo énfasis en la limpieza y la marcada definición de los roles
el orden. Aquellos designios están de sexos, la insistencia en la idea
evidentemente atravesados por con- de la ‘urbanidad’, las ‘buenas cos-
cepciones dicotómicas, tremenda- tumbres’, entre otros. Todos estos
mente polarizadas, sobre lo que se elementos alimentan aquellas ideas
debe hacer y lo que no, sobre lo lim- obsesivas de los pacientes, según el
pio y lo sucio, el orden y el desorden, caso; pero además son reflejo de los
el éxito y la desgracia, lo puro y lo cánones culturales reproducidos a
peligroso. través de las primeras experiencias
del sujeto social: aquellos cánones
Es innegable además, cómo la que resultan hostiles a los intereses
misma constitución familiar es re- del individuo y que se imprimen vi-
ferida a modo de un punto decisivo vamente en el trastorno. En el caso
en la experiencia subjetiva de los de nuestra sociedad, incluso puede
pacientes. Los temas de las ideas decirse que las narrativas del TOC
obsesivas, en suma ligados al orden y sus síntomas reflejan la actual
y al desorden, remiten primordial- crisis de ciertos modelos normativos
mente a situaciones relacionadas (como aquellos representados en el
con distintos modelos culturales de famoso opúsculo decimonónico
familia que se han establecido o que Manual de urbanidad y buenas
se han frustrado a partir de lo so- maneras para uso de la juventud de

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ambos sexos del venezolano Manuel por eso no es de extrañar que las
Antonio Carreño y en el también expectativas de tratamiento y cura
famoso Catecismo del padre Astete), provengan de la misma fuente. En
que siguen pautando viejos ideales consecuencia, se hace necesario
éticos y morales de la sociedad. considerar en estos casos que la
religión surge con el fin de dotar de
Por otra parte, a través de las sentido y salvaguardar al ser huma-
narrativas queda claro que para nin- no de aquellos fenómenos que, como
guno de los pacientes la posible so- la enfermedad y la muerte, suelen
lución a su enfermedad está mediada salirse de control y que no poseen
por el psiquiatra. Muchos de ellos, una explicación coherente, lo que
antes de la consulta o incluso de suscita un profundo temor. Ade-
manera paralela a ésta, habían con- más, posibilita la percepción de lo
sultado otros personajes a los que eterno, ya que establece una homo-
también consideraban ‘terapeutas’ logía entre divinidad e infinito.
(homeópatas no médicos, brujos,
sacerdotes, chamanes, etc.). El psi-
quiatra es una figura más a quien Conclusiones
acuden, aunque sin la firme convic-
ción de que se trata del terapeuta Los miedos y las dudas relacio-
adecuado, dado que los significados nados con los diversos sistemas de
que le otorgan a su malestar general- creencias están presentes en la
mente divergen de los del médico. Y mente de todos los seres humanos.
es que, a fin de cuentas, si los prin- No obstante, cuando éstos interfie-
cipios causales del malestar son ren excesivamente en la vida diaria
directamente relacionados con la de una persona y la obligan a realizar
culpa, la sanción, el pecado, la peni- actos reparativos o expiatorios en
tencia y el autocastigo, son los mis- pro de su tranquilidad –sin siquie-
mos pacientes quienes, por medio ra llegar a conseguirla de esta for-
del perdón y el ritual, podrán recibir ma–, se genera un círculo vicioso en
la absolución y darle paso a la cura. el que los temores se convierten en
rectores de las acciones y de esta
La referencia continua a las ex- manera limitan la funcionalidad de
plicaciones religiosas o sobrenatu- la persona.
rales implica que, para estos
pacientes, el TOC no es en realidad En el caso del TOC, los sínto-
una enfermedad, pues sus síntomas mas que describen los pacientes son
tienen una connotación sacra. Des- pensamientos intrusos, atormenta-
de las causas hasta la dinámica dores y habitualmente repugnantes
misma del malestar son explicadas por su índole inmoral, que no se
dentro de ese marco de referencia; pueden evitar y que, por el contrario,

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se fijan en ocasiones con mayor in- sea por un hecho inmoral que co-
tensidad y frecuencia en sus men- metieron, bien por alguna omisión o
tes. Tal situación los obliga a realizar, desobediencia ante un mandato. De
en contra de su voluntad, diversas esta manera, la culpa, como media-
acciones molestas que buscan evi- dora de todas sus acciones, es la que
tar el castigo por tales pensamien- acaba por determinar sus vidas.
tos y que pueden adquirir un carác-
ter punitivo, lo cual alimenta aquel Por otra parte, también temen
círculo vicioso ya mencionado, don- a ‘lo contaminado’, a ‘lo impuro’,
de un castigo reemplaza a otro. asuntos que ellos mismos corrien-
temente equiparan con ‘lo inmoral’,
Las variables culturales pueden con todo aquello que les signifique
influir en la forma de expresión del desorden o pérdida del poder (con-
TOC, e incluso en el desarrollo y trol). El establecimiento de ‘cadenas’
mantenimiento del trastorno. Den- o ‘redes de contagio’, basadas en
tro de estas variables se encuentran significaciones culturales particula-
los diversos patrones de crianza, la res, amplía el radio de la enferme-
historia familiar, las actitudes con dad misma y limita considerable-
respecto a la religión y las normas mente las decisiones y acciones del
morales, el lugar de procedencia, los paciente en su cotidianidad.
roles de cada sexo, entre otras.
Estos elementos pueden darnos En muchas ocasiones, los pa-
pautas para pensar la particulari- cientes se sienten merecedores de un
dad del TOC en cada paciente y así gran castigo enviado por Dios, por
poder diseñar un tratamiento con- Satán o por algún espíritu; ellos mis-
gruente con sus necesidades y mos consideran que sólo alguno de
demandas –en especial, en lo que estos seres intangibles podrá darles
hace a la aproximación psicotera- el perdón, lo que significa la cura de
péutica del tratamiento–. sus síntomas. De ahí que previamen-
te hayan acudido a otras formas que
Los pacientes saben en todo consideran terapéuticas, pues el psi-
momento que sus pensamientos no quiatra no ha alcanzado a constituir
son normales (de hecho, la ‘norma- una figura importante para su cura,
lidad’ es para ellos diferente), pero en la medida en que no ha logrado
nunca acaban de desprenderse de darle valor a sus propias explicacio-
la idea de que esos mismos pensa- nes sobre la enfermedad.
mientos y gestos pueden tener un
carácter significativo, comúnmente El TOC puede denominarse una
asociado con temas mágicos. La enfermedad sagrada o, si se quiere,
creencia que predomina como cau- cultural, ya que se encuentra me-
sa de sus síntomas es el castigo, bien diada por contenidos relacionados

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con el ámbito de lo mágico y de lo medad mental, ya que los determi-


sobrenatural, y el significado de sus nantes sociales y culturales, tanto
síntomas no es patológico, en el sen- en la experiencia individual como
tido clínico, para quien los padece, colectiva, influyen considerable-
para su misma familia o para su mente en su aparición, evolución y
entorno sociocultural. Por esta ra- pronóstico. El acercamiento a este
zón, el darle la oportunidad al pa- aspecto del malestar puede alcan-
ciente de que relate sus significados zarse a través de la etnografía
nos permite acercarnos más a él, así clínica. Por lo tanto, sería de gran
como él a nosotros y, finalmente, relevancia involucrar la etnografía
construir en conjunto un proceso clínica en la práctica psiquiátrica
terapéutico basado en la eficacia de diaria, pues es claro que factores
la narrativa. como los distintos modelos de es-
tructura o de organización social,
Fuera de la eficacia clínica que como la familia, la cultura, la reli-
aporta el conocimiento más amplio gión, la ocupación, la clase socio-
de la experiencia subjetiva de los económica, entre otros, son deter-
pacientes, es necesario destacar minantes en la génesis de cualquier
cómo los múltiples referentes cul- trastorno mental.
turales presentes en los trastornos
pueden transformarse en códigos
comunes en la relación médico-pa- Bibliografía
ciente. Asimismo, el paciente, me-
diante su propia narrativa de enfer- 1. Jenkins J. Diagnostic criteria for
medad, puede restituir y dar senti- schizophrenia and related psychotic
do a su propia historia vital, ya que disorders, integration and suppression
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logra reconocerse a sí mismo y a su Psychiatry. 1998;35(3):357-76.
malestar dentro de una coherencia 2. Lewis-Fernández R, Kleinman A. Cultu-
que se hace evidente al relatar la ral psychiatry: theoretical, clinical, and
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pacientes en la obtención de su
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Recibido para publicación: 30 de noviembre de 2004


Aceptado para publicación: 12 de marzo de 2005

Correspondencia
Carolina Cortés Duque
Tel. 669 3478
Bogotá, Colombia
carolina_cortes77@hotmail.com

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