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La primera misión

Llevaban tres noches de camino por las montañas para evitar ser detectados por cualquier jinete
avanzado que la caravana lunar enviase. La chica era… inquietante. Al estar cerca de ella oía
murmullos ininteligibles e inquietantes. Eso dejando de lado que flotaba a escasos centímetros
de suelo. Desde luego, no era una humana normal, aunque al menos era silenciosa. Los otros
tres tarugos que Angrim les había asignado como guías no se callaban nunca, incluso
cantaban y bebían en el campamento nocturno. Pero esa noche no.

A lo lejos se veía el brillo de las hogueras de los imperiales. Se sentían tan seguros que no había
siquiera intentado apartarse del camino. Y en esas carretas estaba el pago a los mercenarios
praxianos que había contratado como refuerzo en el sur. Un pago que, de no llegar, haría que
abandonasen su puesto, seguramente causando algo de caos en su camino de vuelta a casa.

Se acercaron cuidadosamente, mientras Jonala se quedaba en la retaguardia con su arco


dispuesto, los tres hombres por un flanco y la chica por otro, sola. Las pieles que usaba como
vestimenta bajo le hacían parecer un lobo hambriento y solitario bajo la tenue luz de la luna
nueva.

Y de repente, salto como un muelle. Nada más caer, desato una lluvia de golpes de hacha sobre
los desprevenidos soldados, que cercenaban miembros y abrían cráneos, regando todo de
sangre y vísceras. El movimiento envalentono o los otros tres, que saltaron al circulo de luz
que aportaban las hogueras gritando y agitando sus armas, mientras Jonala daba cuenta de
aquellos que intentaban huir.

En honor a la verdad, los tres humanos no lo hicieron mal, pero no estaban a la altura de la
muchacha, y cuando los soldados se sobrepusieron a la sorpresa los obligaron a replegarse. Uno
de ellos cayó atravesado por una jabalina, agarrándose las tripas y gritando como un animal.
Otro se derrumbó sobre su propio peso cuando recibió un profundo corte en el muslo. El tercero
salió corriendo, quien sabe si motivado por su falta de valor o por algún tipo de conjuro lunar.

Jonala se aproximó a grandes zancadas, no iba a dejar morir desangrado al orlanthi, y al


examinar la herida vio que perdía mucha sangre. Empezó a recitar las palabras que atraían a
los espíritus sanadores para salvar al guerrero, cuando de repente vio reflejado en las pupilas
del mismo que tenía a un enemigo detrás. En su acción instintiva para salvarle la vida, había
bajado la guardia totalmente, y el capitán de la comitiva le iba a hacer pagar por ello.

Se giró rápidamente intentando adelantar su brazo e interponerlo ante un golpe que nunca
llegó. La cazadora había sajado de un solo golpe el brazo del soldado a la altura del hombreo,que
miraba atónito sin saber entender que ya estaba muerto. Entonces vio la escena. Más de dos
docenas de hombres y mujeres muertos en el campamento lunar, y la cazadora cubierta de
sangre, como una fuerza imparable de la naturaleza, respirando agitada frente a él. Era, desde
luego, una gran herramienta para sus objetivos. No, una herramienta no, más bien…

-Elamie-

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