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1 Contratos administrativos

Son contratos Administrativos aquellos, cuyo objeto directo sea la ejecución de obras o
la gestión de servicios públicos del Estado o la prestación de suministros al mismo, así
como los de contenido patrimonial que tengan carácter administrativo, por declararlo así
una ley, por su directa vinculación a un servicio público o por revestir características
intrínsecas que hagan precisar una especial tutela del interés público para el desarrollo
del contrato.

“Son administrativos, todos aquellos contratos en que interviene la Administración,


legalmente representada, y tienen por objeto la ejecución de una obra o servicio público,
ya sea en interés general del Estado, de la Provincia o del Municipio”.

El contrato administrativo “es una declaración de voluntad común de un órgano de la


administración pública que actúa por el procedimiento de gestión pública y de un
particular, destinada a regular relaciones jurídicas patrimoniales”.

“El contrato administrativo, es el contrato que celebra la administración pública con los
particulares con el objeto directo de satisfacer un interés general, cuya gestación y
ejecución se rigen por procedimientos de derecho público”.

2 Tipos de contratos administrativos

Los contratos de obras: El contrato de obras abarca la realización de los trabajos


enumerados en el Anexo I, o la realización de obra que satisfaga las necesidades
descritas por la parte contratante. Tales obras consistirán en el resultado de un conjunto
de trabajos de construcción o de ingeniería civil, destinado a cumplir por sí mismo una
función económica o técnica, que tenga por objeto un bien inmueble

Los contratos de concesión de obras públicas: El contrato de concesión de obras


públicas es una figura derivada del contrato de obras. Recae sobre prestaciones
semejantes (obras de primer establecimiento, reforma, gran reparación, reparación,
rehabilitación, restauración, mantenimiento y conservación), aunque se caracteriza por
la contraprestación que recibe el contratista, que podrá consistir en el derecho a explotar
la obra, o bien en dicho derecho acompañado de la percepción de un precio a cargo del
ente del sector público que contrata.

La ejecución del contrato se hará a riesgo y ventura del contratista. Eventualmente, el


contrato podrá incluir la posterior adecuación, reforma, modernización y reparación de
la obra, de cara a mantener su funcionalidad

Los contratos de gestión de servicios públicos: Se trata de un contrato en el que la


Administración contratante encomienda a un contratista la gestión de un servicio de su
competencia.1 La Ley excluye expresamente los supuestos en que tal competencia se
encomienda a un Organismo público o a una sociedad de Derecho privado de titularidad
pública
Los contratos de suministro: Mediante los contratos de suministro, el sector público
pretende la adquisición, arrendamiento financiero y el arrendamiento, con y sin opción a
compra, de productos y bienes muebles

Los contratos de servicios: Los contratos de servicios se caracterizan por tener un


objeto consistente en prestaciones de hacer, bien sea el desarrollo de una actividad, bien
sea la obtención de un resultado distinto de una obra o un suministro. De esta manera, se
delimita su ámbito de aplicación mediante una cláusula residual, de aplicación cuando
la prestación no pueda quedar englobada en el ámbito propio de los contratos de obras o
de suministro

Los contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado: El


contrato de colaboración tiene por objeto la realización de una actuación global e
integrada, en la que deben confluir dos elementos objetivos. En primer lugar, la
financiación de inversiones inmateriales, de obras o de suministros necesarios para el
cumplimiento de determinados objetivos de servicio público o relacionados con
actuaciones de interés general

3 Principio de legalidad
Conforme a este principio, fundamental en el Estado de derecho, los órganos o
autoridades del Estado, y por ende de la administración pública, solo pueden hacer lo
que la ley expresamente les permite, en la forma y términos en que la misma determina,
por lo que su actuación habrá de fundarse y motivarse en el derecho vigente; en
consecuencia, el contrato administrativo queda sujeto a un régimen jurídico
determinado porque, “La administración es una función esencialmente ejecutiva; ella
tiene en la ley el fundamento y el límite de su acción”
4 Principio de mutualidad

Se deriva del interés público que es, quien lo orienta, por lo cuál, al variar los
requerimientos existentes a la celebración del contrato, deberá modificarse éste para
asegurar el interés público, sin que el co-contratante pueda oponer el principio pacta
sunt servanda.

De tal suerte, que con base en el principio de mutabilidad, el contrato administrativo, en


virtud de ius variandi de la administración pública, dentro de ciertos límites puede ser
unilateralmente modificado por ésta, en aras del interés público, y en clara contradicción
al principio contractual proveniente del derecho romano pacta sunt servanda, por lo cual
se suele considerar al de mutabilidad como el más importante de los principios rectores
del contrato administrativo.

5 Teoría del hecho del príncipe

Se conoce como “hecho príncipe” a la alteración provocada en las condiciones de un


contrato, imprevisible para el gobernado contratante y en su perjuicio, derivada de
decisiones adoptadas o conductas asumidas por la autoridad contratante, no como parte
del contrato, sino en ejercicio de las atribuciones derivadas de su carácter de autoridad
pública. Escola explica el hecho del príncipe como: “Toda decisión o conducta que
emane de la misma autoridad pública que celebró el contrato y que ésta realiza en su
carácter y condición de tal, que ocasione un perjuicio real, cierto, directo y especial al
contratante particular, que éste no haya podido prever al tiempo de celebrar el contrato y
que produzca una alteración anormal de su ecuación económica-financiera”.

6 Teoría de la imprevisión

Como resultado de especiales situaciones de carácter monetario, económico y


financiero, generadas por la llamada Primera Guerra Mundial (1914-1918) consistentes.
La imprevista situación derivada de la referida guerra generó, decíamos, la elaboración
de la nueva teoría jurídica de la imprevisión, a la luz de la citada máxima medieval
rebus sic stantibus, teoría que fue recogida por el derecho positivo francés, a través de la
llamarada Ley Failliot, de 21 de enero de 1918, que dispuso:

“Independientemente de las causas de resolución derivadas del Derecho Común o de los


contratos, las transacciones y contratos celebrados desde el 1 de agosto de 1914 pueden
ser resueltos a petición de cualquiera de las partes, si prueba que, en razón del estado de
guerra, la ejecución de las obligaciones de uno de los contratantes traería consigo un
gravamen cuya importancia rebasaría, en gran medida, las previsiones que pudieran
hacerse, razonablemente, en la época del contrato”.

La teoría de la imprevisión o del riesgo imprevisible también ha encontrado eco en el


ámbito hispanoamericano del contrato administrativo, especialmente en lo relativo a la
concesión del servicio público y al contrato de obra pública. Conforme el régimen de
concesión se realiza a riesgo y ventura del concesionario, la teoría de la imprevisión
trata de validar una excepción a tal principio, como sugiere Recaredo Fernández de
Velasco al decir:

“El servicio público se expresa a riesgo y ventura del concesionario significa que, en
tanto aquélla se mantenga, subsistirán las circunstancias y condiciones económicas en
que fue convenida, salvo aquellos casos excepcionales en que se imponga cierta
variación (Teoría de la imprevisión)”.

A todo contrato administrativo es aplicable la teoría de la imprevisión, según afirmación


del profesor argentino José Roberto Dormí:

“Ya sea de obra pública, servicios, suministro, locación, concesión de servicios


públicos, etc. En consecuencia se aplica a los contratos celebrados por el Estado
(nacional, provincial y municipal) y pos sus entidades autárquicas (empresas del Estado,
sociedades del Estado y modalidades de descentralización administrativa y económica”.

7 Requisitos del contrato administrativo

EL REQUISITO DEL EJERCICIO DE FUNCIÓN ADMINISTRATIVA


En cuanto a la administración pública, ésta debe cumplir el requisito de actuar en
ejercicio de función administrativa en la celebración del contrato, lo cuál implica la
finalidad de satisfacer directa e indirectamente el interés público, pues de lo contrario,
de no actuar en ejercicio de función pública, el contrato será de la administración
pública, más no un contrato administrativo, sino de derecho privado.

EL REQUISITO DE COMPETENCIA

Según, el principio de legalidad, como ente de la administración pública, puede celebrar


contratos administrativos si, y sólo si, tiene competencia para ello. El hecho de que la
administración pública contratante deba ser competente para celebrar el contrato no
significa que esa competencia constituya un elemento, o sea, un componente del
contrato, sino un requisito de validez del mismo, que debe satisfacer el ente público
contratante.

Por tanto, solo será competente para celebrar los contratos administrativos que el orden
jurídico vigente autorice.

EL REQUISITO DE CAPACIDAD

El particular, deberá satisfacer el requisito de tener capacidad para contratar y lo mismo


podrá ser una persona física que una persona jurídica.

EL CONSENTIMIENTO COMO ELEMENTO ESENCIAL BÁSICO DEL


CONTRATO

Se considera al CONSENTIMIENTO, como acuerdo de voluntades en torno a un fin


común, como elemento básico esencial básico del contrato administrativo, creador de
derechos y obligaciones, para cuya existencia se requiere, pues, de la voluntad de los
sujetos o partes y de su coincidencia para generar el consentimiento y, con el, contrato
mismo

EL REQUISITO DE LA MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

El consentimiento, como se menciono con anterioridad, es un elemento esencial básico


del contrato administrativo, por tanto se requiere la manifestación, exteriorización de
esa voluntad, de lo contrario, el acuerdo de voluntades en torno al fin y objeto del
contrato quedará inédito y será ineficaz.

EL REQUISITO DE FORMA

“En el contrato administrativo, la voluntad del ente de la administración pública


significa su determinación deliberada de producir un acto bilateral específico, generador
de derechos y obligaciones, en concurrencia con su co-contratante; voluntad que se
exterioriza a través de una manifestación realizada en la forma señalada en la norma
jurídica aplicable. Lo anterior significa que tal forma no es un elemento de contrato,
sino un requisito que habrá de satisfacerse tanto respecto al consentimiento y en
particular a la manifestación de la voluntad como a la implementación del contrato”.

EL OBJETO COMO ELEMENTO ESENCIAL BÁSICO DEL CONTRATO


Se habla de que el objeto, es el elemento esencial y básico de todo contrato, el cuál debe
ser cierto, posible, lícito y determinado o determinable en cuanto a su especie, y
consiste en la creación o transmisión de derechos y obligaciones tratándose de objeto
directo, o tratándose de objeto indirecto, en la cosa que el obligado debe dar o en el
hecho que debe hacer o no hacer.

En el contrato administrativo, en contraste con el de derecho privado, la cosa objeto del


contrato puede no estar en el comercio, como ocurre en el contrato de obra pública
relativo a la conservación o mantenimiento del Palacio Nacional, sin que ello sea óbice
para su celebración.

LA CAUSA COMO ELEMENTO ESENCIAL PRESUPUESTO EN EL


CONTRATO

Bajo el esquema del contrato administrativo, se entiende por causa el móvil o principio
impulsor de la voluntad de las partes para su celebración, siendo diferente la causa del
ente público a la de su co-contratante, cuando este es un particular, en cuyo caso no
tiene mayor relevancia.

La doctrina suele considerar a la causa como un elemento esencial presupuesto o


implícito en el objeto; en este sentido, Héctor Jorge Escola afirma: “La existencia del
objeto, a su vez, implica la de “una causa” y la de una “finalidad”, implícitos en él y
condicionados, en cuanto a su ser, por los mismo sujetos”.

LA FINALIDAD COMO ELEMENTO ESENCIAL PRESUPUESTO

La finalidad o telos del contrato también es mencionada, por algunos autores, como uno
de sus elementos esenciales, por cierto implícito o presupuesto en el objeto del mismo,
habida cuenta que la finalidad explica el porqué de tal objeto. Ya que según Miguel S.
Marienhoff, “La finalidad” constituye la razón” que justifica la emisión del acto. De
modo que la finalidad en relación al objeto o contenido del acto, actúa
teleológicamente”.

8 Sujetos que integran el contrato administrativo

Como es de apreciarse, es imposible la existencia de un contrato, sin los sujetos o partes


que lo celebren, de ahí que los sujetos constituyan un elemento esencial “presupuesto”
del elemento esencial “básico” que es el consentimiento. Además, en los contratos
administrativos uno de tales sujetos, habrá de ser la administración Pública, en ejercicio
de una función administrativa, en tanto que el otro sujeto será un particular; o, en el caso
del llamado contrato ínter administrativo, otro ente público.

“Por lo que refiere al sujeto de la administración pública, aclaramos que ésta debe
entenderse en su sentido amplio, por lo que dicho sujeto podrá ser un Órgano del
Ejecutivo, lo mismo que uno del Poder Legislativo, del Judicial o un órgano
constitucional autónomo, o bien, una entidad de la administración pública paraestatal,
pero siempre en ejercicio de una función administrativa, y dotado de competencia para
la celebración del contrato respectivo”.
Los sujetos de un procedimiento administrativo son, el sujeto activo: un órgano de la
Administración, dotado de competencia, y de otra parte, el sujeto pasivo: los
interesados, afectados por un procedimiento (legitimados), y que pueden ser otras
Administraciones Públicas.

9 Vicios del contrato administrativo

Vicios del consentimiento

Como en el contrato privado, también en el contrato administrativo el consentimiento


puede adolecer de vicios que lo invalidan, como lo son la violencia, la intimidación, el
dolo, el error y en lo atinente a la manifestación de la voluntad, la simulación.

A) LA VIOLENCIA

La coacción física y la moral generan respectivamente la violencia y la intimidación.


Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible.
Hay intimidación cuando se inspira a uno de los contratantes el temor racional y
fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes o en la persona o
bienes de su cónyuge, descendiente o ascendiente.

B) EL DOLO

El dolo es interpretado en la doctrina como el artificio o maquinación empleado por uno


de los contratantes para engañar al otro, de influir en su ánimo para conducirlo,
mediante engaños, a la celebración del contrato, o para inducirlo a aceptar condiciones
que no admitiría de no mediar el engaño, lo que en ambos casos invalida el
consentimiento.

C) EL ERROR

La lógica más elemental establece la imposibilidad de conformar un consentimiento


válido para la celebración de cualquier contrato si está basado en el error o concepto
falso, equivocado o deformado de una cosa, al que suele equipararse la ignorancia de
hecho, interpretada como falta de conocimiento o carencia de concepto acerca de la
misma.

El error advierte diversas modalidades, entre las que figuran:

 ERROR IN NEGOTIO

 ERROR IN RE O IN CORPORE

 ERROR IN PERSONA
El error in negotio, se refiere a la causa o naturaleza del contrato, como ocurre cuando
una parte cree entregar un inmueble en arrendamiento y la otra entiende recibirla en
comodato.

El error in re o in corpore, se da cuando se refiere a la sustancia, a la calidad o la


cantidad de la cosa objeto del contrato.

El error in persona, atañe al nombre, a la identidad o a la cualidad de la persona, y habrá


de invalidar el consentimiento tratándose del particular co-contratante en los contratos,
como en el contrato de obra pública.

10 Obligaciones del contratista


El contratista está obligado a cumplir con lo propuesto en la oferta que resulto
adjudicada y con cualquier manifestación formal respaldada en un documento aportado
durante el curso del procedimiento de contratación o en la formalización del contrato
Los contratantes se encuentran obligados a que la ejecución se desarrolle dentro de los
términos acordados, debiendo acudir al mismo y al marco legal, para justificar los
retrasos que puedan Producirse y que trunquen la posibilidad de cumplimiento en
tiempo y forma, o bien, para corregir los inconvenientes que en su desarrollo pudieren
surgir, con la imposición de las sanciones que procedan

El contratista tiene la obligación de verificar la corrección y regularidad del


procedimiento de contratación y la ejecución contractual. (Esta obligación de
verificación tiene importancia para fundamentar sus gestiones resarcitorias, por cuanto,
no puede alegar el desconocimiento del ordenamiento jurídico que regula la
contratación administrativa o las consecuencias de la conducta administrativa. Por lo
anterior, cuando el contratista haya incumplido esta obligación, por vía reglamentaria,
puedan establecerse modulaciones –en cuanto a supuestos y forma.

En cuanto a su resarcimiento se estima que el contrato se reputará irregular, cuando en


su trámite se incurra en vicios graves y evidentes, de fácil constatación, tales como,
omisión del procedimiento correspondiente, se recurra, ilegítimamente, a alguna
excepción o se ejecute sin el refrendo o la aprobación interna. En tal supuesto, como
regla de principio, no cabe reconocerle pago alguno al contratista, salvo casos
calificados, con arreglo a principios generales del Derecho, respecto de suministros,
obras, servicios y otros objetos ejecutados con evidente provecho para la administración
contratante, tampoco se podrá reconocer el lucro previsto.

11 Obligaciones del contratante

A.- Cumplimiento y colaboración


La administración contratante debe cumplir con todos los compromisos asumidos en el
contrato administrativo y facilitarle al contratista la colaboración debida para la
ejecución completa del contrato Administrativo.
B.- Tramitación célere y eficiente de las gestiones del contratista

Una obligación de primer orden de las administraciones en la Contratación


administrativa lo constituye la tramitación célere y ágil de las Peticiones que pueda
formular el contratista para el mejor cumplimiento y Ejecución del contrato. De ahí que
el artículo 16 LCA le impone la Obligación de tramitar en el plazo de 30 días hábiles
cualquier gestión Planteada por el contratista. Mejor aún resulta la Fórmula empleada
por ese Numeral en el sentido que si transcurre el plazo sin que haya respuesta Opera,
por regla y principio, el silencio positivo, Por lo que se tendrá por Presuntamente
acogida la gestión si ésta es Secundum legem, esto es, Sustancialmente conforme con el
ordenamiento jurídico, sin detrimento de
La responsabilidad del funcionario omiso. Esta solución legislativa le Impone a la
administración contratante la observancia efectiva de los Principios de eficacia y
eficiencia, puesto que, una vez operado el silencio Positivo surge, para todo efecto legal,
un acto favorable para el contratista Que, únicamente, puede ser eliminado, por la teoría
De la intangibilidad de Los actos propios, a través de la revisión de oficio en sede
administrativa (artículo 173 LGAP) o un proceso contencioso-administrativo de
lesividad (artículo 10, párrafos 1°, inciso e, y párrafo 5°, CPCA).

C.- Pago del precio


La administración contratante, ante el cumplimiento Del objeto del Contrato o la
recepción definitiva de los bienes y Servicios, debe pagarle al Contratista el precio.

La que, como Obligación dineraria, admite el reajuste o la revisión. Esta obligación a


Cargo de la administración contratante supone, desde luego, el derecho Correlativo del
contratista a “percibir la remuneración o pago convenido”.
En cuanto al medio de pago, la administración contratante puede Emplear el más seguro
para sendas partes –incluido El electrónico.

12 Extinción d los contratos administrativos

1) FORMAS NORMALES

La manera no patológica de extinción de los contratos es el cumplimiento y recepción


del objeto. Esta estará impregnada de las particularidades que se deriven del contrato de
que se trate. Así, por ejemplo, puede existir una recepción provisional y otra definitiva.

2) FORMAS EXTRAORDINARIAS DE EXTINCION

A ) ILEGITIMIDAD DEL CONTRATO

Observada una ilegitimidad, ésta puede afectar su validez. Para que ello se produzca es
necesario que el vicio sea de una magnitud razonable .-

Si existe un conflicto de intereses la extinción deberá decretarse por el Poder Judicial.-

B) POR FALLECIMIENTO DEL PARTICULAR COCONTRATANTE


Sin perjuicio de que la hipótesis es de difícil aplicación porque, generalmente, se
contrata con empresas privadas -por la necesidad del capital que se requiere para la
ejecución del contrato- éste es intuitu personae y, la muerte del particular extingue el
contrato .-

C) POR SUPRESION DE LA ADMINISTRACION CONTRATANTE

Corresponde distinguir diferentes casos, porque la desaparición de la persona o de su


competencia puede darse con continuación del servicio a cargo de otra persona estatal, o
con supresión del servicio materialmente, se suprime y no se presta más , o porque
aunque se siga prestando ya no es administrativo porque se ha privatizado .

D) INCUMPLIMIENTO

Producido el incumplimiento grave de las partes procede la presente causa de


extinción.-

En ese sentido debe tenerse presente lo dispuesto por el Nral. 1 del art. 44 del TOCAF
que establece que los pliegos de condiciones generales contendrán "... Los efectos de la
falta de cumplimiento del contrato...".-

Los pliegos no pueden establecer la imposibilidad de ocurrir al Poder Judicial, si existe


un conflicto intersubjetivo de intereses. El incumplimiento podrá revertir a aquella
causal

E) POR RESCISION UNILATERAL DE LA ADMINISTRACION

La doctrina tradicional sostiene que los contratos administrativos pueden extinguirse, de


principio, por rescisión unilateral de la Administración. Es lo que la doctrina denomina
rescisión unilateral por motivos de mérito o conveniencia.-

Sin embargo, la doctrina contemporánea, apoyada entre otras disposiciones por el art.
63 del TOCAF, entiende que sólo procede, dentro de sus límites, si la Carta o la ley la
permiten. No es, pues, un poder de principio.-

Respecto a la posibilidad de pactar esta forma de extinción, la doctrina, la entiende


legítima y válida, porque en la cláusula no estarían en juego derechos irrenunciables.-

Asimismo se entiende que no existe un poder implícito de extinción por razones de


mérito porque no se dan los elementos tipificantes de la teoría respectiva.

Producida la rescisión, fuera de las hipótesis permitidas expresamente, el particular


puede acudir al Poder Judicial o al T.C.A. para solicitar el cumplimiento o la resolución
del contrato más la reparación que correspondiere o la anulación del acto

Respecto de la rescisión unilateral como sanción, remitimos a nuestras consideraciones


efectuadas en junio de 1999, cuando analizamos la forma de entender las prerrogativas
de la Administración, obviamente, si de sanciones unilaterales se trata.-

F) POR RESCISION JURISDICCIONAL


Producido un conflicto de intereses entre las partes contratantes, compete al Poder
Judicial, de principio, su conocimiento en virtud de lo establecido en el art. 233 de la
Carta.-

Por lo expuesto, toda estipulación que establezca la imposibilidad de ocurrir al Poder


Judicial, violaría la norma citada recientemente. De la misma manera debe concluirse si
la medida fuera autorizada por vía legal, en virtud del principio de la jerarquía formal de
las fuentes, pudiéndose solicitar la inaplicabilidad de la ley por el órgano competente.-

G) FUERZA MAYOR

Opera cuando la misma sea absoluta o relativa pero, en ambos casos, debe ser definitiva

H) POR ACUERDO DE PARTES

La hipótesis no presenta elementos de especial consideración.-

CESION DEL CONTRATO

La cesión del contrato no es una forma de extinción del mismo, obviamente, pero
debemos destacar su posibilidad de acuerdo a lo que surge del art. 64 del TOCAF.

13 Cesión de los contratos

A través de la cesión del contrato se produce una novación subjetiva de una de las
originarias partes del contrato, de tal forma que el cesionario se limita a sustituir al
cedente, asumiendo los derechos y obligaciones ya establecidos.

No puede operar esta institución cuando se trata de obligaciones personalísimas. En otro


caso, es presupuesto indispensable que se cuente con la autorización previa del órgano
de contratación. No en vano la cesión del contrato supone que el cesionario se subrogue
en todos los derechos y las obligaciones del cedente, de forma que éste desaparece de la
relación contractual y es sustituido por el cesionario que se convierte en contratista.

Para que los adjudicatarios puedan ceder sus derechos y obligaciones a terceros deberán
cumplirse los siguientes requisitos (art. 114 TRLCAP) :

1. Que el órgano de contratación autorice expresamente y con carácter previo la


cesión.
2. Que el cedente tenga ejecutado al menos un 20 % del importe del contrato, o
realizada la explotación al menos durante el plazo de una quinta parte del tiempo
de duración del contrato si éste fuese de gestión de servicios públicos.
3. Que el cesionario tenga capacidad para contratar con la Administración y la
solvencia exigible, debiendo estar debidamente clasificado si tal requisito ha
sido exigido al cedente.
4. Que se formalice la cesión, entre el adjudicatario y el cesionario, en escritura
pública.
14 Subcontratación

A diferencia de lo que ocurre con la cesión del contrato, el subcontrato da lugar a un


nuevo contrato distinto del celebrado entre la Administración y el contratista, sin que la
nueva relación establecida entre el contratista y el subcontratista afecte a las condiciones
del contrato originario.

La celebración de los subcontratos estará sometida al cumplimiento de los siguientes


requisitos (art. 115 TRLCAP):

1. Que se dé conocimiento por escrito a la Administración del subcontrato a


celebrar, con indicación de las partes del contrato a realizar por el subcontratista.
2. No obstante, para los contratos de carácter secreto o reservado, o cuando su
ejecución deba ir acompañada de medidas de seguridad especiales, de acuerdo
con disposiciones legales o reglamentarias, o cuando lo exija la protección de los
intereses esenciales de la seguridad del Estado, la subcontratación requerirá
siempre autorización expresa del órgano de contratación.
3. Que las prestaciones parciales que el adjudicatario subcontrate con terceros no
excedan del porcentaje que, superior al 50 % del importe de adjudicación, se fije
en el pliego de cláusulas administrativas particulares. En el supuesto de que tal
previsión no figure en el pliego, el contratista podrá subcontratar hasta un
porcentaje que no exceda del indicado 50 % del importe de adjudicación.
4. Que el contratista se obligue a abonar a los subcontratistas y suministradores el
pago del precio pactado con unos y otros en los plazos y condiciones que no
sean más desfavorables que los establecidos en el art. 99.4 para las relaciones
entre Administración y contratista.

Indicar, finalmente, que los subcontratistas quedaran obligados sólo ante el contratista
principal que asumirá, por tanto, la total responsabilidad de la ejecución del contrato
frente a la Administración, con arreglo estricto a los pliegos de cláusulas administrativas
particulares y a los términos del contrato.

15 Objeto de los contratos administrativos


El ordenamiento jurídico positivo establece que el OBJETO de los CONTRATOS es
reglar, transmitir, extinguir o modificar las OBLIGACIONES que nacen dentro de ese
CONTRATO. Por esta razón podemos inferir que el OBJETO es simplemente
transmitir, extinguir o modificar OBLIGACIONES que nacen o se producen de la figura
contractual. Pero esta DEFINICIÓN es ERRÓNEA porque VINCULA al OBJETO del
CONTRATO netamente con el CONTENIDO de la OBLIGACIÓN.
18 elementos de los contratos administrativos
El Contrato Administrativo está configurado por una serie de elementos, objetivos,
subjetivos y formales, que deben concurrir en debida forma para que el contratos se
constituya válido. La Doctrina establece que basta la concurrencia de vicios en uno de
los elementos para que el contrato se torne ineficaz.
La validez de la relación contractual exige la presencia de determinados elementos
esenciales, sin los cuales no habrá contrato. Así como también el Contrato
Administrativo está compuesto por elementos no Esenciales, los cuales le son muy
característicos. Estos dos tipos de elementos se desarrollaran a continuación:

2.3.1 Elementos Esenciales.

Sujetos. Por lógica, los sujetos por una parte, el particular y por la otra, el ente de la
administración pública que pretende celebrar un contrato. En lo que respecta al
particular, no basta tener la capacidad de ejercicio que señala la legislación civil, sino
que además, si se trata de personas jurídicas, sus representantes deben acreditar
fehacientemente su personalidad. Es oportuno mencionar que la capacidad del particular
se rige tanto por normas de Derecho Privado como de Derecho Público. Con relación a
la Administración Pública, su competencia para contratar la reconoce la Constitución en
su Artículo 234: " Cuando el Estado tenga que celebrar contratos para realizar obras o
adquirir bienes... Deberán someterse dichas obras o suministros a licitación pública,
excepto en los casos determinados por la ley". Entonces tal elemento parte de que uno
de los contratantes debe ser la Administración Pública y el otro una persona natural o
jurídica.

Consentimiento. Es la manifestación recíproca del acuerdo completo de dos personas


con objeto de obligarse cada una a una prestación respecto de la otra u otras. Presupone
el acuerdo de voluntades de los contratantes, si bien la forma de manifestarlo es
diferente en cada uno, ya que la persona natural o jurídica lo externa en forma simple y
llana, como lo haría respetando las normas del Derecho Privado; pero en el caso de la
Administración Pública, el consentimiento va precedido de ciertos requisitos legales que
debe satisfacer, como la convocatoria y licitación pública, si es el caso. Ahora bien, esa
coincidencia de voluntades que ya vimos que es distinta, es más compleja para el lado
de la Administración Pública, lo cual explicaremos seguidamente y al momento del
perfeccionamiento del contrato. El consentimiento tiene además la siguiente
característica:

Capacidad. Presupuesto ineludible del consentimiento, la cual implica aptitud para ser
sujeto activo o pasivo de relaciones jurídicas. Ahora bien, nos interesa un poco más
conocer la capacidad de la Administración, la competencia de la administración es el
conjunto de facultades que se le han atribuido; es la competencia para la Administración
Pública lo que la capacidad es para los particulares. Esto se explica porque las entidades
del Estado no pueden contratar libremente, sino dentro de la esfera señalada por las
leyes administrativas, careciendo, por lo tanto, de eficacia aquellos contratos en que la
entidad administrativa contratante no tuviera facultades para conocer lo pactado en los
mimos. Existen además un conjunto de circunstancias que pueden alterar las
manifestaciones de la voluntad que se expresan en el consentimiento de las partes,
privando de validez al mismo al ocasionar la formación de una voluntad distinta a la que
debió formarse y que hubiera sido la verdadera voluntad del sujeto. No entraremos en
detalle en tales circunstancias, basta por lo avanzado de nuestro nivel, solamente
mencionarlas: Error, Violencia o Dolo.

Objeto. Todo contrato requiere un elemento objetivo sobre el cual puede recaer la
voluntad, el objeto es el propósito de las partes de generar los derechos y las
obligaciones, el objeto de los contratos administrativos es un requisito tan esencial, que
sin él no se concibe la existencia, ni se pueden tener por consiguiente, eficacia ni
validez legal.

El contenido de los contratos administrativos está constituido por la prestación o


conjunto de prestaciones a que den lugar. El objeto de éstos contratos ha de ser desde la
ejecución de obras hasta la gestión de servicios al Estado o la prestación de suministros
al mismo; dice la doctrina que el elemento objetivo del contrato viene a estar
determinado por todas las finalidades comprendidas dentro de la competencia de la
administración y que quedará asegurada la validez de un contrato celebrado por un
organismo administrativo, en lo que al objeto corresponde, siempre que dicho
organismo sea competente por razón de la materia, para llevar a cabo la actividad a cuyo
desarrollo se contrata.

Causa. En los contratos administrativos, la idea de causa o motivo determinante tiene


más importancia que en los contratos de Derecho Privado, porque presupone que el
interés público o el objetivo de la institución a que se refiere es a esos contratos. Es, en
fin, en vista del cual una persona se obliga ante otra. Es lógico pensar que cada uno de
los contratantes tenga diversas razones para obligarse, por un lado, el particular busca
obtener un lucro como causa determinante de su actuación, mientras que la
Administración tendrá como causa fundamental alcanzar su cometidos o mejor dicho, el
interés público.
La causa se encuentra en todas las obligaciones que tienen su fuente en la voluntad del
individuo, en efecto, siempre que una persona se obliga lo hace con vistas a un fin
inmediato directo, que la determina a establecer la obligación. Manifiesta un sector de la
doctrina que la causa para la Administración no existe, o que mejor dicho, se confunde
con el objeto del contrato, es decir, que uno y otro los constituye la obra o el servicio
público. Tal teoría ha creado divisiones y no se logra crear un consenso, ya que otros
manifiestan que objeto y causa son perfectamente separables.

2.3.2 Elementos no Esenciales.

Plazo. El Plazo se determina de acuerdo con la naturaleza del contrato que se celebra.
En unos casos los contratos demandan plazos muy amplios para que se pueda operar la
amortización de los capitales invertidos y en otros casos, se fijan plazos breves, como la
construcción de un edificio.
Es frecuente que se señalen diversas sanciones por el incumplimiento del plazo, los
contratistas con frecuencia se comprometen a pagar determinadas cantidades por el
plazo excedido. En ésta última parte opera el Derecho Administrativo Sancionador.

Conmutabilidad. Los contratos administrativos se califican como contratos


conmutativos, porque los provechos y gravámenes que corresponden a las partes, son
ciertos y conocidos desde la celebración del contrato. Éste elemento es la proporción
que debe existir entre las prestaciones que se dan en el contrato, es la proporción que
debe existir en los procesos de contratación pública; se considera que se desprende de
los principios de igualdad y de justicia.

Intransferibilidad. Al celebrarse un contrato administrativo, la administración se


cerciora de la idoneidad de su co-contratante, es por ello que en principio se prohíbe el
transferir esos contratos a otras personas.
Existen excepciones, como en el caso que la ley lo autorice o que se haya pactado
expresamente por las partes. En los contratos de obra pública la administración autoriza
a los contratistas para que celebren determinados tipos de contratos con otras personas,
como puentes, obras de arte (por ejemplo el monumento del boulevard constitución) ,
jardinería y otros análogos.

Licitación. La licitación es el procedimiento legal y técnico que permite a la


administración pública conocer quiénes pueden, en mejores condiciones de idoneidad y
conveniencia, prestar servicios públicos o realizar obras. Este elemento se introduce en
los contratos administrativos como un mecanismo de control del gasto que realizan los
entes públicos. Para Rafael Bielsa, la licitación pública "es una institución típica de
garantía del interés público (moralidad y conveniencia administrativa)".
La licitación es entonces un procedimiento administrativo que consta de varias etapas y
por el cual se selecciona la mejor oferta en precio y calidad de un bien o servicio que
requiere la administración pública.

Garantías. La garantía es sinónimo de obligación y responsabilidad. En los contratos es


un medio para asegurar el cumplimiento de las obligaciones asumidas. Las garantías
que se pueden exigir por la administración pueden ser: las que señalan las leyes o las
que se pactan en el contrato respectivo.

Sanciones. El concepto sanción se emplea como pena o represión. Es la ley la que


ordena una pena contra quienes la violen; en otro aspecto es la pena que se pacta por el
incumplimiento del contrato. Acá es donde en esencia podemos observar el poder
sancionador del Estado, ya que ante el incumplimiento de las cláusulas contractuales o
del contrato mismo, la Administración tiene la facultad de unilateralmente disponer de
sanciones en perjuicio del que incumple el contrato.

PRINCIPIOS QUE RIGEN LA CONTRATACIÓN ADMINISTRATIVA.

• Moralidad. Cualidad de las acciones humanas apreciadas como buenas, dentro de la


ética. Los actos referidos a las adquisiciones y contrataciones deben ser ante todo
honrados.
• Libre Competencia. Tendencia del Sistema Económico del esto el Estado Social de
Mercado, donde se busca la mayor, más amplia, objetiva e imparcial concurrencia,
pluralidad y participación de postores potenciales.
• Imparcialidad. Proceder con rectitud y sin designio anticipado. Tratando a todos los
postores y personas en igual condiciones. Los acuerdos y resoluciones de los
funcionarios y dependencias responsables de las adquisiciones y contrataciones se
adoptan de me manera estricta a la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la
Administración Pública, atendiendo criterios técnicos que permitan la objetividad en el
tratamiento.
• Transparencia. No oculta acciones dudosas. Que todas las actividades y contrataciones
sean públicas y siguiendo los procedimientos de la ley y que eso sea claro para los
ciudadanos. Además todas las contrataciones deben realizarse sobre la base de criterios
y calificaciones objetivas, sustentadas y accesibles a los postores.
• Eficiencia. Que los bienes y servicios proporcionados sean de la mejor calidad posible,
cumpliendo los requisitos de calidad, precio, plazo de ejecución y usando las mejores
condiciones para su uso final.
• Economía. Buscar bienes y servicios de precios o costos adecuados. Siguiendo los
principios de simplicidad, austeridad, concentración y ahorro en el uso de los recursos
en todas las etapas del proceso.
• Vigencia tecnológica. Búsqueda y obtención de bienes y servicios de punta, o sea, de
mayor adelanto y garantía de recuperación en caso necesario.
• Trato justo e igualitario. Procesar las posturas con el más amplio criterio de
calificación para garantizar la bondad del bien o del servicio. Está prohibida la
existencia de privilegios, ventajas o prerrogativas, salvo que lo diga la ley.

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