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“Loca”, “loco”, “locos”, “está loco(a)”, “es una locura” escucho decir a menudo para
designar un valor, un adjetivo para hacer referencia a algo o alguien que actúa o
se comporta de manera diferente, “que hace locuras”. Pero… ¿Qué queremos
decir realmente con estas palabras?, ¿a quién nos referimos?, ¿quién es el loco,
los locos? Mi respuesta a estas preguntas hace un par de meses hubiesen sido
“todo aquél que padece un conflicto psíquico” o “aquellos sujetos que han sido
despojados de su condición de sujetos y subjetividad” ahora pienso “qué grave
error” y en cambio surgen para mí nuevas preguntas: ¿Por qué no nombrarla
simplemente así: “locura” ?, ¿por qué no aceptar simplemente este derecho a la
locura, a la experiencia de ser un loco por la vida? De ser un cuerpo mutante. De
pensar a la locura, “las psicosis”, “las esquizofrenias” como una experiencia sin
negar el “sufrimiento”, “padecimiento”, el “malestar” … que vienen a acompañar
esta experiencia pero sin caer en el saco de la subordinación de los cuerpos que
la viven. ¿Por qué encerrarlos en la jaula de la vulnerabilidad, de la incapacidad,
de la enfermedad”?
Esta es una manera breve de introducir mi participación dentro del proyecto, “La
clínica de la psicosis: un espacio a construir” trata de eso: de dar cuenta de un
proceso constante de (des)aprender sobre la locura: Socialmente ¿Qué es la
locura?, ¿Cómo se piensa? Pero también existe un movimiento de introspección:
¿Cómo pienso yo la locura? ¿qué es la locura para mí? ¿qué de ella hay en mí?
Ambas partes se intercalan en todo momento.
2. OBJETIVOS GENERALES
Los objetivos generales del proyecto podrían ser divididos en dos dimensiones: la
del proyecto mismo y mis objetivos personales con el proyecto. En primer lugar
pienso, o al menos de esa manera sentí, recorrí, viví el proyecto, fue el ir
construyendo un espacio de reflexión sobre la locura (o las psicosis si así lo
prefieren) que también se convierte en eso: un espacio a construir porque ¿Qué
hemos estado pensando por locura? ¿sabemos realmente de lo que estamos
hablando? -Locura, enfermedad, psicosis: terreno aún pantanoso- Por lo tanto, el
proyecto se convirtió para mí en un espacio de vaciamiento de ideas, de
corporalidades, de movimientos. ¿Cuáles son los objetivos?, ¿De qué trata? Del
movimiento de las ideas y de los cuerpos dentro de un espacio en construcción,
de fuga de ideas delirantes que se abre todos los viernes por la tarde. Un espacio
para hablar de los cuerpos que viven la experiencia de la locura, de los cuerpos
mutantes. Hablamos sobre su movimiento, su ser y estar.
En cuanto a mí, mis propósitos con el proyecto tienen que ver con enriquecer mi
panorama con este tema. El tema de la locura ya sea como constructo social o no,
para mí tiene historia, y no sólo social -evidentemente- sino también personal. Es
un tema que me toca, que me mueve. Entonces mi interés surge a partir de ese
deseo de querer saber más. De salirme de los libros y las definiciones e ir a
buscar la experiencia de encontrarme con estos cuerpos, de conocer más de ellos
como personas y no reducir mi experiencia, mi movimiento a un mero objeto de
“estudio”, sino de involucrarme desde otro lugar con esta experiencia, dejarme
envolver completamente. Mi objetivo con el proyecto fue el cambiar de lugar todo
aquello con lo que yo venía para decir, para pensar sobre la locura y convertirlo en
otra cosa.
3. METODOLOGÍA UTILIZADA
Se podría decir que durante este tiempo, dentro del proyecto se vivieron dos
momentos: el pandémico que aún continua, y un segundo momento que tiene que
ver con el cómo volver a caminar, a andar por la vida a partir de ello, ¿Cómo
continuar? ¿Qué sigue después de esto? Lo que intento decir es que antes de la
pandemia este proyecto consistía en asistir al psiquiátrico Samuel Ramírez
Moreno con el propósito de construir este espacio del que he hablado con
anterioridad en compañía, en convivencia con las personas que habitan ahí.
Debido a la pandemia ello se transformó temporalmente a la construcción de un
espacio virtual en donde la reflexión y la convivencia continuó adecuada a las
condiciones. Haciendo uso de las plataformas digitales que permitieran este
encuentro y la creación de este espacio. Mientras estábamos a la espera de volver
a lo que fue antes de la pandemia. -Aunque sabía que eso sería imposible. Nada
será ni es como antes-.
4. ACTIVIDADES REALIZADAS
En primer lugar estuvo la expectativa. ¿Por qué querer pertenecer o formar parte
de? La expectativa siempre estuvo ahí, el querer conocer qué se hacía, cómo se
trabajaba. Pero, sobre todo el querer tener, el querer ir a la experiencia. Eso, ese
querer ir al psiquiátrico. Cosa que en el momento en el que me uní al proyecto,
incluso parecía una quimera, una ilusión, ese algo que se ve como lejano, cosa
imposible. Pero ante esa imposibilidad que cree en ese entonces mi primer
acercamiento a lo que antes fue, ese ir al psiquiátrico, mi primer encuentro fue a
través de las palabras, fue leyendo aquellas páginas que conforman la bitácora en
donde se resguardan las experiencias de quienes fueron al psiquiátrico.
Pero ¿qué es para mí ?, ¿qué me convocó a levitar dentro de este espacio?, ¿qué
me llevo al leer aquellas palabras?, ¿qué fue lo que sentí? De primer momento
una gran nostalgia, y la añoranza de desear aquello que fue. De tenerlo entre mis
manos, de vivirlo y sentirlo con todos mis sentidos, de recorrerlo… de hundirme.
Mi pensamiento en este momento tan sólo se concentra en una premisa vuelta
pregunta: ¿Cuál es mi experiencia al leer la experiencia de los demás con la
locura?
Hundirse. navegar
Hundirse. respirar
(De vivir).
Para encontrarme con cuerpos sujetados a otra cosa. -entre cuerpos sin
sujeción-
no se sienta
Tocar
Y ser tocado
¿Quién es el loco?
¿Quién es la loca?
Todas
Todos
Todxs
Días anteriores leía un comentario de una compañera que decía “Todos tenemos
en común el hecho de creer que vivimos en la realidad correcta” y eso es bien
cierto y entonces me pregunto: ¿Cuál es mi realidad?, ¿Qué es lo real?, ¿Qué es
lo irreal?,¿Qué hago yo con mi locura?, ¿Cuál locura?
Que no se encierra
Sumergida
En la norma
¿Para qué?
¿Para quién?
O tal vez sí, sólo por este instante… Mar García Puig escribe en el prólogo de
Viaje al manicomio de Kate Millet lo siguiente: “¿Es el encierro el precio que pagan
los que se rebelan y buscan un mundo mejor?” (2019) Y nada, ahí va la nave…
Después se abrió el espacio para hablar sobre aquellos cuerpos que abandonaron
el encierro dentro de la jaula de la locura para entrar a la jaula de los monstruos.
Los últimos tres años me “formaron” pero estos últimos meses han sido dolorosos.
La deconstrucción por la que paso y jamás se detiene -perpetua metamorfosis de
las ideas y creencias. - en algunos momentos se torna violenta para mí, en el
sentido de que rompe, irrumpe dentro de mí, incluso en mi propia arrogancia.
Muchas veces por accidente -sin querer queriendo- y digo, sin querer queriendo
porque mis entrañas lo quieren, eso, la pizca del “saber”.
lo trans
lo otro
lo mutante
Y por ello digo, con los ojos enchinados, entreabiertos de un saber que no se sabe
que se sabe. Pero sabía... Sabía que en realidad no se sabe nada. Porque en ese
intento de hacer “clínica” nos cerramos como ostras. ¿Qué es la clínica? ¿acaso
existe la clínica?, ¿Quién fue liberado de la jaula de la locura para convertirse en
un monstruo? “El monstruo es aquel que vive en transición. Aquel cuyo rostro,
cuyas prácticas y lenguajes no pueden todavía ser considerados como
verdaderos en un régimen de saber y poder determinado.” (Preciado, 2020, p. 45)
Los monstruos
Cuerpos en movimiento
transición
disidencia
Finalmente el tan esperado momento -para mí- llegó: ese ir a la experiencia, ese ir
a encontrarme con ellos. Ese ir al psiquiátrico. Después de esperar un par de
meses para poder conseguir ese ir surgió la pregunta: ¿Para qué ir? Pegada con
el quehacer y la resistencia de la institución -de sus trabajadores embatados- para
recibir a aquellos extraños, aquellos otros -que somos nosotros- que
desacomodan, desordenan, incomodan su postura, que los descoloca. ¿Para qué
ir al psiquiátrico?, ¿para qué quise ir al psiquiátrico? Para tener esa experiencia,
una experiencia corporal, de todos los sentidos, de todos los sentires, de todos los
colores y de todas las latitudes. Ese ir para dejar de perseguir respuestas que no
reflejan más que la imposibilidad de describir -cosa absurda- lo que es la
experiencia de la locura, tener un encuentro, un acercamiento con los cuerpos que
viven ahí, que se mueven ahí, que se viven ahí. Fue también preguntarse e ir a ver
qué fue -es- de la locura de la pandemia y qué fue -es- de la locura en la
pandemia, ¿cómo vivieron ellos este, que podría considerarse un segundo
encierro?, ¿qué cambió? Y ¿cómo se sienten con ello? Teniendo bien claro que
ese volver a lo de antes, de volver a lo que se hacía antes de la pandemia es
inexistente ya, cosa que se vio desde el momento en que se intentó ingresar
siquiera al psiquiátrico. Me asignaron la Unidad de larga estancia, sección en
donde tuve el placer y la oportunidad de conocer a Daniel Hernández, a su tocayo
Daniel del cual no sé su apellido porque no suele expresarse mucho con palabras
y también conocí a Sergio y a Robert.
Creo que yo resumo mi experiencia de ese andar con ellos a un simple pero
significativo compartir momentos a su lado. Compartir momentos que van desde
dibujar a ver las mariposas que acompañan ese andar y ese caminar mientras
fuman un cigarro y ríen. Ese compartir momentos a su lado sin decir ninguna
palabra pero que dicen mucho. Compartir momentos a su lado para no poblar de
fantasmas el vacío. (Maupassant)
Coloquio: La locura, del elogio a sus interrogantes. Cuerpos en debraye.
Y finalmente, uno de los últimos momentos con los que concluyo ese andar, ese
moverme en el proyecto fue al momento de que fue el coloquio, que, aunque no
pude participar de la manera en la que hubiera querido preparé el siguiente texto
que da cuenta de mi experiencia con el proyecto y, principalmente, de este andar
con los usuarios con los que he tenido la oportunidad de trabajar estas últimas
semanas.
¿Qué es la locura? Posiblemente es la pregunta central que nos convoca, que nos
mueve a compartir este espacio. ¿Qué es la locura? Nos preguntamos y
perseguimos las posibles respuestas dentro de las definiciones que no reflejan
más que la imposibilidad. ¿De qué hablamos cuando hablamos de locura? ¿de
vulnerabilidad, movimiento o destrucción? Delirio incesante, realidad perturbada,
alienación, creación, explosión… rizoma. Psicosis perpetua y delirante. Pero
quizás también deberíamos preguntarnos ¿qué de la locura hay en mí?, ¿qué de
la locura me mueve?, ¿Qué de la locura habita en mí? No es casualidad estar
aquí, es decir, compartir este interés. ¿Qué es la locura para mí y por qué ello
hace que escriba y escriba aunque las palabras se escapen y no alcancen ni una
pizca de todo aquello que quiero expresar?
“Loca”, “loco”, “locos”, “es una locura” escucho decir a menudo para designar un
valor, un adjetivo para hacer referencia a algo o alguien que actúa o se comporta
de manera diferente, “que hace locuras”. Pero… ¿Qué queremos decir realmente
cuando decimos estas palabras?, ¿a quién nos referimos?, ¿quién es el loco, los
locos? Mi respuesta a estas preguntas hace un par de meses hubiese sido “todo
aquél que padece un conflicto psíquico” o “aquellos sujetos que han sido
despojados de su condición de sujetos y subjetividad” ahora pienso “qué grave
error” y agregaría las siguientes preguntas: ¿Por qué no nombrarla simplemente
así “locura” ?, ¿por qué no aceptar simplemente este derecho a la locura, a ser un
loco por la vida? Ser un cuerpo sin órganos, un cuerpo mutante.
Todo lo que se sale de la norma es considerado como una locura y el que hace
locuras es un sujeto que no está en sus cabales. Sólo se piensa en “curar” la
locura pero la cura nunca ha sido la vía. ¿Entonces cuál? El movimiento, los
dibujos, la fotografía, caminar, volar, danzar.
Haciendo crecer raíces con nadie me verá llorar, novela de Cristina Rivera Garza,
¿Cómo se llega a ser fotógrafo de locos?, ¿Qué lo convierte a uno en un fotógrafo
de locos? Quizás sea tan complejo como preguntarse qué lo hace a uno ser un
loco por la vida. No sólo basta con mirar a través del lente, hay que ver al otro…
“te veo”. Te veo en movimiento, te veo ser…
¿Qué es la locura?
Recorrer, caminar, vivir ese espacio
esos pasillos
esas paredes.
Es la noche
y las pesadillas que tengo
el sueño en donde por fin lo consigo: estar en la bañera desangrándome y
pensar: “La vida no vale nada”.
Es dejarme ir.
Subir a la nave, a la canoa.
Libertad...
En cuanto a mis objetivos y metas alcanzadas puedo decir que mi meta central y
la más importante fue cumplida satisfactoriamente. La razón por la que me
interesé de primer momento por el proyecto fue por querer formar parte de esta
experiencia, de crear y moverme en mi propia experiencia de eso que llamamos ir
al psiquiátrico.
¿Qué fue lo que yo quería? Fuga, fuga de ideas, fuga de sentires, fuga de
experiencias. Aprender a ver “Qué tipo de mundo imposible somos todos nosotros”
(Rivera, 2016, p. 18) y dejarme ir, darle paso a la espontaneidad y dejarme
sumergir en todo un viaje de los sentidos con estos cuerpos. Fue acompañar a
cada uno de ellos abrazando su singularidad sin un a priori.
7. RECOMENDACIONES
Realmente no tengo alguna recomendación por hacer. Quizás sólo algunas
cuestiones que tienen que ver con la organización dentro de las actividades que
se llevan a cabo pero de manera general creo todo está bien.
8. BIBLIOGRAFÍA
Maupassant, G. “El Horla”. Disponible en :
http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa
%C3%B1ol/Guy%20de%20Maupassant/El%20horla.pdf Consultado: 16 de
diciembre de 2021.
Millet, K. (2019), “Viaje al manicomio”. Editorial Planeta. Barcelona.
Preciado, P. (2020), “Yo soy el monstruo que os habla. Informe para una
academia de psicoanalistas”. Anagrama, Barcelona
Rivera, C. (2016), “Nadie me verá llorar”. Editorial Planeta. México.