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TRABAJO INTEGRADOR FINAL

AGRUPACION VECINOS DE LA BOCA

Trabajo Social Comunitario III


Integrantes:
Mastrorilli Valentina
Morán Iván
Decinedie Nazaire Mylidesa
Docentes: Pablo López Fiorito, Omar Zanarini
1°C - 2022
Índice
Objetivo.................................................................................................................................................. 3
Introducción .......................................................................................................................................... 4
Desarrollo .............................................................................................................................................. 5
Conclusión ........................................................................................................................................... 15
Bibliografía .......................................................................................................................................... 17
Anexo: Entrevista a Lucía Arellano .................................................................................................. 18
Objetivo

En el presente trabajo vamos a discutir y analizar la experiencia que hemos vivido


junto a la agrupación Vecinos de La Boca, con la cual hemos hecho un recorrido del barrio y
una serie de entrevistas a sus miembros.

La idea de este trabajo es poner en perspectiva lo que hemos podido ver junto a la
agrupación y analizarlo en el marco teórico que hemos trabajado a lo largo del cuatrimestre
en Trabajo Social Comunitario III, de esta manera realizando un trabajo que integre todo lo
que hemos aprendido en el cuatrimestre.
Introducción

La agrupación Vecinos de La Boca es una de las muchas organizaciones sociales


actualmente activas en el barrio de La Boca, la cual milita por una realidad más equitativa,
justa e inclusiva para el barrio. Su origen se remonta a la crisis económica del año 2001, la
cual hizo que muchos de los vecinos se empiecen a reunir en la Plaza Matheu y en la Iglesia
San Pedro para tratar la problemática de la vivienda y para realizar actividades de ayuda
social en el barrio. Poco tiempo después fueron mutando hasta lograr convertirse en un
“espacio social para la educación” en el barrio de La Boca, ya que creen firmemente que es
una “herramienta esencial para el progreso” (Emiliano, comunicación personal, 8 de junio de
2022). Hoy en día, Vecinos de la Boca conforman un merendero y también dan apoyo escolar
y talleres para chicos entre cinco y catorce años. Este año, nuestra universidad ha tenido el
privilegio de poder trabajar con ellos por primera vez; y mediante esta vinculación, hemos
podido conocer gran parte de su rica historia, de las valiosas actividades que hacen y de los
carismáticos y laburadores miembros que integran esta agrupación.

El pasado 24 de mayo de 2022 fue la primera vez que tuvimos contacto con la
agrupación Vecinos de la Boca, día en el cual hicimos un recorrido del barrio y de las sedes
de la agrupación; y al final del recorrido, incluso tuvimos la oportunidad de hacerle un par de
preguntas a Emiliano Acosta, uno de los mayores referentes de la agrupación. Durante este
intercambio, aprendimos una valiosa cantidad de información acerca de la agrupación, de sus
iniciativas, de su forma de manejarse y de su historia, así como de la historia del barrio de La
Boca. Luego, el día 8 de junio de 2022, nos volvimos a acercar a la agrupación, esta vez para
entrevistar a Lucía Arellano, una de las referentes de apoyo escolar de los Vecinos de La
Boca. De esta entrevista obtuvimos más información todavía, especialmente acerca del apoyo
escolar y de las vivencias de los miembros de la agrupación, la cual ha resultado ser
completamente provechosa para nosotros, por lo que la usaremos exhaustivamente a lo largo
del presente trabajo.

A partir de toda esta información que hemos podido recolectar durante nuestros
intercambios con la agrupación Vecinos de La Boca, vamos a poner en perspectiva todo esto
que hemos podido aprender de ellos a partir del marco teórico que hemos venido trabajando y
desarrollando clase a clase durante este cuatrimestre, de esta manera realizando un análisis
bastante completo sobre el accionar de la agrupación dentro del barrio de La Boca, sobre las
dificultades que enfrentan, y sobre la historia y el presente del barrio mismo.
Desarrollo

Durante nuestra cursada en Trabajo Social Comunitario III, nosotros hemos aprendido
que:

Lo que llamamos aprendizaje en movimiento no es otra cosa que un aprendizaje


devenido de la experiencia de lucha y resistencia de los movimientos populares. Una
pedagogía situada en la experiencia de la piel (..) un aprendizaje que se asume desde
el cuerpo y desde lo vivido; una praxis que se despliega en un contexto de acción
concreto, es decir, en el territorio, donde cobran vida las dinámicas de poder, los
procesos de dominación, oposición, resistencia y contrahegemonía. (Garaño I.,
Harguinteguy F., 2019, pp. 149-150)

Este enfoque de aprendizaje en movimiento es entonces el que hemos aplicado al


vincularnos con la agrupación Vecinos de La Boca, ya que efectivamente hemos ido al
territorio a desarrollar un aprendizaje de la experiencia de lucha y resistencia de esta
agrupación. Así, podemos reconocer que los diferentes encuentros que tuvimos con los
miembros de Vecinos de La Boca nos permitieron desarrollar un aprendizaje mucho más
enriquecedor; fueron experiencias de aprendizaje mucho más valiosas que lo que se hubiese
podido trabajar puertas adentro de la facultad. Y esto, el poder acercarnos al territorio y
vincularnos directamente con los miembros de la agrupación, nos permite desarrollar una
construcción dinámica de saberes más diversos, lo cual a su vez nos permite tener una mejor
comprensión de las luchas y problemáticas sociales.

Entendiendo al territorio desde la perspectiva que plantean Garaño y Harguinteguy


(2019):

El territorio no es un espacio vacío, homogéneo, un mero recipiente, sino que, por el


contrario, es un espacio creado y recreado en forma permanente, cargado de
significación cultural que posibilita dar orden, sentido y lógica a las relaciones
sociales. (…) Allí, además, se disputa continuamente el sentido de dichas relaciones.
Desde diferentes perspectivas de la teoría social (…), hay consenso en concebir al
territorio como el espacio en el cual los pueblos producen, reproducen y disputan
sentidos y relaciones sociales. (p. 153)
Es por eso entonces que tenemos que crear un espacio de diálogo con los sectores que
viven en el territorio, ya que estos sectores populares están continuamente produciendo,
reproduciendo y disputando sentidos y relaciones sociales que nos podrán ser de gran utilidad
a la hora de construir un proceso de aprendizaje más rico y diverso. De esta forma, al
vincularnos con el territorio, por ejemplo, se nos permite comprender de mejor manera como
encarar las diferentes problemáticas sociales que existen y poder interpretar las situaciones
desde otro lugar al que no estamos acostumbrados, poniéndonos en las zapatillas de personas
que tienen puntos de vista muy distintos a los nuestros.

En palabras de Garaño y Harguinteguy (2019): “Es allí, pues —en el territorio—,


donde consideramos que acontecen procesos de enseñanza y aprendizaje significativos, que
en muchas ocasiones desbordan lo planificado por lo que la reflexión sobre esa práctica es
ineludible” (p. 151). Desde nuestra universidad y desde Trabajo Social Comunitario en
específico, revalidamos entonces el compromiso con el acto de construir un vínculo con el
territorio para así poder crear procesos de enseñanza y aprendizaje mucho más significativos.
Y estos procesos no son estructurados, no están sujetos a una planificación hermética, sino
que son orgánicos, espontáneos, y se van desarrollando de forma particular para cada uno de
nosotros. Eso es lo bello de la propuesta de aprendizaje en movimiento, que es personal para
cada uno y que nos deja enseñanzas distintas a todos. Tal y como dicen Ávila Huidobro,
Elsegood, Garaño y Harguinteguy (2014):

Aprender en movimiento implica vincular los procesos de aprendizaje a las


experiencias de transformación social en el territorio e involucrarse con dichos
procesos y con las organizaciones populares que los protagonizan como una manera
de viabilizar espacios de construcción colectiva de conocimiento. (p. 57)

Y es eso mismo lo que hemos hecho durante esta cursada: hemos vinculado nuestro
proceso de aprendizaje con el territorio. Poder entender que el territorio está formado por
lazos sociales, que el barrio habla, desde las situaciones que se dan en la vereda, los lazos
sociales, el espacio público, las paredes, los murales, las construcciones; son la forma en que
el territorio deja ver su historia y su presente. Durante nuestro recorrido, sumado a los relatos
de los miembros de la organización, además pudimos comprender mejor cómo es vivir en el
barrio y cómo se sienten sus habitantes con su realidad actualmente; y pudimos comprender
mejor algunas de las vivencias de las clases populares que son descriptas en las obras de
Adamovsky (2012). En sus palabras, “no existe un mismo grupo popular uniforme que haya
atravesado la totalidad del período de nuestra historia. Por el contrario, se trata de un
conjunto múltiple y heterogéneo de grupos sociales que, sobre todo al principio, estuvieron
más bien fragmentados” (p. 11). Y es eso mismo lo que vemos acá, donde tenemos una gran
variedad de grupos que conforman el barrio de La Boca, históricamente incluyendo a muchos
inmigrantes de distintos países.

Hoy La Boca sigue siendo tan diverso como en ese entonces, con distintos tipos de
problemáticas que enfrenta el barrio y algunos de sus sectores populares; y como también nos
dice Adamovsky (2012): “No se puede entender a las clases populares de la Argentina actual
sin tener en cuenta los procesos a través de los cuales diferentes grupos humanos se fueron
haciendo parte (…) de una misma sociedad” (p. 12). Por eso es que fue tan importante el
recorrido que hicimos con Emiliano, porque de él aprendimos muchísimo respecto a la
historia del barrio, no sólo de la organización. Y eso fue fundamental para poder poner en
perspectiva lo que vivimos durante el recorrido y durante la entrevista con Lucía. Para
Adamovsky (2012):

Privadas de la posibilidad de definir cómo se organiza la vida en sociedad (…), la


realidad de las clases populares se encuentra cruzada por diferentes situaciones de
explotación, opresión, violencia, pobreza, abandono, precariedad o discriminación.
Pero también por ello son suelo fértil para experiencias de comunidad, de solidaridad
y de resistencia que con frecuencia dan lugar a una intensa creatividad cultural e ideas
alternativas. (p. 13)

En efecto esto es lo que nos contaron Lucía y Emiliano: estas problemáticas todavía
están presentes, y la desigualdad y la injusticia siguen haciendo ecos en la historia de la
Argentina. Pero también es en los sectores populares donde la comunidad se junta para
realizar esfuerzos de solidaridad y resistencia, tal y como lo demuestra la agrupación Vecinos
de La Boca y los cientos de organizaciones sociales que también existen en el barrio y que
colaboran entre sí. Lucía, por ejemplo, nos contó mucho sobre algunas de las problemáticas
que enfrentan las clases populares en La Boca y cómo ellos en Vecinos de La Boca se juntan
y se organizan para ayudar, para dar lugar a una intensa creatividad cultural como decía
Adamovsky (2012). Para Lucía, un problema importante es que muchas de las enseñanzas
“cotidianas” que tendrían que se aprendidas en las casas muchas veces no son adoptadas. Ella
nos explica que:
No pasa por una cuestión de una familia de pocos recursos, hay familias de un montón
de recursos y como que viniste al mundo y es como [que les dicen] ‘bueno hazte, yo
ya hice lo suficiente, y sé’. Creo que es una crítica que viene ya mismo hasta de la
escuela, que es como [que] la comunidad educativa somos todos, somos las
autoridades, los chicos, las maestras, los maestros y las familias, porque uno no puede
agarrar y decirle [a la familia] ‘necesitamos que Pirrito venga con el delantal limpio’,
como que eso ya tiene que estar como instaurado o naturalizado en la familia, porque
es un cuidado que el niño si no lo traduce como [diciendo] ‘bueno, esto es normal, yo
ando por la vida así’. Y es como que no saben, nadie nace sabiendo, como que hay
que tener esa paciencia. Es como que a veces se adopta mucho como la cuestión o de
[decir] que ‘no, me lo está haciendo a propósito’ y no te lo está haciendo a propósito,
simplemente no sabe, y a la primera que se lo expliques tampoco lo va a saber.
(comunicación personal, 8 de junio de 2022)

El trabajo de las organizaciones sociales en esos casos realmente ayuda a los niños,
pero no de manera completa, porque hay un trabajo interno que les falta y que, aunque se
esfuercen en desarrollar, ese trabajo en realidad se debería enseñar en la casa, en familia. Pero
lo importante aquí es comprender que estas problemáticas tienen un bagaje importante que
proviene de la historia de la Argentina y de sus clases sociales; y que el enfoque de
aprendizaje en movimiento realmente nos ayuda a poder comprender estas problemáticas
mejor al vincularnos con el territorio y aprender de su historia, de la experiencia de las
personas que lo conforman, y de las organizaciones sociales como Vecinos de La Boca que
trabajan en él y que se enfrentan a diario con estas problemáticas.

En la obra de Boaventura de Sousa Santos (2014), también podemos encontrarnos con


dos conceptos clave que encontramos muy presentes en nuestros encuentros con la
agrupación: el pensamiento abismal y la ecología de saberes. Refiriéndonos al primero,
encontramos numerosos ejemplos durante nuestras visitas al barrio de La Boca. Lo que
caracteriza al pensamiento abismal es la definición de una línea imaginaria que divide lo
visible de lo invisible, donde “la división es tal que ‘el otro lado de la línea’ desaparece como
realidad, se convierte en no existente” (Santos, 2014, p. 31). Solamente durante nuestro
recorrido del barrio de La Boca pudimos encontrar numerosas manifestaciones de esto. De
entrada, fue impactante para algunos de nosotros el gran contraste que existía entre lo
“céntrico” y lo “periférico”: como ya hemos mencionado, nuestro recorrido comenzó en la
Av. Regimiento de Patricios, un espacio que delimita el barrio de La Boca donde había una
gran cantidad de transeúntes, negocios y tráfico; sin embargo, a medida que nos alejábamos
de esa avenida, nos fuimos adentrando en el corazón del barrio, un espacio donde había un
menor grado de actividad automovilística, de locales de venta y de gente caminando por la
calle.

Como se relató en uno de nuestros registros de campo: “Éramos turistas en una zona
donde no se hace turismo” (Morán, 2022, p. 2). Este claro contraste entre “céntrico” y
“periférico” muestra los dos lados existentes de la línea abismal: lo visible y lo invisible,
respectivamente. Uno en los medios públicos, ampliamente publicitados, no suele ver los
conventillos que pudimos ver nosotros, o conocer los problemas de las personas que están en
un estado de mayor precariedad. En cambio, te muestran los conventillos que son más
coloridos y “alegres” y que no están tan precarizados. En base a esto, tanto Emiliano como
Lucía hablaron del desfinanciamiento que existe por parte del Gobierno de la Ciudad para
con el barrio de La Boca y la gente humilde que vive en él, en materia de pensiones sociales,
de educación y de salud, entre otras cosas. Lucía, por ejemplo, nos dijo:

En ciudad hace catorce años que está el PRO (…) y vos ves cómo van desfinanciando,
cómo van acortando el presupuesto, ni más ni menos la cuota, la beca alimentaria.
Hoy te dan una galletita, una fruta, y si te inscribiste en la beca te dan un sanguchito
de jamón y queso. Si no, no te dan el sanguchito, te dan el mate cocido con leche o
chocolatada. Pero solo si te inscribís en la beca te dan el sanguchito; si no traiga
comida de su casa. (…) Son cosas que vos decís: ‘Dale, si sabes que el pibe capaz no
tiene una familia que realmente le da la importancia, capaz [de llevarle] a la escuela,
por lo menos que tenga algo en la panza y que pueda pensar’. (comunicación personal,
8 de junio de 2022)

Otro claro ejemplo es el de la educación, ya que el Gobierno de la Ciudad claramente


viene desfinanciando el sector educativo público en pos del privado desde hace un largo
tiempo. En palabras de Emiliano, “el nivel de la educación pública en la ciudad es bajísimo”
(comunicación personal, 24 de mayo de 2022) ya que la mayoría votante de la ciudad manda
a sus hijos a escuelas privadas. Ambos Lucía y Emiliano están de acuerdo en que la pandemia
agravó este problema, ya que “la alimentación en pandemia fue horrorosa (…), los pibes no
tenían nada para comer y (…) si están mal alimentados no pueden estudiar” (Emiliano,
comunicación personal, 24 de mayo de 2022). Pero eso no significa que el problema no
existiera de antes. Para Lucía:

Lo más difícil es que comprendan las consignas. Esa es la gran cuestión que viene
pasando hace tiempo y más ahora (…), y esa fue una de las grandes causantes de
empezar a abrir lo que es apoyo escolar, a hacer más taller. (…) Aquel que tuvo la
suerte o la garantía de que su familia no haya perdido el trabajo, haya tenido los
recursos económicos, tecnológicos, los servicios, un techo donde vivir; todas esas
cuestiones [necesarias] (…) para poder uno desarrollarse como una persona, un
ciudadano o ciudadana, algunos no las tienen por un montón de cuestiones, (…) [y] es
una cuestión de que los que no pudieron tener acceso a todo eso, no se escolarizaban o
no se escolarizaban correctamente. (comunicación personal, 8 de junio de 2022)

En cambio, ¿en qué sí utiliza sus recursos y su influencia el Gobierno de la Ciudad?


En la rehabilitación urbanística y social del barrio de La Boca, la cual no es otra cosa que un
intento de “desplazar a los vecinos” (Emiliano, comunicación personal, 24 de mayo de 2022)
por otros de un nivel social y económico más alto. Y esto refiere a un tema muy importante al
que hicieron referencia tanto Emiliano como Lucía: la gentrificación. Este concepto, que para
muchos de nosotros era desconocido, describe un proceso de rehabilitación urbanística y
social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino
de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto.
Lucía, por ejemplo, nos dijo:

Tenemos una ley que es la 2240 para todo lo que es la renovación urbanística
garantizada para la gente que vive en el barrio; y no, lo único que haces es gentrificar
a esa gente, o sea, sacarla, excluirla de su barrio, de su identidad. Porque acá tenés
todo, la escuela, la salita, a tus amigos, a tu familia, la plaza, tenés todo; y es como
que de un día para el otro, porque alguien vino y compró vos te tenés que ir, y es muy
fuerte [eso]. Bueno, justamente esta ley tiene un artículo que solicita que se haga el
relevamiento de todos esos lugares que se vendieron, que fueron beneficiados porque
iban a hacer un centro cultural o lo que fuere para mejorar el barrio, que lo único que
piensan es en que vengan los turistas. (comunicación personal, 8 de junio de 2022)

Todas estas cuestiones que fueron descriptas por Lucía y Emiliano están claramente
invisibilizadas, ya que no tienen una difusión masiva y ya que la gran mayor parte de la
población, especialmente afuera del barrio de La Boca, no conoce que existe esta situación.
Es más, tanto Lucía como Emiliano nos contaron que el Gobierno claramente está enfocando
sus recursos y su influencia en el turismo del barrio de La Boca, lo cual podríamos verlo
como lo “visibilizado”; mientras que los vecinos del barrio tienen que sufrir ser desplazados
de sus viviendas y de su identidad, sin ningún tipo de ley que los ampare y que, por lo tanto,
los invisibiliza. El caso de la Ley 2240 es entonces un claro ejemplo del contraste entre lo
visible, el campo del derecho moderno, y lo invisible, el territorio sin ley. En palabras de
Santos (2014):

Lo legal y lo ilegal son las únicas dos formas relevantes de existir ante el derecho y,
por esa razón, la distinción entre los dos es una distinción universal. Esta dicotomía
centra abandona todo el territorio social donde la dicotomía podría ser impensable
como un principio organizativo, ése es, el territorio sin ley, lo a-legal, lo no-legal e
incluso lo legal o lo ilegal de acuerdo con el derecho no reconocido oficialmente. Así,
la línea abismal invisible que separa el reino del derecho del reino del no derecho
fundamenta la dicotomía visible entre lo legal y lo ilegal que organiza, en este lado de
la línea, el reino del derecho. (p. 34)

¿Dónde están entonces los derechos para los vecinos más humildes de La Boca que
garanticen que no puedan ser excluidos de su barrio, de su identidad? Estos derechos no
existen, y, por lo tanto, el poder de lo legal es usado a favor del Gobierno de la Ciudad. Los
vecinos de La Boca se convierten entonces en una minoría invisibilizada ante la ley y ante la
sociedad. Ellos están del otro lado de la línea, un lado que no podemos ver desde el nuestro,
ya que:

Fundamentalmente, lo que más caracteriza al pensamiento abismal es, pues, la


imposibilidad de la presencia de los dos lados de la línea. Este lado de la línea
prevalece en la medida en que angosta el campo de la realidad relevante. Más allá de
esto, sólo está la no-existencia, la invisibilidad, la ausencia no-dialéctica. (Santos,
2014, p. 32)

Es por esto que, sin construir un vínculo, un diálogo, un espacio de construcción de


conocimiento más amplio, nos es imposible realmente comprender las problemáticas que
enfrentan algunos de los sectores populares. En palabras de Lucía: “Acá en el barrio hay
problemática de todo tipo, problemática de adicciones, problemáticas de enfermedad, tenés
problemática de ausencia.” (comunicación personal, 8 de junio de 2022). Es necesario
entonces romper con estas barreras, con esta línea invisible abismal que no nos deja ver del
otro lado, para poder realmente entender la verdadera naturaleza de alguna de estas
problemáticas. En el pasado se pensaba que las universidades tenían que “bajar a los sectores
populares para educarlos”, pero nada más lejos de la realidad, somos nosotros los que
tenemos que salir de nuestro aislacionismo occidental estadounidense, de nuestros
pensamientos de neutralidad. Tenemos que alejarnos de la Av. Regimiento de Patricios y
adentrarnos en el corazón de La Boca para comprender; y para aprender y educar, porque el
conocimiento es bidireccional, el que enseña muchas veces puede aprender mucho más de su
estudiante. Esto entonces nos muestra que la propuesta de Aprendizaje en Movimiento tiene
un valor incalculable para los estudiantes universitarios, para poder tener a nuestra
disposición una mayor diversidad de saberes. Y aquí es donde entra en juego el segundo
concepto principal de Santos: la ecología de saberes. Santos (2014) nos define que:

Como una ecología de saberes, el pensamiento postabismal se presupone sobre la idea


de una diversidad epistemológica del mundo, el reconocimiento de la existencia de
una pluralidad de conocimientos más allá del conocimiento científico. (…) A lo largo
del mundo, no sólo hay muy diversas formas de conocimiento de la materia, la
sociedad, la vida y el espíritu, sino también muchos y muy diversos conceptos de lo
que cuenta como conocimiento y de los criterios que pueden ser usados para validarlo.
(pp. 53-54)

De esta manera, acercarnos a los sectores populares permite abrir la puerta a un


abanico de nuevos conocimientos totalmente desconocidos para nosotros, los cuales podrían
probar ser incluso más efectivos que aquellos que se enseñan con normalidad en las escuelas
o universidades. Como dice Santos (2014):

En la ecología de los saberes, los conocimientos interactúan, se entrecruzan y, por


tanto, también lo hacen las ignorancias. Tal y como allí no hay unidad de
conocimientos, tampoco hay unidad de ignorancia. (…) Dada esta interdependencia,
el aprender determinadas formas de conocimiento puede implicar olvidar otras y, en
última instancia, convertirse en ignorantes de las mismas. (pp. 55-56).

Esto nos muestra que lo que se nos ha enseñado en instituciones oficiales como la
“única verdad”, concepto al que también se refiere Diego Tatián (2017) como “lengua única”,
puede ser completamente erróneo, pero se asume verdadero por una creencia ciega en la
ciencia, en el conocimiento occidental, en lo “obvio”, sin realmente aplicar un pensamiento
crítico para ver qué enfoque es realmente el más efectivo. Un claro ejemplo de esto se puede
ver con el caso del sistema de irrigación Subak de la isla de Bali:

En la década de los sesenta, los sistemas de irrigación de los campos de arroz de Bali
de mil años de antigüedad, fueron remplazados por sistemas científicos de irrigación
promovidos por los partidarios de la revolución verde. Los sistemas de irrigación
tradicionales estaban basados en conocimientos ancestrales y religiosos, y fueron
utilizados por los sacerdotes de un templo Hindú-budista dedicado a Dewi-Danu, la
divinidad del lago. Estos sistemas fueron remplazados precisamente porque se
consideraban basados en la magia y la superstición, el “culto del arroz”, como fueron
despectivamente llamados. Sucedió que su remplazo tuvo resultados desastrosos en
los campos de arroz, las cosechas declinaron más del 50%. Los resultados fueron
tremendamente desastrosos, hasta el punto de que los sistemas científicos de
irrigación tuvieron que ser abandonados y ser restablecido el sistema tradicional.
(Santos, 2014, p. 60)

Pero esto no sólo es aplicable a rituales dogmáticos, sino también a la naturaleza, a la


filosofía, a las culturas que no conocemos, y, cómo no, a los saberes populares. Es por esto
mismo que es importante mantener la mente abierta a distintos tipos de conocimientos,
incluso algunos que pueden parecer arcaicos a simple vista; y es por esto que también uno no
debe asumir que todo conocimiento que posee es una verdad fundamental, ya que el tiempo y
una mayor investigación podrían demostrar que este conocimiento es mejor olvidarlo en pos
de uno nuevo, mejor. Este enfoque es entonces el que aplicamos en Trabajo Social
Comunitario III, y eso nos permite realizar una construcción de conocimientos mucho más
rica y variada. Como para dar otro ejemplo, Lucía nos dijo:

Yo ni siquiera me considero como la seño, sino (…) [que intento que] pensemos
juntos lo que tenemos acá. Es como [que les digo] ‘vos mostrame lo que sabés, yo te
muestro lo que sé y aprendemos juntos o juntas en el mismo instante’. (comunicación
personal, 8 de junio de 2022)

Entonces, en su apoyo escolar, Lucía también utiliza un enfoque donde es importante


estar atento a lo que uno puede aprender de los niños; y esto es fundamental para que ella
pueda comprender alguno de los problemas que ellos enfrentan a diario en sus vidas, tanto en
sus casas como fuera de ellas. Y este aprendizaje de los niños es el que hace que Lucía pueda
ser tan buena profesora, porque eso le permite comprender las problemáticas que enfrentan y
pensar posibles soluciones que podrían intentar aplicar en Vecinos de La Boca para
ayudarlos. Nosotros, imitando a Lucía, entonces también tenemos que ser capaces de realizar
un aprendizaje más “horizontal”, saliendo de la burbuja universitaria a la que estamos
acostumbrados, nuestra zona de confort, para salir a buscar conocimientos mucho más
enriquecedores, experiencias mucho más transformadoras. Y es en esta propuesta en la que
Trabajo Social Comunitario está basado. Y es esta propuesta la que hemos venido trabajando
desde el comienzo de la cursada, la cual nos permitió construir un vínculo con los Vecinos de
La Boca y aprender muchísimo de sus experiencias.
Conclusión

Finalmente hemos llegado a la conclusión de nuestra aventura. Como grupo, nos


parece que esta ha sido una gran oportunidad para poder ver a una de las organizaciones
sociales de nuestro país en acción, de aprender acerca de sus experiencias, y de comprender
algunos de las problemáticas que enfrentan a diario. Todos los miembros de la organización
han sido maravillosos con nosotros; su dedicación, y su gran coraje y valor a la hora de salir a
ayudar, son notorios y son una inspiración para nosotros. Como unos verdaderos guerreros,
tomaron este importante desafío que es asistir en la educación y la alimentación de los niños
de La Boca y realmente se excedieron, cada año incorporando más y más iniciativas. Por
supuesto que la pandemia le dio un duro golpe al accionar de la agrupación, como a cualquier
otra organización social o persona en el mundo, pero nosotros no tenemos ninguna duda de
que el futuro es muy brillante para los Vecinos de La Boca y de que van a poder sobreponerse
a cualquier problema con su particular determinación y esfuerzo, pero también con mucha
empatía, simpatía y valentía.

Hoy, gracias al valioso aprendizaje que hemos podido construir durante la cursada de
Trabajo Social Comunitario y durante nuestras interacciones con la agrupación Vecinos de La
Boca, consideramos que nuestros horizontes han sido ampliados y que se ha despertado en
nosotros una chispa que algún día podría traer las llamas del cambio. En este momento tan
trascendental para nuestro país, muchos de nosotros probablemente sentimos esa impotencia
que trae saber que hay tanta desigualdad, tanta injusticia y tanta corrupción en la Argentina.
Viendo cómo hoy las grandes esferas se disputan el poder, exponiéndonos en el ínterin a la
verdad, a la mentira y a muchas palabras; nosotros sabemos que nos encontramos ante la gran
encrucijada de cómo poder resolver una situación que parece muy difícil de resolver, casi
imposible. Pero mientras muchos debaten y discuten, la agrupación Vecinos de La Boca nos
recuerda que a veces lo mejor que podemos hacer es, simplemente, empezar a ayudar. No
importa que el Estado no los apoye, no importa que las masas no estén al tanto de esto, no
importa que su titánico esfuerzo sólo afecte las vidas de unos cuantos: porque lo vale, con
mucho corazón estamos seguros que ellos van a afirmar que lo vale cada maldito segundo. Y
ese es su tesoro más preciado, el motor que cada día impulsa a sus miembros a dar más de sí
mismos, porque el cambio, ese que buscamos con tanto empeño, empieza con nosotros.

Ahora nos gustaría dejar un par de reflexiones personales a cada uno:


A mí, Iván, me ha parecido una experiencia muy interesante la que ha sido propuesta
en Trabajo Social Comunitario III. Personalmente, las dos experiencias anteriores de TSC no
me habían resultado tan atractivas, quizás por la virtualidad, quizás porque nunca llegamos a
construir un vínculo con el territorio, pero definitivamente esta experiencia ha sido muy
distinta. Poder tratar los temas de forma presencial, con un grupo que hizo esta cursada muy
llevadera en todo momento, realmente fortaleció la propuesta de los profesores, los cuales
también llevaron adelante el proceso de enseñanza y construcción de conocimiento de una
manera muy formidable. Las experiencias que pudimos vivir con la agrupación Vecinos de
La Boca también me parecieron muy lindas; poder conocer a varios miembros de la
organización, entrevistarlos y descubrir pedacitos de sus vidas fue realmente enriquecedor,
una experiencia que valoro muchísimo. Me quedo con la sangre en el ojo porque cuando
terminamos de entrevistar a Lucía, ella nos invito a quedarnos y acompañarla durante el
apoyo escolar; y la verdad ella me había contagiado toda su alegría y carisma, por lo que
tenía muchas ganas de quedarme. Pero me rompió el corazón tener que decirle que no,
porque en una hora tenía una clase y me tenía que ir corriendo; quizás algún día pueda volver
y compartir algo más personal con los chicos y con la agrupación.

Por mi parte, Valentina, estudiante de arquitectura, las visitas al barrio y los


intercambios que tuvimos con los miembros de la organización mostraron en carne propia el
lado B de los procesos de desarrollo urbanísticos que se proponen en la ciudad. Se implantan
edificios sin tener en cuenta la historia del barrio, ni como eso afectaría a sus habitantes.
Afortunadamente el enfoque de la carrera de arquitectura desde la UNDAV se propone tener
como uno de los principales factores a la hora de encarar un proyecto como este va a
repercutir en su entorno, en su barrio, en su historia, no haciéndose ajeno a lo que suceda a su
alrededor.

Desde mi punto de vista, Mylidesa como estudiante de enfermería en la undav .Durante


nuestro recorrido en la Boca lo que queria proponer a que las organizaciones mientras
aportan sus grandes colaboraciones en los otros tema que puede ser de gran ayuda a los
vecinos que enfocan también sobre la salud de las habitantes , porque la salud en general es
prioritaria, y sin ese último no podemos responder a ciertas necesidades básicas. A que
también si pueden tener acceso a un hospital en la zona en caso de urgencia que no tienen
que ir en otro lado y poder sentirse en casa.
Bibliografía

ADAMOVSKY, Ezequiel

2012. “Historia de las clases populares en la Argentina. Desde 1880 a 2003”, Buenos Aires,
Sudamericana. Introducción, capítulo 11, capítulo 12

GARAÑO, I., HARGUINTEGUY, F.

2019. “Universidad en movimiento: territorio, territorialización y praxis”. En; Elsegood, L. e


Petz, I. (Comps) Universidad en Movimiento. Curricularizar la Extensión, UNDAV
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SOUSA SANTOS, Boaventura

2014. Más allá del pensamiento abismal de las líneas globales a una ecología de saberes en
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TATIAN, Diego

2017 “La invención y la herencia”; en Córdoba, 1918: Nuevas bases para la Reforma
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ÁVILA HUIDOBRO, R., Elsegood, L., Garaño, I., Harguinteguy, F.

2014. “Universidad, territorio y transformación social. Reflexiones en torno a procesos de


aprendizaje en movimiento”, UNDAV Ediciones, Buenos Aires, Cap 3
Anexo: Entrevista a Lucía Arellano

“Soy carne de león, dale” comienza diciendo Lucía antes de presentarse,

completamente preparada para encarar una entrevista que no fue pensada de forma

tradicional. En la misma, intentamos romper un poco con el molde, con los roles

preestablecidos del entrevistador y del entrevistado, para así poder crear un espacio de

confianza y de diálogo, de esta manera permitiéndole a Lucía mostrar no sólo lo que piensa,

sino también su personalidad tan alegre con la que enfrenta día a día el gran desafío de dar

apoyo escolar en la agrupación Vecinos de La Boca.

Sin más preámbulos, ella comienza presentándose: “Mi nombre es Lucía Arellano.

Tengo treinta años”. Una alegre risa sale de ella y continúa: “Y estudio para hacer de profe de

primaria en el normal cinco, Barracas. Descubrí la vocación acá en el merendero, en Vecinos,

porque anteriormente estudiaba para odontología. Soy técnica protesista y después continué

los estudios hasta que llegué a este bendito lugar hermoso”. Vuelve a reírse con mucha

alegría y prosigue explicando la forma en que llegó a este lugar: “Siempre fue como una

cuestión de pensamientos y [de] un montón de cosas, de mi familia, de mis amigas, gente que

me rodea; que fue como [que dije] ‘bueno, algo quiero hacer y quiero hacer y quiero hacer’.

Hará como cuatro años, más o menos cinco años, que venía con esa cuestión hasta que me

decidí y justo, bueno, entre amigas, [ya que] justo una amiga había empezado acá. Ella

también es hermana de uno de los chicos de acá, de uno de los compañeros de acá, de Emi,

que les hizo [el recorrido] a todos y todo eso.”

Respondemos afirmativamente recordando el recorrido que hicimos con Emiliano,

referente de la agrupación, y ella entonces continúa explicando: “Así es que nada, yo llegué

más o menos acá al barrio, porque encima yo en ese entonces vivía en Balvanera, y llegué acá

más o menos como en 2018. Llegué así, como con esa idea de ayudar, más que nada: si
necesitan que alguien acomode las cosas, acomodo; limpiar, lavar, lo que sea. Venía en ese

sentido, en ese plan, y también en un plan de (…) curar viejas heridas (…). La verdad que ni

bien llegué acá al espacio fue como [que] me sentía en casa”. Una risa vuelve a interrumpir

su relato mientras recuerda felizmente la forma en que la recibieron y luego prosigue: “Fue

esa sensación, fue más lo que me dieron a mí que lo que yo me llevé en ese mismo

intercambio, en ese primer día; y después, fue como que creo que yo también después de ese

día no pude parar, fue como que todos los días [venía] y a veces ni siquiera la leía, era como

[que decía] “bueno, no importa, vengo” (…).

Nosotros la interrumpimos para preguntarle espontáneamente: “¿Es como que

descubriste tu vocación a partir de venir acá?”

Y Lucía nos contesta con la misma espontaneidad: “Sí, sí, en ese momento todavía ni

siquiera daba el apoyo escolar yo. O sea, fue como muy sorpresivo, porque estábamos

haciendo una especie de reunión y justo vino una adolescente, que estaba en segundo año,

ahora ya se debe haber recibido esperemos; y nada, que tenía que hacer ecuaciones de

segundo grado, y yo [justo] lo tenía fresco al asunto. Me senté y como que lo empezamos

más a charlar, más que decirle ‘no, pero vos tenés que hacer así y asá’. Fue como que [me

dijeron] ‘che Chiqui, vos tenés que dar apoyo escolar’. [Y yo respondí] ‘ehhh sí, bueno, no

sé, bueno, probemos’. Y como que fue todo (…) creciendo [mucho]. Yo ni siquiera me

considero como la seño, sino (…) [que intento que] pensemos juntos lo que tenemos acá. Es

como [que les digo] ‘vos mostrame lo que sabés, yo te muestro lo que sé y aprendemos juntos

o juntas en el mismo instante’; como que se va desarrollando”.

Acá volvemos a interrumpirle diciéndole “si, es como [algo] mutuo [lo que hacen]” y

ella nos responde “Exacto, y bueno [eso] fue como creciendo así hasta la actualidad”. Acá se

detiene para reírse un poco amargamente, recordando todos los problemas que siguen
enfrentando por la pandemia. Inmediatamente hace referencia a eso, con un tono mucho más

serio: “Con todo el tema de la pandemia era complicado porque nosotros tuvimos que cerrar

sí o sí, porque teníamos mucho contacto directo. Y recurrimos más a lo asistencial

claramente, a toda la familia y a más [personas] todavía, porque ni siquiera asistimos sólo a la

familia de los chicos y las chicas que venían, sino que de toda la cuadra o quizás más, a la

manzana. Y nada, era como [que les decíamos] ‘bueno, ¿cómo vienen con la escuela?

¿necesitan que les imprimamos algo? ¿algo que no entienden?’. En un momento hasta incluso

habíamos pensado hacer (hicimos, es más, todos los compañeros y las compañeras), [cuando]

estábamos con los talleres [y] con el apoyo escolar, una especie de protocolo, [pero] después

vino la segunda ola y así como que tuvimos que volver a foja cero. Y habíamos hecho

horarios, burbujas; comprado barbijos, las máscaras; de todo, estábamos muy en ese plan.

Pasa esto [la segunda ola] y dijimos ‘bueno, hacemos virtual, que nos llamen’. Bueno, pero

aquel que [quizás no] tiene conectividad y [que pasaba] toda la misma cuestión que se

relucían los mismos problemas que en la escuela había y hoy hay también. Entonces era

como siempre tratar de encontrar la manera. Y nada, cuando te venían a retirar quizás el

bolsón era como [que les decíamos] ‘Toma, te doy lo que necesitas, esto, lo otro, ¿cómo

vienen? Pero no se olviden: me llaman, me escriben, me mandan una foto’.”

Pasamos a otro tema y le hacemos una nueva pregunta: “Comentaste un poco ahí que

dabas ecuaciones, que empezaste dando ecuaciones, ¿qué otros temas o materias son las que

dan en el apoyo escolar? ¿Los chicos que vienen están cursando educación primaria en

escuelas públicas o en secundaria también? ¿Y cómo es el nivel además en las escuelas (y al

darte cuenta vos al ayudarlos en el apoyo escolar) y qué es lo que ustedes hacen como para

tratar de incluso mejorar el nivel?”

Pensativamente, ella nos responde: “El público generalmente que atendemos acá, en

general, no solo para el apoyo escolar, varía entre cuatro y cinco años hasta doce, catorce
[años], [que] creo que es lo más grande que estuvo viniendo. Si bien seguimos teniendo

relación con otros niños y niñas que pasaron por el espacio, que hoy son jóvenes, ni siquiera

adolescentes, son jóvenes que son hermanos de chicos y chicas que vienen acá. Bueno, igual

ahora hubo bastante recambio porque antes estábamos a tres cuadras que ahora en este nuevo

[lugar]. Entonces como [que] son nuevas caras, nuevas familias, nuevo todo, pero sigue

siendo el mismo barrio, siguen siendo los mismos chicos, algunos que otro se conocen de

[decir] ‘ah vos vas a tal escuela, él viene a mi escuela de otro grado’ y como que se tienen

todos vistos. Quizás no, no son tan conocidos, pero bueno. Lo que más damos es matemática,

pero eso porque es de cajón y porque yo en mi experiencia creo que, si bien es lo que a veces

cuesta, al toque que la cazan, ya está. Entonces los chicos lo primero que te piden en apoyo

escolar es tipo ‘ay haceme multiplicaciones, divisiones’, bueno divisiones no tanto, pero

sumas, restas y multiplicaciones de cajón y es como [que les digo] ‘bueno, dale, te hago eso

si querés’, pero con un problema de comprensión [me respondían] ‘no, no quiero, no sé

qué’.”

Lucía continúa entonces: “Lo más más difícil es que comprendan las consignas. Esa

es la gran cuestión que viene pasando hace tiempo y más ahora, después de pandemia, o

bueno en endemia, no sé. Y esa fue una de las grandes causantes de empezar a abrir lo que es

apoyo escolar, a hacer más taller, o sea, [a] seguir con el apoyo escolar claramente más fuerte

después de la pandemia. Pero el gran problema que nosotros teníamos dando apoyo escolar

era [decirles] ‘bueno, séntate y léeme qué tenés que hacer’. [Y me responden] ‘No, no sé leer.

No, no entiendo, no’.”

Nosotros ahí la interrumpimos con una reflexión: “Claro, era como una negación [lo

que hacían].”
Y Lucía rápidamente nos responde: “Exacto, y es como [que les decía] ‘yo para poder

ayudarte, para que vos puedas también saber qué tenés que hacer y no entrar en

desesperación, tenés que leer y escribir no solamente [de forma] oral’. Entonces, era

[decirles] ‘bueno, ¿qué hacemos?’ y yo justo empecé a cursar una materia en la facultad, que

es práctica social del lenguaje, que justamente hablábamos sobre el primer ciclo que es

primero, segundo y tercer grado. Hoy los que están en tercer grado son los que empezaron en

pandemia primer grado. Aquel que tuvo la suerte o la garantía de que su familia no haya

perdido el trabajo, haya tenido los recursos económicos, tecnológicos, los servicios, un techo

donde vivir; todas esas cuestiones [necesarias] que hoy para poder uno desarrollarse como

una persona, un ciudadano o ciudadana, algunos no las tienen por un montón de cuestiones.”

En este punto pierde temporalmente el hilo de lo que estaba diciendo, posiblemente

desconcentrada por el ringtone de un celular, pero luego continúa: “Es una cuestión de que

los que no pudieron tener acceso a todo eso, no se escolarizaban o no se escolarizaban

correctamente. O sea, hoy que tenés a alguien en el tercer grado se supone que tiene que

[poder] leer, escribir y comprender. Y no sucede eso. No sucedía antes de la pandemia. Han

venido chicos y chicas que estaban en quinto grado y que estaban en la misma situación que

hoy en día tenemos, la misma problemática. No pasa [por] haber una pandemia, pasa por un

desfinanciamiento hacia la educación que viene pasando hace mucho tiempo acá en ciudad,

en nación también, no tanto [quizás]; pero acá en ciudad hace catorce años que está el PRO

acá, con Macri y con Larreta, y vos ves cómo van desfinanciando, cómo van acortando el

presupuesto, ni más ni menos la cuota, la beca alimentaria. Hoy te dan una galletita, una

fruta, y si te inscribiste en la beca te dan un sanguchito de jamón y queso. Si no, no te dan el

sanguchito, te dan el mate cocido con leche o chocolatada. Pero solo si te inscribis en la beca

te dan el sanguchito; si no traiga comida de su casa.”


Acá la interrumpimos brevemente para darle la razón: “claro, encima un sanguchito

[nada más]”, y a partir de eso ella prosigue con la idea: “Son cosas que vos decís: ‘Dale, si

sabes que el pibe capaz no tiene una familia que realmente le da la importancia, capaz [de

llevarle] a la escuela, por lo menos que tenga algo en la panza y que pueda pensar’. O sea, es

como esa cuestión. Acá en el barrio hay problemática de todo tipo, problemática de

adicciones, problemáticas de enfermedad, tenés problemática de ausencia. Uno dice ‘son tan

chicos’. Pero también la realidad es como que no le importa la edad que tiene. Es como [que

les dicen] ‘esta es la realidad que vos tenés’. O sea, sí es la realidad capaz que le toca, pero

[hay que] darle otras herramientas para poder confrontarlas. Hoy que vengan a mi espacio, yo

prefiero que vengan acá dos horas, no importa si es en apoyo escolar o no, la verdad no les

voy a mentir. O sea, creo que a cualquiera de nosotros, o al menos a mí, me ha pasado de que

si me dan a elegir entre jugar y hacer la tarea, me pongo a jugar. Este lugar es medio como

una escuela en todo sentido y es como el espacio en el que socializas, ves gente que capaz no

va a la misma escuela que vos pero es del barrio, te dan algo caliente, te dan algo de comer, te

ayudan, te dan cariño. Porque también es eso: alguien que se sienta que no es ni tu madre ni

tu padre, bueno padre”. Lucía se ríe acá, haciendo clara alusión a lo poco presentes que están

los padres, y luego sigue: “madre, abuela, abuelo, lo que sea, que no es nada tuyo y que

venga y se siente acá al lado tuyo a [decirte] ‘che bueno qué hay que hacer, qué te faltó

terminar en la escuela’. Eso es cariño, y los chicos lo re entienden y te lo devuelven de acá a

la China, a veces con berretín y esas cosas. Pero son chicos, ¿quién no tuvo esa edad?”

Se detiene momentáneamente para reírse alegremente pensando en los chicos y luego

reflexiona: “Hay cosas que en los libros no aparecen, yo [me doy cuenta] más ahora

estudiándolo, a veces tengo como esas controversias porque voy como haciendo lo teórico y

lo práctico al mismo tiempo y es como [que decimos] ‘está bien, en algún momento nos toca

ser adultos’. Pero como esa picardía de cuando uno era pibe, es como mi arma más secreta de
poder relacionarme y vincularme con un niño o con una niña, es como que [les digo] ‘Sos

persona, tenés voz y voto y tomas decisiones, problemas chicos, problemas de chico,

problemas chicos’. Entonces, como [que] tenemos un grupo adolescente que anteriormente

eran todo de niñas y hoy tienen doce, trece años y yo la verdad no me gusta que anden por la

calle. O sea, yo me les pongo a hablar y les digo ‘fíjense, no entren a la casa de nadie por más

de que vayan con, no sé, con una amiga, esto, lo otro’. O sea, que entiendan de que estamos

en una época que es jodida, que siempre fue jodida. Si bien uno a esa edad capaz no toma

conciencia totalmente, pero [haciendo énfasis] con esas cuestiones de [decirles] ‘no pienses,

no hables con nadie, no se metan a la casa de nadie’. La cuestión también de la falta de

presencia de madres y padres es recurrente, porque, si bien vienen acá, yo no les quiero decir

‘no, vayánse porque no los vienen a buscar’. No, [les digo] ‘vengan, quédense, por lo menos’.

Pero nada, es como llamar a la mamá y [que te reclame] ‘no, que se venga porque no sé qué;

no, no la puedo ir a buscar’.

En este punto volvemos a interrumpirla con otra reflexión: “[Entonces] es como un

acompañamiento en todo sentido, no sólo escolar [sino que] es como integrar todo más o

menos.” Y ella nos responde con su punto de vista: “No, es todo, todo, todo. Yo sé que desde

mi lugar no les resuelvo, pero sé que sí, de alguna forma u otra, estoy como dándoles algo

más profundo y que es como [que] yo te pongo mi confianza de que vos vas a poder. Es como

que alguien confíe [en ellos], o que alguien les de ese aliento, ese cariño; los acobije, porque

yo y todos los que estamos acá (porque es esa la realidad, cada uno desde su lugar, desde su

experiencia de vida, de conocimiento, de todo) hace como ese abrazo a la niñez. Es como

[que pensamos] ‘vos sos niña y niño y tenés que transitar esa etapa, ese momento, como tal,

no siendo adulto, responsable de vos mismo, pero tenés 12 años al mismo tiempo, o menos’.

Es como todo un trabajo”. Una risa vuelve a interrumpirla, quizás para romper con ese

momento tan serio, pero rápidamente continúa, con un tono más alegre y con más risotadas:
“[Es] re fuerte, pero sé que a la larga es como que por lo menos se va a acordar de mí

[diciendo] ‘viste la loca esa que antes, te acordás de…’ Y si, [terminas siendo] como esas

personas que uno se acuerda, [como] maestros o profesores que [decís] ‘uh este profesor me

re alentaba y me decía y no sé qué’, y siempre como encontrando el lado positivo, cuando

todos estamos muy construidos para echarnos para abajo, generalmente, y siempre viene

alguien y te dice ‘che no, vos [podes], y tal cosa’, y eso a uno le suma más que todo lo malo

que pueda pasar. Vengo con esas de todas las semanas.”

Termina de explicarnos este punto de vista con otro alegre estallido de risas, antes de

que prosigamos con otra pregunta: “¿Vos cuándo venís? ¿Qué horarios estás acá?”

Luego de recomponerse rápidamente, nos responde: “Yo vengo miércoles de 17:30 a

19:30. Al principio antes de mudarnos estaba haciendo un taller de lectura y escritura,

estábamos leyendo El Principito, obviamente no es un libro como el mejor para un primer

ciclo, pero como tenemos un pluriaula, que tenés todos los grados a veces, es como difícil

decirles ‘bueno, vamos a leer este libro que tiene solo oraciones y muchas imágenes’, que

más para el primer ciclo es [para] alguien de once, doce, o diez años. Entonces fue como

bueno El Principito está bueno porque aparte de eso tiene un mensaje, aparte de eso tiene

imágenes, a partir de eso tiene muchas cuestiones o muchas palabras que se repiten. Uno

puede alfabetizar desde ese punto, entonces era como [que dijimos] ‘bueno, dale’. O [también

nos pareció bueno] hacer juegos también, o sea, jugar al ahorcado o jugar al dígalo con

mímica, o inventar un juego mismo (…). Yo debería planificar más, pero es como que en un

punto planifico ciertas cuestiones muy estructurales y después como bueno, a ver qué sale

ahora.” Nosotros en este punto aportamos nuestras propias reflexiones: “Es como se va

dando” y “Claro, es difícil con los chicos [tan] chiquitos.”, a lo cual ella nos responde “Sí,

todo es complejo, pero se va dando, es como la cintura [de] que cada uno lleva su día

conforme a hasta donde uno puede. Entonces me han pasado así también de irme muy
frustrada a veces como diciendo ‘no, no hice nada’, que no surgió nada y [que] no les estoy

ayudando.”

Entre risas, continúa: “Ahí [me doy con el] látigo porque la religión te deja esa

cuestión, perdón si alguien en eso es muy religioso, pero es como [que digo] ‘bueno, fue mi

culpa’.” Luego, vuelve a ponerse seria para decir: “Entonces los chicos también como que

están muy predispuestos, es como [que] ha pasado veces que [me dicen] ‘seño, tengo que

hacer este trabajo que era para entregarlo anteayer, pero hoy estás vos’ y es como [que les

respondo] ‘Bueno, no importa. Lo tenías que entregar ayer, nos sentamos igual, ¿de qué se

trata el trabajo? Bueno, veámoslo’ [entonces estamos con] el celular fijándonos, buscando

información porque traen la carpeta, no los libros o te traen los libros y no la carpeta, o te

dicen que tienen que hacer cosas y no traen la mochila. Entonces es como [que digo] ‘bueno

dale, vamos, vamos, vamos’. Es todo el tiempo medio así, pero también es la dinámica para

uno empezar a ponerle orden al mismo desorden. Entonces vos le vas como enseñando:

‘Bueno, en la carpeta tenés que poner separadores; bueno, no sé, qué día tenés que entregar

tal cosa’, como ir como anotando esas cuestiones que a veces son muchas cosas que se tienen

que dar en la casa, pero no, no sucede.”

En este punto para para pensar bien qué decir y finalmente aclara: “Esto lo voy a dejar

en claro: No pasa por una cuestión de una familia de pocos recursos, hay familias de un

montón de recursos y como que viniste al mundo y es como [que les dicen] ‘bueno hazte, yo

ya hice lo suficiente, y sé’. Creo que es una crítica que viene ya mismo hasta de la escuela,

que es como [que] la comunidad educativa somos todos, somos las autoridades, los chicos,

las maestras, los maestros y las familias, porque uno no puede agarrar y decirle [a la familia]

‘necesitamos que Pirrito venga con el delantal limpio’, como que eso ya tiene que estar como

instaurado o naturalizado en la familia, porque es un cuidado que el niño si no lo traduce

como [diciendo] ‘bueno, esto es normal, yo ando por la vida así’. Y es como que no saben,
nadie nace sabiendo, como que hay que tener esa paciencia. Es como que a veces se adopta

mucho como la cuestión o de [decir] que ‘no, me lo está haciendo a propósito’ y no te lo está

haciendo a propósito, simplemente no sabe, y a la primera que se lo expliques tampoco lo va

a saber. Es como una cuestión de repetición y de una constancia tal que en algún momento sí

lo va a adoptar, lo va a automatizar, pero hasta que llega ese momento es como [que] no

pierdas los estribos porque nos vamos un pique con los músicos del Titanic.” Se ríe y

concluye: “Perdón, yo hablo y hablo” como queriendo decir que no se guarda nada, no sólo

que habla por hablar.

Continuamos entonces con otra pregunta relacionada al apoyo escolar: “Si un chico o

una chica no puede venir al apoyo escolar, ¿qué hacen ustedes en ese caso? ¿Se mueven para

hacer el esfuerzo que el chico pueda venir acá o qué hacen?”

Lucía nos responde: “Sí nos ha pasado de que no pueden venir por una cuestión de

que no las pueden venir a retirar. Es muy difícil [y] obviamente nosotros entablamos siempre

con la familia, tratamos de [hablar con] alguien responsable, ni siquiera de una cuestión de

sangre, puede ser un tutor, tutora, lo que sea. Y estamos como en esa cuestión de [decirles]

‘Bueno, yo no tengo problema’, y a veces los chicos más que nada vienen solos o vienen

acompañados, pero la gran cuestión en este caso es que los vengan a buscar. Ya nos ha

pasado la [semana] anterior que yo me tuve que ir para otro lado a llevar a dos nenas y otra

compañera se fue para el otro lado, o sea desde acá partimos porque si no es como [que] no

me contestan, me dicen que no”. Acá la interrumpimos dándole la razón: “claro, encima

que es un espacio que les estás dando para ellos, o sea que es de voluntad”. Y ella nos

reafirma que “Sí, sí, sí, por eso también les hablas tanto, [diciéndoles] ‘Yo entiendo, son

chicas, yo también de niño salía de la escuela [sola], y el boludeo, y de que fulanito me gusta,

y está acá, y vas y haces, y la junta y todo eso’. Pero hay la calle está re picante y está más
picante que hace veinte años atrás. Y a veces uno por cuestiones de necesidad, de adicción o

lo que sea, llega a cuestiones que estando en un estado consciente no lo haría. Pero no, en un

estado totalmente de inconsciencia, es como que no sabes con que te va a salir. A una

compañera le paso que fue, las dejó en la casa, en el conventillo en el que viven, y caminando

dos cuadras casi hasta Patricios la estaba siguiendo un tipo.”

En este punto agregamos: “Y ella es una señora grande, o sea, si le puede pasar a una

niña”, a lo cual Lucía nos responde: “Claro, exactamente. Por eso mismo yo les decía

‘piensen que yo mido uno setenta y soy grande, puedo dar una piña y una patada, pero ni

siquiera eso me garantiza que no me hagan nada. Imagínense ustedes si alguien viene y las

sigue y les quiere hacer algo.’ Obvio son niñas, les entra por un oído, les sale por el otro. Pero

es machacar y machacar y machacar como todo, es machacar y machacar y machacar. A sé

que parezco mi vieja.” Estalla en carcajadas ante el pensamiento de eso y nosotros

comentamos: “Bueno, pero es una cuestión de cuidado”, a lo cual ella se muestra de acuerdo

diciendo: “Es una cuestión de cuidados y obviamente es una cuestión más de género para una

niña. Lamentablemente a nosotras nos siguen matando y la realidad es esa, entonces es como

[que les digo] ‘Cuídense, no digo que anden perseguidas por la vida ni nada por el estilo,

porque a ninguna de nosotras nos gusta andar perseguidas, pero eso no quita de que la

realidad sea así de cruda. Entonces, es como [que les digo] ‘hagan, sean niñas, hagan, pero

sean cuidadosas. No esto, no lo otro, o sea cuídense’. Yo me reía porque una miraba para el

otro lado, la otra miraba para el piso, la otra estaba como con el celular y una decía ‘eh

rescátense, dale loco, que nos está hablando’. Y era como [que le quería decir] ‘Te amo, te

amo muy fuerte, pero sé que tampoco me estás escuchando’. Termina lo que está diciendo

con su usual alegría y júbilo.

Lucía entonces continúa con la misma idea, pero desde otro punto de vista, uno muy

importante: “Es como que incluso cuando se enseñan entre ellos mismos, es como [que]
quizás están diciendo lo mismo que les dije yo; pero entre pares es diferente, uno refuerza lo

que ya sabe y el otro como que empieza a comprender lo que le cuenta el otro. Entonces a

veces esa relación [va en contra a como era en] la vieja escuela, que antes te ponían en la

tarima y era como [que nos hacían pensar] ‘bueno, la autoridad sabe más que nosotros que

estamos acá sentados’. Aquí [entonces] la relación es completamente recíproca y super

horizontal: No es como [decir] ‘yo sé y vos tenés que obedecer’. Yo lo sentí en ese sentido, se

hablan entre ellas, lo van a comprender de otra forma. Quizás a mí me toman como la

autoridad o como que las estoy cagando a pedos. Y yo nada que ver, autoridad cero.” Lucía

vuelve a estallar en risas ante la mera idea de ella como figura de autoridad; ella se siente

como uno más. Acto seguido, nos dice “Pero es mucha oralidad, mucho bla bla bla (…), y

también a las mismas familias. La otra vez yo me reía, porque una compañera me decía ‘que

vos hayas hecho leer a un papá que encima salió de estar en cana y toda la pelota es un

montón, es un montón’. Y después, cuando pasan los días es como que vas cayendo y decís

‘es un montón, es un montón’. Es que leer es una herramienta súper necesaria; hasta el mismo

que dice ‘estamos en La Boca, Maradona y que se yo, el club’, bueno, hasta para ser

futbolista, tenés que saber leer el contrato porque te van a cagar de un poste. O sea, yo no soy

como la maestra convencional, yo soy muy de ser así, de hablar a la misma, porque siento

que llega más. Mi experiencia es esa, yo te trato como vos persona, no te trato como un niño,

[sino] como persona, porque sos una persona. Entonces de ahí entablamos la relación y se va

dando re bien. A veces me vuelven loca y otras veces los quiero tirar debajo de un tren.

Bueno, ahora no, pero antes [les decía] ‘te voy a tirar abajo del 33’”. Al final bromea con eso

último: “Me van a denunciar”.

Continuamos entonces con otra pregunta: “¿Cómo se manejan con los niños que

poseen trastornos como el autismo o como el TDA, o mismo que poseen un problema físico

que los diferencian de los demás? ¿Cómo se involucran con ellos?”


Pensativamente, Lucía nos responde: “Bien, hoy no tuvimos chicos y chicas que

hayan tenido dificultades de ese estilo. Si tenemos dificultad más de la no alfabetización.

Pero obviamente nosotros acá en el barrio pueden caminar y ver que hay varias

organizaciones y siempre tratamos de hacer red. Siempre tratamos no; tenemos claramente

una red construida en el barrio, en el que [podemos decir] ‘che miren tengo, o posiblemente

venga, un niño así o una niña asá. ¿Me podés recomendar un lugar?’. Nosotros acá somos

todos militantes. O sea, yo recién estoy estudiando, pero tenemos un profe de educación

física muy muy bien recibido; tenemos periodistas; tenemos todas unas profesiones diferentes

a lo que hoy acá estamos. Entonces [nos preguntamos] ‘¿Cómo abordar esos niños o niñas

como para que puedan aprender?’. Hablamos con otras organizaciones, otros espacios, que

quizás tengan psicopedagoga o psicóloga; más recursos. Y también que sepan lo que se va a

tratar. Obviamente también tenemos lazos con los centros César nueve, que está enfrente de

la Matheu sobre Irala y el 41, y no me acuerdo ahora dónde está, pero está más para el lado

de la usina. Bueno, mucho antes, pero como para que se ubiquen. Nuestra idea es más de eso.

Sí, si notamos algo raro, como que lo conversamos mucho en reunión, que en ese mismo

momento de reunión es como que [decimos] ‘che me está pasando esto. Tenemos un niño así

y una niña asá’, y entre todos como [que vamos] pensando ‘bueno, fíjate, si vos ves que hasta

ahí podés, hasta ahí podés, y si ves que la cuestión va más para largo, hablamos con las

salitas, hablamos con otras organizaciones, y le pasamos el contacto de la mamá a estas

personas’. La realidad es que es más una cuestión de alfabetización, lo que pasa acá de los

niños y las niñas que vienen, que de otras condiciones, otras dificultades. La verdad que por

el momento no tuvimos niños o niñas con cuestiones así. Mentira, hubo un niño, sí, antes de

que nos mudemos, pero creo que le dijimos que vaya a tal lado (…). Pero sí, sí, estábamos

ahí. En eso re estamos. Todos sabemos [porque] se hacen muchos eventos y conoces gente de
otras organizaciones y vas como tejiendo y entablando relación para poner nombre, cara y

espacio.”

La interrumpimos entonces para hacer una nueva pregunta: “¿Y cómo se relacionan

así con otras organizaciones? ¿Cómo hacen para generar ahí un nexo?”

Con mucha soltura, Lucía nos cuenta: “Generalmente eso se va dando. Antes de

pandemia se había hecho el Consejo Consultivo de la Niñez y del Adolescente. Bueno, ahí yo

estaba yendo. También se hizo un Consejo Consultivo de Salud. Se hizo Consejo Consultivo

de Vivienda, que ya hace un tiempo que está. Como que se van formando diferentes grupos

que ahí tenés gente de todas las organizaciones o de la gran mayoría de las organizaciones.

Ahora, por ejemplo, está la unidad ejecutora de lo que es vivienda. No sé si les comentaron

de la ley 2240, que en realidad esa ley lo que hace es todo lo que es la renovación urbanística

y ambiental del barrio, que eso no está sucediendo. Sólo lo pusieron como [diciendo] ‘bueno,

sí, algo vamos a hacer’, tras haber designado a La Boca como el Distrito de las Artes. Lo que

hace el Distrito de las Artes es que vengan acá, compren terrenos, pero sin importar si en esos

terrenos hay gente viviendo, si hay niños, niñas; no les importa nada. Es como [que te decían]

‘bueno, si vos vas a poner para exponer, te bajamos no sé cuánta plata de la tasación o del

valor del terreno, del conventillo o lo que sea, con la idea de que vos pongas un lugar para

exponer obras de arte, que sea un centro cultural, lo que sea’. La verdad es que eso nunca

pasa y sacan familias y familias. Bueno, hace dos semanas desalojaron a diez familias, por

ejemplo. Hubo dos desalojos, un total de diez familias que no son familias convencionales de

cuatro personas, claramente, [sino que son] de muchísimas más.”

Tratando de recordar porque habíamos escuchado de eso, le preguntamos: “¿El día del

censo [fue]?”, e inmediatamente ella nos responde: “No, no, no, fue después del censo, fue

justo después del censo. Sí, sí, fue la semana siguiente del censo.” Luego, ella continúa con el
tema de las problemáticas y la política: “Hay muchas cuestiones acá en este barrio que no se

dan. Es un punto como [por ejemplo que] el otro día escuché que decían ‘no, bueno, las leyes

son necesarias, pero siempre dependen de las manos en las que caigan’. Y te ponés a pensar y

decís ‘sí, qué haces, ¿no?’. Tenemos una ley que es la 2240 para todo lo que es la renovación

urbanística garantizada para la gente que vive en el barrio; y no, lo único que haces es

gentrificar a esa gente, o sea, sacarla, excluirla de su barrio, de su identidad. Porque acá tenés

todo, la escuela, la salita, a tus amigos, a tu familia, la plaza, tenés todo; y es como que de un

día para el otro, porque alguien vino y compró vos te tenés que ir, y es muy fuerte [eso].

Bueno, justamente esta ley tiene un artículo que solicita que se haga el relevamiento de todos

esos lugares que se vendieron, que fueron beneficiados porque iban a hacer un centro cultural

o lo que fuere para mejorar el barrio, que lo único que piensan es en que vengan los turistas.”

En este punto, volvemos a interrumpir su relato para comentarle: “Pero en sí ven esto,

por ejemplo, esta organización que es para el barrio. O sea, se invierte más en el turismo, que

en la gente que vive acá.”, y ella nos responde muy de acuerdo: “Exactamente, entonces es

justamente eso lo que se está peleando hoy y ahí están todas las organizaciones. No es que

solo una organización; están todas las organizaciones. Entonces ahí vas tejiendo [y] te vas

vinculando con otras personas, con gente militante de la hostia de años, que estuvieron

detenidos. Conoces mucha gente y te vas nutriendo también de eso, de sus experiencias, de su

historia de vida. Bueno, yo también hace poco empecé a estar en Encuentro por la Memoria

La Boca-Barracas, que ahí también hay militancia y años de historia. Y bueno, ahora el [día]

11 vamos a hacer una conmemoración a los caídos por el bombardeo que se hizo a Plaza de

Mayo para asesinar a Perón en el 55, y se va a hacer acá en una de las cooperativas, en ese

barrio, en Patricios y Suárez; y se va a hacer un mural, radio abierta, se va a invitar a un

montón de gente, a hablar sobre el 30 de junio, porque ese día es el que se conmemoran los

67 años. Pero nosotros lo hacemos antes justamente como para promocionar más que nada.
También para concientizar, porque si no es como que la historia pasa a ser una asignatura

más de la escuela. Y es como [que] la historia es necesaria para no volver a repetir los

mismos errores o por lo menos aprender de ellos; y de realmente salir adelante como país.”

Después de ese mensaje tan esperanzador, Lucía continúa: “Porque yo vuelvo a lo

mismo, capaz parezco a veces media zurda o lo que sea, pero es como que nosotros tenemos

la decisión y el poder. El tema es que también tomemos decisión en informarnos a quién

vamos a votar. La otra vez cuando votamos para senadores y diputados, vos agarrabas y

capaz preguntabas ‘¿Fuiste a votar?’ o ‘¿A quién vas a votar?’ [y al final terminabas

preguntando] ‘¿Sabés qué hay que votar [siquiera]?’. [Y te terminan respondiendo] ‘¿Qué

hay que votar? ¿Gobernador de vuelta?’. [Nosotros les respondíamos] ’No, no’. Nosotros

íbamos con las boletas del Frente de Todos, porque también hay cuestiones que son como

más de una convicción; pero es como independientemente de [a] quién votes, por lo menos lo

hagas sabiendo qué vas a votar. Y también tomes como esa cuestión de hacer un mea culpa y

decir ‘bueno, yo elegí esto y me re cagaron’ pero por lo menos vos te informaste y supiste, no

que vos vas y votas [porque te dicen] ‘votá a tal’. Después se quejan de lo que nos pasa, y en

cierto punto, nosotros fuimos los responsables de que pase lo que pase.

En este punto, somos interrumpidos por la aparición de dos niños que vienen al

merendero y al apoyo escolar. Aquí podemos ver en total y completa acción a Lucía como la

docente de pleno derecho que es hoy en día, así como la forma que tiene de manejarse junto a

los niños de La Boca. Sin embargo, por motivos de privacidad, no transcribiremos estos

momentos con los niños (y obviamente por no tener permiso de los padres de estas criaturas).

Sin embargo, mientras los chicos se preparaban, tuvimos tiempo para hacer una pregunta

más: “Cerremos con esta pregunta, ¿cuáles son los pasos a seguir [para ustedes]? ¿A qué

aspiran en un futuro? ¿Qué objetivo tienen?”.


Ella bromea: “Qué pregunta tan profunda para contestar”, pero inmediatamente se

pone seria y responde: “Yo creo que eso lo vamos viendo en el día a día, pero sí apuntamos a

esto, a la expresión y al juego”. Nuevamente los chicos irrumpen en la entrevista con su

característica jovialidad y Lucía termina: “No, es una pregunta que no puedo responder.

Messi, Maradona, paso!”. Y con eso, Lucía desvía su mirada hacia los niños, su atención

totalmente depositada en ellos con el amor que solamente puede ser sentido mediante la

docencia. No solamente hay que tener vocación para enseñar, también hay que tener vocación

para quererlos, cuidarlos y darles todo el cariño que se merecen. De una cosa estamos

seguros, Lucía definitivamente tiene esta vocación y esperamos en el futuro verla graduada

de profesora, profesión que ella ya practica todas las semanas.

Fin de la entrevista.

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