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Introducción
LECTOR. Iniciamos esta Hora Santa En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
TODOS. Amén.
LECTOR. Señor Jesucristo, otro jueves más nos congregamos junto a ti en esta audiencia
que nos concedes bondadoso cada semana. Somos tus amigos, Señor. Tú nos amas, y
queremos corresponder a tu amor. Somos los creyentes de esta comunidad cristiana.
Tenemos hambre de ser santos, aunque somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser
apóstoles entre nuestros hermanos.
Aquí me tienes, Jesús. Vengo a hacerte un rato de compañía. Para alabar contigo al Padre.
Para agradecerle sus gracias sobre nosotros. Para pedir perdón por el mundo pecador.
Para suplicarle sus favores por mediación tuya Creo que estás aquí presente, Señor
Jesús. Y creo en ti, y te adoro y te amo. Vengo a verte porque me estás esperando. Porque
me amas, y me quieres ver contigo. Porque te amo, y no sé pasar sin ti. Eres mi Dios, y te
adoro. Eres mi Maestro, y te escucho. Mi Hermano y mi Amigo, y te quiero. Mi Señor y mi
Rey, y te sirvo. Dejo de lado por un rato mis quehaceres para estar a tus pies, como María
de Betania, mirándote, escuchándote, amándote. Después, regresaré a mis obligaciones o
al nido de mi hogar, pero será con el corazón lleno de tu alegría y con mucho más amor.
Jesús, creo en ti. Jesús, te quiero. Jesús, te bendigo.
Estación 1- CUERPO Y SANGRE DEL SEÑOR
Del Evangelio según San Juan. 6,52-66.
Discutían entre sí los judíos: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús les
dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el
último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El
que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Lo mismo que el Padre
que vive y me ha enviado, y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por
mí"... Muchos de sus discípulos dijeron: "Muy duro es este lenguaje. ¿Quién puede
escucharlo?"... Desde entonces, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no
andaban con él... Pero Simón Pedro respondió: "Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes
palabras de vida eterna", PALABRA DEL SEÑOR.
OREMOS
Señor, que por el misterio pascual de tu Hijo realizaste la redención de los hombres,
concédenos avanzar por el camino de la salvación a quienes, celebrando los
sacramentos, proclamamos con fe la muerte y resurrección de Cristo. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
ESTACIÓN 2-LA EUCARISTÍA Y EL REINO
De la carta de San Pablo a los Colosenses. 1,15-20.
Jesús es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos,
Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a
todos, y todo se mantiene en él. Él es también cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él
quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los
seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz, PALABRA
DE DIOS.
¡Señor mío Jesucristo! ¡Cuántas veces te llamo así!... Pero yo quisiera que esta palabra,
"Señor" no fuera una expresión baldía de mi lengua, y ni tan siquiera un sentimiento
vacío del corazón. Quisiera y dame Tú la gracia para conseguirlo que fuera una realidad
en todos los actos de mi vida. Que seas Tú el dueño de mi amor. Que seas Tú el dueño de
mis sentimientos. Que seas Tú el dueño de todas mis acciones. Que nada sea mío y todo
sea tuyo, ¡Señor!...
OREMOS
Derrama, Señor, sobre nosotros tu espíritu de caridad para que, alimentados con el
mismo pan del cielo, permanezcamos unidos en el mismo amor. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
Señor Jesucristo, que pediste al Padre antes de morir: "¡Que todos sean UNO!". Hazme
vivir la fe de tu única Iglesia. Hazme vivir en el amor y unión con mis hermanos. Hazme
vivir con ellos en comunión continua de oración. Que, al celebrar la Eucaristía, sienta
cómo se consolidan mi fe, mi piedad y mi amor, para vivir en plenitud la vida de la Iglesia
hasta que tenga la dicha de morir en su seno.
Jesús, que nos unes a todos en un solo cuerpo.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que nos alimentas con el Pan vivo de tu Cuerpo.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que en la Eucaristía nos haces un solo cuerpo.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que eres el Pan que nos une a todos tus miembros.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que nos unes a todos en una misma fe.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que nos congregas a todos en una misma plegaria.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que eres con tu Cuerpo el lazo de nuestro amor.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que nos pides y exiges la unión en la Iglesia.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que en la Eucaristía nos llenas a todos de Gracia.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que en la Eucaristía acrecientas nuestra unión contigo.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que en la Eucaristía eres la alegría de tu Iglesia.
— Hazme fiel a tu Iglesia, Señor.
Jesús, que en la Eucaristía eres la prenda de la vida eterna.
- Hazme fiel a tu Iglesia, Señor
OREMOS
Alimentados con esta Eucaristía, te pedimos, Señor, que, por la comunión de tu
Sacramento, nos des sabiduría para sopesar los bienes de la tierra amando intensamente
los del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ESTACIÓN 4- JESÚS, EL MANA DEL CIELO
Del Libro del Éxodo. 16,4-36.
Yahvé dijo a Moisés: "Mira, haré llover pan del cielo para ustedes; el pueblo saldrá a
recoger cada día la ración cotidiana"... Por la mañana había una capa de rocío en torno al
campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío apareció en la superficie del desierto
una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha sobre la tierra. Al verla los
israelitas se decían unos a otros: "¿Qué es esto?". Pues no sabían lo que era. Moisés les
dijo: "Éste es el pan que Yahvé les da de comer"... Israel llamó a aquel alimento maná. Era
blanco como semilla de cilantro, y con sabor a torta de miel... Los israelitas comieron el
maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a la tierra habitada, PALABRA DE DIOS.
¡Pan celestial, sagrado convite, en el que te como a ti, Cristo Jesús! Me lleno de tu gracia
hasta rebosar, mientras se me da la prenda de la vida futura. Yo te digo como tu mártir
San Ignacio de Antioquía: "No apetezco más comida corruptible ni más placeres de la
tierra, sino sólo el Pan de Dios que es tu Carne, Jesucristo, ni más bebida que tu Sangre,
que me embriaga con amor imperecedero".
Tú, que fuiste prefigurado en el maná del desierto.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que eres el Pan bajado del Cielo.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, Pan de los Ángeles hecho Pan de los hombres.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que te has hecho el Pan de Vida eterna.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, pan que encierras todos los sabores celestiales.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que nos alimentas en la peregrinación hacia el Cielo.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que nos das la Vida eterna al comer tu Cuerpo.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que eres "maná escondido" para los que luchan.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, Pan que te ofreces como Víctima en el altar.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que te nos das como alimento en la Comunión.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que en forma de Pan estás siempre con nosotros.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que te das a nosotros igual que en la Ultima Cena.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
Tú, que eres prenda de nuestra resurrección futura.
— Jesús, dame hambre de este Pan celestial.
OREMOS
Oh Dios, que has querido hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz,
concédenos vivir tan unidos en Cristo que fructifiquemos con gozo para la salvación del
mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ESTACIÓN 5- "HE AQUÍ EL CORAZÓN"
Del Evangelio según San Juan. 19,31-34.
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la
cruz el sábado porque aquel sábado era muy solemne rogaron a Pilato que les quebraran
las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del
primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto,
uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza y al instante salió sangre y agua.
PALABRA DEL SEÑOR.
OREMOS
Ilumina, Señor, con la luz de la fe nuestros corazones y abrásalos con el fuego de la
caridad, para que adoremos confiadamente en espíritu y en verdad a quien reconocemos
en este Sacramento como nuestro Dios y señor. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
ESTACIÓN 6- "BENDECID OH SEÑOR LAS FAMILIAS"
Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce
años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño
Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo advirtiesen sus padres. Suponiendo que iba en la
caravana, hicieron un día de camino buscándolo entre los parientes y conocidos, y al no
encontrarlo, volvieron a Jerusalén en su busca. Y al cabo de tres días lo encontraron en el
Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuantos le
oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron,
y le dijo su madre: —Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo,
angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es
necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les
dijo. Bajó con ellos, vino a Nazaret y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas
cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de
los hombres. PALABRA DEL SEÑOR
Señor Jesucristo, que elegiste nacer en el seno de una familia, para experimentar y
redimir toda nuestra condición humana, ayúdanos a fomentar en las familias cristianas
el deseo de asemejarnos a la Sagrada Familia de Nazaret, para que santifiquemos con
nuestro testimonio de vida a quienes nos rodean, acercando a más a ti.
Jesús, María y José, a quienes todo el mundo honra bajo el nombre de Santa Familia,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, imagen de la Santísima Trinidad en la tierra,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, modelo perfecto de todas las virtudes,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, no acogida por los de Belén, pero glorificada por el canto de los Ángeles,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, que recibiste la visita de los pastores y los dones de los Magos,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, exaltada por el santo anciano Simeón,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, perseguida y obligada a refugiarse en tierra pagana,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, que viviste desconocida y escondida,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, fidelísima a las leyes del Señor,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, modelo de las familias regeneradas en el espíritu cristiano,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, cuya Cabeza es modelo de amor paterno,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, cuya Madre es modelo de amor materno,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, cuyo Hijo es modelo de obediencia y de amor filial,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, patrona y protectora de todas las familias cristianas,
— ven en nuestra ayuda
Santa Familia, nuestro refugio en la vida y nuestra esperanza en la hora de la muerte,
— ven en nuestra ayuda
OREMOS
Bendito Señor, hoy te pedimos por las familias. Por favor únelas, protégelas, bendícelas y
llénalas de Tu amor. Jesús Eucaristía, te rogamos que tomes a las familias y las unas cada
día más. Ayúdalas a vivir en paz y armonía, que la tranquilidad reine en sus hogares.
Amen.
En aquel tiempo presentaron a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos
les reñían. Pero Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí,
no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el
que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» Y abrazaba a los niños, y los
bendecía poniendo las manos sobre ellos. PALABRA DEL SEÑOR.
Señor Jesús, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi caridad, para hacer una verdadera
oración de adoración a tu augusta majestad. Con espíritu de niño me pongo en tu
presencia, confiando en que nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor e
interés por mi salvación.
OREMOS
Jesús, en este día te queremos pedir por todos los niños del mundo.
Por los niños que viven solos, y por los que tienen la alegría de tener una familia.
Por los chicos enfermos y por los que gozan de buena salud. Por los niños que no pueden
estudiar y por los que pueden ir a la escuela. Que un día sea posible que todos tengan las
mismas posibilidades de ser felices y de ser queridos. Que un día todos puedan crecer en
libertad, en el amor de una familia, sin sufrimientos injustos y sabiendo que Tú nos
quieres mucho y de verdad. Amén.
No dejes que te critiquen por ser joven. Trata de ser el modelo de los creyentes por tu
manera de hablar, tu conducta, tu caridad, tu fe y tu vida irreprochable. PALABRA DE
DIOS
Señor, ante tu presencia amorosa, los jóvenes aquí reunidos te pedimos bendigas
nuestra juventud; di de ella palabras buenas que día a día se nos vuelvan vida. Queremos
ser jóvenes nuevos, estrenar nuestra vida recibida de ti y por ti hecha buena.
OREMOS
Señor Jesucristo, conserva a estos jóvenes en tu amor. Haz que oigan tu voz y crean en lo
que dices, porque sólo tú tienes palabras de vida eterna. Enséñales cómo profesar su fe,
cómo dar su amor, cómo comunicar su esperanza a los demás. Hazlos testigos
convincentes de tu Evangelio, en un mundo que tanto necesita de tu gracia que salva.
Haz de ellos el nuevo pueblo de las Bienaventuranzas, para que sean la sal de la tierra y
la luz del mundo. María, Madre de la Iglesia, protege y guía a estos muchachos y
muchachas del siglo XXI. Abrázalos a todos en tu corazón materno. Amén.
OREMOS
¡Oh Jesús, Pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta
porción de tu grey amada. Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones, danos
sacerdotes y religiosos santos. Te lo pedimos por la inmaculada Virgen María de
Guadalupe, tu dulce y Santa Madre. ¡Oh Jesús danos sacerdotes y religiosos según tu
corazón! Amén.
BENDICIÓN FINAL
Oh Dios, que redimiste a todos los hombres con el misterio pascual de Cristo, conserva
en nosotros la obra de tu misericordia, para que, venerando constantemente el misterio
de nuestra salvación, merezcamos conseguir su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
AMÉN.
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.