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Siete maravillas del mundo antiguo

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Para otros usos de este término, véase Siete maravillas.

Reconstrucciones aproximadas de las Siete maravillas del mundo antiguo.

Las siete maravillas del mundo antiguo fueron un conjunto de obras


arquitectónicas y escultóricas que los autores griegos, especialmente los
del período helenístico, consideraban dignas de ser visitadas. A lo largo del tiempo
se confeccionaron diferentes listados, pero el definitivo no se fijó hasta que el
pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck realizó en el siglo XVI siete cuadros
representando a las siete maravillas, las cuales eran: la Gran Pirámide de Guiza,
los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua
de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de
Alejandría.
La expresión «maravillas del mundo» parece ser fruto de un error de traducción.
Según Charles River, la idea no era la de recoger obras extraordinarias que
despertaran admiración, en griego «thamata», sino más bien «algo que ver»,
«theamata»; es decir, un listado de monumentos o lugares dignos de ser
conocidos.

Índice

 1La lista definitiva


 2La razón del número siete
 3Las principales listas
o 3.1Lista de los Laterculi Alexandrini
o 3.2Lista confeccionada por Antípatro de Sidón
o 3.3Lugares nombrados en el tratado Sobre las siete maravillas (Περὶ τῶν ἑπτὰ θεαμάτων)
o 3.4Listas de las maravillas en tiempos de Roma y Alta Edad Media
o 3.5Fijación definitiva de la lista
 4Helenocentrismo y ausencias
 5Las evidencias arqueológicas
 6El final de las Siete Maravillas
 7Legado
 8Véase también
 9Notas
 10Referencias
 11Bibliografía
 12Enlaces externos

La lista definitiva[editar]
La lista que tiene mayor consenso es la siguiente, con sus elementos ordenados
según su antigüedad:

1. La Gran Pirámide de Guiza. Terminada alrededor del año 2570 a. C., fue


construida para el faraón Keops. Ubicada en Guiza, Egipto, se trata de la
más antigua, la más grande y la más duradera.1
2. Los Jardines Colgantes de Babilonia. Construidos en 605 a. C.-
562 a. C. ubicados en la ciudad de Babilonia, actual Irak. Perduraron hasta
no más allá de 126 a. C., cuando la ciudad fue destruida definitivamente
por los persas. Es la maravilla cuya existencia suscita más dudas. 2
3. El Templo de Artemisa. En Éfeso (actual Turquía) comenzado a levantar
por el rey Creso.3 Levantado hacia 550 a. C. y destruido por un incendio
intencionado en 356 a. C., Alejandro Magno ordenó su reconstrucción,
culminada tras su muerte en el año 323 a. C. Antípatro la consideraba la
obra más impresionante de su lista con diferencia. 4
4. La Estatua de Zeus en Olimpia. Esculpida hacia 430 a. C. por Fidias.
Ubicada en el interior del templo dedicado al propio Zeus en la ciudad
anfitriona de los famosos juegos.5
5. El Mausoleo de Halicarnaso. Empezado por el sátrapa Mausolo y
continuado por su mujer Artemisia hacia 353 a. C. en la ciudad
de Halicarnaso ( actual Turquía).3 Se supone que sobresalía sobre los
demás edificios por altura y por el color blanco de los materiales utilizados. 5
Su nombre se convirtió en sinónimo de gran monumento funerario.
6. El Coloso de Rodas. Forjado entre 294 a. C. y 282 a. C. por Cares de
Lindos y ubicado en el puerto de la ciudad de Rodas en la isla
homónima, Grecia, tras derrotar los rodios a Demetrio Poliorcetes.6
7. El Faro de Alejandría. Construido entre 285 a. C. y 247 a. C. en la isla
de Faros, a la entrada de Alejandría (Egipto), para guiar a los navíos que
se dirigían a los dos puertos con que contaba la ciudad. Al igual que la
tumba de Mausolo, la torre de Faros hizo lo propio con los edificios
construidos para ayudar a la navegación por medio de luces fijas en un
sitio elevado.7
Esta lista, fruto más del azar que de algún criterio técnico o estético, recoge tres
obras con un claro fin religioso, el Coloso de Rodas a Helios, la Estatua en Olimpia
a Zeus y el Templo en Éfeso a de Artemisa; dos que pueden considerarse erigidas
por motivos hedonistas, el Mausoleo de Halicarnaso y los Jardines Colgantes; nota 1
y por razones prácticas el Faro de Alejandría y la Gran Pirámide, esta última en el
caso de resultar cierta la teoría de Kurt Mendelssohn, según la cual el reino
unificado egipcio necesitaba ocupar en algo a su gran población mientras las
tierras de cultivo permanecían inundadas.1

La razón del número siete[editar]


Respecto al número, la razón de que fueran siempre siete, independientemente de
la lista consultada, responde a la concepción helena, y también de otros pueblos
antiguos, que consideraba a la cifra prima más alta el número perfecto.
El número siete aparece en una cantidad sorprendente de contextos distintos. Los Siete Sabios de
Grecia, las Siete colinas de Roma y más adelante, en la Edad Media, las Siete artes liberales y siempre
son siete, aunque se puedan encontrar más como la constelación de las Siete pléyades cuando en
realidad hay muchas más.
Chris Pelling 2

Las principales listas[editar]


Según Woods y Woods (2009, p. 4) y Erin Ash Sullivan (2011, p. 4) los griegos en
particular tenían o tienen la costumbre de confeccionar listas con los más grandes
o los más bellos ejemplos de cada especie. Estos autores le atribuyen el primer
listado a Heródoto de Halicarnaso, considerado como el primer historiador, incluso
Erin Ash Sullivan afirma que su obra reproduce la lista redactada por Heródoto.
Pero este dato no deja de ser sorprendente, pues cuando Heródoto murió en 425
a.C., el príncipe Mausolo no había comenzado a gobernar, no existían el Coloso
de Rodas y la propia ciudad de Alejandría no estaba siquiera planificada.
Fernando Báez (2012, p. 102) por su parte indica que uno de los primeros en
realizar una enumeración fue Calímaco de Cirene en el siglo IV a.C., el
bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, quien escribió un libro titulado Sobre
las maravillas de todas clases reunidas por lugares.
La confección definitiva de la lista resultó un proceso prolongado en el tiempo y
nació tras numerosas referencias de distintos autores, si bien existía el consenso
tácito de acotar su número a siete, una cifra de valor totalizador. 2 La costumbre
griega de confeccionar listas con los más grandes o los más bellos ejemplos de
cada especie se remonta a Hecateo de Mileto y Heródoto de Halicarnaso, quienes
sin embargo no recogieron una lista de maravillas y, por motivos cronológicos, no
incluyeron monumentos como el Mausoleo, el Coloso o el Faro. Uno de los
primeros en realizar una enumeración de maravillas, fue Calímaco de Cirene (siglo
IV a.C.), bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, quien escribió un libro
titulado Sobre las maravillas de todas clases reunidas por lugares.
Lista de los Laterculi Alexandrini[editar]
Suele considerarse que un primer testimonio de las siete maravillas del mundo se
recogía en los Laterculi Alexandrini (siglo II a. C.), pero el papiro donde se ha
conservado (papiro de Berlín 13044) está en mal estado y la lista aparece
incompleta, ya que solo recoge el Mausoleo, las pirámides y el templo de
Artemisa.8
Lista confeccionada por Antípatro de Sidón[editar]

Las murallas de Babilonia, en la imagen, estuvieron en las primeras listas en vez de los Jardines
Colgantes.

Charles River (2012), Lynn Curlee (2002) y también el ya mencionado


Fernando Báez (2012, p. 102-103) recurren al poema redactado por Antípatro de
Sidón hacia finales del siglo II a.C. en el cual ya menciona nombres. Según Báez
la descripción es muy escueta, pero ya cuenta una enumeración de monumentos
que sí pudo contemplar Antípatro, al menos sus ruinas. El poema reza:
He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y
la estatua de Zeus junto al Alfeo, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de
las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí
encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo,
«el Sol nunca pareció jamás tan grande» después de ver mi musa.
Antípatro, citado por Fernando Báez (2012, p. 103)
Este autor no menciona el faro de Alejandría y en su lugar incluye las murallas de
Babilonia. De la misma manera, se refiere a las Pirámides en plural, no solo a
la Gran Pirámide. Aquí surge un primer problema que ha causado cierta polémica
hasta el siglo XX: la inclusión de los Jardines Colgantes porque este autor es uno
de los pocos que lo menciona y resulta muy difícil encontrar referencias a estos
monumentales jardines en las fuentes mesopotámicas y clásicas. 9
Lugares nombrados en el tratado Sobre las siete
maravillas (Περὶ τῶν ἑπτὰ θεαμάτων)[editar]
También se relacionan con las maravillas los lugares citados en un tratado titulado
Περὶ τῶν ἑπτὰ θεαμάτων (Sobre las siete maravillas), que fue atribuido al
bizantino Filón, un autor que vivió en torno al 300 a. C. Sin embargo, la opinión de
la crítica se inclina porque en realidad se trata de un texto mucho más tardío,
probablemente del siglo IV d. C.10 En esta lista figuran los mismos lugares que los
citados por Antípatro, aunque la parte correspondiente al mausoleo de Halicarnaso
está mutilada.1112
Listas de las maravillas en tiempos de Roma y Alta Edad
Media[editar]

Grabado del Coloso siguiendo la idea medieval contraria a las fuentes. 5 Es la única maravilla que figura
en todas las listas.

La primera mención de una obra romana en algún listado que se tenga noticia la
da Gregorio Nacianceno en su libro De septem mundi espectaculi, como
recoge Báez (2012, p. 105). El de Nacianzo ponderó:
La Tebas egípcia, con sus múltiples templos; los muros de Babilonia, que protegían una codiciada
ciudad; el sepulcro de Mausolo y sus ornatos arquitectónicos; el conjunto de pirámides; el coloso de
Rodas; el capitolio de Roma y el monumento de Adriano.
Gregorio Nacianceno citado por Báez (2012, p. 105)

En la Alta Edad Media, Beda el Venerable escribió De septem mundi miraculis, en


la cual también incluye construcciones romanas y descarta las Pirámides. Su
selección fue bastante diferente de las anteriores: 13
 El Capitolio de Roma.
 El Faro de Alejandría.
 El Coloso de Rodas.
 La estatua ecuestre en hierro de Belerofonte.
 El Teatro de Heraclea.
 El Baño de Apolotaneo.
 El Templo de Artemisa.
Como puede apreciarse, las divergencias ente unos autores y otros eran
considerables, hasta el punto de que solo la obra más breve, el Coloso de Rodas,
fue la única con unanimidad a la hora de ser mencionadas, todas las demás
causan baja en una u otra selección. Por otra parte tampoco existió un criterio de
selección; así aparecen edificios, esculturas e incluso ciudades enteras.
Fijación definitiva de la lista[editar]

Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, algunas pintadas por Maerten van Heemskrerck.

Las cuatro selecciones antes citadas son recogidas por la bibliografía, pero
existieron otras donde aparecía el Templo de Salomón o el Arca de Noe en lugar
de otras maravillas, como por ejemplo el Faro de Alejandría.2 Para Eva Tobalina la
lista de referencia fue obra del autor franco altomedieval Gregorio de Tours.14
Según Curlee (2002, p. 1 y 2) la fijación de la lista definitiva fue posterior y vino
tras aparecer una representación pictórica de las mismas. Como se ha indicado,
muchas estaban desaparecidas a mediados del siglo XVI y no se conocía su
apariencia. En ese siglo el pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck realizó
una serie de pinturas y dibujos sobre las maravillas del mundo antiguo. Se decantó
por la Estatua de Zeus y el Faro, descartó las murallas a cambio de los Jardines
Colgantes e incluyó las siempre presentes Templo de Artemisa y Coloso de
Rodas, además de la Gran Pirámide. Por lo tanto, según Curlee (2002, p. 1 y 2) la
elección de las obras no se debió a criterios estéticos, técnicos o religiosos; sino a
las preferencias de un pintor que las dotó de una imagen, aunque bastante alejada
de cómo debieron ser. Por supuesto, el artista neerlandés no contaba con los
conocimientos de arqueología, historia, arquitectura y escultura posteriores, por lo
que cometió numerosos errores:

 Uno de los fallos que más han desmentido historiadores y escultores es la


posición del Coloso de Rodas. Tanto en lo que respecta a su postura como a
la ubicación. El artista lo pintó a horcajadas frente al puerto de Rodas, algo
considerado «técnicamente inalcanzable» para la tecnología de la época y la
posterior, según José Pascual (2013, p. 48).
 El templo de Artemisa, por su parte, poseía dos columnatas en estilo
jónico sobre las que descansaba la techumbre, en lugar de los dos cuerpos
con los que fue pintado.2
 El Faro no sigue las descripciones aportadas por más de diez fuentes árabes
medievales que lo vieron en funcionamiento, según el arquitecto
Paolo Vitti (2007, p. 65-68). Estas fuentes indican que la construcción poseía
tres cuerpos bajo la linterna, donde se hallaba el fuego y el espejo para
intensificar la luz.
 La Gran Pirámide aparece más estilizada que la levantada en la planicie de
Guiza y sin recubrimiento de alabastro, como lo estuvo hasta la destrucción
de El Cairo, informa Pablo de Jevenois (2006, p. 95).
 La estatua de Zeus podría ser similar a la representada, no así el templo. Las
excavaciones en Olimpia han demostrado que contaba con una piscina
delantera, llena de agua, en la que se reflejaba la obra de Fidias, aumentando
más aún su magnificencia.5
 El más parecido a los datos disponibles era el Mausoleo.

Helenocentrismo y ausencias[editar]
La Acrópolis ateniense no fue incluida en ninguna lista.

Roland Gööck (1968) ha indicado que ya en la primera referencia de Filón de


Bizancio aparecen únicamente obras humanas que los griegos pudieran admirar,
no se recoge ninguna maravilla natural ni ninguna ruina, por majestuosa que esta
fuera. En parte es por eso que se habla de una octava maravilla del mundo:
la Torre de Babel, el zigurat de Babilonia; 15 pero este edificio ya estaba en ruinas
cuando llegaron los soldados de Alejandro Magno y las listas de los dos griegos
fueron elaboradas siglos después, según Gööck (1968).nota 2
Autores como los citados Erin Ash Sullivan (2011, p. 4) y Woods y Woods (2009,
p. 4) indican una tendencia de los griegos a nombrar construcciones de su mundo.
La primera incluso afirma que no viajaron mucho y, por ese motivo, no aparece
la Gran Muralla China o Stonehenge. Sin embargo, como apunta
Yolanda Fernández Lommen (2001, p. 269), cuando Filón de Bizancio escribió De
septem orbis miraculis los chinos estaban iniciando la construcción de la Gran
Muralla, en el mejor de los casos. Respecto a la inclusión del conjunto megalítico
inglés, las actuales islas británicas eran una tierra muy poco conocida por los
helenos, incluso para los romanos constituían «la última frontera» y fueron
conquistadas después de que cayeran otros lugares mucho más alejados de
Roma,16 por tanto se tenían muy pocas noticias de su interior.
Pero la idea de ser una lista helenofílica tiene
detractores. Gööck (1968) puntualiza que solo una de las maravillas estaba en
la Hélade continental, la estatua de Zeus en Olimpia. Ciertamente el Coloso, el
templo de Artemisa y el Faro son muestras del Helenismo, no así la tumba de
Mausolo, más deudora de la cultura persa aqueménida que griega. Sin
reminiscencia helenas de ningún tipo son las otras dos construcciones. La Gran
Pirámide pertenece al Imperio Antiguo y requería ir hasta Egipto para verla. Algo
más próximos en el tiempo, pero mucho más separada en el espacio estaban los
Jardines, levantados por el Imperio babilónico en un lugar, el río Éufrates, que
demandaba un viaje de meses desde cualquier punto de Grecia. Como segundo
argumento en contra del posible sesgo heleno Gööck (1968) formula una pregunta
retórica ¿cómo es posible que no esté incluida la Acrópolis de Atenas?, un
conjunto admirado ya por los griegos y los romanos mucho antes de colocarse una
sola piedra del Faro o una pieza del Coloso.

Las evidencias arqueológicas[editar]

Comparación aproximada del Partenón de Atenas con el Templo de Artemisa en Éfeso (este último es el
de la izquierda, en la imagen).

Siguiendo un orden decreciente, de las que cuentan con menos vestigios a las que
más, estos son las evidencias que se tienen de las siete obras:
La maravilla más desconocida de todas es el Coloso de Rodas. Se poseen
descripciones de la estatua y de su tamaño en comparación con los seres
humanos, pero no han llegado representaciones del mismo ni de su
emplazamiento.17 No se sabe con certeza si los rodios reconvirtieron la máquina
de asedio Helépolis en una estatua, como indica Filón de Bizancio, o vendieron las
piezas que no se pudieron utilizar y con lo cobrado financiaron la construcción del
monumento, según Fernando Quesada Sanz (2009, p. 225). Tampoco se conoce
su emplazamiento, pese a poder descartarse la bocana del puerto, se piensa más
bien en algún lugar alto de Rodas, pero se sabe que sus restos fueron vendidos
como chatarra décadas después de caer «sobre las casas» y no en la bocana del
puerto. Por este motivo su reconstrucción ha cambiado mucho con los siglos, lo
mismo que la ubicación exacta.5
La existencia de los Jardines Colgantes es discutida. Beroso sí los menciona y
también Diodoro Sículo,18 lo mismo que Estrabón y Flavio Josefo,14 pero en las
fuentes babilónicas no aparecían, ni tampoco Heródoto aporta testimonios,
aunque sí habla de las murallas o el palacio. Estas ausencias hacen dudar
a Gööck (1968) y a otros autores sobre la veracidad de los testimonios dados por
Diodoro. El autor apunta a una posible fantasía de los soldados grecomacedonios
deslumbrados por la exuberancia del Éufrates tras haber transitado por inmensas
regiones semiáridas o desérticas del Imperio persa. Sin embargo, a principios del
siglo XX, el arqueólogo Robert Koldewey excavó los cimientos de una serie de
terrazas con canales para el agua distantes del río Éufrates algunos cientos de
metros. Según este autor, los Jardines Colgantes no serían lineales, sino en
círculo, formando un jardín privado y no a la vista del público. 14
Otros asiriólogos como Donald Wiseman han defendido las teorías de Koldewey
posteriormente.5 Aun con todo, Stephanie Dalley (2013) encontró a principios del
siglo XXI en tres tabillas llevadas al Museo Británico la descripción de un jardín
aterrazado y abovedado construidos por Senaquerib en Nínive. El documento
asirio aporta descripciones de grandes obras hidráulicas para subir el agua y de
las plantas llevadas desde todo el imperio asirio. Para la autora británica los
famosos Jardines nunca fueron construidos en Babilonia; sino en Nínive, capital
de Asiria, y los griegos confundieron una ciudad con la otra. Sin embargo, es
posible que los dos jardines existieran realmente y que la obra
de Nabucodonosor utilizara los ingenios hidráulicos y la experiencia de
Senaquerib.14
De la Estatua de Zeus en Olimpia se cuenta con descripciones detalladas sobre su
tamaño, postura y materiales con los que se construyó. Además se conservan los
cimientos del templo donde fue levantada, pudiéndose confirmar sus dimensiones.
No queda ningún resto de la misma que se sepa, sin embargo sí ha sobrevivido su
representación en monedas, al contrario que la obra emplazada en Rodas.
Asimismo, han llegado a nuestros días varias obras de su autor que pueden dar
idea del estilo escultórico utilizado por Fidias.5
Algunos vestigios más se conservan del Mausoleo de Halicarnaso, guardados en
museos o reutilizados en la construcción del castillo. Pese a todo, aún son
visitables parte de sus cimientos y la ubicación de la tumba del rey con la piedra
que la protegía19 Al visitar el castillo pueden encontrarse algunas piedras intactas
con inscripciones que permiten identificarlas como parte del monumento al sátrapa
Mausolo.5
Un destino parecido sufrieron los restos del Faro de Alejandría, reutilizados en
levantar otro castillo a las afueras de la ciudad egipcia. El edificio fue la segunda
maravilla que más aguantó por su sólida estructura y la gran calidad de los
materiales empleados, además es una de las maravillas mejor conocidas gracias a
los aportes de la numismática y los distintos relatos de griegos, romanos y árabes
que llegan hasta el 1371,7 lo que no sucede con el Coloso, los Jardines Colgantes
ni la Estatua de Zeus. Pero no es de la que más restos se conservan, empezando
porque no se conoce si su emplazamiento está bajo el mar o lo ocupa el castillo
construido posteriormente.
Sobre el Templo de Artemisa se conocía su diseño con bastante exactitud gracias
a la descripción dada por Plinio el Viejo.20 Además aparece mencionado en
muchos manuscritos distintos y muy cercanos en el tiempo. No en vano en el
Templo el apóstol Pablo comenzó su predicación al «Dios desconocido». También
fue en sus escaleras donde los sicarios de Cleopatra VII asesinaron a su
hermana.21 Sin embargo, las dimensiones descritas por Plinio el Viejo junto con
otros autores, no fueron creídas durante mucho tiempo: ¿cómo iba a existir un
templo cuatro veces más grande y casi el doble de alto que el Partenón de
Atenas?, preguntaba Gööck (1968). Pese a ello, los hallazgos arqueológicos y no
pocos restos dejan lugar a pocas dudas. Actualmente los cimientos están
cubiertos por el pantano, pero se conservan algunas columnas en su
emplazamiento inicial y otras esparcidas por los alrededores.
La mejor conservada es, sin duda, la Gran Pirámide. Pese a ello ahora mide 15
metros menos de lo que alcanzó cuando fue terminada, pues ha sufrido a lo largo
de los siglos la sustracción de su revestimiento de piedra caliza blanca extraída
en Tura. También los árabes practicaron en ella destrozos para llegar a los túneles
interiores, pero la mayor parte de su estructura se conserva junto a
posibles estancias aún por conocer.22

El final de las Siete Maravillas[editar]

La Gran Pirámide ya no brilla cuando refleja el Sol al haber perdido su recubrimiento de caliza blanca
pulida además de 15 metros de altura.

En la actualidad, la única de las 7 maravillas que sigue en pie es la Gran Pirámide


de Guiza, las otras seis han desaparecido de la faz de la Tierra.
De todas estas obras solo tres fueron destruidas por causas naturales: el Faro de
Alejandría, el Coloso y el Mausoleo, todas ellas por terremotos. El Artemision de
Éfeso lo fue por vandalismo humano, y debemos suponer que las otras dos
también. Los Jardines Colgantes de Babilonia fueron reducidos a ruinas junto con
la ciudad, y la Estatua de Zeus en Olimpia fue destruida para evitar el culto
pagano después de que el Imperio Romano se convirtiera al cristianismo. Incluso
la Gran Pirámide ha perdido gran parte de su lustre, pese a seguir siendo el
edificio más grande construido en piedra. Pero en el fondo la mayoría
desaparecieron por no seguir teniendo una misión que cumplir, ya sea esta
religiosa o de otra índole, sobre todo tras la llegada de nuevos credos como
el cristianismo o el islam.

 El Coloso de Rodas: tras ser derribado por un terremoto cuarenta años


después de su construcción, permaneció tumbado y admirado durante
décadas. El fin de la monumental estatua presenta discrepancias. Teófanes el
Confesor afirmó que los musulmanes la vendieron a un mercader de origen
judío en el 654 d.C., citado por River (2012), Báez (2012) fecha su final casi
veinte años después, en el 672 d.C. Pero es posible que la historia de haber
sido vendida a un judío, concluye River, fuese una cierta analogía con el fin del
mundo y que realmente hubieran sido los Caballeros de San Juan quienes
reutilizaran el bronce para otros fines.
 Los Jardines Colgantes de Babilonia se supone que fueron destruidos hasta
sus cimientos por los persas, si las excavaciones llevadas a cabo por Donald
Wiseman y otros asiriólogos realmente han localizado el regalo
de Nabucodonosor II a su esposa Amitis.5 Pero también es posible que nunca
existieran.
 Sobre la Estatua de Zeus en Olimpia, River (2012) recoge la declaración
de Jorge Cedreno según la cual la obra de Fidias fue trasladada
a Bizancio o Constantinopla y quedó calcinada en el gran incendio que asoló la
ciudad en el 475 d.C.; pero, continúa el autor, cabe la posibilidad de que no se
moviera de Olimpia y quedase destruida en el incendio del 425 d.C.
 El Mausoleo de Halicarnaso fue totalmente desmantelado por los Caballeros
de la Orden de San Juan para levantar una defensa eficaz contra los turcos. 2
 Algo similar le sucedió al Faro de Alejandría. Pese a ser la más longeva de las
maravillas desaparecidas debido a su funcionalidad, según Vitti (2007, p. 66 y
67), cuando finalmente quedó destruido por los terremotos, el
sultán mameluco Qaitbey construyó un castillo sobre sus ruinas y/o con sus
restos, ante la falta de fondos para sucesivas reconstrucciones.
 El Templo de Artemisa fue pasto de las llamas por dos veces, pero pudo haber
sido reconstruido una tercera vez. Si no lo fue se debió en buena medida a que
carecía una función que cumplir con la llegada del cristianismo, cosa que no le
pasó a otros edificios como el Partenón de Atenas.
 Gracias a sus dimensiones y millones de bloques de piedra caliza, 1 la Gran
Pirámide ha resistido mejor que ninguna otra el paso del tiempo, por lo tanto
no se puede hablar de su fin, sino de su estado actual.

Legado[editar]
Desde el siglo XIX se han confeccionado diversas listas de maravillas, incluyendo
entre otras: Stonehenge, el Coliseo de Roma, las Catacumbas de Kom el Shogafa,
la Gran Muralla China, la Torre de Porcelana de Nankín, Santa Sofía de
Constantinopla y la Torre Inclinada de Pisa.Albaigès (1996, p. 372.)
Del mismo modo han aparecido varias más sobre las Nuevas siete maravillas del
mundo moderno o maravillas naturales. En la cultura popular aún está presente la
idea de siete maravillas, en los videojuegos de la serie Civilization se pueden
construir siete maravillas por época, como el Taller de Leonardo da Vinci, la
embajada de Marco Polo o la Estatua de la Libertad.23

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