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…ARQUITECTO Y LA ARQUITECTURA…

hacer arquitectura - el valor agregado


un modelo simple y natural
principio - índice - avanzar
HACER ARQUITECTURA
Hacer Arquitectura es difícil, construir es fácil.
En muchos lugares, con mercados oprimidos por políticas económicas particulares, los profesionales
arquitectos son empujados a una lucha insana por la supervivencia.
Presionados por constantes innovaciones técnicas e instrumentos de Informática que surgen día a día,
son obligados a una constante especialización en tales aspectos técnicos, transformándose en
profesionales competitivos, tremendamente capacitados y actualizados. Pero importantes conceptos de
nuestro arte van quedando en segundo plano.
Como hacedor de continente y parte del contenido, el arquitecto hoy limita lo primero por cuestiones
económicas y discrimina lo segundo a partir de condicionantes culturales y limitaciones profesionales.
Si el hombre es pobre y mezquino construye a su forma, si es rico construye con magnificencia, pero
básicamente en ambos es su instinto construir.
Siempre se ha asociado la Arquitectura a la empresa de ricos y poderosos, lo cual nos coloca en la
categoría de mercenarios al servicio de quien tiene capacidad de dominio, aunque duela es una cruda
verdad.
Si solo podemos atender a un sector de la sociedad y si sus objetivos no son armónicos con nuestras
conciencias, solo queda conspirar. Valorando por encima de todo al usuario final, garantizando el
nacimiento de una arquitectura particular, representativa de cada cultura y por lo tanto distinta.
En definitiva plasmar el sueño común, una necesidad intrínseca que es siempre la misma: construir, una
de las actividades más nobles del hombre.
Por eso: ¡arquitecto, haga arquitectura! Sea por cuestiones éticas o por amor al arte al menos para
prevenir la extinción de nuestra profesión en esta sociedad, que nos está tornando en incapaces para
atender, como debiéramos a la mayoría de las necesidades de la comunidad.
EL VALOR AGREGADO
¿No nos hemos formado para ser profundamente críticos?
Hacen a la ciudad elementos estéticos con una multiplicidad de discutible armonía, Contaminación de
todo tipo y los arquitectos observamos, en parte también nos involucramos sea como cómplices activos o
silenciosos.
La aplicación de conceptos de producción puramente intelectual, sin sentido humanista y con valor
efímero se contrapone a los sentidos perceptivos naturales y a quienes tienen sentido común, están
reñidos con la realidad y contradicen lo más elemental: el sentido humano que toda obra debe tener.
Así es que para subsistir los arquitectos buscamos ocupar un lugar, para incertarnos en esta sociedad.
Esta es una realidad para la mayoría de los colegas avenidos en diseñadores gráficos, escenógrafos,
comunicadores sociales, etc.
Vamos ocupando los huecos que la sociedad nos deja, la misma que impone las modas, los colores, las
formas y las soluciones estéticas con valor relativo. Pero creemos que estamos en la vanguardia,
¡Pensamos que hacemos futuro!
Colegas, mal que nos pese el futuro nos moldea.
Ante la necesidad de abarcar parte de las crecientes áreas y asuntos antes atribuidos a los arquitectos,
en esta era tecnológica, los visionarios de hoy son los ingenieros, si tener formación humanista
apropiada pero de hecho hacen futuro.
Quienes deberíamos preocuparnos por el "como" hoy decidimos aleatoriamente o sea el "que". Se valora
su pragmatismo y nosotros vamos detrás, rubricamos cada uno de sus pasos, nuestra obra es historia,
vivimos en el pasado, no somos futuristas. ¡Ni siquiera generamos el presente!
Primero el Imperio, el poder, luego la riqueza, más tarde el saber y en la caída del imperio los arquitectos
tratamos de ¡que perdure en el tiempo! ¡Con obras que describen el pasado de esplendor! No solo
permitimos que piensen por nosotros sino que también contribuimos sin saberlo.
Y la sociedad ya está tras otra utopía para la cual no hemos pensado nada.
UN MODELO SIMPLE Y NATURAL
A las mujeres embarazadas que viven en la alta montaña, en contacto con una atmósfera pura, los
médicos les recomiendan bajar a las ciudades en los últimos meses del embarazo para que su hijo nazca
con las defensas necesarias ante las enfermedades, la madre al generarlas para sí, las transmite al feto,
garantizando una adecuada adaptación al medio ambiente.
Como continuación de la naturaleza los seres humanos somos los creadores de las ciudades e inmersos
en ellas perdemos referencia de lo natural. Necesitamos del mismo tratamiento para encontrar
soluciones simples y naturales.
Si el arquitecto mantiene contacto con la naturaleza, generará defensas contra los virus urbanos que
contaminan el pensamiento, pues el aire de la naturaleza purifica el espíritu. El hombre construye desde
hace algunos millares de años, la naturaleza hace millones que lo hace.
Frank Lloyd Wright nació y creció en contacto con la naturaleza, si no fuese así ¿cómo podría haber
pensado en la Arquitectura Orgánica? Asumido en esa esencia desarrolló tanto sus habilidades, por que
en el ser parte de la naturaleza están los valores más verdaderos, (que el todo sea a la parte como la
parte al todo). Sin duda ¡el hombre entre la piedra se vuelve de piedra!
Cuando arriba una tormenta nos recuerda que la naturaleza existe, que la tierra está viva, somos
llamados a cumplir con las más simples de las relaciones con ella: los sentidos. Somos parte de ella por
mas que intentemos dominarla.
"Más que nunca nos arrimamos al ... mundo aparencial que urden los sentidos...y nos alejamos del
mundo material" Borges.
HUBO UN TIEMPO
"la Arquitectura debe servir, agradar y perdurar" Vitruvio
Prueba cabal de que no estamos atentos al presente es que hace quince o veinte años, los profesionales
mas experimentados se preocupaban por meterles en la cabeza a los estudiantes que no caigan en las
estructuraciones de los estilos, evitando proyectar edificios fuera de contexto y desatendiendo a los
preconceptos de sus clientes, los cuales en absoluto son responsables por la desinformación nacida por
modismos de las revistas especializadas, que irónicamente son editadas por otros colegas.
LOS ESTILOS
Los "estilos" son producto de las necesidades y posibilidades de un tiempo y de una sociedad específica,
de un determinado clima, de las materias primas disponibles en la región, de condiciones sociales y
políticas, como también de religiones.
Los egipcios hacían sus techos de paja y sus muros de piedra, por que su sistema de creencias daba
igual importancia a la vida y a la muerte, los castillos medievales tenían murallas de defensa. Estas obras
del pasado nos cuentan como era la vida, la cultura, la política y la sociedad de aquellos pueblos.
El estilo es entonces un producto específico.
AYER Y HOY. ¿ ES LO MISMO?
¿Cómo es posible, por ejemplo, concebir en nuestros días una residencia "estilo colonial Brasileño"
(hace 20 años era moda) si las necesidades de aquellos usuarios son totalmente diferentes a las de hoy?
Es claro que actualmente no hay morada urbana que necesite acomodar herramientas o víveres, mucho
menos albergar ¡caballos o esclavos!. Aspectos obvios para aquella edificación, respondiendo no
solamente a cuestiones programáticas como estas, sino también debido a tecnologías disponibles en
aquella época.
Los vanos necesarios para recibir una puerta o ventana, dependían de arcos o tirantes, pues no
disponían de vigas de acero u hormigón armado. Los techos se curvaban con el tiempo por el peso de
las tejas, las que digamos de paso eran "cosas de esclavos".
Ni que hablar de los terrenos donde la obra sería implantada, había una regla: eran escogidas grandes
áreas planas y altas, no se inició así solo por cuestiones de seguridad, resultando edificaciones
territoriales, sin espaldas al terreno, propicias para las ventilaciones cruzadas. Proyectar así hoy en día
es como optar viajar en carro de bueyes en lugar de automóvil o avión.
Noten que el ejemplo de "estilo" utilizado, no tiene ninguna relación con nuestra realidad, imagine si
discutiéramos sobre el normando, o suizo, o colonial americano, sin hablar de los clásicos, híbridos,
como el grecorromano, elementos que hoy aparecen formando parte de ornamentos en las residencias.
Pero si hacemos un repaso desde los orígenes sobre los procesos que fue siguiendo la humanidad para
construir, cada paso dado respondió a una necesidad y la solución dependía del grado de evolución
intelectual alcanzado. No solo por la falta de abrigo, seguridad o el espíritu gregario, por que en lo más
profundo de su obra radica su dignidad.
Las calidades era el orgullo del ser humano y hoy por hoy el orgullo es un defecto.
RELACION CON EL CLIENTE
Es obvio que está obligado el arquitecto a dar información correcta al cliente, el cual no tiene ninguna
responsabilidad sobre las cualidades y caprichos de las publicaciones de los kioscos.
Toda esta conversación no es solo para describir los recelos de un arquitecto consciente hace veinte
años atrás. Era posible preocuparse por estas cosas, por que otras estaban sobreentendidas: el
profesional actuante poseía un conocimiento mínimo de historia y de arte, que le importaba el rumbo de
su profesión, que sabía proyectar ¡que buscaba una coherencia, al hacerlo! Eran esas las
preocupaciones de aquel momento, pero evidentemente se impusieron los clientes.
La perspectiva de nuestras vivencias hoy en la profesión es diferente. El arquitecto dejó de pensar la
arquitectura, abandonó el espíritu combativo, renunció a su condición de planificador siguiendo el camino
más fácil ofrecido por el status quo, que aquel estado comenzaba a imponer el más importante valor de
la globalización: la aceptación.
EL MUNDO DESARROLLADO
Para exportar sus productos los países de gran poder económico imponen también sus preferencias de
consumo, consecuentes con su modo de vida y cultura. Nos bombardean con información por todos los
medios y destinan enormes presupuestos a investigar y valorizar sus productos culturales incluyendo
obras de arquitectura, las que en número y calidad responden a sus posibilidades.
Esta producción tiene una influencia proporcional sobre la opinión pública, no solo al lego, también el
profesional arquitecto, en detrimento de valorizaciones de lo propio y auténtico, cayendo en imitaciones
que no resisten el menor análisis.
DESVALORIZACIÓN DE LO AUTÉNTICO
En general son los extranjeros los que consideran y valoran su cultura, pues los pueblos al estar
inmersos en ellas no las perciben. Solo siente el peso del bulto aquel que lo carga.
La educación y cultura autóctona no son apreciadas, valorizamos mas la cultura importada que a lo
nativo. Cada arquitecto tiene obligación de dar valor a lo auténtico de su tierra, pero si lo hace es
rechazado por su propia sociedad. Esa relación es potenciada por la práctica de asumir sin cuestionar
los valores ajenos.
Sin hacer una revisión conceptual y consiente, el ingreso de nuevas tendencias y la velocidad de
transferencia de la información resulta incontrolable y perjudicial, son recursos desperdiciados que se
transforman en obstáculos para el desarrollo genuino.
Tener una visión muy limitada de la sociedad hoy día es para los arquitectos el síntoma más común y
grave, por que le impide descubrir sus patologías, la morbosidad del comportamiento social, su
alienación. El arquitecto mal puede entonces revisar, entender y proponer criterios de mejora por que es
arrastrado por la corriente de una visión masificada.
EMULAR SI IMITAR NO
Las innovaciones son esenciales en la proposición del objeto arquitectónico y hay disponibles medios
para sugerirlas, sin embargo es la copia el camino elegido, tanto por el lego como el profesional. Es ese
un pecado de irresponsabilidad que cometemos. Basta con observar la creatividad presente en los
habitáculos que surgen espontáneamente, como por ejemplo son las villas miserias para darnos cuenta
de la cualidad humana natural para crear espacios con ingenio y contenido.
Pero vemos las condiciones de insalubridad y el hacinamiento como lo único existente en ese medio,
desvalorizando todo por su sola condición de indigentes.
VALORIZANDO LO VERNACULO
Si reprodujéramos esos laberintos con materiales apropiados y les aportáramos condiciones sanas de
habitabilidad, no tenemos dudas que el producto final sería óptimo por su condición particular, pues lo
genuino ya lo posee. Una villa miseria no es un producto natural, es originada por una necesidad a
consecuencia de una marginación social. Es una obra humana, es un producto esencialmente primario y
no fue copiado de ninguna revista extranjera.
No es necesario por lo tanto romperse el cráneo intentando producir objetos únicos para considerarlos.
Las cualidades arquitectónicas no residen exclusivamente en lo nuevo ellas residen principalmente en
conceptos y partidos adoptados naturalmente. Creer en los valores humanos implicados es además una
cuestión de elección por un mejor destino social.
Los cambios tecnológicos, económicos y sociales producidos en el mundo en este siglo que ya fenece,
tuvieron influencia en la producción de los objetos arquitectónicos, pero la arquitectura no tubo influencia
para que estos cambios se produjeran, aunque sea el edificio el más noble y elevado producto de la
mente humana. Mientras el hombre se mantenga fiel a su realidad, su arquitectura será creadora.
ARQUITECTURA ALEATORIA?
Si tomamos como referencia proyectos presentados en publicaciones especializadas, que se idealizan
como ejemplares en tantas revistas de arquitectura, veremos que no aparece algo tan elemental como la
orientación y cuando lo hacen, los dormitorios se encuentran incorrectamente orientados: "conditio sine
quanon" para la buena salud de los usuarios.
Muchos clientes, principalmente los que tienen un poco de experiencia observan atender
específicamente este requisito. Conocer asoleamiento, no es obligación del lego, se presupone que el
arquitecto sabe por dónde se pone el sol. El cliente tiene razón en dudar y pedir atención en este
aspecto, dadas las referencias.
Hoy, la principal preocupación con relación a los profesionales actuantes, a nuestro entender es mucho
más básica, más cruda, mucho más importante: es la actitud aleatoria presente, no solo en el acto de
proyectar sino de concebir y de pensar la arquitectura.
Hay que reconocer que nuestra sociedad da mas importancia a cuestiones económicas que a la ética;
hay más interés en formar muchos profesionales que buenos; es más fácil atender los pedidos de su
cliente que dar mérito a la calidad; las constructoras saben que lo importante para vender un
departamento es el precio; que la condición de la vida humana no es lo primero en el mundo del mercado
globalizado, la gente es ahora cosa, etc.
Por eso, siguiendo el camino más fácil, nuestra profesión se torna dispensable, las ciudades son más
feas, más peligrosas y el arquitecto cada vez menos empleado.
No sólo por su propio interés, el profesional arquitecto necesita ser más ético, menos aleatorio y
preocuparse en ofrecer algo más a cambio de su paga, aquello que su cliente no encuentre en el kiosco
más cercano.
PROYETANDO
No es novedad que el 95% de lo que se construye, no llega a manos de los arquitectos y con nuestras
ideas somos los responsables del encarecimiento de las obras.
Antes de la aparición de la PC, la tarea de proyecto era subestimada por la mayoría de los clientes, por
tener la producción intelectual un valor relativo. Con la incorporación de los ordenadores se ha generado
un nuevo prejuicio en detrimento de dicha labor: "es la máquina que sabe" de lo que se infiere que tal
trabajo intelectual, antes discutido, ahora no existe.
Muchos clientes se presentan en las constructoras con los planos realizados por ellos mismos, en
programas simples de 3d, con todos los errores que un lego puede cometer, convencido de que es eso lo
que él necesita. Cuando en una farmacia se le exige la receta de un médico en nuestra actividad esto no
sucede.
Si él tiene el dinero y quiere gastarlo ¿ será el constructor que intentará convencerlo de no hacerlo? Por
supuesto que no, esto explica el 95% arriba citado, solo nos queda el 5% restante con el riesgo de
encontrar un profesional sin escrúpulos que por distintas razones acceda a atenderlo.
¿Quién de nosotros no ha recibido un cliente con un proyecto retirado de un CD o una revista como
referencia? "Es exactamente los que queremos" dice el cliente. Pero cuando comenzamos a profundizar
nos damos cuenta que no lo es, a lo sumo es algo similar a lo que piensan que quieren y muchas veces
el proyecto en cuestión ha sido desarrollado para otro hemisferio.
La ética en nuestra profesión ha sido convertida en algo menor, situando al arquitecto en una posición
fronteriza con lo ridículo. No falta mucho para que a través del ordenador aparezcan alternativas y
variantes de proyectos ya resueltos desde el diseño, permitiendo escoger al usuario el objeto de su
agrado como si lo eligiera en una góndola. Entonces habremos dejado de existir.
Ante esta nueva alternativa, ¿debemos renunciar al proyecto? ¿acaso desarrollaremos modelos teóricos
de aplicación futura? Urge adoptar una postura.
Proyectar es en portugués un verbo bi-transitivo, (Arquitecturar: hacer arquitectura, proyectar) haciendo
caso a su más profundo sentido semántico, quien hace proyecta alguna cosa para alguien. Por lo tanto
tenemos que proyectar, construir aquí para el hombre de hoy y ahora. Si no por respecto al cliente, ¡al
menos para facilitar la vida de los Arqueólogos del futuro!.

LA PERCEPCIÓN SELECTIVA
El conocimiento del concepto de percepción selectiva que específicamente los profesionales de
psicología tienen incorporado, es materia de nuestro interés.
Cada uno de nosotros percibe la realidad de manera distinta, según las particularidades de cada
individuo. Decidimos inconscientemente lo que aceptamos o no aceptamos percibir. Todos nosotros
cuando experimentamos una sensación ante un estímulo negativo la advertimos solamente luego que
ese estímulo cesa.
Cuando nuestros sentidos son agredidos nuestro cerebro nos concientiza de hecho en forma de dolor,
desagrado o simplemente incomodidad. Si esa estimulación negativa es constante se acciona un
mecanismo interno de defensa tornándola paulatinamente en menos perceptible hasta pasar
desapercibida totalmente. Al cesar el estímulo es la sensación de alivio que nos hace tomar conciencia
de que estábamos sujetos a él.
Cuando una interferencia cesa en la emisora de radio sintonizada, el alivio posterior nos demuestra
cuánto nos fastidiaba dicha interferencia. El espacio es un constante y poderoso generador de estímulos,
que nos afectan de muchas maneras, y no tenemos conciencia de ello.
Aborígenes pigmeos que siempre habían vivido en medio de la selva, sin jamas haber visto el horizonte,
cuando fueron llevados a un paisaje de una gran distancia visual, preguntaban que insectos eran
aquellos, refiriéndose a una manada de búfalos. La percepción de estos aborígenes fue modificada por
su medio ambiente.
Del mismo modo, nuestro medio modifica nuestra percepción. Una determinada plaza puede parecer
amplia y vacía para el hombre urbano, pero a un campesino percibirá el mismo espacio como pequeño y
lleno y hacinado.
Toda producción arquitectónica tiene por objetivo servir para ser vivida por el ser humano, por lo tanto
merece nuestro máximo interés.
EL USUFRUCTO DE LA ARQUITECTURA
Es imposible dejar de percibir, una masiva presencia de edificaciones sin ningún contenido
arquitectónico, a los lados de los caminos en la mayor parte de nuestras ciudades. Sin duda esto es
reflejo de la pequeña actuación del arquitecto en la actualidad, como así la falta de una legislación que
torne a esta presencia en obligatoria.
Este deteriorado paisaje urbano ataca nuestros sentidos constantemente, haciendo que la percepción
selectiva torne inconsciente la influencia de este medio. Así, una especie de efecto anestésico nos
impide percibir la buena arquitectura, contribuyendo para que el hombre habitante de las grandes
ciudades otorgue tanto valor a la arquitectura como un sordo a la buena música, sin importar el volumen.
Tampoco las grandes obras públicas escapan a la regla: en ellas el usuario parece importar apenas
como función, teniendo en cuenta solamente algunas condiciones de confort y sin aportes significativos
en general.
¿Será que ahora se busca alivio cada vez más frecuentando espacios un poco menos inocuos, como los
shoppings centers?. Estos locales tienen lo que puede llamarse "arquitectura de resignación",
caracterizada por un desarrollo azaroso, meramente basado en una relación costo beneficio, adornados
con profusas lámparas y espejos, aparentando ser menos agresores a nuestros sentidos que los
espacios públicos con las fachadas desarrolladas en nuestros centros urbanos.
Hoy, principalmente en las grandes ciudades, el hombre perdió el usufructo natural de la arquitectura,
junto al placer de habitar un medio ambiente sano. La lectura del espacio, la vivencia de nuestro arte, ya
no sucede de forma desvinculada del proceso de culturización global, el cual afecta a la mayoría de los
habitantes y nos cabe a nosotros la responsabilidad de revertir esta tendencia, pues si los arquitectos no
luchamos por valorizar a la arquitectura ¿quién lo hará?.
VOCACIÓN VS OCASIÓN
En el contexto actual parece ridículo considerar la vocación, pero seguramente quienes no podemos
desarrollarla en plenitud sabrán entendernos. Los que dan prioridad a la ocasión, como lobos a la espera
de la presa para ejecutar el ritual de transferencia de dinero a cambio de cualquier producto, atropellando
principios, seguramente no les importa.
Como contraste a la realidad planteada hay otra, la de los problemas sociales de la sociedad actual, con
pueblos llenos de carencias, principalmente los del tercer mundo. Los Arquitectos podemos planificar, si
lo logramos y nos es permitido seguramente tendremos aceptación y ganaremos el respeto de quienes
son y tienen la verdadera cultura: el pueblo.
Esto, aunque lo parezca, no es un panfleto político. Es un llamado a todos los colegas para dejar de ser
espectadores y ser protagonistas reales en el mundo real y aportar lo mejor de nosotros para construir el
sueño de cada pueblo, cada sociedad, con sus particularidades únicas y en armonía con la tierra, con el
planeta.
La realidad, en todos los tiempos condicionó al arquitecto y debió adaptarse a cada circunstancia, a lo
que la sociedad necesitó en ese momento. Este factor siempre fue local y específico, pero hoy nuestro
planeta es una aldea, sus problemas afectan a todos y existen mecanismos, medios de información que
nos permiten por primera vez trazar objetivos comunes.
Los arquitectos, profesores, constructores, decoradores, de servicios, estatales, comunicadores,
virtuales, artistas, televisivos etc. debemos estar todos comprometidos en la lucha por la supervivencia
del planeta y por una vida mejor y de mayor calidad para todos.
REACCION SIN PREVENSIÓN
Actualmente, comienza a tenerse en cuenta el problema de las barreras arquitectónicas, a partir de los
reclamos que los afectados hacen, no podemos sentir otra cosa que culpa, por que ahora ante este
hecho debemos adaptar los edificios para atender esas graves omisiones, que por negligencia o
economía, no fueran previstas inicialmente por quienes los proyectaron.
Es cierto que no podemos hacernos cargo de necesidades futuras desconocidas, pero debemos
responsabilizarnos siempre de necesidades presentes, es una obligación de hoy el saber que lo
imprevisible puede acontecer, por lo tanto no podemos prescindir de otorgar la maleabilidad necesaria
para futuras soluciones, tanto en el acto de proyectar como en la planificación.
Por esa razón abrimos este documento, permitiendo expresar la visión particular de cada profesional,
que inmerso en diferentes realidades y ambientes pueda tirar otros dados, haciendo saber sobre los
"que" y los "como" a todos, evidenciando otras cuestiones que los autores del presente trabajo no
hayamos percibido y aportando soluciones, al menos colocar algún semáforo en este congestionado
tráfico.

OTRAS PROFESIONES
Hay profesiones que se nutren de la realidad, los periodistas por ejemplo tienen por obligación estar
informados, no plantearemos ahora la interpretación que hagan de esa realidad, por que no es relevante
para este propósito.
Los economistas y contadores públicos aunque no necesiten contacto directo con la realidad, requieren
de sistemas sensores para pulsar la realidad en las cuestiones de mercado, son necesarios por la
imposición del poder en conjunto con la sociedad, razón por lo cual necesitamos recurrir a ellos
obligatoriamente.
Los Ingenieros por su dominio de la tecnología y por tomar una franja del conocimiento de complejo
entendimiento para el lego tienen su cuota parte de indispensables.
Los servicios, nacidos de la necesidad al igual que los mercados de los químicos, los alimentos, la
indumentaria, la industria, la producción por ser de consumo necesario tienen garantizada su inserción.
No tienen la misma suerte otras profesiones, entre ellas la nuestra. Cualquier empresario del ramo
inmobiliario tiene mas influencia en el pautado de ideales futuros que nosotros, arquitectos.
ESPACIO CEDIDO
En el presente el arquitecto tiene un espacio de acción cada vez más pequeño en la sociedad. Creemos
ser protagonistas de los acontecimientos, disponemos de nuevas herramientas para el desempeño
profesional, sin embargo existe una confusión y una enorme dependencia cultural y económica de los
países desarrollados, que contrasta con realidades miserables en los países del tercer mundo.
La importación de valores llega al extremo de encontrarnos con lanzamientos de edificios lujosos,
firmados por nombres de notoriedad internacional, en cuyas carteleras aparecen mas destacados los
avisos publicitarios que los autores del proyecto. Es más valioso el nombre de un perfume, que el
profesional arquitecto, no solo caminamos hacia la extinción de la profesión sino que estamos
practicando un suicidio.
¿Se le ocurre a Ud. Ante un problema legal prescindir de un Abogado? o ¿ante la enfermedad prescindir
del médico? Sin embargo tanto para construir una vivienda como para hacer la ciudad se prescinde de
los arquitectos, por que las leyes en nuestros países no nos encuadran como componentes para
contribuir desde la obligación.
EL CONSUMIDOR
En las áreas más diversas las innovaciones tecnológicas con nuevos elementos electrónicos, o
automóviles o herramientas, se constituyen en objetos de deseo. En la construcción sucede lo contrario,
el lego no acepta fácilmente la innovación tecnológica y cuestiona la solución estética. Por ello en el
presente coexisten de forma acumulada un sin número de técnicas constructivas distintas junto a las
tradicionales. Las innovaciones se aceptan o rechazan por cuestiones económicas o culturales sin
considerar virtudes intrínsecas que la innovación pueda contener.
Por la misma razón el lego acepta fácilmente la opinión del maestro mayor de obras o del constructor
que la del arquitecto. Eso sucede por que el lenguaje está más cercano al lego, por que su propuesta le
es suficiente y por que le resulta en principio más económico. Y esto es verdad, aunque creamos que
ninguno se dejaría intervenir quirúrgicamente por un enfermero.
LA PRESENCIA DEL ARQUITECTO
Aunque el arquitecto haya cedido muy rápidamente la mayor parte de su espacio de actuación, la
sociedad todavía no asimiló este cambio por completo, porque no existe un profesional capaz de asumir
todas nuestras tareas.
Nuestra presencia y nuestro aval todavía se solicitan. Cualquier iniciativa se enriquece si tiene un
arquitecto implicado. Como profesional capacitado para interpretar el sueño, que tiene como atributo
primero la traducción de lo inexistente, la presencia del arquitecto permite que la intención pueda verse
como viable.
El proyecto, como producto intelectual de difícil mensura no es tangible y por lo tanto difícil de
corresponder con valores económicos, ante la duda "no se lo valoriza".
Llegamos hasta incluirlo dentro del objeto construido para poder cobrarlo.
Si hacemos esto con el proyecto, una parte anterior de importancia extrema cayó en desuso, perdió
terreno el estudio de viabilidad. Por la fuerza de las circunstancias, nosotros somos los primeros en
disminuir el valor de nuestro trabajo. Esta inversión de la secuencia lógica hace del proyecto un ausente
de la construcción y por lo tanto, también el arquitecto. Luego, nuestro trabajo no existe y la obra
tampoco existe.
En procura de nuevos horizontes vamos de aquí para allí, ofreciendo un aval gratuito a través de nuestra
presencia cada vez mas vinculados a los sueños que a la realidad.
Muchas veces somos llamados, no para proyectar, sino para maquillar los errores de quien ha
construido, somos médicos de urgencias, tratando de salvar los restos de un cuerpo maltratado,
pretendemos hacer medicina preventiva y no pasar años entre amputaciones y atrocidades de guerra.
En este estado de cosas, solo tendemos a perder, si no realizamos el intento de conformar una postura
que nos permita alterar ese destino, no tendremos crédito alguno, consolidaremos la idea de que somos
prescindibles con nuestra actitud de soñadores y no de visionarios.
NUEVOS FRENTES
Los organismos dedicados a temas de medio ambiente han ganado un importante espacio, en algunos
países alcanzan el rango de ministerio. Teniendo en cuenta que la obra humana se encuadra en este
espacio llamado biosfera, que es único, los arquitectos no podemos quedar ausentes, debemos tener
conductas acordes al espacio habitable, que es la tierra misma.
Esta apertura que hoy se da para nosotros en todos los niveles y escalas, desde los medios de
comunicación como escenógrafos o como diseñadores en el cyberespacio, demuestra que se necesita
un nuevo perfil de profesional arquitecto, que intente pautar a futuro por un mejor entorno, que quizás
use los intereses del poder, o que al menos los guíe.
¡Arquitectos en TV explican cómo pegar un cerámico o colgar una cortina! Es posible que la sociedad
nos descubra por este hecho y quizás si los colegas que se desenvuelven en este medio generan
objetos de demanda, los intereses de los poderosos terminarán por ofrecer el producto, entonces
¡colegas! ¡Ofrezcan un mundo mejor! Crear demanda para que la sociedad consuma nuestros proyectos,
pero hagamos ofertas para una mejora de la condición humana.

LAS COMPUTADORAS Y LA RED


Cuando hicieron su aparición los ordenadores personales (PC), significaron el más claro ejemplo de
individualismo. Después del advenimiento de la red, esta herramienta se transformó, el carácter
compartido y pluralista muestra que el espíritu gregario humano está vivo, al menos en el cyberespacio,
es casi un ejemplo de socialismo que hace de la red una de la más colectiva de las acciones humanas.
Internet es hoy mas que un nuevo instrumento de comunicación, ella nos ofrece un nuevo modo de
concebir las relaciones humanas, derrumbando fronteras, entre países, entre la verdad y la mentira,
entre el bien y el mal, y temida por regímenes de opresión.
Pero es sin discusión una herramienta fantástica, de posibilidades insospechadas, y con un futuro
también inimaginable. Tenemos la obligación, como arquitectos ser parte de este medio, hacer uso y
permitirnos sugerir una realidad visible del mañana, como debiéramos estar haciendo con nuestros
barrios o nuestras ciudades.
Ante la imposibilidad de hacer arquitectura real podemos hacer arquitectura virtual, inventando los más
impactantes y surrealistas de los escenarios propios para un medio ávido de efectos, ofrecer en la red o
adquirir el modelo deseado, atrapar e irradiar al ser humano a través de su retina.
En este sentido, salvo que nos transformemos en información pura, la informática por suerte no puede
sustituir a las necesidades fisiológicas más elementales, por que después de todo somos seres
orgánicos.
IMAGINANDO UN FUTURO ÉTICO
¿Somos los Arquitectos constructores del futuro? Si no acertamos en la ciudad del mañana es por que
no tenemos una visión holística, no leemos el presente como un todo armónico.
A partir de los avances tecnológicos, que nos aplasta, esta relación puede transformarse en un futuro
próximo. No está lejos el día en que tendremos acceso a información actualizada de nivel necesario por
que se impone una cuestión: todo lo que hacemos creemos es para mejor, pero eso rara vez concuerda
con los intereses que realmente "hacen el futuro" (poder político, financiero o el "staus quo")
La verdad es que la mayoría de los arquitectos actúan a favor de la corriente, por que es ella la que
contrata. Por lo tanto la cuestión es nuevamente ética ¿Quién se interesa por lo mejor? ¿Se determina
cuál directriz es conveniente, provechosa, importante, lucrativa? ¿Para quien?
Contratados por quien sea debiéramos estar ¡siempre al servicio de la comunidad! Como planificadores,
antes que todo tenemos que ser éticos, cuestionando siempre. Definamos si actuamos para aumentar el
poder existente o hacer que el mundo sea mejor, por que nuestro interés debe ser el bien común.
PROYECTAR A DISTANCIA
Hasta hace unos años era imposible imaginar en hacer un proyecto sin tener impresiones directas y
conceptualizaciones (aprehensión) efectuadas en el terreno donde se levantaría la obra. Hoy con los
medios tecnológicos existentes podemos prescindir de esas impresiones, podemos configurar un
contexto con información visual, información técnica, etc. por las facilidades ofrecidas por la video
conferencia y la comunicación en tiempo real que promueven estas posibilidades.
Tanto es así que se proyectan posibles ciudades en Marte, sin haber estado allí, con mucha más razón
podemos hacerlo en las antípodas, solo falta el robot albañil para prescindir totalmente del contexto
¡hasta ese punto hemos llegado!.
LA ENFERMEDAD SOCIAL
En este medio ambiente enfermo, cuando los comportamientos políticos tienen ingredientes
maquiavélicos, donde los poderes se vuelven absolutos, cuando los mecanismos de control y defensa
del cuerpo social tienden a bajar la guardia. No resulta sencillo construir un ideal esperanzador. Las
utopías son sepultadas y emergen conflictos, cuando la palabra honorable parece haber pasado e moda,
los arquitectos no somos ajenos a esa realidad, somos parte de ella.
Megalópolis como Sao Pablo en Brasil, o Buenos Aires en Argentina parecen tener vida propia, como un
cáncer que se expande en forma incontrolada, aunque sus administraciones sean correctas. Son como
avalanchas imposibles de contener y arrastran todo, hasta lo más preciado: la dignidad.
Estamos convencidos que la raíz de la solución está en el subconsciente colectivo, que una evolución del
comportamiento social tendrá que suceder en respuesta a los avances tecnológicos arrolladores. ¿Cuál
debe ser la actitud del arquitecto? ¿Preservar o innovar?
APELAR A LA SENSIBILIDAD
La sensibilidad para percibir la diferencia entre el desierto y la llanura, entre un roble y un sauce, entre un
perro y un conejo, entre lo urbano y lo rural, entre lo malo y lo bueno se ha ido perdiendo al grado de
desvalorización de la condición humana y es hora que hagamos hincapié en ello, por que este camino
aleja al hombre de su sentido natural.
Aunque parezca filosófico, ese estado de cosas no hace al hombre feliz, por el contrario ¿tiene sentido
hacer arquitectura si su finalidad primera no se cumple?.
Si el hombre, en su comprensible necesidad de subsistir, pasa hoy gran parte de su tiempo ocupado en
proporcionarse su sustento, o en el mejor de los casos intentando luchar por mejorar sus condiciones de
vida, y en el peor de los casos resignándose a buscar alimento en la basura, mal podemos pretender que
se valoricen o se desarrollen aspectos culturales propios, muy lejos está de discernir entre los que le es
propio y lo que le es ajeno, por que ni lo que le corresponde le es posible conseguir.
Somos también responsables en la convivencia, pues aceptamos sin resistencia la posición que nos
fuera destinada en este contexto. Es obvio que en este estado de cosas estamos como pescador en el
desierto, nuestro real hacer se torna inútil y anacrónico, nuestra profesión hoy carece de fundamento es
como un edificio en ruinas.
Urge en nuestro caso, una acción conjunta y decidida pues como dibujante o técnico, sin remedio
caminamos hacia la extinción, no se va perdiendo solo una técnica, es la muerte del arte arquitectónico.
COMPROMISO SOCIAL
El Arquitecto siempre aceptó sus responsabilidades comunitarias y convengamos: todo profesional liberal
puede, a través de una acción efectiva, tratar de saldar o al menos aminorar en su área de influencia
personal la división social que se arrastra hace años en nuestra sociedad.
Si todos dedicáramos un pequeño tiempo en beneficio de la profesión con atenciones gratuitas, por
ejemplo al estudiante que ahora no recibe una formación adecuada sobre problemas reales, percibiendo
que perderá aquella información fundamental.
Atendiendo las dudas del lego, que con un proyecto en las manos, ahora no comprende exactamente lo
que allí se ha propuesto, sin conseguir adecuarlo a su gusto de ornamentación, por que no entiende esas
cosas.
Apoyando a colegas en necesidades profesionales particulares, valorizando la colaboración entre
especialistas, popularizando el arte y humanizando una relación comercial entre cliente y arquitecto,
dejando de ser percibido como el complicador que va a encarecer la obra y tornándose en lo que
realmente debería ser: un profesional que va a encontrar las soluciones correctas y proteger sus
intereses, obteniendo una economía y satisfacción al final del proceso.
CONCLUSIONES DEL PRESENTE
Este conjunto de realidades descriptas brinda un panorama de dos lecturas:
Negativa: Cada uno en lo suyo, diseminado y por ende sin constituir el espíritu de cuerpo esencial en
todo conjunto profesional para la defensa de intereses comunes, agravado por discusiones muchas
veces insensatas que llevan a una mayor disgregación con la consecuente debilidad, caminando
inexorablemente al anacronismo y a la extinción de la profesión.
Positiva: Unidos por una nueva postura y por el mismo discurso, como elementos de gran adaptabilidad
y múltiple aplicación, enlazados en red para interactuar en conjunto para cambiar nuestras realidades,
asumiendo la responsabilidad y dignificando nuestra profesión.
Si adoptamos una actitud positiva la sociedad comenzará a vernos como imprescindibles elementos de
cooperación. Por lo dicho, creemos que los arquitectos debemos asumir un nuevo rol y ponernos a la
vanguardia. Esa práctica vanguardista implica en primer instancia en no temer lo nuevo.
Lo inédito, muchas veces es confundido con lo utópico, quizás ese fue el pensamiento de Thomas
Morus, a nosotros nos cabe en este momento un acto inédito de vanguardia. Si una acción lleva a una
reacción, esta acción inédita nos llevará a una realidad diferente. ¿Por qué no a una inédita?
¡Conspiremos por algo mejor!

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