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podría crear un clima perjudicial en términos de valor y vigencia de los derechos humanos
existentes. Por lo tanto, la proclamación de nuevos derechos humanos, sólo puede justificarse
cuando la necesidad sea suficientemente importante y cuando la probabilidad de aceptación
por parte de la comunidad internacional sea intensa (31).
No obstante las diversas y autorizadas voces relatadas, lamentablemente observamos que
esa posibilidad de aquiescencia en la comunidad internacional es todavía endeble, entre otros
motivos por un fundado temor a que el desembarco de los derechos de los consumidores en
arena del derecho de los derechos humanos pueda arrastrar una banalización de este último.
Asimismo se resisten a la admisión de los derechos de los consumidores como derechos
humanos quienes rechazan la idea de consentir la posibilidad de "adición" a estos últimos, es
decir, aquéllos que generalmente participan de una visión más estática o taxativa de los
derechos humanos, esencialmente limitados en número. Tal oposición en el derecho
comparado, sobre todo en Europa continental, al reconocimiento de los derechos de los
consumidores como derechos humanos, parecería sugerir que todavía es pronto para tentar
dicha consagración. Ante tal escenario, se nos exige mayores esfuerzos retóricos y
argumentativos para justificar nuestra convicción.
Por el descripto contexto, a priori adverso, se ha esbozado —como especie de posición
intermedia— el reconocimiento de los derechos de los consumidores como derechos
humanos "suaves" (soft), esto es, sin una obligatoriedad completa exigible (32). Pero no debe
subestimarse el valor del soft law, puesto que como lo explica, con claridad, Barocelli, este
tipo de disposiciones alcanzan destacada preponderancia en el marco del diálogo de fuentes
al que invita el Código Civil y Comercial (33).
Otra postura ecléctica ha razonado que los derechos de los consumidores son derechos
sociales, por los que se persigue igualdad social, asimilables a ciertas categorías ya presentes
en los derechos humanos, pero ahora extendidas a otros sujetos o situaciones (34).
Asimismo, se ha calificado a los derechos de los consumidores como "derechos humanos
sociales", pero remarcándose que revisten una tutela aminorada, que encuentra límite en los
"derechos humanos clásicos", que gozan de un nivel de protección privilegiado (35).
En una tesitura que también podríamos tildar de intermedia, se ha destacado una
correlación entre los derechos de los consumidores y los derechos humanos, pero en una
vinculación de "medio a fin", donde el derecho del consumidor emergería como una
herramienta para asegurar la tutela de ciertos derechos humanos, especialmente el derecho al
sustento, al trato justo, a la sustentabilidad ambiental, entre otros (36).
En lo que respecta a la jurisprudencia nacional, la Corte Suprema en el caso "Etcheverry c.
Omint", si bien no llegó a explicitar que los derechos de los consumidores constituían, en
todos los casos, derechos humanos, juzgó que la protección del derecho a la salud, invocada
en el marco de una relación de consumo, formaba parte de los denominados derechos
humanos de tercera generación (37). Con lucidez Alejandro Chamatropulos, comentando el
recién citado fallo de la Corte Suprema y el antecedente "Cambiaso de Perés de Nealón" (38),
arguye que el cimero tribunal argentino tiene una "visión" de los derechos de los
consumidores como derechos humanos, recalcando este jurista que "existe una íntima
relación entre derechos humanos y derecho del consumidor" (39).
Siguiendo en el marco jurisprudencial local, el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes
resolvió enfáticamente que "...los derechos del consumidor... son una especie del género
'derechos humanos'..." (40). Esta misma ponderación ha sido formulada por la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en un fallo plenario (41). En el voto del
magistrado Heredia —por entonces presidente del tribunal— integrante de la mayoría, se
consideró que "(para) comprender definitivamente por qué la 'abstracción cambiaria' debe
ceder ante la especial indagación causal indicada, conviene recordar que los derechos del
consumidor son una especie del género 'derechos humanos'...".
En idéntica tesitura, cabe citar las conclusiones de la sección Derecho Internacional
Privado, del XVIII Congreso Ordinario de la Asociación Argentina de Derecho Internacional
y XIV Congreso Argentino de Derecho Internacional "Dra. Berta Kaller de Orchansky",
donde se concluyó: "...que los derechos del consumidor, son una especie del género derechos
humanos..." (42).
No obstante las categóricas y autorizadas opiniones doctrinales y jurisprudenciales
vertidas, lo cierto es que la defensa de los consumidores no goza de una explícita e inmediata
consagración normativa de garantía específica en el derecho internacional de los derechos
humanos. A pesar de tal déficit convencional, es dable erigir la tutela de los consumidores a
partir del art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), que
consagra el "derecho a un nivel de vida adecuado", que afirme la salud y el bienestar y, en
especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios; y el art. 11 del PIDESC de análoga consagración. También devienen relevantes
los arts. 26 de la DUDH y 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC), que rotulan la educación como condición para el "pleno desarrollo de
la personalidad humana" (43). El art. 12.1 del PIDESC, que consagra el derecho al disfrute
del más alto nivel posible de salud, y el XI de la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre (DADDH), que, con un sentido más amplio aún, declara el "derecho a la
preservación de la salud y al bienestar", contribuyen a avalar aquel derecho a un nivel de vida
adecuado. Tal plexo normativo indirecto permite concluir que, en estos instrumentos
internacionales, se diseña el contenido mínimo de un derecho complejo y novedoso: el
"derecho a la existencia en condiciones dignas", núcleo esencial de los derechos
consumeristas (44), y que goza de concreción en el art. 7.a.ii) del PIDESC. Todas estas
prerrogativas comprendidas en los instrumentos de derechos humanos, esto es: nivel de vida
adecuado, pleno desarrollo de la personalidad, derecho al bienestar y condiciones de
existencia dignas alcanzan la aptitud normativa suficiente para suplir la ausencia de amparo
convencional explícito a los consumidores.
Lo cierto es que la mayor efectividad de la vinculación entre derechos de los
consumidores y derechos humanos depende, más que nada, de la decisión de los
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aplicaría a los derechos de los consumidores, a partir de una interpretación amplia del art. 26
de la CADH, que permitiría subsumirlos directamente en esa norma. Así, autores de la talla
de Courtis, han llegado a consentir que, aun cuando los derechos de los consumidores no
formen parte del catálogo habitual del derecho de los derechos humanos, se reconocen
contenidos en la previsión del art. 26, CADH (95), a partir de la convicción de que dicho
dispositivo contiene las normas y derechos económicos y sociales que es dable extraer de la
Carta de la OEA e implícitamente de la DADDH (96). Los arts. 34.f) y 39.b.i) de la Carta de
la OEA permitirían, según la posición extensa apuntada, el encuadramiento de los derechos
de los consumidores en el art. 26 de la CADH. Tales dispositivos de la Carta de la OEA, aún
ante una hipótesis de mayor prudencia interpretativa —previene Courtis—, consentirían
conjurar la defensa del derecho al suministro de bienes y servicios adecuados y seguros, y el
derecho a precios equitativos de esos bienes y servicios (97).
Por su parte, el principal argumento que usualmente se vierte en contra de la
irreversibilidad de los derechos sociales, esto es, los supuestamente inevitables límites
derivados de lo "presupuestariamente posible" (98), no lo valuamos a priori atendible,
especialmente en el caso de los intereses de los consumidores. Sin desconocer los acalorados
debates que persisten, sobre todo en el derecho comprado, y las autorizadas voces alzadas en
favor de atender solo prudentemente, en los términos de lo financieramente viable, a la
justiciabilidad de los derechos sociales, somos partidarios de una admisión generosa del
principio de progresividad y de la garantía de irreversibilidad de los derechos sociales, aún de
los de prestación; postura que encuentra más receptividad en los sistemas latinoamericanos
que en los más avanzados, y probablemente menos necesitados de estas convicciones,
modelos europeos.
Además, en el caso sub examine, las características subjetivas propias de la relación de
consumo marcan que quien soportaría los costos de la satisfacción de los intereses de los
consumidores y usuarios sería, en la enorme mayoría de los casos, el particular empresario.
Es que, en la relaciones de consumo, salvo que el Estado actúe como proveedor, difícilmente
pueda trasladarse a éste los costos que debe asumir naturalmente el empresario; por lo que, en
el específico marco del derecho del consumidor, no deviene eficiente la crítica sobre lo
gravoso que le resulta al Estado solventar la complacencia de derechos sociales, puesto que
no estamos en presencia de derechos prestacionales a cargo del Estado stricto sensu.
Lo que podría acontecer, y no sería insólito, es que los empresarios trasladen a los propios
consumidores y usuarios los costes que conlleve el cumplimiento de esas "medidas más
beneficiosas". En esta hipótesis, el Estado tendría el deber de impedir tales estratagemas
atentatorias de la transparencia del mercado, lógicamente siempre teniendo en miras el
principio de proporcionalidad, al que no escapan tampoco los reclamos de los consumidores.
Por cierto que la pregonada obligación del Estado no constituye una mera expresión de
deseos, en tanto encuentra cimiento constitucional en la primera frase del segundo párrafo del
art. 42, que lo instituye en garante de la efectiva complacencia de los legítimos intereses del
consumidor, lo que se vería severamente distorsionado si fuese este último quien, ilegítimo
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A todo evento, ¿es viable que emerja una posición intermedia en el derecho comparado?
Dependerá del régimen constitucional adoptado, pero la respuesta parece positiva, como
acontecería en Portugal, donde se ha rechazado que, a partir de lo normado en el art. 60 de la
Constitución portuguesa, pueda sostenerse que pese una prohibición de retroceso social
absoluta. A tal conclusión se arriba, puesto que no sería posible argumentar que recae sobre
el legislador una prohibición de disminuir los términos en que se consagraron los derechos de
los consumidores, en cuanto no afecte el contenido mínimo de éstos y siempre y cuando la
medida restrictiva sea razonable y justificada. Es decir, la garantía constitucional de los
derechos de los consumidores, en ciertos modelos constitucionales, asegura tan sólo un cierto
grado de estabilidad, que consiste en evitar que se derogue el núcleo esencial de los derechos
constitucionales de los consumidores (102).
Ahora bien, aun cuando creemos que la prohibición de regresión no puede circunscribirse
solo al núcleo esencial, sino que, por el contrario, se propaga a todo el desarrollo legislativo
de la conquista social, entendible resulta la resistencia a reconocer una irreversibilidad
absoluta, por lo que encontrará límite en la proporcionalidad, en tanto —también— principio
universal de los derechos humanos (103).
Por supuesto que, así como es más sencillo retóricamente justificar la ramificación del
principio de progresividad y no regresividad respecto de ciertos derechos sociales que
representan intereses especialmente sensibles para el ser humano, también es más fácil
motivar la exportación de aquella regla a los derechos no patrimoniales de los consumidores,
en especial los más visiblemente emparentados con la tutela de la dignidad de la persona.
Pero afortunadamente no siempre el deslinde es tan lineal. En un caso, un usuario de telefonía
móvil debió padecer trato indigno por parte de la empresa proveedora. Luego de efectuar
cargos improcedentes, la empresa de telefonía le suspendió al usuario la prestación del
servicio de las líneas, reiterando reclamos por los pagos que derivaron en la inclusión en el
Veraz, amenazando al consumidor con el inicio de acciones legales tendientes al cobro de lo
que no debía. La situación duró más de ocho meses y en el ínterin el usuario se comunicaba
con la empresa para reclamar, padeciendo lo que en la jerga común se conoce como
"ninguneo", consistente en que cada persona que lo atendía lo derivaba a otra a quien
infructuosamente explicaba su situación, reiterándose las derivaciones de uno a otro
empleado sin respuesta satisfactoria alguna (104). En el precedente citado se ve, con claridad,
cómo una cuestión de tinte patrimonial aparentemente nimia (como podría superficialmente
calificarse a la prestación del servicio de telefonía móvil) conlleva ribetes atentatorios del
derecho a un trato digno, tanto que condujo a la imposición de daño punitivo a la empresa.
Así, una problemática patrimonial no ligada cercanamente a aspectos usualmente vinculados
a derechos humanos asumió palmarias connotaciones vejatorias de la dignidad del usuario.
Precisamente, anotando el fallo, en palabras que hacemos nuestras, se predica: "La
constitucionalización de todo el derecho privado ha logrado una inédita —en nuestro medio
— armonía legislativa, adecuando con suficiente precisión los textos normativos a los
mandatos constitucionales. Como consecuencia se afianzó la interpretación jurídica en
dirección de la efectiva vigencia de los derechos humanos, cumpliendo de esta manera con la
integración de los tratados internacionales al sistema jurídico nacional... (en el caso) la
garantía de incolumnidad de la dignidad humana en sus aspectos relevantes en la relación de
consumo... Si bien se aprecia, la cuestión examinada... refiere a contingencias cotidianas y
concierne a la vida comunitaria del ciudadano común. No hay necesidad de elaboraciones
jurídicas o económicas tortuosas, sino únicamente una clara vinculación con situaciones que
cualquier persona está expuesta a atravesar y la respuesta del nuevo Código es diáfana y
directa: la dignidad no puede afectarse en las relaciones patrimoniales, tanto como en las que
carecen de ese particular contenido" (105).
Por ello, no advertimos divergencia de substancia que mute la naturaleza de unos y otros
intereses, tal que autorice a desvincular de la garantía de irreversibilidad a aquellos intereses
patrimoniales de los consumidores o a los que no se reflejan tan perceptiblemente ligados a la
dignidad de la persona a partir de estándares tradicionales, aunque en rigor lo estén. En otras
palabras, si bien es innegable la "heterogeneidad" de los derechos de los consumidores (en
tanto median notorias desigualdades jurídicas y diferente proyección de sensibilidad entre,
por ejemplo, el resguardo del derecho a la salud y la defensa de intereses económicos), los
elementos esenciales de coincidencia entre tales intereses tutelables, emergentes
esencialmente del propósito común de atemperar la vulnerabilidad de la persona por las
asimetrías que concibe la sociedad de consumo, ameritan un tratamiento garantista unitario,
al menos en el tópico protector que nos ocupa.
En conclusión, pregonamos el diálogo entre los derechos humanos y los de los
consumidores (fortalecido por diversos principios del Código Civil y Comercial,
especialmente asentados en los arts. 1º, 2º, 51, 1094, 1095 y 1097), mediante el cual emerge
una nueva dimensión de protección constitucional y convencional de estos últimos,
consecuencia de la aplicación del principio de progresividad y de la prohibición de retroceso,
entre otros.
(1) "El desarrollo evolutivo de los derechos ambientales dentro del derecho internacional
de los derechos humanos ha sido vertiginoso, tanto a nivel de instrumentos como de
mecanismos internacionales, regionales y locales de derechos humanos" (PEÑA CHACÓN,
Mario, "Derechos humanos ambientales", Revista Iberoamericana de Derecho Ambiental y
Recursos Naturales, Ed. IJ, Buenos Aires, nro. 25, septiembre/2017, cita IJ-CDLXIX-313).
(2) El punto 1 de las conclusiones, de la Comisión 6 Derecho del Consumidor: "Consumo
sustentable" de las XXVI Jornadas Nacionales de Derecho Civil realizadas en La Plata (2017)
reza: "El consumo sustentable constituye una línea directriz de articulación entre el derecho
del consumidor y el derecho ambiental, que encuentra sustento en la Constitución Nacional
(arts. 41 y 42), en las leyes especiales (leyes 24.240 y 25.675), y en el Código Civil y
Comercial de la Nación".
(3) BARRAL, Inmaculada, "Los derechos de los consumidores y los límites del marco
competencial en el estatuto de Cataluña de 2006", en CASTELLA ANDREU, J. -
GRAMMOND, S. (coords.), Diversidad, derechos fundamentales y federalismo. Un diálogo
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entre Canadá y España, Ed. Atelier Libros, Barcelona, 2010, p. 131, nota al pie 1.
(4) "El consumo es una dimensión esencial del ser humano, que involucra derechos
fundamentales que deben ser protegidos por el Estado, de ahí que deba prodigarse al
consumo también una tutela de la más alta jerarquía como son los derechos humanos, de los
que además concuerda con sus caracteres" (TAMBUSSI, Carlos E., "Los derechos de
usuarios y consumidores son derechos humanos", Lex: Revista de la Facultad de Derecho y
Ciencia Política de la Universidad Alas Peruanas, nro. 13, año XII, Universidad Alas
Peruanas, Lima, 2014, p. 96).
(5) Así JIMÉNEZ, Eduardo P., "Evaluación de algunos matices conflictivos respecto de
la legitimación para obrar en el amparo en procura de la defensa de los derechos humanos de
la tercera generación", ED, 170, p. 1151.
(6) STIGLITZ, Gabriel, "El derecho del consumidor en el Código Civil y Comercial
unificado. Diálogo de fuentes", en STIGLITZ, Gabriel A. - HERNÁNDEZ, Carlos (dirs.),
Tratado de derecho del consumidor, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2015, t. I, ps. 259-260.
(7) GUZMÁN LEÓN, Juany, "El binomio ciudadano-consumidor en las democracias
contemporáneas", Nuevos actores en América del Norte: seguridad, economía,
medioambiente, Ed. Antal - Universidad Nacional Autónoma de México, México, vol. 1,
2005, p. 177.
(8) DEUTCH, Sinai, "Are Consumer Rights Human Rights?", Osgoode Hall Law Journal,
York University, vol. 32, nro. 3, 1994, ps. 537-578.
(9) JAGIELSKA, Monika - JAGIELSKI, Mariusz, "Are Consumers Rights Human
Rights?", en DEVENNEY, James - KENNY, Mel (eds.), European Consumer Protection:
Theory and Practice, Cambridge University Press, Cambridge, 2012, p. 336.
(10) JAGIELSKA, Monika - JAGIELSKI, Mariusz, "Are Consumers Rights Human
Rights?", cit., ps. 336 y 343-344.
(11) BENÖHR, Iris, EU Consumer Law and Human Rights, Oxford University Press,
Oxford, 2013, p. 48.
(12) OVALLE FAVELA, José, "Los derechos fundamentales y el Estado: La protección
al consumidor", en CARBONELL, Miguel (coord.), Derechos fundamentales y Estado.
Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Universidad Nacional
Autónoma de México: Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, 2002, p. 561.
(13) "El derecho del consumidor es sin duda, un vehículo social de protección general,
vinculado a derechos elementales de la persona humana, encuadrados dentro del marco de lo
que llamamos 'derechos humanos'..." (MELO DE MORAES RÊGO, Nelson, "La
contribución del Poder Judicial a la protección de los derechos humanos de tercera
generación; especial referencia al derecho al desarrollo", Ed. Universidad de Salamanca,
Salamanca, 2014, p. 74).
(14) Rusconi, haciendo referencia concreta al derecho de acceso al consumo, discurre:
"Existe una especie de sinergia entre ambos órdenes de derechos —el derecho internacional
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consumidores", Ed. Organización Mora Libros, Buenos Aires, 1994, ps. 22-23.
(25) ARIAS, María P., "Beneficio de justicia gratuita en las relaciones de consumo.
Situación de los Tribunales Provinciales de la Ciudad de Rosario", LLLitoral, Buenos Aires,
septiembre, 2015, ps. 815 y ss.
(26) VINTI, Ángela M., "Cuando el cliente no tiene la razón. A propósito de un fallo",
LLBA, Buenos Aires, febrero/2015, ps. 60 y ss.
(27) LOVECE, Graciela I., "Las relaciones de consumo. La prevención, la seguridad y el
riesgo empresario", LA LEY del 04/08/2016, 2016, ps. 7 y ss.
(28) BAROCELLI, Sergio S., "El derecho del consumidor y el nuevo Código Civil y
Comercial", en KRIEGER - BAROCELLI (auts.), Derecho del consumidor, Ed. El Derecho,
Buenos Aires, 2016, 1ª ed. esp., p. 33.
(29) "O dereito do consumidor é dereito humano porque o consumo é necessidade
humana" (PASQUALOTTO, Adalberto, "Fundamentalidade e efectividade de defesa do
consumidor", Revista Brasileira de Direitos Fundamentais e Justicia, Ed. HS, nro. 9,
octubrediciembre/2009, Porto Alegre, p. 68).
(30) "A consumer's justifiable and legal consumption closely connects with the
satisfaction of his or her basic human rights": GAN, Shaoping, "Essay: Consumer Rights: A
Part Of Human Rights", Journal of International Business Ethics, Center for Applied Ethics -
Chinese Academy of Social Sciences, vol. 1, nro. 1, Beijing, 2008, p. 18, en
http://www.americanscholarspress.com/content/BusEth_Abstract/v1n108-art2.pdf).
(31) DEUTCH, Sinai, "Are Consumer Rights...", cit., p. 540.
(32) Ibídem, ps. 541-542.
(33) BAROCELLI, Sergio S., "El derecho del consumidor...", ob. cit., p. 15.
(34) OSUNA FERNÁNDEZ-LARGO, Antonio, "Los derechos humanos. Ámbitos y
desarrollos", Ed. San Esteban, Salamanca, 2002, p. 275.
(35) NEUNER, Jörg, "Los derechos humanos sociales", Anuario Iberoamericano de
Justicia Constitucional, nro. 9, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,
2005, ps. 253-254. Este autor expresa que los derechos humanos sociales, entre los cuales se
cuentan los derechos de los consumidores, son limitados por varios principios jurídicos
formales y materiales que impiden que se recurra a la idea de protección social
excesivamente, o incluso de forma absoluta. Uno de esos límites son los denominados
derechos humanos tradicionales, a los que este autor denomina como "liberales".
(36) LÓPEZ CAMARGO, Javier, "La noción de consumidor", Revista la Propiedad
Inmaterial, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, nro. 3, 2001, p. 66.
(37) CS, 13/03/2001, "Etcheverry, Roberto E. c. Omint SA y servicios", Fallos 324:677.
En el dictamen del Ministerio Fiscal, al que adhirió la Corte, se consideró: "Asiste razón al
actor en su pretensión de amparo jurisdiccional toda vez que reclama la protección de su
derecho a la salud en el contexto de los llamados 'derechos humanos de la tercera generación',
los que no se encuentran al menos básicamente, declarados frente al Estado, sino, antes bien,
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Europea de Derechos Fundamentales, bajo la égida del principio de solidaridad, en tanto éste
constituye una válida base de las reglas que limitan la mercantilización de los hombres
(ibídem, p. 275).
(48) SOZZO, Gonzalo, "Consumo digno y verde: humanización y ambientalización del
derecho del consumidor (Sobre los principios de dignidad del consumidor y de consumo
sustentable)", p. 142 y ss., en http://unl.academia.edu/cosimogonzalosozzo.
(49) Ibídem, ps. 142-143 y 145-148.
(50) Así: SOBRINO, Waldo A. R., "Prescripción de cinco años...", cit., ps. 1008 y ss. En
igual tesitura: "En cuanto a los principios interpretativos, los derechos del consumidor como
especie de los derechos humanos deben ser y son interpretados en el sentido de acudir a la
norma más amplia cuando se trate de protección, y a la norma más estricta cuando se trate de
restricciones a los derechos (arts. 29 y 30 de la CADH)..." (TAMBUSSI, Carlos E., "Los
derechos de usuarios y consumidores son derechos humanos", cit., p. 97).
(51) RONCONI, Liliana, "¿Debe el Estado satisfacer los tratamientos de reproducción
asistida? Un análisis a la luz del principio de proporcionalidad", Suplemento Constitucional,
LA LEY D-2010, 901.
(52) CARBONELL, Miguel, "Los derechos sociales: Elementos parea una lectura en
clave normativa", ponencia presentada en el IX Congreso Iberoamericano de Derecho
Constitucional "Jorge Carpizo", realizado entre el 17 al 19 de Septiembre de 2013, en
Tucumán - Argentina, Libro de ponencias, p. 296.
(53) Se conoce también al principio de no regresión como stand still, efecto cliquet,
trinquete, cláusula de statu quo, cláusula de anti retorno, principio de no retrogresión.
(54) Se ha trazado una muy singular comparación entre el principio de no regresividad y
la teoría de la evolución de Darwin (GONZÁLEZ BALLAR, Rafael, "Reflexiones para la
interpretación de la no regresión" en PEÑA CHACÓN, Mario [dir.], El principio de no
regresión ambiental en el derecho ambiental comparado (Libro en línea), Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, San José de Costa Rica, 2013, p. 77).
(55) FERNÁNDEZ, Bettina, "Garantizar la dignidad humana: una obligación de
preeminencia para el Estado. Sucinto repaso por los derechos económicos, sociales y
culturales", LA LEY C-2012, 771 y ss. Así, en la res. AG/RES. 2074 (XXXV-O/05),
aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 07/06/2005, de la Asamblea General de la
OEA, la nota al art. 12 prescribe: "...por medidas regresivas se entienden todas aquellas
disposiciones o políticas cuya aplicación signifique un retroceso en el nivel del goce o
ejercicio de un derecho protegido".
(56) Así Rebeca Cook, conforme cita de GARRIDO CORDOBERA, Lidia M. R., "La
aplicación de la prescripción del artículo 50, LDC, y el principio 'pro consumidor'..." en
STIGLITZ, Gabriel A. — HERNÁNDEZ, Carlos (dirs.), Tratado de derecho del consumidor,
cit., ps. 87-92.
(57) Observación General 3 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
párr. 9. En similar sentido, en los tópicos de nuestro interés: Observación General 4 (derecho
a una vivienda adecuada), párr. 11; Observación General 12 (derecho a una alimentación
adecuada) párr. 18; Observación General 14 (derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud) párrs. 32, 48 y 50, entre otras.
(58) Corte IDH, 28/02/2003, "Cinco Pensionistas c. Perú" (Fondo, reparaciones y costas);
01/07/2009, "Acevedo Buendía y otros (cesantes y jubilados de la controlaría) c. Perú".
(59) Corte IDH, 31/08/2017, "Lagos del Campo c. Perú" (Excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas), consid. 51 del voto concurrente de Ferrer Mac-Gregor Poisot, a
contrario sensu.
(60) Corte IDH, "Lagos del Campo c. Perú", cit., consid. 8 del voto en disidencia parcial
de Sierra Porto.
(61) "...El operador en lugar de romper la regla local supuestamente viciada, lleve a cabo
una 'interpretación conforme' de la normatividad doméstica con la supranacional, sobre la
idea de salvar la convencionalidad del precepto" (HITTERS, Juan C., "Control de
convencionalidad [adelantos y retrocesos]", LA LEY B-2015, 625 y ss.).
(62) ÁBALOS, María G., "Justicia constitucional, derechos humanos y control de
convencionalidad. Desafíos para las judicaturas locales", LA LEY del 15/12/2016, ps. 1 y ss.
(63) El "margen de apreciación nacional" es una tecnología utilizada frecuentemente por
el TEDH y, hasta ahora, mayoritariamente rechazada por la Corte IDH. Hitters, en cambio,
cita como ejemplo de aplicación del margen de apreciación nacional, por parte de la Corte
IDH, el caso "Castañeda Gutman c. México" del 06/08/2008, donde el organismo
internacional "permitió" que la Dirección del Gobierno y su actividad democrática interior
sea competencia exclusiva del Estado mexicano, en ciertos temas electorales (HITTERS,
Juan C., "Control de convencionalidad. ¿Puede la Corte Interamericana de Derechos
Humanos dejar sin efecto fallos de los tribunales superiores?", LA LEY del 02/08/2017, p. 6).
(64) "...Se ha definido como una suerte de 'deferencia' -del cuerpo supranacional
encargado de juzgarhacia las autoridades nacionales para que sean ellas las que fallen sobre
determinada temática, con independencia de los organismos que imponen los tratados
supranacionales. En ese caso las autoridades domésticas quedan... encargadas de resolver
determinadas vulneraciones de los derechos humanos. Ello se da en aquellas hipótesis en las
que el tribunal internacional considera que los cuerpos internos están en mejores condiciones
para decidir el asunto" (HITTERS, Juan C., "Control de convencionalidad [adelantos y
retrocesos]", cit., ps. 625 y ss.). En "Fontevecchia", uno de los fundamentos de la decisión se
asienta en la lógica del "margen de apreciación nacional", que es expresamente referido en
los consids. 10 del voto conjunto y 5 del de Rosatti.
(65) Explica Dalla Via, sin compartir, que "Fontevecchia" ha sido ponderado, por parte de
la doctrina, como una regresión (DALLA VIA, Alberto R., "Los derechos humanos y el
régimen constitucional de los tratados", LA LEY del 08/05/2017, ps. 7 y 8). Hitters es uno de
aquellos que sostienen explícitamente que "Fontevecchia" representa un retroceso, que
implica una vuelta de alguna manera al dualismo y además que se ha afectado el principio de
no regresividad (HITTERS, Juan C., "Control de convencionalidad. ¿Puede la Corte
Interamericana...?", cit., p. 7). Desde otra perspectiva, Gargarella, aun esbozando algunas
críticas, pondera la buena disposición del tribunal interamericano para entablar un proceso
discursivo de construcción de un "constitucionalismo dialógico" (GARGARELLA, Roberto,
"La ríspida conversación sigue consideraciones sobre el diálogo constitucional, a partir de la
resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 'Fontevecchia'", LA LEY del
07/11/2017, p. 9).
(66) "El tribunal interamericano ha interpretado que los tratados internacionales pueden
violarse cuando el Estado omite el dictado de normas a que está obligado, hipótesis en la cual
puede incurrir en responsabilidad internacional" (BAZÁN, Víctor, "Inconstitucionalidad e
inconvencionalidad por omisión", LA LEY del 20/12/2016, ps. 1 y ss.).
(67) Vid. CHAMIE, José F., "Principios, derechos y deberes en el derecho colombiano de
protección al consumidor", Revista de Derecho Privado, nro. 24, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 2013, p. 117.
(68) TORRES BUTELER, Eduardo, "La protección del consumidor...", cit., p. 126. El
citado autor arguye que "...desde un punto de vista estrictamente normativo, no podemos
soslayar que los doce tratados que gozan hoy de jerarquía constitucional no hacen ninguna
mención expresa a los denominados derechos de los consumidores, lo cual, como veremos,
no significa que éstos no se encuentren protegidos por el derecho internacional de los
derechos humanos. El hecho que los tratados no hagan una mención explícita a un sector
diferenciado de la sociedad que por su particular situación de inferioridad debe gozar de una
tutela especial, obedece a distintas circunstancias. En primer lugar, a la fecha de celebración
de los tratados la recepción del derecho del consumo no había alcanzado el vigor que
podemos apreciar hoy. Fue recién a partir de la década del 80 cuando comienza a esbozarse
en el derecho internacional público una corriente tendiente a contemplar los derechos de los
consumidores de manera expresa...".
(69) "...Fundándose en la naturaleza de los derechos humanos y en la filosofía política en
que se basa, cierta doctrina y la jurisprudencia de la Corte Europea, han tenido en cuenta,
aunque de una manera implícita, en base a una interpretación evolutiva de la Convención que
tenga en cuenta las cambiantes realidades, que otros derechos no enumerados o no
enunciados pudieran, en cierta forma, considerarse incluidos en el sistema internacional
europeo de protección" (GROS ESPIELL, Héctor, "Los derechos humanos no enunciados o
no enumerados en el constitucionalismo americano y en el artículo 29.c] de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos", Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, nro. 4, Madrid, 2000, p. 168, quien cita a
Gérard Cohen- Jonathan).
(70) La referencia a la protección conexa al medio ambiente corrobora la importancia del
anticipado paralelismo entre los derechos de los consumidores y los ambientales, y la
conexión que entre ellos se produce en el principio del consumo sustentable (art. 1094 Cód.
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Civ. y Com.).
(71) MARTÍN-RETORTILLO BAQUER, Lorenzo, "La defensa cruzada de derechos: La
protección del medioambiente en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos", Anuario Jurídico de La Rioja, Anales del Convenio Universidad de La Rioja -
Parlamento de La Rioja, Logroño, nro. 10, 2005, p. 20. En apoyo de tal razonamiento, cita la
sentencia del TEDH, 02/10/2001, "Hatton I", voto del magistrado de Estrasburgo Jean-Paul
Costa, en el caso donde se discutía en qué medida los ruidos nocturnos del aeropuerto de
Heathrow (Londres) perturbaban la vida de los ciudadanos por la contaminación acústica, que
se consideraba una intromisión en su propio domicilio (abrogada por decisión de la Gran
Sala, en aplicación del art. 43 del CEDH, el 08/07/2003).
(72) TC 119/2001 del 24 de mayo. En este caso, una española de nombre Pilar Moreno
Gómez decidió poner una ventana doble para aislar los ruidos producidos por bares aledaños,
por encontrarse en una "zona de copas". El fallo estimó: "Una exposición prolongada a unos
determinados niveles de ruidos que puedan objetivamente calificarse como evitables e
insoportables, ha de merecer la protección dispensada al derecho fundamental a la intimidad
personal y familiar, en el ámbito domiciliario...". Reclamó al ayuntamiento de Valencia el
pago de la factura y una indemnización menor por insomnios y otros daños. La sentencia del
TC, de gran trascendencia jurídica, por falta de prueba, no pudo satisfacer a la amparista, lo
que motivó que ésta llegara hasta Estrasburgo con éxito, concluyendo el proceso con sanción
a España por incumplir la garantía del derecho a la intimidad y el respeto al domicilio
(TEDH, 11/11/2004, "Moreno Gómez c. España").
(73) CANOSA USERA, Raúl, "Interpretación evolutiva de los derechos fundamentales",
Estudios en Homenaje a Héctor Fix Zamudio, Universidad Nacional Autónoma de México:
Instituto de Investigaciones jurídicas, México, 2014, p. 93.
(74) La denominación "por carambola" se utiliza para significar la posibilidad de proteger
un derecho no previsto a través de otro que sí lo está (JOVER GÓMEZ-FERRER, Rafael, y
otros, "Derechos fundamentales de los extranjeros en España", Ed. Lex Nova, Valladolid,
2010, p. 42).
(75) En referencia al derecho a la vida.
(76) Art. 16.1 de la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos (aprobada
el 27/07/1981, durante la XVIII Asamblea de Jefes de Estado y Gobierno de la Organización
de la Unidad Africana, reunida en Nairobi, Kenya, y que entró en vigor el 21/10/1986).
(77) STIGLITZ, Gabriel A., "Los principios del derecho del consumidor y los derechos
fundamentales", en STIGLITZ, Gabriel A. - HERNÁNDEZ, Carlos (dirs.), Tratado de
derecho del consumidor, cit., t. I, p. 312.
(78) QUAGLIA, Marcelo C., "El desequilibrio relacional y del orden público económico
de protección. Defensa del consumidor y revalorización de los principios generales (con
especial referencia a la buena fe y a la protección de la confianza). La equidad en el ámbito
del derecho del consumidor", en STIGLITZ, Gabriel A. - HERNÁNDEZ, Carlos (dirs.),
al consumidor debe sancionarse, incluso mediante daño punitivo, LA LEY del 29/08/2016, p.
9 y ss.
(105) BARREIRO, Rafael F., "La paciencia del consumidor, la dignidad humana y las
prácticas abusivas", RCód. Civ. y Com., Ed. La Ley, 2016, p. 151 y ss.