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sería aún más fuerte y podría mantener a raya a los familiares de la que

eligiese como esposa. Como ahora sabemos, nunca volvió y, al final, tuvo
que celebrar sus bodas fuera de Macedonia, aunque incluso en este caso
tardó bastante en hacerlo.
Es casi seguro que, en esos años iniciales de su reinado y antes de
pisar suelo asiático, Alejandro no veía las ventajas de mantener lo más
parecido que había en Grecia a una corte oriental, con varias esposas,
cada una con sus partidarios, que rivalizaban entre sí para hacer va-
ler los derechos al trono de sus respectivos hijos. Esa era, en parte, la
vida que había vivido Alejandro aunque con la suerte para él de que
su padre no había tenido hijos varones después de su nacimiento; las
tensiones, no obstante, y como ya habíamos visto, debían de surgir
cada vez que Filipo desposaba a una nueva esposa y estallaron de forma
evidente durante las propias celebraciones de la boda con la última de
ellas, Cleopatra. Como Alejandro pudo comprobar, ello era un factor
de desunión terrible puesto que la sociedad macedonia se podía pola-
rizar (y de hecho lo hacía) en su apoyo a unos o a otros; sin duda, esos
riesgos los percibió Alejandro en el momento de acceder al trono como
muestra el que mandara ejecutar a todos sus familiares, incluso lejanos,
como los hermanos lincestas o más próximos como su primo Amintas
para impedir cualquier real o imaginaria pretensión al trono por parte
de ellos y sus respectivos partidarios.
Resuelto el problema de la boda con la negativa del rey, ya solo queda-
ba ultimar los preparativos para la campaña asiática de Alejandro. Antes
de entrar en ella, ya en el próximo capítulo, nos quedan dos temas, no
menores, que tratar en este. Por una parte, los objetivos reales de la cam-
paña tal y como la había pensado Filipo y como, seguramente, la diseñó
Alejandro; por otra, diremos unas palabras sobre la composición del ejér-
cito de Alejandro en el momento de iniciar la guerra contra los persas.
Sobre el primero de los puntos, hemos de decir antes que nada que los
resultados finales de la expedición de Alejandro, esto es, la destrucción y
conquista del Imperio aqueménida y su llegada hasta los confines orien-
tales del mismo y su penetración hasta la India, ni estaban en la mente
de Alejandro y sus asesores ni nadie los hubiera considerado realizables
en el año 334. Es más, si alguien hubiera pronosticado a los griegos y a

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AlejandrolibroFINAL.indb 68 22/05/13 12:03

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