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"ESTADO, MODERNIZACIÓN Y
EDUCACIÓN EN MÉXICO 1970-1990"
A MODO DE INTRODUCCIÓN
Tres fueron los motivos que me indujeron intentar este trabajo. El primero de ellos,
adquirir conocimiento más claro y preciso acerca del sentido que ha tenido o se le ha
dado en México al término modernización. Desde mi entender, la expresión denota algo
más que moda en los discursos oficiales de nuestros días. Hay razones para suponer
que la misma ha sido usada -y hasta traducida- en programa y estrategia de gobierno
desde hace décadas en el país. El esfuerzo indagatorio ofrece algunos elementos que
dan cuenta de tal supuesto; de igual manera, destaca en qué momento, circunstancias y
condiciones se incorporó de modo sobresaliente en los discursos del Estado mexicano,
en general, y de algunos gobiernos en particular, sin olvidar la orientación y el sentido
que a la expresión se le ha pretendido dar en cada espacio histórico de la vida nacional.
Aunado a lo anterior, aparecen -de modo inevitable y natural- dos vocablos que señalan
algo así como una síntesis de política global en distintos periodos de la vida mexicana.
Estos son: crisis y desarrollo. La experiencia vivida entre los mexicanos en los últimos 25
años, permite suponer que crisis-modernización-desarrollo, cobre mayor sentido si bien
de modo diferente, en relación con etapas anteriores. En qué medida tal consideración
resulta cierta o no, es algo que se pretende aquí explicar, al estudiar algunos ejemplos
en los que la trilogía se vuelve relevante, sin olvidar que su consumación de modo total,
según se verá a lo largo del trabajo, no siempre fue posible.
El segundo motivo, tiene qué ver con la experiencia docente que por más de una década
he desarrollado en la Universidad Pedagógica Nacional; particularmente, en el manejo
de algunas materias bajo la responsabilidad de la Academia de Sociedad Mexicana. Me
parece que el trinomio crisis-modernización-desarrollo ha sido poco manejado para
explicar las transformaciones observadas y vividas en México a lo largo del tiempo que
se señala. Esto puede deberse a que se ha juzgado innecesario un tratamiento analítico
de este tipo o porque se ha pensado que una sola de estas categorías de análisis es
3
suficiente para explicar y entender un período determinado. Sin negar la validez que
pueden tener otras formas de examinar cuestiones de interés en algún momento de la
vida nacional, juzgué que el manejo de éstas categorías pueden ayudar a comprender
mejor los fenómenos sociales derivados del proceso de transformación en el período
1970-1994.
Un concepto que vale tener muy en cuenta para el propósito que anima este trabajo es
sin duda, el Estado Mexicano como ente generador, constructor y organizador de un
proyecto de país que ha ido adquiriendo características particulares a través de políticas,
programas y estrategias de gobierno en cada momento sobresaliente de la vida nacional.
Los señalamientos -aunque muy breves- que aquí se hacen, conllevan la idea de
sostener que el termino "modernización" ha estado presente en el andar de nuestra
sociedad como también los de "crisis" y desarrollo. Y en este juego, el Estado mexicano,
ha sido un actor de primer orden hasta nuestros días.
El tercer motivo obedece a una preocupación personal. Ser docente significa -según
entiendo- procurar mantener un discurso vivo, ágil y fresco frente al estudiante. Ello
obliga a renovar lo que se tiene para mejorar lo que se hace. La actualización en lo
disciplinario -sin descuidar lo pedagógico y lo didáctico- así sea por la vía del
autodidactismo, resulta no sólo necesaria, sino una obligación esencial del docente. El
propósito entonces, es tratar de renovar el quehacer docente propio, acudiendo a una
mayor información sobre los contenidos disciplinarios, los conceptos analíticos y los
métodos de enseñanza para los mismos. Lograrlo representa una tarea nada fácil, sobre
4
todo, para quien carece de una formación teórica y metodológica, como es en general el
caso del normalista mexicano.
Expuestos los motivos, vale señalar que en el trabajo destaca el rubro educación como
materia de reflexión. Sobre este particular, hay quienes afirman que una sociedad para
desarrollarse, necesita antes una buena educación; otros sostienen que sin un desarrollo
económico fuerte, no es posible una educación de calidad. Pretender un análisis con
respecto del caso mexicano, acerca de qué es lo primero y qué lo segundo, requeriría de
tiempo y espacio, aparte de saber si tiene sentido un examen con premisas así
formuladas. Traer a colación aquí el rubro educación, obedece más bien a la creencia
de que en cada proceso de modernización -entendida como política global del Estado
mexicano- se ha planteado con alguna especificidad, un proyecto educativo fuertemente
asociado al proyecto global. Esto es, la política educativa en un momento determinado
del país, se desprende de una política global formulada por el Estado o por el gobierno
en turno. De ahí la importancia en su estudio.
Luis Villoro afirma que modernización significa "el paso de una sociedad tradicional a una
sociedad moderna" ¿Pero cómo entender este paso? El mismo autor sostiene que este
paso se construye a partir de "un proceso de racionalización" que se caracteriza por
ciertos rasgos de "productividad industrial reguladas por las leyes del mercado", y
agrega, "la modernización conlleva el desarrollo de una burocracia profesional y la
1
vigencia de un orden independiente del poder político" .
Por su parte, Jorge Sánchez-Azcona plantea que la palabra sirve para "describir los
procesos de cambio que las sociedades menos desarrolladas han tenido para seguir el
patrón occidental que las sociedades industrializadas les han impuesto". Abunda al
afirmar que la modernización significa "un grado de crecimiento real en la economía a fin
2
de permitir el desarrollo de la producción y el consumo".
Desde la concepción de Arnaldo Córdova, modernización sería "el proceso diferenciado
y multiforme del desarrollo de las sociedades capitalistas y la adecuación de las
1
Para mayor información, véase Luis Villoro, p. 29-34.
2
Para mayor información, véase Jorge Sánchez Azcona, p. 54-59
7
De manera menos teórica, Franco Pasquini señala que modernización "es el conjunto de
cambios en la esfera política, económica y social que ha caracterizado los últimos dos
4
siglos" .
3
Para mayor información, véase Arnaldo Córdova, p. 264-281.
4
Citado por Arnaldo Córdova, p. 261.
8
de organización político-social que éste ha generado, entre las que adquiere una
importancia singular el Estado. De aquí que, el Estado capitalista -al situarse en el centro
de las sociedades modernas- ha integrado la palabra modernización como parte medular
de sus discursos. En otras palabras, la modernización expresa la síntesis de lo que el
Estado moderno pretende o ha intentado alcanzar en un periodo histórico determinado.
A esta tendencia no escapa el Estado mexicano, ni los gobiernos que lo han encarnado.
Se puede asumir entonces, que la modernización ha sido el ideal de México desde el
mismo momento en que nos convertimos en una sociedad independiente y que tal
proceso puede ser dividido para el propósito que anima este intento, de la manera
siguiente: 1789-1867, 1867-1910, 1910-1940, 1940-1970 y 1970-1994. Los tres
primeros son revisados de manera muy general con el fin de destacar los rasgos que
distinguen a cada uno.
A partir de 1940, se entra a la reflexión de los diversos problemas por los que atraviesa el
país hasta nuestros días. Ello nos ayudará a pensar en los caminos más apropiados
para nuestro mañana.
Toda vez que a los factores internos se han sumado los externos, y en muchos casos de
manera protagónica para contribuir a la descomposición social que ha precedido a cada
momento; en principio, la idea de modernización como aquí se ha querido entender,
arranca al triunfar el movimiento francés en 1789, cuando el liberalismo político
contribuyó a consolidar al capitalismo como sistema dominante de producción en todo el
mundo. En las colonias americanas -independientemente de sus conflictos internos- las
ideas que ahí triunfaron, reforzaron las luchas a fin de generar Estados-nacionales de
signo capitalista. Este es el sentido que cobra el movimiento de 1810 en nuestro país,
mismo que se prolongaría hasta 1867 cuando el grupo liberal obtiene el triunfo sobre la
fracción conservadora y cierra este primer intento modernizador.
9
En este largo trance, los grupos en disputa estuvieron de acuerdo en edificar una
república, más no en la concepción de Estado que la sostendría. Los conservadores se
esforzaron por generar un Estado monárquico y los liberales por crear un Estado
republicano.
La modernización no sentaba sus reales aún en nuestro país, a pesar de que tanto
conservadores como liberales mantenían su ideal de transformar a México en un país
civilizado, estable y moderno. Debido a que ambas corrientes estaban convencidas que
sus recursos eran insuficientes para lograr esta meta; buscaron apoyo en las potencias
extranjeras de la época: los conservadores hacia Francia y los liberales hacia Estados
Unidos.
En este contexto, los liberales tras derrotar a Santa Anna en 1854-55, se dieron a la
tarea de promulgar iniciativas que abrieran el camino hacia la construcción de un Estado
liberal: (Ley Juárez, Ley Lerdo, Ley Lafragua, Ley Iglesias y Leyes de 1859 -conocidas
10
como Leyes de Reforma-. En esta concepción y desde la lógica liberal, no podía faltar
una Ley de Instrucción Pública y Bellas Artes (1864), que sirviera de fundamento a la
gran revolución económica, política y social de México. Este movimiento dio pie a una
nueva Ley Suprema y a la edificación de un Estado Nacional en términos reales, en
donde las garantías individuales, libertad plena de expresión (oral y escrita), democracia
política, separación Iglesia-Estado, supresión de fueros y privilegios (eclesiásticos, civiles
y militares), abolición de las alcabalas, diezmos y primicias, desamortización de los
bienes de la Iglesia, modificaciones al régimen de tenencia de la tierra, creación del
Registro Civil, libertad de creencias, secularización de los cementerios y control del
Estado sobre la educación pública se fueron convirtiendo en haceres cotidianos.
Sin embargo, los intentos modernizadores del grupo liberal le costaron al país una nueva
guerra -la de Tres Años- y otro fugaz imperio como esfuerzos inútiles por detener el
proceso modernizador de la nación.
Con el asenso de Porfirio Díaz al poder y resuelto el Estado mexicano ante el dilema de
ceder territorio o soberanía estatal, se pensó que resultaba mas "apropiado"5 retomar -
actualizándolo- el viejo proyecto económico liberal para insertar a México en el concierto
de las naciones civilizadas, mediante el establecimiento real de un capitalismo a la
"mexicana", que adoptara como modelo, la estructura económica de enclave; esto es,
agro-minera-exportador.
Bajo esta percepción, Díaz consumó de paso la idea de los liberales respecto de Estados
Unidos; "hacer de la relación económica con el vecino del Norte, no un peligro, sino un
medio para lograr la modernización y el progreso material del país" según Lorenzo
6
Meyer .
5
Entrecomillado mío.
6
Para mayor información, véase Lorenzo Meyer, p. 131-140, Josefina Vázquez y Lorenzo Meyer, p. 17-112.
11
La consolidación del sistema capitalista en México -con sus crisis cíclicas- había hecho
posible que la modernización echara raíces en el suelo nacional, pero sólo en un renglón:
el económico, puesto que en lo político la democracia estaba ausente y en lo social el
peonaje, la servidumbre, la leva, el derecho de pernada, las jornadas de trabajo de sol a
sol, la miseria y el analfabetismo de la inmensa mayoría de la población fueron cosa
corriente a lo largo de los 35 años de porfiriato.
Ejemplo de esto último es el hecho de que hacia fines de la dictadura; de una población
total de 15 millones de mexicanos, 11 no sabían leer, ni escribir, ni conocían los números
afirma Moisés Ochoa Campos7, a pesar de haberse formulado dos proyectos educativos
a lo largo de este régimen: el de Joaquín Baranda y el de Justo Sierra. Esto explica que
la educación se situara como uno de los "grandes problemas nacionales" años después,
dado que sin educación no puede haber transformación social, es decir, modernización.
Pero aún siendo el gran orgullo de la dictadura porfirista, lo económico, ésta sufrió
reveses significativos por las crisis externas del sistema capitalista en 1905 y 1907. Lo
anterior evidenciaba que para una nación como México; crisis, modernización y
desarrollo interno, dependían en buena medida, de lo que afuera ocurría por un lado, y
que la modernización tan anhelada, y los cambios que debería conllevar, seguían siendo
tan sólo frases del discurso oficial, por el otro.
México era sin embargo, otro país luego de cien años de independencia, pero todavía no
el país civilizado, independiente, democrático y moderno que se había deseado crear.
7
Para mayor información, véase Moisés Ochoa Campos, p. 225-237.
12
Los proyectos de Joaquín Baranda y Justo Sierra poco pudieron hacer para sacar de la
ignorancia a la nación mexicana; la paz, el orden y el progreso no se tradujeron en
mejores condiciones de vida para los connacionales. Modificar esta situación; es decir,
pasar de un régimen de dictadura en el que sólo se benefició a los grandes propietarios y
a la aristocracia, a un Estado de Leyes e instituciones, moderno, civilizado y
cualitativamente distinto, representó el gran ideal perseguido por los hombres y grupos
revolucionarios que se levantaron en los sucesos de 1910-1917.
Era el momento de avanzar hacia una nueva fase de la modernización inconclusa del
país: la tercera. El advenimiento del siglo XX abrió una nueva era en nuestra historia
como nación, en la cual la modernización como proceso se transmutó en política de
Estado y en distintas estrategias de gobierno.
8
Este no sería el caso de Alvaro Obregón.
14
9
Para mayor información, véase Francisco Arce Gurza, p. 145-149.
15
10
progreso material... los ideales humanistas resultan accesorios, secundarios" . El ideal
modernizador de Calles era poner fin a la ignorancia, a la escasez, a la pobreza; en otras
palabras, liberar al pueblo de la explotación y del sometimiento, mediante el trabajo, la
educación, la razón y la ciencia. Puede afirmarse que para Calles la espina dorsal de su
política era la reorganización y modernización de la economía nacional y la educación el
medio idóneo para lograrlo. La educación se transformó así, en la tarea fundamental
para organizar y mejorar el trabajo en el campo y para sentar las bases de un
nacionalismo político, económico y social.
Explica esto, el nuevo programa agrícola que no sólo consistió en la política de reparto
de la tierra, sino en crear una red de Escuelas Centrales Agrícolas, reformar el plan de
estudios de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo e instaurar un Centro para el
Fomento de la Pequeña Propiedad, a fin de impulsar la producción y el consumo. El
principio consistía en "enseñar aprendiendo", razón por la cual se dotó a las escuelas de
créditos y recursos propios, acordes con las necesidades regionales, mediante la
creación de instituciones financieras -Banco Agrícola Ejidal- dirigidas por los directores
de las escuelas. Con esta acción, se buscaba vincular a la educación con el desarrollo
económico.
10
Véase Arce Gurza, ob. cit., p. 149-156, 170-175.
16
El conflicto religioso -1926-, la crisis política ante el asesinato de Alvaro Obregón (1928) y
el desplome de la economía mundial -crack de 1929-, obligó al Estado comprometido
como le llamara Miguel Bazañez, a reorientar su tarea modernizadora. Esto es, el
proyecto económico, social y educativo de la Revolución inició una serie de medidas que
encaminara al país hacia una sociedad industrial, pero teniendo como soporte de la
misma, el desarrollo agrícola. El salto significaría radicalizar el proceso revolucionario.
Con el ascenso a la Presidencia de la República del general Lázaro Cárdenas, se fueron
dando los pasos necesarios para: 1) Asumir en términos reales, el control de todos los
recursos del país mediante una política de expropiaciones y nacionalizaciones que le
permitiera en los hechos, ejercer la rectoría de la economía nacional; 2) Propiciar una
política de acumulación del capital nacional con vistas a impulsar y modificar el sentido
de desarrollo agrícola, industrial y comercial; vale decir, desarrollo económico; 3) Lograr
la configuración de un sólido mercado interno; 4) Avanzar en la constitución de un partido
de masas en vez de un partido de cuadros; es decir, liquidar el caudillismo y el maximato,
instaurando de modo definitivo un régimen de leyes e instituciones y; 5) Dar organicidad
a un nuevo modelo educativo, cuyos principios y aplicación, sirvieran de apoyo a la
consolidación de la modernización e independencia del país.
Ante tales propósitos, Victoria Lerner afirma que entre las causas que provocaron el
surgimiento de la Escuela Socialista pueden señalarse: a) Debido al control que los
extranjeros seguían ejerciendo sobre la economía mexicana, se hacía necesario buscar
la manera de defender la industria nacional de la competencia extranjera; b) los
mexicanos estaban en posibilidad de producir sus propios artículos por los efectos de la
crisis de 1929. Para ello, había que masificar el reparto de la tierra y ofrecer capacitación
técnica a los campesinos a fin de mejorar y diversificar la producción agrícola y
ganadera; c) encontrar las vías para mejorar la situación del obrero no exclusivamente
por la elevación del salario; d) buscar mecanismos que desterraran las taras de una
sociedad tradicional y formular una política educativa que impulsara el desarrollo de una
17
Bajo esta óptica, la educación y sus instituciones fueron reorientadas con miras a
reencauzar sus objetivos y prácticas. El Estado y las premisas del discurso
revolucionario -nacionalismo, anti-imperialismo, independencia económica y soberanía
política- así lo exigían. A las instituciones creadas en el marco de la Escuela Rural
Mexicana -gobiernos de Obregón-Calles- se sumaron los Internados Indígenas, las
Escuelas para los Hijos del Ejército, las Escuelas para Hijos de Trabajadores (obreros),
las Escuelas Regionales Campesinas y, quizás la más importante, el Instituto Politécnico
Nacional (IPN).
11
Para mayor información, véase Victoria Lerner, p. 91-102.
12
Véase Lerner, ob. cit., p. 104-118.
18
Estas dos últimas buscaban propósitos claros e inobjetables. Por un lado, formar
profesores no sólo para la enseñanza formal y académica en primaria, sino que
estuviesen preparados para ofrecer capacitación a los campesinos a fin de mejorar y
elevar la producción en el campo. Se intentó incluso, introducir la tecnología en la
producción agrícola, ganadera y forestal. Por el otro, con la creación del IPN, se
buscaba formar cuadros técnicos de alta calificación, que cubrieran dos funciones
esenciales en la búsqueda de un desarrollo industrial independiente: 1) la organización y
dirección de la planta productiva ya existente o por establecerse en el país y, 2) la
creación de ciencia y tecnología propias que respondieran a las condiciones económicas
y geográficas de México -suelo, clima, altitud, etc.-, así como a las aspiraciones que
como sociedad nacional se tenían.
Con estas medidas, sostienen Clark Reynolds y Jorge Cárdenas, las bases para un
México industrial con "desarrollo hacia adentro y desde dentro" estaban puestas13.
Desde luego, estos esfuerzos fueron favorecidos, sin lugar a dudas, por la coyuntura
mundial. Los factores externos -la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución
de Octubre de 1917 y la gran crisis económica de 1929, por citar algunos -permitieron a
los gobiernos mexicanos un mayor espacio de autonomía estatal para realizar sus
proyectos. La Primera Guerra Mundial por ejemplo, convirtió a los Estados Unidos en la
13
Para mayor información, véase Osvaldo Sunkel, p. 35-48.
19
Vale señalar dos aspectos más, como motivo de preocupación gubernamental durante el
periodo que se alude. La fundación y desarrollo de instituciones financieras, tales como:
Banco de México, Banco de Crédito Rural, Banco de Crédito Ejidal, Nacional Financiera,
Banco de Comercio Exterior, etc., son signos que denotan el interés por contar con
instituciones financieras y capital propios, para apoyar las necesidades de los distintos
sectores de la producción que buscaban mejorar y elevar la productividad; lo que es
decir, la economía nacional.
Sin embargo, los grandes pasos que se dieron en la década 20-30, se vieron
bruscamente interrumpidos hacia fines del sexenio cardenista entre otras razones por la
falta de: a) una burguesía nacional, organizada y propia del naciente Estado
Revolucionario; b) capital suficiente que apoyara de manera sobresaliente el proceso de
industrialización; c) una planta productiva con capital nacional; d) tecnología propia que
permitiera prescindir -si bien no totalmente- de la extranjera; e) un mercado interno sólido
y amplio y; f) una conciencia nacional de los nuevos ricos, que se fueron multiplicando en
las dos décadas.
Estos elementos -y, algunos más- definieron los límites del Estado mexicano según Nora
Hamilton14; es decir, los límites al proyecto de desarrollo independiente y popular de esas
décadas. Mas todo lo anterior nos demuestra que con las ideas y acciones emprendidas
por y desde el Estado, México deja de ser "una nación de terratenientes" -siglo XIX- para
transformarse en "una nación constituida por alianzas -burguesía emergente, clases
medias urbanas y rurales, campesinos y trabajadores-" (Gilly, Ibidem.). Esto es, se pasa
de una nación en la que el Estado disputa a la Iglesia la dirección y el control de la
educación a otra, donde aquel se abroga el derecho de crear, difundir y desarrollar un
sistema de educación pública, que a su vez le permite edificarse como un Estado fuerte
e independiente del exterior, capaz de decidir por sí mismo, los destinos de la sociedad
nacional.
14
Para mayor información, véase Nora Hamilton, p. 248-261.
21
Con los señalamientos hasta aquí hechos, puede suponerse que crisis modernización-
desarrollo, parecen estar presentes en cada gran periodo revisando de modo breve en
este espacio. Desde luego, conviene no ignorar ni matices, ni sentidos en su aplicación;
y esto vale la pena tomarlo en cuenta para el estudio del México que nos es más cercano
no sólo en tiempo.
22
Hay que señalar también, que hacia 1940 las condiciones mundiales mostraban un claro
signo de cambio radical por el fenómeno de la gran guerra. En el país se avanzaba
hacia una reorientación de la política del Estado Mexicano con la llegada del general
Manuel Ávila Camacho a la presidencia de la República. La característica del proceso de
modernización en el país a partir de ese año y hasta 1970, sería otra.
15
Para mayor información, véase a Jesús Silva Herzog... p. 113-120.
16
Para mayor información, véase a Daniel Cosío Villegas... p. 125-132.
23
educación cuyo contenido y orientación era distinto a la política general que el Estado
había resuelto impulsar a partir de esta nueva condición.
Por haberse declarado cristiano -lo que es decir católico-, la administración de Ávila
Camacho, reoriento sus relaciones con la Iglesia en un plano de mutua tolerancia. Con
la reforma al Artículo Tercero Constitucional, Estado-Iglesia se encaminaron al cultivo de
una relación que andando el tiempo, permitió al segundo, recuperar espacios de poder
arrebatados tiempo atrás.
Desde luego, el regreso de capitales extranjeros al país por estos años, tiene qué ver por
un lado, el que los efectos de la crisis de 1929, habían sido superados en buena medida
al interior de las economías metropolitanas -la norteamericana en particular-, y por otro,
que la institucionalización del Estado surgido de la Revolución -el Partido de la
25
Para mantener el crecimiento sostenido, que alcanzó en la década de los sesenta una
tasa media anual del 7.5%19, a pesar de procesos inflacionarios, medidas de
devaluación, y descenso de salarios; la política del Estado con respecto de la clase
trabajadora -en particular hacia las organizaciones- fue muy particular. Ejemplos: 1) a la
clase trabajadora se le obstaculizó para frenar su creciente descenso en la participación
del producto a pesar del incremento del empleo en el proceso productivo industrial; 2) la
CTM, por su origen y porque los grupos políticos que la gestaron perdieron su capacidad
de controlarla, se convirtió en "un muro de contención de las demandas políticas,
salariales y gremiales de la clase obrera. De este modo los gobiernos sucesivos
pudieron llevar adelante su política de desarrollo industrial sin obstáculos.
17
Para mayor información, véase Miguel Bazañez. p. 20-47.
18
Para mayor información, véase Alberto Azis, p. 89.
19
Para mayor información, véase Roberto Cabral, p. 68.
26
Vale la pena señalar que las medidas de control para alcanzar lo que arriba se
menciona, el Estado también procuró hacer algo semejante con respecto a la clase
dominante. Así, a principios de la década de los cuarenta, promulgó una Ley para
conformar organizaciones gremiales como: la Confederación Nacional de Cámaras
Industriales -CONCAMIN-, la Confederación de Cámaras de Comercio -CONCANACO- y
la Cámara Nacional de la Industria de Transformación -CANACINTRA-. Todas ellas
agrupando a los empresarios más connotados del país pero bajo la mirada atenta de los
gobiernos de la época, en relación a su desempeño con respecto del modelo de
desarrollo.
Desde luego, el trasfondo de lo que bien puede entenderse como un nuevo pacto entre
el Estado y la clase dominante con relación modelo, está el crecimiento económico y con
ello mantener la estabilidad política, vía movilidad social. En un intento por puntualizar
los rasgos del modelo desarrollista mexicano, puede decirse en principio, que el Estado
además de pasar a ser un ente regulador; como gobierno, proporcionó infraestructura
básica y estímulos a la inversión privada para lograr el crecimiento económico y la
industrialización. Conforme se fue avanzando en tiempo, el país experimentó
transformaciones en su estructura social de tal manera que de dos tercios de la mano de
obra que se empleaba en el campo en 1940, ésta se modificó hasta llegar a ser de sólo
20
un tercio en 1970 . En este proceso mucho incidió el desempeño del Estado en lo que
se refiere a la integración del mercado nacional, así como en la inversión realizada en la
agricultura -de exportación- y en la industria. El problema fue que frente a la insuficiente
acumulación de capital para responder a la nueva estrategia, muy pronto el Estado se vio
en la necesidad de recurrir a préstamos tanto internos como externos. El gobierno -o
debiera decirse: los gobiernos- en su afán de promover la inversión privada y con ello
lograr la industrialización plena del país, descuidó o no atendió como debió hacerlo, sus
responsabilidades sociales; esto es, traducir de manera más extensa e intensa el
20
Para mayor información, ver Daniel Levy-Gabriel Székely. p. 151-159.
27
21
Para mayor información, ver Francisco R. Dávila A. p. 53-73 y Daniel Levy, ob. cit., p. 159-166.
28
Las acciones emprendidas por cada uno de los regímenes a lo largo del periodo, bien
vale la pena reseñarlos a fin de tener una idea más precisa acerca del proyecto. Al
ascender a la presidencia de la república el general Manuel Ávila Camacho juzgó que la
29
educación debía ser la base más sólida para asegurar y garantizar la unidad nacional, y
esta sólo podía alcanzarse mediante la unidad en la educación. Con este ideario dio
comienzo la reorganización de la Secretaría de Educación dado el crecimiento de los
servicios, del sistema educativo y las necesidades técnicas. Otro aspecto a revisar fue la
orientación filosófica, jurídica, política e ideológica en la materia. Sostener la escuela
socialista al interior de un proyecto de desarrollo cuyos propósitos eran opuestos a los
principios sustentados por el proyecto educativo de la revolución, en particular el del
gobierno cardenista, resultaba un contrasentido. Esto explica la breve permanencia de
Luis Sánchez Pontón como secretario del ramo; pues él quiso mantener la escuela
socialista por un principio de lealtad a los postulados de gesta de 1910. La llegada de
Octavio Véjar Vázquez a la dependencia, significó entre otras; suprimir la coeducación,
las Escuelas Regionales Campesinas; "moralizar al magisterio" que simpatizaba con las
ideas de la revolución; incluso llegó a sostener que los principios de la escuela socialista
eran contrarios a los términos de democracia. Demócratas habría de sostener: son
aquellos que quieren el engrandecimiento de México, la integración definitiva de nuestra
nacionalidad y la formación en cada uno de nuestros niños y en cada adolescente, el
concepto de patria"22. En su empeño por dar un nuevo giro a la educación, se dio a la
tarea de elaborar una Ley Orgánica de Educación para reglamentar el artículo tercero
constitucional. La intención era preparar un proyecto educativo que respondiera
adecuadamente al modelo de desarrollo que se iniciaba, como también hacer realidad la
idea de unidad en la educación. Nuevos planes, programas, contenidos y métodos en
enseñanza cobijados por esta Ley, se implantarían en todas las escuelas del país, lo
mismo rurales que urbanas. Los objetivos por alcanzar según el secretario Véjar
Vázquez eran: a) borrar las desigualdades; esto es, la escuela debía lograr
homogeneidad espiritual, unificación mediante el amor entre todos los mexicanos a fin de
formar una nación fuerte; b) unidad nacional como aspiración definitiva de la nación
22
Para mayor información, véase Isidro Castillo, p. 42-44.
30
Por los grandes cambios que se iniciaban en el país al situar como punta de lanza del
modelo de desarrollo a la industrialización, la relación ciudad-campo se estrechaba más
y junto con ello daba principio la desruralización del campo, el crecimiento de grandes
ciudades, así como de zonas urbanas y de cinturones de miseria. La escuela rural que
se orientó en poner más énfasis en la raíz y herencia cultural y en atender y resolver las
necesidades de la población campesina e indígena, fue sustituida por una escuela donde
la urbano, citadino y la idea de progreso y conocimiento que no de formación, cobraron
predominancia. Las medidas tomadas, el tono de discurso del Secretario y el trato que
se dio al magisterio, provocaron una airada reacción en la población rural y en los
profesores, demandando por un lado, la permanencia del proyecto educativo de la
Revolución; y por otro, la salida de quien consideraban enemigo de la Escuela Rural.
Ante la presión, Jaime Torres Bodet sustituye al autor de la llamada Escuela del Amor.
Según Pedro Gringoire, Torres Bodet tenía un elemento poco favorable para hacer frente
al candente problema, no ser profesor; pero en cambio poseía otras cualidades que
mucho le servirían: no ser un desconocido y sí un hombre de selecta cultura, además de
que no era un político profesional24. Discípulo y secretario particular de José
Vasconcelos, cuando éste fue Secretario de Educación; es considerado el arquitecto del
proyecto educativo del modelo económico desarrollista y el último de los grandes
Secretarios de Educación de este siglo. Frente a los graves problemas que el país
padecía en materia de educación; en agosto de 1944, el presidente Ávila Camacho
firmaba una Ley que formalizaba la campaña de alfabetización que emprendería el
nuevo Secretario para combatir el analfabetismo que en ese entonces padecía la mitad
23
Ver, Isidro Castillo, ob. cit., p. 40-41.
24
Para mayor información, véase Ernesto Meneses Morales, p. 263-267.
31
25
de la población, según lo afirmara el mismo Torres Bodet . Con esta acción, daba
comienzo la configuración del proyecto educativo para responder a las nuevas
exigencias que al país se le planteaban. Mediante una revisión crítica, reforzó y aumentó
en número, las menciones culturales, impulsó la edición de cartillas de alfabetización y
estableció en febrero de 1944, el Comité Administrativo del Programa Federal de
Construcción de Escuelas (CAPFCE). Para avanzar hacia la intención de dar unidad a la
educación, sustituyó el plan de cuatro años de estudios que venían funcionando en las
escuelas normales rurales por el de seis que se venían trabajando en las normales
urbanas; reorganiza planes y programas de estudio de la educación primaria en dos
grandes apartados: instrumentales e informativas; suprimió la frontera entre la escuela
secundaria y la llamada pre-vocacional; creó el Departamento de Enseñanzas
Especiales para favorecer la educación técnico-industrial; fundó la Escuela Normal
Superior y el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en 1944-45; reformó el
Artículo Tercero Constitucional con miras al establecimiento de una "educación
democrática y práctica"26. Mediante tres sucesivos congresos realizados entre 1944 y
1946, logró establecer las bases para la constitución del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación -SNTE-. El modelo educativo desarrollista y de Unidad
Nacional empezó a tener cuerpo y claridad en cuanto a orientación, a partir de estas
grandes decisiones. Lo que hicieron los sucesivos secretarios y el mismo Torres Bodet,
en su segundo periodo como responsable de la política educativa del país, contribuyó a
fortalecer el proyecto. Frente lo extenso del asunto, sólo destacaremos aquí las
cuestiones más sobresalientes:
25
Para mayor información, véase Meneses Morales, ob. cit., p. 269-271.
26
Para mayor información, véase Meneses Morales, ob. cit., p. 306-307.
32
27
del Instituto Nacional de la Juventud" . Manuel Gual Vidal, Secretario de Educación
durante el régimen, intentó poner en marcha un proyecto novedoso, para apoyar la
política de industrialización en la que Alemán Valdés centró su proyecto de gobierno. La
propuesta consistió en un "Sistema de escuelas paralelas". Esto es, una primaria normal
de seis grados y otra de cinco que se llamó "de aceleración". Bajo el principio de
Escuela Unificada -que no de unidad- se estableció la idea de facilitar el acceso al mayor
número de jóvenes a la enseñanza media y superior de carácter técnico, en especial
hacia el terreno agrícola e industrial. El carácter práctico del proyecto se tradujo en una
escuela del trabajo y para el trabajo que debía iniciar desde la primaria y que sin
descuidar la memoria y la receptividad, desembocara en una "escuela que produzca
28
manos más prontas, dedos más hábiles, sentidos mejor ejercitados" . Con este
principio, se pasó de la educación integral, a la educación para capacitar y crear bienes
económicos de manera pronta. La justificación de este vuelco se sustentó en que los
países de economía atrasada como el nuestro, reclamaban una formación técnica
acelerada a fin de transformar la materia prima en productos elaborados y con ello,
competir mejor en los mercados de consumo.
Entre 1951-1952, dos cuestiones sobresalen en el horizonte político. El enorme giro que
se había dado en materia de reforma agraria, situación que tenían muy molesto a
algunos hombres cercanos al general Cárdenas; y la elección de un civil en 1946. Para
los militares, éste hecho significaba un lento e irreversible proceso de pérdida de
espacios en los altos puestos de la administración pública. Ambas cosas se conjugan en
el lanzamiento del general Miguel Enríquez Guzmán a conquistar la presidencia de la
República frente al aspirante oficial Adolfo Ruiz Cortines. De las realizaciones durante el
ruizcortinismo, destacamos aquí, el haber concedido el voto a la mujer; y por otro, la
devaluación del peso a 12:50.
27
Para mayor información, véase Meneses Morales ob. cit., p. 341-343.
28
Para mayor información, véase Isidro Castillo, ob. cit., p. 75-77.
33
Debido a que en el mundo se vivía en plena guerra fría, Ruiz Cortines nombró Secretario
de Educación a José Ángel Ceniceros, que por cierto ha resultado ser el único profesor
29
normalista que ha ocupado ese puesto a lo largo de este siglo , quien estableció la
Escuela de la Mexicanidad, en su proyecto de trabajo. Esta tendría como columna
vertebral, desarrollar fuertemente desde el aula, sentimientos hacia el mexicano, lo
mexicano y la formación moral y cívica para consolidar a la familia mexicana. Todo esto,
con el propósito de contribuir de modo más amplio a reforzar el desarrollo de la unidad
nacional que para estos momentos parecía entrar en crisis.
Hay la opinión sin embargo, de que en éstos seis años -1952-1958- los hechos y logros
en materia educativa para apoyar la política de industrialización del país y de desarrollo
en general, fueron modestos frente a lo realizado entre los años de 1940-1952. De los
estudios revisados para entender y explicar tales juicios, se puede desprender entre
otras cosas lo siguiente: que la vitalidad del discurso de unidad nacional luego de más de
doce años de mantenerse, manifestaba claro agotamiento; que a la vuelta de dos
sexenios de haberse abandonado los principios de la gesta de 1910, la Revolución
Mexicana acusaba una mayor crisis no sólo de orden político, sino de orden social y
hasta moral. Por si esto no fuera suficiente, el tránsito repentino de una economía
agrícola a una economía industrial sin la debida preparación de la sociedad, trajo como
resultado, reordenación de la sociedad y mayor desigualdad. La Escuela Rural como
proyecto social prácticamente desapareció. A los grandes cambios en el terreno
económico, la enseñanza memorista y verbalista no podía mantenerse como opción para
responder a los retos del desarrollo. No pocos estudios sobre los problemas del país,
llegaron a sostener que hacia fines de los cincuenta, en vez de preparar para saber y
hacer, sólo se preparaba para saber, y que en lugar de consolidar la unidad nacional,
30
nos fuimos hacia la "uniformidad nacional" .
29
Para mayor información, véase Meneses Morales, ob. cit., p. 403-405.
30
Para mayor información, véase Isidro Castillo, ob. cit., p. 95-96.
34
El costo económico, político, social y educativo que se sentía ya por estos años, condujo
al Estado Mexicano a reflexionar acerca de lo que estaba sucediendo. Cuarenta años de
gobiernos revolucionarios según los discursos oficiales, sólo habían logrado que de 7
millones de niños que demandaban educación, sólo la mitad asistían a la escuela, y que
el promedio nacional de escolaridad apenas alcanzaba el segundo año31. ¿A qué se
debía este problema? De las muchas reuniones que promovió el Estado para encontrar
las razones de este atraso, se concluyó que en el país la educación -como en muchos
otros renglones de la vida nacional- no se planeaba. Descubierto lo que se consideró
como problema medular, el Estado creó una instancia que se concretara a realizar esta
tarea. Así nace el Consejo Nacional Técnico de la Educación -CNTE-, que curiosamente
coincide con la sucesión presidencial y el paso de la política económica de crecimiento
con inflación a la política de desarrollo con estabilidad.
31
Para mayor información, véase Morales Meneses, ob. cit., p. 466-468.
35
fijado como propósito, que al finalizar la década de los sesenta, ningún niño en edad
escolar, -sin olvidar el crecimiento natural de la población- esto es, de seis a catorce
años, debía estar fuera de aula; mantener la satisfacción de la demanda real y hacer que
todos los inscritos terminaran la escolaridad primaria. Con esto último, se buscaba
remontar el promedio nacional de escolaridad que hacia fines de la administración
ruizcortinista, alcanzaba apenas el segundo grado y desde luego modificar
cuantitativamente el hecho de que de cada mil niños que iniciaban la primaria, sólo uno
llegaba a la Universidad.
industrial; además, los medios electrónicos se incorporan a este servicio, vía Radio
Primaria y la Educación Secundaria por televisión. De los resultados de este gran
proyecto se hablará más adelante; no sin antes señalar el empeño que sobre el particular
tuvieron los estados de Jalisco, Veracruz y Puebla.
37
Para un proyecto educativo cuyas premisas eran la igualdad -por encima de la división
de clases-, la libertad, la paz y la democracia, se hizo necesario pensar en un profesor
con ideas y herramientas diferentes a las que el mismo Estado -pero con otro rostro- le
32
Para mayor información, ver Ernesto Meneses, ob. cit., p. 246-248.
38
33
Para mayor información, ver Ernesto Meneses, ob. cit., p. 292-300.
39
Preocupado por la existencia de miles de profesores habilitados, -17 mil- sin formación
pedagógica y sin título, y ante la imposibilidad de contar con suficiente de centros para
formar el número de profesores que la nación requería, Torres Bodet impulsó la creación
de una institución que cubriera las exigencias mínimas de quienes ya ejercían el oficio de
enseñante, particularmente en el medio rural. Era urgente -se pensaba entonces-, dar
unidad a los métodos, a los contenidos y a la orientación en la enseñanza. Con estas
premisas nace el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, mediante Decreto del
26 de diciembre de 1944. Al comenzar sus funciones en marzo del siguiente año, su
estructura básica que consistía en: Una Dirección General -ubicada en el D.F.- en
Centros Estatales, -más de una en algunas entidades- y en Centros Locales de Estudio,
prácticamente cubrió a lo largo de sus treinta años de vida, todo el territorio nacional.
Este hecho hace pensar que el Instituto fue el más grande Centro de Formación de
Profesores para la educación primaria, que la sociedad mexicana haya conocido hasta
nuestros días.
llamaba- de la institución y editados por esta misma. Miles de estos libros recorrieron la
república y sus apartados rincones. Había además un estímulo para quienes decidieron
estudiar en esa Institución que consistía -se llamaba sextas partes- en una mejora
salarial por cada año acreditado. Así se fue resolviendo -no del todo- la necesidad de
mejorar la educación mediante una mejor preparación del docente; pues según lo
expresara Torres Bodet en un discurso, "la calidad intrínseca de maestro es piedra de
toques de cualquier sistema educativo", y el México de nuestros días agregaría, "busca
34
que el maestro sea todo un hombre y no un compendio de fórmulas pedagógicas" . La
importancia que tuvo esta institución en la preparación -capacitación- de profesores de
educación primaria, se refleja en hechos como: de 1945 a 1958, logró titular a 15 620
35
profesores , y de 1959 a 1964, alcanzó la cifra de 17 472 profesores. La preocupación
y los esfuerzos, se tradujeron en tangible realidad, aún cuando mucho quedaba por
hacer.
34
Para mayor información, véase Jaime Torres Bodet, p. 625-627.
35
Ver Meneses Morales, ob. cit., p. 409-412.
36
Para mayor información, ver Torres Bodet, p. 628-632.
41
37
Para mayor información, ver Agustín Yañez, p. 44-75.
38
Para mayor información, ver Ernesto Meneses, p. 414-418.
42
Un hecho que clausura el esfuerzo desplegado por el Estado por elevar la formación de
profesores, se inscribe en el llamado Plan de Once Años. Después de los estudios de
secundaria, la educación normal no sólo reorganiza su currícula, sino establece que la
carrera habrá de cubrirse en vez de tres años, cuatro; lo mismo para educadoras,
profesores de educación primaria, profesores de educación física, así como también
para profesores que prepararán hacia el trabajo rural e industrial.
39
SEP- . Algo sin embargo no era congruente con los cambios que se habían dado en la
educación preescolar y primaria. Mientras que en estas se enseñaba por áreas -por la
reorganización de planes, programas y contenidos-, en las normales, la preparación de
profesores se mantuvo por disciplinas.
39
Para mayor información, ver Agustín Yáñez, ob. cit., p. 48- 53. Jaime Torres Bodet, ob. cit., p. 81-87; 633-649.
Plan para el Mejoramiento y la Expansión de la Educación Primaria p. 48-53 y Obra Educativa, p. 149-166.
44
Tratando de resumir las acciones que dieron tipicidad al modelo de desarrollo; puede
afirmarse que hacia fines de la década de los sesenta, México era un país más industrial
que agrícola, una sociedad más urbana que rural. Un país con marcados desarrollos
regionales -Monterrey, Estado de México, Puebla, Guadalajara, Tabasco- y con
crecientes zonas metropolitanas. También, producto de la desruralización del campo y
del espejismo que generó el desarrollo industrial, crecieron y multiplicaron zonas
marginadas y cinturones de miseria alrededor de las grandes ciudades; Ciudad
Netzahualcóyotl por ejemplo.
Es cierto por lo demás, que en materia educativa las cosas en cuanto a cantidad se
refiere, eran muy otras. Miles de escuelas se levantaron en todo el país, por el gobierno
federal, estatal y municipal; también creció considerablemente el número de profesores;
igual ocurrió en el caso de centros e instituciones de enseñanza media y superior. Sin
embargo, hacia 1970, el promedio nacional de escolaridad era tan sólo de tres años; y la
calidad de la educación distaba mucho de responder a las exigencias del desarrollo
nacional. Todo esto significaba que los avances logrados a lo largo de treinta años,
hicieron exclamar a no pocos, que México era hacia 1970, otro país. Y ciertamente lo
era, pero a un costo social, como político, muy elevado.
46
40
Sobre esta idea, resulta muy recomendable leer el texto de Guillermo Bonfil: México Profundo: una civilización
negada.
47
otro modelo económico y cómo afectó ó afecta a la sociedad en su conjunto. Hecha esta
distinción, comencemos por asomarnos en nuestro exterior.
Conviene examinar en principio, algunas cuestiones que expliquen mejor el inicio de una
nueva fase en el proceso de modernización del país, y la formulación de un nuevo
modelo de desarrollo. Al asomarnos en nuestro alrededor mediato y distante, vale
recordar sucesos que de una u otra manera, incidieron en el México de los años 70 en
adelante.
Al contrario, casi todos los países del área -salvo Costa Rica, Chile, Belice y las
Guayanas- padecieron a lo largo del periodo desarrollista, asonadas militares y golpes de
Estado. Durante este tiempo, personajes como los Somoza, los Rojas Pinilla, los Pérez
Jiménez, los Leonidas Trujillo, los Stroessner, los Duvalier, los Bautista, etc., se
distinguieron sometiendo a sus pueblos a condiciones no sólo de miseria, sino de
represión sin igual. Esta diferencia entre otras, hizo creer a los gobiernos mexicanos de
la época, que el camino emprendido y las prácticas en él ejercidas, eran las correctas;
pero también les impidió acaso, ver y percibir insatisfacciones e inconformidades de
diverso signo que hacia fines de los sesenta, estallaron.
Desde luego, detrás de ese ramillete de golpistas, muy pendiente estuvieron los Estados
Unidos para salvaguardar sus intereses a través la doctrina Foster Dulles versión
48
41
moderna de la Doctrina Monroe . Sin embargo y a pesar de que los pueblos
latinoamericanos vivieron -y viven- sometidos por el poder civil y el acoso de dos ejércitos
-local y metropolitano-; los movimientos sociales, buscando cambiar de modo radical el
estado de cosas, proliferaron. Entre los años treinta a sesenta, los Movimientos de
Liberación Nacional irrumpieron en Nicaragua, Guatemala, Colombia, Ecuador, Brasil,
Venezuela, Bolivia, Cuba, etc. De todos ellos, sólo el movimiento cubano habría de
triunfar. El hecho generó una gran preocupación a los Estados Unidos, que casi de
inmediato pusieron en marcha el programa Alianza para el Progreso -Alpro- con miras a
detener la proliferación de gobiernos nada favorecedores a sus intereses. Fenómeno
igual ocurre en otras fronteras. Concluida la Segunda Guerra Mundial, la India sometida
al imperio inglés, inicia su lucha por emanciparse; igual hace Vietnam frente a Francia
que la seguía considerando su propiedad. Las Colonias Africanas también resolvieron
emprender el largo y difícil camino hacia su emancipación. Lo mismo harán Asia y los
Emiratos Árabes. Incluso, al interior de los Estados Unidos, se darían dos grandes
movimientos en estos años: el Movimiento Chicano y el Movimiento Negro, por los
derechos civiles. El despertar del nacionalismo en todos éstos lugares y la
determinación de no seguir siendo abiertamente colonias o vivir bajo un régimen
colonialista disfrazado de democracia; constituye sin duda, un hecho sobresaliente de
éstos años y que más tarde contribuyó a que los países desarrollados revisaran su
propia situación; pues a no dudar, en puerta se gestaba una nueva situación mundial que
en términos de bloque quedarían configuradas en tres: el Primer Mundo, básicamente
capitalistas, de alto desarrollo, y de occidente; el segundo mundo, la Unión Soviética en
particular, sin ignorar Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia y acaso quepan aquí los
Países Bajos -Suecia, Holanda, Noruega-; todos ellos con un nivel de desarrollo
diferenciado y no tan alto como los de la primera clasificación; y el Tercer Mundo, donde
se ubican casi todos los países de América Latina, África, Asia, el Oriente Medio y
Oceanía. Semejante situación en el mundo, aunado a los conflictos nada ocultos ya
41
Vale la pena leer un excelente artículo de Lorenzo Meyer, publicado en el diario Excélsior, el 12 de junio de 1991.
La opinión que el gobierno norteamericano de los años 50, tiene del nuestro, es muy ilustrativa.
49
entre las potencias industriales por ampliar su esfera de influencia política y comercial
hacia los países de escaso desarrollo; condujo a todos, buscar nuevas vías para
participar con mayor ventaja posible en la reorganización de la economía internacional y
en la incursión del mercado. Por otro lado, el Patrón Oro, como materialización de pago
en el intercambio comercial según se desprende en lecturas que analizan la economía
mundial de éstos años, ya no resultaba confiable como moneda de pago en las
transacciones comerciales. Tampoco resultaba práctico para los poderosos, las
relaciones bilaterales por la efervescencia anticolonialista de los llamados países pobres;
de ahí que optaran por impulsar el multilateralismo; esto es, los del mundo industrial,
participar juntos, a fin de adueñarse mejor del mercado, la mano de obra y de los
abundantes recursos naturales de las sociedades no desarrolladas. Explica esto en
primer lugar, la adopción del dólar -norteamericano- como moneda base para las
operaciones de comercio internacional; y por otro, ante la nueva correlación de fuerzas
que se estaban configurando, las naciones en su gran mayoría -teniendo en cuenta su
condición, situación e intereses- decidieron agruparse en organismos como: el Club de
Roma, el Club de París, el Grupo de los Siete, Junta de Uruguay, Comunidad Económica
Europea, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo -UNCTAD-,
Nuevo Orden Económico Internacional -NOEI-; Organización de la Unidad Africana,
Grupo de los 77, Organización de Productores y Exportadores de Petróleo, Países no
alineados, Países del Tercer Mundo, Liga Árabe, Asociación del Sudeste Asiático,
Bloque Socialista, tratado de Montevideo, Mercado Común Centroamericano, Asociación
Latino- americana de Libre Comercio, Mercado Común Andino, etc. Las instituciones
financieras internacionales que surgieron después de la segunda guerra, como el Banco
Internacional de Reconstrucción, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco
Interamericano de Desarrollo, también se vieron sometidas a una revisión de su futuro
papel ante la crisis del Patrón Oro y ante la nueva situación económica y política que se
presentaba. Una nueva norma entre poderosos y no poderosos -colonialismo más
refinado- era ya inevitable el iniciarse los años setenta. La era atómica, espacial, de las
guerras regionales, de los grandes avances de la ciencia y de la invención y uso de
50
tecnologías sofisticadas, lo mismo para el bien humano que para su destrucción, habrían
de ser signos sobresalientes de estos años42. En la década -y más allá de la misma- se
dejaron sentir también, los efectos de cambio que hacia mediados de los sesenta, se
hicieron muy evidentes en el mundo de la Iglesia Católica. Con la Encíclica Por el
Progreso de los Pueblos, lanzada por el Papa Juan XXIII en 1966, la Iglesia Católica no
sólo provocó un revuelo hacia su interior y exterior, sino daría pie al surgimiento y
desarrollo la Teología de la Liberación y a un distanciamiento más marcado entre iglesia
de los pobres, para los pobres, e iglesia de ricos para ricos. Este problema fue atenuado
en su empuje, con la Encíclica "Rerum Novarum", del Papa Pablo VI, en los años
setenta.
En tanto que esto fue sucediendo en fronteras cercanas y lejanas de nosotros, y que a
no dudar incidieron de alguna manera en nuestra posterior vida interna; tratemos de
revisar qué sucede en nuestra casa por estos años, para explicarnos los cambios que se
fueron dando al iniciarse la década.
42
Para un conocimiento más puntual sobre lo aquí señalado; se recomienda ver: Ramón Tamames. Capítulo II, III y
IV; y Gonzalo Martner. Capítulos I y II de la primera parte y capítulo I de la segunda parte.
51
Desde luego, detrás de esta revolución de valores, está la creciente expansión del uso
de la televisión como medio de propagandización de "valores" anglosajones; esto es,
metropolitanos, que para ellos eran buenos y válidos y que como tal, debían tener el
52
mismo sentido para las sociedades de la periferia. Frente a todo esto, las necesidades
económicas de la población trabajadora aunque se manifestaban cada día de manera
más aguda, por la desigual distribución de la riqueza y de oportunidades de preparación;
sus efectos sociales parecen haber sido menos explosivos.
Tales apuntamientos resultan válidos como gérmenes de una crisis que será explosiva
hacia fines de la década. Por ello habrá de sostenerse que, la misma no fue
particularmente económica como pudiera pensarse por parte de quienes niegan,
descalifican, o hacen una apreciación incorrecta acerca del sentido, importancia y
dimensión del fenómeno de 1968, ocurrido en nuestro país.
El hecho de comenzar por revisar la crisis desde la perspectiva social y política no es por
la dificultad que se tiene para examinar lo que sucede en el campo de lo económico; -la
dificultad está presente en cualquier terreno-; más bien porque es en el universo de lo
social y lo político donde el problema de la crisis se manifiesta -según nuestro parecer-
con mayor fuerza y significación. Esto es, lo más sentido de la crisis como fenómeno
generalizado durante estos años, fue en términos de intensidad: Crisis del autoritarismo,
que comienza en el seno de la familia y se extiende en esferas del poder civil,
académico, eclesial. Crisis de orden político por la férrea creencia de políticos y hombres
de gobierno en el sentido de que la política sólo era asunto de políticos. Los jóvenes -por
su edad- nada tenían que hacer en este terreno; su deber y obligación era cumplir con la
tarea que los mayores les tenían asignado. Crisis económica, por el agotamiento del
modelo iniciado en los años cuarenta. Crisis moral, por la obsolescencia de patrones
que regían la vida en todos los órdenes entre los nacionales. Crisis educativa, no sólo
porque las metas formuladas en el Plan de Once Años no se habían logrado al cumplirse
el tiempo establecido, sino porque lo alcanzado en cantidad, calidad y orientación, de
poco servían para armar un nuevo modelo de desarrollo económico.
53
Si estas eran las condiciones del país hacia fines de los sesenta o hacia principios de los
setenta, la tarea al parecer era enorme. Había que definir por dónde empezar y qué
papel asumiría el Estado Mexicano ante la magnitud del problema.
43
Vale la pena, para mayor información sobre la importancia que tuvo el movimiento estudiantil en el proceso de
modernización del país, asomarse al artículo de Soledad Loaeza: "México 68 los orígenes de la transición" en:
Transición Interrumpida: México, 1968-1988. p. 15-47.
54
Así, la lucha al iniciarse la década de los setenta, era no sólo definir un modelo
económico, sino su orientación y sentido social. De ahí que resulte muy conveniente
señalar aquí, la concepción que cada corriente manejó como sustento en su idea de
nación y sociedad por edificar.
Puede decirse en principio que la definición del perfil real de México en el futuro, estaba
formulado por un lado, en una concepción expresada por la clase dominante-gobernante;
y otra por la clase trabajadora. El primero se identifica con la idea de país imaginario; el
segundo, con el concepto del México profundo. El primero, guarda estrecha relación y
afinidad con el esquema y reestructuración capitalista que por esos años se había
44
iniciado ; el segundo, buscó impulsar un modelo económico, retomando y actualizando
el discurso que se sustenta en los principios de la Revolución Mexicana y en la
Constitución de 1917. La disyuntiva que se planteó, en ese entonces era:
44
Sobre este particular, véase: Héctor Guillen Romo. Capítulo II.
55
Las posibilidades de que uno u otro prosperaran, eran pocas según la opinión discurrida
por ese entonces. Dependía en buena medida para ello, en la combinación que se
hiciera en lo económico-político, en la lucha que dieran las clases por lograr su
aceptación entre los grandes sectores de la población. Su traducción se percibiría en los
programas que los sucesivos gobiernos formularan en el terreno de lo económico, lo
político y lo social.
Para las transnacionales como para el gran capital -sobre todo internacional-, los factores
que bloquean esas potencialidades y la libre expansión de capitales son, el
desbordamiento de la democracia, el deterioro y la legitimidad de los gobiernos e
instituciones ajenas a los principios del neoliberalismo; el gigantismo del aparato estatal
que absorbe buena parte de los recursos financieros que se necesitan para acumular
45
Sobre esta idea, vale la pena asomarse a un trabajo por demás interesante de: Osvaldo Sunkel. Del desarrollo
hacia adentro al desarrollo desde dentro. Lecturas del Trimestre p. 35-80.
46
Para mayor información, ver: Miguel Ángel Rivera Ríos. Capítulos II y IV.
56
riqueza y así poder producir más riqueza; la conversión de los sindicatos en fuerzas de
alcance nacional y con una clara injerencia en la política pública, distorcionando y
desnaturalizando el carácter original del trabajo como factor de producción; el
renacimiento del nacionalismo, particularmente en los países poseedores, productores y
proveedores de materias primas, tan necesarias para el desarrollo industrial de las
grandes metrópolis. Modificar esta situación, suponía para estos actores, racionalizar
subsidios y acabar con el proteccionismo. En otras palabras, abrir sin restricciones las
fronteras nacionales a las grandes empresas extranjeras y al gran capital y reorientar la
política económica interna evitando con ello, el despilfarro. El Estado frente a tales
planteamientos, tendrá dos desempeños: ser un Estado policía y ser un Estado
47
facilitador .
En tratándose del proyecto nacionalista, este se define mediante el control y manejo por
parte del Estado de todos los recursos naturales y no naturales, dominio de las
condiciones generales en que se desarrolla la producción, fortalecimiento de la
independencia económica mediante el desarrollo preferente del mercado interno,
ejercicio pleno de la soberanía nacional en materia económica, política y social. El
Estado en este caso, no sólo sería responsable de cuanto se haga, sino en buena
medida, diseñador, organizador y conductor del proyecto de desarrollo económico que
una determinada sociedad requiere, según sus condiciones, aspiraciones y momento
histórico.
Entendiendo que lo arriba señalado distingue a uno y otro proyecto según los estudiosos,
veamos cómo se intenta traducirlo en modelo de desarrollo bajo el cobijo de
Modernización, en nuestro país.
47
Una información mayor sobre este particular, lo proporciona Rene Viillareal: La Contrarrevolución Monetaria;
capítulo 3 del apartado B y capítulo 5 del apartado A.
57
El proyecto nacionalista
48
Sobre el particular, vale la pena revisar a Lorenzo Meyer, ob. cit., p. 45-47. (No incluye lo realizado en el caso del
TLC).
49
Para una idea más amplia, ver: Arnaldo Córdova. La cuestión del nacionalismo. El Caballito, p. 113-118.
50
Ver: Miguel Basañez, ob. cit., p. 20-47 y Rolando Cordera, Carlos Tello. México, la disputa por la nación, p. 106-
134.
58
Estando así las cosas, y a fin de evitar que la inconformidad, la protesta popular y las
heridas por el fenómeno de 68, se agudizaran hasta el grado de producir mas y mayores
estallidos sociales; el naciente régimen encabezado por Luis Echeverria juzgó
inaplazable un nuevo modelo de desarrollo, que por mantener en lo básico las mismas
ideas y la misma orientación, se extienden a lo largo de doce años en las tres grandes
líneas que aquí intentamos describir. Estas líneas son: en lo político, se planteó el
principio de apertura democrática que años más tarde se tradujo en la solución somos
52
todos . Se trataba de trascender el autoritarismo, sus particularidades, manifestaciones,
prácticas y secuelas. En el terreno económico, el fundamento fue, desarrollo compartido
51
Sobre el particular, un conocimiento mayor lo ofrece: Rolando Cordera; La Política del Proyecto Nacional en: Clase
Obrera, Nación y Nacionalismo, p. 99-111.
52
Para un mayor entendimiento sobre este particular, se recomienda de Estela Arredondo: la fragilidad de la
democracia autoritaria del régimen (1958-1970) y la perfectible democracia autoritaria del sistema en: México,
Estabilidad y Luchas por la Democracia 1900-1982, p. 140-166.
59
exprese, dando pie con ello, al juego democrático y a la solución pacífica de los
conflictos53.
53
Para mayor información, véase: Pablo González Casanova. La Democracia en México, p. 89-126.
61
La reforma electoral, como otro signo de apertura, planteó entre otras cosas: aumentar la
base poblacional a 250 mil o fracción de 125 mil, por distrito electoral; reducir a 18 años
de edad para alcanzar la condición de ciudadano y con ello el derecho a votar y ser
electo; se modificó la edad para ser legislador, en vez de 25, 21 años para ser diputado,
y 30 en lugar de 35 años, para ser senador.
Detrás de estas -no únicas- medidas de reforma que alcanzan dimensión mayor en
1977, al crearse la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales
-LFOPPE- estaba la intención de superar la indiferencia, la abstención y el descrédito en
54
torno a las elecciones .
Consecuente con lo que se viene señalando, vale la pena precisar qué organizaciones y
partidos políticos surgen durante esta década. Del sector campesino, La Central
Campesina Independiente y el Consejo Agrarista Mexicano; en el sector obrero
destacan, el Sindicato Mexicano de Electricistas -SME-, y el Sindicato de Trabajadores
de la Industria Nuclear -SUTIN-; en el mundo educativo nacen, Vanguardia
Revolucionaria del Magisterio, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación -
CNTE-, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México -
STUNAM-Asociación de Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de
México -APAUNAM-, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma
Metropolitana -STUAM-, entre otros. Cabe decir que no todas estas organizaciones
asumieron una posición crítica hacia las prácticas -viejas y nuevas- políticas que el
Estado y los regímenes del momento fueron ejerciendo aun en el marco de la apertura
54
Para mayor conocimiento sobre este asunto, véase Américo Saldívar. Ideología y Política del Estado Mexicano
(1970-1976), p. 145-156.
62
55
Una información más puntual sobre partidos políticos, lo ofrecen: Martha Sínger Sochet. Partidos Políticos,
Estabilidad y Democracia 1900-1982 en: México: Estabilidad y Luchas por la Democracia 1900-1982, p. 389-428;
Matilde Luna, Las transformaciones del régimen político mexicano en la década de 1970. p. 453-472.
63
Los sectores privilegiados por lo demás, mostraban una creciente actitud consumista,
generando con ello, sentimientos de frustración y cierta irritación de los de abajo hacia
ellos. El endeudamiento crecía sin detenerse, pero el mercado interno se deterioraba,
las transnacionales se expandían y la industria nacional mostraba fuertes reveses. Por
todo esto y más, el Estado, fue perdiendo apoyo popular.
económica, redistribución más equitativa del ingreso, aumento del empleo, corrección y
ampliación del mercado interno, revisión del sistema de protección en torno a la actividad
fabril, modernización de la industria y el campo para apoyar el desarrollo de otros
sectores, mayor participación del Estado; eficiencia administrativa, conquista de
mercados externos, mayor autonomía tecnológica, reparto equitativo de la riqueza
56
producida por todos los nacionales, saneamiento de los mecanismos de recaudación ;
ampliación de la inversión gubernamental y de la infraestructura básica, una mayor
aportación de las regiones, grupos y sectores que más tenían, para atender a los más
desposeídos, igualdad de oportunidad para todos a fin de que sin distinción puedan
prosperar57. En suma, modernización de la economía nacional. Tales premisas
constituían una nueva política económica que se sintetizó con la frase: Desarrollo
compartido y que se tradujo años después, en Alianza para la Producción. Con ello, no
sólo se planteaba dar un mayor sentido social a la política económica del Estado, sino
58
procurar una vía para superar la crisis económica .
56
Para mayor información, véase: Américo Saldívar, ob. cit., p. 91-107.
57
Véase Américo Saldívar, ob. cit., p. 109-133.
58
Sobre el particular, véase: José Blanco, ob. cit., p. 298-304.
59
Más sobre el particular. véase José Blanco, ob. cit., p. 320-321.
65
ingresos, hacia fines de los sesenta, apenas resintieron una ligerísima pérdida de sus
prerrogativas, en 197760, situación que denota poca eficacia en la aplicación del principio
de reparto equitativo de la riqueza. Estos rasgos, manifiestan las dificultades que
significó dar forma a un nuevo modelo económico que sustituyera al ya agotado. Los
problemas económicos y sociales, a lo largo de doce años bajo la estrategia de un
desarrollo planeado, significó graves alteraciones; tales como: fuga masiva de capitales,
devaluación de la moneda61, lucha frontal entre el Estado y los empresarios, serias
dificultades en la relación Estado y gran capital, imposición del Fondo Monetario
Internacional a un severo programa de austeridad por tres años que fue tenuado por una
fugaz bonanza petrolera entre 1978-1981; creciente dependencia financiera por la
repentina y estrepitosa caída del precio de los hidrocarburos en 1981-1982, y el
desplome financiero del Estado, por la tragedia del petróleo y por la agudización del
conflicto entre Estado y clase dominante, que desembocó en la nacionalización de la
62
banca, en 1982 .
Aún así, bajo la premisa de "desarrollo compartido alianza para la producción", los
gobiernos de la época aumentaron -no sin grandes manifestaciones de oposición por
parte de los dueños del capital-, salarios, ingresos de los campesinos y de la burocracia,
controlaron precios, propiciando con ello, mejora del mercado interno, del poder
adquisitivo de los trabajadores y de sus condiciones de vida63. Por otro lado, tratando de
incorporar a los excluidos del modelo desarrollista, la política que ambos gobiernos
trataron de sostener fue la de "pleno empleo", que se tradujo en proteger salarios y
promover la creación de plazas. Por cuanto a lo que se dio en llamar "salario social",
también hubo mejoras. Los gastos en educación se incrementaron notablemente; el
60
Véase José Blanco, ob. cit., p. 315-319.
61
Sobre el particular, véase, Carlos Tello. La política económica de México: 1970-1976. p. 146-182.
62
Más sobre el particular. Carlos Tello. La nacionalización de la banca en México. p. 69-77.
63
Para mayor información, véase Carlos Tello. La política económica, p. 189-200.
66
El juego que se dio entre Estado y clase dominante durante estos años, dio pie a que los
bienes básicos escasearan más de manera ficticia que real. Salario y precios se
convirtieron en instrumentos de una batalla perversa entre estos dos entes, en donde el
menos favorecido a la larga, fue el trabajador, y el empresario alcanzó tasas de ganancia
menores, a los acostumbrados o esperados65.
El intento de romper con una situación creada durante el México estabilizador que era
muy adverso a la población trabajadora y a la economía mexicana, mostró a los
gobiernos de la época, más dificultades de las que tal vez esperaban. Una de ellas, es
que aumentar salarios representaba para la burguesía, disminución de sus ganancias.
Como desde el poder político no se estuvo dispuesto a modificar esta idea, la vía para
restar poder al Estado y crear condiciones para deteriorar las relaciones entre éste y los
64
Sobre el particular, véase Salvador Cordero. El poder empresarial en México. p. 35-49.
65
Más sobre el particular. Leopoldo Solis. Realidad económica mexicana. p. 300-307.
67
66
Más sobre el particular, véase José Antonio Beltrán. El empresario mexicano en la política. p. 81-96.
67
Véase sobre este asunto. Matilde Luna. Los empresarios y el cambio político. p. 45-50.
68
Sobre el particular, véase Francisco R. Dávila Aldás, ob. cit., p. 136-142.
69
Para mayor información, véase Rosario Green. La Deuda Externa de México: 1973-1987. p. 104-114.
68
petrolización de la política económica de López Portillo, le hizo creer que la crisis al fin,
se había superado. Más las cosas no fueron así, pues con el desplome en el precio del
petróleo en 1981-82, el gobierno se vio imposibilitado sostener la idea de otro milagro
mexicano, que se había difundido en todos los sectores sociales del país. Frente al
problema; como de costumbre, se acudió a préstamos en sumas enormes, para no
70
disminuir el flujo de capital . Con la crisis económica agudizada y la imparable fuga de
capitales; la poca credibilidad que el Estado había recuperado, se deterioró rápidamente,
misma que fue entendida por los empresarios como signo de debilidad e incapacidad de
lograr la estabilización que tanto deseaban para la seguridad de sus intereses. De la
preocupación se pasó a la angustia, al devaluarse la moneda en julio de 1981, en febrero
de 1982 y mantener su flotación en el transcurso del año. A estas medidas se sumó;
mayor reducción de gastos, aumento a los precios de productos controlados y la
negociación de un nuevo préstamo, para cubrir gastos de corto plazo. A la especulación
-por las devaluaciones-, se agregó una situación inesperada; la relación entre el régimen
y la clase dominante, se tensaron más. Esto fue aprovechado por los empresarios
jóvenes para capturar los espacios de liderazgo y desde ahí impulsar la idea de que la
hora había llegado para que el Estado ya no fuera más un determinador del modelo
económico, sino que se transformara en un simple proveedor de infraestructura y en un
71
guardián de las reglas del mercado . La actitud de la élite empresarial demostraba con
esto, que la época de negociación había pasado; la de imponer por fin, había llegado. El
poder del Estado se ponía en entredicho, frente al poder empresarial. La unidad
nacional y la lealtad a la nación poco importaba a éstos, la quiebra del país era ya
inocultable a tal grado que, en agosto se declaró que los pagos de interés por la deuda
adquirida, no se podían hacer. Algo más, se dieron medidas como: suspensión de
divisas y congelación de cuentas bancarias en dólares; ambas cosas irritaron
profundamente a la clase media. Como las acciones de desestabilización continuaban,
el presidente López Portillo decidió -en un acto que muchos consideraron como
70
Más sobre este particular, véase Francisco R. Dávila, ob. cit., p. 151-155.
71
Más sobre el particular, véase Francisco R. Dávila, ob. cit., p. 155-162.
69
72
Más sobre el particular, véase Carlos Tello, ob. cit., p. 139-142.
73
Más sobre el particular, véase Carlos Tello, ob. cit., p. 162-178.
70
Luego de que el Estado puso en marcha -1959- un proyecto no sólo innovador sino de
gran alcance en materia educativa; once años después, los objetivos alcanzados en el
terreno de cantidad como de calidad, estuvieron muy por debajo de lo formulado en el
plan. Para conocer de manera más objetiva, el estado que guardaba la educación
nacional a fin de que la nueva administración determinara qué hacer, se organizaron
entre 1969-1971, reuniones en Oaxtepec, Villahermosa y Toluca. Lo que se conoció de
esas reuniones fueron entre otras, lo siguiente: el promedio nacional de escolaridad, era
de tres años -3er. grado-; esto es, a sólo un grado pudo elevarse el promedio,
transcurridos dos sexenios. Los niños en edad escolar -6 a 14 años-, no todos estaban
en el aula como se había establecido. Varios miles seguían fuera. Tampoco se atendió a
la totalidad de la población analfabeta. Diez millones de nacionales, seguían sin manejar
el alfabeto a pesar de lo programado, bien porque nunca fueron a la escuela, o porque lo
escasamente aprendido por desuso, se olvidó. Respecto de la formación docente, poco
avance se tenía. Del presupuesto federal destinado a este servicio, el incremento
mantuvo el índice de crecimiento hasta llegar a ser el doble en 1973, con respecto de
1969. Por cuanto al crecimiento de centros escolares, primaria sobre todo, tanto en el
campo como en la ciudad, crecieron de modo significativo. Con todo el recuento hecho
arrojaba una situación desfavorable, particularmente en lo que a calidad de la educación
se refería, fenómeno que al querer o no, incidía de alguna manera en el desarrollo
74
económico, sobre todo industrial, del país . En los niveles de enseñanza media -básica
y superior- y superior, los problemas no eran menores y las necesidades se dejaban
sentir con mayor fuerza.
Sea por lo arriba apuntado, por la explosiva situación que aún se vivía, derivado del
conflicto de 68, o porque el país reclamaba una salida cualitativa que ya no podía
74
Para mayor información, véase a María Gallo. Las políticas educativas en México (1958-1976), p. 43-56, 69-84.
También, Blanca Margarita Noriega. La Política Educativa a través de la política de financiamiento. p. 19-48.
71
Superar la crisis y arribar a la modernización como política global del Estado, determinó
que cada una de las seis comisiones se hicieran responsables de presentar un trabajo
sobre: a) la doctrina educativa y su relación con la estructura social y política de México,
b) el sistema escolar en sus diversos niveles, cómo mejorar planes, programas, métodos
y contenidos de enseñanza, c) formas de vincular escuela, hogar y comunidad, d) el
problema vocacional y la explotación de los recursos naturales para beneficio de la
población y de la educación, e) planeación integral de la educación y f) la formación
cívica y moral de niños y jóvenes, a fin de participar con mayor conciencia y
responsabilidad en el desarrollo económico, político, social y cultural del país75.
75
Para mayor información, véase: José Teódulo Guzmán. Alternativas para la Educación en México. p. 139-152.
72
76
Para mayor conocimiento, véase: Isidro Castillo. ob. cit., p. 142-144, José Teódulo Guzmán, ob. cit., p. 181-184.
77
Sobre el particular, puede verse a María Gallo, ob. cit., p. 63-66.
73
78
cultura, propiciando con ello, la formación de una conciencia social e histórica . Hacia
fines de 1974, se decretó la Ley Orgánica del Instituto Politécnico Nacional, con la mira
de fomentar en el marco de la independencia y soberanía nacionales, el desarrollo de la
ciencia, la investigación, la tecnología y la preparación de profesionales de alto nivel,
para responder de modo más eficiente, a las exigencias económicas y sociales del
79
país .
Refuerza este hecho, con la creación de la Ley que dio sustento legal, el surgimiento del
Consejo del Sistema Nacional de Educación Técnica, cuyo propósito central era
coordinar y dar organicidad al sistema nacional de educación técnica, así como fomentar
políticas educativas en este terreno, para el mejor desarrollo económico y social del
país80. Destaca también, la Ley que creó la Universidad del Ejército y la Fuerza Aérea -
diciembre de 1975-, misma que sustituyó al antiguo Heroico Colegio Militar. Con este
hecho, las fuerzas armadas del país, contaban con una institución para formar docentes
de alto nivel para el medio; pero también para impartir conocimientos científicos, técnicos
81
y humanos, a nivel superior . Lo hasta aquí referido en el terreno de lo jurídico, denota
el interés del Estado por superar los atrasos ya inocultables y que a no dudar,
obstaculizaban los cambios de por sí ya urgentes, que se demandaban.
Por cuando los servicios educativos; se retoma la vieja idea de un planteamiento integral
de la educación, pero reorganizando las instituciones en cuatro grandes universos: la
educación humanística, la educación técnica, la educación normal y la educación para el
desarrollo del campo y la explotación de los recursos del mar.
78
Para mayor información, véase SEP. Legislación Educativa, 1974-1976. p. 480-484.
79
Para mayor información, véase SEP, ob. cit., p. 130-137.
80
Para mayor información, ver Decreto en: SEP, ob. cit., p. 447-450.
81
Para mayor información, véase SEP, ob. cit., p. 462-463.
74
En el mundo humanístico, para atender a una población demandante cada vez mayor; a
las ya existentes que crecen en número y se reubican como lo fue el caso de las
escuelas preparatorias; se crearon y diversifican otras instituciones tanto en el nivel
medio superior, como superior. Ejemplo de ello, lo son el Colegio de Ciencias y
Humanidades; los Sistemas Colegio de Bachilleres y Colegio Nacional de Educación
Profesional -CONALEP- estos dos últimos se extendieron por todo el país, y el
surgimiento de la Universidad Autónoma Metropolitana con sus tres planteles -
Azcapozalco, Iztapalapa y Xochimilco-. Destacan también, las unidades -Acatlán,
Aragón, Zaragoza- de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales. Las anteriores
Escuelas Superiores de Economía y Ciencias Políticas, fueron elevadas a la categoría de
Facultades. Procedimiento parecido es el que se ofreció a instituciones de educación
superior, -casos Tlaxcala, Tamaulipas, Campeche, Chiapas, Querétaro, etc.- al alcanzar
la condición de Universidades Autónomas. Para una cobertura más amplia, se creó en
unidad regional en México, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -
FLACSO-, también la Universidad del Tercer Mundo, y se amplio sustancialmente, el
apoyo que se venía ofreciendo al Colegio de México.
82
Más sobre este particular, se puede ver en: Jorge Padua. Educación, Industrialización y Progreso Técnico en
México. p. 72-76. También en: José Teódulo Guzmán, ob. cit., p. 164-173.
75
Otro renglón que la política de reforma educativa contemplaba para ser actualizado o
modernizado, era la formación de profesores. Tras realizar un balance en las reuniones
de Oaxtepec, Villahermosa, Toluca y Chetumal a fines de los sesenta y principios de los
83
Sobre el particular, ver: Enrique G. León López. El Instituto Politécnico Nacional, p. 243-254.
84
Más sobre el particular, ver: SEP, ob. cit., p. 218-220; también, Alejandro Nadal Egea. Instrumentos de Política
Científica en México. p. 21-41.
76
85
Ver SEP. Ley Federal de Educación. p. 35-39 y 69.
86
Ver Decreto SEP. 1980.
87
Ver SEP. ob. cit., p. 403-419, también Meneses Morales, p. 203-218.
88
Sobre el particular, ver SEP, ob. cit., p. 400-402.
77
En este mismo contexto, se funda lo que al parecer fue la segunda Escuela Normal
Superior de carácter federal, en la ciudad de Aguascalientes; sin olvidar que por el
carácter de nivel superior que la educación normal adquiría; en más de una entidad del
país, se desató una especie de fiebre por fundar escuelas normales -de preescolar,
primaria y superior- de sostenimiento estatal, particular y hasta por cooperación. Los
casos más señalados son: Estado de México, Puebla, Veracruz y Oaxaca. Incluso se
llegó a crear -un espacio al interior las universidades-, una especie de Normal Superior
para formar especialistas en pedagogía, matemáticas, ciencias sociales, etc. Tal fue el
caso de las Universidades de Guerrero y Tlaxcala89.
89
Para una idea respecto del incremento de la matrícula, ver: Jorge Padua, ob. cit., p. 97-101.
90
Un trabajo interesante que analiza el caso de la Universidad Pedagógica es la tesis para obtener el doctorado en
Ciencias Sociales, con especialidad en Sociología de: Karen E. Kovas. Intervención Estatal y Transformación del
Régimen Político: el caso de la Universidad Pedagógica Nacional. -Inédita-, p. 119-125 y capítulo IV.
78
materiales para cubrir cada una de las materias de los planes de estudio. En
capacitación, se integraron dos colecciones, uno de capacitación, que contemplaba
incluso las materias de secundaria y otra, denominada de Perfeccionamiento. Buena
parte de los volúmenes que configuraban las series, fueron escritos por los propios
profesores que atendían los cursos. En el caso de la Universidad, los materiales para
91
cubrir ambas modalidades, lo integran en su mayoría, antologías . Finalmente, no es
ocioso decir, que las dos instituciones -cada una en su tiempo-, han llegado
geográficamente hablando, a lugares que ninguna otra de su género o diferente en la
República.
Aún cuando todo esto pudiera pensarse como acciones encaminadas a dar forma a todo
un sistema de formación de profesores, en los hechos, el desorden y la anarquía,
parecen manifiestos; situación que se ha prolongado más allá del periodo aludido.
Las preocupaciones por mejorar y elevar la producción del campo y del mar, con
recursos propios, también fue manifiesto al tomarse la decisión por transformar las
Escuelas Superiores de Chapingo, Hermanos Escobar y Antón Lizardo, a Universidades
Agrícolas Autónomas. La explotación con tecnología y técnicas modernas -pero propias-
en la agricultura, ganadería, silvícola, forestal, etc., resultaban ya inaplazables, según el
discurso gubernamental. Igual aflicción se denotó con la instauración de la Universidad
del Mar, en Ensenada, Baja California y con Centros de Investigación Marina en
Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Oaxaca y en la propia Baja California,
entre otros. Los diez mil kilómetros de litoral, hacen del país, una potencia poco
aprovechada, en productos marinos por la escasez de profesionales, de recursos
técnicos y tecnológicos.
De todo lo hasta aquí apuntado, acaso lo que provocó mayores problemas y discusiones
-dentro y fuera del universo educación- fueron los cambios que se dieron en la educación
91
Cabe aclarar que cuando se hace referencia al IFCM, se alude a lo que fue hasta 1970.
79
El conocimiento del cuerpo humano, de sus órganos sexuales, de las funciones de éstos
y su relación con la reproducción de la especie humana, provocaron muchas irritaciones
en ciertos sectores de la sociedad, aunque en gran medida, infundada pero sí
interesada. En el caso de los libros de Ciencias Sociales, de lo menos que se les acusó
fue de un exacerbado nacionalismo, cuando no francamente "comunistas".
Evidentemente, lejos estuvieron de esto último; y de los primero, no hacen más que
retomar las preocupaciones que años atrás se hicieron presentes; esto es, la familia, la
patria, el hogar; aunque con un tratamiento acorde a los cambios que se estaban dando
dentro y fuera de la geografía nacional.
La preocupación del Estado desde luego, radicó no sólo en formular un nuevo modelo
educativo que incluía planes, programas, contenidos, métodos y procedimientos de
enseñanza en buena medida diferentes de las precedentes; sino dio pasos para
organizar instituciones que apoyaran un trabajo más amplio y eficaz en la educación
básica en general, pero sobre todo, en la destinada al medio rural y de zonas
marginadas. Esta fue la intención que condujo establecer el Consejo Nacional de
Fomento Educativo -CONAFE- y el Centro para el Estudio de Medios y Procedimientos
80
Los Centros de Educación Fundamental y las Misiones Culturales, surgidas años atrás,
distaban de cubrir las necesidades en buena medida diferentes de cuando fueron
creadas. Por otro lado; las medidas que se fueron dando durante los primeros años de
la década, carecían de un espacio común de organización-dirección, y sí mostraban
mucho desorden y duplicidad en sus funciones. Los Clubes Juveniles Rurales, los
Servicios de Extensión Agrícola, las Brigadas de Desarrollo Rural, los Centros de
Integración Social, los Centros de Seguridad Social, el Departamento de Desarrollo de la
Comunidad, los Centros Coordinadores Indigenistas, la Asociación de Trabajadores en
Desarrollo de la Comunidad, el Sistema Educativo y Radiofónico de México, el Centro de
Ayuda a los Mexicanos Indígenas; de una u otra forma realizaban, a su modo y de
acuerdo a sus posibilidades y capacidades, trabajos de actualización y de educación
93
elemental con adultos .
Ante tal situación, se juzgó conveniente dar organicidad a los trabajos de educación
extraescolar, mediante la instauración del Plan Nacional de Educación para Adultos y de
92
Más sobre el particular en: José Teódulo Guzmán, ob. cit., p. 158-161.
93
Sobre el particular, véase: José Teódulo Guzmán, ob. cit., p. 174-178.
81
la promulgación de la Ley Federal de Educación para Adultos, entre los años 1974-1975.
El plan buscó establecer una infraestructura para responder a tres imperativos básicos:
alfabetización, educación primaria y educación secundaria; éstas últimas, bajo la
modalidad abierta. El sentido social que tal educación sostenía, se mantuvo, toda vez
que se siguió considerando como el medio para promover el desarrollo con justicia e
94
integración a la sociedad moderna . Como el surgimiento de estos dos instrumentos, no
fue suficiente para atacar con mayor celeridad el problema; se avanzó con el principio de
Educación para todos, poniendo en marcha un programa de educación de adultos en
1978, bajo la responsabilidad de la Dirección General de Educación para Adultos.
CONAFE y COMPAE y otros centros, apoyaron en las actividades realizadas. En 1980,
el esfuerzo desplegado obligó a promover la creación del Programa Nacional de
Alfabetización. Reducir el índice de analfabetas -totales o funcionales- siguió siendo un
compromiso del Estado, como parte de su política educativa para el desarrollo social.
Esto explica en buena medida que un año después, se creara el Instituto Nacional de
Educación para Adultos -INEA-95. Con esta institución, quedó organizada con una sola
batuta, la tarea de educación extraescolar, bajo tres modalidades: escolarizada,
semiescolarizada y abierta.
En un intento dar unidad a lo descrito aquí en grandes ejes, puede decirse que en la
década de los setenta, hubo esfuerzos considerables en el marco de la modernización
para: reorientar el ejercicio del poder presidencialista, permitiendo cierto juego en el
quehacer político, a grupos, organizaciones sindicales, partidos políticos de nuevo cuño,
entre otras; a fin de avanzar así sea de manera lenta, hacia la democratización. En el
universo educativo, no hay duda, los cambios formales, reales; la multiplicación y
diversificación de instituciones educativas de la pirámide educacional y la reorganización
y reestructuración del sistema, eran innegables hacia fines de la década. Los rezagos
94
Más sobre el particular, véase: Valentina Torres. Historia de la Alfabetización y de la Educación en México. p. 618-
622.
95
Más sobre el particular, véase: Valentina Torres, ob. cit., p. 630-648.
82
Inicialmente, el trabajo contempla estudiar con algún cuidado lo que ocurre en el país a
partir de 1982; qué origina el vuelco que se da en el proceso de modernización; porqué la
vía neoliberal y no otra, en qué medida esta acción fue tomada sólo por el arribo en la
cúspide del poder público, del llamado grupo tecnócrata; hasta dónde son o no
responsables las administraciones anteriores por la forma como manejaron la economía
nacional, y el país todo. Preguntas como estas, obligan a un examen serio para tratar de
entender lo ocurrido. Más la complejidad del fenómeno, las muchas cosas ocurridas
desde que se pone en marcha el proyecto neoliberal por sus actores de primer orden, -
incluso hasta nuestros días-, indica que éste no ha logrado sentar bases sólidas para su
desarrollo, ni cuenta con la simpatía y aceptación de la gran población. Ambas cosas
hacen pensar que el mismo es: o un proyecto de la clase dominante -gobernante- de la
élite para la élite, o bien, resulta ser un proyecto que no ha sido correctamente entendido
por la población trabajadora, dada la velocidad con que está caminando y las respuestas
cotidianas que la misma tiene ante las muchas necesidades y carencias de millones de
mexicanos.
Séase una cosa u otra, y si bien mucho se ha escrito sobre sus partes y particularidades;
intentar una explicación del proyecto como un todo en principio, para luego estudiar o
describir cada uno de los ejes, como se pretendió con el proyecto anterior, exige un
tiempo que va más allá del concedido -de por sí ya agotado- para la entrega de este
trabajo. De ahí que se haya optado en lo que a este capítulo se refiere, por el camino de
señalar lo más significativo del modelo, esperando que sirva de punto de partida para el
estudio y comprensión de los estudiantes de esta Casa de Estudios; pues tal es, el
pretendido de este esfuerzo.
84
Se ha dicho y con razón, que con Miguel de la Madrid desde la silla presidencial, -1982-
comienza una nueva fase del proceso de modernización, pero con ropaje neoliberal.
¿Qué se adujo como razones para optar por esta vía? Decir que la misma fue por la
formación conservadora y pro-empresarial del nuevo gobernante, es insostenible.
Afirmar que la decisión obedece a que los gobiernos de 1970-1982; endeudaron como
nunca al país, practicaron, permitieron o fomentaron la corrupción a niveles no
conocidos en todas las esferas de la vida nacional, hicieron un muy mal uso de los
dineros del pueblo mediante acciones populistas o consintiendo el enriquecimiento
escandaloso de unos cuantos; que ejercieron el poder a un grado tal, que las libertades
individuales y sociales fueron trastocados como no se tiene memoria, que sus acciones
de política económica y social, no sólo obstaculizaron la modernización de la economía
en general, de la planta productiva y de la industria, sino condujo al deterioro salarial, al
desempleo y al empobrecimiento de millares de mexicanos, como no se recuerda.
Según se pude desprender por lo que ha ocurrido en estos últimos doce años; la
modernización con principios neoliberales no obedece a las causas apuntadas; más
bien, a lo que se señala páginas otras; esto es, a la construcción de un país imaginario,
versión moderna del proyecto de los conservadores del siglo XIX Mexicano.
96
reprivatización de la banca, el inicio de la privatización de la economía , la revolución
educativa97; son apenas, parte inicial de un proyecto que no termina de configurarse,
pero que ha llevado al país a situaciones nada favorables para el grueso de los
nacionales. Si uno revisa el Plan Básico de Gobierno98 y las proposiciones del Congreso
del Trabajo99 para que fuesen tomadas en cuenta en el Plan de Gobierno lamadridiano;
encuentra semejanzas en varios de sus apartados; incluso, vinculadas a los principios de
la Revolución Mexicana, tales como democracia, desarrollo con justicia social, rectoría
del Estado en la definición y conducción de la economía nacional entre otras. Estas
premisas desde luego, tenían que ser ubicadas, interpretadas y aplicadas de acuerdo
con los tiempos que corrían, pero no sustituidas como ocurrió. Algo más, la
democratización, viejo reclamo, no parece haber tenido para los gobiernos de la década,
la misma importancia que dieron a la economía100. Lo que se puede decir de esto, es
que hay una contradicción entre los postulados del Plan Básico y lo que finalmente se
hizo. Tal contradicción sin embargo, adquiere sentido si tomamos en cuenta que lo
realizado por el régimen lamadridiano, constituye los primeros pasos que el grupo
tecnocrático -ya incrustado en lugares clave del gabinete- habría de dar, en la
consecución de sus propósitos y que desde luego, involucra a la actual administración101.
Es de sostenerse por otra parte, que quien verdaderamente resulta ejecutor de las
grandes acciones que fueron dando cuerpo al llamado modelo neoliberal, es el régimen
encabezado por Carlos Salinas. Las disposiciones que dan sustento a esto, no son
96
Más sobre el particular, véase: Jaime Enríquez Félix. La chilenización de la economía mexicana. p. 13-21.
También, Soledad Loaeza. Delamadridismo: la segunda modernización mexicana. p. 56-75; Igual, Juan Ricardo
Pérez Escamilla. Los inicios de la privatización en México: 1982-1988. p. 277-316.
97
Véase: Entrevista a Miguel de la Madrid. Excélsior, julio 5, 1984.
98
Véase: El Día, octubre 4, 1981.
99
Véase: Suplemento El Día, octubre 1º, 1981.
100
Véase: Miguel de la Madrid. Doce años de cambio en México. Este país. p. 22-32.
101
Para mayor información: véase José Luis Calva. El modelo neoliberal mexicano. p. 50-68.
86
pocas; pero el apuntamiento de los más importantes según nuestro parecer, puede
ayudar a ubicarnos mejor, para iniciar su estudio con un mínimo de rigor. En principio,
hay un replanteamiento del Estado y su papel, frente a la política global y el proyecto
económico. Ya no será más un Estado rector; su papel consiste en procurar las
condiciones políticas y sociales, para facilitar la acumulación de capital, la concentración
102
de éste, la entrada de recursos financieros para trabajar industrias de punta . Ya no
más reformas fiscales formales, para captar recursos que siempre serán insuficientes,
para modernizar la economía y la planta productiva. En vez de mayor endeudamiento,
se puso en marcha de manera franca, la privatización de la economía, poniendo en
venta casi todas las empresas paraestatales103, sosteniendo que con los recursos
obtenidos se daría respuesta a las necesidades de los mas necesitados -los más pobres-
a través del Fondo de Asistencia Social. La medida incluye además el adelgazamiento
del Estado y la federalización de la Administración Pública.
El avance abierto hacia el libre mercado y la libre competencia, condujo reformar los
artículos constitucionales 3º, 27 y 130. De la revolución educativa, se pasó a la
modernización, cuyo fondo se traduce en una educación que garantice eficiencia no
formación. La idea de "escuela digna" que se concreta en el "Programa para la
Modernización Educativa -1989-1994- y en el Acuerdo Nacional para la Modernización
de la Educación Básica, así lo dejan entrever104. Otro tanto ocurre respecto del régimen
de tenencia de la tierra. La propiedad ejidal -producto directo de la gesta de 1910- y la
propiedad comunal, resultan incompatibles con el modelo económico neoliberal. Había
que privatizar por otro lado se estimó necesario un trato diferente y una nueva relación
con la Iglesia -aliada en vez de enemiga-. El precepto constitucional que dio sustento al
102
Para mayor información, véase Víctor M. Bernal S. Estado y Capital Transnacional. El nuevo Estado Mexicano. p.
173-192. También Federico Reyes Heroles. Hacia un nuevo Estado. Desarrollo y Normatividad, en: Libertad y
Justicia. p. 463-470.
103
Véase: Jaime Enriquez, ob. cit., p. 45-53.
104
Ver: Programa para la Modernización Educativa -1989-1994- p. I-XX y Acuerdo Nacional para la Modernización de
la Educación Básica.
87
Para las pretensiones del proyecto, la democratización del país parece no tan urgente,
aunque sí recomendable. Lo sugerente por lo demás, es una administración con
105
mentalidad empresarial . Sindicatos y partidos fuertes, sólo si asumen como suyo, el
modelo y trabajar por él, para su afianzamiento y consolidación.
Más no sólo es todo esto, se dieron pasos -una vez ya eliminados los inconvenientes-
para empujar al país hacia la integración económica con los Estados Unidos y el
106
Canadá . ¿Qué significa esto para los mexicanos?
105
Véase: Arturo Huerta. Política Neoliberal de Estabilización Económica en México. p. 205-208. También: René
Villarreal. Liberalismo social y Reforma del Estado. p. 215-237.
106
Sobre el particular, véase: Murray G. Smit. México, Canadá y Estados Unidos: búsqueda de intereses
multilaterales, en: México ante el Libre Comercio con América del Norte. p. 293-315. También, Riordan Roett.
Alternativas estratégicas de México en un cambiante sistema mundial. Cuatro opciones en: Relaciones
Exteriores de México en la Década de los noventa. p. 17-41.
88
Respecto del primer, alegato que el grupo sostiene no sólo para condenar a los políticos,
al populismo y al nacionalismo; adjudicándole males -según ellos- que no permiten al
país trascender niveles de atraso; uno puede suponer que desde la fecha en que
107
Más sobre esta idea: véase Rolando Cordera y Carlos Tello. ob. cit., p. 81-82.
108
Véase CIDAC. Educación para una economía competitiva. Diana, capítulos II y VII. También, Patricia Safa. La
Educación y el Tratado de Libre Comercio. p. 49-72.
109
Véase Bernardo Mabire. Cultura, Política y Comercio Exterior: Los casos de México y Canadá en: Liberación
Económica y Libre Comercio en América del Norte. p. 419-442.
89
llegaron al poder -1982-, la situación sería muy otra, doce años después. Pero es el
caso que, la "segunda modernización", como le llamara Soledad Loaeza, más bien
parece una segunda fase de la crisis; pues la deuda no sólo no ha disminuido, sino ésta
será hacia fines de 1995, más del doble con respecto de 1982; -175 mil millones de
dólares, según Carlos Ramírez110; con una doble agravante: a) el endeudamiento hoy
sólo sirve para pagar intereses de lo que se adeuda; ayer al menos sirvió para crecer
económicamente aunque no como se dijo en los discursos; b) se supone que la venta de
casi todas las empresas paraestatales, hecha por los tecnócratas, era para disponer de
recursos financieros que serían aplicados a la planta productiva, manteniendo con ello,
los niveles de empleo que la sociedad demanda. Sin embargo, las cosas no son como
se dijo que serían. Así la modernización como parecen entenderla los neoliberales,
presenta un cuadro en nuestros días de: mayor pobreza -en número y en niveles-,
corrupción sinigual, gran inseguridad social, educación empobrecida como no se tiene
memoria, desempleo total o parcial de millones de mexicanos, salario minúsculo -en vez
mínimo-, autoritarismo muy cercano a dictadura, democracia selectiva, narcotráfico
111
abierto y desmedido , asesinatos políticos, levantamientos armados, economía
desplomada. Los banqueros y empresarios del país, que ayer cuestionaban y combatían
al Estado estatista, -así le llamaban- porque no les dejaba mano libre para implantar su
modelo económico; hoy que el Estado -¿el país?- es de los banqueros y empresarios, se
quejan de él, porque no fija rumbos, no dice a dónde vamos, ni responde de modo
puntual a sus exigencias. El Estado empresarial, como algunos estudiosos le han
llamado, ha resultado, según parece, un ente que no sólo ha perdido visión, sino
capacidad de responder conforme a los intereses de sus creadores, y menos a los cada
día, mayores necesidades de la población. ¿Será esto lo que desde afuera se quiere,
por aquello de la integración? Si tal es la idea, la batalla histórica entre un México
imaginario y un México profundo, sigue en pie entonces; pero a diferencia de otros
momentos, hoy la cruzada tendrá que ser: a) vencer la crisis y avanzar hacia una idea de
110
El Financiero. Septiembre 28 de 1995.
111
Véase: Eduardo Valle. El Segundo Disparo. p. 13-26.
90
MATERIAL CONSULTADO
CAPITULO I.
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histórico, 1776-1988. FCE, México, 1992, 248 pags.
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del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México, 1967,
295 pags.
- Nora Hamilton. México: Los límites de la autonomía del Estado. Ed. Era, México, 1983,
332 pags.
92
CAPITULO II.
- Stanley Ross, Daniel Cosío Villegas y otros. ¿Ha muerto la Revolución Mexicana? La
Red de Jonás, México, 1978, 552 pags.
- Miguel Basañez. La lucha por la hegemonía en México, 1968-1980. Siglo XXI editores.
México, 1981, 243 pags.
- Alberto Azis Nazsif. El Estado Mexicano y la CTM. Ediciones La Casa Chata, Nº 32,
SEP, México, 1989, 345 pags.
- Jaime Torres Bodet. Discursos 1941-1964. Editorial Porrúa S.A., México, 1965, 979
pags.
CAPITULO III.
- Lorenzo Meyer. Al final, Foster Dolles Ganó. Diario Excélsior, México, junio 12, 1991,
pags. 1 y 10.
- Héctor Guillen Romo. El Sexenio del Crecimiento Cero: México, 1982-1988. Ed. Era,
México, 1990, 222 pags.
- Miguel Angel Rivera Ríos. Crisis y Reorganización del Capitalismo Mexicano: 1960-
1985. Ed. Era, México, 1989, 227 pags.
- Josefina Z. Vázquez y Lorenzo Meyer. México Frente a los Estados Unidos (Un ensayo
histórico, 1776-1988). FCE, México, 1992, 248 pags.
- Arnaldo Córdova y otros. Clase Obrera, Nación y Nacionalismo. Ed. Caballito, México,
1985, 288 pags.
- Miguel Basáñez. La lucha por la hegemonía en México: 1968-1980. Siglo XXI Editores,
México, 1981, 243 pags.
- Pablo González Casanova. La Democracia en México. Ed. Era. -Serie Popular- México,
1982, 333 pags.
- Américo Saldivar. Ideología y Políticas del Estado Mexicano (1970-1976). Siglo XXI
editores, México, 1988, 265 pags.
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1979, 209 pags.
- Matilde Luna L. Los empresarios y el cambio político. México, 1970-1987. Ed. Era, IIS-
UNAM México, 1992, 132 pags.
- María Gallo. Las políticas educativas en México como indicadores de una situación
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- Isidro Castillo. México: Sus Revoluciones Sociales y la Educación. tomo 5, Gobierno del
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próximo Plan Básico de Gobierno 82-88. Periódico "El Día", México, 1981, 3 pags.
- Miguel de la Madrid Hurtado. Doce años de cambio en México. Revista "Este país", Nº
53, México, Agosto, 1995, 23 pags.
- José Luis Calva. El modelo neoliberal mexicano. Fontanamara, México, 1993, 195
pags.
- Federico Reyes Heroles y otros. Libertad y justicia en las sociedades modernas. Grupo
Editorial "Miguel Angel Porrua", México, 1994, 518 pags.
- Gustavo Vega Cánovas -Coordinador- México ante el Libre Comercio con América del
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pags.
97
- Rolando Cordera y Carlos Tello. México: La disputa por la nación. Siglo XXI editores.
México, 1981. 149 pags.
INDICE
A MODO DE INTRODUCCIÓN…………………………………………………….. 2
MATERIAL CONSULTADO……………………………………………………..... 91