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José Mayoral

Guillermo Mayoral
Pedro Mayoral
ORTODONCIA
Principios fundamentales
Y Práctica
LABOR
Ortodoncia
Principios fundamentales
y práctica
Ortodoncia
Principios fundamentales
y práctica
Dr. José Mayoral
Ex director de la revista Ortodoncia, órgano de la Sociedad Argentina de
Ortodoncia. Ex profesor
titular de Ortodoncia, Universidad Javeriana, Bogotá. Ex profesor asociado de
Ortodoncia, Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá. Ex profesor auxiliar de la Escuela de Odontología
de
Madrid
Dr. Guillermo Mayoral
Jefe consultor honorario del Servicio de Ortodoncia, Hospital de San Juan de Dios,
Barcelona.
Ex profesor titular de Ortodoncia, Universidad Javeriana, Bogotá. Ex profesor
asociado de Ortodoncia,
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá
con la colaboración del
Dr. Pedro Mayoral
Profesor titular y Jefe del Departamento de Ortodoncia, Universidad Javeriana,
Bogotá. Profesor
asociado de Ortodoncia, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá
PREFACIO
Dr. T. M. Graber, D. D. S., M. S. D., Ph. D.
Director, Kenilworth Dental Research Foundation
EDITORIAL LABOR, S.A.
Primera edición: 1969
Segunda edición: 1971
Tercera edición: 1977
Cuarta edición: 1983
Quinta edición: 1986
Sexta edición: 1990
© J. Mayoral y G. Mayoral (1990)
EDITORIAL LABOR, S. A. - Calabria, 235-239 - 08029 Barcelona
Depósito legal: B. 26.489-1990
ISBN: 84-335-9299-8
Printed in Spain - Impreso en España
Impreso en Ingoprint, S.A.
Maracaibo, 11 - 08030 Barcelona
Historia de la ortodoncia
No podríamos terminar este estudio de la ortodoncia sin hacer, aunque
brevemente, un resumen de los principales nombres y hechos que han
marcado
el desarrollo de esta ciencia a través de la Historia . Al ocuparnos de los
distintos temas tratados a lo largo de esta obra ya mencionamos algunos de
los principales autores que han contribuido al progreso y adelanto de la
ortodoncia
en las investigaciones sobre crecimiento y desarrollo de los maxilares y
de los dientes, la evolución del aparato masticatorio humano, los aportes
sobre
terminología y clasificación de anomalías dentomaxilofaciales y los
progresos
técnicos aplicados al diagnóstico y al tratamiento mecánico . No será, por
tanto, necesario repetir ahora la historia de las distintas ciencias y técnicas
que forman esta especialidad . Bástenos hacer un breve recuento de los
principales
acontecimientos y de los hombres que hicieron posible que la ortodoncia
llegase al estado de perfeccionamiento técnico-científico en que se
encuentra
hoy en día.
ÉPOCA PRIMITIVA
Desde sus comienzos , la historia de la ortodoncia está íntimamente ligada
a la de la odontología, de la que no se separará hasta que fue reconocida
como una especialidad de ésta a principios del presente siglo. En épocas
remotas,
en China, Japón , Egipto y Fenicia se encuentran referencias de
enfermedades
dentales, extracciones y aun de restauraciones de dientes y cavidades
con fines curativos u ornamentales . En Grecia fue donde se dio un mayor
impulso a la medicina, y en los escritos de Hipócrates, Aristóteles y Solón se
nombran la erupción , función , colocación y tratamiento de los dientes. A
raíz
de la conquista de Grecia por los romanos ( 146 a. de C.) muchos médicos
griegos se trasladan a Roma, y en la época cristiana florece la medicina con
hombres como Galeno, Plinio, Horacio y Celso; este último, en sus escritos,
preconizó la extracción de los dientes temporales cuando producen
desviación
de los permanentes y aconseja guiar a éstos a su sitio por medio de
presión ejercida con los dedos.
El primer instrumento que se conoce para la corrección de irregularidades
de los dientes es el descrito por Abul Casim o Albucasis (936-1013),
méHISTORIA
DE LA ORTODONCIA
Fig. 30-1. Limas de Abul Casim, o Albucasis. Primeros
instrumentos de ortodoncia
617
mi^
dico que había estudiado en Córdoba (España) y que dedicó parte de sus
escritos, llamados Altasrif, al arte dental. Consiste en una pequeña lima, en
forma de pico de ave, con punta muy aguda, que recomendaba para desgastar
dientes mal colocados y permitir que cupieran en los arcos dentarios (figura
30-1). También recomienda que si un diente ha salido después de otro y no
se coloca bien, o no es posible su limadura, es mejor extraerlo. En el siglo
xvi, con los inventos de la imprenta y del microscopio, la ciencia médica
alcanza un gran desarrollo. Aparecen los primeros libros referentes a odontología,
entre ellos uno, publicado en Alemania por Miguel Blum, en 1530, y
otro, en España, por Francisco Martínez, en 1557.
ÉPOCA DE FAUCHARD HASTA HUNTER (1728-1803)
Fue Pierre Fauchard el que situó la odontología en un plano científico.
En 1728 publica su libro Le Chirurgien Dentiste, donde describe el primer aparato
de ortodoncia según la idea que de ellos tenemos hoy en día. Consiste
en una pequeña banda metálica, con perforaciones que permiten el paso de
hilos para sujetarla a los dientes vecinos al diente desviado y que se coloca
por vestibular o lingual, según el movimiento deseado (fig. 30-2).
Etienne Bourdet, en 1757, creó un aparato similar al de Fauchard, pero
Fig. 30-2. Banda metálica de Fauchard (1728) FA U C H A R D
618 ORTODONCIA
Fig. 30-3. Banda metálica de Bourdet (1757) BOURDET
consistente en una banda metálica de mayor extensión para ser ligada a
todos
los dientes por medio de hilos (fig. 30-3). En los casos de prognatismo
inferior
recomendó la extracción de los primeros molares permanentes en la
convicción
de que, con ello, se conseguía una detención en el crecimiento del
hueso. Anotemos de paso que métodos similares, con extracción de
primeros
bicúspides y aplicación de fuerza extraoral por medio de gorro y mentonera,
se han recomendado, incluso en nuestros días, pensando que en esa
forma se puede detener el crecimiento anteroposterior de la mandíbula.
John Hunter, en Inglaterra, publicó en el año 1771, su obra History of the
Human Teeth, en la que se refiere a la oclusión dentaria y la reabsorción de
las raíces de los dientes temporales , y explica que los dientes posteriores
inferiores
van obteniendo espacio en el arco dentario gracias a la reabsorción
del borde anterior de la rama ascendente de la mandíbula (véase capítulo 1,
«Crecimiento del esqueleto craneano y facial »); Hunter recomienda la
extracción
de dientes, cuando están demasiado desviados , para lograr espacio para
la colocación de los demás.
ÉPOCA DE FOX HASTA DELABARRE ( 1803-1819)
Joseph Fox ( 1803) describe un aparato muy parecido a los de Fauchard y
Bourdet en su obra The Natural History of the Human Teeth; la banda,
construida
en oro, está también perforada para permitir el paso de ligaduras y
tiene sujetos a ella dos bloques de marfil para levantar la oclusión a nivel de
los molares y permitir la corrección de linguoclusiones de dientes anteriores
(fig. 30-4). Representa, pues, el primer dispositivo ideado para levantar la
oclusión,
principio que se ha empleado después rutinariamente , en ortodoncia,
con bandas altas o aparatos removibles , con aletas prolongadas entre las
suHISTORIA
DE LA ORTODONCIA 619
Fig. 30-4. Aparato de Fox, con bloques de marfil, para levantar la mordida y
corregir linguoclusiones
de dientes anteriores (1803)
perficies oclusales de los dientes posteriores. Su descubrimiento implica una
importante premisa en ortodoncia: para lograr el movimiento de los dientes
es necesaria la aplicación de fuerza, pero para que el diente cambie de posición
hay que eliminar las obstrucciones que se presentan en su camino. Fox
también empleó la mentonera, con anclaje craneal, en casos de luxaciones
mandibulares, la cual había sido ya empleada por Cellier (fig. 30-5).
L. J. Catalán (1808), aun cuando no fue el primero en emplearlo, generalizó
el principio del plano inclinado, con su aparato inferior, formado por una
lámina metálica vestibular y prolongaciones soldadas en su parte anterior para
que los incisivos superiores resbalaran sobre ellas y corrigieran las linguoclusiones
(fig. 30-6).
Fig. 30-5. Mentonera utilizada por Fox en
casos de luxaciones mandibulares siguiendo a
Cellier. (Monti, Tratado de ortodoncia)
620 ORTODONCIA
Fig. 30-6. Aparato con planos inclinados de
Catalán (1808)
Cristóbal Francisco Delabarre (1819) fue un verdadero innovador; ideó una
criba de alambre que se sostenía en los molares por su propia elasticidad,
empleándola para elevar la oclusión; también fue un precursor en la corrección
de las rotaciones mediante un dispositivo que usó, consistente en una
cofia o caja (banda) sujeta en el diente que tenía la rotación, provista de un
tubo en el cual entraba un resorte que constituía el elemento activo (fig. 30-7).
Delabarre se ocupó del problema de la extracción y dijo: «Es mucho más
fácil extraer dientes que determinar cuándo es absolutamente necesario».
Hasta el final de este período las correcciones se referían, especialmente,
a la parte anterior de los arcos dentarios, creando espacio, cuando era necesario,
por medio de extracciones. Había, pues, una prelación eminentemente
estética.
ÉPOCA DE DELABARRE HASTA LEFOULON ( 1819-1839)
Se caracteriza este período por el adelanto de los sistemas mecánicos de
tratamiento siguiendo los principios que habían sentado los autores de las
épocas precedentes. Maury (1828) diseñó unos ganchos pequeños, en forma
de S, para impedir que las ligaduras se incrustaran en la encía, lo que
evidentemente
era un verdadero peligro entonces. Thomas Bell (1828) modificó el
aparato de Fox utilizando cofias de oro en los molares en lugar de los bloques
de marfil, lo que reducía el tamaño e incomodidad del dispositivo.
Federico Cristóbal Kneisel (1836) diseñó una cubeta de impresiones muy
similar a las actuales y obtenía modelos en yeso con impresiones en cera.
Publicó la primera obra en alemán dedicada al estudio y tratamiento de las
anomalías dentarias (Der Schiefstand der Ziihne). También modificó el plano
inclinado empleando láminas individuales soldadas a cofias colocadas en el
diente en linguoclusión y en el antagonista.
Fig. 30-7 . Aparatos de Delabarre. Arriba: para corregir rotaciones.
Abajo: criba para elevar la oclusión
HISTORIA DE LA ORTODONCIA 621
Fig. 30-8. A, B, aparato lingual de Lefoulon (1841); C, criba de Schange (1841); D,
aparato de
arcos vestibular y lingual de Désirabode (1843)
C. J. Linderer (1807) clasificó, por primera vez, las posiciones en que se
podían mover los dientes: hacia dentro, hacia los lados y movimiento de
rotación, los cuales también pueden ser combinados.
ÉPOCA DE LEFOULON HASTA FARRAR (1839-1875)
Pedro Joaquín Lefoulon (1840) fue, para su tiempo, un ortodoncista notable.
En su libro Nouveau Traité de l'Art du Dentiste se refiere al tratamiento de
las irregularidades dentarias denominándolo Orthopédie Dentaire y Orthodontosie,
y lo definió como «el tratamiento de las deformidades congénitas y accidentales
de la boca». Es el primer autor que emplea el término que, después,
el uso ha generalizado para designar esta ciencia: puede decirse que,
desde entonces, apareció la verdadera ortodoncia. Lefoulon fue el primero en
condenar la extracción dentaria como medio correctivo de las malposiciones
de la dentadura, afirmando «extraer no es tratar sino destruir». Sustentó que
los dientes pueden alinearse bien en los arcos dentarios sin necesidad de reducir
su número con extracciones porque «el arco alveolar, como todas las
demás partes de nuestros cuerpos, es capaz de ser extensible». Para aplicar
sus ideas en la práctica diseñó el primer arco lingual que se conoce en la
historia de la ortodoncia para efectuar la expansión transversal de los arcos
dentarios; al mismo tiempo, utilizaba un arco vestibular cuando quería ejercer
una fuerza «concéntrica» (fig. 30-8 A y B).
En esta época, en la que todavía el diagnóstico era muy rudimentario,
J. M. A. Schange (1841) tiene el mérito de publicar una de las primeras clasifi622
ORTODONCIA
Fig. 30-9. Aparato de Kingsley (1858). A, banda colocada sobre las caras
vestibulares y bordes
incisales de los dientes superiores. B, extensiones laterales unidas a la lámina
fijada a los incisivos
y conectadas por medio de gomas a un gorro de tela. Con este dispositivo se
producían
linguoversión e ingresión de los incisivos superiores y se pretendía el «salto de la
mordida» cambiando
la relación oclusal mesiodistal de los dientes posteriores
caciones de anomalías dentarias y destaca la necesidad de la contención
consecutiva
al período de corrección. A este respecto afirmó: «Los dientes tienen
que mantenerse en los sitios correspondientes para ellos durante un largo
período de tiempo después del tratamiento, para que puedan adquirir la firmeza
adecuada». En sus aparatos, en forma de criba, emplea por primera vez
la fuerza de gomas elásticas para retraer incisivos (fig. 30-8 C).
Désirabode (1843) empleó, por primera vez, un arco vestibular unido a
un arco lingual en las bandas de anclaje (fig. 30-8 C) y recomienda tomar
nuevos modelos en yeso para compararlos con los anteriores una vez que se
haya logrado éxito en una fase determinada del tratamiento. Denominó Orthopedie
Faciale al tratamiento de las malposiciones dentarias y la definió como
«los medios para corregir las irregularidades de la dentición y los vicios de
conformación dependientes de los dientes». Señaló como causas de las
anomalías
de posición de los dientes la desproporción entre el tamaño de éstos y
los arcos dentarios, el retraso en la caída de los temporales, la presencia de
supernumerarios y, por primera vez, habló de la presión ejercida por los labios
y la lengua en el mantenimiento del equilibrio bucal.
Tanto Désirabode como otros contemporáneos suyos (Schange, J. D.
White, T. W. Evans) desarrollan las primeras bandas de anclaje, y Evans (1854)
suelda a la banda del molar un tubo vestibular para que reciba el arco de
regulación. Ésta es la primera banda moderna.
Fig. 30-10. Placa en caucho vulcanizado utilizada
por Kingsley, en combinación con un arco
vestibular y brazos extraorales para unirlos por
medio de gomas a un apoyo craneal y conseguir
el «salto de la mordida»
HISTORIA DE LA ORTODONCIA
Fig. 30-11. Aparato de contención de Kingsley.
Placa en caucho vulcanizado y arco vestibular
623
Norman W. Kingsley (1858) fue el primero en hablar del «salto en la articulación
», refiriéndose al cambio en la relación mesiodistal de los dientes posteriores,
logrado con aparatos intraorales accionados con gomas elásticas, con
anclaje extraoral, que ejercían su presión sobre los incisivos superiores. Buscaba
la relación normal anteroposterior de los dos arcos dentarios basado en
el supuesto de que la mandíbula se mantendría en su sitio si ocluía normalmente
con el maxilar superior (fig. 30-9 A y B).
También diseñó distintos aparatos removibles en combinación con tornillos,
gomas y anclajes extraorales, que buscaban el mismo cambio en la oclusión
de los dientes posteriores (fig. 30-10) y una placa destinada a la contención
después del tratamiento, precursora del aparato de Hawley (fig. 30-11).
Kingsley fue el primero que explicó el concepto de «distoclusión» inferior
(clase II) en los casos de prognatismo superior y/o retrognatismo inferior que,
hasta él, únicamente se entendían como «protrusión» de los incisivos superiores.
Angell (1860) fue un defensor de la expansión y un adversario de la extracción.
Estas ideas le llevaron a diseñar un aparato con bandas para los premolares
y un tornillo para ir ensanchando las arcadas dentarias (fig. 30-12).
Con este dispositivo obtenía separación entre los incisivos centrales superiores,
lo que indicaba separación también de los huesos maxilares a través de
la sutura media palatina. Puede considerarse el aparato de Angell como el
pionero de la disyunción palatina.
En 1863, Langsdorff trataba las rotaciones mediante una placa con pernos
en su parte posterior, equidistantes unos de otros. Un alambre rodeaba la
corona del diente y se ligaba en el perno que mejor favoreciera la dirección
de la fuerza y de este modo iba corrigiendo la rotación (fig. 30-13).
Fig. 30-12. Aparato de Angell para la separación
de la sutura media palatina (1860)
624 ORTODONCIA
Fig. 30-13. Placa palatina de Langsdorff (1863)
para la corrección de las rotaciones
Walter H. Coffin, en 1872, diseña la placa dividida en dos mitades, unidas
por una cuerda de piano doblada en forma de M, la cual actúa como resorte
y va separando las dos partes del aparato, produciendo la expansión; esta clase
de resorte y su principio de acción aún se emplean hoy en día, como lo vimos
en la descripción de los aparatos removibles de acción directa.
John Nutting Farrar (1875) fue el precursor del empleo de fuerzas intermitentes,
en ortodoncia, porque consideraba que se ajustaban más a las leyes
fisiológicas durante el movimiento dentario. Ideó aparatos metálicos, con tornillos
y tuercas, para conseguir los distintos movimientos dentarios en lugar
de las gomas elásticas de las cuales, pensaba, que ocasionaban molestias al
paciente y representaban un peligro para las estructuras dentarias (fig. 30-14).
Agreguemos los nombres de Jackson (1887), quien ideó el aparato removible
que lleva su nombre, construido sin placas y a base de resortes, aparato
que se utilizó durante muchos años y que modificarían después Crozat y
Gore en nuestros días; S. H. Guilford (1889), quien define la ortodoncia como
«la rama de la práctica dental que se ocupa de la corrección de las irregularidades
de posición de los dientes humanos»; y Gaillard, quien construye un
aparato de arco vestibular anclado por medio de bandas soldadas entre sí a
los premolares y primeros molares. El desarrollo y mejoramiento de los aparatos
de corrección que se logra en estos años finales del siglo xix, y las bases
teóricas sobre los desplazamientos dentarios, preparan el camino para la aparición
de Angle, Case y otros, que marcan definitivamente el nacimiento de
la ortodoncia moderna.
ÉPOCA DE ANGLE
Edward H. Angle representa por sí solo el comienzo de la ortodoncia
como verdadera especialidad dentro de la odontología. En vista de que las
escuelas dentales habían rechazado su proposición de establecer cursos
especializados
de ortodoncia, Angle fundó en San Luis su primera escuela de
esta especialidad en el año 1900. En ésta, y otras escuelas que dirigió Angle,
estudiaron dentistas de Estados Unidos y de Europa, que aprendieron sus
enseñanzas y posteriormente las divulgaron en todo el mundo. Los primeros
cursos de Angle tenían una corta duración (de tres a doce semanas) y se
enseñaban las técnicas mecánicas en forma solamente teórica; con el éxito
logrado
por sus primeros cursos, Angle fue extendiendo la duración de éstos en
HISTORIA DE LA ORTODONCIA 625
Fig. 30-14. Aparato de Farrar (1895). A, bandas continuas en premolares y
molares, bandas en
los incisivos y barras palatinas de anclaje. B, tornillos por vestibular para ejercer
tracción sobre
las raíces de los incisivos hacia lingual. Este es el primer dispositivo ortodóncico
destinado al
desplazamiento radicular (torque o torsión) de los incisivos
los años siguientes. Otros hechos importantes marcan la influencia de Angle
en la formación de la ortodoncia moderna, además de sus cursos especializados.
Entre ellos, la fundación de la American Society of Orthodontists, agrupación
que fue la base de la ortodoncia como especialidad, y también de la
revista The American Orthodontist, la primera en su género. Su libro Malocclusion
of the teeth llegó a las siete ediciones y en él se encuentra el compendio
de su filosofia del tratamiento de las maloclusiones.
Angle definió la ortodoncia como «la ciencia que tiene por objeto la corrección
de las maloclusiones de los dientes» y agrupó, en forma sucinta, las
anomalías de la oclusión en sus tres célebres clases. La brevedad y la facilidad
de su aplicación en la práctica clínica hicieron que la clasificación de Angle
se extendiera rápidamente y permaneciera hasta nuestros días. Pero, ante todo,
Angle fue un verdadero genio mecánico, por lo que pudo ofrecer a nuestra
especialidad una serie de dispositivos cada vez más perfeccionados hasta llegar
al arco de canto, cuyos principios permanecen actualmente (véase capítulo
25).
Contemporáneos de Angle se destacan Calvin S. Case, John V. Mershon,
Herbert A. Pullen, George C. Ainsworth, B. E. Lischer y muchos otros que,
en distintos campos, contribuyeron al desarrollo de la especialidad. Case no
se conformaba con el concepto oclusionista de Angle y denominó a la ortodoncia
con el nombre de Ortopedia dentofacial; también estuvo en desacuerdo
con Angle en cuanto a la rigidez de su clasificación de las maloclusiones
y siempre combatió el postulado de la fijeza de los primeros molares superiores
que Angle utilizó como base de su sistema. También estuvieron en total
desacuerdo sobre el problema de la extracción terapéutica.
A este respecto, vale la pena detenermos, puesto que los argumentos en
pro y en contra de la extracción siguen siendo tema de controversia, tal como
lo dejamos anotado en el capítulo 17. Desde los primeros tiempos de la historia
de la ortodoncia se extraían dientes, como práctica rutinaria, para permitir
que los demás se movieran y mejoraran su posición. Las discusiones
que se presentaban se circunscribían a los dientes señalados para la extracción:
premolares, molares y, muchas veces, caninos, pero no se ponía en duda
la necesidad de disminuir el número de dientes. Davenport (1887) se opuso
626 ORTODONCIA
enfáticamente a la extracción diciendo que «se acorta la mordida, se contrae
la boca, deforma la expresión facial y logra al fin una colocación de los dientes
menos favorable para su conservación que la que existía antes». Angle,
en la tercera edición de su libro (1892), consideraba justificada la extracción
de dientes, pero después acogió las ideas de Davenport y dictó su norma del
«total complemento de dientes» y defendió la tesis de la oclusión normal de
todos los dientes como fin normal e ideal de la ortodoncia; la función resultante
de una buena oclusión estimularía el crecimiento de los maxilares hasta
que lograran un tamaño adecuado al número de los dientes que en ellos se
implantan logrando que éstos se mantuvieran estables. Case (1893) preconizó
la extracción de los primeros premolares como medio legítimo para armonizar
el volumen de los dientes con el de los maxilares de soporte y durante
toda su vida combatió los postulados conservadores de Angle. No creía que
fuera posible, en muchos casos, mantener en una posición estable de equilibrio
a todos los dientes en sus arcos cuando el tamaño y número de ellos
excediera el de los huesos maxilares, y combatió también la teoría de que los
maxilares alcanzaran un mayor desarrollo como consecuencia de la masticación
normal con la totalidad de las unidades de la dentadura.
Famoso fue el debate que, en 1911, mantuvo Case con Martin Dewey y
M. H. Cryer, el primero de los cuales era un destacado discípulo de Angle,
cuyas enseñanzas divulgó en una escuela que él mismo fundó y en un texto
de ortodoncia; y el segundo, un eminente profesor de Anatomía. En esta
ocasión, Case expuso una serie de argumentos que asombran por su acertada
visión de los problemas de las discrepancias oseodentarias y del crecimiento
de los maxilares, en una época en que no se contaba con los adelantos
investigativos
de que disponemos hoy en día. Sin embargo, la personalidad de Angle
era tan poderosa que sus principios prevalecieron durante muchos años, hasta
que Tweed, uno de sus discípulos, tuvo la franqueza de confesar la gran
proporción
de recidivas que se presentaban con el tratamiento clásico, preconizado
por Angle, de lograr una oclusión normal sin sacrificar ningún diente.
Como consecuencia de la voz de alarma de Tweed, muchos ortodoncistas
abusaron de la extracción dentaria como procedimiento que facilitaba el
tratamiento
y acortaba su duración, empleándola cuando no estaba indicada. En
la actualidad, se procede con más cautela en la extracción, pero hay que admitir
que se tiene que practicar en una gran proporción de casos. Las indicaciones
de extracción las dejamos estudiadas en la sección correspondiente y
no las repetimos aquí.
ÉPOCA ACTUAL
Se caracteriza por la expansión en todos los campos, tanto científicos como
mecánicos. La aparatología logra perfeccionamientos que facilitan la realización
de todos los movimientos dentarios; el arco de canto de Angle sufre
infinidad de modificaciones, con alambres rectangulares de menor calibre, con
arcos seccionales para la retracción de los caninos en casos de extracción
terapéutica,
con alambres redondos finos que permiten la aplicación de las fuerzas
diferenciales continuas; los aparatos ya no mantienen su exclusividad de
aplicación y se emplean en combinación unos con otros: arcos vestibulares
HISTORIA DE LA ORTODONCIA 627
en unión con arcos linguales, aparatos craneomaxilares para asegurar mejor
anclaje, aparatos removibles como placas estabilizadoras y para levantar la
oclusión,
etc. Los aparatos removibles de acción indirecta (activador, modelador
de Bimler, etc.) se extienden, sobre todo en Europa, después de la Segunda
Guerra Mundial.
La parte mecánica de la ortodoncia ha experimentado avances muy considerables
en las últimas décadas con la introducción de nuevos materiales y
aleaciones en la fabricación de los alambres utilizados en los arcos, con lo
que se ha facilitado la consecución de los movimientos dentarios en menos
tiempo y con menores molestias para el paciente y comodidad operatoria por
parte del ortodoncista. La generalización de los distintos aditamentos colocados
en los dientes por medio del cementado directo también ha sido un factor
que ha facilitado la aplicación de las distintas técnicas mecánicas utilizadas
en ortodoncia. La estética ha mejorado enormemente con el uso de dispositivos
que imitan el color de los dientes como los brackets plásticos y
cerámicos. Esto ha permitido el aumento cada día mayor de los tratamientos
de ortodoncia en individuos adultos.
El concepto biológico se hace cada vez más notorio y se tienen en cuenta
el papel de las fuerzas funcionales en el pronóstico del tratamiento. Los estudios
electromiográficos dan luz sobre la importancia de la musculatura en la
etiología de las anomalías dentomaxilofaciales y en el mantenimiento de los
resultados obtenidos después de la corrección de las mismas. Las investigaciones
cefalométricas aportan datos fundamentales en el crecimiento y desarrollo
de los maxilares y en el diagnóstico, el cual ya no puede ser hecho
únicamente sobre las maloclusiones, sino sobre todos los factores morfológicos
y fisiológicos que intervienen en las deformaciones bucales. Los principios
biológicos y mecánicos del tratamiento ortodóncico también tienen una
gran expansión con los estudios de Reitan y otros: se conocen mejor los
fenómenos
del movimiento dentario y se pueden aplicar en la práctica los conceptos
sobre la acción de los distintos aparatos y las limitaciones propias de
algunos de ellos.
La estabilidad de los resultados obtenidos con el tratamiento ortodóncico
ha sido mejor estudiada en los últimos años; especial mención merecen los
trabajos clínicos de Riedel y sus colaboradores, por medio de los cuales se ha
podido seguir la evolución postratamiento a los diez y veinte años después
de terminar el tratamiento activo y a los cuales nos referimos en el capítulo
29. Mediante estos y otros estudios similares se ha podido poner de manifiesto
que es muy arriesgado asegurar que los cambios en el sistema estomatognático
consecutivos al tratamiento ortodóncico permanezcan estables indefinidamente.
Mayor precaución en el pronóstico de las anomalías que hay
que tratar y una profundización en el diagnóstico son recomendables a la vista
de esta evidencia.
Junto al adelanto en el conocimiento de los intrincados mecanismos del
crecimiento y desarrollo del complejo craneofacial y los medios terapéuticos
encaminados a restituir su equilibrio estético y funcional, otros campos han
ido ganando protagonismo en los últimos años. Se ha incrementado el estudio
de las anomalías y disfunciones de las articulaciones temporomaxilares y
hoy se conocen mejor gracias a métodos sofisticados de diagnóstico, aunque
el tratamiento sigue siendo limitado en cuanto a la consecución de mejorías
628 ORTODONCIA
en muchas ocasiones, dada la complejidad de los factores involucrados. También
deben mencionarse los progresos de la cirugía ortognática en la corrección
de las anomalías de volumen y de forma de los maxilares que no pueden
tratarse con la terapéutica ortodóncica; en este campo, es indispensable
la colaboración del cirujano y del ortodoncista tanto en el diagnóstico como
en el plan de tratamiento, puesto que casi siempre hay que hacer una corrección
ortodóncica previa a la cirugía y, con frecuencia, una fase de ajuste oclusal
posquirúrgica.
La importancia de la ortodoncia entre las ciencias de la salud se hace
notar cada vez más. Se evidencia la necesidad de un mayor y mejor
entrenamiento
de los profesionales dedicados a esta especialidad y crecen los cursos
posgraduados universitarios. Cada día, con mayor intensidad, la ortodoncia
tiene que recurrir a otras ciencias que aporten conocimientos indispensables
para la mejor comprensión de los problemas clínicos. La antropología, la anatomía
comparada, la embriología, la histología de los tejidos dentarios y de
soporte del diente, el crecimiento y desarrollo, la fisiología dentomaxilofacial,
los principios biomecánicos, la bioestadística, la cefalometría y muchas otras
asignaturas, son necesarias en los planes de estudios posgraduados. Todos
estos conocimientos aportarán al futuro ortodoncista las bases sobre las cuales
podrá estudiar, interpretar y raciocinar la infinidad de factores que intervienen
en la etiología y patogenia de las malformaciones bucales que tendrá
que tratar, en su práctica, le ofrecerán un concepto más amplio sobre el
diagnóstico
y podrá, por consiguiente, prestar un mejor servicio a sus pacientes.
El incremento en todos los aspectos relacionados con la ortodoncia a que
hemos asistido en estos últimos años hacen que sea dificil una relación de
los autores y de los acontecimientos principales que han marcado su desarrollo.
Por eso, como decíamos al principio de este capítulo, no podemos nombrar
personas, puesto que nos habríamos hecho interminables y caeríamos
en omisiones injustificadas. Todos los que en una u otra forma han contribuido
al engrandecimiento de esta ciencia merecen nuestro respeto y admiración.
Aprovechamos sus enseñanzas y sus experiencias y comprometámonos
a contribuir también en el desarrollo futuro de la ortodoncia que se ofrece
ante nosotros con espléndidas perspectivas.
BIBLIOGRAFÍA
ARQUÉS MIARNAU , R., Historia Anecdótica de la odontología. Salvat
Editores , Barcelona, 1945.
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