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Patología externa
Anatomía patológica
La naturaleza de la medicina legal hace patente una clara relación con el Derecho. En
esta relación podemos encontrar dos vertientes, que ahora veremos.
Química
Física
A su vez se relaciona con la física: la medicina legal utiliza sus métodos (como la
fluorescencia, la refractometría, la espectroscopia, la espectrofotometría, etc.) en la
investigación.
Biología
Botánica
A la hora de identificar hongos tóxicos o plantas del plancton en líquidos y vísceras para
el diagnóstico de la sumersión vital la medicina legal se relaciona con la botánica.
Zoología
La historia de la medicina legal dominicana está mal documentada. Si ésta tiene alguna
evolución no atestigua de ningún progreso, y si hay alguna transformación es la triste
edificación del Instituto de Patología Forense (IPF), creado por decreto el 17 de febrero
del año 1989, que cada vez está más descuidado, hace ya 18 años.
Según la actualidad del momento, contamos con que hay, además del citado decreto,
una ley sobre autopsia judicial (en las aulas discuten sobre el verdadero nombre entre
autopsia, necropsia o tanatopsia, pero en realidad todos estos términos equivalen a la
misma categoría médico legal), un segundo decreto del instituto, que le da carácter
nacional, y que además crea la Comisión Nacional Médico Forense, para encargarse de
“la supervisión, evaluación, monitoreo de los trabajos, y la elaboración de las
propuestas de políticas de desarrollo, compuesta por un representante de cada una de las
siguientes instituciones: Procuraduría General de la República, Secretaría de Estado de
Salud Pública y Asistencia Social, Asociación Médica Dominicana (hoy CMD),
Universidad Autónoma de Santo Domingo, Colegio de Abogados de la República
Dominicana, Comisión de los Derechos Humanos, y Comisionado de Apoyo a la
Reforma y Modernización de la Justicia”.
Fue creado este segundo decreto del INPF, en el mes de enero del año 1999, y a pesar
de esa Supercomisión no se ha reunido ni una sola vez en todo este tiempo. Significa
que correrá la misma suerte del Consejo Directivo que se propone para dirigir el nuevo
INACIF. Pero es importante referirse aun más a dicho texto legal, por dos razones: La
primera, en el artículo 5, donde dice textualmente: “La Comisión Nacional Médico
Forense se reunirá mensualmente y cuantas veces las circunstancias lo demanden con la
Dirección del Instituto Nacional de Patología Forense para evaluar la calidad de los
trabajos realizados durante el mes”.
La segunda razón reza de la manera siguiente: “Artículo 4. El Director del Instituto
Nacional de Patología Forense deberá ser Patólogo Forense y miembro activo del
personal médico de dicho establecimiento”. Esto es la clave para saber que tampoco el
Consejo Directivo del INACIF se ha reunido nunca, y que el director del INACF debe
ser alguien que salga de las filas de un organismo forense, o al menos alguien que lo sea
por acreditación.
Eso es lo que no entienden los médicos forenses, que creo no están formado para
defender su oficio, ni para dirigir el INACIF. Probablemente no se den cuenta del
peligro que entraña de crear un INACIF sin integrar la parte de patología forense. Nadie
ha escuchado la opinión del director del INPF, que muchos creen es el doctor Sarita
Valdez, pero no es así. Constituyen más de uno los problemas que amenazan el oficio
de médico forense. Y, ya que definitivamente admiro y estimo a los legistas y a los
médicos forenses del país, aunque ello no signifique el porqué de mis siguientes
opiniones, creo que los médicos forenses no son tales, que le falta mucho en su
formación para entender su rol en la Justicia, más allá de la rutina de la investigación de
la escena de la muerte (levantamiento del cadáver, autopsia y el informe médico legal).
Muchos son los errores que se han cometidos desde el INPF en relación a la formación
de los forenses. La Residencia de Médicos Forenses fue creada en el 1996, por el doctor
Sarita Valdez y a él se le acusa de haber bloqueado esta residencia en Santiago de los
Caballeros. Pero lo que constituyó un error fue crear una residencia de Medicina
Forense y no de Patología Forense. Solo imaginen ustedes, un Instituto de Medicina
Legal, donde hay patólogos forenses, y un Instituto de Patología Forense donde no hay
patólogos forenses.
El proyecto de ley que ha venido a alborotar a las ciencias forenses representa una
oportunidad de cambiar muchas cosas, sobre todo para los médicos forenses, que en lo
adelante pueden encontrar una vía de formación en la patología forense, creando una
Residencia Extraordinaria, con verdaderos profesores patólogos forenses extranjeros.
Para que todo esto ocurra, es necesario que se forme la opinión pública de que el
atrevido proyecto no pueda ser visto como una pieza original, sino que quizá se trata de
un plagio de la Ley Número 13 que crea los Estatutos de Instituto Ciencias Forenses de
Puerto Rico, de fecha 24 de julio de 1985 (ver los artículos 3008 y 3009). Este proyecto,
al que se está emulando, establece que debe ser un forense el director (aunque no
necesariamente de las ciencias médicas). La Junta Directiva no está compuesta por
políticos, sino que el mismo director es quien dirige y preside dicha Junta Directiva.
RD cuenta con 50 médicos legistas para 48 mil kms cuadrados y nueve millones de
habitantes
Santo Domingo. La demora de los médicos legistas en la llegada a la escena del crimen
pone al descubierto su propia realidad. El retraso de hasta cuatro horas después de la
ocurrencia de un crimen, o la muerte confusa de una persona la mayor parte del tiempo
se torna en una práctica tediosa.
Los números hablan por sí solo. Los 50 médicos legistas con que cuenta el país tienen
bajo su responsabilidad dar asistencia en un área de 48, 442 kilómetros cuadrados, es
decir, en todo el territorio nacional.
Aplicar las matemáticas, en un volátil ambiente, abre otros detalles. El país cuenta con
un médico legista por cada 960 kilómetros cuadrados. Distribuidos en 9 millones de
habitantes, la cifra se coloca en 180,000 personas por un médico legista. La diferencia
es abismal, si se une a las precariedades en que éstos se desenvuelven.
Carencia de transporte, equipos de comunicación tecnológica que los ayude a
desenvolverse, y de trabajo. Unidades de la Policía, taxi y carros de concho, son algunos
de sus movimientos a la hora de ir a las calles.
La entidad tiene por objetivo analizar las evidencias para contribuir a esclarecer los
hechos y verificar una "mayor administración de justicia".
En la actualidad contamos con médicos forenses que trabajan en la escena del crimen,
conjuntamente con los antiguos médicos legistas", dijo Juan Alexis Blanco, director
nacional de Medicina Forense.
El rango cuenta para esta etapa de la ciencia forense. Los médicos legistas forenses
realizan los experticios de autopsias.
Blanco destaca que anteriormente era diferente, puesto que el médico legista no tenía la
formación académica necesaria para realizar el trabajo, que hacía de forma empírica.