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Si el enfoque se hace solo a nivel de países en desarrollo, particularmente entre los sectores
pobres de sus poblaciones, los estudios muestran que los gobiernos han enfrentado
problemas de aumento de los costos en los sistemas de salud. La recomendación, que hace
el Banco Mundial, al respecto, es fomentar un entorno económico que incentive a las
propias familias a mejorar sus niveles de salud, fomentando políticas de crecimiento que
aseguren el aumento de los ingresos de los pobres. También, el gasto público en salud
debería reorientarse y canalizarse en los programas más eficaces en función de los costos
que contribuyan en mayor medida a ayudar y apoyar a las personas que viven en la
pobreza.
En 2001, la Comisión de Macroeconomía y Salud resaltó que, aunque la salud sigue siendo
un objetivo central y un resultado importante del desarrollo para todas las naciones, en
general, no se le ha dado la importancia necesaria para que por este medio se vea un efecto
en el desarrollo económico y reducción de la pobreza. El reporte ofrece una nueva
estrategia para invertir en salud basada en una nueva asociación global entre países
desarrollados y en desarrollo con el objetivo de salvar millones de vidas, para un mejor
bienestar económico, mayor productividad al aumentar la esperanza de vida1. Este esfuerzo
consiste en dos iniciativas primordiales, i) un aumento significativo de recursos al sector
salud y ii) atender los obstáculos no financieros que han limitado la capacidad de los países
para prestar de manera eficiente el servicio de salud a la población. Algunos resultados del
impacto que tiene la salud en el desarrollo de los países son:
• La salud es un objetivo prioritario por derecho propio, así como un insumo central
para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. En este sentido, la
inversión en este sector, en muchas ocasiones ha sido subestimada por gobiernos
y hacedores de políticas nacionales e internacionales. Si a lo anterior, se le diera la
importancia que le corresponde, las inversiones se traducirían en un incremento en
1
El mismo reporte señala que si los donantes, invierten el uno por ciento de su ingreso nacional, cada año
habría más personan a quiénes salvar, habría un mayor desarrollo económico y seguridad a nivel global. No
obstante, sin un compromiso serio, tales objetivos no podrán cumplirse.
el ingreso de los países menos desarrollados de miles de millones de dólares; lo
que llevaría a experimentar grandes beneficios sociales directos a los más
necesitados y algunos efectos indirectos a los de mayor ingreso de la sociedad.
• El nivel de gasto en salud en los países de bajos ingresos es insuficiente para
enfrentar los desafíos de salud. Se estima que el financiamiento mínimo debe ser
de 30 a 40 dólares por persona al año para cubrir todas sus necesidades de salud.
Donde, la mayor parte del financiamiento debe ser público; aunque se observa que
es menor. Por ejemplo, los países menos desarrollados presentan un gasto per
cápita anual en salud de 13 dólares, de los cuales 7 dólares son públicos. Mientras
que las naciones bajos ingresos, promedian un gasto de 24 dólares per cápita
anuales con una participación pública de solo 13 dólares.
• Los países pobres, aunque podrían aumentar sus recursos internos, movilizarlos al
sector salud y utilizarlos eficientemente, aun así, estarían por debajo del promedio
de aquellos de ingresos bajos.
• Por tanto, se necesitaría de financiamiento de donadores para cerrar la brecha junto
con mejores esfuerzos de los propios interesados. Estimaciones mostraron que, tan
solo para el 2007, para que se alcance el financiamiento mínimo per cápita solo en
el sector salud (30 a 40 dólares), se requerían aproximadamente 27 mil millones de
dólares anuales en donaciones, cuando en 2001, eran suficientes 6 mil millones de
dólares anuales.
• Una mayor cobertura de salud requiere mayores inversiones financieras en
intervenciones específicas del sector salud, así como contar con un sistema de
prestación de servicios de salud estructuralmente adecuado que tenga impacto en
los de menos ingresos. La prioridad más alta es crear un sistema de prestación de
servicios a nivel local, complementado con programas nacionales para Así también,
se requieren nuevos enfoques para estudiar y adecuar las relaciones entre
donadores y receptores.
• Se requiere de una acción conjunta e integrada de la industria farmacéutica, los
gobiernos de ingresos bajos, los donantes y entes internacionales (organismos e
instituciones) para garantizar que los primeros, tengan acceso confiable a
medicamentos esenciales.
Las reformas aplicadas al sector salud en AL, aplicadas en los ochenta, llegaron a ser parte
de políticas destinadas a modernizar el Estado, bajo la tutela de un marco de ajustes
estructurales impulsados por los ya conocidos organismos internacionales, con el propósito
de dar solución a la crisis generada por la deuda externa. La protección del sector de salud,
estuvo sujeta a los parámetros de la reforma financiera. No obstante, gran parte de los
sistemas de salud en esta región enfrentaron graves problemas en la calidad de sus
instituciones, déficits de financiamiento, así como cobertura ineficiente y baja efectividad en
su funcionamiento (véase Uribe y Abrantes, 2013).
Haciendo un análisis para América Latina (AL), la salud es un factor importante y decisivo
tanto para el bienestar de las familias y comunidades, como de las personas en general; lo
que se traduce también, en un componente clave para el desarrollo con equidad. (Arriaga,
et. al. 2005). En este sentido, la CEPAL señala el derecho que tienen las personas a un
cuidado equitativo, de eficiencia y atención de su salud; por tanto, la sociedad en conjunto
debe cuidar que nadie quede excluido del acceso a los servicios de salud con calidad para
los usuarios. Así también, resalta el impacto que tienen las variables socioeconómicas y
culturales2 en un mundo altamente heterogéneo en cuanto a los aspectos y riesgos de salud
en los diferentes grupos poblacionales, que lleva a una diferencia, cada vez más amplia.
Los mis autores, mencionan los principales problemas de atención de salud de la población,
que se observan en el siguiente cuadro:
2
La segmentación de mercados, la segregación territorial, la concentración de ingresos y la ya marcadas,
desigualdades sociales, etc.
Con información del cuadro anterior, los autores atribuyen los principales problemas de
atención de salud a causas relacionadas con condiciones económicas, por ejemplo,
pobreza, desigualdad, baja calidad de vida, exclusión social, desempleo y malas
condiciones de saneamiento básico; en este sentido, sobresalen las carencias de los
medios económicos, en países de AL, para poder financiar el costo de las atenciones,
particularmente en lugares cuyas poblaciones no han podido tener acceso a planes de
beneficios ofrecidos a través de los regímenes de aseguramiento.
El reporte de World Innovation Summit for Health, propuesto por Jamison et.al. (2016), hace
mención a los beneficios que se pueden obtener si se continúa invirtiendo en salud,
particularmente en tecnologías sanitarias y desarrollo de medicamento que salven vidas.
Lo que permite construir un sistema global que enfrente los retos de salud en las próximas
generaciones. Sin embargo, los países en desarrollo y las asociaciones involucradas
enfrentan decisiones difíciles en la asignación eficiente de sus recursos; esto es, las
inversiones eficientes en diferentes sectores, como educación, agua, saneamiento
transporte y salud, traen beneficios sociales y económicos para las naciones. El miso
reporte señala las bondades y efectos que tiene invertir en salud, por ejemplo:
Salud-Inversión: Las personas tenderán a ahorrar, a medida que tengan una esperanza
de vida mayor y las empresas tendrán más probabilidades de invertir en países con
poblaciones más saludables.
Mediante los mecanismos anteriores, se busca invertir en salud para que se tengan un
mayor acceso a la educación y las personas sean productivas, de esta manera se verá
reflejado en mejores ingresos, individuales y familiares, lo que lleva a beneficios
económicos y sociales a nivel nacional. No obstante, los encargados de hacer las políticas
tienen como propósito, asegurarse que el gasto en salud refleje las prioridades de los
ciudadanos y no solo el comportamiento de variables agregadas o globales que pueden
estar mandado señales incorrectas en términos de eficiencia y eficacia.
En 2105, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció una serie de objetivos
de desarrollo sustentable de los cuales 17 de ellos están relacionados con la salud.
Especialmente, dichos objetivos se centran en garantizar una vida saludable y promover el
bienestar de los ciudadanos de cualquier país, sin importar sus edades. Otro objetivo
buscado es lograr una cobertura universal en salud, que incluya la protección contra riesgos
financieros, acceso a los servicios de atención médicos y el acceso a medicamentos
esenciales, seguros, efectivos, de calidad y al alcance de todos. Para el logro de tales
objetivos, se requiere la participación importante de los gobiernos, un buen desempeño de
las instituciones y la aplicación eficaz de políticas públicas. Los 17 objetivos establecidos
de desarrollo sustentable relacionados con la salud se muestran en la siguiente tabla:
Sin duda, el incremento en el gasto interno es importante para lograr la cobertura universal
de salud y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible, descritos anteriormente. La
misma OMS (2108), menciona que los gobiernos proporcionan en promedio el 51% del
gasto en salud de un país, a la vez que más del 35% proviene de gastos personales. Estas
participaciones, traen como consecuencia que 100 millones de personas sean empujadas
a la extrema pobreza cada año. No obstante, el aumento de la financiación pública nacional
para la salud en los países de ingresos bajos y medio significa que la dependencia de los
gastos personales está disminuyendo de manera lenta a nivel global (OMS, 2018).
El mismo organismo internacional (OMS), muestra que, en los países de ingresos medios,
el gasto público en salud per cápita se ha duplicado desde el año 2000 y que los gobiernos
gastan 60 dólares per cápita en salud en dichos países y cerca de 270 dólares por persona
en naciones de ingresos medio-altos. Aunque el gasto en salud presenta un aumento de
casi el 6% en el primer tipo de países, en comparación con el 4% en que incrementa en los
últimos, aun así, los países de bajos ingresos se están quedando atrás en el gasto público
en salud, de acuerdo al mismo organismo.
El progreso hacia la cobertura universal de salud es un proceso continuo que cambia en
respuesta a las cambiantes tendencias internas de cada país, demográficas, tecnológicas,
entre otras, así como a las expectativas de las personas. La limitación de recursos implica
que los países no pueden proporcionar todos los servicios de salud, pero sí requiere que
puedan garantizar una cobertura de los servicios de salud esenciales. En este sentido, el
objetivo de la cobertura es que los servicios de salud sean de la calidad suficiente para
lograr los beneficios potenciales en el sector. La calidad es un concepto complejo que
requiere el diseño y la intervención de una estrategia nacional junto con la aplicación de
políticas públicas.
Las experiencias adquiridas y el avance del conocimiento muestran que los retos en temas
de salud a los que se enfrentan los gobiernos requieren una transformación en las políticas
públicas y constatar su eficiencia, dadas las condiciones sociales, que se tiene en la salud
y en el sector. Por tanto, si un país desea tener efectos positivos en salud y contribuir así a
la sostenibilidad de su sistema del sector, debe orientar sus políticas para atender los
problemas previamente detectados con el propósito de aplicar las recomendaciones
adecuadas.
1943: Se promulga la Ley del Seguro Social, se expide el decreto que crea la Secretaría de
Salubridad y Asistencia (SSA) y el Departamento de Salubridad Pública. El presupuesto
asignado es de 58.5 millones de pesos, lo que representó una participación del 5.31%
respecto del presupuesto total. La mayoría del gasto se canalizó en atender a pacientes
con enfermedades transmitibles y en la construcción de hospitales rurales.
Entre 1970 y 1976 ocurren tres acontecimientos clave para el desarrollo del Sistema de
Salud en México, i) 1973: se actualizó el Código Sanitario, lo que da origen al inicio de
campañas de planificación familiar; ii) 1973, se reforma la Ley del IMSS en la que se
incorpora el concepto de solidaridad social para ‘brindar un mínimo de protección a grupos
con escaso desarrollo social que no podían incorporarse al IMSS’; y, iii) Se formula un plan
de desarrollo para los siguientes 10 años. Durante este periodo, se registró un crecimiento
importante del gasto en salud de todas las instituciones en el país, El gasto en salud pasó
de 59.5 mil millones a 86 mil millones de pesos. Para fines de esta década, los setenta,
surge la segunda generación de reformas que buscó construir el Sistema Nacional de Salud
moderno; fue entonces que se generó una política de extensión de la cobertura para
contener la demanda interna y al mismo tiempo responder las presiones internacionales.
En los ochenta, La SSA, las instituciones de salud y los gobiernos de los estados llevaron
a cabo diversas acciones para avanzar en la consolidación del Sistema Nacional de Salud.
La reforma se constituyó en tres elementos básicos: 1. La modificación del Artículo 4º de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dando entrada al derecho a la
protección a la salud y por consecuencia, una Ley General de Salud (ley reglamentaria); 2.
El llamado Sistema Nacional de Salud y, 3. El Programa Nacional de Salud, como un
producto derivado del Plan Nacional de Desarrollo. En materia de gasto en salud, esta
década se considera pérdida, ya que después de alcanzar el máximo en 1981, inició una
caída que en 1987 tocó fondo, incluso en cifras por debajo de las registradas en 1970.
El sistema de salud en México está integrado por tres subsistemas: i) Los servicios ofrecidos
por la seguridad social, ii) Los ofrecidos por los proveedores públicos de los gobiernos
estatales y federal y, iii) Los que ofrece la iniciativa privada. El subsistema de seguridad
social, imagen 1, se compone de cinco instituciones: 1. el Instituto Mexica del Seguro Social
(IMSS), que brinda servicio a los trabajadores del sector privado, 2. El Instituto de Seguridad
y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estados (ISSSTE), mismo que atiende a los
3
Este derecho se considera en la medición de la pobreza a través del indicador de acceso a los servicios de
salud y se considera, de acuerdo con el CONEVAL, que una persona está en situación de carencia a los servicios
de salud, cuando no cuenta con una adscripción o derecho a recibir servicios médicos de alguna institución
que los presta, incluyendo el ya extinto, seguro popular y las instituciones públicas de seguridad social, sean
estas el IMSS, ISSSTE PEMEX, Defensa, Marina y otros; y los servicios médicos privados.
empleados del sector público, 3. Petróleos Mexicanos (PEMEX), cuenta con su propio
sistema de aseguramiento médico, 4. La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y 5.
La Secretaria de Marina (SEDEMAR),
La Secretaría de Salud es la principal institución del gobierno que atiende, tanto a las
personas de escasos recursos que no cuentan con protección de seguridad social
(personas no aseguradas), como las pertenecientes al sector informal de la economía.
Otras instituciones que también atienden a una proporción de la población son, el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) e IMSS-Oportunidades. Por su parte,
el sector privado atiende a cualquier individuo que cuente con el poder adquisitivo de
pagarlo; al interior de este sector, solo un pequeño porcentaje de la población total, tiene
un seguro de una de las varias compañías privadas que hay en el mercado.
El sistema de salud de nuestro país, es financiado con los impuestos, las contribuciones
obrero-patronales, el pago de primas privadas y el pago directo que realizan los hogares al
momento de hacer uso de dicho servicio. Los fondos que proceden del gasto público son
dirigidos a las distintas instancias gubernamentales encargadas de administrar dichos
recursos, a través de ramos presupuestarios con los que se identifica y clasifica el gasto
público federal por entidades administrativas del poder ejecutivo, como se muestra en la
siguiente imagen:
Imagen2: Red financiera del Sistema de Salud: Flujos financieros del sistema de salud en
México, según tipo y ramo
La inversión en salud se define como el gasto que se destina a los bienes y servicios de
salud e incluye el gasto de todas aquellas actividades5 cuyo objetivo esencial es el
restablecimiento, mantenimiento, mejoramiento y protección de la salud en un país o
entidad federativa durante un periodo de tiempo determinado. Dado que el gasto está
dirigido a atender acciones de salud, el objetivo de éstas es mejorar o mantener la salud a
través de programas que logren dicho objetivo. La pregunta relevante en el cumplimiento
de los propósitos es saber ¿cuál es el objetivo principal de los programas, si mejorar la
salud o disminuir la inequidad en el ingreso? En este sentido, es posible hacer una distinción
4
Cambios producidos en el perfil demográfico (por ejemplo, la población en edad avanzada y las patologías
derivadas de ello), la presencia de estilos de vida poco saludables y baja actividad física en la población,
problemas de salud derivados de largas jornadas laborales, la desnutrición y el consumo inadecuado de
sustancias psicoactivas, entre otros que orientan de manera directa el creciente predominio de las
enfermedades crónicas no transmisibles con la coexistencia de enfermedades propias del rezago.
5
Actividades como: la promoción de la salud y la prevención de enfermedades; la curación de las patologías
y la reducción de la mortalidad prematura; la provisión de cuidados a las personas con enfermedades crónicas
o con deficiencias, incapacidades o discapacidades relacionadas con la salud; la provisión y administración de
la salud pública; la gestión de programas de salud, seguros y otros mecanismos de financiamiento, y la rectoría
de la salud.
entre aquellas ‘políticas de salud’ de las ‘políticas saludables’; mientras que las primeras
buscan mejorar la salud, las otras la mejoran mediante un mecanismo indirecto.
Si se analiza el efecto del gasto público en salud, durante los noventa y primeros años del
dos mil (cuadro 3), se observa que a medida que incrementa el producto interno bruto, PIB,
en términos reales, lo hace también el gasto total en salud (GTS), mostrando disminuciones
en ciertos años caracterizados por la crisis, en 1995, ambas variables disminuyen, para
después tener una tendencia creciente. Mismo comportamiento presentan el gasto público
total en salud (GPTS), el gasto público en salud sin (GTPSSS) y con población asegurada
(GTPSCS) así como el gasto privado en salud (GPrTS).
Lo que se puede analizar de los datos, es que si bien, el gasto total en salud y el gasto
público total en salud, muestran una tendencia creciente, implica que se canalizan más
recursos al sector salud para ese periodo, observándose además, que se destinaron más
recursos en el periodo para la población que no tiene o cuenta con seguro social, en
términos monetarios; este rubro muestra un incremento del $72,336,609 miles de pesos. A
su vez, el gasto público para la población que sí tiene seguro social, incrementó, en términos
monetarios, $46,609,127 miles de pesos.
En términos de participaciones (cuadro 4), se observa que el gasto total en salud, como
proporción del PIB, representó un 5.6 por ciento en 1993, diez años después, presentó casi
la misma participación 5.9%; en ese periodo, 1993-2003, su participación en promedio fue
de 5.7% anual, alcanzando el mayor nivel en 2003, con un 6.5% de participación.
Característica semejante presenta el gasto público total en salud, con la misma
participación de 2.5%, en 1993 y 2003, para presentar el mismo porcentaje en promedio,
teniendo sus mayores participación en 1999, 2001 y 2007, de 2.7% en cada uno de ellos.
En lo que corresponde a la participación del gasto público total en salud, como proporción
del gasto total en salud, 1999 registra el mayor porcentaje, 44.9%, mientras que 1996
presenta el menor con un 40.6%. La tendencia para el periodo es negativa. Mientras que,
al observar la participación del gasto público total en salud pero, como proporción del gasto
público total, el promedio, durante los diez años que se analizan, es de 15.5%.
Por último, en lo que corresponde al análisis de la información del cuadro 4, se observa
como el gasto público en salud per cápita, (GPS) pasó de ser en 1993 de 2,394.9 pesos a
3,259.4 pesos por personal, un incremento de solo $864.5 por cada ciudadano. Si se
compara esta información con el gasto privado, se tiene que para este último, en 1993 fue
de 2,993.4 pesos por persona y en 2003 de 4,454.8; un incremento de $1.521.4, lo que
muestra, que aunque se aumento sea en términos reales, son pocas las participaciones y
los valores en términos per cápita.
Véase por ejemplo, lo descrito anteriormente, en términos de las participaciones del gasto
público y privado, respecto del gasto total en salud, durante el periodo de 1993 a 2003, se
observa que va incrementando la del sector privado a costa de la del sector público. La
presencia del sector privado en el campo de la salud es evidente, tanto en el financiamiento
como en su prestación. Mucho del gasto de bolsillo en salud es utilizado de manera principal
para la compra de servicios privados.
55 54 57 59 56 56 55 56 58 59 58
45 46 43 41 44 44 45 44 42 41 42
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
GPTS GPrTS
73 72 69 68 67 66 66
81 80 79 76
27 28 31 32 33 34 34
19 20 21 24
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
GTPSSS GTPCSS
El argumento en el incremento de los recursos hacia las personas que no cuentan con
seguridad pública es que, los recursos federales asignados a este sector son subsidios
federales y sujetos a criterios de selectividad, equidad, objetividad, transparencia,
temporalidad y publicidad. Por tanto, se debe identificar claramente la población
beneficiaria, promover montos de los apoyos así como actualizarlos, asegurar una buena
coordinación de acciones entre las diversas áreas administrativas con la finalidad de evitar
su duplicación y reducir gastos administrativos. Además, se deben garantizar que los
mecanismos de operación, distribución y administración faciliten información clara y
oportuna pero que además, faciliten la evaluación de los beneficios económicos y sociales
de la asignación y aplicación de los recursos.
El problema del financiamiento del sistema de salud en nuestro país, ha sido objeto de
análisis detallado; sin embargo, es en la década que se analizó, los noventa, cuando la
preocupación por dimensionar los problemas relacionados con la sustentabilidad
económica de los servicios, la equidad, las repercusiones de la forma de financiamiento y
las bases para mejorar la asignación de recursos, así como la colaboración pública y
privada, que se sustentó y se dio origen al establecimiento de reformas al sector salud.
1.3 El papel de las políticas públicas y análisis de transparencia
Existen un conjunto de políticas públicas que se vuelven objeto de incidencia de las
organizaciones, pues se constituyen en potencias aliadas o declaradas amenazas de las
respectivas agendas; es decir están presente los interese predominantes en cada grupo,
mismos que no quieren verse afectados. Debe entenderse además, que la participación
ciudadana forma parte relevante en la aplicación de políticas públicas.
El objetivo de toda política pública es mejorar el bienestar de los implicados; en este caso,
referente al sector salud, las personas desean vivir en comunidades y entornos que les
garanticen sus derechos a la salud, a través del acceso a los servicios en este sector. Los
componentes básicos de la salud, estos son, la atención primarios, el acceso universal y la
protección social, representan las principales respuestas a las expectativas ciudadanas. En
este sentido, los ciudadanos esperan que sus gobiernos generen una serie de políticas
públicas, donde el contenido abarque todos los niveles de accesos, sin que la atención
básica y cobertura universal pierdan impacto y mucho menos sentido.
Las políticas necesarias sobre el sector salud, deben canalizarse hacia un adecuado
funcionamiento de los sistemas sanitarios pero también, para emprender acciones de salud
pública beneficiosas para todos. Junto con otros sectores, las políticas deben contribuir a
la salud, mediante un efecto indirecto atendiendo problemas de seguridad, desarrollo social
y urbano, poniendo interés, por ejemplo, en los problemas del cambio climático, la
discriminación por razones de género o la misma ya marcada, estratificación social.
6
Especialmente en oportunidades de escolaridad para las niñas, dado que el modo en que las familias, sobre
todo las madres, usan la información y los recursos financieros para conformar sus decisiones en materia de
dieta alimentaria, fecundidad, atención médica y otros aspectos de sus vidas, tienen una influencia poderosa
en la salud de cada miembro de la familia.
Hay también recomendaciones del Banco Mundial, señalando que los gobiernos de países
en desarrollo deben aplicar políticas para gastar mucho menos, alrededor de un 50%
menos, en promedio, en las intervenciones menos eficaces en función de sus costos, y por
otro lado, deben duplicar o triplicar el gasto en programas básicos de salud pública y
servicios clínicos esenciales.
Los países de ingresos bajos, por su parte, deben establecer políticas para reorientar el
gasto público en salud e incrementar los desembolsos, del gobierno, los donantes y
pacientes, con el fin de atender las necesidades en materia de salud pública y proporcionar
el conjunto mínimos de servicios clínicos esenciales a sus poblaciones; pero el grado de
reasignación de recursos tendría que ser menor en aquellos países de ingresos medios.
Otra política pública recomendad es, exponer al sector público a la competencia con los
proveedores de salud privada para acelerar procesos de mejora en la calidad y eficiencia
de los servicios de salud pública, de todos los niveles, mediante una combinación de
descentralización, incentivos basados en el desempeño para el personal de todas las áreas
y por último, la presencia de sistemas conexos de capacitación y fomento de la gestión.
Los mismos organismos internacionales de salud, OMS (2008) y OPS (2019), han
demandado, en diferente ocasiones, la aplicación de políticas públicas fundamentales. En
un primer grupo, relacionadas con los sistemas sanitarios, medicamentos esenciales,
tecnología, control de calidad, recursos humanos, acreditaciones, etc., ya que de esta
dependen la atención primaria y las reformas en pro de la cobertura universal.
Las políticas públicas en salud, no se agotan en las instancias de prevención, sino que,
junto con ellas es importante iniciar con un plan de promover y hacer conciencia de la
importancia en el cuidado de la salud. El objetivo de dichas políticas es hacer más dinámico
el sector, en todos los niveles, hacer un uso adecuado de los recursos con los que cuenta,
transparentar todas las acciones llevadas a cabos, rendir cuentas claras y maximizar la
eficiencia de los servicios, todo con el fin último de que se desarrollen de manera eficaz las
7
Este tipo de acciones, son muy importantes en términos de políticas públicas porque cualquier fallo por parte
de las autoridades, impacta profundamente en la confianza de la población, particularmente sobre las
autoridades sanitarias, véase por ejemplo el efecto que tuvo, a nivel nacional e internacional, el brote del
SRAS, en 2003, en Canadá y China.
actividades y modos de vida que promuevan la salud a través de acciones colectivas e
individuales.
En 1999 se inició una reforma estructural del sistema de salud que respondía al reto de
garantizar un financiamiento justo; dicha reforma se aprobó en 2003 y el primero de enero
de 2004 entró en vigor un esquema de seguridad universal denominado Sistema de
Protección Social en Salud. Este sistema buscó ofrecer, por primera vez en la historia del
sistema moderno de salud, igualdad de oportunidades a todos los mexicanos con el objetivo
de participar en el seguro público de salud. Esta reforma, también buscó disminuir la
proporción de gastos de bolsillo de las familias mexicanas, reducir la prevalencia de gastos
catastróficos por motivos de salud y aumentar la cobertura del aseguramiento en salud.
La política pública que llevó a la reforma, fue con intención de democratizar el sistema de
salud, con base en el principio de que la atención a la salud debe garantizarse a todos los
ciudadanos y residentes del país. La reforma se sustenta en cinco valores básicos: a)
igualdad de oportunidades; b) inclusión social; c) justicia financiera; d) corresponsabilidad
y; e) autonomía personal. Sobre esta base, se buscó transformar al sistema de salud,
segmentado por grupos poblacionales, en un sistema integrado de manera horizontal, de
tal forma que cada institución desempeñe una de las tres forma básicas de todo sistema de
salud: i) rectoría, ii) financiamiento y, iii) prestación; abarcando así, a todos los grupos
sociales que conforman la población mexicana. (Secretaría de Salud, 2004)
La misma Secretaría de Salud (2004, p.8), señala que con la reforma, se buscó corregir los
cinco grandes desequilibrios financieros que caracterizaban al actual sistema de salud, que
son: 1. El bajo nivel de gasto general; 2. La dependencia del gasto de bolsillo como fuente
de financiamiento; 3. La distribución inequitativa de recursos entre asegurados y no
asegurados, y entre estados; 4. El desigual ingreso financiero que realizan las diferentes
entidades y; 5. La proporción decreciente del gasto dedicado a la inversión. También, la
política pública implicaba que la reforma debería llevar un proceso de transición en los
siguientes puntos y de la siguiente manera:
• El nivel del gasto se incrementaría para satisfacer las necesidades de salud de una
población que atraviesa por un complejo proceso de transición epidemiológica y de
envejecimiento.
• Las fuentes de financiamiento de la salud se modificarían para pasar del predominio
de pago de bolsillo en el momento de recibir los servicios a un sistema de prepago
a través de impuestos federales y contribuciones familiares subsidiadas de acuerdo
con el nivel de ingreso.
• El financiamiento de la atención a la salud, se equilibraría entre asegurados y no
asegurados, y se sustentará en las necesidades de salud y no en la capacidad de
pago.
• La distribución de recursos entre estados, dejaría de estar sujeta a inercias
presupuestales para basarse en el número de familias afiliadas y en una fórmula
transparente que corrija gradualmente las desigualdades.
• La contribución de los estados dejaría de ser desigual, así como, discrecional y
basarse en el número de familias afiliadas.
• Por último, los gastos corrientes y de inversión responderían a un Plan Maestro de
Infraestructura.
También, para alcanzar sus objetivos, el diseño de la reforma cuenta con doce
innovaciones, a saber:
Aun con la reforma en curso del 2004, los hechos muestran la necesidad de nuevas políticas
que lleven a mejorar el sistema de salud, como se verá en el capítulo 4. Para obtener un
sistema avanzado, eficiente y moderno de salud, es necesario velar por la aplicación de las
políticas, incluyendo la de un mayor gasto público, tal cual lo hacen otros países. Siempre
sin perder el objetivo final, pues aunque el financiamiento es parte importante del buen
funcionamiento del sector, el fin último es que el país cuente con una población sana y con
un nivel de bienestar que le permita a cada individuo desarrollarse, económica, política,
cultural y socialmente.
De acuerdo a la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud, 2019), desde 1989 dicha
fundación ha brindado su concurso a la formulación, seguimiento y valoración de políticas
y programas de salud, con una visión crítica, propositiva e independiente de las autoridades
del sector salud, pero consideradas por el gobierno en la formulación de desarrollo y en los
programas nacionales de salud. En sus investigaciones, señala que México ha perfilado
políticas de salud que muestran avance y continuidad en su formulación y ejecución cuya
evidencia la muestra el establecimiento del Sistema de Protección Social en Salud. Así
también, resalta la importancia de avanzar hacia el objetivo de diseñar e implantar una
política pública de estado que permita:
Con las experiencias a nivel internacional, queda claro que los procesos democráticos
confieren legitimidad a los Estados; cuanto más profunda y participativa sean las
democracias, más concordancia puede esperarse entre las acciones y resultados del
Estado y su relación con el interés público. Así también, se ha observado que en los
procesos políticos están presentes las relaciones entre los diversos actores, los cuales,
tienen la capacidad de influir en la definición del marco institucional y en la generación de
las políticas públicas que dan dirección a los gobiernos, mismos que a la vez, promueven y
sostienen los procesos de determinación social, y en lo que compete a este trabajo, lo
referente al tema de salud.
Una vez más, organismos internacionales, OMS, OPS, ONU, OCDE y BM, resaltan que uno
de los problemas presentes y más complejos que tienen los países es poder obtener y
poner a disposición información sobre como los sistemas de salud funcionan para que los
usuarios puedan demandar mejores servicios y evaluar el desempeño. La llamada ‘agenda
de datos abiertos’, se presenta como una oportunidad para promover la innovación en este
sector, aunque los desafíos aún persisten.
La OMS (2015), señala que para gestionar eficazmente las emergencias de salud pública,
se requiere una comunicación abierta y transparente con el público, justificándose así la
transparencia por razones de salud pública, estrategias y éticas; a pesar de ello, las
autoridades gubernamentales no están transmitiendo esa impresión de transparencia. Por
ejemplo, el organismo publicó una declaración en la que pide que se divulguen resultados
de ensayos clínicos de productos médicos, cualquiera que sea el resultado a fin de que las
decisiones relacionadas con la seguridad estén respaldadas por los mejores datos
disponibles.
Se ha promulgado por una estructura sanitaria firme, que incluya a todo el sector salud, en
todos los países, como una estrategia de largo plazo para abordar todo lo relacionado con
la salud. No solo los sistemas de salud y recursos humanos, también la infraestructura legal
para la salud de cada país, las leyes y políticas que facultan, obligan pero también limitan
la acción pública y privada. Aquí, la legislación propia de los países es una herramienta
importante para el buen desempeño de este sector.
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Incluso se ha propuesto que la OMS tenga la autoridad y credibilidad para dar apoyo a la creación de
capacidad de las leyes sanitarias de los Estados miembros, así como para facilitar el accesos, la compresión,
la supervisión y la evaluación de las leyes nacionales.
En las participaciones, año con año, por parte de instituciones internacionales que
promueven los derechos humanos de las personas, buscan establecer diferentes tipos de
alianzas entre participantes con diferentes concepciones y fortalezas, pero que sigan los
mismos valores fundamentales, empoderar y hacer valer la participación de aquellos en
condiciones de vulnerabilidad para defender y proteger sus derechos. Una medida clave
para cerrar la brecha entre la retórica y la realidad, consiste definir y codificar la
transparencia para implantar mecanismos prácticos que propicien una comunidad abierta
de la información en materia de salud pública.
México cuenta con información estadística que le permite participar en el rubro del acceso
y provisión de datos, a través del empleo en las cuentas en salud, facilita a los gobiernos y
organismos rectores del sector, a monitorear el impacto de sus políticas, a medir el efecto
de las reformas y principalmente para fines de transparencia y rendición de cuentas. Así
también, tiene como propósito hacer comparaciones a nivel internacional que ayudan a
encontrar respuestas sobre el desempeño del sistema de salud y del sector mismo, pero
también sobre el apoyo recibido de agencias internacionales que solicitan transparencia en
el uso de los recursos.
El objetivo que atiende el contar con un registro de recursos financieros, debe darle a la
Secretaría de Salud un nivel de madurez por la importancia que tiene el manejo de la
información para el mismo Sistema Nacional de Salud porque, además de que le permite
rendir cuentas a la población y atender las necesidades de información en el marco de la
transparencia y accesos a la información pública gubernamental, tiene la oportunidad de
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Debe entenderse que la transparencia no implica solo dar a conocer información sobre el quehacer
gubernamental en función de las obligaciones que establece el marco normativo, también implica una nueva
cultura en el servicio público, donde esté presente el principio de publicidad en todos los actos de gobierno.
mostrar un claro manejo de los principales componentes del gasto y de los diversos
recursos, así como de programas relevantes.
Dos temas importantes y necesarios de abordar en tema de transparencia son, los casos
del IMSS e ISSSTE. En 2001, la reforma a la Ley del Seguro Social, introdujo
modificaciones para la autonomía del Instituto a través de otorgarle facultades
presupuestarias, fortalecer la transparencia y rendición de cuentas, modernización
tecnológica, la generación de un fondo para el cumplimiento de obligaciones laborales y la
creación de un nuevo régimen de reservas en su carácter de administradora de seguros,
reformando también, el régimen de servicios personales (Funsalud, 2019).
Por su parte, en 2007, se emite una nueva ley para el ISSSTE, ante los graves riesgos
financieros que enfrentaba el instituto, una situación, comparada con el IMSS, pero mucho
más anacrónica y grave. Algunas de las modificaciones más importantes de la ley fueron,
aplicar estrategias para garantizar la viabilidad financiera de la institución, como por
ejemplo, la separación de las funciones de financiamiento y provisión de servicios médicos,
la constitución de un régimen de reservas, el aumento de las contribuciones y la obtención
de la cuota social para el financiamiento de tal prestación con el apoyo del Gobierno Federal
para la actualización de la infraestructura; todo lo anterior, bajo un escenario de total y
absoluta transparencia (Funsalud, 2019).
Otra caso, este más reciente, en tema de transparencia, se tiene en septiembre de 2019,
donde el Instituto de Transparencia, Accesos a la Información y Protección de Datos
Personales (INAI), ante la falta de medicamento contra el cáncer, el ya conocido
‘méthotrexate’, señaló que México, en especial el gobierno de la llamada ‘cuarta
transformación’, necesita de un sistema de salud pública inclusivo, eficiente y transparente.
El comisionado, Joel Salas Suárez, destacó que las políticas de ‘austeridad, combate a la
corrupción y la mejora en la gestión del sistema público de salud’ hace falta agregarle el de
la transparencia como valor fundamental, pues los derechos habientes, pacientes y los
interesados en general, requieren saber los resultados mediantes los indicadores de calidad
y seguir la forma en que se gasta casa pesos del presupuesto en los diferentes rubros10.
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Medicamentos, equipo, mantenimiento o construcción de clínicas, hospitales y salarios.
Los hechos analizados muestran que los retos en temas de salud a los que se enfrentan
los gobiernos requieren una transformación en las políticas públicas. Si un país desea tener
efectos positivos en salud y contribuir a la sostenibilidad del sector, debe orientar sus
políticas para atender los problemas previamente detectados con el propósito de aplicar las
recomendaciones adecuadas. Para el caso de México, el Sistema Nacional de Salud, ha
enfrentado importantes desafíos que requieren el diseño y la implementación de políticas
públicas encaminadas a lograr un buen desempeño en el sector salud.
Las políticas públicas en salud, son importantes para promover y hacer conciencia de la
importancia en el cuidado de la salud. El objetivo también, es hacer un uso adecuado de
los recursos con los que cuenta el sector, transparentar todas las acciones llevadas a cabos,
rendir cuentas claras y maximizar la eficiencia de los servicios, todo con el fin último de que
se desarrollen de manera eficaz las actividades y modos de vida que promuevan la salud a
través de acciones colectivas e individuales. Como se ha discutido en este capítulo, la
cobertura universal en materia de salud para el caso de México, está relacionado con la
protección social. El garantizar de manera efectiva y de calidad el derecho a la protección
y al servicio de salud a toda la población, sin importar su condición social o laboral, depende
de un buen funcionamiento y participación de todos los actores.
Los temas de la transparencia y rendición de cuentas en el sector salud son tan importantes,
que requieren una transformación del conjunto de políticas sociales, con base en el interés
público, así como el fortalecimiento de las capacidades técnicas y políticas de los actores
que integran todos estructuras, niveles y áreas del Estado, junto con otros actores
comprometidos con estos valores; es decir, ser transparentes en sus acciones y rendir
cuentas claras. México requiere monitorear el impacto de sus políticas, medir el efecto de
las reformas y principalmente, de transparencia y rendición de cuentas. Debe establecerse
como propósito, el hacer comparaciones a nivel internacional que le ayuden a generar
estrategias y dar respuestas del desempeño de su sistema de salud.
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