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Secularización 1908 1909 Signo/Símbolo

tuales firmes y arraigados: un sentido profundo colecta, p. 813 ~ 5 3 Ib: prefacio, p. 815 — H L.
de lo real, de lo verdadero, de lo que posee Maldonado, o.c. (nota 1), 237 — 5! Misal Ro- SIGNO/SÍMBOLO desde diversos puntos de vista, han
valor" (ib, 428) - « G . d e Rosa, o.c. (nota 32), mano..., o.c. (nota 51), p. 277 — s6 Cf A. Di vuelto a valorar positivamente el sig-
228 — 4I "Los recientes reviváis místico-espiri- Ñola, Calendario, en Enciclopedia delle Reli- SUMARIO 1. Introducción - 11. Nociones de nificado y la exigencia profunda de
tuales, a una y otra parte del Atlántico, indican gión!, vol. I, Vallecchi, Florencia 1970, 1435- signo y de símbolo - III. Simbolismo cristiano: la experiencia simbólica en el hom-
una inversión de tendencia respecto a la direc- 1441 — " Misal Romano..., o.c. (nota 51), Nor- I. El simbolismo bíblico; 2. Desarrollo del sim- bre 2. La experiencia simbólica no se
ción que pronostica la secularización clásica mas universales sobre el año litúrgico y sobre el bolismo cristiano - IV. Los signos en la liturgia
—que sería mejor llamar secularismo—, tal calendario, n. 50a — 5S L. Maldonado, o.c. cristiana: 1. NT y antigüedad cristiana; 2. La sitúa en el nivel de la abstracción y
como la han abrazado los teólogos radicales de (nota 1), 243-244 — " Esas mismas realidades reflexión de san Agustín, 3. La edad media - V, del concepto, ni puede confundirse
la muerte de Dios, y denotan una recuperación se desarrollan en la Bendición solemne al co- Renovación y problemática actual: I. La refor- con la percepción inmediata de la
de la experiencia de lo Totalmente Otro en que mienzo del año civil: cf Misal Romano..., o.c. ma litúrgica del Vat. II; 2. Leyes del simbolismo realidad concreta; es una forma in-
consiste esencialmente la religión...": P. Vanzan, (nota 51), 864 — w Ritual que se halla en el litúrgico cristiano; 3. Crisis y "chances" del sim-
bolismo litúrgico; 4. Misterio y símbolo ritual; termedia de expresión, en la que
a.c. (nota 10), 280 — 42 A este respecto pueden Ritual de la profesión religiosa, RCV n. 1, p.
encontrarse las repercusiones del discurso des- 121 — «' RCV n. 24, p. 137-138 — « L. Mal-
5. Educación para el simbolismo - VI. Conclu- confluyen todos los recursos más per-
siones pastorales. sonales: sensibilidad, imaginación,
arrollado por L. Maldonado, o.c. (nota 1), en el donado, o.c. (nota 1) 259 — " La terminología
c. II: "Teología bíblica del culto" — 43 Cf E. está tomada de A. Aubry, É finito il lempo memoria, voluntad, intuición, etc. El
Cattaneo, // culto cristiano in Occidente. Note della liturgia?, Gribaudi, Turín 1969, c. VIII: I. Introducción redescubrimiento de la función sim-
storiche, Ed. Liturgiche, Roma 1978: "II Conci- "Civiltá técnica e mondo litúrgico". bólica en el hombre ha madurado a
lio Vaticano 11", en particular las pp. 643- La liturgia cristiana se presenta
667 — M H e desarrollado estas perspectivas en como un complejo de signos y sím- partir de disciplinas diversas que se
M. Sodi han influido recíprocamente. Tam-
dirección pastoral y catequística en VV.AA., bolos que las ciencias humanas pue-
Formare i catechisti in Italia negli anni 'SO, den estudiar a diferentes niveles, bién es muy significativa la publica-
LDC, Turín 1982, c. VII: "L'esperienza litúrgica pero de los que sólo se puede tener ción de grandes colecciones de sím-
e il suo linguaggio" — 4S Cf M. Sodi, Compé- BIBLIOGRAFÍA Álvarez Bolado A., El culto y
la oración en el mundo secularizado, en "Phase" una comprensión plena y una ex- bolos, que sirven para documentar
leme liturgiche delle Conferenze episcopali nei la complejidad del fenómeno simbó-
nuovi "ordines", en RL 69 (1982) 658-701 — 41 (1967) 411-445; Consejo E. de las Iglesias, periencia auténtica dentro de un
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A. Cuva, La creativitá rituale nei libri liturgici Upsala ¡968: Informes, declaraciones y alocu- contexto de fe y de pertenencia a la lico y la correspondencia universal
ai vari livelli di competenza, en EL 89 (1975) ciones. Sigúeme, Salamanca 1969; Cox H., La iglesia. de ciertos signos. La misma comple-
54-99 — 47 S. Marsili, Textos litúrgicos para ciudad secular, Barcelona 1968; Fernández P., jidad y amplitud del campo simbóli-
¿Qué es la liturgia en nuestra cultura secular?, La tarea de profundizar la dimen-
el hombre moderno, en Con 42 (1969) 231. "Al
en "La Ciencia Tomista"98 (1971) 377-414; Fer- sión simbólica de la liturgia cristiana co explican la disparidad de las in-
tomar una conciencia más viva del cambio cul- terpretaciones, sobre todo del sim-
tural en que consiste principalmente la seculari- nández de la Cuesta I., ¿Cristianismo sin ritos?, encuentra una primera dificultad en
zación, la iglesia debe hacer un esfuerzo especial PPC, Madrid 1971; Greeley A.M., El hombre la imprecisión y equivocidad con bolismo religioso. Pero un número
para interpretar el lenguaje bíblico y tradicional no secular. Persistencia de ¡a religión, Cristian-
que los términos signo/símbolo se cada vez mayor de estudiosos tiende
en lenguaje moderno, aunque mantenga la im- dad, Madrid 1974; Llopis J., Secularización y hoy a considerar el símbolo como
liturgia, en "Iglesia Viva" 21 (1969) 257-268; La usan en diversos vocabularios referi-
portancia y la imprescindibilidad del lenguaje
inútil liturgia, Marova, Madrid 1972; Maldo- dos al vasto campo de lo simbólico, un momento de realización plena del
bíblico-evangélico, como privilegiada cristaliza- hombre en su apertura a lo trascen-
ción histórica de la revelación de Dios a los nado L., Secularización de la liturgia, Marova, o sea, ese conjunto de elementos sen-
hombres... Aun afirmando que la biblia, con su Madrid 1970; Liturgia y secularización en la sibles en los que los hombres, siguien- dente y en su dimensión social; como
lenguaje propio, debe tener [en la liturgia] un vida pública española, en "Phase" 77 (1973)
do el dinamismo de las imágenes, lugar privilegiado de la relación en-
lugar privilegiado, ¿cómo traducir el lenguaje 437-445; Mannoni M., Secularización, en DE
captan significados que trascienden tre sujeto y objeto, entre conoci-
de las demás oraciones y de las demás fórmulas 3, Herder, Barcelona 1984, 369-375; Martínez miento y conciencia, donde se ex-
litúrgicas, nacidas en un contexto cultural hele- J., Secularización, en CFT, Cristiandad, Ma- a las realidades concretas. Las típi-
drid 1983, 925-936; Milano A., Secularización, cas zonas de aparición del símbolo, presa la sustancia misma de la vida
nista, según las categorías de la cultura, más
aún, de las culturas modernas? ¿Cómo interpre- en NDT 2, Cristiandad, Madrid 1982, 1616- o sea, los campos principales donde espiritual y encuentra su enraiza-
tar y traducir sus alusiones a una huida del 1644; Pannikar R., Culto y secularización.
se profundiza su naturaleza y sus pro- miento y su equilibrio la existencia
mundo, a una esperanza en el más allá que nos Apuntes para una antropología litúrgica, Ma-
blemas, y donde por tanto se en- humana concreta. Por otra parte, la
suenan como alienantes, como invitaciones a rova, Madrid 1979; Rhimes D., La oración en misma investigación sociológica,
una cómoda evasión del compromiso de todo la ciudad secular, Sigúeme, Salamanca 1969; c u e n t r a n los t é r m i n o s signo/
Schmidt H., Creer y confesar la fe en un mun- símbolo, son la fenomenología de las mientras por un lado documenta
hombre en la historia? ¿Cómo inventar nuevas
fórmulas que sean expresión fiel del mensaje do irreligioso, en "Concilium" 82 (1973) 281- religiones, la psicología profunda, la también en ámbitos muy evolucio-
evangélico en las condiciones socio-culturales 293; Vanzan P., Secularización, en DTI 4, Si-
creación artística y literaria, la tradi- nados y bastante más allá de ciertas
de cambio de nuestro tiempo?": J. Ramos- gúeme, Salamanca 1983, 271-286; Vilanova E.,
ción bíblica y cristiana y la experien- previsiones la persistencia de expre-
Regidor, Secolarizzazione, desacralizzazione e Crisis de la liturgia y crítica de la religión, en siones simbólicas y sacrales, por el
cristianesimo, en RL 56 (1969) 522-523 — ** Ib, "Concilium" 42 (1969) 177-190. Véase también cia espiritual, ante todo la mística'.
la bibliografía de Sagrado.
otro testifica la continua creación de
520-521 — 4 ' P. Vanzan, a.c. (nota 10), 283 — nuevos mitos y nuevos ritos, que de-
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Pontificóle Romanum Clementis VIII Pont. Superando las orientaciones inte-
Max. iussu restitutum atque editum, Roma lectuales o positivistas de los siglos notan la existencia en el hombre de
1595 (1596) 297-391 — * Misal Romano, re- SEMANA SANTA pasados y tomando postura contra necesidades profundas, frecuente-
formado por mandato del Vat. II y promulgado las estrecheces de una mentalidad téc- mente camufladas o degradadas, pero
por Pablo VI, Coeditores litúrgicos, 1978: ora- / Cuaresma; / Misterio pascual; nica y funcional muy difundida en nunca del todo sofocadas.
ción sobre las ofrendas, p. 813 — 52 Ib: oración / Triduo pascual nuestros días, algunos estudiosos,
Signo/Símbolo 1910 1911 Signo/Símbolo

II. Nociones de signo y de símbolo El término símbolo (gr. symbolon, a los mayores problemas de la exis- NT— al término signo (hebr. ót, gr.
del verbo symbállo: echar juntos, tencia humana. En cuanto a las acti- sémeion) y afines. Pero al margen de
Ahora intentaremos dar algunas poner juntos, confrontar), a nivel eti- tudes interiores, traducidas normal- los términos, el lenguaje simbólico,
indicaciones para precisar y distin- mológico-semántico primario indi- mente en un comportamiento coti- profundamente connatural a la men-
guir los conceptos de signo y de sím- caba una parte, un fragmento, que diano, se le reconoce a la actividad talidad semita, es una de las caracte-
bolo, basándonos en algunas posi- necesitaba completarse con otra par- simbólico-ritual una función de ex- rísticas básicas de la sagrada escritu-
ciones que nos parecen más amplia- te para formar una realidad comple- presión más integral, de intensifica- ra; por lo demás, la pedagogía de los
mente compartidas. ta y funcional. Pero hoy, en sentido ción, de socialización, de apoyo, de signos es una constante de la acción
Hablamos en primer lugar de sig- antropológico, se habla generalmen- formación permanente. del Dios vivo en medio de su pueblo.
no entendido como género, respecto te de símbolo cuando se tiene un sig- Carácter simbólico en sentido lato
nificante que remite no a un signifi- También se ha hablado de cuatro
a otros conceptos más específicos. propiedades del símbolo que se arti- tienen en el AT muchas narraciones
Se llama signo a una realidad sensi- cado preciso, sino a otro significan- bíblicas, los antropomorfismos y an-
te; cuando la realidad significada culan en la unidad de la función sim-
ble que revela en sí misma una ca- bólica, sugieren los temas funda- tropopatismos referidos a Dios, las
rencia y remite a otra realidad está de alguna manera presente, aun- expresiones que aluden a la alianza
que no del todo comunicada; cuan- mentales de la existencia humana y
ausente o no presente de la misma alimentan las "formas elementales de y, en sentido más específico, los ritos
manera. Usando las categorías intro- do la función simbólica se funda en de la religión hebrea (la pascua, las
la realidad misma del significante; la vida religiosa": la resistencia (a
ducidas por F. De Saussure, se indica toda sistematización); la redundan- fiestas, el sacrificio, la circuncisión,
frecuentemente con el término signi- no es por tanto convencional y defi- la unción, etc.), los lugares y los sig-
nida, sino que se enraiza en la natu- cia (con una significación siempre
ficante el mismo elemento sensible, abierta); la ambivalencia (previa a nos de la presencia de Dios en el
con el término significado la reali- raleza de las cosas y del hombre y mundo (el arca, la tienda, el templo),
está, precisamente por ello, abierta a toda interpretación ontológica o
dad evocada, con el término signifi- moral); la pregnancia (da sentido a los objetos del culto, etc. El simbo-
cación la relación establecida y, por perspectivas más profundas y uni-
versales. En el campo religioso, el la existencia) J . Pertenece a la natu- lismo bíblico nace de una concep-
tanto, concretamente, la capacidad raleza del símbolo el no comunicar ción religiosa que ve toda la realidad
efectiva de un significante de serlo término símbolo se refiere tanto a y toda la historia en estrecha cone-
las formas concretas en que se explí- solamente un mensaje, sino favore-
para determinadas personas; capaci- cer una relación, provocar el desarro- xión con Dios, para la cual todos los
dad que puede depender tanto del cita una determinada religión como seres y todos los acontecimientos
al modo de conocer, de intuir, de llo de una identidad, de un reconoci-
elemento sensible como de un códi- miento o de una alianza. pueden llegar a ser signos de la pre-
go común a los dos comunicantes, representar propios de la experiencia sencia y de la obra de Dios. En el
del contexto, de la experiencia pre- religiosa. En estos símbolos, aunque NT se da una estrecha continuidad
via, etc. En cambio, cuando se usa el con frecuencia puede reconocerse un simbólica con el AT tanto en el len-
término signo en un sentido más es- substrato antropológico universal, el III. Simbolismo cristiano
guaje como en los ritos, pero sobre
pecífico (y sobre todo en relación a significado, o sea, el alguna otra todo se centra en Cristo, que cumple
símbolo), con él normalmente se en- cosa a que remiten, se define en los El ingreso en la trama simbólica
que constituye todo sistema cultural toda figura y toda promesa. La no-
tiende una realidad sensible que re- diversos autores según su interpreta- vedad de algunos símbolos del NT
mite a un significado preciso, pero ción general del hecho religioso; por madura a través de un proceso de
socialización durante el cual se es depende del significado y de la fun-
de carácter convencional: más deter- tanto, puede hacerse depender de ción que llegan a sumir en relación
minado, pero más limitado; por tan- una revelación, del influjo social, de iniciado en la experiencia simbólica
de una determinada comunidad que con el misterio de Cristo: la cena, el
la aparición de un arquetipo, etc.
to, entre el significante y el significa- bautismo, la unción, la imposición
do no hay una relación de comunión reconoce unos significados y signifi-
cantes propios. Los símbolos litúrgi- de manos, etc. Es, concretamente, la
y presencia; otros hablan de una re- Una forma particularmente impor- palabra de la predicación la que les
lación inmotivada (no fundada na- tante de símbolo religioso es el rito, cos los vivimos dentro de esa trama
simbólica particular y original que da su nueva realidad en la fe y en la
turalmente), y por tanto no necesa- que se puede definir como una ac- vida de la comunidad cristiana.
ria (como convención). Pero hay ción simbólica constituida por un es la fe de la iglesia \ Solamente po-
muchos estudiosos que prefieren gesto y una palabra interpretativa, y demos introducirnos en el cristianis- Los signos bíblicos pueden clasifi-
conservar para el término signo que tiene una estructura institucio- mo como campo simbólico mediante carse en cuatro categorías principa-
una acepción general, e introducen nalizada de carácter tradicional que la biblia y la tradición cristiana. les: los signos de la creación (que
—para indicar el sentido más especí- favorece la participación común y la culminan en el hombre, creado a ima-
fico de la palabra— otros términos repetición. Las acciones simbólicas 1. EL SIMBOLISMO BÍBLICO. La gen y semejanza de Dios: Gen 1,26),
de significado no siempre unívoco, más típicas de las diferentes religio- biblia apenas usa el término símbolo los signos-acontecimiento (que cul-
como señal, índice, icono, imagen, nes generalmente van unidas a los (Os 4,12; Sab 2,9; 16,6), mientras minan para el AT en el éxodo, y
emblema, síntoma, etc. momentos clave de la vida del hom- que recurre con mucha frecuencia para el NT en la encarnación), los
bre, con una referencia constitutiva —80 veces en el AT, 70 veces en el signos-persona (hasta llegar a la per-
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sona misma de Cristo, hombre- sada en la tradición cristiana orien- el bautismo, como sello de la fe y de los siglos sucesivos el culto cristiano
Dios), los signos rituales (que culmi- tal, culmina en Occidente, en la alta la conversión, condición de la rege- se enriquece con muchos elementos
nan en la celebración pascual y en su edad media, en la arquitectura y or- neración en él (Me 16,16; Jn 3,3-5); simbólicos procedentes de la biblia y
cumplimiento en la última cena); a namentación de las iglesias. y la eucaristía, en la que Cristo man- de diversos influjos culturales.
éstos se puede añadir, en el plano En la edad media tardía se asiste a dó renovar, en memoria suya, el En el s. iv, la liturgia cristiana ya
del lenguaje, la parábola (hebr. ma- un profundo cambio de mentalidad: convite de la nueva alianza inau- ha alcanzado un desarrollo notable,
sa], gr. parabolé), forma didáctica el convencionalismo, el alegorismo, gurada por él (Mt 26,26-29 y par.; y se articula en acciones-signo que
que consiste básicamente en el uso la pérdida del sentido litúrgico, el I Cor 11,23-25), después de haber comportan el ministerio de perso-
de una comparación ampliada, que intelectualismo y, finalmente, el no- enseñado que quien come su carne y nas, la valorización de cosas y pala-
alude al misterio sin explicitarlo 5 . minalismo dominantes en filosofía y bebe su sangre tendrá la vida eterna bras, la realización personal y co-
en teología sofocan el gusto por el (Jn6,51). munitaria de gestos y posturas, con
2. DESARROLLO DEL SIMBOLIS- simbolismo. La nueva mentalidad Con su sacrificio redentor, Cristo una determinación de tiempos y lu-
MO CRISTIANO. Tomaremos ante crítica respecto a la concepción me- selló la nueva alianza (Me 10,45s; gares "sagrados".
todo en consideración algunas pers- dieval del mundo determina también I4,22s): "Por una oblación única ha El desarrollo del simbolismo litúr-
pectivas más generales, para analizar la actitud de la reforma protestante hecho perfectos para siempre a gico cristiano conserva una matriz
a continuación el simbolismo litúr- frente a toda expresión simbólica aquellos que santifica" (Heb 10,14). predominantemente bíblica, una re-
gico. El desarrollo del simbolismo tanto en el arte como en la vida li- Precisamente por eso el culto cris- ferencia constante a la praxis y a la
cristiano está favorecido no sólo por túrgica. Esta orientación general de tiano, aunque en su fenomenología enseñanza de Cristo; pero el influjo
la vitalidad intrínseca de la comuni- la cultura occidental se acentúa con y en sus leyes psicológico-sociológi- de la civilización religiosa helenística
dad cristiana y el perdurar de la tra- el intelectualismo y el positivismo de cas pueda estudiarse como todas las se va haciendo cada vez más marca-
dición y de la mentalidad bíblica, los ss. XVII-XIX. La renovación que demás formas religiosas, es desnatu- do. Pablo en el s. i e Ignacio de An-
sino también por los influjos de las comenzó a efectuarse en Occidente a ralizado cuando no se tiene en cuen- tioquía en el n adoptan una termi-
diferentes culturas: por el helenismo partir del romanticismo, ha madu- ta su naturaleza profunda: es siem- nología mistérica, que era ya expre-
(tradición platónica, influjos religio- rado en la iglesia, en armonía con pre participación sacramental en el sión de una cierta cultura y de una
sos, etc.) en los primeros siglos; y, una nueva sensibilidad general, con culto de Cristo, único pontífice de la cierta sensibilidad para indicar las
sucesivamente, por la civilización bi- el desarrollo de los estudios bíblico- nueva alianza; en las acciones-signo realidades cristianas; en el s. m, mien-
zantina en Oriente, y por el mundo patrísticos y del / movimiento litúr- de la iglesia él ritualiza su misterio tras Tertuliano combate los miste-
franco-germánico en Occidente. La gico y por influjo de las ciencias hu-
forma mentís platónica tuvo en la manas. de salvación mediante los ministros rios como "diabólicas mamarracha-
antigüedad cristiana un gran peso. elegidos e instituidos para represen- das", Clemente Alejandrino cree de-
En la concepción platónica (y neo- tarlo y actuar en su nombre. ber "descubrir los signos santos"
platónica) todo lo que existe en el La comunidad cristiana ha tenido hablando a los griegos del Logos y
IV. Los signos desde sus orígenes la conciencia de de sus misterios en imágenes que les
mundo del devenir responde a una
idea, a un arquetipo del mundo del en la liturgia cristiana ser, en su vida, "sacerdocio santo, sean familiares (cf Protréptikos XII,
nous; más aún, es una participación para ofrecer víctimas espirituales 119, 1-120, 2; GCS I, 84). Pero sola-
El sector de la tradición donde el aceptas a Dios por mediación de Je- mente a partir del s. iv, cuando ya se
de él: por eso todos los aspectos del simbolismo cristiano ha hallado su
mundo visible se consideran como sucristo" (1 Pe 2,5); pero ha conside- dejan los misterios paganos, es cuan-
más completa expresión es cierta- rado fundamental el bautismo (He do "se aceptan en masa en el cristia-
símbolo de lo espiritual e invisible. mente el de la liturgia, que es por 2,38-41), y ha sido asidua "en la en- nismo triunfante, sin mayores pre-
Prescindiendo de las característi- definición un complejo de signos. señanza de los apóstoles, en la co- ocupaciones, vocablos, expresiones,
cas del lenguaje teológico cristiano munión, en la fracción del pan y en una disciplina del arcano y bastantes
de los primeros siglos, debe subra- 1. NT Y ANTIGÜEDAD CRISTIANA. las oraciones" (He 2,42) y ha conoci- gestos y acciones litúrgicos precisa-
yarse la precoz multiplicación de los El nuevo culto inaugurado por Jesús do otros ritos (cf, por ejemplo, He mente de los misterios y de su mun-
símbolos cristianos, que en una no- es un culto espiritual (Jn 4,23s), en 8,17 y 1 Tim 5,22: imposición de las do"'. Se pueden encontrar sus in-
table proporción son de inspiración cuanto que es el don del Espíritu que manos; Sant 5,14s: unción con acei- fluencias en Juan Crisóstomo, en
bíblica: imágenes, signos gráficos, capacita a sus fieles: bajo su moción te), que ha ido precisando y com- Dionisio Areopagita, en la evolución
representaciones, gestos, posturas, cobran significado y eficacia todos de los signos litúrgicos en las Cons-
los momentos de la nueva vida en prendiendo mejor progresivamente.
objetos, y sobre todo la progresiva Después de la extrema simplicidad tituciones apostólicas y en san Basi-
formación del complejo de los signos Cristo; pero también los signos y los
ritos que la caracterizan, explícita- primitiva, de la que todavía podía lio: "... el helenismo se transforma
litúrgicos [/ infra, IV]. Esta tenden-
cia a la expresión simbólica, que será mente instituidos por Cristo y con- presumir Minucio Félix hacia el año en bizantinismo; durante este proce-
siempre una característica muy acu- fiados a su iglesia. Los primeros son 200 (Octavius, 3,2: "...delubra et so los últimos restos del tesoro de
aras non habemus", PL 3,339), en los misterios son también absorbí-
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dos por el cristianismo, y en él en- para inflamarse, mientras está tra-
cuentran, con significados totalmen- bada en las realidades puramente tuvo un desarrollo extraordinario, mentos objetivos, frecuentemente ba-
te nuevos, un nuevo esplendor". concretas; pero si se la orienta hacia del que no solamente deben subra- sadas en textos bíblicos leídos subje-
símbolos tomados del mundo cor- yarse los aspectos negativos. Como tivamente, sin relación con el con-
poral y se la transporta desde ahí al se puede constatar en el Pontifical texto. G. Durando, en su Rationale
2. LA REFLEXIÓN DE SAN AGUS-
plano de las realidades espirituales romano-germánico del s. X [/ Adap- divinorum officiorum (cf Bibl. Patr.
TÍN. En Occidente, al comienzo del tación, II, 4], se dio en las iglesias
s. v, san Agustín pudo todavía sub- significadas por esos símbolos, gana Lugd. XXV, 378), enseña que todo
en vivacidad, ya por el mismo hecho franco-germánicas un esfuerzo ad- rito puede tener cuatro explicaciones
rayar la simplicidad y el limitado nú- mirable por adaptar la tradición li-
mero de signos sagrados de la reli- de este paso, y se inflama más, como simbólicas: histórica, alegórica, tro-
túrgica romana a la mentalidad y a pológica y anagógica: por ejemplo,
gión cristiana (cf, por ejemplo, Ep. una antorcha en movimiento, hasta las exigencias de los nuevos pueblos,
55,19,35: PL 33,221). Él ve una prue- que una pasión más ardiente la Jerusalén designa históricamente la
para los que se necesitaban celebra- ciudad de Palestina, alegóricamente
ba de la libertad cristiana en el hecho arrastre hasta el reposo eterno" (Ep. ciones más dramáticas, ricas en emo-
de que, en lugar de la multiplicidad la iglesia militante, tropológlcamen-
55,11,21; PL 33,214). tividad y fantasía: baste citar aquí la te el alma fiel, anagógicamente la pa-
y complejidad de los signos del AT, De todas formas, hay que subra- procesión del domingo de ramos, la
que eran solamente praenuntiativa tria celestial».
yar los límites de la famosa defini- adoración de la cruz, los ritos de la Este radical cambio de actitud
Christi venturi, "se han instituido ción agustiniana de signo ("signum vigilia pascual, así como también el
otros sacramentos más eficaces, más frente al simbolismo de la liturgia
est res praeter speciem quam ingerit grandioso ceremonial de la dedica- no es sino una consecuencia del pro-
benéficos, más fáciles de celebrar, sensibus, aliud aliquid ex se faciens ción de las iglesias, ritos todos que
más reducidos de número", distin- gresivo paso de la interpretación ti-
in cogítationem venire": De doctr. testimonian también un fuerte influ- pológica de la biblia, que se fundaba
guiendo el bautismo, la eucaristía chr. II, 1,2: PL 34,35). Depende de jo del Oriente cristiano 7 . No obstan-
y "todo lo que se nos recuerda en sobre una continuidad de la figura a
Orígenes, según el cual "signum di- te las sucesivas reformas, la aporta- la realidad, a una interpretación ale-
las escrituras canónicas" acerca de citur cum per hoc quod vidimus, ción cultural franco-germánica ha de-
"aquellos sacramentos que la tradi- górica ya incapaz de abrirse a pers-
aliud aliquid indicatur" (Comment. jado una huella muy sensible en la pectivas eclesiales y escatológicas'.
ción... nos hace respetar, como la ce- in Ep. ad Rom. III, 8: PG 14,948), tradición litúrgica occidental; pero
lebración anual del misterio pascual Por otra parte, la reducida función
donde, como se ha advertido frecuen- aún más profundamente han influi- de la palabra en la liturgia, que el
del Señor y cualquier otra costum- do sobre el futuro de la iglesia latina,
bre por el estilo observada en toda temente, el indicatur de Orígenes es pueblo ya no entiende, favorece la
susceptible de una extensión mayor a nivel litúrgico, los aspectos negati- enfatización de los ritos y su inter-
la iglesia" (Contra Faustum 19,13: vos de este período. Si en la antigüe-
PL 42,345). que la fórmula de Agustín (faciens pretación subjetiva, y con frecuencia
in cogítationem venire), más adecua- dad cristiana la mentalidad bíblica y mágica, mientras que la pérdida del
En estos contextos Agustín em- da a los signos del lenguaje que a los la tradición platónica habían inspi- sentido vivo de la presencia de Cris-
plea frecuentemente el término sa- sacramentales. rado la creación y la comprensión to en la acción litúrgica provoca que
cramentum en un sentido muy am- Nos hemos detenido en el pensa- del simbolismo litúrgico cristiano, en ya no se perciban los signos en rela-
plio, indicando prácticamente con miento de Agustín a propósito de la edad media la pérdida progresiva ción con él: esto lleva a una liturgia
este nombre todos los signos sagra- los conceptos de signo y de símbolo; de un contacto vivo con la Sagrada ritualista y sin ninguna relación con
dos: los que la palabra de la Sagrada pero para profundizar la concepción Escritura y el predominio de tenden- la vida de las comunidades concre-
Escritura o de la iglesia enlaza con de los padres sobre el simbolismo cias teológicas intelectualistas y abs- tas. Las consecuencias para el futuro
las realidades divinas. "Los signos cristiano, sobre todo en relación a la tractas favorecieron una interpreta- de la liturgia cristiana en Occidente
de las realidades divinas —anota— liturgia, se debería analizar con toda ción alegórica y moralista de los sím- han sido muy graves: sin ignorar la
son desde luego visibles; pero en bolos cristianos. Los más típicos vitalidad religiosa del medievo y del
atención la terminología relativa a representantes de esta nueva orien-
ellos se veneran realidades invisi- los signos de los mismos padres y de período de la contrarreforma, es lí-
bles" (De catechizandis rudibus 26, tación, ampliamente dominante en cito afirmar que el fixismo, el rubri-
los textos litúrgicos antiguos tanto el medievo pese a la clara oposición
50: PL 40,344). Él es profundamente en Oriente como en Occidente. En cismo y el intelectualismo que han
consciente de la fuerza sugerente y de hombres como Floro de Lyón dominado durante siglos la vida li-
particular deberían estudiarse los (t c. 960) y Alberto Magno (t 1280),
elevadora del lenguaje simbólico, términos éikon, symbolon, mysté- túrgica de la iglesia en Occidente,
"porque todo lo que sugieren los fueron Ámalario de Metz (t 850) y han oscurecido no sólo la primitiva
símbolos toca e inflama el corazón rion, typos, antítypos, omóioma, Guillermo Durando (t 1246). Áma-
signum, imago, figura, species, sa- sencillez y el originario simbolismo,
mucho más vivamente de cuanto pu- lario, en sus diversos comentarios li- sino con frecuencia también la ver-
diera hacerlo la realidad misma, si cramentum, mysterium, similitudo, túrgicos, va siempre más allá del sen- dadera realidad y el genuino signifi-
se nos presentara sin los misteriosos etcétera. tido literal, que no considera sufi- cado del culto cristiano. Arrancados
revestimientos de estas imágenes... ciente para explicar el signo, con de su tierra nutricia bíblica y sin la
Yo creo que la sensibilidad es lenta 3. LA EDAD MEDIA. En la alta interpretaciones carentes de funda- iluminación de la palabra interpre-
edad media el simbolismo cristiano
Signo/Símbolo 1916
1917 Signo/ Símbolo
tativa, los signos litúrgicos dejaron 2. LEYES DEL SIMBOLISMO LI-
de ser el vehículo para comprender TÚRGICO CRISTIANO. Todos estos sig- y el desarrollo sucesivo, para ver nencia a la iglesia, a su tradición y a
el misterio de Cristo y para partici- nos —sean sacramentos en sentido cómo hay que comprenderlo, refor- su vida concreta. Pese a una clara
par en él desde la fe. estricto o no, establecidos por Cristo marlo o quizá sustituirlo según las tendencia hacia un redescubrimiento
o bien por la iglesia— obedecen a nuevas exigencias culturales. del símbolo y lo simbólico, documen-
una serie de leyes, que presentamos table tanto a nivel científico como
V. Renovación d) Sobre todo, al menos muchos popular, y pese a la renovación li-
sintéticamente resumiendo la posi- de ellos, son signos bíblicos, cuya
y problemática actual ción de A.G. Martimort l0 . túrgica en marcha, constatamos hoy
comprensión nos la da la misma pe- en la iglesia una innegable crisis li-
1. LA REFORMA LITÚRGICA DEL dagogía del Señor contenida en la
VAT. II. El Vat. II, fruto de una pro- a) Son signos (en sentido lato: túrgica. Evidentemente, éste es, en
/ supra, II) para introducir en reali- Sagrada Escritura. Los signos sacra-
funda recuperación de la tradición mentales [/ Sacramentos] han sido raíz, un problema de fe, por la resis-
bíblica y patrística y de una apertura dades que los trascienden, en deter- tencia y las dificultades que el hom-
elegidos por Cristo, y significan la
más consciente a las exigencias de minados acontecimientos con los gracia que contienen precisamente bre, rechazando la pedagogía de los
los hombres de nuestro tiempo, ha que se enlazan. No pueden interpre- en cuanto son signos bíblicos. En sus signos, opone a dejarse envolver y
vuelto a presentar la liturgia como tarse en sentido puramente funcional gestos y en sus acciones la liturgia comprometer en el / misterio pas-
un complejo de signos sensibles, sig- o según el método alegórico. Deben recupera los gestos y las acciones de cual del Señor. Pero este profundo
nificantes y, en su manera propia, comprenderse y celebrarse en su ple- aquellos que nos han precedido en malestar ante la expresión simbólica
eficaces (SC 7); y precisamente por na y auténtica realidad simbólica. la fe, a partir de Abrahán, y repro- cristiana tiene hoy también una do-
esto ha querido una "reforma gene- duce las imágenes de la economía de ble matriz cultural, en la persistente
ral" de los signos litúrgicos, "de ma- b) Pero no son signos puramen- tradición intelectualista y positivista
te arbitrarios, convencionales. Son la salvación que la biblia nos ha he-
nera que expresen con mayor clari- cho significativas. Por eso no se po- de los siglos pasados y en la menta-
dad las cosas santas que significan y, en buena medida símbolos, elegidos
por su natural capacidad de ser drá hacer una verdadera iniciación lidad marxista, hoy muy difundida,
en lo posible, el pueblo cristiano litúrgica sin una profunda iniciación que está claramente cerrada a toda
pueda comprenderlas fácilmente y realidades simbólicas, y como tales
pueden estudiarse e interpretarse bíblica. perspectiva simbólica y a toda tras-
participar en ellas por medio de una cendencia. Por otra parte, la misma
celebración plena, activa y comuni- también en el ámbito de las ciencias
humanas; efectivamente, son expre- e) Si se puede decir en general vida del hombre de hoy, artificiosa y
taria"(SC21). que los signos tienden siempre a per- febril, sofoca en él cualquier actitud
siones de un lenguaje que Dios ha
Así, la liturgia cristiana vuelve a inscrito en las cosas, y que también der eficacia y vitalidad a causa de la contemplativa, y le inclina hacia
ser, en la experiencia del pueblo cris- ha depositado en los meandros del costumbre, de la distracción, de la posturas consumistas y funcionalis-
tiano, un universo de signos, cada alma humana. Con frecuencia deter- atenuación del interés y del agota- tas en relación con las cosas. Encon-
uno de los cuales, con su especifici- minados elementos, aunque de ori- miento del espíritu de quien partici- tramos aquí el aspecto más radical
dad, nos introduce en el misterio de gen cultural, se comprenden y se vi- pa en ellos, los signos de la liturgia de la crisis de la liturgia, que es, ante
Cristo. Tanto las realidades natura- ven como auténticos símbolos en un presentan especiales dificultades in- todo, crisis del simbolismo litúrgi-
les como los ritmos del tiempo, asu- contexto de fe y en el seno de una cluso por razones históricas, en cuan- co. El hombre secularizado de hoy
midos en la acción sagrada, se hacen tradición. to que frecuentemente siguen estan- [/ Secularización] encuentra muchas
expresiones del misterio de Cristo: do unidos a una cultura o a una ex- dificultades a la hora de concebir
junto a las acciones propiamente sa- c) De todas formas, en los signos periencia humana que ya no co- una salvación unida a ritos que pri-
cramentales nos encontramos efecti- litúrgicos, expresiones de actitudes y rresponde del todo a las condicio- vilegian y hacen determinantes unos
vamente con signos litúrgicos secun- de realidades sobrenaturales, la rela- nes de hoy. Pero este hecho, si bien momentos de su existencia, y no
darios (espacios sagrados, determi- ción entre significante y significado hace entrever instancias de reforma oculta su desagrado ante un simbo-
naciones temporales, etc.) que la [/ supra, II] sobrepasa siempre los y adaptación más radicales y levanta lismo y un lenguaje unidos a culturas
acción sagrada hace significativos de fundamentos antropológicos: en cier- siempre problemas considerables de que considera irremisiblemente pa-
la obra salvífica de Cristo. Se trata ta medida su significado depende de / pastoral y de / catequesis, de todas sadas. Igualmente critica y tiende a
de un complejo simbólico y ritual en la libre voluntad de Cristo y de la formas no afecta a la utilidad y con- superar formas culturales cosmocén-
el que hoy se pueden distinguir tres iglesia, que generalmente está bien veniencia de los ritos en sí mismos,
que, al revés, son reafirmados por la tricas, mientras que va en busca de
niveles: un nivel antropológico uni- expresada en la palabra que acom- una experiencia religiosa más antro-
versal, un nivel bíblico (en relación paña el gesto y la acción. En todo iglesia con plena legitimidad. Tam-
poco puede nunca infravalorarse el pocéntrica, en la que las relaciones
especial con las palabras y acciones caso, es necesario buscar cuidadosa- humanas y el compromiso con los
de Cristo) y un nivel cultural, depen- mente la intención de Cristo y de la prerrequisito de la fe, de una fe ali-
mentada en las grandes ideas de la problemas del hombre tienen más im-
diente de la influencia del helenismo iglesia; estudiar la historia del rito, o portancia que los / elementos y los
y de las sucesivas culturas. sea, su realidad simbólica originaria, Sagrada Escritura, y a la vez la nece-
sidad de un fuerte sentido de perte- ritmos naturales.
Si estas instancias exigen un va-
Signo/Símbolo 1918
líente esfuerzo de / adaptación de üdad de simbolización privilegiada
los ritos litúrgicos y una búsqueda 1919 Signo/Símbolo
del hombre total, que en el acto de
más seria de un nuevo lenguaje reli- la ritualización expresa su drama a través de la vía del símbolo", y cial de una iniciación y de una / for-
gioso, ciertamente no pueden llevar existencial, su limitación constitu- sobre todo en su intento de profun- mación litúrgica. Tal educación para
a un vaciamiento del cristianismo de cional, su pasión por el origen y por dizar "la eficacia simbólica de los sa- el simbolismo nos parece que se debe
una dimensión que responda a las la muerte frente al Otro divino, a cramentos", subraya que las aporta- configurar: a nivel subjetivo, como
leyes fundamentales de la / historia quien él, en la acción de gracias, ciones de las ciencias humanas "no perfeccionamiento de la actitud con-
de la salvación, para adecuarlo a una ofrece lo que le ha sido donado" ". son una simple propedéutica al estu- templativa y de la percepción sim-
reducción antropológica preconcebi- En la experiencia litúrgica cristiana dio teológico que empezaría des- bólica; a nivel objetivo, como inicia-
da, que ignora las exigencias más puede, por tanto, el hombre contem- pués, sino que atraviesan de arriba ción al simbolismo de las realidades
profundas del hombre, que hoy más poráneo encontrar la inspiración y abajo su desarrollo" ". naturales (luz, fuego, agua, etc.) y de
Partiendo de la existencia cristia- algunas experiencias relaciónales (de
que nunca es necesario salvaguardar la fuerza para su lucha en favor de la la convivalidad, por ejemplo); a ni-
y promover. justicia; pero también una respuesta na, los sacramentos no se aislan
como acciones independientes, sino vel cultural, como inserción gradual
a sus grandes problemas existencia- que se sitúan dentro del conjunto de en un determinado contexto social;
3. CRISIS Y "CHANCES" DEL SIM- Íes, así como la liberación de todos las acciones simbólicas y de las cele- a nivel expresivo, como formación
BOLISMO LITÚRGICO. Como subraya los falsos absolutos y de todos los braciones de la vida humana y cris- para la expresión simbólica (expre-
L.-M. Chauvet, si bien es verdad que ídolos de la historia: en ella puede tiana: por medio de ellos, las situa- sión corporal, pedagogía del / gesto
nuestras celebraciones litúrgicas se encontrar una gran reserva de ver- ciones fundamentales de nuestra exis- y de las posturas, lenguaje simbó-
han visto sacudidas hasta los funda- dadera humanidad y de tensión es- tencia se ritualizan en la acción de la lico).
mentos por el movimiento de de- catológica. iglesia, como expresiones más inten- La educación litúrgica debe pro-
sacralización y secularización que sas y concretas de la intervención ponerse como objetivo también una
caracteriza a la sociedad occidental 4. MISTERIO Y SÍMBOLO RITUAL.
salvífica de Cristo y de nuestra ad- iniciación progresiva a las actitudes
contemporánea, "estas celebraciones hesión a él en la fe. El rito religioso interiores y exteriores que caracteri-
No sólo para justificar la experiencia posee una eficacia específica sobre el
conservan de todas formas sus chan- litúrgica, sino también para com- zan la vida litúrgica y, en particular,
ces por dos razones fundamentales: hombre, la cual representa el subs- a los valores humanos, base de toda
prenderla y vivirla con mayor pleni- trato antropológico de la eficacia de celebración eucarística y sacramen-
la ritualidad cristiana es una res- tud, es necesario hoy valorar la am- la fe. La profundización del compor-
puesta muy eficaz a las reivindica- tal, como el sentido de la / fiesta, el
plia y sólida base que proporcionan tamiento simbólico-ritual abre el ca- estar juntos, el convite fraterno, el
ciones contemporáneas del simbolis- las ciencias humanas. Queremos li- mino a la comprensión de su ca- / canto y la / oración común, el / si-
mo"; los ritos cristianos anuncian y mitarnos a subrayar el intento de al- rácter institucional, de su función lencio de la escucha y de la medita-
celebran la liberación de Cristo; por gunos investigadores de asumir los formativa, de su capacidad de inten- ción, la expresión del agradecimien-
eso "el desplazamiento actual de lo datos antropológicos sobre la activi- sificar el compromiso de cada uno to, del perdón, etc.'« Será la biblia
sagrado hacia el polo histórico-pro- y la comunicación interpersonal. quien dé una aportación insustitui-
fético —libertad, justicia, compartir, dad simbólica en el mismo ámbito
de la reflexión teológica, de manera A través de categorías personalis- ble a toda educación al simbolismo
dominio de la historia— resuena con tas unidas a la expresión simbólica, cristiano, mientras que para la for-
el mensaje bíblico" y por ende con el que "no figuren únicamente como mación litúrgica no habrá ninguna
un capítulo preliminar o como in- hoy se trata también de repensar la
acontecimiento litúrgico ".La litur- intuición fundamental de Odo Casel pedagogía sistemática más eficaz
gia cristiana podrá ser el lugar en troducción, o como una contribu- [/ Misterio; / Memorial], tendente a que la experiencia de celebraciones
que, en continuidad con la biblia, se ción sectorial o de verificación, sino la prolongación de la obra salvífica vivas y auténticas, en un contexto de
unan estas dos perspectivas. Efecti- que acompañen y sostengan la refle- de Cristo a partir del Jesús de la his- fe y participación comunitaria.
vamente, en la biblia ya encuentra xión teológica en todos los puntos toria, denunciando la insuficiencia
sus raíces una desacralización del importantes, en todos los momentos de una interpretación ontológica, in-
centrales de su progresión en la com- tencional o puramente ética para fun- VI. Conclusiones pastorales
universo en favor de la historia; y no
se puede excluir la posibilidad de prensión de los misterios de la fe" ". dar la unión entre la liturgia y la 1. Una reflexión no unilateral
"El símbolo —escribe Chenu— no vida. sobre la situación actual nos lleva a
que el compromiso en favor del
hombre se pueda pensar, vivir o ex- es un adorno accesorio del misterio un renovado acto de confianza en el
presar también a través de los es- ni una pedagogía provisional, sino 5. EDUCACIÓN PARA EL SIMBOLIS- simbolismo litúrgico: éste se coloca
quemas cósmicos del lenguaje tradi- el resorte coesencial de su comuni- MO. A nivel pedagógico, la revalori- en continuidad vital con la biblia;
6 J
cación. He ahí la profundidad de la zación de la función simbólica ha lle- hace posible la celebración misma
cional. vado a una toma de conciencia de la del misterio y responde a profundas
inserción psicológica y ontológica importancia de una educación para exigencias antropológicas, hoy par-
Por otra parte —anota todavía L.- del símbolo ritual en el seno del mis- el simbolismo como momento esen- ticularmente sentidas.
M
- Chauvet- "la ritualidad litúrgi- terio" l4. También L.-M. Chauvet, en
ca • conserva su irreducible origina- su "aproximación a los sacramentos
Signo/Símbolo 1920 1921 Silencio
2. La atención no se dirige a los las acciones simbólicas en perspecti- 1971, 1-97 —» Cf A. Nocent,// simbolismo nel liturgia, Araluce, Barcelona 1962', 125-137;
símbolos tomados en sí mismos, más va histórica; tarea ardua, pero posi- medioevo, en VV.AA., // segno nella liturgia, Kirchgaessner A-, El simbolismo sagrado en la
o menos necesitados de manipula- ble, en la liturgia cristiana. Sólo po- cit. 81-99 — ' Cf H. De Lubac, Typologie et liturgia. Fax, Madrid 1963; Laurentin A., Li-
allegorisme, en RevSR 34 (1947) 180-224 — turgia en construcción. Los gestos del celebran-
ción o de sustitución, sino a todo un drán lograrlo hombres dotados de 10
Cf La chiesa in preghiera, Desclée, Roma te, Marova, Madrid 1967; Llopis J., La liturgia
proceso de simbolización; el signifi- talento poético y de una fuerte dis- I9662, 173-210 — " L.-M. Chauvet, o.c. (nota como lenguaje simbólico, en "Phase" 138 (1983)
cado y la eficacia de una experiencia posición simbólica, capaz de ponerse 4), 277-281 — n Ib, 278 — " Cf C. Traets, 447-456; Martimort A.G., Los signos, en Ixi
simbólica dependen de una inicia- en sintonía profunda con nuestro Orientationspour une théologíe des sacrements, Iglesia en oración, Herder, Barcelona 1967J,
ción, de una fe, de un sentido de iden- tiempo. en QL 53 (1972) 97-118 — M Cf M.D. Chenu, 185-219; Mulago V., Simbolismo religioso afri-
El hombre de la liturgia, en La liturgia después cano. Estudio comparativo con el sacramenta-
tidad y de pertenencia a la iglesia y a
Hacemos nuestra la conclusión a del Val. II, Taurus, Madrid 1969, 193 — l5 L - lismo cristiano, BAC 407, Madrid 1979; Prado
la tradición cristiana, de la vitalidad M. Chauvet, o.c, 10-11 — " Cf S. CongTeg. G., El simbolismo litúrgico, en "Liturgia" 1
de nuestras comunidades cristianas la que llega J. Gelineau, de quien ya para el culto divino, Directorio para las misas (1946) 75-81; Rahner K., Para una teología del
y de la autenticidad de sus celebra- hemos tomado en las columnas pre- con niños 9, en Liturgia de la Eucaristía (Selec- símbolo, en Escritos de Teología 4, Taurus, Ma-
ciones. cedentes algún punto de reflexión: ción de documentos posconciliaves por A. Par- drid !964, 283-321; Ramos M., Palabra y signos
"¿Encontrar nuevos símbolos? ¿Bus- do). Libros de la comunidad, Paulinas, Madrid en la constitución de liturgia, en "Notitiae" 212
car símbolos modernos? Quizá. Pero, 1979, 226 — " J. Gelineau, Liturgia para ma- (1984) 202-211; Vagaggini C , El sentido reli-
3. Verdaderas acciones simbóli-
¿dónde están? ¿Y quién los retiene? ñana, SalTerrae, Santander 1977, 125 — l8 Ib, gioso de la liturgia, BAC 181, Madrid 1959, 26-
cas no pueden funcionar como sim- 129. 123; Vergote A., Dimensiones antropológicas
ples signos: su significación y su efi- ¿No debemos más bien conceder un de la eucaristía, en VV.AA., La eucaristía, sím-
cacia no pueden definirse, explicar- voto de confianza, dándoles todas bolo y realidad, Studium, Madrid 1972, 7-50;
se, programarse, verificarse como sus posibilidades, a esas realidades BIBLIOGRAFÍA:
La realización simbólica en la expresión cultual,
algo ya establecido o convencional. humanas que Jesús y la iglesia han en "Phase" 75 (1973) 213-233; VV.AA., Simbo-
tomado de nuestra densidad corpo- 1. En general lismo y arte en la liturgia, en "Concilium" 152
Tampoco transmiten sólo una infor- (1980) 165-291; VV.AA., Liturgia y belleza, en
mación o un mensaje, sino que sus- ral y psíquica, de la naturaleza y de Barthes R., Elementos de semiología, Madrid "Phase" 143 (1984) 385-453. Véase también la
citan una postura vital, llevan a una la cultura unidas indisolublemente, 1971; Bernard Ch.A., Símbolos espirituales, en bibliografía de Arte, Gestos, Lengua/Lenguaje
para que ellas signifiquen a Dios que NDE, Paulinas, Madrid 1979, 1304-1316; Cirlot y Sacramentos.
toma de posición: "Las figuras y los J.E., Diccionario de símbolos, Labor, Madrid
símbolos están siempre ahí para dar viene a entablar alianza con el hom- 1978; D'Agostino F., Imaginación simbólica y
sentido a lo que la vida no deja de bre? Esos signos y sacramentos, ya estructura social. Sigúeme, Salamanca 1985;
producir de nuevo para nuestra fe. que construyen una historia, nuestra Cassirer E., Filosofía de las formas simbólicas
Ellos son siempre el sentido que hay historia, no dejarán de desplegar sus 1-3, Fondo de Cultura Económica, México
sentidos siempre nuevos en todos los 1981; Eliade M., Imágenes y símbolos, Taurus,
que encontrar, el riesgo que correr, Madrid 19742; Jung C.G., Simbologia del espí-
la promesa que mantener, la alianza tiempos, en todos los lugares, en to- ritu, Fondo de Cultura Económica, México
que renovar" ". das las culturas, en todas las situa- 1964; El hombre y sus símbolos, Aguilar, Ma- SILENCIO
ciones individuales o colectivas, a la drid 19742; Mateos J., Símbolo, en CFP, Cris-
4. También por eso nos parece luz del signo de Jonás, única llave tiandad, Madrid 1983, 961-971; Mounin G., In-
simbólica dada a los hombres en troducción a la semiología, Anagrama, Barce- SUMARIO: El redescubrimiento del silencio en
que razones de fe y motivaciones an- lona 1972; Ramseyer J.Ph., La palabra y la la liturgia - II. Conjunto de textos normativos
tropológicas nos deben llevar a re- Cristo muerto y resucitado, hasta imagen, Dinor, San Sebastián 1967; Ruiz F., posconciliares sobre el silencio - III. Significado
chazar el malentendido de aquellos que él venga"18. Símbolo, en DE 3, Herder, Barcelona 1984, y tipología del silencio litúrgico: I. El silencio,
que desean simplificar o explicar al 393-395; Sartore D., Signo-símbolo, en DTI 4, elemento estructural; 2. Motivos del silencio li-
Sigúeme, Salamanca 1983, 307-322; Schlette túrgico; 3. Tipología del silencio litúrgico: a)
máximo el lenguaje litúrgico y vul- Silencio de recogimiento, b) Silencio de apro-
H.R., Símbolo, en CFT, Cristiandad, Madrid
garizar gestos y elementos sensibles 1983; Splett J., Símbolo, en SM 6, Herder, Bar- piación, c) Silencio meditativo, d) Silencio de
NOTAS: Cf A. Di Ñola, Símbolo, en Enciclo- adoración - IV. Conclusiones sistemáticas.
de la liturgia para reducirlos al nivel pedia delle Religioni 5, Vallecchi, Florencia celona 1976, 354-359.
de la vida cotidiana. Para tener una 1973, 1064-1085 — 2 Cf Ch. A. Bernard, Pano-
liturgia rica en fuerza simbólica de- rama des eludes symboliques, en Greg 55 (1974) 2. Simbolismo litúrgico "Si alguien me preguntase dónde
bemos cuidar mucho las formas, con 379-392 — 3 Cf B. Medina-J. Vidal, Le symbo- comienza la vida litúrgica, yo res-
Agrelo S., Simbologia de la luz en el Sacra-
una celebración plena y auténtica, le et iOccident, en Catéchése, n. 73 (1978) 393-
396 — ' Cf L.-M. Chauvet, Du symbolique au
mentarlo Veronense. Estudio histórico-literario, pondería: con el aprendizaje del si-
aceptando la ruptura y el profetismo symbole. Essai sur les sacrements, Cerf París
en "Antonianum" 50 (1975) 5-123; Aldazábal lencio. Sin él, todo carece de serie-
que ejercitan respecto a la existencia 1979, 81-82 - 5 Cf S. Cavalletti, Segno, sím-
J., Gestos y símbolos 1-2, "Dossiers del CPL"
dad y es vano...; este silencio... es
concreta. 24-25, Barcelona 1984; Borobio D., El modelo
bolo, tipo nell'ebraismo e nel cristianesimo pri-
simbólico de sacramentologia, en "Phase" 138 condición primera de toda acción sa-
mitivo, en VV.AA., ¡Isegno nella liturgia, CAL, grada" '. La experiencia litúrgica de
(1983)473-489; Colin P., Fenomenología y her-
5. Queda abierto el problema de Roma 1970, 41-61 — « H. Rahner, Mysterion.
II mistero cristiano e i misten pagani, Morcel-
menéutica del simbolismo litúrgico, en VV.AA., estos últimos años ha devuelto ac-
un lenguaje más acorde con la sensi- liana, Brescia 1952, 40, también para la cit.
La liturgia del Vaticano II, Taurus, Madrid tualidad a esta afirmación de Roma-
bilidad y los problemas del hombre 1969, 239-276; Greeley A., Simbolismo religio- no Guardini. La iglesia del Vat. II,
sig- — 7 Cf A.L. Mayer, Die Liturgie in der
de hoy y de una reinterpretación de so, liturgia y comunidad, en "Concilium" 62
europaischen Geistesgeschichte, Darmstadt
(1971) 218-231; Guardini R., El espíritu de la- que ha redescubierto "en la celebra-

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