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CANTO I
CANTO II
§ Insta a la ruptura con la poesía del pasado desde un principio: “Romper las
ligaduras (…)” (v. 1), “Romped romped tantas cadenas” (v. 14), “Cortad todas
las amarras” (v. 19).
§ Los nuevos tiempos traen una nueva forma de entender la poesía: “Y el avión
trae un lenguaje diferente/Para la boca de los cielos de siempre” (vv. 11-12).
§ Distingue entre “poeta” (con minúscula) y “mago”:
-El “poeta” es “manicura de la lengua” (v.
44), porque la maquilla de forma superflua y caduca. Por eso, incita: “Matemos al
poeta que nos tiene saturados” (v. 50), cuya “poesía poesía/Poética poesía
poesía/Poesía poética de poético poeta” (vv. 51-53) es “Demasiada poesía/Desde el
arco-iris hasta el culo pianista de la vecina” (vv. 55-56). Pide, por tanto: “Basta señora
poesía bambina” (v. 58), “Basta señora arpa de las bellas imágenes” (v. 65) y “Basta
señor violín” (v. 105), porque es “plegaria infatigable” (v. 59).
-El “mago”, en cambio, “apaga y
enciende/Palabras estelares (…)/Y todo lo que dice es por él inventado” (vv. 45-48). Es
“el nuevo atleta [que] salta sobre la pista mágica/Jugando con magnéticas
palabras/(…)Lanzando sortilegios de sus frases pájaro” (vv. 110-111 y 113). Los magos
trascienden las comparaciones gastadas (vv. 68-103).
El mago tiene la capacidad de inventar el mundo, es el poeta.
CANTO IV
§ El juego continúa con la escala musical (do, re, mi, fa, sol, la, si) interna que
encierran las variaciones en torno al ‘rosiñol’ (ruiseñor), en los vv. 193-199.
§ Juegos que, como se indicaba en el Canto III, pretenden renovar el lenguaje y la
poesía tradicional gastada: “Porque si no la palabra que viene de tan lejos/Se
quiebra entre los labios” (vv. 219-220). Y añade, un poco más adelante: “Adiós
hay que decir adiós/Adiós hay que decir a Dios/Entonces el huracán destruido
por la luz de la lengua/Se deshace en arpegios circulares” (vv. 239-242).
CANTO V
§ “Aquí comienza el campo inexplorado” (v. 1). Es decir, aquí comienza ya esa
experimentación anticipada.
§ Sigue indicando “Hay un espacio despoblado/ que es preciso poblar” (vv. 10-
11).
§ Y se pregunta: “¿Conoces tú la fuente milagrosa (…)?” y “¿Conoces tú la flor
(…)?” (vv. 17 y 19). También: “¿Has visto al niño que cantaba (…)?”, “¿Has visto
el arco-iris sin colores (…)?” y “¿Has visto este pájaro (…)?” (vv. 21, 25 y 55).
§ “Ningún navegante ha encontrado la rosa de los/ mares/ La rosa que trae el
recuerdo de sus abuelos/ del fondo de sí misma/ Cansada de soñar/ Cansada
de vivir en cada pétalo (…)/ Yo sé dónde se esconde la flor (…)/ Yo sé, yo sé
dónde se esconde (…)/ Y caí de naufragio en naufragio de horizonte en/
horizonte/ Entonces vi la rosa que se esconde” (vv. 34-39, v. 42, v. 47, vv. 52-
54). Parece como si el yo lírico fuera el único que tiene ese conocimiento y esa
certeza que responde a las preguntas retóricas.
§ Cuestionamiento del género de las palabras (arbitrariedad del signo lingüístico):
“La montaña y el montaño/ con su luno y con su luna” (vv. 110-111).
§ Estribillos cohesionantes: “Se abre la tumba y al fondo se ve (…)” (vv. 157, 166,
171, 173, 181 y 199) y “Se abre la tumba y (…)” (vv. 187, 190, 194).
§ Como hace con la famosa “Canción del pirata” de Espronceda (vv. 564-569),
que reescribe totalmente: “La lona en el mar riela/ en la luna gime el viento/ Y
alza en blanco crugimiento/ Alas de olas en mi azul” (en lugar de: “La luna en el
mar riela/ en la lona gime el viento/ Y alza en blando movimiento/ Olas de plata
y azul”, vv. 9-12).
§ “Yo soy el rey/ El rey canta a la reina/ El cielo canta a la ciela/ El luz canta a la
luz (…) Canta el cielo en su lengua astronómica/ Y la luz en su idioma magnético
(…) Yo soy el rey” (vv. 580-583, 585-586, 589). Este verso “yo soy el rey”, irá
repitiéndose y cohesionando la parte final de este canto, en tono profético que
anuncia la nueva poesía que construye un mundo nuevo y una nueva forma, en
la que la presencia de la imagen de los arcoiris es recurrente hasta el final de
esta parte: “Y de tu tumba saldrá un arco-iris como un tranvía/ del arco-iris
saldrá una pareja haciendo el amor/ del amor saldrá una selva errante/ De la
selva saldrá una flecha/ de la flecha saldrá una liebre huyendo por los campos/
de la liebre saldrá una cinta que irá señalando su camino (…)” (vv. 602-607 y
ss.).
§ Ese arco-iris anuncia la novedad (la luz, tras la tormenta y la oscuridad, tras la
tradición de la música de violín, de la poesía del pasado), la buena nueva del
Mesías-antipoeta (v. 623 y 635: el avión, con sus alas, se asemeja a una cruz).
§ ”Y yo oigo la risa de los muertos debajo de la tierra” (v. 636).
CANTO VI
§ En este canto, se reconocen todavía las palabras, pero la sintaxis se rompe ya, y
el sentido: “Alhaja apoteosis y molusco” (v. 1).
§ Faltan verbos, desaparece la puntuación, se fuerza la yuxtaposición de
imágenes y objetos en la caída libre del “yo lírico”, que prosigue hacia el vacío
de la palabra y su significado.
§ “Muerte el violoncelo” (v. 19). Efectivamente, estos versos representan la
muerte de la música o poesía tradicional, representada aquí por el violoncelo
(recordemos, por ejemplo, la rima VII de Bécquer con la imagen del arpa en el
rincón).
§ La imagen del cristal es central en este canto, frente a la noche (el nocturno
tradicional)
§ “Nombres daba/ por los ojos hojas mago” (vv. 60-61)
§ “Y el clarín de la Babel” (v. 64)
§ El viaje del aeronauta (v. 153) va llegando a su final, precipitándose a su
destino, dejándose llevar por el azar. Vuelve a aparecer la imagen poética de la
golondrina y de la mandolina (otro de los instrumentos del pasado, junto con el
piano, el violín y el violoncelo), ya deconstruidos: “mandodrina y golonlina/
mandolera y ventolina” (vv. 156-157)
Finalmente: Sueño-viaje-muerte.
§ En este canto final, apenas se reconocen algunas partes de las palabras, que
escapan al sentido.
§ Queda apenas el grito y el eco musical: “Ai aia aia/ ia ia ia aia ui/ Tralalí/ Lalí
lalá” (vv. 1-4).
§ Se adivina apenas el sentido de algunas palabras-baúl (o “portmanteau”): como
“monluztrella” (v. 11).
§ Cae en caída libre el “eternauta” (v. 31), ese viajero de la eternidad o del éter.
§ Hasta, acaso, el grito primal final, tan parecido a la inicial, al que da vida:
¿círculo vida-muerte?
CANTO I
Advierte de su desconfianza. Hay que ir mas allá de las palabras conocidas. No se fía
de la poesía. Hace referencia al Creacionismo. Creación a través de la nada.
Dejar a un lado las formas ornamentales del pasado ya caducas.
CANTO II
Es el mas tradicional de todos. Origen en el tiempo más antiguo, ya que algunos de los
poemas de las pagodas se hacen eco aquí. Hace eco del modernismo.
Arraigado en la idea de mujer musa, redentora, salvadora.
Todavía estamos en esa idea romántica, de mujer como musa. No como creadora.
Mujer arquetípica.
Interpretación neoplatónica. Se refiere al diálogo del banquete de Platón.
Esta referencia hace eco en otros versos, en los que parece remitirse a ese mundo de
las ideas de Platón.
CANTO III
Empieza a acentuarse esa reflexión meta poética. Quiere romper con la poesía del
pasado. Deseo de pasar pagina. Canto importante en cuanto al establecimiento de la
diferencia entre poeta y Poeta.
Quiere acabar con ese poeta superficial. Incita a la destrucción a ese asesinato
simbólico. Instrumentos como el arpa, el violín, son del pasado.
El mago es aquel que inventa. Consigue hacer aparecer nuevas formas.
La poesía en la tradición hasta ese momento ya esta enterrada. Es una poesía cadáver.
La única manera de resucitarla es gracias a la figuro mesiánica del mago que es Altazor,
a través de la desautomatización del lenguaje. Que salten chispas a partir de ese
choque violento entre las palabras.
CANTO IV
A partir de este canto se trata de llevar a cabo lo que se plantea de forma teórica en el
canto precedente. La repetición contribuye a esa sensación de unidad. Premura,
sensación de velocidad, prisa. Como si esa caída se precipitara. El yo lirico se pregunta
a si mismo retóricamente por esa poesía del pasado.
Rompe las palabras tal y como las conocemos.
Huellas del origen francés del poema.
Anticipo del final.
CANTO V
Se hace patente esa experimentación buscada.
Se cuestiona la arbitrariedad del signo lingüístico. Entra en dialogo con pensamientos
de la época como el de Saussure.
Paralelismos sintácticos para crear ese efecto de cohesión.
Cuestiona la sintaxis. Porque el orden de los factores si que altera el producto.