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INSTITUTO BÌBLICO BETHEL SANTA ANA

TEMA:
ENSAYO SOBRE EL TEMA: DOCTRINAS DE LAS ASMBLEAS DE
DIOS

ASIGNATURA:
TEOLOGÍA MINISTERIAL BÁSICA Y LAS ASAMBLEAS DE DIOS

DOCENTE:
PASTOR ABEL ESCALANTE

ESTUDIANTE:
JOSÈ RIGOBERTO CORLETO BERGANZA

FECHA DE ENTREGA:
SÀBADO, 2 DE ABRIL DE 2022
Contenido
OBJETIVOS..........................................................................................................................................3
General...........................................................................................................................................3
Específico.......................................................................................................................................3
INTRODUCCIÒN..................................................................................................................................4
LAS ASAMBLEAS DE DIOS: SUS DOCTRINAS BÀSICAS.........................................................................5
Las Asambleas de Dios...................................................................................................................5
Doctrinas básicas de las Asambleas de Dios...................................................................................7
CONCLUSIÒN....................................................................................................................................19
BIBLIOGRAFÌA...................................................................................................................................20

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OBJETIVOS
General
●Reflexionar sobre las doctrinas de las Asambleas de Dios como una
exposición sistemática y autorizada de la verdad, según las Sagradas
Escrituras

Específico
●Analizar las doctrinas básicas de las Asambleas de Dios, como un
conocimiento necesario para propagar y defender el evangelio ante las
falsas ideas con respecto a Dios y Sus caminos

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INTRODUCCIÒN
Dios en Su infinito amor e infinita misericordia siempre ha albergado en Su
corazón el alcanzar al perdido. Por tanto, Jesús les pide a sus discípulos que
prediquen el evangelio del Reino de Dios (Marcos 16: 15); les dio la comisión de
hacer discípulos de todas las naciones. Y esa comisión es extensiva a todo aquel
que nace de nuevo (al convertido). Una evidencia de obediencia a tal mandato es
la entrega a la obra de Dios de muchos de Sus siervos. Por ejemplo, William
Seymour dirige un avivamiento de la calle Azusa en Los Ángeles California, en
1906, y desde entonces el pentecostalismo clásico empieza a expandirse por
naciones y diferentes localidades. E. N. Bell, otro ejemplo de entrega por la obra
de Dios y celo por su teología trinitaria, convoca a todas las iglesias pentecostales
trinitarias a un concilio, del cual surge “Las Asambleas de Dios”, una organización
que nace asumiendo con responsabilidad y celo la difusión de la sana doctrina
fundamentada en Las Sagradas Escrituras.

El presente trabajo tiene como objetivo reflexionar sobre las doctrinas básicas de
Las Asambleas de Dios, como un conocimiento necesario para propagar y
defender el evangelio ante las falsas ideas con respecto a Dios y Sus caminos.
Contiene su respectiva introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía.

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LAS ASAMBLEAS DE DIOS: SUS
DOCTRINAS BÀSICAS
Las Asambleas de Dios

Las Asambleas de Dios conforman una de las organizaciones pentecostales más


grandes del mundo. Pertenecen a la asociación nacional de iglesias evangélicas
de sus respectivos países o regiones y a la Fraternidad Mundial Pentecostal
(Pentecostal World Fellowship en inglés). Tienen en cada país una comisión de
“Doctrina y Asuntos Teológicos” cuyos miembros, amparados en su propia
interpretación de la Biblia, definen la postura de la iglesia nacional sobre diversos
temas teológicos, sociales, conductuales, entre otros. Las Asambleas de Dios,
indudablemente, nace en la perfecta voluntad de Dios y bajo la unción del espíritu
santo para ser portadora de la verdad del evangelio, la sana doctrina, hasta los
lugares más distantes.

¿Y cómo nacen las Asambleas de Dios? Después del avivamiento de la calle


Azusa en Los Ángeles California, en el año 1906, dirigido por William Seymour, el
pentecostalismo clásico, una de las cinco ramas del pentecostalismo moderno que
sucede al pentecostalismo histórico y precede al unicitario, empezó a expandirse
por naciones y diferentes localidades. En Estados Unidos, en 1910, exactamente
en Texas y Arkansas, se había formado un poderoso grupo pentecostal dirigido
por el exministro metodista: E: N. Bell. Este grupo se diferenciaba de otros grupos
pentecostales unicitarios, es decir, de la fe en Jesús, pues Bell se inclinaba por su
teología “trinitaria”.

Guiado por su preocupación y celo por su teología trinitaria, E. N. Bell convoca a


todas las iglesias pentecostales trinitarias a un concilio para el 20 de diciembre de
1913. De tal modo que entre el 2 y 7 de abril de 1914, se celebró el primer Concilio
General en Hot Springs, Arkansas, con trescientos asistentes. En este concilio se
elige a E: N: Bell como presidente y se adopta el nombre de “Asambleas de Dios”.
Todos estos grupos constituyentes de las Asambleas de Dios eran grupos

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cristianos pentecostales diferentes: Asambleas Cristianas de Indiana, Iglesia de
Dios en Cristo, Movimiento de la fe Apostólica.

En noviembre de 1914, en Chicago, se celebró un segundo concilio general para


oficializar la Biblia como su regla de fe y conducta, permitiendo a cada ministro
desarrollar sus propias interpretaciones. Y en el otoño del año 1916, se celebró un
tercer concilio general para contrarrestar la influencia que estaba impregnando la
doctrina de la unicidad de Dios. Fue en ese concilio en donde se redacta lo que
hoy se conoce como “Declaración de verdades fundamentales” o “Declaración de
fe”, documento que contiene un gran énfasis en la doctrina de la Trinidad de
Dios”. Este concilio, sin embargo, provocó la separación de las iglesias
pentecostales unicitarias, que luego constituyen “La Iglesia pentecostal Unida” y la
unión de otras organizaciones que hasta entonces permanecían independientes.

Desde entonces, “Las Asambleas de Dios” empezó a expandirse a México, Brasil


y otros condados de los Estados Unidos de América. Fue entonces que en 1988,
por iniciativa del Dr. Phillip Hogan (Director de Misiones Foráneas de las
Asambleas de Dios en Estados Unidos) las distintas organizaciones de las
Asambleas de Dios nacionales se unieron para dar forma a la Confraternidad
Mundial de las Asambleas de Dios Pentecostales, con el fin de coordinar la
evangelización, convirtiéndose Hogan en el primer presidente mundial de las
Asambleas de Dios hasta 1992; asumiendo, luego, la presidencia el surcoreano
Rv. David Yonggi Cho. El nombre de esta organización, en 1993, quedó
determinado como Fraternidad Mundial de las Asambleas de Dios.

Con la llegada de Frederick Ernest, proveniente de Canadá, la doctrina de la


iglesia católica apostólica romana, implantada por los españoles en tierras
cuscatlecas, empezó a debilitarse. Frederick Ernest, un hombre que en carne
propia había conocido el glorioso poder del Espíritu Santo, predicaba bajo Su
unción. Habiéndose establecido en El Salvador, empezó a viajar y predicar
incansablemente, estableciendo congregaciones con espíritu apostólico: grupos
de oyentes se reunían y adoraban libremente, orando, cantando, danzando,
testificando.

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Las Asambleas de Dios, desde sus inicios, asume con responsabilidad la difusión
de la palabra de Dios y muestra celo y preocupación por predicar la sana doctrina,
doctrina que tenga su fundamento en las Sagradas Escrituras. De tal forma que se
ha sistematizado la enseñanza bíblica y predicación en un sistema de doctrinas
básicas que son enseñadas en sus congregaciones e institutos bíblicos. En el
presente documento se presentan 12 doctrinas básicas de Asambleas de Dios,
entendiéndose que algunas doctrinas que son adicionalmente contempladas en
otras fuentes bibliográficas, son consideradas como parte de otras doctrinas más
amplias.

Doctrinas básicas de las Asambleas de Dios

La palabra doctrina significa literalmente enseñanza o instrucción. Cuando se


habla de doctrina cristiana se hace referencia a las verdades fundamentales de las
Sagradas Escrituras ordenadas en formas sistemática.

Entre las razones por las que la doctrina es necesaria en el cristianismo


están: (1) La naturaleza del hombre necesita de doctrina; (2) El
cristianismo del Nuevo Testamento enfatiza la enseñanza; (3) Es
necesario un conocimiento de la verdad en la vida cristiana; (4) Un
conocimiento de la verdad es necesario para propagar el evangelio; y
(5) El conocimiento de la verdad es necesario para la defensa del
evangelio.

El conocimiento de la doctrina, además, proporciona: (a) lo necesario


para una exposición autorizada y sistemática de la verdad; (b) Sólidas
creencias para desarrollar un carácter cristiano bien fundamentado, lo
cual se ve reflejado en el vivir de un cristiano; (c) Protección sobre las
falsas ideas con respecto a Dios y sus caminos; (d) Conocer de forma
amplia la profundidad que se presenta en la Biblia sobre cada una de las
doctrinas.

En lo relacionado a las doctrinas básicas de Asambleas de Dios, cada pastor y


maestro que ha sido instruido en sus institutos bíblicos, conoce, domina, enseña y
predica las doctrinas básicas siguientes:

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1. La doctrina de las Sagradas Escrituras. Innegablemente, la fuente de la
cual se extraen las verdades infalibles con respecto a Dios la constituye la
Biblia, las Sagradas Escrituras. Ciertamente, la naturaleza revela la
existencia de Dios, Su poder y su sabiduría, pero no nos proporciona
escape del pecado; no nos habla del perdón. Tampoco nos incentiva a vivir
en santidad ni nos da revelación alguna respecto del futuro. En la Biblia, por
el contrario, encontramos la revelación de Dios con respecto a lo citado
anteriormente. La naturaleza, inspiración, exactitud y carácter de las
Sagradas Escrituras dan testimonio de la verdad absoluta: Dios.
Esto se pone de manifiesto en las citas siguientes: 2Ti 3:16 “Toda Escritura
es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia”; 2Ti 3:17 “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra”; 2Pe 1:20 “entendiendo
primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada”; y 2Pe 1:21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad
humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo”.
2. La doctrina de Dios. Se trata luego de esclarecer lo que nos enseñan las
Sagradas Escrituras con respecto a la más grande de todas las realidades:
Dios, Su naturaleza y existencia.
Las siguientes citas dan fe de Dios, Su naturaleza y existencia: Deu 6:4
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”; Mar 12:29 “Jesús le
respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor
nuestro Dios, el Señor uno es”; Isa 43:10 “Vosotros sois mis testigos, dice
Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y
entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será
después de mí”; Mat 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo”; Luc 3:21 “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba,
también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió”; y Luc 3:22 y
descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y

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vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo
complacencia”.

3. La doctrina de los ángeles. Del Creador se pasa naturalmente a estudiar


sus criaturas, y así se considera la más elevada de Sus criaturas: Los
ángeles. Este tema abarca también los ángeles malos, Satanás y los
demonios.
Los ángeles son seres espirituales que Dios creó antes de hacer al mundo
(Job 38:6-7); Salmo 148:2-5). Tienen juicio moral (Judas 6) y demuestran
una gran inteligencia (Mateo 28:5; Hechos 12:6-11). Sin embargo, no tienen
cuerpo como lo tiene el hombre y no pueden ser vistos por el hombre, a
menos que Dos lo permita (Números 22:31; 2Reyes 6:17; Lucas 2:13). Si
Dios lo decide pueden tomar forma humana y servir de mensajeros y
agentes del Señor (Génesis 18:2, 16; Marcos 16:5).
La Biblia sugiere la existencia de jerarquías angélicas. Dos ángeles de alto
rango se mencionan por nombre en la Biblia: Miguel y Gabriel. A Miguel se
le llama “uno de los príncipes de primer rango” (Daniel10:13, Nueva Versión
Internacional), se le da el rango de arcángel (Judas 9) y capitán de huestes
celestiales (Apocalipsis 12:7-8). Gabriel es el mensajero que Dios envió a
hablar con Daniel (Daniel 8:16; 9:21). Siglos después hablaría con Zacarías
para anunciarle el nacimiento de Juan (Lucas 1:5-25) y le anunciaría a
María que concebiría por obra y gracia del Espíritu Santo (Lucas 1:26-38).
Tanto el AT como el NT hablan mucho de cómo los ángeles adoran al
Señor y ayudan, protegen y guardan al pueblo de Dios (Génesis 19:10-11;
Salmo 91:11; Job 38:6-7; Salmo 148:2-5; Hebreos 1:14). Los ángeles
caídos se oponen a Dios y tratan de frustrar sus planes (Daniel 10:12-13;
Mateo 4:3).
El Ángel de Jehová, de Dios o del señor. Cuando la Biblia habla de “el
ángel” de Jehová o del Señor (a diferencia de “un ángel” del Señor, que se
refiere a un ángel que Dios ha enviado) se trata de una teofanía o
manifestación visible de Dios (Génesis 16:7-14; 22:11-18; 31:11, 13).

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Cuando “el ángel del SEÑOR” se le apareció a Moisés en una llama de
fuego en medio de una zarza, le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, yo soy el
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Éxodo 3:2, 6).
4. La doctrina del hombre. No se emplea mucho tiempo en el estudio de los
espíritus buenos y malos, sino que se pasa con rapidez a considerar el
punto de vista bíblico con respecto al hombre, puesto que todas las
verdades de las Escrituras se agrupan alrededor de dos puntos focales:
Dios y el hombre. Al estudio de Dios, le sigue inmediatamente en
importancia el estudio del hombre.
Dicha agrupación (Dios y el hombre) se evidencia en Gen 1:26 “Entonces
dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en
las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra”; en Gen 1:27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios
lo creó; varón y hembra los creó”
Tal agrupación (Dios y el hombre) se evidencia, además, en las siguientes
citas: Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”;
Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron”; Romanos 5:13 “Pues antes de la ley, había pecado en el
mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado”; Romanos 5:14
“No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no
pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que
había de venir”; Romanos 5:15 “Pero el don no fue como la transgresión;
porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron
mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un
hombre, Jesucristo”; Romanos 5:16 “Y con el don no sucede como en el
caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de
un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas
transgresiones para justificación”; Romanos 5:17 “Pues si por la

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transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por
un solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de
la justicia”; Romanos 5:18 “Así que, como por la transgresión de uno vino
la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de
uno vino a todos los hombres la justificación de vida”; Romanos 5:19
“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos
serán constituidos justos”; Romanos 5:20 “Pero la ley se introdujo para que
el pecado abundase: mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la
gracia”; y Romanos 5:21 “Para que así como el pecado reinó para muerte,
así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante
Jesucristo, Señor nuestro”.

5. La doctrina del pecado. El hecho más trágico relacionado con el hombre es


el pecado y sus consecuencias. Las Sagradas Escrituras nos hablan de su
origen, naturaleza, consecuencias y cura.
El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: "Hagamos al hombre
a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Sin embargo, el ser
humano por su propia voluntad cayó en transgresión, incurriendo así no
sólo en la muerte física sino también en la espiritual, que es la separación
de Dios (Génesis 1:26, 27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19).
El pecado puede definirse como: (1) Errar el blanco: El hombre fue llamado
a una vida de santidad y comunión con Dios, pero al pecar no se conforma
a las exigencias Divinas, y se sale de la perfecta voluntad de Dios. (2)
Trasgresión o violación a la Ley Divina. (3) Deuda: Al transgredir la Ley
Divina, el hombre adquirió una deuda inmensa que no podía pagar; por eso,
Dios en su inmensa misericordia le proveyó de un Salvador que pagara la
deuda y lo reconciliara con él (Is. 53:6; Rom. 5:8). El pecado rompió la
comunión que había entre Dios y el hombre, y éste quedó destituido de la
gloria de Dios.
6. La doctrina de Cristo. El estudio del pecado del hombre es seguido por un
estudio de la persona y obra de Cristo, el Salvador del hombre.
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El Señor Jesucristo, en cuanto a su divina y eterna naturaleza, es el
legítimo y Unigénito del Padre; pero con relación a su naturaleza humana,
es el legítimo Hijo del Hombre. Es simultáneamente reconocido como Dios
y hombre; quien por ser Dios es “Emmanuel” Dios con nosotros. (Mt. 1:23;
1ª. Juan 4:2, 10,14; Ap. 1:13,17).
El nombre “Emmanuel” comprende a Dios y hombre en una Persona, el
nombre del Hijo de Dios, describe su propia Deidad y el nombre, Hijo del
Hombre, su propia humanidad. El nombre, Hijo de Dios pertenece al orden
eterno, y el nombre Hijo del Hombre, al orden del tiempo. (Mat.1:21-23, 2ª.
Juan 3; 1ª. Juan 3:8; Heb. 7:3; 1:1-13).
El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, habiendo pagado el precio de
nuestros pecados se sentó a la diestra de la majestad en lo alto,
habiéndosele sujetado poderes y principados. Y habiendo sido hecho
Señor, y Cristo, mandó al Espíritu Santo para que nosotros, en el nombre
de Jesús doblemos nuestra rodilla, y confesemos que Jesucristo es Señor
para la gloria de Dios y Padre para siempre, hasta que El mismo quedará
sujeta a Aquel que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea en todo
y en todos. (Heb. 1:3; 1ª. Pedro 3:22; Hch. 2:32-36; 1ª. Co. 15:24-28; Ro.
14:11).
El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. Las Escrituras declaran: (a)
Su nacimiento virginal (Mt. 1:23; Lc. 1:31,35); (b) Su vida inmaculada
(Hebreos 7:26; 1ª. Pedro 2:22); (c) Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38); (d)
Su muerte vicaria en la Cruz (1ª. Co, 15:3, 2ª. Co. 5:21); (e) Su resurrección
corporal victoriosa (Mt. 28:6; Lc. 24:39; 1ª. Co. 15:4); (f) Su ascensión
visible (Hch. 1:9,11; 2:33; Fil. 2:9-11; He. 1:3). 
7. La doctrina de la expiación. Bajo este título se consideran los hechos que
arrojan luz sobre el significado de la obra suprema de Cristo en bien del
hombre.

La expiación es un tema de suma importancia en la doctrina de la salvación


porque nos habla del sacrificio vicario de Cristo en la cruz del Calvario, el
cual nos limpió de todos nuestros pecados, siendo considerado en el

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cristianismo como el acontecimiento más importante y trascendental de la
historia del mundo. La expiación nos lleva al tema de los sufrimientos de
Cristo por causa de nuestros pecados  y de cómo este sacrificio nos limpia
de todas nuestras iniquidades, tema que se desarrolla plenamente en el
Nuevo Testamento: “En esa voluntad somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, (Hebreos
10:10).
En el Antiguo Testamento se habla mucho de la expiación ya que como
parte de la ley los israelitas tenían que realizar sacrificios de animales para
que todos sus pecados fueran expiados delante de Dios: “Mas Aarón y sus
hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del
perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar
santísimo, y hacían las expiaciones por Israel conforme a todo lo que
Moisés siervo de Dios había mandado”, (1 Crónicas 6:49).
El tema de la expiación se deja ver también en los credos y confesiones de
fe de las iglesias, tal vez no con este nombre, pero si a través de tocar los
sufrimientos de Cristo y sus resultados. Por ejemplo, el credo niceno
expresaba la declaración de fe dada por las iglesias en Constantinopla en el
325 d.C. en cuanto a su salvación gracias a la muerte y resurrección de
Cristo: “Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,
padeció, y fue sepultado; y al tercer día resucitó según las Escrituras”, las
palabras por nosotros indica que Cristo murió por nuestros pecados.
El Catecismo Menor de Westminster pregunta en el numeral 25: “¿Cómo
ejecuta Cristo el oficio de Sacerdote?”, a lo que este mismo responde:
“Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote en haberse ofrecido a sí mismo, una
sola vez en sacrificio para satisfacer las demandas de la justicia Divina,
reconciliarnos con Dios, y en interceder continuamente por nosotros”.
Se evidencia cómo se asocia nuestra redención con el sacrificio de Cristo.
La Confesión de Fe de Westminster, capítulo 8, párrafo 5, declara: “El
Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de sí mismo
que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho

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plenamente a la justicia de su Padre, y compró para aquellos que este le
había dado, no solo la reconciliación sino también una herencia eterna en el
reino de los cielos”. Es el sacrificio de Cristo que ha reconciliado al hombre
con Dios y les ha dado herencia eterna. Por esto y más, es importante
estudiar el tema de la expiación.
8. La doctrina de la salvación. ¿De qué manera se explica la expiación a las
necesidades del hombre y se convierte en una realidad en su vida? Los
hechos y verdades que constituyen la respuesta están agrupadas bajo el
título de la Doctrina de la Salvación.
La única esperanza de salvación para el hombre es mediante el sacrificio y
resurrección de Jesucristo el Hijo de Dios (Efesios 1:5,7; Hch. 4:10-12)
La salvación se recibe mediante el arrepentimiento hacia Dios y por fe en el
Señor Jesucristo. Mediante el lavacro de la regeneración y la renovación del
Espíritu Santo, siendo justificados por la gracia mediante la fe, el hombre
viene a ser un heredero de Dios conforme a la esperanza de la vida eterna
(Lc. 24:47; Jn 3:3, Ro. 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5-7)
La evidencia interna de la salvación consiste en el testimonio directo del
Espíritu Santo (Ro. 8:16), La evidencia exterior para todos los hombres
consiste en una vida justa y verdaderamente santa (Efesios 4:24; Tito 2:12).
9. La doctrina de la sanidad divina. El estudio de la sanidad divina es
importante en el sentido de que muestra una forma por la cual Dios
comunica su amor, compasión e interés en los hombres.
La Sanidad Divina es parte integrante del evangelio. La libertad de la
enfermedad es provista en la expiación, y es el privilegio de todos los
creyentes (Isaías 53:4,5; Mt. 8:16,17; Stg. 5:14-16), tal como se evidencia
en:

Isaías 53:3, 4, 5; 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de


dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas el herido fue por nuestras

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rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue
sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Mateo 8:16, 17; 16Y
cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra
echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17para que se
cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. Santiago 5:14-
16 14cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?
Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece. 15En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere,
viviremos y haremos esto o aquello. 16Pero ahora os jactáis en vuestras
soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17y al que sabe hacer lo
bueno, y no lo hace, le es pecado.

10. La doctrina del Espíritu Santo. ¿De qué manera la obra de Cristo para el
hombre es convertida en una realidad en el hombre? Este punto es tratado
en la doctrina de la naturaleza y obra del Espíritu Santo.
Todos los creyentes están plenamente comisionados a esperar y a buscar
insistentemente la Promesa del Padre, El Bautismo en el Espíritu Santo y
fuego, conforme el mandamiento de nuestro Señor Jesucristo. Esta fue la
experiencia normal de todos los creyentes de la primera Iglesia Cristiana.
Con el recibimiento de la Promesa viene el revestimiento de poder para una
vida rendida y de servicio, la dádiva de los dones y sus respectivos usos
para la obra del ministerio. (Lc. 24:49; Hch. 1:4, 8; 1ª. Co. 12:1-31). Esta
experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsiguiente a la misma
(Hechos 8:12-17; 10:44-46; 11:14-16; 15:7-9). Con el recibimiento del
bautismo en el Espíritu Santo, vienen otras experiencias como: una vida
llena del Espíritu Santo (Juan 7:37-39; Hechos 4:8), una reverencia
profunda hacia Dios (Hechos 2:43; Heb. 12:28), una intensa consagración a
Dios acompañada por una verdadera dedicación a su servicio (Hechos
2:42), y un amor más vivo y activo a Cristo, su Palabra y a las almas
perdidas (Mr. 16:20).

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11. La doctrina de la iglesia. Es evidente que los discípulos de Cristo necesitan
alguna clase de organización para los fines de adoración, instrucción,
comunión y propagación del evangelio. El Nuevo Testamento nos habla con
respecto a la naturaleza y obra de esta organización.
Cada creyente, nacido del Espíritu, es una parte integrante de la asamblea
general e iglesia de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el
cielo. La iglesia es el cuerpo de Cristo, la habitación de Dios por medio del
Espíritu Santo, a quien se le ha dado el derecho divino relacionado con el
cumplimiento de la gran comisión (Ef. 1:22,23; 2:22; He. 12:23).
Siendo que el propósito de Dios es buscar y salvar a los perdidos, ser
adorado por el hombre como también formar un cuerpo de creyentes en
conformidad a la imagen de su Hijo. La razón principal relacionada con la
existencia de la Iglesia de Cristo es: (a) Ser una agencia de Dios para la
evangelización del mundo (Hch. 1:8, Mt. 28:19,20, Mr. 16:15,16); (b) Ser la
formación de un cuerpo en el cual el hombre pueda adorar a Dios (1ª. Co.
12:13); (c) Ser canal del propósito de Dios para formar un cuerpo de santos
perfeccionados en la imagen de su Hijo (Ef. 4:11-16; 1ª. Co. 12:28; 1ª.
Co.14:12). Asambleas de Dios expresamente existe para dar continuo
énfasis a este propósito, mediante la enseñanza y el estímulo de los
creyentes, a fin de que reciban el bautismo en el Espíritu Santo; según el
legado apostólico que se observa en el Nuevo Testamento: Capacita al
creyente para evangelizar en el poder del Espíritu con señales
sobrenaturales (Mr. 16:17-18,20) y capacita a los creyentes para que
respondan a la obra plena del Espíritu en la expresión de su fruto, dones y
ministerios, conforme al Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo
de Cristo (Gá. 5:22-26; 1ª.Co. 14:12, Ef. 4:11,12; 12:18; Co. 1:29).

12. La doctrina de los acontecimientos postreros. Es natural que el ser


humano dirija su mirada al futuro, y se pregunte de qué manera terminará
todo, ya sea la vida, la historia, el mundo. Todo lo que se ha revelado respecto
al futuro está agrupado bajo el título de los acontecimientos postreros.

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La resurrección de aquellos que han dormido en Cristo y su traslado
juntamente con los que estén viviendo y permanezcan hasta la venida del
Señor, es la bienaventurada e inminente esperanza de la iglesia (1ª. Tes.
4:16,17; Ro. 8:23, Tito 2:13; 1ª. Co. 15:51,52).
La segunda venida de Cristo incluye el arrebatamiento de los santos,
nuestra bienaventurada esperanza, como también el regreso visible de
Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zac 14:5; Mt.
24:27,30; Ap. 1:7; 19:11-14; 20:1-6) El reinado milenario traerá la salvación
de la nación de Israel. (Ez. 37:21,22; Sof. 3:19,20, Ro. 1:6-9; Sal. 72:3-8;
Miqueas 4:3,4).
Habrá un juicio final en el cual los muertos impíos serán resucitados y
juzgados según sus obras, y cualquiera que no sea hallado escrito en el
Libro de La Vida, juntamente con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso
profeta, será castigado eternamente en el lago que arde con fuego y azufre,
que es la muerte segunda (Mt. 25:46; Mr. 9:43-48; Ap. 19:20; 20:11-15;
21:8).
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra
nueva en los cuales mora la justicia (2ª. Pedro 3:13; Apocalipsis 21:2).

Toda esta sistematización de las doctrinas básicas de Asambleas de Dios, la


organización, esmero y esfuerzo decidido para propagar la Palabra de Dios y el
celo de la organización por mantener y difundir la sana doctrina pone en evidencia
su responsabilidad, su compromiso y su esfuerzo por cumplir el mandato divino
de: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

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CONCLUSIÒN
El ser humano, a pesar de su transgresión, tiene un gran valor para Dios,
su creador. Dios le ofrece salvación gratuita en Cristo Jesús; lo único que
necesita el hombre es abrir su corazón y aceptar a Jesucristo como su
Señor y Salvador personal. Las bendiciones que ha de recibir son perdón,
vida nueva y eterna, paz y comunión permanente con Dios. El hombre,
por su lado, debe mostrar gratitud y compromiso ante su Creador, por
otorgarle una salvación tan grande. Debe comprometerse a trabajar en Su
obra redentora.

Las Asambleas de Dios, por ejemplo, desde sus inicios, ha mostrado


tener un compromiso tan grande en cuanto a llevar las buenas nuevas de
salvación al perdido y un celo por predicar e instruir en la sana doctrina.
Siempre ha estado alerta para contrarrestar cualquier embate de apóstatas
de la fe. Para tal efecto, ha sistematizado un cuerpo de doctrinas básicas
cuyo fundamento es la Biblia: Instruye y predica con base a dicho
fundamento.

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BIBLIOGRAFÌA
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Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica. P. O. Box 1442. Hollister, CA 95024-
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Horton, S. (sf). TEOLOGÌA SISTEMÀTICA Una perspectiva pentecostal: Vida.


USA

Escalante, Abel. (2022). Material de apoyo de Teologìa Mnisterial Bàsica y las


Asambleas de Dios: Clase 12: Las Asambleas de Dios, organizaciòn,
avances y doctrinas.

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