Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Acción Católica
La Iglesia conduce sus fieles a un puesto que está fuera del tiempo y del espacio,
y sin embargo sus fieles y ella misma viven en el tiempo y en el espacio. Su esperanza va
más allá del mundo, pero sin embargo están en el mundo. Preparan la única comunidad
humana definitiva, pero la preparan en el seno de comunidades; tiene el deber de hacerlas
avanzar, de hacerlas subir la comunidad definitiva. De aquí que en la vida de los miembros
de la Iglesia haya una tensión entre nuestra vida presente y nuestra vida futura. Esta tensión
formula el problema de la A. C.
Antes de avanzar aclaremos ciertos conceptos que nos van a permitir ver más
claro en el conflicto siempre latente entre la ruptura con el mundo y la encarnación en el
mundo.
Para urgir este movimiento, tan olvidado de los cristianos pasivos, era necesario
despertar a los cristianos y lanzarlos al socorro de la humanidad. De aquí los llamados de
Pío XI que se realizan en diversos movimientos de A. C. Toda la Iglesia debía colaborar
bajo la dirección del Episcopado. Y aquí aparece entonces la definición clásica y sobre todo
jurídica de la A. C.: asociación de los seglares al apostolado jerárquico. El éxito de la
saciedad provoca la generalización de la acción por el propio medio, de donde nacen los
movimientos especializados de A. C.
La acción de los cristianos llega así a revestir tres formas bien características:
La unidad de la vida hace que nuestra acción sobre las necesidades humanas
tienda a ejercerse en forma universal. Cuando los militantes de un movimiento de Acción
Católica bien formados han llegado a formarse conciencia de su responsabilidad total frente
al mundo moderno, toman nuevas y nuevas empresas de orden temporal para hacer penetrar
el espíritu que los animaba. La I. O. C. se convierte así en el M. P. F.; la J. A. C. en el M.
F. R.; y la J. O. C., J. A. C., J. E. C., multiplican sus servicios de orden temporal.
Esta evolución es una fase nueva, hecha posible y aun normal por el avance de
los militantes y dirigentes hacia la madurez. (por esto es tan difícil; imposible hoy en Chile,
en el sector obrero y en cambio es realidad en el mundo intelectual y profesional).
El conjunto de textos nos deja la impresión del deseo claro del Papa de ver al
cristiano sal de la tierra. Si el mensaje de Pío XI fue “apostolado del ambiente por el
ambiente” el de Pío XII sin rechazar esa fórmula la completa por la consigna de
“penetración universal del espíritu cristiano”. Esta idea no es más que la coronación natural
de la idea de Pío XI.
XXX
////……………………………………………..