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Antecedentes

La criminología clínica nació como subproducto de una corriente


del siglo XIX conocida como “positivismo criminológico”.

Esta teoría, formulada por pensadores como Cesare Lombroso,


Enrico Ferri y Rafael Garófolo, se alejaba de la concepción clásica
de la criminología que había imperado hasta entonces.

El principal objetivo de los autores de esta corriente era la


aplicación del método científico para estudiar y explicar las
conductas criminales.

Anteriormente, en la llamada “escuela clásica” de la criminología,


se entendían los delitos como hechos aislados, sin darle
importancia ni a las características sociales del criminal ni a su
entorno.

Los autores de la nueva teoría hicieron un esfuerzo coordinado


para formular ideas basadas en el conocimiento experimental, sin
dejarse influir por ideas religiosas o morales, ni por conceptos que
no estuvieran probados mediante el método científico.

Este positivismo se expandió muy rápidamente, convirtiéndose en


un paradigma muy importante en la criminología del momento.
Principales vertientes
El positivismo criminológico se desarrolló principalmente en dos
direcciones. Por un lado, apareció la vertiente antropológica
defendida por Lombroso.

Él intentaba explicar el comportamiento delictivo de las personas


con base en factores biológicos, considerando que algunos
individuos nacen predispuestos a delinquir.

Por otra parte, Ferri creía que los crímenes se explicaban sobre
todo mediante factores sociológicos; es decir, una persona comete
un delito debido a la cultura en la que ha estado inmersa.

Sin embargo, ambas corrientes se complementaban en vez de


estar en desacuerdo. Esto se consiguió debido a que ambos
autores y sus seguidores utilizaron el método científico para
comprobar sus afirmaciones.

Influencia en la criminología
Con el paso de las siguientes décadas, los descubrimientos hechos
por estos autores y sus sucesores pasaron a formar parte del
cuerpo de conocimiento de la criminología.

Así, en 1925 se celebró en Londres el Congreso Penitenciario


Internacional, en el que se declaró que todos los criminales debían
ser sometidos a exámenes físicos y mentales.

A lo largo de las décadas siguientes, se comenzaron a abrir centros


de criminología clínica en todo el mundo. Algunos de los más
importantes fueron el de San Quintín (EE. UU., 1944), Roma
(Italia, 1954), Madrid (España, 1967) y Toluca (México, 1966).
Métodos en criminología clínica
La criminología clínica presenta varios objetivos principales a la
hora de estudiar por qué una persona comete actos delictivos.

Entre estos destacan conocer las motivaciones del sujeto,


diagnosticar por qué ha cometido un crimen, proponer un
tratamiento para evitar problemas similares en el futuro y evaluar
los cambios producidos por la intervención una vez que esta se
haya producido.

Para ello se utiliza una serie de herramientas y procedimientos que


permiten al criminólogo extraer la máxima información posible
sobre el delincuente y los factores relevantes para el caso. A
continuación veremos algunos de los procedimientos más
importantes.

Estudio del expediente


Para entender qué ocurre en la mente de un criminal, lo primero
que hay que hacer es estudiar sus antecedentes penales y los tipos
de delitos que ha cometido previamente.

No es lo mismo una persona que solo ha actuado en contra de la


ley una vez de manera aislada, que alguien que rompe las normas
de manera repetida.

Análisis de los informes


Durante un proceso legal, se realizan todo tipo de informes
psíquicos, sociológicos y biológicos del imputado. Por ello, un
criminólogo clínico que quiera conocer más sobre esta persona
revisará todo el conocimiento recopilado por los expertos durante
este proceso.

Así, por ejemplo, un especialista puede examinar diversos test de


personalidad o inteligencia, exámenes médicos y la historia
familiar del sujeto.
Entrevista
Una de las formas más sencillas de conocer más información sobre
un delincuente es simplemente entrevistándolo.

Esta entrevista suele entrar dentro de la categoría de entrevista


semiestructurada; es decir, algunas de las preguntas más
relevantes estarán preparadas de antemano, dejando cierta
libertad a la improvisación.

Estudio clínico del sujeto


Si todos estos procedimientos no fuesen suficientes, el criminólogo
clínico podría aplicarle al sujeto otras técnicas como test de
personalidad o pruebas psicológicas.

También podría realizar una observación del delincuente en su día


a día, así como entrevistarse con personas cercanas a él para
recopilar más información.

Principales exponentes
Los autores más influyentes dentro de la criminología clínica
fueron los pertenecientes a la Escuela Italiana. Entre ellos
destacan Cesare Lombroso, Enrico Ferri, y Raffaele Garofalo.
Cesare Lombroso

Cesare Lombroso
Fue uno de los fundadores de la Escuela Italiana. Lombroso fue el
principal impulsor de la aplicación práctica de la patología.

Su libro Tratado antropológico experimental del hombre


delincuente, que se publicó en 1876, fue uno de los más
influyentes para el desarrollo de la criminología moderna.

Su principal aportación fue la clasificación de los criminales en seis


tipos distintos, en función de diferentes datos antropométricos que
recopiló en sus estudios.

Estas ideas se volvieron muy polémicas en su campo en los años


posteriores, pero aún siguen siendo ampliamente aceptadas.
Enrico Ferri

Enrico Ferri
Discípulo de Lombroso, Ferri decidió centrarse en el estudio de los
factores sociales que llevan a la persona a cometer un crimen en
lugar de los biológicos. Fue un gran estudioso del método científico
y su aplicación, y trató de desarrollar distintos métodos para
prevenir el crimen.

Por otra parte, fue fundador de la revista Scuola Positiva, además


de ser considerado el fundador de la sociología criminal.
Raffaele Garofalo

Raffaele Garofalo
Garofalo, el tercer autor más importante de la Escuela Italiana, se
encontraba a medio camino entre las ideas de los otros dos. Creía
que tanto los factores biológicos como los sociales tenían una gran
importancia en el desarrollo de una personalidad criminal.

Sus esfuerzos se centraron en encontrar el “delito natural”; es


decir, en aquellas acciones que han sido consideradas delito a lo
largo de la historia por todo tipo de culturas y sociedades.

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