Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuaresma - 2022
Textos de San Rafael Arnáiz Barón - Material extra (optativo)
✝
Día 01 - Introducción - San Rafael Arnáiz en la escuela de San Ignacio de
Loyola
es vuestro: disponed a toda vuestra Voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que
esto me basta».
Es posible que Rafael hubiera copiado la famosa oración ignaciana como frontispicio de
su pequeño tesoro de textos y oraciones en los primeros años de la década de los treinta,
tal vez ya en 1930, cuando tenía diecinueve. El manifiesto interés del joven estudiante por
san Ignacio se explica fácilmente si echamos un vistazo a su biografía, ayudando de paso al
lector a situar en su contexto vital los textos de Rafael recogidos en este libro.
marrón claro, el «Tomad, Señor, y recibid» del primer punto de la «Contemplación para
alcanzar amor». Eran también los años en los que Rafael va guardando en otro álbum, de
gran formato y encuadernación de piel verde oscura, textos y más textos de autores
espirituales. Tampoco faltaban allí pensamientos de san Ignacio, acompañados de una
estampa del rostro de Loyola, la famosa del lienzo de Sánchez Coello, dando realce a lo
escrito:
«No hay acción digna de Dios que el mundo no combata y el infierno no
contradiga».
«Nadie hace más que el que se ocupa en una sola cosa».
«Pocos estarían dudosos de lo que Dios quiere hacer de ellos, si renunciasen a sí
mismos, si se entregasen sin reserva a su divino Maestro y si le entregasen sus almas
para que las gobernara a su arbitrio».
En cuanto se instala en Madrid, Rafael se inscribe de nuevo en la Congregación. Se
conserva su carné de la Congregación-Patronato de Ntra. Sra. del Buen Consejo y de San
Luis Gonzaga, que lleva fecha de 31 de octubre de 1932.
así como «la larga travesía del nuevo Mar Rojo, el Madrid rojo de la II República
española, hasta alcanzar el puerto de la tierra prometida, la Trapa». Ya sabemos que buscó
enseguida la Congregación Maríana en la que alistarse; probablemente dirigida por el P.
Ángel Ayala, SJ, que se quedó en Madrid aún después de que la Compañía hubiera sido
prohibida por la República. Sin embargo, Rafael no alude a la Congregación en sus
escritos. Es probable que no hubiera tenido demasiado tiempo para frecuentarla. Habla,
en cambio, de sus misas y de sus visitas al Santísimo en el Oratorio de Caballero de Gracia,
cercano a la Pensión la Prensa, en la plaza de Callao, donde se hospedaba. Hizo los seis
meses de servicio militar, de enero a julio de 1933. Se matriculó de nuevo en la Escuela en
octubre y el 19 de noviembre escribía ya, desde Ávila, al abad de San Isidro pidiéndole
formalmente el ingreso en la Orden del Císter. La carta iba acompañada por otra en la que
el tío Polín le presentaba de nuevo al abad. Rafael había ido a Ávila casi todos los fines de
semana de aquel otoño. Paraba poco en Madrid. Y acabó huyendo de Madrid un tanto
bruscamente, es decir, del mundo al que sentía como un impedimento para respirar
libremente entregándose de lleno al Amor que le llamaba.
Un detalle: Rafael fue más de una vez al Cerro de los Ángeles, donde, en 1919, se había
consagrado España al Corazón de Jesús, gracias, en muy buena medida, a la iniciativa y al
trabajo de jesuitas como San José María Rubio y el P. Alfonso Torres. En la famosa «carta
kolosal» que le escribió a su hermano Fernando desde Madrid, el 4 de noviembre de 1932,
le cuenta: «Hoy hemos estado Atilano, Vallaure y yo en el Cerro de los Ángeles, no creas
que en ninguna peregrinación, sino solamente porque, como es primer viernes del mes, el
Padre Colón tenía que predicar un sermón y aprovechando el "taxi", pues nos ha llevado.
Había muy poca gente y estaba delicioso; a Juan (Vallaure), que no lo conocía, le ha
gustado mucho».
✝
¡Ave María y adelante!