Isaías 58:13-14 Si retrajeras del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caninos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras. Entonces te deleitarás en jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de jehová lo ha hablado. Hablaremos de uno de los diez mandamientos, pero de una manera un poco diferente, en el libro de privilegiados en el capítulo 2 se menciona que, para ser un fiel mayordomo del tiempo, debemos respetar lo que dice el cuarto mandamiento. El sábado es propiedad exclusiva de Dios, esto lo podemos ver desde los inicios en la creación (Génesis 2:1-3) y lo reafirma en Mateo 12:8 cuando dice Jesús que él es señor del sábado. Cuando guardamos el sábado, estamos administrando el tiempo como Dios quiere y, como resultado, seremos altamente bendecidos. El señor nos dejó el sábado como un punto de unión entre él y nosotros. El sábado es un día donde realmente tenemos un crecimiento individual, pero las bendiciones que esto trae pueden llegar hasta las personas que nos rodean. En lo personal es como una preparación que Dios dejó para nosotros. En Isaías 66:23 “Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí dice Jehová”. No es cuestión de guardar en sábado por gusto, sino porque es lo que nuestro padre celestial quiere de nosotros, y como hijos de él estamos llamados hacer su voluntad pues esta es siempre para nuestro bien. Entonces te deleitarás en jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de jehová lo ha hablado.