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Sistema nervioso central

El sistema encargado de gobernar la función organizada de nuestros


aparatos es el sistema nervioso (SN), el cual capta los estímulos
externos por medio de receptores, los traduce a impulsos
eléctricos que conduce al sistema nervioso central (SNC), a
través de un sistema de conductores (nervios), y así, el SNC
elabora una respuesta enviada por los nervios y efectuada
por otros sistemas o tejidos en respuesta al estímulo.

Anatómicamente el sistema nervioso central está formado


por el encéfalo y la médula espinal, ambos compuestos
por varios millones de células especializadas llamadas
neuronas, dispuestas ordenadamente y comunicadas
entre sí y con los efectores por medio de prolongaciones
denominadas axones y dendritas. Las neuronas se disponen dentro de una armazón con células no
nerviosas, las que en conjunto llamaremos neuroglia.

El sistema nervioso central está protegido por envolturas óseas y por envolturas membranosas. Las
envolturas óseas son el cráneo y la columna vertebral. Las envolturas membranosas, en conjunto
llamadas meninges, se denominan duramadre, aracnoides y piamadre.

El encéfalo es la parte del sistema


nervioso central situada dentro de la
cavidad craneal. Consta del
prosencéfalo o cerebro
anterior, el mesencéfalo o
cerebro medio y el rombencéfalo o
cerebro posterior. A su vez el
prosencéfalo está formado por el
telencéfalo, que corresponde a los
hemisferios cerebrales o cerebro,
y el diencéfalo, que consta del
tálamo, el hipotálamo, el
subtálamo, el metatálamo y el
epitálamo.

Por su parte el rombencéfalo


consta del metencéfalo, que corresponde
al cerebro y a la protuberancia o puente, y del
mielencéfalo que corresponde al bulbo o médula
oblongada. En conjunto el mesencéfalo, la
protuberancia y el bulbo raquídeo
conforman el tallo cerebral o tronco
encefálico que tiene relación con los doce
pares de nervios craneales que se
encargan de inervar los diferentes órganos de la
cabeza.
El cerebro corresponde a la parte anterosuperior del encéfalo. Se sitúa apicalmente (en un
extremo o punta) al tronco del encéfalo. Está formado por dos grandes hemisferios, separados por la
cisura interhemisférica, unidos en el fondo por el cuerpo calloso. Es la parte de mayor tamaño y se
aloja en su totalidad dentro del cráneo.

Su función es muy compleja; regula los movimientos voluntarios y la actividad consciente consciente.
Es el generador de ideas, hace conexiones, archiva, realiza las funciones superiores, es el centro de las
funciones intelectuales, equilibra al organismo con el medio ambiente.

Está protegido por el cráneo, la duramadre, la piamadre y la aracnoides; está formado por la sustancia
blanca, que es la ramificación de las neuronas y por la sustancia gris que son los cuerpos neuronales
que forman la corteza cerebral.

El cerebro tiene el 2 por ciento del peso del cuerpo; consume el 25 por ciento del total de oxígeno y el
20 por ciento de la sangre que sale del corazón. En el cerebro se alojan entre diez mil millones y
catorce mil millones de neuronas. El cerebro está formado o se puede dividir en dos partes:
Telencéfalo y Diencéfalo

El telencéfalo es la estructura cerebral


situada sobre el diencéfalo,
corresponde a los hemisferios
cerebrales. Representa el nivel más alto de
integración somática y vegetativa. El
Diencéfalo es la parte del cerebro
situada entre el tronco del
encéfalo y el telencéfalo y está
compuesto por diferentes partes
anatómicas: hipófisis, hipotálamo,
subtálamo, tálamo y epitálamo.

La médula espinal es un órgano que tiene el grosor de un dedo pulgar, que se encuentra en el
interior de la columna vertebral, protegido por las vértebras y por las tres membranas denominadas
meninges.

Mide 45 cm de longitud y se extiende desde el agujero occipital del cráneo ocupando casi los 2/3
superiores del conducto raquídeo labrado en el espesor de la columna vertebral; largo cordón
blanquecino a través del cual el encéfalo se comunicación las diferentes partes del organismo

Un corte de la médula tiene forma de «H» y en él se aprecian sus dos partes: la sustancia gris, que
forma la parte interna, y la sustancia blanca, en la parte externa. Morfológicamente, la médula espinal
es similar en toda su extensión, a cada lado de ella emergen troncos nerviosos llamados raíces
espinales, dorsales y ventrales, normalmente hay 31 pares de raíces espinales que se denominan
según su relación con las vértebras: 8 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacras y un coxígeo. Las
raíces abandonan el conducto raquídeo siguiendo los agujeros intervertebrales, luego se reúnen y dan
origen a una rama nerviosa dorsal y otra ventral.

La médula espinal tiene dos funciones fundamentales: en primer lugar, es el centro de muchos actos
reflejos. Las neuronas sensitivas entran por las raíces dorsales de la médula y hacen sinapsis dentro de
la sustancia gris, con interneuronas y neuronas motoras que salen por las raíces ventrales de los
nervios espinales. En segundo lugar, la médula es la vía de comunicación entre el cuerpo y el encéfalo,
gracias a los cordones blancos que permiten el paso de vías ascendentes sensitivas y vías descendentes
motoras.

La mayoría de las vías ascendentes, antes de llegar a su destino,


cruzan al otro lado del cuerpo. Así, las sensaciones que
provienen de los receptores de un lado del cuerpo van a parar
a la zona contraria del cerebro. Las vías descendentes que
provienen de distintas estructuras del encéfalo implicadas en el
control motor también cruzan al lado contrario.

Es decir que, en general, un lado del encéfalo recibe la


información del lado opuesto del cuerpo y controla sus
movimientos y otras funciones.

Debemos recordar que tanto el encéfalo como la médula


espinal están rodeados y protegidos por membranas de tejido
no nervioso, llamadas meninges, estas son de afuera hacia
adentro: la duramadre, la aracnoides y la piamadre.

Entre la aracnoides y la piamadre queda un espacio


subaracnoídeo que contiene un fluido, el líquido
cefalorraquídeo (LCR).

Un arco reflejo es una respuesta rápida a un estímulo cuya


información no llega hasta el cerebro sino hasta la medula. El
receptor del estímulo puede ser uno de los órganos de los
sentidos. De este órgano parte una neurona aferente hacia la
medula, luego una neurona efectora o motora sale de la
medula y lleva el mensaje a un órgano que emite la respuesta.

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