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Los estudiantes también encontraron dificultades reflejándose en un similar desconcierto e

inseguridad al trabajar en los contextos tecnológicos, fundamentalmente debido a las condiciones de


conectividad y al mito de que los alumnos, por el hecho de haber nacido en un período histórico
determinado, son por definición nativos digitales y por tanto competentes digitales.
Los aspectos mencionados plantean una serie de retos a las investigaciones futuras en el terreno de
las tecnologías digitales. Uno de ellos es indagar en las competencias digitales de los docentes,
poniendo en acción programas de desarrollo de competencias TIC y evaluando su eficacia, de forma
similar a lo que, como veremos más adelante, convendría hacer respecto a las competencias
relacionadas con el uso de las analíticas de aprendizaje. Algunos trabajos han señalado que, como
resultado de la experiencia en la pandemia, los docentes mejoraron su capacitación tecnológica y han
cambiado las imágenes que tenían sobre las TIC (Beardsley et al., 2021; Navarro-Espinosa et al.,
2021; Scully, Lehane y Scully, 2021). En este sentido, podría ser de utilidad realizar estudios
comparativos respecto a sus competencias precovid y postcovid.
Diferentes investigaciones ponen de relieve que la falta de capacitación digital docente ha sido
compensada en algunos casos mediante la creación de un clima afectivo basado en la empatía, el
optimismo, la retroalimentación y la motivación constante a los estudiantes (Maile, Mena y Feinauer,
2020; Ryan, 2021; Yates et al., 2021). Ello llevaría a establecer una línea futura de investigación
referida a las competencias que los docentes deben tener para crear un clima psicoafectivo en los
entornos de formación a distancia.
Diferentes líneas de investigación pueden abrirse para analizar el “parque” tecnológico al que han
podido acceder los estudiantes, los problemas con que se han enfrentado y los resultados obtenidos.
Así, sería interesante investigar en profundidad la brecha digital tecnológica a la cual se han
enfrentado los estudiantes para poder establecer de este modo políticas compensatorias y adoptar
medidas que garanticen un acceso adecuado a las tecnologías (e.g., mejorar la conexión, seleccionar
plataformas virtuales amigables y flexibles, proporcionar recursos tecnológicos a los hogares que
carecen de ellos.
También en relación con los estudiantes, se hace necesario realizar investigaciones que indiquen el
grado real de las competencias digitales que poseen y proponer acciones formativas en consecuencia.
Especialmente teniendo en cuenta otras alfabetizaciones a las que han podido llegar por procesos no
formales e informales de creación del conocimiento como los mencionados en el apartado anterior de
este informe. Ello se hace necesario, sobre todo, si tenemos en cuenta que los alumnos más
vulnerables han podido resultar especialmente perjudicados durante la pandemia. Las experiencias
que han tenido con las TIC, algunas de las cuales no han sido muy exitosas, plantean el reto de
investigar su predisposición a aprender con las TIC tras estas experiencias.
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