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LAS SIETE PALABRAS DE N.S.

JESUCRISTO SEGUNDA PALABRA


SUSPE DIDO EN LA CRUZ
Hasta los que habían sido crucificados con él lo injuriaban...
I N T R O D U C C I Ó N Uno lo insultaba diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Pues sálvate a ti
Letra: Gertrudis de Avellaneda
Música: Julián Zúñiga.
mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamó diciendo: “¿Ni siquiera
1933, 14 de abril. temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo,
Al cielo ofreciendo del mundo el rescate, pues estamos recibiendo lo que merecen nuestros actos, pero éste
con clavos sujetas las manos divinas, no ha hecho nada malo”. Y añadió: “Jesús, acuérdate de mí cuando
ciñendo sus sienes corona de espinas, llegues a tu reino”. Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy estarás
se ostenta en los brazos del leño Jesús. conmigo en el paraíso”. (Lc 23, 39ss)

A diestra y siniestra dos viles ladrones Mirando del Cristo la suma clemencia,
reciben la pena que al crimen se debe; de aquel que a su diestra comparte el suplicio
mas ¡sólo en el Justo se ensaña la plebe! conmuévese el alma:
¡Y está allí la Madre al pie de la cruz! que el gran sacrificio
ya en él ejercita su inmensa virtud:
P R I M E R A P A L A B R A
“De mí no te olvides -le dice- en tu reino”
“Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, se Jesús premia al punto su fe meritoria:
burlaban de él diciendo; ‘¡A otros salvó y a sí mismo no puede “Conmigo -responde- serás en la gloria.”
salvarse! ¡El Mesías... El rey de Israel...! ¡Que baje ahora de la cruz,
para que lo veamos y creamos!’ Hasta los que habían sido
crucificados con él lo injuriaban. Jesús decía: ‘Padre, perdónalos, TERCERA PALABRA
porque no saben lo que hacen.” (Lc 23, 33ss)
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre... Al ver a su madre
Si Dios es tu Padre, por mofa le dicen, y a su lado al discípulo predilecto, dijo Jesús: “Mujer, ése es tu hijo”.
desciende, y entonces tendremos creencia. Y luego al discípulo: “Ésa es tu madre”. Desde entonces, el discípulo
Los oye el Cordero con santa paciencia: la tuvo en su casa. (Jn 19, 25ss)
y ya de sus ojos nublada la luz,
los alza clamando: “Mujer, ve tu hijo” -le dice,
y señala en Juan a la prole de Adán delincuente.
Perdónalos, Padre; lo que hacen ignoran. “Ahí tienes, oh hombre, tu madre clemente,
Perdónalos pío. ahí tienes, mirando al Apóstol añade Jesús.
-Con roncas blasfemias responde el gentío.-
Perdónalos pío. Tal es el legado que alcanzan los mismos
Perdónalos, Padre; lo que hacen ignoran. que son de su muerte causantes insanos:
Perdónalos pío. les da, para el cielo, derechos de hermanos.
CUARTA PALABRA SEXTA PALABRA
Al llegar el mediodía, toda la región quedó sumida en Había allí una vasija llena de vinagre, pusieron una esponja
tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a eso de las tres, Jesús gritó: en una rama de hisopo, la empaparon en vinagre y se la pusieron
“Eloí, Eloí, ¿lema sabaktaní?”, que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, en la boca. Cuando lo probó, dijo Jesús: “todo está cumplido.” (Jn
¿por qué me has abandonado?”. (Mt 27, 45-46) 19, 29-30)

Mas ¡ay! ya el instante se acerca su premio: “Todo está consumado, todo concluido,”
ya el pecho amoroso con pena respira; clama el inocente. Los fieros sayones,
inclínase el rostro que el ángel admira; y el pueblo inconstante con torpes baldones
y eleva la muerte su fiera segur. denuesta al que ha sido su gloria y salud.

¡Oh Padre divino! ¿por qué me abandonas? Ya nadie recuerda sus hechos pasmosos,
la voz expirante pronuncia despacio. del bien que hizo a todos cada uno se olvida;
Su queja doliente devora el espacio. celebran su muerte, calumnian su vida.

“Todo está consumado. todo concluido.”


QUINTA PALABRA
Después, Jesús, sabiendo que todo se había cumplido, para SÉPTIMA PALABRA
que también se cumpliera la Escritura, exclamó: “Tengo sed”. Había
allí una jarra con vinagre. Los soldados colocaron en la punta de una Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la región hasta
caña una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca”. las tres de la tarde. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó
(Jn 19, 28-29) por la mitad. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: “Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu.” Y dicho esto, expiró. (Lc 23, 44ss).
“Sed tengo, sed tengo.” Murmura la víctima augusta.
Vinagre mezclado con hiel le presentan; “Mi espíritu, -¡oh Padre!-
sus labios divinos la esponja ensangrientan; recibe en tus manos”, y diciendo esto,
y ríe y se goza la vil multitud. expiró Jesús.

En tanto del Mártir se hiela la sangre, Retiemblan de pronto los ejes del mundo;
cubriendo su frente con nublos espesos. los cielos se cubren de oscuro capuz;
Le tiemblan las carnes, le crujen los huesos. se parten las piedras; las tumbas se abren.
“Sed tengo.”
Sangriento un cadáver se ve suspendido.
De Adán el linaje ya está redimido.
¡Y aún queda la Madre al pie de la Cruz!

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