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TRABAJO PRÁCTICO N° 01

1. ¿Existe una norma-parámetro para declarar la inconstitucionalidad de una


Constitución?

En la actual realidad nacional no existe como tal una norma objetiva positivizada que
permita tal declaración. Bajo el Fund. Jur. N° 3 de la STC N° 0001-2002-AI/TC, se
puede comprender que el parámetro más cercano como medio para declarar la
inconstitucionalidad de nuestra Constitución vigente, sería su antecesora como Carta
Magna. Es decir, retroceder al documento de 1779, ya que este representa el criterio
más objetivo por ahora. Sin embargo, enfrentaríamos otros conflictos, a modo de
guisa, podemos señalar que el órgano competente de declarar dicha
inconstitucionalidad es el TC, pero este tiene sus orígenes en la Constitución de 1993.
En síntesis, al aceptar la inconstitucional de la Constitución de 1993 estarían negando
su propia existencia, volviéndose inconstitucional e invalida su propia declaración.
Por otro lado, debemos considerar que, si se desea dar la declaración sin tener que
recurrir a un documento antecesor, la decisión recaería sobre los miembros del TC,
dejando a criterio subjetivo de siete personas la LexLegum. Lo cual es un claro
principio de violación al propósito y finalidad del TC.

2. ¿El “documento de 1993” podría ser objeto de control en la acción de


inconstitucionalidad?

La respuesta inmediata y en concordancia con la Carta Magna (1993) es afirmativa.


Puesto que el inciso (4 del art. 200 habla sobre la Acción de Inconstitucional
procedente con leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,
reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas
municipales. Por tanto, esta sirve como parámetro y desde luego como objeto de
control de inconstitucional para el resto de leyes subordinadas. Las cuales deben
guardar fidelidad y lealtad a la LexLegum (Ley Jurídica Suprema). Dicho de otra
forma, la Constitución fija fundamentos de validez para todo el ordenamiento.
Aquellas leyes con rango de ley que la transgredan en forma o fondo pueden ser
evaluadas, y de ser el caso, declaradas como inconstitucionales por sentencia del TC.
Por su parte este control también exige coherencia en su estructura y contenido, de la
cual se podrá extraer consecuencias jurídicas.

3. Desarrolle los siguientes temas:


- Naturaleza de la Constitución: Como bien se ha detallado la Carta Magna de un
país, representa la máxima norma jurídica y política de su ordenamiento, pero a su
vez esta es peculiar y distinta al resto de leyes (sui generis). Justificando lo
expuesto, dicha importancia y trascendencia se articula por su posición, significado
y función. Debido a su naturaleza doble, carga con dos roles: Como creación del
Estado que organiza los poderes, les distribuye sus competencias y conjugación de
costumbres, tradiciones y valores de una nación. Por otro lado, como máximo
exponente jurídico. Es decir que, al reunir toda la carga social y política de un
pueblo soberano, es aceptada y recibe el status de Poder Constituyente.
- Legitimidad y legitimación de la Constitución: El significado de ambas palabras
varía dependiendo del campo de estudio que se aplique. Cabe resaltar que en
algunos ordenamientos se toma como sinónimos validez y legitimad.
Recíprocamente por ello se suscita a una definición estipulativa. La legitimidad va
ligada a la noción de configurar los medios y el procedimiento por el cual se
alcanza el poder, en otras palabras, es la viabilidad y organización en base a
valores compatibles con la población, en este punto se debe enfatizar que la
realidad y relación social varia, haciendo que la legitimidad también esté sujeta al
dinamismo. Por ejemplo, el gobierno del expresidente que tomo el poder a través
de un golpe de Estado, período en que se instauro la Constitución vigente, sería
carente de legitimidad, convirtiéndose en una dictadura deformante de la voluntad
ciudadana volviendo carente de legitimidad de origen al documento de 1993 pero
eso no la convirtió en inválida.
- La validez de la Constitución: El término de validez contiene varias acepciones.
Pues el hecho de que una norma se encuentra en disposición de uso para quienes
fue dirigida, es un requisito más solo eso, ya que únicamente se marca una relación
de pertenencia objetiva en el ordenamiento, cabe resaltar que aun en ese caso no se
afirma su eficacia, a modo de guisa la Constitución de 1993 no regía plenamente en
sus inicios sin embargo era válida. Otro desarrollo puede verse en la obligatoriedad
y fuerza vinculante, y por tanto se le debe cumplimiento. Es decir, como poder
negar la existencia de una norma que ya fue promulgada, una cuestión valorativa.
Personajes como Kelsen dan una noción de sinónimos en estos términos validez y
obligatoriedad, volviendo a caer en cuestiones de legitimidad. Pero también se
acude a la relación de compatibilidad, donde la relevancia de las normas en escala
no sea incoherente en contenido o incompatibles con las materias, principios y
valores de las normas de mayor jerarquía. Y en otra arista la formalidad de su
procedimiento debe estar en concordancia con el derecho objetivo positivo actual.
Finalmente marquemos la diferenciación entre pertenencia y validez, porque no
toda norma vigente es válida. Y es que si bien, por definición, toda norma válida se
considera vigente, no necesariamente toda norma vigente es una norma válida.
Puesto que la pertenencia requiere del procedimiento adecuado y fijado en el
ordenamiento, pero la validez está ligada a su coherencia y conformidad con las
normas que regulan el proceso formal y material. Por eso es que no existe una
evaluación o lineamientos objetivos formales superiores a la Constitución, para
catalogar como válida o invalida.

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