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Comentario 2
31. vienen días … haré un nuevo pacto … Jacob … Judá—El nuevo pacto se
hará con el Israel literal y con Judá, no con el Israel espiritual, esto es, los
creyentes, salvo en sentido secundario y como injertados en el tronco de Israel
(Romanos 11:16–27). Pues el único asunto de que tratan los caps. 30 y 31 es
la [PAG. 705] restauración de los hebreos (cap. 30:4, 7, 10, 18; 31:7, 10, 11,
23, 24, 27, 36). El nuevo pacto con el “resto según la elección de gracia” en
Israel, ya se ha efectuado; pero en lo que respecta a toda la nación, su
realización está reservada para los últimos días, a los cuales atribuye Pablo
esta profecía en forma abreviada (Romanos 11:27). 32. No como el pacto que
hice con sus padres—El pacto del Antiguo Testamento lo contrasta con nuestro
pacto evangélico (Hebreos 8:8–12; 10:16, 17, donde se cita esta profecía, para
probar la abrogación de la ley por el evangelio) cuyos rasgos distintivos son el
logno del perdón de los pecados mediante una adecuada expiación de los
mismos, y la operación interior de la gracía eficaz que asegura una obediencia
permanente. Una prenda de esto la tenemos en parte en la ecléctica o electa
composición de la iglesia, de judíos y gentiles. Pero la promesa que se da aquí
al Israel de los últimos días es nacional y universal, la que se hará efectiva
mediante un extraordinario derramamiento del Espíritu (vv. 33, 34; Ezequiel
11:17–20), indipendientemente de cualquier mérito por parte de ellos (Ezequiel
36:25–32; 37:1–28; 39:29; Joel 2:23–28; Zacarías 12:10; 2 Corintios 3:16).
tomé su mano—(Deuteronomio 1:31; Oseas 11:3). bien que fuí yo un marido—
(Véase cap. 3:14; Oseas 2:7, 8). Mas la Versión de los Setenta, la Siríaca y
San Pablo (Hebreos 8:9) traducen “No los tuve en consideración”; y Gesenio,
etc., justifican esta traducción del hebreo mediante el árabe. Los hebreos no
tuvieron a Dios en consideración, y así Dios tampoco los tuvo a ellos. 33. y seré
yo a ellos por Dios—(Cap. 32:38). 34. Cierto, especialmente en lo que se
refiere a Israel (Isaías 54:13); y en segundo lugar, a los verdaderos creyentes
(Juan 6:45; 1 Corintios 2:10; 1 Juan 2:20). perdonaré la maldad … y no me
acordaré más—(Cap. 33:8; 50:20; Miqueas 7:18); lo que se aplica
particularmente a Israel (Romanos 11:27), y secundariamente, a todos los
creyentes (Hechos 10:43). 3
Comentario McDonald
C. El Nuevo Pacto Revelado (31:31–41) Vienen días en los cuales Dios hará
nuevo pacto con… Israel y… Judá, no como la ley, sino un pacto de gracia. A
los hombres se les dará una nueva naturaleza moral, y el conocimiento del
Señor será universal (ver He. 8:8–13; 10:15–17). Primordialmente, Dios hizo el
nuevo pacto con Israel y Judá (v. 31). A diferencia de la Ley Mosaica, éste era
incondicional. El énfasis estaba en lo que Dios haría, no en lo que el hombre
debía hacer. Observemos el uso continuo de la primera persona singular en los
versículos 33–34. Jesucristo es el Mediador del nuevo pacto, porque es por
medio de Él que están aseguradas las bendiciones (He. 9:15). El pacto fue
ratificado por Su sangre (Lc. 22:20). No será efectivo para Israel como nación
hasta la Segunda Venida de Cristo. Mientras tanto, ahora los creyentes
disfrutan individualmente algunos de sus beneficios; por ejemplo, su obediencia
está motivada por gracia, no por la ley; Dios es su Dios y ellos son Su pueblo;
Dios ya no se acuerda de sus maldades y pecados. El conocimiento universal
del Señor (v. 34a) no será una realidad hasta el Milenio. Aquellos que buscan
raer a Israel de sobre la faz de la tierra harían bien en memorizar los versículos
35–36. Israel dejará de ser nación sólo cuando y si faltan las leyes del sol, luna,
estrellas y el mar. En un día futuro Jerusalén será reconstruida, y todo lugar
que ahora es inmundo, será entonces: «santo a JEHOVÁ».